Unidad Iii
Unidad Iii
Unidad Iii
Tradicionalmente se afirma que los bienes del Estado y los de sus instituciones son
inembargables. Se trata de un principio universal del Derecho Público, y una excepción dentro
del Derecho Privado, que nadie discute, pero que requiere de precisiones, dada la complejidad
de los bienes que forman el llamado dominio administrativo del Estado (compuesto por el
conjunto de bienes de su propiedad o bajo su administración) y la existencia de disposiciones
constitucionales que aparentemente obligan a una generalización de la afirmación, así como
de criterios jurisprudenciales que restringen la aplicación del principio, señalado por el
Derecho Público.
El dominio administrativo del Estado se compone de dos tipos de bienes, entre los cuales no
siempre es posible hacer una diferenciación rígida:
a) los bienes del dominio público, los cuales por su naturaleza o por su afectación están
destinados a servir a un interés público y comúnmente a un servicio público; y
b) los bienes del dominio privado, los cuales, aunque perteneciendo al Estado o a una
de sus instituciones, están destinados a servir un interés comercial o industrial.
La inembargabilidad de los bienes del dominio público encuentra su razón de ser en que todos
ellos son propiedad de entidades públicas, ya nacionales, ya municipales y de acuerdo con los
principios del Derecho Público Universal (siempre observados en nuestro país y sustentado
por nuestros tratadistas), no es posible contra ellos la ejecución forzada.
De otra parte la inembargabilidad de los bienes del dominio público del Estado bajo el
fundamento del predominio del interés general sobre el interés particular tiene un alcance tan
amplio y universal, como el principio de la libertad de las convenciones en el Derecho Civil;
de tal manera que si bien en el plano estricto del Derecho Procesal Civil la misma constituye
una excepción a los Artículos 2092 y 2093 del Código Civil, también es cierto que en
Derecho Público la inembargabilidad de estos bienes adquiere la categoría de regla. Por tanto,
ella debe ser respetada por los jueces en la misma medida en que debe respetarse lo pactado
por las partes mediante un contrato.
Bienes del Dominio Público por afectación. Se trata de los bienes que pertenecen a las
entidades públicas, y comprenden:
1. las instituciones llamadas a cumplir las funciones políticas directas de gobierno o
las relacionadas íntimamente con ellas; y
2. los órganos de administración a los cuales se les reconoce personalidad jurídica y
cierta autonomía financiera para que en forma descentralizada realicen labores de
servicios o de utilidad pública.
Bienes de las instituciones que cumplen funciones políticas directas de gobierno o
conexas.
Dentro de estos bienes que no pueden ser embargados tenemos los siguientes:
1) La Caja de Ahorros para Obreros y Monte de Piedad
2) Lotería Nacional
3) Superintendencia de Bancos
4) Superintendencia de Seguros,
5) Administración General de Bienes Nacionales
6) El Consejo Nacional de Población y Familia
7) Servicio Nacional de Erradicación de la Malaria
8) Oficina de Desarrollo de la Comunidad
9) Radio Televisión Dominicana
10) Los equipos militares y policiales, que pertenecen a las Secretarías de las Fuerzas
Armadas e Interior y Policía
11) Bienes administrados por el Ejecutivo a través de órganos bajo la denominación de
Instituto o Corporación.
12) Instituto Azucarero Dominicano
13) Instituto para el Desarollo del Sur-Oeste
14) Corporación de Hatillo
15) Corporación de Sabaneta
16) Bienes del Poder Judicial, incluyendo los afectados al uso de los tribunales y sus
dependencias
17) Bienes del Poder Legislativo y sus dependencias; sean al uso de los congresistas como
de los empleados.
18) Bienes de la Junta Central Electoral, Juntas Municipales Electorales y las
dependencias de una y otras.
19) Bienes de La Cámara de Cuentas.
20) De los Ayuntamientos
21) De la Liga Municipal Dominicana
Bienes de las Entidades de Servicios Públicos o sin fines de lucro por voluntad legislativa
o de la jurisprudencia.
