Modulo 2
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Modulo 2
psicoanalíticas en
la infancia
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Índice
Introducción............................................................................................... 5
Objetivos....................................................................................................... 6
4. Casos clínicos....................................................................................... 47
4.1. Caso clínico: ''Una pregunta que ya tiene respuesta'' ................. 47
4.2. Caso de psicosis .......................................................................... 54
4.2.1. Tratamiento .................................................................... 54
Actividades.................................................................................................. 61
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Ejercicios de autoevaluación.................................................................. 61
Solucionario................................................................................................ 62
Bibliografía................................................................................................. 63
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Introducción
Objetivos
Los objetivos que se persiguen con este módulo didáctico son los siguientes:
"[...] cualesquiera que sean sus variaciones, tienen un punto en común que no es tanto
la edad como la referencia al trabajo. [...] El niño será aquel que no trabaja, que incluso
no puede, no tiene que trabajar. Ciertamente se le puede hacer trabajar, pero dado que se
considera que su saber no vale nada, a esto se le denominará ponerlo en aprendizaje. El niño
no podrá hacer un contrato social con validez porque no se le considera comprometido
por su palabra."
Por otro lado, en los últimos años, tal y como postulan diferentes autores y
como puede constatarse, la infancia ha adquirido un lugar singularmente va-
lorado en nuestra cultura –aunque paradójicamente también parece que los
niños cada vez son menos valorados, tratados, en ocasiones, como si fuesen
un objeto de consumo cualquiera o sobre los que queda más al descubierto que
© FUOC • PID_00154465 8 Intervenciones psicoanalíticas en la infancia
antes que pueden ejercerse distintas formas de violencia. Y este lugar no está
desvinculado de las transformaciones sociales que han tenido lugar a lo largo
del siglo XX, de las nuevas formas de organización familiar actuales marcadas,
sobre todo, por lo que distintos autores resaltan como el declive�del�padre
(relacionado con la caída del modelo patriarcal). Esto ha sido correlativo a la
incorporación de las mujeres al mundo laboral, su cambio de posición en la
sociedad y su acceso a la sexualidad desvinculada de la maternidad, así como
a los diferentes cambios que han introducido la ciencia y la técnica.
Antes de nada, queremos decir que no pretendemos tratar este tema de ma-
nera exhaustiva, algo que sería imposible dada su complejidad –como podréis
ir advirtiendo– y, también, la de la transmisión de algunos conceptos psicoa-
nalíticos en un espacio tan acotado. Lo que nos interesa, sobre todo, es con-
textualizar, hacer una aproximación a grandes rasgos y dar una panorámica
general del tratamiento y las elaboraciones teóricas de Freud, Lacan y algunos
posfreudianos –A. Freud y M. Klein– sobre su concepción del niño –que orienta
una determinada práctica clínica–, para que después podáis profundizar más
si vais a las fuentes directas y para que os orientéis mejor en la lectura de los
textos originales.
a) Por una parte, cree que hay una dificultad en relación con la instalación
de la transferencia, dificultad debida a las relaciones y dependencia del niño
con los padres.
b) Por otra parte, encuentra otro obstáculo en la dificultad del niño en asociar
libremente y no cree que el juego pueda ser sustituido por las asociaciones, tal
y como proponen Hermine von Hug-Hellmuth y Melanie Klein, ni que tenga
un valor simbólico.
Por este motivo, verá la necesidad de prever una fase preparatoria al tratamien-
to y vínculará, por lo tanto, la educación al tratamiento para conseguir la cura.
Para crear una verdadera transferencia será necesario también, según la autora,
separar al niño de sus padres y ponerlo en una institución (una de sus aporta-
ciones a la historia del psicoanálisis es la de haber sido una de las primeras en
crear instituciones para niños).
Su posición evolucionará hacia una cierta reducción de la parte educativa en Lectura recomendada
el tratamiento, lo cual dará un lugar capital al método de la observación del
A. Vanier (1996). Elements
niño. Este método se convertirá en el vehículo y la técnica fundamental para d'introduction a la psychanaly-
obtener informaciones del niño, útiles para el tratamiento y para posibilitar se (p. 49). París: Éditions Nat-
han (Université). No hay tra-
la investigación. En definitiva, como dice A. Varnier, sostendrá la empresa de ducción al castellano.
Ernst Kris, uno de los representantes de la denominada psicología del yo, que
en los años cuarenta en Estados Unidos integrará los métodos de la psicología
científica en el psicoanálisis. Estas técnicas de observación tienen la ambición
de establecer las hipótesis metapsicológicas de Freud referidas a lo infantil y
verificarlas con el niño.
Afirma que un análisis, por tanto, no tiene nada que ver con la educación en
el marco de una cura. El analista no tiene que ejercer una acción pedagógica,
sino posibilitar la exploración del inconsciente. También postula que en el
niño hay asociaciones, que el juego es el equivalente del trabajo asociativo
del adulto en el análisis y, por lo tanto, que hay transferencia. Respecto a la
técnica de los juegos, cree que posibilita poner en acto fantasmas infantiles
muy precoces (tempranos) y les da un valor como en el análisis de los sueños.
Lo que Melanie Klein desarrolla será retomado por muchos otros psicoanalis- Lectura recomendada
tas. Su influencia es notable en el trabajo de Winnicott y también en algunas
E. Laurent (1984). Lo que
de las elaboraciones de Lacan (1901-1981), quien, pese a las divergencias teó- Melanie sabía... En Concepcio-
ricas y clínicas con la autora, le reconocerá aportaciones importantes, de las nes de la cura en psicoanálisis
(trad. deD. S. Rabinovich, p.
cuales destaca sobre todo la que hace sobre la cuestión del sujeto; es decir, la 63). Buenos Aires: Manantial.
aportación de elementos que permiten situar la experiencia subjetiva, según
plantea Eric Lauren. En este sentido, la considera una pionera.
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Será Lacan en su "Discurso de Roma", a propósito de algunas de estas formula- Lectura complementaria
ciones y propuestas técnicas de estos autores, quien hablará de una desviación
J. Lacan (1953). Discurso de
de la práctica freudiana –la denominará una pedagogía materna. Lo hará sobre Roma. En Escritos I. Buenos
todo en el caso de A. Freud, a la que critica, después de elogiarla años antes, Aires: Siglo XXI.
Si bien, tanto Freud como Lacan no descartan la diacronía –ya que la madura- Ved también
ción del organismo es obvia–, no es exactamente ésta su concepción. Lo más
Sobre la problemática que la
importante para los dos autores es que en el camino que emprende el ser vi- clínica con los niños tiene en-
viente para advenir sujeto, existen posiciones que será necesario que atraviese tre estructura y desarrollo, po-
déis ver el subapartado 2.2.1
o posiciones en las que quedará detenido. Se trata de una visión que da más de este módulo didáctico.
J. Lacan. La dirección de la cura y los principios de su poder. En Escritos II. Buenos Aires:
Siglo XXI.
Tanto para Freud como para Lacan, si bien hay diferencias entre un niño
y un adulto, no se trata de un psicoanálisis diferente para cada uno –
el énfasis, para los dos autores, está puesto en la estructura y no en el
desarrollo, la maduración o evolución–, porque sea cual sea la edad,
el sujeto, desde el principio, está estructurado de la misma forma. Al
hablar de sujeto nos referimos al sujeto del inconsciente, se trata del
sujeto del deseo que Freud ha descubierto en el inconsciente.
a)� La� alienación. El lenguaje ejerce su influencia sobre el ser viviente, que
de esta manera quedaría enajenado por el solo hecho de constituir un ser ha-
blante.
Para abordar esta cuestión, nos guiaremos fundamentalmente por un artículo Lectura complementaria
de Estela Solano-Suárez, "L'enfant dans l'au-delà du miroir" (‘El niño más allá
E. Solano-Suárez (1991).
del espejo’), porque lo consideramos de especial interés para situar este tema. L'enfant dans l'au-delà du mi-
La autora hace notar que, si nos detenemos en el recorrido del corpus teórico roir. Ponencia hecha en Tou-
louse, el 6 de abril. No hay
de Freud, nos encontraremos con diferentes versiones del niño correlativas traducción al castellano.
a la construcción de la teoría que, tal y como hemos dicho antes, no puede
disociarse de la práctica analítica.
En primer lugar, nos encontramos con el niño de la teoría del traumatismo se-
xual, el niño�como�objeto�pasivo. Es el momento del nacimiento del psicoa-
nálisis en el que Freud intentaba elaborar la etiología de las psiconeurosis de
defensa (1895), y todavía concebía las escenas de seducción precoz relatadas
por algunas pacientes histéricas como si hubiesen sido vividas realmente en su
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"Tras cualquier atentado contra un niño, se perfila un ‘sólo eres esto’, se profiere un ‘sólo
eres un objeto’, que puede aniquilar al sujeto. De este modo, en los años posteriores a un
mal encuentro, el relato de la agresión o de la seducción estará entretejido con fantasmas
que, con frecuencia, harán sospechar que el sujeto no está explicando la verdad. Sin
embargo, es así como el sujeto intenta retomar las riendas de su destino y dar su propia
versión de los hechos, una mezcla de imaginario y de real. El fantasma constituye en este
sentido una defensa del sujeto contra lo insoportable de este encuentro."
Volviendo a retomar más específicamente el tema que nos ocupa y, por lo tan-
to, continuando con el recorrido por la obra freudiana en los años posterio-
res al nacimiento del psicoanálisis, encontraremos que adquiere relevancia el
niño de Tres ensayos para una teoría sexual (1905). En este momento, la parti-
cularidad del niño para Freud reside en su posición respecto a la sexualidad
y la familia o equivalentes en sus funciones, es decir, se trata del niño�como
perverso�polimorfo en el que todavía no ha operado la represión, el que dis-
fruta de sus orificios corporales (boca, ano), que tiene suficiente consigo mis-
mo para darse placer (en este placer Freud sitúa como importante la presencia
de la madre o sustituta, porque aporta su cuerpo, sus cuidados, sus caricias);
en definitiva, se trata del niño que disfruta autoeróticamente –su placer no
está todavía fijado a un objeto como en el caso del adulto–, que desconoce la
diferencia de los sexos y que todavía no tiene acceso al acto sexual.
