Cine y Culturas Juveniles
Cine y Culturas Juveniles
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Secretario de Educación
Lic. Juan Carlos Tedesco
Coordinación general
Silvia Storino
Esteban Mizrahi
Coordinación ejecutiva
Liliana Calderon
Martín D'Ascenzo
Supervisión
Patricia Bavaresco
Corina Guardiola
Mercedes Potenze
Claudia Rodríguez
Adriana Santos
Teresa Socolovsky
Verónica Travi
Producción editorial
Viviana Ackerman
Raquel Franco
Karina Maddonni
Adriana Martínez
Sergio Luciani
Nora Raimondo
Liliana Santoro
Mario Pesci
Agradecemos especialmente a Raquel Gurevich, Beatriz Masine, Javier Trímboli. Expresamos asimis-
mo nuestro agradecimiento por la lectura crítica de los módulos a los siguientes profesores de nivel
medio: Matilde Carlos, Sergio Carnevale, Horacio Fernández, Marcela Franco, Emilce Geoghegan,
Rubén Guibaudi, Julián Insúa, Gertrudis Muchiute, Claudia Paternóster, Andrea Paul, Mónica
Pianohoqui, Gustavo Ruggiero, Alfredo Sayus, Adriana Valle.
Estimados colegas:
Una de las preocupaciones compartidas por los profesores de escuela secundaria es la de gene-
rar en sus aulas mejores condiciones para la comprensión y apropiación de los saberes que la
institución esta convocada a transmitir.
Los alumnos que habitan nuestras escuelas transitan una época en la cual la producción audio-
visual ocupa un lugar protagónico: los jóvenes y también los adultos formamos parte de un
mundo que se comunica, divierte, informa y conmueve por medio de las imágenes. Desde esta
perspectiva, nos hemos planteado la tarea de encontrar nuevos lenguajes y formatos que tor-
nen posible un mayor acercamiento entre docentes, alumnos y contenidos de enseñanza.
En esta oportunidad, buscamos poner a disposición de los Institutos de Formación Docente un
conjunto de materiales que faciliten la comprensión de problemáticas específicas del mundo
contemporáneo relativas al mundo del trabajo, las culturas y los vínculos juveniles. Los mis-
mos potencian el uso de la imagen como recurso para la reflexión sobre temáticas clave que
atraviesan nuestra época.
Creemos que introducir nuevas narrativas en la escuela puede ser una excelente ocasión para
abrir debates acerca de los múltiples cambios históricos, sociales, políticos, económicos y de
la vida cotidiana que se abordan como objeto de conocimiento en la escuela.
La Ley de Educación Nacional dispone la obligatoriedad de la Escuela Secundaria. El desa-
fío que se nos plantea como sociedad es garantizar la inclusión de los adolescentes y jóvenes
en la escuela desde una justa distribución de los bienes culturales de los que disponemos. En
este sentido, esperamos que los materiales que aquí presentamos enriquezcan la tarea de ense-
ñar y aprender en la escuela media.
Cordialmente,
Lic. Daniel Filmus
Equipo multimedia de apoyo a la formación
inicial y continua de docentes
La cultura audiovisual es mirada muchas veces con recelo por la escuela, cuya cotidianeidad
transcurre entre escrituras y lecturas. Sin embargo, los avances producidos en el pensamiento
pedagógico y en cada uno de los campos didácticos sugieren que es posible favorecer los proce-
sos de aprendizaje en los alumnos introduciendo nuevos lenguajes en el ámbito escolar.
Dado que el cine y otros medios de expresión visual han alcanzado un lugar destacado en la cul-
tura, pueden servir como vía propicia para acceder a las problemáticas cuyas múltiples transfor-
maciones afectan la vida cotidiana en las sociedades actuales y que se abordan como objeto de
conocimiento en la escuela.
Nos referimos a los medios audiovisuales como recursos para la enseñanza de contenidos pero a
la vez reserva espacio para realizar una alfabetización audiovisual en acto, en tanto el encuentro
que supone genera oportunidades de interacción entre los jóvenes y la imagen, en un ambiente
claramente marcado por la intencionalidad pedagógica.
El equipo multimedia de apoyo a la formación inicial y continua de docentes que aquí presenta-
mos, esta conformado por cuatro ciclos temáticos. Cada uno de ellos se compone de cuatro films
y un cuadernillo para el docente que profundiza los temas abordados en las películas, a saber:
El cuidado del otro
Pasado argentino reciente
Los jóvenes y el mundo del trabajo
Pensar las culturas juveniles
Este material esta acompañado por un CD interactivo con información adicional.
Esperamos que este material acompañe el trabajo de los docentes y colabore potenciando los pro-
cesos de enseñanza.
Índice
Introducción ............................................................................................................................... 11
La ciudad de la juventud............................................................................................................ 65
Tribus ......................................................................................................................................... 81
El capital de la autenticidad...................................................................................................... 93
Bibliografía............................................................................................................................... 101
Introducción
1. Citado en Bolívar Franco, "Centroamérica y Panamá: movimientos sociales juveniles y proyecciones hacia el nuevo
siglo. Elementos para el debate", texto mimeografiado, Centro de Estudios Latinoamericanos, CELA, 2005.
2. Algunos de los elementos característicos del nuevo modelo tecnoproductivo son: la creciente segmentación del
mercado, la diferenciación de los productos, el acortamiento de su ciclo de vida, la alta demanda de calificación de
los recursos humanos, la creciente globalización de los mercados, la importancia de la innovación de los procesos,
productos y formas de comercialización: diseños, envases y construcción de imagen corporativa. En este sentido, ver:
Miguel Lengyel, La organización moderna, más allá del fordismo, Editorial Mercado, Buenos Aires, 2000.
3. Manuel Castells, "Tecnología de la información y capitalismo global", en En el límite. La vida en el capitalismo glo-
bal, Anthony Guiddens y Will Hutton (editores), Kriterios, Tusquets Editores, Barcelona, 2001.
del pavo"; la juventud no es una patología, a Trabajar con jóvenes presupone compren-
pesar de que así parece ser percibida, divulga- der los cambios corporales y la alta emocio-
da y promocionada por algunos sectores nalidad que caracterizan el período. Exige
adultos. reconocer a la sensibilidad como un territorio
Sabemos que la construcción de la auto- prioritario y comprender que ser joven impli-
nomía personal requiere pensar con la propia ca muchas veces, casi necesariamente, la críti-
cabeza y ser capaces de cometer equivocacio- ca de la doble moral, la hipocresía y el "care-
nes; supone también la realización de expe- taje" social. Involucra el cuestionamiento de
riencias que sean el resultado de elecciones las "maneras", la política, las relaciones públi-
personales y, también, tomar decisiones cuya cas, las escenificaciones familiares, las buenas
motivación deberá ser interna y no el pro- formas, etcétera. Y este posicionamiento no
ducto de las influencias familiares. Las insti- debe entenderse como una forma de despre-
tuciones deben tener en cuenta estos proce- cio sino como un síntoma de la necesaria
sos y colaborar con esta producción de una ruptura con el mundo adulto para poder
autonomía juvenil que no requiera una pelea construir el propio espacio de crecimiento.
onerosa entre los adolescentes y sus padres. Cuando un joven se enfrenta al "orden"
Exige entender que el "grupalismo" de los familiar, cuando transgrede las reglas del
jóvenes -y la negación rebelde hacia los con- juego, está exigiendo límites pero está pidien-
sejos paternos- es una etapa que es necesario do también que éstos se construyan desde
transitar para que pueda desarrollarse una algún lugar legítimo y no simplemente desde
voz interior que no sea un calco de la escu- la autoridad, la imposición o el sinsentido.
chada durante la infancia. Otra característica que debe ser tenida en
cuenta es la necesaria exogamia que la etapa
supone: todos los jóvenes, desde su pubertad,
necesitan "ir rompiendo" los lazos de depen-
dencia temporal con su familia. Esta ruptura
implica muchas veces conflictos y perpetuos
cuestionamientos de los hijos hacia los
padres. Por supuesto que esta confrontación
puede darse -según el vínculo que se haya
establecido entre padres e hijos- de una
manera más o menos violenta. Pero lo que no
puede dejar de darse es ese enfrentamiento; el
Los procesos de exogamia requieren que los tema es si conlleva efectos autodestructivos -
jóvenes "construyan" junto a sus amigos una como en el caso de la protagonista de A los
"familia" alternativa para lograr construir una
identidad individual alejada de la mirada parental. trece- o se evidencia en términos de proyectos
Como educadores tenemos la responsabi- tura que tiene dentro de su espíritu mucho
lidad inicial de aprender su idioma, aunque de vitalidad, de cambio y de energía que
ésta no sea una tarea fácil. Y menos aún debemos valorar y respetar.
cuando tenemos que aceptar que nuestro El caso del ciberespacio es quizás un buen
"idioma" y nuestras prenociones son cuestio- ejemplo de la apropiación juvenil de una
nadas por jóvenes que consideramos que tie- herramienta cultural de forma compleja y no
nen mucha menos experiencia vital que reducible fácilmente a un único uso. La pro-
nosotros. blemática del uso de la Internet, sobre todo
Sin embargo esto no puede ser una esca- entre los jóvenes, ha sido investigada en los
patoria para no asumir que debemos interac- últimos dos decenios, desde diversas perspec-
tuar con otras generaciones: los adultos tene- tivas teóricas y abordajes disciplinarios, desde
mos que reeducarnos, aprender Internet, su fundación como red de información mili-
entender qué es la cultura digital, compren- tar del Pentágono hasta su generalización en
der los mensajes latentes en esas letras musi- los ámbitos académicos, a fines de los años
cales que muchas veces tendemos a desvalori- 80.
zar y describir el fenómeno del crecimiento Algunos de estos acercamientos, ligados a
juvenil como una producción de autonomía la llamada "universidad invisible" y al grupo
generacional, innovación, creatividad y rup- de Palo Alto, abordaron la relación entre el
hombre y la máquina desde una perspectiva
cognitivista, intentando develar el efecto que
esta interrelación produce en las capacidades
intelectivas de los sujetos sometidos a un
intercambio sistemático con las máquinas
"pensantes". En este marco se han desarrolla-
do importantes experimentaciones, tanto
desde perspectivas neurolingüísticas como
psicológicas, que sugieren la existencia de
modificaciones progresivas, luego de usos
perdurables de interconexión a la red, tanto
en la conducta como en los comportamien-
Internet es para los jóvenes mucho más que una tos lingüísticos de los individuos.
fuente de información o de interconexión. Es un Otros enfoques han sugerido, bajo la
lugar de identificación y de presentación al mundo,
como queda en evidencia en la creciente cantidad
influencia de Nicholas Negroponte, que el
de páginas web en las que los jóvenes pueden uso de Internet supone el acceso a la comuni-
presentarse ante los otros y difundir sus gustos y cación universal y a la potencialidad de un
sus elecciones personales.
mundo unificado en un denominador
Tradiciones de investigación
sobre los jóvenes
Para tener un panorama sobre cómo se aparece como el factor más importante del
han "mirado" las culturas jóvenes en el últi- desarrollo de una pequeña comunidad con
mo siglo convendría trazar un panorama códigos de honor y lealtad reactivos y especí-
sobre las diferentes tradiciones que investiga- ficos.4
ron las configuraciones juveniles, y cuáles son "El resultado de este comportamiento
las consecuencias que se desprenden de cada colectivo es el desarrollo de una tradición,
una de esas escuelas. solidaridad moral, conciencia de grupo y
vínculo en un territorio local." 5
4 Sobre códigos de honor y afirmación masculina ver: Jorge Elbaum, "Abordajes de investigación orientados sobre la
juventud", documento de trabajo del Taller de Sociología de la Cultura, Instituto Gino Germani., texto mimeografiado,
Buenos Aires, 1996, p. 12.
5 Trasher, citado por Santi Crisante, La rivolta dello stile, Editorial Franco Angeli, Milán, 1985, p. 29.
6 Carles Feixa Pampols, "De las bandas a las culturas juveniles", Revista de Estudios sobre las Culturas
Contemporáneas, ITESO, México, 1993.
urbanos sin los tradicionales controles "tomar juntos" -como se evidencia en A los
sociales, puestos en crisis al evaluar la reali- trece- hay experiencias emocionales iniciáti-
dad, oposicionalmente entre padres e hijos: cas, lazos emotivos que se diferencian de los
de esta manera la calle se convierte en la vínculos disciplinarios de la educación:
"nueva casa" y la pandilla o la soledad en la "La generación joven ha formado su
única "familia". En la película Nadar solo propia sociedad, relativamente
queda en evidencia que la lucha -a veces- es independiente de sus mayores. En las filas
de los jóvenes hay dos principales
por escapar de la incomunicación, la sole- divisiones: muchachos de las esquinas y
dad y la ausencia de sentido de la vida. muchachos de colegio." 7
El trabajo desarrollado por la escuela de
Chicago sigue siendo destacable, sobre todo
por uno de los enfoques que continúan en
“Martín tiene diecisiete años y es un estudiante de colegio
privado, abandonado al desastre académico. Para él y para su cierta forma los estudios de Chicago: el abor-
compañero y amigo, el estudio es incomprensible, y no hablamos de daje de redes sociales -caracterizadas por la
contenidos sino del sentido general de ir a un determinado sitio para activación de capitales sociales, en palabras de
tomar clases. No hay comunicación entre el mundo y Martín, como
tampoco la hay entre él y su familia. Sus hermanos, único refugio
Bourdieu-, y por aquellas otras investigacio-
posible para muchos adolescentes, tampoco lo ayudan. La hermana nes orientadas al relevamiento de las configu-
ha cerrado sus puertas a cualquier tipo de afecto y su hermano mayor raciones intra e intergrupales de colectivos
no está. Esa ausencia es un tema para Martín, quien sale a buscarlo
como si de ese modo pudiera encontrar una respuesta”.
7. William Foote Whyte: La sociedad de la esquina, Editorial Diana, México, 1971, p. 19.
8 Pierre Bourdieu, La distinción, Taurus, Madrid, 1991 e Irving Sperger, The youth gang problem. A community
aproach, Oxford, 1994.
