01.el Silencio de Silver - Nalini Singh
01.el Silencio de Silver - Nalini Singh
01.el Silencio de Silver - Nalini Singh
El silencio de Silver
PSI-Trinidad
1
Título original: Silver Silence
Revisión: 1.0
Era de la Trinidad
Octubre 2082
Es un nuevo comienzo.
PSI, humanos y cambiantes, las tres razas han acordado trabajar juntas
para unir su mundo dividido.
El Acuerdo Trinidad es el cimiento frágil de todas sus esperanzas y sus
sueños de un futuro sin guerras, sin violencia, sin terribles pérdidas.
Es una noble ambición.
Pero el pasado no es un viejo abrigo que puede ser descartado y
olvidado. Es un perfume que se aferra y se aferra y se aferra.
Ese olor es de sangre, traición y una escalofriante emoción bajo el
silencio.
Los psíquicamente dotados PSI buscan sentir emoción por primera vez
en más de un centenar de años.
Los corazones primitivos de los cambiantes luchan con su instinto
natural de sólo confiar en la manada, sólo en el clan.
Los seres humanos miran hacia el futuro con una sombría mirada de
determinación para ya no ser la raza más débil.
Y otros… buscan diseminar el caos, la muerte y la división.
Bienvenidos a la Era de la Trinidad.
Parte 1
1
Ser un Mercant es ser una sombra que se mueve con voluntad, con
inteligencia, con una precisión sin piedad.
Ena Mercant
(Circa 2057)
Silver Mercant creía en el control. Era lo que la volvía tan buena en lo que
hacía, nunca era tomada por sorpresa. Estaba preparada para todo.
Desafortunadamente, era imposible prepararse para el musculoso hombre
de pie en la puerta de su apartamento.
—¿Cómo entraste? —preguntó ella en ruso, asegurándose de estar al
frente y en el centro de la puerta para que él no olvidara que éste era su
territorio.
Los osos tenían una manera de simplemente empujarlo todo fuera de
su camino.
Éste oso encogió los anchos hombros que apoyaba en la jamba de su
puerta.
—Lo pedí amablemente —respondió en el mismo idioma.
—Vivo en el edificio más seguro del centro de Moscú. —Silver se
quedó mirando esa cara de mandíbula cuadrada, con su piel de miel oscura.
No era bronceado. Valentín Nikolaev conservaba la tonalidad en invierno y
obtenía una más oscura en verano—. Y —agregó—, la seguridad del
edificio está formada por exsoldados que no entienden la palabra «amable».
—Uno de esos soldados era un Mercant. Nadie convencía con
charlatanerías a un Mercant. Excepto por este hombre. Esta no era la
primera vez que él aparecía frente a su puerta en el trigésimo cuarto piso de
este edificio.
—Tengo un encanto especial —respondió Valentín, su gran cuerpo
bloqueando la luz y su profunda sonrisa acentuada con familiares surcos en
las mejillas, su pelo negro como la tinta de una manera que era tan
desordenado, se preguntó si él incluso poseía un peine. Ese cabello que
parecía como si tuviera una textura sedosa, en marcado contraste con los
duros ángulos de su cara.
Ninguna parte de él estaba tensa, su cuerpo tan relajado como el de un
gato.
Sabía que él estaba tratando de parecer inofensivo, pero ella no era una
idiota. A pesar de su entrenamiento ofensivo y defensivo, el Alfa del clan
StoneWater podría aplastarla como a un insecto, físicamente hablando. Era
demasiado grande para que ella lo golpeara sin un arma. Así que era bueno
que la mente de Silver fuese un arma implacable.
—¿Por qué necesitas verme a las siete de la mañana? —preguntó,
porque estaba claro que no le diría cómo consiguió pasar la seguridad.
Extendió una mano donde se encontraba un cristal de datos.
—El clan prometió a EmNet un desglose de los pequeños incidentes
que hemos manejado en los últimos tres meses.
Aquellos «pequeños incidentes» fueron momentos cuando PSI,
humanos y clanes no cambiantes necesitaron asistencia en el área
controlada por StoneWater, o en otra parte, cuando los miembros del clan
oso estaban lo suficientemente cerca como para ayudar.
Como la directora de la Red Mundial de Respuesta a Emergencias,
bajo la tutela del Acuerdo Trinidad, Silver era quien coordinaba todos los
recursos disponibles, y en ésta parte del mundo, eso incluía a los osos
StoneWater.
Por supuesto, ella no tenía ninguna habilidad para ordenarles que
hicieran algo, tratar con un cambiante depredador era un ejercicio de
abyecto fracaso. Pero ella podía preguntar. Hasta ahora, los osos siempre
habían venido. El cristal de datos le diría cuántos miembros del clan u otros
recursos se habían requerido para manejar cada instancia; le ayudaría
ajustar sus peticiones en el futuro.
Tomó el cristal, sin molestarse en preguntar por qué el Alfa del clan se
había presentado para entregar personalmente los datos.
A Valentín le gustaba hacer las cosas a su manera.
—¿Por qué Selenka te permite irrumpir en su territorio? —Los lobos
BlackEdge tenían control sobre esta parte de Moscú en lo que se refería a
accesos cambiantes. La ciudad se dividía en partes iguales entre la manada
de lobos y el clan de osos, con el resto de sus respectivos territorios en
dirección hacia fuera de esa línea divisoria central. Este edificio de
apartamentos caía en la mitad del territorio lobo.
Valentín sonrió, sus ojos, oscuros como la noche, se encendieron de un
modo que ella no podía describir.
—StoneWater y BlackEdge son amigos ahora.
Si Silver pudiera sentir emoción, podría haber hecho una cara de pura
incredulidad.
Las dos manadas más poderosas de Rusia tenían una relación de
trabajo y ya no se enfrentaban en confrontaciones violentas, pero no eran
amigos.
—Ya veo —dijo, negándose a apartar la mirada de esos ojos de ónice.
Los cambiantes depredadores a veces tomaban la falta de contacto
visual como un comportamiento sumiso, incluso al interactuar con los no
cambiantes. Los osos definitivamente lo tomaban como un comportamiento
de sumisión. No eran exactamente sutiles al respecto tampoco. De hecho,
los osos eran los menos sutiles de los cambiantes que había conocido a
través de su trabajo como asesora de alto rango de Kaleb Krychek, y como
la cabeza de la EmNet.
—¿Qué ves, Starlight[1]? —preguntó Valentín con el retumbar profundo
de su voz que hablaba del animal que vivía bajo su piel.
Silver se negó a reaccionar ante el nombre que él insistió en llamarla.
Cuando ella le había señalado que estaba siendo descortés por no usar su
nombre real, él había dicho que lo llamara su Medvezhonok, su osito de
peluche, que eso no le importaría. Era difícil tener una conversación
racional con un hombre que parecía imposible de insultar o congelar.
Osos.
Había oído a Selenka Durev decir eso a través de los dientes apretados
en más de una ocasión. Mientras que el condicionamiento de Silver bajo el
Protocolo del Silencio permanecía inmaculado, su mente libre de toda
emoción, en el momento en que conoció a Valentín llegó a comprender la
reacción de la loba Alfa.
—Gracias por los datos —le dijo ahora—. La próxima vez, tal vez
desees considerar una invención que nosotros, en el mundo civilizado,
llamamos e-mail.
Su risa fue tan grande que llenó el aire, llenando todo el espacio de su
apartamento.
El pensamiento no tenía sentido, pero precisamente eso parecía cuando
Valentín se reía en su vecindario. Se había dicho varias veces que trabajaba
para el hombre más poderoso del mundo; Valentín era sólo un Alfa
cambiante. Por desgracia parecía que los Alfas cambiantes tenían su propia
marca potente de carisma. Y este oso Alfa tenía un exceso de ella.
—¿Has pensado en mí oferta? —preguntó, la risa todavía en sus ojos.
—La respuesta sigue siendo la misma —dijo Silver mientras una
quemadura se extendía por su pecho—. No quiero ir a tomar un helado
contigo.
—Es un helado muy bueno —La sonrisa desapareció, Valentín
repentinamente se movió completamente erguido de su posición inclinada
contra el marco de la puerta, su tamaño y sus músculos evidentemente
peligrosos—. ¿Estás bien?
—Bastante bien. —dijo Silver, mientras la quemadura se convertía en
una punta dentada. Algo andaba mal. Tenía que contactar…
Su cerebro hizo corto circuito. Se dio cuenta de que su cuerpo
empezaba a tener espasmos, sus pulmones pedían aire mientras sus piernas
se debilitaban, pero no podía conseguir que sus «músculos» telepáticos
funcionaran, no podía contactar a su familia o a Kaleb para pedir una tele
transportación de emergencia.
Gracias por su ayuda, Sra. Mercant. Espero que disfrute de este pequeño gusto de nuestro
negocio familiar.
Rico Cavalier
Ena Mercant
(Circa 2072)
Silver era una jodida reina, Valentín pensaba eso cuando abrió la puerta de
su habitación del hospital, y salió. No era una princesa, inocente y suave.
Una reina, regia, y con una forma de mirarlo por encima de su nariz que le
decía que era un humilde campesino. Él se sentía como uno también,
aunque no era sólo más alto y más grande que ella; llevaba botas de trabajo
pesadas mientras que ella estaba descalza.
Sus pies eran estrechos y pálidos, sus uñas pulidas y cuadradas.
Pulidas y precisas como era ella. Un perfectamente adaptado traje de
chaqueta puesta sobre la camiseta blanca que había escondido en su falda.
A pesar del hecho de que casi había muerto apenas unas horas antes, ahora
tenía su cabello en su habitual peinado en rollo pulcro y maldita sea, pero se
arrodillaría para rogar que prometiera dejarlo suelto para él. Entonces la
pondría en su regazo y…
Concéntrate, Valentín.
Aparte de sus pies desnudos y la palidez de su piel, Silver podría haber
estado a punto de entrar a una reunión de trabajo. Excepto que su Starlight
nunca iría a cualquier lugar con la ropa arrugada, y esas inevitables marcas
de la apresurada retirada de los médicos.
—Necesitarás más ropa —dijo, tratando de averiguar cómo llegar a
ella de acuerdo a su estrategia de salida. Nadie iba a ver a Silver Mercant
con los pies descalzos, eso lo sabía.
—Le pediré a mi abuela que lo arregle. —Ella miró por el pasillo, la
elegante línea de su garganta haciéndole querer acariciarla, dibujar en el
hielo y fuego de su aroma directamente desde la fuente—. ¿Cuándo se fue?
—Hace un par de minutos. Dijo que había planes que poner en
movimiento. —Diciéndole a su oso que se calmara hasta tener a Silver en
territorio StoneWater, él se rascó la mandíbula, sólo después de darse cuenta
que había olvidado afeitarse. Si, cuando, él cortejara a Silver con un beso,
tendría que ver si su barba era demasiado áspera para su piel.
—¿Tienes algo más que trajes en tu armario?
—No, duermo de ésta forma y despierto perfectamente planchada.
Sonriendo con el frío comentario que hizo querer darle un beso hasta
que se derritiera, colocó las manos en su cadera.
—Dile a tu babushka[4] que te empaquete un par de vaqueros u otros
pantalones resistentes, camisetas, suéteres, material adecuado para
despeinarse y para revolcarse.
—No pretendo despeinarme ni revolcarme con nadie. —Esos
extraordinarios ojos, tan claros y helados, lo inmovilizaron en su lugar.
Alguien menos hombre, o uno con más sentido común en su cabeza,
podría haber retrocedido. Lo bueno era que Valentín era lo suficientemente
grande como para tomar lo que viniera de ella, y lo suficientemente
estúpido como para seguir golpeando su cabeza contra el muro que era el
Silencio de Silver.
—No hay elección en un clan —dijo con un encogimiento de hombros
—. Los osos son prácticos. —Se abrazaban como si fuera su profesión y se
tiraban a unos y otros por diversión—. Los adultos respetarán tu espacio
personal, pero no puedo prometerte lo mismo de parte de los cachorros más
pequeños. Tus trajes no sobrevivirán.
—Tomo nota. —Silver tiró los puños de su camisa en perfecta
alineación—. Necesitas encontrarme unos zapatos.
Sí, definitivamente una reina.
—¿Algún estilo en particular?
—De tacón bajo que combinen con este traje.
—Tengo una idea mejor. —Él ya había pedido con dulzura a una
cambiante pony, que era enfermera, una silla de ruedas—. Siéntate —
ordenó señalándose—. Vamos a ocultar tus piernas debajo de la manta de la
cama y puedes llevar esta sudadera con capucha para ocultar tu rostro y
cabello.
Recogiendo la sudadera de la silla donde la había colocado después de
comprarla en la tienda de regalos del hospital mientras Ena estaba con
Silver, dispuesto a discutir con ella sobre su plan. Ella nunca aceptó nada de
valor aparente. Ella siempre cuestionaba todo hasta el hueso.
Era como si hubiera nacido como un oso obstinado y sólo estaba
fingiendo ser PSI.
—Es una buena solución —aceptó simplemente ella, y se sentó en la
silla de ruedas.
—Necesitamos conseguir algunos alimentos para ti. —Le tendió una
bebida de nutrientes que había encontrado en una máquina expendedora en
la tienda de regalos; quizás esa era la idea de un PSI sobre un regalo de
«espero te mejores pronto.»
—Mi estómago y garganta están en carne viva —explicó Silver,
negándose a cogerla. Valentín no se dio por vencido; él sabía cómo meterse
bajo su piel.
—¿Quieres estar débil en su lugar?
Le dio una mirada peligrosamente tranquila antes de extender la mano.
Desenroscando la tapa, le dio la botella, esperó hasta que ella lo
terminó. Después de tirar la botella vacía en el reciclador más cercano, le
entregó la sudadera con capucha, luego se metió a la habitación mientras
mantenía un ojo puesto en ella y arrancó la manta de su cama. La visión de
ella abriéndose camino a través de la obscura sudadera hizo todo tipo de
cosas en él.
Era extraño llevar algo que Valentín había comprado para ella. Ella se
ofrecería a reembolsarle todo, salvo que sabía que lo tomaría como insulto.
Como su abuela había dicho, los osos son intensamente protectores de su
pueblo. Cuanto más dominante el oso, más abrumador es el instinto de
protección.
Ella no era del pueblo de Valentín, por supuesto, pero cayó bajo su
protección en el instante en que aceptó la oferta de estancia con StoneWater.
El lucharía para mantenerla segura, su gran cuerpo implacable contra
cualquier enemigo que se atreviera a venir a por ella. Ese cuerpo tenía que
quemar una gran cantidad de energía. Se preguntaba qué comía para
conservar sus fuerzas.
Ese último pensamiento la congeló en el acto de tirar de una prenda
que nunca usaba normalmente. Ella estaba reaccionando a él. De nuevo.
Silver no reaccionaba emocionalmente a nadie, su silencio era prístino
de la sutil manera Mercant en la que trabajaban con cada mente individual
en lugar de usar un martillo contundente. Ella no había reaccionado a
Valentín la primera vez que él había llegado a su apartamento o incluso la
segunda o la tercera. Ella quedó impresionada por él en una forma
intelectual, encontró que cruzar palabras con él era un interesante ejercicio.
Así que sí, quizás había tenido una reacción; era inédito en ella haber
permitido que alguien la interrumpiera, no solamente en el hogar sino
también en la oficina, una y otra vez. Pero esa reacción había sido
silenciada, firmemente en control. Esto no lo era. Y no lo había sido en por
lo menos seis meses y medio. Las matemáticas no eran difíciles de hacerse:
el panal entró plenamente hacía sólo semanas antes de que sus respuestas
comenzaran a cambiar.
Que la construcción empática podría haberla contagiado de emoción
no fue ninguna sorpresa. El paisaje una vez rigurosamente blanco y negro
de la PSINet ahora estaba cubierto con una fina red de oro que era tan
poderosa como delicada, y las chispas de color creadas por las mentes de
los PSI-e podían encontrarse a lo largo y a lo ancho.
Como todos los PSI que preferían quedarse sanos, Silver estaba
vinculada con el panal, la conexión realizada a través de un PSI-e en quien
confiaba sin reservas.
Independientemente de ello, no debería haber chispas empáticas
infiltradas en sus escudos, no cuando sus escudos se habían inspirado en los
escudos marciales de los hombres y mujeres más mortíferos en el PSINet.
Y sin embargo, Silver estaba reaccionando a Valentín Nikolaev en una
manera que desafiaba el silencio.
Cruzando descalza el suelo de piedra, Silver abrió la puerta con sus sentidos
psíquicos en máxima alerta. La persona al otro lado resultó ser una mujer
alta y con curvas, con rizos negros brillantes estilizados a la perfección y
maquillaje impecable, sus ojos marrones oscuros con pestañas densas y sus
labios de un color rojo combinando con las cerezas rojas en su vestido
negro. Ese vestido negro tenía una falda amplia y un top equipado con un
amplio escote que presumía la suave piel color miel oscuro de sus hombros
tonificados.
Los pies de la mujer calzaban zapatos rojos de tiras con tacones de
cinco centímetros.
—¡Hola! Pensé que podrías estar despierta. —Una sonrisa radiante—.
Soy Nova, la sanadora del clan.
—También eres hermana del Alfa Nikolaev. —Hubiese sido obvio
incluso si ella no conociera algo sobre las hermanas de Valentín; los dos
compartían unas semejanzas asombrosas de rasgos, aunque lo que era fuerte
y áspero en Valentín era más una llamativa elegancia en Nova. Nadie la
llamaría alguna vez «bonita». Era demasiado hermosa para eso.
—Su hermana mayor, pero no la más vieja —afirmó Nova—. ¿Puedo
entrar? —Entró sin esperar la respuesta.
Silver podría haberla detenido, pero ser grosera con los anfitriones no
era cómo había sido criada.
—¿Estoy usando tus vaqueros?
—¡Bozhe moi, no! —Una profunda risa—. ¿Puedes ver estas caderas
de maternidad, como son orgullosamente descritas por mi abuela, caber en
aquellas cosas flacas? —guiñó, pestañas de ébano descendiendo sobre ojos
oscuros—. No, aquellos son de Moonbeam[7]. Sus padres son un poco
chiflados, pero Moon tiene ese nombre. —Habiendo arrastrado dos bolsos
grandes con ella, Nova sacó varias cajas pequeñas de los bolsos mientras
continuaba hablando tan rápido que Silver no tuvo oportunidad de
interrumpirla—. Pero —continuó Nova—, mientras que Moon tiene las
caderas flacas, yo tengo el mejor gusto en zapatos de todo el clan y creo que
somos de la misma talla. —Una pausa de un minuto antes de que Nova
suspirara afligidamente.
»Bien, bien, tu babushka sí que envió algunos zapatos, pero sólo te los
daré así no tienes que mentirle a tu abuela sobre recibirlos. Tienes que
prometer no usarlos.
—¿Hay algún motivo para tu aversión?
—Los zapatos son negros, sencillos y sensatos. —Nova se estremeció
—. Silver Mercant no lleva zapatos sensatos, aunque estoy segura de que
tus zapatos siempre son cómodos.
—Sí, lo son. —Silver llevaba tacones de aguja porque formaban parte
de la impresión que quería proyectar, pero aquellos tacones eran hechos a la
medida para asegurar que nunca pusieran en peligro su equilibrio o su
capacidad de trabajar.
—Sabía que estábamos hechas de la misma madera. —Nova sacó de
repente un escáner de su bolsillo, lo dirigió sobre el área del pecho de
Silver, frunció el ceño, pero guardó el escáner y se concentró en los zapatos
otra vez—. Quiero decir, después de que vi aquellas fotografías tuyas.
—¿Fotografías?
—Ay, sabes que te espiamos a ti y a Krychek, igual como espiamos a
los lobos y ustedes nos espiaron a nosotros y a los lobos —la risa emergió a
través de las palabras de Nova—. Tienes que conocer a los otros
depredadores en el área, ¿verdad?
Intrigante que los osos la consideraran una depredadora. No estaban en
lo incorrecto, pero la mayor parte de las personas tendían sólo a ver a
Kaleb, tachando a Silver como solamente una administradora eficiente.
—Has traído muchos zapatos.
—Diez pares, y esto ni siquiera rasguña la superficie de mi colección.
Por lo tanto, si quieres tomar prestado todos ellos, puedes.
—Gracias —Silver dirigió sus ojos sobre varios pares exhibidos—.
Aunque los tacones serían normalmente mi opción, parece que tendré que
caminar sobre pisos desiguales. No soy experta en caminar con tacones en
tal superficie.
Nova asintió.
—Sí, los pisos son inestables por todas partes en Denhome. Me dicen
que a los osos grandes y fuertes no les gusta nada demasiado civilizado —
Hizo una mueca—. ¡Nadie escucha mi opinión sobre eso, ni siquiera
Stasya! Me dijo que comenzara a llevar zapatos prácticos.
Con las manos en puños, Nova las presionó contra sus caderas, sus
brazos en jarras.
—Nova Nikolaev no usa zapatos prácticos. Caí en mi culo más de una
vez al principio cuando comencé a practicar con tacones a los catorce.
Valentín se moría de la risa hasta que lo reté a utilizar un par y hacer una
carrera conmigo. Deberías haber visto la caída que tuvo.
Momentáneamente divertida por la imagen de Valentín usando
tacones, incluso de pequeño, Silver se tuvo que obligar a enfocarse en el
tema.
—Creo que debería atenerme a zapatos más estables por el momento
—Ni siquiera pienses en los tacones sensatos —advirtió Nova—.
Intenta con estos pequeños botines negros en cambio. Son cómodos, lindos,
y van más o menos con cualquier estilo.
Ya que Silver se había decidido por ellos como su primera opción si le
quedaban bien, se sentó en la cama y, poniéndose un par de tobilleras, se
deslizó en las botas.
Cuando se levantó para probarlos, encontró que quedaban lo bastante
adecuados a su talla.
—Éstos son excelentes. Gracias.
Nova desechó su gratitud con una sonrisa.
—Tengo una dependencia por los botines —confesó—. Ocho pares en
mi última cuenta, tres de ellos, negros. De todos modos, pienso que
deberías tener un par de zapatillas de deporte también.
Silver no usaba por lo general zapatillas de deporte, pero no estaba,
por lo general, en un clan de osos, tampoco.
—Gracias, intentaré con…—miró entre las de azul brillante con lunas
y estrellas blancas llamativas y las sencillas con un colorido diseño tropical.
La risa de Nova fue casi tan grande y cálida como Valentín.
—No te preocupes, solo estoy jugando contigo. Aquí —Retiró un par
de zapatos simples de lona desde un bolso, el color un azul oscuro sólido—.
Deberías cuidarte de eso, ya sabes. Somos terribles haciéndonos bromas.
Nada cruel, sin embargo —Lo último fue dicho muy seriamente, su
siguiente pregunta sin malicia—. ¿Cómo PSI, entiendes las bromas y los
juegos?
—Entiendo el concepto de bromas —Silver dijo cuándo se cambió los
botines por las zapatillas de lona—. No entiendo los juegos. ¿Cuál es el
punto?
—El punto es mirar a Valentín ponerse rojo cada vez que le recuerdo el
hecho de que una vez llevó tacones rosados y se cayó sobre su trasero.
—¿Tacones rosados? —dijo Silver antes de que pudiera censurar sus
palabras.
—Bueno, si iba a hacer a mi hermanito ya con casi dos metros de
altura usar un par de tacones, no iba a elegir negro, ¿verdad? —Los ojos de
Nova bailaron—. También iba definitivamente a conseguir pruebas
fotográficas para propósitos de chantaje en el futuro.
—¿Todavía las tienes? ¿El material de chantaje?
—¿Por qué?
—Porque tal vez pueda utilizarlo —informó Silver, volviéndose a
colocar los botines después de comprobar que las zapatillas le ajustaban—.
Tu hermano no parece escuchar la palabra «no».
Un sonido retumbante proveniente de Nova tuvo a Silver poniéndose
en completa alarma física y psíquica.
—Estas enojada.
Los ojos de Nova ya no eran marrones, sino un ámbar pálido
encendido.
—Mi hermano nunca ha tomado a ninguna mujer sin su permiso.
—No hablo del consentimiento sexual. Soy PSI. No tengo sexo.
La boca de Nova se abrió, ámbar deslizándose en marrón oscuro tan
rápido que Silver no captó la transición.
—¿Nunca? —susurró la sanadora, sentándose al lado de Silver en la
cama—. ¿Jamás?
—Nunca. Jamás.
—Es verdad entonces. ¿Los PSI sólo se reproducen por métodos
científicos?
—Esto probablemente cambiará en el post-silencio, pero hasta ahora,
sí.
—Hombre. —Nova dejó salir el aliento, sacudió su cabeza—. Hombre.