Más tarde, en 1914, Freud vuelve al niño objeto, pero le da un enfoque muy
distinto a partir de una elaboración más precisa de su teoría del narcisismo.
Este niño objeto del narcisismo lo articula Freud en la feminidad y, en con-
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La primera aportación importante fue la del estadio del espejo (1936, en una
comunicación realizada en el Congreso de Marienbad), que podemos situar
entre los seis y dieciocho meses aproximadamente, momento caracterizado
por la inmadurez del sistema nervioso. En un ámbito fenoménico, el niño (a
partir de los seis meses y a diferencia de los animales) puede reconocer en
el espejo, pese a su inmadurez en el plano de la motricidad voluntaria, una
imagen: su imagen especular; y de este modo se puede empezar a tomar por
sí mismo. Ahora bien, esta imagen especular podrá reconocerla como propia
a partir de un proceso de identificación que funda su yo.
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Lacan plantea este estadio como un tiempo lógico en el que se constituyen las
identificaciones del sujeto y los ideales de la persona. En suma, lo importante
del estadio del espejo reside en que es como un carrefour estructural que dirige
la formación del yo y, por lo tanto, de las identificaciones, y funda la agresi-
vidad del ser humano y la puesta en lugar de los objetos del deseo.
Como podréis apreciar, a pesar de la brevedad de lo que hemos expuesto, con Lectura recomendada
la formulación de este estadio el autor pone de relieve el papel determinante
Os aconsejamos que reviséis
de lo imaginario en la constitución del yo. Es así como podemos entender lo a los escritos de J. Lacan y
que plantea en El estadio del espejo como formador de la función del Je (1949). leáis directamente el texto
del que hemos extraído es-
ta cita, ya que el texto origi-
"Hay que comprender el estadio del espejo como una identificación en el pleno sentido nario de la comunicación de
que el análisis da a este término: a saber, la transformación producida en el sujeto cuando 1936 se perdió. También pue-
asume una imagen." den encontrarse algunas de
sus aportaciones iniciales so-
J. Lacan (1987). El estadio del espejo como formador de la función del Je. En Escritos I. bre este estadio en los textos
Argentina: Siglo XXI. Más allá del "principio de reali-
dad" (1936) y Los complejos
familiares (1938).
El segundo momento destacable de su enseñanza en relación con la teoría
y la práctica clínica de los niños podemos localizarlo en el Seminario IV, La
relación de objeto (1956-1957), en el que rompe con las ideas dominantes de la
época. Por un lado, le da un lugar central al concepto de falta (carencia) en
la subjetividad, y define y articula los conceptos de privación y castración. Por
otro lado, retoma cuestiones clínicas de gran valor para la práctica con niños,
tales como la fobia (el caso del "pequeño Hans" o Juanito), la perversión y la
anorexia.
No nos detenemos más en este punto, porque desarrollar todo lo que implica Lectura complementaria
esta concepción, tanto en un ámbito teórico como clínico, sería muy extenso.
Podéis ver también la obra
Sin embargo, encontraréis una aclaración de lo que hemos enunciado en el de J. Lacan (1969). Nota so-
siguiente apartado 2.3, en concreto en las respuestas del niño al Otro parental. bre el niño. En El Analiticón
(núm. 3, 1987). Barcelona:
Correo/Paradiso.
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Ya hace prácticamente un siglo que Freud postuló que los niños elaboran teo-
rías sexuales infantiles "como resultado de una necesidad de constitución psi-
cosexual" (Las teorías sexuales infantiles, 1973. Madrid: Biblioteca Nueva), es
decir, de la constitución de su propia subjetividad. Para empezar, podemos
preguntarnos: ¿de dónde extrae Freud esta conclusión?
En primer lugar, conviene precisar que si bien Freud era pediatra y trabajó du-
rante más de diez años en un ambulatorio dedicado a las enfermedades gene-
rales de la infancia, con una larga práctica en patología infantil, sus afirmacio-
nes no son producto –sólo– de materiales extraídos de la observación clínica
de las manifestaciones y actividades infantiles. Para el autor, la vía de la obser-
vación directa, que en su época ya tenía sus adeptos, conducía a un impasse.
En el prefacio que redactó en 1920 para la cuarta edición de Tres ensayos para
una teoría sexual, dice:
"Si los hombres supiesen extraer la lección de la observación directa de los niños, no
hubiese sido útil escribir los Tres ensayos." No pueden hacerlo a causa de la "singular
amnesia que disimula a la mayoría de los hombres (no a todos) los seis u ocho primeros
años de su infancia."
Otra consideración previa para poder ubicar mejor lo que decimos cuando
hablamos de teorías sexuales infantiles: la amplia divulgación del psicoanálisis
en la cultura atribuye a Freud el descubrimiento del inconsciente y la creación
del método psicoanalítico. Se trata de dos afirmaciones que requieren de una
ordenación. Freud, al instaurar el método analítico, instituyó�dos�tesis que se
implican entre sí y que nos permitirán entender mejor el contexto en el que
se sitúan o se formulan las teorías sexuales infantiles.
b) La segunda estableció una relación del saber con la sexualidad (teorías se-
xuales infantiles).
Primera tesis
Como ya sabéis, en 1905 Freud postuló su tesis sobre la sexualidad infantil, la Lectura recomendada
cual en aquel momento causó un gran escándalo –quizá, entre otras razones,
Podéis consultar el libro Emi-
porque su teorización chocaba con la idea y el ideal de la inocencia infantil. lio o de la educación de J. J.
¿Qué es lo que dijo que causó tanto escándalo? Que la sexualidad no empieza Rousseau. Os permitirá situar
mejor toda la influencia que
en la pubertad con la maduración biológica, sino en la infancia. De esta forma tuvieron las ideas del autor
durante muchos años y la
derrocó una vieja idea de Rousseau sobre la asexualidad infantil.
ruptura que supuso la tesis
freudiana.
Por otro lado, dijo que la sexualidad no va unidad a la genitalidad y la pro-
creación, sino que entra en juego mucho antes (fase o estadio oral, anal, etc.).
De aquí su formulación del niño como un perverso polimorfo, de la que hemos
hablado en el apartado 1.2.2.
• y por otro lado, la sexualidad deja de ser la causante de los síntomas –al
principio, así lo pensó en el caso de las histéricas y sus recuerdos traumá-
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También había un saber oficial de la ciencia de la época –finales del siglo XIX, Ved también
principios del XX– influenciado por la tradición judía cristiana que consideraba
Sobre la pulsión podéis ver el
la sexualidad como la parte animal del hombre. Partiendo del modelo animal, apartado 2, "La pulsión", del
la sexualidad era pensada como un instinto (una respuesta prefijada), es decir, módulo "Introducción a la teo-
ría psicoanalítica".
algo heredado, adaptado a la totalidad de los individuos de una especie y que
empezaba a actuar después de cierta maduración de los órganos sexuales en
la pubertad. Freud cierra este esquema ubicando la respuesta sexual de cada
individuo como el producto de una historia individual, como el resultado de
nuestro proceso de constitución subjetiva (se distingue de los sexólogos por
no retomar la idea de un instinto sexual y proponer el término pulsión).
Ejemplo
En los animales, una sola señal como un olor (mamíferos), un color (sepia) o un estí-
mulo eléctrico (luciérnaga) desencadena el ciclo instintivo reproductivo. En el hombre
hay muchos y varios estímulos que lo hacen: un recuerdo, una caricia, la curva de una
espalda, etc. En cualquier caso, se trata de múltiples estímulos que excitan y que son
diferentes para cada persona, ya que están vinculados a las vicisitudes y avatares propios
de la constitución subjetiva de cada uno (la historia del sujeto con los objetos: comer,
caca, mirada, voz, tal y como decíamos antes).
El impulso sexual animal es, por tanto, biológico e innato, mientras que
la sexualidad humana se construye según la historia particular de cada
uno. Por lo tanto, por un lado estaría la función denominada natural de
la reproducción para las diferentes especies y, por otro lado, encontraría-
mos la sexualidad del hombre, del ser hablante. Actualmente, es bastante
conocida la tesis de Lacan de que el lenguaje tiene efectos sobre el ser
viviente y la sexualidad está perturbada por el hecho de que los hom-
bres somos seres hablantes.
Con este rápido recorrido queríamos contextualizar el tema que nos ocupa:
hablar de teorías sexuales infantiles implica partir de una tesis previa, la exis-
tencia de la sexualidad en el niño. Ahora podemos preguntarnos lo siguiente:
¿qué quiere decir lo de teorías sexuales infantiles? ¿Cuáles son? ¿Aún se man-
tienen hoy día o su formulación ha variado?
© FUOC • PID_00154465 19 Intervenciones psicoanalíticas en la infancia
Pensemos en algunos casos clínicos en los que la consulta tiene lugar por una inhibi-
ción intelectual o por dificultades importantes en el aprendizaje que llevan al niño al
denominado fracaso escolar. En estos casos habrá que valorar, en primer lugar, si estas
dificultades se articulan con la problemática consciente del sujeto, lo cual nos permitirá
decir si se trata o no de un síntoma. Podéis ver también el caso clínico que expondremos
más adelante, ya que engloba todo lo que podemos denominar temas afectivos y lo que
dirige sus afectos.
Freud observa que, simultáneamente a la actividad sexual infantil más eviden- Ejemplo
te, aparece en el niño un deseo de saber (de los tres a los cinco años). El hecho
Un ejemplo de un suceso vin-
es que desde que habla aparece una curiosidad, y el niño formula preguntas culado a la vida del niño pue-
fundamentales que le permiten construir su identidad y elaborar su visión del de ser el sentimiento de hosti-
lidad y celos por el nacimien-
mundo. Esta curiosidad, este deseo de saber, no es un impulso natural, espon- to de un hermano o hermana,
preocupación por el hecho de
táneo, sino que va vinculado a sucesos de su vida que le provocan sentimien- perder el lugar que tenía hasta
ahora.
tos o preocupaciones.
Estas teorías o respuestas de los niños son erróneas, son fracasos –no
es lo que pasa realmente–, pero les son inspiradas por el estado de su
propia sexualidad en este momento, es decir, del placer que ya conoce
(oral, anal), y justamente por esto contienen alguna parte de verdad,
de la misma forma que los mitos para el adulto. Dicho de otro modo,
se derivan de los componentes de la pulsión sexual, de la relación del
niño, la madre y los objetos de la pulsión que entran en juego (objetos:
oral, anal, mirada, voz).
