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La Consejería Cristiana Efectiva

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La Consejería Cristiana Efectiva (Gary

Collins)

Introducción

1. La necesidad de la consejería Cristiana

 Al final del año 1880, un joven médico austriaco, llamado Sigmund


Freud, principio su carrera como psiquiatra. Este médico trato de
analizar los sueños de sus pacientes, indagó en sus secretos
personales y desarrolló teorías acerca de la conducta humana y la
forma en que piensan las personas.

 Freud escribió acerca del desarrollo humano, la conducta anormal y


los sueños, así como una teoría de consejería a la cual llamó
psicoanálisis.
 Freud también escribió acerca de religión y dijo que los creyentes
eran psicológicamente inestables. Probablemente esta crítica fue la
que hizo que muchos pastores y laicos llegaran a ser totalmente
escépticos a la psicología y a la consejería.

 Si embargo, podemos decir que la consejería se remonta aún antes


de esta fecha, ya que Eliú dio consejería a Job en medio de su
enfermedad, un ángel le dio consejería a Elías cuando este estaba
desanimado y solo en el desierto, Daniel dio consejería al rey
Nabucodonosor.

 Jesucristo es descrito como “Maravilloso Consejero”, y todo el N. T.


está lleno de ejemplos de consejería. El proveer cuidado y
consejería ha caracterizado a los líderes en el devenir histórico de
la iglesia.
 Jetro le dijo a su yerno Moisés, “no está bien lo que haces. El
trabajo es demasiado pesado para ti, no podrás hacerlo tu solo.
Escoge entre todo el pueblo varones virtuosos y temerosos de Dios,
varones de verdad, que aborrezcan la avaricia” (Éxodo 18:21).
Moisés escucho este consejo de su suegro Jetro y alivió su carga y
la del pueblo de Israel. Es muy probable que esta consejería haya
tenido que ver con asuntos legales, pero también con problemas
personales.
 En este ejemplo podemos ver muchas de las características de
quienes aconsejan: varones virtuosos, temerosos de Dios, varones de
verdad, honestos, sensibles, accesibles y sabios para declararse
incompetentes en algunos casos y remitirlos a un profesional.
(Debemos admitir que no somos profesionales).

El significado de la consejería cristiana


 La consejería implica una relación de cuidado entre por lo menos dos
personas. Una de ellas (el consejero) busca ayudar a la otra (el
aconsejado), a resolver y anteponerse a los problemas de su diario
vivir. En el trabajo de consejería, el consejero cristiano busca
aplicar la sabiduría de Dios como lo enseña la Biblia, a los problemas
de la vida.
 La consejería puede tener una variedad de metas, de las cuales
solamente algunas pueden aplicarse a cualquier situación de
consejería. Debemos recordar que cada persona es diferente y cada
situación es muy particular, por lo que no se pude generalizar ni usar
los mismos principios.

La consejería pretende:
 Cambiar actitudes; acciones o valores
 Aprender habilidades como: aprender a relacionarse adecuadamente
con las demás personas, cómo comunicarse, entre otras.
 Reconocer y expresar sentimientos, como ansiedad, temor, soledad o
ira.
 Entender las causas de los problemas, sus raíces
 Tomar responsabilidad por cambios de conducta y de actitudes
 Reconocer el pecado, confesarlo y experimentar el perdón de Dios
 Tomar decisiones inteligentes
 Aceptar ayuda o estímulo
 Reconocer y evitar futuros problemas que pudieran surgir
 Aprender a crecer y a desarrollarse integralmente en la vida.

La unicidad en la consejería cristiana


 Continuamente los cristianos tenemos abundantes oportunidades de
ayudar a otras personas a través de la consejería y podría ser usada
también para enseñar sobre el pecado, la culpa, lo que significa la
vida y lo que representa la muerte. Podemos testificar de Cristo…

Psicología secular y consejería cristiana


 Debemos los cristianos aceptar las enseñanzas psicológicas?
Debemos rechazar la psicología moderna, como lo hicieron con Freud
los cristianos del pasado? Podríamos buscar enseñanzas en las
conclusiones de la psicología y aplicar algunas de ellas al trabajo de
la iglesia?
 Es evidente que la psicología no puede ser ignorada o tratada como
que no existiera. Dios ha permitido a los psicólogos hacer muchos
descubrimientos útiles relacionados con la forma en que actúan,
piensan y resuelven sus problemas las personas. Por supuesto que
este conocimiento no es perfecto, y va a tener muchos errores, pero
aún las personas que critican la psicología, con frecuencia usan
términos psicológicos en la consejería.

Las teorías psicológicas se pueden dividir en tres grupos:


 Las corrientes directivas. Aquí el consejero es visto como un
experto que analiza un problema, busca soluciones y las comunica al
aconsejado. Aquí se le dice al aconsejado, cómo resolver su
problema, pero el consejero adquiere una gran responsabilidad.
 En contraste, las corrientes permisivas. Aquí se asume que el
aconsejado es capaz de resolver sus propios problemas si tiene la
libertad para pensar en medio de las situaciones conflictivas. Por
consiguiente, el consejero no hace ningún diagnostico, ni sugiere
soluciones o da tratamiento, sino que escucha cuidadosamente. En
ocasiones resume todo lo que se ha dicho y provee al aconsejado una
relación afectiva en donde este se siente libre para hablar, expresar
sentimientos y a veces hasta llega a sacar sus propias soluciones.
 Las corrientes de interacción. Aquí el consejero y el aconsejado
discuten un problema más o menos al mismo nivel y deciden juntos
cómo resolverlo.
Estas tres corrientes representan diferentes culturas. En sociedad
donde existe gran respeto hacia las personas mayores (Chinos), se usa
más la corriente directiva. En otras en cambio, donde la vida es más
permisiva, se usará tanto la corriente permisiva, como la corriente de
interacción.

