Dos Siglos de Historia, Discurso.
Dos Siglos de Historia, Discurso.
Dos Siglos de Historia, Discurso.
El estudio del período 1765 (Quito) y 1825 (Sucumbíos), nos aporta datos importantes de los
“procesos separatistas hispanoamericanos: Las guerras de independencia, fueron siempre guerras
civiles entre americanos”. En esos 60 años sucedieron una serie de acontecimientos en todos los
órdenes, de los cuales los cañarenses no estuvieron exentos. Desde el primer combate entre fuerzas
quiteñas y realistas de Pasto, el 16 de octubre de 1809, hasta la entrada triunfal el 8 de noviembre de
1812 en Quito del realista coronel Manuel Arredondo; todas esas batallas fueron llevadas por
criollos en ambos bandos, al punto de que tropa en su mayoría de origen indígena de la actual
provincia del Cañar, se destacó como uno de los principales pilares del ejército realista. Jaime E.
Rodríguez O., afirma que los indígenas de la etnia cañari “gozaban de un estatus especial y estaban
exentos de varias obligaciones. Las comunidades indígenas del área tenían la reputación de ser
leales a la Corona. Y, de hecho, pelearon en nombre del rey contra los insurgentes de Quito de
1809 a 1812. Sus derechos fueron respaldados por la abolición del tributo que declararan las
Cortes en 1811, y por la Constitución, que hacía de los indígenas ciudadanos plenos de la Nación
española, dando fin de esta manera a las obligaciones basadas en el origen étnico”.
Para el General Joaquín de Molina, presidente de la Real Audiencia de Quito, fue más importante la
guerra contra los insurgentes quiteños que publicar el decreto de las Cortes que abolía el tributo. Su
sucesor, el General Toribio Montes, tras asumir la Presidencia en diciembre de 1812, ordenó
recaudar el tributo para pagar los costos de la guerra, ello provocó la reacción de los soldados
cañarenses, quienes pidieron la baja del servicio para regresar a trabajar en su tierra y poder cumplir
con el “Real Tributo”. Este es el caso del cañarejo Miguel del Pino Jijón, soldado de las milicias de
Cuenca, quien estaba de servicio en el Ejército realista en Pasto; el 26 de enero de 1815 en Quito
inicia su proceso judicial por desertor y llevarse las armas y uniformes de dotación. Miguel del Pino
Jijón se constituyó en un prócer importante en las causas de la independencia desde 1820 hasta
1826; se unió al ejército de Sucre. El triunfo de Cone en Yaguachi el 19 de agosto de 1821, se debe
en parte a Miguel del Pino Jijón quien alertó a Sucre que sería atacado por la División comandada
por el coronel Francisco González que había partido desde Cuenca. Otro caso es la solicitud de baja
del servicio que solicita el indígena, soldado de caballería Agustín Padilla al General Toribio
Montes, pedido aceptado por el cuencano capitán Juan Benítes. Agustín Padilla fue fiel a la causa
del rey (hay documentos que lo confirman).
El 25 de diciembre de 1808, en el Valle de los Chillos, Quito, se reunieron los Condes y Marqueses
para planificar la independencia, lo cual llevó a los acontecimientos del 10 de agosto de 1809 y 2 de
agosto 1810. Es importante anotar que la revolución quiteña no fue la primera, pero tuvo más
impacto que la de Chuquisaca ocurrida el 25 de mayo de 1809.
El 10 de agosto de 1809 llegó a Quito una columna de cañarenses comandada por Antonio Andrade
de Rivera. A decir de los historiadores Carlos Julio de la Torre Reyes en su libro “La Revolución
del 10 de agosto de 1809” y Sophía Checa Ron en su artículo “Entre la Fidelidad y la Traición: Las
tropas quiteñas en Cañar”, se “constituyó en el brazo armado salvando la revolución quiteña del 10
de agosto de 1809”. Los cañarenses lucharon en las campañas de 1809-1813 en las fuerzas quiteñas
de los coroneles Carlos Montufar y Larrea (quiteño) y Flores (guarandeño).
Para la campaña de junio de 1812, el historiador Hernán Patricio Peralta Idrovo en su libro
“Biblián: historias de otros tiempos”, refiere lo siguiente: “Melchor de Aymerich, Gobernador de
Cuenca, estableció su cuartel general en Azogues, fortificó los destacamentos de Verdeloma y
Cañar para la defensa de Cuenca ante el avance de las fuerzas quiteñas de los coroneles Francisco
Calderón [cubano] y Feliciano Checa [latacungueño]”.
Las acciones de combate entre el 16 y 25 de junio de 1812 (desde Paredones de Culebrillas hasta
Cazhicay, Atar y Azogues), movilizó más efectivos que la campaña de Sucre en 1822:
Aproximadamente 7000 soldados en el campo de batalla.
