Más y Más
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Capítulo Especial
Disfrutar los placeres de la vida era parte vital de la pareja, no dejar que los celos o las
inseguridades fueran mayores que su amor. Lograr lo que ellos tenían solo lo habían
conseguido a base de confianza, amor y mucha comunicación. Aunque jóvenes, eran
muy maduros a la hora de saber lo que querían.
La nocturna ciudad de Italia era nueva para los tres hombres, pero eso no les impediría
gozar del placer carnal que invadía su cuerpo. El hotel los recibió como huéspedes
normales, nadie que trabajara ahí, imaginaría lo que esos hombres tenían en mente.
El mayor de los tres hombres podía observarlos con deseo, Hoseok se dirigió al mini bar
de la habitación para tomar algo más fuerte, desde su posición Min veía sus manos
venosas servir una pieza de hielo en un vaso de cristal para después añadir el brandy con
una elegancia que le ponía demasiado. Tragó duro mientras veía como sus labios se
posaban sobre la orilla del cristal para pasar el líquido por su garganta, dejando salir un
siseo al final.
Su delgado y nivéo cuerpo ahora lucía con muy poca ropa, sólo la necesaria para invitar
al pecado. Un ligero color rosa decoraba su pierna derecha, un diminuto cachetero dejaba
admirar la mitad de sus perfectas montañas de carne, en su cintura una cadena de
pequeños diamantes rosas recorrían la mitad de su pecho hasta adornar su cuello, un arete
de diamante en cada una de sus orejas, poniendo perfume con feromonas sobre su piel
para atraerlos aún más a su cuerpo, esa noche quería saber todo lo que se podía hacer en
una sesión de sexo con dos hombres.
Min había quitado su saco y desecho su corbata, todo bajo la atenta mirada del moreno
que ahora yacía acostado sobre la cama mientras esperaban al de sonrisa hermosa.
Hoseok no tardó en levantarse de la cama para ir al encuentro del pelinegro qué mientras
esperaba su llegada había quitado por completo su camisa dejando al descubierto su
perfecto torso tonificado, las horas en su gimnasio habían dado frutos, mostrando su piel
a otra persona que no fuera su novio, orgulloso de su figura se sentó en una de las sillas
del comedor.
Las manos del moreno morían por tocar esa piel blanquecina que parecía mármol, tan
perfecta y radiante, sus dedos picaban por sentir su piel bajo sus palmas. Y cuando
hicieron contacto, no pudo ocultar el suspiro que lo exponía muy nervioso.
— No hemos descansado desde que bajamos del avión... — respondió cerrando los ojos
mientras disfrutaba esos dedos sobre sus hombros.
— Me imagino por qué... — Las extensiones del modelo abrazaron su cuello para dejar
un beso sobre su lóbulo derecho, Min YoonGi no pudo contener las ganas de acercarlo a
su boca, así que jalandolo de su brazo para ponerlo sobre su regazo. Hoseok lo veía
directamente a los ojos, jadeante a la espera de lo que fuera a hacer. Sus largas manos
tomaban su cintura y lo invitaban a moverse sobre su pelvis.
Dejando salir un gemido suave cuando sintió la dureza de ese hombre gatuno, solo pudo
anclar sus manos alrededor de su rostro y llevar su cabeza hacia atrás dejando al
descubierto la piel de su cuello dándole permiso para hacer lo que quisiera con su cuerpo.
Acercándose a los dos hombres dejando al moreno en medio de los dos, con Hoseok
sobre su regazo, Mimi comenzó a besar delicadamente su espalda mientras el mayor se
comía a besos y pequeños mordiscos la piel de su cuello, sonidos sugerentes comenzaban
a escucharse por toda la habitación. La lujuria estaba invadiendo esas cuatro paredes.
Deteniéndose unos segundos para llevar su dedo índice y meter a la boca del mayor para
que los humedeciera lo suficiente. Con toda esa saliva sobre sus dedos regresó a
dónde estaba segundos atrás, impulsando esos gemidos a escucharse aún más. Esos
sonidos eran tan sugerentes que la impaciencia invadió al menor de los tres.
