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Seminario II

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Universidad Alberto Hurtado

Facultad de Derecho
Derecho Civil I
Profesora Tania Villarroel

SEMINARIO N°2
Voluntad y Consentimiento

PÍA YÁÑEZ HERRERA


26 de septiembre de 2017
Caso N° 1

1. No se forma consentimiento, ya que, la aceptación no se hizo. Si bien, la relación jurídica


de Jorge Melies y Cabret Ltda., ya había constado de varios acuerdos que estipulaban la
aceptación del contrato una vez se hubiere mantenido silencio durante una semana desde la
oferta. Lo que equivaldría a una manifestación de la voluntad tácita por parte de Jorge
Melies. Razonamiento que es definido por la doctrina como la “conducta de la cual, a
través de un proceso de deducción lógica, se hace posible extraer una conclusión
inequívoca, y desprender una manifestación de voluntad implícita o indirecta”.1

De lo anterior, los contratos hechos referían únicamente al aprovisionamiento de piezas


mecánicas que Melies utilizaba para construir juguetes y nunca para un objeto o materia
diferente a esté. Por lo que, de acuerdo a lo estipulado en el artículo 1561 del Código Civil 2,
Cabret Ltda., no tiene derecho a cobrar las cuotas de la prima del seguro ofrecido vía
internet, pues las manifestación de la voluntad tacita solo aplicaba en cuanto a la
adquisición de piezas mecánicas. Lo que refiere a que la oferta hecha por la póliza de
seguros es una propuesta nueva, porque conlleva un objeto distinto. Según lo estipulado en
el artículo 98 del Código de Comercio3, ante la falta de respuesta a la propuesta, ésta se
tendrá por no hecha, por lo que, reiterando, la persona jurídica no se haya en derecho de
exigir las cuotas de la prima del seguro.
Además, Cabret Limitada no actúa bajo “la buena fe [que] es un principio general del
derecho. Ella evoca la idea de rectitud, de corrección, de lealtad… Este principio impone a
los contratantes el deber de comportarse correcta y lealmente en sus relaciones mutuas” 4,
sujeto, además, en el artículo 1546 del Código Civil 5. Pues teniendo en conocimiento la
persona jurídica involucrada, que Jorge Melies no se encontraba con acceso directo a
internet, lo que implicaría el total desconocimiento del correo electrónico, vía de
comunicación entre ambas personas, dispone ofrecer un objeto diferente a las materias
tratadas hasta el momento, por ende, y desconociendo la experiencia de Isabelle Melies en
la administración de las empresas de su padre, se encontraría con libertad de dar por hecho
el contrato.

1
Vial, Victor y Lyon, Alberto, “Actos jurídicos y personas: Teoría general del acto jurídico”, Editorial
Universidad Católica de Chile, Santiago, Chile, 4° Edición, 2000, p. 46.
2
Por generales que sean los términos de un contrato, solo se aplicaran a la materia sobre que se ha
contratado.
3
La propuesta hecha por escrito deberá ser aceptada o desechada dentro de veinticuatro horas, si la
persona a quien se ha dirigido residiere en el mismo lugar que el proponente, o a vuelta de correo, si
estuviere en otro diverso.
Vencidos los plazos indicados, la propuesta se tendrá por no hecha, aun cuando hubiere sido aceptada.
En caso de aceptación extemporánea, el proponente será obligado, bajo responsabilidad de daños y
perjuicios, a dar pronto aviso de su retractación.
4
Exma. Corte Suprema (2011): Rol 1872-2010, 29 de diciembre de 2011, Disponible en:
http://www.cde.cl/web/aplicaciones/BF.nsf/0/29F9A1947B361822842579D40043E352?
OpenDocument&volver=vwfrmFalJudTod.
5
Los contratos deben ejecutarse de buena fe, y por consiguiente obligan no sólo a lo que en ellos se
expresa, sino a todas las cosas que emanan precisamente de la naturaleza de la obligación, o que por la ley o
la costumbre pertenecen a ella.

