Diego Velázquez (1599-1660) fue el pintor más importante del barroco español. Recibió formación en Sevilla y luego se trasladó a Madrid donde fue nombrado pintor de la corte real, cargo que ocupó el resto de su vida creando retratos reales y otras obras. Su estilo evolucionó hacia una gran luminosidad influenciado por sus viajes a Italia donde estudió las grandes obras del pasado y presente. Es considerado uno de los máximos exponentes de la pintura española y universal.
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Diego Velázquez (1599-1660) fue el pintor más importante del barroco español. Recibió formación en Sevilla y luego se trasladó a Madrid donde fue nombrado pintor de la corte real, cargo que ocupó el resto de su vida creando retratos reales y otras obras. Su estilo evolucionó hacia una gran luminosidad influenciado por sus viajes a Italia donde estudió las grandes obras del pasado y presente. Es considerado uno de los máximos exponentes de la pintura española y universal.
Diego Velázquez (1599-1660) fue el pintor más importante del barroco español. Recibió formación en Sevilla y luego se trasladó a Madrid donde fue nombrado pintor de la corte real, cargo que ocupó el resto de su vida creando retratos reales y otras obras. Su estilo evolucionó hacia una gran luminosidad influenciado por sus viajes a Italia donde estudió las grandes obras del pasado y presente. Es considerado uno de los máximos exponentes de la pintura española y universal.
Diego Velázquez (1599-1660) fue el pintor más importante del barroco español. Recibió formación en Sevilla y luego se trasladó a Madrid donde fue nombrado pintor de la corte real, cargo que ocupó el resto de su vida creando retratos reales y otras obras. Su estilo evolucionó hacia una gran luminosidad influenciado por sus viajes a Italia donde estudió las grandes obras del pasado y presente. Es considerado uno de los máximos exponentes de la pintura española y universal.
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Diego Velázquez es considerado el pintor más importante del período
barroco español. Su servicio como pintor de cámara de Felipe IV le
permitió estudiar a los grandes maestros del arte nacional e internacional y, con ello, logró un estilo personalísimo que dejaría una huella indeleble en la historia de la pintura.
Diego Rodríguez de Silva y Velázquez, mejor conocido como Diego
Velázquez, nació en Sevilla en el año 1599. De abuelos portugueses, fue hijo de Juan Rodríguez de Silva, y de la sevillana Jerónima Velázquez.
La formación artística de Diego Velázquez transcurrió mayormente en su
ciudad natal, Sevilla. Allí recibió clases de dos importantes maestros. Aparentemente, el primero fue Francisco de Herrera. Después, ingresó al taller del maestro Francisco Pacheco, quien fue una figura fundamental en su vida y posterior desempeño.
De hecho, en 1618 se casó con la hija de su maestro, Juana Pacheco,
cuando aún no cumplía los 19 años de edad. Con ella tuvo dos hijas, Francisca e Ignacia, también nacidas en la ciudad de Sevilla.
Durante su etapa sevillana, Diego Velázquez desarrolló ampliamente los
bodegones, así como escenas de taberna o escenas de cocina y cuadros religiosos. En todo, Velázquez hacía gala de un naturalismo tenebrista de gran factura que le mereció amplio reconocimiento.
De esta etapa, de hecho, es su celebrado lienzo El aguador de Sevilla,
que le dio una importante proyección profesional. Este naturalismo de Velázquez dialogaba con los grandes maestros Caravaggio y Ribera, representantes de esta tendencia de la pintura que alcanzaba niveles nunca antes explorados.
Diego Rodríguez de Silva y Velázquez (Sevilla, bautizado el 6 de junio de
1599-Madrid, 6 de agosto de 1660), conocido como Diego Velázquez, fue un pintor barroco español considerado uno de los máximos exponentes de la pintura española y maestro de la pintura universal.
