Location via proxy:   [ UP ]  
[Report a bug]   [Manage cookies]                

Derecho Procesal Penal: Libro Completo en

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 15

Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM

www.juridicas.unam.mx Libro completo en:


https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv https://tinyurl.com/45czsrd5

DERECHO PROCESAL PENAL

DR © 2021. Universidad Nacional Autónoma de México-Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx Libro completo en:
https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv https://tinyurl.com/45czsrd5

EL PROCEDIMIENTO PENAL ACUSATORIO ORAL


A DOCE AÑOS DE SU IMPLEMENTACION EN MÉXICO

Ricardo Ojeda Bohórquez*

Sumario: I. Introducción. II. Detención del imputado. III. Prisión pre-


ventiva. IV. Valoración de la prueba. V. Incongruencias constitucionales.
VI. Conclusiones.

I. Introducción

El 18 de junio de 2020, se cumplieron 12 años de la reforma constitucio-


nal que estableció el nuevo sistema de justicia penal acusatorio oral, y seis
años en que entró en vigor el Código Nacional de Procedimientos Penales
(CNPP), el 6 de marzo de 2014.
En los medios de comunicación se han vertido distintas opiniones a fa-
vor y en contra del mencionado sistema.
Desde luego, hay quienes afirman que el nuevo sistema penal acusatorio
es una maravilla, que sí está funcionando y que quienes opinan en contra-
rio es por tener intereses propios; ejemplo de ello es la siguiente mención,
que aparece en un periódico: “… algunos abogados penalistas que han per-
dido a sus clientes… lo consideran un fracaso… Hay que dar marcha atrás,
exigen ciertos políticos, jueces y fiscales que no se resignan al cambio…”.1
Sin embargo, la mayoría de la comunidad jurídica en general y la so-
ciedad misma, es coincidente en que el sistema penal acusatorio en su to-
talidad, no está funcionando. Nosotros los detenemos y los jueces los sueltan, dicen
los políticos del Poder Ejecutivo, encargados de la seguridad pública; por su

*
Doctor en derecho por la UNAM, maestro en ciencias jurídico penales por el Inacipe,
especialidad en derecho constitucional por la Universidad de Salamanca, España, magistra-
do de circuito y miembro de número de la Academia Mexicana de Ciencias Penales, A. C.
“Desafíos del sistema penal acusatorio”, El Universal, 18 de junio de 2018.
1

379

DR © 2021. Universidad Nacional Autónoma de México-Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx Libro completo en:
https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv https://tinyurl.com/45czsrd5

380 RICARDO OJEDA BOHÓRQUEZ

parte, los jueces se justifican argumentando: “El fiscal no integró debida-


mente la carpeta de investigación”; por otro lado, los policías ante la ig-
norancia de la ley, se lavan las manos y no detienen a los imputados que
cometen delitos en flagrancia, pues no quieren meterse en problemas de
violación a los derechos humanos y, por otra parte, el fiscal argumenta tener
poco tiempo para integrar su carpeta de investigación, en casos de flagran-
cia y caso urgente, pues sólo tiene 48 horas o el doble si se trata de delin-
cuencia organizada.
En tal sentido, existen incluso voces extremas que opinan que debe re-
gresarse al anterior sistema penal escrito, y otras menos radicales que mani-
fiestan que el nuevo sistema penal acusatorio oral debe continuar, pero hay
que hacer reformas constitucionales y legales profundas para que funcione.
Sin embargo, lo cierto es que con el proceso penal acusatorio no es-
tán satisfechos los gobernantes encargados de la prevención y persecución
del delito, ni los ofendidos por el mismo; además de que la sociedad tiene
la percepción de que es un sistema de impunidad, señalando a la policía, al
fiscal y finalmente a los jueces, de la injusticia que se genera e incluso a la
corrupción.
Ahora bien, si la pregunta fuera ¿quiénes están fallando en el nuevo sis-
tema de justicia penal, la policía, fiscales o jueces?; yo diría que todos están
fallando en dar buenos resultados, pero ninguno de ellos es el responsable
de la ineficacia del sistema penal mexicano, puesto que el responsable es sin
duda el legislador federal, que en 2008 reformó la Constitución Política de
nuestro país, estableciendo en su artículo 20 el proceso penal acusatorio y
oral, pero en franca contradicción con los artículos 14, 16, 17, 18, 19, 21 y 22
constitucionales, que también modificó, así como al legislar y poner en vi-
gor en 2014 el Código Nacional de Procedimientos Penales (CNPP), el cual
contiene una serie de contradicciones frente a la norma constitucional, así
como diversas inconsistencias en algunas de sus disposiciones legales, que
incluso se advierten más inquisitivas que las que establecía el Código Fede-
ral de Procedimientos Penales para el procedimiento escrito, como lo es la
forma en que se encuentra regulada la apelación, la prohibición de la su-
plencia de la queja y los formalismos tan estrictos que se establecen para las
audiencias en el proceso; de ahí las desafortunadas interpretaciones de los
jueces (ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación; magistrados
de circuito y jueces de distrito, magistrados de los tribunales de los estados y
jueces de dicho fuero), de las normas legales y constitucionales en vigor; así
como la ineficacia del Ministerio Público, federal y estatal, ante la falta de
facultades para cumplir con sus funciones y proteger a la víctima y la nula

