La Oración en La Teología
La Oración en La Teología
La Oración en La Teología
La Escritura nos dice “orad sin cesar” 1 Tes. 5:17. Es muy importante para todo cristiano, dar
un vistazo a los primeros cristianos, los cuales, perseveraban… en las oraciones, Hech. 2:42.
Ya que en la actualidad son pocos aquellos que perseveran en oración, tristemente la
mayoría de los llamados cristianos hemos hecho de la oración, un requisito de todo
cristiano y una buena costumbre. En nuestro país, muchos ni tienen la “costumbre” de orar,
mientras que otros lo hacen por “costumbre”. Nuestro país es idólatra y esto tiende a
reflejarse muchas veces en la manera de orar, ya que, de las pocas oraciones, la mayoría
son de peticiones en beneficio personal, cuando una persona ora de esta manera, después
se jacta de haber tenido comunión con Dios. En nuestras reuniones de Iglesia, la mayoría
de los presentes oramos porque se nos pide la oración pública, sin embargo, al escuchar a
cada persona orar, nos damos cuenta de muchas muletillas, por un hábito creado, y no una
mera comunión con Dios. A los niños, aquellos pocos padres que les enseñan a orar, tienen
a la oración como un momento de pedir por las necesidades propias, pues así se les
enseña. Todo esto nos lleva a darnos cuenta, de cuanto hemos denigrado la oración hasta
el punto de ser un simple requisito, sin ser la que nos guía hasta el trono de la gracia.
El mismo lugar que tuvo en la vida de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, el cual, sin
importarle el cansancio del trabajo de un día tan intenso, pasaba la noche orando, Luc.
6:12. Demostrando la total dependencia de su Padre en todas las cosas, este versículo, y los
siguientes nos narran aquel día maravilloso cuando Jesús eligió a sus 12 discípulos, y esa
noche nuestro Señor no durmió. Cuantos, de nosotros, cuando tendremos un día decisivo
en cualquier área de nuestra vida, no dormimos, pero de preocupados. Debemos pues
tomar este ejemplo, no somos autosuficientes, necesitamos la gracia de Dios en cada
momento de nuestra vida, debemos alabar a Dios por sus proezas pedir perdón por
nuestros pecados, agradecerle por su misericordia, interceder por nuestros hermanos que
sufren, rogar por sabiduría y fortaleza, por esto y mucho más debemos ser hombres y
mujeres de oración, que vivimos y creemos la Teología, que tenemos conocimiento de Dios
y le buscamos, pidiéndole a nuestro Señor que nos enseñe a orar. En tanto, pues que
tenemos esta gracia para estar en comunión con Dios, oremos, como dice Sal. 55:17 Tarde
y mañana y a mediodía oraré y clamaré, Y él oirá mi voz. Velemos y oremos para no entrar
en tentación.