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Ordenamiento Ambiental Territorial

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Módulo 7 - PLANIFICACIÓN Y ORDENAMIENTO AMBIENTAL DEL TERRITORIO Programa: 2

Profesora: Mag. ILIANA P. MIGNAQUI

Alumna: Ing. Carolina Lanchimba

Año: 2022

CUESTIONARIO INDIVIDUAL

1. La interfase territorio – ambiente interpela los modelos de desarrollo vigentes. Qué


desafíos se presentan para la gestión ambiental en el actual contexto de intervención.
Fundamente y ejemplifique para el caso argentino (o su país de origen).

La gestión ambiental como dimensión esencial del desarrollo sostenible demanda


políticas territoriales que inician como una planificación normativa y reglamentaria, que
buscaba resolver las disparidades regionales y la integración económico-territorial; en los
últimos años, las políticas territoriales han respondido a un modelo neoclásico que,
conjuntamente con estrategias liberales, promueve la libre movilidad de los factores de
producción y una supuesta tendencia hacia la convergencia. La organización jerárquica
del territorio cambió hacia una organización flexible, que fue generada por la
reestructuración económica mundial y sustentada por la impredecibilidad de los cambios
(procesos económicos y tecnológicos en el marco de la globalización acelerados), la
incertidumbre acerca del futuro (cambio climático, pandemias) y la inestabilidad
territorial. Esto ha permitido que las políticas territoriales tomen en cuenta las
especificidades y la diferenciación del espacio, y consideren relevante comprender la
interacción entre territorio y ambiente para una gestión más óptima. (Bozzano, 2000;
Cappuccio, 2020)

El carácter global de la actual crisis ambiental obligó a todos los países del mundo a
considerar la protección del medio ambiente en las políticas de desarrollo y en las
agendas públicas. Por su parte, en Latinoamérica, la internalización de la cuestión
ambiental en las políticas públicas no ha estado exenta de fricciones y confrontaciones
que han supuesto la necesidad de conciliar la conservación del ambiente con el modelo
capitalista de desarrollo vigente. El concepto de ordenamiento territorial producido en la
región, en base a la Carta Europea, gira en torno a la idea de un desarrollo equilibrado
del territorio en condición de justicia socio-espacial y con el objetivo de regular u
organizar el uso, ocupación y transformación del territorio con fines de aprovechamiento
óptimo, y asociado al uso sustentable de los recursos naturales y a la elevación de la
calidad de vida. Sin embargo, en la realidad el logro de tales objetivos suele estar
acompañado por condiciones de producción desfavorables, la coexistencia de
paradigmas de planificación discordantes o de sesgos disciplinares de distinto peso que
disputan su preferencia a la hora de planificar y, fundamentalmente, por estructuras
administrativas locales escasamente preparadas con pocos recursos financieros y
operacionales propios y con dificultades para acceder a fuentes de recursos externos
(Cappuccio, 2020). En las ciudades de Latinoamérica esto ha provocado varios desafíos
en la actual gestión ambiental:
• Para Acselrad (2003) un desafío que se presenta es el gran poder e influencia que
ejercen las grandes empresas sobre los países a través de chantajes y la
concentración de poder en la apropiación de recursos ambientales, por ejemplo
caracteriza a Brasil por injusticia ambiental ´´Las tradicionales poblaciones
extractoras y pequeños productores que viven en las regiones fronterizas de
expansión de las actividades capitalistas sufren, por su lado, las presiones del
dislocamiento compulsivo de sus áreas urbana y de trabajo, perdiendo el acceso
a la tierra, a las áreas forestales y a los ríos, sufriendo la expulsión por parte de
grandes proyectos hidroeléctricos, viales o de explotación minera, maderera y
agropecuaria``
• Dificultad para asumir la necesaria cohesión territorial de las políticas de
desarrollo y ordenamiento (Massiris, 2008). En los últimos años, han surgido
planteos que asumen la particular necesidad de articular las dimensiones urbana
y rural en la planificación y de tomar decisiones multiescalares, intersectoriales,
interdisciplinares e inter actorales; pero, la carencia de un soporte jurídico que
articule la política territorial nacional con las demás instancias territoriales
(provincias, municipios, departamentos, etc.) y defina los alcances o contenidos
mínimos de cada tipo de plan conduce a una práctica fragmentada y heterogénea
del ordenamiento y a claros obstáculos de coordinación con las otras prácticas
de planificación (Cappuccio, 2020).
• La planificación urbana no es desarrollada de forma articulada a la ambiental, y
menos aún integrada a la regulación del espacio rural. Estas desvinculaciones
alcanzan a las estrategias de investigación y de gestión, a las formas
institucionales y a la formulación de políticas e instrumentos (Cappuccio, Chávez
Negrete y González Lobos, 2017; Clichevsky, 2001).
• Limitada participación de los actores locales y regionales en el diseño y ejecución
de políticas con incidencia territorial (Massiris, 2008). Durante las últimas
décadas, un gran número de organizaciones no gubernamentales han
demostrado claros logros políticos en defensa del ambiente, el territorio y las
minorías étnicas, pero aún prevalece en las sociedades la idea de que son los
organismos públicos los únicos responsables de la planificación y que sus
determinaciones estarán ineludiblemente asociadas a las aspiraciones de los
segmentos poderosos, los únicos que en general cuentan con los recursos
necesarios para presionar a los agentes planificadores a actuar según sus
intereses (corrupción política) (Cappuccio, 2020).
• Sostenibilidad diferencial (Allen, 2011) de nuestras ciudades, implícita en el
marco de las estructuras capitalistas, entendemos que el desafío mayor del
ordenamiento territorial como instrumento político no es aquel que refiere
solamente a la protección ambiental en general, sino a sus posibilidades de
articulación y consistencia respecto de otras prioridades, como el acceso a la
vivienda, la mitigación de la pobreza, las demandas de salud, el derecho a la
ciudad y al territorio, la reducción de los riesgos. (Cappuccio, 2020).

