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Travestismos y Violencias

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— (2000): «Variaciones sobre sexo y género». En Marta Lamas (comp.

): El Dialogando sobre identidades,


género, la construcción cultural de la diferencia sexual. México DF: Uni-
versidad Nacional Autónoma de México. travestismo y violencias
CONNELL, Robert (1995): Masculinities. Berkeley: University of Califor-
nia Press.
Paula Rodríguez entrevistada por Barbara Biglia
CORNEAU, Guy (1989): Père manquant, fils manqué. Québec: Les éditions
de l'homme
CHODOROW, Nancy (1984): El ejercicio de la maternidad. Barcelona: Ge-
disa.
FOUCAULT, Michel (1998a): Vigilar y Castigar. Madrid: Siglo XXI. Ninguna debería estar obligada a cumplir una norma
— (1998b): La voluntad de saber. Historia de la sexualidad I. Madrid: Siglo de género que sea vivida, en la práctica, como una
XXI. violación. Y una violación que puede estar en tu vida, que
FREUD, Sigmund (1925): Algunas consecuencias psíquicas de la diferencia no sólo se da en la cultura, como una interpelación que
anatómica entre los sexos. Obras completas, tomo XIX. Buenos Aires: rechazas simplemente aceptando pagar las consecuencias,
Amorrortu (1980). sino también como una serie de leyes, como unos
GILMORE, David (1994): Hacerse hombre, concepciones culturales de la mas- códigos criminales y psiquiátricos para los cuales incluso la
culinidad. Barcelona: Paidós. prisión y el encarcelamiento son objetivos posibles.
JUNG, Carl (1926): Psychological types. Nueva York: Harcourt. Butler, 2001
TIGER, Lionel (1969): Men in groups. Nueva York: Random House.
WITTIG, Monique (1992): The straight mind and other essays. Boston:
Beacon Press. Para confrontarnos con esta realidad saliendo de los abstractos
discursos teóricos que frecuentemente marcan los discursos
sobre la temática, presentamos una narración que es la reelabo-
ración de una conversación entre amigas y compañeras activis-
tas. En la primera parte nos centramos en una experiencia per-
sonal recreada a través del dialogo afectivo, en la segunda
apuntamos hacia la construcción de sentidos encarnados del
término violencia. Buen viaje.

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ÉRASE UNA VEZ UNA NIÑA muy parecidos, y así estrechamos nuestra amistad. A escondi-
das de nuestros padres, nos comportábamos como niñas pero
ya nos dábamos cuenta de que en realidad no éramos nenas,
Continuamos viviendo en un mundo en el que
corres el peligro de sufrir privación de derechos y que éramos como mariquitas. Nos sentíamos identificadas con
violencia física sólo por el placer que buscas, la el término «mariquita» porque ésta era la palabra que las demás
fantasía que encarnas, el género que representas. usaban con nosotras; aún ahora es una palabra que siento cer-
Butler, 2001 cana, para mí indica que eres un nene muy afeminado. Por esta
época me enteré por la televisión de que existía el cambio de
En el curso de mi vida mis identificaciones de género se han sexo. Esto fue como el comienzo de un sueño, la solución para
ido modificando. Cuando era muy chica, entre los 4-5 años, lo que me pasaba a mí y a mis amigas. Nuestros padres, al darse
creía que era una nena pero tenía percepción de ser tratada de cuenta de nuestra amistad, intentaron separarnos para norma-
manera diferente de como me sentía. Tengo unos cuantos lizarnos, pero este distanciamiento forzado consiguió sólo pro-
recuerdos muy nítidos de ello. Mi mamá me estaba secando, vocarnos sensaciones de aislamiento muy fuerte; era muy dolo-
después de haberme bañado, delante de otras nenas con las que roso no poderse reconocer más las unas en las otras.
