Guerra de La Triple Alianza
Guerra de La Triple Alianza
Guerra de La Triple Alianza
Las principales causas de la guerra de la Triple Alianza fueron las siguientes: Las ideas del
Imperio de Brasil de expandir su territorio en busca de zonas más templadas. Los conflictos
civiles que estaba teniendo Uruguay con la confrontación del Partido Blanco y el Partido
Colorado.
3) Causas externas (lo que pasó por Paraguay, Brasil, Uruguay, Inglaterra)
4) Bandos enfrentados e intereses en juego
Uruguay: Pese a las diferencias políticas con sus vecinos, la situación se mantuvo estable
hasta 1863, cuando el Imperio del Brasil facilitó la revolución del general Venancio
Flores contra el legítimo presidente de Uruguay, Bernardo Prudencio Berro, y sus inmediatos
sucesores. En efecto, bajo pretexto de abigeato, a inicios de 1864 el Imperio de Brasil conminó
al presidente uruguayo Atanasio Cruz Aguirre (del partido nacional uruguayo) a que efectuara
resarcimientos al Brasil. El gobierno uruguayo respondió que, durante una guerra civil, no se
podía garantizar la seguridad de las propiedades de nadie, ni de brasileños ni de uruguayos; y
menos aún, cuando muchos de los propietarios brasileños del norte del Uruguay habían
tomado las armas a favor de la revolución. Ante esto, en abril de 1864 Francisco Solano López
se ofreció como mediador, oferta que fue despreciada por el estado brasileño. En el mes de
agosto, el presidente Aguirre solicitó formalmente al Paraguay una intervención a favor del
gobierno legal del Uruguay, a lo que López respondió con declaraciones altisonantes, pero sin
definición alguna al respecto. El 4 de agosto de 1864, el ministro brasileño José António
Saraiva envió un ultimátum al gobierno uruguayo de Atanasio Aguirre, amenazando con
represalias por desatender las demandas planteadas anteriormente por el Brasil. El ultimátum
fue rechazado.
Por este motivo, el 30 de agosto de 1864 el gobierno paraguayo realizó una vigorosa protesta
―conocida como Protesta del 30 de agosto― ante el ministro residente en Asunción, Cesar
Sauvan Vianna de Lima, en donde afirmaba que el Brasil había actuado en contra de lo
establecido en el Tratado del 25 de diciembre de 1850, y que consideraría "casus belli" la
ocupación militar del Uruguay; mencionando también que dicha acción atentaría contra el
equilibrio de los estados de la cuenca del Río de la Plata.
entre el 9 y 10 de noviembre, López recibió la noticia de la efectiva ocupación militar del
Uruguay y ordenó el 11 de noviembre de 1864 la captura del Marquês de Olinda, buque
mercante brasileño que hacía regularmente el servicio de cargas y pasajeros entre Brasil
y Corumbá. Al día siguiente el vapor paraguayo Tacuarí apresó al navío brasileño, que subía
por el río Paraguay, luego de abastecerse en Asunción, llevando a bordo al coronel Frederico
Carneiro de Campos, recientemente nombrado presidente de la provincia del Mato Grosso,
quien fue hecho prisionero hasta el final de la guerra junto a los oficiales que iban en el barco;
la marinería fue deportada a Buenos Aires. El 14 de noviembre, López rompió relaciones con el
Brasil.
Inglaterra: Si bien el comercio y las finanzas británicas se vieron beneficiadas con la guerra, el
Reino Unido se oponía por principio a la misma, ya que la visión generalizada era que toda
guerra perjudica el comercio internacional, además de ser Paraguay un excelente cliente de
industrias completas, para las cuales contrató más de 200 ingenieros y técnicos británicos que
estuvieron en el país hasta casi el final de la guerra.
No obstante, está claro que desde el principio el ministro británico en Buenos Aires, Edward
Thornton, apoyó la Triple Alianza. Estuvo presente en la firma del Tratado de las Puntas del
Rosario del 18 de junio de 1864, por la cual el Brasil y la Argentina se aliaron a Venancio
Flores contra el gobierno legal uruguayo. De regreso del Uruguay, se entrevistó con el
presidente argentino Mitre, para convencerlo de firmar sin protesta la alianza.
Pero, independientemente de los beneficios obtenidos por sus comerciantes y financistas, el
Reino Unido no azuzó la Guerra de la Triple Alianza. Aparte de Thornton, ningún otro
diplomático tuvo actuación en el comienzo de la misma, y este fue desautorizado más tarde. El
2 de marzo de 1866, el Foreign Office decidió presionar para que la guerra terminara cuanto
antes, publicando el Tratado de la Triple Alianza, que había permanecido secreto; la maniobra
fracasó por la resistencia personal del Emperador Pedro II de Brasil.
La declaración de guerra había sido ocultada por Mitre unas semanas, a fin de alimentar la
indignación por el ataque paraguayo "a traición”, y cohesionar a su alrededor a las provincias
argentinas y a algunos caudillos ―como Justo José de Urquiza― que consideraban que ello
sería una guerra fratricida entre Argentina y Paraguay. Paralelamente, enardeció los ánimos
argentinos la noticia de que algunas mujeres correntinas habían sido raptadas y llevadas a
Paraguay.
Al recibir el anuncio de la invasión paraguaya, Mitre pronunció una arenga, exigiendo la
colaboración de toda la población a lo que presentaba como una agresión injustificada en
plena paz.
Pocos días después de conocida la invasión a Corrientes, el 1 de mayo de 1865 se firmaba en
Buenos Aires el Tratado de la Triple Alianza, que se mantuvo secreto. Los historiadores
revisionistas afirman que el carácter secreto del tratado se debe a que, aunque la Alianza no
era «contra el pueblo paraguayo sino contra su Gobierno», en definitiva sería la nación
paraguaya quien pagaría por la guerra. En particular, el artículo 14 especificaba que los aliados
exigirían al Paraguay el pago de los gastos de la guerra que se han visto obligados a aceptar, así
como la reparación e indemnización de los daños y perjuicios causados a sus propiedades
públicas y particulares y a las personas de sus ciudadanos.
Igualmente, el artículo 16 especificaba que se fijarían los límites del Paraguay de forma tal que
tanto el Brasil como la Argentina incorporaran la totalidad de los territorios en disputa. Los
artículos adicionales agregados en forma de protocolo especificaban también el reparto de
botín de guerra y todas las armas del país, así como la destrucción de las fortificaciones
paraguayas.
Ninguno de los tres aliados estaba realmente preparado para la guerra, pero les era útil por
razones internas. El Brasil estaba atravesando desde octubre de 1864 una seria crisis comercial
y financiera, con quiebras de numerosos bancos; por otro lado, el Reino Unido había roto
relaciones por un incidente naval, y había humillado al gobierno liberal, obligándolo a firmar
un tratado desventajoso. El gobierno brasileño, por consiguiente, necesitaba distraer de
cualquier modo a la opinión pública de esas crisis.
Por su parte, tanto el gobierno argentino como el uruguayo habían llegado recientemente al
poder y no habían logrado unificar el sentimiento de autoridad en torno suyo, contando con
repetidas insurrecciones en el interior ―en el caso argentino― y en la capital ―para el
Uruguay―. La guerra permitiría galvanizar el sentimiento de unidad nacional detrás de sus
gobiernos. El objetivo fue alcanzado en cierta medida, tanto en el Uruguay como en la
Argentina: la guerra fue muy popular ―al menos en un principio― en la ciudad de Buenos
Aires y en zonas cercanas, como Rosario, en donde la prensa hacía fuerte propaganda a favor
de Brasil.