Arte Fantastico de Mexico
Arte Fantastico de Mexico
Arte Fantastico de Mexico
Introducción 3
Capítulo 1 - Contexto 9
1.1 Un modelo literario para entender el continuum de la fantasía. 10
Lo fantástico como sistema. 11
El paradigma fundacional del fantástico clásico. 14
El fantástico moderno (lo maravilloso revisitado). 15
El posmoderno borgiano. 19
1.2 Antecedentes del arte fantástico de México. 23
Diferencias entre el surrealismo y el arte fantástico. 23
La fantasía mexicana en la primera mitad del siglo XX. 26
La fantasía mexicana “internacionalizada” de los años sesenta. 30
Capítulo 2 - Tres pintores mexicanos de lo fantástico (1970 – 2013) 34
2.1 Análisis de la obra de Francisco Toledo. 35
2.2 Análisis de la obra de Alejandro Colunga. 47
2.3 Análisis de la obra de Daniel Lezama. 57
Conclusiones de este capítulo 74
Capítulo 3 - El cuerpo fantástico: obra personal 76
3.1 La temática desde el género femenino 76
3.2 El método de la alucinación y la construcción consciente 87
3.3 Mitos y creencias que no están en mi pintura 96
3.4 La distracción semiótica 106
Conclusiones de este capítulo 117
Conclusiones 119
Índice de ilustraciones 125
Bibliografía 128
Anexos
1. Conversación con Toledo. (López Casas)
2. Entrevista a Daniel Lezama.(López Casas)
3. Escuela vienesa del arte fantástico. (traducción del ensayo de Otto Rapp, por
Cristina López Casas)
4. Método veneciano para pintar la carne. (López Casas)
1
2
Introducción
Esta investigación surge de la necesidad de afirmar el lugar de lo fantástico en el
contexto global de la producción artística bajo la suposición de que es un modo de
construir imágenes con la virtud de ofrecer un terreno apropiado para explorar y
expresar visualmente reflexiones y críticas sobre creencias y asuntos sociales.
Como productora de imágenes, creo que existen buenas razones para matizar
esta percepción generalizada de lo que es el arte contemporáneo y delinear el
reducto estético que se avoca a desarrollar intuitivamente imágenes de lo posible,
de lo imaginable, con lo cercano o lo íntimo. Esta tesis quiere mostrar que lo
fantástico es un eje transversal a los territorios expandidos y desenfocados del
arte. Lo fantástico lleva la promesa de “ver” la esencia de las cosas, lo
trascendental, las segundas y terceras apariencias, la historia, el futuro, los
símbolos, los mitos, los milagros, lo local profundo y lo individual interior. El arte
fantástico de México en particular, como se verá más adelante, no deja nunca de
creer en ciertos valores, no sucumbe a la ironía y en vez de adherirse a la versión
nihilista del posmodernismo, continúa relacionándose cercano a la realidad
profunda del propio lugar.
1
Anthony Julius, Transgresiones, El arte como provocación, 2002, Destino, Madrid, pp.11-12.
3
feérico, lo extraño, lo mágico y lo numinoso2. Si consideramos el vasto campo de
las creencias y suponemos que lo fantástico se origina en las cosmovisiones y
paradigmas humanos entonces estaremos de acuerdo que no puede ser un
concepto anclado en una época determinada, a diferencia de otros movimientos y
períodos artísticos que son fruto de una época concreta y pueden darse por
concluidos tras un tiempo prudencial. Podemos llegar a decir que no es una
corriente, ni una escuela única; y tal vez podríamos aceptar que existen
manifestaciones de arte fantástico en la antigüedad clásica, en el romanticismo, el
simbolismo, el surrealismo, el realismo mágico, etc3. Habiendo acordado eso,
estamos más cerca de entender que una definición únicamente histórica o incluso
temática puede llegar a ser impráctica, y es por esto que esta tesis quiere
proponer una definición de lo fantástico que se desprenda de la manera en que se
construye la obra, de la relación entre sus componentes, o de un proceso creativo
particular. Por medio del esclarecimiento de lo fantástico en las artes visuales, lo
que se pretende es confirmarlo como sistema productivo, reforzando la idea de lo
fantástico como un método para ordenar los elementos en una imagen.
2
Lauro Zavala, El siste a de lo fa tásti o: U a teoría paradig áti a , Seminario Permanente en
Comunicación, Lenguajes y Cultura,
http://laurozavala.info/_mgxroot/page_conferencias_teora_fantstico.html, 21/05/2011.
3
Walter Schurian, Arte fantástico, Taschen, Alemania, 2003, p.7.
4
Ida Rodríguez Prampolini, El surrealismo y el arte fantástico de México, México, UNAM, IIE, 1969, p.93.
4
en 19695, o si de lo contrario ocurrió algo más probable: que el legado de J.G.
Posada evolucionó hacia una versión contemporánea de fantasía mexicana.
5
Ida Rodríguez Prampolini, obra citada, p.103.
6
Entrevista de la autora a Daniel Lezama. Ver Anexo 2 de esta tesis, p. 4.
7
http://www.lashistorias.com.mx/index.php/alberto-chimal/, 25/03/2012.
5
piense que es] el caso, mientras los estados opuestos sí lo hacen. A veces,
también se distingue de otros estados mentales tales como concebir y suponer,
sobre la base de que imaginar a S requiere de un cierto tipo de representación de
S que sea cuasi-sensorial o positiva, mientras que los opuestos no”8. Dilucidar
cómo se construye S, cómo los artistas visuales presentan S, es un objetivo de
esta tesis, sin embargo, si partimos de las características de lo fantástico como se
dio en México en la primera mitad del siglo XX, no se trata sólo de imaginación
sino de una estructura que presenta un tipo de reflexión crítica.
Estas dos perspectivas teóricas que acabo de resumir brevemente, primero la más
amplia que es la literaria y luego la relativa a la historia del arte local, se
encuentran en el Capítulo 1 de esta tesis.
En el Capítulo 2 haré el análisis de algunas obras de los artistas elegidos con los
criterios establecidos en el primer capítulo. Los ordené de mayor a menor, donde
Toledo se verá más cerca de lo que lo antecedió y Lezama más cerca de lo que
aún no se estudia suficientemente. Aquí no me referiré ni a las técnicas ni
materiales usados para lograr imágenes fantásticas; desde una perspectiva más
intelectual, se busca entender cómo un artista hace lo que hace sintácticamente
junto con, o si es posible antes de, interpretar su obra. Trataré de averiguar si en
la plástica podemos aplicar lo que ya se sabe de lo fantástico en la narrativa
8
http://plato.stanford.edu/entries/imagination/, 24/03/2012.
9
Omar Nieto Arro o, Tesis de Maestría e Letras Del fa tásti o lási o al pos oder o. U estudio so re el
siste a e olu ió de lo fa tásti o , Fa ultad de Filosofía Letras, UNAM, Mé i o, 8.
6
literaria, para lo cual será necesario rescatar lo esencial del modo de lo fantástico
borgiano y encontrar paralelos plásticos en los artistas que yo sospecho que
pueden presentar esas características. Lo que es interesante es que las
características de lo fantástico borgiano y las del arte fantástico de México hasta
los sesenta, definido por Rodríguez Prampolini, se complementan muy bien para
definir lo fantástico plástico posmoderno en México. Esto me permitirá usar un
criterio de doble origen para determinar con mayor justeza qué obras cumplen con
los requisitos y con qué recursos plásticos lo logran.
10
Teresa Eckmann, Javier de la Garza and Alejandro Arroyo, Reevaluating signs of Identity, University of New
Mexico, 2005. http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=1387257, 22/08/2012.
7
presentes en el entorno. En el Anexo 3 presento una descripción de este
movimiento vienés y un poco de su historia. Otro aspecto interesante de este
grupo es su compromiso con las técnicas clásicas, que para mí son pieza
importante para entender la resignificación de lo clásico en el arte posmoderno,
como es el caso de Lezama. Es en este contexto que incluyo el Anexo 4, donde
expongo la técnica de veladuras que aprendí en el taller del maestro Marco Aulio
Prado, de la Escuela Nacional de Artes Plásticas, y que utilizo en algunas de mis
obras para pintar la imagen del cuerpo. El rescate de las técnicas clásicas es
común en quienes se inclinan por la estética de lo fantástico. Estas técnicas
pueden o no asociarse con los valores de una época, es decir, las técnicas son
conocimientos universales del oficio de los pintores independientes de las
temáticas a las que sirvan; se basan en convenciones visuales que se pueden
aprovechar para presentar nuevas imágenes producto de nuevas temáticas.
Para finalizar la tesis, el lugar que ocupa mi obra en este estudio se verá en el
Capítulo 3. Reflexionaré sobre cómo el estudio teórico y la experiencia de análisis
de obras de otros artistas de lo fantástico se relacionan con mi propia producción.
Se trata de hacer consciente los recursos que estoy usando de manera que mi
discurso sobre mi pintura tenga fundamentos para insertarse en la historia de la
producción plástica de lo fantástico latinoamericano. El entender más
profundamente el sistema de lo fantástico en el que me he ubicado me permitirá
abrir líneas de investigación plástica más íntimamente relacionadas con mi propia
cultura a las cuales podré aportar de manera informada.
8
CAPÍTULO 1 Contexto
11
Walter Schurian, obra citada, p. 13-14.
9
se podría decir que existe una toma de posición, y ésta es que “no todo es
fantasía en el arte”. De ahí se sucede que para algunos la fantasía quiera y deba
ser imaginada y construida aunque en el proceso a veces vemos esos dos
términos fusionarse.
Paralelamente, si consideramos a la fantasía como un género y nos acercamos a
la literatura para encontrar estos marcos conceptuales, vemos que su estudio ha
generado conclusiones interesantes, tal vez más avanzadas y aplicables a la
pintura, como lo es el consenso de que lo que define al género no es la temática.
En este capítulo veremos dos perspectivas teóricas para el asunto de lo fantástico:
en primer lugar expondré una propuesta de sistema o continuum de lo fantástico
desde el estudio de la narrativa literaria. Luego pasaremos al ámbito particular
local y la ubicación de lo fantástico en la historia del arte mexicano. Esta
conjunción de miradas me servirá como criterio de observación en el análisis de
casos específicos.
12
Erik Rabkin, The fantastic in Literature, Princeton University Press, Princeton, N.J., 1976, p.234.
13
Teresa del Conde, Ensayo en La pi tura de Aleja dro Colu ga e Colunga, Gydsa, GM Editores,
Monterrey, 2007, 38.
14
Omar Nieto Arro o, Tesis de Maestría e Letras Del fa tásti o lási o al pos oder o. U estudio so re el
sistema y evolució de lo fa tásti o , Fa ultad de Filosofía Letras, UNAM, Mé i o, 8.
10
de la Universidad de Michigan15, entonces se puede suponer que la pintura de lo
fantástico de México como la describió Rodríguez Prampolini 16 para la primera
mitad del siglo XX podría haber evolucionado de la misma manera que lo hizo la
literatura fantástica posmoderna.
Con este punto de vista realizaré una superposición estética desde lo literario a lo
plástico figurativo, específicamente en lo que se refiere a las ideas sobre realidad
y otredad, como veremos más adelante. Estos conceptos están en la base del
sistema de lo fantástico y nos muestran lo que según las épocas se entiende por
lo otro, o lo desconocido; que es también lo extraño, lo extranjero y por extensión
todo lo que consideramos distinto a nosotros mismos incluso pudiendo no serlo,
como lo es la naturaleza, la sociedad, la cultura. Como lo señala Roger Bartra,
conocer nuestras representaciones de lo otro nos sirve, no para saber del otro,
sino para conocernos nosotros mismos 17.
Por último, esta intersección disciplinaria se propone como una continuación de
una tradición de diálogo entre literatura y pintura. Es también una resistencia a un
análisis de la pintura desde el espectador o el historiador, más enfocada en la
creación que en la interpretación.
Lo que sigue es un resumen de los principales aspectos de la tesis de Nieto
Arroyo que propongo como criterio para luego analizar las obras pictóricas de tres
pintores contemporáneos mexicanos. Este será el hilo conector con el desarrollo
de mi propia obra o si se quiere, el universo que englobará la obras de los pintores
que analizaré y la mía propia.
15
https://www.coursera.org/courses. Curso e lí ea Fa tas a d “ ie e Fi tio , The Hu a Mi d, Our
Moder World , 26/09/2012
16
Ida Rodríguez Prampolini, obra citada, p.81.
17
Roger Bartra, El mito del salvaje, Fondo de Cultura Económica, 2011, México, p.18.
11
si una obra es de tema fantástico o no, no debemos fijarnos en el tema, sino en la
manera en que está construida.
Nieto Arroyo nos lleva por el recorrido de los distintos tratamientos de lo fantástico
y determina que la mayor parte de las teorías de lo fantástico, incluida la de
Todorov18, confluyen en el hecho de que existen dos elementos que al principio se
oponen: la cotidianidad (mundo familiar) y un elemento extraño, que viene a
romper la normalidad o el orden establecido.
Aclara que es errada la idea de que es “el tema” lo que define lo fantástico ya que
los motivos que pueden ser fantásticos varían con las culturas. Tampoco es
correcto reducir lo fantástico a una “vacilación del lector” que propone primero
Todorov y en la actualidad David Roas19, quienes sostienen que para que surja lo
fantástico el espectador debe “sentir algo”. Por miedo o indeterminación, duda o
vacilación, el lector es el que según Roas, debe determinar lo fantástico. Pienso
como Nieto Arroyo que esto es un error y la razón es que el asunto del efecto,
como se verá más adelante, no sirve para explicar la literatura fantástica desde
Kafka en adelante y esta idea debe ser abandonada ya que el sistema de lo
fantástico es más grande que el cumplimiento de esa regla pragmática que sólo
sirve para determinar un tipo de lo fantástico que es, el clásico. Considero que en
lo que concierne a una investigación de lo fantástico en la pintura, el abandono de
la idea del “efecto” de la obra sobre el espectador es fundamental para que nos
concentremos sólo en el estudio de la producción. Esto obviamente nos separa de
las teorías que quieren explicar la pintura desde una funcionalidad.
El sistema de lo fantástico se registra entonces, cuando entran en juego dos
elementos de alteridad, lo Mismo y lo otro, categorías que pueden ser sustituidas
por las relaciones dialécticas entre lo irreal-real, vigilia-sueño, bien-mal, lo vivo-la
muerte, etc.
Lo fantástico se produce cuando uno de los ámbitos, transgrediendo el límite,
invade al otro para “perturbarlo, negarlo, tacharlo o aniquilarlo”, dice Todorov20. El
18
Tzvetan Todorov, Introducción a la literatura fantástica, Ed. Buenos Aires, 1970, p.15
19
David Roas, Tras los límites del real. Una definición de lo fantástico, Editorial Páginas de espuma, Madrid,
2011, p.30.
20
Todorov, obra citada, p.15.
12
sistema de lo fantástico es impensable sin la idea de alteridad. A este respecto, la
propuesta del mito del salvaje de Roger Bartra encaja perfectamente como
ejemplo de este principio operando a nivel cultural: las imágenes que se crearon
para representar a los seres desconocidos por los europeos, los otros hombres de
otros continentes en el siglo XV por ejemplo, fueron construidas a partir de
proyecciones imaginativas y fantasiosas, mezclas de mitos y leyendas de
monstruos y seres imaginarios propias de los europeos21.
Lo otro es todo aquello que Platón dejó afuera de la República ideal: todas las
energías transgresoras, el erotismo, la violencia, la locura, la risa, las pesadillas,
los sueños, la blasfemia, las lamentaciones, la incertidumbre, la energía femenina,
el exceso. Igualmente todas las figuras clásicas como el diablo y los ángeles
quedan fuera de lo real.
Lo fantástico es la irrupción de lo insólito en el orden de lo banal. Se diferencia de
lo maravilloso en que en éste no existe una confrontación u oposición de dos
ámbitos. Como ocurre en los cuentos de hadas lo maravilloso se une al mundo
real sin atentar contra él ni destruir su coherencia. En el sistema que propone
Nieto Arroyo, existe una distinción de estos dos momentos de la historia de la
literatura, donde lo maravilloso presente en leyendas y mitos no constituye una
construcción literaria de confrontación de dos órdenes de realidad, como ocurre a
partir de la obra de Walpole, El castillo de Otranto. Lo maravilloso, según Nieto
Arroyo y otros escritores españoles como David Roas, correspondería a un pre-
fantástico; es el ámbito en que lo fantástico no ofrece una confrontación por ser
algo natural y verosímil.
Lo fantástico irrumpe en el orden de la vida cotidiana y es sentido como una
agresión y amenaza. En la narrativa de lo fantástico el lector queda frente a lo
sobrenatural pero no para evasión sino para perder la seguridad frente al mundo
real. Subyace una idea de violencia, de ahí el terror que, en un primer momento de
la fantasía, va a caracterizar el choque de lo sobrenatural con lo familiar.
El relato fantástico utiliza las convenciones que definen los dominios de lo natural
y lo sobrenatural, de lo trivial y lo extraño, no para inferir alguna certeza metafísica
21
Roger Bartra, El mito del Salvaje, Fondo de Cultura Económica, 2011, México. p.154.
13
sino para organizar la confrontación de los elementos. Y las nociones de la
realidad son determinadas en los paradigmas convencionales, tales como los de la
experiencia cotidiana, de las ciencias, de la filosofía o de las bellas artes. Estamos
hablando entonces de una convivencia conflictiva de lo posible o convencional con
lo imposible, de la cotidianeidad con la otredad.
A partir de esta base fundacional el sistema de lo fantástico encuentra al menos
tres modos en que el límite entre dos ámbitos se transgrede, dando origen a tres
paradigmas de lo fantástico, a saber: el clásico, el moderno y el posmoderno.
14
o de transgresión de la realidad ocurre porque en el cuadro uno o varios sujetos
pertenecen a un mundo mitológico, donde lo otro está antropomorfizado.
Ejemplos: nahual, ángel, centauro, serpiente emplumada, dragón, diablo, sirenas,
etc. El caso de El Bosco se sitúa en un lugar más complejo si consideramos las
interpretaciones más recientes de su pintura que dicen que es el reflejo del
sistema de creencias ortodoxas con fines didácticos donde sus imágenes están
inscritas totalmente en un paradigma fantástico sin presencia del orden cotidiano.
Los pintores mencionados más arriba sin duda también tienen obra puramente
fantástica, ilustraciones de mundos de leyendas populares o bíblicas, pero todos
ellos tienen también obras en donde existe una clara distinción de planos.
Ilustración 1
15
oculta naturalizando. Naturalizar aquí quiere decir que lo que es extraño está
presentado como si no lo fuese, que es como sucede en los sueño, cuando por
ejemplo volamos y sin embargo eso no nos sorprende, en el sueño.
Escritores de este tipo son Guy de Maupassant y Franz Kafka en Europa, Julio
Cortázar y Gabriel García Márquez en Latinoamérica.
En la propia definición de Freud se encuentra la esencia del modelo de lo
fantástico moderno. Freud dijo que “lo siniestro sería
aquella suerte de espantoso que es propio de las
cosas conocidas y familiares desde tiempo atrás”22.
Él apunta a una suerte de material abyecto que ha
estado oculto y se manifiesta al emerger: el elemento
insólito, transgresor, la otredad es interior, personal,
está oculta, subyace y en un momento dado emerge.
Por esto lo fantástico moderno también presenta una
ruptura en cuanto a la tradición que había instalado o
impuesto el paradigma clásico ya que esta vez la
otredad se ubica en un terreno diferente: pasa de ser
externa a ser interna. El psicoanálisis es lo que abre
el nuevo territorio, cuando explicó lo extraño como
temores internos que eran cristalizados en otredades
externas. La tendencia entonces es la de tratar de
Ilustración 2 establecer una dialéctica con lo otro que reside
dentro de uno mismo. Lo fantástico moderno va a
buscar alcanzar una trascendencia mediante esa epifanía, y un ejemplo de esto es
la pintura metafísica ideada por Giorgio de Chirico (Ilustración 2).
En la modernidad, la verdad es de entrada relativa, los sistema de valores ya no
son absolutos, hay varias posibles verdades de manera alternativa o simultánea y
hay varias posibilidades de interpretación. Este rasgo del paradigma moderno, es
usado en la pintura para crear nuevas estéticas, como en el cubismo con sus
representaciones de las facetas del cuerpos correspondiendo a una interpretación
22
Sigmund Freud, The uncanny, http://www-rohan.sdsu.edu/~amtower/uncanny.html, 26/04/2012.
16
de la cuarta dimensión como la explicó Apollinaire, y como en el futurismo cuando
se trata de representar el movimiento captándolo como en las secuencias de una
película.
La ambigüedad es la manera con la que aparece lo fantástico moderno y ésta
nace porque el elemento sobrenatural está naturalizado, es decir, como vemos en
La metamorfosis de Kafka y Casa tomada de Cortázar, donde se ponen en
evidencia la falta de lo que sería una reacción normal en la vida consciente, la
ausencia de protesta o resistencia. Los hechos parecen reflejos, conscientes o no,
de una experiencia onírica. Es Flora Bottom quien alude a este puente que
emparenta lo maravilloso, el psicoanálisis y lo onírico23. Para construir lo fantástico
moderno se recurre a lo maravilloso, dice la autora, pero esto no es igual que en
su manifestación como cosmovisión previa al surgimiento del fantástico clásico en
la literatura. Se construye así porque se añora el estado mágico y se rescata con
las reglas de lo onírico: el viejo axioma de ausencia de asombro en lo maravilloso
de los cuentos de hadas se vuelve a instalar en el fantástico moderno con el
nacimiento del surrealismo. Lo maravilloso pasa a ser una literatura, una creación,
una estética. El surrealismo, el sueño, lo maravilloso como ejercicio estético; la
subjetividad, el inconsciente y los registros individuales de experiencias
extraordinarias, así como los posteriores registros de lo real maravilloso o el
realismo mágico son expresiones del fantástico moderno.
Recordemos que cuando esta veta de creación imaginativa se contrapone a lo
mimético, a lo real, se produce lo fantástico clásico. Pero cuando lo abyecto está
disfrazado como natural se trata de lo fantástico moderno, sin embargo, para que
esto último suceda se necesita de un ingrediente sine qua non: la conciencia.
Para los surrealistas la relación con el sueño es de esta manera: se usan “las
leyes de la imaginación onírica” es decir, la no problematización del elemento
sobrenatural en el texto. Pero lo fantástico moderno no se trata sólo de una etapa
histórica sino de un paradigma, que como todo paradigma actúa a pesar de la
historia. Este es el argumento que nos permite decir que lo fantástico incluye al
surrealismo.
23
Flora Bottom, Los juegos fantásticos, Facultad de Filosofía y letras, UNAM, 1983, pp.26-27.
17
Los surrealistas, junto con el dadaísmo, el fauvismo y el expresionismo, se oponen
a la dictadura de la razón, al positivismo que con su preferencia por el realismo
había sido una evolución a su vez de las obras puramente imaginativas y
religiosas. Pero las similitudes con el romanticismo presentes en el surrealismo, el
automatismo psíquico, la escritura automática para acceder a lo onírico, no era
nuevo: Aquim Von Arnim (1781-1831) ya había experimentado extensamente con
la escritura automática24.
Los surrealistas buscaron estas leyes que hacen que el sueño tenga ese aire de
naturalidad. El mundo onírico es carente de trascendencia, ya no hay búsqueda de
lo indecible. Para Nieto Arroyo lo surrealista
es una desacralización o banalización de lo
maravilloso y de los estados del sueño. En el
fantástico moderno entonces, la sorpresa no
es sorpresa. Su raíz se encuentra en
denunciar alegóricamente a una sociedad
“ciega a lo insólito”.
