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Modulo 1 - Lectura 2

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Evolución histórica del deterioro ambiental

Así como lo estableció el filósofo griego Heráclito, «todo fluye, todo está en
movimiento y nada dura eternamente», los ecosistemas en el mundo también han
ido cambiando a lo largo de la historia. El problema es que las modificaciones
impuestas en dichos ecosistemas por el hombre son tan extremas que terminamos
afectándonos a nosotros mismos. La historia de las transformaciones
antropogénicas existe desde que el hombre camina en este planeta, por lo que, para
entender la situación actual de los recursos, tanto en los espacios rurales como en
los urbanos que se desean gestionar, es necesario realizar un análisis de toda la
historia de transformaciones que dichos recursos —ecosistema— sufrieron hasta el
momento. En esta lectura, analizaremos tanto la dinámica del cambio temporal,
espacial y ambiental en espacios rurales y urbanos, como así también la historia del
deterioro ambiental, desde una visión que va desde lo macro a lo regional.

Introducción al caso de estudio

Dinámica del cambio espacial, temporal y ambiental en espacios rurales y urbanos

Referencias
LECCIÓN 1 de 3

Introducción al caso de estudio

El caso de estudio de la lectura anterior trataba sobre un nuevo jefe comunal que designó a un grupo
interdisciplinario de profesionales la tarea de resolver ciertos problemas críticos de la comuna que la
estaban llevando hacia un colapso de infraestructura y servicios.

Luego de haber comenzado de una manera un poco desorganizada, el equipo se propuso realizar un
diagnóstico de la localidad, para identificar las zonas urbanas y rurales, y sus principales características.
Pero las dinámicas de espacios rurales y urbanos son muy diversas y, por ende, complejas. Por eso, para
comprenderlas es necesario estudiar su dimensión espacial, temporal y su dimensión ambiental.

En el caso del problema de la erosión de campos y calles, los profesionales se habían propuesto diversas
soluciones que, por las razones mencionadas anteriormente, no funcionaron. Aparte de tener en cuenta los
actores sociales de cada zona, ¿no sería mejor considerar el origen del problema antes de aplicar soluciones
temporales? Es decir, identificar las causas de la erosión antes de proponer soluciones como la
pavimentación o sistemas colectores de escorrentías.

Para ello, es necesario tener en cuenta la dinámica del cambio espacial, temporal y ambiental en espacios
rurales y urbanos, como así también la evolución histórica del deterioro ambiental en cada zona de estudio.

Siguiendo lo establecido por McNeill (2005):

La historia ambiental significa muchas cosas para muchas personas. Mi definición


preferida es: la historia de las relaciones mutuas entre el género humano y el resto de la
naturaleza. El género humano ha sido durante mucho tiempo parte de la naturaleza, pero
una parte diferente […] (pp. 12-22).

C O NT I NU A R
LECCIÓN 2 de 3

Dinámica del cambio espacial, temporal y ambiental


en espacios rurales y urbanos

La historia de la dinámica poblacional en Argentina es muy diversa y compleja. Comenzando desde los
pueblos originarios, considerando su forma de relacionarse con el ambiente y su propio sistema social,
pasando por la colonización española, luego el impacto de la revolución industrial en el campo y la ciudad,
las grandes inmigraciones del siglo XX, hasta llegar a los procesos actuales en los que nos vemos
inmersos. Todo hito en la historia, cambio de paradigma, la puesta en marcha de políticas económicas,
crisis ambientales mundiales, etc., moldean las relaciones que ejercemos en nuestro entorno social,
ambiental, político y económico.

En los últimos años, se pudieron identificar una serie de cambios en la dinámica poblacional tanto en los
espacios rurales como en los urbanos y en la zona de transición entre ambos.

En algunos espacios urbanos, el sector de la construcción ha crecido con un acelerado ritmo, en una
dinámica que ha transformado la estructura y el tamaño de las ciudades. La cantidad de habitantes en
zonas urbanas puede incrementarse por varias razones. Cuando la población urbana crece, el fenómeno se
denomina crecimiento poblacional. Cuando la cantidad de habitantes aumenta, pero no la extensión de la
ciudad, el fenómeno se denomina densificación poblacional.

