Location via proxy:   [ UP ]  
[Report a bug]   [Manage cookies]                

La Luz

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 17

Este material es resultado de una síntesis realizada por los docentes de la bibliografía disponible en el curso.

¿QUÉ ES LA LUZ?

Llamamos luz a la manifestación visual de una emisión energética. Es energía radiante


porque hay un cuerpo que la emana, y este puede ser natural (sol, fuego) o artificial
(una lámpara).Puede propagarse en cualquier medio (agua, aire, vacío) y viajar
a través del espacio. Es intangible, solo cuando entra en contacto con la materia,
puede ser percibida y medida por el ojo humano.

Para que la sensación de luz se produzca necesitamos:

• Una fuente emisora de radiaciones visibles al ojo humano.


• Un espectador o visualizador.
• Un elemento que refleje la luz.

La percepción lumínica proviene, entonces, del efecto producido por los tres elementos
en su conjunto, y varía en forma significativa cambiando o alterando levemente
cualquiera de ellos.

TIPOS DE LUZ

Luz natural
La luz natural es obtenida a partir de fuentes lumínicas producidas por la naturaleza,
tales como el sol, las estrellas, los rayos, el fuego y ciertas producciones físicas
y químicas de origen animal, vegetal y mineral. También comprende las superficiales
o medios reflectantes de luz natural, tales como la luna o la atmósfera, ya que su
irradiación por reflexión es suficientemente importante como para que ambas sean
consideradas fuentes de luz.
Dichas fuentes nos preexisten y su conocimiento y control ha sido tema de nuestra
evolución, tanto en el plano físico como en el plano simbólico. Cada cultura ha
establecido pautas míticas, religiosas y astronómicas en torno a estos fenómenos.
La luz natural está en permanente cambio y variación. Sus cualidades se modifican
con relación al tiempo, al clima, a las estaciones del año y al entorno geográfico.

Luz generada
La luz generada es la obtenida a partir de la producción artificial de radiaciones
visibles.
El propósito principal de un sistema de iluminación artificial es el de proveer luz
suficiente para el cumplimiento de determinadas tareas.
Sin iluminación artificial la vida social, comercial y cultural quedaría virtualmente
paralizada durante la noche. La llegada de la luz artificial permitió que la actividad
laboral continuara después de finalizado el día, lo que la convierte en un típico
producto de la Revolución Industrial.
La luz generada cuenta con distintos sistemas de producción, que obedecen a diversos
principios técnicos y recursos tecnológicos. Nos permite lograr situaciones lumínicas
selectivas y controladas, además de simular situaciones de luz natural.
Luz real
Es una denominación utilizada en el campo del arte para expresar la captación
de la luz física presente en lugares concretos y en momentos precisos.
La fotografía utiliza la luz real para capturar el instante. El arte busca representarla
cuando toma espacios reales e intenta capturarlos tal como el ojo los ve. Así el pintor
sale al aire libre y ofrece testimonio del fenómeno natural. Los impresionistas se han
caracterizado por trabajar en esa dirección, intentando representar en sus pinturas
lo inaprensible de la luz. Ejemplo de ello son los cuadros de la Catedral de Reims,
retratada por Monet en diversas horas del día.

Luz simulada
Cuando representa simbólicamente un estado lumínico particular privilegiando
su carga expresiva, entramos en el terreno de la simulación.
En pintura hay varios casos de artistas plásticos que no aluden en sus telas a una
situación de luz real, sino a un recurso lumínico que exprese las condiciones anímicas
y emocionales que se proponen transmitir.
El pintor inglés William Turner, por ejemplo, exageraba los efectos lumínicos de sus
pinturas hasta convertirlos en entes fantasmales. No se trata entonces, de luz física,
solar o artificial, sino una sensación lumínica que funciona sólo en la conciencia
interior del artista, que aspira a llevarnos más allá del mundo, a un ámbito sobrenatural
o cargado de subjetividad, a un universo sin fronteras donde lo sólido, lo líquido
y lo gaseoso tienen la misma presencia informe.
También hablamos de luz simulada en teatro, cuando los elementos escenográficos
son pintados con el fin de producir un efecto lumínico particular. Hablamos de telones
pintados que reproducen telas, puertas, molduras, o simulan elementos volumétricos.