A mi parecer existen ejemplos de este tipo
de fantasía en la pintura de Salvador Dalí,
René Magritte y André Masson, por nombrar
Ilustración 3
algunos.
En México me inclino a incluir entre otros a
Carlos Orozco Romero (Ilustración 3), Agustín Lazo, Juan O’Gorman, Guillermo
Meza, Juan Soriano, Antonio Ruiz, María Izquierdo, Frida Kahlo. Al final del
período moderno y aunque más alineados al surrealismo agregaríamos a José
García Ocejo, Pedro Friedeberg, y Xavier Esqueda.
A mí entender, en relación a la plástica fantástica moderna, y en el entendido de
que una definición de fantasía moderna ya no puede ser solamente una definición
basada en lo temático, ésta se centra en la relación o composición que existe
entre los elementos. Es una manera de construirse sintácticamente que sugiere
una realidad alterada, o donde ha ocurrido una transgresión a la realidad que
24
Eugene Jolas, Critical writing, 1924-1951, Northwestern University Press, Illinois, 2009, p.211.
18
puede verse porque existe una relación irreal entre los sujetos, es decir, una
relación que es una incongruencia
por diferencia de escala, por
ubicación, por una ambigüedad
entre lo vivo y lo inerte, entre lo
animal y lo botánico, etc. Ejemplos:
ciudades flotantes, caballos
voladores, seres estatuas, mujer
montaña, etc.
El tratamiento del color es
independiente de los cánones
clásicos y la mímesis no es
El posmoderno borgiano
El tercer paradigma de la narrativa literaria según Nieto Arroyo, lo fantástico
posmoderno, surge de la híper-conciencia de las reglas de los modelos anteriores.
La transgresión se asume como un pleno juego de lenguaje, ya sin ningún halo de
verdad o de ruptura, sino como una completa relativización del concepto de
verdad y también de lo fantástico. El sentido del paradigma de lo fantástico
posmoderno se puede ver como una lucha en contra de la realidad referencial y un
predominio de la fantasía autorreferencial.
Pero lo posmoderno no es una etapa tardía de la modernidad, ni lo que le sigue.
Lo posmoderno como etapa filosófica y por ende estética, no trata de una ruptura
19
o superación con respecto a lo moderno, sino que se trata de un estadio de
“relativización” de los presupuestos de verdad clásicos y modernos.
La verdad universal que propone lo clásico, y las verdades individuales modernas
entran en conflicto en la posmodernidad. Se trata de la pluralidad de reglas y
comportamientos, múltiples contextos donde no hay posibilidad de encontrar
denominadores comunes universalmente válidos.
Lo clásico es lo que funda, es origen de tradición. La modernidad en cambio, es la
tradición de ruptura, época de superación de la novedad que se transforma, en un
movimiento incesante, es la toma de conciencia de un nuevo presente. La
modernidad se crea sobre las bases de una tradición que se rompe. Lo
posmoderno en cambio, enfatiza Nieto Arroyo, genera un fenómeno que relativiza
la tradición y la ruptura por igual.
La posmodernidad surge a partir del momento en que se empieza a tener
conciencia de que ya no es válido el proyecto moderno. Como propuso Habermas
también podemos entenderlo como un proyecto fallido pero del cual podemos
aprender y continuar, de manera de no echar por la borda los esfuerzos de la
Ilustración por desarrollar una ciencia objetiva, una moralidad y leyes universales y
un arte autónomo. La alternativa no es la negación de la cultura, decía Habermas
en los ochenta25.
El caso es que no entenderíamos de manera adecuada la posmodernidad si no
percibiéramos que está hecha de desencanto e incertidumbre y la pérdida de
confianza en los proyectos de transformación de la sociedad. Y es que si la idea
de lo “nuevo” como concepto regidor del progreso (con un claro ejemplo de su
registro más vulgar, la moda) es llevada a un grado de eficacia que se vuelve lo
cotidiano, el postulado mismo entra en crisis.
Es evidente para cualquier latinoamericano que algunas ideas de lo posmoderno
surgidas en Europa y EUA son cuestionables en nuestro territorio. Ideas como que
el progreso se vuelve rutina, y es la disolución del progreso mismo 26 o pensar que
la concepción teológica del mundo se ha perdido por una secularización de la
25
Hal Foster, J. Ha er as, J. Baudrillard…, La posmodernidad, Kairós, 1985, Barcelona, p.19.
26
Gianni Vattimo, El fin de la modernidad, Barcelona, Gedisa, 1997, p.4.
20
modernidad, del abandono de la visión sacra de la existencia y de la afirmación de
esferas de valor profano, tal vez sólo aplican a un pequeño grupo expuesto a
países desarrollados. Para ellos algunas grandes verdades han quedado
relativizadas, y la percepción general es que todo se trata de “simulacros y
reflejos” como lo ha advertido Vargas Llosa para Latinoamérica27.
Pero el posmodernismo lo podemos entender mucho mejor a partir de Borges,
propone Nieto Arroyo: se trata del concepto de distanciarse del objeto lo que da
como resultado el principio de incertidumbre, y a esta distancia es a la que Arroyo
Nieto le llama híper-conciencia, o híper-ironía28. A través de Borges llegamos a
que la identidad personal es un simulacro, el recuerdo de una imposible unión con
la luz, lo cual da a los afanes que cada quien emprende para dar sentido a su
existencia un tinte algo absurdo o patético.
En cierto sentido, no es de extrañarse que percibamos este paradigma como
profundamente nihilista. Por otro lado, esta mirada es también fuente de
inagotables imágenes, el resultado estético de una filosofía desprovista de un
centro de verdad, o de una que hace uso de verdades nunca duraderas: éste es el
espíritu de lo posmoderno en general. Es la idea de simulacro la que construye la
forma misma del paradigma de lo fantástico posmoderno y un ejemplo de esto es
cuando Borges “hace como si estuviera tratando el género fantástico” con lo que
construye una poética de la falsificación o del simulacro.
Lo fantástico posmoderno es un meta-fantástico, donde se juega abiertamente con
las reglas que integran su sistema, hasta el grado de simular el fenómeno
fantástico para demostrar su artificialidad. Con Borges, la teología, la filosofía, la
lingüística y todo aquello que se ha especializado, pierde su esencia y adquiere la
de la ficción, pasa a ser contenido de una fantasía29.
Es así que el posmodernismo también nos lleva a un estatuto lúdico: el juego
rompe la solemnidad y la verdad central dando paso a una tolerancia absoluta.
Más que una situación política mundial se puede considerar como una posibilidad
estética y filosófica de la deconstrucción, entendida como la crítica a la tradición.
27
Mario Vargas Llosa, La civilización del espectáculo, Alfaguara, México, 2012, p.33.
28
Nieto Arroyo, obra citada, p.189.
29
Nieto Arroyo, obra citada, p.200.
21
Es un rechazo a la filosofía occidental, una obsesión por los fragmentos y un
compromiso con las minorías en política, sexo y lenguaje.
Concuerdo con Vattimo cuando pide observar las ventajas de esta etapa,
reconocerla como campo de posibilidad y no sólo como el infierno de la negación
de lo humano30. Pero las generalizaciones deben cuestionarse. Si la
posmodernidad es una experiencia estética y retórica que rinde frutos creativos y
lúdicos inéditos en la historia del arte, esto sólo lo podremos confirmar caso por
caso, obra por obra. De lo contrario sólo estaremos nutriendo dogmas 31.
Para Nieto Arroyo, en Latinoamérica el posmodernismo se debe ver a la manera
de Borges: como una empresa deconstructora, desmitificadora,
32
desenmascaradora . Se deduce que la posmodernidad es un movimiento de
puesta en piezas de la jerarquía de conocimientos y de los valores, de todo lo que
contribuye a una formación de sentido, de todo lo que ha sido constituido en
paradigma o en modelo. Definido así el posmodernismo es interesante
contrastarlo con lo que en México se llamó arte fantástico a comienzos del siglo
XX, porque todo indica que ya estaba presente aquí en esa época esta visión
cuestionadora de los valores. Se puede presentir lo obvio: es evidente que la
definición de posmodernismo como mera deconstrucción es insuficiente. Para
despejar esta sospecha a continuación veremos de qué se trataba el arte
fantástico en México según la historiadora Ida Rodríguez Prampolini.
30
Gianni Vattimo, El fin de la modernidad, Barcelona, Gedisa, 1997, p.24.
31
Avelina Lesper, blog y suplemento Laberinto de Milenio. http://www.avelinalesper.com/2012/10/avelina-
lesper-y-la-falsedad-del.html, 20/11/2012.
32
Nieto Arroyo, obra citada, p.208.
22
1.2 Antecedentes del arte fantástico de México.
La razón de porqué no existe suficiente literatura sobre el arte fantástico en
México puede estar relacionada al hecho de que se trata de una reflexión que
atañe más a productores que a historiadores o críticos. Su estudio pareciera no
poder separarse de ámbitos más relacionados con las recreaciones del pasado
precolombino, lo fantástico precolombino al modo de Jesús Helguera, quien
atendía necesidades gráficas del comercio, que se continúan ahora en las
necesidades de la industria del entretenimiento, como comics y video-juegos de
temas medievales, o de vampiros y zombies, doncellas y dragones.
Todo eso podría entrar en el mundo de las producciones fantásticas en general,
sin embargo el que nos atañe en esta tesis es el que contiene las producciones
artísticas según el sistema de lo fantástico de Nieto Arroyo. Así entendido el
panorama, lo maravilloso presente en la cultura popular es un asunto pre-
fantástico porque no contiene una confrontación de dos “realidades”: son leyendas
y creencias que se aceptan naturalmente. Recordemos que lo fantástico comienza
cuando se presenta la dualidad de lo cotidiano confrontado con lo otro que es
irreal o desconocido, sea externo o interno: es una transgresión a lo que es
considerado normal, paradigmático, hegemónico, clásico, conocido, etc.
33
Ida Rodríguez Prampolini, obra citada, p. 9.
23
También Teresa Del Conde menciona que con respecto a “la figuración de
raigambre fantástica” este término de uso común presenta dificultades de
precisión al referirlo a las artes visuales y ella también opta por establecer las
concordancias y contrastes que ofrece con el surrealismo. “Por cierto”, dice Teresa
del Conde, “uno de los artistas a quienes Breton más admiraba es nada menos
que José Guadalupe Posada (1852-1913), a quien pudo conocer gracias a los
trabajos de Jean Charlot”34.
Apegándose a lo que André Breton delineó
en sus dos manifiestos y por oposición a los
conceptos allí presentes, Rodríguez
Prampolini definió el arte de género
fantástico que existió en México en el
período entre los muralistas y los rupturistas
de los setentas. Los otros usos demasiado
laxos del término de la palabra surrealismo
que los mismos integrantes de esta corriente
incluso llegaron a utilizar, quedan fuera del
Ilustración 5
alcance de su estudio. Y es que en el afán
de consolidar una corriente histórica, o tal vez de crear precisamente esa
confusión que tanto promovían, el movimiento surrealista usó el término
desproporcionadamente hasta el grado de que se llegó a considerar surrealista el
arte muy anterior a la creación del movimiento. Así es como el arte primitivo, El
Bosco, los Brueghel, De Chirico, Klee, Chagal y también varios escritores y poetas
del romanticismo son “acarreados” al grupo por el mismo Breton. Mencionable es
el caso de la pintura metafísica y el rompimiento con el surrealismo, que de
manera explícita lleva a cabo Giorgio de Chirico aludiendo a la fuente que alimenta
la poética metafísica: no se trata del mundo onírico sino de la memoria cultural de
occidente.
34
Teresa del Conde, E sa o La pintura de Aleja dro Colu ga e Colunga, Gydsa, GM Editores, Monterrey,
2007, p.38.
24
Para las diferencias entre el Romanticismo y el Surrealismo, Prampolini cita a
Juan Larrea quien de manera bastante mordaz deja a los surrealistas como hijos
pretensiosos de los grandes poetas malditos como Rimbaud y Lautréaumont. La
gran diferencia está en que los surrealistas elaboraron una teoría de vida y luego
se avocaron a vivirla, es decir, es un movimiento pensado, calculado, lo cual no
tiene nada de espontáneo ni irracional, y que sin embargo avoca a abandonar lo
racional: esa es la paradoja del surrealismo35.
A continuación dos ejemplos de su marco teórico:
El surrealista perfecto debería de vivir en el motín perpetuo, en la
revuelta y en la sedición para aniquilar la realidad objetiva y natural
y apoderarse de esa otra realidad, la subjetiva, fuente del ser, que
brota del inconsciente por medio de imágenes más verdaderas,
auténticas, luminosas y poéticas.”
“El surrealismo es la búsqueda consciente del estado mental de la
inconsciencia y para lograr ésta, cualquier método es aceptado: la
hipnosis, las drogas, el sueño, el
ensueño, la enfermedad, la locura,
etc. La pesquisa sistemática dentro
de la persona misma era
absolutamente necesaria para hacer
un todo indivisible y cumplido del ser
humano36.
El surrealismo será definido por el propio
Breton como “el automatismo puro, por cuyo
medio se intenta expresar, tanto
Ilustración 6
verbalmente como por escrito o de cualquier
otra manera, el funcionamiento real del pensamiento. El dictado del pensamiento
en ausencia de todo control ejercido por la razón y fuera de toda preocupación
estética o moral. El surrealismo se basa en la creencia en la realidad superior de
35
Ida Rodríguez Prampolini, obra citada, p. 10.
36
Ibídem, p. 17.
25
ciertas formas de asociación que no habían sido consideradas previamente. En la
omnipotencia del sueño, en la actividad desinteresada del pensamiento” 37.
Rodríguez Prampolini propone que los surrealistas en un sentido existencial
quieren el descubrimiento de lo oculto, la iluminación de las tinieblas, el control del
azar para alcanzar el paraíso en la Tierra. Con este objetivo siguen un canon, una
regla de vida que es el desorden y el caos. Este desorden y caos se ve claramente
en el movimiento de DADA, que no tiene finalidad ni método. Pero en cambio, lo
que realiza el surrealista tiene
mayores puntos de contacto
con la intención clasicista de
crear una ley infalible: busca
un ideal. Existe un trasfondo
con carga social en la base
de su revuelta. El surrealismo
es la paradoja de la sin razón,
es un clasicismo razonador,
concluye Rodríguez
Prampolini38.
Ilustración 7 Hasta aquí la exposición de
los fundamentos del surrealismo según Prampolini y los manifiestos de Breton;
esto como antecedente para marcar la diferencia con lo que surgirá en México,
paralela y posteriormente a la presencia del surrealismo francés en México.
37
André Breton, Manifeste du surréalisme, Gallimard, Paris, 1966, p.11-64.
38
Rodríguez Prampolini, obra citada, p.24.
39
Término que se remonta al principio del siglo XIX usado por el filósofo Victor Cousin, que expresa la
creencia sostenida por muchos escritores y artistas, especialmente aquellos asociados con el Esteticismo,
que pensaban que el arte no necesita justificación, ni servir a un fin político, didáctico o de cualquier otro
tipo. Definición de la Enciclopedia Británica.
26
cosas en común con sus colegas europeos. Los artistas mexicanos de principios
de siglo que según Prampolini podrían pertenecer a la categoría surrealista son:
Julio Ruelas (Ilustración 6); José Guadalupe Posada (Ilustración 7), Roberto
Montenegro, Adolfo Best Maugard, Jesús Reyes Ferreira y Julio Castellanos quien
poseía una conciencia verdaderamente surreal y autónoma, sin influencias
extranjeras. Muchos de los nombrados recibieron también influencias de la pintura
metafísica.
Al respecto de las obras de estos artistas Rodríguez Prampolini dice lo siguiente:
“El distintivo más sobresaliente que caracteriza a la producción fantástica de
México es el mensaje, o sea, la toma de
posición del artista que se sitúa en el mundo
irreal para presentar un tema, una idea. La
metáfora es en ellos una intención retórica
convincente, simbólica”. Rodríguez
Prampolini menciona que tratar de definir
los caminos fantásticos transitados por los
artistas mexicanos, no es fácil, ya que los
distintos temperamentos individuales
impiden un denominador común; tanto más
que no existía un movimiento organizado ni
40
Ida Rodríguez Prampolini, obra citada, pp. 45-51.
27
de engaño, de truco, de extravagancia, de excentricidad. El desdoblamiento de la
personalidad se verifica con claridad, sin
malicia ni sofisticaciones”. Por otro lado, un
cuadro de indudable ambiente surrealista es
“Lo que el agua me ha dado”41.
Con la exposición internacional del
surrealismo en México en 1940 y con la
influencia de los pintores extranjeros como
Wolfgang Paalen, Leonora Carrington,
Remedios Varo y Alice Rahon quienes se
radicaron aquí, se abrió una brecha en la
tradición de autonomía ideológica y nacional
que había sustentado por tanto tiempo la
pintura mural mexicana42. Según Prampolini,
esas condiciones se sumaron al desencanto
político y social de las tesis de la Revolución
que habían quedado pintadas en los muros
públicos: la realidad era que los problemas
importantes del país no habían sido
solucionados. Las condiciones se dieron
Ilustración 9 entonces, para que se sustituyera,
paulatinamente, la intención de plasmar el mensaje colectivo por la del mensaje
personal e individualista. Ya no se quiso ilustrar el pueblo mexicano, pero sí
explorar qué es ser mexicano sin ideas revolucionarias (Ilustración 6), nos aclara
Rodríguez Prampolini43.
Posiblemente las hondas diferencias culturales no permitieron que el surrealismo
bretoniano se asimilara en México: los artistas franceses saturados de razón
añoraban la magia y pretendían resucitar el mito, mientras que acá la realidad y
las conductas estaban lejos de ser domeñadas por la razón. Por otro lado, elabora
41
Ibídem, p.61.
42
Ibídem, p.69.
43
Ibídem, p.81.
28
Rodríguez Prampolini, la Revolución había condicionado profundamente a los
artistas con características poco comunes en otras partes del mundo: el apego a
las formas naturales, al realismo, a las imágenes comprensibles, que son símbolo
de algo valioso, un mensaje, una razón y justificación de ser. Es por estas dos
razones, que se propone que “el arte por el arte”, es decir, el que no tiene
mensaje, quedó en segundo plano por muchos años en México, pero cuando el
programa de la Revolución deja de tener sentido, el artista mexicano se vuelca
hacia dentro para encontrar una guía y queda libre para captar los temas
metafísicos o poéticos: se descubre la visión mágica de la vida. El símbolo surge
automáticamente, y el que surge es un arte de vitalidad, no un arte idealista.
De los pintores que en esa época de los 40s se valieron en mayor grado de la
fantasía Prampolini destaca los siguientes: Carlos Orozco Romero, Emilio
Rosenblueth, Agustín Lazo, Juan O’Gorman (Ilustración 9), Alfonso Michel, María
Izquierdo, Manuel Montiel Blancas, Guillermo Meza (Ilustración 8), Raúl Anguiano
y Juan Soriano. De este grupo de artistas, Prampolini menciona las siguientes
características que voy a usar como criterio para la búsqueda de ejemplos
actuales de la fantasía mexicana:
Alusión a metáforas donde lo fantástico tiene un sentido, un porqué. No hay
disparidad, la incoherencia es un símbolo, una certidumbre, no una mentira
(Orozco Romero).
Mundo imaginativo donde la realidad o irrealidad mexicana triunfan y se
imponen sobre cualquier otro tipo de influencias (Agustín Lazo).
Fantasía-realista, juego ilógico e irónico que obedece a una alegoría, a un
símbolo, a una metáfora (O’Gorman).
Realismo-mágico (Alfonso Michel)
No hay azar, ni improvisación, ni truco, ni casualidades (María Izquierdo).
Simbología fantástica (Montiel Blancas).
No hay invención intelectual, sino un penetrar profundo en la realidad de
México, de la cultura primitiva, mágica, auténticamente ilógica (Guillermo
Meza).
29
Seres imaginarios, erotismo fantástico (Juan Soriano).44
Concluye Prampolini, con otra diferencia notable entre los artistas surrealistas y
los fantásticos mexicanos de esos
años: el humor negro. “Los
surrealistas pintan sus pesadillas
para canalizar el instinto de muerte
mientras que los artistas
mexicanos actúan en medio de la
muerte porque la realidad es
sangrienta, conviven con ella y
está integrada en sus ritos”45.
Como bien sabemos, estas
condiciones de violencia aún
Ilustración 10 permanecen a través de los años,
por lo que tal vez no es tan disparatado suponer una relación entre estas
amenazas y la producción de fantasía en la actualidad, semejante a como algunos
suponen ocurrió en Europa y el Realismo Fantástico de Viena (Ver Anexo 3, pg.2).
44
Ibídem, p. 82-90.
45
Ibídem, pp. 81-91.
30
José García Ocejo, quien por medio de
metamorfosis plásticas recrea un
mundo romántico pero carente de
solemnidades religiosas y morales. Con
ironía e ingenio retrata mitologías
griegas, ninfas y faunos voluptuosos
muy lejos del humor macabro. Está
separado de un surrealismo puro ya
que su postura es absurda no por ser
surreal sino por ser de naturaleza
Ilustración 11
cándida. Por esas misma razones,
pienso que Ocejo cumple a cabalidad con las características de un fantástico
moderno, rescatando aspectos de lo maravilloso y lo onírico aunque con alusiones
a lo clásico, lo que me permite decir que con ese pastiche ya tiene un pie en lo
fantástico posmoderno.
Pedro Friedeberg quien proyectaba descabelladas y absurdas construcciones
donde la fantasía se equilibraba con una casi enfermiza paciencia, a mi juicio
rescata lo cursi antecediéndose al Op Art, y podríamos decir que vislumbra el
pastiche y el fetichismo característico del posmodernismo actual dejando de lado
así la gravedad de los pintores fantásticos anteriores. Fue validado por el mismo
Breton en una carta de 1963, pero más que por un asunto de afinidad con el
surrealsimo el caso es que casi no se puede localizar una relación con México en
su iconografía.
Xavier Esqueda, muy influenciado en sus comienzos por Freideberg,
erróneamente clasificado como surrealista, actualmente su obra se enmarca mejor
como pintura metafísica o como él mismo la denomina: el “cósmico vibrante”46.
Alberto Gironella, en cuyos comienzos se ve la influencia del Dadaísmo para luego
desembocar directamente en las propuestas conceptuales del posmodernismo por
medio de collages, ensamblado de desperdicios y superposición de elementos
46
Texto introductorio de la exposición de Xavier Esqueda en el Museo de la SHCP, 2005.
31
escultóricos, no da pie a la sonrisa surrealista sino más bien a una fantasía
expresionista.
Según Rodríguez Prampolini, Francisco Toledo se puede relacionar con el
Ilustración 12
surrealismo semi-abstracto de André Masson por sus formas libres que flotan en
fondos refinados, por su obsesión erótica y un cierto automatismo voluptuoso 47
(Ilustración 11), sin embargo, omite mencionar características típicas del arte
fantástico en su obra, como son las criaturas híbridas, mitad humanas mitad
animal. Por otro lado este artista visual se ha dedicado, en su vida y con su obra a
la protección de la cultura zapoteca, el medio ambiente y la comunidad de Oaxaca
lo que le ha valido premios internacionales. Considerar a Toledo como un artista
que sólo se interesa en el arte por el arte, es decir sin sentido ni mensaje, sería
una afirmación incorrecta actualmente y esta tesis tiene como objetivo cuestionar
esa clasificación y sostener que Toledo es hoy un pintor representativo del arte
47
Ida Rodríguez Prampolini, obra citada, pp. 103-109.
32
fantástico de México, sumamente valioso como objeto de estudio dentro del
contexto de la producción de fantasía posmoderna.
