Location via proxy:   [ UP ]  
[Report a bug]   [Manage cookies]                

BautismoSubsidioyAnexo24 04 08

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 12

1

Conferencia Episcopal Argentina


Presentación
En nombre de los Obispos miembros de la Comisión Episcopal de Ecumenismo, Relaciones
con el Judaísmo, el Islam y las Religiones, tengo el agrado de presentar esta guía pastoral para
la administración del Bautismo en la actualidad, en el marco que nos sugiere Aparecida con
respecto a la Misión Continental (228; 233; 251) y la realidad ecuménica creciente en nuestro
país.
Agradecemos particularmente al R.P.Fr. Jorge Scampini o.p. –Perito de nuestra Comisión- por
la seriedad de su trabajo y también la colaboración del Prof. José Amadeo.
Gracias a la Oficina del Libro, este subsidio llega como un humilde servicio al ministerio de to-
dos los Pastores y Comunidades de la Iglesia Católica en la Argentina, reconociendo la filiación
divina en otros hermanos y animándonos a seguir promoviendo la Unidad de los Cristianos
“para que el mundo crea” (Jn 17, 21).
Carlos H. Malfa
Obispo de Chascomús
Presidente

Nota: este Subsidio se puede adquirir en la Oficina del Libro de la CEA, Suipacha 1032/34, por
la mañana hasta las 14 hs, tel. (011) 4328-0859 int: 138 - Fax: int: 118 E-mail: libro@cea.org.ar

EL SACRAMENTO DEL BAUTISMO EN LAS RELACIONES DE LA IGLESIA CATÓLICA


CON LAS DEMÁS IGLESIAS Y COMUNIDADES ECLESIALES

GUÍA PASTORAL
INTRODUCCIÓN
1. Conforme a la enseñanza de la Iglesia Católica: “El santo Bautismo es el fundamento de
toda la vida cristiana, el pórtico de la vida en el espíritu (“vitae spiritualis ianua”) y la puer-
ta que abre el acceso a los otros sacramentos. Por el Bautismo somos liberados del pecado y
regenerados como hijos de Dios, llegamos a ser miembros de Cristo y somos incorporados a
la Iglesia y hechos partícipes de su misión: “Baptismus est sacramentum regenerationis per
aquam in verbo” (“El Bautismo es el sacramento del nuevo nacimiento por el agua y la pa-
labra”) [CEC 1213].
2. La celebración del Bautismo establece una alianza irrevocable de Dios con el creyente. La
Iglesia enseña que, “incorporado a Cristo por el Bautismo, el bautizado es configurado con
Cristo. El Bautismo imprime en el cristiano un sello espiritual indeleble (character). Este
sello no es borrado por ningún pecado, aunque el pecado impida al Bautismo dar frutos de
salvación. Dado una vez por todas, el Bautismo no puede ser reiterado” [CEC 1272].
3. Apoyado en esta enseñanza tradicional acerca del Bautismo, el Concilio Vaticano II ha
sacado algunas consecuencias eclesiológicas, que han permitido a la Iglesia católica encon-
trar el fundamento sacramental de su compromiso ecuménico: “Los que creen en Cristo y
han recibido válidamente el Bautismo están en una cierta comunión, aunque no perfecta con
la Iglesia católica…, justificados por la fe en el bautismo, se han incorporado a Cristo; por
tanto, con todo derecho se honran con el nombre de cristianos y son reconocidos con razón
por los hijos de la Iglesia católica como hermanos en el Señor” [UR 3]. Por consiguiente,
2

“el Bautismo constituye un vínculo sacramental de unidad, vigente entre los que han sido
regenerados por él” [UR 22].
4. Mientras todos los cristianos caminamos hacia la plena comunión en la fe y la vida sacra -
mental, el valor que siempre ha sido reconocido al sacramento del Bautismo y las conse-
cuencias eclesiológicas de él derivadas deben manifestarse en las relaciones que la Iglesia
católica mantiene con los otros bautizados. Estas relaciones se viven en niveles diversos, sin
excluir el ámbito más cotidiano de la vida de nuestras parroquias, por ejemplo, cuando:
- se discierne la posibilidad de favorecer o alentar momentos de oración en común con
cristianos de otras iglesias o comunidades eclesiales;
- o se presenta el caso de la celebración del matrimonio de un católico/a y un/a
bautizado/a no católico;
- o, más tarde, la familia surgida de ese matrimonio mixto presenta uno de sus hijos para
que le sea conferido el bautismo en la Iglesia católica;
- o se presenta un bautizado no católico que, después de un camino de maduración en la
propia fe, pide ser admitido en la comunión plena de la Iglesia católica.
5. En el ejercicio del ministerio pastoral, en situaciones como las enumeradas, pueden presen-
tarse casos complejos, que exigen un cuidadoso discernimiento. Surge entonces la necesi-
dad de contar con ciertos elementos teológicos, disciplinares y pastorales. El propósito de
esta guía es ofrecer esos elementos, que favorezcan una práctica pastoral conforme con la fe
y la disciplina de la Iglesia católica y, al mismo tiempo, en sintonía con su compromiso ecu-
ménico.
6. Lógicamente, una respuesta teórica no puede suplir el debido discernimiento que requiere
cada caso particular. Actualmente en nuestro país, se experimenta una creciente fragmenta-
ción del mapa religioso, que hace prácticamente imposible presentar una respuesta anticipa-
da a todas las posibles situaciones. Sin embargo, en el discernimiento de los casos particula-
res no es posible prescindir de una clara referencia eclesial.

