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Xochimilco

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José Quintino

18-003-0985
Seminario historia regional y local.

Reseña: Luis
G Onzalez y
Onzalez
Del libro Pueblo en vilo

Quien fue.
Luis González y González fue un historiador que nació el 11 de octubre de 1925, en
San José, Michoacán, y murió el 13 de diciembre de 2003. Sus padres, familiares y
algunos conocidos particulares le trasmitieron los conocimientos primarios,
posteriormente tanto la secundaria como la preparatoria la realizo con los jesuitas en el
Instituto de Ciencias de Guadalajara, y después cursó tres años de la carrera de derecho
en la Universidad Autónoma de Guadalajara.

En 1946, ingresó al Centro de Estudios Históricos de El Colegio de México; ahí tuvo


entre sus principales profesores a Silvio Zavala, Rafael Altamira, José Gaos, Ramón
Iglesia y a José Miranda. En esa institución Luis González incremento su afición por la
literatura y se sumergió en el estudio de las ciencias sociales, la filosofía y desde luego
la historia.

Desde muy joven combinó los estudios en el aula, en archivos y hemerotecas; de sus
andanzas en aquellos lugares escribió El optimismo nacionalista como factor de la
independencia de México y Los caciques prehispánicos de Xochimilco. En 1948 lo
invitaron a colaborar en la Historia moderna de México, donde se adentró al estudió de
los campesinos, los indígenas, la cultura y la sociedad urbana durante La república
restaurada. Parte de ese material le sirvió en 1956 para presentar la tesis: La tierra y el
indio en la república restaurada, en la Escuela Nacional de Antropología e Historia,
donde obtuvo el grado de maestro en ciencias históricas –los estudios de historia los
realizó en El Colegio de México (1946-1949) y en la Facultad de Filosofía y Letras de
la Universidad Nacional Autónoma de México (1952) y tomó cursos de posgrado en la
Sorbona de París (1952).

Luis nos dejó una importante producción historiográfica en la que abordó temas como
la biografía, la teoría y el método de la historia, la historia pueblerina y desde luego la
historia de México, que la abarcó desde la época de la conquista hasta el sexenio del
presidente Lázaro Cárdenas. De sus libros podemos destacar como los más importantes
los siguientes: Pueblo en vilo (1968); Invitación a la microhistoria (1972); Los artífices
del cardenismo (1978); Zamora (1979); La querencia (1982); La ronda de las
generaciones (1984); El oficio de historiar (1988) y Todo es historia (1989). Pero no
solamente fue un prolífico productor de libros sino que también escribió una enorme
cantidad de artículos y ensayos que, la editorial Clío, dirigida por Enrique Krauze, uno
de sus principales discípulos, ha agrupado en 18 tomos como Obras Completas.

Luis fue de los historiadores que relacionó acertadamente la investigación, la docencia,


la difusión, el trabajo editorial, la administración y la creación de instituciones. Su
cátedra se escuchó en El Colegio de México, en las facultades de Filosofía y Letras de
la UNAM e Iberoamericana; fue director de la revista Historia Mexicana (1960-1964);
además fundó y dirigió El Colegio de Michoacán en 1979. Por su trayectoria académica
recibió varios reconocimientos, pues fue becario del gobierno de Francia; becario de la
Fundación Rockefeller; formó parte de la Academia Mexicana de Historia (1972) y de
El Colegio Nacional; recibió el Premio Nacional de Historia, Ciencias Sociales y
Filosofía (1983) y un poco antes de morir la Medalla Belisario Domínguez. González y
González, 1995: 362-381 y González y González, 2000: 321-345

Es muy posible que por haber nacido durante la época de la guerra cristera en la que su
pueblo casi desaparece, por haber vivido su infancia durante la reconstrucción de su
tierra y por recibir una educación católica tanto familiar como en el Instituto de Ciencias
de Guadalajara, y posteriormente hacer un contraste de esa visión del mundo con la que
ofrece en el servicio militar y en los institutos de educación superior donde se forjó
como historiador profesional; Luis González llegó a considerar que, el mejor medio
para llegar a comprender y explicar las acciones de los hombres en el tiempo, se logra a
través del estudio de la historia.

En su formación de concebir a la historia influyó tanto la postura “científica”,


promotora de obras “neutrales”, objetivas y especializadas, como las corrientes
historicistas, que pugnaban por obras que profundizaran en inquietudes más profundas
partiendo de un sustrato filosófico que guiaba toda la investigación; ante tales
propuestas, Luis adoptó una postura intermedia: la historia es “ciencia” o arte de según
los intereses y objetivos de quien ejerce el oficio.

