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Tema 2. El Antiguo Régimen y Su Crisis

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Núcleo temático 2

El Antiguo Régimen y su crisis (1700-1833)

Introducción
En España, el siglo XVIII comienza con un cambio de dinastía monárquica que supone la
plenitud de las características del Antiguo Régimen pero, a mediados de siglo, el movimiento
filosófico y científico de la Ilustración, que en España encontró su momento culmen en el
reinado de Carlos III (1759-1788), dio lugar a alguno de los cambios más importantes en el
campo de la cultura y el pensamiento y sentó las bases del liberalismo político y económico.
A pesar de las reformas ilustradas, cuando en 1788, a la muerte de Carlos III le sucedió su hijo
Carlos IV, las estructuras del Antiguo Régimen permanecían intactas.
Un año después, en 1789, la Revolución Francesa, que puso en práctica las tendencias más
radicales de la Ilustración, inició un proceso que en poco más de cuarenta años derrumbó el
Antiguo Régimen en Francia y en Europa Occidental; al tiempo que la Revolución Industrial,
iniciada en Inglaterra, daba paso al nacimiento del capitalismo económico.
En este proceso, las ideas liberales de la Revolución Francesa fueron expandidas por Europa
por los ejércitos de Napoleón. En 1808, España fue invadida por estos ejércitos, lo cual puso en
crisis la monarquía absoluta de Carlos IV y condujo a una guerra en la que se mezcló la defensa
de las tradiciones españolas con las nuevas ideas de libertad. La Constitución de 1812 fue un
fiel reflejo de esos principios.
La derrota de Napoleón por las potencias absolutas de Europa en 1815 y el ascenso al trono de
España de Fernando VII, significó el regreso al Antiguo Régimen. Pero el liberalismo ya no podía
ahogarse y las décadas siguientes se debatieron entre el absolutismo y el liberalismo en toda
Europa y también en la España de Fernando VII (1814-1833)
A la muerte de Fernando VII, las dos tendencias estallarán en un conflicto abierto; la Primera
Guerra Carlista, la conclusión de la guerra en 1840 iniciará el proceso de construcción de un
nuevo sistema; el Estado Liberal que, caracterizado por el liberalismo político, el capitalismo
económico y la sociedad de clases, pondrá las bases del mundo actual.

1.- El antiguo Régimen en España. Cambio dinástico e


Ilustración (1700-1788)
La plenitud de lo que se considera Antiguo Régimen se alcanzó en España con la llegada de la
nueva dinastía Borbón, a raíz de la muerte sin descendencia del último rey de la dinastía
Habsburgo, Carlos II, y de la siguiente Guerra de Sucesión. El nuevo rey, Felipe V (1700-1746),
nieto de Luis XIV de Francia, instauró en España el centralismo absolutista propio de la
monarquía francesa.
Veamos qué se entiende por Antiguo Régimen y cuales son sus características.

1.1.- El concepto de Antiguo Régimen.


Los protagonistas de la Revolución Francesa (1789), conscientes de estar inaugurando una
nueva época, llamaron “Antiguo Régimen” al periodo histórico que se acababa con ellos. Los
historiadores posteriores han mantenido esta denominación para referirse al “sistema
político, social y económico dominante en Europa desde el siglo XVI hasta el
XIX (o XX, según países) y que se caracteriza en lo político por la Monarquía
Absoluta, en lo social por la sociedad estamental y en lo económico por una
economía muy reglamentista y poco productiva, basada en la agricultura de
subsistencia y la artesanía gremial”.
Veamos más detenidamente estas características del Antiguo Régimen:
1.- La Monarquía Absoluta consiste en que la soberanía (= poder supremo en una
sociedad política que se ejerce sobre un territorio y sus habitantes) reside de forma

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unitaria, total e ilimitada en el rey. La Monarquía absoluta se basaba en considerar
que el origen de la soberanía es divino; “Dios lo entrega a los reyes para el bien de los
pueblos”, por eso este poder es absoluto. Sus únicos límites lo ponen la influencia de los
estamentos privilegiados: nobleza y clero, y el poder de la Iglesia como institución
divina.
2.- La Sociedad Estamental se basa en la división de la sociedad en estamentos.
Un estamento o estado es un grupo social cerrado que tiene una legislación
propia (privilegio) distinta a otros, es decir, derechos diferentes a otros
grupos sociales o estamentos. Por lo tanto, la sociedad estamental se basa en la
desigualdad de los ciudadanos ante la ley. Además, estas diferencias legales suelen
ir acompañadas de otras de tipo económico, de modo que a mayores privilegios le suelen
corresponder mayores propiedades y riquezas.
Es necesario distinguir entre estamento y “clase social”1 ya que ésta es abierta y
permeable y sin diferencias legales con respecto a otras clases sociales. En la clase social
las diferencias radican sólo en lo económico y en el estatus social que proporciona la
riqueza.
En el Antiguo Régimen se distinguen tres estamentos; dos privilegiados, es decir, con
la ley a favor: Nobleza y clero; y uno no privilegiado, con la ley en contra: el pueblo,
también llamado estado llano, tercer estamento o tercer estado.
 La Nobleza. Es un grupo social minoritario, cerrado y con muchos privilegios. Así,
no pagaba impuestos ni podía ser juzgado o encarcelado (salvo por el rey).
Su función social es la defensa del resto de estamentos que componen la sociedad,
por ello acaparaba los altos cargos del ejército y de la política. Además, era titular
de Señoríos territoriales (aquellos territorios de su propiedad de los que obtenían
rentas) y de Señoríos Jurisdiccionales (territorios de los que los nobles no eran
propietarios pero sobre los que, por otorgamiento real, ejercían jurisdicción igual
que sobre los Señoríos territoriales, es decir: legislar, juzgar, gobernar, recaudar
impuestos...) La pertenencia a la nobleza se determinaba por nacimiento (nobleza
de linaje o de sangre) o, muy excepcionalmente, por decisión real (nobleza de
mérito)2. En el seno de la nobleza cabe diferenciar entre la alta nobleza,
poderosos y ricos titulares de grandes señoríos, y la baja nobleza, generalmente
hijos segundones que debían buscar recursos en el Ejército y la administración
política o acaparar los altos cargos de la Iglesia, ya que no podían heredar de sus
padres al estar institucionalizado el Mayorazgo.
 El Clero. Es un grupo social también minoritario, formado por los eclesiásticos.
Como la nobleza, también posee muchos privilegios, pero hay que distinguir entre
el alto clero, generalmente compuesto por los hijos segundones de la nobleza y
formado por arzobispos, obispos y altos cargos eclesiásticos que, exentos de
tributar impuestos, recibían el diezmo del estado llano (Diezmo = Décima parte de
los beneficios que los componentes del tercer estamento pagaban al clero) al
tiempo que eran titulares, como la nobleza, de señoríos territoriales y
jurisdiccionales y acaparaban altos cargos políticos; y el bajo clero, similar en su
situación al tercer estado pero exento de tributar impuestos, vivía en muchas
ocasiones una situación de pobreza similar al pueblo llano. La función social del
clero era la dirección espiritual y la enseñanza de los otros estamentos.
 El Pueblo o Tercer Estamento estaba compuesto por la mayoría de la población.
Este estamento no tenía privilegios pero si muchos deberes. Su función social era la
de producir bienes. En el estado llano debemos distinguir, por su distinta situación
económica, entre:
▪ Alta Burguesía, compuesta por ricos banqueros y comerciantes. En ocasiones

1 No puede hablarse de clase social hasta la formación del Estado Liberal y del capitalismo a partir del siglo XIX
2 A mediados del siglo XVIII surgió la nobleza de toga, formada por licenciados universitarios que escalaban
posiciones en los altos organismos de la Administración del Estado.