I
MARCO TEOLÓGICO
I.1. La unicidad del Bautismo en la enseñanza de la Iglesia católica
7. Cuando los Padres de la Iglesia, como maestros en la fe, procuraron iluminar teológicamen-
te la práctica pastoral de la Iglesia de su tiempo, debieron abordar, entre otras cuestiones, las
consecuencias sacramentales de los primeros cismas que asolaban al mundo cristiano. En
ese contexto se planteaba la pregunta acerca de cómo debían ser acogidos los “cismáticos”
que deseaban entrar o regresar a la gran Iglesia. En el siglo III, y ante una posición más ri-
gurosa de san Cipriano de Cartago, el papa Esteban I sostuvo que aquellos que habían sido
bautizados por los “herejes” y pedían ser admitidos a la comunión eclesial no debían ser re-
bautizados (cf. Epist. Ad Cyprianum: Dz-H 110); afirmaba así que el bautismo era uno y
único. De esta enseñanza se hizo eco el concilio de Arlés (314), al decidir que no se rebauti-
zase a las personas que habían sido bautizadas en el nombre de la Trinidad (cf. Dz-H 123).
En el siglo V, la misma posición fue asumida por san Agustín ante el problema de los cris-
tianos que pedían entrar en la Iglesia católica y que habían sido bautizados por los donatis -
tas. Estos cristianos, al incorporarse a la verdadera Iglesia, no necesitaban ser re-bautizados.
Se reconocía así la primacía de Cristo y la obra del Espíritu en las acciones sacramentales:
cuando la Iglesia bautiza no lo hace de acuerdo a su propia iniciativa y autoridad, sino en
obediencia a su Señor (cf. De Baptismo, contra donatistas V, 24, 34). Esta visión se consi-
deró pronto en armonía plena con la fe expresada en el Símbolo Niceno-constantinopolitano
-«Reconocemos un solo bautismo para el perdón de los pecados»-.
3

8. En la Iglesia latina, esta visión del Bautismo, heredada del tiempo de los Padres, ha contri-
buido a forjar una valoración "objetiva" de la realidad sacramental, incluso cuando el Bau-
tismo no ha sido conferido por un ministro ordenado o no ha sido celebrado en el seno de la
Iglesia católica. De allí, que todo Bautismo celebrado con agua –ya sea por inmersión o in-
fusión–, en el nombre de la Santísima Trinidad, con la intención de hacer lo que hace la
Iglesia, haya sido considerado siempre como un verdadero Bautismo; la expresión de un
don irrevocable de Dios y que, por lo tanto, no necesita reiterarse. Siglos más tarde, los ca-
nonistas expresarán esto con otras categorías, al afirmar que todo bautismo conferido con-
forme a la práctica eclesial, con la intención de hacer lo que hace la Iglesia, es “válido”.
Esta enseñanza ha sido mantenida por la Iglesia católica de manera ininterrumpida, así
como una práctica pastoral conforme con ella: por regla general la celebración del Bautismo
nunca se reitera (cf. CIC 869, § 1). Una visión teológica y una práctica pastoral semejantes
han sido conservadas por la mayoría de las comunidades surgidas a partir de la Reforma del
siglo XVI -anglicanos, luteranos, reformados, metodistas-.

I.2. Los efectos del Bautismo, fundamento del compromiso ecuménico


9. El Bautismo, en su realidad objetiva, produce dos efectos, que son portadores de importan-
tes consecuencias para el camino ecuménico:
a) El Bautismo expresa y establece una relación profunda del creyente con Cristo;
b) Al celebrarse en el seno de una comunidad cristiana, que acoge al catecúmeno, el Bau-
tismo es signo de su incorporación a la Iglesia.
Esto invita a tener presente, también desde la perspectiva ecuménica, las relaciones entre
Bautismo y fe; y entre Bautismo y comunidad eclesial.
10. Tradicionalmente se ha llamado al Bautismo: "sacramento de la fe" (cf. Hech 2, 41; 8, 36).
Para san Basilio Magno el Bautismo era el lugar donde se verificaba lo que los cristianos
creían; creemos tal como nos bautizamos (Epist. 159, 2). Si la fe trinitaria es la suma y sus-
tancia de la fe cristiana, el Bautismo, celebrado en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Es-
píritu Santo, es una verdadera confesión de fe eclesial y personal. Esa confesión de fe alcan-
za, como objeto, lo que el rito realiza gracias a la promesa del Señor: en el Bautismo somos
“sumergidos” sacramentalmente en el misterio de la vida nueva de Cristo, que por su muer-
te y resurrección ha restaurado nuestra comunión con Dios (Rom 6, 3-5; Col 2, 12). Ahora
bien, si todos los cristianos hemos sido “sumergidos” en el mismo misterio de la comunión
de vida trinitaria, todos hemos recibido la misma filiación divina, hemos sido configurados
con el mismo Cristo y hemos sido sellados con su Espíritu (cf. Jn 1, 12; 3, 7-8). Por eso, el
Concilio Vaticano II no sólo se ha detenido en el reconocimiento de la validez objetiva del
rito del Bautismo celebrado en las otras iglesias y comunidades eclesiales sino que, además,
ha reconocido la gracia y santidad que ese sacramento produce (cf. LG 15; UR 3). El Bautis-
mo es el signo visible de que los otros bautizados también han sido acogidos por Cristo y
revestidos de Él (cf. Ga 3, 27), por tanto, deben ser acogidos como verdaderos hermanos en
el Señor (cf. Rom 15, 7; Ef 2, 14).
11. La comunión de gracia en el misterio de la vida divina, porque ha sido recibida de modo sa-
cramental, no es sólo una realidad escondida, oculta, sino que de suyo está llamada a encon-
trar expresión visible en la comunión de vida en la Iglesia (cf. 1ª Cor 12, 13). De hecho,
normalmente, todo Bautismo se celebra en el seno de una comunidad, que ejerce a favor de
cada bautizado una ministerialidad confiada por el Señor. Esto es signo de que el Bautismo
realiza también la incorporación del creyente a la Iglesia y establece, de este modo, un vín-
culo sacramental entre todos los que han renacido por el agua y el Espíritu. Ahora bien, la
división de los cristianos impide que esa comunión de vida se exprese actualmente de una
manera perfecta; los cristianos somos bautizados en diferentes iglesias y comunidades ecle-
siales. Sin embargo, en la situación actual, gracias al espacio abierto por el movimiento ecu-
ménico, es posible afirmar que los cristianos vivimos ya en una comunión real, aunque ésta
4