—Es simplemente otra forma de ejercicio. —Silver nunca había tenido
la posibilidad de hablar de este tema con alguien de las razas
emocionales… era un aspecto de la interacción cambiante e humana que
continuaba escapando de su entendimiento. Ella había predicho
anteriormente determinadas conductas, tuvo sus predicciones fallando
estrepitosamente cuando el sexo fue añadido a la mezcla.
—Seelichka, si piensas eso… —Nova le dio palmaditas en el hombro.
Le tomó a Silver un segundo darse cuenta de que Nova suavizó su
nombre de manera afectuosa. Como Valentín hacia cuando la llamaba
Starlichka aunque Starlight no era su nombre, tampoco. Sólo Valentín le
decía así. Se preguntó cómo lo llamaban su familia y amigos. «Valya» sería
su conjetura.
—¿Me puedes decir por qué estoy equivocada? —preguntó después de
notar que había estado absorta en silencio demasiado tiempo—. ¿Acerca del
sexo?
Nova levantó sus cejas.
—No puedo explicar realmente el sexo, excepto para decir que el
mejor es con alguien que conoces, alguien con quien puedas reírte —Una
suave sonrisa—. No decimos «sexo», a propósito —añadió—. Llamamos a
cualquier toque intercambiado entre dos personas que lo desean «privilegios
de piel».
—He oído hablar del concepto. —Había estado trabajando en la
EmNet lo suficiente para recoger ciertos matices de comportamiento
cambiante—. Ustedes consideran que es un regalo permitirse el contacto
físico. —Era una sutil complejidad en la naturaleza táctil de la raza
cambiante.
Nova asintió con la cabeza.
—El toque une a un clan y por lo tanto nunca debe darse por sentado.
Aunque, por supuesto, no vamos por ahí pidiendo permiso vocalmente todo
el tiempo, por ejemplo, acabo de tocar tu hombro. Yo no lo habría hecho si
te hubieses apartado disimuladamente.
Fue el turno de Silver para asentir.
—La comunicación no es siempre vocal. —Como telépata, lo conocía
mejor que nadie. Que los cambiantes fuesen tan fluidos en el lenguaje
corporal tenía perfecto sentido para ella. También le recordó que estaba en
un entorno donde era la forastera—. ¿Tendrías tiempo para mostrarme los
alrededores de Denhome?
—Seguro, pero, en primer lugar, si no estabas hablando de
consentimiento sexual, ¿qué quisiste decir acerca de mi hermano?
Nova colocó los dedos de su mano en el cuello de Silver, habiendo
comunicado su intención al elevar una mano en esa dirección después de
que ambas se levantaran.
Silver permitió a la sanadora tomar su pulso, aspiró y exhaló cuando
Nova retiró un pequeño sensor desde su interminable bolsillo y lo colocó en
el pecho de Silver después de que le pidiera desbotonarse dos botones de su
camisa.
—Le he dicho a Valentín que no viniera a mi puerta para dejarme
cosas, pero lo hace constantemente —dijo, una vez Nova alejó el sensor—.
Le he dicho que no me deje objetos de comida al azar bajo la apariencia de
un admirador secreto llamado Sr. Soy. Un. Medvezhonok…
Nova resopló de la risa.
—¡Lo siento, lo siento! ¡Sólo que puedo ver a Mishka haciendo eso!
¡Oh Bozhe[8]! El Sr. Soy. Un. Medvezhonok. —Limpiándose las lágrimas,
Nova sonrió—. Mira, todo eso es sólo un comportamiento dominante de
oso. Tienes que resistirte, y creo que eres muy capaz de ello. Mi hermano
nunca haría nada parecido con una mujer que no pudiera defenderse. Sólo
con una igual.
Una igual.
—Te voy a mostrar todo. Con tal de que no te esfuerces demasiado —
dijo Nova mientras Silver procesaba el hecho de que uno de los dos más
poderosos cambiantes Alfas en Rusia la veía exactamente como era: una
depredadora tan peligrosa como él.
—No voy a intentar más de lo que mi cuerpo pueda manejar —
prometió Silver a Nova cuando la sanadora la miró para obtener una
respuesta—. Sólo va a provocar más retrasos en mi recuperación.
Nova llevó la mano a su pecho.
—Una paciente sensata. Podría morir de un infarto cardíaco.
—Por favor, no lo hagas. Eres el primer oso racional que he conocido.
—Oh, me agradas, Silver Mercant. —Ojos chispeantes—. Vamos,
entonces. —Se acercó con la intención de enganchar el brazo con el de
Silver, se detuvo a medio movimiento—. ¿No?
—No. —Todos los PSI eran entrenados para evitar el contacto físico a
menos que fuese imposible; en el caso de Silver, también ayudaba a
mantener la interferencia telepática a raya. Aunque ella no podía leer a los
cambiantes, todos los seres vivos tenían una capa superficial de
pensamientos que causaba un amorfo zumbido en su cabeza.
El contacto con una persona, incluso con un pequeño grupo, no sería
doloroso o perjudicial para sus reservas psíquicas, pero había un punto de
inflexión. La extrema sensibilidad telepática era una de las desventajas de
ser una telépata pura de alto gradiente. Los de su designación mantenían ese
pedazo de información en secreto; era una vulnerabilidad que había, una
vez, sido utilizada para torturar telépatas puros.
Sólo colócalos en una habitación con mucha gente y deja que esas
personas toquen al PSI continuamente. Al mismo tiempo, niégale a los
telepatas cualquier alimento para reponer su energía. Tarde o temprano, el
telépata puro se quedaría sin la fuerza psíquica necesaria para mantener sus
escudos. Era más sencillo y más seguro evitar todo contacto.
—Está bien. —Nova abrió la puerta de la habitación de Silver y las
dos salieron al pasillo—. Desde aquí gira a la izquierda para ir hacia la
caverna. No hay manera de perderse. Gira a la derecha y al final acabarás
en la sección residencial de este lado de Denhome.
Voces llegaron por el pasillo, seguidas por tres grandes jóvenes.
Observando a Nova, llamaron por ella mientras miraban a Silver con
salvajes ojos indiscretos. Antes de que pudieran hacer las preguntas por las
que habían separado la boca para preguntar, Nova les dio una mirada
sofocante.
Arrugando sus rostros, el trío, cada uno de los cuales superaban a
Nova por al menos veintidós kilos, pasaron en silencio.
—Eso fue impresionante.
—Sanadora —fue la respuesta de Nova—. Lamentablemente, la
mirada no funciona tan bien en adultos metiches. La última vez que lo
intenté, Pasha y Yasha me recogieron y me lanzaron entre ellos hasta que
les amenacé de envenenar sus comidas con un virus estomacal. —La otra
mujer dio un exasperado suspiro—. Osos.
Silver apenas la escuchó, al no haber previsto la enorme caverna a la
que Nova le había llevado. El techo se erguía alto por encima, el área
iluminada por la bruma de la madrugada revelando un fresco cuerpo de
agua en la distancia, mientras que alrededor, vides con diminutas flores
verdes tejían su camino entre la roca.
—¿Todo tu clan vive en este complejo? —Porque era un complejo:
Denhome podría parecer rústico, literalmente un agujero en una montaña,
pero ya había observado cables finos como hilos en lo alto de las paredes
intercalados con casi invisibles «botones» de plata.
Conexiones de datos. Amplificadores de señal. Todo en la vanguardia
de la tecnología.
—Muchos de nosotros vivimos aquí —dijo Nova después de una
pequeña vacilación—. Los osos no son muy merodeadores como muchos de
los otros depredadores cambiantes, pero si conseguimos algunos —como
mi hermana menor, Nika— quiénes desean salir. —Una tierna sonrisa—. Y
con todos nuestros intereses de negocios, hay pequeños grupos dispersos
por aquí y por allá.
—¿No extrañan el hogar? —La naturaleza de mentalidad por el clan de
la raza cambiante era a la vez una fortaleza y una debilidad.
—Nos llevamos el hogar con nosotros dondequiera que vayamos… al
menos otros diez osos también van. —Nova sacudió la cabeza—. Es difícil
encontrar privacidad a veces, pero honestamente, yo no lo haría de otra
manera.
Como si quisieran remarcar su comentario, múltiples voces gritaron el
nombre de Nova.
—¡Más tarde! —Nova gritó de vuelta—. Estoy mostrándole a nuestra
invitada los alrededores.
Cientos de preguntas vinieron hacia ella, todas que ver con Silver.
—Actúen como osos, no como lobos. —La dura declaración de Nova
tuvo al grupo entero riéndose a carcajadas. La risa envió un par de niños
rodando por las alfombras esparcidas por el suelo en un motín de consabido
color que de alguna manera no era discordante para los sentidos.
Ignorando la cacofonía, Nova la llevó a través de la inmensidad y
hacia lo que parecía ser una entrada a la caverna.
—Camina a través de esto, a lo largo del pasaje, y vas a estar afuera —
le dijo la sanadora—. Si hay una emergencia, y no puedes llegar a ésta
entrada, dirígete a esa o a esa. —Las señaló—. Luego sigue a los lobos
StoneWater a través de la puerta trasera.
—Yo sé que no puedes detallar las rutas de evacuación, Nova —dijo
Silver al haber captado la incomodidad de la otra mujer—. Se trata de
proteger a tus vulnerables contra una desconocida.
La sonrisa de Nova regresó, la dulzura de la sanadora casi una fuerza
palpable. Era la misma sensación que Silver sentía cerca de los empáticos.
Como si tuvieran una vela interior que producía un resplandor lo
suficientemente fuerte como para abarcar a todos en sus cercanías.
Una sensación muy diferente de la cruda calidez de Valentín.
—Es poco probable que necesites esas rutas traseras —Nova añadido
—. Nadie se acercaría tan cerca al corazón del clan sin haber bombardeado
completamente todo lo que nos rodea.
Ya que incluso los lobos aparentemente no habían penetrado nunca
dentro del territorio StoneWater, Silver tendió a creerle. A punto de hacer
otra pregunta, sintió una oleada de mareos.
—Creo que mejor regreso a mi habitación.
Su mirada se agudizó.
—Vamos. —Les tomó más tiempo volver a la habitación que ir tan
lejos, con Silver volviéndose progresivamente más débil. Para el momento
en que se acostó en la cama, estaba tan agotada que no protestó por el hecho
de que Nova le sacó los botines y la cubrió con una manta.
—Spasibo —supo decir.
—Tranquila. —Nova tomó varias lecturas más—. Hablé con la doctora
que te trató, dijo que las olas de agotamiento irán y vendrán durante un día
o dos, dependiendo de cuánto descanso consigas. Pero después de eso,
deberías estar tan sana como un oso.
Silver quiso contestar, pero su cerebro tenía otras ideas. Durmió.
11
Escurridizo como un gato.
Nota escrita a mano pegada en la parte trasera de la puerta de Valentín.
Valentín regresó al corazón del clan más tarde al atardecer e
inmediatamente atrapó un rastro mínimo de una esencia conocida: Hielo
frígido con una chispa escondida de fuego. Silver recorrió la caverna en
algún momento más temprano. Eso significaba que tal vez estuviese
despierta.
Su oso se levantó dentro de él, su gran corazón resonando.
—¡Tío Mishka!
Frotando la mano sobre los negros y apretados rizos del pequeño niño
con la piel del marrón más oscuro, quien se había enrollado a sí mismo
alrededor de la pantorrilla de Valentín, continuó caminando, la lapa
cambiante se aferró con fuerza.
—Está hecho —le dijo a Pieter—. Los lobos han aceptado el nuevo
perímetro.
La mirada del otro hombre centelleó.
—¿En serio? ¿Tomó sólo una reunión?
—Era difícil, incluso para Selenka, discutir contra una gigante grieta
en el suelo, lo que significaba que sus centinelas habrían tenido que sacar
alas y volar para completar sus rondas. —Valentín acarició la cabeza de la
lapa de nuevo, la textura suave y llena de vida contra su palma—. Esa
sección ya estaba inestable y la pequeña sacudida que tuvimos hace un mes
solo empujó ese pedazo final.
—Lobos que vuelan —dijo Pieter, sus ojos calentándose con humor
que solo aquellos cercanos a él lograban ver—. Imagina los juegos que
Pasha y Yasha inventarían. ¿Tiro al blanco con tomates podridos, tal vez?
—¿Acaso escuché mi nombre? —Un desgreñado Pavel, su cabello
levantándose como si acabase de salir de la cama después de un turno
nocturno, mordió un pastelillo.
—La frontera con BlackEdge —explicó Valentín poco después, antes
de mirar a Pieter de nuevo—. Selenka no habría sido tan cooperativa si no
hubieses propuesto la oferta de paz. —Valentín había cortado
voluntariamente una sección comparable de su territorio que retrocedía
contra la tierra de los lobos.
El otro hombre, uno de los dos mejores amigos de Valentín, se encogió
de hombros.
—No es como si la utilizáramos de cualquier modo. Muy rocosa para
nosotros, pero los lobos la disfrutaran.
—La mejor cosa —dijo Pavel después de tragar su larga mordida de
pastelillo—, sería que hiciéramos lo que DarkRiver y SnowDancer lograron
en San Francisco. —Golpeó una mano en su pecho, hizo señas de un
corazón latiendo fuerte.
Los labios de Pieter se curvaron. También lo hicieron los de Valentín.
—¿Puedes ver a cualquier oso estar satisfecho con un lobo? —Se
encogió de hombros—. Les gusta despertarse al amanecer en el invierno y
hacer cosas sin sentido como correr alrededor en la nieve cuando cada
cambiante sensato que no necesita estar despierto está acurrucado de
manera agradable y caliente en sus camas. —Era uno de sus lugares
favoritos para estar.
Desde que la lapa no estaba mostrando ningún signo de soltarse por su
cuenta, Valentín se inclinó y tiró de él de una manera que parecería una
acción innecesariamente ruda para cualquiera que no fuese un oso. Los osos
eran resistentes. Sus cachorros eran resistentes.
Lanzándolo al aire, atrapó al cachorro de otra manera, el silencioso
cuerpo del niño riendo en sus brazos, luego lo lanzó hacia Pieter.
—Devuélvelo a la jaula. —Los niños osos eran notorios por escapar de
la escuela… el clan literalmente tenía que encerrarlos y amenazarlos con
extravagantes castigos para hacerlos estudiar.
La madre de Valentín una vez prometió afeitar su pelaje como un
poodle si no dejaba de comerse su tarea de matemáticas. Algunas veces
Valentín se preguntaba cómo cualquiera de ellos, él mismo incluido, eran
incluso letrados.
—Y averigua cómo logro salir en primer lugar.
Pieter lanzó al escurridizo escapista sobre sus hombros y se alejó
caminando, mientras que el aún no despierto Pavel se dirigió para
conseguirse una taza de café. Valentín fue directo a la habitación de Silver.
Fingió no ver a todos los sonrientes entrometidos estacionados
despreocupadamente asomando sus narices alrededor de la esquina.
Levantando su mano, fue a tocar, luego se dio cuenta de que podía
estar descansando. No debería molestarla.
Debería irse ahora mismo.
Oso y hombre a la vez necesitaban verla. Sólo para confirmar que
estaba bien.
Decidiendo intentar con un suave golpe e irse si no respondía, levantó
su mano, golpeó. Demonios, eso no había sido tan suave. Aun así, no hubo
respuesta. Contuvo su impaciencia, se movió para alejarse. Él no era un
bárbaro. Era un oso civilizado.
¡¡Estallido!!
Valentín golpeó contra la puerta, rompió el cerrojo del otro lado sin
esfuerzo… para encontrar a Silver sentándose en la cama, su cabello suelto
alrededor de sus hombros en un sereno halo dorado, y su mano acercándose
por la botella aislada de metal que Nova debía haberle dado. Era la manera
favorita de su hermana de mantener las bebidas frías para sus pacientes.
Estaba adentro recogiéndola botella, la puerta siendo cerrada
firmemente detrás de él para desalentar a sus inquisitivos compañeros del
clan, antes de que pudiese procesar la sorpresa de ver a Silver sin su
armadura.
—Aquí —le dijo.
Aceptando la botella, desenroscó la tapa y tomó un trago antes de
mirar a la puerta.
—¿Así es como normalmente entras a las habitaciones de invitados?
—Hielo azotó el aire.
Starlight obviamente no necesitaba que su armadura estuviese en
completo control. Lo estaba haciendo muy bien desollándolo vivo con nada
más que su voz y sus ojos.
Él sonrió y tomó asiento en la cama.
Cuando lo miró muy intencionadamente, fingió no entender su
significado, concentrándose en su lugar en su rostro. No en ese glorioso
cabello que no era totalmente liso como siempre creyó, sino que tenía una
ligera onda en él que lo había parecer deliciosamente suave. Lo miraría
fijamente luego, cuando la hubiese encantado para que no lo botara fuera de
su habitación.
—Todavía estás pálida.
—Soy setenta y ocho por ciento caucásica. Ser pálida es parte del
paquete.
Algunas veces, Valentín juraba que Silver estaba tironeando su cadena.
—Más pálida de lo usual. Y tus ojos no son hielo puro —bromeó—.
Hay un poco de bruma flotando allí. Te desperté, ¿no? —Su rostro era todo
suave, sus abultados labios volviéndolo medio loco.
—¿Hay algún sentido para esta conversación?
—Sólo quería ver si estabas mejorando. —Sus manos picaban por
tocarla, pero incluso Valentín no era tan demandante.
Está bien, sí, lo era en lo que se refería a Silver, pero sabía cómo
controlarse a sí mismo.
—¿Puedo…?
—No. —Silver colocó la botella en la mesita de noche que Valentín
había construido con sus propias manos.
—No sabes lo que iba a preguntar —protestó.
—Has estado mirando fijamente mi cabello cuando no has estado
mirando fijamente mi rostro. Quieres tocar mi cabello.
Valentín intentó pensar como un gato otra vez. Escurridizo. Después
de todo, Lucas Hunter tenía una compañera PSI. Si un leopardo podía
hacerlo, un oso podía hacerlo mejor.
—Cambiaré y te dejaré acariciar mi pelaje a cambio.
Silver se congeló en el lugar, sin pestañear.
Oso y hombre a la vez contuvieron el aliento… y luego ella sacudió la
cabeza.
—No. No tengo razones racionales para necesitar tocar un oso
cambiante en su forma de oso.
Valentín no era la criatura más sutil, pero tampoco era estúpido. Había
captado su duda, la archivó. Uno de estos días, convencería a Starlight de
creer que realmente sí necesitaba tocar el pelaje de un oso. Y luego él
acariciaría su piel. Un trato justo… incluso si sacaba provecho de ambos.
Sonrió en el interior, presumido.
Ven, podía ser escurridizo tan bien como cualquier gato.
—Lo que si necesito es un organizador y un teléfono —dijo Silver, sus
pensamientos evidentemente no en el mismo camino que los de él—. Puedo
tener los fondos por los objetos transferidos en la cuenta de tu manada.
Valentín no se ofendió por su oferta de pagar; así era como los PSI
funcionaban y a Silver le gustaba seguir las reglas.
—Espera. —Saliendo de la habitación, se aseguró de dejar la puerta
casi cerrada como una señal para sus persistentes compañeros de clan de
que no fueran a irrumpir… oh, ellos serían alegremente amistosos acerca de
ello, sólo metiendo sus cabezas para saludar, pero habría cientos de ellos en
un minuto si les dejaba el mínimo margen.
Silver también terminaría con suficiente comida para un año.
Sus osos pensaban que la comida solucionaba todas las heridas. La
mayoría del tiempo, esa comida venía con abrazos y ruidosos acuerdos si
estabas molesto por algo. Dos semanas atrás, el callado Pieter había dicho
«Infiernos sí» mientras Valentín liberaba sus heridas, rabia y frustración por
lo que estaba pasando en el clan.
Pieter y Zahaan, actualmente afuera en una patrulla de larga distancia
con Taji e Inara, eran los únicos a los que le permitía verlo de esa manera;
Zahaan y él habían sido amigos desde la cuna, Pieter un agregado natural
para su pequeño grupo cuando él y su familia se mudaron a StoneWater
mientras Pieter era un niño.
Mientras que Valentín confiaba en Stasya con su vida y con el clan, su
posición como primera segunda nunca entró en peligro, ella no sólo era el
individuo más dominante en el clan después de él. También era su hermana
mayor, su relación sutilmente diferente de la que tenía con sus otros
segundos.
Sus instintos serían de confortar a su hermano pequeño mientras se
molestaba en su nombre, en cambio Pieter y Zahaan entendían que él solo
necesitaba soltar vapor. Pero Silver no estaba lista para la versión osuna de
simpatía y confort, así que Valentín le frunció el ceño a los compañeros de
clan que estaban oh, tan casualmente, paseando alrededor afuera de su
puerta.
—Todos se ven como que necesitan deberes extras.
—Ay, vamos, Valya. Solo queremos darle la bienvenida a Denhome.
—Pueden hacer eso después. —Puso las manos en su cadera y los
fulminó con la mirada.
Arrastrando los pies, comenzaron a escabullirse.
Más de uno le disparo miradas sucias sobre sus hombros.
Valentín no estaba sorprendido por su comportamiento. ¿Tener a la
famosa y abrasadoramente competente ayudante de Kaleb Krychek en
Denhome? Sus osos estaban fuera de sí mismos por la curiosidad. Hubieron
algunas cejas arqueadas y tres calladas apariencias acerca de cuán seguro
era tenerla en el corazón del clan, pero nadie había estado molesto.
La mayoría entendía que éste era un tiempo de cambios, que para
mantenerse fuerte yendo hacia adelante, StoneWater tenía que formar
amistades y alianzas a través del espectro. Zoya, miembro de la antigua
guardia, había sido recalcitrante sobre romper la cuidadosa aislación que
mantuvo a StoneWater seguros desde que el clan había sido creado. Eso fue,
hasta que Valentín señaló que los lobos ya estaban en el proceso de llegar a
un entendimiento con personas como Kaleb Krychek.
Zoya solo se adelantó porque no podía soportar que los lobos tal vez
terminaran en una posición más fuerte. Pero el resultado de su decisión de
tomar ese primer paso fue porque StoneWater se estaba adaptando a éste
nuevo mundo cambiante. No muy rápido, sin embargo. Su clan herido
necesitaba tiempo para sanar.
También lo necesitaba su Alfa.
Dejó salir un doloroso aliento, dejando a un lado el pensamiento por
este extraordinario momento cuando la más hermosa e intrigante mujer que
había conocido estaba en su territorio. Su malagradecido oso gruñó que
debió colocarla en la cama.
Valentín frunció el ceño.
—Hubiese convertido mi cerebro en líquido.
Yendo a su propia habitación, encontró el paquete que le pidió a Pavel
que preparara ayer por la tarde como parte de su plan de ser escurridizo
como un gato.
Ena Mercant
(alrededor de 2074)
El amanecer estaba a dos horas de distancia cuando Silver hizo una llamada
que nadie en su posición querría hacer: El intento de rescate ahora era una
operación de recuperación. Ningún sobreviviente había sido encontrado
durante las dos últimas horas y todos los rescatistas coincidieron en la
ausencia de signos de vida: Los PSI con sus escaneos telepáticos, los
cambiantes con sus inigualables sentidos del olfato y su aguda audición, y
los humanos con sus escáneres de imágenes de alta tecnología que habían
sido traídos por un profesor de geología local.
—No hay signos de calor —la mujer de cabello negro con piel marrón
oscura y ojos suavemente rasgados le dijo a Silver, líneas de extenuación
enmarcaban su boca mientras permanecía de espaldas hacia los escombros
del bar.
Valentín, con su cuerpo y cabellos cubiertos de polvo y su boca en una
línea sombría que nunca había visto, acababa de sacudir la cabeza. Él había
encontrado al último sobreviviente, un hombre joven que él mismo cargó
fuera de los escombros con sus propios brazos luego de que los
teletransportadores habían sido llamados para llevar a tres sobrevivientes
gravemente heridos directamente a la sala de heridos. Los médicos les
habían pedido que se quedaran y levantaran a los heridos usando su
telequinesis para que los cuerpos triturados de las víctimas pudieran ser
examinados sin causar cualquier daño adicional.
Nadie había encontrado nada desde entonces.
Bañadas en el resplandor blanco y duro de las poderosas luces que
Silver había organizado temprano en el intento de rescate, las ruinas del bar
parecían una tumba iluminada.
Mientras Valentín y los demás comenzaban a hacer lo que podían para
ayudar a recuperar los cuerpos, Silver se sentó y cotejó los números. Ella ya
los conocía, por supuesto.
—La tasa de mortalidad es del setenta y cinco por ciento —dijo al jefe
médico del equipo, el hombre que había priorizado a las víctimas—. El otro
diez por ciento está gravemente herido y sus probabilidades de
supervivencia son de bajas a insignificantes.
El doctor, con la cara rígida, se sentó en la puerta trasera de una
ambulancia y miró la destrucción.
—Supongo que tuvimos suerte de que no hubiese un explosivo
secundario.