— Sé que te divertirás.
Guiñando su ojo derecho, acercándose a su boca para besar sus labios, probar su sabor en
ese delicioso beso lo hizo perder la razón, en ese preciso momento Min decidió no perder
el tiempo, mientras Mimi se encargaba de distraerlo, el mayor se daba a la tarea de
apresar sus muñecas con una corbata por cada lado de la
cama para impedir que se moviera.
— Increíble...
— Gracias amor.
Con el moreno sobre su cama mirándolos desde abajo, la pareja comenzó a besarse con
deseo, las manos del mayor jugaban con las nalgas del menor que gemía excitado al
sentir el jugueteo de esos dedos rozar con su entrada y también pasar por sus genitales
tan jodidamente salvaje, todo de su novio siempre lo volvería loco a la hora del sexo.
Esa orden fue como gasolina para su fuego interno, avivando las llamas del incendio
corporal que tenía en ese instante, alejándose de su hombre fue al moreno levantando sus
piernas lo suficiente para dejar al descubierto su entrepierna y su deliciosa entrada.
Sus dedos acariciaron la extensión de sus piernas desde sus tobillos hasta las ingles
posicionándose tan cerca de su glande, los ojos curiosos menor veían con deseo como esa
punta despedía pre semen invitándolo a probar su placer, enrollando una de sus manos
alrededor de la piel caliente del grueso miembro, comenzó a masajear de arriba abajo tan
lentamente que a Hoseok no le quedó de otra más que cerrar los ojos y dejarse llevar por
la multitud de sensaciones que comenzaban nuevamente a invadir su cuerpo.
Sus gruesos labios besaron su glande para después acercar la punta de su lengua y lamer
el líquido que seguía ahí, suaves lamidas quitaban todo ese néctar, tan lentamente que el
modelo solo podía arquear su espalda, todo bajo la atenta mirada del mayor que había
comenzado a estimular su propio miembro. Tomando el lubricante que tenían preparado,
decidió ponerlo sobre toda su extensión, acercándose al trasero de su chico, haciendo de
lado esa pequeña prenda que hacía lucir espléndidamente ese culo bien formado.
Obedeciendo inmediatamente hizo lo que ordenó acomodando las piernas sobre la cama,
abriéndose por completo, sin dejar de chupar el miembro del modelo, los dedos del mayo
se introdujeron lentamente en el interior del castaño, entraba y salía lo suficiente para
tocar su punto G, tan suave y delicadamente que ante las sensaciones el fotógrafo
comenzaba a mamar y succionar con más intensidad.
— Oh Min~
Sin sacar los dedos del interior, el de piel blanca llevó su boca a esas bonitas montañas
de carne, dejando pequeños besos por su piel qué al sentir su toque se erizaba por inercia,
su punto rosa se contraía y apresaba los dedos del mayor que disfrutaba la sensación, su
lengua húmeda y caliente dejaba liquido por su ano para humedecer su entrada.
— Mmm~
Escuchar su voz grave detrás lo prendía de tal manera que no podía dejar de pensar en su
miembro dentro suyo. Mientras se concentraba en lamer los testículos del modelo, éste
no
dejaba de gemir y retorcerse bajo el cuerpo del castaño que disfrutaba mirarlo disfrutar.
Levantando su cara con lujuria hacia él pelinegro que no podía hacer más que observar
cómo le daban el mejor sexo oral, mientras el otro hombre dilataba al castaño. La sola
escena le provocaba jadeos intensos.
— Hará que te vengas muy rápido — añadió divertido el mayor, casi en burla pues
conocía los secretos de su novio.
— No lo dudo...
— Quiero...
Lascivo añadió.
— Chupa... Quiero que chupes — enredando sus dedos entre su melena para levantar el
rostro del modelo y ayudarlo a llegar a su pene.
— Min...
