Mahiques Firma
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Federal de Casación Penal
Sala II
Causa Nº FCB 91000519/2008/TO1/2/CFC3
“Carbone, Gustavo Claudio s/ recurso de
casación”
Registro Nº:1324/22
#36413529#345117759#20221013094828774
al delito de contrabando agravado (arts. 864 inc. d, 865 inc.
c, 871 y 872 del CAd. y art. 67 segundo párrafo del CP)”.
Contra dicho pronunciamiento la defensa dedujo
recurso de casación, que fue concedido el 1 de abril de 2022 y
mantenido ante esta instancia el 5 de abril del corriente año.
Durante el término de oficina se presentó la querella
y postuló el rechazo de la vía intentada por entender que el
caso no se encuentra prescripto. Con fecha 26 de mayo del
corriente se celebró la audiencia que prescribe el artículo
468 del CPPN, oportunidad en que la defensa y la querella
presentaron breves notas, quedando la causa en condiciones de
ser resuelta.
-II-
El recurrente sostuvo que en el fallo se incurrió en
un error conceptual al pretender aplicar la suspensión de la
prescripción prevista por el art. 67, párrafo segundo del
Código Penal, afirmándose de manera incorrecta que su asistido
posee la calidad de funcionario público.
Expuso que con fecha 5 de octubre de 2006, en el
expediente administrativo caratulado SIGEA 11677 –118-2004/7,
el Director General de Aduanas de Córdoba dispuso la
suspensión preventiva sin goce de haberes de su defendido,
siendo que desde esa fecha hasta la actualidad el Sr. Carbone
no ha ejercido función alguna respectiva a su cargo, muy por
el contrario no ha percibido haberes, mucho menos tuvo
cobertura de la mutual de los empleados aduaneros, es decir,
desde entonces, no tuvo contacto alguno con la función pública
a la cual es aludida en el resolutorio atacado, todo ello
lleva a la inexorable determinación sobre la no
correspondencia de la suspensión por ostentar una calidad de
funcionario público que no la posee desde la suspensión
acontecida en octubre de 2006, resultando aplicable el término
de prescripción desde la citación a juicio sucedida con fecha
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b. Con relación al agravio puntual que plantea el
recurrente, corresponde precisar que el Tribunal consideró que
la acción penal no se encuentra prescripta pues resulta de
aplicación al caso la causal de suspensión de la prescripción
prevista en el art. 67, segundo párrafo del Código Penal, dado
que Carbone pertenece a la planta permanente de AFIP-DGA desde
la comisión del hecho y hasta la fecha.
Puntualizaron los jueces que “entonces, tratándose de
un funcionario público al que se le atribuye un delito
cometido en ejercicio de su función, el término de la
prescripción no comenzó a correr nunca, por encontrarse
suspendido desde el día de la presunta comisión del ilícito”.
Y aclararon que “pero aun no teniendo en
consideración la suspensión del término de la prescripción por
la calidad de funcionario público de Carbone, y atendiendo a
la fecha del proveído de citación a juicio (22/3/2012), último
acto interruptivo de la prescripción (art. 67 inc. d del CP),
no puede sostenerse que la causa esté prescripta, dado que
recién operaría el 22/3/2022”.
Resolvieron los magistrados que “Por consiguiente,
procede rechazar la excepción perentoria de previo y especial
pronunciamiento planteada por el Dr. Sonzini Astudillo en
representación del acusado Gustavo Claudio Carbone, en virtud
de que con relación al nombrado no ha operado la prescripción
de la acción penal, ergo, no corresponde su sobreseimiento”.
Ahora bien, se advierte que los jueces del caso
sustentaron su posición en la previsión del artículo 67,
segundo párrafo del CP; sin embargo no efectuaron ningún tipo
de consideración en concreto que justificaría la aplicación de
la causal invocada, es decir, el carácter de funcionario
público de Gustavo Claudio Carbone.
