El Testimonio de Juan Sobre Jesús
El Testimonio de Juan Sobre Jesús
El Testimonio de Juan Sobre Jesús
EL TESTIMONIO
DE JUAN SOBRE
JESÚS
Pbro. Juan Armando Vargas Bueno
LA CUESTIÓN El Evangelio de Juan se ha trasmitido con los otros
JOÁNICA tres evangelios canónicos. Sin embargo, cuando se
lee el cuarto evangelio después de haber leído los
anteriores, se tiene la impresión de entrar en una
atmósfera distinta. Los sinópticos comienzan su
relato narrando la infancia de Jesús (Mateo y
Lucas) o los comienzos de su vida pública
(Marcos) y desvelan de manera progresiva la
identidad de Jesús como Mesías, Hijo de Dios.
En cambio, el Evangelio de Juan, desde el mismo
prólogo, afirma que Jesús es el Logos, la Palabra
eterna del Padre, Hijo Unigénito de Dios, Dios
mismo, que se ha hecho hombre para revelar a
Dios a los hombres. Lo que para los sinópticos es
el final de un desarrollo, en Juan aparece como
punto de partida.
Nos encontramos, pues, con tres evangelios muy parecidos
y otro que se distingue en buena medida de ellos. La
pregunta surge espontánea: ¿podemos decir que el
Evangelio de Juan es también un evangelio? ¿Cuenta la
misma historia? ¿Obedece a la misma Nos encontramos,
pues, con tres evangelios muy parecidos y otro que se
distingue en buena medida de ellos.
La pregunta surge espontánea: ¿podemos decir que el
Evangelio de Juan es también un evangelio? ¿Cuenta la
misma historia? ¿Obedece a la misma finalidad? Sabemos
que los evangelios de Mateo, Marcos y Lucas han sufrido
un proceso de selección, reflexión teológica, narración,
simplificación, etc., desde la predicación oral sobre lo que
había ocurrido a finales de la década de los años 20 hasta
alcanzar su forma final en la segunda mitad del siglo l.
Tienen su origen en la memoria escrita de lo que Jesús hizo
y dijo. ¿Pero se puede decir lo mismo del Evangelio de
Juan?
Desde el siglo II hasta el siglo XVIII no había
dudas: Juan, uno de los doce apóstoles, había
escrito sus propios recuerdos, que quedaron
recogidos en el evangelio que lleva su nombre. Es
más, hasta ese momento la opinión más extendida
consideraba el cuarto evangelio más fiable que el
de Marcos o Lucas, puesto que estos no habían
sido testigos oculares de los acontecimientos que
relataban. En cambio, el apóstol Juan, el hijo de
Zebedeo, sí lo había sido. La idea universalmente
aceptada entonces era que Juan conoció los
sinópticos y quiso completarlos con material
propio tras largos años de meditación.
Sin embargo, los rasgos peculiares del Evangelio de Juan
suscitaron ya en el siglo XIX algunas dudas sobre su autoría
e historicidad. Para llamar la atención sobre las diferencias
de Juan con los otros evangelios, K.G. Bretschneider escribió
en 1820 su obra Probabiliade evangelii et
epistolarum ]oannis Apostoli índole et origine (Leipzig)
influido por las ideas de E. Evanson, un deísta inglés de
finales del siglo XVIII. En su escrito Bretschneider afirmó
que Juan no pudo ser el autor del evangelio, pues el hijo de
Zebedeo no pudo tener la cultura que refleja el autor de ese
escrito, ni su autor fue testigo ocular de lo que narra. El
evangelio que se le atribuye a Juan no era más que un texto
apologético contra los seguidores del bautista, docetas y
gnósticos. La obra de Bretschneider supuso el arranque de lo
que se conoce como «cuestión joánica», El fondo de esta
«cuestión» giraba, y sigue todavía hoy girando, en torno a la
autenticidad del Evangelio de Juan y a su valor histórico.
El punto que generaba más problemas era la
cristología del cuarto evangelio. Al tratarse de
una cristología más desarrollada que la de los
sinópticos, algunos autores atribuían al evangelio
una fecha tardía y un contexto distinto al que se
le asociaba tradicionalmente. Como
consecuencia, se discutía si el autor del cuarto
evangelio realmente había podido ser un testigo
ocular de los acontecimientos narrados en él y si
llegó a conocer los evangelios sinópticos.