aún no sea perfecta. La gracia bautismal se reconoce así como un punto de partida y, al mis-
mo tiempo, un acicate que nos impele a dejarnos convertir por la gracia de la unidad (cf.
UUS 6), ya que todos los cristianos estamos llamados a la plenitud de la vida en Cristo, y
esta plenitud encuentra su punto culminante en la comunión eucarística (cf. Directorio 129).

I.3. Visiones diferenciadas en otras iglesias y comunidades eclesiales


12. Es importante señalar que la visión teológica, propia de la Iglesia católica, y la práctica de
reconocer la validez “objetiva” de todo Bautismo, cuando ha sido celebrado con agua y en
el nombre de la Trinidad, no es necesariamente compartida por todos los cristianos, incluso
por iglesias y comunidades eclesiales que practican el mismo rito, reconociéndolo como
fundante de la vida cristiana. Así, por ejemplo:
a) Las iglesias ortodoxas de tradición bizantina 1, de acuerdo a su propia práctica litúrgica y
a su comprensión eclesiológica, tienen una dificultad objetiva para reconocer de manera
aislada el Bautismo celebrado fuera de las iglesias ortodoxas. Ellas consideran, según su
modo de celebrar los ritos de iniciación -confieren juntos el Bautismo, la confirmación
y la Eucaristía-, que es imposible separar estos sacramentos: no hay comunión si esta no
se expresa en la celebración de la única Eucaristía. Además, debido al modo en que
conciben la relación Iglesia-sacramentos, por regla general, sólo se consideran válidos
los sacramentos celebrados en la verdadera Iglesia, es decir, la Iglesia ortodoxa. Esto no
significa, sin embargo, que los obispos ortodoxos por razones pastorales, aplicando el
principio de la economía, no reconozcan en muchos casos la validez de los sacramentos
celebrados en otras iglesias.
b) Por su parte, las comunidades cristianas que han acentuado el lugar de la fe personal, en
detrimento del valor objetivo de la realidad sacramental y que, en consecuencia, sólo
celebran el Bautismo de creyentes 2, no reconocen el Bautismo de quienes al ser bautiza-
dos no han sido capaces de profesar la fe por sí mismos, como es el caso, por ejemplo,
de los infantes. Además, en estas comunidades hay una diversa comprensión de la Igle-
sia, que se funda en el compromiso personal con Cristo de cada creyente, dependiendo
esto de un camino personal de discipulado. Por eso, no todos los que participan en la
vida de la comunidad y procuran vivir la vida cristiana necesariamente han sido ya su-
mergidos en las aguas bautismales.
13. A pesar de esas diferencias, el reconocimiento de todo Bautismo celebrado conforme a la fe
y a la Tradición de la Iglesia, sigue siendo para la Iglesia católica de vital importancia al
momento de reconocer un fundamento eclesiológico-sacramental al compromiso ecuménico
y como paso esencial en el camino hacia la comunión plena (cf. UUS 49). Por esta razón, en
los últimos años, en distintos espacios ecuménicos, la Iglesia católica ha señalado la impor-
tancia de que todas las iglesias y comunidades eclesiales puedan avanzar hacia un más ex-
plícito reconocimiento “recíproco” del Bautismo.

II
MARCO DISCIPLINAR Y PASTORAL
II.1. Algunas clarificaciones terminológicas, de procedimiento y teológicas
14. En la visión de la Iglesia católica, el “reconocimiento” del Bautismo expresa que ese rito sa-
cramental, cuando ha sido administrado por otra Iglesia o comunidad eclesial, con agua y la

1
En nuestro país, las iglesias ortodoxas de tradición bizantina presentes son: Iglesia Ortodoxa Griega
del Patriarcado de Constantinopla; Iglesia Ortodoxa del Patriarcado de Antioquía; Iglesia Ortodoxa del
Patriarcado de Moscú; Iglesia Ortodoxa Rusa en el Exilio; Iglesia Ortodoxa Serbia; Iglesia Ortodoxa
Autocéfala Ucraniana.
2
Es el caso, entre otros, de bautistas, menonitas, Asamblea de los Hermanos y adventistas.
5