Así pues, en el dictamen fiscal y en la decisión
recurrida no se hizo ningún tipo de análisis o referencia al
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el ́
Codigo Penal”, publicado en La Ley, Tomo 1996-B,
́
pags.650/657, citan –entre otros- a Rafael Bielsa y destacan
que, para este autor, es funcionario ́
publico “el que, en
virtud de ́
designacion especial y legal –sea por decreto
́
ejecutivo, sea por eleccion- de manera continua, bajo formas y
condiciones determinadas en una delimitada esfera de
competencia, constituye o concurre a ‘constituir’ y a
‘expresar o ejecutar’ la voluntad del Estado, cuando esa
́ de un fin publico,
voluntad se dirige a la realizacion ́ ya sea
́
actividad juridica o actividad social”.
́
Y, a modo de conclusion, aseveran que “el Estado
expresa su voluntad a ́
traves de personas ́
fisicas que lo
́ le es imputable”, que
integran, de tal forma que esa expresion
́
“[L]os funcionarios y los empleados publicos ́
son esos organos-
persona de los cuales el Estado se vale para el cumplimiento
́
de sus funciones esenciales y especificas -salud, seguridad,
́ y justicia- es decir, de los fines publicos
educacion ́ que le
́
son propios”, y que “detenta ese caracter en virtud de una
‘delegatio’...”, para ejercer las “funciones propias del
imperium del Estado”.
́ que los terminos
Por otra parte, se ha dicho tambien ́
́
“funcionario y empleado publicos se definen por el ejercicio
́
de funciones publicas, y esto fija su sentido” (Juan José
́
Avila, ́
“Articulos 77/78 bis. ́
Significacion de conceptos
́
empleados en el Codigo”, ́
publicado en “Codigo Penal y normas
́
complementarias``. Analisis doctrinal y jurisprudencial”, 2 B
́
Articulos ́ David Baigun
56/78 bis. Parte General, direccion ́ y
́
Eugenio Raul ́
Zaffaroni, Hammurabi, 2o edicion actualizada y
́
ampliada, Buenos Aires, 2007, pags. 572/573).
En la sentencia impugnada ni siquiera se mencionó el
cargo que ostentara Gustavo Claudio Carbone, ni tampoco se
indicaron los alcances de sus funciones ni las razones en
virtud de las cuales debía ser considerado funcionario público
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Este déficit de fundamentación con relación al
alcance del término funcionario público también recae sobre un
hecho alegado por la defensa que fue ignorado por los jueces:
el recurrente expresamente señaló que Gustavo Carbone se
encuentra suspendido desde la fecha de presumible comisión del
hecho, aspecto respecto del cual no se brindó ningún tipo de
argumento ni se recabaron los informes respectivos.
Entonces, los jueces no fundaron adecuadamente el
carácter de funcionario público limitándose a afirmar que el
imputado “pertenece a planta permanente”; no se brindó ningún
tipo de especificación sobre si se encuentra suspendido, desde
cuándo y qué alcance jurídico posee tal suspensión y no se
solicitaron los informes necesarios para determinar tales
extremos; todo lo cual justifica admitir el planteo
defensista.
En este punto, corresponde formular una digresión:
luego de descartar el planteo de prescripción por aplicación
de la causal de suspensión del art. 67, segundo párrafo, CP,
el tribunal sostuvo que aunque no se tuviera en consideración
dicha previsión, lo cierto es que, atendiendo a la fecha del
proveído de citación a juicio (22/3/2012) como último acto
interruptivo de la prescripción (art. 67 inc. d del CP), no
puede sostenerse que la causa esté prescripta, dado que recién
operaría el 22/3/2022.
Resulta llamativo este análisis donde se relativiza
la causal de suspensión por funcionario público, teniendo en
cuenta que el propio tribunal fijó como fecha en la que
operaría la prescripción el 22 de marzo de 2022, es decir,
solo 8 días después del dictado de la sentencia aquí impugnada
(14 de marzo de 2022), extremo que sella favorablemente la
suerte de las objeciones defensistas.
c. Sin perjuicio de ello, abierta como ha sido la
jurisdicción y, en virtud de los argumentos expuestos con
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defensa interpuso recurso de ́
apelacion, decisorio que fue
́
confirmado el 29 de octubre de 2009 por la Camara Federal de
Apelaciones. El 26 de agosto de 2010, se requirió la elevación
del caso a juicio, ante lo cual la defensa se opuso y, el 15
de noviembre de 2010 el juez rechazó la excepción de falta de
́
accion articulada. Con fecha 23 de septiembre de 2011, se
elevó a juicio el caso y con fecha 22 de marzo de 2012 se citó
a las partes en los términos del art. 354, CPPN.