2
2. En tal situación, Cabret Limitada se retracta antes de obtener respuesta a su oferta, por
ende, hay una retractación del oferente respecto al contrato. La cuál es, según este tipo de
contrato, de tipo tempestiva, tal como señala el artículo 100, inciso primero el Código de
Comercio6. Si bien, por parte de quien recibe la oferta hay una aceptación expresa, no la
hay por parte del proponente quien se retracta, por lo tanto, no se forma consentimiento.
Entiéndase a este como “el acuerdo de voluntades de las partes, necesario para dar
nacimiento al acto jurídico bilateral”.7
Además, considerando que la voluntad es la “manifestación expresa…mediante palabras,
escritos, gestos u otros medios sensibles”8. En el caso particular, no se manifiesta voluntad
alguna de arrepentimiento por parte de Cabret Ltda., y considerando que “El
arrepentimiento no se presume”, según lo determinado en el artículo 99, inciso segundo del
Código de Comercio, Jorge Melies da por hecho el contrato, como acto jurídico, una vez
que hubiere aceptado expresamente la oferta.
Es por esto, que en el supuesto, en que ocurriera un imprevisto incendio en el teatro de
Jorge Melies, él si se encontraría en una situación de pleno derecho a recibir una
indemnización por daños y perjuicios que le hubiere provocado tal retractación. Según la
jurisprudencia “a partir de la idea de que se formó un contrato, el recurrente pretende que se
habría generado la obligación de celebrar el contrato de compraventa. En otros términos
entiende que el contrato perfeccionado por el mero encuentro de la oferta y la aceptación
tendría como efecto una obligación de hacer: otorgar el contrato prometido” 9. Por ende, la
empresa involucrada ante la falta debiera responder al afectado producto de la
responsabilidad civil que emana del incumplimiento de contrato, lo determinado en el
inciso primero del artículo 2329 del Código Civil 10 y en el anteriormente citado, articulo
100 del Código de Comercio, el cual determina expresamente “al proponente la obligación
de indemnizar los gastos que la persona a quien fue encaminada la propuesta hubiere
hecho, y los daños y perjuicios que hubiere sufrido”.

6
La retractación tempestiva impone al proponente la obligación de indemnizar los gastos que la persona a
quien fue encaminada la propuesta hubiere hecho, y los daños y perjuicios que hubiere sufrido.
Sin embargo, el proponente podrá exonerarse de la obligación de indemnizar, cumpliendo el contrato
propuesto.
7
Vial, Victor y Lyon, Alberto, op. cit., p 55.
8
León H., Avelino, “La voluntad y la capacidad en los actos jurídicos”, Editorial Jurídica de Chile, Santiago,
Chile, 4° edición, 1991, p. 27.
9
Exma. Corte Suprema (2015): Rol 1077-15, 23 de septiembre 2015, Disponible en:
http://www.jurischile.com/2015/09/resolucion-de-contratointercambio-de.html .
10
Por regla general todo daño que pueda imputarse a malicia o negligencia de otra persona, debe ser
reparado por ésta.

3
Caso N° 2
3. Eduardo Stark, para anular tal acto jurídico puede apelar a que, en dicho contrato, no
hubo una voluntad exenta de vicios, por parte de Jaime Lanister. Además, “se ha señalado
por la doctrina nacional que las demandas de nulidad se clasifican en tres grupos:
demandada de nulidad por falta de capacidad, por vicios del consentimiento y por falta de
solemnidades legales”11; el segundo grupo es al que el vicio efectuado por Lanister
pertenece.
El acto jurídico del caso no es reconocido por el derecho, puesto que según el artículo 1444
del Código Civil12, se degenera uno de los elementos propios de la esencia del acto jurídico,
particularmente un requisito de validez del mismo, éste es: una voluntad exenta de vicios,
estipulado en el artículo 1445, inciso segundo del Código Civil 13. Según lo concertado por
la doctrina, “El consentimiento viciado constituye un germen de destrucción, que según su
gravedad puede ser absoluto o relativo. Esta destrucción de los efectos materiales de un
acto inválido se llama nulidad” 14. De esta forma, no cabe duda alguna que el contrato es
nulo, lo que implica que no es reconocido por el derecho, ya que incumple un elemento
general de la esencia del acto jurídico.
La omisión hecha por el oferente, del bien inmueble es relevante, ya que representa dolo. El
que constituye uno de los vicios que adolecen el consentimiento según lo establecido en el
artículo 1451 del Código Civil15. Compréndase a este concepto como un engaño que posee
un fin en particular, “no es efectivo que en la celebración de los contratos exista el vicio del
dolo, en términos de entender que se trata de una maquinación fraudulenta destinada a
obtener la manifestación de voluntad de una persona para celebrar un acto o contrato” 16,
añádase que es una “manifestación que, de otro modo, no se habría producido” 17, ya que es
obra de parte, es decir, es obra de la contraparte del contrato, en este caso de Jaime
Lanister.