—Sí. —Los cambiantes habían reportado que no había ningún aroma
sospechoso y las Flechas realizaron un barrido en busca de explosivos
encubiertos enterrados y nada—. Deberías detener a tu equipo.
El medico miró al grupo exhausto sentados en silencio en la parte no
acordonada de la calle polvorienta con las cabezas colgando.
—Es duro ser un sanador y no ser capaz de hacer nada. —Con esas
tranquilas palabras, el hombre humano se marchó a recoger las partes
devastadas de su equipo.
Silver, con sus propias piernas temblando por el cansancio, aun así
hizo tiempo para hablar personalmente con todos los otros líderes del
equipo. Uno a uno. A Valentín lo dejó para el final. Como el cambiante de
más rango, se había encargado de los otros grupos cambiantes de respuesta,
ninguno había estado en desacuerdo con su liderazgo, las líneas partidistas
dejadas de lado en este periodo de emergencia.
Ella lo encontró con Kaleb.
La saludó con el ceño fruncido.
—¿Estás planeando caer de cara? —preguntó en una voz baja y
retumbante, sus ojos repentinamente rodeados de ámbar.
—No planeaba hacerlo, no —dijo Silver con frialdad aunque todo su
cuerpo estaba advirtiéndole que estaba en estado crítico—. Los equipos de
recuperación están en camino, estarán aquí en tres minutos —los había
puesto en espera hacía una hora—. He reducido a los rescatistas
disponibles, los equipos de rescate tienen los equipos adecuados para la
segura remoción de escombros y poder recuperar los cuerpos y partes de
cuerpos que todavía están atrapados en la zona de explosión.
La expresión de Valentín no se inmutó con su frío comentario como lo
hacían comúnmente los ojos de los humanos y de los cambiantes cuando
hablaba. Pensaban que ya que ella podía estar tan calmada, la pérdida de
vidas no significaba nada para ella. Silver nunca se había molestado en
decirle a las personas que simplemente porque ella no sintiera no
significaba que la sangre y la muerte pasaban sin ningún impacto sobre ella.
Mucho potencial había sido perdido esta noche, la gran mayoría de los
que estaban en ese bar apenas comenzaban su vida adulta. Que la mayoría
de ellos hubieran sido humanos no cambiaba nada… o quizás eso lo hizo
aún más trágico. Estadísticamente, los seres humanos tendían a estar más a
la vanguardia de la tecnología y los avances artísticos aunque, bajo el
silencio, el Consejo PSI a menudo había robado su trabajo tecnológico.
Las habilidades humanas para pensar más allá de lo preestablecido era
el por qué el brazo empresarial de la Corporación Mercant empleaba un
número significativo en sus empresas de ciencia y tecnología. Contratar
gente buena y pagarles bien, además de proteger sus mentes con sus propios
escudos telepáticos, era mucho más eficiente que robar ideas a la fuerza.
—Silver —dijo Kaleb en un tono tan imposible de descifrar como
siempre—. Valentín tiene razón, retrasarás tu recuperación si sigues
presionándote a ti misma.
—Estoy al tanto de eso.
—¿Ya terminaste aquí entonces? —Valentín inclinó su cuerpo
ligeramente hacia ella, como si hubiese visto venir una caída.
—Ya casi. Necesito completar la entrega al comandante cuando llegue.
Las Flechas han acordado proporcionar la seguridad durante el proceso de
recuperación en conjunto con un grupo de soldados que la Alfa Durev de
BlackEdge ha enviado.
El rostro de Valentín contenía un fuerte eco de tristeza, su corazón Alfa
sentía demasiado, pero sus labios se levantaron una fracción.
—¿Así que nosotros dosidioti[12] deberíamos cerrar la jodida boca y
dejar de decirte qué hacer?
—Sabía que el polvo no había empañado tu cerebro. —Silver se alejó
con la vista de sus ojos quemando con un ámbar cambiante y salvaje.
Valentín abrió la puerta del copiloto de su vehículo, habiéndolo conducido
más cerca ahora que la zona estaba horriblemente tranquila, sombría con
resignación y la sombra de la muerte. Silver entró, se habría resbalado si no
la hubiese agarrado del brazo, dándole un impulso. Ella no dijo nada hasta
que él estuvo sentado en el asiento del conductor y puesto en reversa el
vehículo preparándolo para girar.
—Spasibo.
Valentín quería gritarle por haberse dejado llevar a este estado, pero
Starlight había tenido razón antes, iba a perderla por comportarse como un
oso enojado, todo emoción salvaje y sin sentido. Incluso si él quisiera
gritarle y luego abrazarla cerca, mantenerla a salvo.
Apretando los dientes, encontró algunas palabras humanas.
—¿Qué necesitas una vez lleguemos a casa? Voy a llamar a Nova,
tenerla esperando.
—Sólo necesito descansar. Ningún medicamento ni otro tratamiento.
—¿Comiste en el lugar?
—No, pero no estoy segura de tener fuerzas para masticar ahora
mismo.
El oso estaba medio loco ahora, Valentín hizo una llamada y le pidió a
Chaos que preparara una sopa nutritiva.
—No hay necesidad de masticar —le dijo a Silver después.
Esperaba una respuesta inteligente, pero ella permaneció en silencio.
Su perfil era de líneas limpias, labios suaves, piel pálida y ojos pesados. La
vulnerabilidad de ella, la confianza que exhibía al elegir volver a casa con
él cuándo podría haber pedido un teletransporte en cualquier momento,
atrapo el corazón de su oso en un agarre suave y a la vez acerado.
Ese agarre estaba formado por pura luz de estrellas.
Los llevo a Denhome lo más rápido y seguro posible. Chaos no lo
había decepcionado, a pesar de ser de madrugada tenía tazones de sopa
caliente esperando. Silver apenas se comió medio plato antes de caer
dormida con la cabeza apoyada en sus brazos. Resistir la tentación de
acariciar su cabello era difícil.
Su mejor naturaleza ganó finalmente sobre las protestas molestas de su
oso, la levantó en sus brazos para llevarla a su habitación. Primero, sin
embargo, tuvo que fruncirle el ceño a Yakov, quien había tratado de
golpearlo con un puñetazo.
El otro se encogió de hombros.
—Sólo quería tocar su cabello.
—Ve a tocar el cabello de la mascota de Pasha. —Valentín acurrucó el
cuerpo dormido de Silver—. Ella es mía.
—¿Ella sabe eso?
—Estoy trabajando en ello. —Espantando a cualquier otro oso que
pudiera estar tentado a acercarse, la llevó a su cuarto sin más
interrupciones.
Estaba polvorienta por el sitio, sin duda sudorosa, también, pero no iba
a desnudarla. Le dijo a Nova que no también, después, luego de que su
hermana respondiera a su solicitud de revisar a Silver y asegurarse de que
realmente descansar era todo lo que necesitaba.
—Le voy a quitar las botas por lo menos. —Nova puso sus botas al
lado de la cama, mientras Valentín ponía una manta sobre su cuerpo.
—Descansa bien, Starlight. —Su propio cuerpo dolía, pero él era un
oso Alfa, podía seguir activo por otro día si era necesario. Si fuera por él,
pasaría ese tiempo observando a Silver. Oh, ¿a quién engañaba? Dándose
rienda suelta, se curvó a sí mismo alrededor de ella como una manta
viviente y escuchó los latidos de su corazón, sintió el suave calor de su
aliento y la delicada fuerza de sus huesos.
—Vamos, hermanito. —Nova rodeó su cintura con un brazo—.
Necesitas terminar tu propia comida, luego puedes tener un poco de
descanso y soñar con tu Starlichka.
Poniendo un brazo alrededor de sus hombros, la abrazó cerca, esta
hermana que se había convertido en la que compartió su infancia dolorosa
una vez que su madre, Galina, dejó de verlo, dejó de verlos a todos ellos.
Tan sólo un año mayor que Valentín, Nika había sido tan joven y estado tan
desconcertada, mientras que Stasya había sido su fuego, tan enojada por su
familia destrozada que había tomado cien batallas con compañeros de clan
que no podían ver a través de su rabia y dolor.
Era Nova la que los había sostenido juntos con su calor de sanadora,
Nova quien se había negado a abrazar nada más que el amor, Nova quien le
había hecho sus bocadillos favoritos y le dijo que estaba orgullosa de él
cuándo hacía algo bien en la escuela. Sus abuelos maternos habían tomado
el papel de adultos cuando se hizo evidente que Galina apenas estaba
aguantando, pero era Nova en la que los tres se apoyaban en sus más
oscuros momentos.
Valentín pensaba que los sanadores tenían los corazones más fuertes de
todos los cambiantes.
—Te amo, Novochka.
—Lo sé, Mishka —le respondió con una sonrisa sorprendida. Ella
palmeó su pecho, su mano la de una sanadora, sus uñas cortas y provistas
de la ornamentación que tanto amaba en cualquier otra parte de sí misma—.
Tu amor es como una fuerza de la naturaleza, incluso desde cachorro una
vez que decides que una persona es tuya, no la dejas ir —sonriendo
mientras se alejaba—. Dime cómo está el sitio —añadió ella.
—Horrible —dijo honestamente—. Demasiada muerte, demasiadas
pérdidas. La única cosa buena respecto a esto es Silver. —Se forzó a sí
mismo a no mirar hacia atrás a su habitación, temeroso de que su oso se
colaría y la convertiría en su hogar—. Deberías haberla visto en el trabajo.
Ella es como una tormenta contenida. —Manejando cientos de cosas a la
vez sin signos de tensión o estrés—. La gente confía en ella para ser
competente porque no hay manera de que una mujer tan poderosa y tan en
control alguna vez sea de otra manera.
—Tu enamoramiento está empeorando. —Nova le dio unas palmaditas
en la espalda, pero cuando levantó la vista, sus ojos eran solemnes—. Me
gusta Silver, pero ella es increíblemente PSI, Mishka, no posee ninguna
grieta que pueda ver.
Valentín sabía qué era lo que ella trataba de decir.
—Ella ahora está en Denhome. —En territorio oso—. Nada es
imposible.
—Sólo cuídate, ¿de acuerdo? —Nova apoyó su cabeza contra él, sus
brillantes rizos oscuros cayendo alrededor de su cabeza—. Llevas ya
demasiado peso en ese corazón tuyo —presionó su mano libre sobre su
corazón—. El peso no debería ser sólo tuyo.
Cerrando la mano alrededor de la de ella, sacudió la cabeza.
—Soy el Alfa, Nova. —Significaba que debía llevar ese peso.
Significaba que sangraría para arreglar lo que está roto.
Y significaba amar a una mujer tan fuerte como una estrella ardiente.
Silver despertó con la sensación de datos en el borde de sus sentidos,
mensajes e información acumulándose en su mente mientras dormía.
Retuvo la inundación mientras hacía un balance de su cuerpo y mente.
Después de que determinó que aunque le dolía el cuerpo, estaba sana,
comprobó el reloj y se dio cuenta de que había dormido casi veintidós
horas.
No era una sorpresa que estuviera sedienta y hambrienta.
Colocándose en una posición sentada, vio dos notas en la mesita de
noche. Ambas estaban apoyadas contra una jarra de agua en la que nadaban
rodajas de naranjas frescas. Silver se sirvió un vaso, lo bebió y luego leyó la
nota cuidadosamente doblada:
Siempre hay alguien despierto en Denhome, así que nunca falta
comida disponible. No te preocupes pedirla, no importa cuando despiertes.
Sólo pide que te dirijan a la cocina.
Nova.
La otra nota era un pedazo de papel arrancado de un cuaderno:
Espero que hayas dormido bien, Starlight. Ahora ve a comer tanto que
sientas que vas a estallar.
Sr. Y. S. U. Medvezhonok
¿Qué clase de Alfa firma sus mensajes con «Sr. Yo soy un osito»? Sólo
Valentín. Colocando cuidadosamente la nota debajo de su teléfono, empujó
su cabello hacia atrás. Sus manos salieron cubiertas de polvo.
Nadie, ella sabía, la había tocado luego de que Valentín la colocara en
su cama. Él no permitiría que nadie más lo hiciera, era increíblemente
posesivo y ella era muy consciente de que estaba tratando de calificarla
como suya en formas que probablemente pensaba que eran sutiles; él no
tendría éxito, pero apreciaba que él siempre la protegiera.
Era desconcertante darse cuenta que no se había despertado incluso
cuando él la recogió y la trajo hasta aquí. De nuevo su confianza en él era
bastante inexplicable, pensó mientras se ponía de pie. Valentín Nikolaev le
había salvado la vida. Más que eso, había llegado a conocer que el áspero
Alfa de StoneWater era un hombre de honor contundente con integridad
intachable.
Ella estaba a salvo con él.
El pensamiento se hundió profundamente en ella, un eco que resonó en
sus huesos. Diciéndose a sí misma que la inesperada sensación no era más
que una sensación, comenzó a despojarse de su ropa mugrienta. También
necesitaba quitar las sábanas de la cama, pero eso podía esperar.
Saliendo de la ducha caliente después de los veinte minutos que
ayudaron a borrar el resto de los dolores persistentes en su cuerpo, se
preparó para salir de la habitación. Esta vez decidió dejar su cabello suelto.
Su elección de vestimenta fue ropa interior limpia, un par de pana
marrón oscuro y un fino suéter gris. En sus pies llevaba calcetines y sus
botas que ya no estaban cubiertas por completo de polvo, pero brillaban con
un brillo espejado.
Ella se detuvo con la bota derecha en la mano, mirando el cuero
reluciente.
Entendía lo suficiente de la naturaleza comunal cambiante para
adivinar que quien quiera que lo hubiera hecho, lo había hecho sin otra
razón más que ser útil. Ellos no esperaban nada de ella excepto un spasibo
si ella llegaba a conocer su nombre. La cooperación y el reparto de recursos
era la base del estilo de vida cambiante.
Las familias PSI estaban destinadas a trabajar de la misma manera.
Los Mercant lo hacían, pero ni siquiera en su propia familia nadie habría
limpiado sus botas. Ellos hubieran comprobado su estado de salud,
asegurándose que tuviese cualquier ayuda médica que necesitara, pero un
pequeño toque de cuidado no estaría ni siquiera de cerca en el radar de
Arwen.
Era simplemente la forma en que los habían criado.
Tirando de la bota, Silver tuvo que aceptar que incluso su familia tan
unida había perdido algo en el Silencio. Pero lo que se había perdido podría
ser recuperado, todo lo que tomaría sería un cambio en cómo los Mercant
criaban a sus hijos. Haciendo una nota mental para hablar acerca de eso con
su abuela, se levantó para localizar la cocina.
Arreglaría la cama después de haber comido y hubiese revisado los
mensajes que llenaban su mente.
En cuanto a los apilados en su correo electrónico, comenzó a
descargarlos en su teléfono para revisar si había algo urgente. Mientras se
completaba la tarea, escaneó los mensajes telepáticos.
La huella psíquica de Kaleb le llamó la atención.
Silver, le dijo telepáticamente, el equipo de Selenka me informa que la
limpieza en el sitio estará completada en treinta y seis horas. Las autopsias
están en progreso, y el Grupo de equipos forenses está trabajando turnos
dobles para procesar tanto material como puedan. Han recuperado partes
del individuo que se cree es el bombardero, un ser humano local de la zona.
ADN verificado.
La fecha y la hora mostraron que el mensaje telepático había sido
dirigido a ella aproximadamente dos horas antes. No le había enviado más
actualizaciones. Tampoco lo habían hecho su abuela o Arwen.
Decidiendo seguir después de que se alimentara y restableciera su
fuerza, Silver miró su teléfono mientras salía de la habitación. El nombre de
Valentín saltó. El mensaje no estaba titulado.
El jamás le había enviado un correo, pulsó su mensaje y lo abrió:
¡Tenías razón! Esta invención de los correos electrónicos es increíble.
¡Incluso puedes enviar fotos!
Había incluido la foto de dos cachorros de oso en su forma animal
comiendo cuidadosamente un helado en un cono sostenido entre sus patas.
Debajo de la imagen estaban las palabras:
Es realmente un buen helado.
Cerrando, pero sin borrar, el mensaje que seguía su larga trayectoria de
conversaciones de helado, se dio cuenta de que había llegado a la Caverna.
La guarida estaba tranquila a esta temprana hora de la mañana y no se
había topado con nadie más. Pero ahora se encontró en el extremo receptor
de la sonrisa brillante de Devi, una joven con cara fresca y el cabello en una
coleta. Estaba vestida con pantalones cortos de correr negros y una camiseta
atlética azul con rayas blancas a los lados, sus pies desnudos.
—Debes estar hambrienta —dijo Devi—. Ven, te mostraré dónde está
la cocina. ¿Tuviste un buen descanso?
—Sí, gracias.
—Aquí estamos —Devi señaló a la amplia entrada interior—.
Lamento mostrarte el lugar y marcharme, pero me encontraré con un amigo
para una carrera. —Una pausa, su sonrisa desapareciendo—. Gracias por
permitirme ayudar en el lugar. Lo necesitaba.
—Tú eras una ventaja —la joven no se había detenido hasta que Silver
lo hizo—. Espero que hayas tenido también un buen descanso.
—Oh, claro, pero soy una osa. Somos duras. —Se marchó con una
sonrisa y un adiós.
Silver la observó marcharse antes de entrar en la enorme cocina
comunal a la que Devi la había conducido. Estaba casi vacío, tenía a unas
cuantas personas preparando lo que parecía ser artículos para el desayuno.
El más joven tenía unos seis años y usaba un pijama de lana azul pálido,
con el pelo levantado en mechones de color marrón claro, estaba sentado en
un mostrador con cuidado pelando mandarinas y poniéndolas en un tazón.
—Señorita Mercant.
Girando ante el sonido de aquella voz profunda y masculina Silver se
encontró frente a un hombre alto de mandíbula cuadrada con piel de ébano.
Si Valentín era todo bordes ásperos y peñascos, este hombre podría haber
salido de un catálogo de modelos o de los archivos de esas familias que
apuntaban no sólo al poder psíquico en su linaje sino también a la belleza
física.
—Por favor toma asiento y te traeré algo de comer. —A diferencia de
los demás osos que había conocido hasta la fecha, él no le sonrió.
19
La comida es para un oso lo que un abrazo es para los humanos.
Anónimo.
—Gracias. —Silver tomó asiento en uno de los taburetes del mostrador más
cercano a la puerta. Los tazones de fruta, la barra de bocadillos, y un tarro
grande de galletas estaban en un extremo.
El modelo-hombre-hermoso le trajo un vaso alto lleno de un líquido
familiar.
—Fui capaz de conseguirte un frasco de bebida energética.
—Gracias. Lo aprecio mucho —le agradeció ella, que no había
esperado esa cortesía después del frio saludo. Las bebidas nutritivas eran la
manera más fácil de vencer la fatiga psíquica.
—No hay problema —dijo aun sin sonreír, su cara toda piel lisa y
perfecta simetría, su cabeza afeitada sólo servía para evidenciar más las
líneas perfectas de su rostro a un enfoque más nítido—. Te traeré un plato
de comida sólida también.
Por sus maneras bruscas, Silver llegó a la conclusión de que este
cambiante era infeliz por su presencia en Denhome. Entonces él le trajo un
plato de comida con artículos altamente energéticos, todos los cuales sabía
que contenían naturalmente poco sabor.
—Hice un poco de investigación —se explicó el hombre, que supuso
que era e cocinero, como si leyera claramente su respuesta, aunque no se
había traicionado con ningún movimiento o sonido—. Las recetas aparecen
ahora por todo internet con los PSI comenzando a salir de sus zonas de
confort.
—Te tomaste tiempo extra de tu día. Aprecio eso.
Con una débil relajación de sus facciones y sus ojos marrones claros
levemente arrugados en las esquinas.
—De nada.
Luego volvió a supervisar a los otros trabajadores de la cocina, quienes
le lanzaban miradas curiosas a Silver, pero, extrañamente para los osos,
mantuvieron las distancias. Silver los miraba sin aparentarlo.
Él era tranquilo, competente y evidentemente respetado. Empareja
esos rasgos con su simétrica buena apariencia y, si alguien hubiese
provocado alguna reacción en Silver, era ese hombre. Sin embargo, no pudo
evitar mirar abrir bien los ojos y agudizar sus oídos al escuchar la risa
floreciente de Valentín, su presencia abrumadora e incivilizada.
—Oye, si sientes algo por Chaos, será mejor que se lo digas a Mishka
ahora.
Silver miró a Nova mientras la sanadora se sentaba a su lado en el
mostrador. La otra mujer llevaba un vestido ancho de cuello alto verde
bosque con pequeñas flores blancas salpicadas al azar sobre la tela. Tenía
mangas tres cuartos que exponían un tatuaje en su antebrazo que Silver ya
había notado. Dos letras, una grande y una pequeña rodeadas por un patrón
de corazones y estrellas, ninguna de las iniciales era las de Nova.
—¿Qué —dijo ella, concentrándose en el asunto más pertinente— es
esa cosa?
—Ah, vamos, Seelichka. —Nova se estiró para arreglarse la cola de
caballo atando una cinta blanca—. Sabes exactamente lo que quiero decir,
así que no me vengas con esa cosa de «soy un robot PSI» conmigo.
Silver volvió a su comida, considerando su respuesta mientras se
mantenía al tanto con el flujo constante de mensajes telefónicos y
telepáticos.
—Estoy bajo el Silencio, Nova. Yo elijo estarlo.
—¿Estás segura?
—Bastante segura.
—Hmm… ¿Entonces por qué echabas esas miradas a Chaos?
—Quería ver si no me sonreía porque no le gustaban los PSI o si
simplemente no sonreía a nadie.
—Raramente eso tiene sentido. —Nova suspiró y, apoyando los codos
en el mostrador, posó su barbilla en las manos y giró sus enormes ojos
oscuros en dirección al cocinero—. Ese buen pedazo de hombre sí sonríe,
pero las reparte como si fuesen una especia rara y de oferta limitada.
Chaos, que había estado caminando hacia ellas, lanzó a Nova una
mirada ceñuda.
—Come esto. —Él puso un plato sobre el mostrador con esa tersa
orden de acento inglés—. Y deja de decir mentiras sobre mí.
Soplándole un beso, Nova sonrió al pequeño pastel perfectamente
decorado que Chaos le había dado antes de contestar en el mismo idioma
que él había usado.
—¿Pastel de chocolate para el desayuno? Te amo, conejito de miel.
Refunfuñando, el macho cambiante se acercó a Nova, la tomó de la
puntiaguda barbilla y besó a la sanadora en los labios pintados de manera
exuberante.
Cuando él retrocedió, ella levantó la servilleta de tela que había traído
y limpió el labial rosado de sus labios.
—Buenos días a ti también, moy dorogoi Alik —dijo Nova alertando a
Silver de que Chaos tenía un nombre bastante diferente de cómo era
conocido generalmente—. Ahora ve a ser el sexy, alto, magnifico y
silencioso de nuevo.
Chaos dio lo que Silver leyó como un suspiro exasperado antes de
retroceder hacia su equipo de trabajo, que hicieron un pésimo trabajo
tratando de ocultar sus sonrisas.
—¿Todos ustedes quieren un segundo turno en la cocina? —gruñó y
consiguió una ola de cabezas negando, sonriendo más ampliamente—.
Entonces vuelvan a sus trabajos.
—¿Es tu compañero? —preguntó Silver bajo la cubierta de la
actividad laboriosa.
—Sí. —La sonrisa de Nova estaba llena de brillo—. Todo mío desde
que teníamos dieciocho años. —Levantando un pedazo del pastel con el
tenedor, hizo un gemido desde el fondo de su garganta mientras Chaos la
observaba con intenso interés desde el otro lado de la cocina. Nova le sopló
otro beso—. Mi amor siempre dice que me ganó a través de mi estómago.
—¿Lo hizo?
Nova soltó una carcajada.
—Yo sabía que el oso polar malhumorado era mío desde el primer día
que lo vi en el clan natal de Babushka Caroline, cuando ella nos llevó a
todos sus nietos para una visita cuando tenía dieciséis años —contó con una
sonrisa soñadora—. Pero yo tenía que jugar un poco duro para conseguirlo,
¿no es así? Darle la oportunidad de cortejarme.
Tomó otro bocado del pastel.
—Chico, ese hombre sabe cómo cortejar a una mujer.
—¿Tienes hijos?
—La Lapa es nuestra. —Sus ojos brillaron con amor maternal—.
Stasya cuidó de él anoche, por lo que todavía estará acurrucado en forma de
oso junto a ella. Le gusta dormir en la casa de su tía porque, como todas las
tías, lo estropea tontamente —explicó Nova antes de levantar la voz—.
Hablando de osos pequeños, he visto a alguien escapando de la cama antes
del amanecer.
El pequeño niño de cabello castaño rio. Sorprendida, Nova empujo su
plato hacia Silver.