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tenían más riquezas que muchos nobles o eclesiásticos pero no poseían
privilegios. Su aspiración fundamental era obtener poder político y asimilarse a
la nobleza.
▪ La clase media compuesta por pequeños burgueses, profesionales liberales
(abogados, médicos…) y funcionarios. Sólo representaban el 8% de la población
pero eran los más críticos con el sistema del Antiguo Régimen.
▪ Los campesinos (80% aprx.) y los artesanos (8% aprx.) soportaban la mayor
carga impositiva y no tenían ninguna capacidad de decisión sobre el gobierno
del país.
Esta división de la sociedad en estamentos arranca de raíces antiguas, pudiendo
encontrarse sus fundamentos en “la república” de Platón. Se basaba en la división de las
tres funciones básicas de la sociedad: defensa, enseñanza y producción de bienes. Cada
estamento se encargaba de una función que, en principio, significaba un servicio hacia los
demás y no un privilegio.
Estas tres funciones fueron asumidas desde la Edad Media por los tres estamentos
característicos del Antiguo Régimen, así: La nobleza asumía la defensa de la sociedad, es
por ello el estamento militar; a la Iglesia le corresponde enseñar, no sólo el camino de la
salvación eterna, sino también los caminos de este mundo (sabiduría y ciencia) por eso, a
ella pertenecía la enseñanza general y la instrucción elemental y, en su seno, nacieron las
universidades que mantuvieron durante siglos; el pueblo trabajaba y mantenía a los otros
dos estamentos.
Cada parte tenía sus derechos y sus obligaciones para los demás: la Iglesia enseñaba y era
defendida y mantenida, la nobleza defendía y era enseñada y mantenida, el pueblo llano
alimentaba y era enseñado y defendido. Pero esta distribución, en teoría perfecta, nunca
se llevó a cabo de forma plena ya que de inmediato surgieron privilegios y ventajas,
llegando un momento en que el espíritu de privilegio superó al de servicio y las
escandalosas desigualdades ante la ley condujeron a desigualdades, no menos
escandalosas, en lo económico y social.
3.- La economía de subsistencia se caracterizaba por unos niveles de producción
que apenas permitían generar excedentes que pudiesen comercializarse o
reinvertirse en mejoras. Esta economía estaba basada en la agricultura, que
absorbía el trabajo de la inmensa mayoría de la población (80%).
-La agricultura era, pues, el sector económico fundamental y centralizaba el resto
de actividades económicas: artesanía, comercio y servicios. Como en toda
sociedad agraria, la posesión de la tierra otorgaba rentas y poder a sus
propietarios y, por ello, los grupos que disfrutaban de ella velaban para que
permaneciese en sus manos. Es decir, la mayor parte de la tierra, que era poseída
por la nobleza y el clero, estaba vinculada. La vinculación es un régimen de
propiedad que deja ésta en manos de una persona jurídica (institución,
título nobiliario …) y no de una persona física, de modo que quién posee
el título jurídico o gobierna una institución, disfruta de la posesión de la
tierra, de sus beneficios y rentas, pero no puede venderla, cambiarla,
donarla o cederla en herencia según su libre voluntad porque, en
realidad, la tierra no le pertenece ya que pertenece al título nobiliario o
a la institución. La Nobleza había vinculado sus tierras a través del mayorazgo
(heredaba todas las tierras el hijo mayor sin posibilidad de repartirlas
entre los hermanos). La Iglesia las vinculaba a través de la amortización
(herencia recibida de manos muertas -difuntos-, de manera que las tierras
pertenecían a los difuntos y la Iglesia solo las gestionaba, no podía
venderlas o donarlas porque no eran suyas) Además, también estaban
vinculadas las tierras de los ayuntamientos (bienes de propios y baldíos), de las
encomiendas de las Ordenes Militares (Santiago, Montesa, Calatrava…), las tierras
y cañadas de La Mesta, y las de otras instituciones como las universidades.

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Por otra parte, la nobleza y la Iglesia, ademas de poseer por vinculación
numerosas tierras (Señorío territorial) de las que obtenían abundantes rentas,
eran titulares también, como ya hemos visto, de buena parte de Señoríos
Jurisdiccionales, de los que no podían obtener rentas pero sobre los que
ejercían jurisdicción y cobraban impuestos, lo cual acababa esquilmando los
escasos beneficios de los campesinos.
En el Antiguo Régimen, la mayor parte de las tierras agrícolas, el 80%, estaban
vinculadas. Esto significaba que la mayor parte de las tierras estaban fuera del
mercado y la mayoría de la población no podía acceder a su propiedad. Así,
aunque existía un cierto número de agricultores propietarios de sus tierras, la
mayor parte del campesinado era arrendatario o jornalero. La condición de
los arrendatarios variaba según las zonas y el tipo de contrato al que estaban
sujetos. La condición de los jornaleros era todavía peor ya que dependían de la
posibilidad de trabajar según la temporada y las necesidades agrarias.
La agricultura, de la que vivían la inmensa mayoría de la población y de la que se
obtenían casi todas las rentas, se caracterizaba además, por su escaso
rendimiento por unidad de superficie. Era una agricultura de subsistencia. Esto
era debido al retraso técnico, que se expresa por el predominio del secano sobre
el regadío (apenas el 5% de las tierras de cultivo); al uso de aperos muy
atrasados, como el arado romano; de técnicas muy rudimentarias como el
barbecho; del uso exclusivo de energía animal; y de la siembra a voleo. Por otra
parte, predominaba el cultivo de cereales, vid y olivo, mientras que el policultivo
mediterráneo, mucho más rentable, se encontraba sólo en zonas restringidas del
Levante y de algunos valles fluviales. La introducción de cultivos americanos como
el maíz y la patata no se habían generalizado. Además, las producciones agrarias
estaban dominadas por la tendencia al autoconsumo local y la inexistencia de un
mercado agrario nacional.
Por otra parte, los escasos excedentes que producía esta agricultura casi nunca se
reinvertían en la mejora de la producción o en innovaciones técnicas, ya que
constituían las rentas de las que se apropiaba el dueño de las tierras (noble o
eclesiástico) y que destinaba a sufragar los lujos de la vida cortesana o, en el
mejor de los casos, a obras pías y de caridad de la Iglesia.
La consecuencia más grave de toda esta situación eran las frecuentes crisis de
subsistencia: ante la ausencia de excedentes almacenables, una mala cosecha
provocaba una inmediata subida de los precios, la escasez en los mercados y el
hambre de la mayoría de la población, incluyendo su debilitamiento y la muerte
de muchos.
-La Artesanía. El resto de los sectores económicos eran, en el Antiguo Régimen,
dependientes del mundo agrario. La “industria tradicional” o artesanía,
continuaba organizada de forma gremial. Los gremios eran instituciones
(entre sindicato y cofradía religiosa) que, dentro de cada ramo de la
producción y de cada ciudad, fijaban los tipos de artículos que debían
producirse, su calidad y su precio. Además, prohibían la competencia y
autorizaban el número de talleres y de trabajadores que podía haber
en una ciudad. Los talleres gremiales eran pequeñas unidades de trabajo,
que empleaban con frecuencia a miembros de una misma familia, en ellos existían
tres grados de trabajadores: maestros, que eran los propietarios del taller;
oficiales, trabajadores formados en el oficio; y aprendices, trabajadores en
periodo de formación. Cada cual tenía un distinto nivel económico, aunque todos
participaban de los beneficios, que no eran muchos dada la escasez de la demanda
siempre sometida a las crisis cíclicas de la agricultura y a los pocos excedentes
que ésta generaba, de modo que no se podía reinvertir en mejoras como la
compra de las nuevas máquinas que, a mediados del siglo XVIII, habían surgido en

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Inglaterra con la Revolución Industrial.
El gremio es, por lo tanto, una forma de producción muy proteccionista que
aseguraba el sustento de los productores con medidas como prohibir la
competencia o impedir la venta de productos fabricados en el exterior, pero que
impedía la acumulación de beneficios y la reinversión, por eso impedía el
progreso y el rápido desarrollo de la economía.
-EL Comercio. El mercado interior era débil y escaso, limitado en su mayoría a los
intercambios de tipo local o comarcal. No existía un mercado nacional dados los
graves problemas de transporte: malos y escasos caminos, abundantes peajes y
aduanas (cruce de puentes -pontazgo- o ingreso a ciudades -portazgo-), falta de
seguridad, etc. Además continuaban aisladas las zonas de interior y de la
periferia, lo que explica que las zonas del litoral prefieran comprar los cereales
que necesitan en el extranjero mediante el uso de barcos.
La economía del Antiguo Régimen se caracterizaba, en definitiva, por su
reglamentismo, es decir, por tratarse de una economía totalmente dirigida, no
tanto por el Estado, sino por una serie de convenciones y acuerdos corporativos de
carácter muy rígido. De este modo, la tierra estaba vinculada, la producción estaba
limitada, el trabajo organizado corporativamente sin posibilidad de libre competencia,
los precios intervenidos, y el transporte dificultado por múltiples peajes y aduanas.
Además, abundaban las exclusivas, los monopolios y los estancos en productos de
importación.
Todo esto obedecía, en principio, a un deseo de control que evitara abusos perjudiciales
al bien común, aunque es indudable que tantas cortapisas y ordenanzas eran un freno a la
expansión económica y al progreso.