Cuál es la corriente correcta?


Probablemente lo sean las tres, dependiendo del problema, las
expectativas del aconsejado y la personalidad del consejero. Jesús fue
bastante directivo y autoritario con los líderes religiosos, pero fue muy
permisivo por ejemplo con los encontró en el camino a Emaús. A ellos les
permitió hablar libremente y hasta después les enseñó. Mantuvo una
conversación con Nicodemo, fue amable con la mujer que tocó su manto
y probablemente abrazó a los niños que le trajeron.
o Por lo tanto debemos evitar criticarnos los unos a los otros, y
creer que solo mis métodos son los más acertados…

La iglesia y la consejería cristiana

 Una de las más grandes tareas de la iglesia es ayudar a las personas.


Dios ordenó el cuerpo, de modo que no haya desavenencia en el cuerpo,
sino que los miembros todos se preocupen los unos por los otros. De
modo que si un miembro padece, todos se duelen con él, y si un miembro
recibe honra, todos se gozan con él.
 Debemos también recordar que no todos los creyentes somos iguales, ya
que Dios nos ha dado diferentes dones, habilidades, talentos y recursos,
pero todos debemos procurar ayudar a los demás. El N. T. nos dice que
debemos edificarnos los unos a los otros, amonestarnos , alentar a los de
poco ánimo, sostener a los débiles y ser pacientes para contados (1
Tesalonicenses 5: 11 y 14).

2. Características de la consejería cristiana


 Una extensa variedad de estudios han demostrado que los consejeros
eficaces triunfan, no solo por lo que dicen en la consejería, sino por lo
que son. Se ha descubierto que los buenos consejeros son cariñosos
y amigables, son personas sinceras y tienen la habilidad de entender
los problemas y sentimientos de los demás. Sin embargo, para ser un
buen consejero puede ser de mucha ayuda el conocer y aplicar las
técnicas de consejería.
 El tema de este capitulo puede resumirse en una oración muy
importante: Si usted quiere llegar a ser un buen consejero, primero
tiene que ser un verdadero hombre o una mujer de Dios.

Los rasgos de la consejería cristiana

De acuerdo con las Escrituras, los consejeros efectivos son aquellos


cuyas vidas poseen rasgos importantes de consejero.

 En primer lugar, los consejeros efectivos son espirituales. En Gálatas


5: 22 – 23, leemos acerca del fruto del Espíritu. Las personas que
pertenecen a Cristo están comprometidas a seguirlo, son guiadas por
el Espíritu Santo y no son vanagloriosos, creadores de problemas, ni
envidiosos.
 En segundo lugar, los consejeros efectivos deben ser mansos y
apacibles. La mansedumbre es uno de los frutos del Espíritu, pero por
si importancia merece ser nombrado por separado. Algunas veces el
consejero debe ser firme y hay veces que tienen que decir cosas que
el aconsejado no desea escuchar o admitir. Pero los consejeros deben
ser siempre mansos y sensibles con las personas que vienen a ellos
para hablar acerca de sus problemas.
 En tercer lugar, los consejeros cristianos deben estar dispuestos a
ayudar. Algunas veces es hasta vergonzoso, ayudar a otros a manejar
los problemas de la vida, pero debemos recordar que esa es nuestra
responsabilidad como creyentes.

Las tensiones de los consejeros cristianos


 Entendemos que ayudar a las personas necesitadas siempre traerá
satisfacción, sin embargo también tenemos que reconocer que la
consejería es algo difícil, emocionalmente agotadora y produce mucha
tensión. Muchas veces después de tratar de ayudar a determinado
número de personas, el consejero se cansa, y puede convertirse en una
persona impaciente, insensible e ineficaz.

Pasos para prevenir la tensión en el consejero: (Las tres R)

Casi es inevitable absorber la tensión de los problemas de los aconsejados,


generalmente, cuando tenemos empatía (se supone que sí), nos terminamos
llevando los problemas de la gente a nuestra casa y esa ansiedad nos evita
hasta conciliar el sueño en la noche.

 Primero, necesitamos tiempo a solas. ¿Se ha preguntado por qué Jesús


siempre se mantuvo vigoroso y dispuesto a ayudar a las multitudes?
Siempre estuvo rodeado de grandes multitudes que lo oprimían y lo
perseguían día y noche donde quiera que él iba. La Biblia nos revela que
Jesús periódicamente se separaba de las multitudes para poder estar
con sus amigos, relajarse en la casa de María y Marta o pasar un tiempo
a solas en ayuno y oración. Regularmente tomó tiempo para descansar y,
como resultado, siempre estaba listo para ayudar a las personas. A
veces es difícil separarse, pasar tiempo consigo mismo y descansar,
pero debemos recordar que aún Dios mismo descansó (Génesis 2:2).

 Segundo, necesitamos compartir responsabilidades. Jesús, el Hijo de


Dios, pudo haber hecho todo sin ayuda, pero aún él entrenó a otros para
ayudar en este trabajo. Nada desgasta tanto que hacer las cosas solos,
sin la compañía y colaboración de otras personas.

 Tercero, necesitamos apoyo de otros creyentes. Todos necesitamos


una relación estrecha con otras personas que nos pueden dar estímulo y
un punto de vista diferente, especialmente cuando estamos bajo presión.

 Cuarto, necesitamos mucha oración. El Evangelio de Marcos, capitulo 1,


nos describe un día muy agotador de Jesús, estuvo sanando a los
enfermos hasta muy tarde; pero a pesar de todo, se fue a un lugar
solitario para poder orar y recobrar las fuerzas.

 Además, algunos hablan de las tres R: R etirarnos, R enovarnos y R


egresar.

