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TEXTO 2 PDF. El Papel de La Mujer en El Antiguo Egipto Por José Carlos Castañeda

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XI Congreso Internacional de ALADAA José Carlos Castañeda Reyes

Conclusiones de una investigación: “el papel de la mujer en la


historia social del Egipto antiguo”
José Carlos Castañeda Reyes
UAM-I

La investigación de que se da cuenta en estas páginas tiene una larga


trayectoria: se inició alrededor del año de 1986 como parte de una disquisición
más amplia sobre diversos aspectos de la historia social del Egipto antiguo,
específicamente los movimientos sociales que se presentaron a lo largo de la
historia de esta civilización. Como resultado de estos años de trabajo, surgieron
diversos escritos, publicados con diversa fortuna. Al efectuar estos trabajos nos
dimos cuenta de que el papel de la mujer dentro de la historia social de Egipto
debía ser considerado en relación con su participación en la vida cotidiana del país,
no únicamente como partícipe en la actividad productiva sino como decidida
participante en la construcción de su propia historia a través de diversas acciones
sociales concretas, entre ellas la rebelión violenta. Ante esto, consideramos que
sería importante el poder aclarar este tipo de aspectos fundamentales para
explicar el desarrollo de la historia y la cultura de la civilización antigua de Egipto 1.

El estudio de la participación de la mujer dentro de la historia egipcia no


era de ninguna manera nuevo. Es más, podría decirse que en los últimos años ha
sido uno de los temas de mayor interés dentro de la egiptología, situación que se
manifestó en la producción de notables estudios que aparentemente han cubierto
las distintas esferas en las que la acción femenina dejó su marca en el Egipto
antiguo. Pero ninguno de estos trabajos retoma la perspectiva que intentamos
analizar nosotros, que es más un punto de partida para nuevas investigaciones
que una visión acabada sobre esta temática.

Esta situación deriva, indiscutiblemente, de la consideración, o mejor, de la


aceptación o el rechazo de muchos egiptólogos a la existencia en el Egipto de la
antigüedad de verdaderos movimientos sociales. La “Revolución social” de fines
del Reino Antiguo, una de las rebeliones populares más antiguas en la historia de

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la humanidad de que se tiene noticia, no es aceptada por la generalidad de los


autores. Si esto ocurre con un movimiento que parece tener tantos elementos que
pueden probar su historicidad, ¿cómo hablar de tal tipo de situaciones en otras
etapas de la historia egipcia? De ahí que el punto de partida del presente estudio
fue otro trabajo, más amplio y específico, sobre los movimientos sociales en
Egipto antiguo. Es aquel estudio el que nos da el marco general sobre el cual se
observa la participación de las mujeres egipcias en esferas más allá de las
ampliamente estudiadas por otros autores. Nosotros, como decíamos, nos
conformamos con señalar estas perspectivas distintas de investigación, que
deberán ser continuadas en el futuro, considerando su gran riqueza para permitir
alcanzar una visión más completa de los rasgos fundamentales de la civilización
egipcia.
Dentro de lo discutible que pueda ser nuestra propuesta de investigación,
deseamos señalar que la misma intenta retomar una inquietud que muestran
diversos egiptólogos, de abrir más su disciplina a la incorporación de otras
perspectivas de análisis teórico que enriquezcan el paradigma científico de la
propia egiptología. Creemos que esta posición parte de la influencia de Annales,
específicamente de un artículo de G. Posener 2 (1962), que argumenta, entre
otros tópicos, la necesidad de renovación y de apertura de esta disciplina. Lo que
existe detrás de esta idea, en nuestro concepto, es la meta de explicar la historia
de Egipto antiguo, y no únicamente describirla. Nosotros creemos que tales
posibilidades explicativas de algunos aspectos de la historia egipcia pueden
lograrse a través de la aplicación de las propuestas metodológicas que intentamos
seguir. Si fue una pretensión que se logró no nos toca juzgarlo a nosotros. Pero
sea al menos un intento, esperamos, capaz de enriquecerse en el futuro.