fórmula trinitaria, posee de suyo una cualidad o estatuto que manifiesta que el sacramento
ha sido celebrado conforme a la tradición apostólica y ha configurado a quienes lo han reci-
bido como verdaderos cristianos. Ese reconocimiento puede revestir tres modelos diferen-
tes:
a) El reconocimiento tácito o implícito: este tipo de reconocimiento se da cuando por la
decisión de una conferencia episcopal o de un ordinario del lugar no se rebautiza a los
miembros de algunas iglesias y comunidades eclesiales cuando estos son recibidos en la
comunión plena de la Iglesia católica, si el Bautismo ha sido debidamente certificado.
b) El reconocimiento unilateral: este segundo tipo se produce por una decisión unilateral
de reconocer la validez del Bautismo conferido por los ministros de otras iglesias y co-
munidades eclesiales. En este caso, se asume que el hecho concreto de cada Bautismo
debe ser debidamente establecido.
c) Por último, la declaración común de reconocimiento mutuo: este tercer modelo se al-
canza como resultado de una serie de estudios conjuntos a nivel local. Las bases para
ese mutuo reconocimiento se encuentran muchas veces en los estatutos de los Consejos
Nacionales de Iglesias del lugar. Este tercer modelo garantiza la “reciprocidad” del re -
conocimiento.
15. El reconocimiento del Bautismo no implica un juicio acerca de la “eclesialidad” de la comu-
nidad que lo ha celebrado, ya que para esto es necesario tener en cuenta además otras reali -
dades sacramentales -Eucaristía y ministerios- que, de acuerdo a la fe católica, son constitu -
tivas del misterio de la Iglesia y que aún son objeto de diálogo teológico entre la Iglesia ca-
tólica y otras iglesias y comunidades eclesiales en orden a clarificar las divergencias doctri-
nales que permanecen (cf. UUS 79). Esta es una de las razones por las cuales, para la Iglesia
católica, el reconocimiento del Bautismo de los miembros de las otras iglesias y comunida -
des eclesiales no significa de suyo la apertura indiscriminada de la mesa eucarística (cf. CIC
c. 844; Directorio 122-123, 129-132).

II.2 Criterios a tener en cuenta para el reconocimiento del Bautismo


16. La Iglesia católica desea que, en la medida de lo posible, las diferentes iglesias y comunida-
des eclesiales lleguen a un reconocimiento recíproco del Bautismo (cf. arriba 14 c). En vista
de ello, el Directorio para la aplicación de los principios y las normas del ecumenismo se-
ñala la importancia de que se pueda llegar a un acuerdo sobre el significado y sobre lo que
se requiere para una celebración válida de ese sacramento. Sugiere, para alcanzar ese objeti -
vo, la apertura de espacios de diálogo entre las autoridades católicas y las de las otras igle-
sias y comunidades eclesiales, a nivel diocesano o de conferencias episcopales. Esto permi-
tiría llegar a declaraciones comunes donde las iglesias expresarían el mutuo reconocimiento
de los bautismos y la manera de actuar en los casos en que pudiera dudarse de la validez de
un determinado Bautismo [cf. Directorio 93, 94]. Esas declaraciones ofrecerían un marco
de mayor claridad, de fraternidad entre las iglesias y de referencia segura para todos. Dado
el valor significante de los ritos, un paso necesario sería lograr que todos los cristianos ad-
ministraran el Bautismo observando un rito semejante, si bien esto no siempre es suficiente
para alcanzar un reconocimiento “recíproco” (cf. arriba n. 12).
17. Los criterios que ofrece el Directorio para llegar a los acuerdos antes mencionados -que de
manera análoga se deben tener en cuenta como marco de referencia cuando se trata de un
implícito o unilateral-, responden a lo que ha sido la visión propia de la tradición católica:
a) El Bautismo por inmersión, o por infusión, con la fórmula trinitaria, es válido en sí mis-
mo. Por eso, si los rituales, los libros litúrgicos o las costumbres establecidas de una
iglesia o de una comunidad eclesial prescriben una de estas maneras de bautizar, el sa -
cramento debe ser considerado válido, a no ser que existan razones serias para dudar
que el ministro haya observado las reglas de su propia comunidad o Iglesia.
6

b) La fe insuficiente de un ministro nunca ha hecho por sí misma que un Bautismo sea in-
válido. Debe presumirse la intención suficiente del ministro que bautiza, a menos que
existan razones serias que permitan dudar que haya querido hacer lo que hace la Iglesia.
c) Si surgieran dudas sobre el uso mismo del agua y sobre la manera de aplicarla, el respe-
to por el sacramento y la deferencia hacia dichas comunidades eclesiales piden que se
investigue seriamente la práctica de la comunidad, antes de cualquier juicio sobre la va-
lidez de su Bautismo (cf. Directorio 95).

II.3. Situaciones particulares que pueden presentarse


i) La memoria del único Bautismo
18. El Directorio señala, que según la situación local, y si se presentare la ocasión, los católicos
pueden, en una celebración común con otros cristianos, hacer memoria del Bautismo que
los une, renovando juntos la renuncia al pecado y el compromiso de llevar una vida plena-
mente cristiana, que asumieron por sus promesas bautismales, comprometiéndose a coope-
rar con la gracia del Espíritu Santo para tratar de remediar las divisiones que existen entre
los cristianos (cf. Directorio 96).
ii) El ministro del Bautismo
19. Se debe tener presente que, aunque por el Bautismo la persona es incorporada a Cristo y a
su Iglesia, esto se realiza concretamente en una Iglesia o una comunidad eclesial determina-
da. Por esta razón el bautismo no debe ser administrado conjuntamente por dos ministros
pertenecientes a iglesias o comunidades eclesiales diferentes. Sin embargo, por motivos
pastorales, en circunstancias excepcionales, el ordinario del lugar puede permitir que el mi-
nistro de una Iglesia o comunidad eclesial participe en la celebración, haciendo una lectura
o una oración, etc. La reciprocidad es posible solamente en los casos en que el bautismo ce-
lebrado en otra comunidad no se opone ni a los principios ni a la disciplina católica (cf. Di-
rectorio 97).
iii) El servicio eclesial de los padrinos y las madrinas
20. Cuando se trata de discernir quiénes pueden ser admitidos como padrinos o madrinas, hay
que recordar que, según la concepción católica, quienes desempeñen este servicio cristiano,
en el sentido litúrgico y canónico, deben ser ellos mismos miembros de la Iglesia o de la co -
munidad eclesial en la que se celebra el Bautismo. Ellos no asumen solamente la responsa-
bilidad de la educación cristiana de la persona bautizada en tanto que parientes o amigos,
sino también como representantes de una comunidad de fe, garantes de la fe y del deseo de
comunión eclesial del candidato.
a) No obstante lo anterior, basándose en el Bautismo común, y a causa de lazos de familia
o de amistad, un bautizado perteneciente a otra comunidad eclesial puede ser admitido
como testigo del Bautismo, pero sólo junto con un padrino católico (CIC, can. 874, § 2).
A la vez, un católico puede ejercer el mismo papel para una persona que va a ser bauti-
zada en otra comunidad eclesial.
b) Por razón de la estrecha comunión existente entre la Iglesia católica y las iglesias orien-
tales3, está permitido que por una razón justa se admita a un fiel oriental como padrino
al mismo tiempo que un padrino católico (o una madrina católica) para el Bautismo de
un niño o adulto católico, a condición de que se haya provisto de modo suficiente a la
educación del bautizado y que sea reconocida la idoneidad del padrino. Al mismo tiem-
po, la Iglesia católica permite a sus fieles asumir el papel de padrino en un Bautismo ad-
ministrado en una Iglesia oriental ortodoxa, si es invitado a ello. En tal caso, la obliga-