Las manos del mayor acariciaban el erecto miembro de Hoseok que no dejaba de
chorrear semen, las embestidas del mayor eran lentas, mortalmente lentas para la cordura
del modelo, quería más y más duro, sentirlo dentro lo estaba poniendo loco de placer. Su
boca lamía y succionaba la punta del fotógrafo que gemía dejando ir hacia atrás la
cabeza, mientras disfrutaba de esa boca, esa maldita garganta estaba haciendo maravillas
con su glande.
La cadencia de la cadera del mayor era jodidamente lenta, tan lenta que la cama se movía
al compás de sus movimientos. Las sensaciones comenzaban a acumularse rápidamente
en la
entrepierna del fotógrafo que tuvo que detener esas succiones antes de llegar a su placer,
la noche aún era joven y quería más, había llegado a ese punto solo para probar algo
nuevo y una mamada no estaba en los planes.
— Maldición... — con el pecho subiendo y bajando acelerado por los jadeos, divertido
añadió — Me has superado...
Coqueto respondió.
— Lo que órdenes...
Park Jimin quedó en la posición de sesenta y nueve, mirando a su hombre que follaba al
modelo, levantándose lo necesario para besarlo salvajemente, mientras sentía como el
hombre acostado en la cama se comía su ano entre besos y lamidas, volteando sus ojos al
sentir tal sensación, mordiendo los labios de su novio que, ante el delicioso sabor de su
boca, empujó su miembro aún más hondo en el interior del modelo para sentir la presión
en su punta.
— Te amo...
El de piel blanca salió con cuidado de ese culo para no lastimar, sin embargo, el modelo
se quejó cuando se sintió vacío, pero a Min no le importaba quería complacer a su novio,
así que sacando el condón que cubría el miembro decidió arrojarlo al suelo, dejando al
descubierto su piel solo para su chico qué jadeaba por verlo tan
grande, tan venoso y apetecible...
Sus manos sobre la cama bajaron para acomodarse cerca de su entrepierna, pegando su
boca, dejando salir aire de sus pulmones, ese gesto hizo que el miembro del mayor diera
espasmos invitándolo a ser comido.
— Solo no te vengas...
Min sonrió engreído, llevando su pene tan cerca de su boca. Sus gruesos labios besaron
la punta para introducirlo por completo en su boca tan profundo que el mayor podía
sentir su garganta tan caliente qué jadeó grueso, un gemido gutural salió de su garganta
inundando la habitación oscura, apenas iluminada con una lámpara de luz amarilla a un
lado de la cama.
— ¿Si? — mordiendo su labio tan sensual que Hoseok quería besar esos labios con
urgencia.
— Deseo que lo hagas...
Cuando las muñecas de Hoseok fueron liberadas lo primero que hicieron, fue tomar esa
pequeña cintura para acomodarlo sobre la cama, abrir sus piernas e introducirse en su
interior de una sola estocada. Sentir esa invasión fue apabullante, su ano exigía ser
profesado y el grosor de ese hombre era envidiable, sentirlo tan profundo mientras
entraba y salía lo obligaba a dejar salir pequeños gemidos de placer, sonidos tan dulces
que se oían
tan malditamente sexys.
— Si cariño~ oh si~
Todo comenzaba a dar vueltas, la rapidez de los movimientos estaban llegando tan
profundo de su ser que sus terminaciones nerviosas se activaron en un santiamén
impulsando todas las sensaciones a su entrepierna, su miembro estaba tan duro que
estaba a nada de llegar. En ese momento su cuerpo solo se enfocaba en tensarse para
lograr llegar a el.
— No lo hagas venir aún... — interrumpió el mayor, no lo iba dejar llegar tan rápido,
habían hablado antes sobre lo que iba a hacer y acordaron que ninguno de los dos se iba a
dejar llevarpor excitación sin haber cumplido sus deseos.
Levantándose de la cama, acomodándose por sobre sus manos para mirar a ambos
hombres con lujuria y una sonrisa en el rostro, ahora sonrojado y sudoroso, hebras de
cabello se pegaban a su frente.
— ¿Estás seguro?
Tomando al castaño de su delgado cuerpo para cargarlo entre sus brazos y hacer que
enrollara las piernas en su cintura.