Instituciones cuyos bienes muebles e inmuebles han sido declarados inembargables, comol
son:
1) La Corporación del Acueducto y Alcantarillado de Santiago, cuyos bienes muebles e
inmuebles han sido declarados inembargables.
2) La Corporación de Acueducto y Alcantarillado de Santo Domingo
3) El Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INDRHI)
4) El Instituto Nacional de Aguas Potables y Alcantarillados (INAPA)
5) El Instituto Agrario Dominicano (IAD)
6) El Intituto Dominicano de Seguros Sociales
7) La Corporación Dominicana de Electricidad (Hoy CDEEE)
8) Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD). (comunidad de profesores y
alumnos)
Bienes de las entidades que realizan actividades comerciales o industriales pero en las
cuales priman los criterios de utilidad pública.
Por consiguiente, son embargables, sin ningún tipo de limitación, los bienes de:
Pese a la aplicación general del principio establecido en los artículos 2092 y 2093 del Código
Civil y a la naturaleza del Banco Nacional de la Vivienda; de las Asociaciones de Ahorros y
Préstamos, el legislador, tomando en cuenta el carácter de las cédulas hipotecarias que él
expide o garantiza, ha dispuesto que los créditos hipotecarios de la institución sólo son
embargables por los tenedores de las cédulas hipotecarias emitidas por ella. Se trata en este
caso de una limitación al principio enunciado por los citados artículos del Código Civil y no
de una inembargabilidad que incluye a todos sus bienes.
Criterios semejantes a los que hemos hecho referencia al tratar de la inembargabilidad de los
bienes del Dominio Público del Estado y de sus instituciones, explican la inembargabilidad de
los bienes de la Iglesia Católica y de sus dependencias.
Desde el descubrimiento hasta la independencia la Iglesia Católica ha venido recibiendo el
apoyo de los diferentes gobiernos que hemos tenido, hasta convertir su religión en la religión
del Estado. Lo que ha servido de base para afirmar la inembargabilidad de los bienes de la
Iglesia Católica y los de sus instituciones.
Esta inembargabilidad tiene su fuente en el hecho de que, el 30 de junio de 1954 del Congreso
Nacional, aprobó el Concordato entre la Santa Sede y la República Dominicana. Según este
convenio, el Estado Dominicano reconoce y garantiza la propiedad de la Iglesia Católica: a)
sobre los bienes muebles e inmuebles que el Estado reconoce le pertenecen; b) sobre los
bienes que después de la Ley de 1931 la Iglesia ha legítimamente adquirido o adquiera,
incluidos los que han sido o sean declarados monumentos nacionales; c) sobre los templos y
otras edificaciones con fines eclesiásticos que el Estado ha venido construyendo desde 1930,
y que construya en adelante. Mediante el mismo convenio el Estado Dominicano reconoce: a)
la religión Católica, Apostólica y Romana, como la religión de la Nación Dominicana, que
gozará, por tanto, de los derechos y de las prerrogativas que le corresponden de conformidad
con la Ley Divina y de Derecho Canónico; b) la personalidad jurídica internacional de la
Santa Sede y del Estado de la ciudad del Vaticano; c) la personalidad jurídica de todas las
instituciones y asociaciones religiosas existentes en la República a la entrada en vigor del
acuerdo, siempre que hayan sido instituidas según el Derecho Canónico; d) la personalidad
jurídica de la Diócesis y de la Prelatura Nullius y sus instituciones anejas, de las parroquias,
de las Ordenes y Congregaciones Religiosas, de las Sociedades de Vida Común, de los
Institutos Seculares de perfección cristiana canónicamente reconocidos, sean de derecho
pontificio o de derecho diocesano, de sus provincias y de sus casas; e) la personalidad jurídica
de las entidades de la misma naturaleza de las ya citadas, que sean ulteriormente erigidas o
aprobadas en la República Dominicana, por las autoridades eclesiásticas competentes. Para
fines de conocimiento por parte del Estado de las instituciones y asociaciones existentes al
momento de la resolución citada y que en virtud del acuerdo ratificado adquieren personalidad
jurídica, las autoridades eclesiásticas se obligaron mediante el mismo Concordato a
comunicar al departamento correspondiente del Gobierno Dominicano la lista de dichas
entidades, dentro de los dos meses que siguieron a la ratificación del acuerdo por el Congreso
Nacional. Cuando por el contrario, se trata de instituciones o asociaciones erigidas o
aprobadas en el futuro por las autoridades eclesiásticas competentes, éstas se obligaron a
En ese sentido, el Estado Dominicano reconoció la personalidad el Estado del Vaticano, por
lo que permitir la embargabilidad de sus bienes, es atentar contra las normas del Derecho
Internacional.