11
Exma. Corte Suprema (2015): Rol 12.909-2014, 4 de marzo de 2015, Disponible en:
https://app.vlex.com/#CL.open/search/jurisdiction:CL+basicSearchAll:1+content_type:2/
vicio+del+consentimiento+dolo/vid/559813202 .
12
Se distinguen en cada contrato las cosas que son de su esencia, las que son de su naturaleza, y las
puramente accidentales. Son de la esencia de un contrato aquellas cosas sin las cuales o no produce efecto
alguno, o degenera en otro contrato diferente; son de la naturaleza de un contrato las que no siendo
esenciales en él, se entienden pertenecerle, sin necesidad de una cláusula especial; y son accidentales a un
contrato aquellas que ni esencial ni naturalmente le pertenecen, y que se le agregan por medio de cláusulas
especiales.
13
Para que una persona se obligue a otra por un acto o declaración de voluntad es necesario:
1º que sea legalmente capaz; 2º que consienta en dicho acto o declaración y su consentimiento no
adolezca de vicio; 3º que recaiga sobre un objeto lícito; 4º que tenga una causa lícita.
14
Aldunate, Alfredo, “Teoría de los actos jurídicos”, Edición Universidad de Chile, Santiago, Chile, p. 23.
15
Los vicios de que puede adolecer el consentimiento, son error, fuerza y dolo.
16
Exma. Corte Suprema (2015): Rol 24.241-2014, 12 de abril 2015, Disponible en:
https://app.vlex.com/#CL.open/search/jurisdiction:CL+basicSearchAll:1+content_type:2/
vicio+del+consentimiento+dolo/vid/563378422 .
17
Domínguez A., Ramón, “Teoría general del negocio jurídico”, Editorial Jurídica de Chile, Santiago, Chile, 2°
Edición, 2012, p. 84.

4
Lanister ejecuta dolo, en específico, negativo, ante la omisión del conocimiento de lo
dictado por las autoridades sanitarias, puesto que, “guarda silencio y no llama la atención
del comprador sobre los vicios de la cosa que, de ser conocido por éste, lo habrían
abstenido de actuar”18. O bien, como lo determina la doctrina, lo hace mediante “la omisión
consciente de una manifestación, cuando según la ley o la buena fe hay obligación de
informar”19. Es evidente, que el aceptante no hubiere celebrado tal contrato, de tener en
conocimiento que en aquel bien inmueble, no sería posible, en términos legales, establecer
cualquier tipo de negocio que implicará la elaboración y venta de alimentos al público.

18
Vial, Victor y Lyon, Alberto, op. cit., p 91.
19
Domínguez A., Ramón, op. cit., 89.

5
Bibliografía:
Aldunate, Alfredo, “Teoría de los actos jurídicos”, Editorial Universidad de Chile.

Código Civil, Edición oficial, Republica de Chile.

Domínguez A., Ramón, “Teoría general del negocio jurídico”, Editorial Jurídica de Chile.

León H., Avelino, “La voluntad y la capacidad en los actos jurídicos”, Editorial Jurídica
de Chile.

Vial, Victor y Lyon, Alberto, “Actos jurídicos y personas: Teoría general del acto
jurídico”, Editorial Universidad Católica de Chile.

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