DR © 2021. Universidad Nacional Autónoma de México-Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx Libro completo en:
https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv https://tinyurl.com/45czsrd5

EL PROCEDIMIENTO PENAL ACUSATORIO ORAL A DOCE AÑOS... 381

intervención de la policía, ante las limitaciones legales para desempeñar de-


bidamente sus funciones; además de la ineficiente capacitación que recibie-
ron los actores del proceso, desde el inicio de la reforma, con base en teorías
y legislaciones de otros países, pues el Código Nacional de Procedimientos
Penales, se publicó seis años después de la reforma constitucional; incluso
hubo estados como Oaxaca y Chihuahua, que legislaron inexplicablemente
su código acusatorio, antes de la reforma constitucional, copiando códigos
extranjeros de países con un sistema de república centralista y no federalista
como el de México, hasta que por fin tuvieron el buen tino de hacer en 2014
el código único adjetivo (CNPP), conforme al sistema mandatado en la re-
forma constitucional de 2008.
Sin embargo, en lo personal considero que el sistema penal acusatorio
oral mexicano no debe desaparecer, pues además del enorme gasto que ya
se ha hecho, en un sistema democrático de derecho, necesitamos un proceso
penal más transparente y eficaz, con principios procesales que garanticen la
dignidad de ambas partes, víctima e imputado, como son los de publicidad,
contradicción, concentración, inmediación, continuidad, igualdad proce-
sal y presunción de inocencia, lo que el sistema penal acusatorio oral sí
los contiene de manera expresa en el Código Nacional de Procedimientos
Penales; por lo tanto, lo que debe de hacerse es una reforma constitucional
y legal profunda a dicho procedimiento acusatorio, que brinde seguridad
jurídica a nuestro sistema de justicia y credibilidad en los gobernados.
En dicho sentido, debe destacarse que el novedoso procedimiento penal
acusatorio oral tiene grandes ventajas, pues además de los principios antes
mencionados, se encuentran los criterios de oportunidad, el procedimiento
abreviado, los medios alternos de solución de controversias, así como los
acuerdos reparatorios y la suspensión condicional del proceso; sin embargo,
la impunidad que ha generado el nuevo sistema salta a la vista y esto obe-
dece a la mala legislación, respecto al sistema penal en la Constitución fede-
ral y en el Código Nacional de Procedimientos Penales, en temas sensibles
como son, entre otros, el de la detención del imputado, la prisión preventiva
y la valoración de la prueba; temas que comentaré en seguida.

II. Detención del imputado

La detención del imputado conforme al artículo 16 de la Constitución federal


sólo será legal si ésta obedece a la comisión de un delito y se ejecuta en fla-
grancia o por caso urgente, decretado por el Ministerio Público, o por orden
de aprehensión decretada por la autoridad judicial.

DR © 2021. Universidad Nacional Autónoma de México-Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx Libro completo en:
https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv https://tinyurl.com/45czsrd5