La causa “Recalde, Patricia del Carmen y otros s/
́ Ley 22.415” (Expte. N°91000519/2008/TO1) se inició
Infraccion
́
a raíz de una denuncia anonima formulada en contra de Quevedo;
́ en la que se informó que el nombrado viajaba una o dos
ocasion
́
veces por mes a Miami para traer electronica; ́
permitiendole
los funcionarios aduaneros Carbone y Schetini el ingreso de
́
esa mercaderia sin el cobro del correspondiente tributo, a
cambio de dinero.
Con fecha 1 de abril de 2004 la Fiscal formuló
requerimiento de ́
instruccion y el 7 de abril de 2004 se
́ indagatoria a Carbone. El 25 de febrero de
recibió declaracion
2005 se dictó el procesamiento del imputado que, habiendo sido
́
apelado, la Camara ́
Federal de Apelaciones de Cordoba lo revocó
parcialmente con fecha 26 de diciembre de 2005.
El 8 de noviembre de 2006 la jueza resolvió de
conformidad con lo indicado por la Cámara; decisorio contra el
cual la querella interpuso recurso de ́
apelacion; que
́ Con fecha 7 de junio de 2007, la querella
finalmente desistio.
́ de la causa a juicio y el
y la fiscal solicitaron la elevacion
4 de diciembre de 2007, el juez dictó auto de elevacion
́ de la
causa a juicio.
El 13 de mayo de 2008 se citó a las partes en los
términos del art. 354, CPPN. El 4 de diciembre de 2012, se
acumuló el caso a las actuaciones “Carbone Gustavo Claudio”
(Expte. N° FCB 91023603/2011/TO1). A fs. 1692 obra un
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Al respecto, cabe recordar que el principio
constitucional de "defensa en juicio", conforme la
jurisprudencia de la C.S.J.N., "incluye el derecho de todo
imputado a obtener un pronunciamiento que, definiendo su
posición frente a la ley y a la sociedad, ponga término del
modo más breve, a la situación de incertidumbre y de
restricción de la libertad que comporta el enjuiciamiento
penal"(Fallos 272:188; 300:1113).
Así, es preciso señalar que la Corte Suprema de
Justicia de la Nación, ha señalado en el precedente “Losicer”,
que “el “plazo razonable” de duración del proceso al que se
alude en el inciso 1, del art. 8 [de la C.A.D.H.], constituye…
una garantía exigible en toda clase de proceso, difiriéndose a
los jueces la casuística determinación de si se ha configurado
un retardo injustificado de la decisión. Para ello, ante la
ausencia de pautas temporales indicativas de esta duración
razonable, tanto la Corte Interamericana -cuya jurisprudencia
puede servir de guía para la interpretación de los preceptos
convencionales (Fallos: 318:514; 323:4130, entre otros)- como
el Tribunal Europeo de Derechos Humanos -al expedirse sobre el
punto 6.1 de la Convención Europea para la Protección de los
Derechos Humanos y Libertades Fundamentales que contiene una
previsión similar- han expuesto en diversos pronunciamientos
ciertas pautas para su determinación y que pueden resumirse
en: a) la complejidad del asunto; b) la actividad procesal del
interesado; c) la conducta de las autoridades judiciales y d)
el análisis global del procedimiento (casos “Genie Lacayo vs.
Nicaragua”, fallada el 29 de enero de 1997, párrafo 77 y
"López Álvarez v. Honduras”, fallado e1 1° de febrero de 2006;
”König”, fallado e1 10 de marzo de 1980 y publicado en el
Boletín de Jurisprudencia Constitucional 1959-1983 en Madrid
por las Cortes Generales).” (Fallo L.216.XLV “Losicer, Jorge
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la cuestión al hecho de que las demoras no podían atribuirse a
ese tribunal.
Puntualmente, en el fallo se afirmó “El recuento de
los antecedentes del caso da cuenta de la dilación en el
trámite del proceso, no surgiendo que tal demora en la
sustanciación de la causa resulte objetable a este Tribunal.