3
En este caso, a los fieles de las iglesias ortodoxas de tradición bizantina, enumeradas en la nota 1, hay
que agregar los fieles de dos de las antiguas iglesias orientales presentes en nuestro país: la Iglesia
Apostólica Armenia y la Iglesia Siriana Ortodoxa.
7

ción de cuidar de la educación cristiana corresponde en primer lugar al padrino (o ma-


drina) que es fiel de la Iglesia en la que el niño es bautizado (cf. Directorio 98).
iv) Admisión en la plena comunión de la Iglesia católica de alguien ya bautizado
21. Cuando por razones de conciencia, un cristiano pide libremente entrar en la plena comunión
católica, se debe tener presente que la labor de prepararlo para dar ese paso es en sí una acti -
vidad distinta de la actividad ecuménica (Cf. UR 4). El rito de iniciación cristiana de adultos
prevé una fórmula para recibir a dichas personas en la Iglesia católica. Sin embargo, en tales
casos, como así también en el caso de los matrimonios mixtos, la autoridad católica puede
sentir la necesidad de investigar para saber si el Bautismo ya recibido fue celebrado válida-
mente. Al realizar ese proceso, será necesario tener en cuenta las recomendaciones siguien -
tes (cf. CIC c. 869, § 2; Directorio 99):
a) No ofrece duda alguna la validez del Bautismo, tal como se administra en las diferentes
iglesias orientales (cf. notas 1 y 3). Es suficiente con establecer el hecho del bautismo.
Es necesario recordar, además, que en estas iglesias el sacramento de la confirmación
(crismación) se administra correctamente por el sacerdote al mismo tiempo que el Bau-
tismo, por eso sucede con frecuencia que en el testimonio canónico del Bautismo no se
hace ninguna mención de la confirmación. Pero esto no autoriza en modo alguno a du-
dar de que la confirmación haya sido también administrada.
b) Cuando se trata de cristianos de otras iglesias y comunidades eclesiales, antes de exami -
nar la validez del bautismo de un cristiano habrá que saber si se ha efectuado un acuer-
do sobre el Bautismo (cf. arriba nn. 14 y 16) por las iglesias y las comunidades eclesia -
les de las regiones o localidades de que se trata, y si el sacramento se administró efecti -
vamente según dicho acuerdo. Sin embargo, la ausencia de un acuerdo formal no debe
llevar automáticamente a dudar de la validez de ese Bautismo.
c) Respecto a estos cristianos, cuando aportan un testimonio oficial eclesiástico, no hay
ninguna razón para dudar de la validez del Bautismo administrado en sus iglesias o co-
munidades eclesiales, a no ser que, en un caso particular, un examen mostrara que exis-
te motivo serio de duda sobre la materia, la fórmula utilizada para el Bautismo, la inten-
ción del bautizado adulto y el ministro que ha bautizado.
d) Si incluso tras cuidadosa averiguación persistiera una duda seria sobre la correcta admi-
nistración del sacramento, y se juzgara necesario bautizar bajo condición, el ministro
católico deberá mostrar su respeto por la doctrina según la cual el Bautismo se puede
administrar una sola vez, explicando a la persona en cuestión porqué en ese caso se la
bautiza bajo condición, así como la significación de este rito del Bautismo condicional.
Además, el rito del Bautismo bajo condición debe administrarse en privado y no en pú-
blico (Cf. CIC, can. 869, § 1 y 3).
22. Se debe tener en cuenta, en el momento de recibir en la plena comunión católica a cristianos
bautizados en otras iglesias y comunidades eclesiales, que no se trata de catecúmenos, y va -
lorar el grado de conocimiento y práctica de la fe cristiana que puedan tener. Esto debe en-
contrar su justa expresión litúrgica. Si el rito de recepción tiene lugar durante la celebración
de la Vigilia pascual, su admisión debe diferenciarse claramente del Bautismo de adultos
[cf. Directorio 100].
23. Como en el actual estado de las relaciones de la Iglesia católica con las comunidades ecle-
siales surgidas de la Reforma del siglo XVI, aún no se ha llegado a un acuerdo sobre la sig-
nificación, la naturaleza sacramental y la administración del sacramento de la confirmación,
quienes entraran en la plena comunión de la Iglesia católica viniendo de esas comunidades,
deberían recibir el sacramento de la confirmación según la doctrina y el rito de la Iglesia ca -
tólica, antes de su admisión a la comunión eucarística (cf. Directorio 101).