- Parte de la crítica concluyó que el Evangelio de
Juan no pudo ser obra de un testigo ocular y negó
el valor histórico del evangelio.
-Para este sector crítico, el evangelio no era más
que una reconstrucción teológica posterior propia
de la segunda o tercera generación cristiana.
La «cuestión joánica» sigue viva en numerosos
sectores de la crítica exegética actual. Los que
niegan el carácter histórico del Evangelio de Juan
aventuran otras soluciones sobre la naturaleza de
este texto.
-Para unos es una especie de poema sobre la figura
de Jesús, compuesto a base de milagros
meramente simbólicos - sin fundamento en la
realidad histórica- y de discursos imaginados por
el autor y puestos en labios de Jesús.
-Otros lo interpretan como una lectura sinagogal
del Antiguo Testamento conforme a la enseñanza
del Maestro de Nazaret. Hay quienes lo entienden
como una narración inspirada en los sinópticos, de
los que el autor del cuarto evangelio habría
tomado material para escribir puras ficciones
narrativas.
Las posturas extremas no han sido aceptadas por la mayor
parte de la crítica, pero existe todavía una cierta tendencia
a exaltar el valor teológico del cuarto evangelio y negar su
valor para nuestro conocimiento de Jesús por que se
piensa que al evangelista no le importaba la historia sino
el mensaje que quería trasmitir. Los que así piensan
encuentran su apoyo en la metodología histórico-crítica.
Ciertamente, al tratarse de una obra literaria de finales del
siglo I, el Evangelio de Juan se puede y se debe estudiar
desde un punto de vista histórico, filológico y literario,
conforme a la propia metodología de estas ciencias.
Abordaremos esta cuestión, mostrando las relaciones
entre los sinópticos y Juan, el posible proceso de
composición del cuarto evangelio y el valor de testimonio
que se le puede dar a este, con el fin de mostrar que el de
Juan no se distingue esencialmente en su composición de
los otros evangelios canónicos y constituye un testimonio
particular de la palabras y obras de Jesús de Nazaret.
RELACIÓN CON LOS
SINÓPTICOS: MATERIAL
Semejanzas entre el Evangelio de Juan y los sinópticos
COMÚN Y MATERIAL PROPIO
Ya se ha dicho que una simple lectura del cuarto
evangelio pone en evidencia las diferencias de Juan con
los sinópticos. Cualquier lector se dará cuenta de que
son numerosas. Sin embargo, a veces se exagera y se
afirma que estamos ante un evangelio «completamente
distinto». Por eso, y antes de señalar cuáles son las
particularidades de Juan, conviene dejar claro que las
diferencias son perceptibles precisamente por las
semejanzas que presenta con los sinópticos. Juan
comparte con estos la misma historia, la historia de
Jesús de Nazaret, que se remonta a una predicación
apostólica común. Si no fuera así no podríamos hablar
de diferencias. Hablaríamos de realidades heterogéneas
difícilmente comparables.
Como los otros tres evangelios, el relato de Juan narra la enseñanza y
las obras de Cristo: Jesús, ungido por el Espíritu en el bautismo, es el
Mesías prometido que se manifiesta mediante sus obras y palabras, y
revela su gloria en la pasión, muerte y resurrección Específicamente,
el comienzo y final de la historia narrada por Juan ofrece el mismo
esquema que los otros evangelios.
-Además, Jesús predica en Galilea y Jerusalén, atraviesa Samaría, y se
hace seguir de doce discípulos a los que les hace continuadores de su
misión.
-Enseña que Dios se hace presente en su persona y que la salvación es
dada a quienes creen en él.
-Encuentra oposición entre las autoridades del pueblo, que acaban
entregándole a los romanos, después de haber celebrado la Pascua con
sus discípulos con quienes cena la noche antes de morir.
-Es condenado a muerte por Pilatos, resucita al día siguiente del
sábado y se aparece a sus discípulos.
