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El Caso Caral

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EL CASO CARAL: LA CIVILIZACIÓN MAS ANTIGUA DE

AMERICA

La ocupación de Caral habría empezado hacia el tercer milenio antes de Cristo (unos cinco
mil años al presente) y continuó durante varios siglos, como puede inferirse de la
estratigrafía y de las construcciones superpuestas. Se ha observado cambios a través del
tiempo en el diseño y concepción de la
ciudad, asimismo en la tecnología
constructiva y en el volumen de mano de
obra invertida.

Al parecer, en esa época, la población que


habitaba Supe estaba distribuida en la
zona del litoral y en el valle bajo y medio,
conformando comunidades sedentarias,
autosuficientes y con cierta autonomía en
su organización, pero participaba de una entidad mayor, como se infiere de los numerosos
rasgos culturales compartidos y de las dimensiones monumentales de algunos sitios, que
implican una inversión de mano de obra mayor que la proveniente de su ámbito directo, con
la correspondiente organización, supracomunitaria.

Si bien en el litoral se edificó un sitio monumental, como Aspero, y en el valle bajo destacó
el complejo de Piedra Parada, el sector medio del valle tuvo la mayor concentración de
establecimientos, además de la más grande extensión y volumen, entre los que resalta
Caral. Al lado de esta ciudad se edificaron los extensos complejos, denominados
Chupacigarro Este, Chupacigarro Centro, y Chupacigarro Oeste, y frente a ellos, en la otra
margen del valle, Pueblo Nuevo y Alipacoto. Son, asimismo, notables los complejos de
Huacache y Peñico. Puede considerarse a ¡a población supana de entonces entre las
primeras sociedades que alcanzaron un temprano y complejo desarrollo, y que organizaron
sus actividades económicas, sociales y político-religiosas dentro del marco de los
asentamientos urbanos.

ASPECTOS DE LA ECONOMÍA

La sociedad que edificó el centro urbano de Caral se sustentaba de una economía agrícola-
pesquera, articulada por el intercambio, sustentó el desarrollo de la Civilización Caral. Los
pobladores del litoral pescaron y recolectaron diversas especies marinas, principalmente
anchoveta, choros y machas; los agricultores del valle produjeron algodón, mates y
especies alimenticias como achira, frijol, camote, zapallo, calabaza, papa, maní, palta, ají,
pacae, guayaba, maíz, etc.
Los feligreses de Caral se desplazaban por el valle, cultivaban en las estrechas márgenes
del río Supe, de tierras muy fértiles,
irrigables con facilidad mediante cortos
canales que tomaban agua del río o de
los abundantes «puquiales», por donde
afloraba la napa freática. Este medio
debió nutrir a una abundante flora y
fauna.

De la misma forma se aprovechó de los


recursos del mar, ya sea por el valle de
Supe o, más directamente, por una vía
natural entre los cerros, que sale al valle
de Huaura, a la altura del actual pueblo
de pescadores de Végueta. Extrajeron, de preferencia, anchovetas, choros, mesodesmas
y algas.

Aparte de sus propios recursos naturales, el sector medio del valle, donde se encuentra
Caral, posee las mejores rutas de comunicación con los valles vecinos, cuya población
habría estado bajo el control ideológico de los conductores de los templos de Caral. Así
parece sugerirlo la amplia distribución que alcanzó en el área el patrón arquitectónico de
plataforma plaza circular hundida, peculiar de los asentamientos de Supe.

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