—¿Quieres ser salvaje y probar un poco?
Sacudiendo la cabeza, Silver respondió un mensaje urgente en su
teléfono.
—Me disculpo —le dijo a Nova después—. Estoy recibiendo
actualizaciones de la EmNet.
—Por supuesto, lo entiendo. —La expresión de Nova se volvió seria
—. Hice un turno en el hospital mientras estabas durmiendo, oficialmente
estoy en el personal en caso de emergencias donde un oso es necesario, pero
pensé que podrían utilizar todos los posibles refuerzos con tantas personas
mal heridas.
Silver se encontró con los ojos de la otra mujer.
—No he tenido la oportunidad de leer el informe sobre los
sobrevivientes.
—Trece pasaron las primeras horas. —Nova dejó el tenedor—. Once
parece que van a recuperarse completamente, pero depende de que no
contraigan infecciones o exista alguna complicación. Los otros dos están
flotando en ese crepúsculo en donde todo podría ir bien o mal.
Chaos caminó a través de la cocina con una taza de café. Después de
colocarlo delante de Nova, se pasó una mano por el pelo. Aunque la pareja
no intercambió palabras, la tristeza de Nova ya no parecía tan pesada como
una nube negra cuando su compañero regresó a su trabajo.
—No entiendo a las personas que llevan a cabo estos crímenes. Quiero
decir, ¿qué logran con eso?
—La lógica no es lo que los impulsa. —Silver había visto pruebas
sobre esa verdad una y otra vez—. Los fanáticos de PSI Puro que atacaron a
la manada SnowDancer en las montañas de Sierra Nevada, estaban
convencidos de que era una guerra justa para hacer girar al mundo en la
dirección que ellos querían. Habían creído que la raza PSI era más fuerte y
poderosa bajo el Silencio, que cualquier existencia alternativa era
inaceptable.
—Nunca se les ocurrió que otros puedan no estar de acuerdo con sus
objetivos. —Silver necesitaba el Silencio, pero era su decisión. Nadie tenía
el derecho de elegir en su lugar.
Nova abrió los labios antes de mirar por encima del hombro sin previo
aviso. Silver no necesitaba darse la vuelta para ver lo que había captado la
atención de la otra mujer. Los diminutos cabellos en la parte posterior de su
cuello acababan de reaccionar como si los hubieran electrificado, su
corazón golpeando su caja torácica. No en advertencia primitiva, sino que
en la conciencia que había estado intentando sellar desde el día en que
Valentín Mikhailovich Nikolaev entró por primera vez en su vida.
—Te ves terrible, Mishka. —Nova se levantó, sacando un escáner de
uno de los ahora notables enormes bolsillos de su vestido—. Siéntate,
déjame tomar tus lecturas.
—Estoy bien, sólo cansado. —Valentín tomó el taburete al lado de
Silver, sentándose con la espalda apoyada al mostrador, los codos apoyados
en el granito y su gran cuerpo emanando energía.
Su olor se extendía hacia ella, sudor limpio y algo más, una capa que
era claramente terrosa. Distintivo, áspero Valentín. Ignorando los mensajes
telepáticos y telefónicos que llegaban a ella, ninguno de ellos urgente, notó
las líneas de tensión de su cara, sombras oscuras bajo sus ojos.
—No has estado durmiendo.
—Lo hice por cuatro horas. Tuvimos que bajar a un Centinela de alto
rango con una pierna rota, y otro por idiotez. —Irritación pura en cada
palabra—. Los he cubierto en lugar de mandar a alguien menos
experimentado en el perímetro.
Silver sabía que ella era una gran parte de la razón por la que había
tomado esa decisión, había cambiado el equilibrio de su clan, tenía que irse
antes de que causara algún daño. A punto de decir que se mudaría hoy, su
estado físico no al cien por ciento, pero mucho mejor de lo que estaba ayer,
fue interrumpida por el sonido de pies corriendo.
Pavel casi cayó en la cocina.
—¿Viste eso? —gritó antes de que el verde distintivo de su mirada
aterrizara en Silver. Escondió su mano izquierda detrás de su espalda con la
rapidez de un oso, el marrón oscuro de su cabello cayendo sobre su frente
—. Um, no importa.
—Escúpelo antes de que te golpee, Pasha.
—Recuerda que tú lo pediste. —Pavel colocó un organizador entre
Valentín y Silver antes de retirarse fuera de su alcance—. No dispares al
mensajero.
Valentín giró en el taburete para estar de frente al mostrador y al
organizador sobre éste. Su hombro rozó el suyo, pero la atención de Silver
estaba en el titular, ella tomó toda la pantalla aunque en la esquina solo
había una fotografía a todo color:
¡EL MAS SORPRENDENTE ROMANCE PSI/CAMBIANTE
HASTA AHORA!
Un contacto telepático tocó su mente en el mismo instante en el que el
significado del titular penetraba en ella. El contacto era de una de las pocas
personas que tenían acceso directo a ella, el camino telepático entre ellos de
casi veintinueve años formándose.
¿Silver? ¿Debo tomar estos informes de tu romance con el Alfa de
StoneWater en serio?
Por supuesto que no, Arwen.
Su hermano se retiró sin la necesidad de nada más que su palabra.
Silver sin embargo, seguía mirando el artículo.
—¿Dónde está el romance en esta imagen? Ambos estábamos
polvorientos, sudados y de pie en el centro de comando del incidente
hablando con Kaleb.
Nova se inclinó entre ellos para mirar el artículo.
—Lenguaje corporal —dijo en un tono definitivo—. Estaban girados
uno hacia el otro, de pie más cerca de lo que suelen estar los PSI de otras
personas, mucho más cerca de lo que cualquiera de ustedes estaba de
Krychek —golpeó su labio inferior—. Además, el cuerpo de Mishka está en
un ángulo como para protegerte de cualquier cosa que pudiese venir.
—Danos un minuto. —El tono de Valentín era el de Alfa en su
verdadera esencia. Al alejarse, Nova dio la vuelta para abrazar al chico que
estaba pelando mandarinas, mientras Pavel regresaba por donde había
venido.
—No puedes tomarte esto demasiado en serio —dijo Valentín con
inusual tranquilidad—. Inventar historias de la nada es lo que hacen los
tabloides.
—No son sólo los tabloides. —Silver ya había escaneado la PSINet,
encontrando varios informes sobre la misma línea, aunque menos
exagerados—. Busca el Moscow Daily.
Valentín soltó un suspiro a la primera vista de la pantalla del periódico.
—Mald… —Mirando hacia el niño que estaba con Nova, cortó la
áspera palabra que ella estaba segura de que estaba a punto de pronunciar
—. Pensé que esto era un sitio de noticias serio. —La conexión de la
directora de la EmNet con un potente Alfa cambiante se considera noticia.
El artículo del Moscow Daily no era tan melodramático ni tan largo en el
tabloide, pero era más peligroso—. Hicieron su investigación. Dice que te
han visto salir de mi edificio de apartamentos varias veces. —Valentín
poseía suficiente arrogancia de oso para haber caminado audazmente
pasando la seguridad de su salida. Burlándose de ellos con el conocimiento
de que había vuelto a bordear sus sistemas.
El cuerpo de Valentín vibró junto a ella, su oso presente en el primitivo
tono de su voz cuando habló.
—Dice que la información viene de una mujer llamada Monique.
—Mi vecina, es poco probable que haya sido maliciosa por su parte.
Ella habla sobre todo a todo el mundo. —Silver no entendía a Monique
Ling, tenía una alta posición de poder en el mundo de la moda, pero tal vez
la gente de la alta moda hablaba sin pausa—. Una vez estuvimos juntas en
un ascensor averiado durante diez minutos. Al final de eso, yo conocía la
historia completa de su vida.
Valentín no podía leer a Silver, pero suponía que estaba fríamente furiosa
bajo ese exterior preciso. A su Starlight no le gustaba estar en el centro de
atención pública.
Ella prefería estar en el fondo, tirando cuerdas, reuniendo información,
asegurando que las cosas se movieran en la dirección que ella quería.
Valentín tampoco era un oso feliz. Sabía que la mejor manera de
perder su batalla privada, de alguna manera, estaba en la esquina de Silver.
Como un halcón salvaje, ella lucharía a muerte por su libertad.
Esa era la razón por la que había lanzado el plan «disimulado como un
gato».
—Starlichka —dijo gentilmente, tratando de arreglar esto—. El interés
se desvanecerá, las imágenes no son lo suficientemente emocionantes. —
Aunque Nova había sido extrañamente acuciante sobre el lenguaje corporal.
Cuando el tabloide tomó la foto, él había estado luchando contra el impulso
de envolver el cuerpo agotado de Silver en sus brazos y llevarla a su
guarida.
Su Starlight era brillante y dura, pero aun así era de carne y hueso.
La respuesta de Silver a su rudo intento de tranquilizarla no fue lo que
él esperaba.
—Desde el comentario en este artículo, parece que los humanos y los
cambiantes están respondiendo bien a la posibilidad de tan improbable
romance.
—Inesperado. —El oso de Valentín frunció el ceño dentro de él—. No
improbable.
—Con la caída del Silencio —dijo Silver en lugar de responder a su
queja—, se cree que un porcentaje de PSI también lo encontrarán intrigante,
ciertamente hay conversaciones significativas en la PSINet para lo que
debería ser un tema más sin importancia. —Ella tomó un bocado de su plato
—. Podría terminar siendo positivo.
El oso de Valentín rugió a la superficie ante el indicio de que ella
podría estar abierta a ser suya, la piel gruesa de su animal tratando de
erupcionar fuera de su piel.
—¿Y qué pasaría si te ofreciera tener un verdadero romance? —dijo
abandonando el disimulo por una franqueza que le encajaba mejor.
Su respuesta fue tranquila, potente.
—Yo no soy como Sascha Duncan, Faith NightStar o incluso como
Vasic Zen.
—No —dijo sin poder apartar la vista de la mirada cristalina que hacía
que el oso en su interior subiera a la superficie, su visión cambiando a la de
su animal—. Tú eres la jodida Silver Mercant, una mujer que hace sus
propias reglas.
—Esa mujer escoge el Silencio. —Ninguna indirecta en la expresión
de su cara, sus ojos destellando, ilegible como la luz de las estrellas—.
Tengo acceso a toda la información sobre los pros y los contras del Silencio,
y he descargado todos los datos disponibles sobre lo que es estar en una
relación. También he tenido una estrecha visión de una relación altamente
estable.
Kaleb Krychek y su compañera.
—¿Y nada de esto te hace cambiar de opinión?
—No —continuó sosteniendo su mirada.
No mucha gente podía hacer eso, cambiantes o no. Sin embargo, Silver
nunca se estremeció, su dominio igual. Un trueno en su corazón, hombre y
oso ambos esclavos de ella.
—Lo único que a menudo se olvida en las discusiones sobre el
Silencio —continuó en el mismo tono tranquilo—. Es que, tan terrible
como lo fue para algunos, para una pequeña minoría funcionó exactamente
como se pretendía. Yo soy una de esa minoría.
20
Estar en el Silencio es estar sin emoción. Este estado sin emociones
permite estadísticamente un aumento significativo en el control
psíquico mientras que tiene el efecto contrario en cualquier
tendencia o inclinación a ser violento.
Los que estén en el Silencio serán personas inteligentes,
controladas, que no perderán su energía en batallas, guerras o
agresiones personales. Serán la perfección.
Anónimo
Silver terminó la última parte de su trabajo y cerró todo. Curiosa de por qué
su hermano no la había contactado telepáticamente para decir que estaba en
territorio StoneWater, miró a Yakov después de levantarse.
—¿Cuándo llegó Arwen?
—Hace diez minutos, creo —se encogió de hombros con los músculos
tensos—. Juro que mi gemelo lunático no lo ha tirado sobre su hombro y
huido corriendo golpeando su pecho.
No estaba segura de creer en él, pero Silver no contactó con Arwen.
Aunque pudiera ser inocente, su hermano podía cuidar de sí mismo. Así que
no le sorprendió en absoluto, que al llegar a la pequeña explanada del
bosque, encontrar a Arwen apoyado al frente de su coche, los brazos
cruzados, mientras Pavel estaba a varios metros de distancia, con las manos
sobre sus caderas.
El oso frunció el ceño a Silver con la luz desvaneciéndose de sus lentes
transparentes.
—¿Por qué no me advertiste que tenía garras?
—Eres un oso grande. —Silver caminó para encontrarse con su
hermano—. ¿Podemos tener algo de privacidad?
Yakov enganchó su brazo alrededor del cuello de su gemelo y casi lo
arrastró.
—¡Estaremos fuera del alcance del oído, pero no muy lejos por si
acaso están pensando en una invasión hostil!
Esperando a que los gemelos estuvieran lo suficientemente lejos para
que no pudieran escuchar su conversación con Arwen, tocó, con sus dedos,
suavemente la bien afeitada mandíbula de su hermano. Aunque dejó caer su
mano casi de golpe, Arwen tragó saliva al contacto.
—¿Cómo llegaste tan rápido?
—No he dejado Moscú desde que te atacaron. Pensé que me
necesitarías.
Silver miró a este hombre que era la razón por la que nunca se había
vuelto cruel o sin conciencia.
—Lo hago —admitió que lo necesitaba por primera vez en su vida—.
Gracias por venir.
Una sonrisa temblorosa.
—¿Quieres sentarte conmigo un rato? Tengo una reunión con Abuela
así que tengo que regresar pronto.
Posándose al lado de él en la parte frontal del coche, no preguntó sobre
la investigación. Eso podía esperar.
—¿Pavel?
El color tocó los pómulos de Arwen.
—Los osos son las criaturas más irracionales que he conocido.
—Estoy de acuerdo.
—Pero hay algo en ellos. —Sus ojos se dirigieron hacia donde Yakov
se encontraba revolviendo el cabello de su hermano mientras Pavel
intentaba patearlo—. Encontró mi número de contacto. No sé cómo. Me
envía mensajes ridículos.
—¿Le respondes?
—Pensaría que ha ganado si no lo hiciera.
—Creo que lo hacen a propósito. —Silver se comenzaba a preguntar si
los osos eran mucho más furtivos de lo que había pensado—. Apelamos a
nuestros instintos competitivos.
Arwen cruzó las piernas por los tobillos, sus zapatos unas brillantes
botas que reconoció como una marca exclusiva de diseñador.
—Es muy bueno en eso.
—¿Que harás?
—Soy un Mercant. Puedo elaborar una estrategia contra un oso. —Una
mirada calculadora exactamente la misma que la de ella—. ¿Y tú, Silver?
¿Qué vas a hacer?
—No hay vuelta atrás. No hasta que lo sepa.
El Alfa Humano
El pacificador debe tener el corazón más fuerte y la voluntad más
dura en la habitación.
Bo miró los datos sobre HAPMA que su gente y él habían recolectado. Las
noticias eran malas. Estos fanáticos sabían que los PSI necesitaban a los
humanos para salvar su raza, pero tenían una idea patológicamente sesgada
de cómo detener cualquier manipulación que pudiera involucrar el logro de
ese objetivo.
—¿El mensaje fue entregado? —le preguntó a Lily por su sistema de
comunicación interno.
—Tengo un mensaje de entregado. Antiguo, pero es una confirmación.
Bo echó un vistazo a su correo electrónico. Se le había dado una para
contactar con HAPMA en el último mensaje que le habían enviado. Había
usado ese correo electrónico para decirles que Krichek le había informado
que los humanos tenían que elegir estar con los PSI. Sabía el motivo por el
que el jefe de la Coalición Gobernante se aferraba a esa información,
entendió que era para detener el pánico, pero HAPMA ya lo sabía, y Bo no
podía preocuparse sobre el hipotético pánico PSI.
No cuando los humanos estaban muriendo.
Había dejado claro en su correo electrónico que había recibido la
información directamente de las fuentes más altas y que lo había
confirmado por un contacto en quien confiaba. Ese contacto era Lucas
Hunter. La compañera del Alfa leopardo no era sólo una
PSI, su madre estaba en la Coalición Gobernante. Bo no creería una
palabra de la boca de Nikita Duncan, pero Sascha Duncan era una empática
cardinal.
Incluso después de más de un siglo de odio y división, los humanos
recordaban a los empáticos, recordaban sus corazones y lo duro que habían
luchado por un mundo mejor.
Más recientemente, los empáticos estaban trabajando para dar la paz a
tantos PSI. Bo confiaba en Sascha de una manera que nunca confiaría en
Krychek y sus semejantes.
Ella le había dicho que había confirmado los detalles a través de
múltiples fuentes, incluyendo haber obtenido la información directamente
de Ivy Jane Zen.
Otra empática.
Las fuentes no podían ser más confiables. Lo había dejado claro en su
mensaje a HAPMA, no tomando nota de nombres específicos, pero
afirmando que sus datos habían sido verificados por empáticos quienes eran
pensadores independientes. Sascha no mentiría a favor de la Coalición
Gobernante, y mientras Ivy Jen Zen estaba en la Coalición, no tenía razón
para encubrir a cualquier persona. No cuando su compañero era parte de un
grupo poderoso y mortal que podría vencer incluso a Krychek.
Bo había pedido a los fanáticos detener la violencia, detener los
asesinatos.
Ping.
Abrió la respuesta y maldijo.
Tomando el pisapapeles de su escritorio, lo arrojó contra la pared
opuesta. Dejando una abolladura, cayó al suelo con un ruido sordo.
Con el aliento áspero, los ojos de Bo volvieron a la nota:
Tu mente claramente ha sido MANIPULADA. No es tu culpa. Te
LIBERAREMOS de su asimiento, pero debes RENUNCIAR del cargo de
Jefe de Seguridad por el bien de la raza humana.
Ahora estamos aquí para LUCHAR por nuestro PUEBLO.
26
Incluso el corazón más abierto tiene sus secretos.
Silver iba tarde por dos minutos a su reunión con Moira y Nova, pero
encontró sólo a Moira en la entrada principal de Denhome.
—Siento llegar tarde. —La voz quebrada de Nova interrumpió su
conversación, sus pies calzados con brillantes zapatillas rosas, su cuerpo en
el mismo vestido amarillo crema que había utilizado para el desayuno—. La
pequeña Zhenya empezó a vomitar. Me preocupaba que fuera un virus
estomacal, pero resultó que había comido un hongo que había encontrado
afuera en el minuto que su padre estaba lidiando con su hermano.
—Pero… —Nova respiró profundamente y lo dejó ir—. Está bien,
duerme acurrucada en los brazos de su papá, y Lizabeta es capaz de
manejar cualquier pequeño asunto que surja para que podamos ir a caminar.
Silver no habló mucho en la primera parte de ese paseo mientras las
dos mujeres de StoneWater llevaban a cabo la conversación. No se sentía
marginada, no era una conversadora por naturaleza, y tenía un interés
profundo en la flora todavía desconocida alrededor de Denhome.
Las mujeres, atrapadas en su interés, comenzaron a decirle los
nombres de las plantas y las estaciones en las que mejor crecían. En poco
tiempo habían pasado el pequeño lago que Nova había mencionado y se
acercaban a la guarida de los osos salvajes.
—¿Ellos no van a reaccionar mal a mí presencia? —preguntó Silver—.
Es posible que nunca hayan percibido el olor de un PSI antes.
Nova rio.
—Es demasiado tarde, Seelichka… ahora hueles a nosotros. Sobre
todo a Mishka, un poco a mi Lapa e indicios de otros que han estado
alrededor.
Silver se dio cuenta de que estaba en una desventaja sensorial en
formas que no había comprendido hasta ahora.
—¿No hay secretos cuando se trata de relaciones dentro de un clan?
—En realidad no —La mirada de Nova era penetrante—. ¿Eso te
molesta?
Silver se tomó un tiempo para pensar en ello.
—Sólo porque no tengo la misma ventaja.
—Oh, eso —Nova lo desechó—. La información se mueve muy
rápido, creerías que somos telépatas. Confía en mí, nunca te quedarás fuera
de un chisme fresco.
La risa de Moira fue cortada con una repentina brusquedad. Con los
ojos verde musgo, agarró su vientre.
—Nova.
Nova fue de una sonriente compañera de clan a la sanadora altamente
competente en un latido.
—Silver, vigila a los osos salvajes. Ellos no nos harán daño, pero
pueden llegar a ser demasiado curiosos. Si eso sucede, gruñe y trata de verte
grande.
Silver nunca había gruñido en su vida.
—Me aseguraré de que no se acerquen. —Miró la posición de Moira,
la otra mujer se había dejado caer al suelo en sus manos y rodillas, su cara
completamente blanca.
—¿Quieres que me ponga en contacto con el clan para pedir ayuda? —
Tenía su teléfono satélite en el bolsillo; si lo hubiese dejado atrás, habría
buscado a Arwen telepáticamente, dejándolo hacer la llamada por ella.
—Sí. Pregunta por Lizabeta —dijo Nova concentrándose en Moira—.
Ella sabrá qué traer. —Nova recitó a toda prisa el número de contacto.
Silver hizo lo que le pidió, luego vigiló a los osos que habían salido de
la guarida y se detuvieron cerca, hasta que oyó a Moira gritar. Yendo hasta
el lado de la otra mujer sin dar la espalda a los osos salvajes, se arrodilló y
puso su mano en la espalda de Moira, con cuidado de vigilar cualquier señal
de que el contacto fuera inoportuno.
Moira no le apartó la mano. En cambio, puso una mano en el muslo de
Silver, agarrando con fuerza.
—¡Es demasiado pronto! —las palabras eran un grito.
—Los osos bebés son duros —dijo Nova, su voz perfectamente
calmada—. Solamente escucha a tu cuerpo y puja cuando sientas la
urgencia de hacerlo.
Silver masajeó la espalda de Moira a través de las contracciones.
Cuando la mujer en labor de parto pidió distracciones, Silver comenzó a
contarle los temas actuales más candentes de la PSINet.
—Esa es la cosa más aburrida de todos los tiempos —se quejó Moira
—. ¿Los PSI no hablan de chismes?
—Ahora mismo el actual tema candente es el asunto tórrido de Silver
Mercant con un oso. La mayoría de las personas creen que yo: a) he perdido
la cabeza, b) decidí intentar controlar la mente de una raza notoriamente
incontrolable o c) perdí mi mente.
Moira bufó con una gran carcajada que se convirtió en un gemido.
—¿Nova?
—Estás bien, milaya moya[17]. Mejor que bien. Sólo un empujón más.
—Silver le quitó a Moira de los ojos el cabello empapado de sudor—. ¿Has
decidido algún nombre para tu hijo?
—¿Qué? —Moira levantó la cara con expresión aturdida hacia Silver.
El verde musgo desenfocado—. No, todavía estamos pensando. —Su
respiración se hizo aún más irregular—. Quería verlo primero. Darle un
nombre que se adapte a él. Como tú con tus ojos.
Silver no corrigió a la otra mujer; sí, su nombre coincidía con sus ojos,
pero el nombre era uno familiar nacido de la tendencia de ese color de ojos
a aparecer en su línea genética.
—Todos los recién nacidos parecen haber sido aplastados, así que
tendrás que esperar algún tiempo.
Moira rio, sus ojos se iluminaron.
—Silver, creo que vamos a ser amigas.
Entonces no hubo más palabras. El oso salvaje más grande salió de los
árboles en una línea recta hacia ellas, Silver hizo su mejor imitación de un
gruñido Alfa y Moira gritó justo antes de que el lloro más fino de un niño
partiera el aire. Colapsó en contra de Silver, la otra mujer rasgó la parte
superior de su vestido por lo que se abrió, luego estiró sus brazos hacia el
niño que lloraba en los brazos tiernos de Nova.
El oso adulto, que se congeló ante el gruñido de Silver, dio unos pasos
más hacia adelante. Esta vez con los cachorros en sus talones. Silver no
necesitó espantarlos esta vez. Otros dos osos cambiantes acababan de salir
de los árboles. Uno de ellos era Valentín.
Estaba sudoroso, su pelo salvaje por la carrera, y su sonrisa una cosa
deslumbrante al ver a su pequeño nuevo compañero de clan.
—Se parece a mí. —Con esa orgullosa declaración, que hizo reír a
Moira, su compañero fornido levantó a la madre y al niño en sus brazos
hacia la camilla que otros dos compañeros de clan habían sacado en el
ínterin.
Valentín, mientras tanto, se inclinaba compasivamente contra el
enorme oso salvaje, los osos más pequeños se amontonaban junto a la
camilla de Moira hasta que su madre los llamó de vuelta con un sonido
bajo.
—Vamos, Starlight. —Valentín extendió un brazo después de haber
acariciado a ambos cachorros—. Tengo que pasar más tiempo con mi nuevo
compañero de clan. Especialmente con él siendo prematuro.
Silver se levantó por fin y se dio cuenta de que sus piernas estaban
temblorosas.