1.2.- El reinado de Carlos III y la Ilustración (1759-1788)


A la muerte de Felipe V y tras los breves reinados de Luis I y de Fernando VI, subió al
trono de España el tercer hijo de Felipe V; Carlos III.
Carlos III venía de Nápoles, donde era rey, y llegó a Madrid
acompañado de sus ministros italianos, todos de carácter
ilustrado como el propio rey. Su reinado se caracterizó, por lo
tanto, por realizar importantes reformas de tendencia
ilustrada.
Como sabemos, la Ilustración fue un movimiento intelectual
y científico nacido en Europa en la primera mitad del siglo XVIII
que alcanzó su plena expansión en la segunda. La Ilustración
defendía la razón y la ciencia como únicas fuentes de
conocimiento. Desde estos presupuestos, los ilustrados fueron
muy críticos con las estructuras del Antiguo Régimen, tanto con
la monarquía absoluta, como con la sociedad estamental o el
fuerte reglamentismo económico pero, conscientes de que nada
podían hacer sin la autoridad suprema del Rey, se vieron
obligados a respetar buena parte de las estructuras del Antiguo Anton Raphael Mengs (1765). Carlos III.
Museo del Pardo. Madrid
Régimen y centrarse en aquellos aspectos que pudiesen ser
asimilados por el Rey, la nobleza y la Iglesia. A esta política se le llamó Despotismo
Ilustrado.
A nivel social, defendían la igualdad de los ciudadanos ante la ley, lo que suponía acabar
con los estamentos y con ello con el sustento ideológico del absolutismo real. Por ello, los
ministros ilustrados de Carlos III apenas pudieron realizar tímidas reformas para limitar las
exenciones fiscales de la nobleza y el clero, algunos derechos jurisdiccionales de la nobleza o
el aumento de los bienes amortizados de la Iglesia.
A nivel económico, los ilustrados se oponían al reglamentismo del Antiguo Régimen. Desde
esta perspectiva, los ilustrados señalaron los principales problemas de la economía española,
que básicamente eran: el régimen de propiedad de la tierra basado en la vinculación, la

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producción artesanal basada en los gremios y la baja productividad general.
Las ideas ilustradas en el ámbito de la economía se basaban en dos doctrinas sucesivas: la
Fisiocracia y el liberalismo económico.
1.La FISIOCRACIA es una doctrina de finales del siglo XVII que se debe a Quesnay y Turgot
principalmente. Los fisiócratas defienden la teoría de que la única fuente de riqueza es la
tierra, es decir, la agricultura, ya que la industria trabaja con productos procedentes de
la tierra, los transforma, pero no genera riqueza; y el comercio no produce bienes sino
que los intercambia. Por esto, para los fisiócratas, el principal grupo social es el de los
propietarios de la tierra y los agricultores que la trabajan.
Además, para ellos, la economía basada en la tierra tiene unas leyes naturales en las que
los Estados no deben intervenir. La mejor política económica, por lo tanto, sería aquella
que no intervine en economía.
Los fisiócratas proponían las siguientes medidas:
-Reformas fiscales que fijasen impuestos sobre la propiedad agraria, ya que
la tierra era el único sector productor de riqueza y su posesión estaba en
manos de los estamentos privilegiados que no pagaban impuestos
-Abolición de todo lo que impidiese la libre circulación de mercancías,
como las aduanas o los aranceles.
-Abolición de todo lo que impidiese la producción industrial libre como las
estrictas reglamentaciones de los gremios.
2.El LIBERALISMO ECONÓMICO es una doctrina creada en la segunda mitad del siglo XVIII
por el escocés Adam Smith siguiendo los postulados de los fisiócratas. Los puntos básicos
del liberalismo, en gran parte vigentes en la actualidad, se recogen en su obra “La
riqueza de las naciones” (1776) y en sus aspectos esenciales son:
1. La riqueza de un país se basa en el trabajo de sus habitantes. Para Smith lo que
da el valor a un bien es la cantidad de trabajo necesario para producirlo. De ello
se deduce que quien da valor a un bien es quien lo produce, es decir, el
trabajador. Esta teoría se enfrentaba radicalmente a uno de los puntales básicos
del Antiguo Régimen; los estamentos privilegiados, que al no trabajar eran
estamentos improductivos.
2. Pero en la producción de bienes también colaboran las máquinas (cuando Smith
escribe, la Revolución Industrial está bastante avanzada en Inglaterra) por ello
también ha de valorarse la aportación del capital que sirve para costear las
máquinas y que por ello también tiene derecho a recibir ganancias (capitalismo)
3. Todo bien, valorado según la cantidad de trabajo empleado en su producción con
la colaboración de las máquinas (capital), obtendrá su precio definitivo en el
mercado. Este mercado debe ser libre, es decir, sin ninguna intervención del
Estado ni ninguna ley que no sea la del “librecambismo”, es decir, la de la
“oferta y la demanda” que fija el precio de los bienes teniendo en cuenta los
que se ponen en venta (oferta) y los que están dispuestos a adquirir los
compradores (demanda).
4. El gobierno de un país no debe intervenir nunca, ni en el proceso de fabricación y
producción de bienes, ni en el intercambio comercial.
Estas dos doctrinas económicas resultaban muy radicales para las estructuras del Antiguo
Régimen. El liberalismo económico fue triunfando en la medida en que se extendía por
Europa la Revolución Industrial iniciada en Inglaterra. Por eso, y ante el atraso industrial de
España, los ilustrados españoles del siglo XVIII se mostraron más cercanos al pensamiento
fisiocrático y en él basaron sus reformas, aunque el rechazo por parte de la nobleza y el clero
hizo que éstas fueran bastante tímidas.
En este sentido los ilustrados españoles consideraron la agricultura como el mayor problema
de la economía española y, por ello, quisieron implantar una serie de reformas llevadas a
cabo por los ministros Jovellanos y Olavide. Así, se ampliaron las tierras de cultivo roturando
bosques, se repartieron tierras comunales entre pequeños propietarios, se introdujeron
avances técnicos desarrollando obras hidráulicas para extender el regadío, se difundió el

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cultivo del maíz y se generalizó el de la patata en la cornisa cantábrica, y en el litoral
valenciano se alcanzaron rendimientos muy altos en cultivos de regadío.
En cuanto a la producción artesanal, la política de los ilustrados se centró en la reducción
de los privilegios monopolísticos de los gremios, mediante la creación de manufacturas (=
grandes talleres donde trabajaban centenares de obreros que practicaban la división del
trabajo como técnica productiva) protegidas por la monarquía.
Los primeros Borbones habían creado las primeras manufacturas reales, dedicadas a la
producción de armas, la construcción naval o la producción de objetos de lujo (tapices,
cristales, porcelanas…), Con el despotismo ilustrado y bajo la influencia del ministro
Campomanes, se impuso la creación de manufacturas privadas, orientadas a la producción
de bienes de consumo más rentables.
Esta nueva forma de producción se desarrolló por toda España, pero tres fueron los núcleos
más activos: Valencia, Vascongadas y Cataluña.
En Valencia tuvo importancia la industria de la seda que combinaba el trabajo a domicilio
(el cultivo de los gusanos de seda) con la instalación de “fábricas”, donde pronto se utilizaron
las máquinas ideadas en la Revolución Industrial. En Vascongadas se incrementó la
producción de hierro, cada vez más demandado para construir maquinaria industrial; y en
Cataluña se difundió de forma extraordinaria la nueva organización industrial en el sector
textil, que en el último tercio de siglo se centró en la producción algodonera con el uso de
maquinaria. Fueron famosas las industrias de indianas (=tejidos estampados de algodón).
En cuanto al comercio, la política ilustrada se preocupó por reorganizar el comercio con
América (las colonias seguían siendo una importante fuente de ingresos y materias primas)
Así, se liberalizó el comercio americano acabando con el monopolio de Cádiz-Sevilla y
abriendo libremente todos los puertos españoles a este comercio. Al mismo tiempo, y para
defender y potenciar la industria nacional de la competencia exterior, se optó por aplicar una
política mercantilista3 que estableció aranceles a todos los productos exteriores.
Por otra parte, en el interior del país, se procuró la creación de mercados de bienes y
capitales, para lo cual se fomentaron las infraestructuras de transportes, ampliando y
mejorando la red de carreteras, y la libre circulación de mercancías.
Se crearon las Reales Sociedades Económicas de Amigos del País, entidades oficiosas
para el fomento de la cultura, el progreso y el desarrollo de las provincias en que actuaban.
Proyectos más ambiciosos como la eliminación total de aduanas y peajes interiores, la
libertad total de precios o la idea de hacer tributar a los estamentos privilegiados, no
llegaron a realizarse. Los ilustrados eran reformistas pero no revolucionarios y el poder de la
monarquía, de la nobleza y del clero era todavía tan grande que nadie se atrevía ni siquiera a
hablar de eliminar sus privilegios.
En otro orden de cosas, Carlos III adoptó la Marcha Real4 como himno nacional y creó la
actual bandera: roja, amarilla y roja para la Marina, que luego extendió a todas las Fuerzas
Armadas y que en el sigo XIX pasó a ser la bandera nacional.
Pero el acontecimiento más importante de la fase final del reinado de Carlos III fue la
intervención de España, junto con Francia, en la guerra contra Inglaterra para la
independencia de los Estados Unidos. La Paz se firmó en Versales en 1782 y en ella Inglaterra
reconocía la independencia de los Estados Unidos y la reconquista española de Menorca y La
Florida. España dominaba en la mitad de lo que ahora es Estados Unidos pero no logró
recuperar Gibraltar.

3 Mercantilismo: Teoría económica desarrollada en el siglo XVII, que considera que la riqueza de las naciones
depende de la cantidad de oro y plata que posee. Para acumular esta riqueza son necesarias medidas proteccionistas,
como favorecer la producción nacional dificultando la importación de productos extranjeros mediante la imposición
de aranceles
4 Marcha Real: Titulada en un principio Marcha de Granaderos, fue compuesta por Manuel Espinosa de los
Monteros en 1761 y utilizada en los actos a los que acudía el rey, por ello el pueblo la bautizó como marcha real y la
convirtió de hecho en el Himno Nacional actual.