En Ecuador la mayoría de los Planes de Desarrollo y Ordenamiento Territorial están


alentados por la lógica capitalista de acumulación y concentración de beneficios, lo que
ha dificultado la consolidación de medidas de conservación, protección, recuperación y
aprovechamiento sostenible de recursos naturales; existe una escasa cultura de la
participación en la gestión urbana, un ejemplo de esto es el caso Chevron-Texaco en la
Amazonia que fue un crimen ambiental de casi 30 años, la empresa extrajo millones de
barriles de petróleo sin utilizar los métodos acordados en el contrato de explotación para
la preservación de la naturaleza a pesar de que los patentaba y utilizaba en EEUU.
Ocasionó graves desastres ambientales que nunca remedió y que han producido
irreparables perjuicios a los habitantes de una zona de la Amazonía ecuatoriana que tiene
un tamaño similar al territorio de El Salvador.

Texaco-Chevron construyó sus campos petroleros, muchas veces, sin pedir permiso a los
dueños de determinados territorios y sin realizar ningún tipo de consulta a las
nacionalidades indígenas que habitaban en la zona donde operó la petrolera, así como
también negoció el acta de reparación ambiental a puerta cerrada con el Estado y
negoció de forma particular y extrajudicial con varias organizaciones indígenas un rubro
económico particular.

2. La planificación territorial y ordenamiento ambiental del territorio son políticas públicas


cuyos enfoques y continuidad temporal varían según las coyunturas gubernamentales,
contextos políticos y económicos, entre otros factores. Mencione cuales serían, desde su
punto de vista, los principales obstáculos para su implementación (para el caso argentino
o el de su país de origen).