—Whoa. —Valentín la acercó al calor musculado de su cuerpo, su
tamaño reconfortante de una manera que no podía explicar.
—¿Sabes lo que dijo?
—¿Mi chuisle mo chroí?
—Un pulso de mi corazón, creo. —Cogiéndola en un abrazo posesivo
—. Leo nos volvió locos repitiéndolo en gaélico una y otra vez cuando
intentaba aprenderlo para podérselo gritar al balcón de Moira en el segundo
piso de una residencia universitaria. —Una pausa—. He escalado un
edificio por ti —dijo él deliberadamente—. Es mejor que gritar palabras de
amor desde la calle.
—Osos. —La palabra salió temblorosa—. He tratado con ataques
terroristas sin parpadear —dijo en un esfuerzo por encontrar su equilibrio
—. ¿Por qué me está afectando esto tan intensamente?
—Has visto una vida venir al mundo. Incluso el corazón de un Alfa
late más rápido y fuerte en ese instante. —Miró cariñosamente a los osos
salvajes que habían decidido hacerles sombra—. También están
emocionados. La fiesta de esta noche serázaebis[18]
Starlichka. Vamos a
volar el techo.
—¿Una fiesta? ¿Con un bebé prematuro en el clan?
—Él es un oso. Le gustará.
Valentín esperó que Silver protestara por cómo la envolvió. Pero Silver
Mercant, debió recordar, estaba hecha de cosas duras.
Puso sus brazos a su alrededor y, después de una breve pausa,
comenzó a hacer círculos en su espalda. Supo, en ese instante, que tenía su
atención absoluta. No estaba usando su telepatía, no estaba haciendo nada
más que concentrarse en él, lo sabía en sus entrañas como conocía a cada
miembro de su manada, incluidos los que se habían ido.
—Nunca te había visto sin palabras, Valyusha —susurró Siver unos
minutos después—, debería tomar ventaja de esta momentánea
circunstancia para decirte todas las formas en las que me has molestado
desde que nos conocimos.
Calor comenzó a extenderse en su interior, su oso se inundó de alegría.
Su Starlight estaba jugando con él. Realmente jugando.
—Primero —le dijo— el traer documentos en copias impresas pero
nunca triplicadas, como pedí. Luego pedirme que las copiara para ti justo
ahí porque querías estar seguro que no echábamos a perder el contrato.
Sus labios se curvaron. Recordaba cómo ella, fríamente, hizo la tarea
personalmente en lugar de dársela a su asistente. Luego ella le dio su copia,
con su usual breve comentario sobre cómo su satisfacción era su más
grande prioridad. Casi la besó de miles de formas distintas durante esos
intercambios.
—No mencionaremos cómo continuamente violabas mi seguridad,
forzando a mi primo a correr todo tipo de actualizaciones de seguridad
cinco veces en un mes.
Más le convenía, pensó Valentín con una mueca que venía
directamente de su oso. Sus primeras entradas fueron ridículamente
sencillas.
—También el zefir que de alguna manera pudiste dejar en mi escritorio
mientras no prestaba atención. Los dulces pudieron irse a la basura si no
hubiera estado al tanto de que la familia en el piso inferior de mi edificio les
gustaban.
—¿No comiste ni siquiera uno? —le gruñó, el sonido de un trueno.
—Estaba en el Silencio —fue la recatada respuesta. Oso y hombre se
congelaron.
—¿Estabas?
—Parcialmente. —Una pausa—. El proceso es gradual,
independientemente de la preocupación del individuo, pero debo ser tal vez
más cuidadosa que un Flecha.
Frotó gentilmente su barbilla contra su sien, abrazándola
imposiblemente más cerca, ya no más por él, sino porque necesitaba cuidar
de ella.
—¿La cantidad de suicidios de los que me hablaste?
—Sí —le dijo Silver—. Y no, tengo una mutación en mi genoma.
Valentín apretó sus ojos cerrados contra una tormenta de emociones.
Para un PSI con el poder y el alto rango de Starlight, era una confianza tan
profunda el admitir su vulnerabilidad, que tenía que devolverla o rompería
algo tan frágil que acababa de ser formado.
—Mi clan está herido de una manera que ningún clan debería estarlo.
Estamos partidos en dos.
Silver retrocedió un poco para mirarlo a la cara.
—Para el mundo exterior, StoneWater es un clan tan poderoso que
nadie lo quiere como enemigo.
Ella estaba tratando de consolarlo. La fría-y-en-control Silver Mercant
sentía su dolor y quería aliviarlo. Valentín nunca había tenido oportunidad
para resistírsele. Ahora… ahora fácilmente podría ser su esclavo.
Necesitando acariciarla, pasó su mano contra su cabello, y luego,
demonios, deshizo el moño para tomar en su puño todas esas suaves hebras
rubias en su mano.
—Ups.
—Has querido hacer eso desde el primer día.
Valentín le dio su patentada expresión inocente.
Silver no habló, pero de repente, saltó un paso hacia atrás. Él la
detuvo, no comprendiendo que trataba de romper su conexión física, no
hasta que observó que sus ojos perdieron todo color, volviéndose en un
negro insondable. Rompió el contacto con el frío conocimiento de que se
estaba sobrecargando.
—Dime qué hacer.
Silver levantó su cabeza, sus ojos obsidianas y su respiración errática.
—No te vayas.
El corazón de Valentín palpitó, sostuvo su mano esbelta.
—No podrías hacer que me fuera ni aunque tuvieras un montacargas y
una manada de lobos salvajes para dirigir. —Miró profundamente en sus
ojos obsidianas y vio a su Starlight devolviéndole la mirada—. Pareces una
mágica princesa guerrera con esos ojos. Toda salvaje y mortal.
—Intento mirarte mortalmente todos los días.
—Sí, moyo solnyshko, pero usualmente eres una princesa de hielo
letal.
Valentín le gritó a Yakov que fuera a molestar a alguien más antes de que
detuviera su molesto tocar.
—¡Aquí estaba yo, haciéndote un favor! —le respondió gritando
Yakov—. Pasha hubiera entrado en mi lugar y Stasya tendría la cámara para
capturarte en fraganti.
—¿Quieres que te golpeé hasta que mueras? —Yakov se rio.
—Huelo a un oso frustrado.
—Yakov.
—¡Si no te unes a la fiesta —gritó riéndose sin remordimiento—,
Stasya será tu siguiente visitante! —yéndose finalmente su segundo al
mano.
Para ese momento, Silver, con sus labios hinchados por todos los besos
ya que era un oso caballero bárbaro, se había quitado de encima de él para
prepararse para la fiesta. Siguiendo recostado en el suelo, Valentín trató de
pensar en duchas heladas y lobos sarnosos, pero su erección se rio de él; así
que se obligó a pensar en cómo los ojos de Silver se volvieron negros y
cómo rompió el contacto abruptamente.
El hielo se deslizó por su espina dorsal y se hizo cargo de su polla
entusiasta.
Silver todavía no era suya, el Silencio podría tener éxito en robar a su
compañera. El corazón de su oso había sabido quién era ella desde hace
mucho tiempo. Era el hombre el que se había alejado, temeroso de
enamorarse tanto y profundamente de una mujer que podría nunca mirarlo
de la misma manera.
Pero, chert ¿a quién engañaba? Había sido suyo desde el primer día.
El día de hoy la miró ponerse maquillaje, ya se había arreglado el
cabello con el que había tenido mucha diversión desordenando y se había
cambiado a un delgado suéter verde con copos de nieve que Nova le había
regalado. Sabía que ella no le diría nada sobre su propia camisa y
pantalones rotos, Silver lo veía exactamente como era, pero estaba sudado
por correr de ver a los cachorros del grupo desertor.
—Espérame —le dijo antes de volver a su propia habitación.
Metiéndose en la ducha, se lavó el sudor. Una vez hecho eso, frotó su
cabello hasta secarlo y dejarlo ser y se cambió a unos pantalones menos
rotos y una camisa gris oscuro limpia que nunca había usado. Doblando las
largas mangas, caminó y tocó la puerta de Silver.
Ella la abrió y lo miró de arriba abajo.
—No estoy segura si te reconozco.
Queriendo besar esos perfectamente brillantes labios, abrió sus brazos.
—¿Cómo luzco en tu color favorito?
—Inexplicablemente respetable, aunque veo que todavía no has
encontrado tu cepillo.
Riendo porque sabía que a Starlight le gustaba su cabello tal como
estaba, ofreció su mano. Le dio una fría mirada y luego tomó su mano, su
reina de hielo que se quemaría en un fuego apasionante.
Silver Mercant, sabía, pelearía a muerte, rompería las reglas e
ignoraría todo límite por aquellos que le pertenecían.
Valentín quería ser una de esas personas.
El corazón de su oso estaba terco con la determinación de ganársela, la
condujo a la Caverna y en la calidez, alegría y caos de la fiesta arrojada por
los osos StoneWater. En esta ocasión era una fiesta grande ya que al día
siguiente era fin de semana. Su corazón se hinchó.
—Nadie hace mejores fiestas. —El toque de Silver y la felicidad de la
habitación suavizaron el borde del dolor persistente que rodeaba al clan.
—Por alguna razón, no te veo como un juez imparcial.
Valentín sonrió antes de elevar una mano pidiendo silencio. Para un
clan de osos escandalosos, se callaron rápidamente, especialmente después
de que un anciano o tres golpearan ciertas cabezas.
—¡Hoy celebramos el nacimiento de un nuevo compañero de clan! —
Sostuvo su mano en alto de nuevo para silenciar la segunda ronda de
rugidos, esta vez acompañada del estampar de pies—. Antes de que
comencemos la fiesta, sin embargo, creo que deberíamos saber el nombre
de nuestro invitado de honor.
—¡Cálmense! —aulló, antes de que pudiera comenzar de nuevo el
ruido—. ¡Estamos hablando de un oso recién nacido, no de uno de sus
rufianes!
Risas, seguida de más intentos para callarlos y codos siendo hundidos
en los lados de los ruidosos.
—Manténgalo a este nivel hasta que nuestro más pequeño compañero
de clan esté de vuelta en la enfermería —ordenó—, o juro que romperé
algunas cabezas.
Dejando a Silver con un golpe en el trasero que causó que elevara una
ceja y los compañeros de clan listillos intentaron golpear el trasero de sus
propios amantes, giró para ir por Moira, Leo y su cachorro a la Caverna.
Fue entonces cuando la mano de Silver golpeó su trasero ante la vista
de todo su clan.
30
El ruido en esta ocasión estaba en un nivel que amenazaba con estallar el
techo de la Caverna. Ridículamente complacido, Valentín miró sobre su
hombro y se encontró con esos gloriosos ojos plata que escondían
demasiado.
—¿No puedes mantener tus manos lejos de mí? Lo sabía. —Su mirada
se encendió en respuesta con un fuego interior.
—Cálmalos antes de que regrese con el cachorro —le dijo, sintiéndose
más feliz que nunca, un maldito perrito bailando en su corazón.
Sabía que cumpliría con el trabajo. ¿Clan de osos contra Silver
Mercant? Ninguna contienda.
Probó estar en lo correcto cuando cinco minutos después regresó con
Mora y Leónidas, Moira cargando al recién nacido en sus brazos. El bebé
estaba despierto en aquella adormilada manera infantil, se enfocó en el
rostro de Valentín el tiempo suficiente para hacerle saber a su Alfa que
sabía que estaba ahí y feliz con él, pero ahora pestañeaba somnolientamente
contra la piel de su mamá, Moira lo apretó contra su pecho, los botones de
su camisa abiertos para permitirlo.
A nadie le habría importado si ella hubiera venido desnuda, los
cambiantes estaban más cómodos con la desnudez que los humanos o los
PSI; pero Moira necesitaba permanecer caliente, así como su bebé, así que
estaba usando unos pantalones térmicos sueltos y una de las enormes
camisas a cuadros de su compañero, las mangas estaban dobladas flojas
sobre sus antebrazos y su cabello en un moño desordenado.
Ella brillaba, una mujer que resplandecía con amor.
—Oooh. —El bajo sonido de asombro y deleite susurró a su alrededor
desde una horda de silenciosos osos esperando, incluidos los pequeños
emocionados gángsters.
Silver se mantuvo un poco de lado, pero cuando Valentín le mostró su
mano, no dudó en unírsele, su Starlight había compuesto su mente y se
decidió por él. Valentín no le iba a dar la espalda, quería estampar sus pies y
rugir a los cielos en desafío, sólo su preocupación Alfa sobre el bebé lo
detuvo.
—Tienen la pista —les dijo a los nuevos padres.
Moira, respuesta, le sonrió en respuesta a su compañero.
—Díselo tú, cariño.
—La llegada prematura de nuestro cachorro nos tomó un poco
desprevenidos con el nombre —dijo Leónidas, mientras abrazaba a su
compañera y a su bebé—, pero entonces vimos su dulce rostro y la
travesura muy escondida, y lo supimos. —Besó a su compañera en la sien
—. StoneWater, conozcan a Danil «Danusha» Popov.
Enormes sonrisas rompieron cada rostro en la Caverna con excepción
de la de Silver, ella miraba al bebé con absorto cuidado. Cuando Moira le
pasó al infante a Valentín y él se arrodilló para que todos los curiosos
pequeños osos pudieran venir a saludar a su nuevo compañero de clan,
estaba atento de su cercanía, igual de curiosa que los cachorros.
Pero cuando más cuerpos pequeños se apretaron cerca, se movió para
darles espacio. Algunos deditos se atrevieron a tocar la mejilla del bebé, la
alegría del recién nacido al conocer a sus compañeritos de clan estalló
dentro de Valentín, el conocimiento de un Alfa que no podía explicar.
Simplemente sabía que el recién nacido estaba feliz de estar ahí, dentro
de su clan, pero también supo cuando los más pequeños comenzaron a
cansarlo.
—Lo pueden ver después —le prometió a los cachorros—. Ahora
necesita descansar.
—Buenas noches, bebé —susurraron muchas voces en unísono.
Valentín se levantó y regresó a sus padres al más nuevo miembro de
StoneWater antes de escoltar a la pareja de vuelta a la enfermería. Después
de eso se encontró con Nova.
—Ven a jugar con nosotros —le dijo porque los sanadores tenían una
forma de dar y dar sin ninguna pausa—. Creo que esos tres estarán felices
solos por una hora o dos.
Los ojos de Nova buscaron en su rostro.
—¿Cómo están?
Valentín sabía que no estaba hablando sobre la joven familia. Con su
sonrisa decayendo, contestó:
—No esta noche, Nova.
Esta noche era de celebración.
Esta noche Silver golpeó su trasero.
El recuerdo cortó a través de su renovada angustia para poner una
sonrisa en su cara.
Nova inmediatamente entrecerró sus ojos.
—¿Qué me he perdido?
—Tendrás que preguntarle a Chaos. —Lanzándole un beso cuando lo
fulminó con la mirada, salió de su oficina—. Te veo luego, Evanator.
Ella amenazó con lanzarle suministros médicos a su cabeza, sólo lo
hizo sonreír aún más mientras regresaba a la Caverna y a Silver, quien
estaba sentada en un semicírculo de cachorros asombrados, edades de tres a
siete. El nivel de ruido en el resto de la Caverna, la fiesta en pleno apogeo,
le impidió escuchar su conversación hasta que estaba a tan sólo medio
metro.
—¿… de verdad no tenían permitido sonreír? —preguntó Nurlan en un
susurro asombrado.
—No —le respondió Silver—. En el Silencio nadie tiene permitido
sonreír, reír o llorar.
—¿Y si estabas herida? —otra pequeña voz preguntó.
—No importaba, todos esperaban que controlaras tu reacción y no
lloraras o podrías traicionar tus emociones.
Una pequeña mano se posó en la rodilla de Silver.
—¿Llorabas por dentro?
Los ojos de Silver se posaron en el rostro del que había hablado.
—Eres muy inteligente. ¿Cuál es tu nombre?
—Svetlana Valeria Kuznetsov —fue la cuidadosa respuesta—.
Mayormente soy Sveta. Mi mamá, papá y Mishka me dicen mucho
Svetulia.
—Sí, Sveta, cuando era pequeña lloraba por dentro porque dolía
esconder mis emociones —le dijo Silver con una honestidad cortante que la
hacía más osa de lo que sabía—. Pero después de un tiempo, aprendí a
tampoco llorar por dentro.
—Eso suena triste. —La expresión de Dima era afligida.
—Era todo lo que conocía, así como ser un oso cambiante es todo lo
que conocen. —Ceños pensativos aparecieron en muchos rostros.
—¿Ahora te gusta ser ruidosa? —Sveta preguntó después de una larga
pausa.
—¿Ruidosa?
—Ya que antes eras Silenciosa.
—Oh, entiendo. —Silver se tomó un momento para considerar la
pregunta—. La emoción, ser ruidosa, es nuevo para mí. Pero… sí, creo que
me gusta ser ruidosa. El mundo, con emociones en él, es un lugar con una
belleza ecléctica, a pesar de la clara desventaja de perder el poder del
raciocinio puro.
—Hablas gracioso —ofreció Arkasha—. Aun así me gustas.
—Gracias. También me gustas.
—¿Y yo? —preguntaron varias voces.
—Todos ustedes. Han sido muy amables recibiéndome. —Un arcoíris
de sonrisas, pura inocente alegría.
—Ahora —dijo Silver poniéndose de pie—. Creo que deberían ir a
unirse a la fiesta.
Valentín fue antes de que los cachorros pudieran envolverla con
abrazos.
Atrapándolos en sus brazos con un gruñido que los hizo chillar, los
abrazó, besó y jugó con ellos hasta que corrieron a la mesa de postres.
Nadie sería tan estricto esta noche hasta que fuera mejor detenerlos de
comer en algún punto para que no se convirtieran en monstruos de azúcar.
—Eres buena con las pequeñas bestias —le dijo a Silver, poniendo su
mano sobre su cadera sólo porque podía.
—Los niños son niños, pero Sveta es muy perceptiva, no es la primera
vez que la escucho hacer una pregunta incisiva para un niño de su edad. ¿Le
has hecho una prueba de empatía?
Valentín rascó su mandíbula.
—¿Un poder psíquico?
—Los PSI se han casado con otras especies en el pre-Silencio. Los
genes nadan en la gran piscina genética.
—Siempre he sabido que era sensitiva, que tengo que tener extra
cuidado con ella —incluso con sus pequeños amigos gángsters, Sveta
siempre había sido la que cuidaba de ellos—, pero me imaginé que
significaba que era un bebé sanador. Nova también piensa lo mismo.
—Interesante. —Silver arregló el cuello de su camisa—. La empatía
puede estar presente en todos los cambiantes sanadores. Hay tantas cosas
que las razas desconocen sobre la otra porque el Silencio nos dividió en
tres.
Valentín giró para que pudiera consentirlo, así todos pudieran verlo.
No, no era sutil. Era un oso.
—No sé si todo haya sido el Silencio —le dijo mientras alisaba una
arruga—. Los cambiantes hacemos un buen trabajo quedándonos en
nuestras cuevas. —La estructura cerrada de manadas y clanes les dan su
fuerza, pero también impiden que extraños puedan pasar.
La música tomó vida, un ritmo pesado.
Incapaz de esperar a tener a Silver en sus brazos, Valentín la atrapó en
un baile. Se aseguró de mantener su espalda hacia una pared, así las
personas no podrían chocar contra ella, el tamaño de su cuerpo su escudo
viviente. Su recompensa fue tenerla deliciosamente cerca, hasta que su oso
rodó en su esencia como un cachorro.
—Te mueves como si hubieras nacido para moverte contra mí,
Starlight —le murmuró en su oído—. Estaremos tan jodidamente bien
estando desnudos juntos.
Emocionada No-osa
Tía Rita
Era media noche cuando Valentín pudo escaparse por fin, para ese entonces
sus tendencias de caballero se habían vuelto tan delgadas, que podría estar
aterrorizado de asustar a su compañera, si esa compañera no fuese Silver
Mercant, quien era tan dura como el acero y le respondió con un firme sí
cuando le preguntó si estaba lista para una noche de salvaje libertinaje.
Entonces le golpeó de nuevo el trasero.
Su polla amenazó con partirse en dos si pronto no sentía sus dedos
posesivos contra su piel, no la llevó a su habitación, sino a la de ella. Así
ella estaría más cómoda. Así le permitiría hacerle incluso más cosas
traviesas y sexis.
Tenía planes para devorarla de la cabeza a los pies y regresar segundos
después.
Cerrando la puerta con llave detrás de él, se deshizo de sus botas y
calcetines y comenzó a desbotonarse la camisa. Los ojos de Silver siguieron
cada movimiento y en un momento estaba ahí, rompiendo los lados de su
camisa y quitándola de sus hombros. Cayó al piso en un suave murmuro
que apenas escuchó sobre el latido de su corazón.
—Amo la manera en la que te sientes. —Silver pasó sus uñas sobre el
vello de su pecho, el ligero roce fue como una bandera roja para un toro.
Cargándola sobre sus brazos, se dirigió a su cama y la lanzó contra la
colcha. No le dijo que ella podía decirle que se detuviera en cualquier
momento, si Silver Mercant quería detenerlo, se lo haría saber bastante
claro.
—Quiero «estas» fuera —le dijo y le quitó las botas, lanzándolas sobre
sus hombros.
Con los ojos en él, Silver se sentó y bajó las manos hacia el borde del
delgado suéter con copos en él. Estaba fuera un segundo después y todo lo
que él podía ver era su sostén. Simplemente negro y sin volantes, lo hizo
estallar en llamas. Estrellándose contra la cama, la hizo recostarse,
cuidadoso de que su peso y fuerza no la lastimaran.
Era un oso, no un jodido salvaje.
—Tienes tetas espectaculares —le dijo con sus filtros apagados y una
mano ahuecando el cremoso pecho a través de su sostén.
Se arqueó bajo su mano. Él apretó más. Ella se estremeció, sus ojos
volviéndose negros. Pero como no le dijo que se detuviera, concluyó que en
esta ocasión la obsidiana era una buena señal. Tomando su mandíbula con
su mano libre, presionó su boca contra la suya, su beso todo lengua y
demandante. Silver le devolvió todo lo que tenía envolviendo sus brazos y
piernas a su alrededor y cepillando su lengua contra la de él.
Gimiendo, presionó su erección contra el centro de sus muslos.
—Te voy a joder tan duro, Starlight.
La respuesta de Silver fue morderle su labio inferior. Sus filtros,
también, estaban claramente apagados.
Su pecho vibraba con placer ante el hecho de que su compañera estaba
tan loca por él como él por ella; se levantó, rompiendo su agarre para poder
desgarrar sus pantalones. Literalmente los desgarró, la tela rompiéndose
bajo sus garras y duros tirones. Sus pantaletas también eran negras. Las
dejó por el momento porque le gustaba cómo el negro contrastaba contra su
piel cremosa.
Tirando los restos de los pantalones, corrió sus manos hacia arriba por
sus piernas.
—Quítate los pantalones —ordenó Silver, con ojos oscuros y
misteriosos. Era una demanda. Le gustó.
Jugando con ella, se alzó a sí mismo sobre sus brazos y se arrodilló
como si se fuera a levantar.
—Oblígame —la retó contra sus labios.
Silver golpeó con sus piernas, sorprendiéndolo sobre su espalda.
—¿Dónde aprendiste a hacer eso? —le preguntó feliz de ser tumbado
porque eso quería decir que sus manos estaban en la cinturilla de sus
pantalones. ¡O Bozhe! Los dedos de Silver tocaban su polla mientras
trabajaba.
Sin hacer ningún intento para ocultar su deseo, sólo la miró.
—El hecho de que no sea una persona física, no significa que no sé
cómo defenderme cuando se presenta la necesidad —las frías palabras
resultaban extrañas con el rubor en su piel, la esencia de su excitación
llenaba el aire.
—Oh, creo que eres una persona muy física, Starlight. —Sin el
Silencio, Silver Mercant era una osa debajo de su piel.
Así lo probó cuando le quitó sus pantalones para revelar los cortos
bóxers negros que usaba debajo. Le permitió quitarle los pantalones y
tirarlos hacia un lado antes de que retomara el control, volviéndola sobre su
espalda y dándole un beso mojado en su cuello. Su respuesta fueron uñas
cavando en su espalda.
—¿Te gusta mi lengua, moyo solnyshko? —le preguntó acariciando su
cuerpo—. Déjame mostrarte qué más puedo hacer con ella.
Quitándole su sostén con más cuidado del que demostró a sus
pantalones, le gustaba ese sostén y cómo se veía con él puesto, lo lanzó a un
lado y llenó sus manos con la generosidad de sus pechos. Sus pezones eran
de un rosa oscuro e hicieron su boca agua. Nadie podría resistir la tentación
cuando esa tentación fuese Silver, su Silver, bajó su cabeza y tomó el festín.
Su gemido fue afilado, sus manos apretando fuerte su cabello y su cuerpo
girando bajo el suyo.