Estos son aquellos bienes que aparecen unidos íntimamente a la persona del deudor, y que si
bien ocasionalmente puede llegar a tener valores pecuniarios o de otra naturaleza, no son éstos
los primeros que toma en cuenta el Derecho, sino la primera característica; por lo que se
benefician de cierta inmunidad frente a las ejecuciones.
El Código de Procedimiento Civil colocó teóricamente la persona del deudor por encima del
interés patrimonial del acreedor. Es por esta razón que la legislación revolucionaria abolió la
prisión por deudas civiles y tomó otras medidas protectoras de las personas. Por encima del
interés del acreedor, el deudor tiene derecho:
Las inembargabilidades o restricciones a las medidas ejecutorias sobre los bienes a que hemos
hecho referencia comprenden al embargo retentivo al embargo ejecutivo, a ambos y otras
medidas ejecutorias a la vez (como en el caso de los bienes de la comunidad y bienes dotales);
así como al embargo inmobiliario (como sucede en el caso de los bienes de la comunidad,
bienes dotales y bienes de familia). Unas tienen su base directamente en la ley y
particularmente en la constitución; otras, aunque tienen su base en la ley, encuentran
explicación más directa en la convención de las partes.
Estas cuales son: las inembargabilidades de "los granos, harinas y géneros para la
manutención del embargado y de su familia durante un mes", y de "una vaca, tres ovejas o dos
cabras, a elección del embargado, con la paja, yerba o forraje y granos necesarios para el
pesebre, o su sostenimiento durante un mes".
Para los fines de aplicación de la referida disposición legal debemos entender por lecho
cotidiano: la cama, colchones, almohadas, sábanas, cubrecamas y otros accesorios, que
puedan considerarse como de uso diario o permanente y que sean indispensables para el
reposo, tanto del deudor como de los hijos que habitan con él. Por tanto, no es extensible la
inembargabilidad a aquellas partes del lecho que sólo son de uso accidental, sea que se
encuentren en el domicilio o residencia ordinaria del deudor, sea que se encuentren en una
residencia o lugar sólo visitado ocasionalmente por dichas personas.
Por ropas del preciso uso debemos entender las vestimentas, tanto interior como exterior, con
que se cubren el deudor y los hijos que habitan con él, al momento del embargo; así como
zapatos y cualquier otro medio que empleen las personas mencionadas cubrir sus cuerpos
contra los efectos de la naturaleza o por razones de decencia y de pudor sociales.
Con todas ellas se procura proteger el derecho a realizar un trabajo independiente con el cual
el embargado pueda garantizarse la subsistencia; se aplican a personas que ejercen actividades
entre las cuales no pueden establecerse niveles claramente diferenciados: las que ejercen
actividades científicas y manuales; igualmente a personas que ejercen actividades
convergentes con las dos primeras: las que ejercen actividades artísticas.
Bajo este concepto estudiamos los hechos jurídicos que afectan los bienes del deudor o el
título del acreedor y que impiden, unas veces, la realización del embargo; o su desarrollo
normal, otras veces.