Conviene decir también que los niños no sólo se interrogan, sino que también
preguntan al Otro, piden respuestas a sus ascendentes o cuidadores, que re-
presentan para ellos fuentes de conocimiento, pero este camino falla: las per-
sonas adultas tienen diferentes posturas; algunos eluden las repuestas, otros
les reprochan la curiosidad, antes se respondía con fábulas −las cigüeñas, Pa-
rís−, ahora se dice que es "fruto del amor de los padres" o que es "el producto
del óvulo y del espermatozoide", etc. De cualquier modo, sea cual fuere la res-
puesta, lo que se transmite a los niños está marcado por una falta cuando se
trata de dar explicaciones sobre la vida, la muerte y el sexo, y lo importante
es que para el niño se pondrá de manifiesto que el Otro, del que creía que lo
sabía todo, no lo sabe, y que hay un límite en su saber.
Por lo tanto, si no hay un saber absoluto, si hay una carencia en este saber,
será necesario que prosiga con su investigación en solitario.
Las teorías sexuales infantiles vienen a llenar este vacío, esta no respues-
ta o carencia no son más que "pequeñas novelas" o ficciones que inten-
tan dar cuenta de lo que ocurre con la existencia, la vida y el sexo. En
consecuencia, el niño inventa lo que no sabe y lo que no se le dice.
Ejemplo
Fijémonos en un pequeño ejemplo, de una niña de tres años y medio que pregunta a
su padre:
Ejemplo
Por ejemplo, una niña de cuatro años le dice a su madre que debe comer mucho para tener
un bebé, que después le saldrá cuando haga caca. Cada vez que hace caca se obsesiona
en buscar a este bebé que dice tener en la barriga. Vemos, pues, que se pone en juego
aquí el placer o la satisfacción pulsional que el niño conoce o ya ha experimentado en
este momento.
Ejemplo
Por ejemplo, el niño que cuando entra en la consulta se fija en primer lugar en dos figuras
de barro que representan a un hombre y una mujer desnudos. Los mira y dice: "¿Quiénes
son? ¡Ah, Sí! Éste es un hombre, mire el pirulo, y esta pobre que no tiene es una mujer
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como mi madre". Después los toma y simula un juego que representa su fantasía sobre el
coito de los padres, diciendo: "Ahora se pondrán sal para después devorarse. ¡Mire! Éste
acaba con ésta, no ha quedado nada, se la ha comido toda". En este caso, se trata de que el
niño concibe el coito como un acto violento de devoración, uno es devorado por el otro.
Estas teorías pueden ser corroboradas no sólo mediante la práctica clínica, sino
también, con frecuencia, en la vida cotidiana.
Es importante destacar que a pesar de que a los niños, sobre todo hoy día, se
les proporciona o tienen las informaciones sobre la diferencia de los sexos, el
origen de la vida, etc., mantienen sus teorías, sus creencias infantiles, ya que
para ellos tienen el valor de una certeza y es este valor el que impide que cedan
frente a la información de los adultos. ¿Por qué mantener esta certeza?
Porque, tal y como hemos mencionado antes, quieren mantener la ilusión de Lectura recomendada
que todos tenemos el mismo sexo, de que no existe el Otro sexo. Dicho de otra
Para ilustrar más esta temáti-
forma, en el transcurso de esta búsqueda investigadora llega a descubrir que ca, y en especial el tema de
el pene no es patrimonio común a todas las personas y entonces parece que la completitud y el deseo, a
veces difícil de comprender y
intenta luchar por desconocer esta falta en el Otro y en sí mismo, ya que lo de explicar, recordad o releed
el discurso de Aristófanes so-
divide, hace de él un ser incompleto. Es lo que en términos psicoanalíticos se
bre el origen de la naturale-
denomina la negación de la castración. Por todo esto podemos decir que estas za humana y, en concreto,
el mito del origen de los se-
elaboraciones o teorías son soluciones provisionales para evitar enfrentarse xos, en el diálogo de Platón
con una verdad: que el ser humano no es completo y, por lo tanto, que le falta El banquete o del amor.
algo –no olvidemos, sin embargo, que gracias a esta falta se puede desear. Más
adelante caerá esta ilusión y el niño podrá afrontar un saber sobre la castración,
sobre su propia división (periodo de latencia).
Y ya para concluir este punto, destacaremos que antes hemos dicho que los
adultos también inventan mitos para intentar elaborar los mismos enigmas
que el niño se planteará y responder a los mismos mitos que son resultado
de cuestiones que no tienen respuesta. El� mito se presenta como un relato
atemporal, mezcla de realidad y de ficción, que suele expresar la relación del
hombre con la vida y la muerte, la existencia y la no existencia, especialmente
el nacimiento –ya se trate de los orígenes de una comunidad, del fuego, de la
agricultura, etc.–, el origen del hombre –la creación. Suelen ser temas vincula-
dos con la existencia del ser humano y con el hecho de su sujeción a un sexo
determinado, su sexo natural.
Por lo tanto, podemos plantear una relación de contigüidad entre los mitos y
la creación mítica infantil. La diferencia es que Freud se ocupó de investigar las
consecuencias de estos mitos o teorías infantiles en el psiquismo individual,
y señaló algunas. El autor dice:
S. Freud (1973). Obras completas. Las teorías sexuales infantiles. Madrid: Biblioteca Nueva.
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Vemos que Freud destaca varias cuestiones que hay que considerar.
• Señala una posición del sujeto niño en relación con los demás, una posi-
ción solitaria: es necesario que el niño haga su propio proceso de elabora-
ción subjetiva.
• Indica una posición del sujeto frente al mundo, una orientación autónoma
y, por lo tanto, de separación.
• Muestra una posición frente al saber total o completo que les suponía a
las personas que tenían su plena confianza.
Lo que se espera que le sucede a un niño actualmente, lo que debe hacer du-
rante este periodo de su vida, el lugar que ocupa en la vida de sus padres y la
misma duración de la infancia ha variado a lo largo del tiempo. Si por ejemplo
nos remontamos a la antigua Grecia, podemos reconocer el lugar que ocupa-
ban los niños por cómo éstos eran nombrados, les denominaban país, lo que
significa pequeño o insignificante, término también empleado para designar a
los esclavos. Éstos eran considerados carentes de razón y de ahí la importancia
que se adjudicaba a la educación y especialmente a la necesidad de dominar
sus impulsos. En ello, por ejemplo, Protágoras señalaba la importancia de la
disciplina aún más que la formación académica para el correcto desarrollo de
los infantes.
© FUOC • PID_00154465 24 Intervenciones psicoanalíticas en la infancia
A partir de la Edad Media las pestes, las enfermedades y la pobreza que sufrían
los pueblos de Europa fueron motivo de un elevado índice de mortalidad in-
fantil y con ello la representación de ésta como una carga para la familia. Uno
de los cuentos infantiles clásicos como es la historia de Hansel y Gretel, que en
realidad conocemos a través de una versión adaptada de los hermanos Grimm,
nos remite a la realidad del abandono que estaba presente en la Europa medie-
val, donde el abandono de los hijos al igual que el infanticidio no eran ajenos
a la época de la peste negra.
Entre los siglos XVIII y XIX, el lugar de la infancia se encuentra entre dos con-
cepciones inconciliables, por una parte se crea sobre ella la idea de la fragilidad
y la inocencia, que requiere de cuidados y de una atención especial y, por la
otra, la inclusión de los niños como mano de obra en las industrias y el trabajo
rural. Esta diferencia se reconoce en la educación y sus concepciones, dirigidas
con fines utilitarios. Así, los niños de las clases altas se encuentran favorecidos
por abordajes educativos que estimulan el juego y las capacidades naturales;
por otro lado, para las clases carentes de recursos se implementa y se favorece
su asistencia a escuelas taller, donde se les enseña un oficio para su pronta in-
corporación en las industrias. En este sentido, podemos reconocer que, en la
actualidad, el trabajo infantil ha sido y es un tema de gran preocupación y que
existen grandes esfuerzos por parte de diferentes organizaciones y gobiernos Leonardo da Vinci. La Virgen de las Rocas
(1483-1486). Óleo sobre tabla pasada a lienzo,
para evitarlo. Sin embargo, también es cierto que las situaciones por las que 199x122 cm. Museo del Louvre, París, Francia.
Reflexión
Sin pretender favorecer una crítica cinematográfica, sería interesante preguntarnos por
qué películas como Slumdog Millionaire, de Danny Boyle, ha conmovido tanto y ha ga-
nado un Oscar a la mejor película. ¿Es quizás el dolor de aquellos niños, su abandono,
mutilaciones y humillaciones lo que ha impactado? ¿O quizás la posibilidad del sueño
americano, tan cuestionado, que se sostiene en el lema de "querer es poder" y lo vemos
reflejado en el personaje central del film que, por su constancia y perseverancia en hacer
lo correcto, logra su sueño? ¿Cuál es la realidad social que queremos ver?
© FUOC • PID_00154465 25 Intervenciones psicoanalíticas en la infancia
Muchas veces, los padres consultan, acosados y angustiados, por la constante insatisfac-
ción que manifiestan sus hijos por lo que tienen y la "necesidad" de obtener siempre
algo nuevo. Por otro lado, también se nos presenta la otra cara de la misma moneda, el
fenómeno contrario. Algunos niños se "enganchan" a algunos objetos y el fantasma de la
adicción hace aparición entre los padres y los educadores. Cuando se interesan por algo
lo hacen también de forma compulsiva y exclusiva, de modo que sus intereses se reducen
de forma alarmante. En estos casos, los adultos no saben cómo ampliar los intereses del
niño. Debemos tener en cuenta que la relación de los niños con la petición de objetos
a sus padres se debe enmarcar en la relación dialéctica del deseo y del amor hacia ellos.
Cuando un niño pide, no sólo pide un objeto en concreto. En esta petición se vehicula
también una petición de amor y un modo de suponer cómo se materializa el amor y lo
que sus padres quieren de él. Por este motivo, los padres se sienten cuestionados por las
cosas que sus hijos les piden. Podemos decir que la petición de objetos de consumo por
parte de los niños es una versión contemporánea de la demanda de amor.
