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Resumen Capítulos I y II

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UNIVERSIDAD NACIONAL DE TRUJILLO

FACULDAD DE FARMACIA Y BIOQUÍMICA

DEPARTAMENTO DE BIOQUÍMICA

CULTURA INVESTIGATIVA Y PENSAMIENTO CRÍTICO

Semana 6
Resumen de los capítulos I y II del libro “Política para Amador”

ALUMNOS: Acosta Benites Piero Martín


Angulo Espino Nikolle Stephany
Campos Bazán Alessandra Victoria
Cruz Santos Margarito
López Alcántara César Oliver

DOCENTE: Uceda Duclos Santiago Alberto

CICLO: II

SECCIÓN: A

TRUJILLO – PERÚ

2022
1. Introducción:
La juventud en la actualidad sabe poco o nada por la política además de chismes y noticias
amarillistas que se publican en las noticias o en Internet. A forma de continuación de
“Ética para Amador”, el autor Fernando Savater nos explica a través de este libro de
forma clara, concisa y entendible los aspectos básicos de la política a un nivel filosófico
no solo de forma teórica, sino también con ejemplos prácticos para así no estar perdidos
en el tema.

2. Resumen:
Capítulo 1:
En este primer capítulo, el tema principal es que el ser humano es un ser sociable. En el
párrafo: “Abres los ojos y miras a tu alrededor, como si fuera la primera vez: ¿qué ves?
¿El cielo donde brilla el sol o flotan las nubes, árboles, montañas, ríos, fieras, el ancho
mar…? No, antes se te ofrecerá otra imagen, la más próxima a ti, la más familiar de todas
(en el sentido propio del término): la presencia humana.” Al nacer, lo primero que
veremos serán rastros de la vida humana, como lo son los muros, ventanas, personas,
aparatos electrónicos, llantos, risas, incluso la sonrisa de nuestra madre, la sociedad y
más; esta última viene acompañada de leyes y normas, derechos y deberes para que
vivamos en armonía para con nosotros y con los demás.
Una sociedad nos va a ir dando forma, ya que es una red de lazos, que está compuesta
por el lenguaje (elemento humanizador), la memoria compartida, costumbres, leyes, etc.
Viviendo en sociedad estamos recibiendo y dando constantemente.
La sociedad está pensada por nosotros y para nosotros, para servirnos y para servirle por
ello se puede decir que existe un mutualismo en dicho grupo donde todos aportamos.
Existen 2 clases de sociedad:
• La sociedad del hombre: Que posee capacidades racionales, de pensamiento, análisis
y sobre todo la certeza de que va a morir tratando de evitarlo.
• La sociedad de los animales: Que es instintiva donde prevalece la naturaleza del
individuo para el desarrollo de actividades y la ignorancia total de lo que es la
Muerte.
Savater al compararnos con los animales, encontramos que tenemos muchas cosas en
común, como lo son el instinto de supervivencia, la necesidad alimenticia, respiratoria,
reproductora, en fin, muchas cosas, pero entre estas encontramos algo que nos diferencia
y es nuestra capacidad de razonar; la razón es una de las características por las cuales el
ser humano es capaz de diferenciar el bien y el mal al contrario de los animales, la razón
es la característica que nos permite evitar excedernos y vivir felices; pero a esta feliz vida
la llega su fecha de caducidad, su game over y es la muerte, aquella a la cual los seres
humanos, la mayoría le tememos tanto y recurrimos a simbolismos , como lo son los
religiosos y los sociales; los religiosos abarcan el espiritismo, la vida más allá de la
muerte, etc.; y los sociales son los complementos que nos brinda nuestra sociedad, por
ejemplo, si la muerte te da absoluta soledad, la sociedad compañía; si la muerte borra
toda diferencia personal y todo lo iguala, la sociedad brinda sus jerarquías, la posibilidad
de distinguirse y ser reconocido y admirado por los demás, si la muerte te da olvido, la
sociedad te inmortaliza, y ¿Cómo lo hace? ¡Fácil! Dependiendo de tus actos, o del
impacto que dejen en la sociedad serás inmortalizado por los constantes recuerdos, sobre
tus actos, en la mente de cada persona a la que hayas afectado.
Las leyes e imposiciones, según Savater son siempre nada más (pero también nada
menos) que convenciones. Por antiguas, respetables o temibles que parezcan, no forman
parte inamovible de la realidad ni brotan de la voluntad de algún dios misterioso: han sido
inventadas por hombres, responden a designios humanos comprensibles (aunque a veces
tan antiguos que ya no seamos capaces de entenderlos) y pueden ser modificadas o
abolidas por un nuevo acuerdo entre los humanos. Pero no hay que apresurarnos a
comparar las convenciones con caprichos. Algunas convenciones (llevar corbata para
poder entrar en cierto restaurante o no ponerse calcetines blancos para que le dejen a uno
bailar en cierta discoteca) expresan solamente prejuicios bastante tontos, es verdad, pero
otras (no matar al vecino o ser fiel a la palabra dada, por ejemplo) merecen un aprecio
muchísimo mayor.