De acuerdo con Pinto da Cunha (2002):

Si bien la urbanización de los países latinoamericanos se había caracterizado, al menos


hasta el decenio de 1970, por su ritmo acelerado, actualmente, los procesos se han
revertido o modificado. En general, hasta los años 70, los condicionantes de esta
urbanización se asociaron a factores como el proceso de industrialización sustitutiva, que
implicó una concentración creciente de actividades productivas en las ciudades, y la
modernización de las relaciones capitalistas en el campo, que tuvo implicaciones
decisivas sobre el éxodo rural. Sin embargo, en el decenio de 1980 y particularmente en el
de 1990, los países latinoamericanos experimentaron profundos cambios económicos,
sociales y políticos, lo que provocó rupturas con las tendencias observadas. Así, la
sostenida baja de la fecundidad, a pesar de la creciente urbanización, llamó la atención de
los estudiosos. En este escenario, comenzaron a ganar importancia nuevas tendencias
demográficas y redistributivas, entre ellas las migraciones y desconcentración hacia áreas
no metropolitanas, el crecimiento de las ciudades intermedias, etc. (Cunha, 2002,
https://bit.ly/3hrNBR2)

Entonces, los centros urbanos no presentan un crecimiento poblacional tan acelerado como en los años 70
debido a una alta tasa de natalidad, pero sí han aumentado su población y densificación debido a diferentes
procesos migratorios de zonas rurales a la ciudad y de otros países a la ciudad. 

El crecimiento poblacional incrementa la necesidad y demanda de tierras y espacios nuevos para


destinarlos a uso residencial, comercial o industrial. La satisfacción de dicha demanda va acompañada de
una expansión de la zona urbana, la cual puede darse de 3 maneras diferentes.

E XPA N S I Ó N H A C I A E L E XT E RI O R E XPA N S I Ó N E N A LT U RA RE N O V A C I Ó N U RBA N A

Consiste en el proceso de adquirir espacios aledaños a los centros urbanos y convertir su uso del suelo para
satisfacer las demandas de la creciente urbanización. Las zonas vulnerables a sufrir este proceso son
llamadas «zonas periurbanas» donde se presenta una matriz mixta de usos de suelo y un espacio de
transición entre lo urbano y rural. Esto repercute en la necesidad de crear una nueva zona periurbana,
desplazando zonas rurales; generalmente, estas áreas vuelven a sufrir el proceso de expansión
mencionado.
E XPA N S I Ó N H A C I A E L E XT E RI O R E XPA N S I Ó N E N A LT U RA RE N O V A C I Ó N U RBA N A

Debido a que no se puede extender horizontalmente, de manera infinita, una urbanización —o se puede, pero
se prioriza conservar otros recursos—, una posibilidad de satisfacer las demandas de la creciente
urbanización es construir en altura. Construir edificios en vez de casas individuales puede ayudar a
acomodar y encontrar equilibrios entre el uso de suelo residencial, comercial y de transporte. Algunos
ejemplos de este caso son las ciudades Hong Kong y Tokio, las cuales debido a limitaciones ambientales
deben acotarse a la cantidad de suelo que poseen y buscar la manera de acomodar el crecimiento
poblacional a los límites naturales impuestos.

E XPA N S I Ó N H A C I A E L E XT E RI O R E XPA N S I Ó N E N A LT U RA RE N O V A C I Ó N U RBA N A

Algunas ciudades tienen una larga historia de urbanización. En muchos casos, existen edificios que han
quedado obsoletos. Otra opción para balancear las necesidades demográficas con la capacidad urbana
actual es renovar (sin dejar de lado los rasgos culturales y patrimonio histórico de los edificios) o reconvertir
algunos inmuebles.

La expansión hacia el exterior es la que más impactos ambientales, sociales y económicos presenta.

En este sentido, Zuluaga Sánchez (2008) menciona lo siguiente: “…la expansión urbana presiona
fuertemente las periferias o bordes, presentándose un crecimiento que rebasa el perímetro urbano y las
restricciones geológicas en las zonas de ladera” (https://bit.ly/32nCPHi).