Los peligros de la consejería cristiana

Aparte del la inmensa carga emocional que el consejero experimenta en su


tarea de aconsejar, hay otros peligros que debemos tomar en cuenta:

 Exceso de confianza en la información proporcionada por el aconsejado .


Hay ocasiones en que las personas nos confiesan crímenes que no han
purgado, robos, adulterios y cualquier otro asunto que puede ser muy
comprometedor tener conocimiento de estos asuntos. Otras veces, por
lo general, solo escuchamos una versión de los problemas, y esta solo es
parte de la verdad, como en la consejería matrimonial. En todo caso
debemos evitar, parcializarnos y suponer que a quien tenemos en frente
es la víctima. Incluso hay aconsejados que nos mienten, o por lo menos
no dicen toda la verdad cuando nos revelan un problema. En todo caso,
no podemos ser ni tan crédulos, ni tan incrédulos. Generalmente el
tiempo y el Espíritu Santo nos guía hacia toda la verdad.

 Adelantarnos a sacar conclusiones . Suponer y creer absolutamente todo


lo que nos dicen, es como caminar sobre una cuerda floja . El consejero
debe escuchar atentamente y evitar sacar conclusiones prematuras
acerca del problema y sus posibles soluciones. Es muy probable que las
primeras confesiones no sean tan sinceras, por parte del aconsejado.

 Poner demasiado énfasis en la confrontación . Algunos escritores piensan


que la única forma de ayudar, es confrontando a la persona, señalándola
y sentenciándola que tiene que cambiar. Sin embargo, en la Biblia
descubrimos que la ayuda que las personas descubrieron les fue dada de
diferentes formas. Es importante confrontar en algunas ocasiones
(Romanos 15:14), pero también es importante enseñar (Colosenses 3:16),
orar (Santiago 5:16) y alentar 1 Tes. 4:18).
 Involucrarse demasiado con el problema y con la persona . Es muy fácil
perder la objetividad a causa de la compasión (empatía) y llegar a
involucrarse en el problema, igual o más que el mismo aconsejado. Esto
es emocionalmente dañino y puede interferir con nuestras
responsabilidades que son independientes de la consejería. Evitemos
hacer nuestros los problemas de los aconsejados. Hay algunas personas
que inclusive son expertas en manipular y llamar exageradamente la
atención de los demás. Estas personas muchas veces nos roban la
privacidad y esperan inmediata atención cuando nos llaman.

 Demasiada intimidad con el sexo opuesto . Solo porque el consejero sea


cristiano, no significa que no pueda ser estimulado por miembros del
sexo opuesto, o en algunos casos incluso por miembros del mismo sexo.
Dar consejería implica una relación estrecha y algunas veces incluye
también el compartir problemas sexuales, así como necesidades
experimentadas profundamente (insatisfacción sexual). Debemos ser
sabios hasta para saber dónde imponer nuestras manos al momento de
orar por alguna persona, aunque sea del mismo sexo. La consejería nos
puede hacer vulnerables a las tentaciones de Satanás y a nuestras
propias fantasías. Aún las personas más espirituales y maduras deberán
ser muy cuidadosas. Ocasionalmente, después de una entrevista, el
aconsejado puede acusar al consejero de haber hecho insinuaciones
sexuales y en otros casos en aconsejado(a) voluntariamente se ofrece
sexualmente al consejero(a). Por ello es recomendable que en las
entrevistas, algún anciano de la iglesia nos acompañe y se ubique a cierta
distancias y que la oficina tenga sus ventanas de vidrio y sus puerta
abierta preferiblemente.

 Fallas en la confidencialidad . Se supone que los consejeros sean


estrictamente confidenciales en cuanto a los problemas de las personas.
A pesar de que el consejero pueda tener las mejores intenciones, existe
el peligro de que revele, por accidente parte de esa información. Para
evitar esto, debemos tomar la determinación, con la ayuda de Dios, de
nunca hablar acerca de otras personas, especialmente en forma de
crítica. El uso de expedientes debe ser confidencial.

 Un ministerio fuera de balance. Algunas veces los consejeros


encuentran muy satisfactoria la tarea de aconsejar, que terminan
descuidando otras áreas importantes generalmente con su pareja, con
sus hijos, y en el caso del pastor, con la preparación de sus sermones.
Su tiempo para orar y leer la Biblia, se ve seriamente amenazado, así
como también su tiempo de descanso. Las personas con grandes
problemas emocionales, con tendencias suicidas o destructivas, pueden
ser ayudadas de mejor forma si se refieren a un consejero profesional o
que tenga más experiencia. Su reputación como consejero no se verá
afectada, al declararse incompetente en algún caso, ni corre ningún
riesgo el aconsejado. Cuando remita al aconsejado a un consejero
profesional, prefiera en todo caso a un profesional cristiano.

3. Técnicas de la consejería cristiana

El caso de Job. Tres consejeros trataron de ayudarlo inútilmente, hasta que


apareció un hombre llamado Eliú (Job 32). Eliú no quería aconsejar a Job
porque era más joven que los otros consejeros.