Por otro lado, el único artista que Prampolini considera que ha recogido lo que con
autenticidad corresponde a la fantasía de México en el arte contemporáneo, para
fines de los sesenta, es José Luis Cuevas (Ilustración 12). En la creación de un
bestiario humano recoge lo mexicano y lo universaliza, dice Prampolini, con el
elemento demoníaco, el sentimiento de angustia, la evocación del terror, el interés
por las mentes desquiciadas, patológicas, por la infrahumanidad, que hereda del
humor negro de toda la tradición mexicana48. Yo por el contrario pienso que
Cuevas está más alejado de lo fantástico de México que Toledo, principalmente
porque no veo en las imágenes esa conexión con su lugar y mucho más una
expresividad individualista. Lo que no lo hace menos fantástico, pero por razones
distintas a las que esgrime Prampolini, basadas en asuntos sintácticos más que
semánticos.
Prampolini concluye su recorrido por el arte fantástico de México diciendo que la
problemática individualista de los pintores contemporáneos a fines de los sesenta
ya no tiene raíces en México; y culpando al encantamiento surrealista, afirma que
las huellas de la fantasía mexicana ya no existen y que sólo hay una profunda
indiferencia hacia el país y una única tendencia a integrarse a una cultura
universal49. En el siguiente capítulo se abordarán argumentos basados en análisis
de obras contemporáneas que podrían demostrar la continuación de la producción
de lo fantástico en México a comienzos del siglo XXI. Propondré que algunas de
las obras de Francisco Toledo, Alejandro Colunga y Daniel Lezama, contribuyen
significativamente a la empresa del cuestionamiento de la jerarquía de
conocimientos y valores mexicano con las estructuras formales propias de la
construcción de lo fantástico.
48
Ibídem, p. 111.
49
Ibídem, p. 103.
33
CAPÍTULO 2 Tres pintores mexicanos de lo fantástico (1970 – 2013)
En el análisis de las obras pictóricas que propongo para este período voy a tratar
de mostrar de qué manera se están manifestando las características del sistema
de lo fantástico entendido según la tesis de Nieto Arroyo, primero que nada, para
ver si las obras presentadas podrían ser ejemplos de una continuación de lo
fantástico de México, y segundo, para establecer nexos con mi pintura de manera
de responder a la pregunta personal sobre el lugar de mi propia obra.
Queremos observar la manera en que se construyen la “hibridación, la realidad
cruzada y contaminada, el simulacro, la metaficción, la intertextualidad, la ironía,
deconstrucción, multiplicidad de cosmovisiones, pastiche y relativismo”, todas
categorías estéticas claramente posmodernas, según nieto Arroyo, presentes en la
narrativa fantástica posmoderna, como elementos “para construir fantacidad” 50 y
que sospechamos podrían encontrarse también en la pintura.
Veremos de qué manera se manifiesta la metáfora epistemológica característica
de Borges en un sentido más amplio que el etimológico, es decir, no limitando su
sentido a la crítica de las ciencias puras sino también a la crítica y reflexión sobre
la cultura.
Para acotar este análisis de obra, y por motivos de búsqueda personal expresados
en la introducción de esta tesis, cuando fue posible, elegí obras que tienen el
cuerpo de la mujer como protagonista.
50
Nieto Arro o, Tesis de Maestría e Letras Del fa tásti o lási o al pos oder o. U estudio so re el
siste a e olu ió de lo fa tásti o , Fa ultad de Filosofía Letras, UNAM, Mé i o, 8, p. .
34
2.1 Análisis de la obra de Francisco Toledo (1940- )
Es mi intención revisar la obra del artista oaxaqueño cuestionando a Rodríguez
Prampolini quien describe a Toledo como un “ejemplo extremo de las modalidades
que ha producido el surrealismo en México”51. Me parece que esto nos distancia
del estudio de su obra en cuanto a la producción de arte fantástico. No me
enfocaré en negar la clasificación surrealista, sino en mostrar que sí existen
razones para considerarlo un artista del fantástico posmoderno mexicano, con lo
cual quiero decir que su obra en ocasiones no es un juego puramente formal o
“arte por el arte” sino que contiene mensajes de relevancia social e histórica por
medio del simulacro y la ironía.
Por otro lado y cotejando su obra con el sistema de lo fantástico posmoderno de
Nieto Arroyo, veremos cómo funciona este sistema en la plástica. No ahondaré en
aspectos históricos, ni semióticos, sino que intentaré un análisis que me sirva a mí
como pintora. Trataré de hacer observaciones sobre los posibles procesos
creativos en Toledo, no para probar su verdad, sino para relacionarlos con mi
propia producción, lo cual quedará explicitado en el último capítulo de esta tesis.
Mi intención entonces es estudiar la obra de Toledo, para rescatar “observaciones”
o abstracciones que puedan servir a esta tesis. En línea con ese objetivo es
necesario hacer dos aclaraciones: una sobre el concepto de artista internacional y
otra sobre el artista mitificado.
Considerando que los artistas pueden contener y sintetizar las ideologías y
paradigmas pasados y presentes, así como asimilar las características locales y
extranjeras del mundo del arte, es posible mirar la obra de Toledo desde el punto
de vista de una fantasía local sin que eso signifique necesariamente una negación
de las características de obra que obedezcan a influencias externas a México52.
Por otro lado, para desmitificar las interpretaciones de la obra de Toledo que
Monsivais llama los “métodos de aproximación turística”, va un ejemplo: “¡Ah! Ya
está, se trata del mundo indígena con su magia, su antropomorfismo, su hechizo,
su misterio, su irracionalidad que es la racionalidad desconocida de seres con otro
51
Ida Rodríguez Prampolini, obra citada, p.109.
52
Dore Ashton en Latin American Masters,
http://www.latinamericanmasters.com/english/artist_toledo_essay.html, 14/10/2012.
35
sentido del tiempo”53. Con esa manera de ver a Toledo se quiere explicar el
enigma de las imágenes por medio de una clasificación del artista como persona
indígena con una mística no occidental. Blanca Gutiérrez explica las
consecuencias de esta mirada, y así describe estos desvíos: “la obra de Toledo ha
sido objeto de interpretaciones que la identifican a la expresión de una visión
mítica del mundo. Ha sido clasificada dentro del surrealismo, del realismo
maravilloso y del realismo mágico; como pintura erótica, o como expresión de
formas de vida campesina, sin faltar su lectura desde la perspectiva
psicoanalítica”. Reducirla a eso significa descargarla de su contenido crítico, dice
Gutiérrez, y esto es “porque se le despoja de su dimensión histórica” lo que a su
vez se logra de dos maneras: confinando su obra a un terreno opuesto a la
racionalidad científica que clasificó al pensamiento mítico como parte de una
infancia de la humanidad; y desterrándola al ámbito de lo irracional o lo perverso.
También se menciona que “las características de una obra se relacionan más con
los aspectos temporales que con los geográficos, esto es, con los rasgos que
marcan el espíritu de una época”54.
La noción de mito aplicada a Toledo no me ayuda al estudio de su proceso
creativo, pero más que nada no es correcto, porque el mito es la expresión de una
manera específica de concebir el mundo y apunta al establecimiento de normas
sociales, algo que no ocurre en Toledo. En las concepciones míticas la naturaleza
y el hombre se encuentran integrados en una unidad de los procesos de la vida. Si
pensamos en la serie de grabados “Informe para la Academia” de Toledo donde el
hombre animal está aplastado por la civilización queda claro que no se trata de
actualizar lo mítico, sino de la mirada del outsider55.
El análisis que haré de algunas obras de Toledo desde el sistema de lo fantástico
posmoderno reafirmará su desmitificación. Aunque simplemente podríamos
53
Carlos Monsivais, Ensayo en catálogo Francisco Toledo: Whitechapel Art Gallery, Londres, Museo Nacional
Centro de Arte Reina Sofía, Madrid, p. 77.
54
Blanca Gutiérrez Galindo, Tesis de maestría en Artes Visuales “Francisco Toledo, historia y aturaleza ,
Escuela Nacional de Artes Plásticas, UNAM, México, 1996, p.25.
55
Adolfo Mantilla Osornio, Tesis Maestría e Historia del Arte Arte, Cultura, Imaginación y Semiósis: una
apro i a ió desde la se ióti a de la ultura del arte a la serie I for e para u a A ade ia de Fra is o
Toledo , I stituto de I estiga io es Estéti as, UNAM, México, 2010, p.8.
36
razonar que su obra no es una mera apropiación del mundo natural por el hecho
de que él también produce iconografía que representa a la civilización industrial,
de manera que su obra no se puede reducir sólo a relatos fabulosos. Creo que en
su obra se revelan concepciones y formas paradigmáticas de la relación
hombre/naturaleza que ocurren en esta cultura moderna, en estos tiempos, no en
otros paralelos, imaginarios o exclusivos de Oaxaca.
Concuerdo con la visión de la Dra. Gutiérrez de que la obra de Toledo se trata de
la representación de un diálogo entre la naturaleza externa y la interna 56 en un
tiempo y cultura en que pareciera que estamos en conflicto. Hasta pareciera que
queremos acabar con la vida en el planeta, como si no nos diéramos cuenta que
solamente acabaremos con nosotros mismos. Yo pienso que Toledo trata el tema
de la civilización desde la posmodernidad híper-consciente, y esto puede explicar
sin contradicciones mucho de su obra.
Considerando las propias declaraciones del artista es muy interesante constatar
que no encontramos ninguna palabra sobre sus creencias y mucho sobre el
proceso de creación. Así lo dice Toledo: “Mi pintura, como la de muchos pintores,
se basa en una literatura oral que me transmitieron mis parientes, pero también
hay otros elementos que predominan y que no tienen que ver más que con la
técnica y la propia pintura”57. Es decir, no está hablando de cosas irracionales ni
de intensiones de choque surrealista y por esto solamente, pienso que es
inadecuado decir que Toledo sea relacionable con el movimiento de André Breton.
Toledo habla de dos claras influencias: su familia de origen zapoteco y la pintura,
pero añade: “no siempre trato de ilustrar una leyenda o un mito: a veces
simplemente juego con el color o las texturas. En mi obra la presencia de los mitos
se da sólo por momentos” 58. ¿A qué pintor imaginamos cuando se trata de jugar?
Paul Klee es precisamente el primer pintor con el que Toledo quiere que lo
relacionen59 lo cual es bastante revelador si consideramos lo que dice Pamela
Kort, curadora de la exposición Paul Klee: 1933, realizada en Frankfurt el año
56
Blanca Gutiérrez Galindo, obra citada, p.58.
57
Silvia Cherem, Trazos y revelaciones: entrevistas a diez artistas mexicanos, 2004, Fondo de Cultura
Económica, p.255.
58
Ídem.
59
Ver Anexo 1: Conversación con Francisco Toledo.
37
2003: "Los dibujos de 1933 de Klee enfrentan al espectador con la inigualable
oportunidad de observar el aspecto central de su estética, en cuanto a
combinación de parodia e ingenio. Y es aquí donde radica su verdadero
significado, especialmente para aquellas personas que no llegan a percibir las
dimensiones políticas del arte de Klee”60.
Sobre la constante presencia de animales en su obra, Toledo dice así: “Tuvimos
una vida muy errante en donde los animales no siempre fueron parte de nuestra
historia… En realidad todo, animales, plantas y humanos, puede convertirse en
motivo pictórico. Por eso no me gusta decir que sólo porque vi animales en mi
infancia me gusta pintarlos; en realidad, es que estéticamente son bellos. Me
encantan los insectos, los bípedos y todos los animales que he pintado...”. Aquí
Toledo nos lleva de la mano de la simpleza del proceso artístico de usar lo que
nos interesa del mundo y jugar con esas formas para crear nuevas61.
“Nosotros no crecimos dentro de este sistema ceremonial que lo lleva a uno a
conocer a su nagual, pero sé que entre los zapotecos cuando está la mujer a
punto de parir, el padre pinta en la tierra los animales que vienen a su mente:
conejos, serpientes, insectos. Será su nagual el animal que su padre haya pintado
justo en el momento de su nacimiento. Yo a veces me he apropiado de esto, pero
en realidad no lo viví”62. Confirmamos con estas palabras el uso de la apropiación
que como recurso, a veces, alimenta la obra de Toledo. Es un acto deliberado de
alguien que ve las cosas desde una distancia. No se trata de un proceso
automático, ni místico, ni misterioso, es un recurso que como veremos en los
siguientes ejemplos no muestra un espíritu meramente etnológico, de folklorista
que pretende rescatar las manifestaciones en extinción de la cultura popular.
60
http://www.culturekiosque.com/art/exhibiti/paulklee.html, 02/06/2012.
61
En este punto es interesante ver que una característica de la posmodernidad como es la apropiación se
empieza a confundir con características estéticas tan antiguas como la sátira presente desde los griegos y
retomada por Nietzsche en su defensa de lo dionisíaco, dejando en evidencia la necesidad de usar este
concepto cautelosamente y sin desvincularlo de la historia del arte.
62
Silvia Cherem, obra citada, p.357.
38
Aunque la fantasía de Toledo no procede exclusivamente de la pura imaginación
sino que se ayuda de lo que tiene a la mano, lo prestado no es mera yuxtaposición
sin sentido, sino que en muchas ocasiones podemos ver un mensaje, un
comentario humorístico por encima de la apropiación del cuento o leyenda. En
algunos casos, lo apropiado es del ámbito fantástico y es por esto que se puede
decir que por lo menos en obras que ilustran cuentos y leyendas vemos fantasía
clásica en la obra de Toledo. Sin embargo, el tratamiento de la imagen no es
clásica, sino moderna y esta confluencia nos dice de una reconstrucción más allá
de lo puramente moderno. Como se verá, es la parodia lo que ubicará estas obras
en la posmodernidad.
Las siguientes imágenes
corresponden a la serie de
grabados “Toledo-Sahagún”
que ilustra los augurios y
abusiones mencionados en
Historia de las cosas de la
Nueva España, de fray
Bernardino de Sahagún63.
En la ilustración 13 y según
el texto del catálogo, la
imagen alude a la creencia
de que las embarazadas no
deben ver ahorcados porque
Ilustración 13
es de mal agüero. En este
grabado vemos una mujer embarazada que agachada da a luz a un pájaro
ahorcado. A su alrededor hay unas cabezas de diablos que miran el engendro
junto con un pez ubicado justo abajo del pájaro y con la boca abierta. Desde arriba
y frente a la mujer cuelgan pies humanos de alguien que podría estar ahorcado.
Esta es una construcción fantástica moderna, porque se presentan dos figuras
reales, mujer y pájaro, en una relación irreal o imposible como lo es una mujer
63
Francisco Toledo, Catálogo Obra grafica para Arvil, 1974-2001, México, CONACULTA, 2001, p.4.
39
dando a luz a un pájaro. La presencia de los diablos nos retrocede a una imagen
clásica.
Buscando los mensajes que subraya Prampolini en el arte fantástico de México de
la 1ª mitad del siglo XX, se podría decir que el mensaje apunta aquí al círculo de la
vida y la muerte que está por encima del sistema de creencias. Esto es así porque
el pez se comerá al ser nacido muerto por causa del mal agüero. Es decir, más
allá, o por encima de las creencias en cosas fantásticas está el círculo de la vida y
la muerte. La verdad última, que en este caso es la muerte, triunfa por sobre las
creencias populares. Esta imagen surreal de dramáticas luces gráficas es también
una obra con un mensaje porque la muerte del ahorcado y el pájaro están
relacionadas en causalidad, y podríamos decir que existe esta otra idea fatídica: la
muerte trae más muerte. Estamos frente a un humor negro, una mirada que
expone lo macabro de decir que el bebé morirá con el cordón umbilical al cuello
por algo tan ilógico como el hecho de que la madre ve a un ahorcado. Y si lo
relacionamos con la propuesta de Gutiérrez, no es exagerado suponer que es una
crítica a estas maneras de pensar, o cuando menos, es muy difícil ver esta imagen
únicamente como la ilustración o recreación del devenir de la vida y la naturaleza
en un tiempo supratemporal (como correspondería a una obra mítica), ni tampoco
como resultado de una asimilación estilística de las altas culturas del México
indígena. Con la alusión a la muerte y el humor negro esta obra cumple con las
particularidades de arte fantástico, “de México”. La manera aquí, de producción
fantástica posmoderna, reside en tomar una leyenda para hacer un simulacro de
ilustración que en realidad es una crítica a ese sistema de creencias. Toledo está
usando el código de lo maravilloso conscientemente para hacer un comentario
filosófico sobre nuestra condición humana, esa que necesita de creencias
irracionales, algo que no es exclusivo de culturas indígenas.
La ilustración 14 del mismo catálogo, se refiere a una leyenda sobre una flor
llamada omixóchitl, que se dice produce almorranas. Esta es una imagen sobre
atribuciones mágicas, como la que se le adjudica a la flor cuetlaxóchitl de la cual
se dice que causa una enfermedad en el “miembro mujeril” 64. Nuevamente esta
64
Francisco Toledo, Catálogo Obra grafica para Arvil, 1974-2001, México, CONACULTA, 2001, p.9.
40
imagen es una simulación de un tipo de imagen: la ilustrativa. La imagen muestra
una muchacha sentada sobre un campo de flores, las cuales están representadas
como falos. En esta fantasía de elementos híbridos la muchacha agarra con una
mano una flor y con la otra se lleva una flor a la boca.
Si relacionamos esta flor con otras flores
que producen enfermedades venéreas,
como lo menciona el prólogo a la serie de
grabados a la que este pertenece,
podemos interpretar esta imagen como
alusiva a lo que gracias a la ciencia ya
sabemos sobre algunas enfermedades en
los genitales: que el contagio se produce
por transmisión sexual. En este grabado
Toledo confronta estos paradigmas: el de
las creencias ancestrales y el de la ciencia,
por medio de la presencia de elementos
fantásticos como son las flores-falos donde
el tropo es entre fantasía y creencia.
La confrontación es humorística, es decir,
es tan divertida la idea de contagiarse de
almorranas o enfermedades venéreas por
sentarse en unas flores, como lo son unas
plantas con forma de falo. Pero el asunto
se vuelve algo muy serio si ahondamos en
las consecuencias de no educar Ilustración 14
41
simulacro de lo clásico (cuento populares) y lo moderno (realismo mágico y
erotismo) desde una distancia cuestionadora (posmoderno borgiano).
Una imagen fantástica moderna se construye por medio de elementos de la
realidad que se encuentran en una situación irreal, como ocurre en el sueño. Es
un espacio que no está sujeto a la lógica de la gravedad. Esto lo vemos en la
ilustración 15, una imagen que en la mitad superior tiene tres aves que podrían ser
pavas, descabezadas y desplumándose, por arriba de una muchacha que se quita
la blusa y es desvestida de su falda, que también podría ser un papel enrollado
como un escrito o códice, por una mano de un personaje que podemos ser
nosotros mismos como espectadores, o el artista. Una imagen duplicada más
pequeña de la mujer desvistiéndose podría señalar que son varias muchachas, al
igual que las varias pavas desplumándose en la parte superior. O podríamos
sospechar de una repetición en el tiempo o un suceso en un mundo paralelo.
Esta imagen de una mujer desvistiéndose y los pavos o faisanes desplumándose
son mencionadas en el texto de los enigmas del Chilam Balam de Chumayel en la
sección V, Palabras del Suyua Tan en donde se explican los significados de lo que
se dice en sentido figurado:
“—Hijo, tráeme una muchacha muy bonita, con la cara muy blanca. La
deseo mucho. Aquí, delante de mí, tiraré su falda y su vestido.
—Así sea, Padre. Lo que pide es una pava para comer. Tirar su falda y su
vestido es pelarla de sus plumas, cuando se pida para comer. Lenguaje
figurado”65.
65
Libros del profeta Chilam Balam de la región de Chumayel, http://www.scribd.com/doc/28186336/Los-
libros-de-Chilam-Balam-de-Chumayel-Anonimo, 28/03/2012. En el catálogo Obra gráfica para Arvil aparecen
otros textos del Chilam Balam ilustrados de manera humorística por Francisco Toledo. Esto fue lo que me
hizo suponer que esta imagen también podía ser una ilustración de algún pasaje de ese texto.
42
Esta imagen representa entonces las dos partes de una metáfora. En la parte
inferior se representa al lenguaje figurando, es decir, construyendo una imagen; y
en la parte superior se representa al lenguaje significando, es decir, lo que vemos
ahí es lo que verdaderamente significan
las palabras.
El lenguaje figurado de un texto alusivo
a una cosmovisión indígena es
humorístico desde el original. Es una
alusión a algo sexual que Toledo
convierte en imagen plástica creando
una combinación extraña e inexplicable,
también un poco humorística: tres aves
desplumándose arriba de una mujer
desvistiéndose. Composición que podría
remitir a algo sexual pero sin embargo
representa e ilustra una metáfora en el
escrito maya, una clave de un sistema
metafórico. El enigma del grabado se
resuelve cuando conocemos el texto y
vemos que es una analogía literaria. Es
lo ilógico que tiene sentido, tiene una
explicación al modo como los signos en
la pintura metafísica, pero esta vez
remiten a lo que es la esencia de una
metáfora, a los mecanismos del juego
Ilustración 15
de palabras, es una referencia al
lenguaje mismo. Es meta-fantasía plástica al modo Borges y no se trata de una
invención surrealista, es un penetrar en la lírica mexicana y revisarla
plásticamente. A mi parecer, esta imagen sólo se puede entender plenamente
desde el sistema fantástico posmoderno.
43
Ilustración 16 Ilustración 17
Ilustración 18
Las ilustraciones 16, 17, y 18, son imágenes en donde las mujeres están
fusionadas con animales. Vemos que comparado con Mujer desvistiéndose, estas
imágenes no exhiben los duplicados de lenguaje figurado y su significado a la
manera en que está claramente ilustrado en Mujer desvistiéndose, sin embargo
como las claves del código ya están dadas podemos suponer que: o estas
imágenes provienen de dichos o leyendas o quieren simular ser ilustraciones de
dichos o leyendas. No estoy sugiriendo que estas imágenes son una evolución de
Mujer desvistiéndose porque para eso tendría que corroborarlo con las fechas de
las obras y el mismo artista, sólo estoy mostrando tipos de representación de la
44
mujer, o de lo femenino, donde no es posible distinguir animales
antropomorfizados de humanas zoomorfizadas, y que es con esta ambigüedad
que se puede jugar y explorar imágenes sugerentes. Este es el mundo tolediano
que se ofrece como una fuente de claves o caminos para construir una imagen
con mensaje.
Ilustración 19
Ahora demos una mirada al asunto formal: ¿cuáles son los aspectos puramente
plásticos de los cuales podemos aprender de la obra de Toledo? Así lo expresa
Emerich: “Toledo emprende una figuración en la cual la anécdota y la pretensión
de extrapolar significados míticos y rituales locales, son meros vehículos para
tratar acerca de las inflexiones del lenguaje plástico…”66.
La ilustración 19 es un ejemplo de lo recién descrito: es una figuración abstracta,
de tipo fantástico moderno, que apoya la alusión a significados míticos y rituales
66
Luis Carlos Emerich, Ensayo en Catálogo Francisco Toledo: obra gráfica para Arvil 1974-2001, CONACULTA
INBA, 2001, p.14.
45
antiguos desde un simulacro de pintura rupestre. Es un simulacro, porque lo que
sale de la mano de Toledo tiene un pie en las vanguardias, desde el uso de
colores de tierras común al “primitivismo”, hasta las decisiones en relación al
fondo, tratándolo gráficamente y optando por no situar las figuras en una
perspectiva clásica europea. Lo rupestre simulado que logra una verosimilitud
borgiana no es otra cosa que un mundo fantástico, pero es también un
cuestionamiento sobre autoría que sin duda logra confundir al espectador hasta el
punto de que yo alguna vez pensé que lo que hacía Toledo era arte zapoteca.