Estos tratan de las situaciones ya de hecho, ya de derecho, relativas a los bienes sobre los
cuales debe realizarse el embargo, o a los títulos mediante los cuales debe realizarse la
persecución. Dentro de las primeras se encuentran el precedente embargo, el estado de
indivisión y la quiebra del deudor. Dentro de las segundas se encuentran el plazo de gracia y
la impugnación por falsedad del documento que sirve de título al embargo.
Las líneas que separan los obstáculos de los incidentes propios de los embargos no son, del
todo, claras y exactas; explicables en gran medida en una ausencia de tratamiento legislativo,
jurisprudencial y doctrinario. Lo cierto es, sin embargo, que cuando las situaciones que hemos
designado como obstáculos no son respetadas, permiten a la parte perjudicada hacer alegatos
que impiden la continuación de los procedimientos. Puede decirse en estos casos que los
obstáculos se convierten en fuentes reales de verdaderos incidentes y por tanto, para ser
invocados deben someterse a los procedimientos previstos para estos últimos.
En ocasiones no incumbe a las partes alegar la existencia de los obstáculos, sino a los
funcionarios que tienen que ver con la realización de ciertos actos relativos a los embargos.
Sucede así en el caso del guardián de bienes muebles embargados que está en la obligación de
indicar al alguacil que se presente a embargar, la existencia de un precedente embargo sobre
los mismos bienes. Sucede igualmente con los Conservadores de Hipotecas y los
Registradores de Títulos a los cuales es presentado un embargo inmobiliario para los fines de
transcripción o inscripción, y quienes están en la obligación de negarse a realizarlas cuando ya
hayan transcrito o inscrito otro, sobre el mismo inmueble.
En estos últimos casos si bien no corresponde a las partes dar a conocer la existencia del
obstáculo, es a ellas a quienes incumbe plantear los inconvenientes que la actitud del
funcionario provoca; constituyéndose entonces el obstáculo inicial en la fuente de un
incidente posterior que viene a turbar el desarrollo normal de los procedimientos
persecutorios.
No todos los obstáculos a que tienen las mismas características, ni se someten a las mismas
reglamentaciones, como tampoco tendrán iguales incidencias sobre la suerte de las medidas
ejecutorias;
Tipos de Obstáculos
1. Precedente embargo
2. Estado de indivisión
3. La quiebra del deudor
4. El plazo de gracia
5. La impugnación por falsedad del documento que sirve de título al embargo.
1. Precedente embargo
Un precedente embargo constituye, en principio, un obstáculo para un segundo embargo.
Esta restricción es aplicable tanto en los casos de embargos conservatorios como de embargos
ejecutorios
Sin embargo, las disposiciones del artículo 58, no será aplicable al embargo reivindicatario y
al retentivo, ni a la medida conservatoria de inscripción de hipoteca judicial provisional.
Segundo, cuando el alguacil que va a embargar encuentre parte de los bienes del deudor
afectados por un embargo ejecutivo precedente.
En los casos del embargo inmobiliario. Al igual que ocurre en el embargo de renta la
existencia de un precedente embargo inmobiliario no constituye obstáculo a un segundo;
situación esta última explicable en el hecho de que dados los procedimientos que se siguen
para este embargo, los diferentes acreedores de un mismo deudor pueden desconocer la
existencia de un precedente embargo sobre el mismo inmueble hasta el momento de la
transcripción o inscripción de otros. Es el sistema de publicidad a que están sometidos todos
los actos relativos a la propiedad inmobiliaria lo que permite al segundo persiguiente
informarse de la existencia de un precedente procedimiento ejecutorio sobre el mismo
inmueble y es por lo que el obstáculo a la continuación de dos embargos sobre el mismo
inmueble aparece en el momento de la transcripción o inscripción.
2. El estado de indivisión
En cuanto a este respecto, el legislador estableció en el Artículo 2205 del Código Civil que:
"Sin embargo, la parte indivisa de un coheredero en los inmuebles de una sucesión, no puede
ponerse en venta por sus acreedores personales antes de la partición o licitación que pueden
promover si lo hubieren considerado oportuno, o en los que tengan derecho a intervenir según
el Artículo 882, título de las sucesiones".