Es evidente, pues, que todos los evangelios canónicos se refieren a la
misma historia y que la narración coincide en su núcleo esencial.
Diferencias entre los sinópticos y el cuarto evangelio
Sobre la base de una misma historia narrada, es cierto que, si se comparan los cuatro evangelios,
fácilmente se perciben diferencias no pequeñas entre los sinópticos y el Evangelio de Juan. Estas
diferencias son de diverso género y afectan tanto a la forma como al contenido. Señalemos las
principales:
En relación a la estructura del relato
l. El marco cronológico. Juan se distingue de los sinópticos en lo que respecta a la duración del
ministerio de Jesús y la fecha de la Pascua:
a) De la lectura de los sinópticos parece que todo sucede en poco más de un año: predicación en
Galilea, subida a Jerusalén y ministerio en la Ciudad Santa, en donde ocurren los sucesos de la
Pascua. Juan, en cambio, habla claramente de tres Pascuas, correspondientes a tres años distintos:
(2,13-23) (6,4) (11,55; 12,1; 13,1; etc.)
b) En relación a la fecha de la Pascua, los sinópticos concuerdan entre sí en que los discípulos
prepararon la Última Cena «el primer día de los Ácimos, cuando sacrificaban el cordero pascual»
(Me 14,12; cf. Mt 26,17; Le 22,7). Jesús celebró la Última Cena en las primeras horas del día 15 de
Nisán, día de Pascua En cambio, según el Evangelio de Juan, Jesús cenó con sus discípulos y murió
«la Parasceve de la Pascua» (18,28; 19,14; 19,31), es decir, el 14 de Nisán, el día anterior a la
Pascua.
2. El marco geográfico. Los tres primeros evangelios
solo narran una subida a la Ciudad Santa durante el
ministerio público de Jesús, aquella en la que morirá
durante la fiesta de la Pascua. Juan, en cambio, se fija
sobre todo en la actividad de Jesús en Judea y en el
templo de Jerusalén, adonde Jesús sube al menos tres
veces con ocasión de las fiestas (2,13; 7,10; 12,12), y
solo refiere unos pocos detalles de la actividad de Jesús
en Galilea y samaria.
3. Desarrollo de la narración. Los sinópticos reúnen un
conjunto de episodios y dichos de Jesús que pueden ser
separados fácilmente unos de otros. Juan, en cambio,
estructura su relato a partir de temas teológicos
desarrollados en discursos-diálogos muy cuidados que se
entrelazan con algunos hechos narrados sobriamente.
En relación a los contenidos narrativos
Hay aspectos y episodios significativos en los sinópticos que no están en
Juan y sí en los sinópticos, y viceversa.
l. Fuera de la pasión, en Juan se encuentran solo cinco relatos comunes a los
sinópticos; todo lo demás es material propio. Los relatos comunes son: la
expulsión de los mercaderes del templo (2,13-16), la multiplicación de los
panes (6,1-13), Jesús caminando sobre las aguas (6,16-21), la unción de
Betania (12,1-8) y la entrada triunfal en Jerusalén (12,12-19).
Por otra parte, el cuarto evangelio no narra directamente el bautismo de
Jesús, ni relata la transfiguración, ni la institución de la Eucaristía. Tampoco
hay referencias a posesiones diabólicas y exorcismos.
De los veintinueve milagros que narran los sinópticos, Juan refiere solo dos:
la multiplicación de los panes y Jesús caminando sobre las aguas (6,11.19); y
habla de otros cinco milagros distintos, dos de ellos muy significativos: las
bodas de Caná (2,1-11) y la resurrección de Lázaro (11,33-44). Los otros tres
milagros propios son: la curación del hijo de un funcionario real (4,46-54); la
curación del paralítico de la piscina Probática (5,1-9); y la curación del ciego
de nacimiento en Jerusalén (9,1-41). Pero el rasgo más sobresaliente es que
presenta los milagros como «signos», pues le sirven de base a Juan para
exponer realidades más profundas que las que se podían percibir a simple
vista.