La territorialidad es una noción que surge de las relaciones que los grupos sociales
establecen con los espacios que ocupan para satisfacer sus respectivas necesidades, y en
tal sentido, se entiende en términos del “conjunto de prácticas socioespaciales y políticas,
así como las expresiones materiales y simbólicas mediante las cuales se garantiza la
apropiación, control y dominio de un determinado espacio geográfico (territorialización),
por una persona, grupo social, Transformar diálogos de saberes en diálogos de haceres
366 institución, estado o bloque de estados.” (Massiris, 2018, p. 1212). Dichos procesos
de apropiación, que se materializan en un orden territorial cambiante en el tiempo,
resultan en una cierta configuración o patrón de organización espacial y territorial. Bajo
el modo de producción capitalista, la territorialización del espacio geográfico lleva
implícita, además, un cierto grado de dominio sobre el espacio territorializado
(apropiado), lo que se supone condición necesaria para el ordenamiento territorial: tanto
para localizar, ocupar, organizar y funcionalizar el espacio-territorio, como para dividirlo
en orden de delimitar los ámbitos de ejercicio del poder público. (Massiris, 2018).

La defensa de la naturaleza ha sido una de las principales luchas sociales que surge en el
siglo XX debido a la expansión del capitalismo extractivista, que busca explotar
indiscriminadamente los recursos naturales, bajo el argumento de alcanzar beneficios
económicos para lograr el bienestar de la sociedad, bienestar que nunca se concreta,
menos aún, dentro de los grupos más vulnerables, los cuales muchas veces son obligados
a permitir que empresas extractivas exploren y exploten su territorio, como es el caso
Texaco-Chevron.

De acuerdo con Fajardo y Heredia (2009), el Estado ecuatoriano en 1964 entregó en


concesión aproximadamente 1.500.000 hectáreas en la Región Amazónica al consorcio
Texaco para la exploración y explotación petrolera. La etapa de producción se inició en el
campo Lago Agrio durante los primeros meses del año 1967.
Luego de varias modificaciones al sistema jurídico hidrocarburífero, el 4 de agosto de
1973 el Estado suscribió un nuevo contrato con la petrolera limitando el área de
concesión a 491.355 hectáreas. Sin embargo, hasta esa fecha Texaco había perforado
más de 200 pozos y construido la mayor parte de la infraestructura petrolera existente
en la zona. Dentro de esta infraestructura se incluye el Oleoducto transecuatoriano que
atraviesa la Amazonía hasta llegar a la Costa del Ecuador, deforestando 2 millones de
hectáreas de selva (Fajardo y de Heredia, 2009).

Durante los treinta años de explotación petrolera a cargo de Texaco, se utilizaron


tecnologías obsoletas y altamente contaminantes que produjeron grandes cantidades de
desechos tóxicos como metales pesados

Principales obstáculos que se dieron el caso Texaco:

• La ausencia de regulaciones al desarrollo petrolero por parte del Estado, es decir


no existían políticas nacionales sobre la materia.
• En Ecuador existía una carencia de marcos legales capaces de regular, con visión
integral, la planificación del territorio y el ambiente.
• Escasa y poco activa participación ciudadana (temor de involucrarse,
incredulidad), cabe recalcar que los grupos indígenas se involucraron años
después enfrentándose al Estado y a la empresa Texaco.

3. ¿Sobre qué principios se apoya el Ordenamiento Ambiental del Territorio (OAT)? ¿Qué
casos de aplicación conoce? (En Argentina, en su país de origen u otros de América Latina
o Europa)

El Ordenamiento Ambiental del Territorio (OAT) constituye un concepto y una


herramienta de gestión que alienta enfoques territoriales integrales de la complejidad de
los procesos ambientales y la superación de la tradicional división político-administrativa
como base única de planificación. La Ley General del Ambiente incorpora el OAT como
un instrumento de política y gestión ambiental y, a pesar de su aun escasa consideración
en las políticas públicas de Argentina (tanto a nivel nacional como provincial), puede
constituirse en un soporte conceptual clave para la concertación de los intereses
sectoriales y la resolución de conflictos ambientales en torno a los usos del suelo y el
aprovechamiento de los recursos. La inclusión del OAT en la normativa ambiental
argentina no es una medida particularmente innovadora.