Por otro lado, y en contra de visiones estereotipadas e idealizadas de la


historia egipcia, la investigación más reciente evidencia que el mundo egipcio
conoció una serie de presiones y conflictos internos que modificaron
profundamente su vida social y su historia, acontecimientos que representan las
primeras luchas populares de las masas egipcias por lograr mejores condiciones
de vida, lo cual permitió la conquista de ciertas concesiones, reclamadas por el

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pueblo egipcio. En este contexto, ¿cuál habría sido el papel de las mujeres en la
dinámica de su propia historia?

Para dilucidar este aspecto, será necesario estudiar a las mujeres egipcias
en diversas esferas y contextos: como parte de la vida económica; dentro de una
sociedad específica, en donde cumplió diversos papeles y gozó de
consideraciones diversas: de acuerdo a las características de la sexualidad
egipcia, en el interior del estado, como propietaria o heredera, como partícipe en
los ritos religiosos o en la vida intelectual de esta civilización. Sólo a partir de este
marco previo puede entenderse la participación de las mujeres en las
movilizaciones populares de diversos tipos que se presentaron a lo largo de la
historia del Egipto antiguo. Sólo entonces podrá estudiarse el papel de las
mujeres en los diversos movimientos y procesos sociales del Egipto antiguo, con
base en el examen de las fuentes primarias que dan cuenta de los mismos,
aunado a la comparación con las fuentes secundarias existentes sobre este tema.
Al respecto, debe considerarse que esta parte de nuestra investigación permitió
observar en la historia de Egipto el desarrollo de distintos tipos de movimientos
sociales, originados en las condiciones de vida y trabajo de la población del país, y
en los que la participación de las mujeres fue constante y fundamental.
A partir de los elementos anteriores, en el trabajo llegamos a la siguiente
Conclusión

Creemos que a través del análisis de los aspectos de historia social que
revisamos puede observarse que existió una diferenciación de género 3 en el
interior de la sociedad egipcia, que colocó a la mujer en una posición subordinada
y secundaria frente al hombre en la esfera pública y en la esfera política, a pesar
de que la participación económica y social de la mujer egipcia fue de notable
relevancia a lo largo de la historia de esta civilización. La igualdad jurídica y social
de la mujer egipcia, señalada repetidamente por diversos egiptólogos, tuvo su
contrapartida lógica en la incorporación de la mujer a la vida productiva del país,
que compartió con el hombre en un plano de igualdad ante las responsabilidades y
obligaciones que esa situación implicaba en todas las esferas de la vida

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económica egipcia. A pesar de esta igualdad en la responsabilidad, una


diferenciación social con base en el género sí existió en el Egipto antiguo. Por lo
tanto, debe matizarse la idea, repetida constantemente, de la igualdad total de la
mujer y el hombre egipcios.

Además, la pertenencia a uno u otro de los distintos grupos sociales de la


sociedad egipcia fue determinante para explicar el grado de participación social de
la mujer. Las mujeres de los sectores populares, a las que básicamente
intentamos estudiar en estas páginas, además de cumplir sobre todo con las
funciones de madre y “señora de la casa”, también participaban activamente en
otras esferas, constreñidas por las necesidades de su grupo familiar 4 . De la
misma forma, las mujeres de estos sectores participaron en los grandes
movimientos de rebelión de la historia egipcia antigua, como la "Revolución social"
de fines del Reino Antiguo, que tan importantes repercusiones alcanzó dentro de
la historia del país. Tal participación se aprecia en el hecho de que algunos de los
principales grupos rebeldes que se conocen durante este acontecimiento están
formados por mujeres, y son las mujeres nobles uno de los principales blancos de
los ataques de los rebeldes durante esta gran rebelión popular.

Pero además, la represión que siguió a la "Revolución social", y el alcance


de los diversos mecanismos de control violento y/o ideológico de las rebeliones
populares que se implementaron por parte del Estado egipcio posteriormente,
alcanzaron también a las mujeres, quienes compartieron también, desde esta
perspectiva, la suerte de los demás sectores de la población del país. A pesar de
tales medidas represivas de control social, durante el Imperio Nuevo y aun durante
etapas históricas posteriores, se produjeron nuevas agitaciones sociales que
llevaron a los sectores dominantes en el país a apropiarse de las demandas
populares y a incorporarlas en las políticas públicas, con el objeto de evitar
nuevos estallidos sociales. A lo largo de estos procesos, la mujer parece ser una
partícipe constante, capaz de llenar, a través de su decidida participación social -
de un tipo o de otro, contrario o a favor de la rebelión popular- "el vacío" que
ocultan los documentos elaborados por los faraones y los sacerdotes.