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2.- La crisis del Antiguo Régimen. El reinado de Carlos IV y el
impacto de la Revolución Francesa. (1788-1808)
Como hemos visto, Carlos III y sus ministros ilustrados siguieron
los principios del despotismo ilustrado que pretendía, no destruir
el Antiguo Régimen, sino reformarlo desde el poder sin eliminar la
monarquía absoluta. Se trataba, por lo tanto, de realizar reformas
en el ámbito económico y social para conseguir el progreso
material y la felicidad del pueblo, como se decía, pero sin tener
en cuenta al pueblo: “todo por el pueblo pero sin el pueblo”.
En 1788 murió Carlos III, su hijo, Carlos IV, mantuvo a
Floridablanca al frente del Gobierno, pretendiendo continuar con
las reformas del despotismo ilustrado llevadas a cabo por su
padre. Pero Carlos IV era un hombre débil, políticamente inepto y
muy dominado por su esposa, María Luisa de Parma, mujer tan Goya (1789). Carlos IV.
ambiciosa como inepta y en quién el Rey delegó desde el principio
toda actividad de gobierno.
A pesar de todo, con sus tímidas reformas, los ilustrados
españoles atacaron la base de la desigualdad civil sobre la que se
asentaba la propia monarquía absoluta. Avanzar en estas reformas
significaba, ahora, avanzar en la crítica hacia la monarquía
absoluta y hacerla tambalear.
2.1.- La crítica de los ilustrados a la
monarquía absoluta
Ya hemos visto en el punto anterior la actitud crítica de los
ilustrados en relación a la sociedad estamental y a la economía
de subsistencia del Antiguo Régimen. Con relación a la
Goya (1789) . María Luisa de Parma.
estructura política, basada en la monarquía absoluta, los
ilustrados se manifestaron también muy críticos, aunque la práctica del despotismo
ilustrado suponía un pacto con esta monarquía.
En relación a la estructura política de los Estados, los ilustrados basaban sus ideas en la
teoría del “contrato social” que afirmaba que todos los ciudadanos poseen unos derechos y
libertades naturales que los gobiernos deben garantizar mediante un “pacto” o “contrato”
con éstos. Esta forma ilustrada de concebir el Estado sentó las bases del liberalismo político
del siglo XIX y tuvo en Locke, Montesquieu, Voltaire y Rousseau, a sus pensadores más
influyentes.
El inglés John Locke (1632 - 1704) afirmó en su obra “Tratado sobre el Gobierno Civil”
(1690) que la sociedad se basaba en un “contrato” entre los ciudadanos, mediante el cual
estos ven garantizados sus derechos (vida, propiedad, libertad...,) a cambio de ceder
voluntariamente su libertad en quién gobierna. Para Locke la monarquía absoluta es
incompatible con esta sociedad civil nacida del “pacto”.
El noble francés Montesquieu (1689 - 1755) reelaboró las teorías de Locke en su obra “El
espíritu de las leyes” (1748) y propuso como la mejor forma de gobierno la Monarquía
Constitucional. En este sistema, el poder de la monarquía se limitaba por una ley
fundamental: La Constitución. Esta ley sería la expresión escrita del “pacto” o “contrato
social”. Para Montesquieu la monarquía constitucional suponía también la separación de
poderes del Estado. Como sabemos, la Monarquía absoluta poseía unitariamente todos los
poderes del Estado; legislar, gobernar y juzgar. La teoría de Montesquieu afirmaba que los
poderes del Estado debían estar separados, es decir, no ejercidos por la misma persona o
institución, así:
- El poder Legislativo, encargado de elaborar las leyes, debe estar detentado por un
parlamento de representantes de los ciudadanos
- El poder Ejecutivo, el de gobernar según las leyes, lo detentará el Rey y los ministros

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de su gobierno
- El poder Judicial, juzgar según las leyes y velar por el cumplimiento de éstas, estaría
en manos de los tribunales independientes
Las ideas de Montesquieu influyeron decisivamente en la Revolución Francesa y en todo el
liberalismo europeo del siglo XIX. Son también fundamentales en las democracias actuales.
Más radical se mostró el suizo Jean Jacques Rousseau (1712-1778) en su obra “El Contrato
social”, donde afirmaba que el contrato debe respetar la voluntad general de los ciudadanos.
Pero esta voluntad general no puede determinarse a través de representantes (Parlamento)
sino a través de una democracia pura, al estilo de los antiguos atenienses, donde todos los
ciudadanos participan en la toma de decisiones de forma asamblearia. Para Rousseau la
soberanía reside en el pueblo y su expresión son las leyes que éste redacta.
Los ilustrados españoles conocían todas estas ideas y comulgaban con ellas, aunque nunca
pudieron llevarlas a la práctica dado el enorme poder tanto de la monarquía absoluta
española, como de los nobles y los privilegiados que la sustentaban. Con la Revolución
Francesa, la Guerra de la Independencia y las Cortes de Cádiz la situación cambió.
2.2.- El impacto de la Revolución Francesa. Las Cortes Generales
de 1789
En mayo de 1789 el rey, Carlos IV, decidió convocar Cortes Generales para que, como era
costumbre, jurasen a su heredero, el futuro Fernando VII. Estas Cortes restablecieron el
orden sucesorio tradicional de la monarquía española fijado en la Edad Media por “Las
Partidas”, derogando con esto la llamada “Ley Sálica”, que había traído de Francia Felipe V,
y que anteponía en la sucesión al trono los derechos del varón de línea indirecta, sobre los
derechos de la mujer de línea directa. Sin embargo, para no provocar conflictos con los
parientes Borbones de Francia y Nápoles, el Rey decidió no publicar de inmediato la
correspondiente “Pragmática Sanción”, documento necesario para que la decisión de las
Cortes entrara en vigor. Como veremos, su posterior emisión por Fernando VII en 1830, dará
lugar más tarde a las guerras carlistas.
Pero cuando las Cortes Generales se disponían a presentar ante el Rey las tradicionales
“peticiones” (quejas y solicitudes dirigidas al Rey por los distintos estamentos) se recibió la
noticia de la revolución que en Francia había estallado en julio, precisamente, cuando se
estaban realizando las peticiones ante el rey Luis XVI en la reunión de los Estados Generales
de Francia. La Revolución Francesa puso de manifiesto, con su carga de terror y de sangre,
hacia donde podían conducir las ideas ilustradas más radicales.
La noticia provocó el pánico entre los ministros del rey
Carlos IV que, temerosos de que se extendiera la revolución
por nuestro país, le convencieron para disolver las Cortes en el
mes de octubre.
Ante la gravedad que tomaban los acontecimientos en
Francia, Floridablanca se vio obligado a realizar un brusco
cambio de política, renunciando a continuar con las reformas
ilustradas y tomando dos decisiones importantes para evitar el
contagio revolucionario en España:
1.- Realizar un índice de libros prohibidos para evitar la
difusión de las ideas revolucionarias y que implicaba la
censura tanto de los libros como de la prensa. Esta Goya. Floridablanca
medida revitalizó una Inquisición que prácticamente ya no actuaba desde hacía más de
un siglo.
2.- Establecer un “cordón sanitario” con Francia para impedir que penetraran las ideas
revolucionarias. Esta medida suponía evitar la entrada de propaganda revolucionaria,
controlar las fronteras y las aduanas, controlar a los residentes extranjeros, prohibir a
los estudiantes españoles trasladarse a Francia para realizar estudios y cerrar los
colegios franceses en España.
Esta política duró hasta 1792, año en que cayó Floridablanca por las intrigas políticas de la

9 © remiro
reina María Luisa y su favorito Manuel Godoy, que
consiguieron colocar en el poder al anciano Conde de Aranda,
también antiguo ministro ilustrado de Carlos III, y que
representaba una corriente más liberal que la de
Floridablanca.
Aranda diseñó una política de neutralidad internacional,
oponiéndose a una alianza que diversos países europeos
preparaban contra la Francia revolucionaria, pero las
constantes intrigas de la reina y el peso en la Corte de los
partidarios de la guerra, acabaron con Aranda al tiempo que
Godoy asumía el poder.
2.3.- El valimiento de Godoy Ramon Bayeu. Conde de Aranda