estaba jugando antes, y una nena mencionó mi pitito y me Alrededor de los doce o trece años, cuando todavía no
llamó varón yo me quede sorprendida y con un fuerte senti- conocía ni la palabra transexual ni travesti, empecé a hacer el
miento de extrañeza. Otros se repiten en los veranos cuando cambio estético de género, a tomar hormonas y vestirme de
mi mamá me mandaba a jugar a la calle sin camiseta y yo me chica, tal y como me sentía. A través de una amiga de una tía
quedaba sorprendida, porque las otras niñas llevaban camiseta de Isabel nos enteramos de las hormonas, de que hacían crecer
mientras eran los niños que iban sin ella. Desde muy pequeños el pecho, y decidimos comprarlas y tomarlas: ¡me sentí muy
los otros niños se daban cuenta y aceptaban mi diferencia; así, contenta cuando me empezaron a reventar los pezones y a cre-
por ejemplo, cuando jugábamos a mamá y papá, yo siempre cerme el pecho! Las hormonas eran en realidad comunes anti-
hacía de mama. Poco más adelante tuve mis noviecitos, si me conceptivos, de estos que destruyen el hígado, que nos vendían
gustaba un chico lo decía y él se portaba como si yo fuera una en la farmacia sin mayores problemas. Me hacían muy mal al
niña. La mayoría de la gente me consideraba así, para lo bueno estómago y vomitaba frecuentemente, muchas chicas se murie-
y para lo malo; de hecho cuando tenía unos nueves años sufrí ron por esto. De todas maneras yo no tomé muchas, sólo unos
por primera vez los efectos del sexismo: un niño de la escuela seis meses pero la dosis era fuerte; si como anticonceptivo
me iba acosando, me tocaba y me daba mucho miedo, tengo tomaban una pastilla al mes, yo tomaba dos o tres a la semana.
muy mal recuerdo de eso. Luego pasé a otras inyectables, me atiborraba de hormonas, lo
A los siete u ocho años, con mi prima y otra amiga, Isabel, dejé un tiempo y a los 19 hice un tratamiento muy intensivo.
que vivían enfrente, empezamos a reconocernos, a sentirnos Al mirar atrás es impresionante ver cómo te cambian las hor-
iguales. Las tres habíamos nacido en el mismo hospital, con un monas; en general cuando una deja de tomar se reactivan las
año de diferencia; no sé cómo ni quién empezó, nos pusimos a masculinas, pero hay cambios que son radicales, ya no vuelves
hablar sobre los sueños que teníamos y descubrimos que eran atrás.

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Desde los trece años empecé también a prostituirme; tenía tamente del concepto de género. Fue en esa época que comien-
problemas con la familia, me iba dos o tres semanas de casa y zo a ver el travestismo 2 como una identidad, aunque al mismo
mientras tanto me prostituía; al principio me parecía asqueroso, tiempo seguía luchando con las lesbianas feministas para ser
después me acostumbré. Esa época era muy peligrosa porque la reconocida como mujer. Ellas me decían que debía luchar por
policía te llevaba y te detenía1. Así comienzo a tener contacto la visibilidad de mi espacio, que el negar ser travesti era reforzar
con chicas travesti y me doy cuenta de que estamos en el mismo la carga negativa del término atribuida por la sociedad, que
proceso, y así asumo la palabra travesti como definición de asumirlo era enriquecer el mundo. Empecé a mirarlo de esta
género. Pero no me sentía completamente cómoda con ello, me manera, a reivindicar lo que la sociedad decía que era malo,
molestaba por una parte la carga social que tenía esta palabra y pero en el fondo me lo seguía cuestionando a mí misma.
la presión social a la que iba asociada. Por otra parte tenía algu- Entendía que era necesario usar esta palabra para reivindicar
nas inquietudes personales al respeto. Hasta los diecinueve los derechos de quienes sentían tener órganos sexuales pertene-
años, cuando por fin me decidí a asumir que soy una transe- cientes al «otro sexo», pero muy adentro siempre quedó muy
xual, una travesti, tuve un conflicto interno impresionante; me latente lo de sentirme mujer. Ahora que he profundizado más
peleaba con todo el mundo defendiendo que era una mujer, en teorías de género, puedo complejizar más mi visión y sentir-
que no me sentía travesti, ni hombre ni nada. Me torturaba a me más cómoda. Sabiendo que «mujer» es una construcción
mí misma, no podía entender cómo las otras personas no me social y aunque me educaron como varón, yo me he construi-
veían como yo me sentía; no podía creer que no se dieran cuen- do como mujer y me siento cómoda diciéndome mujer.