La periurbanización o suburbanización es definida como un proceso que surge del amparo del desarrollo y
extensión superficial (hacia afuera) de la ciudad sobre su periferia rural inmediata. Ello se debe, por un lado,
a que se necesita suelo o nuevos espacios para satisfacer las crecientes demandas de la industria, de la
vivienda, de los medios de transporte y de los espacios públicos de recreación y ocio y, por otro lado, a que
los suelos y espacios disponibles dentro de la zona urbana son muy costosos. Además de esto, la
expansión es favorecida por el incremento de la capacidad de movilidad residencial, construcción o
mejoramiento de vías de comunicación y de los medios de trasporte, tanto públicos como privados. En este
sentido, según lo establece Zuluaga Sánchez (2008): “…son las expectativas de un precio del suelo y de la
vivienda más bajo y/o de un mejor entorno ambiental” (https://bit.ly/32nCPHi).

Esto crea como consecuencia un área de edificaciones de uso urbano (residencial de alta, media o baja
densidad), comercial, industrial, etc., en una antigua área rural. Estas fuertes transformaciones territoriales
“…crean nuevos espacios en los que coexisten y se yuxtaponen usos y actividades agrícolas, residenciales,
industriales, de ocio, entre otros” (Zuluaga Sánchez, 2008, https://bit.ly/32nCPHi).

Esta expansión horizontal de las ciudades lleva a la formación de un área metropolitana que avanza, integra
y transforma las áreas de residencia secundaria más próximas; después, estas zonas de segunda
residencia son desplazadas a lugares más lejanos que, en un futuro, quizás tengan que volver a ser
desplazadas. Es decir, la periurbanización avanza sobre la periferia y a la vez crea una nueva periferia
desplazando zonas rurales.

Ya habíamos considerado que el núcleo poblacional de la zona de estudio es una zona urbana porque
contiene más de 5000 habitantes y que, a su vez, existen productores locales en la periferia, por lo que se
puede intuir que existe una zona «periurbana» o de actividades mixtas en el medio. Durante la realización del
diagnóstico, uno de los miembros del equipo advirtió ciertos problemas en dicha zona de transición, tales
como los que se mencionan a continuación:

Conflictos de segregación social.

Conflictos de competencia sobre los usos del suelo.

Reducción de los tamaños de espacios de producción primaria.

Abandono de tierras debido a que ciertas actividades o insumos que se usan en ganadería y
agricultura están prohibidos dentro de un área de influencia de zonas urbanas, por lo que ya no
es rentable producir.
Impacto ambiental por expandir la frontera urbana en medio rural y natural.

Cambio de estilo de vida y decadencia rural cultural.

Incremento en el precio de las propiedades.

Una nueva dinámica que la zona de estudio atraviesa, que se ha acentuado en los últimos años, es la
contraurbanización. La contraurbanización o desurbanización se define como el proceso de movimiento de
personas y actividades económicas desde las áreas urbanas hacia las rurales (cercanas como el proceso
de periurbanización o distantes de los centros urbanos), a través de movimientos centrífugos o
«desconcentradores» desde las ciudades y regiones centrales. En él, intervienen personas de diferente
condición social que son atraídas por motivaciones también muy distintas. En general, este proceso
contribuye al crecimiento de ciertas áreas rurales, por bajo costo del suelo, por la instalación de fábricas o
áreas comerciales, por la generación de empleos o por ciertos atributos escénicos y paisajísticos.

En la localidad de estudio, muchas personas de Buenos Aires, Córdoba y Rosario, que no poseían
residencias de verano en la zona, se han instalado como residentes permanentes buscando una mejor
calidad de vida.

Uno de los problemas de la contraurbanización es la falta de ordenamiento territorial y diseño de la trama


urbana de las localidades que están bajo la influencia de este fenómeno. Por ejemplo: los jefes comunales
anteriores al que actualmente asumió, en su afán por incrementar su población y generar nuevos barrios
residenciales e incrementar o diversificar actividades económicas, expuso a la comuna progresivamente a
un modelo de urbanización dispersa, difuso, en el que los lugares más escénicos para construir viviendas se
vieron alejados; entonces, la comuna se vio obligada a extender su costo a líneas de servicios. Esto, a su
vez, generó mayores impactos ambientales y conflictos dispersos.