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Pero es en el interior de estos sectores populares en donde surge con


mayor claridad el concepto de "explotación" como fundamental para entender las
relaciones entre los hombres dentro de la sociedad antigua -y, de hecho, en toda
formación social. El estudio de la manera en que los sectores o grupos
dominantes se aseguran el control del excedente productivo de los productores
directos permite comprender en gran medida a
l dinámica de vida y trabajo de
cualquier sociedad5. En el caso de las mujeres, ellas

"se ven 'explotadas' al ser tenidas en una situación de inferioridad jurídica y


económica, y son tan dependientes de los hombres (en primer lugar de sus
maridos, con la parentela de género masculino de reserva) que no tienen
más opción que realizar las tareas que se les han impuesto, cuyo carácter
forzoso no se ve aminorado, en principio, por el hecho de que muchas
veces puedan obtener una auténtica satisfacción personal en ellas" 6.

¿Hasta qué punto esta conceptualización teórica es aplicable para el caso


egipcio? ¿La misma igualdad jurídica es real o tan sólo un paliativo a tal situación?
Después de todo, la existencia de la norma legal no impide que, a veces, suceda
exactamente lo contrario de lo que se dispone. De cualquier modo, como miembro
de los sectores dominados, la mujer egipcia padeció una doble diferencia: la social,
por el grupo al que pertenecía, y la de género, siempre presente a pesar de su
mejor situación, más si se le compara con la prevaleciente en otras sociedades
antiguas.

De lo anterior no puede caber duda: la desigualdad de género, en mayor o


menor grado, existió en el Egipto antiguo, situación evidentemente más clara
cuando se analizan las relaciones entre los sectores sociales inferiores y sus
explotadores.
En la vida diaria, la distinción de género existió por supuesto como una
estructura formal de la sociedad egipcia, por lo que la mujer ocupó una posición
secundaria en ella.7 Este papel de género se manifiesta en el tipo de actividades

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productivas en las que toma parte la mujer tal como son representadas éstas en
la sociedad egipcia: el espacio de trabajo definido para el hombre es al exterior de
la casa, el de la mujer, en el interior, con todas las excepciones señaladas
previamente. La esfera de labor masculina es muy clara: la mujer difícilmente
podía ingresar en ella y tener oficios o responsabilidades fundamentalmente
masculinos. 8 La mujer era considerada básicamente por su función como “nebet
per”, esposa y madre, no por su participación en otras esferas de la vida del país 9.
Sin embargo, ya vimos que la mujer egipcia participó de hecho en casi todas las
esferas de la vida económica, si bien en algunas de ellas su accionar fue más
común. En el campo de lo que podríamos denominar “vida profesional”, aquél fue
más restringido, por ser un mundo dominado fundamentalmente por los hombres,
pero a pesar de eso, pudo destacarse en algunos casos, siendo reconocida por
su trabajo cotidiano. Citamos en su oportunidad los testimonios que lo prueban.
En otras áreas, por ejemplo la religiosa, la mujer tuvo un papel fundamental
también. La repetición continua del tema de la doble naturaleza de lo femenino es
muestra de su importancia dentro del pensamiento del Egipto antiguo. En él, la
mujer tomó el papel clave de dirigir el culto doméstico, base sin duda de la propia
sociedad egipcia. Las ofrendas alimenticias, las libaciones y las flores en los
altares, el culto a Hathor y a Bes –cuyo carácter fálico intentamos resaltar
también- la preocupación por la fertilidad y el mantenimiento de la familia, todo
esto era responsabilidad de la mujer. 10 Siempre los cultos más familiares y
personales, aquellos ligados a la vida cotidiana de la mujer y su familia, ocuparon
un papel fundamental en sus vidas 11. El mantenimiento de tales ritos, como en
otras sociedades, fue un medio de cohesión familiar muy importante, amén de
contribuir a preservar las tradiciones más queridas de la sociedad egipcia.