Breve historia de la luz y la iluminación


¨ Hay una verdad en la luz, y es esta: solo podemos producir luz quemando algún
material. Esa luz que obtenemos es representativa de lo que ha sido quemado. ¨

El uso de la luz natural


La luz solar y el fuego fueron las dos principales fuentes de luz del hombre primitivo,
lo que indica que la historia de la luz y la iluminación se inicia en los albores de la
humanidad, desde el momento mismo en que el hombre aprende a controlar el fuego.

De la luz de una llama a la iluminación eléctrica


Los posteriores intentos para refinar el proceso de generación de luz – y separarlo
de la consecuente producción de calor – se desarrollaron en cuatro etapas que
a grandes rasgos podrían dividirse así:
- Primera etapa: se inició con el deseo de producir una llama constante que no requiriera
de atención por un periodo bastante prolongado. Así aparece en la Edad de Piedra
la primera lámpara ¨ tipo bowl ¨ (en piedra y otros materiales), alimentada con grasa
de animal o aceite vegetal.
- Segunda etapa: ocurrió hace apenas unos doscientos veinte años, cuando las
presiones económicas y sociales acarreadas por la Revolución Industrial empezaron
a exigir más y mejor iluminación a menores costos, lo que condujo (alrededor del 1780)
a una gran ola de invenciones que apuntaron a mejorar las fuentes de luz existentes
(en especial las lámparas de aceite), y a desarrollar métodos de producción de luz
completamente nuevos (primero a gas y luego eléctricos).
- Tercera etapa: comenzó hace poco más de cien años atrás, cuando se dejó de
lado la llama como fuente de luz a favor de un cuerpo sólido incandescente. El manto
gaseoso y la lámpara eléctrica incandescente fueron las dos importantes invenciones
de este periodo de desarrollo.
- Cuarta etapa: se inició en la segunda década del siglo XX gracias a la irrupción
de grandes mejoras con la incorporación de nuevas tecnologías a los sistemas
incandescentes y – fundamentalmente – la invención de las lámparas de descarga,
que hicieron posible producir luz en variadas potencias con mínima pérdida de energía
en su tradicional derivado, el calor. Desde que se empezaron a producir comercialmente
en distintos formatos su desarrollo fue en aumento y todavía se mantiene muy activo.
- Estamos ahora en los albores de una quinta etapa, con nuevas tecnologías (inducción,
semiconductores) que les dieron un incipiente giro a los sistemas productores de luz.
Veremos la historia, en unos años, que nos cuenta.

Primeras civilizaciones
La cueva, el primer refugio humano, estaba iluminada con lámparas hechas de diversos
elementos naturales como conchillas, cuernos o piedra (se supone que la primera
lámpara – consistente en una piedra ahuecada – fue creada hace aproximadamente
20 mil años). En estas lámparas se quemaba grasa de animal (peces, ballenas
o algún animal doméstico) o aceite vegetal (oliva, sésamo, maní, coco, palma
o aceite de colza).

El primer uso de la luz “artificial” controlada por el hombre fue la antorcha, a la que
también podemos considerar la primera luz portátil. Esta consistía en un palo ardiente
integrado por haces de ranas o astillas de madera resinosas.

Dependiendo de los recursos naturales y del nivel de civilización, las primitivas


lámparas de aceite de la Edad de piedra mantuvieron su diseño básico casi sin
alteraciones hasta entrado el siglo XVIII. Fueron realizadas en materiales tan diversos
como arcilla, vidrio, plata, cobre, bronce, latón, hierro y peltre. Los sumarios (2600 AC)
ya utilizaban el alabastro como material traslúcido para sus lámparas, y además
recurrieron al uso de superficies reflectantes para aumentar el nivel de luz.
Comparada con la lámpara de aceite, la vela es una creación relativamente reciente
y se cree que fue inventada por los romanos poco después del nacimiento de Cristo,
en el siglo IV de nuestra era, siendo utilizada mayoritariamente en rituales religiosos,
ya que su luz simboliza la presencia divina. Su cuerpo era de cera de abeja,
pero como esta era muy costosa en tareas no litúrgicas se la reemplazaba por sebo,
que humeaba, olía mal, se consumía enseguida y emitía poca luz.