9 Talcott Parsons, “Age and sex in social structure of the United States”, en American Sociological Review, vol.
7, nº 5, 1942, pp. 604-616.
zante) capaz de generar un equilibrio social sobre las ritualizaciones juveniles, partiendo
uniforme del sistema social. de un sistema binario que los jóvenes estipu-
Desde esta perspectiva, si la cultura juve- lan: clasificación bipolar que se instaura a
nil genera algún tipo de conflictividad eso se partir del par “nosotros y los otros”, expresión
debería, según Parsons, a unas crecientes estructural de un mito fundante que se
expectativas de desarrollo social, a un opti- encuentra depositado en los orígenes de lo
mismo motivado por la valoración positiva social, y que es ritualizado o reenviado al
del ascenso social, más que a una transgresión mundo de los conflictos simbólicos.
o rebeldía frente al sistema. “La juventud pone al día la contradicción
La orientación general de la juventud central que estructura la relación de la
sociedad con ella misma […] se convierte
parece ser, en esta dirección, un afán por en una metáfora críptica en la cual los
aprender, lejos de lo que podría ser una con- conflictos sociales escamoteados resurgen
formidad pasiva y en favor de una disposi- bajo formas muy ritualizadas.” 11
ción activa para trabajar en el interior del sis- De alguna manera, los jóvenes ponen
tema y no fuera de (o contra) él.10 Esta “sobre la mesa”, “actúan” lo que la sociedad
tradición se ha desarrollado sobre todo en los calla. O, para decirlo de otra manera: los
EE.UU. a partir de la denominada “sociolo- jóvenes expresan aquello que los adultos no
gía de la desviación”, que privilegia los análi- logran poner en palabras o no logran trans-
sis criminológicos y que se orienta al desarro- parentar. Los jóvenes son los actores del con-
llo de herramientas político-sociológicas flicto social que la sociedad tira “debajo de la
equilibradoras del conflicto que originan esos alfombra”. Hacen de las contradicciones
desarreglos (disfunciones) sociales. sociales silenciadas una evidencia y una
actuación. Dicen lo que los adultos callan
Estructuralismo francés: ritualizacio- aquello que está disimulado detrás de las ruti-
nes y homologías nas y las regularidades. Son los actores que
hacen explícito lo que la sociedad adulta
La tradición francesa de los 50, desarrolla- intenta disimular: son el síntoma y la repre-
da inicialmente por discípulos de Marcel sentación de las contradicciones éticas y cul-
Mauss y Lévi-Strauss privilegia una mirada turales de las sociedades complejas.
10. Talcott Parsons, Youth in the context on America Society, en E. Erikson (editor), Youth, change and challen-
ge, Basic Books, Nueva York, 1963, p. 130.
11. Jean Monod "Un air marginal", en L´Homme et la société, Revue trimestrielle internationale de recherche et
de synthèse en sciences sociales París, 1970, p. 14.
12. Para un análisis de las visiones contraculturales de las grupalidades juveniles ver Theodore Roszack, El naci-
miento de una contracultura, Kairos, Barcelona, 1973.
13. Las contraculturas expresan la herencia del movimiento beatnik, del peace force, del orientalismo, la revo-
lución sexual, de los panteras negras, del movimiento por los derechos civiles y del feminismo. Estos son
–según Tricia Roce y Andrew Ross, en Microphone friends. Youth music and youth culture, Routledge, 1994, p.
25– los antecedentes más importantes del denominado movimiento multiculturalista actual, defensor de las
perspectivas de la “diferencia” y la heterogeneidad cultural, más pendiente de las diferencias étnicas, “triba-
les” –en el sentido cultural– o de las de género que de las de clase social, y del abordaje de los movimiento
sociales.
miento).14 Y por el otro, por Goffman y la concebir lo real y lo posible. En este marco,
conceptualización del frame, es decir el los jóvenes pertenecientes a las clases subal-
enmarcamiento de la situación y las comuni- ternas suelen elaborar diferentes y creativas
dades de interpretación cotidianas. Desde tácticas culturales para enfrentarse a un orden
esta perspectiva las investigaciones tuvieron social que evalúan como “vacío”, “artificial” e
un carácter más empírico, hecho que ha “hipócrita”.
generado una larga tradición de exploracio- De esta manera, reenvían el conflicto de
nes etnográficas en los barrios marginales de clases a un territorio más ligado a lo simbóli-
las grandes ciudades norteamericanas y cana- co y cultural: cuestionando el vínculo entre
dienses. En algunos casos estas investigacio- política y moral y la relación entre lo cotidia-
nes han desarrollado una visión pormenori- no y el capitalismo. Según los autores de la
zada de las codificaciones y las ritualizaciones Escuela de los Estudios Culturales este desa-
inconscientes de la cotidianeidad, aportando fío es percibido por la sociedad civil –y no
un conocimiento detallado sobre las prácticas sólo por las clases dominantes– como un
juveniles en relación a sus vínculos familiares peligro y un desafío provocado por la barba-
y al establecimiento de creativas formas rie juvenil que evidencia la decadencia ética
comunicativas. de la sociedad. Se genera así un “pánico
moral” –motorizado por los medios de
Clases sociales y hegemonía políti- comunicación masiva– y una estigmatización
co-moral: la Escuela de Birmingham creciente de los diferentes grupos juveniles.
A diferencia del estructuralismo –con el
A partir de los trabajos de la denominada que entablan una disputa teórico-metodoló-
Escuela de Birmingham, también llamada gica– visualizan a la cultura como un teatro
Escuela de los Estudios Culturales se postula de conflictos y de construcción de identida-
a las culturas juveniles como expresiones del des muy ligadas a la resignificación de las cla-
conflicto con la hegemonía cultural adulta. ses sociales. En este sentido, más que la visua-
Frente a las significaciones dominantes los lización de estructuras dignas de ser
jóvenes postulan alternativas acerca de cómo evaluadas en forma deshistorizada, suponen
14. El concepto de etiquetamiento se vincula al “teorema social” de W. Thomas, sobre la definición de situación,
estipulado en el trabajo realizado junto a Znaniecki sobre los inmigrantes polacos en Estados Unidos. Ver
Carles Feixa Pampols, “De las bandas a las culturas juveniles”, en Revista de Estudios sobre las Culturas
Contemporáneas, ITESO, México, 1993. En relación al labeling (etiquetamiento), ver Irving Goffman, La presen-
tación de la persona en la vida cotidiana, Amorrortu, Buenos Aires, 1987.
Gracias a la apertura de perspectivas adquirida desde los años setenta comienzan a aparecer
elementos como el papel de los medios de comunicación, la identidad personal y la violencia
propiamente dicha. Cohen, por ejemplo, evidencia cómo las bandas del East End de Londres eran
producto de las subculturas juveniles ligadas al tiempo libre, mientras que la delincuencia juvenil de
banda “a la americana” se presentaba de modo menos generalizado. Las aportaciones de la
literatura inglesa al tema de las subculturas juveniles ponen de manifiesto que, en primer lugar, es la
clase social, y no la edad o la generación, el elemento que explica la producción de subculturas; y, en
segundo lugar, que son estas subculturas, y no la desviación, las que explican el comportamiento de
las bandas.
María Jesús Martín, Violencia juvenil exogrupal. Hacia una construcción de un modelo causal,
Ministerio de Educación y Ciencia, Madrid, 2005, p. 17.
15. Stuart Hall y Tony Jefferson, Resistance through rituals. Youth subcultures in post-war Britain, Hutchinson,
Londres, 1993, p. 9. La traducción del inglés me pertenece.
mía emocional”, mediante el cual se con- tización creciente y a una búsqueda “artísti-
ceptualizan los deseos inmediatos y no ca” por la transgresión simbólica.
futuros de los jóvenes. Desde esta perspectiva la ciudadaniza-
Los adolescentes están juntos sólo por ción es el producto de prácticas, gustos e
afinidades, por ciertos consumos y gustos identificaciones por consumos, considerán-
en común. La posmodernidad juvenil es dolos como configuraciones de placer gené-
justamente la expresión de ese desprendi- ricamente ajenos a los condicionamientos
miento a futuro. Todo es hoy: el narcisis- sociales de valor o significado.
mo, el hedonismo, el espíritu lúdico, el des- “Cada vez es menos cierto que adquirimos
creimiento de los colectivos “forzados”, objetos para obtener prestigio social o para
desmarcarnos de los grupos de estatus
etcétera. inferior. En esencia el consumo ha dejado
La identidad se entiende como un ina- de ser una actividad regulada por la
decuado y antiguo constreñimiento y se búsqueda del reconocimiento para
desplegarse en vistas al bienestar, la
postulan las identificaciones múltiples funcionalidad y el placer en sí mismo.” 16
como la descripción más ajustada a la
nueva realidad social, vinculada a una este-
16. Stuart Hall y Tony Jefferson, Resistance through rituals. Youth subcultures in post-war Britain, Hutchinson,
Londres, 1993, p. 9. La traducción del inglés me pertenece.
Los grupos de pares, los amigos, las tri- de acceder a vidrieras de reconocimiento
bus de pertenencia constituyen a menudo social negadas por la moratoria, la depen-
un lazo afectivo y de referencia para adoles- dencia económica y moral de los adultos,
centes cuyo universo familiar intergenera- promueven una forma escenográfica de
cional no logra ya acompañar las fuertes existencia social. Las diversas tribus urbanas
mutaciones subjetivas en curso. poseen ideologías débiles, percepciones del
En tiempos en que la familia ha perdido mundo que les permiten posicionarse en el
terreno como agente de socialización y presente más que en un proyecto. Sentidos
transmisión, la velocidad de las transforma- comunes que los hacen percibirse como
ciones, al reemplazar al ritmo de la moda los “salvajes” urbanos amparados por pasiones
códigos, los valores y los modismos, con- musicales y rituales que muchas veces bus-
vierte a menudo a padres e hijos en habitan- can indignar.
tes de mundos disímiles entre los que los
intercambios y la comunicación tienden a
debilitarse. Así, la transmisión intergenera-
cional cede lugar a modalidades de transmi-
sión exogámicas que sustituyen las identifi-
caciones otrora centrales por otras
extrafamiliares. Para bien y para mal es
innegable que esto ha de producir mutacio-
nes sustanciales en las condiciones actuales
de producción subjetiva.
El grupo de pares se constituye en uno de los
La diversidad de los modelos identifica- organizadores privilegiados de socialización.
torios exogámicos y la fortaleza de los vín- Brinda referencia, protección y significaciones
culturales compartidas que brindan seguridad
culos de paridad (el grupo, la banda, la cultural a todos sus integrantes.
tribu) a menudo generan fuertes lazos de
solidaridad y reciprocidad: brindan seguri- La búsqueda de la publicitación y la con-
dad en tiempos de búsqueda de certezas y vocatoria a la convergencia de miradas no es
un reconocimiento social garantizado por la ajena, además, al proceso de mediatización
inclusión en un grupo que brinda sentido y social que suele espectacularizar con lentes
defensa común ante una sociedad que de pánico moral el destino y las acciones de
muchas veces sienten como extraña o agre- las futuras generaciones. Los medios no sólo
siva. dramatizan el “peligroso” destino de la
Esos colectivos construyen “reglas del juventud sino que “instituyen” tribus (como
juego” específicas que, sumadas, conforman si fuesen aborígenes) al darles difusión
el campo en el que los adolescentes, ávidos social. Reflejos videograbados que los mis-
mos adolescentes buscan para imponer una (de cumbia villera, por ejemplo) suele ser
visibilidad pública que les es negada de otra conflictiva y se encuentra instituida en una
forma: las tribus necesitan de los periodistas desconfianza recíproca: el abandono escolar
y de los medios para subsistir como fenóme- es producido “por problemas de conducta”
no social. y por mecanismos autodesvalorizantes
Los grupos de pares y las tribus suelen donde la frase más elocuente es: “estudiar
conformar comunidades territoriales que no es para mí”.
poseen lenguajes y estéticas comunes y que Incluso en los sectores medios –como
se caracterizan por llenar el tiempo libre –o queda retratado en el filme Nadar solo– se
el llamado “tiempo muerto”– en esquinas, pone en juego cierta lejanía del sistema
plazas, bares, etcétera. Estos colectivos, ade- escolar con las ilusiones y las demandas de
más de brindar un ámbito de pertenencia sentido juvenil: el “conocimiento” aparece
social, terminan proponiéndose –ante cier- como anodino e incapaz de dar respuestas.
tos grupos juveniles– como únicas alternati- La escuela aparece ante los ojos de los jóve-
vas frente a las instituciones que tradicional- nes como una máquina burocrática de apro-
mente han sido catalogadas como bar materias y los docentes como empleados
“prestadoras o constructoras de identida- de un sistema que los fragmenta y los despe-
des”, entre ellas la familia, la escuela, los par- daza. La institución escolar parece, así, no
tidos políticos o las organizaciones sindica- lograr manejar las particularidades cultura-
les. les de estos jóvenes y ellos dejan la escuela
Esta dificultad para “entrar” en la socie- con la sensación de que esta institución “no
dad de la mano de las instituciones encarga- da lo que sirve para la vida”.
das de socializar y ciu-
dadanizar lleva
habitualmente a “per-
cepciones comunes de Hay que repensar, por ejemplo, la enseñanza media o
la realidad” que pue- secundaria y concebirla como un espacio privilegiado de socialización
juvenil, procurando acercar cultura juvenil y cultura escolar (y así
den generalizar for- superar el abismo que hoy existe entre ambas) y apostar
mas de resentimiento decididamente a la formación ciudadana y no sólo a la transmisión de
y de oposición ciega a saberes en función del acceso a la educación superior (para brindar
así, por tanto, alternativas “terminales” más concretas en relación con
cualquier forma de el mundo del trabajo).
integración social.