Por otra parte, la sociedad egipcia antigua conoció sin duda la participación
popular para la construcción de su propia historia, y no únicamente desde el
punto de vista de la esfera económica, de suyo ya importante, sino también a
través de la conquista de mejores condiciones de vida y trabajo. Fue un proceso
paulatino, marcado por avances y retrocesos, pero que al final de cuentas surge
como una constante tanto en esta civilización como en la historia de la humanidad

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en su conjunto. En este proceso, hombres y mujeres egipcios, a la par,


contribuyeron a la creación de su propia historia. Como en toda sociedad, empero,
hubo voces de mujeres que, en vez de apoyar un movimiento popular, decidieron
oponerse al mismo, como también vimos. Por ello puede concluirse que a lo largo
de la historia egipcia, la participación social de la mujer fue variable, según la
época y el sector social al que perteneciera: a veces actuó como uno de los
actores de los movimientos populares. Otras, se vio afectada por tales
movilizaciones de la población, o simplemente padeció los riesgos inherentes a la
vida cotidiana: crisis económicas, aplicación de mecanismos de control social e
ideológico, violencia pública o institucionalizada, ente otros. Pero siempre intervino
en su propia historia, no como un ente pasivo o al margen del hombre, sino como
parte de los diversos procesos sociales, económicos, políticos, que se sucedieron
a lo largo de la historia egipcia. Por ello, a pesar de que algunas mujeres de la
elite seguramente se opusieron a movimientos como el de la “Revolución social” o
a las reformas “revolucionarias” inspiradas o apoyadas al menos por Nefertiti, su
acción contribuyó también, aun de esa forma, a edificar la historia de Egipto.

Con todo esto se ve cómo la mujer egipcia, en el marco de las grandes


sociedades antiguas, se destacó por una posición de mayor participación y
trascendencia, comparada con otros casos históricos bien conocidos.

Como tantos otros tópicos, no se agotó aquí esta temática. A la mujer


egipcia la hemos visto como pivote de su sociedad, realizando actividades
diversas dentro de la esfera económica; gozando de su sexualidad de manera
libre; reclamando su igualdad jurídica con el hombre; contribuyendo a mantener
el equilibrio del universo a través de su participación en los ritos religiosos y en la
preservación de la memoria de su compañero sobre la tierra, o motivándolo para
renovarse y gozar de los placeres de su vida mortal y de su vida eterna;
participando en una creación artística literaria o tan sólo utilizando la escritura
para cubrir las necesidades de su vida cotidiana, entre ellas, comunicar sus
mensajes de amor a aquél a quien amaba. Finalmente, participando a su lado en
la construcción de su propia historia.

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Porque mujeres también exclamaron: “¡Suprimamos a los poderosos de


entre nosotros!”. Mujeres también contribuyeron a hacer que el mundo girase
“como una rueda de alfarero” durante la “Revolución social”. Mujeres alimentaron,
impulsaron y mantuvieron vivos los grandes movimientos populares, aun los
surgidos de las esferas del poder, como en el caso de Nefertiti. Mujeres
conocieron la violencia cotidiana o aquella implementada sistemáticamente desde
el gobierno faraónico, como un mecanismo de control social e ideológico para
evitar nuevos estallidos populares violentos, como los que en su momento
protagonizó el pueblo egipcio antiguo. Si no vivieron en un mundo perfecto, las
mujeres egipcias fueron capaces de construirse su propio espacio y ganar su
propio respeto, gracias a su acción continua y decidida, individual y colectiva. Así
legaron a las generaciones futuras otro ejemplo a seguir. Su camino no fue fácil,
pero fue construido por ellas. Nada recibieron graciosamente. Y al desarrollarse a
sí mismas y constituirse en el apoyo y en las compañeras del hombre, se
convirtieron también en uno de los fundamentos de la sociedad egipcia antigua,
aun tan sólo desde su humilde, pero trascendental papel como “nebet per”.