Los seres híbridos son demasiado preponderantes como para pretender
desvincular a Toledo del arte fantástico como lo hizo Rodríguez Prampolini. Es
curioso por decir lo menos, que ella no mencionara esto. Podemos suponer que si
su objetivo era mostrar el punto de la internacionalización del arte mexicano en la
segunda mitad del siglo XX se haya enfocado más en los aspectos que lo vinculan
con las vanguardias que con los que tocan a la producción de fantasía en México.
Me parece que Rodríguez Prampolini intuía bien que a Toledo había que situarlo
en un mundo globalizado, sin embargo ella no podía ver a finales de los sesenta
que Toledo estaba jugando con la plástica mucho más en sincronía con lo
fantástico borgiano que con el surrealismo.
46
2.2 Análisis de la obra de Alejandro Colunga (1948- )
Alejandro Colunga nació en Guadalajara, Jalisco. Estudió arquitectura y música;
es pintor y escultor autodidacta. Su obra es mayoritariamente figurativa, lúdica y
humorística con referencias a
la religión y a la magia del
circo.
En un catálogo editado por
Arte Actual Monterrey67
(1986) con una selección de
la obra de Colunga de 1966 a
1986, Edward J. Sullivan de
la Universidad de Nueva
York, y Jean Clarence
Lambert, ambos estudiosos
de la cultura latinoamericana,
Ilustración 20
sugieren que la presencia de
identidad mexicana en la obra de Colunga se debe entre otras razones a la
“religiosidad que vemos en las varias madonas y vírgenes de su obra las cuales
hacen referencia a las estatuas de madera pintada de las iglesias de Guadalajara
pero que también debemos conectar a la gran tradición de interpretaciones de
María en vestidos fastuosos a lo largo de los tiempos coloniales de América
Latina”. En la ilustración 20 vemos como Colunga toma ese legado y lo
descompone en pedazos para luego armar nuevas relaciones cómicas como
imágenes de la religiosidad. Muchas de las obras de Colunga, corrobora Sullivan,
“asumen proporciones cómicas, casi caricaturescas. Otras son satíricas, jugando
con tipos de vida mexicana desde maestros de escuela hasta charros tomando
tequila. En ocasiones, los elementos satíricos y estilísticos… traen a la memoria el
gran logro de las impresiones satíricas de José Guadalupe Posada”.
67
Edward J. Sullivan, Jean Clarence Lambert, Ensayos en el Catálogo Alejandro Colunga, Museo de
Monterrey, México, 1986, p.3.
47
La presencia de los niños, o de temas infantiles es muy común en la obra de
Colunga y van desde representaciones tiernas a las más grotescas. La magia en
sus formas más comunes, como la presencia del conejo está presente en sus
obras, lo que hizo que Alfonso de Neuvillate se refiriera a Colunga como “una
especie de Lewis Carrol mexicano”68. Efectivamente, el circo fue una experiencia
concreta como lo cuenta el mismo Colunga en entrevistas, donde realizó trabajos
como el de asear a los elefantes y alimentar animales, inclusive actuar de payaso
por un tiempo.
Sobre las influencias en la obra de Colunga, Sullivan dice que “gran parte de la
fantasía y del poder salvaje en sus pinturas y esculturas puede relacionarse a
fuentes en el arte indígena mexicano. Muchas de las figuras de Colunga parecen
usar máscaras que nos recuerdan las máscaras aztecas de jade azul y verde
brillantes…las bocas definidas por simples hileras de dientes afilados también
presentes en las representaciones en cerámica de la forma humana por la antigua
civilización de Jalisco”69. Por supuesto esta no es la única cultura visual que
podemos atisbar en Colunga: algunas de sus obras son relacionables a las
tradiciones del folklor más cercano en el tiempo como son los retablos, el arte de
santeros y los exvotos.
Un poco más difícil de identificar en su obra, son los pintores que Colunga dice
admirar: Rufino Tamayo, José Orozco y Juan Soriano; José Luis Cuevas y
Toledo.70 En cuanto a los no mexicanos dice sentir un gran respeto por Francis
Bacon. Al respecto Sullivan corrobora que “en algunas de las pinturas de Colunga
es fácil distinguir una afinidad con el pintor inglés Bacon. Los colores fuertes y las
líneas sensuales, en ocasiones tormentosas del arte de Colunga, no están muy
lejos en sensibilidad de Bacon. No obstante, Colunga rara vez retrata el
sentimiento de desesperación, depresión y desamparo… sino que siempre parece
haber una nota de optimismo, una especie de risa en la cara del peligro, miedo y
68
Edward J. Sullivan, Jean Clarence Lambert, obra citada, p.4
69
Ibídem, p.5.
70
Ibídem.
48
muerte, un cierto reto a las dificultades de la vida… que lo alinea con una
sensibilidad únicamente mexicana”71.
Sus viajes a la India también fueron determinantes, como él mismo cuenta:
“Cambié completamente con mi estancia en la India. Un día en la India es como
vivir mil años. Vi cosas ahí que nunca habría visto en cualquier otra parte… un día
vi en Calcuta morir a un hombre y nacer a un bebé. Esas yuxtaposiciones de vida
y muerte son extraordinarias”72.
Con respecto a las afinidades con estilos internacionales, Sullivan sugiere que el
trabajo de Colunga puede relacionarse de un modo vago
con los movimientos a favor de lo que se llamó
“primitivismo”, como el Art Brut o marginal, el
movimiento Cobra73 y el expresionismo y neo
expresionismo de Estados Unidos74. No parecería justo
decir que Colunga comparte la violencia deliberada con
ese grupo, ya que él mismo define su arte como un
“deseo de comunicar… un acto de amor”75.
Para la segunda mitad del siglo XX los artistas europeos
siguen dando la espalda, no sin grandes esfuerzos, a lo
que Dubuffet describió como la “asfixiante cultura”76,
esta vez recurriendo, no a los sueños, ni a la memoria
como otros grupos de vanguardia habían hecho, sino Ilustración 21
71
Ibídem, p.6.
72
Entrevista en Los Angeles Times, http://articles.latimes.com/1992-01-05/entertainment/ca-
2331_1_mexican-artist-alejandro-colunga/2, 11/05/2012.
73
http://www.cobra-museum.nl/en/cobra.html, 10/5/2012. Entre las características del grupo Cobra está la
reacción en contra de la rigidez de la abstracción geométrica en boga en la década de los 40. También una
preferencia por la espontaneidad y el rechazo de teorías preestablecidas, junto con un primitivismo y
violencia deliberados.
74
Edward J. Sullivan, Jean Clarence Lambert, obra citada, p.10.
75
Entrevista El e de o iado e La ga eta de la U i ersidad de Guadalajara, 8.
76
Jean Dubuffet, La asfixiante cultura, El lunar, España, 2011, p.6.
49
Exposición “Colunga 1980” en el Museo de Arte Moderno de México 77, ya que la
creatividad popular en México “lejos de ser débil, irradia una fuerza y una riqueza
incomparables, testimonio de una vitalidad que los artistas fácilmente pueden
sentir como un reto y también como una tentación”. Y menciona otra diferencia
que le parece aún más decisiva, aunque tal vez ésta sea más cuestionable en la
actualidad: “en México, el mundo de las formas es visto de una manera más global
que en Europa, donde el pensamiento antropológico es minoritario. Los museos
europeos son segregacionistas y basándose en un juicio de valor que pretende ser
cualitativo, distinguen entre las obras supuestamente artísticas y las demás.” Tal
vez Lambert pensaba que el Art Brut, el Nuevo Realismo y todas las actividades
actorales de Joseph Beuys, Robert Fillou, Ben, etc. que trataron de acabar con
esa segregación, aún no lo habían logrado en los ochenta.
En este nuevo siglo donde ya no se favorecen historicismos 78 y el arte se ha
vuelto, para bien o para mal, pluralista aquí y allá, no tiene mucho sentido mirar a
la obra de Colunga desde una oposición entre “producción cultural” vs.
“producción natural”, ésta última como la que según Lambert definiría a Colunga.
Y es que las definiciones de cultura y naturalidad cambian constantemente y hasta
podrían ser una y la misma.
Tampoco estoy de acuerdo en considerar que la obra de Colunga se inserte en un
espacio “anterior al de las conceptualizaciones”, como dice Lambert. Y es que esta
idea de que la conceptualización es posterior a la espontaneidad, y que no puede
ser paralela o coexistente, me parece que viene de unos falsos supuestos sobre la
producción que trataré de explicar en el último capítulo de esta tesis.
77
J.C. Lambert, obra citada, p.29.
78
Rosalind Krauss, Ensayo La Es ultura e el a po e pa dido , en Foster Hal, La Posmodernidad,
Barcelona, Kairós, 1985, p.59.
50
Luis Rius también apunta al tema de lo inefable, me parece que de manera más
afortunada en un catálogo más reciente, cuando dice que la obra de Colunga está
“marcada por lo insólito y lo primigenio”79. Lo que vincula a los artistas de lo
fantástico y lo surreal, dice Rius,
es la capacidad de impactar
desde el inefable, desde lo
indeterminado. Esta supuesta
fuente primigenia es a la que se
recurre, según Rius, cuando se
quiere evitar la herencia cultural
que se percibe como agotada, o
en tiempos de crisis históricas,
“para recuperar desde lo más
original, la alegría, la magia, el
ámbito propio y el asombro ante
el milagro de la existencia”.
Tal vez sea el mismo refugio
interior al que se refiere Muschik,
cuando describe la escuela
vienesa de arte fantástico, que
nos empodera para volver
renovados a lidiar con la realidad
del mundo exterior. Es un mapa a Ilustración 22
una “visión poética del mundo que no está estructurada según categorías estéticas
sino que en organismos libres, abiertos en todos sentidos”80.
Teresa del Conde encuentra estas variantes de lo fantástico en Colunga: “lo
fantástico extraño, lo inesperado, la síntesis de ambos, lo inverosímil, lo
79
Luis Ruis, Ensayo El di ujo de Aleja dro Colu ga e Colunga, Gydsa, GM editores, Monterrey,
2007,p.172.
80
Otto Rapp, E sa o The Vie a “ hool of Fa tasti Realis , a partir de Johann Muschik, Die Wiener
Schule des Phantastischen Realismus, 1974. Ver mi traducción en Anexo 3 de esta tesis.
51
inverosímilmente raro, lo ominoso o siniestro, lo siniestro-grotesco o lo siniestro
mancornado con la comicidad”81. Veamos cómo es que Colunga logra esto.
En la ilustración 22, Chimbombón en triciclo, vemos a un personaje vestido de
conejo, no al modo de botarga sino con un traje que deja ver sus manos y su cara
de hombre, con barba. Tiene un babero y dibujitos de pollitos amarillos, orlas en
las mangas y en los tobillos. El personaje usa zapatillas rojas como de payaso y
va montado en un triciclo cuyas rueditas a duras penas soportan su peso. El
paisaje es un camino en la noche estrellada, la luna está creciente. La imagen nos
remite a un personaje de circo, cómico al principio pero perturbador en una
segunda mirada. Y es que el personaje no está en un circo, como es claro en otras
obras de Colunga. El único testigo de la hazaña, alegre y un poco enigmático, es
un perrito al costado izquierdo del cuadro: pareciera que nos mira para advertirnos
de que aquí hay truco.
El contraste entre el personaje y su traje, en colores lilas claros y como de encaje,
se acentúa aún más cuando nos enfocamos en las manos que están en tonos
grises, bastante tétricas porque además de tener 6 dedos iguales, tiene unas
garras rayadas en cada dedo, como si se tratara de alguna bestia, o algún ser
híbrido. La cara es igualmente gris y tiene una barba de varios días, siniestra por
contraste; una llamada al horror del fantástico clásico. La composición general
también nos remite a algo ridículo e irrisorio y con esto se conforma la sensación
final de una paradoja.
Existe un grabado muy similar y con el mismo nombre realizado por Colunga, en el
cual el traje del conejo es de color púrpura, como usan los pontífices de la Iglesia
Católica (ilustración 23). En esta aguafuerte del mismo nombre que la pintura, la
cara del personaje tiene la boca abierta y las manos son siniestras mientras se
afirman del manubrio. Hay mucho mayor contraste con los pollitos amarillos en su
traje y fueron estos colores y el antecedente de que Colunga mencionara a
Francis Bacon lo que me hizo pensar en el cuadro, el Estudio de Inocencio X
(ilustración 24).
81
Teresa del Conde, E sa o La pintura de Aleja dro Colu ga e Colunga, Gydsa, GM Editores, Monterrey,
2007, p.46.
52
La conexión entre estas dos imágenes se refuerza cuando se lee este relato del
autor sobre su experiencia con la Iglesia Católica: “Yo nací en una familia
religiosa, apostólica, católica y romana. Yo no soy religioso, pero ir a la iglesia de
niño era un rito fantástico: el cura era el mago, vestía raro y de su túnica
adornada, cuando levantaba las manos, salía el humaderón de incienso, yo
pensaba que iba a hacer aparecer conejos, pero aparecía una ruedita blanca y
entonces mi nana me decía: ‘ahí dentro del panecito blanco hay alguien’. Pues me
Ilustración 23 Ilustración 24
53
presentado de distintos ángulos. El caso es que en ambos retratos existe un
personaje con un traje adecuado para un acto o rito; ambos están dando un grito o
tienen una expresión de horror quizás por la tarea que tienen entre manos que es
la de sostener las creencias y lograr el truco para los crédulos; ambos personajes
se sostienen en un artefacto metálico que es asiento y parte de la tramoya; tienen
unas manos que nos muestran algo de su verdadera naturaleza; y por último los
colores principales son semejantes: lilas y amarillos.
Teresa del Conde alude a esta suerte de paramnesia que ocurre en Colunga entre
el circo y rituales católicos, y sugiere que esta “asociación entre ambas instancias
está dada a través del adueñarse él mismo de la percepción de su propia obra. Es
allí donde toma consciencia de que ambos “espectáculos” se encuentran
imbricados”83.
En conclusión, propongo que Colunga hace una crítica y presenta un mensaje a
los tapatíos sobre la falsedad de sus ritos, como corroboramos en esta entrevista:
“La sociedad tapatía está podrida, ya no tiene remedio. Desgraciadamente viene
de los padres. Puede ser válido pensar que tienes que ser exitoso en la vida,
ganar dinero, casarte con una rica, tener una buena chamba o pisotear a quien se
te ponga enfrente, para mí son valores muy jodidos. Los papás dicen a sus hijos:
‘vas a misa y luego te presto el coche para que vayas de reventón’. Son valores
muy miserables, viene de los padres a los hijos y jamás se menciona la cultura…
Guadalajara es una sociedad muy soberbia que cree que lo sabe todo… rechazan
lo que no entienden, lo que les hace pensar o sentir algo. Cuando la gente entra a
una iglesia, avienta la limosna y no se asusta del arte que hay ahí, pero cuando lo
ven transmutado en obra plástica, los crucificados somos nosotros, los artistas. La
diferencia es que ellos ponen las obras en un circo, o sea la iglesia, y nosotros en
una galería y un museo”84.
Verónica Volkow alude a la relación de Colunga con su sociedad: “Ante la ciega
libertad de la deformidad y la arrogancia, cuando son impotentes las normas y los
83
Teresa del Conde, obra citada, 49.
84
http://www.gaceta.udg.mx/Hemeroteca/paginas/538/G538_O2%206.pdf, 24/05/2012.
54
análisis, son siempre eficaces la ironía y la risa. Omnipresente en la obra de
Colunga, el humor expresa en secreto al moralista”85.
Al igual que ocurre en ocasiones con análisis de la obra de Toledo, existe la
omisión en el caso de Sullivan y Lambert de la característica esencial en el arte
fantástico de México: la fantasía no es fin en sí mismo, lo irracional tiene una
lógica, es una manera de
presentar una visión crítica de
la cultura o sociedad en la que
se encuentra el pintor. Mirado
desde el sistema de lo
fantástico, la construcción de
sus obras exuda
posmodernidad por su manera
de cargar ironía y presentar el
tema como juego.
Otro ejemplo es la Ilustración
25, Sálvanos, un cuadro de
fuerte carga emotiva, con
mucha textura asociable a las
técnicas exploradas por
Tamayo, a quien Colunga
admira. Nos muestra a una
virgen de Guadalupe en medio
de una situación de fin de
mundo, de infierno en la tierra Ilustración 25
donde todo está rodeado de fuego, y donde podemos ver el carbón casi saliendo
del cuadro. El título de la obra nos sugiere un ruego a la única imagen católica
mexicana que rescata una divinidad precolombina, la madre de todos: Tonantzin.
Sin embargo ella misma está ardiendo, ella misma está siendo absorbida por las
85
Veró i a Volko , E sa o La invención varia de Alejandro Colunga e Colunga, Gydsa, GM Editores,
Monterrey, 2007.
55
llamas. En este cuadro de desolación Colunga confronta violentamente las
creencias tradicionales de la cultura mexicana. Nuevamente, esta imagen va más
allá de una fantasía divertida y juguetona y nos adentra en las peores pesadillas
que podríamos imaginar: ni la divinidad nos puede salvar del infierno, su luz no es
más que un decorado de madera pintada.
Podríamos asociar este cuadro al arte bruto como lo definió Dubuffet, que no sólo
desecha todo academicismo sino que también propone una visión sencilla y
directa en donde las personas, cosas, aviones, carros y casas, están dibujados
como los haría un niño, que es también la manera de los exvotos. Colunga
presenta el opuesto a la acción de gracias de un exvoto con los mismos elementos
divinos y diabólicos, para con ellos y de manera macabra confrontarnos a la ilusión
que es la creencia en una entidad salvadora. Se trata de un simulacro de fantasía
popular de México, usada conscientemente sobre sí misma.
Con mucha textura Colunga logra la expresividad con que representar la creencia
religiosa en un giro macabro: una deconstrucción posmoderna hermanada con el
humor negro de la fantasía mexicana clásica.
De la misma manera que la obra de Toledo ha sido objeto de interpretaciones que
la asocian a la expresión de una visión mítica del mundo y reducirla a eso significa
descargarla de su contenido crítico86, la obra de Colunga se la clasifica como la
obra de un mago, despojándola así de su dimensión histórica, desterrándola al
ámbito de la irracionalidad, o lo perverso.
Pero la obra de Colunga no puede ser interpretada únicamente como un juego de
fantasía y magia, eso sería quedarse en el puro efecto, en la primera capa de
significación. Es también poseedora de una dimensión específicamente crítica de
su entorno social, una visión reflexiva que expone los problemas del devenir de la
cultura moderna ya no en la relación civilización/naturaleza, como en el caso de
Toledo, sino en relación a la religiosidad. Colunga se implica en el diálogo con la
espiritualidad, desde una reconstrucción de las imágenes religiosas, reflexionando
sobre las posibilidades del arte para visualizar otras formas de relación posibles.
86
Blanca Gutiérrez Galindo, obra citada, p.12.
56
2.3 Análisis de la obra de Daniel Lezama (1968- )
En los sitios web87 de este aún poco conocido pintor mexicano se nos advierte que
“la primera impresión que causan sus grandes óleos -algunos de ellos verdaderas
‘máquinas de salón’ donde la figura humana está siempre cercana del tamaño
natural- es la de una referencia formal inequívoca a las grandes tradiciones
pictóricas. La segunda impresión devuelve de golpe al espectador a su tiempo y
lugar: lo que vemos sucede hoy, es una ficción dramática narrada en un escenario
cotidiano, inmediato”. Yo difiero en cuanto al tiempo, pero sobre el lugar no hay
dudas: es México. “La tercera impresión es más compleja”, continua la
presentación, “asistimos a un montaje audaz de significados que permite
aventurarse en múltiples niveles de lectura y referencia social y artística”.
La pintura de Daniel Lezama constituye un elemento de excepción en las artes
visuales de México, donde “la tradición pictórica modernista tardía exige aún del
artista evitar las referencias al entorno nacional, en tanto que las nuevas
tendencias desarrollan una estética globalizante”88. Marginalidad, emblemas
simbólicos de identidad personal y comunitaria, carnalidad y fatalismo se
encuentran en los personajes de Lezama transgrediendo la sensibilidad
contemporánea.
Francesco Pellizzi, refiriéndose a La Muerte de Empédocles (2005) (ilustración 26)
dice que esta pintura, “cuya historia parecería inscribirse, por así decir, en un
contexto virtual, o meta-mitológico: ciertamente se trata de un realismo muy
particular, intrínsecamente problemático, sito en los límites mismos de lo
‘probable’” 89. Pellizzi trata de ubicarnos en “el lugar” creado por Lezama y aunque
no llega a llamarlo fantástico habla de “visiones de un presente enraizado
precariamente en un pasado ya vencido, en una especie de anarquismo de la
memoria que recrea narraciones paralelas sobre un substrato ético multivalente,
ambiguo e indefinible”.
87
http://daniellezama.net/ y http://www.lamadreprodiga.com/imagen.php, 4/11/2012.
88
http://daniellezama.net/ 01/11/2012
89
http://www.lamadreprodiga.com/t2..php, Texto del catálogo, 01/11/2011.
57
Ilustración 26
No concuerdo con la idea de un anarquismo de la memoria porque me remite a un
asunto incontrolado y en cambio creo que se trata de un juego muy consciente de
abordar la historia por parte de Lezama. A continuación su écfrasis de este
cuadro:
“El tema es complejo, está en forma de cajitas chinas. Fue realizada para “La
Gloria” [un restaurant de la Ciudad de México], y usé el checkered rojo y blanco
que es distintivo del lugar, pero transferido a una pulquería. Lo extraño es que
después me enteré que “La Gloria” fue una pulquería en los años cuarenta, y
cerró por el asesinato de un parroquiano. El cuadro refiere tanto al Cónsul de
Bajo el Volcán de Malcolm Lowry (representado en este caso por el
extraordinario personaje del pintor irlandés Phil Kelly, casi un Cónsul de Lowry
en la vida real...) como a la muerte suicida del filósofo Empédocles en el Etna,
58
mitologizada por Hölderlin como un acto de unión amorosa final con la tierra, en
la que dejó al borde del volcán una sandalia (o "Chancla", en español, ¡también
sinónimo de gran borrachera!). El cuadro podría pues ser llamado La Chancla
de Empédocles, nombre digno de una pulquería mexicana. Los personajes
centrales son dos, una muchacha que es el equivalente mexica de Baco,
Mayahuel, la diosa del pulque, sentada a la usanza de Velásquez (pero de piel
blanca como el pulque), y el muerto al que todos velan, Phil Kelly/cónsul,
cargando una vela encendida y sin una sandalia. El coro de personajes
anuncia, declama o complementa la escena. Arriba vemos el cuadro de un
volcán que lleva el nombre del cuadro en sí”90.
En cuanto a su técnica, Pellizzi explica que Lezama se “atreve a intentar
reconquistar el territorio perdido del arte clásico” y se pueden ver las influencias en
su pintura que se remontan a España, a Goya y Velázquez, y de ahí a Italia, a
Caravaggio y Bassano, con referencias renacentistas, manieristas y barrocas.
Añade que el recurso a la dimensión alegórica no es ajeno a la tradición de los
muralistas mexicanos y en otro momento incluso sugiere que en un aspecto
mínimo Lezama es también hijo del surrealismo. Habla de una realidad histórica y
literaria que se presenta como fabulación visual de un barroco tropical, pero nos
advierte que todo esto es una “simulación” de factura clásica y que su pintura está
afectada por la distancia modernista de aceptar el cuadro como objeto. Por último
lo distingue como “anti-ilusionista” y con eso me imagino que se refiere a que la
obra de Lezama está en el lado opuesto de los híper-realismos fotográficos.