 Eliu escuchó (Job 32:11). El escuchar es una de las técnicas más


importantes en la consejería. Los consejeros cristianos generalmente
piensan que deben dar muchos consejos sabios a las personas, citar
repetidamente la Biblia y hacer muchas preguntas a las personas que
tienen problemas. Esto puede llegar a obstaculizar la buena consejería,
especialmente al inicio de esta, cuando aún no estamos seguros de cuál
sea el problema del aconsejado.
Dios sabiamente nos dio dos oídos, dos ojos y una boca, para que
escuchemos más de lo que hablamos. El que no pude escuchar a su hermano,
pronto dejará de escuchar también a Dios. Cuando el consejero escucha, el
aconsejado tendrá la oportunidad de expresar también sus sentimientos, y
esto le ayudará notablemente, y dará más información valiosa para el
consejero. Debemos escuchar cuidadosamente y debemos evitar
impresionarnos con algún elemento importante de sus palabras. Un
movimiento de cabeza ocasional, una sonrisa o hacer preguntas generales
como: luego, qué pasó? o como se sintió usted? ayudar al aconsejado a
seguir hablando.
 Eliú entendió (Job 32:12). Si usted realmente quiere entender a una
persona, trate de imaginarse cómo se siente esa persona en tal
circunstancia.
 Eliú dio seguridad (Job 33: 6- 7). “Yo soy como tú”, dijo Eliú a Job,
“también soy un ser humano y tengo problemas, no estoy aquí para
asustarte”. Muchas personas evitan discutir un problema porque se
sienten avergonzadas del problema, como de la misma incapacidad para
resolver el problema. El aconsejado tiene temor que el consejero se
enoje por sus debilidades o que sea muy crítico. Es importante darle
seguridad al aconsejado haciéndole sentir que será amado y aceptado
aún cuando tenga problemas o haya pecado (Romanos 5:8).
 Eliú confrontó (Job 33: 12). Confrontar a una persona consiste en
señalarle sus fallas, pecados, malentendidos y actitudes pecaminosas. La
responsabilidad del consejero no es la de juzgar, condenar o culpar, sino
que debe señalar cosas que el aconsejado probablemente no ha visto o no
ha querido ver. Cuando usted confronte a una persona, trate de ser
amable, enfatice las cosas buenas que ve en ella y luego déle tiempo para
responder. Eliú hizo esto diciéndole a Job, “Estas equivocado en tu
forma de pensar, te haz olvidado que Dios es más grande que el hombre,
tus actitudes están causando algunos de tus problemas”.
 Eliú enseñó (Job 33:33). Existen diferentes formas de enseñar. En
algunas ocasiones podemos hablar y dar información. En otras podemos
hacer sugerencias acerca de cosas que los aconsejados pueden cambiar
y, con frecuencia, les enseñamos con nuestro ejemplo.
 Eliú dirigió su atención a Dios. Empezando en el capítulo 34, Eliú
mostró a Job cómo es Dios y le invitó a obedecerle. Es importante
hacer notar que esto sucedió al final del proceso de consejería, después
de que Eliú escuchó y estableció una relación amorosa con Job. Debemos
ser cuidadosos, y respetar a nuestros aconsejados no forzándolos a
aceptar el Evangelio, pero sí debemos hablarles de Cristo ya que
solamente el puede traer paz al corazón angustiado.

a. Escuchar
b. Entender
c. Dar seguridad
d. Confrontar
e. Enseñar
f. Remitirlos a Dios

4. El curso de la consejería cristiana


Hay tres áreas de interés general:

 Sentimientos Todo el mundo tiene sentimientos pero existe


diferencia en la forma de manejarlos. Debido a sus rasgos de
personalidad, algunas personas admiten libremente sus sentimientos,
pero otros los mantienen ocultos. Aún cuando las emociones no se
mencionen, estas molestan a muchos aconsejados, como los
sentimientos de desánimo, frustración, ansiedad, culpa o
preocupación. El admitir los sentimientos, como llorar es de mucha
ayuda para el aconsejado. Los sentimientos pueden influenciar
nuestras mentes y cuerpos. Es muy importante, entonces, que los
consejeros estén conscientes de los sentimientos de sus aconsejados
y si estos no dicen cómo se están sintiendo, entonces hay razones
para preocuparse.
 Pensamientos. Se ha sugerido que la mayoría de los problemas
humanos empiezan y se resuelven en la mente. La codicia, la violencia,
la envidia, la crítica y el odio, vienen de nuestros pensamientos. Las
personas que no dejan que haya en sus mentes pensamientos de
crítica, llegan a ser mental y espiritualmente saludables. Algunas
veces los aconsejados desarrollan ideas a cerca de sí mismos, o de los
demás que simplemente son erróneas. En tal sentido, debemos tratar
de entender su forma de pensar y ayudarles a desarrollar
pensamientos adecuados, libres de prejuicios y congruentes con la
Biblia.
 Acciones. Algunos consejeros afirman que todos los problemas
vienen a causa de acciones pecaminosas de la persona que tiene el
problema. En tal caso, el tratamiento radica en descubrir cuál es el
pecado que cometió la persona, y decirle que confiese el pecado y que
lo abandone. No obstante, esta forma de pensar es muy cerrada, ya
que algunas personas como Job, san Pablo y otras, sufrieron sin tener
nada que ver con el pecado.
Las etapas de la consejería. La consejería sería sencilla si se pudiera
tratar los problemas con fórmulas similares a las de un libro de cocina, que da
una serie de instrucciones que nunca fallan. Sin embargo, las personas no son
tan simples y sus problemas no son parte de una máquina. Cada persona y cada
problema debe ser tratado en forma única, y esto hace de la consejería algo
difícil y desafiante. En cierta forma es artificial dividir el proceso de
consejería en etapas o pasos.
La frontera entre estas fases es muy vaga y puede existir muchos traslapes;
sin embargo, puede ser de mucha ayuda considerar cuatro etapas:

1. Introductoria. Clarificación del problema


2. Establecimiento de metas
3. Búsqueda de soluciones (evaluar y conjugar las metas)
4. Cierre

Todos estos pasos pueden llevarse a cabo en una sola entrevista, pero
generalmente cubrirán períodos más largos.

 Etapa introductoria. Al inicio de la consejería existen por lo menos tres


metas por alcanzara: Debemos hacer el contacto, construir la relación e
intentar clarificar el problema del aconsejado.