Los principios generales que en los que se apoyan los principios del OAT son:

• Integral: caracteriza las dinámicas y estructuras territoriales bajo un esquema


que considera las dimensiones biofísicas, económicas, socioculturales y político-
administrativas que interactúan en el territorio. (SEMARNAP, 2000).
• Articulador: el proceso de ordenamiento ambiental del territorio establece
armonía y coherencia entre las políticas de desarrollo sectorial y ambiental en
los diversos niveles territoriales (SEMARNAP, 2000).
• Participativo: aporta legitimidad y viabilidad al proceso, ya que busca atraer la
atención de los involucrados en las diferentes fases del mismo y
corresponsabilizarlos en las acciones y decisiones (SEMARNAP, 2000).
• Prospectivo: permite identificar las tendencias del uso y ocupación del territorio
y el impacto que sobre él tienen las políticas sectoriales; considera las medidas
preventivas para concretar el futuro deseado, tomando como base el diseño de
diversos escenarios (SEMARNAP, 2000).
• Distribución y competencia: el ordenamiento incorpora los aspectos
relacionados con las funciones territoriales/ambientales y las competencias de
las entidades territoriales y administrativas (SEMARNAP, 2000).
• Equilibrio territorial: la ejecución de políticas de ordenamiento busca reducir los
desequilibrios territoriales y mejorar las condiciones de vida de la población a
través de la adecuada distribución de actividades y servicios básicos y la mejor
organización funcional del territorio. Respeto de cada zona o región, en función
de sus recursos ambientales y la sustentabilidad social, económica y ecológica
(Cappuccio, 2020; SEMARNAP, 2000).
• Conservación: busca la protección y preservación de ecosistemas significativos,
considerando las alteraciones existentes en los biomas por efecto de los
asentamientos humanos, las actividades económicas u otras actividades
humanas o fenómenos naturales (Cappuccio, 2020).

Estas características hacen del ordenamiento ambiental un cimiento de la política


ambiental y un instrumento normativo estratégico, sobre el cual descansan otros
instrumentos que no pueden tomar en cuenta impactos o efectos acumulativos. Un
proyecto, en lo individual, puede no tener implicaciones ambientales que impidan su
aprobación. Sin embargo, cuando su número e incidencia sobre una misma región se
incrementan más allá de ciertos límites, los impactos agregados pueden comprometer
seriamente el equilibrio y la integridad regionales. Así, el ordenamiento ambiental, dentro
de esta política ambiental, se contempla como una herramienta fundamental para
planear el desarrollo, tanto nacional como regional, de manera compatible con las
aptitudes y capacidades ambientales, integrando la continuidad en el funcionamiento
natural de los ecosistemas con las necesidades de la población y la coordinación
intersectorial.

En el Ecuador la Secretaria Nacional de Planificación (creada en el 2003) tiene la misión


de generar y regular el ordenamiento territorial en el país (Lozano, 2013). A pesar de la
vasta “experiencia” que tiene el país en planificación territorial y de la normativa jurídica
ambiental presente en la Constitución (como los derechos de la naturaleza), en el
Ecuador, el OAT aún no se encuentra incorporado en el Código Orgánico del Ambiente,
el Código Orgánico de Organización Territorial, Autonomía y Descentralización y el Código
Orgánico de Planificación y Finanzas Públicas.

