Fracturas Olecranon
Fracturas Olecranon
Fracturas Olecranon
INTRODUCCIÓN
Las fracturas de olécranon se pueden producir por dos mecanismos diferentes: traumatismos
indirectos debido a la tracción de tríceps o, con más frecuencia, por traumatismos directos. La
mayoría de los casos reciben tratamiento quirúrgico, excepto en pacientes ancianos con
escasos requerimientos funcionales. Los resultados son buenos o excelentes en la mayoría de
los casos, pero la pérdida de movilidad, las molestias por el material de osteosíntesis y los
problemas con la cicatrización de las heridas son frecuentes.
EPIDEMIOLOGÍA
Constituyen el 0'9% de todas las fracturas y 10% de las fracturas de la extremidad superior. El
70% de los casos se producen por traumatismos directos tras una caída desde la propia altura.
También se pueden producir por traumatismos de alta energía (más frecuentes en pacientes
jóvenes) o por un mecanismo indirecto de tracción del tríceps con el codo semiflexionado. Este
último mecanismo produce fracturas-avulsiones del tríceps y es más frecuente en pacientes
ancianos con pobre stock óseo debido a la osteoporosis. El 85% de las fracturas de olécranon
son fracturas no conminutas pero con desplazamiento del fragmento proximal debido a la
tracción que ejerce el tríceps.
ANATOMÍA
Algunos detalles anatómicos merecen ser recordados.
El olécranon forma, junto con la apófisis coronoides, la cavidad sigmoidea mayor del cúbito.
Ambos tienen una superficie articular propia, separadas la una de la otra por una zona
desprovista de cartílago hialino denominada "área desnuda". El olécranon evita el
desplazamiento anterior del antebrazo con respecto al húmero y la apófisis coronoides el
desplazamiento posterior y en varo y conforman, junto con la cabeza de radio, una articulación
trocoide formada por las articulaciones ulnotroclear, radiocapitelar y radiocubital proximal. En
la superficie posterior del olécranon se inserta el tendón del tríceps.
En el plano sagital, el olécranon forma con la diáfisis del cúbito un ángulo de vértice dorsal de
unos 6º. Además, también presenta un angulación en varo de unos 16º. Esta morfología se
debe tener en cuenta a la hora de reconstruir fracturas con conminución o de usar materiales
de osteosíntesis rígidos, como placas y tornillos o clavos intramedulares.
CLASIFICACIÓN
La clasificación de Mayo, descrita por Morrey en 1995, es la clasificación más ampliamente
utilizada y tiene en cuenta tres factores que van a influir en el tratamiento: la conminución, el
desplazamiento y la estabilidad del codo. Clasifica a estas fracturas en tres tipos: (FIGURA 1)
- Tipo I: fracturas no desplazadas
- Tipo II: fracturas desplazadas pero con estabilidad de la articulación del codo.
- Tipo III: fracturas desplazadas con inestabilidad de codo.
A su vez, cada tipo lo divide en dos subtipos:
- Subtipo A: sin conminución.
- Subtipo B: con conminución.
Otras clasificaciones menos usadas en la práctica clínica son la de Schatzker y la de la AO/OTA.
EXPLORACIÓN CLÍNICA
El paciente cuenta habitualmente una historia de caída con traumatismo directo sobre el
olécranon o alguno de los otros mecanismos comentados anteriormente, con tumefacción y
dolor a la palpación del olécranon e impotencia funcional debido al dolor. En función del grado
de desplazamiento y de la complejidad de la fractura se puede apreciar un "gap" palpable a
nivel del olécranon, impotencia para la extensión del codo contra gravedad o deformidad, más
evidente si se afecta la cresta posterior subcutánea del cúbito. Resulta fundamental la
realización de una exploración neurovascular completa, prestando especial atención al nervio
cubital, sobre todo en los traumatismos de alta energía o cuando se asocie una luxación de
codo o grandes desplazamientos de los fragmentos. El estado de las partes blandas puede
condicionar el tipo de osteosíntesis a realizar y el momento óptimo para llevarla a cabo.
PRUEBAS DE IMAGEN
La radiología simple mediante proyecciones anteroposterior y lateral suele ser suficiente para
el diagnóstico de los patrones sencillos de fractura y para identificar la inestabilidad de la
articulación cubitohumeral y radiocapitelar. Para los patrones más complejos puede ser
necesaria la realización de una tomografía computerizada para identificar los fragmentos
articulares y también para el diagnóstico de fracturas asociadas, fundamentalmente de la
cabeza del radio y de la apófisis coronoides.