III
8

ELEMENTOS ESPECÍFICOS PARA LA REALIDAD ARGENTINA


24. En Argentina, se cuenta con una sola declaración de reconocimiento recíproco del Bautismo
(cf. arriba nn. 14, 16 y 21 b); se trata de la Declaración conjunta de reconocimiento mutuo
del sacramento del Bautismo, firmada por la Iglesia católica y dos iglesias luteranas:
 Iglesia Evangélica del Río de la Plata (IERP)
 Iglesia Evangélica Luterana Unida (IELU)
Esta declaración4 ha sido ratificada por la Conferencia Episcopal Argentina y los sínodos de
las dos iglesias mencionadas, el 30 de marzo de 1990, por tanto, es vinculante para las par-
tes signatarias. En consecuencia, el reconocimiento expresado en la declaración debe mani-
festarse en las relaciones de los católicos con los miembros de esas iglesias.
25. En su práctica pastoral, la Iglesia católica en Argentina, aunque no haya firmado ninguna
declaración conjunta ni haya expresado un reconocimiento unilateral, reconoce implícita-
mente el Bautismo que se celebra en las siguientes iglesias y comunidades eclesiales (cf.
arriba n. 14 a):
 Iglesia Apostólica Armenia
 Iglesia Siriana Ortodoxa de Antioquía
 Iglesia Ortodoxa Griega del Patriarcado de Constantinopla
 Iglesia Ortodoxa del Patriarcado de Antioquía
 Iglesia Ortodoxa del Patriarcado de Moscú
 Iglesia Ortodoxa Rusa en Argentina (de la inmigración)
 Iglesia Ortodoxa Serbia en Argentina
 Iglesia Ortodoxa Autocéfala Ucraniana
 Iglesia Anglicana del Cono Sur de América
 Iglesia Evangélica Luterana en Argentina (IELA)
 Iglesia Luterana - Sínodo Danés
 Iglesia Evangélica Reformada en Argentina
 Iglesia Evangélica Metodista Argentina
 Iglesia Evangélica de los Discípulos de Cristo
 Iglesia Evangélica Valdense del Río de la Plata
 Iglesia Presbiteriana de San Andrés
 Asociación Iglesia de Dios
 Iglesia Cristiana Bíblica
 Iglesia Evangélica Menonita Argentina
 Iglesia Evangélica Bautista
Sin embargo, esto no quiere decir que todas estas iglesias y comunidades eclesiales, en aten-
ción a su comprensión de la Iglesia y de los sacramentos, reconozcan siempre y en todos los
casos el Bautismo celebrado por la Iglesia católica, como ya ha sido expresado (cf. arriba n.
12). Además, cuando se trata de una comunidad que sólo bautiza “creyentes”, es posible
que no todos sus fieles sean ya “cristianos bautizados”, dado que en esas comunidades, ha -
bitualmente, la celebración del sacramento se difiere hasta el momento en que se considere
que el discípulo ha alcanzado una determinada madurez en su seguimiento de Cristo 5. A pe-
sar de estas diferencias, que deben tenerse en cuenta, la Iglesia católica ha transitado en las
últimas décadas, en mayor o menor grado, un camino de creciente fraternidad y compromi-
so ecuménico con todas las iglesias y comunidades eclesiales previamente enumeradas, a
4
El texto de la Declaración está publicado en el Anexo, al final de este Subsidio, y se puede encontrar
en la página web: www.ceerjircea.org.ar / Bautismo.
5
Esto es importante tenerlo en cuenta, por ejemplo, en el momento de celebrar el matrimonio de un ca-
tólico/a con un miembro de alguna de estas comunidades (cf. nota 2). Con suma delicadeza, es conve-
niente indagar acerca de si la parte no católica ha recibido ya el sacramento del bautismo. De no ser así,
no se trataría de la celebración de un matrimonio mixto sino del matrimonio entre un católico y una
persona no bautizada (cf. CIC, can. 1086).
9