382 RICARDO OJEDA BOHÓRQUEZ

Así, la detención en flagrancia constitucional se actualiza cuando el im-


putado es detenido al momento de estar cometiendo el delito o inmediata-
mente después de haberlo cometido; la flagrancia sólo se permite en delitos
que se persiguen de oficio y sancionados con pena privativa de libertad, cir-
cunstancia que la Constitución no establece expresamente, pero debería de-
cirlo en el párrafo quinto del artículo 16, de la siguiente forma: “Cualquier
persona puede detener al imputado en el momento en que esté cometiendo
un delito sancionado con pena privativa de libertad o inmediatamente des-
pués de haberlo cometido…”.
En los casos de flagrancia, el Ministerio Público tiene en principio que
analizar si se da la flagrancia y si es así, decretar la retención del imputado
hasta por 48 horas, o el doble de tiempo si se trata de delincuencia organi-
zada, o bien decretar su libertad si no se actualiza la flagrancia; cumplido
el término, para ejercitar o no la acción penal correspondiente ante el juez
competente, el fiscal deberá analizar si existen datos de prueba que acre-
diten el hecho delictuoso y la probabilidad de que el imputado lo cometió;
si se ejercita la acción penal, el juez de control deberá, en primer lugar,
analizar también los requisitos de la detención, tal como lo marca la Cons-
titución y ratificar la detención, con lo cual comienza el proceso penal acu-
satorio (artículo 16, párrafos séptimo y décimo de la Constitución federal);
en caso de que no se ejercite la acción penal, el Ministerio público dejará en
libertad al imputado, aun cuando al decretar la retención haya considerado
que la detención fue legal, es decir, el fiscal debe decretar dos actuaciones,
la retención analizando la legalidad de la detención en flagrancia o caso
urgente y el ejercicio de la acción penal, analizando el hecho delictuoso y la
probabilidad de que el imputado lo cometió.
No obstante, el Código Nacional de Procedimientos Penales contiene
dos contradicciones notorias en sus artículos 146 y 148; lo anterior, toda vez
que el artículo 16 constitucional establece dos supuestos de flagrancia, una
cuando el imputado es aprehendido al momento de cometer el delito, y la
otra cuando es detenido inmediatamente después de cometerlo; sin embar-
go, el artículo 146 del citado Código establece un supuesto más, cuando el
imputado es señalado por la víctima o un testigo o el coacusado, se le en-
cuentren al imputado en su poder los objetos, instrumentos o productos del
delito, o existan señalamientos o indicios que presuman su participación en
el ilícito, siempre y cuando no se haya interrumpido su búsqueda o locali-
zación; este último supuesto, desde luego, es inconstitucional, pues en este
caso no dice cuántos minutos, horas o días más debe durar la búsqueda.
Fuera de los dos casos que menciona la Constitución y en el tercer caso que

DR © 2021. Universidad Nacional Autónoma de México-Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx Libro completo en:
https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv https://tinyurl.com/45czsrd5

EL PROCEDIMIENTO PENAL ACUSATORIO ORAL A DOCE AÑOS... 383

menciona el Código Procesal, lo que pudiera proceder si la persecución se


interrumpió y se reúnen los requisitos constitucionales, es la orden de de-
tención instruida por el Ministerio Público bajo el motivo de caso urgente.
Por otra parte, el artículo 148 del Código Nacional de Procedimientos
Penales establece la detención en flagrancia en delitos que requieran que-
rella de parte ofendida, cuando en estos delitos por su naturaleza no puede
darse la flagrancia y por eso lo que procede es la orden de aprehensión ju-
dicial conforme al párrafo tercero del artículo 16 constitucional ya mencio-
nado, que establece la querella como requisito de procedencia para la orden
de aprehensión.
En el caso de la detención por caso urgente, ordenada por el Ministe-
rio Público, sólo procede en caso de delitos graves, término gramatical que
quedó en desuso para este nuevo sistema, pero que se vieron en la necesidad
de incluirlo y definir el concepto en la ley ordinaria, estableciéndose que
son delitos graves, además de los que merecen prisión preventiva oficiosa,
los que en su término medio aritmético tienen una penalidad privativa de
libertad mayor a los cinco años (artículo 150 del Código Nacional de Proce-
dimientos Penales); los otros requisitos son: que exista el riesgo fundado de
que el imputado se sustraiga a la acción de la justicia y que por razón de la
hora, lugar o circunstancia no pueda acudirse a la autoridad judicial.
En caso urgente, el Ministerio Público incurre en constantes errores que
hacen que la detención sea ilegal. Como juez de amparo que he sido por
muchos años, he advertido cómo primero detienen al imputado y después
libran la orden de detención por caso urgente; o si ya está detenido por otro
delito, primero lo declaran respecto al nuevo delito y luego libran la orden
de detención, y también nos percatamos cómo algunos jueces ordinarios,
para ratificar la detención, lo hacen con base en el análisis del hecho delic-
tuoso y probable responsabilidad, o si están dentro o fuera del plazo para
ejercitar la acción penal y no analizar si la detención en flagrancia o en caso
urgente cumplió con los requisitos constitucionales.
Así, por todas esas contradicciones legales, la policía y los fiscales no sa-
ben qué hacer en los casos de flagrancia o caso urgente y muchas veces los
jueces no ratifican la detención y dejan en libertad al imputado, o si la ratifi-
can se les concede el amparo cuando es señalado como acto reclamado —la
ratificación ilegal de la detención— en la demanda de amparo.
Ahora bien, respecto a la orden de aprehensión establecida en el pá-
rrafo tercero del artículo 16 constitucional, se requiere que la ordene la au-
toridad judicial, que preceda denuncia o querella de un hecho sancionado
como delito, sancionado con pena privativa de libertad y obren datos que