Haciendo contacto: Para iniciar un ministerio de consejería, debemos


comenzar por darles a conocer a las personas nuestra disponibilidad y
accesibilidad. En algunas ocasiones se puede anunciar el servicio, en el
boletín de la iglesia, o se puede hacer un anuncio desde el púlpito.

Construyendo la relación: Al principio es importante establecer una relación


cómoda, de mutua confianza entre el consejero y el aconsejado. Un lugar
agradable, tranquilo y con la privacidad necesaria. Durante esta etapa,
puede hacerse una evaluación, en la cual, tanto consejero, como aconsejado,
revisen la relación y saquen algunas conclusiones tentativas acerca de ella.
Algunas veces los aconsejados tienen dificultades en afrontar sus
problemas y en compartirlos con el consejero. Durante un corto período de
tiempo deberemos conversar de cosas informales, como por ejemplo, acerca
del clima o de otros asuntos. El consejero necesita demostrar disposición
para estar con el aconsejado, para escuchar lo que dice este y, algunas
veces, para dar mucho apoyo y estímulo.
Clarificación del problema. Al inicio parecerá que este es un paso fácil.
Alguien dirá: Porqué no se pregunta cuál es el problema y luego dedicar el
tiempo para resolver el mismo? Sin embargo, esto no es así de simple.
Algunas veces las personas están muy desconcertadas como para reconocer
cuál es su problema. Frecuentemente, saben que algo anda mal, pero no
saben cuál es el verdadero problema. En algunas oportunidades sucede que
el aconsejado menciona un problema y posteriormente cuenta el verdadero
problema. En todo caso, nuestra tarea es escuchar, observar y animar al
aconsejado. También deberá hacer comentarios o preguntas breves que nos
permita conocer no solo el problema, sino también la personalidad del
aconsejado.
En determinado momento, generalmente cerca del final de la primera
entrevista, se pueden hacer comentarios como: “Creo que podré serle de
ayuda, sin embargo, tendremos varias sesiones. Estaría usted dispuesto?”.
Este tipo de comentarios se conocen como “estructurando” y es un proceso
de decisión acerca de si la consejería continuará.

Exposiciones en clase

 El consejero es un mediador entre la persona y el problema


 Sócrates: “Conócete a ti mismo”
 El aconsejamiento es un proceso continuo y con fases
 La consejería tiene como propósito el cambio
 Al paciente le llamaremos: ”aconsejado”, en nuestro caso
 La consejería preventiva es clave, y la consejería informal
 Un punto fuerte de la consejería pastoral, es que el pastor y el
aconsejado ya se conocen… además, el consejo del pastor es gratis…
 Compañía, ayuda mutua, placer y procreación son los propósito del
matrimonio
 El matrimonio es monógamo, exclusivista, intimidad, permanente e
indisoluble
 La mujer debe hacer 2 cosas: Sujetase a su marido y respetarlo
 La imagen que la esposa tiene de su esposo, esa misma imagen tendrá él
de sí mismo
 La mujer que se niega sexualmente a su esposo, no solo lo frustra sino
también lo expone a la tentación.
 Factores que conducen a la armonía: Respeto mutuo, madurez emocional,
saber perdonar y pedir perdón, una buena comunicación, acuerdos
financieros, acuerdo con respecto a los hijos, buenas relaciones con los
suegros, participar en las mismas actividades…
 El ministerio se basa en 3 aspectos: Que es de Dios, que es por el Esp.
Santo y que es para la gente
 Técnicas de aconsejar: Aconsejamiento directo e Indirecto (desde el
púlpito). A veces la consejería se puede orientar a lo emocional y otras
veces a lo intelectual.

Proceso de la consejería
Según Hamilton:

 Escuchar
 Responder
 Apoyar
 Aclarar
 Interpretar
 Formular soluciones
 Guiar al aconsejado

Cosas que el consejero no debe hacer:

 No apure al aconsejado (Si no hay tiempo, mejor posponga la


entrevista)
 No pida rápido una aclaración. Concéntrese en escuhar
 No de por hecho que la razón es más importante que la emoción
 No busque información innecesaria
 No se escandalice cuando le cuenten algo grave
 No intente forzar a que el aconsejado acepte ciertos valores éticos y
morales
 No tenga temor de declararse incompetente y de remitirlo a otro
consejero
 Características de los jóvenes: son impulsivos, idealistas, inseguros e
2. Etapa del establecimiento de metas (soluciones)

Ningún ser humano tiene la capacidad de entender a cabalidad a otro. Es


solamente con la ayuda de Dios que los consejeros pueden empezar a
conocer a sus aconsejados. Es importante, entonces, que veamos el proceso
de consejería con una actitud de humildad y oración. Con la ayuda de Dios y
como resultado de su atención cuidadosa al escuchar y al preguntar,
eventualmente recibirá una indicación del problema que necesita ser
resuelto. La consejería no es como una consulta médica, que después de que
el paciente hace una lista de síntomas, el médico toma el lápiz y entrega
unas tres recetas.

Las metas vagas para resolver un problema, raramente ayuda. Si una pareja
está teniendo problemas en su matrimonio, por ejemplo, y su meta es
“llevarse mejor”, descubrirán que esta es muy vaga para darles la solución.
Será de más ayuda buscar metas que sean específicas y que nos permitan al
mismo tiempo evaluarlas. La pareja puede escoger, por ejemplo, decirse un
cumplido cada día o pasar cinco minutos diarios escuchándose. Estas
parecerían ser metas muy pequeñas, pero sí son específicas y medibles.