Aportaciones microhistoria
Los orígenes de la microhistoria de González se encuentran en Pueblo en Vilo. Este
libro desde su aparición en 1968 [Ochoa Serrano, 1994], fue un parteaguas en la
realización de los estudios históricos de México, donde se propuso reivindicar la
importancia de la investigación histórica parroquial, al considerar que la vida de las
comunidades pequeñas y aisladas, vistas desde dentro son tan mudables como el vivir
regional, nacional o mundial. Si la historiografía local –decía- se había desdeñado por
algunos círculos académicos, se debía a distintas razones

La justificación para cultivar la historia de las comunidades pequeñas tienen como


fundamento considerar: “que la historia de una partícula social ilustra la historia de
toda una nación”, “aporta experiencias humanas ejemplares para cualquier hombre,
tanto porque los campesinos tienen cosas que enseñar” como porque “se alcanza una
mayor aproximación a la realidad humana”, porque la educación histórica de la
niñez debe comenzar con el relato del pequeño mundo donde vive el niño” y porque
es un gimnasio historiográfico para los estudiantes de historia, ya que “la
historiografía local, como ninguna otra, exige la aplicación de todas las técnicas
heurísticas, críticas, interpretativas, etiológicas, arquitectónicas y de estilo; es la
mejor manera de poner en práctica todos los pormenores del método” [González y
González, 2002: 444-446].

Pero no es suficiente acercarse a la historia de la vida de los pueblos sólo con los
elementos teóricos, sino también con amor, calma y simpatía para descubrir “en cada
pueblo su originalidad, su individualidad, su misión y destino singulares” Solo así se
conocerá más a fondo las características del lugar donde nos encontramos Desde el
inicio de las anteriores consideraciones se redactó la “historia universal de San José de
Gracia”

La microhistoria como factor de identidad para las comunidades se ve después de


Pueblo en vilo, Luis continuó analizando la historia de nuestro país, principalmente
desde la perspectiva de la microhistoria; entonces se puso a teorizar sobre ésta manera
de historiar el pasado de las comunidades y elaboró las monografías de Zamora (1978) y
de Sahuayo (1979).

En 1969, Luis González y Wigberto Jiménez Moreno, se preocuparon porque tanto las
autoridades gubernamentales como los directivos de los institutos de educación superior
apoyaran la producción de microhistorias para la elaboración una “nueva historia local”
para ellos redactaron alguno puntos como bases para la creación de estas
microhistorias. Algunos puntos son los siguientes:

*Que la Secretaría de Educación Pública y los encargados de la educación en los


estados hicieran sitio a la historia local en los niveles de enseñanza primaria y
secundaria.

*Que los institutos de educación superior abrieran seminarios y cátedras donde se


enseñara y aplicaran los principios y métodos de la historia local.

*Que se becara a estudiantes para organizar los archivos provinciales, y que el informe
sobre su búsqueda se les aceptara para obtener el grado de licenciado o maestro.

*Reanudar los congresos nacionales de historia.

*Formar una asociación de historiadores patriotas.

*Extender el mecenazgo del gobierno y las fundaciones a la historiografía de tema local,


en forma de becas, premios y ediciones.

*Difundir por medio de una revista especializada las nuevas orientaciones de la


microhistoria de otros países y los trabajos microhistóricos hechos en México.

Aunque las autoridades no tomaron en cuenta la mayoría de los puntos de la propuesta


anterior, algunos sí se pusieron en práctica. Y poco a poco en varias universidades se
abrieron cursos de historia regional y microhistoria, y algunos de sus profesores
empezaron a realizar investigaciones de las comunidades pequeñas

Después de este breve recorrido por una parte de la obra de Luis González, podemos
concluir que para nuestro autor la compresión de los actos de los hombres se encuentra
en la historia. La investigación histórica y principalmente la microhistoria, es un
elemento fundamental para la cohesión de las comunidades, ya que les permite tener
una identidad propia.

Así pudimos saber más sobre esos lugares que no vemos y que a veces pensamos que no
existen o que no tienen nada que aportar, por lugares con mucha historia en mi opinión
a estos lugares se le ha denominado pueblos mágicos por la importante aportación
cultural que representan.

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