ta, no lo entendía, no lo podía comprender: ¿por qué las perso- Entiendo que ésta es una opción personal dentro de las expe-
nas no podían ver más allá de lo que pensaban ver en los genita- riencias de construcción cultural que tenemos y sé que muchas
les?, ¿por qué no percibían más allá de eso?, ¿por qué no compañeras se viven de manera diferente. Así, como hay que
conseguían ver que había muchísimo más allí dentro? Un reivindicar el derecho a redefinir los géneros, frecuentemente y
mundo, un mundo impresionante y eso era ser una mujer. No con finalidades políticas uso el termino travesti para definirme.
podía entender por qué sólo por el pene tenía que ser una tra- O sea, con las travesti lucho para que me reconozcan como
vesti. Después, no sé exactamente cómo pasó, fue como cansar- mujer y con las mujeres lucho para que acepten mi ser transe-
me de pelear con todo el mundo para que me consideraran una xual. Sin embargo yo, como producto de esta sociedad, soy hoy
mujer y me definí como travesti: me ganaron por cansancio. una mujer y he llegado aquí después de un largo camino que
Más o menos a los veintidós años empecé a hacer militan- ha incluido una operación de cambio de sexo y todo un plante-
cia, activismo, a conocer lesbianas feministas, a hablar explíci- amiento de género. Lo curioso es que después de tantas vuel-
tas, al final termino sintiéndome lo que me sentía al principio,
cuando era una niña.
1. «Los sujetos que cruzan los géneros se arriesgan al internamiento y a la prisión, por-
que la violencia contra los transexuales no se reconoce como tal y porque a veces está
infligida por los mismos Estados que deberían estar ofreciendo protección a estos suje- 2. En Argentina el término travesti se usa de manera política, de manera parecida a
tos ante esta violencia» (Butler, 2001: 18). como aquí se hace con transexual.

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Creo que plantearse y replantearse la cuestión del género violencia absoluta: era insoportable. Aun siendo menor de edad
está muy bien, te ayuda a crecer y a darte cuenta de la presión podía estar presa en la comisaría casi sin comida y sin ver a nadie
del sistema, de cómo te obligan a encasillarte; además me ha tres semanas y media cada mes. Cuando salía, la calle: para pros-
permitido conocer personas maravillosas que están en el tituirme, para dormir. Mis hermanos no me entendían, mi
mismo proceso. No obstante, no se puede negar que hay tam- madre no sabía qué hacer, mi padre dejó de hablarme, los veci-
bién mucho dolor, mucho sufrimiento, debido a lo que te han nos me insultaban por ser travesti. En la calle también había
inculcado culturalmente. Romper con todo esto te lastima, mucha violencia con las travestis más grandes que habían sobre-
pero estoy contenta de habérmelo planteado una y otra vez; vivido a la dictadura, época en la que habían vivido mucha vio-
ahora voy con más atención, intento no lastimarme. Sigo cues- lencia que ahora descargaban sobre las más jóvenes. Así debías
tionando lo que es ser mujer, su construcción y deconstruc- aprender muy rápido los duros códigos de la calle, no había
ción, me pregunto por qué me siento tan identificada como tiempo para relajarse, para jugar; debías entenderlas, vivir lo que
mujer y no como transexual, pero cuido de no dejarme presio- habían vivido ellas, si no te pegaban palizas fuertes, te cortaban
nar por nadie, ni por transexuales politizadas ni por feministas. la cara, hasta te podían matar. Alrededor de los 14 años tenía
En diferentes momentos de mi vida sentí esta presión: por mucho miedo y salía a la calle con un cuchillo, no podía dejar de
un lado, por parte de las primeras lesbianas feministas que salir, así que me autoconvencía de que tenía que ser violenta, que
conocí, luego por parte de una transexual. Bajo su influencia tenía que aprender a pelearme físicamente, a defenderme.
llegué a violentarme y a negar mis sentimientos pero, afortuna- Aprendí rápido, fue mi forma de salir adelante; por suerte nunca
damente, más adelante fuimos capaces de compartir y analizar tuve que usar el cuchillo ni me lastimaron tan fuerte, pero estaba
nuestros respectivos sentimientos identitarios y las elecciones dispuesta. Me daba miedo poder matar a alguien pero sabía que
que tomamos con más serenidad y respeto recíproco. El proce- era capaz de hacerlo. Para mí era así pero no para todas era igual.
