BautismoSubsidioyAnexo24 04 08
BautismoSubsidioyAnexo24 04 08
BautismoSubsidioyAnexo24 04 08
Nota: este Subsidio se puede adquirir en la Oficina del Libro de la CEA, Suipacha 1032/34, por
la mañana hasta las 14 hs, tel. (011) 4328-0859 int: 138 - Fax: int: 118 E-mail: libro@cea.org.ar
GUÍA PASTORAL
INTRODUCCIÓN
1. Conforme a la enseñanza de la Iglesia Católica: “El santo Bautismo es el fundamento de
toda la vida cristiana, el pórtico de la vida en el espíritu (“vitae spiritualis ianua”) y la puer-
ta que abre el acceso a los otros sacramentos. Por el Bautismo somos liberados del pecado y
regenerados como hijos de Dios, llegamos a ser miembros de Cristo y somos incorporados a
la Iglesia y hechos partícipes de su misión: “Baptismus est sacramentum regenerationis per
aquam in verbo” (“El Bautismo es el sacramento del nuevo nacimiento por el agua y la pa-
labra”) [CEC 1213].
2. La celebración del Bautismo establece una alianza irrevocable de Dios con el creyente. La
Iglesia enseña que, “incorporado a Cristo por el Bautismo, el bautizado es configurado con
Cristo. El Bautismo imprime en el cristiano un sello espiritual indeleble (character). Este
sello no es borrado por ningún pecado, aunque el pecado impida al Bautismo dar frutos de
salvación. Dado una vez por todas, el Bautismo no puede ser reiterado” [CEC 1272].
3. Apoyado en esta enseñanza tradicional acerca del Bautismo, el Concilio Vaticano II ha
sacado algunas consecuencias eclesiológicas, que han permitido a la Iglesia católica encon-
trar el fundamento sacramental de su compromiso ecuménico: “Los que creen en Cristo y
han recibido válidamente el Bautismo están en una cierta comunión, aunque no perfecta con
la Iglesia católica…, justificados por la fe en el bautismo, se han incorporado a Cristo; por
tanto, con todo derecho se honran con el nombre de cristianos y son reconocidos con razón
por los hijos de la Iglesia católica como hermanos en el Señor” [UR 3]. Por consiguiente,
2
“el Bautismo constituye un vínculo sacramental de unidad, vigente entre los que han sido
regenerados por él” [UR 22].
4. Mientras todos los cristianos caminamos hacia la plena comunión en la fe y la vida sacra -
mental, el valor que siempre ha sido reconocido al sacramento del Bautismo y las conse-
cuencias eclesiológicas de él derivadas deben manifestarse en las relaciones que la Iglesia
católica mantiene con los otros bautizados. Estas relaciones se viven en niveles diversos, sin
excluir el ámbito más cotidiano de la vida de nuestras parroquias, por ejemplo, cuando:
- se discierne la posibilidad de favorecer o alentar momentos de oración en común con
cristianos de otras iglesias o comunidades eclesiales;
- o se presenta el caso de la celebración del matrimonio de un católico/a y un/a
bautizado/a no católico;
- o, más tarde, la familia surgida de ese matrimonio mixto presenta uno de sus hijos para
que le sea conferido el bautismo en la Iglesia católica;
- o se presenta un bautizado no católico que, después de un camino de maduración en la
propia fe, pide ser admitido en la comunión plena de la Iglesia católica.
5. En el ejercicio del ministerio pastoral, en situaciones como las enumeradas, pueden presen-
tarse casos complejos, que exigen un cuidadoso discernimiento. Surge entonces la necesi-
dad de contar con ciertos elementos teológicos, disciplinares y pastorales. El propósito de
esta guía es ofrecer esos elementos, que favorezcan una práctica pastoral conforme con la fe
y la disciplina de la Iglesia católica y, al mismo tiempo, en sintonía con su compromiso ecu-
ménico.
6. Lógicamente, una respuesta teórica no puede suplir el debido discernimiento que requiere
cada caso particular. Actualmente en nuestro país, se experimenta una creciente fragmenta-
ción del mapa religioso, que hace prácticamente imposible presentar una respuesta anticipa-
da a todas las posibles situaciones. Sin embargo, en el discernimiento de los casos particula-
res no es posible prescindir de una clara referencia eclesial.