Se debe tener presente entonces que la urbanización dispersa o difusa implica mayores gastos en dotación
de infraestructuras, despilfarro energético con los desplazamientos masivos a la ciudad, procesos de
urbanización marginal o conflictos de intereses entre los lugareños y los nuevos residentes en el campo, con
estilos de vida y aspiraciones diferentes.
En zonas rurales, también existen dinámicas poblacionales complejas, influenciadas o que a su vez influyen
en las dinámicas de la ciudad.

Un ejemplo de estos fenómenos es el llamado «éxodo rural». Ciertos factores tales como problemas
prolongados con la producción y cosechas, dependencia de factores físicos como el clima, el suelo y el
relieve para producir y obtener buenas cosechas, ingresos bajos o inestables, falta de provisión de servicios,
educación, salud, facilidades comunales inadecuadas,  industrialización de la producción agropecuaria (que
prescindió de contratar muchos empleados), entre otros, empujaron especialmente a muchos jóvenes y
familias a dejar la vida en el campo o zonas rurales y trasladarse a la ciudad buscando mejores condiciones
de vida.

Algunos de los factores que se consideraban atractivos eran los siguientes: mayores y mejores
oportunidades laborales, ingresos económicos más altos y más estables, mejores servicios de salud,
educación, transporte, entretenimiento, etc.

El éxodo de personas a zonas urbanas deja vulnerables los espacios rurales, ya que muchas veces no existe
nadie dispuesto a trabajar las tierras, por lo que son abandonadas o se venden a grandes productoras. Con la
pérdida y el deterioro de los espacios rurales, también se pierde el patrimonio cultural asociado a ellos.

La pobreza rural es diversa y es uno de los principales factores que condiciona el éxodo rural.

Más del 50 % de los pobres rurales y más de la mitad de los pobres de los países subdesarrollados son
cultivadores de pequeñas granjas. Aquellos cultivadores que no poseen tierras son más que los pobres
rurales de los países en los que la agricultura es un comercio y está vinculada con el mercado mundial.

En la década de los 90, se llevó a cabo una investigación acerca de la pobreza rural en la cual se
identificaron seis grupos de habitantes rurales que corrían peligro debido a su condición de pobreza extrema.
Entre estas personas, se encontraban agricultores de pequeñas granjas, campesinos que no poseían tierras,
nómadas o pastores, pueblos originarios y refugiados o desplazados internos. Muchas de estas personas
pertenecían a más de un grupo. Es posible afirmar que las causas de pobreza de estos grupos son tan
diversas como los grupos.
Por otra parte, el nivel con el que los precios de los cultivos influyen en la pobreza rural cambia dependiendo
de la zona; varían según se trate de las zonas en las que la autosuficiencia es la norma, de aquellas en las
que la mayor parte de la producción está dirigida al mercado internacional, o en las que los precios y
políticas internacionales influyen fuertemente en el nivel de pobreza.

Al igual que ocurre con la pobreza de las ciudades, el mayor porcentaje de la pobreza rural se debe a la falta
de servicios elementales tales como escuelas, acceso a servicios públicos y créditos. El vínculo existente
entre la baja calidad de la salud y la pobreza es sólido, ya que la mayor parte de los pobres rurales no tiene la
posibilidad de acceder a los servicios básicos de salud sumado a que se enfrentan a múltiples riesgos
sanitarios en sus hogares y contextos laborales vulnerables. La distancia a la que estas personas se
encuentran de las instalaciones proveedoras de estos servicios es el motivo principal por el cual la mayoría
de los habitantes rurales no puede acceder a ellos.

Otro fenómeno característico de zonas rurales es lo que ocurre con la localidad de estudio, la cual creció en
los últimos años y pasó de tener 2000 habitantes (espacio rural) a tener 5000 (espacio urbano). El aumento
de población en zonas rurales que las convierte en zonas urbanas se denomina urbanización.

Otro fenómeno que puede evidenciarse, y que involucra tanto espacios rurales como urbanos, es el cambio
de paradigma con respecto a la imagen que se tiene de ambos espacios, ya no solo como burbujas
separadas, en las que una abastecía a la otra, sino que son espacios interrelacionados.