Ante esto, ¿quién hubiera podido resistir la belleza y el amor a la vida que
simbolizaban las mujeres del Egipto antiguo? De aquella tierra que algunos
extranjeros consideraban como

"el verdadero hogar de Afrodita, ya que todo lo bueno que existe y se


produce en el mundo está en Egipto: riqueza... vino, todas las cosas
buenas que pueda uno desear, ¡y las mujeres! Más en número que las
estrellas que ostenta el cielo, ¡y cómo se ven! Como la diosa cuya belleza
una vez fue juzgada por Paris, lo juro por Démeter" 12.

Además de la hermosura, su sabiduría y fortaleza de carácter, que hicieron


de la mujer egipcia
"... señora de encanto, dulce en el amor, experta en sus palabras, dulce en
el hablar, excelente en el consejo en sus escritos. Cualquier cosa que pasa
por sus labios sobrepasa la obra de la verdad. Una mujer perfecta...

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grandemente apreciada en su ciudad. Quien extiende una mano (para


ayudar) a todos, que habla lo que es bueno, repite lo que da placer. La que
hace lo que todo mundo ama, para que ninguna mala cosa pase por sus
labios. Es grandemente amada por todos...." 13

y creadora de su propia historia.

1
Parece conveniente presentar aquí la cronología que seguimos en estas páginas, que se basa en las obras de
I. Shaw, ed., The Oxford History of ancient Egypt, Oxford, University Press, 2000, XV+512 p., ilus., maps.,
plans.: 479-483 y passim, y B.G. Trigger, et al., Historia del Egipto antiguo, trad. por J. Faci, not. por Josep
Padró, Barcelona, Crítica, 1985, 548 p., ilus., maps., plans., (Crítica/Historia, 37): passim. Los principales
periodos de la historia egipcia que definen estos autores son: Periodo Paleolítico y Neolítico, c. 700 000 a 7
000 a.P.; Periodo Predinástico, c. 5300 a 3000 a.C.; Periodo Dinástico temprano, c. 3000 a 2686 a.C.; Reino
Antiguo, 2686 a 2125 a.C.; Primer Periodo Intermedio, 2160 a 2055 a.C.; Reino Medio, 2055 a 1650 a.C.;
Segundo Periodo Intermedio, 1650 a 1550 a.C.; Imperio Nuevo, 1550 a 1069; Periodo Ramésida, 1295 a 1069
a.C.; Tercer Periodo Intermedio, 1069 a 664 a.C.; Época Baja o Periodo Tardío, 664 a 323 a.C.
2
"Histoire et Égypte ancienne", Annales.Économies-sociétés-civilisations [AESC], Paris, año 17, 4, jul-ags
1962: 631-646 .
3
El género es una construcción cultural, una creación social de las ideas sobre los papeles apropiados para
mujeres y hombres. Es una categoría social que se impone sobre un cuerpo sexuado, y que determina las
relaciones entre los sexos, relaciones construidas socialmente. Tiene que ver con el significado de las acciones
de la mujer en una interacción social concreta, con otros hombres pero también con otras mujeres. El género
define el significado de ser varón o de ser mujer dentro de un complejo de “símbolos sociales” culturalmente
construidos. De ahí que el impacto de las diferencias de género afecte diversas esferas, no únicamente la del
parentesco, sino también la economía, la educación, la vida política y social en general de un grupo humano
determinado, y determine la “identidad subjetiva”, el ser social y su concepción, de hombre y mujeres,
identidad edificada también socialmente y con variaciones a lo largo de la historia. El género es “una forma
primaria de relaciones significantes de poder. Podría mejor decirse que el género es el campo primario dentro
del cual o por medio del cual se articula el poder”. J.W. Scott, “El género: una categoría útil para el análisis
histórico”, en Marta Lamas, comp., El género: la construcción cultural de la diferencia sexual, México,
Programa Universitario de Estudios de Género. UNAM-Miguel Ángel Porrúa, 1997, 369 p., (Las Ciencias
Sociales. Estudios de género): 271-272, 288-292. Finalmente, los sistemas de género oponen al hombre y a la
mujer en todas las épocas históricas, no en un plano de igualdad sino en un orden jerárquico al asignar
papeles sociales a hombres y mujeres con base no en sus diferencias biológicas sino como un reflejo de una
conceptualización cultural y de una organización social. J.K. Conway, et al., “El concepto de género”, en
Marta Lamas, comp., El género: la construcción cultural de la diferencia sexual, México, Programa
Universitario de Estudios de Género. UNAM-Miguel Ángel Porrúa, 1997, 369 p., (Las Ciencias Sociales.
Estudios de género): 32. Sin que pretendamos haber realizado un verdadero “estudio de género” en estas
páginas, sino más bien una historia social de la mujer egipcia en relación con su participación, de una u otra
forma, a favor o en contra, en los movimientos sociales que se dieron en el interior de esta civilización,
creemos posible observar esta diferenciación en el Egipto antiguo. Sobre los aspectos que debe abarcar un
verdadero “estudio de género” y no tan sólo una “historia de las mujeres”, cfr. Teresita de Barbieri, “Sobre la
categoría género. Una introducción teórico-metodológica”, Isis internacional [ISIS], México, D.F., 17, 1992 :
122-128.
4
Lo cual se corresponde con la diferenciación de género de que hablábamos. De hecho, el género es una
manifestación de la desigualdad social, y si bien presenta una dinámica propia se articula con otras formas de
desigualdad y de jerarquía sociales. Cfr. Barbieri, op. cit.: 124.