Godoy, suponía el primer gobernante que Carlos IV no


heredaba de su padre Carlos III, debía su carrera política y su
ascenso meteórico a la jefatura del gobierno, a la reina María
Luisa de Parma, con quién al parecer mantenía relaciones
íntimas. Era ambicioso, con mucha capacidad de trabajo y un
cierto talento político. Ideológicamente se acercaba a las ideas
de la Ilustración.
La primera medida de Godoy fue la de participar en la
alianza de países europeos que habían declarado la guerra a
Francia tras la ejecución de Luis XVI. Estalló así la llamada
Guerra de los Pirineos contra Francia. La guerra fue para
España un desastre militar que obligó a firmar la Paz de
Basilea en 1795. Con esta paz se entregaba a Francia la mitad
de la isla de Santo Domingo (hoy Haití) y una serie de
beneficios comerciales con América. Irónicamente, a Godoy se
le recompensó el fracaso militar otorgándole el insólito título
de Príncipe de la Paz. : Goya (1801). Manuel Godoy
En 1796, Godoy cambió de postura internacional y firmó con Francia el Primer Tratado de
San Ildefonso, comprometiéndose a intervenir en la guerra que Francia mantenía contra
Inglaterra. Esta guerra se saldó con la derrota del cabo de San Vicente, que provocó el
colapso del comercio español con América y obligó a Godoy a dimitir en 1798.
En ese momento subió al poder el ilustrado Jovellanos, que
centró su actividad en la situación económica del país. La
Hacienda del Estado amenazaba con la quiebra dada la enorme
deuda que arrastraba, motivada por la ayuda prestada a la
independencia de los Estados Unidos de América a partir de
1776, las recientes guerras contra Francia, primero, y contra
Inglaterra, después, y el colapso del comercio con América.
Ante la imposibilidad de subir los impuestos y la negativa de
los nobles y eclesiásticos a eliminar o limitar su privilegio de
exención de impuestos, un decreto de 1798 puso en marcha la
primera desamortización5 de bienes de la Iglesia. Se trataba,
en realidad, de expropiar y vender bienes raíces (tierras) de
Goya (1798). Jovellanos.
hospicios, casas de misericordia, de reclusión, cofradías..., que
pertenecía a la Iglesia por amortización, dedicando el importe al pago de la deuda del Estado.
El resultado no fue el esperado, ya que la deuda continuó aumentando y las tierras
vendidas fueron a parar por poco precio a los grandes propietarios, con lo que se reforzó la
nefasta estructura agraria existente.
En 1799, tras el golpe de estado de Napoleón en Francia, se firmó con éste el Segundo
Tratado de San Ildefonso y Godoy volvió al poder tras el fracaso económico de Jovellanos.

5 Desamortizar: es liberar, mediante una disposición legal, los bienes amortizados para poderlos poner en venta

10 © remiro
En 1801, siguiendo este tratado, se entró en guerra con Portugal, que se negaba a cumplir el
bloqueo decretado por Napoleón contra Inglaterra. Fue la llamada Guerra de las Naranjas,
que culminó con la victoria Española y la firma de la Paz de Badajoz, por la que la plaza
fronteriza de Olivenza pasó, hasta hoy, a ser española. En 1803, se entró en guerra contra
Inglaterra, pretendiendo su conquista mediante el envío a las islas de una gran armada
franco-española. La guerra se saldó con la derrota y destrucción de la Armada en Trafalgar.
La derrota de Trafalgar motivo una nueva desobediencia de Portugal al bloqueo contra
Inglaterra, esto hizo que España firmara con Napoleón en 1807 el Tratado de
Fontainebleau, por el que se permitía a Napoleón el paso de su ejército por España para
conquistar Portugal.

3.- La guerra de Independencia y la reacción popular: las Juntas


de Defensa (1808-1814)
Cuando el ejército francés llegó a España (1808), Napoleón cambió de planes y decidió
conquistar para su imperio también este reino. Este hecho motivó el inicio de la Guerra de la
Independencia o Guerra del francés.
El primero en darse cuenta de los verdaderos planes de Napoleón fue el propio Godoy que, al
parecer, había firmado un pacto secreto con éste que le nombraría junto a María Luisa rey de
Portugal y de Andalucía una vez conquistada Portugal.
Godoy reaccionó intentando sacar a la familia real de Aranjuez, donde se encontraba, y
dirigirse a Andalucía, desde donde se podría iniciar la resistencia. En ese momento se produjo el
famoso “Motín de Aranjuez” (1808) que, protagonizado por el pueblo descontento ante la
situación política y económica del gobierno de Godoy, estaba dirigido por el propio Príncipe de
Asturias, Fernando, que odiaba a Godoy y ambicionaba la Corona. Entonces, El rey Carlos IV se
vio obligado a abdicar y Godoy a huir.
El abdicado Carlos IV se entrevistó en Bayona
(Francia) con Napoleón para solicitar su mediación en
relación con su hijo. Napoleón hizo viajar a Bayona
también a Fernando, ya rey de España como
Fernando VII, al que convenció para que le devolviera
la corona a su padre y a éste para que abdicara en
José Bonaparte, hermano de Napoleón. De
inmediato, José Bonaparte viajó a Madrid como José I,
rey de España.
Ante esta situación, en la que se consideró que los
reyes de España estaban secuestrados en Francia, el Goya (1814). El 2 de mayo en Madrid
trono español ocupado por un rey extranjero y
usurpador, Godoy y su gobierno huidos y el ejército
francés invadiendo buena parte del territorio
acompañado por el ejército español, según lo pactado
en el Tratado de Fontainebleau; el pueblo de Madrid
se sublevó el 2 de mayo reclamando un acto de
soberanía que declarase la guerra a los invasores
franceses. A falta de otra autoridad, la declaración de
guerra partió de un simple ciudadano; el alcalde de
Móstoles, al que se unió todo el pueblo y
sucesivamente todas las autoridades locales y
provinciales del país. Goya (1814). Los fusilamientos del 3 de mayo
Este hecho, auténticamente revolucionario, pone en
práctica por primera vez en nuestra historia el principio de soberanía popular o nacional,
iniciando un proceso que rompía con la soberanía absoluta del Antiguo Régimen y daba paso a un
régimen de carácter liberal. En éste proceso, el pueblo formó sus propios órganos de gobierno
siguiendo los siguientes pasos:
1. La formación de Juntas Locales de defensa que, compuestas por las autoridades

11 © remiro
locales existentes antes de la guerra o elegidas de forma espontánea por la propia
población, organizaron la resistencia contra los franceses y armaron a los ciudadanos.
2. La formación de las Juntas Provinciales por representantes de las locales. Estaban
presididas por militares, nobles, miembros del clero o intelectuales elegidos de forma
espontanea por la población.
3. En agosto de 1808 delegados de las Juntas Provinciales formaron en Sevilla la Junta
Central Suprema que, presidida por Floridablanca, asumió el papel de Gobierno de
la Nación y fijó como principales objetivos dirigir la guerra y conseguir la ayuda
inglesa.
Mientras tanto, Napoleón reunió una asamblea de notables en Bayona para elaborar la
constitución que, inspirada en la francesa, habría de dirigir el gobierno de José I: Es el Estatuto
de Bayona de 1808. Aunque sus autores denominaron al estatuto de Bayona como Constitución
Española, este estatuto nunca fue una constitución y nunca fue española. No fue una
constitución porque emanaba de la soberanía del monarca, fue una Carta Otorgada6, y no fue
española, puesto que fue elaborada en Francia y por franceses.
En la Guerra de Independencia podemos distinguir cuatro etapas:
1. La invasión francesa (de mayo a agosto de 1808) Napoleón diseñó una invasión muy
rápida, para ello dividió sus 150.000 soldados en cinco cuerpos de ejército que,
acompañados por el ejército español según lo dispuesto en el tratado de
Fontainebleau, se dirigieron a los siguientes territorios:
- Norte, frontera con Francia
- Cataluña
- Madrid - Centro
- Andalucía
- Lisboa
Pero Napoleón, pensando que no habría ninguna reacción española, cometió un
tremendo error; colocó sus ejércitos sin dejar tropas de guarnición en el camino.
Cuando el pueblo español se sublevó, y parte del ejército español consiguió
reorganizarse, las tropas francesas quedaron cortadas y aisladas. La principal victoria
española de esta etapa fue en la batalla de Bailén. Es en esta etapa cuando se forman
las distintas Juntas de Defensa (locales y provinciales)
2. El gran ejército (de agosto de 1808 a 1809). Ante la derrota inesperada de Bailén, el
propio Napoleón se presentó en España con su gran ejército imperial e invadió
prácticamente todo el país. Ante esta situación los españoles no se presentaron en
ninguna batalla, limitándose a algunos núcleos de resistencia como los famosos sitios
de Zaragoza, Vitoria y Gerona. Se trataba de la resistencia desesperada de ciudades
con el fin de dificultar y retrasar el avance de las tropas. Al comienzo de esta etapa se
formó la Junta Central Suprema de Sevilla.
3. La guerra de guerrillas (1809-1812) Ante la poderosa ocupación francesa y la
inexistencia de un ejército español capaz de hacerle la más mínima sombra, el pueblo
recurrió a la guerra de guerrillas. Esta fue la primera experiencia de guerra
revolucionaria en nuestro país y supuso la participación de todo el pueblo. El objetivo
fundamental de las guerrillas, basadas en pequeñas acciones de efecto y sorpresa,
consistía en cortar las comunicaciones del enemigo y erosionar al ejército francés para
conseguir una victoria por desgaste a largo plazo. En esta etapa se reunieron las
Cortes en Cádiz y se promulgó la Constitución de 1812.
4. La ofensiva Hispano-Inglesa (1812-1814) Esta etapa comenzó por la ofensiva que
desde el Norte de Portugal inició el inglés Welington. En 1814 se consiguió expulsar a
los franceses de España, que se vieron obligados a dividir su poderoso ejército para
atender al frente ruso.
La presencia francesa en España duró, por lo tanto, de 1808 a 1814. Durante este periodo

6 Carta Otorgada: documento jurídico que regula las instituciones del Estado y los derechos de los ciudadanos pero
que, a diferencia de una constitución, no emana de la soberanía nacional sino de la autoridad del monarca a quién la
Carta está sujeta y no al contrario.