La relación entre la Ernesto Rodríguez: “Juventud, desarrollo y democracia en América
escuela y los integran- Latina”, revista Nueva Sociedad, Nº 200, Caracas, noviembre-
diciembre de 2005.
tes de muchos grupos
de pares marginales
Los integrantes de una barra saben que El pánico moral hacia ciertos pilares esti-
“mirar la escuela desde afuera” es permane- lísticos –tatuajes, indumentarias, cortes de
cer en la rutina creciente del tiempo barrial, pelo, etcétera– contribuye a una polariza-
de la esquina y la cerveza, y aceptar las mira- ción clasificatoria en la que se ubica al otro
das públicas patologizantes, medicalizado- –en este caso al joven reñido con la estética
ras o criminalizantes que tienden a hacer del orden adecuado– en el lugar del desvío,
fatal –el final del ciclo escolar para determi- de la enfermedad, de la violencia o del peli-
nados jóvenes– aquello que sería soluciona- gro. Como en reiteradas oportunidades lo
ble desde un esquema comunitario más han sugerido las diferentes corrientes teóri-
contenedor y desde instituciones más valo- cas del labeling (etiquetamiento), el actor
rativas de los “conocimientos” o de las estigmatizado contribuye a su identificación
potencialidades creativas de determinados a partir de la mirada que le devuelve la
grupos juveniles. Este proceso de autoexclu- sociedad.
sión educativa se relaciona con un inmovi-
lismo social que repercute en su subjetivi- Grupo como comunidad
dad y en la capacidad que desarrollan para
pensarse como sujetos de derecho. Muchos grupos de pares realizan prácti-
cas que suponen riesgos para sus integran-
tes. La sensación de “inmortalidad” que
caracteriza al crecimiento adolescente suele
generar en algunas ocasiones situaciones de
peligro al incentivar el “juego” con los
“márgenes”, sobre todo cuando se perciben
en situación de diversión nocturna y de
envalentonamiento grupal. De esta mane-
ra, “probando” sustancias o relacionándose
con la velocidad y la producción de adrena-
lina, creen sentirse parte de una vida con
mayor “sentido” que la vivida por los adul-
tos.
Esto es coherente con el juicio que
hacen de la cotidianeidad adulta a la que
La sociedad adulta tiene dificultades para entender perciben como una traición de la creativi-
que la identidad de un grupo etario debe dad y la imaginación. Es así como muchos
constituirse con la construcción de signos propios
diferenciados y distintivos con respecto a los grupos de pares expresan un rechazo visce-
padres y mayores. ral por todo aquello que asume la expresión
17 Son fundamentales, entre los jóvenes urbanos, los códigos de afirmación masculina que se desa-
rrollan durante el ocio y el tiempo libre, donde se ponen en evidencia estos mecanismos.
18 Robert Castel y Anne Copel, “Los controles de la toxicomanía”, en Alain Ehremberg, Individuos
bajo influencia, Nueva Visión, Buenos Aires, 1996.
19. Rubén Efron, “Subjetividad y adolescencia”, en Konterllnik y Jacinto, Adolescencia, pobreza,
educación y trabajo, UNICEF/Losada, Buenos Aires, 1996, p. 40
Culturas fragmentadas
necer largos lapsos de tiempo fuera de la casa vaciones rápidamente se desechan exigiendo
buscan, por un lado, evitar los reclamos fami- a quienes pretenden seguir su ritmo una
liares, algunos de ellos vinculados al rendi- carrera consumista que sólo deja en posesión
miento escolar o a la colaboración en ciertas de la novedad a los que tienen más recursos
tareas domésticas, y por el otro a ser indife- de apropiación. Se consolida así un mecanis-
rente a la cultura laboral. Al recibir las presio- mo de exclusión fomentado por el contacto
nes del hogar y enfrentarse con una oferta con lo distintivo: quienes pueden acceder a
laboral restringida se completa el círculo de la los productos exclusivos logran excluir al
profecía autocumplida: se convierten en los resto de estos consumos que funcionan como
“vagos de esquina”. emblemas de pertenencia.
En su gran mayoría los adolescentes y De esta manera –como se evidencia en la
jóvenes de nuestra sociedad se encuentran publicidad mediática de los jóvenes “legíti-
vinculados de una forma muy desventajosa mos”– se cierra el círculo de la marginación
con la globalización y la “mundialización cul- cultural, que a su vez refuerza las inequidades
tural”: por una parte porque existen impor- materiales. Pero estas barreras que impiden el
tantes brechas entre las diferentes “juventu- acceso a los bienes culturales poseen un
des” y por otra porque la integración a los carácter mucho más impactante que el que se
capitales culturales legítimos se produce de le suele dar: los jóvenes que no acceden a las
una forma tardía e incluso parcial. “marcas de moda” son etiquetados social-
La fragmentación juvenil posee, entre mente como inaptos para acceder a la legiti-
otros atributos, la característica de que la midad, a los bienes materiales y a los grupos
innovación tiene un aceleración creciente y de pares con mayor acumulación de capital
que los bienes culturales tienden a desvalori- social (relaciones, contactos, etcétera).
zarse rápidamente: cuando los sectores más
desfavorecidos acceden a determinados capi-
tales simbólicos éstos ya han sido “abandona-
dos” y despreciados por los sectores de mayo-
res recursos. Esto lleva a un creciente
ensanchamiento de la brecha y a una sensa-
ción de impotencia por parte de quienes pre-
tenden acceder a la legitimidad cultural y se
ven privados de integrarse.
El mundo de los bienes simbólicos
–como los filmes, los programas radiales, la
música, los programas informáticos– se
comporta en forma cada vez más similar al
mundo de la moda indumentaria: las inno-
Esta marginación cultural tiene una parti- nes menos integrados socialmente se encuen-
cular expresión en el mundo juvenil, donde tran más sometidos a la exposición de las cul-
muchos adolescentes intentan adquirir las turas de la violencia, el delito, el embarazo
marcas que los hacen “pertenecer” al mundo adolescente, el abuso de sustancias y las prác-
juvenil más legitimo. Así, un par de zapatillas ticas de riesgo. Se cierra el circulo de la mar-
o el conocimiento de un novedoso grupo de ginación cuando los jóvenes se excluyen de
rock puede ser la forma de acceder a una tribu aquello de lo que ya están previamente
juvenil o al pleno derecho de participación excluidos: afirman que la educación “no es
en un grupo de pares. Por el contrario, el des- para ellos” cuando el sistema educativo, pre-
conocimiento de determinados códigos lin- viamente, parece haberlos estigmatizado
güísticos o de escenarios urbanos los hace como ajenos e incapaces de socializarse en su
sentirse solos y desprovistos de brújulas cul- cultura letrada. En la película Nadar solo, el
turales. protagonista se siente aburrido porque no
El conocimiento de determinadas cancio- encuentra lugares para desarrollarse: porque
nes y grupos musicales, pertenecientes a dife- todo está “estipulado”, incluso las trayectorias
rentes géneros, es muchas veces un prerrequi- de las bandas musicales (como la suya); sólo
sito imprescindible para ser parte de un le queda el escape, el road movie hacia Mar
colectivo. Es por eso que cada joven tiende a del Plata o –más certeramente– hacia sí
acumular conocimientos específicos, porque mismo.
éstos le permiten integrarse a un universo La autoexclusión también puede tener un
simbólico común que contiene dichos gustos perfil de desprecio, por parte de los jóvenes, a
y que expresa una estética o una percepción todo lo que remita al Estado, la autoridad o
del mundo. el orden. Ése es el caso de la recurrente con-
Cuando muchos jóvenes de los sectores flictividad entre los jóvenes y la policía, que
populares se sienten privados de acceder a se ha constituido en algo más que una simple
determinados recitales o a marcas indumen- reiteración de enfrentamientos. En nuestro
tarias se perciben a sí mismos ante una doble país una parte de la identidad cultural de los
exclusión: a la fragilidad que supone la exclu- jóvenes se constituye con el presupuesto de
sión social, la dificultad de acceso a un pri- que los organismos de seguridad interior son
mer empleo y la precarización, se le agrega la la expresión más acabada de la “guerra” con-
enajenación en diferentes bienes simbólicos tra los jóvenes. Muchas canciones dicen que
que caracterizan la pertenencia a la ciudada- se es joven, auténticamente, si se desprecia a
nía juvenil y global. la policía. Y eso es lo que se canta a coro en
La exclusión genera desaliento y la sole- los recitales y en los encuentros culturales,
dad y la incomunicación también: los jóve- mientras una gran parte de la sociedad, y
sobre todo las instituciones políticas, parecen Estas expresiones no son simples enfren-
no querer escuchar. tamientos caprichosos con la autoridad poli-
cial ni miedo paranoico e infundado que
postulan en las letras de las canciones o en los
B.A.D insultos dedicados de los recitales. Son sínto-
(Letra del grupo de punk rock argentino mas de la incapacidad social por negociar for-
Ataque 77 incluido en su primera placa mas de enfrentar la violencia sin generar más
Ataque 89/92)
violencia. Llamativamente los padres temen
¡Oh! ¡Oh! ¡Oh! Brigada antidisturbios tanto a las agresiones suscitadas por los pro-
¡Oh! ¡Oh! ¡Oh! No queremos más pios jóvenes como a aquellas producidas por
¡Oh! ¡Oh! ¡Oh! Brigada antidisturbios quienes se supone que están para evitarlas.
¡Oh! ¡Oh! ¡Oh! Nunca más
20. La categoría de “pánico moral” fue constituida como categoría descriptiva en Gran Bretaña en los años 70
para denominar la actitud del establishment, los medios y la sociedad en general en relación a los jóvenes.
Sintéticamente remite al miedo que causaban los jóvenes con sus transgresiones y cuestionamientos a la
moral reinante.
21. Por sufrimiento social entendemos las formas de autodesvalorización y acostumbramiento a lo aleatorio,
que son consecuencias de la exclusión.
lescentes y que tienden a encontrar solu- distancias entre los diferentes grupos de
ciones en la medicalización (caracteriza- pares, postulando luchas estilísticas, territo-
das por etiquetar a los jóvenes como riales y culturales.
enfermos psíquicos, portadores de un Las adolescencias, entonces, se ramifican
desorden bioquímico o transgresores y diversifican en función de múltiples
incurables), y dimensiones como la extracción socioeconó-
(c) Confusión: percepciones sociales “esqui- mica, el lugar de residencia o la tribu que
zofrénicas” que por un lado endiosan la conforma el grupo de pertenencia. Por eso
etapa juvenil y por el otro consideran a nuestro punto de partida es el de referirnos a
sus integrantes –sobre todo a aquellos que la noción de adolescencias o juventudes “en
pertenecen a los sectores populares– plural”. Es decir, en términos de una multi-
como constantes amenazas sociales. plicidad de formas de transitar por dicho
Este panorama se refuerza con la difusión período.
de culturas tribales –también llamadas sub-
culturas juveniles– que tienden a reforzar las
Ubicar a los jóvenes como sujetos ple- do por una etapa intensa que merece vigi-
nos de derecho implica dotar a la juventud lancia. Esta misma cultura hegemónica
de un carácter “sustantivo” y no “transitivo”. también sugiere que sus opiniones y percep-
Implica asumir que toda etapa vital es un ciones no deben ser tenidas muy en cuenta
transcurso hacia otra etapa y que cada uno porque sus valoraciones son “transitorias”,
de dichos períodos tiene una especificidad e dependientes de esa situación biográfica que
importancia central en las trayectorias bio- no es confiable.
gráficas: no hay etapas carentes de impor- Hacer sustantiva la etapa adolescente y
tancia. La voz de un joven tiene tanto valor juvenil implica asumir que la juventud no es
como la de cualquier otro sujeto y la etapa una “enfermedad o locura pasajera” que la
evolutiva en la que se encuentra no invalida adultez debe encargarse de combatir o disol-
sus posicionamientos y opiniones. ver. Exige comprender que la construcción
La cultura de la que formamos parte de la identidad personal y social de los jóve-
sugiere que a los jóvenes hay que tenerles nes es, también, una lucha y una confronta-
“paciencia” porque se encuentran transitan- ción para construir valores propios, diferen-
tes de los del mundo adulto. Supone aceptar
que una manera de configurar sujetos ple-
“Un mito hace énfasis en que no tiene sentido plantearse como nos, autónomos e independientes de la
tema de análisis y acción la juventud. Que no implicaría un tema modelación acrílica es enfrentarse, debatir,
específico. Que los jóvenes lo son temporariamente, y no deberían ser confrontar y discutir aquello que la sociedad
objeto por tanto de un abordaje que los examina en función de un
adulta pretende de ellos y aquello que los
criterio de edad. Este tipo de mito tiene serias implicancias prácticas.
Desde él se objeta con frecuencia la existencia misma de políticas jóvenes puedan proponer como superación,
para la juventud, de programas para jóvenes, de instituciones mejoramiento o escenificación futura del
especializadas en esa labor. […] Con las excepciones y variedad mundo.
características de las realidades humanas es posible observar que se
especule como se especula sobre ellos, los jóvenes sí desarrollan
Esto implica, a su vez, aceptar nuevas
percepciones, razonamientos, opiniones, conductas, que les son formas de protagonismo juvenil, innovado-
propias. Tienen un mundo diferenciado del de otros sectores y se res mecanismos de vincularse con su grupo
conducen a partir de los códigos, lenguajes, reglas tácitas y creencias etario y con las otras generaciones. Implica,
que se generan en dicho mundo. Un rasgo peculiar de su universo
suele ser el de sus búsquedas acuciosas de valores. Los jóvenes tal como se expresa en el filme Corre, Lola,
parecen tener mayores posibilidades de reaccionar ante las corre, la aceptación de originales maneras de
injusticias, las discriminaciones, de buscar afanosamente utopías, en transitar la juventud, formas que exigen un
definitiva, de soñar con un mundo mejor.”
nuevo posicionamiento de los adultos, de la
Bernardo Kliksberg, “Introducción. Hora de superar mitos”, en Dacil familia y del sistema educativo. Sugiere la
Acevedo, Marcelo Peralta, Valeria Tallarico y Marcelo Wiñasky aceptación de un espacio para que los jóve-
(compiladores), Primer Foro de Jóvenes del Mercosur, Bolivia y Chile. nes construyan el futuro de una sociedad
Alternativas Frente al Desempleo Juvenil, INTAL-BID, 1998.
que, tarde o temprano, les pertenecerá.