I
MARCO TEOLÓGICO
I.1. La unicidad del Bautismo en la enseñanza de la Iglesia católica
7. Cuando los Padres de la Iglesia, como maestros en la fe, procuraron iluminar teológicamen-
te la práctica pastoral de la Iglesia de su tiempo, debieron abordar, entre otras cuestiones, las
consecuencias sacramentales de los primeros cismas que asolaban al mundo cristiano. En
ese contexto se planteaba la pregunta acerca de cómo debían ser acogidos los “cismáticos”
que deseaban entrar o regresar a la gran Iglesia. En el siglo III, y ante una posición más ri-
gurosa de san Cipriano de Cartago, el papa Esteban I sostuvo que aquellos que habían sido
bautizados por los “herejes” y pedían ser admitidos a la comunión eclesial no debían ser re-
bautizados (cf. Epist. Ad Cyprianum: Dz-H 110); afirmaba así que el bautismo era uno y
único. De esta enseñanza se hizo eco el concilio de Arlés (314), al decidir que no se rebauti-
zase a las personas que habían sido bautizadas en el nombre de la Trinidad (cf. Dz-H 123).
En el siglo V, la misma posición fue asumida por san Agustín ante el problema de los cris-
tianos que pedían entrar en la Iglesia católica y que habían sido bautizados por los donatis -
tas. Estos cristianos, al incorporarse a la verdadera Iglesia, no necesitaban ser re-bautizados.
Se reconocía así la primacía de Cristo y la obra del Espíritu en las acciones sacramentales:
cuando la Iglesia bautiza no lo hace de acuerdo a su propia iniciativa y autoridad, sino en
obediencia a su Señor (cf. De Baptismo, contra donatistas V, 24, 34). Esta visión se consi-
deró pronto en armonía plena con la fe expresada en el Símbolo Niceno-constantinopolitano
-«Reconocemos un solo bautismo para el perdón de los pecados»-.
3
8. En la Iglesia latina, esta visión del Bautismo, heredada del tiempo de los Padres, ha contri-
buido a forjar una valoración "objetiva" de la realidad sacramental, incluso cuando el Bau-
tismo no ha sido conferido por un ministro ordenado o no ha sido celebrado en el seno de la
Iglesia católica. De allí, que todo Bautismo celebrado con agua –ya sea por inmersión o in-
fusión–, en el nombre de la Santísima Trinidad, con la intención de hacer lo que hace la
Iglesia, haya sido considerado siempre como un verdadero Bautismo; la expresión de un
don irrevocable de Dios y que, por lo tanto, no necesita reiterarse. Siglos más tarde, los ca-
nonistas expresarán esto con otras categorías, al afirmar que todo bautismo conferido con-
forme a la práctica eclesial, con la intención de hacer lo que hace la Iglesia, es “válido”.
Esta enseñanza ha sido mantenida por la Iglesia católica de manera ininterrumpida, así
como una práctica pastoral conforme con ella: por regla general la celebración del Bautismo
nunca se reitera (cf. CIC 869, § 1). Una visión teológica y una práctica pastoral semejantes
han sido conservadas por la mayoría de las comunidades surgidas a partir de la Reforma del
siglo XVI -anglicanos, luteranos, reformados, metodistas-.
aún no sea perfecta. La gracia bautismal se reconoce así como un punto de partida y, al mis-
mo tiempo, un acicate que nos impele a dejarnos convertir por la gracia de la unidad (cf.
UUS 6), ya que todos los cristianos estamos llamados a la plenitud de la vida en Cristo, y
esta plenitud encuentra su punto culminante en la comunión eucarística (cf. Directorio 129).
II
MARCO DISCIPLINAR Y PASTORAL
II.1. Algunas clarificaciones terminológicas, de procedimiento y teológicas
14. En la visión de la Iglesia católica, el “reconocimiento” del Bautismo expresa que ese rito sa-
cramental, cuando ha sido administrado por otra Iglesia o comunidad eclesial, con agua y la
1
En nuestro país, las iglesias ortodoxas de tradición bizantina presentes son: Iglesia Ortodoxa Griega
del Patriarcado de Constantinopla; Iglesia Ortodoxa del Patriarcado de Antioquía; Iglesia Ortodoxa del
Patriarcado de Moscú; Iglesia Ortodoxa Rusa en el Exilio; Iglesia Ortodoxa Serbia; Iglesia Ortodoxa
Autocéfala Ucraniana.