Siguiendo a Zuluaga Sánchez (2008):

Desde principios del siglo XX, la ciudad comenzó a prefigurar los espacios rurales con la
función de proveerse de agua, energía y alimentos. En las últimas décadas, los rescata
como espacios de contención del proceso urbanizador, como factor de equilibrio y
sostenibilidad ambiental, y como lugares para el ocio y la recreación.
(https://bit.ly/32nCPHi)
Además, la ciudad también los mantiene como lugares de preservación de remanentes ecosistémicos y
lugares de preservación de patrimonio cultural. 

Así, los espacios rurales se ofrecen como una imagen «natural o verde», cuyo objetivo es precisamente
escapar de la ciudad, de los problemas y disfunciones asociadas a ella, entre las cuales se destacan las
siguientes: su contaminación, ruido, escasez del suelo urbano, inseguridad, caos vehicular, mala calidad del
aire, escasez de espacios libres y verdes, entre otros.

Evolución histórica del deterioro ambiental

La mayoría de los habitantes de la localidad de estudio, que residen en ella hace más de 50 años, han vivido
toda su vida ahí. Nacieron, formaron pareja, trabajaron, tuvieron hijos, etc. A su vez, esos hijos hicieron lo
mismo, construyeron sus propias casas y tuvieron sus propios hijos. Se puede decir que son 3 o 4
generaciones de pobladores locales. Dichos pobladores, quienes construyeron sus casas y las casas de
sus hijos, son los que ahora no quieren que se siga urbanizando y continúe creciendo la población de la
localidad, ya que esto genera un gran impacto ambiental. ¿Cómo hacer entonces? Si ellos pudieron
establecerse y sus hijos también, ¿es justo que no lo hagan nuevos habitantes?

Ante esta pregunta compleja, es mejor analizar el concepto de deterioro ambiental.

Se entiende por deterioro la degradación que hace el humano de ciertos ecosistemas, y cuya provocación de
deterioro en la naturaleza no se tiene en cuenta. En el caso de un tsunami, es la misma naturaleza la que
realiza un impacto masivo en diferentes zonas de una región deteriorando recursos y ecosistemas; lo mismo
ocurre con la erupción de un volcán.

Entonces, cuando se habla de la evolución histórica del deterioro ambiental, solo hacemos referencia al
deterioro que le produce el humano al ambiente y no a los cambios que a veces la naturaleza realiza a sí
misma por su propia dinámica.
Se sabe que el humano, desde que es tal, impacta sobre su entorno, a veces con matices «positivos» y otras
con matices «negativos». Esto es así desde la prehistoria, en la que las actividades de subsistencia
consistían en la recolección y la caza, hasta la actualidad, en la que existe el monocultivo y el consumismo
global. Por todo esto es importante que, a la hora de analizar la realidad de una localidad, zona, región o país,
se tenga en cuenta una visión histórica de cómo han ido cambiando dichos impactos.

Una forma de poder acercarse a la visión histórica es la metodología que ha adoptado el materialismo
histórico, cuyo pensador fundador es Karl Marx; esta teoría tomaba el modo de producción como la forma de
entender otras variables en ese momento de la historia, en este caso, se trata de la apropiación social de la
naturaleza. Desde esta mirada, los impactos ambientales se van modificando según los modos de
producción pujantes del momento histórico en particular, los cuales se podrían sintetizar en 4 momentos.

Cazadores y recolectores

Se trata de impactos producidos por un uso desmedido y descontrolado del fuego, y selección artificial de
especies.

Agricultura

Con la agricultura, que es el cambio tecnológico que más repercute en la historia de la humanidad, todo
cambia. Los bosques son talados y los suelos son explotados al máximo. Comienzan los asentamientos
urbanos, que antes no existían o eran muy pequeños, y con ello la construcción, los imperios, las grandes
guerras y el consumo desmedido de minerales y maderas.

Período feudal y mercantil



En esta época, la población madura y crece, y los asentamientos urbanos se consolidan. Con ello,
comienzan las primeras regulaciones con el uso de agua y de excretas. Las poblaciones urbanas muchas
veces se asentaban sobre un mismo río, y esto traía complicaciones aguas abajo donde los desagües de
uno no llegaban a depurarse para que el otro asentamiento
utilizase dicha agua para beber.