Chupando no sólo su pezón, sino también parte de su pecho en su
boca, arañó su piel con los dientes y luego pasó su lengua sobre la pequeña
herida. Cuando repitió la caricia con el otro pecho, su mano apretando y
acariciando el pecho que estaba mojado por su boca, Silver le dijo:
—Quiero morderte. —Las palabras fueron sin aliento.
—Bien. —Regresó a su tarea placentera—. Sabes aún mejor de lo que
imaginaba. Te quiero comer completa.
Las uñas de Silver se enterraron en su espalda.
Haciendo un profundo y vibrante sonido en su pecho, mordió
ligeramente su pezón como castigo burlón. Ella se irguió y tiró de su
cabello. Él se rio contra ella. Sí, su Starlight sabía muy bien cómo tratar con
su compañero oso.
Besando su camino hacia el centro de su cuerpo, lamió una línea
contra la cinturilla de sus pantaletas. Le tomó un segundo deshacerse de ese
impedimento. Dos rápidos golpes con sus garras y estaba listo.
—No tengo tantas ropas —le recordó Silver mientras ponía uno de sus
muslos sobre su hombro.
—Deja de usar pantaletas. Problema resuelto. —Antes de que
respondiera a su muy sensible sugerencia, él se rindió a la compulsión de
probar el erótico almizcle de ella y, poniendo el otro muslo sobre su otro
hombro, enterró su rostro en su vagina.
En esta ocasión se irguió completa y se arqueó fuera de la cama. Pero
no le dijo que se detuviera.
Gracias a Dios.
Valentín lamió y succionó de ella. Era necesidad líquida y una
suavidad delicada tan intoxicante que su cabeza daba vueltas. Para el
momento en el que intentó deslizar un dedo en su vagina, estaba tan mojada
que no tuvo ningún problema. Excepto por un hecho.
—Chert voz’mi. Estás tan apretada. —Miró hacia arriba con una
mueca, la vio mirando hacia abajo.
—No tenía planeado en tener relaciones sexuales con un oso sobre
dotado —expuso ella, lamiéndose sus labios, jadeando—, o me habría
preparado.
Él se rio-gruñó, embelesado con ella.
—Sí, estoy sobre dotado. Me alegro que lo hayas notado. —Su oso se
pavoneó, orgulloso de sí mismo—. Ahora hay que asegurarnos de que me
puedas tomar una y otra vez. —Sumergiendo su cabeza, procedió a hacer lo
mejor que pudiera para volver a su compañera delirantemente loca. Tan loca
que tal vez bajaría sus escudos que les impedían emparejarse.
Estaba abierto a ella en todas las maneras posibles.
Sus muslos temblaron, su vagina apretándose sobre su lengua y la
gruesa intrusión de sus dedos, su grito de placer lo suficientemente alto para
complacer su corazón primitivo, pero apenas estaba comenzando.
Alejándose de su delicioso blando cuerpo, besó cada centímetro por el que
pasaba, rozando su barba contra ella para marcarla. Acarició sus pechos
porque podía y besó profunda y calientemente su ya hinchada boca.
—Puedo probarme en tus labios.
Su voz ronca era como una banda alrededor de su polla que la apretaba
sin piedad.
—Sabes igual que la mejor clase de miel —le dijo antes de hacer un
camino hacia abajo.
En esta ocasión, tenía un curso en específico.
Usó sus dientes con los delicados pliegues de su vagina, empujó sus
dedos con un poco más de fuerza y los extendió en su interior para
prepararla para la intrusión de su polla.
Se vino una vez más gritando, dos de sus dedos en su interior, las
yemas presionando un punto que era su especialidad aprender como un
hombre joven que era lo suficientemente grande que incluso las osas le
daban una mirada de recelo. Todo había sido por esto, para estar seguro de
que podría complacer a su esbelta compañera con sus músculos internos
apretados, sus ojos de media noche y su vagina tan, pero tan mojada por él.
Arrodillándose después de una última lamida posesiva, logró quitarse
sus bóxers y levantó sus muslos, sus rodillas sobre sus brazos.
—¿Lista? —la ansiosa cabeza de su polla empujaba hacia el abrasador
calor de ella.
Joder, lo iba a perder.
Silver levantó ambos brazos sobre su cabeza, sus pechos burlándose de
él… y sonrió.
—Hazlo.
La mente de Valentín hizo cortocircuito. Lo único que le impidió
entrar en ella como un cavernícola fue el conocimiento de que era su
primera vez. Abriendo más sus piernas, empujó en ella, dentro y sin piedad.
Se congeló en el instante en el que un gesto de dolor cruzó sus facciones.
—¿No?
—He dicho —le gruñó—, ¡hazlo!
Gruñéndole, lo hizo, empujando duro y profundo. Su jadeo se perdió
en su fuerte gemido de placer doloroso.
—Tu vagina es tan apretada alrededor de mi polla.
Ella apretó aún más sus músculos.
—Malvada, eres malvada, Starlichka. —Soltando sus muslos, se
movió para sostenerse sobre ella.
Envolvió sus piernas a su alrededor.
—Leí un artículo en una revista que encontré en la Caverna que decía
que a los hombres les gusta cuando las mujeres hacen eso durante los
privilegios de piel sexuales.
—A este hombre le gustan, excepto cuando está a punto de correrse
con una sola estocada. —Besándola, se retiró tal vez cinco centímetros y
regresó. Y la malvada, malvada mujer en la cama, lo apretó fuerte una vez
más.
Valentín solamente era un oso. Lo perdió, saliendo y entrando en dos
fuertes y rápidas estocadas antes de que su espina dorsal se bloqueara y
explotara dentro de ella en un torrente de calor líquido.
Valentin siempre había estado abierto a la idea de una compañera que fuera
PSI o humano en lugar de cambiante. Todo lo que había querido era una
compañera para adorar y con la que luchar, con la que jugar. Lo único que
le preocupaba era que su oso se sentiría excluido en una relación con un no-
cambiante. Hoy, con Silver riendo mientras corría a través del bosque con
ella sobre su espalda, supo que había sido una preocupación absurda. El oso
estaba extasiado, y más que un poco engreído por su placer y su intrepidez.
Así que corrió y mostró sus lugares secretos en la tierra alrededor de
Denhome y la mantuvo a salvo, bajando su velocidad en cualquier
momento que Silver necesitara para ajustar su agarre. Pero para ser una
mujer que nunca antes había estado en la espalda de una gran bestia, era una
estrella. Si ellos hicieran esto unas cuantas veces más, ella probablemente
estaría tratando de poner riendas en él.
Valentín se rio antes de que recordara que no habría más veces si
Silver lograba borrar sus emociones.
El dolor crudo cruzó sus entrañas, pero el oso estaba de acuerdo con el
hombre: mientras Silver viviera, él podría tomar el dolor, tomar la pérdida
que lo perseguiría siempre. Él tenía este cuerpo grande por una razón.
Podría tomar mucho castigo. Mientras ella respirara, sobreviviría. Él la
cuidaría de lejos, y él sobreviviría porque su compañera estaba viva.
Empujó lejos la agonía futura porque esta noche era un recuerdo él
atesoraría para siempre, corrió hasta que estuvieron en un claro que les dio
una sorprendente vista de las estrellas, la Vía Láctea una dispersión de
diamantes en el cielo. Él bajó para que Silver pudiera deslizarse de su
espalda, luego se movió.
Placer exquisito y un dolor desgarrador, así fue el cambio y terminó en
un momento. Desnudo, su sangre caliente por la carrera, yacía sobre la
hierba, la cabeza se apoyó en los brazos cruzados y volvió a empujar su
cabeza. Silver se revolvió en su espalda y se acostó con la barbilla apoyada
en el hombro, los brazos envueltos alrededor de su cuello.
Su peso no era nada y era todo.
La bebió, el olor de ella, la suavidad de ella, el acero de ella. Nunca
más, sabía, encontraría a alguien como su extraordinaria Starlight.
—El apareamiento es de una vez y para siempre, Solnyshko moyo —le
dijo, porque podía negarle nada—. Una vez que un cambiante se apareaba,
ese cambiante nunca más se acoplaba con alguien más, nunca quería
aparearse con nadie más. Muchos no sobrevivían al paso de su pareja al
más allá.
Silver apretó los labios contra su hombro.
—Oigo tanto dolor en tu voz, Valyusha, tantos recuerdos. —La
garganta cerrada, tragó saliva.
—Mi madre sobrevivió a la ruptura de su vínculo con mi padre, pero
ella nunca ha sido la misma. Ya no se desvía de su oso. —Parpadeó lejos las
lágrimas que le hicieron sentir un cachorro tan pequeño como Dima—. No
he hablado con ella en más de quince años. Galina Evanova se había
mantenido durante casi dos años después de la muerte de su compañero,
pero al instante que Stasya cumplió dieciocho años, fue como si se hubiera
dado permiso para quebrarse, aunque Nova tenía sólo diecisiete años, Nika
quince y Valentín catorce. Incluso si voy a ella como un oso, ella mira a
través de mí.
La respuesta de Silver fue feroz.
Eso es inaceptable. Pérdida de pareja o no, ella es una madre. Esa
responsabilidad es para siempre.
Valentín se encontró riendo entre su dolor.
Creo que mi madre, cuando era ella misma, te hubiera gustado, era una
de los segundos de mi padre antes de que se emparejara.
—Dos mujeres fuertes, probablemente habrían saltado chispas de cada
uno de los encuentros que Valentín se habría estremecido y fingido no ver.
Un hombre no se metía entre su compañera y su madre cuando tenían
una diferencia de opinión. Fingía ser un oso mudo que no veía nada, no oía
nada, no tenía ninguna opinión sobre el asunto, cualquier otra cosa era sólo
pedir problemas. A menos que, por supuesto, su madre cruzara una línea
invisible, en cuyo caso, era mejor que dicho oso convirtiera en no-mudo
muy rápido.
Las madres enojadas podrían ser persuadidas y calmarse después de un
período de reflexión. Los compañeros enojados podían hacer llover fuego y
azufre y, en el caso de Silver, tormentas de hielo lo suficientemente frías
como para volver sus bolas azules.
Cómo deseaba que fuera una cuerda floja en la que debiera
equilibrarse.
—Hmm, tal vez —dijo Silver, su tono dudoso—. Por lo que has dicho,
el vínculo de apareamiento es una conexión psíquica profunda.
Se encogió de hombros, los pechos de Silver momentáneamente
empujándose hacia él mientras él se levantaba.
—Simplemente lo es.
—Si no terminamos el apareamiento, ¿podrías encontrar a alguien
más?
Quería mentirle, pero los osos eran terribles mentirosos para
empezar… y Valentín no le mentiría a Silver.
—He oído rumores de que los compañeros pueden repudiarse unos a
otros —dijo, un tirón en su voz—, pero nunca voy a repudiarte. ¿Quién más
estaría a la altura Silver Jodida Mercant?
Otro beso, el pequeño toque de su gloriosa reina de hielo derritiéndolo.
Él era puré en sus manos, haría cualquier cosa que le pidiera si sólo ella lo
recompensara con pequeños besos y caricias.
—¿Estás segura, Valyusha?
—Eres tú o ninguna. —Nada cambiaría eso—. Pero no te atrevas a
permitir que esto influya en tu decisión cuando se trata de contactar a las
Aleines. Si yo tengo que proteger a mi Starlichka dejándola ir, eso es lo que
haré. —Su pecho dolía con la fuerza de su necesidad de protegerla—. No
me lo robes.
—¿Cómo podría? —Una caricia de aire caliente contra él—. Nadie se
podrá comparar jamás a Valentín Mikhailovich Nikolaev, tampoco.
Su pecho se hinchó, su oso se pavoneaba.
—Así que estamos pegados el uno al otro. —Hasta que ella no fuera
más la Silver por la que había caído, hasta que ella no entendiera más lo que
era amar, lo que era encontrar un compañero.
—Puesto que somos y ya que nunca encontrarás otro compañero —
dijo Silver—, ¿podemos aparearnos?
Valentín se quedó inmóvil, con la mente aturdida.
Tuvo que agitar físicamente la cabeza para salir de su estado de shock.
—No.
—¿Por qué no?
Temblando por dentro, Valentín trató de pensar, de explicar.
—El vínculo de apareamiento es una fuerza poderosa. No puedes
bloquearlo, y romperlo con otra cosa que no sea la muerte, es casi
imposible. —Sólo conocía un caso de este tipo. Nunca. Ningun otro rumor,
ningún otro susurro. Nada. Sólo ese caso horrible.
—Habla conmigo. —Una orden firme que decía que había oído su
nuevo dolor y estaba tratando de darle espacio para esconderse.
Tenía la fuerza de un Alfa, podría haber guardado su secreto más
vergonzoso, pero Silver era su compañera, enlace o no.
—El nombre de mi padre era Mikhail —comenzó, su corazón de oso
un moretón negro de nuevo—. Fue el Alfa de StoneWater desde que tenía
treinta y dos años. Un buen Alfa, uno que era respetado y amado, a pesar de
que podía ser más estricto de lo habitual para un oso. Siempre fue Mikhail a
los compañeros de clan. Sólo mi madre lo llamó por otro nombre. «Moy
dorogoi Misha», le decía y lo empujaba a un beso.
—¿También fue estricto contigo?
Valentín trató de sonreír, falló.
—Tenía que serlo. Yo era peor que Dima y los pequeños gángsters
combinados. Petya y Zasha-Zahaan, fueron mis cómplices. Petya Cuando
su familia se unió al clan cuando tenía ocho años, Zasha desde la cuna.
—Lo he conocido —dijo Silver cuando se detuvo para respirar más
allá de la fealdad de la recuerdos por venir—. Solía llevar papeles de vez en
cuando antes de que tomaras el control la tarea.
Valentín frunció el ceño.
—No iba a dejar que tratara de seducirte con esa linda cara —Zahaan
lucía como si hubiera salido de un set de películas, cabello perfectamente
peinado y perilla meticulosamente arreglada.
Cuando sus amigos se burlaban sobre su aspecto de gato astuto, furtivo
en lugar de un honesto oso, Zahaan sólo sonreía y decía que tenía que salir
para una cita. El hombre no había pasado una noche solo desde antes de que
fuera técnicamente legal. También era un dominante que moriría por
StoneWater, y un amigo que Valentín sabía que caminaría a través del fuego
por él.
—Prefiero a los osos que no poseen peines —dijo Silver con otro
pequeño beso que hizo que el calor se enroscara en su interior, luchando
contra la pesada oscuridad.
—Como pequeños osos, Z y yo dábamos tantos problemas como nos
fuera posible entre el amanecer y el caernos dormidos por el agotamiento.
—Podía recordar los fuertes brazos de su padre levantándolo desde donde
se había estrellado, para acostarlo—. Mi padre, que siempre fue sólo papá
para mi, nos disciplinaría en su papel de Alfa… pero nunca fue cruel. Era
exactamente lo que necesitábamos.
Silver se pasó los dedos por el pelo.
—¿Qué salió mal?
Valentín tomó un áspero aliento, se enfrentó al horror.
—Cambió en su cuadragésimo séptimo cumpleaños. Era como si
hubiera liberado una parte de sí mismo que había encerrado. Algunas
personas dicen que tal vez sufrió una lesión cerebral traumática que cambió
su personalidad, Pero no hay prueba de eso. —Por mucho que Valentín y
sus hermanas quisieran que eso fuera verdad—. Todo lo que sabemos es
que él comenzó a retirarse de todo el mundo, incluyendo mi madre, Galina.
—Valentín todavía podía ver la entumecida confusión en los ojos de su
madre como su pareja, el mismo hombre que la había secuestrado para
poder cortejarla con joyas brillantes y comida hecha a mano, el mismo
compañero que la había tumbado en su regazo y la besaba todos los días,
comenzó a tratarla con desinterés.
Ella pensó que ella lo había hecho enfurecer, realmente enojar de una
manera que un oso nunca lo hace su compañera.
Valentín podría explotar contra Silver, pero él aún la abrazaba, y si ella
le golpeaba un dedo, estaría allí para gritarle por hacer daño sí misma.
Nunca se volvería frío hacia ella como su padre había hecho a su
madre.
—Así que, aunque era dominante a casi el mismo nivel que él —dijo a
Silver—, se disculpó, preguntó qué había hecho. —Su madre había estado
preocupada de haber herido a su pareja de alguna manera terrible—. Él
simplemente… realmente no reaccionó. —Ser ignorada por su amado
Misha había devastado a su madre—. A pesar del comportamiento
perturbador, no sabíamos cuan profundo fue el cambio hasta que fue muy
tarde. Hasta que se convirtió en un monstruo tal que, un día, el vínculo de
apareamiento se rompió sin previo aviso. —Las palabras duras fueron un
choque tanto hoy como entonces—. Mi madre… era como si se hubiera
desprendido del corazón ese día. La vi bajar, vi su convulsión, y luego la vi
allí con los ojos muertos.
Silver le acarició el costado, acariciando suavemente.
—Pero ella vive.
—A través de pura y sombría determinación. Ella podría estar rota,
pero no quería que nadie olvidara que mi padre trató de combatir sus
tendencias psicopáticas por cuarenta y siete años y que tuvo el suficiente
éxito como para ganar una compañera cuyo honor e integridad nadie puede
cuestionar. —Valentín mataría a cualquiera que lo intentara—. El día que el
enlace se rompió fue la noche antes de que cometiera su primer asesinato.
34
—Nada de lo que digas cambiará lo que eres para mí, Valyusha —dijo
Silver en un tono inflexible cuando él calló—. Uno de mis ancestros fue un
poeta infame que dijo que los Mercants eran aristócratas mezquinos cuando
se trataba de nuestros corazones, sólo lo damos una vez en toda nuestra vida
y, una vez dado, esperamos que lo tengan para siempre.
Valentín se estremeció, sin saber, hasta ese momento, cuánto
necesitaba escuchar esas palabras; pero Silver no había terminado.
—Adina Mercant fue a prisión por apuñalar a su amante cuando pensó
erróneamente que intentaba dejarla. —Una pausa—. Él le llevó rosas a
prisión y se casó con ella después de eso.
Una calidez se esparció dentro de él.
—¿Estás segura que no sois osos? —le dijo forzándose a continuar—.
Los ancianos del clan dicen que el lazo de emparejamiento debió romperse
porque mi padre se convirtió en una persona totalmente diferente, una
persona que la osa de mi madre sintió y no pudo aceptar.
Valentín sacudió su cabeza.
—Yo no creo eso. Mi madre lo sigue amando hasta el día de hoy, lo
habría perseguido para que pagara sus crímenes si así debía ser, pero nunca
lo habría repudiado. Creo que él ocasionó el rechazo cuando perdió la parte
de él mismo que lo hacía capaz de amar y ser leal.
Silver rozó su mejilla contra la suya cuando giró su cabeza de lado, las
suaves hebras de su cabello tocando su piel.
—¿Tu madre sufrió daño psicológico? ¿Le preocupó que la razón de
que tu padre y ella se hayan emparejado satisfactoriamente fuera el hecho
de que ella también tenía oscuridad dentro de ella?
Si otra persona hubiera hecho esa pregunta, habría sido una acusación
y un insulto. No así con Silver. Con ella, eran sólo preguntas.
—Sí. Ése es el motivo por el que pasa mucho tiempo en el bosque. —
Demasiado tiempo en la piel de su osa.
—Busca la respuesta de cómo pudo emparejarse con un hombre que se
convirtió en un asesino en serie y cómo puede todavía amar su fantasma. El
fantasma del hombre que fue su amante y creó cuatro niños con ella, niños
que crió con amor y honor hasta que tuvo cuarenta y siete.
Silver colocó un dedo en su hombro.
—Es muy inusual que un psicópata creara y mantuviera lazos y
relaciones, especialmente dada la naturaleza unida de tu clan, ¿no hubo
ninguna pista anterior?
—Después todo el mundo trató de recordar. Tratamos, pero no había
nada. No torturó animales, no inició incendios ni hizo nada raro o
problemático. Era un Alfa maravilloso, un increíble compañero y padre, un
buen amigo.
—¿Estás seguro que no hubo heridas en su cabeza?
Valentín hizo puños con sus manos.
—Quiero creer eso. Mi madre quiere creer eso. La mayoría de
StoneWater quiere creer eso. La única evidencia que sostiene esa teoría es
el hecho que mi padre fue a una patrulla solo por dos semanas antes de que
todo fuera mal. Cuando regresó a casa, tenía moretones en su cara, pero dijo
que había caído en un barranco durante su patrullaje.
—Ahí está otra posibilidad.
Valentín sabía lo que ella iba a decir.
—¿Manipulación PSI? El clan pensó eso en el momento, pero no había
señales de incursión PSI en el territorio y los PSI no pueden manipular la
mente de un cambiante de esa manera.
—Kaleb me dio acceso a archivos altamente confidenciales cuando
tomé el control de la EmNet —le dijo Silver en un tono callado—.
Incluyendo los archivos que él mismo consiguió.
Valentín esperó, su corazón tronando.
—En el tiempo de tu padre, un grupo de científicos estaba
experimentando con cambiantes. La mayoría fueron exitosos, tomó mucho
tiempo y esfuerzo de un gran número de PSI y el cambio nunca fue a largo
plazo. Los cambiantes se destruían o se «activaban» sin advertencia.
Su garganta estaba seca.
—¿Quién? ¿Lo sabes?
—Los sujetos no tenían nombre, pero recuerdo haber visto Sujeto Oso
M en Moscú.
El tronar de su corazón cambió a una cruda esperanza.
—¿Cuál era el propósito de romper a los cambiantes?
—El usarlos como agentes dormidos para dañar la manada o clan. El
experimento fue cerrado después de que todos los sujetos fallaran al no
actuar como estaban programados.
Una risa dura escapó de su garganta.
—Oh, no, no fallaron. Las víctimas elegidas de mi padre eran PSI,
pero también casi tuvo éxito asesinando a StoneWater. Mi clan está dividido
en dos. Aquellos que dejaron Denhome creyendo en que me convertiría en
lo mismo que mi padre, mi sangre contaminada.
—Son tontos. —Las palabras eran heladas.
—¿Estás segura sobre eso, Starlight?
—No me hagas herirte, Valyusha.
Atrayendo su mano a su boca, presionó un beso en su palma.
—Claramente —Silver le dijo en un tono que le hizo pensar que
todavía no estaba perdonado— no sienten lo mismo hacia tus hermanas o
ya les habrías cortado la cabeza.
Se alegraba que ella entendiera eso; nadie hería a las personas que
Valentín amaba.
—Es porque soy macho. Los cambiantes rara vez tienen asesinos
seriales, pero en las ocasiones que sucede, siempre es un macho. A Stasya
le gusta atormentarse a sí misma investigando sobre el tema, y no ha
encontrado mención de una hembra que haya sido asesina serial. Asesinas,
sí, pero no en serie.
—Y eres un Alfa, posees el mismo poder que él tuvo.
—Sí, temen que termine lo que mi padre comenzó y envenene a
StoneWater desde arriba. —Besó su palma de nuevo—. ¿De verdad crees
que era mi padre? ¿El oso sujeto M?
—Es posible. El tiempo es el correcto. Puedo investigar más.
—¿Te pondría en peligro?
—No, no era un proyecto oficial del Consejo. Incluso si realizaban
experimentos secretos, el Consejo ya no existe y las Flechas ya no están
obligadas a proteger sus secretos.
—Ming LeBon todavía vive —le dijo refiriéndose al Consejero brutal
que había hecho más de un enemigo cambiante—. Así como Nikita
Duncan, Shoshanna Scott y Anthony Kyriakus. —Nadie sabía qué le había
pasado a Tatiana Rika-Smythe, la Consejera había desaparecido de la faz de
la tierra.
—Me aseguraré de no crear ninguna ola que atraiga atención peligrosa.
—Ningún riesgo, Starlight.
—Los Mercants estamos acostumbrados a conseguir información.
Confía en mí.
—¿Crees que es necesario mencionarlo? —le gruñó, su oso haciéndole
una mueca dentro de él.
—¿Estás seguro que no eres un grizzly?
—Grr.
Estuvieron callados por un largo tiempo después de eso, la fiereza de
Silver y su amor incondicional sanaban cosas rotas dentro de él.
—Incluso si los PSI rompieron a mi padre, debió haber alguna semilla
en él para convertirlo en un asesino.
—No. Esa es parcialmente la razón por la que el programa fue
cancelado, los resultados eran muy impredecibles. Introducirse en el
cerebro de un cambiante toma demasiado esfuerzo y los resultados no son
lineales. Si ellos hicieron eso, rompieron una parte fundamental de él.
Valentín había estado tan enojado con su padre por tanto tiempo. Hoy,
por primera vez, le dolía por el hombre que también pudo haber sido
asesinado.
—Si acepto esa posibilidad, Starlichka —le dijo en un tono crudo—,
también debo aceptar que tal vez nació de esa manera.