nivel universal -estableciendo comisiones de diálogo teológico que buscan clarificar las di-
vergencias doctrinales6-, y en ámbito local -integrando la Comisión Ecuménica de Iglesias
Cristianas en Argentina (CEICA)7-.
26. Hay otras iglesias y comunidades eclesiales cuyo Bautismo, en principio, es reconocido,
pero, dado que las relaciones ecuménicas que posibilitan un conocimiento recíproco más
preciso aún no han sido suficientemente desarrolladas y que estas comunidades se caracteri-
zan por su estructura congregacional, puede ser necesario verificar en ámbito local, ante
cada caso concreto, si el sacramento ha sido efectivamente celebrado tal como lo prescriben
sus escritos confesionales. Estas comunidades cristianas son:
 Iglesia Evangélica Congregacional
 Asamblea de Hermanos en Argentina
 Iglesia Congregacional Independiente
 Iglesia del Nazareno
 Iglesia Adventista del Séptimo Día
 Iglesia Nueva Apostólica
 Iglesias Pentecostales que bautizan con la fórmula trinitaria, por ejemplo, las que in-
tegran las Asambleas de Dios.
Para la mencionada verificación es conveniente, con sumo respeto, guiarse por los criterios
antes señalados (cf. arriba nn. 17 y 21).
27. Finalmente, hay confesiones cuyo Bautismo no es reconocido por la Iglesia católica por di-
versas razones:
a) Por un defecto en la fórmula:
 Iglesias Pentecostales, cuando el bautismo ha sido administrado “en el nombre de
Jesús”.
 Testigos de Jehová (no sólo bautizan “en el nombre de Jesús”, sino que tampoco
profesan la fe en la Trinidad).
 Comunidades que han reemplazado la fórmula trinitaria “Padre, Hijo y Espíritu
Santo”, por otra fórmula trinitaria.
b) Porque la fórmula, a pesar de ser fórmula trinitaria tradicional, no es expresión de la fe
en el misterio de la Santísima Trinidad, o porque el rito no tiene el mismo significado
que en la Iglesia católica:
 Iglesia de Jesucristo de los Santos de los últimos días (mormones).
c) Por razones pastorales, algunas conferencias episcopales de otros países y algunas dióce-
sis de Argentina han decidido, sin negar los principios antes presentados, re-bautizar a
aquellas personas que recibieron el bautismo en determinadas iglesias convencidas de
que lo hacían, por confusión o engaño, en la Iglesia católica. Esta situación puede pre-
6
En este momento, la Iglesia Católica, bajo el patrocinio y la coordinación del Pontificio Consejo para
la Promoción de la Unidad de los Cristianos está comprometida en diálogos teológicos bilaterales con
las siguientes iglesias y comunidades eclesiales: iglesias ortodoxas de tradición bizantina; antiguas igle-
sias orientales en su conjunto (copta, siriana, armenia y siro malankar); Iglesia Asiria del Oriente; Co-
munión Anglicana; iglesias luteranas (Federación Luterana Mundial); iglesias reformadas, presbiteria-
nas y valdense (Alianza Reformada Mundial); iglesias metodistas (Consejo Metodista Mundial); Discí-
pulos de Cristo; iglesias bautistas (Alianza Bautista Mundial); Alianza Evangélica Mundial; iglesias
menonitas; representantes de algunas iglesias pentecostales; Iglesia Adventista del Séptimo Día.
7
Actualmente, además de la Iglesia católica, integran la CEICA las siguientes iglesias: Iglesia Apostó-
lica Armenia; Iglesia Siriana Ortodoxa; Iglesia Ortodoxa Griega del Patriarcado de Constantinopla;
Iglesia Ortodoxa del Patriarcado de Antioquía; Iglesia Ortodoxa del Patriarcado de Moscú; Iglesia An-
glicana del Cono Sur de América; Iglesia Evangélica de los Discípulos de Cristo; Iglesia Evangélica del
Río de la Plata; Iglesia Evangélica Metodista Argentina; Iglesia Reformada en Argentina; Iglesia Evan-
gélica Luterana Unida; Iglesia Evangélica Valdense del Río de la Plata; Iglesia Presbiteriana San An-
drés; Asociación Iglesia de Dios; Iglesia Cristiana Bíblica.
10

sentarse con quienes han sido bautizados en la Iglesia Católica Apostólica Argentina o
en grupos semejantes. En este caso, no se objeta ni la materia ni la forma del sacramen-
to, pero puede haber elementos que permitan dudar de la intención del ministro.
28. Es importante recordar, además, que hay tradiciones cristianas que no han conservado una
comprensión sacramental de la vida cristiana y que, por lo tanto, no celebran el Bautismo;
es el caso de los cuáqueros y, entre nosotros, del Ejército de Salvación.
30. En el caso de presentarse situaciones en las que no parezca claro como aplicar los criterios y
los elementos aquí ofrecidos, se recomienda consultar al obispado del lugar, pudiendo diri-
girse, además, al Secretariado Nacional de Ecumenismo de la Comisión Episcopal de Ecu -
menismo, relaciones con Judaísmo, el Islam y las Religiones.

Buenos Aires, marzo de 2008

SIGLAS Y ABREVIATURAS
CEC: Catecismo de la Iglesia Católica
CIC: Código de Derecho Canónico
Directorio: Directorio para la aplicación de los principios y las
normas del ecumenismo
Dz-H H. Denzinger/P. Hünermann, El Magisterio de la Iglesia, Her-
der, Barcelona, 1999.
Epist. Epistola
LG Constitución sobre la Iglesia Lumen gentium
UR: Decreto sobre el ecumenismo Unitatis redintegratio
UUS Carta encíclica Ut unum sint

BIBLIOGRAFÍA
a. Documentos de la Iglesia católica
Catecismo de la Iglesia Católica (1992), nn. 1212-1284.
Código de Derecho Canónico (1983), cc. 849-878 (especialmente 869, § 2; 874, §§ 1 y 2).
CONCILIO VATICANO II, Decreto Unitatis redintegratio (1964).
CONCILIO DE TRENTO, Sesión VII (3 de marzo de 1547), Decreto sobre los sacramentos, en
DENZINGER, H./HÜNERMANN, P., El Magisterio de la Iglesia, 1614-1627.
CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE,
— Respuesta a una duda sobre la validez del bautismo conferido por «La Iglesia de Jesucristo
de los Santos de los Ultimos Días», conocida como «Mormones», 5 de junio de 2001, AAS
93 (2001) 476.
— Respuestas a las preguntas sobre la validez del Bautismo conferido con ciertas fórmulas, 1º
de febrero de 2008, L’Osservatore romano, ed. en español, 14 de marzo de 2008, pág. 12.
JUAN PABLO II, Carta encíclica Ut unum sint (1995).
PONTIFICIO CONSEJO PARA LA PROMOCIÓN DE LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOS,
— Directorio para la aplicación de los principios y las normas del ecumenismo (1993), Capí-
tulo IV, nn. 92-101.
— “Mutual Recognition of Baptism. Synthesis of Responses from Episcopal Conferences” (Do-
cumento de estudio presentado a la Plenaria del Pontificio Consejo, 2001), Information ser-
vice N. 109 (2002/I-II) 20-25.
11

SAGRADA CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE, Instrucción sobre el Bautismo de Ni-


ños, 20 de octubre de 1980, AAS 72 (1980) 1137-1156.