Podemos denotar una gran diferencia entre los animales y los humanos; partiendo desde
el campo racional hasta la convicción del fallecer. Aunque la capacidad de pensamiento
de los humanos nos convierte en complejos y superiores también desarrolla absurdos
destructores materialistas con el "ideal" de mejorarse físicamente para evitar o retardar la
muerte. Todas las personas nacen en sociedad y mueren siendo parte de ella,
al nacer lo primero que visualizamos son seres como nosotros con bienes materiales
creados por ellos, para ellos; Estar en el mundo es estar entre humanos, es vivir para lo
bueno y para lo menos bueno, para lo malo también, pero todo en sociedad. El ser humano
al pasar de los años ha tenido un gran proceso evolutivo, por lo cual ha potenciado su
capacidad de hacer el bien y lastimosamente también el mal. Pero es esa misma sociedad
que nos vio nacer la que nos forma, castiga y premia según nuestras sanciones. Por eso
se afirma que ningún individuo es una isla separada, todos estamos integrados
a una sociedad que queramos o no tiene influencia sobre nosotros. El ser humano al ser
un individuo pensante tiene la capacidad de crear leyes, pero hay que tener en cuenta que
las leyes e imposiciones de la sociedad son siempre nada más (pero también nada menos)
que convenciones, creadas por el hombre, con teorías del hombre y para los hombres.

Capítulo II:
En este capítulo Savater insiste en el tema de la sociedad, pero esta vez profundiza un
poco con el comportamiento del ser humano ante el medio que lo rodea, nos expone la
interrogante de si es necesario obedecer o rebelarse ante ciertas situaciones, por ejemplo,
ante las autoridades, las leyes, las instituciones, la vida.
Han existido personas que se diferencian de las demás por la forma en que llevan la vida,
nunca han reconocido la autoridad de los demás y están en constante desacuerdo con las
normas, pero esas mismas personas se hallan tan aisladas en sus pensamientos y en el
mundo que son incapaces de perjudicar a nadie para no crear confrontaciones por su
forma de pensar. Era un poco lo expuesto en el capítulo anterior, que hay personas que
no hacen nada por su comunidad o por la sociedad y es como que, si nunca hubieren
existido, estas personas son llamadas individualistas.
La sociedad sin política sería una sociedad en conflictos, ya que cada cual haría lo que
mejor le pareciere, existen los asociales, pero en caso de no existir políticas seríamos
todos unos asociales, que no trabajaríamos para un mismo bien común. La política por lo
general siempre crea conflictos y estos son síntomas que acompañan continuamente a la
sociedad.
Savater muestra al hombre como un ser social que según la ley de la vida nace, crece, se
reproduce y muere; teniendo en cuenta que el hombre es un animal político con
participación cívica que aquel que diga que la política es mala o no se interesa posee una
ignorancia por que como bien sabemos la política desde un punto de vista democrático
es el arma del pueblo. Nosotros nos diferenciamos de los animales por que poseemos la
racionalidad a diferencia de ellos pensamos, criticamos y nos valemos de cualquier truco
para defender nuestro pensamiento.

Sin embargo, el conflicto no es malo de por sí. Gracias a los conflictos la sociedad no se
estanca. La unanimidad es muy tranquila, pero resulta soporífera. La única forma de
asegurar que cada cual tiene personalidad propia, es que de vez en cuando nos
enfrentemos y compitamos. Quizá queramos lo mismo todos, pero al enfrentarnos por
conseguirlo o enfocarlo desde diversas perspectivas, constatamos que no todos somos el
mismo. Actuamos solidaria o complicemente con los demás, pero no fundidos con los
demás. De modo que, en la sociedad, tienen que darse conflictos porque en ella viven
hombres reales, diversos, con sus propias iniciativas y sus propias pasiones. A fin de
cuentas, tenemos conflictos unos con otros por la misma razón por la que ayudamos a los
otros y colaboramos con ellos: porque los demás seres humanos nos preocupan.
No es la política la que provoca los conflictos, la política se ocupa de atajar ciertos
conflictos, de canalizarlos y ritualizarlos, de impedir que crezcan hasta destruir como un
cáncer el grupo social.
La exigencia de instituir alguna forma de gobierno se apoya en la defensa del grupo, la
construcción de obras públicas de gran utilidad, la modificación de tradiciones o leyes y
su sustitución por otras diferentes, la asistencia a los afectados por alguna catástrofe,
incluso la organización de fiestas y celebraciones comunales. También se necesita
autoridad para prevenir ciertos males y para asegurar un mínimo de educación.
Los partidarios de la anarquía pueden admitir la mayoría de estas demandas y su
perentoriedad, pero inventan una casta privilegiada y la instituyen por la fuerza como
«salvadora permanente» de los demás, que por lo visto son sólo «especialistas en
obedecer» …
Repasando la historia, el autor llega a la conclusión de que estas objeciones contrarias a
los jefes y al Estado tienen bastante fundamento. Pero también es evidente que esperar el
milagro de que todos los seres humanos logren vivir juntos de manera automáticamente
armoniosa y pacífica. De modo que se considera indispensables algunas órdenes…
aunque no cualquier tipo de órdenes; ciertos jefes… aunque no cualquier tipo de jefes;
algún gobierno… pero no cualquier gobierno.

3. Conclusiones:
• El ser humano no es un ente aislado, todos nos encontramos en una misma sociedad
la cual, además de poder influir tanto de forma positiva como negativa, también es
capaz de regularnos según convenciones, reglas y normas creadas por el mismo
hombre.

• El estado es un ente necesario para que la sociedad pueda vivir de la forma más
organizada posible y si bien no se puede llegar a una utopía, se necesita de personas
realmente capacitadas para poder dar las mejores órdenes posibles y así tratar de
llegar a una fase de armonía y paz.

4. Referencias bibliográficas:

- Savater, F. (1992). Política para Amador. https://cutt.ly/ZMdBPhc

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