Al mismo tiempo, los adultos suelen no “juventud” en el que participan tanto las
hipervalorar la corporalidad juvenil (y su definiciones profesionales/académicas, el
cotidianeidad) buscando artificial o forzada- sentido común y los propios jóvenes que
mente recuperar cuerpos juveniles, llegando pretenden hacer de “su” juventud un terri-
incluso a medidas quirúrgicas o químicas torio que escape a las catalogaciones del
para su obtención. Esta señal no es obviada mundo adulto.
por los jóvenes. Dicha búsqueda de la A esto se agrega la paradoja de que a los
“juventud eterna” es percibida por la juven- adolescentes se les exige que tomen decisio-
tud como una autodesvalorización del nes. Al ser una etapa en la que se presentan
mundo adulto y una convocatoria a que la muchos y nuevos desafíos y se dispone de
llegada de la adultez no supone más que un muy poco tiempo para resolver dichos pro-
abandono de la celebración juvenil. blemas la “carga de responsabilidad” que
La extensión de la juventud –medida en pesa sobre sus espaldas puede llegar a ser
años de duración– no es más que una expre- demasiado grande en relación a los recursos
sión cronológica de este proceso en el que que poseen para resolver esos problemas.
los adultos quieren seguir siendo jóvenes y La sociedad demanda a los jóvenes que
los jóvenes no quieren ser adultos. Pero al se fijen un derrotero en relación a su identi-
mismo tiempo genera una disputa por el dad sexual, que ordenen estratégicamente
territorio juvenil en el que los propios jóve- su carrera profesional y que decidan el tipo
nes se sienten amenazados ante la “ofensiva” de persona que desean tener al lado para
de muchos adultos que pretenden compor- conformar una familia en el futuro.
tarse como jóvenes “sin serlo”. En síntesis, muchas decisiones y poco
Este complejo proceso también implica tiempo para dictaminar cuál de los escena-
una dura lucha por la definición del térmi- rios es el más adecuado y cuál es el camino
más aconsejable. Tal exhortación del
mundo adulto desorienta y hace incluso
“Los propios jóvenes son protagonistas activos de esas más difícil toda decisión. Más aún cuando
disputas acerca de los sentidos que prestan al tema de la juventud el mundo adulto muchas veces “alaba” la
pues, aun como actores, imponen significados que traducen diversos suspensión de responsabilidades y celebra la
modos de pensar sobre sí mismos y sus pares, cuentan
diferentemente sus demandas y establecen proyectos personales o fiesta juvenil al mismo tiempo que pretende
colectivos, muchas veces reproduciendo discursos dominantes imitarla. Fiesta que tiene como soporte fun-
adultos en el ámbito social.” damental el cuerpo, la sensibilidad, la emo-
ción, la erotización y la capacidad de resistir
Marilia Pontes Sposito y Paulo Carrano, “Juventud y políticas públicas
en Brasil”, texto mimeografiado, Observatorio Joven de Río de Janeiro, ante los ataques externos.
Río de Janeiro, 2003.
Nostalgias contraproducentes
El punto de partida fue plantear que el más adecuadas, más elaboradas o más efica-
metadestino dominante hasta hace dos ces. En este sentido, un diálogo comprensivo
décadas, por el cual los jóvenes se inser- con los jóvenes desde una perspectiva caren-
taban en la vida adulta mediante la te de prejuicios implica la necesaria inmer-
trayectoria lineal: familia-escuela- sión en sus manifestaciones culturales y en
empleo-participación, es un circuito sus maneras de comprender el mundo.
que se ha ido quebrando y fragmentan-
do en múltiples trayectorias, que se ten-
drían que conocer de acuerdo a los nue-
vos circuitos o las adaptaciones que ha
sufrido el anterior, tanto en las prácti-
cas como en los significantes para los
distintos conglomerados de jóvenes.
ANA DÍAZ ALDRET 22
creer en forma crítica que nuestras herra- configuración lingüística. La respuesta rápi-
mientas comunicacionales adultas son per se da condensa los matices de una frase com-
22 Jóvenes mexicanos del siglo XXI. Encuesta nacional de juventud 2000, Instituto Mexicano de la Juventud,
Querétaro, primera edición, octubre 2003, en http://www.imjuventud.gob.mx/ENJ/Regi%F3n%20Baj%EDo/
REGION%20BAJIO%20Queretaro.pdf
pacta, sin sujeto ni verbo, que sólo trans- de la escuchada durante la infancia: la única
mite significado a través del acompaña- posibilidad de que construya una identidad
miento estilístico y la comunicación ges- es que adopte caminos que lo hagan sentir
tual y no verbal. “cómodo”. Y no hay otra posibilidad más
Lo mismo ocurre en cierto tipo de que la de ensayar caminos antes de elegir los
comunicaciones escritas, cuyo lenguaje más adecuados.
parece remedar el de las máquinas: “slms st Comprender las novedosas formas de
nch” (por “salimos esta noche”) puede ser
entendida como la expresión apresurada
de un nuevo lenguaje más acotado a la
Los nuevos lenguajes velocidad y menos vinculada a la reflexivi-
juveniles pueden dad.
caracterizarse como
“limitados” o como
creativos. Su uso, y el La construcción de la autonomía perso-
sentido en el cual se nal no sólo requiere nuevas herramientas
orienten, definirá cuál
de las dos lingüísticas sino que debe empezar con el
definiciones es la más “pensar con la propia cabeza”, es decir, ser
ajustada. Las experiencias juveniles, a veces marcadas por el
capaz de equivocarse, de llevar a cabo expe-
riesgo y los sinsabores, suponen una búsqueda
riencias cuyo resultado sea el de elecciones personal e identitaria necesaria para encontrar un
personales y de tomar decisiones cuya moti- camino personal diferenciado de lo esperado por
los adultos. Generar un “camino identitario”
vación sea percibida como auténtica y no permite sentirse “único”, “especial” y no una
como producto de una imposición familiar simple reproducción de lo que se espera de ellos.
o institucional.
Las instituciones, los adultos y las fami-
lias deben tener en cuenta estos procesos y transitar la juventud presupone entender,
colaborar con una producción de autono- como señalamos anteriormente, el cuestio-
mía juvenil que no requiera –para su confi- namiento de las “maneras”, la política, las
guración– de una “pelea” costosa entre los relaciones públicas, las escenificaciones
adolescentes y las regulaciones sociales. A su familiares, las buenas formas, etcétera.
vez esto exige entender que el “grupalismo” Sin embargo este posicionamiento no
de los jóvenes –y su búsqueda en los “limi- debe entenderse como un desprecio totali-
tes”– es una etapa que es necesario transitar zador hacia el mundo adulto sino como un
para que el joven pueda desarrollar su “voz” síntoma de la necesaria ruptura con dicho
interior, para que ésta no sea sólo un calco mundo. A veces los jóvenes disponen sólo
de la negación de todo lo que no es joven Aquí aparece una segunda serie de con-
como único camino para poder construir el clusiones para la actividades comunitarias
propio espacio de crecimiento. con jóvenes: es necesario colaborar para que
Y una gran parte de este proceso se da ese proceso de exogamia se dé de la manera
mediante la exogamización: todos los jóve- más sana, menos dolorosa y más creativa:
nes, inicialmente desde su pubertad, necesi- cuando un joven “sustituye” a su familia por
tan “ir rompiendo” los lazos de dependencia un grupo de amigos lo único que intenta
temporal con su familia. Esta ruptura impli- hacer es constituir su subjetividad, su perso-
ca muchas veces conflictos y perpetuos nalidad sin la mirada influyente y endogá-
cuestionamientos de los hijos hacia los mica de su familia.
padres. Por supuesto que esta confrontación De hecho, si la familia se opone a este
puede darse –según el vínculo que se haya proceso exogámico se corre el riesgo de que
establecido entre padres e hijos– de una el joven se someta a reglas de juego que
manera más o menos “violenta”. hagan de él un ser tímido, introvertido e
Pero aunque no se exprese de forma vio- incapaz de enfrentarse con el mundo de las
lenta lo que no puede dejar de darse es el relaciones afectivas, amistosas o de pareja.
enfrentamiento. A veces ese enfrentamiento De alguna manera el mundo adulto debe
se encuentra disimulado tras el alejamiento favorecer los “rituales de pasaje” y permitir
de los jóvenes de la tutela familiar. En otras así que los jóvenes puedan incorporarse a las
ocasiones ese enfrentamiento puede darse responsabilidades sociales adultas, debe
en términos de indiferencia hacia la voz también aceptar las oposiciones, las críticas
adulta, e incluso puede carecer de debates y y las “provocaciones” de los jóvenes en su
de críticas permanentes de los jóvenes hacia afán de diferenciarse y de construir creativa-
sus padres y hacia todo lo que representa la mente su “lugar en el mundo”.
sociedad adulta.
Sexualidad adolescente
En las discos,
“boliches” o bailantas
El tema de la sexualidad entre los jóve- los jóvenes suelen
sentirse libres de la
nes se relaciona con diferentes aspectos mirada adulta y
sociales, culturales, educativos y familiares. pueden “pensarse”
Gran parte de los jóvenes declaran que la como sujetos
autónomos en vías de
información que tienen sobre el mundo de construir su identidad
las relaciones corporales tiene que ver con sexual y personal.
sus vínculos grupales y, básicamente, con
las imágenes que provienen de los medios
de comunicación masiva (MCM). Estos
medios no son sólo el cine, la televisión, la
radio o los medios gráficos sino que en los
últimos años se ha agregado un nuevo canal
que supone una alta exposición a conteni- Uno de los grandes problemas se vincula
dos de índole sexual, erótica y de diferente con los contenidos que aparecen en los
valor emocional. medios y la capacidad que tienen los adoles-
De alguna manera, entre los jóvenes, el centes y los jóvenes para procesar esa infor-
sexo dejó de ser percibido como transgresor mación. Se trata de la poca educación críti-
y subversivo y se instaló de una manera ca en relación a los medios y las dificultades
publicitada en el espacio comunicacional. que poseen las familias –en términos gene-
El sexo se ha vuelto un producto comunica- rales– para acompañar el crecimiento de sus
cional y un elemento de comercialización hijos, expuestos a imágenes y contenidos
simbólica que los jóvenes consumen en tér- que no pueden procesar ni crítica ni libre-
minos de imágenes televisivas y erotizacio- mente.
nes múltiples. En este sentido, los jóvenes Esto significa que hay diferentes formas
que se sienten incomunicados –como el de recibir lo que los medios logran enviar. Y
protagonista de Nadar solo– suelen expresar que no todos los jóvenes “entienden” lo
una angustia muchas veces autodesvaloriza- mismo de los mismos mensajes: los adoles-
dora e incluso autodestructiva. La profusión centes que han logrado procesar informa-
de la información y sus medios no suelen ción familiar –producto de diálogos francos,
ser garantía ni siempre dejan espacio para abiertos y no dogmáticos u oscurantistas–
que la subjetividad juvenil logre expresarse. aparecen como más capaces de ligar la
Estos medios son los mismos que se inte- sexualidad a un comportamiento más sano,
rrelacionan con la cultura del ciberespacio, cuidadoso, responsable y al mismo tiempo
es decir el mail, el chat y los sites de Internet. más ligado al placer y a la vida.
Por el contrario, los silencios familiares o vas. Los peligros aparecen cuando descubri-
la carencia de recursos críticos disponibles mos que los conocimientos que tienen los
en la familia dejan librado a los púberes y jóvenes sobre la sexualidad aparecen como
adolescentes a una recepción de contenidos distorsionados. Aparecen también cuando
que pueden convertirse en dañinos por aso- el producto de esos desconocimientos o esas
ciar la sexualidad a diferentes patrones que desvirtuaciones permiten la proliferación de
hacen de la sexualidad algo ligado al dolor, madres adolescentes que han llegado a tal
la perversión, la suciedad, el machismo o estado por la ausencia de recursos educati-
simplemente la culpa y la vergüenza. En este vos escolares, familiares o simplemente por
sentido no es difícil asociar diferentes con- tradiciones culturales que desconocen el
ductas dañinas ligadas a la sexualidad: es planeamiento familiar responsable.
conocido que una educación sexual ligada a Se ahondan, incluso, cuando la carencia
la vida, a la belleza, a los sentimientos y al de recursos informativos y formativos –que
juego tiene más posibilidades de construir el propio Estado debe brindar junto con la
personas ajenas a comportamientos perver- colaboración de la sociedad civil y las fami-
sos. Por el contrario, la información sexual lias– deja el espacio abierto a males endémi-
–que muchas veces se encuentra disponible cos como el sida u otras enfermedades de
en forma libre y deshumanizada en diferen- transmisión sexual.
tes medios– supone altas posibilidades de
construir conductas ligadas al patriarcalis-
mo, la homofobia, la deshumanización de la
mujer, su constitución en objeto sexual y la
asociación entre violencia y sexualidad.
Es sabido que la sexualidad vivida con
vergüenza, en el silencio y en el ocultamien-
to, es más permeable a las conductas cosifi-
cadoras de los otros: cuando la sexualidad
está ubicada en el terreno de lo pecaminoso
y está ubicada en el territorio de lo infernal
es pasible de generar muchos más mons-
truos que cuando la sexualidad es vivida sin
complejos y ligada al placer y los sentimien-
tos de valoración de los otros.
Nuestra sociedad genera altos conteni-
dos de erotización. Eso en si mismo no
debería tener consecuencias sociales negati-
La escuela y la familia
23 Peter Davies, en “Student retention in further education: A problem of quality or of student finance?”, trabajo presen-
tado en la British Educational Research Association Annual Conference, University of Sussex at Brighton, 1999.
24 Susan Hallam y Frances Castle, en “Reducing exclusion from school: What really works”, trabajo presentado en la
Conferencia Europea de Investigación Educativa, Edimburgo, 2000. Una introducción al mismo puede consultarse en
http://k1.ioe.ac.uk/schools/leid/resch/BehavImpro.pdf
Muchas veces para los jóvenes el mundo Además, el sistema escolar no logra
escolar no está integrado al mundo que los demostrar, sobre todo a los sectores popula-
rodea. Sienten que se trata de dos mundos res, que el tránsito por la escuela garantiza el
diferentes. Por su parte, el sistema escolar acceso al mercado laboral, la movilidad
encuentra dificultades para integrar los social, ni el reconocimiento social por la
saberes que poseen los jóvenes o cuando los obtención de un titulo. El “éxito” se
integran lo hacen en el marco de condicio- encuentra cada vez más ligado al mundo del
nes de subalternización, cuando deberían deporte, la televisión o las nuevas tecnologí-
ser relaciones de negociación con los pro- as que suponen, en el mejor de los casos, un
pios jóvenes. Esta distancia se ahonda más aprendizaje informal desligado de la escuela.
porque la escuela no es el único espacio de El éxito económico, además, no está ligado
distribución del conocimiento y existen for- a la escolarización y su acceso puede o suele
matos dinámicos, rápidos y versátiles que ser asociado al comercio legal o ilegal, y/o a
logran imponer no sólo contenidos sino la vinculación con padrinos políticos o
metodologías de enseñanza/aprendizaje. delictivos.