Esta rápida panorámica nos ha servido para poder vislumbrar las líneas bási-
cas de la época actual, que nos servirán para entender lo que expondremos
más adelante en el módulo sobre las formas que tienen los síntomas que los
niños presentan en la actualidad y por los que sus padres o diferentes profe-
sionales consultan. Estas manifestaciones sintomáticas se deben entender en
el contexto de la subjetividad contemporánea y debemos poder discernir en
© FUOC • PID_00154465 26 Intervenciones psicoanalíticas en la infancia
cada caso qué pide cada uno de los implicados en la consulta, de quién es el
síntoma por el que se consulta y cuál es el sufrimiento que está en juego. El
niño construye su subjetividad con los otros que le rodean, con los ideales y
aspiraciones de la época. Sin embargo, esto no lo explica todo. El sufrimiento
de un niño, y en especial sus síntomas, sólo puede entenderse como respuesta
de cada niño en particular a lo que la época y los otros le proponen. Cada
niño debe construir un modo particular, que sólo le sirve a él, para saber qué
hacer con el otro con el que le ha tocado vivir. Los síntomas que suponen un
sufrimiento son los modos no exitosos de esta respuesta.
© FUOC • PID_00154465 27 Intervenciones psicoanalíticas en la infancia
2.1. Generalidades
este punto, crucial para poder entender la problemática del caso de psicosis que expon-
dremos al final del módulo.
Pues bien, en el caso de los niños se trata de lo mismo. Los niños también son
responsables de la respuesta que dan al Otro que les ha tocado en suerte y de
los efectos que esta respuesta ha producido sobre sí mismos y sobre los demás.
Este punto es especialmente importante en los casos en los que la causa del su-
frimiento psíquico de un niño está muy claramente vinculada a un encuentro
que podríamos denominar como traumático, como en los casos de abusos a
menores, por ejemplo. Más adelante ampliaremos con un ejemplo cómo con-
viene situarse en estos casos.
sión de la ley. Por este motivo, siempre que orientemos un tratamiento hacia
culpabilizar a un sujeto sobre la situación en la que se encuentra, nos encon-
traremos con una respuesta del sujeto desde esta culpa fundamental sobre la
cual, al ser estructural, no podremos operar más que dejando al sujeto sin sa-
lida posible, y haciéndole cargar con la culpa de ser deseante en lugar de que
se haga responsable de los efectos que su deseo produce.
Caso clínico
Se trata de una niña de once años, es decir, al final de su infancia y justo al inicio de su
pubertad, y de un tratamiento corto, de tres meses de duración, en un centro público de
salud mental. El caso nos servirá para poder ejemplificar lo dicho hasta ahora sobre la
responsabilidad del sujeto acerca de sus elecciones y de los efectos que las mismas han
producido, incluso en los casos en los que la causa se puede otorgar a unos acontecimien-
tos "traumáticos". Veremos también la importancia de que el clínico sepa situarse frente
al caso sin culpabilizar ni exculpar al paciente.
El antecedente del caso, que parecía que lo iba a explicar todo, aunque la madre no sabía
muy bien por qué producía precisamente estos efectos en su hija y después de tantos
años, era el siguiente: a los siete años, Mónica había sufrido abusos sexuales por parte
de su tío (cuñado de la madre). Mónica se lo relató llorando a la madre, un día que ésta
la interrogó sobre lo que hacía en los largos paseos con el perro que daban ella y su tío.
Por aquel entonces, y ante la negativa del cuñado, que lo atribuía todo a fantasías de
la niña, y la petición de la familia de no darle más importancia al asunto por el bien
del matrimonio de la hermana, la madre distanció la relación con su propia familia, y
la redujo solamente a las comidas de los acontecimientos familiares. Desde entonces, a
los siete años, Mónica pasó, según contó la madre, dos o tres temporadas con pesadillas
que remitieron sin más complicación. Siempre había sido una niña alegre, con muchos
amigos y sin ningún problema en la escuela.
En las primeras entrevistas, Mónica relata estos episodios de llanto diciendo que no sabe
por qué le pasan, y que se siente triste y quizá inferior (su madre le comenta que no tiene
© FUOC • PID_00154465 30 Intervenciones psicoanalíticas en la infancia
por qué sentirse inferior a las demás niñas). Añade que su padre tiene miedo de las malas
compañías, y de que si va con chicos mayores pueda "aprender cosas de novios", pero
que se lleva muy bien con él cuando va a visitarlo.
Mónica cree que ha de volver a hablar de lo que pasó con su tío, pues desde este primer
relato a los siete años no ha vuelto a hablar de esto a su madre. Su padre dice que si
lo hace en el tratamiento, desaparecerá lo que le pasa. Añade que a veces piensa que,
puesto que a su tío no le pasó nada, puede volver a hacérselo a alguna otra niña, y esto
le preocupa y a veces no la deja dormir bien.
Cuenta entonces un primer sueño: ella y su madre hablan con su tío como si no hubiera
pasado nada. Comenta que esto es imposible, que nada podrá borrar lo que pasó. Ella y
su madre no hablan del asunto para olvidarlo y, sobre todo, lo imposible es que puedan
perdonar a su tío. Considera un error que su madre no lo denunciara, porque así es como
se corre el peligro de que pueda repetirse con alguna otra niña.
Sin embargo, Mónica, a pesar de hablar de todo esto, estaba cada vez peor, cada vez más
triste, no quería ir al colegio y evitaba a sus amigas para que no le preguntaran qué le
pasaba. En este momento, las entrevistas con la madre por un lado y con la tutora del
colegio por el otro fueron imprescindibles para que la angustia de éstas no se sumara a la
de Mónica. Así podrían entender qué era lo que le estaba sucediendo y podrían darle un
tiempo para que prosiguiera el tratamiento sin que la presión de ir al colegio la angustiara
más.
A las pocas entrevistas se produjo en el tratamiento lo que funcionó como una verdadera
palanca que le permitiría salir del callejón sin salida en el que se encontraba. Se trataba
de un momento de rectificación subjetiva que le permitió interrogarse sobre su propio
goce, es decir, sobre su implicación en los encuentros con el tío. Fue un momento difícil
en el manejo del tratamiento, porque debía encontrarse el punto exacto para no hacer
ninguna de las dos cosas siguientes: ni disculpar al sujeto (los acontecimientos llevaban
a una fácil identificación con la víctima, y desde el punto de vista jurídico y social lo era
sin ninguna duda, pero como ya hemos dicho este registro no sirve en el tratamiento),
ni culpabilizarlo, es decir, encarnar el superyó que el afecto de culpa que aparecía en
Mónica muy fácilmente podría haber producido. Un día Mónica dice que lo más horrible
es que ella no se hubiera negado a las repetidas proposiciones del tío cuando ya sabía
lo que ocurriría. Comenta que es esto lo que la hace sentirse distinta a las otras niñas y
entristecerse cuando está sola.
Su tristeza y el hecho de sentirse distinta se referían sobre todo a una amiga que ella
consideraba en el lugar de la "niña ideal", el espejo donde ella se miraba. Esta niña era
bonita, lista, divertida, rica y, sobre todo, muy buena persona. Durante una serie de se-
siones Mónica osciló entre la culpa por no haberse negado a los encuentros con el tío y
el relato de las tardes jugando con esta niña sin poder explicarle el motivo de su tristeza.
Mónica se preguntaba por qué no le podía explicar lo sucedido a su amiga.
Ahí apareció otro sueño que sería la "solución", que esta joven paciente construye y que
tendría efectos terapéuticos duraderos por lo que, tras un periodo de visitas de control,
fue dada de alta. El sueño es el siguiente: Mónica le explica la historia de lo sucedido con
el tío a su amiga. Entonces el tío le vuelve a proponer un encuentro. Ella acude a la cita
acompañada de la amiga. Cuando llegan y su tío empieza a hacerle proposiciones, ella se
niega y su tío se gira hacia la amiga. Mónica le recuerda a la amiga el peligro en el que se
encuentra, pero la amiga parece no hacerle caso. Después Mónica se va y deja a la amiga
con el tío. De camino a su casa, se encuentra con una prima de la amiga, le explica lo
sucedido y le pide que vaya a salvarla. La prima acude corriendo, muy interesada. Hasta
aquí el sueño.
Podríamos entender este sueño, desde un primer plano de interpretación, como una rea-
lización de todos los deseos que Mónica no pudo realizar despierta y a la que ella mis-
ma atribuía la solución de sus problemas. De todos modos, si fuera así, si contárselo a
la amiga, ser capaz de negarse a las proposiciones del tío y salvarla fueran la solución a
sus problemas, podríamos decir que su caso no tendría solución. Unas cosas no se han
producido y ya no serán posibles (decirle que no al tío) y otras "sólo se han producido en
sueños": prevenir y salvar a la amiga de un peligro que ésta desconoce completamente.
© FUOC • PID_00154465 31 Intervenciones psicoanalíticas en la infancia
¿Qué hipótesis podemos formular para poder entender el efecto terapéutico de este sue-
ño? Para empezar, vemos que Mónica no se ha podido ahorrar la pregunta sobre su im-
plicación en los abusos sexuales, y que su responsabilidad es la de entender y solucionar
los efectos que esto produjo en ella. Por supuesto que fue victima del tío, pero la pregunta
sobre el consentimiento no puede simplemente ser contestada por el hecho de que era
menor y no lo sabía. Indiscutiblemente, el tío es culpable ante la ley por haber abusado
de una menor, y la ley no actuó en este caso, por lo que esta culpa quedó sin respuesta, lo
cual no es lo deseable cuando sucede algo así. Sin embargo, lo que tratamos de resaltar es
que incluso si el tío hubiera pagado su culpa ante la ley el problema de esta niña hubiese
quedado subjetivamente sin resolver. Lo importante es que Mónica sólo encuentra una
respuesta, construida por su inconsciente en forma de sueño, cuando bajo transferencia
–es decir, ante otro en una posición distinta a las personas que se había encontrado hasta
el momento– le es posible preguntarse sobre qué hizo ella en este encuentro. Dejaremos
el análisis acerca de la operación sobre la relación con el deseo y el goce que se produce en
este sueño y que le permite al sujeto salir del impasse a modo histérico –dada su estructura
clínica–, ya que excedería a lo que pretendíamos mostrar con este caso.