DR © 2021. Universidad Nacional Autónoma de México-Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx Libro completo en:
https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv https://tinyurl.com/45czsrd5

384 RICARDO OJEDA BOHÓRQUEZ

establezcan que se ha cometido ese hecho y exista la probabilidad de que el


indiciado lo cometió; sin embargo, el Código Nacional de Procedimientos
Penales, en su artículo 141, fracción III, establece un requisito más para
su procedencia, la necesidad de cautela, lo cual evidentemente va más allá
de las exigencias constitucionales y resulta más benéfico para el imputado,
pero constituye un agravio para el ofendido por la comisión del delito; en
este caso, la policía deberá ponerlo de inmediato a disposición del juez y
no ponerlo a disposición del fiscal, como ocurre en ocasiones. La orden de
aprehensión debería proceder sólo en delitos graves y respecto a los otros
delitos con pena privativa de libertad, la orden de comparecencia o el ci-
tatorio y sin prisión preventiva, para ir más acorde con lo garantista del
sistema acusatorio.
Estas inconsistencias legales, como ya dije, hacen que las acciones e in-
terpretaciones de los actores procesales resulten muchas veces equivocadas.

III. Prisión preventiva

Es la prisión preventiva el tema más polémico en la práctica del proceso pe-


nal acusatorio, pues es ahí donde se lanzan las críticas cuando un juez deja
en libertad a un detenido por considerar que no se le puede juzgar en prisión
preventiva, cuando la policía y el fiscal realizaron su esfuerzo para detenerlo
y donde las autoridades competentes del Ejecutivo federal expresan la trillada
frase de la puerta giratoria: nosotros los detenemos y los jueces los sueltan.
Actualmente y como consecuencia de la reforma en materia penal de
junio de 2008, fueron modificados los artículos 18 y 19 constitucionales, a
efecto de establecer la prisión preventiva; dichos preceptos establecen lo
siguiente:

Artículo 18. Sólo por delito que merezca pena privativa de libertad habrá lugar a prisión
preventiva.

Artículo 19.

El Ministerio Público sólo podrá solicitar al juez la prisión preventiva
cuando otras medidas cautelares no sean suficientes para garantizar la com-
parecencia del imputado en el juicio, el desarrollo de la investigación, la protección de la
víctima, de los testigos o de la comunidad, así como cuando el imputado esté siendo proce-
sado o haya sido sentenciado previamente por la comisión de un delito doloso. El juez or-
denará la prisión preventiva, oficiosamente, en los casos de abuso o violencia

DR © 2021. Universidad Nacional Autónoma de México-Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx Libro completo en:
https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv https://tinyurl.com/45czsrd5

EL PROCEDIMIENTO PENAL ACUSATORIO ORAL A DOCE AÑOS... 385

sexual contra menores, delincuencia organizada, homicidio doloso, feminici-


dio, violación, secuestro, trata de personas, robo de casa habitación, uso de
programas sociales con fines electorales, corrupción tratándose de los delitos
de enriquecimiento ilícito y ejercicio abusivo de funciones, robo al transporte de
carga en cualquiera de sus modalidades, delitos en materia de hidrocarbu-
ros, petrolíferos o petroquímicos, delitos en materia de desaparición forzada
de personas y desaparición cometida por particulares, delitos cometidos con
medios violentos como armas y explosivos, delitos en materia de armas de
fuego y explosivos de uso exclusivo del Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea,
así como delitos graves que determine la ley en contra de la seguridad de la
nación, el libre desarrollo de la personalidad y de la salud (párrafo reformado
DOF, 12 de abril de 2019) [énfasis añadido].

Como se puede ver, ameritan prisión preventiva los imputados que co-
meten delitos con pena privativa de libertad, procediendo la prisión preven-
tiva oficiosa, en aquellos ilícitos señalados en el catálogo establecido en el
segundo párrafo del artículo 19 constitucional. Pareciera que fueran ocho
delitos solamente, pero no, son aproximadamente 70 delitos de prisión pre-
ventiva oficiosa, de 420 tipificados en el Código Penal.
Si lo anterior no fuera suficiente, el 12 de abril de 2019, se publicó en
el Diario Oficial de la Federación el decreto por el que se reformó el artículo
19 constitucional, en el que se incluyeron los siguientes delitos como base
para concederse la prisión preventiva oficiosa, a saber: abuso o violencia
sexual de menores, feminicidio, robo de casa habitación,2 uso de programas
sociales con fines electorales, corrupción tratándose de delitos de enrique-
cimiento ilícito y ejercicio abusivo de sus funciones, robo al transporte de
carga en cualquiera de sus modalidades, delitos en materia de hidrocarbu-
ros, petrolíferos o petroquímicos, delitos en materia de desaparición forzada
de personas y desaparición cometida por particulares, así como aquellos
delitos cometidos con medios violentos como armas y explosivos; es decir,
aumentó el catálogo constitucional de delitos de prisión preventiva oficiosa.
Por otra parte, procede la prisión preventiva justificada cuando se co-
metan otros delitos diversos que no se encuentran en el catálogo referido,
pero tengan pena privativa de libertad y exista la petición del Ministerio
Público para que el juez a su libre arbitrio la decrete, cuando otras medidas
cautelares no sean suficientes para garantizar: a) la comparecencia del impu-
tado en el juicio; b) el desarrollo de la investigación, y c) la protección de la
víctima o de los testigos o de la comunidad. Asimismo, procede la prisión