Argentina en esta materia se presenta aún débil y desarticulada respecto de la de otros


países de la región, y es notable el hecho de que no se cuente con una norma de
ordenamiento territorial y ambiental de nivel nacional. Tampoco se han diseñado
instrumentos o políticas complementarias que permitan internalizar los costes
ambientales y sociales que conllevan los fenómenos de la expansión urbana y la pobreza.
(Fernández, 2014, citado en Cappuccio, Chávez y González, s/f). Luego de varias décadas
de espera, la Ley General del Ambiente incorpora el OAT a través de los artículos 9 y 10,
desde una concepción que permite edificarlo como la herramienta clave para abordar,
con un enfoque integral y constructivo, los conflictos socio-ambientales en torno a los
usos de suelo y al aprovechamiento de los recursos (Cappuccio et al., s/f; Psathakis et al.,
2010). Por esta razón, el proceso de ordenamiento debe considerar aspectos muy
diversos en distintas escalas (local, regional y nacional), apuntando a la conciliación del
desarrollo de las actividades productivas con el concepto de sustentabilidad, haciendo
una clara aplicación de los Principios de Prevención, Precaución, Equidad
Intergeneracional y Sustentabilidad, todos ellos contenidos en la misma ley (Psathakis et
al., 2010).

4. ¿Qué instrumentos de intervención territorial y ambiental conoce? Ejemplifique para el


caso argentino (o el de su país de origen) identificando contexto de formulación (año
/década) su enfoque, metodología seguida y contexto de aplicación (año/década).

Cuando nos referimos a instrumentos de ordenamiento territorial, en general, podemos


señalar que éstos corresponden a las políticas, planes, normas, instituciones y
procedimientos que en general permiten proyectar, gestionar y administrar el uso del
suelo. Estos instrumentos se clasifican en normativos e indicativos, y de planificación o
de protección. La primera clasificación se refiere a si estos instrumentos son vinculantes
o no. Los primeros son los instrumentos normativos, como los planes reguladores
comunales o intercomunales, el límite urbano y los planes seccionales. Los instrumentos
no vinculantes, son los indicativos como, por ejemplo, los planes de desarrollo comunal
y la estrategia de desarrollo regional. Los instrumentos indicativos dan orientaciones para
la planificación y desarrollo de un territorio o lugar. Por lo tanto, no pueden generar
normas o regulaciones vinculantes para dicho espacio. La segunda clasificación se refiere
al fin del instrumento. Por un lado, tenemos aquellos que buscan la planificación,
compuesto por todos los instrumentos de ordenamiento territorial, tanto normativos
como indicativos y en cualquier nivel. Luego, están los instrumentos que su fin es la
protección del territorio, como las zonas típicas y pintorescas, los santuarios de la
naturaleza, entre otros.

Figura 1. Clasificación de los instrumentos de ordenamiento territorial. Tomado de


Cozzi et al., 2021.

Los instrumentos de planificación territorial en general son aquellos que permiten aplicar
diversas políticas, tanto para el aprovechamiento como para la protección de los suelos
nacionales, ya sean urbanos o rurales. A continuación, se enlista algunos instrumentos
de intervención territorial y ambiental presentes en el Ecuador.
En Ecuador en el gobierno de Rafael Correa (2006) comenzó una serie de reformas, entre
la propuesta de este gobierno estuvo: la recuperación y fortalecimiento del Estado para
los ciudadanos, la construcción de un régimen de desarrollo para la igualdad y el Buen
Vivir / Sumak Kawsay (armonía entre la sociedad, la naturaleza y la economía) y una nueva
organización territorial para la descentralización y las autonomías. En este contexto, por
ejemplo, el gobierno reconoce como uno de los tres grandes ejes de trabajo dentro de la
Secretaría Nacional de Planificación y Desarrollo, al territorio. “Territorio”, desde esta
visión, son los espacios locales donde la población se asienta, vive y genera relaciones
sociales y vínculos con sus espacios de vida, pero también es el espacio nacional donde
el Estado controla y domina. Al poner al “territorio” como eje de trabajo de la
planificación y el desarrollo, se buscaba que la gestión del gobierno se acerque a los
ciudadanos. (López, 2015).