Sólo añadiremos que esta solución es con toda seguridad provisional, puesto que fue
planteada según los términos de la sexualidad infantil, algo que el paso por la adolescen-
cia deberá volver a poner a prueba con la emergencia de la posibilidad del encuentro
real con el otro sexo. No podemos olvidar que este sueño más bien aleja a las niñas del
encuentro sexual, pero no se puede curar o tratar lo que aún no se ha producido.
De lo dicho anteriormente, es posible deducir que no podemos hablar de es- Ved también
tructuras clínicas en la infancia distintas de las de la edad adulta. Si una estruc-
Sobre la posición del analista,
tura clínica se refiere a la posición de un sujeto respecto del lenguaje y del goce podéis consultar el apartado
del cuerpo, esta posición se decide bajo el modo de lo que ya Freud denominó "La ética del psicoanalista" del
módulo "La ética en psicoaná-
la insondable decisión del ser. Decisión que se produce en los primeros tiempos lisis".
Sin embargo, esto no ha sido clarificado así hasta Lacan. Como habéis visto
en el apartado anterior, las dos escuelas analíticas de gran importancia para el
psicoanálisis con niños, Melanie Klein y Anna Freud, pensaban en una clínica
específica de la infancia como tiempo –en el sentido cronológico– de desarro-
llo hasta llegar a la constitución de una psique y de una sexualidad adultas.
Gran parte del psicoanálisis, hasta la vuelta a Freud de Jacques Lacan, se vio
contaminado de esta idea.
Otra de las características fundamentales del paso de una etapa libidinal a otra
es que esto no ocurre sin que se deje un resto de la etapa anterior. Podríamos
decir que cada etapa equivale a la solución del problema de la sexualidad y del
deseo (por este motivo, a cada etapa le corresponde una teoría sexual infantil),
y que sólo es abandonada cuando no sirve más, es decir, cuando el problema
se plantea en unos nuevos términos para los cuales la solución anterior no
sirve. Sin embargo, puesto que la solución de la etapa anterior fue satisfactoria
tanto desde el punto de vista libidinal como de saber, sólo es abandonada par-
cialmente y deja, según dice Freud, una parte de ligazón con el objeto de esta
etapa. En la terminología del psicoanálisis de orientación lacaniana, diremos
que siempre hay un resto del goce que permanece de una etapa a otra. Vemos,
pues, que no sólo no se trata de un desarrollo lineal en el sentido de un pro-
greso hacia un final ya establecido que supondría la idea de la superación de
las etapas anteriores, sino que no hay superación posible: la etapa posterior
no supone un avance, sino una nueva solución, y arrastra algo de la solución
anterior. La sexualidad no es más madura y genital, sino que tras la pubertad
se incluye en el problema que hay que resolver un goce del cuerpo con unas
posibilidades de satisfacción que le estaban vetadas al sujeto hasta entonces.
De esta manera, cuando hablamos de las tres grandes estructuras clínicas, neu- Lectura recomendada
rosis,�psicosis y perversión, no tenemos en cuenta el factor temporal como
Sobre el estructuralismo, re-
desarrollo, sino que se trata más bien de una estructura diacrónica, estable en presentado por ejemplo por
el tiempo. ¿Cómo podemos sostener esto en la clínica de la infancia, ya que no Claude Levy-Strauss, antro-
pólogo francés, convendría
cabe ninguna duda de que un niño de tres años no es igual que un adolescente que pudierais repasar algunos
de sus textos básicos para po-
de catorce, y éste que un adulto de cuarenta? Debemos decir que desde una
der seguir con mayor facili-
cierta perspectiva despreciamos esta diferencia temporal de las edades del in- dad las explicaciones.
dividuo. No la tenemos en cuenta en la perspectiva del sujeto en tanto que su-
jeto del inconsciente, como hemos hablado antes. Y por otro lado, la tenemos
en cuenta en lo que respecta a su incidencia en el desarrollo, no del individuo
© FUOC • PID_00154465 33 Intervenciones psicoanalíticas en la infancia
¿Qué quiere decir el desarrollo de la estructura clínica? Como sabéis, una es-
tructura implica la combinatoria de una serie de elementos según unas leyes
determinadas. Los elementos son los que deben poder ponerse en relación pa-
ra formar la estructura, y las leyes son las que determinan el tipo de estructura.
De esta manera, tanto los elementos como las leyes determinan las combina-
ciones posibles de los elementos, de modo que otras son imposibles. Así pues,
una estructura es sincrónica, pero implica también transformaciones según las
leyes de la propia estructura. El paso de estas transformaciones por las distintas
combinaciones posibles y el ensayo de las combinaciones imposibles es lo que
podemos denominar desarrollo de la estructura. Como veis, no tiene nada que
ver con el desarrollo entendido como psicogénesis, ni supone ningún tipo de
maduración o superación de etapas anteriores.
En la clínica, y en especial en la clínica con niños, resulta de especial impor- Lectura recomendada
tancia tener en cuenta este punto, ya que hay combinaciones más exitosas
Resulta especialmente intere-
que otras. A esto apuntamos en las distintas transformaciones de una neuro- sante, para ver este proceso
sis, por ejemplo en el proceso terapéutico (podéis ver más adelante el caso de de transformación de las dis-
tintas relaciones de los ele-
neurosis obsesiva). mentos de la estructura en
una neurosis infantil, la lec-
tura que hace Lacan en El se-
De este modo, se puede entender por qué si tienen las mismas estructuras clí- minario IV, Las relaciones de
objeto, del caso de fobia in-
nicas que en la edad adulta, las formas clínicas, su manifestación y las moda- fantil de Juanito, de Freud.
lidades sintomáticas pueden ser distintas.
Ved también
2.2.2. Autismo y psicosis en la infancia
El amplio campo de las psicosis
en la infancia nos obliga, da-
La variedad de manifestaciones clínicas, la dificultad en el diagnóstico, las va- da su extensión, a apuntar sólo
riaciones en las distintas edades y la dificultad en el tratamiento han sido al- algunas cuestiones y a remiti-
ros a la bibliografía por si que-
gunas de las muchas razones por las cuales el campo de las psicosis en la in- réis ampliar el tema para cur-
sos posteriores. El caso de psi-
fancia ha despertado gran interés en los psicoanalistas de niños de las grandes cosis que se expone al final del
escuelas como Melanie Klein y Anna Freud. Estos autores han dado a la psico- módulo os podrá ayudar a en-
tender cuál es la propuesta te-
sis en la infancia hipótesis causales diferenciadas de las de los adultos. rapéutica del psicoanálisis, te-
niendo siempre en cuenta la
particularidad de cada caso.
En la clínica estructural propuesta por Jacques Lacan no existe diferencia en la
causa de la psicosis del niño y en la del adulto. Se trata de la misma estructura
con manifestaciones sintomáticas distintas, sin olvidar las dificultades diag-
nósticas en la infancia. De este modo, en la infancia encontramos con mayor
frecuencia síntomas que corresponden a los fenómenos primarios de la psico-
sis, mucho más variados que las elaboraciones secundarias de la misma, como
por ejemplo las elaboraciones delirantes. Muchas veces, además, el tratamien-
to consiste precisamente en el acompañamiento del paciente a la elaboración
de una construcción que, aunque delirante, permita una estabilización y apa-
© FUOC • PID_00154465 34 Intervenciones psicoanalíticas en la infancia
Por otra parte, la cercana presencia subjetiva de los padres en las edades más
tempranas debe ser evaluada con precisión en cada caso. De este modo, será
posible determinar en qué aspectos la distancia que se producirá a medida que
el niño vaya creciendo favorecerá la estabilización de la psicosis y el apacigua-
miento del cuadro de síntomas psicóticos, o producirá el peligro de un desen-
cadenamiento o una desestabilización mayor.
El Otro familiar siempre está implicado en el síntoma del hijo. Esta premisa,
sin embargo, no reduce el problema a una simple cuestión educativa o a una
transmisión determinista de padres a hijos.
a) Por un lado, el nivel de las necesidades que implica la respuesta por parte
de los padres como cuidadores, función imprescindible para el sostén de la
vida del hijo.
Son bien conocidas las nefastas consecuencias que se producen cuando el úni-
co registro de relación con el hijo es el de los cuidados, sin que algún deseo
particular impregne los cuidados, incluso los más básicos que se dispensan a
un niño. El síndrome del hospitalismo es el caso más extremo al que se puede
llegar en los cuidados anónimos, y sabemos que puede llevar hasta la muerte.
Cuando un hombre y una mujer tienen un hijo, cambia su relación con res-
pecto al otro miembro de la pareja como representante del otro sexo (lo mis-
mo que sucede en las nuevas formas de paternidad y maternidad actuales) y
consigo mismos: son, además de esposo, amante, compañero o hijo, madre
o padre. Conocemos las dificultades que esto comporta para cada uno y las
reacomodaciones libidinales que supone, con la consecuente reubicación del
deseo en la pareja parental.
Lectura recomendada
Podéis leer las dos páginas del texto de Jacques Lacan "Nota sobre el niño", enviado a la
psicoanalista Jenny Aubry en 1969 y publicado en castellano en el número 3 de la revista
El Analiticón. En estas páginas podréis encontrar los distintos modos posibles en los que
el niño puede situarse en relación con el deseo de los padres y, en especial, de la madre
como Otro primordial del sujeto. Estas observaciones son de gran utilidad para orientarse
en la clínica con niños y especialmente para entender en cada caso cuál es la implicación
© FUOC • PID_00154465 37 Intervenciones psicoanalíticas en la infancia
Posteriormente, Lacan articulará junto a las modalidades propuestas en este breve texto
las características del deseo del padre que debe operar. Esto se explica brevemente en el
módulo de adultos.
Hay otra respuesta posible del niño al Otro parental. El síntoma puede ser la
respuesta de forma directa a la angustia de la madre, sin la posible mediación
del tercero en juego que es el padre. No porque el padre no esté, sino porque
no cumple suficientemente, de modo satisfactorio para la madre y el hijo,
esta función de tercero al que la estructura lo convoca. En este caso, diremos
que el niño interpreta la angustia de la madre; es decir, le da un sentido, una
consistencia y la presenta como problema en su propio síntoma, de modo que
la madre esconde la causa de su propia angustia en la angustia que le provoca
el hijo y su síntoma. En estos dos casos, nos encontramos en el campo de las
neurosis.