2
Debió decir “robo en casa habitación”.

DR © 2021. Universidad Nacional Autónoma de México-Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx Libro completo en:
https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv https://tinyurl.com/45czsrd5

386 RICARDO OJEDA BOHÓRQUEZ

preventiva justificada cuando el imputado esté siendo procesado o haya sido


sentenciado penalmente por delito doloso.
En suma, tenemos dos tipos de prisión preventiva en este modelo acusa-
torio: la oficiosa y la justificada.
De lo anterior, corresponde elaborar una definición actual de lo que
debe entenderse por prisión preventiva: privación de la libertad personal del
imputado que el juez de control determina, oficiosa o justificadamente, durante la tramita-
ción de su proceso penal, que comienza con la audiencia inicial y termina con la sentencia
ejecutoriada.
Por otra parte, debe entenderse por privación de la libertad, la per-
manencia involuntaria en un lugar determinado, que se caracteriza por el
aislamiento de quien la sufre, impidiéndole desarrollar sus actividades per-
sonales y relaciones sociales normales.
Ahora bien, se sujeta a prisión preventiva oficiosa o justificada, a los
imputados detenidos en flagrancia o caso urgente; esto es, durante la du-
ración del proceso, desde el auto de inicio dictado por el juez de control
y termina con la sentencia ejecutoriada; tiene un máximo de duración de
dos años, conforme al artículo 165 del Código Nacional de Procedimientos
Penales reformado, así como de acuerdo con lo dispuesto en la fracción IX,
inciso B, del artículo 20 constitucional, la cual se encuentra en franca con-
tradicción con la diversa fracción VII, del mismo precepto constitucional en
cita, que señala un año como duración del proceso como máximo, lo que
trae un conflicto de constitucionalidad.
En este sentido, existe una falta de técnica legislativa constitucional
enorme, pues indebidamente tenemos un catálogo de delitos en la Consti-
tución federal en su artículo 19, tercer párrafo, cuando en todo caso ese ca-
tálogo sólo debería estar en el Código Nacional de Procedimientos Penales
(artículo 167 del Código Procesal en cita).
En efecto, nuestra Constitución a la fecha tiene más de 550 reformas y
la de 2008 incurre en faltas de técnica legislativa, pues en los artículos 16,
18, 19 y 20 se advierten incongruencias y el error de introducir un catálogo
de delitos que se debe ubicar en la ley secundaria.
Asimismo, considero que es un grave error dejar al arbitrio del juez la
imposición de la prisión preventiva justificada, con la sola petición y argu-
mentación del Ministerio Público, pues no se tiene un límite a ese arbitrio y
se puede prestar a error o a corrupción en cualquiera de sus facetas.
En consecuencia, si bien los delitos de prisión preventiva oficiosa no
representan problema, pues los decreta la ley, los otros de petición ministe-
rial sí, puesto que son todos los delitos con pena privativa de libertad y los

DR © 2021. Universidad Nacional Autónoma de México-Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx Libro completo en:
https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv https://tinyurl.com/45czsrd5