Desde la radicación de los actuados en este Tribunal (22 de
marzo de 2012) hasta la actualidad, no se ha podido concretar
la realización de la audiencia de debate. Esto último ha
obedecido a cuestiones de organización del Tribunal, tanto por
el cúmulo de procesos pendientes de resolución, como así
también por la prioridad dada en el cronograma de audiencias a
causas que involucran personas privadas de su libertad. A su
vez, desde el año 2012 hasta el año 2016, se llevó a cabo ante
el Tribunal el juzgamiento de la mega-causa ´La Perla´,
vinculada con los delitos de lesa humanidad, lo que tornó aún
más dificultosa la posibilidad de celebrar audiencias de
debate en causas de poca complejidad como la presente”.
Añadieron los jueces que “con fecha 29 de abril de
2019, se fijó fecha de audiencia de audiencia de debate para
́
los dias 30 de mayo, 4, 10, 13 y 18 de junio de 2019 (fs.
1714/1715); la cual fue suspendida mediante decreto de fecha
́ a la interposicion
29 de mayo de 2019, en atencion ́ de cuatro
escritos presentados por tres abogados –entre ellos, el Dr.
́ de Carbone- solicitando su
Sonzini Astudillo en representacion
́ (fs. 1805/1808 y 1847/1852)”.
cancelacion
Finalmente, explicaron que “durante el año 2020 y
mitad del 2021 a raíz de la situación de pandemia por el
COVID-19, se entorpecieron los trámites judiciales en
cumplimiento de restricciones a la realización de audiencias y
presencia de partes, que impusieron la necesidad de atender y
llevar adelante casos de relevante gravedad y trascendencia
pública”.
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Otro aspecto que menciona el tribunal para justificar
que no procede el planteo de plazo razonable se refiere a la
actividad procesal de los imputados. Tal como surge de la
transcripción que antecede, atribuyen las demoras incurridas a
la actividad dilatoria de la defensa.
Así, conforme las propias explicaciones del tribunal
surge que la actividad procesal a cargo del Estado lejos de
ser diligente, ha llevado a que su duración excediera lo
razonable, todo lo cual “no autoriza a hacer caer sobre la
cabeza del imputado los inexorables costos de lo sucedido...”
(del precedente “Barra”, Fallos 327:327).
Tales extremos impiden emitir un juicio positivo en
cuanto a la existencia de una conducta obstructiva de la
defensa que hubiera contribuido de manera sustancial a la
tardanza del proceso de conformidad con la doctrina sentada,
evidenciándose que las autoridades judiciales no fueron lo
suficientemente diligentes en la sustanciación del caso.
Al realizar un análisis global se observa que un caso
de naturaleza sencilla estuvo a conocimiento del Tribunal oral
un total de 9 años aproximadamente, y un total de 18 años de
trámite hasta la actualidad, período que excede los montos de
pena de las figuras reprochadas.
Interesa subrayar que si bien las defensas efectuaron
planteos mientras la causa estaba a conocimiento de los jueces
del tribunal oral, no se puede afirmar de manera objetiva que
se basaran en abusos, fraudes, engaños o ardid en el ejercicio
de esas acciones y pretensiones. Además, no se verificaban
obstáculos para que los jueces avanzaran con la fijación del
juicio independientemente del estado de las incidencias
formadas. Por ello, no puede concluirse que las
presentaciones puedan ser consideradas objetivamente
dilatorias, ni por su contenido y tampoco por las alternativas
con que contaban los jueces de actuar de otra manera.
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46.022/97” sentencia del 31 de agosto de 2010, entre muchas
otras.
Así también, en el informe 86/09 de la Comisión IDH
86/09 citada, se sostuvo que “las actividades procesales del
imputado y su defensa no pueden ser consideradas a los fines
de justificar el plazo razonable de detención ya que el empleo
de los medios que la ley ha previsto para garantizar el debido
proceso no debe ser desalentado y, mucho menos, valorada de
manera negativa la activa intervención durante el proceso”
(párrafo 130).
De modo que las demoras que pudieron ocasionar los
planteos de las defensas configuran las herramientas propias
que prevé el sistema de enjuiciamiento actual (ley 23.984) que
admite la reedición de las cuestiones, no fija plazos fatales
y proyecta planteos que deberían quedar saldados en la etapa
intermedia; a diferencia de cuanto prevé el nuevo CPPF que
limita y ordena estos aspectos precisamente para evitar este
tipo de escenarios de extrema dilación.