Al aceptar lo único bueno e ignorando lo malo, no conseguía nada.
—Debo considerar si de verdad era muy bueno peleando contra sus
instintos psicópatas, lo suficientemente bueno para convencerse que no los
tenía, enterrándolos tan profundamente al punto de poder emparejarse, tener
niños y tomar posición como Alfa.
Silver no intentó discutirle que estaba en lo incorrecto.
—Nosotros los PSI somos nuestras mentes en una gran extensión, así
que comprendemos la mente mejor que otra raza, es un órgano
extraordinario y tiene la habilidad para aislar lo que no puede enfrentar. Tu
padre pudo aislar totalmente sus tendencias psicópatas que incluso él
mismo no sabía de ellas.
—Hasta que la presa se rompió.
—Sí. —Un beso en su cuello—. También es posible que su oso
equilibrara sus tendencias psicópatas de alguna manera durante su vida. Los
PSI han estudiado muchas veces los patrones de la salud mental de los
cambiantes, y la mayoría no ha encontrado razones viles, ése es el por qué
los cambiantes tienen tan pocos asesinos seriales. Mi raza quería ver su
podrían duplicar el resultado.
—«Pocos» no es «ninguno», Silver.
—Déjame hacer mi investigación antes de que lo condenes. Déjame
darte este cierre.
Soltó una dura exhalación.
—Ningún riesgo innecesario. Prométemelo.
—Lo prometo.
La siguiente vez que ella habló, sus palabras no tenían nada qué ver
con psicópatas o asesinos seriales.
—Considera esto, Valyusha: si el lazo de emparejamiento es tan
poderoso, podría sobrevivir a la supresión de mis emociones.
—Si lo hiciera, eliminaría el propósito de la cirugía —señaló Valentín
en lugar de bramar su reclamo justo ahí y en ese momento como su oso le
exigía—. El lazo de emparejamiento es una cosa de emoción primitiva,
ninguna lógica ni control.
—Estamos hablando de una cirugía física que bloquearía mis
emociones, no un escudo psíquico. El lazo de emparejamiento podría
romperse y el dolor sería violento para ti…
—Tomaré cualquier dolor por ti —gruñó Valentín.
—Lo sé. —Una dura mordida en su hombro que le dijo que dejara de
gruñirle—. Pero si no se rompe, podría proveer un núcleo del que mis
emociones pueden resurgir.
—No. —Un rechazo absoluto—. No arriesgaré la cirugía, no funciona.
—La cirugía era teórica en ese momento, pero para que el bloqueo de la
audiotelepatía de Silver permaneciera cerrado, debía dejar de sentir. ¿Cómo
podría hacer eso si él estaba dentro de ella amándola con ferocidad o suna?
—.Tampoco puedes dejar la PSINet, lo dijiste tú misma, emparejarse con un
cambiante dominante parece que expulsaría al PSI permanentemente de la
Red.
—Será más difícil hacer lo que necesito desde fuera de la PSINet, pero
me adaptaré.
Debe existir alguna manera para los compañeros no enlazados con la
PSINet para tener acceso a los datos de la Red.
—No. —Valentín debía luchar contra cada instinto que poseía para
decir eso, pero era sobre la vida de Silver—. No vale el riesgo.
—No es tu elección, Valyusha. —Las suaves palabras fueron su única
advertencia. Silver bajó todos sus escudos.
Hombre y oso lo supieron, sintieron el rugir de la abertura de la
profunda conexión dentro de él. Antes de que pudiera pelear ante la
atracción, antes de que pudiera controlar la alegría de su corazón para
protegerla, el lazo de emparejamiento se estrelló dentro de ellos, una mano
esbelta alcanzando y tomando su corazón y su mano se envolvió contra el
corazón de ella.
Fue el más maravilloso momento de su vida. Fue el momento más
terrorífico de su vida. Él la pudo haber asesinado.
—Maldita seas. —Vino en un duro susurro.
La respuesta de Silver fue abrazarlo fuertemente desde atrás, su aliento
caliente contra su oreja.
—Te siento profundo dentro de mí. —Su voz era igual de impenitente
que la de su oso—. Tan grande, peligroso y mío. Siempre mío.
Su hielo y fuego quemaron dentro de él como una vela de acero, una
flama en la que su oso se curvó protectoramente con su enorme cuerpo. Su
compañera era todo lo que se había atrevido a soñar. Aun así le hizo una
mueca, negándose a abrazarla de vuelta por al menos un minuto.
Duró diez segundos antes de tomar su mano y presionar un beso en su
palma.
—¿Sigues en la PSINet?
—Sí. —Una aturdida sorpresa seguida de una pausa—. Es extraño…
puedo ver un lazo hacia ti, sé que estás en el otro extremo, pero desaparece
en la tela de la PSINet como si entrara en una parte del plano psíquico al
que no tengo acceso.
La terrible y desobediente Mercant que era dueña de su cuerpo y alma
le besó el cuello.
—La gente dice que el plano psíquico está vivo, que la neosensible que
nos protege, toma más decisiones de las que sabemos. Tal vez decidió que
necesitaba permanecer en la PSINet.
Valentín no tenía nada qué agregar a eso, pero sí tenía ciertas cosas
para decirle a su compañera. Girando con una velocidad que significaba que
la había atrapado antes de que cayera, la miró ferozmente.
—¿Sabes lo que has hecho? —Una mirada fría.
—Sí, Valyusha. Te he amado.
Y, demonios con su corazón, se derritió de nuevo.
—Tal vez te hayas asesinado a ti misma.
—No. —Una simple y muy Alfa palabra—. Las oportunidades de mi
supervivencia son infinitesimales. He pesado todos los factores y decidí que
prefiero saber lo que es pertenecerte a ti antes que rechazar ese regalo
porque podría darme un poco más de tiempo. —Apretó sus brazos y la
sacudió. Gentilmente. Muy gentilmente—. Terca, obstinada, exasperante…
—Deja de decirte a ti mismo nombres.
—¡Argh! —Distraído, la atrapó hacia su boca y la besó mojado,
profundo y enojado.
Ella lo tomó, le dio lo mismo que obtenía. Su compañera era la jodida
Silver Mercant.
El Humano Patriota
Miró la información que HAPMA le había enviado, el intercambio por
correo con Bowen Knight, y sintió a su garganta cerrarse. Demonios.
Bowen siempre había sido un buen hombre, había aumentado el perfil y
poder de la raza humana más que nadie.
Le envió a HAPMA una respuesta rápida: «No lo lastimen. Todavía
puede ser salvado».
No creía que Bowen estuviera comprometido psíquicamente. El otro
hombre había tenido un chip experimental en su cerebro que bloqueaba la
interferencia PSI. No, Bowen simplemente estaba siendo dirigido
erróneamente por los PSI en quien creía que podía confiar. Sí, los empáticos
probablemente eran confiables, eran los únicos PSI para los que el Patriota
tenía tiempo, pero los empáticos obtenían información de otros.
Su líder, Ivy Jane Zen, aparentemente se sentaba en la Coalición PSI
Gobernante, pero su amante era Vasic Zen, un miembro del escuadrón de la
muerte que intentaba renovar su imagen como un héroe. Leales, como eran
conocidos los empáticos, ella probablemente aceptaría todo lo que él le
dijera como si fuese un Evangelio y lo comunicaría a sus compañeros
empáticos.
Bowen debería saber que la información de los empáticos debía ser
tratada como comprometida.
HAPMA respondió a su mensaje: «Debe ser obligado a ver la verdad.»
Sí, el Patriota escribió de vuelta. Bowen es demasiado importante
como para perderlo, pero hay otros a su alrededor que son desechables.
Después de todo, así era como los PSI pensaban de los humanos. Le haré
ver que el futuro será sólo dolor si confía en los PSI.
¿Cómo?
El Patriota no estaba obligado a responder a HAPMA, pero respondió
porque eran perros con correa que debían ser alimentados, así podrían ser
controlados. No debe haber ninguna prueba de que HAPMA está
involucrado. Lo ligaremos a los PSI. Tomaría algo de tiempo el planearlo,
pero era bueno en eso. No desperdicien esta oportunidad por ser
impacientes. Lo manejaré personalmente. Cuando termine, Bowen Knight
odiará a los PSI hasta el día en el que muera.
Los ojos del Patriota cayeron en la imagen de Lily Knight que tenía en
el pizarrón que utilizaba para urdir sus planes, sus ojos rasgados una gran
bóveda gris en un rostro de huesos finos enmarcada por un corte bob negro
afilado. Recogiendo un marcador rojo, dibujó una X en su imagen.
—Lo siento, Lily, pero tu muerte iniciará su fuego, lo hará darse
cuenta que solamente puede confiar en su propia raza.
35
Duda que sean fuego las estrellas; Duda que el sol se mueva; Duda
que la verdad sea mentira; Pero nunca dudes que te amo.
Silver durmió profundamente esa noche, en una paz que nunca había
sentido.
Había elegido y lo sostendría. Ni su abuela o Arwen la habían
contactado. Aunque había escudado el lazo con Valentín en el instante en el
que se había formado, lo habrían notado de todas formas. Incluso si su
abuela de alguna manera no se había dado cuenta, Arwen lo habría hecho.
Aun así no la habían contactado.
Sonrió. Por supuesto que no lo habían hecho. Él era un empático y
también su hermano, entendía que este tiempo era precioso para ella. Arwen
rara vez iba en contra de Abuela, pero cuando se requería, tenía una espina
tan fuerte como la de Silver; no había dudado en hacer también que Ena
aceptara mantener la distancia.
Ella hablaría con ambos, pero no ahora.
Esta mañana era para permanecer recostada piel contra piel con
Valentín mientras el clan despertaba a su alrededor. Podía escuchar varias
voces, entender las conversaciones individuales, pero la presión estaba
construyéndose. Estaba tan mal que Valentín la había obligado a contactar
la pasada noche con Ashaya Aleine, ambos habían sabido que Aleine
estaría despierta, era entrada la tarde en San Francisco para el momento en
el que regresaron a Denhome.
La científica había estado asombrada al conocer el secreto de Silver y
prometió guardarlo.
—Puedo recrear el implante para el uso de un único cerebro —había
dicho con una sombra de horror en el azul grisáceo de su mirada mientras
revelaba su propio secreto, uno que la haría objetivo de seres como Ming
LeBon.
—No puedo olvidar los detalles —añadió la científica—, no importa lo
mucho que trate. —Doblando sus brazos sobre su top verde oscuro de
mangas largas—. Antes que nada —continuó—, necesito escáneres de tu
cerebro y debo estar ahí para supervisarlos, asegurarme que obtenemos la
información necesaria.
Fue ahí cuando Silver había tomado una decisión carente de lógica.
—No esta noche, Ashaya. Necesito esta noche.
Con su expresión suavizándose con el conocimiento de una mujer que
comprendía completamente la pérdida a la que Silver se estaba enfrentando,
Ashaya no discutió.
—En la mañana de tu horario será lo suficientemente pronto. Utilizaré
el tiempo hasta entonces para repasar las especificaciones del chip con
Amara.
Una pausa embarazosa siguió.
—También necesito los escáneres para asegurarme de que dices la
verdad. El único motivo por el que creo tus palabras en este punto es porque
estás emparejada a un Alfa en el que mi compañero y mi Alfa confían.
Necesito saber que no estoy creando algo que podría utilizarse para hacer
daño.
—Lo comprendo. El implante es una pieza de tecnología que muchos
matarían por poseer. —Especialmente la modificación que permitía que
ciertos individuos controlaran la mente de aquellos que tenían implantes
similares.
—Si has visto los archivos confidenciales, sabes también que hay un
serio problema de degradación. —Ashaya frotó su frente—. Así que
mientras recreo el chip, no lo pondré en tu cerebro, eso sería una sentencia
de muerte. Usaremos el chip como un punto de inicio para crear una
solución que satisfaga tus necesidades.
—¿Existe una posible solución?
—Nunca comenzamos un proyecto asumiendo que fallaremos. —Era
parecida a la propia filosofía de Silver.
—Mi radio de oído está incrementando cada hora.
—Amara y yo haremos esto nuestra prioridad. —Sombras bajo sus
ojos—. En este momento estoy golpeando mi cabeza contra la pared en otro
proyecto con tiempo crítico, estoy yendo en círculos. Esto tal vez me ayude
a pensar en distintos patrones que podrían salvar más vidas que sólo la tuya.
—¿El implante humano para bloquear la intrusión psíquica? —A la
elevación de la ceja de Ashaya, Silver se encogió de hombros—. Soy una
Mercant. —La información era su negocio—. Sé que no puedes discutir el
proyecto, pero tienes todo mi apoyo. Si los humanos pueden bloquear la
intrusión PSI, el mundo se convertirá en un terreno de juego justo y
Trinidad podría tener éxito.
Esta mañana, sin embargo, una mañana que podría ser la última que
tuviese sin que su mente estuviese en peligro de una caída catastrófica,
Silver empujó todo pensamiento sobre política y amenazas fuera de su
mente y se acurrucó más cerca de su oso.
—Estoy molesto contigo por el enlace —le gruñó él.
—¿Aun así puedo tener privilegios de piel desnuda? —girando en su
agarre posesivo, colocó su muslo sobre su piel áspera con vello.
Su erección dura como una roca contra su muslo, pero él le hizo una
mueca, oscura y llena de amor.
—No estás tomando esto seriamente.
—He decidido adoptar la forma de vida de un oso. —Lo besó.
Siguió con la mueca mientras le besaba de vuelta, la tocó con ruda
ternura, él todavía la amaría hasta que estuviera exhausta y llena de sudor.
Silver sabía que Valentín siempre la amaría, incluso cuando ella olvidara el
significado del amor.
Su corazón se rompió.
Silver fue abrumada por una sensación de paz cuando entró en Denhome.
Era ruidoso aquí, su cabeza llena de innumerables voces, pero era el hogar
en un sentido que su apartamento nunca lo fue. Había sido un lugar para
dormir y guardar sus cosas.
Este era el lugar donde una lapa avanzaba directamente hacia ella y se
abrazaba a su pierna, con una sonrisa en su rostro.
—¡Siva!
Ella puso su mano en los rizos espesos de su pelo, la textura suave
contra su palma.
—Estoy usando tacones, Dima. Si trato de dar un paso contigo, me
caeré sombre mi rostro.
Con la sonrisa llena de travesuras, el hijo de Nova y Chaos estrechó su
abrazo por un momento antes de liberarla y huir para atacar a otra víctima.
Al dar un paso adelante, y sólo entonces dándose cuenta de que se había
manejado bien en la superficie irregular, se encontró aceptando más de un
enhorabuena por su apareamiento con Valentín.
Después de ir a su habitación, la habitación de ambos ahora, para
guardar su bolsa, regresó a la Caverna y a sus compañeros de clan. No era
difícil conversar con los osos; no se ofendían rápidamente, y encontraban su
naturaleza directa perfectamente normal.
Posiblemente porque pensaban que preguntas como: ¿Valya te ató para
que te pusieras de acuerdo con el apareamiento?, también eran normales.
La llegada de Valentín fue un roce contra sus sentidos, su conciencia
psíquica de él un pulso profundo en sus huesos. Pero a pesar de su
necesidad de atiborrarse de él, de guardar mil recuerdos, no se precipitó
hacia él. Se volvió y esperó. En cuestión de segundos, fue abordado por los
niños como siempre que regresaba a la guarida después de un tiempo fuera.
Sus ojos se encontraron con los suyos por encima de sus cabezas, su
parloteo musical en el aire.
Ella le habló con sus ojos, le hizo saber que estaba contenta de esperar.
Él era suyo, pero también era el Alfa de StoneWater, su centro.
—Hasta que lo conocí —le dijo a Nova, con quien había estado
hablando—, no sabía que una persona pudiera amar a tanta gente, realmente
los ama.
Nova pasó su brazo por el de Silver.
—Eso es lo que define un Alfa realmente fantástico. Sí, se necesita
inteligencia, habilidad y fuerza, pero sobre todo, se necesita un corazón lo
suficientemente grande como para sostener a un clan entero. Mishka
siempre ha tenido eso. Desde el día en que nació, mejoró a nuestra familia.
Habiendo captado la desolación en esas últimas palabras, Silver cerró
su mano sobre la que Nova tenía en su antebrazo.
—Ninguna familia es perfecta.
—¿Te lo dijo? —Una pausa demasiado corta para que Silver hablara
—. Por supuesto que lo hizo. Es tu compañero.
Nova apoyó la cabeza en el brazo de Silver.
—Nuestro padre fue un papá maravilloso hasta que comenzó a
cambiar. Mishka obtuvo lo peor de muchas maneras: tuvo a ese padre
maravilloso por el tiempo más corto, y sintió la pérdida más agudamente. Él
y Papá solían permanecer juntos, dos hombres superados en número por
cuatro mujeres. —En su voz, recuerdos de un tiempo de felicidad inocente
—. Mishka era la sombra de nuestro padre y nuestra mascota. Ahora es más
grande que todos nosotros, con demasiado peso sobre sus hombros.
—No elegiría nada más —dijo Silver, segura más allá de cualquier
duda—. Él nació con esos hombros grandes y pies grandes por una razón.
Nova soltó una carcajada.
—Me gustas más cada vez que nos encontramos, Seelichka. Y ya me
gustabas mucho.
Silver sintió que el peso del futuro la golpeaba como una roca diseñada
para aplastarla. ¿Cómo podía decirle a Nova y al resto de sus amigos del
clan que pronto podría ser incapaz de devolver su amistad? Era eso, o ella
estaría muerta.
El corazón de Valentín se rompería en cualquier caso.
—Parece que sería mejor que agarrar a mi hijo y asegurarme de que él
coma su cena en lugar del brazo de su amigo como amenaza con hacer.
—¿No deberían estar durmiendo ahora?
—Osos, Seelichka. Osos pequeños, pero osos. —Con esa muy
descriptiva respuesta, Nova se fue a agarrar no sólo a Dima sino también a
sus dos amigos. Sostuvo un cuerpo que se retorcía bajo su brazo, agarró a
otro niño firmemente por la mano, e hizo que el tercer niño agarrara su otra
mano.
El tercer niño parecía estar considerando escapar pero una mirada
severa de Nova y él quedo quieto.
—Ella es buena acarreando cachorros. —Los brazos de Valentín la
rodearon por detrás, incorregiblemente posesivo.
Se sentía como volver a casa de nuevo. La emoción amenazó con
abrumarla, un dolor en su pecho que se extendió a cada rincón de su ser.
—Solnyshko moyo. —Olfateando contra su sien—. No estés triste. —
La simple y áspera petición amenazó con romperla.
—Nuestro enlace es como la tierra —le susurró ella—, el verde y la
luz de las estrellas entrelazadas.
Nunca sabría lo que Valentín habría dicho en respuesta, porque
sollozos intensos interrumpieron la conversación habitual de la Caverna.
Valentín se movió para interceptar a la mujer que se había quedado fuera de
uno de los muchos pasadizos del laberinto del Denhome antes de que Silver
se diera cuenta de que había dado un paso.
Golpeando contra el enorme pecho de Valentín, la mujer gimió.
—¿Por qué no la trajiste a casa? —gritó—. ¡Quiero a mi bebé en casa!
¿Cómo pudiste decirle que se fuera? ¡Ella me llamó! ¡Dijo que les dijiste
que se fueran!
La voz de Valentín era tranquila, pero Silver la escuchó con claridad
cristalina, sus escudos de audio habían perdido más cohesión durante el día.
—Es una adulta. —Él sostuvo a la mujer sollozante con un abrazo
gentil—. Ella hizo la elección.
—¡No! —La desconsolada mujer golpeó el pecho de Valentín con los
puños—. ¡Eres el Alfa! ¡Haz que vuelva!
Envolviéndola totalmente en sus brazos, Valentín le murmuró, y de
nuevo, Silver oyó cada palabra.
—Ella sólo se iría de nuevo. —Su voz desgarrada, su enorme corazón
herido, pero todavía latiendo porque necesitaba sobreponerse por su clan—.
No puedo permitir que su elección o las de los otros con ella pongan en
peligro el clan.
La mujer volvió a gritar. La cabeza de Silver latió.
Ella levantó sus escudos más poderosos, los que no solía utilizar
porque amortiguaban sus sentidos en una gruesa niebla.
La punzada de dolor se desvaneció de inmediato, pero también lo hizo
su cristalina conciencia de lo que la rodeaba. Podía ver y oír todo a su
alrededor a un nivel normal, pero se sentía desconectada de todo. Como si
hubiera cortado parte de sí misma.
Bajando el escudo, se preparó para el dolor, pero fue más manejable
después del breve respiro… y porque el enlace de apareamiento estaba
tomando algo del impacto. El gran corazón de Valentín estaba tomando
parte del impacto. Silver trató de detenerlo, su compañero no necesitaba
más dolor, pero lo encontró imposible.
El vínculo de apareamiento era tan terco como el oso al que estaba
conectada.
Frente a ella, la mujer que Valentín había sostenido sollozaba ahora en
los brazos de un hombre de pelo blanco con líneas talladas en su rostro que
hablaban de una profunda angustia. Valentín lucía un poco mejor.
Fue instintivo ir a él, meter su mano en la suya.
A su alrededor, las paredes de la Caverna goteaban de dolor.
Afortunadamente, los cachorros se habían alejado rápidamente del
instante en que la mujer corrió.
—La decisión ha sido tomada —dijo Valentín, llevando su voz a todos
los rincones del inmenso espacio—. Es la única opción que se puede tomar.
—Sus palabras fueron definitivas.
Sus ojos se fijaron en los suyos por un instante, con una pregunta en
ellos. Silver respondió a través de su vínculo… Sí, se quedaría. Ella era su
compañera, era clan, estaría con él, pase lo que pase.
Cuando los compañeros del clan vinieron a ella, abrió sus brazos y los
abrazó.
Más tarde esa noche, sentada en el borde de la cama con Valentín a su lado,
luchó contra el infame temperamento Mercant mientras le hablaba de la
fealdad del día en que se había convertido en Alfa. Lo que debería haber
sido un día de celebración había sido estropeado por una ruptura irregular
en el corazón del clan.
—Sergey dijo que yo era un buen hombre, un hombre que él respetaba,
pero que yo venía de mala sangre —dijo Valentín, una ronquera a su voz—.
Sangre en la que no se podía confiar. Sergey fue el mejor amigo de mi padre
y su primer segundo, se convirtió en el primer segundo de Zoya cuando
asumió el control.
Silver le hizo una pregunta para que pudiera hacer una pausa, su
angustia era tan grande que le preocupaba que lo aplastara. Todo el tiempo,
su propia furia hervía dentro de ella, una creación de cortar hielo.
—No entiendo cómo StoneWater tenía un Alfa disponible,
especialmente alguien de la edad de Zoya.
—Ella era el Alfa retirado de un pequeño clan con el que StoneWater
tiene lazos de sangre —le dijo Valentín—. Ella intervino para guiar a
StoneWater después de que perdimos a mi padre «en un terrible accidente»,
eso es lo que le contamos a todo el mundo, lo que el resto del mundo cree.
Exhaló bruscamente.
—Sólo el clan sabe que mi padre fue ejecutado por sus segundos, que
era tan fuerte que todos ellos trabajaron juntos para contenerlo. Incluso a
Zoya sólo me dijo la verdad una vez que se convirtió en Alfa y se había
comprometido a mantener nuestros secretos. Su mandato era válido hasta
que un nuevo Alfa llegara a la mayoría de edad.
—Sergey tenía que saber que serías tú. —El dominio de Valentín era
una fuerza de la naturaleza.
—Creo que esperaba estar equivocado, que yo sólo sería un segundo
para otro oso. —Él miró hacia adelante, sus hombros rígidos—. En lo
profundo de la noche, me pregunto si Sergey tiene razón, si un día me
volveré como mi padre.
—Eso no es una posibilidad. —Silver nunca había conocido a nadie
más honesto, más centrado, más terrenal y verdadero—. Te siento dentro de
mí, Valentín Mijailovich Nikolaev, y estoy entrenada para conocer la mente.
No hay oscuridad en ti. —Él podía ser malhumorado, arrogante y ofensivo,
pero más allá de todo eso, él era la luz más pura.
Con las manos entre las rodillas, el tono de Valentín fue sombrío
cuando respondió.
—Me parezco a él. Sueno como él. La mitad de mí viene de él. Y no
podemos estar seguros de que su degeneración no fuera orgánica.
—La otra mitad viene de tu madre. —El todavía parecía derrotado, una
mirada que simplemente no pertenecía a su rostro, Silver permitió que su
enojo coloreara su tono—. ¿Qué harías si sientes que una oscuridad tan
viciosa comienza a despertar en ti? ¿Si sientes compulsiones asesinas?
—Acabaría conmigo —dijo Valentín sin vacilar—. Protegería al clan
sacando la amenaza de la ecuación.