Como resultado se dio la generación de un marco instrumental y legal que sostuvo y


sostiene al Sistema Nacional Descentralizado de Planificación Participativa. Este cuerpo
legal está conformado por leyes relativamente nuevas: el Código Orgánico de
Organización Territorial, Autonomías y Descentralización, el Código de Planificación y
Financias Públicas, la Ley de Gestión del Suelo, Hábitat y Vivienda, y la Ley Orgánica de
Participación Ciudadana. El cuerpo instrumental lo constituyen los planes de desarrollo y
de ordenamiento territorial que se articulan entre los distintos niveles de gobierno y
circunscripciones territoriales, siendo el instrumento central el Plan Nacional del Buen
Vivir (López, 2015) que tuvo su cuarta versión en el período 2017-2021.

A continuación, se presenta un ejemplo de uno de los Planes de Desarrollo y


Ordenamiento para un cantón del Ecuador a partir de un caso de gran relevancia en el
país:

Plan de Desarrollo y Ordenamiento Territorial

Los Planes de Ordenamiento Territorial, según lo dispone el art. 43 del COPFP 1, “son los
instrumentos de la planificación del desarrollo que tienen por objeto el ordenar,
compatibilizar y armonizar las decisiones estratégicas de desarrollo respecto de los
asentamientos humanos, las actividades económico-productivas y el manejo de los
recursos naturales en función de las cualidades territoriales, a través de la definición de
lineamientos para la materialización del modelo territorial de largo plazo, establecido por
el nivel de gobierno respectivo”

Caso Texaco-Chevron

PDyOT del Cantón Shushufindi 2015- 2035

El Cantón de Shushufindi, obtiene su autonomía político - administrativa el 7 de agosto


de 1984. Actualmente se encuentra habitado por nacionalidades: Secoyas, Shuar,
Kichwas y Siona, su población se encuentra conformada también por colonos mestizos
que vinieron a estas tierras por el “boom petrolero” y afroecuatorianos.

Debido a la contaminación de los cuerpos de agua en el cantón principalmente por las


actividades de extracción petrolera, como es el caso de Chevron que al no realizar una

1 COPFP: CÓDIGO ORGÁNICO DE PLANIFICACIÓN Y FINANZAS PÚBLICAS


adecuada actividad hidrocarburífera se produjo una contaminación que afectó
directamente a la población y ecosistemas, con consecuencias graves, contaminando las
zonas aledañas, incluyendo chacras y fincas, cuerpos de agua, ecosistemas, se decidió
actualizar el PDyOT como un mejor instrumento de intervención territorial y ambiental.

Metodología utilizada en la actualización del PDyOT

Para la actualización del documento del PDyOT, se tomó como referencia el Plan vigente
el cual fue analizado para incorporar datos actualizados, así como insertar los diferentes
componentes que han sido referidos en el acuerdo ministerial N°SNPD-0089-20142 y que
determina el contenido de este documento.

Los métodos utilizados para la recolección de información se realizaron a través de


revisión bibliográfica y datos de las diferentes entidades encargadas del manejo de los
mismos.

La información recopilada, sistematizada y analizada fue validada por asambleas


ciudadanas y con el Consejo de Planificación Cantonal. Para la generación de información
geográfica, se utilizó la información disponible en el Sistema Nacional de Información de
la Secretaría Nacional de Planificación y Desarrollo, la misma que fue alimentada con
información que ha sido generada por el GAD Municipal Shushufindi.

La formulación del Plan se acogió al siguiente proceso:

1. Elaboración del diagnóstico, los temas desarrollados son diagnóstico por


componentes, identificación de problemas y potencialidades y análisis estratégico
territorial.
2. Formulación de propuesta de desarrollo y ordenamiento territorial, en el que se
desarrolló la visión, objetivos estratégicos de desarrollo, indicadores y metas,
categorías de ordenamiento territorial.
3. Definición del modelo de gestión, con el desarrollo de estrategias de articulación y
coordinación para la gestión del plan, estrategias de participación ciudadana,
propuesta de proyectos y propuesta de agenda regulatoria.

