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Ensayo

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Participantes: Ashley Valentina Cruz Romá n 20220970

Á mbar Estephany Rosario Lorenzo 20220965

Materia: Historia Crítica Dominicana.

Maestra: Clenis Ana Cristina Tavarez María.


1911 -1914
Entre 1911 y 1914 se sucedieron cuatro presidencias, algunas de ellas de
apenas pocos meses. En 1914, Juan Isidro Jimenes ocupó el poder en medio de
la agitació n política. Pero los caudillos Federico Velá squez y Desiderio Arias
pusieron en jaque al gobierno de Jimenes, mientras los Estados Unidos lo
presionaban para cumplir la demanda de nombrar a un especialista financiero
estadounidense como supervisor de aduanas y gastos pú blicos.
Finalmente, el levantamiento armado encabezado por Arias y, en abril de
1916, la destitució n del presidente, dieron a los Estados Unidos el pretexto
para realizar una intervenció n militar directa. En mayo comenzó el
desembarque de tropas estadounidenses, que se encontraron con una
pequeñ a resistencia. Jimenes se negó a ocupar la presidencia apadrinado por
las fuerzas invasoras. Por su parte, el Congreso dominicano eligió a Francisco
Henríquez y Carvajal para sustituirlo. Sin embargo, el 26 de noviembre de
1916 los Estados Unidos proclamaron formalmente el establecimiento de un
gobierno militar bajo el mando del capitá n H. S. Knapp.
1916 - 1920
La ocupació n estadounidense de 1916 a 1924 acarreó transformaciones
fundamentales en la organizació n econó mica y social del país. La primera
medida implementada fue el desarme de la població n, a la que siguieron una
ley de censura y la reorganizació n de los cuerpos militares en una guardia
nacional. Paralelamente, se lanzó un vasto programa de obras pú blicas, cuyo
hito principal consistió en la apertura de una red de caminos, destinada a
asegurar el control del territorio nacional y facilitar el transporte de los
productos de exportació n. La intervenció n ocurrió durante la Primera Guerra
Mundial (1914 a 1918), que había afectado la producció n de los principales
países azucareros. Y como los Estados Unidos necesitaban crear nuevos
mercados abastecedores, la Repú blica Dominicana, que desde finales del siglo
XIX atravesaba por un momento de creciente desarrollo azucarero,
desempeñ ó ese rol. No obstante, para aumentar la producció n y la
rentabilidad había que superar ciertos obstá culos. Uno de ellos era la falta de
rutas y caminos, y otro la existencia de un sistema de propiedad de la tierra.
sustentado en los Terrenos Comuneros, compartidos por varios dueñ os, y en
las pequeñ as propiedades agrícolas. Para enfrentar esa situació n se estableció
el así llamado Sistema Torrens, con el que se reordenó la divisió n de los
Terrenos Comuneros, mediante reglas para la medició n y la divisió n de los
terrenos. Ademá s de eso, se promulgó una ley de impuestos sobre la
propiedad. Por su parte, los Estados Unidos dieron un tratamiento
preferencial al azú car dominicana.
Con todas esas medidas y la entrada masiva de capitales, la industria
azucarera duplicó su producció n y se convirtió en un factor determinante para
el desarrollo capitalista dominicano. Debido a los excelentes precios
internacionales del azú car y a las grandes riquezas acumuladas, ese período es
recordado como la “Danza de los millones”. La fabricació n de azú car fue
monopolizada por empresas extranjeras, en detrimento de los productores
nacionales. Las disposiciones en torno a la propiedad del suelo hicieron que
muchos campesinos perdieran sus tierras, porque no podían afrontar los
impuestos y el pago de profesionales agrimensores para la medició n y
separació n de sus terrenos, ademá s de que se había vuelto comú n la
falsificació n de títulos de propiedad. De esta manera, se facilitó la formació n