A pesar de lo dicho, Pellizzi con toda razón se pregunta lo que todos nos
preguntamos: “¿qué cosa pinta Daniel Lezama?” Pellizzi cree ver una pista en los
fantásticos recorridos de nubes en los cielos de algunas de sus obras, que le
recuerdan a Goya y a la manera en que éste retoma los cielos de Giambattista
Tiepolo, sustituyendo un recurso de decoración por un apego a “una mirada
paradójicamente pero rigurosamente desmitologizante, aún en la glorificación de
una especie de neo-mitología mundana”. Pellizzi sostiene que lo que se evoca en
Tiepolo es “una nueva forma desacralizante de la consciencia representacional de
90
Daniel Lezama en http://www.lamadreprodiga.com/t2..php, Texto del catálogo, 01/11/2011.
59
occidente –es decir, donde la pintura misma es demitologizada, rebajada desde
sus glorificaciones renacentistas y post-renacentistas, en lo que se puede ver
como una de las primeras configuraciones fundamentales de la estética moderna.”
Es de esta manera, concluye Pellizzi, que Lezama “al mismo tiempo alucina y
disuelve sus herencias ibérico-goyescas y modernistas. Así es que sus alegorías
realistas (o ‘naco-alegorías’) se sitúan en un registro radicalmente (y
polémicamente) anti-utópico”.
Para Pellizzi “existe una ambivalencia y ambigüedad entre identidad y deseo,
entre mito e historia que opera a través de una radical secularización del primero y
re-mitologización de la segunda”. Concuerdo con el juego de estos dos
acontecimientos en la pintura de Lezama, pero me parece que en vez de ser una
ambigüedad es una certeza, es decir, creo que en la pintura de Lezama no existe
una dualidad entre mito e historia, sino que la fantasía en Lezama se origina
precisamente en ese punto de fusión entre historia y mito, que es algo particular y
específico que yo creo que surge de la experiencia de ver México con una cierta
distancia.
Ilustración 27
60
Mi experiencia de extranjera conquistada por este lugar me permite entender esta
visión que apunta hacia lo trascendente, como el mismo Pellizzi nos hace ver y
que él también ve en los cuadros de Lezama pero que reduce a formas de “des-
(h)echos”, a los restos de la muerte de los dioses ( ver ilustración 27, por ejemplo).
Tal vez me equivoco al entender a Pellizzi, pero me parece que en este punto
pierde el camino a lo psicológico de la pintura de Lezama. Más adelante dice algo
que lo delata cuando reconoce que “frente a muchas de (sus) mito-crónicas sólo
podemos ser testigos ‘externos’”.
Y es que la pintura de Lezama nos confronta con México de una manera hasta
psicomágica, como en la novela de Jodorovsky Donde mejor canta un pájaro
(2002)91. Ese tipo de narrativa propone otra manera de ver la historia y permite
reordenar las emociones más profundas sobre nuestro pasado. Esta pintura, con
esta técnica académica nos lanza al gran tema de México, a una revisión del
“México profundo” del que hablaba Guillermo Bonfil pero desde una mirada no
institucional92.
Me parece que la pintura de Lezama nos quiere persuadir de imaginar la identidad
de manera que incluyamos la historia, y esto porque el pintor cree que existe un
misterioso destino en este lugar93. En su caso la relación con el lugar es un terreno
fértil para la subjetividad94. Es su obra más que ninguna otra la que me hace
suponer que hay una continuidad en el arte en México que se da precisamente en
el arte fantástico, comenzando por Posada, y que en el siglo XXI sigue abrevando
en las fuentes de lo propio a pesar de las grandes fuerzas extranjerizantes como
lo fueron el surrealismo y ahora su actual versión anti-arte: el arte VIP (video,
instalación, performance).
91
Alejandro Jodorosky, Donde mejor canta un pájaro, Grijalbo, España, 1992.
92
Catherine Heau, Resistencia y/o Revolución, ensayo en línea,
http://www.culturayrs.org.mx/revista/num2/Heau.pdf. También
http://es.wikisource.org/wiki/P%C3%A1gina:Historia_Verdadera_del_Mexico_profundo.djvu/251,
fragmento de la obra de Bonfil, 2/12/2012.
93
Entrevista a Daniel Lezama. Ver Anexo 2, p.31.
94
http://www.daniellezama.net/esp/texto_01.html, 20/6/2013.
61
La pregunta por la identidad mexicana se ha vuelto un asunto íntimo, privado, un
cuestionamiento, si acaso una reflexión, que nadie se atreve a explorar
públicamente. En las obras de Lezama esta reflexión se hace sin ningún pudor.
“El acto de pintar es un acto amoroso, el acto de pintar los cuerpos también. Es un
acto que tiene, en algunos de mis cuadros, un carácter sensual, un carácter
sexual, un carácter afectivo…”, dice Lezama. Y para él el sentido de lugar es
también algo decisivo… “para mí la pintura es una búsqueda de lugares”, dice, y
“en ese sentido es un eco de algo que
tiene que ver con mi biografía, pero que
también tiene que ver con cosas que yo
veo todos los días, pero que no son
obvias… yo sé que hay un mundo
misterioso que a lo mejor no podemos ver
del todo, pero hay evidencias. Una de esas
evidencias para mí, es cómo se construyó
esta absurda nación y porqué ejerce ese
magnetismo insondable”95.
La pintura de Lezama no aspira a hablar el
lenguaje internacional del arte, no quiere
insertarse en la globalización, esa empresa
“imaginaria”96. Para mí, es en los cuerpos
que pinta Lezama donde se encuentra la
aceptación del mexicano, sin idealismo ni
romanticismo. Pero la investigación sobre
Ilustración 28
la identidad en las pinturas de Lezama
también se ubica en la geografía: el valle de México. Cuerpo y lugar son “lo real”
que se ve transgredido por la imaginación, por ese “otro lugar” que es la fuente
95
Entrevista a Daniel Lezama en Anexo 2, p.31.
96
Guillermo Bonfil, México profundo, una civilización negada, Grijalbo, México, 1990, p.10. El concepto de
Mé i o i agi ario de Bo fil es el opuesto al u do de Lezama; para Bonfil el México imaginario es el que
quiere emular las culturas foráneas.
62
desconocida de los acontecimientos o hechos fantásticos presentados por
Lezama.
En otros acercamientos Pellizzi alude a este fantástico de Lezama cuando se
refiere a los “anti-ritos más o menos obscuros…en los cuales la perversión toma la
apariencia de una normalidad pero que siempre permanece en los limites –
indefinibles- entre lo acontecido y lo que podría, o hubiera podido, acontecer”. En
el caso de las pinturas más complejas y ambiciosas de Lezama, son las
conjunciones de contenidos contrastantes las que le dan, según Pellizi, su carácter
simbólico, y sin embargo admite que es imposible encontrar un sentido unívoco o
un mensaje sencillo, y por lo tanto es “pretensioso hacer discursos ideológicos y
políticos sobre ellas ya que se trata de experiencias poético-representacionales”.
El término analogías visuales me parece más afortunado para describir los
recursos trópicos en sus cuadros y evadir el asunto del consenso sobre lo que
significan los símbolos.
En relación a Los baños de Netzahualcóyotl (2003) (Ilustración 28), Pellizzi dice
que es un buen ejemplo de cómo Lezama “rompe todas las convenciones de la
representación histórico, ideológico y metodológica, para presentarnos una
‘realidad’ al mismo tiempo incontrovertible e imposible“. Pellizzi concluye, tomando
la écfrasis de Lezama, que su realismo imposible, es decir, su fantasía, reside en
su poesía. Esto es lo que Lezama escribió sobre ese cuadro:
“El rostro doble: todos los dioses y todos los tiempos poseen dos rostros,
masculino/femenino, amante o cruel, pasado o presente, y sólo pueden volver a
encontrarse en el amor o en el arte... el arte que no es nada sino el tartamudeo
del verbo haciéndose carne. Hace quinientos años que el rey Nezahualcóyotl, el
Coyote Hambriento, emprendió la construcción de un altar a la poesía y a la
indulgencia, al orden y a la naturaleza, en los montes que dominan al Valle; el
patrono de este sitio era el signo del agua, brotando a través de jardines
colgantes y de zoológicos, a través de kilómetros de canales de agua de
montaña, corriendo azul a través de la tierra quemada y de los pastizales de
altura.
63
Y su sueño de poeta era derrotar el sueño oscuro de México, de invertir para
siempre el rostro sangriento de Tezcatlipoca, a la vez espejo humeante de
obsidiana y jaguar nocturno, hombre y mujer, madre e hijo el uno para el otro (...
llamado también Pan/Dionisio, el dios del sacrificio humano o del sueño de la
Ilustración 29
97
http://www.lamadreprodiga.com/t2..php, Texto del catálogo, 01/11/2011. Daniel Lezama en
comunicación personal con Francesco Pellizzi, 2006.
98
Entrevista a Daniel Lezama en Anexo 2, p.7.
65
gran pintura, el cine, la gran novela hacen eso, te meten ahí y al punto de que
incluso en alguna ocasión yo creo que no puedes ni salir, ahí te quedas” 99.
Tenemos entonces que en la obra de Lezama la fantasía se construye con
realidad, no a la manera de lo clásico fantástico en donde una realidad
convencional se ve transgredida por otra surreal. Aquí se trata de un basamento
naturalista, donde los elementos de la imagen nos remiten a lo conocido: con
cuerpos mexicanos, comunes y corrientes nada estilizados pero donde las
circunstancias y el tiempo son las improbables. Ejemplos de eso son los cuadros
La muerte de Empédocles y Los baños de Netzahualcóyotl.
Pero existen otras formas de lo fantástico en que Lezama transgrede el
naturalismo, como es el caso de éstas imágenes de Catherwood y Stephens100
respectivamente, en la selva maya:
Ilustración 30 Ilustración 31
Con respecto a éstas imágenes (ilustración 30 y 31) Lezama comenta: “…cuando
Catherwood y Stephens van a las tierras ignotas de Yucatán ellos descubren,
99
Ibídem, p.9.
100
Frederick Catherwood fue un explorador, dibujante, arquitecto y fotógrafo inglés. Visitó muchas ruinas y
realizó dibujos en Grecia, Turquía, Líbano, Egipto, Colombia y Palestina. Se hizo famoso por sus
exploraciones de las ruinas de la civilización maya, en compañía del estadounidense John Lloyd Stephens,
explorador, escritor y diplomático. Texto exposición Galería Hilario Galguera.
66
literalmente, la realidad de una forma de pensar y sentir y dibujar: la de los mayas.
El talento de Catherwood consiste en haber descubierto el enlace que hay entre
las formas orgánicas de esos dibujos y lo orgánico del entorno. Los otros
dibujantes previos, que fueron y trataron de dibujar y no lo lograron, lo hicieron
como si fueran antigüedades romanas o griegas. Es que el dibujo maya, la
representación maya es orgánica, están basadas en formas de semillas, de
ramas, de las guías de las plantas: son los pictogramas… La alucinación y el
sufrimiento de Catherwood estando ahí en la selva, picoteado de moscos, a
cuarenta grados, a veinte días del médico más cercano, o sea… Imagínate las
alucinaciones de estar ahí, viendo y aprendiendo de nuevo, a ver la línea
serpentina: la línea de las serpientes, la línea de las guías de las plantas, las
semillas, los guijarros, las piedras, la forma de los cuerpos de las gentes que
encuentras y ves en esos entornos, las deformaciones rituales que hacían los
mayas con los cuerpos, incluso la amputación y la mutilación. De ahí se basa el
alucine en esos cuadros, o sea, que tiene que ver con que la forma de lo que
estaban haciendo hacía eco en la realidad, y la realidad hacía eco en esas
formas”101.
Al respecto viene al caso esta cita de John Lloyd Stephens quien acompañaba a
Catherwood en su expedición a los monumentos mayas: “Del efecto moral de los
monumentos en sí mismos, del modo en que se encuentran en las profundidades
del bosque tropical, silenciosos y solemnes, (…) sus usos y sus propósitos y su
historia entera tan completamente desconocidos, con jeroglíficos que lo explican
todo pero que no podemos comprender en absoluto, no pretendo dar ninguna
idea. Muchas veces la imaginación se afligía al contemplarlos”102.
Haciendo uso del sistema moderno de lo fantástico, como en un sueño, lo surreal
se naturaliza y la metamorfosis de los cuerpos se puede entender como metáfora
más que como un efectismo. Así, en los dos cuadros anteriores Lezama nos
entrega una ilustración del choque de culturas, el efecto de lo desconocido en la
101
Entrevista a Daniel Lezama en Anexo 2, p.11.
102
John Lloyd Stephens, Incidentes de viaje en América Central, Chiapas y Yucatán 1, Edición Juan Luis Bonor
Villarejo (2003) ed. Dastin, la primera edición es de 1841.Texto de la exposición en la Galería Hilario
Galguera, http://www.galeriahilariogalguera.com/nueva/index.php?id=107, 20/6/2013.
67
mirada civilizada. Con respecto a estas imágenes Lezama dice que está
“exagerando: hay una figura que está partida en dos… de hecho, el dios Pakal
viene cargando al dios Ki que es el dios de la noche, que es como un niño con un
brazo de serpiente, que es el que aparece en mi cuadro como una especie de
encarnación de un mito. Lo que pasa es que, de alguna forma, es hasta casi
demostrativo… en los códices el dios Ki tiene una pierna que es una serpiente
pero también puede ser un falo. Y hay otra representación en que aparece con
seis dedos, y no aparece con cabeza. En mi cuadro Catherwood se representa a
sí mismo como Pakal. No tiene importancia eso en términos absolutos, o sea, tú
puedes leer la imagen sin necesariamente entrar en esos detalles, o puedes
enriquecerla con esos detalles y entrar en otros territorios, ¿no? Pero él,
(Catherwood) llega a eso sin saber nada, igual que tú (espectadora). O sea, él
llega a eso, y ve eso, y alucina. Estoy repitiendo un poco una cosa que pasó, pero
es un mecanismo que creo que está dentro de mi trabajo, de descubrir cosas y
luego mostrarlas”103.
Siguiendo con la línea de discursos críticos de la cultura, de los cuestionamientos
sobre distintos aspectos de la identidad nacional que hicieron Toledo y Colunga,
me parece que Lezama apunta aquí al carácter insólito de la cultura, de que
precisamente por la confluencia de dos visiones del mundo, se generó un carácter
nuevo y fantástico que está implícito en el arte de México. El rechazo que
podemos sentir a esta “nueva apariencia” tal vez sea un indicio de la poca
conciencia que el espectador tiene de esta condición fantástica, y es tentador para
mí suponer que es debido a la corriente globalizante de intención uniformadora,
que cuesta relacionarse con las subjetividades locales.
Frente a la pintura de Lezama estamos ante una innovación que no comulga con
la noción de que “todo está hecho”. Parece que incluso Lezama se ríe de esa
premisa. Nieto Arroyo nos explica que lo que distingue a una parodia de una
imitación es justamente la relación dialéctica que “la parodia establece con el
modelo, mediante la cual el modelo es recubierto sólo parcialmente para lograr, de
103
Entrevista a Daniel Lezama en Anexo 2, p.11.
68
ese modo, a partir de la relación mutua, un nuevo sentido” 104. En el caso de
Lezama, este “nuevo sentido” me parece que no es únicamente paródico en el
sentido de burla sino que es una plataforma para mostrar otra realidad, que
también es tema común en su obra: la del proceso creativo de la pintura que
vemos por ejemplo en “El árbol del color” (Anexo 2, pg.6).
La parodia tiene dos maneras, etimológicamente hablando, una es haciendo burla
de lo que imita y la otra es simplemente imitación. Entre ambos usos, existe un
espectro amplio de sutilezas implícitas que se generan de las interpretaciones del
espectador o lector. Como ejemplo de este tipo de ambigüedades con respecto al
sentido de una creación posmoderna, pensemos en la obra de Borges, y de cómo
en su caso existen varias lecturas posibles y no una intención puramente satírica,
las analogías y metáforas en sus relatos, para los que las pueden ver, apuntan a
un lugar más inquisitivo que paródico. Estoy de acuerdo que estos conceptos a
veces son indiferenciables a espectadores, pero cuando creamos imágenes y
queremos controlar estos aspectos, nos enfrentamos a la verdad sobre nuestro
conocimiento plástico. La pintura entonces, como la entiendo con Lezama, es fruto
de una maestría sobre las imágenes, y el dominio de la técnica se subordina a ese
objetivo. En cuanto a la discusión sobre la técnica impecable de Lezama, desde
Europa, Vattimo dice que la obra posmoderna “se caracteriza por la capacidad que
tenga de poner en discusión su propia condición…en un avanzado grado de
autoconciencia que se resuelve en ironía como estrategia” 105. Sin embargo, como
vemos con Borges, la ironía tiene límites y no acaba con el soporte de la narrativa,
sino que la renueva con un giro adicional de complejidad. Me parece que estamos
tan bombardeados de una mentalidad extranjera de incredulidad en la pintura, o
quizás tan pudorosos de mostrar siquiera un poco de nuestras creencias, o por
último tan ignorantes de ellas, que cuando leemos a creadores como Borges, o
vemos cuadros de Lezama pensamos que se están riendo, de la historia, de lo
clásico, de la filosofía o de la teología. Pero existe más en sus obras, que tiene
que ver con dar un nuevo sentido, mirar las cosas desde un punto aún más
104
Nieto Arroyo, obra citada, p.206.
105
Gianni Vattimo, obra citada, p.51.
69
distante, en la creencia de que eso nos permitirá entender mejor las cosas, esas
que tenemos más cercanas. Es lo opuesto del enfoque realista y encimado.
La fantasía de Lezama abre una reflexión sobre la identidad, pero los elementos
en su pintura no están ahí como ejemplos de esa identidad o como respuestas a
esa pregunta sino más bien como lugares desde donde podemos empezar a
imaginar. En las palabras de Lezama: “la identidad es un constructo imaginario. O
sea, no existe la identidad, somos seres humanos caídos en la superficie del
mundo ¡y ya! Si nosotros nos construimos una identidad como mexicanos o como
chinos o como africanos o lo que sea, la estamos construyendo a partir de una
filtración imaginaria de hechos reales, de entornos. La cultura la integra el paisaje,
el pasado, el clima, pero todo eso se integra de forma imaginaria”106.
Y cuando Lezama dice “de forma imaginaria” lo que quiere decir a mi entender, es
lo que luego explica así: “Tú no puedes decir que objetivamente la identidad de
México es el águila sobre un nopal, no. Hay México y hay águilas, y hay nopales:
su conjunción simbólica es otra cosa. Y ¿cómo interpretas en pintura figurativa la
conjunción simbólica de un emblema plano? Pues entonces lo desdoblas. Yo
empiezo a desdoblarlo: el águila es un caballero águila, la serpiente es un falo, de
pronto los colores se dividen en personajes. De pronto la isla es un cajón, o el lago
es un charco, o es el foso de un castillo, o es un fluido corporal”107. Se trata de
analogías visuales.
Ilustración 32
106
Entrevista a Daniel Lezama en Anexo 2, p.16.
107
Ibídem, p.17.
70
Algunas obras de Lezama tratan el tema de la identidad desde esa perspectiva
borgiana que delata el carácter fantasmagórico y alucinatorio del mundo y por
ende de la cultura. Este carácter relativizado de lo que es la identidad se puede
ver en los juegos de Lezama con la bandera mexicana (ilustración 32). El
mecanismo consiste en pensar el cuerpo dentro de la pintura como una tela donde
se pinta. Lezama dice que hay “una metáfora en pintarlo adentro del cuadro…
donde es el personaje que está pintado pero al mismo tiempo representa ese
color… Si tú ves que simbólicamente la bandera mexicana está marcada por tres
colores, esos colores tú los puedes activar como personajes. En realidad lo que
estoy haciendo es activando los colores, no tanto los personajes. No es que
disfrace mis personajes de cierto color: a veces para mí el hecho de pintarlos
como si tuvieran pintura corporal es un mecanismo para encarnar un símbolo o
para encarnar una cosa abstracta o para generar un elemento visual que sería el
color”108.
En la entrevista de Merry Mac Masters para La Jornada ella sugiere que contrario
al llamado Neomexicanismo, Lezama “subvierte los símbolos hasta el punto de
que apenas se reconocen. Es decir, no se usan nunca como se plantean en su
versión oficial o consciente (“como calcomanías”, comenta Lezama), sino por
medio de un mecanismo de construcción inconsciente”. Como a menudo ocurre, la
entrevistadora no escucha a Lezama cuando deja claro su intención, nada
inconsciente, de “plantear ciertos temas en un código alegórico, metafórico, de
varios niveles de lectura, donde se puede ver una escena e interpretarla de varias
maneras…Trato de ser consciente de esos niveles de lectura en términos de mí
mismo. Quiero que lo que se hace sea preciso y necesario”109.
Como espero haber demostrado, el suyo no es un proceso inconsciente, ya que
sabemos que Lezama ha querido encarnar los colores y convertirlos en
personajes y para ello ha elaborado una manera: los cuerpos pintados dentro del
cuadro. Una meta-fantasía, muy afín al fantástico posmoderno borgiano.
108
Entrevista a Daniel Lezama en Anexo 2, p.2.
109
http://www.jornada.unam.mx/2008/03/28/index.php?section=cultura&article=a05n1cul, 05/11/2011
71
El asunto de si es consciente o no una producción de fantasía es fascinante y es
un tema complejo con el que trato de no ser dogmática. Este uno de los aspectos
que abordo en el análisis de mi obra personal en el capítulo 3 y por esto quiero
rescatar algunos comentarios que hace Lezama al respecto, que coinciden con la
híper-consciencia de que habla Nieto Arroyo
para caracterizar lo fantástico posmoderno.
Lo interesante es que Lezama también habla
del lugar de donde surgen las imágenes como
un desconocido. En sus palabras: “Uno de los
temas de mi trabajo es que mi parte racional es
la que enmarca, la que establece una serie de
parámetros de trabajo para fijar unas energías
que vienen de no sé dónde. Y esa es la parte
irracional. Es decir, los componentes
esencialmente son irracionales pero mi forma
de armarlos en la pintura, de usar el esquema
pictórico y de ser consciente de los usos de la
pintura, es racional”.
Y así continúa: “Pero de donde viene ese
material y lo que sale, es algo no racional. Yo
Ilustración 33
diría que dentro de mí no solamente hay algo
fantástico que está por representarse, hay algo que no es de este mundo, o que
es de este mundo pero que sale de una forma que yo no conozco y que tengo que
poner aquí, y darle forma yo. Son energías y son materiales que salen y que yo
tengo que moldear. El moldeo es racional, la otra parte no. Eso es crucial en mi
trabajo de pintor, o sea mi trabajo de pintor es el de abrirme para dejar salir esas
energías internas, que son probablemente energías colectivas, energías
arquetípicas.
72
Tengo que volverme una puerta, un umbral por donde pasan cosas, pero claro, yo
como puerta puedo regular cómo salen y a dónde salen… a través de las
herramientas que posee la pintura”110.
Este aspecto del pintor como canalizador de “algo” trascendente lo conocemos
desde Platón, y en ejemplos más recientes se lo encuentra en la pintura metafísica
y las influencias de Nietzsche en las vanguardias111. La segunda apariencia de las
cosas que pintaba De Chirico encuentra la tercera apariencia de Vargas Llosa112
en la pintura de Lezama. El artista que sigue el sistema de lo fantástico tiene una
visión del arte que es una búsqueda espiritual de revelaciones. Es también, creo
yo, un resultado y una certeza que surge de la experiencia de pintar, que tiene que
ver con la creencia de que la pintura nos enseña cosas.