Caso clínico
Juan, de cuatro años, presenta un trastorno del sueño crónico y grave que ha llevado a él
y a su madre a múltiples tratamientos psicológicos y medicamentosos. Toda la vida de la
familia gira en torno a este insomnio, de modo que la madre tiene la vida condicionada
por su hijo e intenta seguir todos los consejos que los distintos terapeutas y psiquiatras
le han dado para intentar paliar el problema y que Juan duerma. Esto supone problemas
importantes a la madre, ya que necesita descansar largos periodos a causa de una enfer-
medad crónica desencadenada durante la gestación de Juan. La enfermedad de la madre,
junto con el embarazo de riesgo y la infección neonatal que sufrió Juan, hacen que la an-
gustia de ésta sea evidente, y el temor de que su hijo muera la hace estar alerta de manera
permanente. En este caso se ve muy claro que el síntoma de Juan es una respuesta directa
a la angustia de la madre, y le permite a ésta desconocer el motivo de su propia angustia,
recubierta por la angustia que le provoca el insomnio de Juan. Las circunstancias de la
resolución del problema por el tratamiento psicoanalítico, es decir, bajo transferencia,
corroboraron esta hipótesis causal del síntoma.
Por último, Lacan articula cuál es el lugar que ocupa el niño respecto a su ma-
dre en el caso de las psicosis. El niño, en este caso, "es interesado directamente
como correlativo de un fantasma de la madre", y no de la articulación entre el
deseo en juego en la pareja de los padres. Si el niño se convierte en el "objeto"
de la madre, no le queda, dice Lacan, otra función que la de revelar la verdad
de este objeto. "De modo que el niño puede saturar, sustituyendo este objeto,
el modo de falta en el que se especifica el deseo de la madre", ya sea la madre
psicótica, perversa o neurótica. De este modo, el niño tiene muy poco margen
de maniobra respecto al Otro primordial y queda en posición de objeto.
En efecto, algunas de las formas sintomáticas en las que se desarrollan las es- Lectura complementaria
tructuras clínicas en la infancia han variado en la actualidad. Dos son las prin-
A los interesados en el tema,
cipales razones de estos cambios: para que tengan una visión
general de esta problemática,
les remitimos al texto de Jac-
a)�El�Otro�del�niño�ha�cambiado. Los padres y las madres han cambiado en ques-Alain Miller que se pu-
blicó en Carretel (número 1)
relación con lo que ellos mismos entienden por ser madre o padre y, lo más
y que encontraréis en la bi-
importante, en relación con lo que significa ser hombre y, muy especialmente, bliografía.
ser mujer. Hay una estrecha relación entre los avatares de la sexualidad feme-
nina y la clínica de la infancia.
Expondremos sólo algunas cuestiones de dos de los campos en los que más se
manifiesta la sintomatología de los niños en la actualidad. No debemos olvidar
que, en cada uno de los casos, tendremos que hacer el diagnóstico diferencial
de estructura para poder orientar el tratamiento.
Uno de los campos en los que los niños actuales más claramente hacen sínto-
mas es en el campo del saber, con el denominado fracaso escolar. No tendre-
mos en cuenta el necesario estudio acerca de la adecuación o no del sistema
educativo a los tiempos actuales, algo que corresponde a los expertos en edu-
cación. Sin embargo, lo cierto es que algunos niños no consiguen aprender
y no presentan ninguna deficiencia que lo justifique; es decir, presentan un
© FUOC • PID_00154465 39 Intervenciones psicoanalíticas en la infancia
La esfera del comportamiento es uno de los ámbitos en los que más frecuen-
temente se presentan síntomas en los niños de nuestro tiempo. Lo llamativo
es que, muy rápidamente, padres y maestros presentan estos síntomas a trata-
miento, ya que son los que más difícilmente soportan los adultos y, además,
producen en ellos la sensación de una "necesidad" de respuesta, de que algo
deben hacer. Esto produce angustia y la sensación de no saber qué hacer an-
te las conductas disruptivas del niño, de modo que piden a los especialistas
consejos sobre cómo actuar, hasta dónde limitar o cuál es la mejor estrategia
que hay que seguir.
En algunos casos nos encontramos con que los denominados trastornos del
comportamiento producen una "respuesta educativa" por parte del adulto. Sin
embargo, introducir otra vertiente distinta a la dialéctica reprimir-consentir es
imprescindible para poder abordar el problema. De lo contrario, se entra con
frecuencia en una cascada de actuaciones que sólo empujan a la agravación
de la problemática.
una atención clínica directa o no. En este último caso, la demanda se orientará,
si procede, hacia el centro o servicio adecuado para otro tipo de intervención
–social, educativa, etc.– que pueda abordar la problemática que presentan.
En algunos casos en los que es indicada la atención clínica, también puede ser
adecuada una intervención o trabajo entre varios profesionales de distintos
campos. Esto es bastante frecuente en los casos en los que los trastornos men-
tales del niño son graves y afectan a otros ámbitos de su vida social y educativa.
En otros casos, habrá que valorar de entrada si la psicopatología que presenta
el niño puede ser abordada desde un régimen ambulatorio o es necesario un
servicio más adecuado para ocuparse de la problemática que presenta el niño
en el momento de la consulta (hospital de día, etc.).
Nos referíamos a esto, entre otras cuestiones, cuando hablábamos de que Freud
y Lacan no postulan una especialidad en la práctica del análisis de los niños.
El niño puede hacer una demanda, de la misma manera que puede asociar
libremente y establecer el lago de la transferencia como un adulto.
Decíamos antes que en la práctica clínica con los niños hay que contar de en-
trada con los padres u otros, y añadiremos ahora que también hay que contar
con ellos durante la cura del niño, si procede. La cuestión es de qué forma y
para qué (evidentemente, en los casos en los que el niño todavía no ha alcan-
zado la palabra, el trabajo con los padres o equivalentes en sus funciones es
fundamental). En primer lugar, para escuchar el discurso familiar y las conse-
cuencias que tiene para el niño, y situar cómo responde éste. Y en segundo
lugar, durante la cura, porque se hace necesario un cierto sostenimiento de
la transferencia con los padres que posibilite que el tratamiento con el niño
pueda desarrollarse y continuar.
© FUOC • PID_00154465 43 Intervenciones psicoanalíticas en la infancia
Ejemplo
Si bien en general los niños son llevados por los padres, no es lo mismo que los padres
consulten por decisión propia que por indicación o consejo de un profesional cercano a
su hijo o hija. En este último caso, el hecho de que consulten no siempre quiere decir que
tengan conciencia de un malestar, de un sufrimiento propio o del hijo, lo cual dificulta
la intervención en el niño. A tal efecto, será necesario dar un tiempo para posibilitar –
no siempre es posible ni se produce– que emerja una demanda propia de los padres, más
allá de la demanda del profesional que ha hecho la indicación.
Esto es todavía más manifiesto en los casos en los que los trastornos de los Ejemplo
niños son graves y los padres se niegan a seguir la indicación de consultar. Con
Ejemplos de maneras de inter-
frecuencia, nos encontramos entonces con una negación�de�la�enfermedad venir más allá de la asistencia
por parte de los padres (o del propio niño), a veces por su propia enfermedad clínica directa pueden ser in-
tervenciones posibles desde-
mental, y en ocasiones por enfrentarse al horror que implica la enfermedad la escuela donde el niño pasa
gran parte de su tiempo o des-
mental y al proceso de duelo que supone hacer en relación con las expectativas de el EAP, desde el pediatra,
desde los SSAP si se interviene
puestas en el hijo o hija. En este caso, la intervención del analista o de otros con la familia, etc.
profesionales es limitada y puede facilitar –al menos desde la intervención en
el ámbito institucional– establecer algunas reuniones de los distintos profe-
sionales implicados, para plantear estrategias posibles para una derivación al
dispositivo adecuado o inventar formas de intervenir más allá de la asistencia
clínica directa.
Si son los padres los que deciden consultar, ¿qué los impulsa?
Lo que empuja a los padres a consultar depende también de cada caso. Puede
partir de algún sufrimiento o de alguna preocupación por el hijo o la hija, algo
de él o ella que les incomoda o angustia o frente a lo cual no saben qué hacer
o cómo hacerlo. Puede partir de síntomas claros que se han desencadenado
(o han aparecido) en un momento determinado en el hijo o manifestaciones
sintomáticas de los hijos más allá del ámbito familiar.
Ved también
En términos generales, podríamos decir que lo que empuja es algo que
se desordena o desestabiliza en el mundo de quien demanda, quizá por Sobre las particularidades de
los síntomas de la infancia, po-
lo insoportable que resulta para ellos el niño como síntoma (de algo que déis consultar el apartado 2.3
de este módulo didáctico.
no funciona entre los padres, o por alguno de ellos en relación con el
hijo), o bien por lo insoportable que les resulta el síntoma del niño.
De cualquier modo que se presente una demanda, en todos los casos será ne-
cesario un tiempo inicial de�entrevistas�preliminares, previas al tratamiento,
ya que la demanda es una condición necesaria, pero no suficiente, para iniciar
un tratamiento analítico.
Ejemplo
La "historización" del niño no siempre es posible; por ejemplo, en el caso de los niños
psicóticos, es frecuente que la madre sólo pueda relatar algunos elementos confusos de
la historia del niño, de manera que parece que el niño no tuviese historia para la madre
o el padre.
• Distinción del síntoma del niño según los padres u otros, y el síntoma o
sufrimiento del niño según el propio sujeto.
• Producir un cierto cambio o desplazamiento de la demanda del niño hacia Lectura complementaria
el deseo que hay detrás o está articulado en toda demanda, es decir, lo que
En el caso de que queráis
Freud denomina la asociación libre mediante la cual se irá desplegando el profundizar más en esta cues-
saber inconsciente del sujeto. tión de los juegos y dibujos
en la práctica clínica con ni-
El juego, los dibujos, las historias, etc., del niño pueden ser herramientas ños, podéis ver el artículo de
Daniel Roy (2001, 28 de oc-
que lo faciliten, siempre y cuando sean tomados como elementos signifi-
tubre). Las construcciones del
cantes al mismo nivel que los sueños y las asociaciones y el analista no se niño. Colofón (pp. 97-99).
quede en el registro imaginario de estas producciones. Éstas no consisten
sólo en un despliegue de su imaginación, hay que ubicarlas como cons-
trucciones de ficciones y, como tales, encontramos en las mismas una rea-
lización del sujeto del inconsciente.
que, sobre todo en estos casos, hay que operar con mucha más prudencia y
que la función de las entrevistas preliminares radicaría fundamentalmente
en poder establecer el diagnóstico (a veces no es tan simple) y valorar en
cada caso cuáles son los límites y las posibilidades para el tratamiento del
sujeto y, en consecuencia, cuáles son la orientación e intervención más
adecuadas para el tratamiento, si procede.