Edad Media y Renacimiento


Durante la Edad Media los vidrios coloreados toman envergadura, especialmente
entre el 1150 y el 1250, al ser utilizadas en los grandes ventanales de las catedrales
góticas. La luz natural exterior tamizada por los colores y las formas invaden
los espacios religiosos de Nôtre Dame, Saint Denis, Saint Chapelle y Canterbury,
entre tantos otros.
Las representaciones teatrales que se desarrollan en las iglesias se trasladan entre
los siglos XIII y XIV a otros espacios (palacios y plazas), donde su producción
comienza a hacerse cada vez más compleja. Durante el Renacimiento la luz natural,
la lámpara de aceite y la vela seguían siendo las principales fuentes de iluminación,
con la variante de que para ese entonces el teatro se desarrollaba en espacios
interiores. Los grandes candelabros y arañas con velas pasaron a ser la fuente
de luz prioritaria tanto para la sala como para el escenario.
Se inventó un método mecánico de dimerización en el que se bajaban cilindros
de metal alrededor de varias velas encendidas, para atenuar su intensidad. Otro sistema
de dimerización usado en la época consistía en láminas de metal semicilíndricas que,
girando su posición, también permitían atenuar gradualmente la luz de las velas.

La evolución de la maquinaria teatral en los siglos XVII y XVIII – El Barroco


A diferencia de lo sucedido durante el Renacimiento, un período en que los teatros
de Inglaterra, Francia y España estuvieron completamente desconectados de sus
pares italianos, en el Barroco los recursos escenográficos y lumínicos alcanzaron
un notable refinamiento que hizo extensivo a las principales naciones de Europa.
El recurso es utilizado para la iluminación de fondos de escena. Estas técnicas fueron
usadas para la misma época por la Comedia Francesa de París, con candilejas
en piso formadas por velas, además de candelabros sobre el escenario.
Los nuevos escenarios barrocos eran mucho más profundos y podían albergar
una escena de infinita perspectiva. Al tener más lugar podían contar también
con una maquinaria escénica mucho más sofisticada que les permitía introducir
de 15 a 20 cambios de escenografía en una sola función, además de satisfacer
los muchos requerimientos que exigía la ópera italiana. De esta manera aparecieron
en escena cielos, infiernos, cuevas, grutas, bosques, puertos y calles, junto
a un fascinante despliegue de fuegos infernales, truenos y relámpagos y dioses
descendiendo desde lo alto.
Aunque hay evidencia que durante el Renacimiento y en los autos sacramentales
de la Edad Media ya se habían realizado espectáculos similares, fue durante
el Barroco que estos efectos especiales alcanzaron un mayor refinamiento y contaron
con una maquinaria mucho más avanzada.
También la iluminación teatral alcanzó un notable desarrollo en esta época,
a comienzos del siglo XVII empezaron a sistematizarse las técnicas de iluminación
teatral, cuya normativa siguió vigente durante varias centurias más.
El pasaje de escenas alegres, brillantemente iluminadas, a escenas siniestras,
de luz nebulosa y sombría u oscuridad total, es parte de la dramaturgia creada por
la ópera del siglo XVII. Fueron los primeros teatros de época los que cambiaron
el efecto escenográfico arquitectural fijo por el de los telones pintados cambiantes
a través de elaborados mecanismos de maquinaria escénica.También se perfeccionaron
los efectos lumínicos y especiales, utilizando miles de velas para obtener efectos
de trasluz en decorados.
Cuando se abrió en Berlín el Royal Opera House, en 1742, el sistema lumínico
dependía de 1300 velas organizadas en 11 grupos diferentes. Parte fundamental del
mantenimiento del espectáculo eran los famosos ¨espabiladores¨, que se ocupaban
de la conservación y la reposición de velas encendidas durante el transcurso
de la obra.

La Revolución industrial
Desde la invención de la vela se hizo más imperiosa la búsqueda de otros materiales,
de mejor calidad que es sebo y mucho menos costosos que es la cera de abeja.
Alrededor del año 1780 se empezó a utilizar grasa de espera de ballena seguido
– en 1830 aproximadamente - por el uso de estearina, un producto derivado
del tratamiento químico de grasa animal o vegetal. Finalmente, en la segunda mitad
del siglo XIX se empezó a disponer de parafina. Todos estos materiales junto al pabilo
de algodón trenzado, introducido alrededor de 1800, dieron origen a la vela de uso
doméstico como la que conocemos hoy en día.
Debido al precio relativamente caro del aceite vegetal, y su tendencia a tapar
el quemador – lo que obligaba a limpiarlo permanentemente –, se comenzó a utilizar
otro combustible como sustituto. En 1847, el escocés James Young descubrió
un método para refinar aceite mineral, y así produjo el primer aceite de parafina. Éste
resultó muy eficaz y reemplazó rápidamente al aceite vegetal luego de convertirse,
en 1860, en un producto barato y disponible en el mercado. Los modelos más grandes
de una sola llama (utilizados en iglesias, escuelas y lugares públicos), emitían
un nivel de luz de 2500 lúmenes. Además, la gran disponibilidad de este combustible
económico ayudó a la proliferación de lámparas en todos los niveles de la sociedad
Victoriana; aun los hogares más modestos contaban por lo menos con una docena
de lámparas a su disposición.