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suele hablarse de la existencia de dos Españas:
a.- Una España oficial. Es la España de José I, que se rige por el Estatuto de Bayona de
1808 y en la que colaboran unos dos millones de españoles. Estos españoles recibieron
el nombre de afrancesados y en su mayoría actuaban por conveniencia económica o
social, pero hubo muchos que lo hicieron de buena voluntad, creyendo que las
reformas liberales que venían de Francia eran la solución para los problemas del país.
Entre ellos había intelectuales de gran talla, que pretendían poner fin a la guerra y
realizar grandes reformas, pero el poder de José I y sus gobiernos de afrancesados
estaba sustentado por el ejército francés que obedecía, en exclusiva, a los intereses
del Emperador Napoleón, dificultando la labor del gobierno de José I.
b.- La España real, formada por la inmensa mayoría del pueblo español que no aceptaba
como rey a José I y que trataba de organizar un Estado de nuevo régimen, aunque, a
diferencia de los afrancesados, atento con las tradiciones y costumbres españolas. Al
hacer esto, se estaba iniciando en nuestro país la revolución liberal, cuya mejor obra
será la Constitución de Cádiz de 1812, el marco legal del nuevo Estado.

4.- Las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812. El liberalismo


español
En 1809 la Junta Central Suprema de Sevilla, decidió crear un Consejo de Regencia que
actuase en nombre del rey Fernando VII, al que consideran secuestrado en Bayona, y convocar
unas Cortes Generales que, con representación de todas las provincias, decidieran las reformas
necesarias.
Las Cortes se convocaron en 1810 en la isla del León de Cádiz, ciudad que permanecía libre
del dominio francés. Además se decidieron tres cosas importantes:
-Que las Cortes deberían tener un carácter constitucional, es decir, que tendrían como
misión fundamental elaborar una constitución como ley suprema y general para todo el
país y que el rey debería aceptar a su regreso a España.
-Que las Cortes tendrían una sola Cámara, dejando atrás la división en estamentos (nobles,
clero, pueblo) de las cortes del Antiguo Régimen, y que sus componentes deberían
elegirse mediante sufragio universal masculino (tendrían derecho a voto todos los
hombres mayores de 25 años)
-Realizar una gran encuesta nacional para conocer la opinión del país sobre los cambios que
debían realizarse.
Con muchas dificultades, dada la situación de invasión y guerra, las Cortes se abrieron el 24 de
septiembre de 1810 con aquellos diputados que pudieron llegar a Cádiz. La mayoría de ellos
procedía de las clases medias urbanas (burgueses), unos cien formaban parte del clero y algo
más de cincuenta de la nobleza y el ejército. Las provincias que por la guerra no pudieron elegir
representantes, presentaron sustitutos elegidos en Cádiz (ciudad de carácter muy liberal)
Tanto por la postura ideológica adoptada por estos diputados, como por los resultados de la
“encuesta nacional” podemos clasificar y sintetizar dos tendencias políticas fundamentales entre
los representantes:
1. La tendencia Conservadora, liderada por el Obispo de Orense, que opinaba que los
cambios sobre el Antiguo Régimen deberían ser mínimos, defendiendo la monarquía
absoluta y la sociedad estamental. Los conservadores fueron conocidos por este motivo
como “los serviles”
2. La tendencia Reformadora, encabezada por Jovellanos, que abogaba por reformas
profundas en el Antiguo Régimen, creando una monarquía constitucional, es decir,
sometida a una constitución como el resto de los ciudadanos. Defendían también la
supresión de la estructura estamental, proclamando la libertad e igualdad ante la ley
de todos los ciudadanos y los derechos y libertades fundamentales de los españoles. La
defensa de estas libertades supuso que a estos diputados se les llamase “Liberales” y
con ello se dio nombre de manera internacional a esta tendencia política: el
Liberalismo.
La tendencia reformista, o liberal, era la mayoritaria en las Cortes y sus ideas liberales habían

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penetrado en España a mediados del siglo XVIII con la Ilustración y, también, y a pesar de la
censura oficial, por el contacto con los revolucionarios franceses a principios del siglo XIX. La
Guerra de Independencia y la presencia del Ejército francés, nacido de la Revolución Francesa,
las expandieron todavía más.
Los liberales defendían, en definitiva, un régimen político constitucional y parlamentario
con ciudadanos iguales ante la ley y con garantía de los derechos y libertades
fundamentales: vida, propiedad, libertad de expresión …
4.1.- La Constitución de 1812
Las Cortes de Cádiz tuvieron como tarea fundamental elaborar una constitución. Las
deliberaciones de las Cortes para realizarla duraron desde 1810 hasta marzo de 1812, en
plena Guerra de Independencia. Se aprobó el 19 de marzo de 1812, día de San José, por lo
que se le llamó popularmente “la Pepa” y por lo que el grito de “viva la Pepa” pasó a ser un
grito revolucionario liberal durante todo el siglo XIX.
La Constitución, inspirada en la francesa de 1791, presenta importantes diferencias con
aquella ya que la española asumía los principios liberales pero también era fiel a la tradición
española. Así, la española se declara católica, mientras la francesa no hace mención a la
religión. Por otra parte la Constitución de Cádiz, primera de nuestra historia constitucional,
ha influido enormemente en la elaboración de todas nuestras posteriores constituciones y fue
tomada como ejemplo por otros países. Sin embargo, sólo estuvo en vigor durante tres cortos
periodos:
- De marzo de 1812 a mayo de 1814, en plena Guerra de Independencia
- De enero de 1820 a noviembre de 1823, durante el Trienio Liberal.
- De agosto de 1836 a junio de 1837, por imposición de los liberales progresistas.
Los principales aspectos de la Constitución de 1812 son los siguientes:
1.- Declara que la soberanía reside en la Nación y que ésta es la unión de todos los
españoles incluidos los de América y Filipinas
2.- Declara los derechos fundamentales del ciudadano: libertad, Igualdad ante la Ley,
derecho a la vida, a la propiedad, derecho de reunión y de asociación, libertad de
opinión y prensa
3.- Define el Estado como una Monarquía Moderna o Moderada, es decir,
constitucional y por lo tanto sujeta a la Constitución como el resto de ciudadanos.
4.- Establece la división de poderes del Estado de la siguiente manera:
-El poder legislativo reside en las “Cortes con el Rey”. De modo que las leyes las
elabora las Cortes y el Rey las promulga, aunque éste puede, con ciertos
límites, vetarlas7. En las Cortes, que son monocamerales y elegidas por
sufragio universal indirecto de los hombres mayores de 25 años, reside la
representación nacional. Para que un ciudadano pueda ser elegido diputado se
requiere tributar a Hacienda una determinada cantidad (elegibilidad
censitaria) que impide que todos los ciudadanos puedan ser elegidos. Los
diputados gozan de inviolabilidad y las Cortes tienen un mandato de 2 años,
transcurrido este tiempo deben convocarse nuevas elecciones.
-El Poder Ejecutivo reside en el Rey que nombra libremente a sus secretarios
(ministros). No hay control parlamentario sobre el gobierno, pero las Cortes
ponen unos límites al poder ejecutivo del Rey, sobre todo, en política exterior y
en política de impuestos.
-El Poder Judicial reside en los tribunales. Se reconocen como únicas
jurisdicciones especiales la eclesiástica, que sólo afecta al clero, y la militar,
que sólo afecta a los ejércitos. Con ello desaparece toda otra jurisdicción,
como la señorial.
5.- Respecto a la religión, se declara la confesionalidad católica del Estado y la
exclusividad de la religión católica, continuando la tradición religiosa del país.
7 Derecho de veto: El veto consiste en que el rey puede impedir que una ley sea promulgada. La constitución de 1812
otorgaba este derecho al rey, pero era un derecho limitado en el tiempo, es decir, las leyes vetadas entraban en vigor
una vez transcurrido ese plazo y el rey ya no podía impedirlo.

14 © remiro
6.- En Defensa, la Constitución establece el ejército permanente (profesional)
eliminando la prueba de nobleza para sus mandos; y la Milicia Nacional (ciudadanos
armados esporádicamente por los ayuntamientos) para reforzar al ejército en caso de
necesidad.
7.- En la administración local, la máxima autoridad es la de los Regidores (alcaldes) que
son elegidos por la población. A nivel provincial se establecen las Diputaciones, como
representación de todos los ayuntamientos de la provincia, y un Jefe Político,
parecido a un Delegado o Subdelegado del Gobierno, como extensión del poder
central en cada provincia.