Los dos ejércitos reclamaron la victoria por las armas: En Cazhicay los de Calderón y en Atar los de
Aymerich. Los quiteños por la deserción del bando Montufarista, se replegaron, lo cual
aprovecharon el general Melchor de Aymerich y el teniente coronel Antonio María Del Valle
(refuerzo enviado desde Lima con “Los Pardos de Lima”), para atacar y destrozar a la división
quiteña en Atar el 25 de junio de 1812. Patricio Peralta en su libro anota lo siguiente: “Gracias al
triunfo de las fuerzas españolas, en las alturas de Atar, Melchor Aymerich fue recompensado con el
ascenso de Brigadier [General] a Mariscal de Campo”.
De 1812 a 1820 hay un salto de 8 años de historia que no ha sido estudiada a profundidad. La
historia contada nos lleva a los acontecimientos del 1 al 4 de noviembre de 1820, acciones en las
que los cañarejos tuvieron importante actuación en Cuenca y Molobog, el teniente Juan Vicente
Monroy exigió a la población azogueña a declarar su independencia.
Lo expresado es una síntesis de los hechos sucedidos en las campañas militares acaecidas en el sur
de la Real Audiencia de Quito desde 1811 hasta 1822, llevándonos a conocer la existencia de tropas
independentistas en lo que hoy es la zona austral del Ecuador y el apoyo brindado por los
cañarenses a estas empresas. Paredones de Culebrillas se constituyó desde la guerra cañari – inka,
en la puerta de entrada y salida de la región, permitiendo conservar Guapondélig (Cañaris),
Tomebamba (inkas) y Cuenca (españoles). En 1811 y 1812 por Paredones entraron las fuerzas
independentistas quiteñas; en 1813 Paredones se constituyó en la puerta de recuperación de Quito
por parte de las fuerzas del Mariscal Melchor de Aymerich; en 1820 Paredones se constituyó en la
puerta de entrada para la recuperación de la provincia de Cuenca por parte de las fuerzas realistas
del coronel Francisco González; en 1822 fue la puerta de salida en el repliegue al norte de las
fuerzas realistas de los españoles coroneles Carlos Tolrá y Marvella y Francisco González, y fue la
puerta de salida para el avance a Quito del Ejército Unido del general Antonio José Francisco de
Sucre y Alcalá y el coronel Andrés de Santa Cruz.
Sucre tras entrar a Cuenca el 21 de febrero de 1822, no se descuidó del Ejército realista del coronel
Carlos Tolrá quien se había replegado a Cañar con 900 soldados y desde donde podía montar una
operación para recuperar Cuenca. Sucre considerando este aspecto, dispuso el 23 de febrero que el
teniente coronel prusiano Adolfo Federico Rash, con 50 lanceros avance en exploración,
encontrándose en El Salto en El Salto -perteneciente al actual cantón Biblián, provincia del Cañar-,
con los 94 soldados del regimiento de caballería “Dragones de la Reina Isabel” comandados por el
coronel Carlos Tolrá, a quienes derrotan y ponen en fuga. Este pequeño combate de caballería es de
gran importancia para la campaña de 1822; sin el triunfo de Rash en El Salto, sus 50 lanceros no
hubiesen ingresado a Cañar. Sin el triunfo del Salto, Sucre retrasaba su ingreso a Cañar y sin Cañar
podía perder la plaza de Cuenca, porque su ejército no estaba en condiciones de entrar en
operaciones por el desgaste que tenía por la travesía desde sus cuarteles en Guayaquil, Babahoyo,
Samborondón, Durán, Trujillo, Piura, Sullana y Panamá, hasta Cuenca. Sin El Salto se retrasaba o
no se daba el avance y toma de Quito.
En Azogues y Cañar, entre el 23 de febrero y los primeros días de mayo de 1822, se establecieron
los principales batallones de la División Libertadora; esto nos da a entender que lo que hoy es la
provincia del Cañar, fue una zona estratégicamente importante.
Contribución de soldados cañarenses para la campaña de 1822: Déleg: 20 hombres.
Chuquipata: 50 hombres. Biblián: 30 hombres. Azogues: 100 hombres. Cañar: 100 hombres. A
estos 300 soldados cañarenses, se suman 400 cañarenses y azuayos que reemplazaron las bajas del
batallón colombiano “Magdalena” y los cañarenses que vinieron en las Divisiones Colombiana y
Peruana que conformaban el ejército independentista bajo el mando del venezolano Antonio José
Francisco de Sucre y Alcalá.
Los párrocos de Azogues y Cañar dieron las campanas de las iglesias matrices, las cuales fueron
fundidas en la armería de Gaspar de Sangurima en Cuenca, fabricándose lanzas para los jinetes,
herraduras para los caballos, clarinetes, cornetas, cajas de guerra y fueran reparados los fusiles
dañados.
La provincia de Cuenca (hoy Cañar y Azuay) aportó 106870 pesos (hasta diciembre de 1822),
entregó 793 reses para consumo del ejército independentista de Sucre desde el 21 de febrero hasta el
23 de mayo de 1822 y cubrió con la mayor parte de gastos durante el retorno al Perú de la División
Peruana.