La era del gas


A fines de 1700 le llegó el turno al gas. La existencia de gas inflamable era conocida
desde hace mucho tiempo atrás, pero recién en el siglo XVIII el hombre se atrevió
a utilizarlo para su provecho.
Aun así, la luz de gas distaba mucho de ser la ideal; el suministro era muy errático
y la presión de los conductos principales solía bajar repentinamente – casi a cero –
aún en plena carga máxima.
El olor del gas, insuficientemente purificado, impedía su uso en interiores, y su precio
seguía siendo muy elevado, en cambio el alumbrado público era muy conveniente.
El uso teatral de estas lámparas hizo posible desarrollar sistemas centrales de control
de intensidad de luz en escena y en sala. Los ¨ sistemas ¨ de gas funcionaban en forma
similar a los circuitos eléctricos, pudiendo atenuar, reforzar o apagar determinadas
zonas y artefactos de luz.
El uso de gas resultó muy ventajoso por un lado pero sumamente peligroso por
el otro, ya que provocó grandes incendios.
El triunfo de la luz eléctrica
La lámpara eléctrica incandescente fue el invento que universalizó definitivamente
el uso de la electricidad, permitiendo que la luz llegara a todos los hogares con la
ventaja de ser limpia, cómoda y de fácil transporte. Aun así, en algunas zonas rurales
todavía hoy siguen utilizándose lámparas de kerosene o de gas incandescentes.
El 31 de diciembre de 1879 Edison hizo su primera demostración en público,
en su laboratorio de New Jersey, conectando unas 100 lámparas de 100 horas
de vida promedio. Éste fue el primer modelo de alumbrado eléctrico cuya perfección
residía en el hecho de haber conectado una serie de lámparas en circuito paralelo,
de manera tal que, si una lámpara fallaba, el circuito entero continuaba funcionando.
Los sistemas de control eléctrico de intensidad lumínica comenzaron a aplicarse casi
en la misma época, estos ¨ dimmers de agua de sal ¨ consistían en un barril o cuba
de agua con salmuera con un electrodo sumergido. Cuando un segundo electrodo
era sumergido, la conductividad entre ambos aumentaba. Una lámpara conectada
en serie al electrodo sufría entonces cambios de intensidad.
Estos dimmers eran difíciles de manejar y mantener, pero representaban una solución
al control de luz que la lámpara de gas había utilizado con tanta eficiencia.
El siglo XX y sus adelantos en el campo lumínico El desarrollo de las luminarias
teatrales
El progreso de la lámpara incandescente eléctrica fue más rápido, producto de un
mercado demandante y creciente.
El primer proyector teatral de lámpara incandescente fue la ¨caja abierta¨, primitivo
cyclight (scoop, panorámico), usado como iluminación general de escenario
y decorados. Consistía en una caja con una lámpara incorporada de tal forma que
no deslumbrara al público. Contaba además con un reflector abierto que aumentaba
su rendimiento lumínico. No tenía lentes ni accesorios.
Alrededor de 1910 ya estaban en funcionamiento los dimmers de resistencia o reóstatos,
en reemplazo del incómodo ¨dimmer de agua de sal¨. Consistía en un alambre muy
largo, usualmente enrollado. Un contacto móvil se desplazaba conectado en serie
a las lámparas modificadas su intensidad. Los sistemas de control eran igualmente
grandes y pesados. En algunos casos se instalaban masters para controlar la subida
o bajada de varios dimmers a la vez.
En 1920 empiezan a verse erces eléctricas (striplights o compartment batten) en los
teatros similares a las candilejas. Eran artefactos lineales con lámparas que emitían
una luz pareja, alternando baños de color dados por el uso de lámpara sumergidas
en lacas coloreadas.
Ese mismo año se diseña el Fresnel, la primera luminaria con óptica y sistema de
ajustes entre lentes y lámparas, llamada así en homenaje al diseñador de la lente,
Augustin Jean Fresnel.
La invención del elipsoidal se ubica aproximadamente en el año 1933. Esta luminaria
es una herramienta básica para el uso teatral y es de las de mayor versatilidad
y aplicaciones. En su forma más simple cuenta con un reflector elipsoidal, lámpara
y lente plano – convexa. Permite recortar nítidamente siluetas y formas.
En el afán de aumentar la vida útil y reducir consumos se lanza al mercado en 1980
la compacta fluorescente como posible sustitución de las lámparas incandescentes.
La lámpara PAR (PARABOLIC ALUMINIZED REFLECTOR) comienza a comercializarse
en 1940, originariamente para la industria automotriz. Dick Thayer armó los primeros
prototipos de esa lámpara con moldes para flan de vidrio ¨Pyrex¨.