so continúa, el sentirme tía me llevó a operarme, cosa que con- Por ejemplo, mi amiga Isabel tenía una percepción y una forma
sidero la mejor elección de mi vida. A pesar de que tengo de reaccionar totalmente diferente. Mientras yo me enfrentaba a
muchas complicaciones físicas debidas a la operación, ahora las personas violentas, ella se acoplaba a ellas, las seducía, se hacía
estoy bien con mi cuerpo; imagínate que antes cuando hacía amiga. Con los tíos más violentos tenía sexo para evitar que le
promesas lo hacía por mi libertad y ahora lo hago por mi coño. pegaran; probablemente me salvó muchas veces el pellejo con su
No obstante, creo que las personas que me han rodeado no forma de evitar la violencia. Así, aunque pueda parecer paradóji-
han tenido nada que ver con mis elecciones de género. Esto si, co, si por un lado me sentía muy violentada por mis compañeras
en algunos casos me sentí acompañada y arropada y en otros transexuales, por otro me sentía muy apoyada y ayudada. Había
abandonada e incomprendida. En particular, durante toda mi violencia entre nosotras, pero no nos dejábamos abandonadas.
adolescencia no me sentí acompañada y sufrí de una forma Es muy duro recordar todo esto, cada segundo de mi vida
atroz: me quería matar, me sentía un bicho, un monstruo, por- era durísimo, me quería morir, quería que acabara todo. Hace
que tanto legalmente como socialmente me trataban como tal; unos meses, mirando una película de gente joven con Isabel,
no había ningún espacio habitable. Viví así, como las otras ado- empezamos a reflexionar sobre todo lo que hemos perdido,
lescentes argentinas transexuales en aquella época, situaciones de todo lo que no hemos podido hacer, lo rápido que hemos teni-

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do que crecer. Entonces pensé lo mucho que quisiera haber bamos allí fuera prostituyéndonos y sin soluciones. Su discur-
podido tener una vida «corriente», «normal». ¿Por qué he teni- so era muy bueno, pero cada una hacía lo que podía para sí, y
do que pasar por todo esto? Es difícil contar todo esto, todas lo ellas y ellos no se plantaban para apoyarnos. Ahora lo entien-
negamos, este sufrimiento fuerte, negado: las chicas se hacen do más, pero en aquella época no lo entendía y me dolía.
las duras por la calle y no reconocen lo que les ha pasado; yo Incluso esto es una violencia de género: nosotras al transgredir
misma tengo arrinconado mi pasado, no vuelvo a pensar en el género nos hacemos las excluidas de los excluidos. Creo que
ello, no recuerdo, sé que está allí pero hace demasiado daño. casi toda la violencia de la que he hablado hasta ahora ha sido
Cada vez que estoy con este artículo me viene muy bien, es producida como respuesta a la autoconstrucción transgresiva
como una terapia, cuando cuento algo me doy cuenta de que del género. Las formas de violencia hacia el género elegido
tengo mogollón de cosas guardadas dentro que no decía. Han provienen desde todas las diferentes esferas de la sociedad por-
salido un mogollón de cosas en las que no pensaba. Nuestras que de alguna manera rompemos con todos los cánones de la
infancias y adolescencias negadas nos hacen mujeres emocio- sociedad. Probablemente muchas personas reaccionan con
nalmente inmaduras, a la búsqueda del príncipe azul, del amor violencia al sentirse desubicadas, desconcertadas, delante de
romántico que no tuvimos a los 14 años, que nos fue vetado 3. algo que está fuera de lo que ellos creen que es lo natural.
Nos damos cuenta de que el desarrollo de las emociones es lo Obviamente los efectos de las violencias institucionales y rela-
que nos llega más tarde, cuando ya somos adultas; antes sólo cionales son diferentes. Tienen una influencia directa del
puedes negar. Así nos quedamos un poco niñas. poder y la autoridad de quienes la ejercen, pero en todos los
Prosiguiendo mi cuento personal, quiero remarcar cómo casos el no reconocernos como sujetas es siempre una absoluta
en mi camino a través de los géneros, el empezar a hacer acti- violencia de género.