Esto se debe a tres razones fundamentales. La primera, porque los bienes para ser
susceptibles de embargo deben estar plenamente determinados y encontrarse libres de toda
condición en el patrimonio del deudor y en el caso de los bienes indivisos no sólo no están
precisados los que pertenecen al deudor, sino que el derecho de éste puede verse afectado
durante el proceso de partición. La segunda, porque de embargarse bienes indivisos la venta
puede verse afectada de nulidad por incluir bienes ajenos (Art. 1599 C. C.). Y, la tercera,
porque no sólo habría inconvenientes para fijar el precio de la venta dada la indefinición de
los bienes embargados, sino también para fijar el límite de los derechos de propiedad
transferidos al adjudicatario; dando lugar a la inaplicación de la primera parte del Artículo
717 del Código de Procedimiento Civil, según la cual "La adjudicación no transmite al
adjudicatario más derechos a la propiedad, que los que tenía el embargado".
Entonces, estas disposicion solo pueden ser aplicadas a los deudores declarados en quiebra y
para que esto ocurra se requiere que:
El plazo de gracia es una medida de carácter judicial, por lo que se requiere siempre la
intervención de un tribunal para que lo otorgue y establezca las condiciones bajo las cuales se
regirá.
El tribunal competente para otorgar el plazo de gracia es el del domicilio del demandado; al
otorgarla dicho juez debe someterse a dos tipos de condiciones: la primera de puro hecho; la
segunda estrictamente jurídica.
La validez del título puede ser cuestionada por muchas razones, entre ellas por estar alterada
la verdad que se presume contenida en él. Ella constituye un obstáculo a la realización del
embargo, desde el momento en que se inicia, sin necesidad de intervención del tribunal; o
desde el momento que el tribunal apoderado de la impugnación decide suspender
provisionalmente la ejecución del título.
Cabe examinar las influencias de tales procedimientos en cuanto a las vías de ejecución y los
titulos a los cuales se aplican.
En principio, todo embargo debe ser trabado en base a un título que, además de tener otras
condiciones, debe ser auténtico. Sólo excepcionalmente un acto bajo firma privada puede ser
utilizado para trabar un embargo. El hecho de ser auténtico hace presumir en el acto que
justifica un embargo una verdad en su contenido. Es la alteración de esa verdad a lo que
llamamos falsedad. Y, no todas las impugnaciones por falsedad de los títulos que permiten la
realización de los embargos, actúan de la misma manera sobre estos últimos.
En materia de Vías de Ejecución la prueba tiene que hacerse forzosamente por escrito y en
base a un documento, que además de contener un crédito, debe ser tenido como veraz, ya por
la calidad del funcionario que ha participado en su instrumentación, ya por la actitud asumida
frente a su contenido por parte del deudor. Esto determina por una parte que el tema de la
falsedad en el campo ejecutorio esté limitado a lo que conocemos como Falsedad en Escritura,
no alcanzando a otros tipos de falsedades como las de monedas, de la noticia, de testimonio,
etc.
Por otra parte, como la prueba para fines de ejecución debe hacerse, en principio, con un
documento auténtico y sólo excepcionalmente se permite al uso del acto bajo firma privada, la
falsedad en el campo ejecutorio aparece también principalmente limitada a lo que conocemos
como falsedad en Acta auténtica; quedando restringida la falsedad en escritura privada al
campo del embargo retentivo.
2. A los actos bajo firma privada que permiten el embargo retentivo. Cuando
ellos han sido objeto de un procedimiento por falsedad principal penal a causa
de una falsedad material, su fuerza ejecutoria queda inmediatamente en
suspenso. Sucede de igual manera cuando estos actos hayan sido objeto de
denegación y hasta que se haya agotado el procedimiento de verificación.