— Eres perfecto.
Llevándolo entre sus brazos contra la pared para tener un apoyo, abriendo sus nalgas para
introducirse en su apretado interior, apenas su grueso miembro estuvo dentro de su
cuerpo, gemidos y más gemidos salían de la garganta de ambos, todo bajo la atenta
mirada del modelo que no dejaba de manipular su pene, observar esa escena tan lasciva
despertada sus demonios internos, amaba esa locura, tanto que quería más de lo mismo,
ahora que había
probado esa forma del sexo no planeaba alejarse, quería fundirse en la llama del deseo
con ellos, descubriendo todo juntos.
— Cuando estés listo me dices para hacerlo... — susurraba tan cerca de su boca
succionando su belfo inferior para después dirigirse a su cuello y morder, causándole
dolor placentero.
— Contigo no creo durar mucho, me vuelves loco... — jadeante respondía, mientras sus
dedos arañaban su espalda, su delgado cuerpo quería más, necesitaba más.
Con esas palabras el menor sabía que el momento había llegado, quería probar eso que
solo había visto en películas.
— ¿Estás seguro? — acunando sus regordetas mejillas entre sus largos dedos
acercándose a su boca cuál fiera a su presa.
— Si cariño.
Aferrando sus brazos a su cintura, levantándolo del suelo para llevarlo a la cama.
Sentándose en ella con el castaño sobre su regazo.
— Si te duele mucho, pararemos — un pequeño beso fue dejado en los gruesos labios del
menor — ¿Oíste? No debes aguantar solo por complacerme...
El menor acostó a su hombre sobre la cama quedando lo más cerca de la orilla posible
para darle espacio al pelinegro de acercarse a la diversión, las manos del mayor
jugueteaban con las perfectas montañas de carne, todo sucedía bajo la atenta mirada del
modelo que ayudaba a poner lubricante sobre sus dedos en la entrada.
— Hobi... Mételo... — esas dos palabras fueron tan sugerentes que la excitación
sobrepasó el deseo de los tres en ese mismo momento.
Los labios del mayor besaron una vez más con deseo, amor y lujuria su boca, ese hombre
encima suyo era la perfección hecha hombre, mirarlo jadear y gemir tan cerca de su
rostro, ver cómo se contraía de placer, podía escuchar sus gemidos aún más altos cuando
el segundo miembro entraba, como su cuerpo temblaba ante cada embestida, ver como
sus pequeños pezones rosas se erizaban era el anuncio de que su orgasmo venía.
Ahora los dos los miembros estaban en su interior, para Jimin, era dolorosamente
placentero estar en esa posición, moviéndose casi al mismo ritmo, abriendo su entrada
lentamente, su rostro contraído demostrada dolor y sus gemidos placer, despacio y sin
prisa los dos hombres entraban y salían, una y otra vez mientras lo acostumbraban al
grosor.
— Mmm~Ha~
— Eres tan bonito... — expuso el mayor, acunando sus mejillas entre sus manos para
besar sus labios y afirmar una vez más su amor hacia su persona.
— Yoon ~
— Si mi amor, dí mi nombre...
— Oh maldición eres tan sexy, mirarte es un privilegio para mis ojos, te ves tan
hermoso...
— Yoon~ Yoon~ Yoon~ — repetía entre gemidos sin dejar de mirar sus ojos, el placer
de observar su rostro lleno de gotas de sudor rodando por su frente, ceñudo por el
ejercicio que estaba haciendo.
Y así lo hicieron, ambos obedecieron su pedido empujando con más fuerza y rapidez sus
embestidas.