TRATAMIENTO CONSERVADOR
Se reserva exclusivamente para las fracturas no desplazadas, ya que no sólo se trata de una
fractura articular, sino que su integridad resulta fundamental para el correcto funcionamiento
del aparato extensor del codo. Las fracturas tratadas conservadoramente deben tener un
desplazamiento inferior a 2 mm con el codo en flexión de 90º y conservar la integridad del
aparato extensor.
En pacientes ancianos con bajas demandas funcionales se han publicado buenos resultados
tras un tratamiento conservador incluso con fracturas desplazadas tipo II. Por el contrario, el
tratamiento quirúrgico en este tipo de pacientes se puede acompañar de un elevado
porcentaje de complicaciones. En los casos en los que el estado de las partes blandas o el
estado general del paciente contraindique una intervención quirúrgica también se realizará un
tratamiento conservador.
En estos casos, se inmovilizará el codo en una flexión de entre 30º-90º durante 4 semanas,
durante las cuales se realizarán radiografías de control de manera periódica para detectar
posibles desplazamientos secundarios. Tras este periodo inicial de inmovilización iniciará un
programa de fisioterapia que combine ejercicios de flexión activa o activa-asistida con
ejercicios de extensión pasiva a favor de la gravedad. La extensión activa y contra resistencia
se evitará hasta la consolidación de la fractura, generalmente alrededor de las 12-16 semana.
TRATAMIENTO QUIRÚRGICO
Los objetivos son la restauración de la estabilidad articular, la correcta reducción de la
superficie articular y una fijación estable que permita la recuperación de la continuidad del
aparato extensor y el inicio de una movilización precoz.
Las fracturas en dos partes, transversas y situadas en la mitad de la cavidad sigmoidea mayor
del cúbito o proximal ésta se consideran estables. Las fracturas desplazadas distales a este
punto, conminutas o que asocien luxación/subluxación se consideran inestables.
• Abordaje quirúrgico: la cirugía puede realizarse con el paciente en decúbito lateral con
el miembro afecto sobre un soporte o en decúbito supino con el brazo sobre el
cuerpo. En cualquier caso, y tras realizar isquemia, se realiza una incisión longitudinal
posterior que comienza proximal a la punta del olecranon, se curva lateralmente para
evitar ésta y se continúa distalmente sobre la cresta del cúbito tanto como sea
necesario según las características de la fractura. Deben realizarse dos colgajos
laterales de espesor completo que incluyan la fascia profunda, la musculatura y el
periostio para evitar problemas de necrosis cutáneas o formación de hematomas
entre los planos. El nervio cubital debe ser localizado pero no precisa ser disecado. La
fractura ha de exponerse medial y lateralmente dado que es frecuente la interposición
de partes blandas.
La osteosíntesis debe ser lo más estable posible para poder permitir la movilización
precoz y evitar así la aparición de rigideces. Existen multitud de técnicas para
conseguir estos objetivos, como por ejemplo la banda de tensión, la osteosíntesis con
placa (bloqueada o no, así como diversos diseños específicos de placas-gancho, placas
dobles, etc.), la fijación intramedular con clavos o tornillos o la extirpación del
fragmento fracturado y reinserción del tríceps. Según diversos metaanálisis, no existe
suficiente evidencia científica en la actualidad como para poder recomendar un tipo
de tratamiento sobre otro.
• Técnicas de osteosíntesis:
MANEJO POSTOPERATORIO
Viene determinado por la estabilidad de la osteosíntesis y el estado de las partes blandas.
Habitualmente se inmoviliza el codo en 90º de flexión durante 7-14 días hasta la cicatrización
de la herida quirúrgica o hasta que el estado de las partes blandas permita la movilización
aunque en aquellos casos en los que no exista este problema y además se haya realizado una
osteosíntesis estable la movilización puede comenzar en el postoperatorio inmediato. Con la
retirada de la inmovilización se inicia un programa de ejercicios controlados pasivos y activos-
asistidos, retrasando los ejercicios contra resistencia hasta la consolidación de la fractura, lo
que habitualmente ocurre entre la semana 12 y 16.
RESULTADOS ESPERABLES
Los resultados son en general buenos o excelentes, con una mínima pérdida de flexión o
extensión. Hasta en un 50% de los pacientes pueden aparecer cambios degenerativos
radiográficos a largo plazo pero no existe una correlación entre estos cambios y unos peores
resultados clínicos. Puede existir dolor ocasional hasta en el 12% de los casos según algunos
trabajos. Los peores resultados se correlacionan con fracturas más complejas, reducciones
insuficientes y osteosíntesis subóptimas. Los estudios que muestran resultados comparativos
entre placas y banda de tensión son escasos y los resultados que ofrecen son similares, con
una mayor necesidad de retirada de material en el caso de la banda de tensión sobre agujas de
Kirschner.