En virtud de todo lo expuesto, los planteos
realizados por las partes en el caso, encuadran dentro de la
actividad de defensa legalmente admitida y no puede ser
considerada abusiva en los términos de la doctrina expuesta. A
ello cabe agregar que los propios jueces reconocieron que las
demoras han obedecido también a diversas cuestiones vinculadas
con la organización del tribunal y la forma en que se priorizó
la agenda de casos; aspectos que no pueden hacerse recaer en
perjuicio de los imputados, máxime teniendo en cuenta la
magnitud de la demora evidenciada.
Por otro lado, con relación a los argumentos de los
jueces vinculados con las limitaciones que trajo aparejada la
pandemia por Covid-19, cabe destacar que mediante la Acordada
10/20 esta Cámara dispuso “habilitar que, de acuerdo con las
pautas previstas en el punto anterior, los tribunales bajo la
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“Arisnabarreta” (Fallos 332:2159) y “Bobadilla” (Fallos
332:2604), reafirmada en “Richards” (R. 1008. XLIII, 31 de
agosto de 2010) y “Oliva Gerli, Carlos Atilio y otro”
(O.114.XLIII, 19 de octubre del mismo año); “Poggio” (P. 686.
XLV), “Mezzadra” (M. 1181. XLIV) y “Rizikow” (R. 818. XLIV),
del 8 de noviembre de 2011; “Losicer” (L.216.XLV, 26 de junio
de 2012), “Vilche José Luis s/ causa nº 93249” (V.161.XLVIII,
11 de diciembre de 2012) y, más recientemente, en el caso CSJ
2582/2018/RH1 ́
“Gomez, Carlos s/ recurso extraordinario de
inaplicabilidad de ley en causa n° 40.232” del 12 de agosto de
2021.
En suma, la sentencia se encuentra infundada en lo
que a estos aspectos se refiere, así como también en lo
atinente al planteo de prescripción formulado por las
defensas, tal como se explicitó en los puntos precedentes.
Por todo lo expuesto, propongo al acuerdo hacer lugar
al recurso de casación deducido por la defensa, anular el
decisorio impugnado y disponer el sobreseimiento de Gustavo
Claudio Carbone en orden a los hechos materia de acusación por
afectación del plazo razonable (arts. 18 y 75 inc. 22 de la
C.N, 8.1 de la CADH, 9.3 y 14.3.c del PIDCyP, 336 inc. 1, 456,
471, 530 y cc. del CPPN).
Tal es mi voto.
El señor juez doctor Guillermo J. Yacobucci dijo:
En las particulares circunstancias del caso, adhiero
-en lo sustancial- a la solución propuesta por la doctora
Ledesma.
Como tengo dicho en anteriores pronunciamientos, la
noción de “plazo razonable” aparece, sin confundirse,
relacionada con el instituto de la prescripción, ya que este
último pone una restricción a la pretensión punitiva del
estado que autolimita así su potestad penal por el paso del
tiempo (Fallos: 301:197, 306:1688 y 316:1328), mientras que la
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Está claro que no hay una determinación abstracta de
lo que implica -en términos de extensión- un plazo razonable
en los procesos. Sin embargo, ese criterio se vincula con la
complejidad de la causa y el modo en que se ejercitan los
distintos institutos procesales por las partes. Ya que la
cuestión remite a una garantía que atiende a los derechos e
intereses de los acusados, y toma en cuenta además el
compromiso estatal de respetarlos en el desarrollo de las
investigaciones, la evaluación del progreso del expediente
permite una adecuada ponderación del tema. En función de ello,
la referencia a que aún no se han vencido los plazos legales
de la prescripción no alcanza para justificar una extensión
que, de suyo, es consecuencia de una inactividad estatal.
Estas cuestiones fueron abordadas por los doctores
Pectracchi y Boggiano en su disidencia en la causa
“Kipperband, Benjamín” (Fallos 322:360), en donde se afirmó
que “Sostener que un concepto no puede ser fijado con
precisión matemática es ya una verdad aceptada a esta altura
del conocimiento; pero, en modo alguno, equivale a eximir al
juzgador de formular argumentos racionalmente controlables.