Las sensaciones comenzaban a acumularse cada vez más entre cada embestida, una tras
otra más rápido llegaban a su próstata y entonces todo se nubló, una explosión de placer
llegó a su cuerpo llenándolo de hormiguitas, dejando salir su éxtasis a chorros, hilos de
semen salían y salían entre cada espasmo de su cuerpo, embarrando la piel de su pecho,
sus manos apretaban las sábanas blancas ahora distendidas de la cama, los espasmos de
su interior ayudaron a los otros hombres a llenarlo de su néctar, la oscura habitación se
llenó de gemidos gruesos al llegar a su orgasmo también, entre jadeos acelerados, poco a
poco y lentamente el placer se iba, desaparecía después de un pequeño espasmo y solo
quedaba su acelerado corazón corriendo como si estuviera en una maratón, podía sentir
sus latidos en sus tímpanos, aunque mareado en ese momento, estaba satisfecho de lo que
había experimentado, sentir el líquido caliente salir de su punto lo llenaba de orgullo,
habían humectado su cuerpo de su miel.
— Te amo.
— Yo también te amo...
— ¿Estás bien?
Sentándose sobre la cama ahora abrazando su cintura, Park sonreía como tonto mientras
su novio se comportaba tierno, eso era lo que más amaba al final de sus encuentros
sexuales, la ternura del mayor, que lo trataba como la flor más delicada del mundo,
cuidándolo como si se fuera a romper.
— Vamos a lavarte...
El mayor decidió tomar entre sus brazos a su novio para dirigirse a la bañera dónde una
tina llena de agua tibia lo esperaba, depositándolo suavemente dentro de ella el líquido
cubría su cuerpo ahora marcado de pequeños morados en diferentes partes de su piel,
verse así de tatuado por el deseo le gustaba, amaba dar
placer.
— ¿Necesitan ayuda? — el modelo ahora vestido solo con unos bóxer negros llegaba a la
puerta para observar lo que hacían — Puedo tallar tu espalda si me dejas...
— Todo ha sido increíble que sería muy descortés que me vaya así por qué sí.
— Estamos bien, tranquilo, puedes descansar en lo que terminamos — guiñando su ojo
derecho.
— Claro cariño...
Sin más el modelo los dejó hacer lo suyo mientras él iba a la cocina por algo que comer
el ejercicio le había dado mucha hambre, tanto que su estómago renegaba por atención.
— ¿Y qué? — jalando con más fuerza para atraerlo consigo — Solo es agua, se limpia y
listo.
— ¿Dime qué hice para que me amaras? — preguntó cuándo se acostó sobre su pecho.
— Ser un hijo de puta conmigo... — Ambos rieron suavecito al recordar sus primeros
días.
— Pues lo lograste, ahora eres mío, te amo y eso no lo cambiará nada, ni nadie...
— ¿Y el chico de afuera?
— ¿Que tiene?
— ¿Qué sucede?
Un puchero salió de ese rostro frío, por primera vez se veía jodidamente tierno, tanto que
parecía un gatito regañado.
— Eres un tonto — comenzó a reír bajito mientras tapaba su boquita con sus manitas
regordetas. — Solo soy tuyo, pero no te preocupes, entiendo, ya probamos lo que
queríamos y listo...
— ¿A no?
Aventando agua a su rostro, entre risas y burlas por parte de ambos el mayor habló sin
pensar demasiado, sin darle tantas vueltas a lo que había llegado a su mente.
— Te diría que te jodas Min YoonGi, no después de un trío, ¡No inventes! No soy
especial.... pero hay momentos y este no es uno de ellos, además no me gusta que me
engañes.
— ¡¿Qué?!
Su voz titubeante quería salir, pero no lo hacía por más que quería se mantenía en su
garganta. En ese momento quería brincar, por lo que escuchaba, quería gritar de felicidad
por la posibilidad de lo que él estaba insinuando, maldecía para sus adentros, solo unos
segundos antes de siquiera hablar sus manos tuvieron que ser unidas con las del mayor
que besó una de ellas suavemente.
— ¿Me-e estás diciendo que planeas o quisieras casarte conmigo en algún momento del
futuro?
— ¿No mientes?
Para el castaño en ese momento estaba culminando todo lo que había anhelado para su
vida, era feliz, inmensamente feliz, besando la boca de su amado estaba capturando otra
forma de amar la vida, en ese pequeño instante estaba deteniendo el
tiempo, inmortalizando sentimientos para siempre. Estaba fotografiando su felicidad.
Vindii