5 Rapport (Web)
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De nada sirve todo lo demás si no tenemos feeling con nuestro paciente, ya que esto
repercutirá negativamente en el resto de variables: la persona dejará de asistir a la terapia,
no se comprometerá con las tareas entre sesiones, no estará motivado para alcanzar el
cambio y tampoco confiará en lo que le proponemos o indicamos como estrategias.
Escucha activa
Es una técnica sencilla a priori, pero que en muchas ocasiones nos cuesta llevar a
cabo. Se trata de escuchar lo que el paciente tiene que contarnos sin interrumpirle ,
con la predisposición de no hacer ningún juicio de valor, pero mostrando mediante gestos
y expresiones que estamos a su lado, escuchándolo atentamente, entendiendo lo que
quiere transmitirnos y empalizando con sus emociones .
Calidez
Para que exista un buen rapport, es sumamente importante que el terapeuta se
muestre cálido con su cliente. Un profesional puede conocer muchas técnicas y albergar
gran cantidad de conocimientos y tener mucha experiencia. Sin embargo, si no es cálido
con su paciente, todo esto no servirá de mucho.
Como hemos explicado antes, la persona no podrá confiar en su terapeuta, no es abrirá
del todo a él y, por lo tanto, mucha información no saldrá a la luz. Además, la falta de
confianza repercutirá directamente en el grado de compromiso del paciente con la
terapia: una baja confianza aumentará las posibilidades de que el paciente no haga las
tareas que el terapeuta le mande fuera de consulta.
Pensemos que estamos ante una persona que sufre por un problema vital o emocional,
por lo que la frialdad no ayuda en absoluto. Para promover la empatía y la aceptación
de la que hablaba Rogers, hay que ser cálido.
Empatía
Establecer confianza
Como hemos comentado, para el futuro de la terapia es muy positivo que el paciente se
sienta confiado y a gusto cuando acude a las sesiones de terapia. Para generar confianza,
además de todo lo que acabamos de comentar, debemos de ser creíbles y además
parecerlo.
Por lo tanto, es necesario, como bien decía Rogers, que nos mostremos auténticos o
genuinos con nuestro paciente. Siempre cuidando las formas y manteniendo la calidez, la
aceptación y la empatía, pero sin generar incongruencias entre nuestro lenguaje verbal y
no verbal a la hora de expresarnos ante nuestro paciente.
¿Qué hacer cuando este buen feeling no se
produce?
Aunque todas estas técnicas puedan parecer de sentido común, lo cierto es que no son
fáciles de poner en práctica a la hora de enfrentarnos a un paciente en consulta: el
terapeuta también es un ser humano, con sus propios valores, actitudes, emociones, etc.,
y muchas veces ha de dejarlas fuera de la terapia en beneficio del progreso de esta.
Aun con todo, puede ocurrirnos que no generemos buena relación con el cliente y no
debemos sentirnos decepcionados por ello. Al igual que en las relaciones informales
puede ocurrirnos que no tengamos buen feeling con alguien, en la relación terapéutica
también puede ocurrirnos, aunque pongamos todo nuestro empeño para que no pase.
En este caso, lo más honesto y sensato es derivar al paciente a otro profesional con el
que pueda desarrollar una alianza terapéutica mejor y pueda proseguir con su
crecimiento personal. De esta manera, ninguna de las dos partes perdemos el tiempo y
nos encaminamos a lo que realmente nos interesa: la recuperación del paciente.
El rapport no es la empatía
Es importante no confundir el fenómeno del rapport con lo que conocemos como
empatía. Mientras que lo primero se entiende mejor como un proceso que ocurre en una
dinámica comunicativa concreta, la empatía es más bien un conjunto de predisposiciones
psicológicas que se dan en los individuos, y que nos llevan a comprender tanto cómo se
siente y piensa una persona, incluso si no estamos dialogando con ella.
En la práctica es habitual que ambas nociones se solapen (y desde luego, ser una
persona empática ayuda a establecer el rapport en una conversación), pero no tiene
por qué ocurrir así.
Se trata de crear un clima conversacional adecuado, que no sea igual que el de las
conversaciones con amigos, pero tampoco como los diálogos formales e
impersonales típicos del mundo de los negocios o de las empresas. Los psicólogos dejan
claro que empatizan, pero también que no están ahí para dar consejos de amigo o para
quedar después de la sesión. La razón de ser de esas reuniones tienen que ver con ofrecer
las herramientas psicológicas adecuadas a una persona que necesita ayuda.
Referencias bibliográficas
Freud, A. (1936). The ego and the defense mechanisms. Wien:Int. Psychoanal. Verlag.