Salvador Viniegra (1912). La proclamación de la Constitución de 1812. Museo de la Constitución de Cádiz

4.2.- La legislación ordinaria de las Cortes de Cádiz


Las Cortes de Cádiz promulgaron también una legislación ordinaria que desarrollaba los
principios de la Constitución, sobre todo, los referentes a los derechos fundamentales del
individuo. Esta legislación, que pretendía una importante transformación de la sociedad,
apenas llegó a entrar en vigor.
Siguiendo los derechos fundamentales de la Persona, podemos destacar las siguientes
actuaciones de las Cortes:
 IGUALDAD ante la ley. Las Cortes suprimieron todo lo que atentaba a la igualdad de
los ciudadanos, como los estamentos privilegiados y el régimen señorial que permitía
que el señor, noble o eclesiástico, pudiese legislar, juzgar y cobrar impuestos en su
señorío. Ahora todos los ciudadanos estarán sometidos a una misma y única
jurisdicción: la del Estado. Se suprimieron también los fueros vascos y navarros,
territorios que se someten a la legislación común de todo el Estado. Además, se inició
la elaboración de un código civil común a todas las provincias y un proyecto de
tributo sobre la renta, que suprimía todo privilegio en materia de impuestos.
 LIBERTAD. Sobre todo se aplicaron los principios del liberalismo económico, así, se
estableció la libertad de producción, de contratación y de mercado, suprimiendo los
gremios. Se suprimió también la Mesta y todos sus privilegios. En el orden de las
libertades personales y políticas consagradas en la Constitución, lo mas destacable fue
la supresión de la Inquisición.
 DERECHO A LA PROPIEDAD. Las Cortes de Cádiz declararon el derecho absoluto del
individuo sobre la propiedad, sobre todo, agrícola. Esto conducía a la
desamortización y desvinculación, en el sentido de que el propietario de los bienes
amortizados o vinculados podría desde este momento disponer con libertad de su
propiedad. Así, se suprimió el mayorazgo y se decretó la desamortización de los

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bienes de la Iglesia, de las Órdenes Militares y de los ayuntamientos (bienes de propios
y baldíos)

5 El reinado de Fernando VII: reacción absolutista y revolución


liberal (1814-1833)
El Tratado de Valençay, de diciembre de 1813, puso fin a la guerra contra Francia y devolvió
al trono a Fernando VII. Éste, desde su entrada en territorio nacional, dejará bien claros los
rasgos de su política:
-el oportunismo en cualquier circunstancia
-el desconocimiento absoluto de la situación real
del país.
Fernando VII regresará a España aclamado por el pueblo, con la
confianza del clero y la nobleza y la lealtad absoluta del Ejército.
Fernando VII “el deseado” terminará defraudando a todos.
Su primera medida será declarar abolida la Constitución y toda
la legislación de Cádiz, por lo que el regreso del monarca
significará la reacción absolutista contra la revolución liberal.
Pero la restauración del Antiguo Régimen resultaba ya poco menos
que imposible, por ello su reinado se caracterizará por el
Goya (1814) Fernando VII
enfrentamiento entre liberalismo y absolutismo. Podemos dividir
este reinado en tres periodos:
5.1.- El Sexenio absolutista. 1814 - 1820
El Rey Fernando VII entró en España en marzo de 1814. Las Cortes, reunidas ya en Madrid,
dispusieron su viaje hasta esta ciudad donde debería jurar la Constitución, como se había
comprometido el rey desde Francia. Pero el 4 de mayo recibió en Valencia un documento,
conocido como “el manifiesto de los persas” por la frase que lo iniciaba citando a los
antiguos persas, que, firmado por unos ochenta diputados serviles (absolutistas) pedían al Rey
el restablecimiento del Antiguo Régimen. En el mismo sentido, se pronunció el capitán
general de Valencia, Francisco Elio. Esto le sirvió de excusa al rey para dictar un Real Decreto
por el que disolvía las Cortes y declaraba nula la Constitución y toda su legislación. Con esto
se volvía a la situación legal anterior a 1808, es decir, al Antiguo Régimen.
Paradójicamente, este “golpe de estado” había sido posible por el apoyo mayoritario del
pueblo llano que, incapaz de entender los cambios liberales y cansado del gobierno de
regencia, a quién culpaba de sus males, veía en su rey a un salvador. También apoyaban el
“golpe” parte del ejército, la nobleza y el clero más reaccionarios, que habían visto
perjudicados sus intereses y privilegios con el liberalismo de las Cortes de Cádiz.
Esta vuelta al absolutismo no es un hecho aislado en Europa, sino que se inscribe en un
proceso general de restauración del Antiguo Régimen en todas las monarquías tras la
derrota de Napoleón y las conclusiones del Congreso de Viena y el tratado de la Santa
Alianza, firmado por las potencias mas absolutistas: Rusia, Austria y Prusia en 1815, con el fin
de impedir nuevas revoluciones liberales en Europa.
Una vez derogada la Constitución, la primera labor del monarca fue la de iniciar la
represión de todos los liberales y afrancesados. Tras esto, Fernando VII pretendió formar un
gobierno en la línea del viejo despotismo ilustrado, que contemplase algunas reformas sin
poner en peligro las estructuras del Antiguo régimen.
Sus gobiernos fueron un absoluto desastre, entre otras cosas porque en realidad el poder lo
tenía un “gobierno en la sombra”, constituido por una “camarilla” de hombres de confianza
del rey que impedían cualquier cambio. En esta situación se tuvieron que afrontar tres
problemas serios:
-La situación en el campo. La agricultura se encontraba en la ruina tras cinco años de
guerra y un mercado nacional inexistente. A esto se unía la restitución de aquellos
bienes de la Iglesia que habían sido desamortizados, la vuelta de la Mesta y el
restablecimiento de los derechos jurisdiccionales (señoríos)

16 © remiro
Además en el campo persistía la guerrilla que, formada por desheredados e
inadaptados a los tiempos de paz, hacían de la guerrilla su modo de vida agrupándose
en “partidas” que alteraban el orden, asaltaban caminos e interrumpían las
comunicaciones. Todo esto hizo que la situación en el campo fuese cada vez más
insostenible, creciendo el descontento popular hacia el gobierno de Fernando VII
-El problema económico. El principal problema económico derivaba también de las
consecuencias de la guerra: a la ruina en la agricultura se unía la destrucción de los
nacientes focos industriales, la pérdida de la actividad comercial con las colonias
americanas, al aprovechar éstas la guerra de Independencia para conseguir su propia
emancipación, la quiebra de la Hacienda del estado, incapaz de hacer frente a una
tremenda deuda creciente, etc., Esta situación fue llenando de descontentos las
ciudades, tanto entre las clases trabajadoras, condenadas al paro, como entre
sectores burgueses, arruinados en sus negocios.
-El problema militar y político. El gobierno no pudo recompensar a los militares tras el
esfuerzo de la guerra, al tiempo que se negó a admitir en el ejército a muchos jefes
guerrilleros a quienes no reconocía su elevada autograduación. A esto hay que unir las
pésimas condiciones de los cuarteles, el escaso sueldo de los militares y el problema
colonial, que precisaba un nuevo esfuerzo bélico.
Todo esto generó un creciente descontento en el ejército que motivó numerosas
conspiraciones contra el gobierno. En estas conspiraciones participaron los liberales, en su
mayoría organizados clandestinamente en logias masónicas8. La forma típica de conspiración
militar liberal será el pronunciamiento, como el de Espoz y Mina en 1815, Porlier en 1816 o
Lacy en 1820. Todos ellos fracasaron. El pronunciamiento es un acto de sublevación y
toma del poder por parte de unidades del ejército, que se realiza de forma rápida y
en el que se proclama un manifiesto, o texto constitucional, que expresa la ideología
e intereses de los que se pronuncian; no pretende modificar la forma de Estado, por
eso no es un Golpe de Estado, sino reconducirlo políticamente según su ideología . Los
pronunciamientos son la forma típica de intervención del ejército en la vida política durante
el siglo XIX.
5.2.- La revolución y trienio liberal. 1820 - 1823
Pero en 1820 un pronunciamiento tuvo éxito, fue el del
comandante Rafael del Riego. El pronunciamiento tuvo éxito
porque Riego estaba al mando de numerosas tropas, preparadas
para ir a América a luchar contra la emancipación de las colonias, y
porque contó con numeroso apoyo popular.
Tras el pronunciamiento Riego consiguió que el Rey jurase la
Constitución de 1812 comenzando, así, un periodo constitucional en
el que accedieron al gobierno un grupo de antiguos diputados en
Cádiz. La característica principal de este gobierno fue su
inestabilidad, las causas de ésta pueden sintetizarse en:
1. La división entre los propios liberales en dos grupos, que Anónimo (1821). Rafael del Riego

8 Masonería: La Masonería nació en la Edad Media como asociación de constructores para transmitirse con seguridad
los secretos de su arte. A esta masonería se la suele denominar Masonería Operativa y eran asociaciones cristianas
parecidas a los gremios de otros oficios. A partir del Renacimiento (s. XVI) fue frecuente la admisión de numerosos
miembros ajenos al Arte constructivo. En la segunda mitad del s. XVIII se transformó en Londres en Masonería
especulativa o filosófica. Esta masonería se constituía en asociaciones secretas cuyos miembros, ajenos al arte de la
construcción, se identificaban con el pensamiento de la Ilustración y se consagraron, hasta hoy en día, a arrancar de
la sociedad el influjo del cristianismo, especialmente de la Iglesia Católica, y a transformar la sociedad según sus
ideales. La Masonería es una forma moderna de gnosis (conocimiento profundo, oculto y vedado a quienes no son
miembros) de carácter paganizante y anticristiano. A lo largo del siglo XVIII se extendió por América y Europa, se
identificó con la Ilustración radical anticristiana e influyó de forma decisiva en la Revolución Francesa. En el siglo
XIX se identificó con el liberalismo radical y durante el XX muchas obediencias masónicas asumieron el socialismo
e incluso el marxismo. Su carácter de sociedades secretas han hecho fácil su infiltración en todo tipo de organismos,
incluida la Iglesia Católica, y , por ello, han operado y operan una gran influencia social y política.