“Una de las tareas del pintor”, dice Lezama, “no es tanto impresionar a la gente y
estar en las bienales, sino en conocerse a sí mismo. O sea, lo que tú estás
haciendo te enseña cosas de ti mismo que a veces tú no querrías ni saber”113.
La fantasía “no es un pretexto para jugar”, dice Lezama, “porque sería como tonto
decirlo así, sino un pretexto para entender. Jugando sí, o sea, haciendo locuras,
haciendo lo que no se había hecho antes, lo cual en sí es una locura. Cualquier
pretensión de originalidad es delirante. Hacer algo que no se ha hecho antes,
aunque se haga sin intención de ser el primero: estás siendo loco… (pero
también) te aterriza…te conecta… pero estar conectado con ciertas cosas es una
locura. Estar conectado con ciertas cosas es peligroso, es sucio, es demente, es
extraño, es no entendible, es incorrecto, no entra en un discurso rescatable
socialmente, etc. Hay muchos territorios”114.
A mi entender este camino que honestamente nos muestra Lezama, el camino de
la pintura de lo fantástico, es el de una pintura que se involucra en la búsqueda de
110
Entrevista a Daniel Lezama en Anexo 2, p.15.
111
Olga Sáenz, Giorgio de Chirico y la pintura metafísica, Instituto de Investigaciones Estéticas, UNAM,
México, 1990, p.28.
112
El juego dialéctico de lo fantástico pone sobre la mesa los conceptos de realidad e irrealidad, creando así
u a ter era realidad . U i teresa te uestio a ie to a esta teoría literaria de Vargas Llosa e ua to al
problema de la realidad se encuentra en el ensayo de otro escritor peruano Julio Carmona:
http://www.redaccionpopular.com/articulo/el-mentiroso-y-el-escribidor-v, 2/12/2012.
113
Entrevista a Daniel Lezama en Anexo 2, p.19.
114
Ibídem, p.17.
73
sentido a través de analogías visuales. Con respecto a la evolución de este
proceso Lezama comenta: “Abordo la posibilidad de que pase que pudiera tener
una visión del arte como la que tenían los escultores prehispánicos para quienes
era una acción mística generar una obra. La acción formal y la acción de
contenido eran una sola. Esa perfección que tiene que ver con el arraigo y el
involucrarse con ciertas cosas es algo a lo que aspiro, a lo mejor me he ido
acercando un poco a eso. No es forzar una significación o tocar los temas del arte
contemporáneo que, a mí, es lo que menos me interesa. Es encontrarme a mí
mismo dentro de mi propia obra”115.
115
Entrevista de Sonia Sierra en El Universal, http://www.eluniversal.com.mx/cultura/65467.html,
24/6/2013.
74
de Colunga, hasta un papel muy protagónico como en el caso de Lezama. Los tres
pintores sostienen sendos diálogos con la naturaleza, la religión y la identidad
mexicanas respectivamente en donde la mujer juega distintos roles, pero nunca
como objeto de una propuesta o un cuestionamiento central. Incluso cuando
Lezama relaciona la virgen de Guadalupe con el “origen del mundo” de Courbet
para convertirlo en una bandera116, la mujer está sirviendo de analogía, y ahí
podemos ver claramente como el realismo de Lezama es sin duda alegórico.
Cuando Toledo toma a la mujer para zoomorfizarla y jugar con ella “en sentido
figurado” aleja aún más la posibilidad de una identificación con una mujer real
(Ilustración 11). Y no es que esto se deba a que estamos ante signos fantásticos,
sino al hecho de que la identidad de la mujer no está siendo explorada
plásticamente, su identidad no es objeto, valga la ironía. Y desde luego que
tampoco lo es la identidad del hombre: en las temáticas de estos pintores el
género no está problematizado ya que “el hombre” somos todos, hombres y
mujeres. Y tiene todo sentido ya que para abordar asuntos de la relación con la
naturaleza, con nuestra espiritualidad o con nuestra identidad en cuanto a historia
o lugar, hombres y mujeres estamos en el mismo barco.
O tal vez no. Esto es lo que abriré a discusión en el último capítulo en el que
expongo mi propia perspectiva sobre lo fantástico.
Ilustración 34
116
Entrevista a Daniel Lezama en Anexo 2, p.27.
75
Capitulo 3 El cuerpo fantástico: obra personal.
76
androfóbica, el propio cuerpo de las artistas se convirtió en el soporte principal de
su obra. Nuevas formas de expresión en la literatura, la filosofía y el arte en
general se expandieron para incluir nuevas categorías (video, instalación,
performance) que se llevaran bien con esta ruptura de las artistas con los medios
tradicionales basada en una historia de injusticias hacia el género femenino117.
Me interesa detenerme un poco en el recorrido de este movimiento porque en este
buscar en las imágenes que es mi pintura, hay algunas coincidencias, ciertamente
no en las decisiones plásticas, pero sí en las temáticas. Mi experiencia de vivir y
trabajar 10 años en Estados Unidos es muy distinta a hacerlo en Latinoamérica.
Un temperamento sensible a las injusticias queda impresionado por los avances
en materia de derechos de la mujer que existe en otros lados y naturalmente esta
preocupación aflora en el momento de hacer una obra personal. Mi historia familiar
por otro lado, mis relaciones como hija, esposa y madre, también desde un punto
de vista crítico en cuanto a lugar en la sociedad y psicología, entran en el juego de
fuerzas que termina en la imagen del cuerpo fantástico.
Aunque no es inmediatamente visible, la mujer desde el punto de vista político y
social está presente en mi proceso y es en este sentido que me distancio de los
pintores seleccionados. Esto se hará evidente al momento de mostrar la génesis
de las imágenes que creo. Veremos cómo es la evolución de mi preocupación
social sobre la mujer cuando entra en el proceso de construcción de imágenes
para convertirse en problemas plásticos, en formas metafóricas o simbólicas.
Espero que con mis ejemplos se vea que el sistema de lo fantástico es un sistema
incluyente, que puede acoger cualquier tema, y de varias maneras, confrontando
realidades de manera clásica, o de manera moderna como en un sueño sin
sentido, o relativizando las dos anteriores, en simulacros y fusiones de lo clásico o
lo moderno.
No olvidemos que el protagonista en esta tesis es el sistema creativo, y no los
temas. Es así que haré un recorrido por estos cuestionamientos sobre el lugar de
la mujer, desde su cuerpo, para que al final mi obra hable a través de los
117
Korsmeyer, Carolyn, "Feminist Aesthetics", The Stanford Encyclopedia of Philosophy (Winter 2012
Edition), Edward N. Zalta (ed.), URL = <http://plato.stanford.edu/archives/win2012/entries/feminism-
aesthetics/>. aesthetics/>, 12/12/12.
77
espectadores y diga, como ya lo he comprobado, cosas muy distintas a las que yo
digo de ella. Ya conozco la lección. Y así quedará demostrado que este aspecto
temático, dramáticamente distanciado de los pintores analizados, no es el que
define mi obra.
Lo interesante y liberador para artistas como yo es que a pesar de todas estas
exploraciones por parte de mujeres feministas que por fin tuvieron total acceso al
status de artista en igualdad de condiciones con los hombres, no se ha logrado
probar que exista una estética femenina. Las diferencias más importantes entre
artistas siguen siendo principalmente, de educación, raza, cultura, posición social,
etc. Lo que sí ha ocurrido, en el proceso de cuestionamiento de las Bellas Artes
desde el feminismo y todas las “olas” posteriores hasta el neo feminismo o
feminismo posmoderno, es que se han creado líneas de investigación tan
influyentes como cuestionables en cuanto a asuntos como: la hipótesis sobre la
“mirada masculina”; lo que es propiamente la visión y la belleza; el valor esencial
de que el arte debe ser estético; la idea de que deba ser creado por un solo
creador, que deba ser interpretado como un objeto de valor autónomo, etc. Se ha
criticado el hecho de que estas problemáticas se tratan sólo de problemáticas de
mujeres blancas occidentales y educadas del primer mundo, sin embargo el
resultado es que con ese impulso cuestionador, actualmente el arte se ha
diversificado en razas, nacionalidades y categorías de expresión, con nuevas
temáticas y técnicas nunca antes exploradas, por un lado relacionadas con la
sexualidad y el cuerpo en maneras que han sido percibidas como agresivas y
controversiales118.
118
Ídem.
78
No existe tópico más discutido en el arte y la
filosofía feministas que el cuerpo. Este interés
representa entre otras metáforas, una
continua exploración y crítica al dualismo
mente-cuerpo, al rol de la morfología sexual
en el desarrollo del género y el ser, a la
venerable asociación de la mujer con la
materia y los sentidos. En esta línea de
investigación se cuestionan los valores
estéticos basados únicamente en la visión y el
oído, y se abre el campo a las sinestesias, se
usan alimentos para crear arte y con esto se
cuestionan los valores de permanencia de la
obra, se abre el campo a lo efímero donde las Ilustración 35 Las inocentes
119
Ídem.
79
políticos, como los que en un pasado reciente enarbolaron también las artistas en
México120.
El performance, donde las mujeres son pioneras, me parece a mí que presenta
muchas veces una visión de rechazo al cuerpo femenino entendido como objeto
de placer. Recordando a Nietzsche, se podría decir que esta visión sí es una
verdadera “transvaloración de valores”121. Y este ataque a la idea de la mujer
como objeto deseable me recuerda las ideas de los futuristas y su repudio a las
mujeres que supuestamente retrasaban con sus encantos el avance de la
modernidad122. Esos viejos esfuerzos por destruir la imagen de la “mujer fatal”
palidecen al lado de un performance donde la mujer-obra se destruye sin artificio
metafórico. ¿Cuánto tiempo
más hay que seguir viendo
ese espectáculo? Por eso,
que no quede duda:
concuerdo con Roger Bartra
en que “es preciso
emprender la tarea de
restaurar las ruinas que nos
rodean, de reunir los
fragmentos del mundo
posmoderno, de
recomponer el plano roto
Ilustración 36 Sin título del horizonte temporal que
circunscribe nuestra actualidad”123. La idea de que las prácticas artísticas
tradicionales perpetúan una subordinación es un camino autodestructivo y sin
salida para las mujeres, no tengo dudas. No hay necesidad de “liberarse” de la
120
Karen Cordero Reiman e Inda Sáenz, Crítica feminista en la teoría e historia del arte, Conaculta,
Universidad Iberoamericana, Universidad Nacional Autónoma de México, México, 2007, p.418.
121
Friederic Nietszche, Ecce Homo, http://espanol.free-ebooks.net/ebook/Ecce-Homo/pdf/view,
20/06/2013.
122
Olga Sáenz, El futurismo italiano, Instituto de Investigaciones Estéticas, UNAM, México, 2010, p.114.
123
Roger Bartra, obra citada, p. 326.
80
pintura como si en sí misma fuese un medio inseparable de esa condición
subordinada.
Ahora sí, y a continuación, el camino desde las ideas a la imagen:
Los cuestionamientos que me parecen insoslayables para el desarrollo de la mujer
en Latinoamérica parten, desde luego, por el cuerpo y a lo que es su apariencia
externa le contrapongo su interior, tanto en la forma de condicionamientos
culturales como en particularidades psicológicas y morfológicas.
Las normas tradicionales de la apariencia personal femenina, por ejemplo, se
pueden entender como metáforas de las normas tradicionales del pensamiento.
Algunas de las ideas tradicionales que acotan la libertad de las mujeres como el
amor incondicional a la pareja, el “amor de madre”, el machismo en las mujeres,
etc., que subliminalmente (o no tan así) están presentes en la cultura y la
educación latinas, son objeto de referencia en mis pinturas.
En la ilustración 35, Las inocentes, por ejemplo, existe una ambivalencia en la
figura de la mujer, que bien puede estar protegiendo a dos seres inocentes y
pequeños como también puede estar doblada por la responsabilidad de cuidarlos,
con una mirada de enojo o disgusto, ironía o aburrimiento, debido quizás a que
debe posponer su desarrollo intelectual. La vida que sigue fuera de la casa, como
el árbol en la ventana se verá sólo desde lejos, sin la posibilidad de participar e
interactuar con adultos la mayor parte del día, en una división entre lo público y lo
privado124, las pequeñas tareas domésticas vs., por ejemplo, los grandes
negocios, los estudios, la política.
Otros ejemplos de presentación del aspecto alienante que puede ser criar hijos, o
lo extraño que es relacionarnos con seres de distinta sensibilidad o distinto nivel
de madurez emocional, por ejemplo, está en la ilustración 36, donde los hijos son
unos seres extraños, extraterrestres o dibujos animados que conforman la prole
adjunta. Las alas para volar están desconectadas de la estructura ósea de la
mujer quien está sentada al nivel de esos seres sin brazos (arropados como
bebés). La realidad de los sentimientos de ambivalencia maternal se opone a la de
la figura de la madre sagrada, amorosa y abnegada de la cual la iglesia católica
124
Michelle Perrot, Mujeres en la ciudad, Editorial Andrés Bello, 1997, Santiago de Chile, p. 37.
81
tiene el monopolio y que se nos impone culturalmente 125 en las formas de la
madre como un ángel.
Las atmósferas sobrenaturales son propias del mundo mágico, ambiguo y
complejo de la maternidad o la concepción, y son formas de “lo sublime”
recurrentes en la estética feminista. En la ilustración 37, mi versión de lo sublime
en el asunto de la concepción se antropomorfiza en el ser-flor que se acerca a la
125
La base de estas imposiciones son también razones biológicas, necesarias a nuestra especie para
sobrevivir. Sabemos bien que es importante que los hijos crezcan en amor, porque esto favorece la salud
mental de los seres humanos y la sociedad. Por eso es necesario y bueno relegar a lo oscuro los
sentimientos de ambivalencia maternal. Pero no sin consecuencias.
82
representar el lado oscuro de la mujer, lo
oscuro interior que es característico del
fantástico moderno.
Volcar el interior hacia afuera es un recurso de
la estética feminista, pero yo no lo uso para
desde ahí atacar a las bellas artes como si
éstas fueran inseparables de valores
jerárquicos de belleza basados en estructuras
patriarcales que sólo ven a la mujer en su
forma exterior. Me parece importante
recuperar la representación de la mujer como
objeto de deseo siguiendo la pintura
académica pero también quiero presentar su
lado más complejo, interior. Pensarnos como
objetos de deseo es un arma de doble filo, Ilustración 38 Los tres poderes
83
escultóricas como estatuas de piedra custodian el desarrollo de este bello y
natural ser. Son los poderes de la educación, la iglesia y la familia en actitudes
suspicaces del ser femenino. Las mujeres supervisadas desde el pudor y el miedo,
tratadas como niñas en la cuestión de la sexualidad y el derecho de la mujer sobre
su propio cuerpo, todo en un contexto negro y plano como metáfora de la
situación.
Otro ejemplo de una visión de la percepción del interior volcado al exterior es la
ilustración 39. Lo que ocurre en el cuerpo de la mujer, sus cambios hormonales
producidos por su aparato reproductor que determinan su ciclo, desde el deseo en
días de ovulación hasta la destrucción y muerte que es la caída del endometrio,
están sugeridas en esta pintura. Un jardín de posibilidades es nuestro cuerpo, que
cuando es consciente se puede volver un paisaje opresivo, si pensamos que la
conservación de la humanidad involucra modificar nuestro cuerpo como ningún
hombre jamás tendrá que hacerlo. A veces nos sentimos como seres espectrales
en este continuo devenir de la especie humana que mirado exclusivamente desde
la biología, pareciera tener como única meta reproducirse en nuestro cuerpo.
Así es como surgió el cuerpo fantástico: yo no lo busqué deliberadamente. Ocurrió
en el proceso de encontrar imágenes que se puedan asociar con el choque entre
la realidad del cuerpo, mi memoria del cuerpo visto desde afuera, y las ideas y
comentarios que tenemos sobre
este, ya sea impuestas por la
cultura o por nuestra propia
historia.
Una de estas ideas es la noción de
que nada más estamos hechas
para traer hijos al mundo y que eso
solamente nos dará la felicidad.
Esta idea refuerza una jerarquía
entre por un lado las mujeres que
siguen el llamado de la naturaleza
y por otro, las que no pueden o no
Ilustración 40 La envidia
84
quieren hacerlo. El cuadro en la ilustración 40, La envidia, surgió de una visión de
este predicamento. La mujer verde tiene muchos hijos o huevos en distintos
estados de desarrollo, la mujer azul no tiene ninguno y mira a la primera con
envidia. A pesar de que su cuerpo está hecho para volar y viajar, la mujer azul
desea la experiencia de la maternidad.
Lo deforme no está aquí para provocar, como en el surrealismo clásico, sino como
metáfora de ideas deformes, ideas desproporcionadas.
En el centro de la discusión sobre si existe o no una estética femenina están las
intensiones de crear un estilo sexuado que no le pida prestado nada a la tradición
patriarcal. Luce Irigaray a pesar de lo críptico de sus teorías ha servido de
inspiración para muchas feministas que no quieren usar el lenguaje estándar
asexuado y de sintaxis familiar de los discursos masculinos/neutrales. El resultado
es muy confuso cuando se trata de filosofía y literatura, pero el fundamento de
base, de hacer una deliberada invocación a la subjetividad femenina126 me parece
rescatable como “tela de
donde cortar” en el diseño
del cuerpo de la mujer en la
pintura.
Así lo dice Walter Schurian
cuando se refiere a los
contenidos del arte
fantástico: “está
íntimamente ligado a la
representación humana,
implícita y explícita; es
decir, que sitúa
Ilustración 41
preferentemente al hombre
en el centro del lenguaje formal y plástico…no centra imágenes y composiciones
en objetos o cosas, sino en el sujeto hombre, el individuo, la psique” 127. Excepto
126
Carolyn Korsmeyer, obra citada.
127
Walter Schurian, obra citada, p. 13-14.
85
por el detalle de que ese sujeto en mis pinturas es la mujer, esta es una posible
descripción de muchas de mis composiciones.
Siguiendo con las temáticas políticamente incorrectas, el matrimonio o las
consecuencias de una vida que no cuestiona el camino de servir a la reproducción
humana significan para la mujer, la mayoría de las veces, seguir a un hombre en
busca del bienestar familiar. La maternidad para algunas mujeres está
incuestionablemente ligada al progenitor de sus hijos sea esto bueno para la salud
emocional de ella o no. La ilustración 41 sugiere esta relación de subordinación al
hombre, aquí representado como una especie de gallo muy macho con “tres
piernas” que se voltea a esperar a la mujer y su progenie. Su gesto es de cuidado
o de impaciencia, es difícil de determinar. La mujer encorvada en sumisión o
cuidado por el más pequeño, en un camino oscuro y sinuoso que no parece muy
feliz.
El viaje es una metáfora común en lo fantástico, desde sus asociaciones con
poderes chamánicos en la cultura de pueblos originarios hasta los mundos
paralelos de Borges como metáforas epistemológicas que relativizan el saber
humano. La ilustración 42, El viaje, es otra versión de este viaje que es el
matrimonio y la familia, la subordinación del cuerpo de la mujer a otro ser
engañoso con cara de mujer que la acarrea en su ridículo vehículo para conquistar
distancias, abusivo y nada sustentable como son los vehículos a energía fósil. La
mujer por su parte es un fuego de seres que se multiplican en su cuerpo y
pasivamente se deja acarrear en este viaje moderno apoyada en la columna de
otro. Es una heroína en potencia, (podría negarse y terminar de una vez con el sin
sentido de la reproducción indiscriminada), es cualquiera y es todas. Es pariente
de un pequeño personaje activista que estoy desarrollando para intervención en
muros abandonados (ver Ilustraciones 54 y 55). Esta autorreferencia es un
aspecto asociable al posmodernismo borgiano.
Cada vez que escucho lo que otros ven en esta pintura, ninguna está relacionada
al tema de la mujer como yo lo veo. Hay una interpretación que me gusta mucho y
es la del espectador que ve el ser de la izquierda como una mujer soñadora y
86
viajera, que se moviliza velozmente y está custodiada por la mujer roja que es una
heroína, y que podría ser su otro yo. Ambas son una y la misma.
Ilustración 42 El viaje
128
David Sylvester, Interviews with Francis Bacon, 1975, Alden Press, Oxford, p.122.
88
Ilustración 43 Ilustración 44
89
bacteria llamada Helicobacter pylori, bastante siniestra. Cuando imaginé esas
mujeres, pensé que una imagen así retrataría bien la labor de curanderas que
desarrollamos las mujeres cuando somos madres, entre mágica y empírica. Y esa
imagen específica la reforcé conscientemente con línea y color.
Mario Bunge, filósofo y físico, hablando de explicaciones teleológicas, dice así:
“Nadie parece haber dado argumentos convincentes para poner en duda que el
comportamiento consciente del hombre sea finalista o intencional; lo que se
discute es si en el nivel vital pueden
encontrarse funciones y actividades
inconscientes pero dirigidas hacia
fines. Lo que no suele negarse es
que, en contraste con los procesos
físico-químicos, muchas funciones y
comportamientos vegetales y
animales no son indiferentes al
resultado final, sino que ocurren como
si estuvieran de algún modo dirigidos
Ilustración 46
hacia él. En realidad, están
determinados por los estados
inmediatamente anteriores y por toda la historia pasada del organismo, así como
por su ambiente; ni los órganos, ni los comportamientos pueden ser determinados
por necesidades futuras, aún inexistentes: son determinados, según puede
presumirse, por condiciones pasadas y presentes y se adaptan de antemano a las
condiciones venideras, aunque no con previsión ni con planeamiento consciente,
sino como resultado de una historia de éxitos y fracasos tan prolongada cuanto
ciega”129.
A menudo ocurre que no sabemos qué estamos haciendo cuando pintamos y en
esa incertidumbre estaba cuando encontré ese texto de Bunge. Elucubré que mi
método de producción de imágenes podría estar funcionando al modo de un
129
Mario Bunge, Causalidad, El principio de la causalidad en la ciencia moderna, Harvard University Press,
Cambridge, MA, 1961, pp.316
90
órgano u organismo que realiza las tareas sin tener conciencia de la totalidad o del
fin, es decir, podría ser un método orgánico emparentado con los de tipo
autorregulado que existen en el cuerpo humano (el corazón, por ejemplo).
Siguiendo este argumento, esta manera de crear imágenes estaría dirigida hacia
el advenimiento, por llamarlo de alguna manera, de la mujer del futuro. Esto es, si
partimos de la historia de la mujer carente de lugar seguro y poderoso en la
sociedad, en general. Si pensamos que la mujer aún no tiene lugar 130 porque aún
no es la norma que nos eduquemos y decidamos sobre nuestro cuerpo, por decir
lo básico, entonces estas pinturas podrían ser una búsqueda en esa “adaptación
de antemano”: unas metáforas que apuntan en términos psicológicos y plásticos
hacia lo que está por venir. (Por lo que he dicho de ellas me parece que sólo hay
del tipo que muestra la parte condicionada
y aún falta para que aparezcan unas más
positivas).
En cuanto a la parte dirigida del proceso
alucinado, me identifico con la repulsa a la
ilustración que manifiesta Francis Bacon,
quien dice que la ilustración no está al
nivel del arte porque no explora la
apariencia sino que la fija por medio de
convencionalismos, por medio de
estándares aceptados de lo que es la
realidad131. Bacon sostiene que una
manera de evadir el camino ilustrativo y
lograr realidad es por medio de la intuición
emocional, y que favorece explorar y
destrabar el sentimiento para llegar a Ilustración 47
130
Marc Augé, Los no lugares, Espacios del anonimato, Gedisa, Barcelona, 1992, p.81.