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5
Cfr. Ste. Croix, op. cit. 70-76. El concepto de "explotación" es clave para entender la propuesta teórico-
metodológica del autor. Cfr. sobre todo el capítulo I de la obra citada.
6
Ibid.: 124.
7
Ibid.: 190-191. Susan Tower Hollis, "Women of ancient Egypt and the sky goddess Nut", Journal of
American Folklore [JAF], New Hampshire , C, 398, Oct-Dec 1987: 496, 502, considera que a pesar de los
datos de igualdad jurídica, respeto, y otros que se observan en el Egipto antiguo, concluye que la mujer
egipcia presenta un status ambiguo: no son dominantes, como quieren Heródoto y Diodoro, ni exactamente
iguales. Mas bien son definidas en términos de los hombres. El mundo del Egipto antiguo fue un mundo
masculino. Si bien con mayores posibilidades que en otras culturas antiguas, las mujeres no tenían total
igualdad. Es factible pensar, de todos modos, en una conexión entre la importante posición de divinidades
como Nut y otras diosas egipcias con esa mayor igualdad relativa de la mujer en Egipto antiguo. Es un
aspecto, sin embargo, a investigar mas profundamente todavía.
8
Robins, women… op. cit.: 93, 125. Sobre esta misma idea, cfr. G. Robins, "Some images of women in
New Kingdom art and literature", in Barbara S. Lesko, ed., Women's earliest records from ancient Egypt and
Western Asia. Proceedings of the Conference on Women in the Ancient Near East. Brown University,
Providence Rhode Island November 5-7, 1987, Atlanta, Scholars Press, 1989, XL+350 p., (Brown Judaic
Studies, 166): 112.
9
W. Ward, "Non-royal women and their occupations in the Middle Kingdom", in Barbara S. Lesko, ed.,
Women's earliest records from ancient Egypt and Western Asia. Proceedings of the Conference on Women in
the Ancient Near East. Brown University, Providence Rhode Island November 5-7, 1987, Atlanta, Scholars
Press, 1989, XL+350 p., (Brown Judaic Studies, 166): 43.
10
Robins, women... op. cit.: 163.
11
J. Tyldesley, Daughters of Isis. Women of ancient Egypt, London, Penguin Books, 1994, 318 p., ilus.,
(Penguin History): 244-245.
12
Según el escritor de comedias Herodas, en el siglo III a.C., apud Dominic Montserrat, Sex and society in
Graeco-Roman Egypt, London, Kegan Paul, 1996, XIX+238 p., ilus.: 167-168.
13
G. Lefebvre, Le tombeau de Petosiris , 3 v., Le Caire, IFAO, 1923, ilus., maps., plans., (Services des
Antiquités de l'Égypte): I, 10-12, 101.

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