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Carta Al Niñx Interior

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Carta para sanar al niño/a interior

Nuestro niño interior es nuestro “yo” en estado puro. Imaginemos ese niño
espontáneo, inocente, con miedos y angustias y que refleja naturalidad; ese es
nuestro niño interior. Todos llevamos dentro el niño que un día fuimos y es él
quién nos proporciona el equilibrio entre la parte lógica y racional, y esa otra
más libre, pura y alocada.

El niño interior lo constituyen los sentimientos que se formaron durante nuestra


infancia, a través de las vivencias, tanto positivas como negativas, y que aún
continúan dentro de nosotros. Con el paso del tiempo crecemos, y ese niño se
va escondiendo y reprimiendo en lo más recóndito de nuestro ser, ya que
crecer no sólo conlleva acumular años, también significa madurar, y madurar
significa tener que abandonar esa parte infantil. Aún así, de vez en cuando,
nuestro niño se asoma y nos recuerda ciertos aspectos que deberíamos de
tener en cuenta:

 Nos recuerda que no tenemos que dar tanta transcendencia a las


cosas, que restemos importancia a los problemas, y que
paseemos nuestra libertad.
 Nos pide que lo quieras y lo mimes, demanda amor, ser abrazado
y convertirse en el punto de atención de tu vida, es decir, la
autoestima.
 Demanda que no seamos tan exigentes y perfeccionistas, que
nos fijemos en las cosas sencillas de alrededor. Que no
perdamos la ilusión por la vida y menos por nosotros mismos.
Quiere que seas natural y un poco alocado.

Sanar al niño interior es un ejercicio de autodescubrimiento de nuestra vida y


su sentido, donde viajas en el tiempo hasta tu niñez, descubres que emociones
o hechos negativos no fuiste capaz de sanar en el momento y te mantienen
atado/a a ese dolor. Solo cuando liberamos ese dolor, aceptamos lo que
sucedió, y ayudamos a nuestro niño interior a sanar.
Sanar a nuestro niño/a interior significa decidir que las heridas emocionales
de nuestra infancia dejen de controlar nuestra vida.

Cómo redactar la carta:

Viaja hasta tu niñez, reflexiona y obtén cada detalle de tu etapa infantil, cómo
eras, cómo era tu habitación, rebusca en tu interior y encuentra a ese niño que
fuiste. Cuanto más real consigas que sea esa imagen, más eficaz resultará el
ejercicio.
Ahora que ya tienes bien definida la imagen de tu niñó/a interior le redactarás
una carta de puño y letra. A través de ella te invito a que puedas decirle todo
aquello que desees desde tu actualidad como adulto. Transmite todas las
dificultades que tuviste que atravesar como niño/a, todo aquello que sentiste y
te generó dolor y luego desde esta actualidad transmite todo aquello que
puedes hacer para acompañar, reparar y liberar ese dolor. Una vez terminada
la carta leela en voz alta, agradecete y perdonate por todo lo vivido y luego
quémala y libera las cenizas en la tierra.

Ejemplo de carta:

Esta carta habla de cosas genéricas que muchos/as hemos vivido, por lo cual
te animamos a que personalices tu propia carta. Desde el conocimiento de tu
historia, de lo que has vivido esta carta será única y especial. Tan única y
especial como el Niño/a interior con el que convives, y que estará encantado/a
de recibirla.

Querido/a niño/a mío/a,


Después de mucho tiempo me doy cuenta de que estás aquí conmigo. Así que
estoy aquí para decirte que a partir de ahora ya no vas a estar solo/a pues yo
te voy a acompañar.
Perdona si en ocasiones no te he escuchado. O si al hacerlo te he criticado y
abrumado con mi exigencia y mi censura. Lo siento, así aprendí, y estoy
dispuesto/a a aprender de nuevo para que podamos hablar junto/as. Porque
TODO lo que te pasa es importante para mí. TODO lo que piensas, sientes y
haces merece mi atención y amor.
Reconozco que sufriste, que a veces no lo pasaste bien, y te sentiste
enfadado/a, triste y asustado/a. También se que muchas veces tuviste que
atravesar todas esas sensaciones tú solo/a, o disimulando, que en el fondo es
lo mismo.
A veces hoy vuelves a emerger en mi interior cuando algo te asusta, te
entristece o te enfada igual que antes hace ya mucho tiempo. Por eso, voy a
estar contigo cada vez que recuerdes, o cada vez que algo de lo que vivimos
hoy te recuerde ese dolor.
Me comprometo a cuidarte todos los días de mi vida. A escucharte, valorarte,
mimarte y darte mucho, mucho amor. A partir de ahora somos un equipo, y
junto/as vamos a avanzar siempre en este camino de vida.
Y voy a ayudarte a sentir de una manera adecuada. Aquí estaré a tu lado sin
más censuras, calmándote con palabras bonitas. Escuchando con atención
todo lo que te sucede. Y buscando las soluciones que realmente sean
protectoras para ti. Aunque me lleve tiempo, aunque a veces no sepa,
encontraré la manera.
Buscaré a las personas que son buenas para ti, que te den amor y que
respeten quien eres. Buscaré las actividades y situaciones que más te gusten,
que más feliz te hagan, y te preguntaré como estás y lo que necesitas de hoy y
de ayer. Y cuando algo inevitable o triste pase, estaré con fortaleza a tu lado
recordándote que esto es parte también de la vida, pero que junto/as lo
superaremos.
Te valoro por lo que eres. Eres bonito/a, inteligente, válido/a y bondadoso/a.
Me gustas. Confío en ti, confío en que vamos a ser muy felices juntos/as.
Que así sea!
Gracias, Gracias, Gracias!

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