Los medios de comunicación masiva y las La familia es otra de las instituciones que
tecnologías de la información y la comuni- se ve desestructurada por los cambios de la
cación proponen multiplicar las fuentes de modernidad tardía. En principio, la familia
saberes pero además disputan un espacio de como institución se ha complejizado al pro-
legitimidad con la propia escuela. poner formatos diversos de realización
Mientras los nuevos formatos ganan en como monoparentales, mixtas, cruzadas,
legitimidad frente a la escuela, ésta a menu- etcétera.
do suele desconocer las complejas realidades El ideal de familia contemporánea busca
de la sociedad contemporánea. Los jóvenes reducir la relación institucional, parental y
advierten en su cotidianeidad que los sabe- de reproducción económica dejando lugar a
res eficaces dentro del mundo se adquieren la función afectiva de la “pareja”. Al no ser
en contacto con los medios de comunica- ya un lugar de garantía de reproducción
ción y que la escuela no puede competir con social la familia deja de asegurar las funcio-
la riqueza simbólica que acumula Internet o nes de asistencia que garantizaba hace cua-
con la apertura al mundo que promueve el renta años. La búsqueda de la nueva familia
celular. En ocasiones la escuela también es que la socialización de los hijos sea com-
encuentra dificultades para abrirse a los len- partida con otras instituciones En esta
guajes estéticos de las imágenes, el video, el representación, la célula familiar se presenta
diseño, la historieta y la ilustración que apa- como débil frente a las demandas de la
recen compatibles con la sensibilidad ado- sociedad dinámica actual.
lescente.
El sistema escolar
suele contar con
herramientas
limitadas para
vincularse con las
culturales juveniles.
Los medios
¿Qué percepción se tiene de los “jóve- social y las jerarquizadas escalas de domina-
nes” cuando se les “dedica” un espacio, ción.
mensajes y/o consejo? ¿Se considera efectiva Señalar las formas que asumen las per-
la sistemática pedagogización informativa cepciones de algunos voceros sociales, y los
de la que es objeto el actor “joven”? ¿A qué dispositivos de nominación que se utilizan
tipo de juventud se le habla desde los legiti- –que de alguna manera incluyen y/o exclu-
mados megáfonos sociales? yen a diferentes sectores sociales– es impres-
Estas son algunas de las preguntas que cindible para explicar algunos de los proce-
remiten a una conjetura central: la existen- sos a través de los cuales se actualizan las
cia de un proceso de homogeneización dis- diferencias sociales y se establecen los crite-
cursiva destinada a estipular la normalidad rios de un “futuro de adulto exitoso” o, en
de lo que se considera juventud. su defecto, de una culpabilización social
Caracterización que es estructurada colecti- basada en una “marginalidad buscada y
vamente incluso con la colaboración (no merecida”.
consciente) de quienes de alguna manera Las instituciones que definen las “agen-
son víctimas de dichas clasificaciones. das” y los “problemas sociales” –en forma
Enunciaciones colectivas que disponen –o creciente desde los medios aunque también
intentan (dis)poner– maneras legítimas y desde la academia, los organismos estatales
modos censurados; estéticas aptas y gustos y las ONG– no poseen la capacidad totali-
inadecuados, transgresiones aceptables y zadora para disponer cómo se procesará o
rebeldías inadecuadas. definirá una situación ni qué se opinará
Formas que se instituyen mediante vio- sobre una problemática o una discusión.
lencias simbólicas específicas y que tienen Pero sí detentan la suficiencia para imponer
consecuencias significativas sobre aquellos la agenda de qué se debatirá, para asignar
agentes que no son considerados o visualiza- prioridades de discusión, su continuidad o
dos como jóvenes por no poseer los atribu- no en el mercado de problemas sociales e,
tos culturales que se esperan en dicho perío- incluso, para definir el tono en que se abor-
do vital. Al establecerse parámetros cada vez dará un tema.
más rígidos y “evidentes” de lo que debe ser El proceso de naturalización social referi-
un joven se potencian los distanciamientos do a “la juventud” ha sido promovido con
y las lejanías sociales, tanto simbólicas como énfasis evangélico por distintos empresarios
materiales, garantizando la reproducción morales.25 En los últimos años, desde reite-
25 Se denominan “empresarios morales” a aquellos voceros calificados que promueven posicionamientos pun-
tuales en temas que consideran relevantes por su alto contenido ético, espiritual y humanista.
mista y creativo, adaptado a las nuevas for- Una habitualidad donde la presión social y
mas de la imaginación gerencial y/o tecno- la incertidumbre por el futuro no tienen
crática. cabida. Un estado de la vida donde no hay
Cuando se habla de los jóvenes en las lugar para lo irreversible: todo puede ser
comedias familiares el imaginario de panta- solucionado –al ritmo de la decisión perso-
lla pone en acto una virtuosidad que supone nal– porque no existen condicionantes ni
la alegría de una fiesta sin compromisos, determinaciones lo suficientemente fuertes
una cotidianeidad libre de gravedades y tor- como para vencer la libre voluntad de los
mentos cotidianos. Son pintorescos cuando agentes.
de la moda y el diseño se trata. Nunca son En ese marco, del voluntarismo más
retratados como sujetos de relatos colecti- ingenuo, todos los personajes jóvenes son
vos. Son congelados en la pasión de entre capaces de lograr el éxito, porque ven en la
casa o en las “locuras” de un amor adoles- educación una garantía de futuro promiso-
cente, inconformista, celoso, posesivo y rio al permitir el acceso a la competitividad
condicionado por el malentendido perma- necesaria para el futuro venidero. La única
nente: la confusión y el desencuentro “amo- forma de vida pública que se representa es la
roso” aparecen como el máximo de aventu- que remite a la publicitación de la vida pri-
ra accesible. vada. En esta intimidad “publicable” no se
Siempre están contenidos por un núcleo manifiestan las discriminaciones familiares,
familiar para el cual el mundo de la necesi- la violencia, el disciplinamiento forzado ni
dad y las carencias raramente se hacen pre- las diferencias generacionales como presen-
sentes. Un mundo autorregulado donde el cias o problemas: todo es evidencia y natu-
trabajo –cuando aparece– es un tiempo más ralidad “democratizada”. Amor filial sin
dispuesto para la proliferación de enredos relaciones de dominación.
que una carga habitual exigida por la super- Lo que el imaginario exhibe no es el con-
vivencia. Enredos vertiginosos, como el flicto sino los fundamentos estabilizados
expresado en la película Corre, Lola, corre, que lo hacen posible: la propuesta de una
donde el sentido tiene el carácter de una docilidad femenina axiomática. La mujer
rápida carrera hacia la nada. joven, moderna tiene trazado un camino
Cuando se habla del “joven legítimo” su propio, pero en última instancia pondrá por
hogar no posee desocupación. Pero cuando delante los intereses de lo que es “su” insti-
existe –y el joven transita por él– no es más tución de pertenencia primigenia: la fami-
que el resultado de la consuetudinaria y lia, y junto con ella los atributos contiguos;
consentida holgazanería de un “loco lindo”. la emoción, la maternidad, la sensibilidad,
Una realidad donde no se representa el can- etcétera.
sancio o es sólo el producto de los enredos.
26 No hay mayor garantía de dominación que la que provee una sosegada idea de dominio alcanzado. Cuando
el inmovilismo trivial del presente eterno se instaura se hacen más fuertes los lazos de dependencia –las
estructuraciones sociales de las percepciones y de las prácticas– que condicionan a la pasividad.
tica en la década del 50 con énfasis reforma- joven. Dictaminan y trazan las fronteras
dor (“la necesidad de encaminar a la juven- entre los verdaderos jóvenes y los otros: sim-
tud”) y en ocasiones con asombro expectan- plificación binaria que dispone de un lado a
te: “las nuevas generaciones vienen a poner los sobrios cultores de las conductas compe-
al día la historia”. Desde esta última pers- titivas que el mercado promueve (a quienes
pectiva –presente sobre todo a mediados de permite “el recreo y la irresponsabilidad
los años 60–, se visualizaba a los “represen- adolescente”). Frente a ellos –responsables y
tantes de lo nuevo” como los artífices de culpables de la discriminación a priori de la
vanguardias estéticas y políticas. que son objeto al no acceder a los capitales
Hoy se difunden perfiles menos trascen- catalogados como imprescindibles para ser
dentes: los jóvenes aparecen como los trans- definidos como jóvenes– son ubicados los
gresores que permanecen en moratoria y exponentes de la violencia, el crimen urba-
suspensión de responsabilidades hasta tanto no, los dealers27 de esquina, el estigma de
se acomoden orgánicamente a las regulari- vereda, el indiferente, el apático, el compul-
dades sociales. Por su parte, en los progra- sivo tomador de cerveza o el noctámbulo
mas de debate de actualidad se identificaba displicente. Sólo queda ser lo que se espera
a los jóvenes como los destinatarios de dos que se “sea” para que el círculo de la domi-
tipos de políticas. La primera de ellas exhor- nación muestre las evidencias de la culpabi-
ta a la imposición de una ortopedia pedagó- lidad de la propia víctima.
gica necesaria ante los siempre tentadores Un joven así constituido puede rechazar
caminos del “abismo”: las malas compañías, el espejo que se posiciona frente a él. Puede
las prácticas comunitarias, las drogas, la autodesvalorizarse frente a lo que no puede
negación de las instituciones familiares; y, alcanzar. Puede percibir el reconocimiento
sobre todo, el “mal ejemplo” de las juventu- social de un “ajuste” con sus aspiraciones y
des de los años 60 y 70. La segunda convo- percepciones. Puede “quedar afuera” y negar
ca a la alabanza técnica e instrumental ante la legitimidad desde donde se construye
unos individuos promisoriamente compe- dicha imagen. Puede suponer, incluso, estar
netrados con las nuevas tecnologías de los por fuera al desconfiar de las emisiones que
negocios y la competitividad del mercado. intentan pautar la tipología válida de ser
Estos rasgos intentan instituir una defi- joven, sin verse sometido a sus dispositivos
nición y unos atributos de lo que es ser de premios y castigos. Pero no puede ser
La ciudad de la juventud
28 Entendemos por espacios “público-privados” a aquellos lugares que ofrecen una fachada de libre acceso
pero que sin embargo están asentados sobre la base de diferentes mecanismos de exclusión: materiales, socia-
les, simbólicos, etcétera.
que ha sido nominado como “desterritoria- territorios están marcados por zonas propias
lización”, contribuyendo a la conformación y enemigas. Por lugares transitables y luga-
de una nueva simbolización urbana que res prohibidos.
posee originales patrones de registros imagi- Esta percepción profundiza la sensación
narios.29 paranoica de “defensa y apropiación” vio-
Otro factor a tener en cuenta es el fenó- lenta del territorio generando en ocasiones
meno de globalización que tiende a planifi- conflictos por su ocupación o por la domi-
car ciudades similares, calcadas sobre la base nación del mismo por parte de diferentes
de un patrón singular al costo de desvirtuar grupos juveniles. Las “marcas” territoriales
las particularidades y los patrimonios cultu- son asumidas, sobre todo durante la noche,
rales que se han emplazado en ellos. Al como pertenencias simbólicas, como luga-
mismo tiempo se produce una profunda res para dibujar graffiti o demostrar una for-
fragmentación y descentralización de los taleza espacial.
espacios, y con ellos de las referencias de sus El tiempo, al igual que el espacio, tam-
habitantes: ya no hay un “centro” único en bién esta condicionado culturalmente. En
el que confluyan y se integren las diferentes las últimas cinco décadas el tiempo libre se
perspectivas espaciales sino que cada “tribu” ha industrializado y los consumos culturales
se desplaza por entornos limitados.30 urbanos se han diversificado en forma cre-
Al mismo tiempo, los territorios se cons- ciente, generando profundos cambios en las
tituyen en emblemas o estigmas identifica- formas en que se perciben e interpretan las
torios: hablan de distinciones y de discrimi- temporalidades ligadas a su uso. Tanto las
naciones, no ya de referencias urbanas ofertas como las prácticas y las formas sub-
“transitables”. En síntesis: los espacios urba- jetivas de vivir los tiempos individuales y
nos poseen cada vez más fronteras discrimi- grupales han visto profundos cambios.
natorias, generan mayores necesidades de Las tendencias internacionales han gene-
identificación y pertenencia y al mismo rado “maneras” más o menos legítimas de
tiempo mayor sensación de ajenidad. Los vivir los tiempos no productivos. A nivel
29 La “desterritorialización” es, según Néstor García Canclini: “La pérdida de la relación natural de la cultura
con los territorios geográficos y sociales” (véase: Culturas híbridas, Editorial Grijalbo, México, 1990, p. 288).
Este proceso genera, entre otras derivaciones, la segmentación del territorio al parcializar los centros, otorgan-
do a cada sector social un “centro” particular y evitando de esa manera, en un mismo espacio urbano, el con-
tacto entre diferentes clases o grupos sociales.
30 Tomamos la categoría de “tribu” de Michel Maffesoli, El tiempo de las tribus, Icaria, Barcelona, 1990. Remite
a la conformación de grupalidades que tienen una gran mutabilidad y obsolescencia temporal y que, al mismo
tiempo, participan de relaciones guiadas por liderazgos naturales donde lo emocional tiene un rol fundamen-
tal en la configuración de los vínculos.
familiar, por ejemplo, los cruces entre obligación de un uso sistemático y respon-
padres e hijos se han visto alterados por sable de los tiempos laborales, la masculini-
temporalidades cada vez más limitadas por dad ha sufrido un golpe desestabilizador al
variables generacionales: existen tiempos tener que adaptar los mandatos de jefe de
específicos para los niños, para los adoles- familia a la posibilidad de que la mujer con-
centes y los jóvenes. Tiempos vertiginosos tribuya más decisivamente en el manteni-
para los jóvenes –como en el caso de Corre, miento del hogar.