Algunos consejeros estimulan a sus aconsejados a hacer una lista de


acciones específicas, las cuales pueden usarse para cambiar actitudes y
conductas. Procure establecer cuándo y cómo se cumplirán cada una de
estas metas para garantizar el progreso en la consejería.

Etapa de búsqueda de soluciones

El consejero debe animar al aconsejado a cumplir cada meta, aceptándolo y


ayudándolo a “intentar de nuevo” cuando han fallado. En algunas ocasiones,
el aconsejado tendrá que reconocer que algunas situaciones no podrán
cambiar, pero podrá aceptarlas y adaptarse a ellas. Una viuda que ha
perdido a su esposo, por ejemplo, no podrá regresarlo a la vida, pero se le
puede ayudar a asimilar el trauma de su viudez.
Es claro que lo que el consejero y el aconsejado deben hacer es más que
hablar de problemas y posibles soluciones. La consejería es mucho más…
Cada posible solución debe probarse y luego evaluarse. Si algo no funciona,
debemos ver el problema de nuevo, discutirlo otra vez, e intentarlo de
nuevo.

Etapa de cierre

Cuando el consejero y el aconsejado logran un entendimiento del problema,


han hablado en detalle acerca de ello, han alcanzado metas funcionales y
principiaron a encontrar soluciones, entonces ha llegado el tiempo de
finalizar la consejría. Continuar con las sesiones después que el problema
ha sido resuelto, no es saludable, aunque el consejero siempre tiene que
dejar “la puerta abierta,” de modo que el aconsejado cuente con su ayuda en
otro problema que amerite tal extremo. La meta real de la relación de
consejería es: ayudar al aconsejado a tratar más efectivamente con los
problemas de la vida.

La terminación de la consejería no es el final, sino que es el punto donde el


aconsejado se lanza a una fase de su vida, donde tratará los problemas con
más seguridad y contando con la ayuda de Dios. Como consejero usted
puede hacer contacto con su aconsejado algunas semanas después para
preguntarle cómo está. Esto comunicará su interés y le permitirá evaluar su
trabajo.

5. Tipos de consejería

Muchas veces no hacemos nada para enfrentar nuestros problemas y vamos


postergando el momento para ocuparnos de ellos, creyendo que Dios quitará
todas las dificultades de la vida si tan solo esperamos lo suficiente. Sin
embargo, ¿no es cierto que resulta más inteligente admitir que los problemas
existen, encomendarlos a Dios y confiar en que él nos guiará mientras
movilizamos nuestros propios recursos para alcanzar una solución?
a. Consejería usando la confrontación

Muy frecuentemente Jesús confrontó con sus pecados a las personas que
llegaban a él. Confrontó al joven rico con sus riquezas, a la mujer Samaritana
con su inmoralidad, a los discípulos con su falta de fe, y a los líderes religiosos
con sus pecados. Pero debemos recordar que Jesús “no conoció pecado”, y en
tal sentido tenía toda la autoridad para señalar los pecados de las personas.
Algunos consejeros profesionales piensan que no se debe hacer nada que haga
sentir culpables a los aconsejados; sin embargo, este punto ha sido discutido
por quienes piensan que el aconsejado tiene que ser confrontado por el
consejero en determinadas situaciones.

El consejero cristiano no pretende juzgar, criticar, ni condenar a otros (Mateo


7: 1-2). Con su espíritu de amabilidad y amor, debe animar a las personas a
afrontar sus pecados, fallas o acciones egoístas. Esconder la propia
inmoralidad solamente creará sentimientos de culpa, frustración y ansiedad. Si
confesamos nuestros pecados, Dios no perdonará y nos librará de toda maldad
(1 Juan 1:9). Como servidor de Dios, el consejero debe ayudar al aconsejado a
afrontar sus pecados, a confesarlos a Dios y en algunas ocasiones también a
sus semejantes (Santiago 5:16). Cuando se confronta en pequeñas dosis, con
sincero interés y dejando lugar para que el aconsejado responda, entonces la
confrontación puede ser muy provechosa.

b. Consejería educativa

La mayor parte de las conductas humanas son aprendidas: Aprendemos a


hablar, a pensar, a vestirnos y a comportarnos en situaciones sociales que
son aceptables en nuestra cultura. Si la mayoría de las conductas han sido
aprendidas, parecerá razonable concluir, que la consejería debe ser
altamente educativa, en la que la conducta ineficaz se corrige y el
aconsejado aprende nuevas formas de conducta.
Este enfoque asume que el consejero realmente es un maestro y que la
consejería cristiana es una forma especializada de educación cristiana. Si
todo tipo de consejería es básicamente un reaprendizaje o no, es un punto
de debate, pero no cabe duda que muchos de los consejeros cristianos
trabajan en educación.
c. Consejería espiritual

En cierto sentido, toda la consejería cristiana es consejería espiritual.


Debido a esto, no podemos ser tímidos en incluir en nuestra consejería
asuntos espirituales, aún cuando la queja principal no parezca ser de
naturaleza espiritual. Aun Freud reconoció que “solamente la religión es
capaz de responder las preguntas del propósito de la vida”.
“No puedo concentrarme en mis estudios”, da la impresión de ser una queja
acerca de un problema académico, pero lo más seguro es que sea un
problema espiritual. Varias conductas relacionadas con el pecado (temor,
odio, insomnio, suicidio…), generalmente son problemas espirituales.