2
Es el caso, entre otros, de bautistas, menonitas, Asamblea de los Hermanos y adventistas.
5
fórmula trinitaria, posee de suyo una cualidad o estatuto que manifiesta que el sacramento
ha sido celebrado conforme a la tradición apostólica y ha configurado a quienes lo han reci-
bido como verdaderos cristianos. Ese reconocimiento puede revestir tres modelos diferen-
tes:
a) El reconocimiento tácito o implícito: este tipo de reconocimiento se da cuando por la
decisión de una conferencia episcopal o de un ordinario del lugar no se rebautiza a los
miembros de algunas iglesias y comunidades eclesiales cuando estos son recibidos en la
comunión plena de la Iglesia católica, si el Bautismo ha sido debidamente certificado.
b) El reconocimiento unilateral: este segundo tipo se produce por una decisión unilateral
de reconocer la validez del Bautismo conferido por los ministros de otras iglesias y co-
munidades eclesiales. En este caso, se asume que el hecho concreto de cada Bautismo
debe ser debidamente establecido.
c) Por último, la declaración común de reconocimiento mutuo: este tercer modelo se al-
canza como resultado de una serie de estudios conjuntos a nivel local. Las bases para
ese mutuo reconocimiento se encuentran muchas veces en los estatutos de los Consejos
Nacionales de Iglesias del lugar. Este tercer modelo garantiza la “reciprocidad” del re -
conocimiento.
15. El reconocimiento del Bautismo no implica un juicio acerca de la “eclesialidad” de la comu-
nidad que lo ha celebrado, ya que para esto es necesario tener en cuenta además otras reali -
dades sacramentales -Eucaristía y ministerios- que, de acuerdo a la fe católica, son constitu -
tivas del misterio de la Iglesia y que aún son objeto de diálogo teológico entre la Iglesia ca-
tólica y otras iglesias y comunidades eclesiales en orden a clarificar las divergencias doctri-
nales que permanecen (cf. UUS 79). Esta es una de las razones por las cuales, para la Iglesia
católica, el reconocimiento del Bautismo de los miembros de las otras iglesias y comunida -
des eclesiales no significa de suyo la apertura indiscriminada de la mesa eucarística (cf. CIC
c. 844; Directorio 122-123, 129-132).
b) La fe insuficiente de un ministro nunca ha hecho por sí misma que un Bautismo sea in-
válido. Debe presumirse la intención suficiente del ministro que bautiza, a menos que
existan razones serias que permitan dudar que haya querido hacer lo que hace la Iglesia.
c) Si surgieran dudas sobre el uso mismo del agua y sobre la manera de aplicarla, el respe-
to por el sacramento y la deferencia hacia dichas comunidades eclesiales piden que se
investigue seriamente la práctica de la comunidad, antes de cualquier juicio sobre la va-
lidez de su Bautismo (cf. Directorio 95).
3
En este caso, a los fieles de las iglesias ortodoxas de tradición bizantina, enumeradas en la nota 1, hay
que agregar los fieles de dos de las antiguas iglesias orientales presentes en nuestro país: la Iglesia
Apostólica Armenia y la Iglesia Siriana Ortodoxa.
7
III
8
nivel universal -estableciendo comisiones de diálogo teológico que buscan clarificar las di-
vergencias doctrinales6-, y en ámbito local -integrando la Comisión Ecuménica de Iglesias
Cristianas en Argentina (CEICA)7-.
26. Hay otras iglesias y comunidades eclesiales cuyo Bautismo, en principio, es reconocido,
pero, dado que las relaciones ecuménicas que posibilitan un conocimiento recíproco más
preciso aún no han sido suficientemente desarrolladas y que estas comunidades se caracteri-
zan por su estructura congregacional, puede ser necesario verificar en ámbito local, ante
cada caso concreto, si el sacramento ha sido efectivamente celebrado tal como lo prescriben
sus escritos confesionales. Estas comunidades cristianas son:
Iglesia Evangélica Congregacional
Asamblea de Hermanos en Argentina
Iglesia Congregacional Independiente
Iglesia del Nazareno
Iglesia Adventista del Séptimo Día
Iglesia Nueva Apostólica
Iglesias Pentecostales que bautizan con la fórmula trinitaria, por ejemplo, las que in-
tegran las Asambleas de Dios.