de latifundios azucareros, que ocuparon el este del país. Y no por casualidad,
allí surgió la principal fuerza de resistencia armada a la intervenció n.
Los movimientos armados contra la ocupació n recibieron la denominació n
despectiva de “gavilleros ” (marginales). Está n en su mayoría integrados por
campesinos que habían sido víctimas de la transformació n agresiva de sus
medios de subsistencia o habían perdido tierras. Los gavilleros se
concentraban en las zonas rurales y no podían ser sometidos totalmente; al
fin, lo que ocurrió fue una paulatina disolució n de esos movimientos, debido a
la reducció n de los niveles represivos ante la perspectiva de una posible
desocupació n.
A partir de 1920, los Estados Unidos comenzaron a estudiar la posibilidad de
desocupar el país, ya que el conflicto mundial había terminado y los precios
del azú car habían decrecido considerablemente, poniendo un punto final a la
“Danza de los millones”. En esa época, entre los sectores urbanos comenzó a
tomar forma un enérgico movimiento nacionalista que exigía la salida de los
estadounidenses. Figuras de relieve del ambiente intelectual, como Américo
Lugo, Emiliano Tejera y Federico García Godoy, formaron entonces la Unió n
Nacional Dominicana (UND), que bajo la consigna “desocupació n pura y
simple” organizó concentraciones populares y actividades diversas.
En diciembre de 1920 se iniciaron las negociaciones, que habrían de
prolongarse por varios añ os. Las propuestas iniciales de los Estados Unidos
fueron rechazadas por los negociadores dominicanos por considerarlas
lesivas a la soberanía nacional. Má s tarde, no obstante, importantes sectores
políticos abandonaron la consigna de “desocupació n pura y simple” por otras
posturas má s flexibles. Finalmente, los miembros de la UND quedaron
reducidos a una minoría. En 1922, el representante dominicano Francisco J.
Peynado y el secretario de Estado estadounidense Charles Evans Hughes
firmaron un plan de desocupació n aprobado por los principales líderes
políticos del país: Horacio Vá squez, Federico Velá squez y Juan Isidro Jimenes.
El plan Hughes-Peynado estableció que se instalaría un gobierno provisorio,
con el acuerdo de los líderes políticos y de la Iglesia Cató lica. Ese gobierno
debería realizar elecciones y reconocer como vá lidas las decisiones tomadas
por el gobierno militar. Ademá s de eso, la Convenció n Dominico-Americana de
1907 permanecería vigente.
- Consecuencias de la ocupación estadounidense 1916-1924.
A pesar de la retirada de las tropas de ocupació n, se mantuvo la preocupació n
respecto a la recaudació n y uso de los ingresos aduaneros del país. Para
solucionar este problema, representantes de Estados Unidos y del gobierno de
Repú blica Dominicana se reunieron en una convenció n y firmaron un tratado
el 27 de diciembre de 1924, mediante el cual se cedió a Estados Unidos el
control sobre los ingresos aduaneros del país. Este tratado fue motivo de un
largo resentimiento entre Estados Unidos y el pueblo dominicano hasta que,
en 1944, el tratado Trujillo-Hull derogó el anterior y los ingresos aduaneros
del país volvieron de nuevo a ser administrados por el gobierno dominicano.
En lo político
Obviamente que esta intervenció n interrumpió la vida soberana de la nació n,
desarticulando su tejido político, institucional, jurídico y militar. La ocupació n
militar norteamericana impuso otras reglas de juegos que dejaría al país
huérfano de su independencia.
En lo económico
La ocupació n definitiva de las aduanas y el control de las recaudaciones del
fisco, fueron causas inmediatas de esta intervenció n, pasando luego los
norteamericanos a definir la economía del territorio a partir de sus intereses
políticos y comerciales. Una de las primeras medidas que redundarían en
realidad a una mejora de la vida econó mica nacional, lo fue la implementació n
y aplicació n de una contabilidad pú blica.