d. Conserjería de grupo

En la iglesia primitiva las personas se reunían en grupos, con el propósito de


estudiar, orar y tener compañerismo. Los consejeros cristianos han
descubierto que existe un valor especial en la consejería de grupo,
incluyendo los grupos familiares. Algunos grupos surgen por sí solos, sin
dirección de ninguna persona o consejero y con diversos propósitos, sin
embrago, sus miembros en algunas ocasiones compartirán sus necesidades y
se interesarán los unos por los otros.
Una clase de consejería de grupo que ha tenido éxito alrededor de todo el
mundo es alcohólicos anónimos. Buena parte del éxito de estos grupos
radica en que sus miembros no tienen miedo de dar y recibir ayuda, así como
admitir frente a los demás, que tienen problemas con la bebida. En todo
caso, la tarea del consejero será la de estimular la discusión y, en
determinados momentos, encontrar algunas conclusiones y hacer
algunas aplicaciones.

e. Consejería informal

La consejería no se lleva a cabo siempre en una atmósfera formal o en una


oficina de consejería. Por el contrario, una buena parte se lleva a cabo en un
ambiente informal como cuartos de hospital, visitas en los hogares, cafés, salas
de espera y aún en la calle. Las oportunidades para dar consejería son
diversas, en especial si usted hace preguntas que ayuden a los demás a hablar,
por ejemplo, ¿cómo marcha todo?, “Hoy luces cansado”, “Te sientes bien?”.
Cuando las personas descubren un interés en ellas, así como un sincero deseo
de escucharlas, con frecuencia se deciden a hablar de sus problemas. Hay que
recordar que casi toda la consejería de Jesús fue informal y muy efectiva.

f. Consejería preventiva

El único propósito de la consejería no es el de aconsejar a la persona que sufre


o el de ayudar al oprimido a salir de sus problemas. La meta de la consejería es
la de ayudar a las personas a evitar cualquier tipo de problemas. En la
consejería matrimonial, por ejemplo, se está interesado en los patrones que
ayuden a llevarse en una forma adecuada con su pareja. Sin embargo, la
consejería prematrimonial trata de anticiparse a los problemas antes de que
estos aparezcan.
Sin duda, una de las mejores formas de hacer consejería preventiva será
hablando acerca de áreas problemáticas desde el púlpito o a través de las
células, ya que las personas prefieren escuchar cuando las sugerencias son
presentadas con una base bíblica.

6. Las Tensiones en la Consejería Cristiana

La tensión se puede definir como cualquier situación que nos obliga a


ajustarnos y que, además, crea presión física y mental. Esta presión no
siempre es mala, ya que algunas veces es buena para obligarnos a actuar y
trabajar en la solución de nuestros problemas. Cuando tememos fallar,
sentimos una tensión que nos obliga a trabajar más fuertemente, de tal forma
que lo hagamos bien. Pero las tensiones, especialmente si estas son intensas y
muy prolongadas, pueden ser dañinas y nos afectan en tres formas:

a. Nos pueden influenciar físicamente


Se ha demostrado que las tensiones pueden ser causa de un agotamiento total
y dar origen a una variedad de enfermedades, como: ataques cardíacos, úlceras
y dolores de cabeza. A las personas que sufren de tensión por preocupación,
soledad, tristeza, culpa o desesperanza, les toma más tiempo recuperarse de
ese padecimiento, debido a que sus cuerpos están cargados con la tensión y
tienen menos capacidad para luchar contra la enfermedad. La tensión,
entonces, puede interferir con la recuperación y con la buena salud.
b. Nos pueden influenciar psicológicamente

Cuando estamos bajo tensión, generalmente somos olvidadizos, impacientes,


ineficaces, irritables e incapaces de mantener una buena relación con los
demás. Algunas veces los problemas matrimoniales se desarrollan debido a que
un miembro de la familia tiene mucha tensión en el trabajo, a tal grado que no
es capaz de concentrarse o mantener una buena relación en el hogar.

c. Nos pueden influenciar espiritualmente

Cuando deberíamos buscar a Dios en oración o leer su Palabra, a veces estamos


más interesados en nuestras presiones. Las presiones nos impiden tener
nuestro tiempo devocional y disfrutar de la presencia del Señor y de los
hermanos.

Origen de las tensiones

a. Tensiones que vienen de la sociedad

Algunas tensiones tienen su origen en los vecindarios y países donde vivimos,


especialmente cuando hay mucho movimiento, ruido y comercio. Si usted vive
en un lugar donde hay mucho crimen, inestabilidad política, escasez de
alimentos, desempleo, alteraciones de clima, pobreza, superpoblación o mucho
ruido; entonces será muy fácil sentirse sobrecargado e inseguro.

b. Tensiones que vienen de los eventos de la vida


La muerte de un ser querido, el desempleo o un accidente, son experiencias que
nos traen muchas tensión. Aun los eventos agradables nos pueden llevar a
sufrir tensión. Las bodas, graduaciones, el nacimiento de un bebé y salir de
vacaciones, nos pueden generar un grado importante de tensión. Una hipoteca,
no tener la renta de la casa o no tener qué ponerle a sus hijos de desayuno…

c. Tensiones que se originan en nosotros mismos

Algunas veces las tensiones pueden venir en la forma de emociones que otros
no pueden ver, pero que sentimos fuertemente. Por ejemplo, el temor al
fracaso, al peligro, a la enfermedad, a la muerte o simplemente a ser
rechazados.

Ayudando a las personas a manejar las tensiones

Generalmente reaccionamos a las tensiones, en función de nuestra cultura,


trasfondo familiar, experiencias pasadas y de nuestra propia personalidad. Un
gran porcentaje de personas intentan superar la tensión, a través de los
escapismos, como las drogas, las bebidas alcohólicas y aún en la demencia, con
el agravante de que el grado de tensión es ahora mayor.

Cómo manejar las tensiones:

Hablar de las necesidades elementales del hombre: Comer, beber, dormir y


evacuar.
1. Proveernos de cuidados físicos. Ejercicio regular, una dieta balanceada,
descanso, la música instrumental, dibujar, pintar, contribuyen mucho cuando
estamos tensos.