EL PROCEDIMIENTO PENAL ACUSATORIO ORAL A DOCE AÑOS... 387

jueces son falibles, por el solo hecho de ser mortales y en México son más
vulnerables ante el crimen organizado; por tanto, debe existir una limita-
ción al arbitrio judicial, estableciendo que la prisión preventiva sólo procede
en delitos graves, así calificados por la ley penal y que éstos sean los que en
su término medio aritmético rebasen los cinco años de prisión, reformando
para ello el artículo 18 constitucional y el diverso 165 del Código Nacional
de Procedimientos Penales.
Ahora bien, en la práctica es muy lamentable que delitos que no son de
prisión preventiva oficiosa, como el peculado, disparo de arma de fuego y
hasta portación de armas, se les decrete la medida, por el tráfico de influen-
cia del propio Poder Ejecutivo; prestándose esto también a la corrupción o
a la amenaza, sin importar los derechos fundamentales del imputado o la
víctima, desnaturalizando así uno de los objetivos del nuevo sistema, el res-
peto al principio de presunción de inocencia.
Así, estos tres cánceres de ambos sistemas, escrito y oral, que son: la
corrupción, el tráfico de influencias y las amenazas, no se solucionan con
un cambio de sistemas o reformas a las leyes, sino con la selección de jue-
ces profesionales y honestos, con retribuciones de buenas prestaciones a los
operadores del sistema, la capacitación adecuada de los mismos y fijando
límites al arbitrio judicial. En los estados no podemos negar el tráfico de
influencias, cuando los gobernadores palomean a los magistrados y a mu-
chos de sus jueces; tampoco podemos inadvertir lo mal pagados que están
los policías, fiscales y jueces, quienes son vulnerables ante la corrupción y
el tráfico de influencias, así como las amenazas del crimen organizado; por
eso, ahora es peligroso en México dejar al arbitrio del juez, a petición del
fiscal, la prisión preventiva justificada, puesto que, ante el poco sueldo, el
tráfico de influencia y la amenaza del crimen organizado o no organizado,
los jueces se vuelven vulnerables, salvo honrosas excepciones de jueces va-
lientes, responsables y honestos.
Por ello, debe ser la ley secundaria quien claramente determine el catá-
logo de delitos de prisión preventiva; pero no la Constitución, por razones
de técnica legislativa constitucional.
Por otra parte, el catálogo de los delitos de prisión preventiva oficiosa,
debe ser mínimo, es decir, que sean pocos los delitos que se sometan a esta
medida cautelar, pues aumentar el catálogo de delitos de prisión preventi-
va oficiosa, por presiones políticas, no es conveniente pues atenta contra la
presunción de inocencia; además, si definimos bien lo que son las figuras de
presunción de inocencia y prisión preventiva, éstas no se excluyen, por lo
que no debemos aterrarnos cuando la Conferencia Nacional de Goberna-

DR © 2021. Universidad Nacional Autónoma de México-Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx Libro completo en:
https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv https://tinyurl.com/45czsrd5

388 RICARDO OJEDA BOHÓRQUEZ

dores (Conago) y algunos académicos opinan que aún hay algunos delitos
que ameritan la prisión preventiva oficiosa; en este sentido, insisto, debe es-
tablecerse un catálogo con pocos delitos, sin volver al pasado, como cuando
el anterior procedimiento escrito contaba con un largo y extenso listado de
delitos graves que no permitían el derecho fundamental de libertad pro-
visional bajo caución (artículo 194 del Código Federal de Procedimientos
Penales).
Por ello, el catálogo de delitos de prisión preventiva oficiosa (artículo
167 del Código Nacional de Procedimientos Penales), se debe revisar y esta-
blecer en los delitos que verdaderamente lo ameriten, pero que se quedaron
fuera y que hacen que la justicia sea ineficaz, ante los ojos desesperados e
impotencia de las víctimas del delito; sin embargo, ese catálogo, insisto debe
estar en el Código Nacional de Procedimientos Penales, no en la Constitu-
ción federal.
Por otra parte, considero se debe regresar a la fórmula anterior de liber-
tad provisional bajo caución, en que la prisión preventiva se establecía aten-
diendo a la gravedad del delito y no solamente al hecho de que la penalidad
sea privativa de libertad, como restricción al derecho humano de libertad y
que la obtención de libertad inmediata fuera por disposición legal y orden
del juez. De ahí que deberían reformarse los artículos 18 constitucional y
165 del código adjetivo de la materia, para que proceda la prisión preven-
tiva, sólo en delitos graves así calificados por la ley penal, entendiéndose la
gravedad por los de prisión preventiva oficiosa y los de penalidad con tér-
mino medio aritmético mayor a cinco años.
Además, cabe destacar que lo anterior no atenta contra el principio de
presunción de inocencia, previsto en el artículo 13 del Código Procesal, ni
el derecho humano a la libertad personal, pues el artículo 7.2 de la Con-
vención Americana sobre Derechos Humanos,3 permite las restricciones y
lineamientos en las Constituciones y leyes de los Estados parte.

IV. Valoración de la prueba

Otro de los problemas en el proceso penal acusatorio en México es la forma


en que está establecida la valoración de las pruebas, atendiendo al principio
de contradicción y concentración, al establecer que para los efectos de la

3
Artículo 7.2. Nadie puede ser privado de su libertad física, salvo por las causas y en las
condiciones fijadas de antemano por las Constituciones políticas de los Estados parte o por
las leyes dictadas conforme a ellas.