Debemos observar que, tal y como decíamos al principio de este apartado, las
entrevistas preliminares tienen diferentes funciones que conciernen tanto al
paciente y a sus padres –en la práctica clínica con niños– como al analista.
En lo que respecta al niño, se trataría de un tiempo para que el sujeto dé forma Ved también
a su malestar o lo precise, lo ponga en palabras y formule su demanda. Un
Sobre la implicación del sujeto
tiempo, también para posibilitar que el sujeto establezca el lazo de la transfe- con el síntoma o malestar, po-
rencia con el analista (que empiece a decir, por ejemplo, lo que antes no había déis ver el apartado "El sujeto
es responsable" del módulo "La
hablado con nadie) y un tiempo para que, si puede y quiere, se pregunte sobre ética en psicoanálisis".
Nos referíamos a esto cuando hablábamos hace un momento del estableci- Ejemplo
miento de la transferencia y de la implicación y responsabilización del sujeto
Por ejemplo, quizá haya un
en lo que le hace sufrir. síntoma antes del inicio del
tratamiento analítico, es decir,
un sufrimiento del cual el niño
De cualquier modo, el paso del sujeto por las entrevistas preliminares no se pueda hablar al principio de la
consulta, pero esto no es sufi-
produce sin efectos y, en general, se trata de efectos terapéuticos importantes, ciente para hablar con propie-
dad de entrada en análisis, ya
que a veces se concretan en una mejora sintomática importante y otras oca- que para tal efecto es una con-
siones en una resolución o remisión de los síntomas, pero el trabajo analítico dición necesaria que el sínto-
ma se pueda definir y articu-
no sólo apunta a esto, como podréis apreciar en el siguiente apartado sobre la lar con la transferencia. Obser-
vad, también, el caso clínico
resolución del síntoma y el final del tratamiento. de neurosis obsesiva del último
apartado de este módulo, so-
bre todo en el momento en el
que aparece la articulación del
sujeto en la transferencia.
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4. Casos clínicos
El�discurso�de�los�padres�y�su�demanda
Dirá: "D es un enigma para mí". Cerrado en sí mismo, nunca le pregunta nada
ni se interesa por nada, a excepción de las armas. Se queja de que nunca sabe
lo que piensa y de que no le muestra ningún afecto. Con frecuencia interpreta
la mirada de su hijo como "una mirada de odio" hacia ella, y lo define como
un niño "irritable" que tiene accesos de agresividad, sobre todo en relación con
la hermana, con quien se pelea a menudo. Ni ella ni su marido saben cómo
poner límite a estas peleas. La madre ha acudido varias veces a la medicina y ha
acabado descartando una causa orgánica en la irritabilidad de D. Descartada la
organicidad, ella continúa queriendo saber de dónde le proviene la agresividad
a su hijo y, fundamentalmente por este motivo, consulta a un centro de salud
mental. Tiene el temor de que "pueda hacer daño".
© FUOC • PID_00154465 48 Intervenciones psicoanalíticas en la infancia
La madre, cuando era joven, "adoraba a Bruce Lee y las artes marciales"; se tra-
taba del cuerpo que le hubiese gustado tener a ella, "un cuerpo de luchador" (en
casa guardaba un libro de Bruce Lee, del que enfatizaba "los cuerpos destroza-
dos"). De manera contradictoria, nunca le habían gustado los hombres con un
cuerpo tan perfecto. Lo primero que pensó cuando conoció a su marido fue
que debía de estar "acomplejado" a causa de una malformación congénita en
el brazo izquierdo, pero a ella el físico nunca le había importado. Eligió a su
marido porque era "muy buena persona".
Al cabo de siete meses del tratamiento de D –en el que se alternaban las visitas
con el niño y los padres para ir construyendo la constelación familiar, y se
situaba el lugar al que D era convocado por los padres, cómo respondía él a ello
y las consecuencias que tenía para el paciente–, la madre le pidió al analista
una entrevista a solas. Últimamente se encontraba "confusa y agobiada", y
con frecuencia le llegaban recuerdos de la infancia centrados sobre todo en su
madre. Desde hacía dos meses, D estaba más tranquilo y había empezado a
manifestar interés y curiosidad, pero ella estaba "chocada". En determinados
momentos se volvía a encontrar "deshecha", tal y como le pasaba ya unos
años antes de casarse. Alguna vez había pensado en la posibilidad de iniciar
un tratamiento, pero después del nacimiento de sus hijos decidió no hacerlo.
Los�secretos�de�D:�armas,�trampas�e�inventos
En este momento, el analista introdujo una pregunta: "¿Y qué te gusta a ti?".
A partir de esta interrogación, D empezará a desplegar su forma de goce, bajo
la forma del goce del Otro. Dirá: "Lo único que me gusta son las armas". Pasa
gran parte de su tiempo cautivado por los juegos de Nintendo o Game-Boy,
"intentando superar los obstáculos y escapar a la muerte". En la escuela cons-
truye tirachinas, arcos con el compás, cerbatanas con los bolígrafos o bien es-
pecula sobre las trampas que preparará para "defenderse" de los compañeros de
clase (parece David enfrentándose con Goliat). Él se sitúa como víctima de su
ataque, y afirma que es bueno y que cuando hace daño es porque se le escapa.
Sus secretos eran las gamberradas que había hecho, y que él explica como
proezas –por ejemplo, tirar un globo lleno de agua a unos vecinos mayores,
romper un vidrio–, o lo que se perfila como una investigación sobre el modo
de goce de los padres: escucha a escondidas cuando hablan en el lavabo o en la
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habitación y apunta en una libreta lo que dicen. De esta escucha extrae lo que
le da "pistas para hacer trampas después". Está convencido de que así aprende
mucho, aunque no recuerda nunca lo que apunta en la libreta.
Sus inventos los guarda secretamente en una caja que contiene una lupa, la
libreta, un látigo y unas gafas que no permiten ver bien.
Una�silla�portátil
Nuestra hipótesis es que, con esta silla portátil, el niño en este momento mues-
tra la imagen de sí mismo y un Otro mecánico-electrónico, robotizado en de-
finitiva. Creemos también oportuno decir aquí que el padre es mecánico y el
abuelo paterno, transportista.
¿Cómo�nacen�los�niños?
En este punto, el analista interpreta así sus palabras: "Parece que lo que te
interesa estudiar son los niños, las niñas, cómo nacen los niños".
Lo que nos interesa resaltar sobre todo de esta secuencia es que la no respuesta
de la madre vuelve hacia D como un saber enigmático, oculto, como un plus
de goce, justo aquello que nunca se reabsorbe en el saber. Por otro lado, ahora
quiere saber. Vemos también que le dirige una pregunta al analista (¿y qué es
una pregunta, sino una demanda dirigida al saber?), y lo que se manifiesta
bajo esta demanda es, precisamente, el deseo como deseo de saber.
¿Qué�es�un�padre?
A partir de lo que podemos considerar como una pregunta del niño por la
paternidad, debido a la posición del padre –que no es demasiado consistente–,
se producirá un cambio de posición de D en su ámbito familiar y social. En el
medio familiar está más tranquilo, casi no se pelea con su hermana, empieza
a interesarse y preguntar, y hace los deberes de la escuela.
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Boket
A�modo�de�conclusión
A partir de lo que acabamos de exponer, la hipótesis que planteamos es que D. Pareja parental
está produciendo un saber sobre el Otro, ya que está articulado en el campo
Esta expresión la tomamos de
del Otro, en el objeto de la madre y el padre (las armas). La cuestión que se Lacan y, en concreto, de Dos
planteaba en este momento del tratamiento era qué podía construir el sujeto notas sobre el niño (1963), tex-
to en el que el autor plantea
más allá de las armas, en suma, más allá de "la verdad de la pareja parental", ya que el síntoma del niño neu-
rótico está para responder a lo
que, si bien se había producido una mejora sintomática importante respecto que hay de sintomático en la
estructura familiar. En este sen-
al motivo de consulta inicial, se trataba de un cuidado en curso que recien- tido, pues, puede representar
temente se había articulado en la transferencia. Por lo tanto, si bien el trata- la verdad de la pareja parental.
4.2.1. Tratamiento
En las siguientes entrevistas va a contar chistes que, según dice, tienen "final
feliz", aunque no sabe expresar en qué sentido tienen final feliz. Son chistes
que él inventa y que no espera que produzcan ningún efecto especial en su
auditorio. Durante los primeros meses, la risa hace aparición en las sesiones
siempre al final de una frase, sustituyendo las últimas palabras o acompañán-
dolas de modo incomprensible. Los chistes se intercalan con la lectura del re-
verso de una serie de cromos de coches y motos que trae a sesión en montones
desordenados. Lee todo lo que está escrito, se fija en todas las características
del vehículo y no permite ningún tipo de interrupción hasta que la lectura de
todos y cada uno de los cromos ha finalizado. Su palabra está unida perma-
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Tras unos meses, los circuitos se van modificando y aparecen las "naves espa- Ved también
ciales" como transformación del dibujo del mismo circuito dibujado cada vez,
Sobre modalidades de psicosis,
o como armas para poder ganar la carrera de lápices y llegar al final del circuito podéis ver el apartado 2.2.2
con mayor facilidad. Junto con estas armas mortales, aparece la necesidad de del módulo "Clínica psicoanalí-
tica con adultos".
irse al baño a defecar después de cada sesión. Quiere que el analista esté ahí
esperando a que salga y, en ocasiones, pretende volver a entrar al despacho y
esperar siempre a que aquél vuelva a salir del despacho para despedirse.
¿Cómo podemos entender este cambio en sus producciones en las sesiones y en la trans-
ferencia?