3. En la historia de la pasión, muerte y resurrección
de Jesucristo, el cuarto evangelio coincide con los
sinópticos, pero también estos acontecimientos se
narran desde una perspectiva propia. En los
anuncios que Jesús hace de su pasión, los sinópticos
se fijan en la conveniencia de que el Hijo del
hombre padezca (Mt 16,21 ypar). En cambio, Juan
subraya la conveniencia de que el Hijo del hombre
sea exaltado (3,14-15; 8,28; 12,32-33). La pasión es
la glorificación de Cristo. En ese momento se
manifiesta la «hora» de Jesús (2,4; 7,30; 13,1; 17,1),
en la que el Padre glorifica al Hijo, quien, al morir,
vence al demonio, al pecado y a la muerte, y es
exaltado sobre todas las cosas (12,32-33).
En relación a la enseñanza
l. El contenido de la enseñanza de Jesús en el cuarto evangelio tiene matices propios respecto de los sinópticos.
Por ejemplo:
«Reino de los Cielos» (3,5).
Diversas cuestiones de moral práctica, como el amor de Jesús a los pecadores y a los pobres
No trata temas frecuentes en los sinópticos como la cuestión del sábado, en cambio, habla de la vida, la verdad,
la luz, la gloria.
En relación a las fiestas litúrgicas del calendario judío, Juan menciona: la Pascua, Tabernáculos y Dedicación del
templo. y los sinópticos solo se refieren a la Pascua en la que Jesús muere.
2. También hay diferencias en cuanto a la forma de enseñar que tiene Jesús.
En los sinópticos Jesús se sirve de imágenes y parábolas, tomadas de cosas corrientes y costumbres populares.
En Juan, en cambio, el vehículo de la enseñanza de Jesús son discursos-diálogos, a menudo en polémicas con las
autoridades judías.
apenas aparecen con estos términos en los tres primeros evangelios. En relación a las fiestas litúrgicas del
calendario judío, Juan menciona las fiestas de la Pascua, Tabernáculos y Dedicación del templo, y muestra un
especial interés por su significado, mientras que los sinópticos solo se refieren a la Pascua en la que Jesús muere.
2. También hay diferencias en cuanto a la f orma de enseñar que tiene Jesús.
En los sinópticos Jesús se sirve de imágenes y parábolas, en Juan, en cambio, el vehículo de la enseñanza de
Jesús son discursos-diálogos.
En la exégesis actual no hay acuerdo en lo que se refiere a la posible
dependencia o independencia de Juan de los sinópticos. Las posturas más
comunes se pueden resumir principalmente en cuatro intentos de explicación:
l. Juan es completamente independiente de los sinópticos (por ej. P. Gardner-
Smith). Aunque esta hipótesis explica bien las diferencias, deja sin resolver
la existencia de los puntos comunes.
2. Juan dependió de Marcos o de los otros sinópticos (por ej. F. Neirynck).
Esta hipótesis explica bien las semejanzas de fondo pero no la originalidad de
Juan.
3. Juan no conoció los sinópticos pero sí la tradición oral presinóptica (por ej.
Ch. Dodd). Es una postura intermedia que explica los puntos comunes pero
es insuficiente para explicar algunas cuestiones concretas. En esta línea
algunos aventuran otras hipótesis:
a) Juan y Marcos compartían la misma tradición preevangélica, oral o escrita.
b) Aunque Juan no habría visto la forma escrita de Lucas, era familiar con las
tradiciones que luego Lucas incorporó en el tercer evangelio.
4. Juan conoció la tradición sinóptica y la completó con sus recuerdos
personales. Es la postura tradicional de algunos Padres como Clemente,
Orígenes, san Agustín.
EL CARÁCTER SELECTIVO DE JUAN
Hay que partir de la base de que, por una parte, el Evangelio
de Juan es un testimonio apostólico y, por otra, de que ese
testimonio lo ha realizado el evangelista siguiendo un
proceso de selección dentro del abundante material que
tenía disponible. De ahí que se hable de que Juan es
selectivo.
pero además, Juan no solo es selectivo en relación a unos
temas. El mismo enfoque que da al evangelio muestra esa
selección.
A Juan, en cambio, le interesa mostrar desde el principio
que Jesús es el Verbo hecho carne y que todo su ministerio
forma parte del juicio que concluye con la condena a
muerte. Es decir, Juan ve toda la vida de Jesús como el
juicio del mundo sobre él, por el que el juzgado juzga al
mundo.