En 1955 se trabajaba en la tecnología dicroica para reflectores, que disipa la energía


infrarroja hacia el reflector, dando lugar a un haz de luz de color más frío y evitando
el recalentamiento de los objetos iluminados.

En términos de optimizar la potencia lumínica de las luminarias, para el año 1960,


ya se utilizaban lámparas halógenas para el uso teatral. Estas tuvieron una inmediata
aplicación al mercado de la arquitectura en los hoy populares ¨ Cuarzos ¨ (lámparas
tungsteno halógenas tubulares) y lámparas ¨ dicroicas ¨, lo que significó una sustancial
mejora en la performance de las lámparas incandescentes, tanto en rendimiento como
en vida útil.
Para la misma época se desarrolló una tecnología similar en las lámparas de descarga
de gases de mercurio, creándose así la lámpara de mercurio halogena.
Hoy la tecnología más en boga por sus amplias posibilidades es el LED (Lighting
Emitting Diode), basado en la emisión lumínica mediante la unión de semiconductores
y desarrollado a partir del año 1965. Los primeros LEDs conocidos en los mercados
fueron los emisores infrarrojos, que hoy usamos en los controles remotos, y os de
espectro visible como indicación de encendidos y señalización, de muy baja potencia
lumínica, de muy bajo consumo y prolongadísima vida útil.

En el año 1969 Osram desarrolla en Alemania, por necesidad de las corporaciones


de televisión, una lámpara de descarga de alta potencial que denominó HMI
(H por el símbolo químico del mercurio, M por los metales, I por yoduros y otros
gases halógenos). Esta lámpara de alta tecnología se diseminó rápidamente por todo
el mundo. La versión más actualizada es la lámpara HTI, con reflector incorporado.
Tanto una como otra tienen gran uso en cine, teatro y televisión (principalmente
en seguidores y robótica), así como en fibra óptica y proyectores.

Las luminarias automatizadas


A comienzos de la década del ´70 la industria de la canción buscaba sorprender
al público de sus recitales con grandes efectos lumínicos.
Así comenzaron a realizarse pruebas de mecanismos pendientes a la automatización
de las luminarias, para moverlas o cambiarlas de color. Al principio se utilizaban
luminarias convencionales a las que se adosaban brazos motorizados que permitían
moverlas en sentido vertical (tilt) y horizontal (pan).
Varilite fue la primera compañía en desarrollar sistemas integrales, incorporando
sistemas con filtros dicroicos de vidrio para efectuar cambios de color internos, lámparas
tipo HMI y dos motores adicionales en la base para lograr efectos de movimiento.

Las luces automatizadas requerían controladores más desarrollados, y cada marca


fue utilizando patrones de control propios. Para unificar los sistemas la USITT,
una asociación dedicada, entre otras cosas, a desarrollar estándares para la industria
teatral y del entretenimiento, creó en 1986 el protocolo digital DMX 512. Este sistema
de código digital, puede enviar en formación de nivel, sobre 512 dimmers (uno a la vez)
mediante un par de cables, a gran velocidad.
Por ser una norma internacional sin dueño, todas las empresas fabricantes
de luminarias y sistemas de control adoptaron el protocolo, permitiendo la flexibilización
de interrelación entre equipos de diferentes marcas y tecnologías, configurando
un lenguaje lumínico universal.

También podría gustarte