Clot
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CLOT, Y. (2009). ¿El trabajo sin seres humanos? Psicología de los entornos de
trabajo y vida. Modus Laborandi. Madrid.
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“Servucción”. Es un neologismo no reconocido por la RAE pero ampliamente utilizado
en ciertos ámbitos profesionales. Sin entrar en detalles, es el proceso de producción de
servicios.
objeto como instrumento psicológico que dirige la acción, una mezcla que hace que
la relación con los objetos sea cada vez más trans-subjetiva, esto es, doblemente
direccional. Así pues, en la producción “justo a tiempo” el crecimiento de la
productividad depende de la fiabilidad del sistema de máquinas, claramente
mediado por la calidad y flexibilidad de los intercambios humanos.
Otro caso tratado es ALFER, una empresa del sector de la energía nuclear en
Francia que necesita cambiar de modelo estructural para hacer frente a un cambio
en la forma de trabajar. Se despide al 10% de la plantilla (200 personas) de una
manera aparentemente indiscriminada (“se sabe contratar bien, pero se despide
mal”-pág. 92) y se instala la sensación de que todos son víctimas potenciales. Se
produce una deslegitimación de las decisiones de la empresa puesto que se rigen
bajo la lógica de mercado, y el sentido del trabajo queda “en suspenso”. Se da una
ambivalencia discursiva entre los empleados que denota un trabajo psíquico
contraproducente para la empresa. Se produce además una guerra de posiciones
entre los entornos de trabajo y las personas que gestionan la empresa. Por un lado,
están los que se acercan a lo real y, por el otro, los intelectuales-gestores que tienen
estudios, poniendo en peligro un frágil vínculo en el que reside la fuerza de la
empresa. Dicha guerra de posiciones se puede resumir en la declaración que hace
un trabajador, “la notoriedad dentro de la empresa no depende del trabajo salvo
cuando hay un problema concreto. Ahí, de repente, eres indispensable” (pág. 105).
Hay un trabajo invisible no reconocido que es motivo de orgullo por su eficiencia
para sacar adelante las tareas. Pero este trabajo requiere de una subjetividad por
parte de los trabajadores que es repudiada por parte de estos ante el cambio de la
filosofía de la empresa, la cual pasa de tener una extensa plantilla de funcionarios
bien reconocidos a entrar en una dinámica más mercantilista que reduce su plantilla
y genera incertidumbre.
Para terminar con los casos, se reflexiona acerca de una exitosa sección de
trasplantes cardiacos en un hospital de París que tiene una elevada interinidad, una
supuesta desorganización y un alto grado de adaptación a las innovaciones que se
producen en ese ámbito profesional. Se habla de categoría híbrida para calificar al
personal del hospital, ya que hay un núcleo duro fidelizado acompañado de un
satélite de interinos. Entre ellos se entretejen redes que especializan las
competencias de cada uno sobre la base de un patrimonio común. Clot observa que
“entre las fronteras de cada ciclo de trabajo especializado es donde la organización
suele revelar su eficacia o sus disfunciones” (pág. 112). Es decir, la gestión de las
transiciones e imprevistos refleja el nivel de coordinación y cooperación de un
equipo de trabajo, así como la comunicación que existe entre ellos. Ilustra esta idea
con varios ejemplos, desde un camillero experimentado que de una manera
aparentemente informal prepara muy bien al enfermo para la operación hasta dos
enfermeras supervisoras que gestionan de distintas maneras la labor de preparar el
relevo de un turno a otro, con estilos aparentemente antagónicos pero perfectamente
complementarios. Se subrayan los equilibrios existentes dentro de una aparente
desorganización junto con la falta de recursos y limitaciones de tiempo, esto es, la
eficacia “a pesar de todo”.
el punto de que ahora, el nivel de productividad del trabajo está más vinculado a los
intercambios entre los sujetos, haciendo el trabajo más social que nunca. Es por ello
que la productividad del trabajo depende más del trabajo de la organización
(mediado por ese intercambio entre sujetos) que de la organización del trabajo,
pasando la comunicación a un lugar central en la eficacia industrial.
Termina esta revisión teórica aproximándose a Christophe Dejours y su
renombramiento de la “psicopatología del trabajo” por “psicodinámica del trabajo”.
Este cambio de nombre denota la evolución de una disciplina que, en un comienzo,
centra su análisis en el trabajador y su alienación, para pasar a considerar el trabajo
y los escenarios de trabajo como “espacios de construcción de sentido y conquista
de identidades”. A partir de ahí, se llega a una organización del trabajo que permite
afirmar que trabajar es “instrumentar” sin cesar un entorno para vivir. Trabajar es
llevar consigo un universo de determinaciones y de organización del entorno,
interviniendo allí donde el orden tecnológico-maquinal es insuficiente. Para Yves
Clot, esta psicología de los entornos de trabajo permite entender esa organización
del trabajo.
Para finalizar, el autor destaca cuestiones como el resentimiento, la eficacia “a
pesar de todo” o el “hilo de la actividad”, que nos deberían servir para poder tener
una foto más exacta de cómo funcionan los entornos de trabajo en un determinado
momento.
Bibliografía