131
David Sylvester, obra citada, p. 56-58.
91
la imagen por medio de una construcción que capture lo vivo, “la realidad cruda, la
brutalidad de los hechos”132. En esos pasos andaba yo cuando hice los ejercicios
de la Ilustración 46 y tal vez la 47 donde creo que es posible intuir un devenir, un
fluir o una transformación del sujeto.
El método no ilustrativo es una manera un poco ciega de trabajar, que se presta
muy bien para buscar metáforas de esas realidades aún no visibles y por tanto no
representables convencionalmente. Esto dice Bacon sobre el gran autorretrato de
Rembrandt en Aix-en-Provence: “si lo analizas, verás que casi no hay soquetes
para los ojos, que es completamente no ilustrativo. Creo que el misterio de un
hecho se logra por medio de una imagen hecha de marcas no racionales. Y no
puedes hacer esta marca de la no-racionalidad a pura voluntad. Por eso es que el
accidente siempre tiene que entrar en esta actividad, porque en el momento en
que sabes qué hacer, en ese momento estás haciendo sólo otra forma de
ilustración”133.
Mi intención es explorar la creación de cuerpos por medio de encontrarlos, o
intuirlos en las manchas. Pero no es lo mismo que manchar los rostros y cuerpos
retratados para ver si en esos gestos aparece por accidente aquello que se anda
buscando de la apariencia, que es como trabajaba Bacon. Me interesa lo irracional
pero de otra manera, más cercana a lo que menciona Roberto Matta cuando dice
que se trata de rescatar formas del fondo, es decir, de ir encontrando cosas a
partir de un achurado o manchado de la superficie (recomendación de Leonardo,
por cierto134). Matta dice esto al respecto: “no hay que partir de una hoja en
blanco, porque ahí uno sólo proyecta lo que conoce. Si uno parte de manchas y
las lee por el método alucinatorio, automático, podrá ver cosas que vienen del
deseo oculto”. La anterior es una cita de Matta en un ensayo de Leo Lobos quien
describe así el proceso: “ensuciar el lienzo para que se presente el proceso
alucinatorio y “presentir” el cuadro”135.
132
Ídem.
133
Ibídem, p. 58.
134
Leonardo Da Vinci, Tratado de la pintura, Sección primera, sXVI,
http://www.biblioteca.org.ar/libros/154424.pdf, 20/6/2013.
135
http://www.mundoculturalhispano.com/spip.php?article2614, 20/05/2012
92
Ilustración 48
No está demás concluir, entonces, que este proceso de la inmediatez de “lo que
sale” o se alucina, es muy distinto a la imagen que se elabora con el “formato del
código de la lectura, de la complejidad visual, del sentido que puede tener armar
una pintura”, que es como describe su método Daniel Lezama 136. Cuando se trata
del “armado” de las imágenes, podríamos concluir que mi método no sigue el
código académico de la lectura, ni de la composición y está más cerca de lo
abstracto orgánico y de lo biológico, que de un código académico.
Por otro lado, no constituye un método propiamente surrealista porque lo
alucinado es corregido, editado o contrastado por la razón en la búsqueda de un
sentido, lejos del absurdo, por lo menos en intención137.
136
Ver Anexo 2 de esta tesis, Entrevista a Daniel Lezama.
137
Por otro lado, estudiando a Ernst, Varo, Paalen o Matta, se me hace evidente que los pintores surrealistas
tenían muy presente lo que animaba sus imágenes y sabían que no se podían generar imágenes sugerentes
irracionalmente. Por lo tanto deben haber constatado que el proceso no tenía necesariamente que ser
irracional porque aún así las imágenes no comunicaban un mensaje unívoco. Esta es la paradoja de la sin
razón de que habla Rodríguez Prampolini que se confirma cuando vemos los procesos constructivos. Lo cual
es acorde con el sistema de lo fantástico moderno y su condición sine qua non: la conciencia.
93
Tenemos entonces que esta temática de la identidad de la mujer sitúa las
imágenes en una intención mucho más consciente que el sueño o la sin razón
surrealista. Sin embargo, por ser al menos de apariencia surrealista, como las
ilustraciones 46 a 49, se podría pensar que es simulación o apropiación de una
estética. Sin embargo, no
podría hablarse en términos
de apropiaciones o
simulacros surrealistas,
ahora que sabemos que mi
intención es presentar una
metáfora de la mujer en sus
múltiples facetas
psicológicas: cuando se
estira, cuando se retuerce,
cuando se desarticula para
94
sociales e históricos, públicos o privados, se prestan para trabajarlos y someterlos
a una estructura pictórica, garantizando así que la pintura sea la protagonista. Se
trata de conocer el propio recurso emocional o psicológico e iluminarlo con
jerarquías de valor estético. En el resbaloso camino de conocerse plásticamente,
de encontrar el propio temperamento, creo que este es un ejercicio bastante útil.
138
Mario Bunge, Las pseudociencias, ¡vaya timo!, Laetoli, UE, 2010, p.52.
95
cosas que conozco, que no estaban tan ocultas, pero sí, desorganizadas desde mi
perspectiva consciente.
La definición original del inconsciente colectivo que hizo el mismo Carl G. Jung es
la siguiente: “Además de nuestra conciencia inmediata, que es de naturaleza
completamente personal y que creemos que es la única psique empírica (incluso
si añadimos el inconsciente personal como apéndice), existe un segundo sistema
psíquico de naturaleza colectiva, universal e impersonal, que es idéntico en todos
los individuos. Este inconsciente colectivo no se desarrolla individualmente sino
que es heredado. Este se constituye de formas pre-existentes, los arquetipos, que
sólo se pueden volver conscientes de manera secundaria y los cuales dan forma
definida a ciertos contenidos de la psique”139.
Sabemos que el mismo Jung no aclaró las muchas dudas que surgieron de su
idea de los arquetipos. Y si tomamos como verdad su definición de un sistema
psíquico universal e impersonal, esto hace ilógica la interpretación posterior de
que este inconsciente colectivo tenga también características culturales locales y
únicas.
Rodríguez Prampolini recurre a la misma fuente colectiva para decir que la fuerza
que mantiene a los artistas mexicanos alejados del surrealismo por 30 años, hasta
su resurgimiento en los setenta, es la incapacidad de producir un arte
desvinculado de la colectividad141, y se refiere en este caso a los artistas de signo
fantástico. Otro ejemplo de alusión al colectivo de manera confusa sucede cuando
139
Carl Gustav Jung, Collected Works of C.G. Jung, Vol. 9, Part 1. 2nd ed., 1968, Princeton University Press,
N.J., p. 43.
140
Ida Rodríguez Prampolini, obra citada, p. 94.
141
Ibídem, p.95.
96
a José Luis Cuevas le atribuye una conexión con un mensaje que “yace como
base de la tradición artística mexicana” y Rodríguez Prampolini lo explica así: “La
integración del hombre con sus fantasmas, no la ejecuta, solamente, por vía
racional, su hábil y excepcional mano de dibujante se adelanta y va detectando las
más oscuras vivencias de la conciencia colectiva de su pueblo” 142. Podemos
suponer que Rodríguez Prampolini tal vez se refiere aquí al consciente colectivo,
definido por Émile Durkheim como las creencias y actitudes morales que operan
como una fuerza unificadora en una sociedad143. Pero si consideramos la inmensa
variedad étnica, social, racial, cultural y económica de México, un concepto como
el de consciente colectivo, también
parece una importación forzada de
otras culturas mucho más homogéneas.
Ilustración 51 La meditación
imágenes que surgen de las manchas,
142
Ibídem, p.111.
143
Émile Durkheim, The function of the division of labor, http://durkheim.uchicago.edu/Summaries/dl.html,
20/6/2013.
144
Theodor Adorno, Teoría estética, 2ª edición castellana, Traducción de Jorge Navarro Pérez, Ediciones
Akal, Madrid, 2001, http://www.mateucabot.net/pdf/adorno_teoria_estetica_v8.pdf.
97
de lo que no tiene voluntad, como dice Bacon, que produciría ambigüedades y
sugerencias y la posibilidad de algo más profundo de lo que uno andaba
buscando, en seguida entra en el proceso de ser interpretado y ordenado. Cuando
pinto estoy imbuida en una búsqueda de imágenes significativas que den cuenta
de la psicología de la mujer y aún por encima de eso a veces espero encontrar
algo que pueda funcionar como metáfora plástica de algún problema filosófico. La
mancha, como yo la veo, se debate entre ser expresividad significativa o caer en
la indiferencia. Como en el ejemplo de la Ilustración 50, sin lugar, ni historia, un
cuerpo conglomerado de mujer, en su ser más que uno145.
Entonces, para esta investigación que se propone desmitificar y exponer procesos
creativos, hay que partir por decir la verdad sobre una pintura, en texto 146:
consideraré un óleo sobre papel que llamé “La meditación” (ilustración 51) donde
hay una mujer en posición de loto. Esta figura la hice influenciada por el cuadro de
Lezama “Guadalupe Tonantzin” (ver Anexo 2, p. 21) a partir del cual hice una serie
de dibujos llamados “Malditas indecentes” (Ilustraciones 52 y 53). En la pintura
“Meditación”, la otra mujer que mira desde la esquina izquierda de la imagen, es
un autorretrato de memoria. Arriba de la cabeza de la mujer que medita hay una
esfera, una analogía entre el chakra de la iluminación y el clítoris de una vaga
vulva que la rodea y que es también aureola con brillos tipo imagen religiosa. La
mujer sentada tiene en la oreja lo que parece un auricular para escuchar. Todos
son elementos rescatados de un set de manchas amorfas. Ese auricular es como
un viento revelador que alude a las representaciones de la Virgen según los
apócrifos en donde el “verbo” habría penetrado en María a través de la oreja
produciendo así el milagro de la concepción inmaculada. Esta doctrina está
presente en el catolicismo y el islamismo 147.
145
Luce Irigaray, This sex which is not one, Cornell University Press, NY, 1985, p.23. Me parece forzada la
idea de que la multiplicidad de identidades que algunas mujeres sentimos (sea lo que sea eso en términos
psicológicos) proviene de las características morfológicas de nuestro sexo. Pero es divertida la idea.
146
Irina Costache, ¿La erdad e la pi tura o e el te to? El diálogo e tre el arte de estudio la teoría e
la educación, http://www.aesthetics-online.org/articles/index.php?articles_id=9, 21/03/2012.
147
http://www3.nd.edu/~jneyrey1/MaryM&M.htm, 26/03/2013. La representación de la concepción per
aurem alude a la concepción de Jesús, en una trayectoria desde los cielos hacia el oído de María.
98
Ilustración 52 Serie “malditas indecentes” Ilustración 53 Serie “malditas indecentes”
99
Ilustración 54 Ilustración 55
Por último, el pez es una llamada al agua; “el origen”. Elegí “dejar” este pez
porque para mí es una llamada a mi país de origen que es sólo costa de un mar
desconocido y profundo. Mar que es agua salada de la que en su mayoría
estamos hechos. Agua que surge del órgano de nuestra visión cuando perdemos
algo importante. Pez metonímico entonces, que quedó allí aludiendo a lo que aún
no tiene explicación y que visita para “anunciar” lo que aún no puede enunciarse.
Sería errado hablar de pulsiones psicológicas sublimadas en este cuadro, porque
aunque las referencias no son obvias para un espectador, estoy mostrando que
para su construcción estuve muy consciente de lo que hacía: los elementos están
sirviendo como metáfora de analogía entre sexualidad y espiritualidad, en la
presencia de la mirada consciente de lo que se está haciendo: el autorretrato de la
esquina. A partir de la proyección en las manchas de mis ideas y creencias
construí un nuevo orden para elementos convencionalmente alejados. Éste es el
resultado de una acción consciente de “indicar” hacia una relación entre
sexualidad y espiritualidad.
Al respecto de las imágenes que usan los pintores para “indicar”, Louis Vax piensa
que hay que guardarse de creer que en algún sitio por debajo de nuestra
100
conciencia, en un vasto dominio subliminal, residen, digamos, las arcadas de De
Chirico, los flácidos monstruos de Dalí, los objetos incongruentes de Tanguy… y
afirma que intelectualmente “estos artistas han creado su mundo” 148. Teresa del
Conde está de acuerdo pero no del todo: “Los mundos de ellos y de otros, nacen
en el mismo instante en que (el pintor) se enfrenta a la tela, al papel, a los
materiales con los que va a dar volumen a un esquema. Pero la idea prima es
precursora de ese ‘estar consciente’ con el propósito de dar cuenta de algo” 149.
Esta “idea prima” para mí no es más que mis propias ideas, creencias y
experiencias en la memoria, intelectuales o plásticas, y no pertenece a un lugar
colectivo incorpóreo de acceso común. Son conceptos a los que queremos indicar,
mostrando primero-que-nada los elementos usados para indicar, es decir, la
pintura, el color. Es como lo dice Arroyo en su teoría sobre el sistema de lo
fantástico: es una actitud híper-consciente.
Existe otro concepto psicológico menos conflictivo a mi parecer, un ángulo distinto
para entender la producción de lo fantástico, y que tiene que ver con la
introspección y los qualia150 que son las cualidades subjetivas de las experiencias
individuales. Una manera de definir los qualia es refiriéndose a lo que se siente ser
algo, por ejemplo, ser yo misma. Y es que las propiedades de las experiencias
sensoriales son, por definición, no cognoscibles en la ausencia de la experiencia
directa de ellas; como resultado, algunos piensan que son también
incomunicables151. Eso es extremado y equivale a decir que no podemos saber
qué ve otra persona. Es cierto que no se puede describir completamente un color,
un olor o un dolor, pero los diagnósticos médicos serían imposibles sin la
información que se obtiene de los reportes de la experiencia del dolor.
148
Louis Vax, Arte y literatura fantásticas, Editorial Universitaria de Buenos Aires, 1965, citado por Teresa
del Conde, obra citada, p.52. Aunque su lista de temáticas de lo fantástico fue útil a estudios de literatura, ya
se vio que no es sustentable. Ver David Roas, obra citada, p.20. Su propuesta de aplicar al arte lo teórico de
lo fantástico en la literatura, sin embargo, sigue vigente.
149
Teresa del Conde, obra citada, p.60.
150
Standford Encyclopedia of Philoshophy, http://plato.stanford.edu/entries/qualia/#Repqualia,
19/05/2012.
151
Tho as Nagel, What is like to e a at? e The Philosophical Review LXXXIII, 4 (October 1974), Estados
Unidos, EU, pp. 435-50.
101
En esta niebla de la experiencia subjetiva, en especial sobre los colores y olores,
hay quienes aún creen que los colores son propiedades de los objetos, es decir,
que existen allá afuera en el mundo cuando lo que ocurre es que los colores son
propiedades relacionales de los objetos, es decir, los colores se conocen sólo
cuando los percibimos por medio de nuestros sentidos152. Este dato ha modificado
mi manera de pensar el color porque implica que “copiar el color natural” o
esforzarse porque parezca verdadero,
no tiene sentido. Yo creo que el color
hasta en la pintura más realista
siempre es un invento y esto quiere
decir que los colores se construyen
sólo de dos maneras, o apegados a la
convención o desapegados de ella.
Entender esto con respecto al color
implica trabajar objetivamente 153 en la
construcción del color donde la
búsqueda de la mímesis adquiere otro
significado. Esto correspondería a una
traducción o analogía plástica con lo
fantástico posmoderno borgiano que
introduce la relativización de los
estilos literarios y su uso para
significar.
Los conceptos de naturalismo e
ilusión154, y por ende lo que es verdad Ilustración 56 Peyotes
en la pintura, son conceptos
inevitables para mí en la experiencia de pintar155. Para construir lo fantástico
152
Mario Bunge, Treatise on Basic Philosophy, Volume 3, Ontology I, The furniture of the world, Kluwer,
Holanda, 1977, pp. 64-67.
153
John Hyman, The objective eye. Color, Form, and Reality in the Theory of Art, The University of Chicago
Press, Chicago, 2006, p.113.
154
Ernst H. Gombrich, Arte e ilusión. Estudio sobre la psicología de la representación pictórica, EU, Phaidon,
2003, p.10.
102
siguiendo el modelo literario es necesario confrontar dos realidades y a veces el
cuerpo puede personificar, no lo extraño, lo otro ajeno y desconocido, sino lo más
cierto que tenemos. Y entonces, para la percepción del cuerpo como lo inmediato
nuestro, lo conocido, lo mismo, no quiero inventar nada nuevo: ya están
inventadas las técnicas.
Por eso recurro a la técnica de las veladuras, al truco de construir la carne con
verde, siena y blanco, para crear veracidad. Las técnicas académicas no sólo
ayudan a la construcción de imágenes más ricas sino también como juego, al
convertir el academicismo en una metáfora, a la Borges, con posibilidades para
expresar lo convencional, y la pintura académica misma. En la ilustración 56
vemos un ejercicio de veladuras al estilo veneciano que está sirviendo al tema de
la imagen de la mujer empequeñecida frente al arte, que en su mayoría ha sido
pintado por hombres. En este
cuadro confluye el arte fantástico de
los huicholes, aludidos por los
peyotes, y la pintura académica
europea, encontrados en la nueva
raza. (La explicación de la técnica
para lograr “la carne” está en el
Anexo 4 de esta tesis).
También la investigación sobre los
efectos de algo tan clásico como un
horizonte en una pintura me
parecen muy enriquecedores en el
desarrollo de elementos expresivos
como se ve en las ilustraciones 56 y
Ilustración 57 La contemplación o el lado izquierdo del cerebro. 57. En estos cuadros tenía la idea de
155
Italo Calvino, If on a inter’s night a tra eler, Lester & Orpen Dennys, 1981, Toronto, Canada. En esta
novela Calvino explora las posibilidades de escribir lo que es verdad a través de un personaje escritor. La
conclusión a la que llega el escritor es que sólo por medio de la descripción de lo inmediato se llega a la
verdad. Muchas otras posibilidades creativas son exploradas en esta maravillosa novela que abre caminos a
explorar plásticamente en un estudio más profundo de lo fantástico desde la literatura al arte.
103
reforzar la construcción de una fantasía clásica entendida como lo irreal que
irrumpe en un contexto cotidiano, y decidí construir lo cotidiano con un horizonte.
Me parece que el espacio construído de esta manera básica e ilustrativa es lo que
sitúa a estos cuadros en la frontera de la pintura metafísica. Me parece que estos
ejemplos ponen en evidencia el parentezco de la pintura metafísica con el sistema
de lo fantástico. La corroboración de esto la encontramos cuando vemos la gran
influencia que fue Böklin para Giorgo de Chirico, no tanto en relación al uso de la
perspectiva como memoria, sino a algo más general que es la representación de
una percepción psicológica del mundo. Ya mas tarde, el horizonte siguió
funcionando como contexto convencional para lo extraño, como en Tanguy, Matta
y Dalí, por nombrar sólo a algunos.
156
Mario Bunge en Latinoamérica y Alan Sokal en EUA, han contribuido a la desmitificación de las erróneas
aplicaciones de la ciencia a la filosofía y el arte. Ej.: Mario Bunge, Las pseudociencias, ¡vaya timo!, Laetoli,
UE, 2010.
104
que la proporción áurea no es ubicua, de Clement Falbo157. Igual de reveladoras
son las aclaraciones que hace Mark Solms sobre las interpretaciones erróneas de
los descubrimientos en neurología que relacionan el hemisferio izquierdo con el
pensamiento racional y lógico “gobernado por reglas”, y al hemisferio derecho con
la intuición y la creatividad. Más tarde se dijo que muchas personas usan sólo la
mitad de su cerebro, por lo
general la mitad izquierda y de
ahí se pasó a decir que los logros
científicos y tecnológicos de los
países industrializados de
Occidente (en contraste con el
pensamiento elusivo y misterioso
de las religiones orientales) ¡se
atribuyen a las asimetrías
funcionales hemisféricas! Existe
muy poco apoyo empírico para
157
Cle e t Fal o, Golde Ratio, A o trar ie poi t e CMJ March, EE.UU., 2005, pp. 123-134.
158
Mark Solms & Oliver Turnbull, El cerebro y el mundo interior, Una introducción a la neurociencia de la
experiencia subjetiva, México, Fondo de Cultura Económica, 2004, pp. 246-247.
105
estructura de lo fantástico permite usar esa fuerza inicial y confrontarla con la
razón, con lo académico, con todo lo que podemos aprender de las problemáticas
plásticas históricas. Para mí, se trata de encontrar lo propio, que es lo único y
diferente que puedo aportar, dentro del continuum de la pintura.
Voy a comenzar con el asunto del espectador, citando a Teresa del Conde cuando
dice que “lo fantástico no es sino uno de los caminos de la imaginación, cuya
fenomenología semántica surge a la vez de la mitología, la religiosidad, la
psicología llamada “normal” y la patológica, que es la que impera, porque no hay
límites precisos entre normalidad y anormalidad”. Y luego dice, citando a Irene
Bessiere161 que “por eso lo fantástico no suele distinguirse de aquellas
manifestaciones aberrantes de lo imaginario, o bien de sus expresiones
codificadas en la tradición popular; el autor del relato fantástico se asemeja al
159
Juan Acha, Teoría del Dibujo, su sociología y su estética, México, Ediciones Coyoacán, 1999, p. 130.
160
Idem.
161
Teresa del Conde, obra citada, p.56.
107
prestidigitador, que muestra (los objetos) para mejor esconder…es decir, describe
con el fin de transcribir lo indecible”.
Este ajuste es también necesario para la mirada semiótica. Hay que preguntarse
cuál es su posible aplicación a la producción pictórica, dejando de lado el uso
instrumental que puede tener para el espectador o el crítico. Sabemos que es
imposible para un pintor realmente ver su obra desde el mismo lugar que lo ve un
espectador porque eso es físicamente imposible. Suponer que podemos hacer tal
transposición de lugar para lograr un beneficio para nuestra pintura es una pérdida
de tiempo. Sabemos que los semióticos desarrollaron sus ideas sobre el arte para
iluminar su estudio y la crítica, no la producción. Entonces, una pregunta
pertinente es ésta: ¿cómo debe ser la investigación teórica que sirva a la propia
investigación plástica? Y más específicamente: ¿de qué manera sirve a este
objetivo la semiótica?
108
Ilustración 60 Tú tienes las riendas de mi vida
Digo concepto del nahual porque no estoy hablando de una representación literal
de leyendas o personajes específicos de los pueblos originarios. Estrictamente
162
Mario Bunge, Causalidad, El principio de la causalidad en la ciencia moderna, Harvard University Press,
Cambridge, MA, 1961, p.316.
109
hablando los nahuales son personajes que se enmarcan dentro de la fantasía de
lo maravilloso, como lo explica Alejo Carpentier en esta cita: “lo maravilloso
comienza a serlo de manera inequívoca cuando surge de una inesperada
alteración de la realidad (el milagro) de una revelación privilegiada de la realidad,
de una iluminación inhabitual o singularmente favorecedora de las inadvertidas
riquezas de la realidad, de una ampliación de las escalas y categorías de la
realidad, percibidas con particular intensidad en virtud de una exaltación del
espíritu que lo conduce a un modo de “estado limite”. Para empezar, la sensación
de lo maravilloso presupone una fe. Los que no creen en santos no pueden
curarse con milagros de santos, ni los que no son Quijotes pueden meterse, en
cuerpo, alma y bienes, en el mundo de Amadís de Gaula o Tirante el Blanco.
Prodigiosamente fidedignas resultan ciertas frases de Rutilio en Los trabajos de
Persiles y Segismunda, acerca de hombres transformados en lobos, porque en
tiempos de Cervantes se creía en gentes aquejadas de manía lupina”163.