DR © 2021. Universidad Nacional Autónoma de México-Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx Libro completo en:
https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv https://tinyurl.com/45czsrd5

EL PROCEDIMIENTO PENAL ACUSATORIO ORAL A DOCE AÑOS... 389

sentencia sólo se considerarán como prueba aquellas que hayan sido desaho-
gadas en la audiencia de juicio, con las excepciones que marca la ley y los
requisitos para admitir la prueba anticipada (artículo 20, inciso A, fracción
III de la Constitución federal).
En realidad y ante la duración prolongada de los procesos penales en
México, cuando ya se llega al momento de la audiencia de juicio, es difí-
cil y hasta imposible para el fiscal reunir a todos los testigos, a la víctima
y demás pruebas, máxime si éstos ya tuvieron la experiencia de estar en
audiencias previas demasiado tardadas y tensas; tardadas, pues en ocasio-
nes duran más de 24 horas, y tensas ante las instrucciones de no salir de
la sala, de no ingerir alimentos, de no comunicarse entre testigos, más lo
costoso que resulta juntar el mismo día y en el mismo lugar a los testigos,
peritos, víctimas, etcétera; así, ante esta situación el fiscal no obtiene una
sentencia condenatoria, reflejándose la impunidad, en perjuicio principal-
mente de la parte ofendida.
En ese orden de ideas, es cierto que existe la prueba anticipada, pero
pareciera que sólo tienen valor probatorio los medios de prueba desahoga-
dos en las primeras etapas del proceso, en casos de delincuencia organiza-
da, conforme al párrafo segundo de la fracción V, inciso B, del artículo 20
constitucional, resultando un poco difícil que en los demás casos, se pueda
lograr una prueba anticipada ante los complejos requisitos exigidos para su
desahogo, conforme al artículo 304 del Código Nacional de Procedimien-
tos Penales, a saber: a) que se desahogue ante el juez de control, y b) que se
solicite y se justifiquen las razones por las cuales no podrá desahogarse en la
audiencia de juicio en los casos específicos señalados en la ley.
Por otra parte, es un avance que en el nuevo modelo de proceso penal
acusatorio, la valoración de la prueba no sea tasada, sino libre y lógica;
sin embargo, resulta incomprensible que si en la etapa de la investigación
complementaria se desahogan medios de prueba ante el juez de control,
con todas las formalidades que se exigen para el desahogo de pruebas en el
juicio, éstas no tengan el valor necesario para poder acreditar el delito y la
responsabilidad penal. Si se llegara a legislar en este sentido, el porcentaje
de impunidad sería menor.

V. Incongruencias constitucionales

Para entender este problema de juzgar en libertad, que para muchos repre-
senta impunidad, debemos partir de la base que los preceptos constituciona-

DR © 2021. Universidad Nacional Autónoma de México-Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx Libro completo en:
https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv https://tinyurl.com/45czsrd5

390 RICARDO OJEDA BOHÓRQUEZ

les 16, 18 y 19, están encontrados, y por eso no hay congruencia en el actuar
de los operadores del sistema.
En tal sentido, se necesita una verdadera armonía de preceptos consti-
tucionales, pues la detención se realiza en flagrancia, caso urgente u orden
de aprehensión, conforme al artículo 16 de la Constitución federal, sólo
porque el delito amerita prisión preventiva, pero no se les decreta la prisión
preventiva, por no encontrarse los delitos dentro del catálogo que establece
el diverso artículo 19 constitucional, o por no justificarse en delitos graves;
por eso la policía ya no quiere detener a nadie, si no es por esos delitos de
prisión preventiva oficiosa del catálogo contenido en el artículo 19 de la
Constitución federal, pues la policía no sabe con seguridad en qué casos
puede detener a una persona en flagrancia, resintiendo finalmente la vícti-
ma del delito esa falta de una buena capacitación de los actores del sistema
o esa mala interpretación de la Constitución por parte de los jueces compe-
tentes para ello.
Además, no es lógico que se libre orden de aprehensión por tratarse de
un delito con pena privativa de libertad y que el juez de control no decrete
la prisión preventiva, por considerar que no se justifica por no ser delito gra-
ve aun cuando tenga pena privativa de libertad, dejando desprotegida a la
víctima, cuando el artículo 18 establece que ha lugar a la prisión preventiva
si el delito amerita pena privativa de libertad.
Por tanto, el artículo 18 constitucional y el diverso 165 del Código Pro-
cesal, como ya se dijo, deberían ser reformados y establecer que habrá lu-
gar a prisión preventiva si el delito es grave así calificado por la ley penal,
conforme al artículo 167 del citado Código, cuando la penalidad rebase el
término aritmético de cinco años de prisión.
Esta es una de tantas razones que hacen que el nuevo modelo de justicia
penal acusatorio esté inclinado pronunciadamente a favor del imputado y
dejando a un lado a las víctimas, causando una violación al debido proceso
y al principio de igualdad procesal, consignado en nuestra Constitución, así
como en los tratados internacionales de los que México es parte y el propio
Código Nacional de Procedimientos Penales, en su artículo 11.
En esas condiciones, si se requería copiar tal cual el sistema oral impor-
tado, se debieron reformar congruentemente los artículos 16, 18, 19 y 20
constitucionales; qué era lo mejor para un sistema democrático de justicia,
pues lo correcto era en todo caso, insisto, poner acorde y congruentes los
artículos 19 y 20 de la propia Constitución, con los artículos 14, 16 y 18 del
mismo ordenamiento, pues estos tres últimos protegen la libertad personal y
permiten su restricción en los casos de la comisión de un delito; en cambio,