Pasó sus primeros años en Sevilla, donde desarrolló un estilo naturalista
de iluminación tenebrista, por influencia de Caravaggio y sus seguidores. A los 24 años se trasladó a Madrid, donde fue nombrado pintor del rey Felipe IV y cuatro años después fue ascendido a pintor de cámara, el cargo más importante entre los pintores de la corte. A esta labor dedicó el resto de su vida. Su trabajo consistía en pintar retratos del rey y de su familia, así como otros cuadros destinados a decorar las mansiones reales. Su presencia en la corte le permitió estudiar la colección real de pintura que, junto con las enseñanzas de su primer viaje a Italia, donde conoció tanto la pintura antigua como la que se hacía en su tiempo, fueron influencias determinantes para evolucionar a un estilo de gran luminosidad, con pinceladas rápidas y sueltas. En su madurez, a partir de 1631, pintó de esta forma grandes obras como La rendición de Breda. En su última década su estilo se hizo más esquemático y abocetado, alcanzando un dominio extraordinario de la luz. Este período se inauguró con el Retrato del papa Inocencio X, pintado en su segundo viaje a Italia, y a él pertenecen sus dos últimas obras maestras: Las meninas y Las hilanderas.
Su catálogo consta de unas 120 o 130 obras. El reconocimiento como
pintor universal se produjo tardíamente, hacia 1850. Alcanzó su máxima fama entre 1880 y 1920, coincidiendo con la época de los pintores impresionistas franceses, para los que fue un referente. Manet se sintió maravillado con su obra y le calificó como «pintor de pintores» y «el más grande pintor que jamás ha existido». La parte fundamental de sus cuadros que integraban la colección real se conserva en el Museo del Prado en Madrid.
Diego Rodríguez de Silva y Velázquez fue bautizado el 6 de junio de
1599 en la iglesia de San Pedro de Sevilla. Sobre la fecha de su nacimiento, Bardi se aventura a decir, sin dar más detalles, que probablemente nació el día anterior a su bautizo, es decir, el 5 de junio de 1599.
Sus padres fueron Juan Rodríguez de Silva, nacido en Sevilla, aunque
de origen portugués (sus abuelos paternos, Diego Rodríguez y María Rodríguez de Silva, se habían establecido en la ciudad procedentes de Oporto), y Jerónima Velázquez, sevillana de nacimiento. Se habían casado en la misma iglesia de San Pedro el 28 de diciembre de 1597. Diego, el primogénito, sería el mayor de ocho hermanos. Velázquez, como su hermano Juan, también «pintor de imaginería», adoptó el apellido de su madre según la costumbre extendida en Andalucía, aunque hacia la mitad de su vida firmó también en ocasiones «Silva Velázquez», utilizando el segundo apellido paterno.
Se ha afirmado que la familia figuraba entre la pequeña hidalguía de la
ciudad. Sin embargo, y a pesar de las pretensiones nobiliarias de Velázquez, no hay pruebas suficientes que lo confirmen. El padre, tal vez hidalgo, era notario eclesiástico, oficio que solo podía corresponder a los niveles más bajos de la nobleza y, según Camón Aznar, debió de vivir con suma modestia, próxima a la pobreza. El abuelo materno, Juan Velázquez Moreno, era calcetero, oficio mecánico incompatible con la nobleza, aunque pudo destinar algunos ahorros a inversiones inmobiliarias. Los allegados del pintor alegaban como prueba de hidalguía que, desde 1609, la ciudad de Sevilla había comenzado a devolverle a su bisabuelo Andrés la tasa que pesaba sobre «la blanca de la carne», impuesto al consumo que solo debían pagar los pecheros, y en 1613 comenzó a hacerse lo mismo con el padre y el abuelo. El propio Velázquez quedó exento de su pago desde que alcanzó la mayoría de edad. Sin embargo, esta exención no fue juzgada suficiente acreditación de nobleza por el Consejo de Órdenes Militares cuando en la década de los cincuenta se abrió el expediente para determinar la supuesta hidalguía de Velázquez, reconocida únicamente al abuelo paterno, de quien se decía que había sido tenido por tal en Portugal y Galicia.