163
Alejo Carpe tier, De lo real ara illoso a eri a o , Origi al e te pu li ado e Tie tos difere ias,
Montevideo, Arca, 1967. Tomado de la edición Calicanto, Buenos Aires, Calicanto Editorial, 1976, pp. 83-99.
110
Entonces, tomo el nahual como tropo de conceptos relacionables a la otredad, al
mito del salvaje como lo explica Roger Bartra; como una manera de personificar lo
desconocido164. El cuerpo
transformado o deformado como
la capacidad de pasar a otro
estado, que alude a la capacidad
de mediar entre distintos
aspectos de nuestra humanidad,
nuestra animalidad vs. nuestra
civilización, por ejemplo. En la
ilustración 61, Bajo un cielo de
piedra, el pequeño ser rojizo es
una demonio o daimon, es pura
necedad infantil, ni buena ni
mala, o las dos, centrada en sí
misma, un aspecto de la
personalidad. El aparato de la
derecha es una computadora, la
conexión a la noósfera de
conocimiento humano compartido
164
Roger Bartra, obra citada, p.93.
111
Ilustración 62 Lo que la enredadera me dijo
112
de… ¿recordar la naturaleza, pero a la vez desatender su llamado a
reproducirnos? Al final me digo que esta contradicción o dualidad entre escuchar
la naturaleza y desatenderla en cuanto a reproducción es una contradicción sólo
cuando se mira con los ojos de las tradiciones religiosas, las cuales alinean
naturaleza y reproducción. El caso es que nuestra naturaleza es también ser
reflexivas y producir conocimiento. Somos seres sensibles que podemos llegar a
entender que el futuro del planeta depende de nosotras. La reproducción
indiscriminada promovida por la religión y sus socios capitalistas ya no es
moralmente aceptable. La sangre tiene que caer cada mes, por lo menos en un
número significativo de mujeres, de lo contrario corremos el peligro de acabar con
nuestra existencia en el planeta; somos demasiados… y ese es el mensaje de la
enredadera que nos llega por medio de un ser fantástico triste por nuestra
condición… Pero nuevamente, ¿qué le importa a la Tierra el porvenir de la
humanidad?
Estoy tratando de mostrar cuál podría ser mi relación, o la relación de mi obra con
un espectador genérico y me parece que queda claro que tratar de encontrar
mensajes específicos no tiene sentido en esta pintura. Todo esto no puede ser
percibido por un espectador genérico ya que las metáforas que empleo no son
convencionales. El funcionamiento de las metáforas en el caso de mi pintura está
oculto en el proceso de la construcción de la imagen. No porque yo veo metáforas
en mis cuadros y me guío por ellas voy a creer que éstas se ven de manera
inequívoca en la superficie de la imagen. No porque trabajé con metáforas
podemos decir que este cuadro comunica algo específico como debe ocurrir para
que exista una comunicación. Si pongo el criterio de valor en los ojos externos,
como podría uno confundirse o distraerse al usar la semiótica en el proceso
creativo de la pintura, entonces corro el riesgo de pensar que mi pintura no tiene
valor ni función. De otra manera pero igual de perjudicial que el psicoanálisis
aplicado al arte, la mirada funcional restringe el efecto de la pintura.
Es por esto que el único espectador que tiene sentido considerar cuando se pinta
es uno mismo. Yo enfatizaría este punto, ya que creo que los avances en la
pintura son producto de estos avances en el juego de las metáforas que son
113
significativas para uno mismo. Esto significa que esta pintura es una expresión del
individualismo del pensar y por eso, necesariamente, contraria a una
representación convencional.
Hay otros tipos de metáforas con las que juego, que tienen que ver con la relación
entre la figura y el fondo. El camino va algo así: de la misma manera como no
podemos abstraernos de todo lo vivido, y tarde o temprano lo que no nos gusta de
nuestro pasado debe ser incorporado para lograr paz, creo que los agobiantes
formalismos clásicos y los sinsentidos vanguardistas pueden presentarse en la
pintura de manera yuxtapuesta, confrontados. Pensando en hacer metáforas de
estos períodos de la pintura, a veces asigno superficies del cuadro a esta
dicotomía, aunque no sin darme cuenta que es una manera recurrida ya desde los
surrealistas (pensar en Max Ernst), para construir superficies que son a la vez
recortes abstractos y partes de la figuración. Este mismo juego surrealista se
puede continuar por medio de la conjunción o diálogo entre la representación
clásica de la técnica de veladuras y los personajes tipo caricatura animada, como
en el caso de Roberto Matta.
Ilustración 63 La viajera
En la ilustración 63, La viajera, vemos a una mujer que se sienta a fumar en una
encrucijada que podría ser la de su vida misma. Por un camino está la vida
114
dedicada a los niños, a los ciclos de reproducción; y por otro, el humo de lo
inmaterial, el estudio intelectual, la creación. Los caminos, las maletas y el viaje
aluden a los cambios, la maleta hecha de páginas de un libro pegadas
directamente sobre la tela a un collage de recuerdos. La protagonista con su
cuerpo fantástico de manía lupina, es objeto de recelo, por esas miradas difíciles
de descifrar de esos otros seres masculinos en la calle y desde la ventana,
quienes tienen miedo quizás, debido a la libertad que se toma ella, de pausar, de
pensar sus opciones.
115
Incluso pienso que ese espectador tampoco es deseable como norma social o
hábito colectivo institucionalizado.
Concluyendo, creo que mi pintura como conjunto de obras tiene dos facetas que
se pueden entender como una ambigüedad o ambivalencia frente al asunto del
espectador. Por un lado está la postura de rechazo a la mirada externa, a
exponerse o siquiera considerar un espectador. Se trata de mirar hacia adentro
para encontrar respuestas que tengan sentido para la artista y no de generar
diálogo con el espectador: las obras están construidas como si eso no fuese
posible. Es la postura puramente formal que sostiene que “la función del arte es
explorar la forma, que no pretende cambiar opiniones ni ofrecer reflexiones sobre
el mundo. Se interroga a sí mismo, no al Estado; se contempla a sí mismo, no a la
realidad exterior”165. El cuerpo está desmembrado, deformado, personificando el
ser interior y sus
complejidades como
excusas para inventar y
pintar (Ilustración 64, Es
lo que ves).
165
Anthony Julius, obra citada, pp.36-42
116
mujer del futuro. Estas dos facetas relacionadas al espectador están en constante
discusión en mis cuadros: por un lado busco su atención, por otro la ignoro.
Pero, ¿cuál es hoy el lugar de la mujer? ¿Tiene sentido esta pregunta si hoy en
día, hombres y mujeres estamos iguales frente a los problemas de lugar donde
vivir? La situación extrema en las que nos encontramos si consideramos el
deterioro del medio ambiente nos empujan a abordar este problema desde otro
punto de vista. Estas condiciones exigen participación y animan a la pintura con
mensaje, la necesitan. Esta pintura requiere un esfuerzo distinto, la vuelta a una
imagen más unívoca, para construir un efecto específico, ubicado en un discurso
más grande, histórico y psicológico. En ese sentimiento construí este cuadro de la
ilustración 65, Las opciones. Aquí la niña/mujer está en la disyuntiva del camino de
la reproducción indiscriminada, a ojos cerrados, pero se desdobla hacia la
alternativa del campo abstracto, representado a la derecha del cuadro con círculos
de colores: la geometría como tropo de trabajo intelectual, el color divisionista
como metáfora de luz analizada, construcción abstracta, en oposición a la luz
transparente de un huevo, a “lo natural” que parece ser el obedecer a la
naturaleza biológica, nuestro origen reproductivo. El cuerpo fantástico de dos
166
Aleja dra Val Cu ero, Tesis Do torado La per ep ió so ial del des udo fe e i o e el arte siglos XVI-
XIX. Pi tura, ujer, so iedad , Madrid, , Dpto. de Sociología, U Complutense de Madrid.
117
caras, por un lado la que ve el camino intelectual, la artista, por otro la que elige
servir el programa reproductivo. Las niñas/mujeres tienen que abrir los ojos más
temprano para entender y decidir por ellas mismas.
Queda así en evidencia el camino de esta artista que crea desde adentro hacia
afuera y no al revés como es recomendable cuando se trata de crear productos
para el consumo.
118
Conclusiones
Para esta investigación sobre lo fantástico en las artes visuales resultó muy
beneficioso recurrir a un modelo conceptual surgido del estudio de la narrativa
literaria producido en la región latinoamericana. Basándome en el sistema
propuesto por Omar Nieto Arroyo en su tesis dirigida por el Dr. Lauro Zavala pude
hacer una correspondencia plástica con los tres paradigmas existentes de lo
fantástico (lo fantástico clásico, lo moderno, y lo posmoderno). La premisa era la
siguiente: partiendo de una equivalencia de lo fantástico borgiano con lo fantástico
posmoderno, rescatar las características esenciales del 1º para una comparación
y comprobación de equivalencia plástica con tres pintores mexicanos. De esa
manera llegué a concluir que existen por lo menos tres casos de artistas de lo
fantástico posmoderno de México en el siglo presente. Las conclusiones se
obtuvieron a partir de las características observables en la obra de Borges
aplicadas a la pintura de lo fantástico, como resumo a continuación:
En primer lugar, sabemos que uno de sus recursos consiste en relativizar uno de
los polos que constituye el sistema de lo fantástico, ya sea lo familiar o lo
sobrenatural, o bien los dos aspectos al mismo tiempo, es decir todo el sistema,
desembocando así en una situación paradójica. En la literatura, la paradoja se
menciona como sistema directamente relacionada con lo fantástico, pero en
Borges la paradoja es solamente un fantasma, un espejismo, una simulación o un
juego. Esto lo pudimos ubicar en Toledo y en Colunga sin dificultad, y
particularmente en Lezama, donde lo familiar y lo sobrenatural están relativizados,
presentados como paradoja lúdica e irónica. En una segunda mirada enfocada en
encontrar lo propio de México vemos que la paradoja apunta a una sugestión a
pensar sobre la profunda realidad de esta región, su historia y sus gentes. La
paradoja no es fin en sí mismo, sino instrumento de sugestión y reflexión.
Con respecto a la intertextualidad en Borges, las referencias y las citas son
también simulación y muchas de las veces son internas, es decir,
autorreferenciales. Por eso su intertextualidad también resulta un fantasma. A mi
parecer esto es evidente en las obras plásticas estudiadas, y es precisamente eso
lo que va constituyendo el estilo en cada uno de los pintores observados aquí.
119
Como vimos en Toledo el recorrido desde la metáfora de la mujer por un animal en
el Chilam Balam se convierte en cuerpos animalizados. Con Colunga aprendemos
que cuando se trata del circo en realidad se trata de la Iglesia Católica. En Lezama
sabemos que el cuerpo es una bandera, con todo lo que eso puede significar. Así,
el estilo es este constante recurrir a lo que ya hicimos, a la historia de lo propio e
individual en lo plástico, como en un constante pulir un recurso hasta que se
convierte en forma inconfundible propia y única del artista. Me parece evidente
que sin esta autorreferencia no hay estilo y esta es otra característica instrumental
que aporta lo fantástico a la obra de un artista visual.
En tercera instancia, según Arroyo, “los aceites que engrasan la posibilidad
fantástica posmoderna son el simulacro y la ironía, pero también, y sobre todo, la
creación a partir de la lectura, esto es: una re-escritura a partir de la re-lectura”.
Podemos fácilmente ubicar estos aspectos en la obra de Toledo porque se
retoman ahí lecturas de escritores coloniales, europeos y hasta del mismo Borges;
también se recuperan la apariencia de plásticas rupestres. Mirando a Colunga, se
releen las imágenes religiosas: los exvotos; y observando la obra de Lezama, se
recurre a las pinturas académicas, las leyendas del valle de México y los escritos
de viajeros a tierras ignotas.
Un último set de características correlacionadas en la literatura borgiana y la
fantasía plástica es la parodia, el pastiche o hibridación. Lo que aporta la parodia
es su capacidad de crear un nuevo sentido. Estos nuevos sentidos posibles son
con Toledo: la relación con la naturaleza, que vemos en formas híbridas de
cuerpos animalizados; con Colunga: la relación con la espiritualidad, que vemos
en cuerpos híbridos entre personajes de circo y de la iglesia católica; y con
Lezama: la relación con la identidad mexicana, en una hibridación de cuerpos y
emblemas patrios y a veces un comentario sobre la propia pintura. Todas estas
hibridaciones no son otra cosa que metáforas plásticas para sugestionar al
espectador a imaginar nuevas maneras de pensar temas profundos.
Entonces tenemos que al abstraer las características esenciales de lo fantástico
enfocándonos en el aspecto constructivo encontramos que podemos resumirlas
así: se trata de la presentación de una realidad alterna dentro de lo conocido o
120
cotidiano. Cabe señalar que no estamos hablando de una síntesis de aspectos
opuestos ni de ningún tipo de equilibrio de fuerzas, sino de la primacía de lo
extraño sobre lo natural. En una segunda mirada más interpretativa y específica a
las obras en México, comprobamos que en la manera en que se construye la
imagen hay un mensaje sobre la realidad local tal como lo describió Rodríguez
Prampolini y es así que se concluye la continuación del legado de tradición
plástica de Posada en el arte contemporáneo con ejemplos como Toledo, Colunga
y Lezama, entre otros por estudiar.
121
lo paradójico que eso resulta dentro de este discurso sobre lo híper fantástico
distanciado del programa de Breton. Me parece que se podría hablar de un nicho
muy particular aquí, no onírico como es en apariencia, sino propiamente
alucinado. Tal vez por esto y en cuanto a los temas o inquietudes filosóficas de
Borges, con los que más me relaciono son, la identidad personal, y el carácter
fantasmagórico, alucinatorio, del mundo. Me parece ver una analogía en el
mecanismo de construcción para la apariencia de desfiguración de la identidad,
porque en la fantasía no sólo el destruir la concepción del tiempo y del espacio
nos lleva a la destrucción de la identidad; con Borges existe un camino directo
para borrar las fronteras de la realidad mediante un recurso que trastoca cualquier
posibilidad de fincar la Verdad como materia estable: el doble. Y yo agrego, el
triple, el cuádruple y todas las demás que creo ser yo misma. La hipótesis
borgiana de que somos copias de un Dios superior que disemina incluso copias de
nosotros mismos, da comienzo y forma a su fantasía. Con las debidas distancias,
corroboro que la idea de las múltiples personalidades o fracturas, reales o
inventadas de la condición de la mujer, de su personalidad e historia, han servido
a la concepción de mis imágenes fantásticas. Así, el objetivo personal de esta
tesis queda más que cumplido al encontrarle un lugar a mi pintura en una
continuidad o legado del arte latinoamericano.
A mi parecer lo más rescatable de esta tesis es que de manera similar a como
ocurre en la literatura donde el modo fantástico se ha empleado para organizar la
estructura fundamental de la representación y para transmitir, con fuerza y
originalidad, experiencias inquietantes a la mente del lector 167, esta estructura
tiene la virtud de acoger todo tipo de temas, desde lo más íntimo hasta lo más
social. Un ejemplo es la estupenda obra del dibujante Melecio Galván 168, rica en
iconografías explícitamente políticas. Otro ejemplo está en el límite natural de lo
fantástico: lo abstracto. En esos umbrales “informales” lo fantástico se puede dar
de forma espectral, como el caso de algunas obras de Gilberto Aceves Navarro y
167
Remo Ceserani, Lo fantástico, Editorial Antonio Machado, Madrid, 2000.
168
Lelia Driben, Catálogo Melecio Galván. El artista secreto, Instituto de Investigaciones Estéticas, UNAM,
México 1992.
122
Germán Venegas, dos pintores que deberán incluirse en estudios adicionales de lo
fantástico169.
Este mecanismo de construcción de imágenes que es el sistema de lo fantástico,
tiene como ejemplos a los más grandes creadores de bienes culturales de
Latinoamérica, y como línea de pensamiento creativo en la pintura y literatura se
caracteriza porque se plantea como un artefacto de visión que siendo ilusión abre
Ilustración 68 Encuentro
169
Mi maestro Arturo Miranda Videgaray, a mi parecer también camina en esos umbrales.
123
anti-arte. Sobre todo, como lo dice Daniel Lezama, en esta figuración fantástica el
que tiene la razón es el espectador: “lo que importa es lo que ves, no lo que pensó
el artista cuando hizo la pieza”. Para el pintor en cambio, es decir, desde el punto
de vista de la producción de la propia obra, el estudio introspectivo y académico
nos nutre y afirma en el camino elegido, pero sobretodo nos vuelve seres
agradecidos del legado artístico que nos toca, estimulando así un diálogo con la
historia y la cultura que enriquece nuestra propia obra.
Habiendo establecido esta conexión entre investigación y producción, sigo
encontrando otros métodos de lo fantástico en Latinoamérica que quiero rescatar
en mi propia producción como son los procesos surrealistas de Wolfgang Paalen,
de Roberto Matta, de Leonora Carrington o Remedios Varo, todos ellos
productores de obra que de alguna manera, creo yo, establecen una relación entre
lugar geográfico, psicológico o social, y lo fantástico. Todos ellos son pintores
extranjeros, como yo misma, en cuya obra podemos suponer que existen vínculos
de lo fantástico con la experiencia de la migración. Creo que es esta mirada
extranjera la que explica porqué me identifico con los procesos de Daniel Lezama
(que vivió su infancia entre Estados Unidos y México) más que con los otros
artistas estudiados en esta tesis, a pesar de no haber casi ninguna relación
iconográfica. Lo que me parece más importante, sin embargo, es explorar la
sospecha de que en su caso ocurrió una especie de maridaje entre lo fantástico de
México y el surrealismo bretoniano, corriente que, si hago caso a Rodríguez
Prampolini, finalmente sedujo a los artistas mexicanos. Creo que en el caso de
Lezama el método consiste en pintar preguntas sobre la propia imagen, como
metáfora de la identidad, donde la imagen se produce al permitir intervenir… no
diré la “sin razón”, pero sí los procesos inconscientes. Creo que este es el método
para encontrar analogías visuales de la pregunta abierta sobre quiénes somos.
La metodología de los pintores surrealistas entonces, se me presenta como otro
campo de estudio dentro de lo fantástico que debe explorarse para ahondar y
actualizar el conocimiento de nuestra herencia artística de imágenes, para
representarla apropiadamente y para utilizarla en nuestra obra.
124
Índice de ilustraciones (en centímetros, alto por ancho)
Capítulo 1
1. Max Klinger (1880). Abducciones de un guante.
2. Giorgio de Chirico (1888-1978). Hijo Pródigo.
3. Orozco Romero (1896-1984). Sueño.
4. José Luis Cuevas (1934-). El secreto de Walter Raleigh.
5. Julio Ruelas (1870-1907). La domadora.
6. Diego Rivera (1886-1957). Las tentaciones de San Antonio.
7. José Guadalupe Posada (1852-1913). Gran fandango y francachela de
todas la calaveras.
8. Guillermo Meza (1917-1997). Coloquio entre la mujer, la muerte y el diablo.
9. Juan O’Gorman (1905-1982). Venus.
10. José García Ocejo (1928-). Las más hermosas de las mariposas.
11. Francisco Toledo (1940-). El origen del mundo.
12. José Luis Cuevas (1934-). Autorretrato en Blanes.
Capítulo 2
Obra de Francisco Toledo:
13. La mujer preñada, grabado, 14 x 14.
14. Omixóchitl, aguafuerte mezzotinta, 14 x 6.
15. Mujer desvistiéndose, grabado aguatinta, 31 x 20.
16. Mujer iguana, aguafuerte puntaseca, 54 x 29.
17. Pescado con paraguas, pigmento sobre papel.
18. Mujer con avispas, pigmento sobre papel.
19. Mujeres lagarto cazando.
Obra de Alejandro Colunga
20. Bailarina árbol de Navidad, óleo.
21. La pesadilla de los ratones II, óleo.
22. Chimbombón con triciclo, óleo.
23. Chimbombón con triciclo, grabado.
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24. Francis Bacon, Estudio de Inocencio X, 1953.
25. Sálvanos, óleo.
Obra de Daniel Lezama
26. La muerte de Empédocles, óleo, 190 x 245, 2005.
27. Vista del valle, 145 x 240, 2004.
28. Los baños de Netzahualcóyotl, óleo, 320 x 240, 2003.
29. Otro incidentes de viaje en Yucatán, óleo sobre lino, 320 x 480, 2011.
30. La insolación de F. Catherwood en Palenque, óleo sobre lino, 180 x 140, 2011.
31. Sueño premonitorio de John L. Stephens, óleo sobre lino, 180 x 140, 2011.
32. Alegoría de la bandera, óleo sobre lino, 145 x 190, 2004.
33. Querido pintor, óleo sobre lino, 190 x 160, 2007.
34. El rumor de las islas, óleo sobre caoba, 120 x 90, 2010.
Capítulo 3
Obra de Cristina López Casas
35. Las inocentes, óleo sobre madera, 56 x 46, 2011.
36. Sin título, óleo sobre madera, 70 x 100, 2011.
37. Sin título, óleo sobre madera, 70 x 100, 2011.
38. Los tres poderes, óleo sobre tela, 60 x 50, 2012.
39. Sin título, óleo sobre papel mina gris, 70 x 70, 2012.
40. La envidia, óleo sobre tela, 50 x 60, 2012.
41. Sin título, óleo sobre papel mina gris, 70 x 95, 2012.
42. El viaje, óleo sobre madera, 70 x 100, 2012.
43. Sin título, óleo sobre papel mina gris, 70 x 95, 2012.
44. Mismo anterior terminado.
45. Sin título, óleo sobre papel mina gris, 50 x 65, 2012.
46. Sin título, óleo sobre papel mina gris, 70 x 95, 2011.
47. Sin título, óleo sobre papel mina gris, 95 x 70, 2012.
48. Sin título, óleo sobre papel mina gris, 70 x 95, 2012.
49. Sin título, óleo sobre tela, 60 x 90, 2012.
50. This sex which is not one, óleo sobre papel mina gris, 90 x 70, 2012.
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51. La meditación, óleo sobre papel mina gris, 95 x 70, 2012.
52. #5, serie “Maldita indecente”, tinta sobre papel, 25 x 30, 2012.
53. #6, serie “Maldita indecente”, tinta sobre papel, 25 x 30, 2012.
54. Kuquimana #2, pegatina, plumón sobre papel pegado en muro, 25 x 15,
2012.
55. Kuquimana #4, pegatina, plumón sobre papel pegado en muro, 25 x 15,
2012.
56. Peyotes, óleo sobre madera, 80 x 60, 2011(a partir de una fotografía de Flor
Garduño).
57. La contemplación o el lado izquierdo del cerebro, óleo sobre tela, 80 x 80,
2012.
58. Mi lugar, oleo sobre tela, 79 x 103, 2012.
59. Sin título, óleo sobre papel mina gris, 95 x 70, 2012.
60. Tú tienes las tiendas de mi vida, óleo sobre tela, 60 x 90, 2012.
61. Bajo un cielo de piedra, óleo sobre tela, 80 x 60, 2011.
62. Lo que la enredadera me dijo, óleo sobre tela, 45 x 60, 2011.
63. La viajera, óleo sobre tela, 80 x 150, 2011.
64. Sin título, óleo sobre papel mina gris, 70 x 95, 2012.
65. Las opciones, óleo sobre tela, 60 x 90, 2012.
66. Artefacto 2, óleo sobre tela, 90 x 60, 2011.
67. Recuerdos de la costa, óleo sobre tela, 80 x 120, 2013.
68. My heart goes out to you, óleo sobre tela, 60 x 80, 2013.
69. Encuentro, oleo sobre tela, 70 x 70, 2013.
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