Lola, corre– y tiempos carentes de sentido En este marco, el ocio, juntamente con
como en Nadar solo. Tiempos para la bús- los “tiempos muertos” del desempleo o el
queda del sentido, como en A los trece o subempleo, han generado una serie de
tiempos en los que la ciudad quiebra la tem- ambigüedades y angustias de organización
poralidad semiurbana de la casa de la infan- cotidiana que han tenido como víctima a
cia de Caterina. todo el núcleo familiar y especialmente a los
La correlación entre los géneros también hijos.
ha visto mutaciones relevantes: en determi- Con inversión denodada, sin embargo,
nados sectores sociales –seguramente no en se trata constantemente de “aprovechar el
todos, aunque esto sólo ya sea un índice de tiempo”, de dotar la vitalidad de un “apro-
cambio– es considerado aceptable que las vechamiento”, de una utilidad marcada por
mujeres dispongan temporalidades particu- la medida exacta del cronómetro. Lo que el
lares. Esta utilización diferenciada ha confi- taylorismo laboral supuso en el siglo XIX,
gurado nuevos tipos de sociabilidad femeni- como patrón taxonómico de regulación cor-
na que seguramente recién en los últimos poral, el tiempo libre actual lo asume como
dos decenios podemos percibir con clari- tendencia, como efectividad, como buen
dad. uso del tiempo. Las reglas mercantiles de
Las configuraciones familiares relaciona- intercambio, el mercado, se expresan así
das con la organización temporal también como ritual de uso temporal: superexplota-
han sido atravesadas en el último lustro por ción de las temporalidades íntimas (incluso
la precarización laboral, que ha afectado a nivel de las prácticas sexuales), carrera por
básicamente a los hombres. Criados con la un futuro regular y constante, y subjetivida-
des corridas por la velocidad de una econo- y su estabilización en una jerarquía donde
mía vital ortopedizada. no hay lugar para la reflexividad o el cues-
¿Qué supone esta hegemonía temporal, tionamiento de las condiciones de posibili-
este súper yo incuestionado? ¿Cómo se pro- dad de toda objetivación (artística, científi-
cesa o se decodifican sus mandatos? ¿Cómo ca o emotiva); lo lúdico, la economía
sus palabras se hacen carne en la vida coti- emocional y la creatividad comparten un
diana? Iniciar los ensayos de una respuesta rasgo común enfrentado a las temporalida-
supone comprender la capacidad regulado- des pragmáticas dominantes: la ausencia de
ra de una política (o una anatomopolítica, fin como precondición; la ausencia de cro-
al decir de Foucault) de la regulación; un nograma. ¿Significa acaso que todas las sub-
autocontrol interiorizado que impide dis- jetividades están atravesadas por las mismas
frutar –incluso aunque sea presente conti- variables de economía temporal o su equiva-
nuo de la noche sin futuro–, abandonarse lente –postulado como rechazo– de presen-
en la temporalidad construida desde las te continuo? No. Las subjetividades poseen
necesidades particulares. Autocontrol que capitales diferenciados que pueden o no
muchas veces es la expresión vulgar de un resistir, enfrentar, procesar, o someterse a las
equilibrio mundano. reglas del juego temporal.
Supone comprender los efectos de limi- Los condicionamientos sociales nunca
tación a la creatividad, porque su timing no asumen el valor de la determinación. Las
es mensurable, no es el resultado de una socializaciones dominantes siempre ofrecen
previsión temporal (aunque se le puedan flancos de objetivación y reinterpretación.
obviamente dedicar “horas”). A diferencia Pero esta potencialidad no dice nada acerca
de las rutinizaciones postuladas como único de su existencia como factor de producción
orden, la creatividad reclama (busca) lo que de prácticas y conductas. No dice nada acer-
no se tiene, lo que parte de lo creado para ca de su existencia como pauta, mito o
ser otra cosa, lo que no se sabe (y por lo ritual. Habla simplemente de lo instituido y
tanto no se sabe “cuándo” se encontrará o de los intersticios. Mientras que la lógica de
siquiera si se encontrará). Y eso exige el los ritmos temporales reclama un uso esta-
juego –no importa si sistemático o aleato- bilizado, su renuncia supone costos, dife-
rio, no importa si obsesivo o indiferente– de renciaciones e incluso (auto)exclusiones.
la imprevisibilidad; de lo que todavía no Paul Virilio comenta en varios de sus
existe. ensayos que la aceleración y la velocidad son
Por el contrario, las inversiones tempora- las características epocales más significativas
les utilitarias (“el tiempo es oro”) son anun- de nuestra modernidad. La aceleración es el
ciadoras cerradas: necesitan el fin como resultado de la obsolescencia creciente de los
principio, como corte, como mensurabili- momentos: existe una inflación de la tem-
dad de inversión. Reclaman la planificación poralidad y su velocidad multiplica las
plo la práctica (no profesional) de deportes, En el seno de las redes familiares las
la concurrencia a espectáculos, los paseos o demandas se ven cruzadas por un producti-
las salidas nocturnas no preconcertadas. El vismo eficaz que exige a los hijos constantes
ocio supone una serie de actividades infor- esfuerzos de formación/preparación/sociali-
males caracterizadas por una serie de zación no institucionalizada para un futuro
encuentros no previstos. donde el tiempo asume las veces de un hori-
Otro de los fenómenos recientes es la zonte darwiniano apto para los más capaces.
creciente cercanía y yuxtaposición entre los La computadora ocupa el lugar –aunque sea
tiempos dedicados al trabajo (los tiempos utilizada únicamente para juegos reiterati-
regulados/productivos) y aquellos que his- vos– de los saberes necesarios y los tiempos
tóricamente merecían una dedicación autó- libres bien utilizados. La publicitada supe-
noma: el tiempo libre y el ocio. Si el trabajo rexplotación solemne de la temporalidad
remitía a una esfera más o menos pública, infantil se postula como ortopedia básica de
su contracara, las temporalidades liberadas control emotivo. Se trata de forjar handicaps
de las obligaciones, reenvían su problemati- en una guerra por saberes que pueden con-
zación a la interrogación de lo privado. seguirse a mayor velocidad.
Mientras estas fronteras se hibridan crecien- El tiempo asume la forma de la inversión
temente, los sujetos aparecen atravesados primordial, y el ocio contemplativo, relacio-
por la ambigüedad de su tránsito. nal, emotivo, deja paso a nuevas formas de
El trabajo invade crecientemente la pri- tiempo libre productores de jerarquizacio-
vacidad, y la intimidad se hace transparente nes y exclusiones. Su otra cara, el transcurrir
detrás de una publicitación especular. La de un presente continuo donde lo impor-
vida privada de los “famosos” se expone tante –como rechazo juvenil– asume un
como placer visual voyerista, y la modeliza- transcurrir sin esperanza, se postula como
ción corporal correlativa demanda cada vez una alternativa de indiferencia frente a la
más cuidados –y tiempos– de gastos estéti- demanda acumulativa e instrumental. La
cos: las inversiones en las presentaciones noche se presenta como uno de los “lugares”
mundanas se hacen cada vez más importan- más adecuados para oponerse (sin oponer-
tes en el ocio público. Los capitales corpora- se) a esta manifestación instrumental. Es la
les son evaluados milimétricamente con una cotidianeidad sin fin. El presente perpetuo.
serie de parámetros cada vez más exigentes y La ausencia de esperanza. Frente a tanta pla-
jerarquizados. Las huellas de las pertenen- nificación estandarizadora muchos jóvenes
cias sociales y simbólicas se hacen cada vez asumen una resistencia que no deja de ser
más sutiles e iniciáticas: la producción cor- funcional –como consecuencia no querida
poral del tiempo libre funda así una nueva de la acción– del productivismo temporal.
serie de exigencias estandarizadas y medi- No fundan otras temporalidades, las inmo-
bles. vilizan.
En las últimas décadas esta temporalidad planifican con esmerada dedicación –inclu-
del ocio ha sido mercantilizada en forma so con meticulosidad– sus entretenimien-
creciente hasta imponer modos de utiliza- tos, encuentros, salidas y diversiones.
ción y gustos, dando lugar al desarrollo de Esta “inversión emotiva” hace que dis-
una industria de la diversión nocturna que tintos grupos, y especialmente aquellos que
ha rutinizado los usos y consumos. Dicha son considerados jóvenes, tengan la exigen-
mercantilización impuso géneros, músicas y cia (y el permiso) de salir a exhibirse, de ser
locales específicos para que cada grupo se parte de un escenario específico en el que
identifique. Existen locales para los cultores sean tenidos en cuenta, mirados, admira-
del rock pesado, ámbitos para las bandas dos; en síntesis, valorizados. En dichas sali-
under, bares de punks, boliches de tecno, de das nocturnas –y en toda la gama de activi-
rock, de marcha, etcétera. La industrializa- dades que caracterizamos como ocio–, se
ción del ocio fue eliminando cada vez más intentan maximizar (legitimar, conseguir,
la creación individual del ocio, la posibili- mejorar), no siempre en forma consciente,
dad del contacto con el diferente. los beneficios del lugar que se ocupa en la
A pesar de que la temporalidad sobre la sociedad, exponiendo valores mundanos
que está montado el ocio supondría una (gustos, estilos; el tener clase) y señales de
negación del tiempo disciplinado, la noche fortaleza social que concedan una acumula-
no parece ser vivida con la displicencia que ción de juicios positivos por parte de los
esta máxima aconseja. De alguna manera, otros.
los productos de diversión fabricados para En las dos últimas décadas, durante las
gustar consolidan una percepción del tiem- noches, han proliferado y se han fragmenta-
po que no parece ser diametralmente opues- do las formas de acreditación simbólica y de
ta, ni peligrosa o “disfuncional” a la noción reconocimiento (de “prestigio nocturno”) a
dominante del tiempo. La noche tiene sus través de la puesta en funcionamiento de
apuros, sus ansiedades y afanes medidos por múltiples artilugios –muchas veces fabrica-
un reloj, sus llegadas temprano y sus llega- dos en y para la noche y otras tantas
das tarde. Las salidas nocturnas son viven- “importados” de la temporalidad diurna–,
ciadas con una gran excitación por amplios como la indumentaria, la palabra (su pro-
sectores de la población juvenil, quienes nunciación, acento y sus modismos), las
posturas corporales y/o la posesión de deter- actualidad”, “del corazón” o en las de “inte-
minados saberes. Unos se distinguen de rés general” se reproducen insistentemente
otros por conocimientos (que son simultá- las imágenes de las noches brillantes de la
neamente valores, estéticas coherentes y alta sociedad y de la farándula del espectá-
homologables entre sí). En ciertas ocasio- culo político y/o televisivo. La vida social se
nes, sólo aquel que está conectado con lo espectaculariza y se publicita bajo las luces
que sucede, con lo fashion es quien puede estroboscópicas de los salones de las fiestas
cruzar las puertas de entrada a un “nosotros” privadas y los boliches. La “actualidad” de
feliz, divertido, privilegiado. estas revistas es en gran parte la novedad de
Las salidas nocturnas se han convertido la noche. Un alto porcentaje del centimetra-
en una actividad para competentes, para je total de las imágenes que aparecen en
preparados o iniciados. Para gente que éstas exhiben los vestidos de noche y las
puede decodificar señales, entender lengua- sonrisas nocturnas de la ciudad.
jes o reconocer ritmos y locales bailables. En forma coherente con esta difusión, la
Parecen ser, también, un ritual compulsivo noche es asociada con la temporalidad
regido por un mandato cultural que los donde se constituye la diversión y la alegría.
medios de comunicación masiva (MCM) se Salir, lejos de la familia y de los signos
encargan de potenciar y reforzar al sugerir que recuerdan la cotidianeidad. No agru-
su trascendental importancia y su carácter parse en determinados boliches es vivido –y
imprescindible en la constitución de toda sufrido– como una condena a no poder
afectividad, amistad o sociabilidad. Los relacionarse con los coetáneos. Una priva-
MCM sugieren la ropa que se debe usar de ción o amenaza de ser catalogado como
noche y extraen sus estéticas de las utiliza- analfabeto en relación a los códigos munda-
ciones e indumentarias de los sectores nos, la socialidad “alegre”, “lo bueno de la
dominantes. vida”, etcétera. Salir las noches de los fines
Los MCM escenifican en las videoimá- de semana es significado como la posibili-
genes y en la gráfica del “jet set de la alegría” dad de contacto e identificación con otras
las fiestas nocturnas de las elites. Retratan y personas que comulgan con estéticas u
reproducen los lugares bailables considera- “ondas” similares.
dos “de onda”, a la vez que aconsejan cuál es Los locales nocturnos brindan el escena-
la ropa elegante y las formas de comporta- rio para este intercambio: juegos de luces
miento para brillar en un mundo que se que irradian y cobijan un clima de ilusiones
muestra como perfecto. Un mundo cuyas y seducciones en el marco de una tempora-
particularidades son el entusiasmo, el des- lidad –supuestamente rechazante de la
borde, la alegría: el encanto de la seducción inversión productiva– cuyo transcurso pare-
y del éxito mundano. En las revistas “de cería no admitir pasado ni futuro. Un “pre-
Esta suspensión de las responsabilidades Las tribus se saben miradas por los medios
que ha sido catalogada como una “moratoria (y por lo miedos sociales) y ejercen una refle-
juvenil”, supone un contacto y un nexo con xividad intuitiva frente a esa visibilidad. En
quienes otorgan tal autorización. Vínculo este monitoreo de los medios, de la adverten-
que queda expuesto en las espectacularizacio- cia represiva de los adultos y de la resistencia
nes estéticas que acompañan los usos que de ambigua a las percepciones sensatas de la cul-
la ciudad hacen estos grupos, y en los meca- tura productivista de sus padres es donde se
nismos comunicativos que en ocasiones se juega la inversión más evidente. La afirma-
convierten en expresiones valorativas de la ción social más exitosa aparece básicamente
sociedad. como el producto de una identidad nombra-
Manifestaciones que no dejan de frag- da por el respeto, la atención o el miedo de
mentarse continuamente, y que a pesar de su los otros.
rápida obsolescencia colaboran en la produc- Entre estas tribus aparecen dos que por su
ción de sentidos que van dejando huellas vinculación con la violencia han trascendido
tanto en las prácticas que realizan como en las simbologías y han pasado a estar en las
las formas en que los distintos colectivos agendas de las políticas represivas o sociales.
entienden el mundo que los rodea. Los punks y los skinheads tienen su origen en
Los ademanes de las diferentes tribus rin- Liverpool, Manchester y Londres.
den culto y promocionan imágenes salvajes Todas estas tradiciones de socialización
de sí mismos como forma de diferenciación juvenil evidencian la existencia de un campo
del mundo adulto, al que inscriben crítica- simbólico específico en el que se constituyen
mente en el mundo de la sensatez y el equili- valoraciones y reconocimientos de signos,
brio. Por su parte la imagen social hegemóni- músicas y todas las demás formas de capital
ca visualiza las tribalidaes juveniles como simbólico eficientes dentro de él. Campo que
movimientos moralmente disruptores difun- supone, por lo tanto, la existencia de un espa-
didos en lapsos de irresponsabilidad inicial- cio juvenil relativamente autónomo, que
mente tolerada o estigmatizada. tiene su génesis aproximadamente en la déca-
Frente a las visiones que los adultos y los da del 60, cuando la categoría “joven” asume
medios pretenden hacer de ellos las distintas atributos demográficos y generacionales de
grupalidades juveniles ejercitan ensayos de diferenciación e incluso de oposición a lo que
autoetiquetamiento expresivo, orientados a se supone como el mundo de los adultos. A
convocar provocadoramente la mirada públi- partir de este decenio las producciones difun-
ca con un doble objetivo: competir por el didas por las industrias culturales y orienta-
reconocimiento social que les es negado de das a estos grupos etarios empiezan a ser cre-
otra forma y disputar –en el interior del ación específica de grupos juveniles.
mundo juvenil– la visibilidad en la pantalla Esos colectivos generan formas de rela-
mediática, dispuesta como signo urbano. ción que permiten escenificar pertenencias y
referencias. Permiten también acceder a las los mismos adolescentes buscan para impo-
miradas públicas, a ser reconocidos y obser- ner la existencia social que les es negada
vados. Permiten, y esto es probablemente lo durante la moratoria: las tribus necesitan de
más importante, tener existencia social para los periodistas y los medios para subsistir
“los otros”, para los adultos. La observación como fenómeno social.
de las instituciones sociales aparece garantiza- La ubicación dentro del escenario social es
da por la indignación que producen algunas también el resultado de disputas cronológicas
marcas, el body piercing, el desorden, los gri- por esa atención pública. Se trata no sólo de
tos y el salvajismo provocador o el hedonis- ser la auténtica tribu moderna sino también
mo que expresan y que buscan denotar. de competir con los imaginarios juveniles
Estilos que inicialmente se dan por pares pasados que vuelven constantemente y retro-
dicotómicos centrales, como mods versus alimentan las prácticas y los consumos juve-
rockers; hippies y stones o skins versus punks. niles presentes.