Para la mencionada verificación es conveniente, con sumo respeto, guiarse por los criterios
antes señalados (cf. arriba nn. 17 y 21).
27. Finalmente, hay confesiones cuyo Bautismo no es reconocido por la Iglesia católica por di-
versas razones:
a) Por un defecto en la fórmula:
Iglesias Pentecostales, cuando el bautismo ha sido administrado “en el nombre de
Jesús”.
Testigos de Jehová (no sólo bautizan “en el nombre de Jesús”, sino que tampoco
profesan la fe en la Trinidad).
Comunidades que han reemplazado la fórmula trinitaria “Padre, Hijo y Espíritu
Santo”, por otra fórmula trinitaria.
b) Porque la fórmula, a pesar de ser fórmula trinitaria tradicional, no es expresión de la fe
en el misterio de la Santísima Trinidad, o porque el rito no tiene el mismo significado
que en la Iglesia católica:
Iglesia de Jesucristo de los Santos de los últimos días (mormones).
c) Por razones pastorales, algunas conferencias episcopales de otros países y algunas dióce-
sis de Argentina han decidido, sin negar los principios antes presentados, re-bautizar a
aquellas personas que recibieron el bautismo en determinadas iglesias convencidas de
que lo hacían, por confusión o engaño, en la Iglesia católica. Esta situación puede pre-
6
En este momento, la Iglesia Católica, bajo el patrocinio y la coordinación del Pontificio Consejo para
la Promoción de la Unidad de los Cristianos está comprometida en diálogos teológicos bilaterales con
las siguientes iglesias y comunidades eclesiales: iglesias ortodoxas de tradición bizantina; antiguas igle-
sias orientales en su conjunto (copta, siriana, armenia y siro malankar); Iglesia Asiria del Oriente; Co-
munión Anglicana; iglesias luteranas (Federación Luterana Mundial); iglesias reformadas, presbiteria-
nas y valdense (Alianza Reformada Mundial); iglesias metodistas (Consejo Metodista Mundial); Discí-
pulos de Cristo; iglesias bautistas (Alianza Bautista Mundial); Alianza Evangélica Mundial; iglesias
menonitas; representantes de algunas iglesias pentecostales; Iglesia Adventista del Séptimo Día.
7
Actualmente, además de la Iglesia católica, integran la CEICA las siguientes iglesias: Iglesia Apostó-
lica Armenia; Iglesia Siriana Ortodoxa; Iglesia Ortodoxa Griega del Patriarcado de Constantinopla;
Iglesia Ortodoxa del Patriarcado de Antioquía; Iglesia Ortodoxa del Patriarcado de Moscú; Iglesia An-
glicana del Cono Sur de América; Iglesia Evangélica de los Discípulos de Cristo; Iglesia Evangélica del
Río de la Plata; Iglesia Evangélica Metodista Argentina; Iglesia Reformada en Argentina; Iglesia Evan-
gélica Luterana Unida; Iglesia Evangélica Valdense del Río de la Plata; Iglesia Presbiteriana San An-
drés; Asociación Iglesia de Dios; Iglesia Cristiana Bíblica.
10
sentarse con quienes han sido bautizados en la Iglesia Católica Apostólica Argentina o
en grupos semejantes. En este caso, no se objeta ni la materia ni la forma del sacramen-
to, pero puede haber elementos que permitan dudar de la intención del ministro.
28. Es importante recordar, además, que hay tradiciones cristianas que no han conservado una
comprensión sacramental de la vida cristiana y que, por lo tanto, no celebran el Bautismo;
es el caso de los cuáqueros y, entre nosotros, del Ejército de Salvación.
30. En el caso de presentarse situaciones en las que no parezca claro como aplicar los criterios y
los elementos aquí ofrecidos, se recomienda consultar al obispado del lugar, pudiendo diri-
girse, además, al Secretariado Nacional de Ecumenismo de la Comisión Episcopal de Ecu -
menismo, relaciones con Judaísmo, el Islam y las Religiones.