Antes bien, el carácter valorativo de un concepto tal como
razonabilidad obliga a profundizar y extender los argumentos,
a fin de que la valoración pueda ser examinada críticamente y
de evitar que se convierta en la expresión de una pura
subjetividad inmune a la misma razón a la que el concepto
razonabilidad alude”.
Sentado lo expuesto, corresponde evaluar si el tiempo
irrogado en los distintos actos procesales determina la lesión
de la garantía de ser juzgado en un plazo razonable por el
hecho imputado (Fallos: 322:717, 327:4623, entre otros).
En tal sentido, la imputación formulada a Carbone no
ofrece, según las constancias disponibles, una complejidad que
haya determinado la prolongación del proceso. Esto se hace
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Estado, las dilaciones indebidas ocasionadas por el causante
que solicita aplazamientos injustificados de audiencias o
cuando no se presenta a aquéllas a las que estaba debidamente
citado (conf. casos “Adiletta v. Italy”, c. n 20/1990/211/271-
273, del 19 Febrero 1991, párr. 17; y “Kemmache v. France”, c.
n° 41/1990/232/298 y 53/1990/244/315; del 27 de noviembre de
1991, parr. 64). En este sentido la Corte Interamericana, ha
resuelto que “si la conducta procesal del propio interesado en
obtener justicia ha contribuido en algún grado a prolongar
indebidamente la duración del proceso, difícilmente se
configura en cabeza del Estado una violación de la norma sobre
plazo razonable” (caso “Cantos”, sentencia del 28 de noviembre
de 2002, párr. 57). Nuevamente, ninguna de las circunstancias
apuntadas ha sido verificada en el presente.
Por último, con relación al comportamiento de las
autoridades competentes, el Tribunal de Estrasburgo ha
indicado en reiteradas oportunidades que únicamente las
lentitudes imputables al Estado pueden conducir al Tribunal a
concluir en la inobservancia del plazo razonable (vid en este
sentido los casos: “Vernillo v. France”, n° 26/1990/217/279,
sentencia del 20 de febrero de 1991, párr. 36-38; “Monnet v.
France”, n° 35/1992/380/454, sentencia del 27 de octubre de
1993, párr. 32-33; y “Kemmache v. France”, ya citado, párr.
65; entre muchos otros).
Como bien señala la colega que lidera el acuerdo,
existe aquí una demora injustificada de tal magnitud que la
única forma de atender al respeto por la garantía del imputado
puesta bajo análisis es declarar extinguida la acción penal y,
en consecuencia, sobreseer a Carbone (arts. 334 y 336 inc. 1º
del CPPN).
La forma en que resuelvo, me exime de pronunciarme
sobre las cuestiones traídas a estudio en el recurso de
casación.
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Cámara Federal de Casación Penal
Sala II
Causa Nº FCB 91000519/2008/TO1/2/CFC3
“Carbone, Gustavo Claudio s/ recurso de
casación”
Así voto.
El señor juez doctor Carlos Alberto Mahiques dijo:
I. In primis, cumple recordar que la competencia
restringida del órgano con funciones de revisión, es la
principal consecuencia del principio dispositivo que preside
la etapa impugnaticia, donde su intervención habrá de
limitarse a los puntos de la resolución a los que se refieren
los motivos de agravio. Es decir, el objeto de la impugnación
es, a su vez, el objeto del conocimiento del órgano revisor, y
el que, también, fija hacia adentro, el marco de la discusión.
Se afirma, de modo concordante, que “El conocimiento
del tribunal de casación queda circunscrito a los puntos de la
decisión a que se refrieren los agravios aducidos en
condiciones esenciales de forma, y los defectos de
interposición no pueden ser remediados por el tribunal, porque
ello le está impedido por la limitación de su propia
competencia excepcional”. (F. De la Rúa, La Casación Penal. El
recurso de casación penal en el nuevo Código Procesal de la
Nación, con la colab. de F. Díaz Cantón, LexisNexis, Bs. As.,
2006, pág. 231)
En las condiciones expuestas, será aquí únicamente
materia de tratamiento, el agravio vinculado a la errónea
aplicación de la ley sustantiva, en particular del art. 67,
segundo párrafo del Código Penal.