b. Otros textos de la Iglesia católica


CONFERENCIA NACIONAL DOS BISPOS DO BRASIL (CNB): Diretório para Aplicação dos Princí-
pios e Normas sobre o Ecumenismo (edición comentada), São Paulo, Paulinas, 1994 (ver
especialmente los comentarios a los números pertinentes a Bautismo, págs. 193-197).
KASPER, W., Ecumenismo Espiritual. Una guía práctica, Clie/Santandreu/Verbo Divino, Vila-
decavalls (Barcelona), 2007, 58-61.

c. Documentos de estudio de ámbitos ecuménicos


COMISIÓN CONSULTIVA NORTEAMERICANA ORTODOXO-CATÓLICA , Declaración de acuerdo
acerca del bautismo y la “economía sacramental”, 3 de junio de 1999; cf. http://www. ceer-
jircea.org.ar /ACUERDO-ORTODOXO-CAT-BAUTISM-1999.doc
FE Y CONSTITUCIÓN,
— Bautismo, Eucaristía y Ministerio (Documento de Lima), Mendoza, 1983, «Bautismo», 11-
23.
— Bautismo, Eucaristía y ministerio, Respuesta Oficial de la Iglesia Católica Romana al Docu-
mento Final de Lima, Mendoza, 1989, 17-23.
— One Baptism: Towards Mutual Recognition [texto en inglés en curso de elaboración], cf.
http:// www.oikoumene.org/es/documentacion/documents/comisiones-del-cmi/comision-
de-fe-y-constitucion/ii-culto-y-bautismo/one-baptism-towards-mutual-recognition-texto-
en-ingles-en-curso-de-elaboracion.html
GRUPO MIXTO DE TRABAJO IGLESIA CATÓLICA/CONSEJO MUNDIAL DE IGLESIAS, “Implicacio-
nes eclesiológicas y ecuménicas del bautismo común”, en Id., Octava Relación, WCC
Publications, Ginebra-Roma, 2005, 48-76.

d. Declaraciones de reconocimiento mutuo del Bautismo


Declaración conjunta de reconocimiento mutuo del Sacramento del Bautismo entre la Iglesia
Católica Romana, la Iglesia Evangélica Luterana Unida y la Iglesia Evangélica del Río de
la Plata, ratificada el 30 de marzo de 1990, cf. http://www.ceerjircea.org.ar/reconocimiento-
mutuo.htm
IGLESIAS CRISTIANAS DE CHILE, “En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo” (Ma-
teo 28, 19), Reconocimiento Mutuo del Bautismo Cristiano por las Iglesias Cristianas de
Chile, Santiago, 19 de mayo de 1999, cf.: http://www.lareconciliacion.cl/spanisch2/ielch/
documents /reconocimientobautismo.pdf
CONSELHO NACIONAL DE IGREJAS CRISTAS DO BRASIL (CONIC), Ato do reconhecimento mu-
tuo da administração do sacramento do batismo entre Igrejas-membros do CONIC, San Pa-
blo, 15 de noviembre de 2007, cf.: http://www.conic.org.br/pub/Ato%20de%20reconheci-
mento% 20mutuo%20do%20batismo.pdf.
ANEXO

DECLARACIÓN CONJUNTA
DE RECONOCIMIENTO MUTUO DEL SACRAMENTO DEL BAUTISMO
ENTRE LA IGLESIA CATÓLICA ROMANA,
LA IGLESIA EVANGÉLICA LUTERANA UNIDA Y
12

LA IGLESIA EVANGELICA DEL RIO DE LA PLATA

1. La Palabra del Evangelio "el que crea y se bautice se salvará", y la fe cristiana a lo largo de
los siglos presentan al Bautismo como una realidad esencial de la Iglesia. Católicos y luteranos
profesamos en el Símbolo de Nicea nuestra fe en el bautismo "para la remisión de los pecados".

2. El Sacramento del Bautismo es el principio de comunión que existe entre quienes confiesan
en sus comunidades de fe al Dios Trino y Uno, y a Jesucristo como único Señor y Salvador. El
Bautismo de adultos e infantes, y la fe trinitaria y cristológica crean entre los miembros de las
distintas comuniones eclesiales un vínculo de hermandad que tiende hacia la unidad, don del Es-
píritu Santo.

3. Confesamos que el Sacramento del Bautismo, don de Dios, nos incorpora a Jesucristo muerto
y resucitado. El Bautismo no debe reiterarse en ninguna de las dos comunidades porque declara
y realiza nuestra justificación. Asimismo reconocemos como válido el Bautismo celebrado con
agua y "en nombre del Padre y del Hijo, y del Espíritu Santo", el Dios Uno y Trino, cuya gracia
salvadora nos llega por este Sacramento de la fe. También reafirmamos que el Bautismo nos
hace ingresar a la Iglesia, cuerpo de Cristo, nos constituye como pueblo de Dios, y da inicio a
una vida nueva en el Espíritu Santo, que permite testimoniar el Evangelio mientras vivimos en
este mundo bajo la condición de peregrinos.

4. Tanto la Iglesia Católica como las iglesias de confesión luterana, desde el momento en que
estas comuniones quedaron separadas, han reconocido la mutua validez del rito bautismal, aun-
que ello no siempre se expresó en la práctica.

5. La conclusión de varios acuerdos teológicos fruto de muchos años de diálogo ecuménico,


mueven a la Iglesia Católica en la Argentina, a la Iglesia Evangélica Luterana Unida y la Iglesia
Evangelica del Rio de la Plata a manifestar de manera pública y oficial este reconocimiento mu -
tuo, que tiene como antecedentes los acuerdos acerca del Bautismo realizados en estos últimos
años.

Iglesia Evangélica Luterana Unida


Iglesia Evangélica del Río de la Plata
Iglesia Católica Romana

Esta declaración fue ratificada por las tres iglesias signatarias en un acto público realizado el 30
de marzo de 1990 en Buenos Aires.

También podría gustarte