vismo, relacionarme con otro colectivo excluido y darme Así, por ejemplo, me sentí defraudada por algunas personas
cuenta de que no era la única que estaba sufriendo se ha cons- politizadas, y sin embargo muy entendida por otras teórica-
tituido en una experiencia particularmente positiva. La lásti- mente menos comprometidas políticamente. Siempre tuve en
ma fue que mientras esos grupos de gays y lesbianas con los gran estima la educación formal, creía que había que luchar
que empecé a trabajar se iban acomodando4, nosotras quedá- por ella y que las personas con estudios iban a ser más abiertas
para entender las diferencias en la vida. Sin embargo, nunca
me voy a olvidar de cuando di una charla en la Facultad de
3. Aunque este discurso se haga en un genérico plural «nosotras» no se quiere sostener Filosofía, y feministas antropólogas y filósofos mantuvieron
que todas las travestí hayan experienciado lo mismo, sino que se hace referencia a unas todo el tiempo una actitud de fuerte falta de respeto y al final
vivencias compartidas entre unas cuantas. Diferencias culturales, sociales, étnicas, reli-
giosas, de poder económico o de características personales o de grupo se pueden
hicieron una serie de preguntas estúpidas; me planteé entonces
obviamente corporeizar en múltiples y variadas vivencias. que lo de la educación no tenía mucho que ver.
4. Este discurso muestra claramente que no todos los grupos sociales tienen las mis- Considero de todas maneras que lo más lindo es sentirme
mas posibilidades de hacer «universalizables, y por ende movilizables, sus demandas»
politizada, poderme cuestionar, sentarme con una amiga femi-
(García Dauder y Romero Bachiller, 2002: 17), y complejiza las (im)posibilidades de
articulación de las luchas sociales. Para un análisis sobre estas temáticas véase también nista y sentirme la más guapa. Me encanta sentir que tengo
Biglia (2005). conciencia política, que me puedo equivocar, que me puedo

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confundir, que puedo reconocer mi machismo, que mi palabra Tengo la sensación de que más que ponerse en mi lugar me están
cuenta entre gente interesante. juzgando, haciéndome continuamente preguntas y diciéndome
Ahora me siento escuchada por mis amigas y mis amigos, lo que tengo que hacer según su visión del mundo. Además, me
comprendida, feliz, contenta y completa aunque me falten siento superada y violentada por un Estado que te obliga a men-
muchas cosas. Hay muchas cosas que me siguen lastimando tir para que te puedan dar un estatuto legal y un trabajo, violen-
pero también tengo que reconocer que por la vida que me tocó tada por la presión social de los años, por las dificultades para
vivir ahora estoy muchísimo más completa de gente que tuvo conseguir un trabajo sin una profesionalización, por un trabajo
una vida más fácil que la mía. Me siento orgullosa de mí de prostitución que no me gratifica, por los clientes, por las
misma, de la capacidad que tengo para hacer amigas, lo más miradas y las risas de quienes pasan, por las miradas de la gente
lindo que tengo son mis amigas... y algunos chicos que hay por cuando paso por la calle, cuando voy a un lugar para bailar y no
ahí dando vueltas que me estremecen el corazoncito. me dejan entrar por ir mal vestida o por travesti... Es que de ver-
dad todo esto suma.
VIOLENCIAS EN CUERPO Y VOZ
Me siento violentada por la necesidad de tenerme que hacer
más cirugía y tener que juntar el dinero porque la Seguridad
Hay muchísimas cosas que son violencia: imposición de ideas, Social no la cubre; a la hora de pedir un favor a la familia y que
maltrato físico, psíquico, exclusión, abuso de poder, abuso de ellos tengan sus tiempos y no me lo hagan. Me siento violenta-
autoridad... El sentido que les das depende de dónde estás da por tantos años de prostitución y ni un puto duro ahorrado.
situada. Para algunas es sólo el maltrato físico, para otras bási- Por mí misma, por no respetarme o por no valorar las amista-
camente presión mental o psicológica. A veces no te das cuenta des que tengo.
y estás recibiendo violencia porque estamos tan acostumbradas Lo que siento en este momento es que toda la violencia que
a recibir violencias cotidianas que llegas a un punto en que no percibo se transforma en una violencia en mi cuerpo, a veces
te parece violencia y, sin embargo, lo cotidiano puede ser más estoy a punto de tener un ataque de histeria, otras quisiera tirar
violento que lo inesperado y repentino. mi cuerpo contra la pared porque esta violencia se trasforma en
Partiendo de mi ahora, me parece violento que algunas de las una energía que no puedo asimilar, no la puedo utilizar y me
personas que están en mi vida no tengan la capacidad de ponerse lastimo a mí misma. No encuentro una salida positiva para
en mi lugar cuando les cuento un problema. Por ejemplo: de mi ella, no encuentro la manera de canalizarla de forma positiva o
compañero encuentro violento que sólo esté esperando que me liberadora, y me encuentro con todas estas violencias acumula-
dé cuenta de lo que necesita él sin darse cuenta de mis proble- das con las que no se qué hacer. Lo digo porque creo que hay
mas. De las organizaciones con las que estoy trabajando, la más gente que se puede sentir identificada con esto y que es
forma parsimoniosa o espectadora de mirar y preguntar mucho importante compartirlo.