También valga decir que la llegada de los norteamericanos al país privilegia la
economía azucarera en el orden de prioridades de la producció n nacional,
desarrollando esta á rea de la economía que implicó la importació n de mano
de obra, sobre todo, haitiana y la construcció n de una gran infraestructura en
los bateyes, donde residía el personal de control de estos enclaves
agroexportadores.
- Primer Censo Nacional de la Republica Dominicana 1920.
El Primer Censo Nacional fue levantado desde el 19 de enero hasta el 24 de
diciembre de 1920, durante la administració n del general Thomas Snowden,
gobernador estadounidense de Santo Domingo tras la ocupació n
estadounidense de la Repú blica Dominicana.
Este fue el primer censo realizado en territorio dominicano por el Estado
desde la época colonial, si bien la Iglesia cató lica realizaba censos
parroquiales; este censo recabó informació n respecto la ocupació n, edad,
sexo, fecundidad, raza, religió n, estado civil, nacionalidad, habilidad para
sufragar y vivienda.
1920
El 24 de diciembre de 1920 se levantó el Primer Censo Nacional de la
Població n, efectuado por las fuerzas invasoras norteamericanas. Dada la
experiencia en el país, prá cticamente nula, contenía deficiencias como: 1) sub-
numeració n; 2) solo tabulació n de algunos grupos de edades (limitó al aná lisis
demográ fico y socioeconó mico en general); y, 3) la ausencia de
"simultaneidad".
Sin embargo, a pesar de sus limitaciones, ese Censo contiene importantísimas
informaciones, y constituye el primer documento censal amplio respecto a las
características demográ ficas y socioeconó micas. Los resultados fueron
publicados en 1923. La Universidad Autó noma de Santo Domingo (UASD)
efectuó una segunda edició n en 1975.
La Herencia Yanqui
En octubre de 1922, Juan Bautista Vicini ocupó la presidencia provisoria y
organizó elecciones, que fueron realizadas en marzo de 1924. El ganador
resultó ser Horacio Vá squez, con Federico Velá squez como vicepresidente. Las
tropas norteamericanas comenzaron a salir del país en agosto de ese mismo
añ o. Sin embargo, los Estados Unidos dejaron allí mecanismos efectivos de
control, especialmente a través de la Convenció n Dominico-Americana. Todas
las obras realizadas durante la ocupació n militar debían todavía ser saldadas,
por lo que el país se encontró de pronto má s endeudado que antes. Hubo
cambios también en otros aspectos significativos, como por ejemplo un
acelerado desarrollo capitalista centrado en una industria azucarera que pasó
a estar prá cticamente en manos norteamericanas. Y ademá s de eso, la
població n estaba desarmada y se había creado un cuerpo castrense
profesional capaz de controlar de manera eficaz el país entero, gracias a la
nueva red caminera.
Vá squez condujo el gobierno segú n los mandatos estadounidenses,
prosiguiendo con el programa de obras pú blicas que había sido iniciado
durante la intervenció n, para lo cual consiguió un nuevo préstamo. La
prolongació n de su gobierno le valió muchos opositores, entre ellos su
vicepresidente, Federico Velá squez. La crisis econó mica que causó la quiebra
de la Bolsa de Valores de Nueva York, en 1929, y las tentativas de reelecció n
para 1930 generaron un descontento todavía mayor. Entonces se formó un
movimiento cívico, encabezado por el joven político Rafael Estrella Ureñ a,
para derrocar a Vá squez. Por detrá s de ese movimiento secretamente
conspiraba el jefe del Ejército, Rafael Leó nidas Trujillo.

Bibliografías:
http://latinoamericana.wiki.br/es/entradas/r/republica-dominicana
https://www.one.gob.do/sobre-nosotros/historia/
https://agn.gob.do/phocadownload/libros/333-LaOcupacionMilitar-web.pdf
https://www.one.gob.do/media/h1id11mf/los-censos-dominicanos-100-a
%C3%B1os-contando-nuestra-gente-1920-2020.pdf

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