2 N°SNPD-0089-2014: Resolución de los lineamientos y directrices para la actualización, formulación,


articulación, seguimiento y evaluación de los planes de desarrollo y ordenamiento territorial de los gobiernos
autónomos descentralizados.
Instrumentos de planificación y ordenamiento territorial vigentes

La propuesta anterior de ordenamiento territorial se realizó solo para el área urbana del
cantón, sin embargo, no se realizaron mapas con la definición de estas zonas
establecidas, por lo que surgió la necesidad de actualizar el plan.

Evaluación del Plan actual

Con el propósito de monitorear el avance en el cumplimiento de las metas y ejecución de


los programas y/o proyectos, se sugiere la elaboración de un Informe de Seguimiento del
Plan de Desarrollo y Ordenamiento Territorial con periodicidad anual, que incorpore un
análisis, alertas y recomendaciones obtenidas de los procesos de seguimiento al
cumplimiento de las metas y la ejecución de las intervenciones.

El informe de seguimiento deberá contener al menos:


a) Seguimiento al cumplimiento de metas del PDyOT
• Análisis de la tendencia de los indicadores y el porcentaje de cumplimiento de la
meta para el año;
• Análisis de las causas de las variaciones en el indicador;

b) Seguimiento a las implementaciones de las intervenciones


• Análisis del avance físico o de la cobertura de los programas y/o proyectos
implementados.
• Análisis del avance presupuestario de los programas y/o proyectos
implementados.
5. ¿Qué entiende por agenda pública? Identifique alguno de los principales temas a incluir
desde su punto de vista. Fundamente brevemente para el caso argentino (o para su país
de origen).

La agenda pública implica un proceso a través del cual determinados asuntos o problemas
públicos se posicionan, adquieren un interés general, y son trasladados al nivel de la decisión
gubernamental mediante distintas estrategias y políticas públicas para su atención.

Un tema a considerar son cada una de las demandas ciudadanas motivadas por razones
políticas, sociales, ambientales o culturales que se incorporan al espacio amplio del interés
general cuando son expresadas por un grupo de personas, como un asunto de urgente
resolución, a través de distintos medios.

De acuerdo a nuestro caso en Ecuador, Chevron-Texaco produjo uno de los más graves
crímenes ambientales de la historia. La transnacional petrolera es responsable del derrame
de no menos de 15.8 mil millones (59.9 mil millones de litros) de residuos de petróleo y 28.5
millones de galones (108 millones de litros) de petróleo bruto en la Amazonía. Más de 2
millones de hectáreas de la Amazonía ecuatoriana fueron afectadas a lo largo de casi 30 años
de contaminación a manos de una sola compañía, que actuó de manera impune violando los
estándares mínimos de protección ambiental y que hoy se niega a reconocer: Texaco (hoy
Chevron).

El Estado ecuatoriano frente al Arbitraje

La transnacional llevó al Estado ecuatoriano ante varios tribunales internacionales de


arbitraje, con la intención de endosar su responsabilidad al Estado ecuatoriano y evadir su
obligación de cumplir la condena. El más reciente de ellos data del año 2009 y es conocido
como el caso “Chevron III”, por el que la empresa demandó al Estado ecuatoriano ante la
Corte Permanente de Arbitraje de La Haya

Campaña apoya a Ecuador por caso Chevron / Texaco

A raíz de varios laudos internacionales impulsados por Chevron – Texaco en las cortes de
Arbitraje Internacional en contra del Estado ecuatoriano, como un intento de evadir su
responsabilidad y obligación jurídica por la contaminación provocada por la empresa en la
zona de Lago Agrio, y por desprestigiar la justicia ecuatoriana, el gobierno del Ecuador se vio
obligado a tomar acciones de defensa, y así frenar la cruzada de desprestigio articulada por
la referida transnacional. Es así, que en septiembre de 2013 el presidente ecuatoriano Rafael
Correa Delgado inició la campaña La mano Sucia de Chevron, con el objetivo de contrarrestar
las acciones de mala fe de la compañía y hacer conocer el peor ecocidio por actividad
petrolera perpetrado en el mundo. A nivel internacional esta campaña se articula bajo la
bandera de Apoya a Ecuador.
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