sobre lo que estoy haciendo en el proceso de regularización5, etc. Mi relación con la violencia ha sido siempre muy directa,
tanto a nivel de ejercerla como de recibirla... y cruel, cuando la
ejercí fui muy cruel. Fue más física que psicológica y muy
5. Se refiere aquí al proceso de regularización extraordinario para inmigrantes de 2005. pocas veces fue sin razón, por lo general fue en defensa frente a

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alguna agresión. Como parte de la cultura en la que me crié en vir y esta violencia choca contra un espejo que tenemos dentro
Argentina, a modo de herencia de mis madres travestis aprendí que se refleja hacia el exterior, hasta encontrar los espejos de las
el uso de la violencia física como manera de hacerte respetar o demás. No podemos pararla sin romper el espejo, la difracción
entender, actitud que ellas habían desarrollado en las épocas sigue sin que tengamos control sobre ella. Las personas que
más duras de represión social y policial. Por esto, en algunas tenemos la capacidad de visibilizar este tipo de violencia del
ocasiones he usado la violencia física de una manera que ahora Estado somos tratadas como hippies que piensan en la paz,
considero sin sentido, para imponer mis ideas o para hacerme como seres irracionales, utópicos. Pero en mi opinión no se
respetar. Esto ocurrió especialmente en la época en la que salía puede decir que la violencia sea intrínsecamente mala, los actos
de mi adolescencia, a los 20 años más o menos, cuando tenía violentos, por ejemplo, pueden servir para defenderse o ser una
varios años de experiencia como transexual y prostituta, que reacción impulsiva. En cambio, las relaciones violentas son
me conferían un cierto estatus en la calle. Entonces cuando generalmente relaciones de poder y la persona que la está ejer-
había una persona más pequeña, sobre todo transexual o tra- ciendo se da cuenta en algún momento de lo que hace e inclu-
vesti, me sentía con la autoridad para decirle dónde podía tra- so puede resultarle placentero el poder que le permite mante-
bajar, cuándo, por qué y tratarla con autoridad. Ahora que ner... Más allá de lo físico es el poder que se crea.
estoy en los 30 esto me parece un horror, pero en aquella época En relación a la violencia de género, no sé en qué momento
con las chicas con menos experiencia ejercía esta autoridad y del desarrollo de la humanidad nos han dejado en este lugar,
para hacerlo, en algunos casos, usé la violencia. cuándo habrá empezado la violencia de género, cuándo el decir
En los últimos años, delante de una situación violenta, pri- que las mujeres han nacido para parir, cuándo las que decidi-
mero trato de controlar toda la situación, soy bastante analítica, mos ser mujeres empezamos a sufrir esta violencia. Quiero
luego en general me termina superando y acabo lastimándome decir una cosa muy cotidiana respecto al machismo: los hom-
física y/o mentalmente. Aunque trate de racionalizar y de algún bres y las mujeres que no tienen una postura politizada al res-
modo lo contenga, me supera el sentimiento, me siento violen- pecto tienden a identificar un hombre machista con el que te
tada y reacciono de una forma violenta hacia mí misma. deja en casa limpiando y cocinando, mientras que al que «te
Creo que una de las maneras con las que el poder consigue deja» trabajar y tiene un machismo más sutil o intelectual y te
que las personas que viven en este mundo hagan lo que los que trata como un «caballero» no se le considera machista. Pero no
tienen poder y dinero quieren que hagamos es una especie de sólo «dejar» a la mujer en casa es machismo, el sometimiento al
lavado de cerebro que, además, permite definir y trasmitir los patriarcado nos afecta cotidianamente a «hembras» y «varo-
valores socioculturales en relación a la violencia. El sistema nes», a «mujeres», «hombres», «travestis», «transexuales», etc.