DR © 2021. Universidad Nacional Autónoma de México-Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx Libro completo en:
https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv https://tinyurl.com/45czsrd5

EL PROCEDIMIENTO PENAL ACUSATORIO ORAL A DOCE AÑOS... 391

la regulación del proceso penal debe estar acorde a esas restricciones, pues
el fin único del proceso penal es el esclarecimiento de los hechos, proteger
al inocente, procurar que el culpable no quede impune y que los daños
causados por el delito se reparen, conforme al artículo 20 constitucional. Y,
desde luego, posteriormente ajustar el Código Nacional de Procedimientos
Penales a todos los artículos constitucionales relativos al sistema de justicia
penal mexicano, es decir, 14, 16, 17, 18, 19, 20, 21 y 22.
En realidad y conforme a la percepción de la sociedad, que se expresa
a través de las redes sociales, el nuevo modelo de procedimiento penal no
cumple con dos de sus objetivos: procurar que el culpable no quede impune y que los
daños causados por el delito se reparen.
En la práctica, los agentes del Ministerio Público no tienen facultades
para resarcir el daño a la víctima de sus derechos fundamentales en forma
inmediata (véase el artículo 109 del Código Nacional de Procedimientos
Penales), ni la disposición legal para que sus datos de prueba que recaben
en la investigación inicial, se desahoguen en las primeras etapas del proceso
y tengan valor probatorio para el dictado de la sentencia, sin necesidad de
volver a desahogarlas en el juicio (véase los artículos 259 y 265 del Código
Procesal en cita). Y la policía, además de no estar capacitada adecuadamen-
te, no tiene la confianza del Estado para que sus acciones procesales sean
tomadas en cuenta y tengan un valor preponderante para los jueces al mo-
mento de emitir su veredicto.

VI. Conclusiones

1) El sistema penal acusatorio no está funcionando en México, pues


hasta ahora ha generado mucha impunidad.
2) La detención en flagrancia por parte de la policía debe ser sin violar
derechos humanos, pero sin tantos formalismos exigidos actualmen-
te por la ley penal a la policía. Los requisitos que establezca el Códi-
go Nacional de Procedimientos Penales para la orden de detención
en caso urgente, por parte del Ministerio Público y de aprehensión
por parte del juez, deben ser los mismos que marca la Constitución
federal.
3) Es necesario cambiar el mecanismo para decretar la prisión preven-
tiva, la cual debe proceder en todos los casos de delitos graves se-
ñalados en la ley penal (no en la Constitución federal) y decretar la
libertad del imputado en la audiencia inicial, bajo garantía fijada por

DR © 2021. Universidad Nacional Autónoma de México-Instituto de Investigaciones Jurídicas


Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx Libro completo en:
https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv https://tinyurl.com/45czsrd5

392 RICARDO OJEDA BOHÓRQUEZ

el juez de control en el proceso, o bien, bajo una medida cautelar


diversa.
4) La prisión preventiva no atenta contra el principio de presunción
de inocencia, ni el derecho humano a la libertad personal, pues el
artículo 7.2 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos,
permite las restricciones y lineamientos en las Constituciones y leyes
de los Estados parte.
5) La valoración de la prueba debe ser libre y lógica, pero deben tomar-
se en cuenta para la sentencia, aquellas que fueron desahogadas con
todos los requisitos legales ante un juez de control en las primeras
etapas distintas a la del juicio.
6) Se necesita una reforma constitucional y legal urgente para que pue-
da funcionar, en los temas más sensibles como son, entre otros, la
detención, la prisión preventiva y la valoración de la prueba (artícu-
los 16, 18, 19 y 20 de la Constitución federal, y 141, 146, 148, 150,
165, 167, 304, entre otros, del Código Nacional de Procedimientos
Penales).

DR © 2021. Universidad Nacional Autónoma de México-Instituto de Investigaciones Jurídicas

También podría gustarte