Separaciones que en la actualidad asumen El peso de las subculturas juveniles ante-
un carácter más fragmentario de tribalida- riores –sea la generación del 60, los hippies o
des e hibridaciones diversas, coherente con cualquier otro remedo de historia grupal
los procesos de desintegración social impe- “exitosa”– pone en evidencia la necesidad de
rantes.31 Estas múltiples tribus urbanas redoblar la apuesta salvaje: la ciudad verá así
poseen ideologías débiles, percepciones del transitar imágenes provocativas que se postu-
mundo que les permiten posicionarse en el larán como la expresión cruda de grupos que
presente más que en un proyecto, sentidos disputan su trascendencia no sólo con la
comunes que los hacen percibirse como racionalidad productiva de los adultos sino
guerreros urbanos amparados por sus ritua- también con otros movimientos juveniles
les y pasiones musicales. pretéritos que amenazan eclipsar la trascen-
La búsqueda de la publicitación y la con- dencia historizable de los presentes.
vocatoria a la convergencia de miradas no es La voracidad temporal característica de
ajena, además, al proceso de mediatización estas grupalidades juveniles (consistente en
social que suele espectacularizar con lentes de disfrutar un presente continuo ajeno a la
pánico moral el destino y las acciones de las temporalidad productiva del trabajo) se rela-
futuras generaciones. Los medios no sólo ciona con la sensación de vacío que perciben
dramatizan el “peligroso” destino de la juven- en la lógica de la aceleración –y expulsión–
tud sino que instituyen tribus al darles reco- del consumo. La emocionalidad comunitaria
nocimiento social. Reflejo videograbado que enfrentada al contractualismo de los “socios”
31 El concepto de tribu urbana se encuentra desarrollado en Michel Maffesoli, El tiempo de las tribus, Ikaria,
Barcelona, 1990, y hace referencia al hecho de compartir tiempos sin objetivos prefijados, con el solo objetivo de una
empatía compartida, es decir una “economía emocional” que tiene como temporalidad un presente continuo.
Tribus
raza aria. Cultivan la música Oi! que meló- El concepto de Oi! lo asocian a una cul-
dicamente se acerca a los estilos sincopados tura de “pureza” y de lucha contra diferen-
y rápidos del hardcore. tes tipos de enemigos, entre los que sobre-
salen las minorías nacionales, culturales o
religiosas como gitanos, coreanos, judíos,
travestis, bolivianos o aborígenes. Dicen
ser nacionalistas, defender la supremacía
blanca y también tienen una relación con-
flictiva con inmigrantes, grupos punks,
hippies, artesanos y militantes de izquierda.
Durante los años 90 se percibió un peque-
ño crecimiento de estos grupos en algunas
grandes ciudades latinoamericanas –con-
comitantemente con el crecimiento de
procesos migratorios internos dentro del
subcontinente–, llegando a generar accio-
nes de violencia en algunos recitales al aire
libre y plazas públicas.
Kaos
Acaso no recuerdas en el 77
A todos los skinheads en su máximo esplendor general de lo actuado por un grupo de
Una mueca en su cara, buscando siempre lucha ellos. Implica además cuestionar los
Buscando siempre acción discursos discriminatorios que no son
Vuelven los skinheads, otra vez las botas sólo juveniles aunque utilizan como
Y al que se nos cruce lo vamos a destrozar fuerza de choque a este grupo etario.
Somos la vieja estirpe y os vamos a matar Supone, también, insertar dentro
Desde Londres la potencia resurgió
del sistema educativo y de los debates
Y en todo el mundo el skinhead floreció familiares el reconocimiento de las dife-
Orgullosos y honrados de su condición rentes tribus juveniles, sus característi-
Violentos y agresivos, luchando por la Oi! cas y sus proyecciones, desmontando la
Vuelven los skinheads, otra vez las botas creencia vulgar de que todo agrupa-
Y al que se nos cruce lo vamos a destrozar miento juvenil es de por sí peligroso.
Somos la vieja estirpe y os vamos a cojer Así, es posible, al mismo tiempo, valo-
Somos la vieja estirpe y os vamos a matar rizar aquellos rasgos culturales que por-
Skinheads! Skinheads! tan estandartes artísticos, solidarios y
expresivos donde lo humanitario, lo
Vuelve la banda, caos en la ciudad equitativo, lo erótico y lo pacificador
Skinheads en todas partes, skinheads en el bar
Skinheads unidos, en las huelgas a luchar
tienen un lugar, una proyección en los
Skinheads en paro, caos en la ciudad sujetos y una utopía de realización
comunitaria.
Caos, Caos, Caos! Don´t give a toast! Pero quienes se incorporan a los
grupos skin demuestran que el recluta-
miento de jóvenes a sus filas se produce
de preponderancia frente a los otros y como resultado de la carencia de referentes
“comprueban” que son alguien en el adultos confiables y creíbles; por la incapa-
mundo. Desprecian intuitivamente toda cidad familiar para generar un tránsito
diferencia y configuran el mundo como un adecuado de la pubertad a la juventud; por
lugar jerárquico donde hay dominantes y la canalización de ideologías discriminato-
dominados, ubicándose ellos en el lugar rias incorporadas durante la infancia, y por
supremo. Creen que la desaparición de las la necesidad de contar con un grupo de
jerarquías y la aceptación de las diferencias pares que brinde seguridad, confianza, res-
constituyen un peligro indudable para su paldo y defensa frente a un mundo al que
existencia social. consideran violento y al que hay que
Los hechos recientes y la larga lista de –suponen– enfrentar con violencia.
violencias urbanas practicadas por estos El caso de los skins asume la particulari-
grupos exigen en principio diferenciar las dad de un colectivo que suele tener un pro-
tribus y no culpabilizar a los jóvenes en grama de largo plazo, es decir un proyecto
Los raperos tienen origen en grupos afro- Los skaters nacen como tribu juvenil a
americanos del barrio neoyorquino del principios de los años 80, en EE.UU. En
Bronx. Su ropa busca ser llamativa y se asocia este caso el look responde a la comodidad
a las estéticas del béisbol y del básquet. necesaria para jugar son el skate y se los se
Suelen ejercitar la práctica de pintar graffiti los reconoce por una indumentaria muy
en las paredes y se los reconoce por los panta- similar a los hardcore aunque con menos
lones y las camisetas amplias y de colores bri- tatuajes y piercings. Usan unos pantalones
llantes. Disfrutan de exhibir anillos en enormes y camisetas holgadas, llevan gafas
muchos de sus dedos y ejercitan una estética oscuras y realizan diferentes actividades al
musical ligada al hip hop (heredera del soul y aire libre como el snowboard además de
del funky), generando un tipo de danza -el deportes de riesgo. La música se emparien-
breack dance- de estilo cadencioso, rítmico, ta con el hardcore y tienen lemas individua-
plástico y gimnástico. listas muy internalizados que escriben en
El rap celebra el baile Ligados a una poética discursiva provo- sus patines. En la Argentina, el grupo
y la improvisación cadora, improvisada, en ocasiones racista musical que más los representa es Los
callejera. Sus letras
reivindican el barrio, (contra los “blancos”), machista y violenta. Natas.
los graffiti y los Por estar muy ligados al territorio, sus El rock barrial es heredero de las mixtu-
colores brillantes.
enfrentamientos se relacio- ras musicales del rock nacional y de la neo-
nan con la ocupación simbó- territorialización que implicó el confina-
lica de la ciudad: sus enemi- miento de amplias masas juveniles en los
gos suelen ser los rockeros, barrios populares. Así nació un movimien-
punks y subgrupos latinos, to híbrido, en los años 80, que mezcló tra-
además de disputarse en el diciones punks con murga rioplatense y
interior de la propia subcul- folklore latinoamericano. Tanto los
tura, a veces en términos de Redondos de Ricota, de la zona de La
violencia delictiva. Plata, como Los Piojos, Ataque 77 o
En la Argentina existen Bersuit Vergarabat configuran una escena
bandas de hip hop -que local que es tributaria de la resignificación
hacen rap- como La Plebe, que se realizo en la Argentina de las dife-
Illya Kuriaky and the rentes corrientes estético-musicales llega-
Valderramas, The Platform, das de los países centrales.
Profethas, Monasterio, Clan Los raveros son los integrantes de las
Caraza, Sabios Escritos y grupalidades que participan en fiestas
Doble H, en la ciudad de donde la música dance y tecno tienen un
Córdoba. rol fundamental. Dichos géneros son dis-
torsionados, mezclados e interpretados por
disc jockeys que mixturan y mezclan los do. Lo superficial, afirman, es la forma en
temas otorgándoles una impronta original que se puede presentar lo profundo.
a las músicas generalmente realizadas por Entre los ritmos más difundidos en la
compositores en formatos digitales última década, el de la llamada música tro-
mediante computadoras y no con instru- pical –cumbia romántica, cuarteto y cum-
mentos musicales. Los partícipes de las bia villera– es el que más ha acrecentado
reves suelen bailar muchas horas y sus par- sus ventas y ampliado sus mercados. Los
ticipantes pertenecen generalmente a los locales identificados con este género, que
sectores medios. Suelen ser cultores de una en 1980 no superaban la decena en la
corporalidad “brillante”, disfrutan de la Capital y el conurbano, han alcanzado
cultura del world urban (tolerancia étnica, actualmente la cifra de 220 salones. Luego
sexual y estética), del diseño, las TIC y las de la tragedia de Cromagnon, la cantidad
mezclas, hibridaciones y combinaciones. de locales se ha reducido y se han multipli-
Las raves tienen su origen en Alemania, cado los bares con difusión musical en vivo
Holanda e Inglaterra y se desarrollaban que terminaron sustituyendo parcialmente
durante los veranos (se las denominaba las a los grandes locales bailables.
“fiestas de los veranos de amor”, y algunos El movimiento que aglutina al género
de sus participantes solían –o suelen– tropical, y cuyos cultores son denominados
acompañar el baile con el consumo de dro- bailanteros, cumbieros o villeros, tiene
gas como éxtasis y abundante agua, gaseo- como origen la cumbia centroamericana
sas o alcohol. hibridada con géneros folklóricos locales,
En los raves se consumen bebidas inteli- como la polca. La denominación “cumbia
gentes (smart drinks) hechas a base de villera”, por su parte, surge en nuestro país
jugos naturales a las que se les agrega fena- para identificar a una música cuyos intér-
linina, calcio, zinc y carbohidratos; tam- pretes y letras pertenecen al mundo de las
bién bebidas energizantes (energy drinks) a “villas de emergencia”, grupos poblaciona-
base de cafeína concentrada. La estética de les que se caracterizan por el bajo nivel
preeminencia remite al mundo fashion. socioeconómico y la marginalidad socioe-
Usan anteojos de colores para ir a bailar, conómica, cultural y educativa, acrecenta-
ropas de marcas reconocidas y reivindican da en los años 90, y articulada con los con-
la fiesta de la vida y la juventud. sumos adictivos.
Comparten modismos andróginos y bise- Es un género musical que comienza a
xuales, se identifican con diversas discipli- escucharse alrededor de 1996; sus primeros
nas artísticas, del diseño y de toda actitud grupos fueron Amar Azul, Ráfaga y La
que premie el formalismo. No consideran Cumbia, con intérpretes como Gilda,
que lo superficial sea opuesto a lo profun- entre otros. Pero es Pablo Lescano quien
Somo' estafadores
piratas del asfalto
todos nos conocen
por los reyes del afano.
El capital de la autenticidad
32 La lógica de los procesos de diferenciación y distinción están explicados, tipologizados, descriptos y anali-
zados en Pierre Bourdieu, La distinción, Taurus, Madrid, 1991.
33 Es indudable el parentesco de esta percepción con ciertos discursos ligados al “buen salvaje” rousseaunia-
no.