Por otro lado, el uso desmedido de carbón mineral, generó en Londres el primer impacto ambiental
documentado del aire, donde se llegó hasta tal extremo que en el año 1306 una comisión para evaluar
dicho problema decidió prohibir el uso de carbón, por el grado de contaminación en el aire. Por lo que hay
registrado en documentos oficiales, parece que no tuvo éxito dicha prohibición.

Período industrial y global



La revolución industrial aceleró dichos procesos y, en lo referente a los asentamientos urbanos, cambió
totalmente la distribución demográfica del mundo. Como el estudiante ya habrá estudiando en otras
asignaturas, los campesinos que trabajaban en el campo fueron reemplazados por máquinas y debieron
trasladarse a las ciudades para trabajar en las fábricas. Es en este momento en el que se comenzó con
una dependencia de los recursos no renovables, de los asentamientos superpoblados, de una economía
global, y luego del consumismo que vive la humanidad actualmente.

La historia de los asentamientos urbano-rurales y su mirada ambiental difieren en cada región del mundo. No
es lo mismo estudiarlos en Egipto, Grecia o China, donde hay un tejido urbano de más de 2500 años, que
estudiarlo en Argentina, donde no existían asentamientos tales en aquellos años. Solo para dar un ejemplo,
cerca del año 1500, con la llegada de los españoles a América, diferentes autores estimaron la población en
todo el continente americano de entre seis y nueve millones de habitantes, mientras que en Europa, en esos
mismos años, se calcularon alrededor de setenta millones de habitantes. Si se acuerda que la superficie del
primero es de 43 000 000 km2 y del segundo 10 500 000 km2, se obtiene que la densidad en América era de
0,21 habitantes/km2 y en Europa 6,67 habitantes/km2, es decir, casi 30 veces más en un continente que en
el otro. El dato anterior nos indica que el desarrollo urbano estaba mucho más avanzado en Europa que en
América, teniendo en cuenta, de todas formas, que América contaba con una de las ciudades más pobladas
del mundo de ese entonces que era Tenochtitlán, con estimaciones cercanas a doscientos cincuenta mil
habitantes.
Cuando se dice que el desarrollo urbano estaba más avanzado, se entiende que era en relación con el
conocimiento que tenían los pensadores y los gobernantes en lo referente a las mejores condiciones para la
población de dicha urbe (saneamiento, distribución, ordenamiento del territorio, uso del suelo, agua, etc.).

Las dinámicas urbano-rurales han impactado de diferente manera en el medioambiente, como se ha visto
que ha analizado el materialismo histórico. Aunque el materialismo histórico nos brinda una visión general a
la hora de estudiar cada caso en particular, es fácil notar que no hay ni habrá dos casos iguales.

El abordaje ambiental de los problemas sociales, políticas y económicas es muy reciente. Por mencionar
algunas, se puede decir que en 1970 se creó la EPA (Environmental Protection Agency) y en 1972 se realizó
la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente Humano en Estocolmo. Esto indica que el
peso del medioambiente en las decisiones tomadas con respecto a las urbanizaciones y espacios rurales
hasta hace 50 años era muy bajo o casi nulo. Si bien en algunos lugares y en algunas organizaciones hay
mucho por trabajar aún, lo que sí ha cambiado es el conocimiento de la sociedad civil sobre el ambiente y las
consecuencias de las malas acciones industriales. Un ejemplo de ello son las protestas en diferentes
partes del mundo en contra de diversas empresas o prácticas. Esto se transforma en presión social hacia
los gobernantes, quienes son, a fin de cuentas, los que terminan o no autorizando diferentes firmas en sus
localidades, ya sean urbanas o rurales.

La situación en Argentina es bastante particular respecto a otros contextos en el resto del mundo. Lo que
hoy es Argentina comenzó, de manera veloz, a desarrollarse como una región productora de materias
primas; en ese sentido, fue primero el ganado y sus derivados, y luego el agro, para sostener al ganado.

La capital, lo que hoy es CABA, mostró desde sus inicios las condiciones para convertirse en una urbe
importante, por varias cualidades.

En la ciudad de Córdoba, al ser posta obligada entre el puerto y Lima, se dio un crecimiento veloz con la
industria del calzado, ya que había ganado en abundancia y también era un importante centro de estudios.
Eso lo demuestra la propia Universidad Nacional de Córdoba, que es una de las más antiguas de
Latinoamérica.