17 © remiro
acabarán constituyendo con el tiempo dos “partidos políticos”:
-Los Moderados (futuro partido moderado) partidarios de un gobierno fuerte con
mucho poder; de un sistema parlamentario de doble cámara, a imitación del
sistema británico; de limitar la libertad de prensa con un sistema de censura; y
de implantar un sufragio censitario, que limitase el derecho a voto a aquellos
que poseyeran un cierto nivel de renta. Eran además, defensores de la
confesionalidad católica del Estado.
-Los Radicales (futuro partido progresista) partidarios de un sistema
parlamentario de cámara única, del sufragio universal masculino, de un
gobierno controlado por las Cortes, y de la libertad total de prensa. Este grupo
era anticlerical y se agrupaba en sociedades secretas (generalmente masónicas)
2. La actitud involucionista del Rey, que juró la Constitución porque se vio obligado y
que utilizó todas las armas que le permitía ésta, como vetar las leyes o nombrar
ministros de carácter absolutista, para obstaculizar la labor reformista del gobierno.
Además, se dedicó secretamente a conseguir la ayuda del exterior para volver al
absolutismo.
3. Los absolutistas que, con amplios apoyos sociales sobre todo en el norte (Vascongadas
y Navarra) consideraron que el Rey estaba preso de los liberales y protagonizaron
numerosos levantamientos, provocando con ello la reacción guerrillera y
revolucionaria, lo cual condujo a un clima creciente de intolerancia, radicalización y
enfrentamientos.
A pesar de todas estas dificultades, las Cortes elaboraron una legislación reformista que
tenía la intención de acabar definitivamente con el Antiguo Régimen. Destaca:
a.- En el terreno agrario, se retomó la desvinculación y desamortización de las tierras
iniciada en 1812 y se aprobó el pago, obligatorio para todos, de una contribución sobre
la propiedad de la tierra. Pero estas medidas favorecieron más a los grandes
propietarios, que aumentaron sus posesiones con la desamortización eclesiástica, que
a los pequeños propietarios campesinos, cuya situación empeoró todavía más al tener
que hacer frente a impuestos pagados con moneda. Esto motivó su decepción y su
rechazo hacia el liberalismo.
b.- La política religiosa. Las Cortes destacaron por su anticlericalismo. Su medida más
dura, dejando aparte la desamortización, fue la supresión de todos los monasterios y
conventos. Esta medida, por otra parte anticonstitucional, apenas pudo aplicarse pero
se ganó el rechazo total de la Iglesia que comenzó a apoyar decididamente al
absolutismo.
c.- La reorganización militar que, pensada con buena intención, acabó legitimando la
participación del ejército en política, lo cual resultó nefasto para la historia posterior.
d.- La reforma educativa, que estableció la secularización de la enseñanza, la
centralización del sistema educativo y su ordenación en tres niveles: primaria,
secundaria y superior. Pero que no se llevó a la práctica.
e.- El problema de la hacienda que se intentó solucionar mediante la implantación de
dos impuestos obligatorios para todos los ciudadanos.
- La contribución territorial que era un impuesto directo sobre la propiedad
- Los consumos, impuestos indirectos sobre los bienes de consumo.
Estos impuestos tampoco llegaron a ponerse en práctica.
Las crecientes tensiones internas y la decisiva intervención de la Santa Alianza9 con su
ejército, “los Cien Mil Hijos de San Luis”, acabaron en 1823 con el periodo constitucional,
devolviendo al rey su poder absoluto.
5.3.- La década ominosa. 1823-1833
Esta década se caracteriza por la vuelta al absolutismo, la represión de los liberales y la
inoperancia económica.

9 Santa Alianza: Alianza fundada en el Congreso de Viena de 1815 por las potencias vencedoras de Napoleón con el
objetivo de evitar nuevas revoluciones liberales en Europa y restablecer el absolutismo.

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Se anularon todas las leyes y medidas tomadas durante el Trienio Constitucional:
desamortización, supresión de monasterios, sistema tributario, etc. Y se restauró el régimen
jurisdiccional (señoríos)
La represión de los liberales fue muy dura y supuso la pena de muerte, la cárcel, la
expropiación o el exilio, para miles de personas que habían colaborado con los gobiernos del
Trienio.
La crisis económica continuó agravándose en todos los campos por la pérdida definitiva de
las colonias americanas, que durante este periodo consiguieron su independencia. Esto obligó
a la Hacienda pública a reducir el gasto, ya que no podía aumentar los ingresos por
impuestos.
Sin embargo, la vuelta al absolutismo no fue idéntica a la de 1814, ahora era necesario
introducir cambios si se quería mantener el Antiguo Régimen. Así, se creó el Consejo de
Ministros10, se intentó controlar la gestión de la Hacienda, se abolió definitivamente la
Inquisición, y el Rey se alejo de los absolutistas más radicales. Esta política sirvió para dividir
a los absolutistas en dos bandos, lo mismo que había ocurrido con los liberales en el periodo
anterior:
-Los Realistas o Apostólicos. Eran los mas reaccionarios. Críticos con el Rey,
reivindicaban el trono para el hermano de éste, Carlos María Isidro, al que
consideraban más idóneo. Este bando es el origen de los futuros Carlistas.
-Los absolutistas fernandinos, más moderados.
De este modo, a finales del reinado de Fernando VII, en España existían cuatro grupos
políticos: los moderados y los radicales, ambos liberales y en la clandestinidad; y los
realistas y los fernandinos, de carácter absolutista.
5.4.- La muerte del rey y la crisis sucesoria
Fernando VII no había tenido descendencia de sus tres
primeros matrimonios. En 1829 se casó con María Cristina de
Borbón, con quién en 1830 tuvo una hija: Isabel. Esto planteó un
grave problema sucesorio, que dividió todavía más las posturas
políticas.
Para asegurar el trono a Isabel, el Rey decidió publicar la
“Pragmática sanción” que eliminaba la “Ley sálica” y
restablecía la línea sucesoria de “las Partidas”, según se había
aprobado en las Cortes Generales de 1789 y Carlos IV había
dejado pendiente de firma. La medida era legal pero muy
polémica, ya que el hermano del rey, Carlos María Isidro, había
sido ya proclamado Príncipe de Asturias, y por lo tanto sucesor,
Vicente López (1825) El infante Carlos
ante la falta de descendencia del rey. María Isidro
Pero en 1832 se produjeron los llamados sucesos de La Granja:
Una intriga palaciega hizo firmar a un Rey agonizante la
derogación de la “Pragmática sanción”, con lo cual, el hermano
del rey, Carlos María Isidro, se convertía de nuevo en legítimo
sucesor. Pero al poco tiempo el Rey se restableció y reafirmó la
“Pragmática”, nombrando sucesora a su hija Isabel. Ante esta
situación la Reina María Cristina, para garantizar los derechos
de su hija Isabel, buscó el apoyo de los absolutistas más
moderados, los fernandinos, y sobre todo, de los liberales, ya que
los absolutistas más radicales apoyaban al pretendiente Carlos.
Fernando VII murió en 1833. En su testamento nombraba a
María Cristina reina gobernadora regente11, mientras Isabel II,
Ribera (1837) Isabel II
de tan sólo tres años de edad, continuara siendo menor. Al mismo
10 Consejo de Ministros: Reunión de todos los ministros, al menos una vez por semana, para coordinar la labor del
Gobierno.
11 Regente: Persona, generalmente de la familia real, que reina en nombre del rey legítimo por incapacidad, ausencia o
minoría de edad de éste.

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tiempo, Carlos María Isidro se proclamó rey (Carlos V), comenzando así la Primera Guerra
Carlista.
De este modo, las dos tendencias políticas, absolutismo y liberalismo, que habían estado
enfrentadas durante todo el reinado de Fernando VII, entrarán ahora en guerra abierta bajo
un pretexto sucesorio.

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