COMPLICACIONES
• Pérdida de movilidad: la principal complicación es una pérdida leve de los últimos 10
grados de flexión o extensión. El arco de movilidad en los diferentes trabajos oscila
entre un arco completo y los 110º. Tras la retirada del material suele observarse un
discreto aumento del arco de movilidad de unos 10º.
• Molestias del material de osteosíntesis: es muy frecuente dada la situación
subcutánea del olécranon. Las tasas de retirada de material alcanzan el 75% para las
bandas de tensión y superan el 50% en los casos de las placas, aunque los porcentajes
son muy variables entre los diferentes trabajos. En el trabajo publicado en 2016 por
Claessen sobre 392 pacientes con fracturas tipo 2A y 2B intervenidos con placa o
banda de tensión encontraron que sólo el 3% de las retiradas de material se realizaban
por migración del material o fracaso de la osteosíntesis y que esta tasa de retirada era
mayor en mujeres, pacientes jóvenes, pacientes con comorbilidad escasa y cuando
estaba afectado el lado izquierdo. No encontraron diferencias en cuanto a tipo de
osteosíntesis, disposición o diámetro de las agujas o del alambre, número o posición
de los nudos, modelo de placa ni ninguna otra variable estudiada, concluyendo que en
la mayoría de los casos la retirada del material se debe a una preferencia personal. La
utilización de un tornillo en la posición de la placa correspondiente al ángulo del
extremo proximal también se ha relacionado con mayor incidencia de molestias y de
necesidad de retirada de material. (Ver figura 2A, donde las agujas de Kirschner se
encuentran insuficientemente dobladas y que producen una protusión excesiva en
bajo la piel, siendo necesaria su retirada tras la consolidación de la fractura)
• Problemas relacionados con la cicatrización de las heridas: el codo carece de una
gruesa cobertura de partes blandes, por lo que hay que tener presente siempre la
posibilidad de que el paciente presente problemas de necrosis de los bordes de la
herida, dehiscencia e infección. Para minimizarlos resulta fundamental el manejo
cuidadoso de las partes blandas y las suturas sin tensión, sobre todo en el contexto de
traumatismos de alta energía, en los que esta complicación es más frecuente por el
intenso edema de partes blandas existente. Las infecciones superficiales se convierten
en infecciones profundas rápidamente y las dehiscencias y necrosis cutáneas dejan
expuesto el plano óseo y el material de osteosíntesis. La vigilancia, por lo tanto, del
estado de las partes blandas es fundamental durante el postoperatorio y las
complicaciones pueden precisar de nuevas cirugías para realizar limpiezas, retiradas de
material y técnicas de cirugía reconstructivas para la cobertura de partes blandas.
• Neuritis del nervio cubital: infrecuente, ocurre entre el 2%-12% de los casos, más
relacionado con las fracturas-luxaciones que con las fracturas aisladas del olecranon,
sobre todo cuando existe un desplazamiento medial. Habitualmente es suficiente su
observación hasta la resolución espontánea aunque en algún caso puede precisar una
neurolisis asociada o no a transposición.
• Osificaciones heterotópicas: infrecuentes tras fracturas de olecranon y más
frecuentes en fracturas-luxaciones trans-olecranianas y cuando se han producido
retrasos de la cirugía de mas de 8 días o inmovilizaciones de más de dos semanas.
• Pseudoartrosis: muy raras, apenas el 1% de estas fracturas, sobre todo tras fracturas
de alta energía. Su tratamiento es complejo debido la escasa viabilidad del fragmento
proximal y a que el defecto óseo creado produce un estrechamiento de la superficie
articular del cúbito. El aporte de injerto óseo y osteosíntesis estable es el tratamiento
de elección. En casos seleccionados, si el fragmento proximal es pequeño, se puede
realizar una resección de dicho fragmento y un avance del tríceps, pero en grandes
defectos óseos puede ser necesaria la reconstrucción del cúbito proximal con
aloinjerto estructural.
FIGURAS
-Figura 1: Clasificación de Mayo de las fracturas del olécranon (cortesía del Dr. Sergio Pérez
Ortiz)
BIBLIOGRAFÍA
-Baecher N, Edwards S.
Olecranon fractures.
J Hand Surg Am. 2013; 38(3):593-604.