Esta configuración socioeconómica trae como resultado un país desde sus primeros años de fundación con
características bien marcadas; estas se enumeran a continuación:
1 un espacio rural pujante en producción primaria.

2 Una sobreproducción que se transforma de manera veloz en exportación de alimentos.

3 Una pequeña industria que intenta, desde los inicios, generar valor agregado a los productos
que el espacio rural genera en exceso.

4 Ciudades bien marcadas con destacadas universidades que absorben gran población de las
zonas rurales, sobre todo cuando ingresa de lleno la tecnología al campo.

5 Un intento constante de convertir el modelo agroexportador en modelo industrial.

Esta caracterización impactó históricamente y, en la actualidad, sigue afectando los bosques nativos de las
diferentes ecorregiones del país, ya que son sustituidos por otras especies vegetales, tanto para la
producción agropecuaria como para la forestal comercial. Estos bosques son más rentables o incluso
fueron extraídos y comercializados por su buena madera (algarrobo, quebracho, caldén, entre otros).   De
manera similar, se realizó un desplazamiento o extinción de especies animales autóctonas, ya que se las
consideraba «plagas» o perjudiciales para las actividades productivas importantes, desplazando su
ecosistema o explotándolo y comercializándolo.

A partir del siglo XX hasta la actualidad, se difundió por completo el monocultivo, con la conocida «revolución
verde». Los impactos de esta caracterización rural del país pueden observarse en la degradación del suelo,
en el descenso de los niveles de resiliencia de los ecosistemas, en los mayores daños de catástrofes
ambientales (inundaciones e incendios que son, en algunos lugares, nativos de nuestros ecosistemas; la
actividad humana ha provocado que los daños sean hasta algunas veces 10 veces más impactantes), la
erosión, la salinización de suelos, la selección artificial de especies y la reducción del hábitat.

En las ciudades, los acontecimientos históricos han provocado sobrepoblación y han impuesto una
dificultad de organizar el uso de suelo, ya que la población crecía más rápido de lo que los gobernantes
podían planificar. En la provincia de Córdoba, por ejemplo, según el último censo poblacional, algunos
municipios se duplicaron en población en tan solo 10 años, es decir, una tasa de crecimiento 10 veces
mayor a la del promedio nacional. Esas características dificultan la gestión ambiental de lugares que pasan
de ser rurales a urbanos en muy poco tiempo.
Algunas de las tendencias a nivel país y provincia, mencionadas anteriormente, son las que se presentan en
la comuna del caso de estudio:

acelerada tasa de urbanización;

nuevas urbanizaciones periurbanas y dispersas;

conflictos sociales;

colapso de provisión de servicios e infraestructura municipal y comunal.

Con justa razón, el nuevo jefe comunal está preocupado por buscar soluciones a largo plazo. El desafío de lo
urbano pasa por la cantidad de servicios que son necesarios y por la infraestructura disponible para poder
generar un desarrollo equitativo y ordenado. La falta de planificación y de un ordenamiento territorial ha
generado que los impactos más graves en zonas urbanas fueran en saneamiento, contaminación de las
aguas superficiales, contaminación de las aguas subterráneas, gestión de residuos urbanos, generación de
energía a fuerza de recursos no renovables, transporte, ordenamiento del suelo, entre otros.

C O NT I NU A R
LECCIÓN 3 de 3

Referencias

McNeill, J. R. (2005). Naturaleza y cultura de la historia ambiental. Nómadas, (22), 12-22.

Pinto da Cunha, J. M. (2002). Urbanización, redistribución espacial de la población y transformaciones


socioeconómicas en América Latina. Cepal. Recuperado de
https://redvalorcompartido.com/TEXTOS/TEXTOS2/Urbanizaci%C3%B3n,%20redistribuci%C3%B3n%20espa
cial%20de%20la%20poblaci%C3%B3n.pdf.

Zuluaga Sánchez, P. (2008). Dinámicas urbano-rurales en los bordes de la ciudad de Medellín. Bogotá,
Colombia: Universidad Nacional de Colombia. Instituto de Estudios Ambientales (IDEA). Recuperado de
https://www.virtualpro.co/biblioteca/dinamicas-urbano-rurales-en-los-bordes-en-la-ciudad-de-medellin.

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