2. Alejarnos de las falsas soluciones. Las drogas y el alcohol, no solucionan los


problemas ni bajan la tensión, al contrario, la incrementan. El yoga, la
meditación trascendental y las religiones orientales pueden calmar el cuerpo,
pero su práctica no es consecuente con nuestras convicciones cristianas.
3. Busque las causas de las tensiones. Puede hacer algo para cambiar las
circunstancias? El descanso, no sobrecargarnos, delegar y establecer
prioridades, puede contribuir mucho a disminuir las tensiones.

4. Revise sus actitudes. Cultive una actitud optimista. Piense en todo lo que es
verdadero, honesto, justo, puro, amable y de buen nombre (Filipenses 4:8).
Trate de evitar una forma de vida frenética, centrada en sí mismo y enfocada
en una lucha por el éxito, seguridad, fama o posesiones materiales. Evite ser
perfeccionista y cultive el sentido del humor. Disfrute de la vida y de los
suyos…

5. Proyéctese hacia los demás. Generalmente nos volvemos muy introspectivos


y esto nos impide ver los problemas y necesidades de los demás. La Biblia dice
que es dando como recibimos y que es mejor dar que recibir. Ayude a los
demás.

6. Confíe en las promesas de Dios. Pídale a Dios paciencia, fortaleza y


sabiduría. “Estad siempre gozosos, orad sin cesar, dad gracias en todo porque
esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús (1 Tesalonicenses
5: 16- 18).

Qué es ministrar a una persona:

a. Es demostrar un profundo interés por las demás personas. Es tratar de


entender y atender a la otra persona. Cuando ministramos a alguien, buscamos
descubrir sus necesidades, sus recursos y sus habilidades para satisfacerlas.
Tratamos de ver las cosas desde el punto de vista de esa persona, antes de
intentar ofrecer una ayuda específica.

b. Es demostrar respeto por la otra persona. No es dar consejos rígidos o


criticar, sino que es la disponibilidad para sobrellevar sus cargas, es ayudarle a
crecer para que en el futuro pueda resolver sus problemas. Tenemos que ser un
poco flexibles…
c.Es estar dispuesto a tomar riesgos. Cuando ministramos a alguien nos
arriesgamos a que se nos mal entienda, se nos rechace, critique y aún se nos
dañe físicamente.

7. La consejería y el matrimonio
Desde el tiempo de Adán y Eva, todas las parejas experimentan algún grado de
conflictos en su relación. Todos los hombres casados padecemos de la presión.
Unos de presión baja y otros de alta, dependiendo de la estatura de la esposa…
En muchos países es común aun entre los cristianos, el divorcio, la infidelidad
sexual y la infelicidad conyugal. Las personas ya no luchan por tener buenos
matrimonios, sino que asumen que una larga vida de felicidad conyugal es
imposible.

Antes de empezar el trabajo de consejería matrimonial, será prudente que el


consejero investigue las costumbres y expectativas del matrimonio, así como
las enseñanzas sobre la familia que da el Nuevo Testamento.

Metas de la consejería prematrimonial:

1. Establecer las razones para casarse. Casarse por la presión social o familiar,
por estar embarazada, por escapar de un hogar infeliz, por abuso físico o
sexual en el hogar, por tomar venganza de sus padres, para escapar de la
soledad, por lástima a la otra persona, o por temor a lo que la otra persona
pueda hacer, o para demostrarle a su pasado novio(a) que pronto encontró a
otra persona, es poco inteligente.

2. Determinar la similitud de trasfondos. Un matrimonio tendrá más éxito si


sus intereses y valores son similares, cuando vienen de la misma clase
socioeconómica y trasfondo familiar, son de la misma raza, el mismo nivel
académico y profesan la misma religión.

3. Determinar la madurez y la edad de la pareja. Casarse muy jóvenes, o de


una edad muy avanzada, o con mucha diferencia de edad entre los dos, casi
siempre genera problemas. La madurez no llega automáticamente con la edad,
pero una persona mayor generalmente tendrá mayor madurez que una más
joven.

4. Revisar las actitudes hacia el matrimonio. Si una persona siente temor o


repulsión por las ideas acerca de la relación sexual, si hay profundo temor
hacia el matrimonio, o si existe desacuerdo acerca de tener o no hijos en el
futuro inmediato, entonces será más prudente posponer la boda, hasta que
estas diferencias puedan ser superadas.

5. Determinar el rol de cada uno. Por lo general, muchos problemas


matrimoniales surgen por no tener claro el papel que le corresponde a cada uno.
Lo ideal sería que ambos estén completamente interesados en sacar adelante el
matrimonio, aunque algunas veces o en determinadas circunstancias, puedan
sobrepasar los límites de las competencias de cada uno. En todo caso, la Biblia
contiene en material suficiente y eficaz para que cada uno asuma su papel en el
matrimonio.

6. Advertirles qué tipo de problemas podrían tener. En función de la realidad


de la pareja, el consejero puede percibir qué tipo de problemas pueden surgir
en el futuro.

7. Planificar la boda. El consejero puede convertirse en un facilitador, y debe


acompañarles a hacer el programa, evitando imponer su criterio, salvo en
algunas cosas que comprometan el testimonio cristiano y el de la congregación.

8. Capacitarlos para que aprendan a resolver sus problemas. Sin duda, el


propósito fina de la consejería, no es ayudarles a resolver un problema
particular, sino, capacitar a la pareja para que en el futuro, resuelvan sus
propios problemas.

Problemas en la consejería prematrimonial:

 La desaprobación paterna del matrimonio


 Embarazo prematrimonial
 Enfermedad mental
 Discapacidad física
 Cuando alguien o los dos ya traen hijos
 Cuando alguien o los dos vienen ya divorciados

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