II. Sentado cuando precede, y habiendo tomado
conocimiento mediante la deliberación del voto coincidente de
mis colegas, expresaré únicamente que se advierten fisuras
lógicas en las premisas articuladas en la resolución recurrida
que comprometen la conclusión derivada de ellas.
Sabido es que la motivación que, necesariamente debe
tener una resolución como la que aquí se impugna, según lo
Fecha de firma: 13/10/2022
Alta en sistema: 14/10/2022
Firmado por: M. ANDREA TELLECHEA SUAREZ, SECRETARIA DE CAMARA
Firmado por: CARLOS ALBERTO MAHIQUES, JUEZ DE CAMARA DE CASACION 25
Firmado por: GUILLERMO JORGE YACOBUCCI, JUEZ DE CAMARA DE CASACION
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edictado por el art. 123 del ritual, no puede sustentarse en
la mera expresión de voluntad de los magistrados, sino que
debe remitirse a un fundamento que guarde adecuado correlato
con circunstancias objetivas que habiliten cognitivamente
aquel razonamiento.
Es con base en esas premisas, que considero
arbitraria, al carecer de la debida fundamentación por
resultar ésta aparente, a la resolución adoptada. Y esto es
así, por cuanto en lo concerniente a la aplicación de la
causal de suspensión del plazo de prescripción contenida en el
segundo párrafo del art. 67 del ordenamiento de fondo, el
tribunal de origen afirmó que “(…)tengo en especial
consideración que si bien ha transcurrido el término máximo de
la escala penal del delito atribuido al acusado contado desde
la fecha de la indagatoria (6 de diciembre de 2005), al caso
bajo análisis resultan de aplicación las prescripciones
establecidas en el segundo párrafo del art. 67 del Código
Penal. Esto es, el plazo de la prescripción se encuentra
suspendido por haberse perpetrado el hecho gracias a la
participación de varios funcionarios públicos –entre ellos, el
procesado Gustavo Claudio Carbone-, y conforme lo dispone
expresamente la norma citada, dicha suspensión se hace
extensiva a todos los intervinientes del hecho mientras
cualquiera de ellos se encuentre desempeñando un cargo
público, como sucede en el presente caso.”.
De aquello se desprende que el a quo se limitó a
consignar, en abstracto, que la participación de varios
funcionarios públicos, entre los que se encuentra el propio
Carbone, suspendería el plazo de prescripción, sin un análisis
en concreto que justifique dicho proceder.
Antes de ahora, sostuve que para la aplicación del
referido supuesto de suspensión del plazo de prescripción, el
funcionario público debe contar con la posibilidad real de
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Causa Nº FCB 91000519/2008/TO1/2/CFC3
“Carbone, Gustavo Claudio s/ recurso de
casación”
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efectivamente, desde el cargo ejercido, en razón de su rango o
potencial influencia, se pueda llegar a obstaculizar la
investigación penal, sino que solo se exige que el funcionario
público cuente con la posibilidad de hacerlo, circunstancia
cuya demostración la ley no demanda y que no fue contemplada
en el subexamine.
III. Por lo expuesto, entiendo que corresponde hacer
lugar al recurso de casación interpuesto por la defensa de
Carbone, anular la resolución impugnada y remitir las
actuaciones a su origen para que dicte un nuevo
pronunciamiento, de conformidad con los lineamientos aquí
sentados (arts. 471, 530 y ccds. CPPN).
Tal es mi voto.
En mérito al resultado de la votación, el Tribunal,
RESUELVE:
HACER LUGAR al recurso de casación deducido por la
defensa, ANULAR el decisorio impugnado y -por mayoría-
DISPONER EL SOBRESEIMIENTO de Gustavo Claudio Carbone en orden
a los hechos materia de acusación por afectación del plazo
razonable (arts. 18 y 75 inc. 22 de la C.N, 8.1 de la CADH,
9.3 y 14.3.c del PIDCyP, 336 inc. 1, 456, 471, 530 y cc. del
CPPN).
Regístrese, notifíquese, comuníquese al Centro de
Información Judicial -CIJ- (Acordada 5/2019 de la C.S.J.N), y
remítase al tribunal de origen mediante pase digital,
sirviendo la presente de atenta nota de envío.
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