político, social y cultural neoliberal es un sistema de violencia y Creo que debería hacerse una reflexión común, social, al
de individualismo. Esta exaltación del individualismo, además, respecto. Desafortunadamente lo que se dice en contra del
empuja a las personas a crearse un escudo para defender su machismo es con frecuencia demasiado intelectual. Creo que si
forma de supervivencia; esto nos aísla y nos empuja a usar la se hicieran unos discursos más cotidianos, todas y todos podría-
violencia para hacernos herméticas. De ahí que la violencia es mos cuestionar y combatir el patriarcado viendo que ser hom-
como un juego de espejos: el sistema nos presiona para sobrevi- bre no es sinónimo de ser machista, como ser mujer no es sinó-

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nimo de feminista. Hablo de esto en el contexto del discurso separados para la gente de estos colectivos y allí mostrarnos las
sobre la violencia porque creo que el machismo es una relación diferentes posibilidades de vida que hay, cuidando de no caer
de poder y que uno de los puntos de fuerza de sus códigos es el en la retórica de modelos exclusivos y elitistas que excluyan el
discurso de la fuerza física y mental, y los estatus de poder edu- grueso del colectivo, sino pensando en ofrecer oportunidades
cativo que los varones están acostumbrados a ver como pro- generalizables. Estos espacios autogestionados deberían servir-
pios. Así el machismo y el patriarcado para imponerse usan la nos para concienciarnos y definir estrategias comunes de posi-
violencia; ya sólo el posicionarte en un estado de poder inferior cionamiento; es difícil pero podemos apoderarnos de la situa-
por ser mujer es una forma de violencia. ción, ser dueñas de nuestro cambio y mejoría.
Habría que ser capaces de trasmitir pautas para el reconoci- En un segundo momento podría ser útil crear un equipo de
miento de la violencia, hacer ver a las personas que inclusive lo concienciación compuesto por personas sensibilizadas con la
que nos parece más cotidiano a veces es violencia, y que no es transexualidad, la inmigración, la prostitución; un grupo de
lo único que existe. Que la violencia que recibimos e infligimos gente variado para que las compañeras puedan tener como
no es lo normal, que se pueden hacer más cosas. Las personas referentes personas pertenecientes a colectivos privilegiados
pueden cambiar, no es verdad que nuestro carácter sea único e que se cuestionan sus privilegios.
inmutable, todo se puede cambiar: las formas de pensar, En mi opinión el ser trabajadora sexual es una forma de
actuar, relacionarnos. La suerte no es lo único en la vida, noso- identidad, las identidades conllevan formas de relacionarse que
tras tenemos capacidad de decidir y de cambiar, y tenemos que están regidas por ciertos códigos. Creo que las compañeras,
aprender a analizar las situaciones y a posicionarnos, a enten- mujeres y/o transexuales que trabajamos en la prostitución
der a las otras personas incluso cuando hay actos de violencia. estamos inmersas en códigos violentos, especialmente los de
Pero para esto tiene que haber un entendimiento personal, violencia de género, así que tenemos que trabajar sobre ellos.
autocrítica, autocomprensión, y así y todo habiendo hecho
todo un trabajo interno personal de análisis no quiere decir Referencias bibliográficas
que lo tengamos controlado, sólo es un paso adelante.
Si trabajar lo personal es importantísimo, tenemos también BIGLIA, B. (2005): Narrativa de mujeres sobre las relaciones de género en los
que hacer trabajos colectivos al respecto, es muy útil compartir movimientos sociales. Tesis doctoral.
BUTLER, J. (2001): «La cuestión de la transfromación social». En E. Beck-
la visión de la violencia desde diferentes perspectivas. Por ejem- Gernsheim, J. Butler y L. Puigvert : Mujeres y transformaciones sociales.
plo, los talleres de violencias de género para compartir vivencias Barcelona: El Roure, pp. 7-30.
son enriquecedores y permiten ver los puntos en común y des- GARCÍA DAUDER, S. y ROMERO BACHILLER, C. (2002): «Rompien-
enmascarar la transmisión cultural de la violencia de género. do viejos dualismos: De las (im)posibilidades de la articulación». Atenea
En lo específico del colectivo travesti, creo que nuestros Digital, 2. Disponible en http://blues.uab.es/athenea/num2/Garcia.pdf.
cuerpos nos ofrecen una percepción de la realidad extremada-
mente diferente del resto de la sociedad aunque con puntos de
contacto muy importantes. Por esto considero que sería
importante crear en un primer momento espacios de debate

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