COMPOSICIÓN DEL EVANGELIO
El proceso de composición del evangelio ofrece algunas pistas sobre el carácter peculiar de Juan y las diferencias
con los sinópticos. El texto tal como nos ha llegado muestra que el evangelio se compuso de manera progresiva.
No parece que hubiera un solo redactor sino varios, tal como lo sugieren los siguientes rasgos:
Los dos finales
El último capítulo de Juan (21,1-25) es un apéndice, que ha sido añadido por un alguien cercano al discípulo
amado. Así se deduce de los versículos que le preceden (20,30-31) en donde encontramos un primer epílogo o
conclusión del evangelio. El texto hace referencia a que existía otro material que el autor del evangelio habría
podido incluir pero que no incluyó.
A continuación (cap. 21), el evangelio recoge la narración de la pesca milagrosa en Galilea, la triple confesión de
san Pedro, su confirmación en el Primado y la profecía de Jesús acerca de la muerte del discípulo amado, y
termina con otro final.
Pero el redactor de este capítulo final habla en primera persona del plural (sabemos) y es, por tanto, distinto del
discípulo amado.
Estos dos finales sugieren que, antes de acabar el evangelio en una primera forma (y probablemente antes de que
se pusiera en circulación), alguien hizo algunos añadidos. Comúnmente, se considera que el actual capítulo 21 se
añadió cuando e( evangelista había ya fallecido. El apéndice, por tanto, sugiere que en el evangelio tal como nos
ha llegado no ha intervenido una sola persona, sino al menos dos: el evangelista que compuso el cuerpo del
evangelio y un redactor que luego hizo algunos añadidos: al menos el del cap. 21 y probablemente otros más a lo
largo del evangelio.
Diferencias de estilo
El cap. 21 se distingue del resto del evangelio por su lenguaje, con
algunos términos peculiares a él. Lo mismo sucede con el prólogo,
en el que además del estilo poético que se distingue del resto del
evangelio, utiliza algunos conceptos teológicos que no aparecen más
en todo el libro. Estas diferencias sugieren también que hubo más de
una mano en la redacción del texto.
Ciertos rasgos en el evangelio parecen apuntar hacia una
composición progresiva. Así lo sugieren algunos cambios bruscos
que sorprenden al lector.
l. La ilación de los caps. 14-15. En 14,30, Jesús termina su discurso
de despedida con las palabras. Sin embargo, antes de esto se intercala
un prolongado discurso y la oración sacerdotal (caps. 15-17).
2. La sucesión de los caps. 5-7. El cap. 4 acaba en Galilea; el cap. 5
describe a Jesús en Jerusalén; el cap. 6 muestra a Jesús de vuelta en
Galilea.
3. El comienzo del cap. 10. Es el discurso del Buen Pastor (10,1-18),
que parece interrumpir el hilo de lo que Jesús está diciendo al final
del cap. 9 sobre la ceguera de los judíos (9,40-41).
¿Cómo se explican estos saltos y aparentes brusquedades? ¿Es posible que
todo sea obra de un solo autor? ¿Hubo varias manos que introdujeron un
material con posterioridad? Se han propuesto numerosas explicaciones,
pero aún no se ha llegado a una que satisfaga a todos.
Se ha hablado de que los saltos en la narración se debieron a un
desplazamiento de las diversas partes del libro después de la muerte del
autor.
En definitiva, y como conclusión a todo lo expuesto en este tema, se puede
decir que el Evangelio de Juan no es distinto de los otros tres evangelios.
En él se reconocen las tres etapas de composición que se dan en los
sinópticos: 1) En el origen están unos recuerdos de lo que Jesús hizo y dijo,
que no son siempre los mismos que se conservan en los otros tres
evangelios canónicos. 2) Esos recuerdos que conservó Juan fueron
influenciados por las diversas experiencias que iban viviendo las
comunidades relacionadas con él y por las experiencias de los predicadores
que trasmitían esos recuerdos. 3) Finalmente el evangelista dio forma
escrita a la tradición tal como se trasmitía en esa segunda etapa.