SIGLAS Y ABREVIATURAS
CEC: Catecismo de la Iglesia Católica
CIC: Código de Derecho Canónico
Directorio: Directorio para la aplicación de los principios y las
normas del ecumenismo
Dz-H H. Denzinger/P. Hünermann, El Magisterio de la Iglesia, Her-
der, Barcelona, 1999.
Epist. Epistola
LG Constitución sobre la Iglesia Lumen gentium
UR: Decreto sobre el ecumenismo Unitatis redintegratio
UUS Carta encíclica Ut unum sint
BIBLIOGRAFÍA
a. Documentos de la Iglesia católica
Catecismo de la Iglesia Católica (1992), nn. 1212-1284.
Código de Derecho Canónico (1983), cc. 849-878 (especialmente 869, § 2; 874, §§ 1 y 2).
CONCILIO VATICANO II, Decreto Unitatis redintegratio (1964).
CONCILIO DE TRENTO, Sesión VII (3 de marzo de 1547), Decreto sobre los sacramentos, en
DENZINGER, H./HÜNERMANN, P., El Magisterio de la Iglesia, 1614-1627.
CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE,
— Respuesta a una duda sobre la validez del bautismo conferido por «La Iglesia de Jesucristo
de los Santos de los Ultimos Días», conocida como «Mormones», 5 de junio de 2001, AAS
93 (2001) 476.
— Respuestas a las preguntas sobre la validez del Bautismo conferido con ciertas fórmulas, 1º
de febrero de 2008, L’Osservatore romano, ed. en español, 14 de marzo de 2008, pág. 12.
JUAN PABLO II, Carta encíclica Ut unum sint (1995).
PONTIFICIO CONSEJO PARA LA PROMOCIÓN DE LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOS,
— Directorio para la aplicación de los principios y las normas del ecumenismo (1993), Capí-
tulo IV, nn. 92-101.
— “Mutual Recognition of Baptism. Synthesis of Responses from Episcopal Conferences” (Do-
cumento de estudio presentado a la Plenaria del Pontificio Consejo, 2001), Information ser-
vice N. 109 (2002/I-II) 20-25.
11
DECLARACIÓN CONJUNTA
DE RECONOCIMIENTO MUTUO DEL SACRAMENTO DEL BAUTISMO
ENTRE LA IGLESIA CATÓLICA ROMANA,
LA IGLESIA EVANGÉLICA LUTERANA UNIDA Y
12
1. La Palabra del Evangelio "el que crea y se bautice se salvará", y la fe cristiana a lo largo de
los siglos presentan al Bautismo como una realidad esencial de la Iglesia. Católicos y luteranos
profesamos en el Símbolo de Nicea nuestra fe en el bautismo "para la remisión de los pecados".
2. El Sacramento del Bautismo es el principio de comunión que existe entre quienes confiesan
en sus comunidades de fe al Dios Trino y Uno, y a Jesucristo como único Señor y Salvador. El
Bautismo de adultos e infantes, y la fe trinitaria y cristológica crean entre los miembros de las
distintas comuniones eclesiales un vínculo de hermandad que tiende hacia la unidad, don del Es-
píritu Santo.
3. Confesamos que el Sacramento del Bautismo, don de Dios, nos incorpora a Jesucristo muerto
y resucitado. El Bautismo no debe reiterarse en ninguna de las dos comunidades porque declara
y realiza nuestra justificación. Asimismo reconocemos como válido el Bautismo celebrado con
agua y "en nombre del Padre y del Hijo, y del Espíritu Santo", el Dios Uno y Trino, cuya gracia
salvadora nos llega por este Sacramento de la fe. También reafirmamos que el Bautismo nos
hace ingresar a la Iglesia, cuerpo de Cristo, nos constituye como pueblo de Dios, y da inicio a
una vida nueva en el Espíritu Santo, que permite testimoniar el Evangelio mientras vivimos en
este mundo bajo la condición de peregrinos.
4. Tanto la Iglesia Católica como las iglesias de confesión luterana, desde el momento en que
estas comuniones quedaron separadas, han reconocido la mutua validez del rito bautismal, aun-
que ello no siempre se expresó en la práctica.
Esta declaración fue ratificada por las tres iglesias signatarias en un acto público realizado el 30
de marzo de 1990 en Buenos Aires.