Unos, los punks, mediante el culto de los cimiento social postergado pero rodeado de
harapos y el desprecio por la estética del pureza, y al mismo tiempo como refugio de
orden; otros, los skins, a través de ropas para- creatividad emergente.
militares y de determinados tatuajes. Los Las tribus comparten también un despre-
hardcore, con sus uniformes de bermudas, cio por lo que denuncian como pasividad y
gorros de béisbol, patineta, bicicletas de acro- quietismo (o aburguesamiento), oponiéndo-
bacia, ropa holgada y recuperación de un le la excitación, el exceso, la velocidad, la
candor casi infantil opuesto a una adultez emoción y el movimiento a un mundo de
ajena al juego y a la experimentación. inmovilidad al que catalogan como aburrido
La teatralización de la carencia se expresa y desganado. El culto de la aceleración, del
en diferentes formas del body piercing, que que los altos decibeles rockeros son su expre-
utilizan algunos jóvenes punks y hardcore sión auditiva, rechaza lo que se supone como
como manifestación del resentimiento o el característico del establishment.
sufrimiento social intuitivo que comunican Desde esta construcción juvenil de signi-
estéticamente.34 Ambos grupos se presentan ficados se intentan diferenciar de aquellos a
como los portadores más lúcidos de un orden quienes consideran símbolos de esa sociedad
social: unos, los punks, mediante una subcul- inmóvil y discriminatoria: los padres, en oca-
tura dispuesta a “despertar”, aunque sea siones el propio barrio de proveniencia
mediante el asco, a los atónitos transeúntes (como en el caso de lo skins o los hardcore)
con proyectos de futuro. y/o los portadores de las estéticas y estilos de
Otros, los hardcore, como representación lo que identifican como la cultura dominan-
estética, puramente vanguardista, orientada a te. Esta búsqueda denodada por desmarcarse
indignar y a disputar una posición emergen- de toda integración explica el continuo mote
te dentro del campo juvenil. Al ser ésta una de “traición” –por parte de los distintos inte-
grupalidad más ligada a los sectores medios, grantes de las tribus– a todos los jóvenes que
su competencia con el lenguaje adulto exige juegan a la rebeldía momentánea, con fecha
un modelo de mayor autonomía frente a la de finalización, inmóvil en lo que respecta al
culturas mediáticas. Lo under, de esta mane- orden y cambiante en lo relacionado a las
ra, aparece como una orientación de recono- variaciones de lo banal.35
34 El body piercing consiste en la perforación de algunas partes del cuerpo para adornarlo con argollas, aros u otros
objetos pequeños. Es usual entre las tribus punk y dark y en menor medida entre los hardcore locales.
35 Esta “traición”, que implica el reconocimiento de que la moratoria es simplemente una etapa que debe ser evalua-
da indulgentemente, genera un mecanismo inmediato de rechazo entre los integrantes de las tres grupalidades rele-
vadas. Esta crítica al estatus finito fue señalada por el compositor de rock Frank Zappa, quien sugirió en la década del
70 que el concepto americano de juventud presupone que “todos los rebeldes vuelvan tarde o temprano al redil,
regresen al rebaño”. Extracto de la letra del tema Mothers of Invention, del disco del mismo nombre.
Los modos de nominarse de los jóvenes ro, bienudo, groncho, descamisado, niño
entre sí se han multiplicado y diversificado bien, negro, bolita, villero, villuca, grasa,
asumiendo –bajo el amparo de algunas aceitoso, motudo, etcétera. Designaciones
nociones que reivindicaban el “respeto a la que han buscado inmovilizar a un extraño
diferencia”– formas de estigmatización, des- considerándolo un inferior o, en el mejor de
calificación, simpatía paternalista o acrecen- los casos, un subalterno simpático. De ahí
tando las distancias étnicas, religiosas, cultu- que esa presencia haya sido catalogada,
rales o estéticas. La creciente fragmentación mediante innumerables metáforas –médicas,
social, por algunos confundida como la psicológicas, de normalidad y de anormali-
expresión del multiculturalismo, ha tribaliza- dad o de limpieza y suciedad–, como un peli-
do los agrupamientos nocturnos. gro. Su cercanía podía ser entendida como
Las distinciones “habladas”, es decir pro- un desafío a la distinción, a la singularidad, a
nunciadas a través de etiquetamientos nega- la personalización, y como tal como un peli-
tivizadores, se sustentan en las “creencias” gro latente de vulgaridad y de contagio:
que las pretendidas diferencias culturales y de durante la noche también se ponían en fun-
“estilo” ponen en ejecución. Acentos, pala- cionamiento, mediante originales formas de
bras y pronunciaciones son planteadas como ejecución, las maquinarias del desprecio.
abismos entre quienes son partes de los dis- Desde este menosprecio es que se llega a
tintos agrupamientos. justificar la “negación de persona”, la separa-
Durante décadas, en nombre de un dis- ción de aquellos que no son “los iguales”. La
curso integrador y pretendidamente homo- continua fragmentación social, expresada
geneizante (aquel que caracterizaba a una entre otras formas a través de una jerarquiza-
racionalidad moderna) se disimulaban o ción creciente de los consumos de diversión
encubrían muchas de estas parcializaciones nocturna –condicionados por la importante
negativizadoras bajo la atenta mirada conde- valoración que poseen estos rituales para los
natoria de un imaginario supuestamente uni- habitués de la noche–, ha generado una rápi-
versalista que “cuidaba” los peligros de exclu- da y constante devaluación de las palabras
sión al mismo tiempo que desconfiaba de encargadas de calificar y/o descalificar a las
toda diferencia. diferentes tribus que pueblan la noche.
Sin embargo, esos motes clasificatorios La segmentación de las prácticas –y con
del estigma, tienen una larga existencia. ella sus lenguajes– ha generado la prolifera-
Siempre colaboraron en la construcción de ción de boliches cuyos mecanismos de exclu-
un “otro urbano” y por lo tanto un “noso- sión, explícitos o tácitos, están dados por cri-
tros”. Algunos de esos calificativos desvalori- terios de edad, de clase social, de etnia o
zantes fueron –y muchos de ellos continúan incluso por opciones sexuales. La especializa-
siendo– los siguientes: cabecita, finuli, caque- ción de públicos ha llevado a cuidar el senti-
do común de cada uno de los grupos que ciones no explicitadas que conminan a com-
concurren a los distintos géneros de diversión partir reglas de competencia lingüística por
nocturna. Es decir, a proteger los significan- las cuales se otorgan valores (“precios positi-
tes y los sentidos que de alguna manera cola- vos”) a determinadas palabras o acentos,
boran en la función de poner a distancia a un mientras que otras expresiones pasan a ser
otro que traería confusión acerca de cuáles sospechosas, descalificadas o directamente
son los criterios básicos y los denominadores rechazadas. Según la aseveración de diferen-
comunes. tes habitués al tropical, es la cantidad de lo
Esto hace que quien desconozca determi- que se habla, el número de palabras que se
nadas definiciones, gestos o palabras pueda pronuncian uno de los indicios que descu-
ser considerado un extraño, un curioso o un bren y señalan al extraño. El volumen de lo
advenedizo. Se garantiza así la lejanía –aun- dicho es lo que se expone como señal de una
que sea simbólica– de aquel que de alguna pertenencia distintiva. Sobre todo la magni-
manera pone en cuestión una versión (y tud de lo que hablan los varones –considera-
explicación) adecuada del mundo nocturno, dos extraños– a las mujeres asistentes del tro-
que amenaza con su sola presencia, con su pical.
léxico y con su acento una gramática consi- El “cómo se dice” es básico al momento
derada válida y “normal”. de elaborar una descripción ajustada sobre
Estas formas de enunciación diferencia- los otros. Dicha clasificación lingüística
doras parten de lo que se denomina compe- “separa” las modalidades del habla según una
tencia lingüística, es decir la portación –o taxonomía previa. Hablar utilizando muchas
no– de estructuraciones del habla corriente palabras es el ejercicio de quienes buscan
que suelen descubrir e identificar a los agen- mostrar a través de un uso deliberado del len-
tes por el uso particular de una misma lengua guaje un posicionamiento social que los dife-
o con un uso particular. Durante la noche rencie –y los valorice– frente a los otros. De
son variados los ejercicios que buscan descu- esta manera creen obtener el beneficio sim-
brir o poner en evidencia al advenedizo o al bólico de la admiración del otro mostrando
extranjero. Y son también manifiestos los una trayectoria donde las palabras, y no la
intereses por identificar a quienes van a ser actividad física, aparecen como lo central de
considerados pares. Las primeras preguntas su vida cotidiana. Los jóvenes asistentes a
acerca del trabajo, el estudio, la frecuencia de locales de cumbia villera juzgan como porta-
la concurrencia al boliche, el estilo musical dores de falsedad a quienes “no van rápida-
predilecto y la zona de residencia son algunos mente al grano”, es decir, a quienes acompa-
de los pretextos para una ubicación social ñan lo que dicen con distintos tipos de giros
rápida del interlocutor. estilísticos. Este hablar eufemísticamente
En el caso de los locales tropicales y de los –aquello que los sectores populares designan
boliches de música tecno existen diferencia- como el no decir las cosas directamente: “no
hablar de frente”–, es visualizado como abs- forma en que son percibidos los discursos y la
tracto, no preciso y por lo tanto como poco lengua dominante, a la que caracterizan
auténtico. como redundante, metafórica, reiterativa,
Este contacto asimétrico en relación a la oscura y/o aburrida (“no dicen nada”; “de
palabra es sintomático de un posicionamien- todas esas palabras no te queda nada”; “dice
to social. Las explicaciones que los asistentes siempre lo mismo pero con palabras distin-
al tropical le otorgan a la desconfianza frente tas”, etcétera). Imputaciones que se extien-
a la ostentación de la palabra remite, de algu- den, por contigüidad y analogía, a toda prác-
na manera, al recelo que sienten por los luga- tica lingüística que implique algún grado de
res donde “la palabra” es dueña y poderosa, ambigüedad y abstracción.
donde la materia prima es el lenguaje “que Por su parte, quienes asisten a las disco
engaña, miente o no va al grano”. privilegian el acento y el reconocimiento de
El mundo del derecho y de la política es palabras clave más que el volumen de lo que
su paradigma más elocuente. A la vez que se se dice. A la hora de catalogar la proveniencia
sienten desamparados de esos lugares “movi- de un interlocutor indagan sobre el conoci-
dos con palabras” se autoexcluyen de los mis- miento o desconocimiento de algunos códi-
mos. En esos mundos la palabra es dominan- gos compartidos o sobre el sentido correcto o
te y ante ella afirman sentirse inseguros y incorrecto que le asignan a una palabra. La
desprotegidos. La sospecha es la actitud que veloz y continua invención de modismos de
aparece ante la proliferación de la palabra y el grupo, que caracteriza a los habitués de las
silencio que provoca en quien escucha. disco expresa, de alguna manera, una lógica
Donde la proliferación de la palabra –no su estricta de distinción que tiene en la búsque-
rápido intercambio, entrecortado, referen- da de la singularización tribal su motivación
cial, característico de los intercambios en el básica: se trata de inventar palabras nuevas
tropical– se hace presente parecen justifica- para poder diferenciar entre quienes las cono-
dos los reparos y las desconfianzas.36 cen y quienes no: alejarse de los neófitos que
Esta percepción, que manifiesta una firme no forman parte del grupo y del sentido que
sospecha contra “los que charlan mucho” y el grupo le da a las palabras.
“los que dan vueltas y no van al punto”, pare- Se pretende esparcir vocablos que sean
ce estar íntimamente relacionada con la capaces de ser reconocidos por los iguales.
36 Este recelo no es muy diferente del que se suele experimentar en relación a la exclusión que generan las jer-
gas profesionales que imponen un terreno lingüístico exclusivo para alejar de ese modo a los no iniciados. En
estos casos, como en muchos otros, el habla no funciona como comunicación “horizontal”, es decir, como vín-
culo carente de relaciones de dominación, sino como posicionamiento y advertencia de autoridad.
Mientras tanto, cuando llega el momento de generalizase, han generado cambios entre sus
que estos significantes han sido divulgados, y usuarios.
exceden por lo tanto las fronteras del grupo Tanto los que concurren a los locales tro-
de referencia, se llega al momento en que picales como aquellos que son habitués de las
deben dejarse de lado. Quienes ya no se sien- disco, identifican como “cerrado” el lenguaje
ten totalmente dueños de dichos términos ni de quienes se encuentran en el otro polo de la
de su control los abandonan por ser vulgares, diversión nocturna. Unos afirman que a los
comunes, masificados.37 Esto es muy común bailanteros “no se les entiende cuando
entre las distintas configuraciones grupales hablan”, “que se comen las ‘eses’ ”, que “los
juveniles que, además, elaboran constante- bolitas hablan para adentro”, etcétera. Otros,
mente acentos específicos: sonidos que fun- en el marco de una versión más pedagógica,
cionan como escudos heráldicos que preten- se defienden afirmando que “no se expresan
den sugerir un mundo de pertenencias, bien…”. De todas formas, unos y otros cata-
gustos y estilos.38 logan al lenguaje del que está lejos en el espa-
La lógica de la distinción que guía toda cio social como indescifrable. De este mane-
acentuación o utilización terminológica, qui- ra imputan al hermetismo algo que no está
zás se aprecie con mayor elocuencia durante totalmente en la pronunciación sino en la
la noche, donde la rápida obsolescencia de las distancia social.
palabras denuncia su objetivo proyectado en La sensación compartida de lo “cerrado”
la defensa de la identificación: que las mis- que se desprende de repetidas percepciones
mas no sean apropiadas por quienes son cata- –tanto de unos como de otros– parece ser el
logados como inferiores en la jerarquía social. resultado de habitus no acostumbrados ni
Cuando las palabras se “contagian”, se extien- familiarizados con otras pronunciaciones ni
den por el uso de unos agentes “no autoriza- modismos. Formas del habla que terminan
dos”, deben ser abandonadas. Este es el caso siendo casi incomprensibles por distantes:
de muchos vocablos como loco, copado, son percibidos, en ciertas ocasiones, como
joya, zafado o los prefijos súper-, o re- que, al dialectos distintos.
37 Obviamente que los “miedos de contagio” con lo vulgar están dirigidos –sobre todo en la noche– no a quien per-
tenece a otro y lejano espacio social sino a aquellos que “presionan en las puertas de la distinción”, es decir: a quie-
nes, en el marco de una búsqueda denodada por desmarcarse, ensayan el travestismo social y tratan de utilizar las
palabras (gestos, ropas, formas de pensar el mundo) del grupo al que quieren pertenecer. El uso exclusivista de pala-
bras clave (joya, fue, dios, villa, etcétera) intenta evitar la amenaza que representa el contagio, la mezcla, la invasión.
La unificación que implica un uso de algo en común: la palabra. Se trata siempre de que no sean empleadas por quie-
nes no son similares a quienes las pronuncian para proteger y autorizar a quien es poseedor de ellas.
38 La intensidad de la pronunciación de la letra ese y la cerrazón de las vocales –en el caso de las mujeres que concu-
rren a las disco– es una característica relevante de estas particularidades.
Bibliografía