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En primer lugar, teníamos, como hemos dicho, una sucesión de significantes (los cromos)
que no introducían ninguna significación subjetiva y que dejaban al sujeto sin un lugar
en el Otro (lo que se manifestaba en sus dificultades de relación, así como en sus difi-
cultades en el aprendizaje). La problemática del sentido quedaba fuera de juego y Javier
no podía más que soportar sus efectos en los síntomas psicóticos que manifestaban un
goce no regulado por lo simbólico. Los circuitos son el primer paso para establecer un
límite (todo límite supone una separación imprescindible para la diferenciación y para
la posible relación), para establecer posteriormente una serie con sentido y de este modo
poder ir construyendo un "circuito" en el que inscribirse a sí mismo en relación con el
Otro. Si el Otro no tiene límites, o mejor dicho, si esta función del límite mismo no está
establecida, el sujeto no puede ni situarse a sí mismo ni situar al Otro, y se encuentra
a merced de fenómenos de invasión del Otro (fenómenos paranoicos) o de invasión de
goce (fenómenos esquizofrénicos). Estos últimos eran los que se encontraban en Javier.
De todos modos, vemos que esto no es tan simple y que las funciones corporales mismas
(la necesidad de defecar después de cada sesión), en tanto que representantes de la pul-
sión, entran en juego en este trabajo de "delimitación". La necesidad de verificación de
que el analista estuviera después para despedirse demuestra que todo esto no se producía
sin una cierta angustia, que el analista debía apaciguar con su presencia, y una necesidad
de que, podríamos decirlo así, el Otro siguiera estando allí como único modo de verificar
que él mismo seguía ahí también.
En ciertos momentos de las sesiones en las que le dicta estos relatos, se aprecia
claramente que no todo puede pasar a lo escrito, como forma de hacer pasar
todo lo libidinal de la pulsión a lo simbólico. Es decir, en una sesión, por
ejemplo, le manda que escriba el cuento-chiste que Javier va a contar. Debe
llenar, como de costumbre, dos hojas por las dos caras, y dejar el mínimo
espacio posible entre línea y línea. El dictado se hace imposible porque dice
cosas incomprensibles y en un cierto momento le parece oír la palabra puta. El
analista le pregunta al respecto y le dice que no puede decir qué es porque esto
son cosas de mujeres que él no puede conocer. Esto desencadena una serie de
palabrotas e insultos acompañados de una gran excitación psicomotora, que
obligan a dar por concluida la sesión.
Vemos bien que siempre aparece un límite, ahora ya no únicamente espacial (como en
los circuitos), sino en el lenguaje mismo. Esta sesión es una muestra de que las palabras
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no lo pueden decir todo, y que en un momento dado la excitación corporal, algo que pasa
por el cuerpo, sobrepasa a la palabra misma. Los insultos son, como dice el psicoanalista
Jacques Lacan, la última palabra antes de pasar al acto, antes de que un sujeto se quede
sin palabras para poder denominar algo que no tiene nombre por estar más allá o más
acá de la función simbólica misma.
Ésta es una experiencia que hemos tenido todos: cuántas veces hemos recurrido al insulto
al otro cuando nos quedamos sin saber qué decir, y cuántas veces hemos insultado justo
antes o en lugar de golpear al otro. Los niños son especialmente sensibles a este límite
del lenguaje, y con frecuencia lanzan palabras a modo de insultos contra el que tienen
delante cuando la situación les sobrepasa y no pueden abordarla con la palabra.
Los cuentos que en las sucesivas sesiones con Javier el analista debe escribir son
cuentos inventados, y tienen como protagonistas a mamás que hacen pasteles
y castigan, a niños que se encuentran con otros niños, hablan y se pelean, o
a un padre que duerme. Sin embargo, se trata siempre de escenas sueltas, sin
conexión y que le llevan siempre, al llegar a cierto punto, a una excitación
que se manifiesta por movimientos incontrolados y sonidos incomprensibles.
Empieza relatando una escena tras otra y termina con sonidos, ya no son pa-
labras, y con la excitación motriz. Vemos cómo en el límite de lo inscribible en
lo simbólico aparecen siempre los fenómenos corporales de retorno del goce
propio de la esquizofrenia.
Cuando no hay hojas para poder escribir canciones, entra en un estado de ex-
citación al cantar y no pasa de producir sonidos incomprensibles. En ocasiones
dice que cantará canciones en inglés o en italiano. Si el analista le pregunta
por lo que está diciendo, le responde que canta inglés, pero que no sabe lo
que quiere decir porque todavía no conoce suficientemente esta lengua. Sin
embargo, está seguro de que se trata de este idioma. Él sigue cantando "aun-
que no se produzca ninguna palabra", como dice textualmente. Sólo acepta
que el analista no escriba las canciones cuando le dice que no puede escribir
lo que está cantando porque no lo entiende. Entonces dice que de acuerdo,
pero que lo escuche.
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Cuando el analista le pregunta sobre qué tratan las canciones, responde repi-
tiendo lo que le dice el analista e imitando su tono de voz.
Las canciones que canta son preferentemente canciones de amor, en las que
esta pasión se junta con la muerte. También se trata de canciones en las que
uno de los enamorados debe cambiar, se supone que para hacer posible la
relación, y la negativa de su parte a que este cambio se produzca. "No me da
la gana de cambiar", cantará en repetidas ocasiones.
Después de unas vacaciones de verano, Javier vuelve a traer los circuitos y las
carreras de lápices a sus sesiones. Sin embargo, esta vez tiene, según dice, "un
plus". Él puede convertirse en "reina" como cuando se juega al ajedrez. Siendo
la reina, puede avanzar lo que quiera y en cualquier dirección, mata sin lími-
tes, puede "hacer de todo" y "nadie puede esconderse de ella". Su interés por el
ajedrez ha aumentado de tal modo que va a empezar a ir a un club para apren-
der a jugar. El profesor de ajedrez del colegio entra entonces en escena, y cola-
borará en el proyecto de futuro de Javier. Javier quiere convertirse en cantante
cuando sea mayor, "en el siglo que viene". Cuando esto llegue, dice que irá a
buscar al profesor de ajedrez, que está aprendiendo a tocar la guitarra, y que
junto con su hermano formarán un conjunto. Saldrán en los carteles anun-
ciando sus actuaciones. Por este motivo, necesita aprender muchas canciones
y practicar el canto (desde hace tiempo forma parte de una coral infantil).
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Javier parece haber pospuesto para más adelante lo que él denomina "sus pro-
yectos". Esto le permite tener toda una red de intereses en torno a los cuales
aprender (escribir canciones, cantar, jugar al ajedrez para poder saber cómo se
desenvuelve una reina en las distintas situaciones, aprender a ser simpático
con los demás, ya que serán su futuro público, estudiar en el colegio para po-
der desarrollar su memoria y recordar las canciones). Todo esto le ha permi-
tido mejorar en su rendimiento escolar y en su trato con los demás, adultos
y niños. Se ha producido también un apaciguamiento de los fenómenos de
balanceos, risas inmotivadas y otros fenómenos corporales que sólo aparecen,
y de manera muy mitigada, en algunas ocasiones en las que se somete a Javier
a una tensión, como por ejemplo exámenes que no ha tenido tiempo de pre-
parar o situaciones nuevas que no espera.
Se tendrá que estar dispuesto a acompañar a Javier todo el tiempo que sea
preciso, con sesiones más o menos frecuentes. Es muy posible que en un fu-
turo, cuando el paso por la adolescencia ponga a prueba la construcción que
ha inventado en este tiempo de tratamiento, sea preciso volver a reanudar las
sesiones para "hacer las modificaciones para ser mayor", como él dirá. Sin em-
bargo, la estabilización producida hasta el momento le ha permitido salir de
un cuadro de seudodebilitación, lo que suponía además una gran alteración
de su lazo social y un gran riesgo de cronificación.
El tratamiento supuso, por otra parte, situaciones que reclamaban muy a me-
nudo una toma de posición por parte del analista, pues Javier no permitía que
aquél se mantuviera indiferente a sus requerimientos y preguntas. Estas pre-
guntas suponían tener en cuenta el manejo de la transferencia en las psicosis,
distinta que en el caso de las neurosis. Por ejemplo, durante una época insistía
en que el analista sabía adivinar muchas cosas. Esto sólo cedió ante la nega-
tiva repetida y rotunda del analista a acceder a jugar a cualquier cosa relacio-
nada con la invención, hasta el punto de quedar como "una tonta", porque
esto equivalía para él a no saber nada. En este punto, por ejemplo, ceder a la
tentación de encarnar al Otro del saber por no soportar la herida narcisista
que supone que te tomen por un tonto, o por confundirse respecto al lugar
© FUOC • PID_00154465 60 Intervenciones psicoanalíticas en la infancia
que conviene ocupar en estos casos y apelar al prestigio del que dirige un tra-
tamiento, hubiera sido incurrir en el riesgo siempre presente en los casos de
psicosis –también en la infancia– de un viraje a un delirio de persecución.
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Actividades
1. ¿En qué fue importante en este caso pasar de las sesiones de lectura compulsiva de cromos
a la realización de los circuitos de lápices?
2. ¿Cuál fue, en este caso, el punto más complejo del manejo de la transferencia? ¿Por qué?
Ejercicios de autoevaluación
1. En la historia del psicoanálisis, la perspectiva psicogenética hace referencia fundamental-
mente a...
a. la diacronía.
b. la estructura.
c. el desarrollo.
d. la sincronía.
3. La tesis freudiana del "niño como un perverso polimorfo" implica una concepción del
niño...
a. como objeto de goce del Otro.
b. como objeto pulsional.
c. que disfruta autoeróticamente.
d. Ninguna de estas concepciones.
7. ¿Por qué afirmamos que no hay una práctica clínica específica de la infancia?
a. Porque el niño es inmaduro y no dispone de un psiquismo y una sexualidad adulta.
b. Porque el niño no puede formular una demanda ni establecer el lago de la transferencia.
c. Porque el niño, en determinadas edades, se expresa más mediante los juegos/dibujos que
con la palabra. En consecuencia, no asocia libremente.
d. Porque el niño es un sujeto y, como tal, está estructurado desde el principio de la misma
forma.
e. Ninguna de las respuestas anteriores.
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Solucionario
1. a, c; 2. c, d; 3. c; 4. c, e; 5. b, c, d; 6. b, d, e; 7. d.
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Bibliografía
Bibliografía básica
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