—Ahí está tu respuesta. —Era la misma respuesta que ella habría dado
si sus posiciones hubieran sido invertidas.
Sus ojos ámbar brillaron en la luz apagada de la habitación.
—¿Por qué lo ves tan claramente?
—Todos vemos claramente cuando no hemos vivido el dolor, y lo que
veo es que necesito matar a Sergey.
Luciendo alarmado por un hombre que era el doble del tamaño de ella,
Valentín la puso en su regazo.
—¿Era el poeta caballero un antepasado directo?
—Rastreado en una línea ininterrumpida —confirmó Silver—. Dime
cómo es este Sergey.
—No lo creo, Starlichka, no cuando estás tan sedienta de sangre. Te
lastimó. A nadie se le permite hacer eso. Ahora dime dónde vive.
—Bozhe, pero te amo. —Valentín la besó.
Todavía fríamente furiosa en su nombre, ella lo besó, bebió en su risa.
Y todo el tiempo, el ruido seguía creciendo en su cabeza.
Dos horas y media más tarde, Silver se sentó preparada y lista en una cama
de hospital, Valentín delante de ella.
—Prométeme algo —dijo.
—Si la operación toma tus emociones —dijo cuando ella inclinó la
cabeza interrogativamente—, quiero que me prometas diez citas después.
Una oportunidad para recuperarte.
—Lo prometo —dijo Silver sin vacilar—. Pero Valentín, ¿entiendes
que nada me traerá de vuelta si mis emociones son permanentemente
suprimidas?
Ella le tocó los labios antes de que él pudiera responder, el beso suave.
Era tan extraño, qué poderoso podía ser un toque. Ella podría mantener a
este hombre grande en su lugar con una caricia de mariposa. Una vez, ella
lo había tomado como un signo de debilidad de su parte, del poder de ella.
Eso fue antes de que entendiera que el tacto tendría un impacto tan
profundo sobre ella, que haría cualquier cosa para hacerle sonreír, hacerle
sentir placer.
Hoy él se estremeció, este oso fuerte que tenía manos dos veces tan
grandes como las suyas, y cuya fuerza física empequeñecía la suya muchas
veces.
—Me perderás —dijo ella porque tenía que prepararlo para el daño
que podría infligirle—. El cirujano cree que hay un setenta y cinco por
ciento de posibilidades de éxito.
El rostro de Valentín se convirtió en una enorme sonrisa.
—Maldita sea, eso es bueno.
—Hay también una posibilidad muy alta de que la operación
amortiguará permanentemente la parte de mí que siente. —Ashaya y el Dr.
Bashir habían llegado a esa conclusión más temprano hoy—. Me abre ido.
Me perderás.
—También te perderás —la voz de Valentín salió cruda—. La mujer
que eres fuera del Silencio, el pleno brillo de ti, solnyshko moyo, será
empujado en una pequeña caja.
Silver se quedó inmóvil; había estado tan preocupada por él que no
había pensado en las consecuencias para sí misma. Estas se estrellaron
contra ella con fuerza brutal. Si el cirujano apagaba la parte de ella que
sentía, apagaría permanentemente una parte de ella. La parte que podía
abrazar y fastidiar a su hermano. La parte que podía besar la mejilla de un
niño, la parte que sentía no sólo la lealtad hacia su abuela, sino también un
profundo, profundo amor y un orgullo sin fin.
La parte que amaba a Valentín hasta que amarlo era un elemento
esencial de su ser.
—Oh. —Un sonido tembloroso de reconocimiento.
Fuertes brazos la envolvieron, un bajo latido de corazón contra su
mejilla.
—Voy a morir —susurró ella—. Parte de mí, una parte que apenas he
tenido la oportunidad de explorar, morirá.
—Pero vivirás —la voz de su compañero era apenas humana—.
Vivirás y serás Silver Jodida Mercant que poseé a sus enemigos y cuya luz
voy a ver brillar para el resto de mi propia vida.
Silver parpadeó por la asombrosa sensación de pérdida.
Podré proteger a mi familia en las próximas décadas de incertidumbre.
—Tantas vidas, tantos futuros. —Y estaré allí para StoneWater.
Prometo esto. Aunque olvide mis emociones, recordaré el voto. Mientras yo
respire, el clan siempre tendrá un amigo en los Mercant.
Los ojos color ambar miraban dentro de los suyos, la frente de
Valyusha apretada contra la suya. Su corazón generoso merecía no volver a
sentir dolor, pero sabía que lo soportaría porque era quien era. Un Alfa de
corazón. Un hombre que nunca la decepcionaría.
—La jodida Silver Mercant, Reina de Hielo y mi pareja. Lyubov moya.
—Su voz temblaba en las palabras de amor—. Serás eso para mí hasta el
día de mi muerte. Si lo peor sucede y si alguna vez me necesitas, llámame.
Estaré allí. Siempre estaré allí.
39
La muerte viene en infinitas formas. Del cuerpo. Del alma. Del
corazón.
Dos horas más tarde, cuando Valentín subió al coche para dirigirse al hotel
donde se encontraba Ena en Moscú, deseó que fuera tan fácil como Silver
estando enojada con él.
Cortejarla la primera vez no fue exactamente fácil, se recordó. Era un
oso Alfa.
Tenía bolas lo suficientemente grandes para manejar el rechazo.
Incluso mientras sonreía, incluso mientras su oso se enderezaba dentro
de él, su corazón dolía. Porque él, más que nadie, sabía que a veces, el amor
no era suficiente.
A veces, la gente cambiaba tan profundamente que el cambio rompía
el amor.
Parte 2
El Alfa Humano
El amor encontrará su camino incluso a través de lugares donde ni
los lobos se atreverían a entrar
Valentín arrojó a Pavel contra una pared, su gemelo estaba contra la otra.
Ambos tomaron el impacto con audibles «oofs», sacudiéndose a sí
mismos. Pavel fue el que habló.
—¿Qué demonios, Valya?
—El bebé está durmiendo. —Los fijó en el lugar con la mirada—.
Bajen la voz. El otro hombre acomodó sus hombros, un ceño fruncido en su
rostro.
—Yasha y yo sólo estábamos luchando, no siendo ruidosos.
—Tu audiencia estaba siendo ruidosa. —Miró al grupo de osos
avergonzados que ahora miraban a cualquier parte menos a él; la mayoría
seguía en pijama como si recién se hubieran levantado—. ¿Acaso los
escuché apostando?
Yakov frotó la parte de atrás de su cuello, un sonrojo comenzó a
expandirse por sus mejillas.
—Lo siento. —Pavel y él se unieron a Valentín—. ¿Cómo está Silver?
De todos los miembros de su clan, sólo sus segundos y Nova sabían
exactamente qué había pasado.
—Se está presionando demasiado. —Le enfurecía que no estuviera
cuidándose como debería, pero él era muy capaz de atender ese trabajo,
demonios, la acariciaría y mimaría si ella no fuera a golpearlo hasta la
muerte por atreverse a hacerlo.
Maldita sea, pero la amaba.
—Ella está de acuerdo en tener hijos conmigo.
Yakov parpadeó.
—Huh. ¿En serio? ¿Incluso después de que le reconectaran el cerebro?
—Sí.
La sonrisa de Pavel era pura alegría.
—Esas son grandes noticias, Valya.
Valentín asintió, el cachorro dentro de él un poco maltratado pero no
roto.
Porque ella lo había invitado a pasar a su hogar, le había dicho que
durmiera en su cama, comido la comida que le había enviado y además le
había prohibido decirle a alguien que ya no estaban emparejados. No es que
Valentín creyera lo último. Su fría y hermosa luz de estrellas podría estar
perdida dentro de él, pero no se había ido.
—¿Cuál es la situación de las fronteras con BlackEdge? —preguntó
luego de obligar a su mente, con una gran muestra de voluntad, a no pensar
en su compañera.
—Jóvenes jugando a «te reto».
—Pero no fueron tan buenos como nosotros —respondió Pavel.
—Claro que no. —Riéndose, Yakov chocó los puños con su gemelo—.
De todas maneras golpeé las cabezas de los nuestros, Stasya avisó a
BlackeEdge sobre los suyos. Ya está resuelto.
—Bien. —El teléfono de Valentín vibró con un mensaje entrante.
Leyéndolo, sintió su corazón latir fuerte.
Monique Ling llegó.
—Iván
Iván Mercant era el primo de Silver y parte de su equipo de seguridad
en el edificio de apartamentos en el que vivía antes de su intento de
asesinato. Valentín lo había buscado luego de hablar con la Abuela Mercant
y confirmado que Iván no había estado implicado en el intento de
envenenamiento de Silver. Había demorado tanto porque era el Mercant
perfectamente posicionado para meter el veneno en el apartamento de
Silver.
Ena había informado completamente a Iván tan pronto como fue
eliminado de la lista de sospechosos.
En cuanto a Monique Ling, había resultado tener un poderoso escudo
mental que Ena no pudo atravesar.
—¿La habrías analizado si ella no lo tuviera? —había preguntado
Valentín, sus brazos cruzados y su opinión guardada sobre la invasión a la
privacidad.
—La integridad es un arma inútil cuando la vida de mi nieta está en
peligro.
—Silver no te agradecería. —El conocía a su Starlight, hacía sus
propias elecciones y no siempre eran las mismas que las de Ena.
—El tema es discutible ya que no pude meterme en la cabeza de
Monique.
Independientemente de ello, Ena estaba segura de que había reunido
toda la posible información sobre la mujer, pero Valentín no estaba tan
seguro. La conversación no era el fuerte de Ena. Le respondió:
Estoy en camino.
Después de decirle a sus segundos que había terminado, fue hacia la
ciudad. Y por pura casualidad avistó a su madre moviéndose entre los
árboles en forma de oso. Galina Enova no se acercaba normalmente a
Denhome. Con su corazón tronando, detuvo el vehículo, se bajó… y ella se
marchó.
Valentín pudo haberla atrapado, pero eso no hubiese servido de nada.
Su alma estaba llena de una tristeza que llevaba con él más de una
década, se subió al robusto vehículo de inmensas rudas, y siguió.
A Monique Ling le tomó sólo tres minutos para abrir la puerta luego
de que llamó.
Su cabello marrón caoba estaba húmedo pero caía recto, su flequillo
grueso estaba abrochado sobre su cabeza y su cuerpo vestido con unos
pantalones blancos sueltos y un top del mismo color.
—Oh. —Sus labios se curvaron—. ¡Eres el hombre de Silver! Lo vi en
los canales de comercio.
—Lo soy. —Valentín se apoyó contra el marco de la puerta, sus brazos
cruzados y una sonrisa en su rostro. Los osos podían ser encantadores. Hoy,
él sería encantador. Tenía el presentimiento de que Monique reaccionaría
mejor al encanto que a la fría cortesía de Ena—. Me preguntaba si podía
hablar contigo.
—¡Claro! —Abrió la puerta del todo, toda alegría femenina, a pesar
del hecho que tenía treinta tres años—. ¿Cómo está Silver? —Grandes ojos
marrones lo miraron con una expresión seria—. Ella es fría, ¿sabes?, de la
manera PSI. Pero era amable conmigo incluso cuando la molestaba por
cosas sin sentido, como cuál era su color crema favorito.
Valentín rápidamente reevaluó su primera impresión de Monique Ling,
era mucho más perceptiva de lo que parecía a simple vista.
—Ella es mi compañera —dijo él con una sonrisa malvada—,
entonces, por definición, lo está haciendo fenomenal.
—¡Ha! Estás usando la lógica de los osos. —Aplaudiendo, Monique lo
acompañó dentro—. Salí con un oso una vez. Lo más divertido que he
hecho en años.
La sala de Monique estaba ordenada de la misma manera que la de
Silver, con ventanas que daban a la ciudad. Pero ahí se detenían las
similitudes, donde el apartamento de Silver era de un prístino y elegante
gris, el de Monique era un caos de ropas coloridas y objetos contra el
blanco, el blanco de los sofás, de la mesa e incluso de las sillas. Uno de los
zapatos que podía ver era de un brillante rojo y había un bolso de un vívido
azul en uno de los sofás.
—Disculpa el desorden —dijo Monique en el tono insolente de una
mujer acostumbrada a que los hombres hagan lo que ella quería.
Valentín la encontró dulce, de la misma manera que entraba a otras
cosas dulces, tiernas e inofensivas. Su oso podía devorarla en un segundo.
El mismo oso que no se atrevía a tomar un mordisco de Silver incluso
mientras jugaban. Su compañera era un fuego titánico, mientras que
Monique era una flama gentil.
—No es nada comparado a Denhome luego de una gran fiesta. —Lo
dijo con una mueca—. Imagina un clan entero de osos ebrios y
decoraciones de fiesta. Una vez vi a mi segunda al mando durmiendo en su
forma de oso, algunos la habían adornado con luces y papel crepé, luego
pintaron sus garras de rosa. —Stasya no se había divertido persiguiendo a
los gemelos después de su broma, después terminó por reírse—. Justo
cuando los osos responsables pensaron que ella había olvidado el incidente,
se pusieron ebrios en otra fiesta y despertaron cubiertos de chocolate
derretido endurecido.
—Eso suena muy divertido. —Monique resplandeció—. ¿Quieres
café? Me estaba preparando uno.
—No diría que no. —Él la siguió a la parte de la cocina, manteniendo
las cosas casuales—. ¿Sabías que Silver se mudó?
—Lo escuché. —Los labios de Monique cayeron—. Realmente me
gustaba como vecina, era ese tipo de persona que sabía que iba responder si
gritaba, ¿sabes? Ella no lo ignoraría.
Si, esa era su Starlight.
—Parte de la razón por la que se mudó fue una fallo de seguridad.
—Su abuela me preguntó sobre ello en una llamada. —Monique
presionó el botón de encendido de la máquina de café—. Estaba muy
sorprendida, este lugar es vigilado estrechamente. —Se giró, presionando
su cadera en una de las esquinas—. ¿Robaron algo importante?
Valentín sabía habían encubierto el fallo de seguridad como un intento
de robo, en lugar del intento de asesinato.
—No parece, Silver tenía sus electrónicos con ella así que estábamos
de suerte.
—Yo también hago eso. —Le confió Monique mientras que el olor a
café se filtraba al aire—. Trabajo con un montón de información
corporativa clasificada, por lo que no vale el riesgo.
—Silver dijo que tenías una posición de alto mando. —Él no podía
conectar a esta mujer con traje y corbata corporativos—. En moda, ¿no?
—¡Ella lo recordó! —Una radiante sonrisa mientras que llenaba las
tazas de café, su máquina una de las más rápidas del mercado—. Desearía
poder ayudar a atrapar a quien haya violado la seguridad, pero juro que no
pude ver a nadie sospechoso. Lo habría recordado, mi mamá dice que mi
boca es un tren sin control pero mi mente es una trampa de acero. —Le dio
una taza de café—. Y a quienes traigo a casa son personas en las quien
confío.
Ahí estaba.
—¿Estás buscando un compañero? —siguió rápidamente—. Mi
hermana mayor lo está haciendo en este momento. —Rodando los ojos,
agregó—: Tengo que juntar todos los corazones rotos que deja en el
camino. —Afortunadamente, Pieter no era el indicado, un sólo beso y se
dieron cuenta que estaban destinados a ser amigos—. La mujer les está
dando una mala reputación a los osos.
—No puedo encontrar al hombre o a la mujer correcta —dijo
Monique, riendose. Tomó un poco de café y siguió—. Estoy abierta a
cualquiera, pero la mayoría de las personas no pueden manejar el hecho de
que gano cinco veces más que una persona promedio. O lo pueden manejar,
pero quieren que gaste mi dinero en ellos. Me encanta comprar regalos, no
me mal interpretes, pero no quiero que sean esperados.
Valentín asintió, dándose cuenta de que Silver y él nunca habían
discutido sobre finanzas. Ella probablemente ganaba diez veces más que lo
promedio. Y como Alfa de StoneWater, él era el CEO de sus negocios, pero
aun así no pensaba en el dinero como suyo, sino como del clan. Ganaba lo
mismo que su equipo directivo, nada extravagante. El resto del dinero iba a
la crianza y educación de los cachorros, a mantener el territorio fuerte y el
mejor desarrollo de sus negocios para el bienestar del clan.
Se preguntó qué diría Silver de esto… y se dio cuenta de que
entendería perfectamente cómo funciona el clan. De todo lo que había
podido ver, los Mercant funcionaban de la misma manera.
—Tenía el mismo problema hasta que encontré a Silver —le dijo a
Monique—. Luego, boom. —Golpeó su puño contra su pecho.
La cara de Monique se derritió.
—Oh, es tan romántico.
—Claro que ella me hizo trabajar duro para conseguirlo —admitió
Valentín antes de preguntar casualmente—. ¿No tuviste suerte la última vez
que estuviste en Moscú? Podría haber sido un intento temprano de entrar en
el departamento de Silver, porque estamos buscando a cualquiera que pudo
haber estado cerca en un determinado periodo.
—No realmente. —Monique mordió su labio inferior—. Me refiero a
que estaba Jai Shivani del trabajo, pero eso nunca fue muy lejos y no era el
tipo de hacer espionaje industrial. Era un seguidor de reglas, ¿sabes?
Los instintos de Valentín se agitaron.
—¿Estás segura que fue el único?
—Sip. Estaba realmente ocupada con el trabajo, por lo que
difícilmente podía jugar. Incluso Jai estuvo cerca de cuatro veces
solamente. —Una mueca conspiratoria—. Hubo un corte de energía cuando
un procesador se derritió o algo. Fue divertido. Muy divertido. Terminé con
la peor resaca.
No suelen hacerse cortes de electricidad en edificios como este,
siempre había respaldos para una situación así. Por eso Ena sospechaba que
alguien había preparado muy bien ese corte. Para esa fecha, de todas
maneras, ella no había encontrado nada que confirmara que Silver había
sido el objetivo ya que el edificio era hogar de individuos de alto rango.
—¿Vodka?
—¿Qué otra cosa podría haber sido? ¡Estabamos en Rusia! —asintió
Monique—. Realmente creo que había un botella de tequila involucrada.
Valentín sonrió.
—¿No estabas preocupada por mezclar negocios con placer?
Monique ondeó una mano.
—Jai está en contabilidad. Difícilmente nos veíamos el uno al otro
salvo en fiestas de navidad.
Valentín se quedó otros quince minutos pero no pudo conseguir nada
útil. Su siguiente parada era la estación de control, donde Iván Mercant
había traído las cintas de seguridad de la noche que se produjo el corte.
Ena y Arwen ya las habían repasado, pero eso era antes de que Iván
fuera descartado. El comportamiento del hombre cambió de ser todo
negocios a una crueldad camuflada por el perfecto traje negro en el instante
en que vio una brecha en la grabación de seguridad.
—Eso no debería pasar —dijo el primo de Silver, sus ojos azules duros
—. El sistema de seguridad tiene múltiples fuentes de alimentación.
Debería permanecer encendido con o sin cortes de energía.
—¿Por qué no lo notaron a tiempo?
Iván sacó su organizador, revisando la información.
—Estaba teniendo una semana de descanso cuando ocurrió el
incidente. Mi informe al volver no tenía esto cubierto. —Bajó el
organizador—. Diría que no puedo creer que esto pasara, excepto que al
individuo que cubrió ese turno tuve que despedirlo por llegar drogado al
trabajo un mes después.
—¿Podría ser el infiltrado? —preguntó Valentín—. Alguien tuvo que
apagar el sistema de seguridad.
—Si lo era —respondió Iván—, ya no podemos preguntarle. Una
noche, mientras estaba drogado, cayó al Moskva y se ahogó. Además era un
charlatán, no habría confiado en él con cualquier tipo de secreto que
requiriera la boca cerrada. Independientemente pondré a Arwen a rastrear
sus finanzas.
Valentín se quedó mirando la pantalla oscura. Un recuerdo de algo que
Silver le había dicho sobre una familia con fuertes conexiones con la
industria de la energía y acceso a un complejo de químicos que lideraba las
protestas en contra de la integración de las tres razas, en contra de Trinidad,
al punto de fundar una organización terrorista.
—¿Alguien de tu equipo está conectado a la familia Patel?
—¿El conglomerado humano liderado por Akshay Patel?
Claro que un Mercant tendría esa información en su cabeza
perfectamente peinada.
—Justamente él.
—No, según nuestra información actual, pero investigaré un poco.
—Si las cámaras se apagaron, ¿eso significa que los elementos
internos del sistema de seguridad de Silver también se apagaron?
—Sí. La ayudé a organizar todo y lo bloqueamos al panel de control de
electricidad, para evitar fallas. —Su rostro no poseía expresión, pero con
los sentidos afilados y altamente entrenados de su oso, Valentín podía decir
que el otro hombre estaba molesto—. Nunca imaginé que el enemigo podía
cortar todo el suministro eléctrico para llegar a ella, eso no debería ser
posible con los dispositivos de seguridad de este lugar.
Aun así alguien los había apagado y el resultado final fue que por
veinte minutos, esa noche, el apartamento de Silver estuvo abierto a una
intrusión.
—Alguien realmente la quiere fuera del tablero. —Las garras de
Valentín se presionaron contra las puntas de sus dedos.
—Trabajaré descubriendo al traidor entre nosotros —dijo Iván
planamente.
Valentín tenía la sospecha de que si había un traidor, su cubierta no iba
a durar mucho con Iván persiguiendo su rastro. El hombre le recordaba a un
espía de la pantalla grande, suave y apuesto en la superficie, mortal por
debajo.
Dejando al otro hombre con su tarea, Valentín fue a su auto y utilizó el
sistema de comunicaciones para llamar a Pavel.
—Necesito que investigues a Jai Shivani, trabaja en Moscú en la
misma rama de la compañía de Monique Ling. Busca alguna conexión con
la familia Patel, de Conglomerados Patel, liderado por Akshay Patel.
—Dame unos minutos. —El otro hombre esperó.
Mientras lo hacía, Pavel no le devolvió la llamada hasta que Valentín
estuvo a punto de llegar al complejo de departamentos de Silver, el reloj
mostrando que eran las ocho y cuarenta. Ella no estaba normalmente en
casa a esta hora, pero dado que se quedaba trabajando hasta tarde, Valentín
esperaba que descansara más. Él no estaba seguro de que podría controlar
sus instintos protectores si ella estaba descuidándose a sí misma. Incluso
con la trampa telepática en su cabeza o no, la tomaría sobre su hombro y la
secuestraría a su guarida.
—Jai Shivani está relacionado con los Patel. Primo tercero eliminado
de las listas —dijo Pavel—, pero, relaciones distantes o no, fue al mismo
colegio de Akshay Patel, y parecen muy unidos en las fotos escolares que
pude encontrar.
—Compartir colegio los hizo más unidos que simples primos.
—Pocas conexiones entre ellos en sus vidas adultas —agregó Pavel—.
Pero ambos fueron a ciertas partes del mundo al mismo tiempo cada año.
Reuniones familiares, tal vez.
O reuniones de planificación.
—Envíame todo lo que tienes. —Una vez que la información llegara,
Valentín tendría que tomar una decisión: sabía que la Alianza Humana
había pedido tiempo, pero estaban enfocados en Akshay Patel. Jai Shivani
era un pez pequeño que no estaba siquiera en el radar de acuerdo con la
información que compartieron con Silver. El hombre también estaba en
Moscú. Literalmente a diez minutos de distancia.
Los instintos de Valentín rugieron, alentándolo a que siguiera, a
eliminar la posible amenaza que pendía sobre la vida de su compañera. Pero
Silver también era la líder de la EmNet y no podía perder la confianza de la
Alianza.
Las garras se liberaron, y con los dientes apretados hizo una llamada.
—Quiero hablar con él —le dijo francamente a Lily Knight luego de
explicar cómo había salido el nombre de Jai Shivani en la investigación—.
Estoy aquí y puedo ser un bastardo terrorífico. —Fue cuidadoso de no
prometer entregar al hombre a la Alianza, si Shivani fuese el que había
atentado contra la vida de Silver, su vida estaba perdida.
Los osos no toman prisioneros.
—No puedo tomar esa decisión —respondió Lily—. Necesito hablar
con los dirigentes.
Ella le devolvió la llamada cinco minutos después.
—Quieren a un observador humano contigo. Tu compañera tiene a uno
trabajando en las oficinas de la EmNet, su nombre es Erik Jahnssen
—Hecho. —Valentín sabía que podía irse y Silver nunca sabría de la
confrontación que se acercaba. Claro, esos eran la clase de secretos que
provocaban que osos estúpidos perdieran a sus mujeres.
Valentín no era un oso estúpido. Caminó a su departamento y golpeó la
puerta.
46
ITGR42:Escuché que Silver Mercant ya se separó de su compañero
oso. Sabía que eso no iba a durar.
LVRBOO: ¿Te tomaste una taza llena de sopa de estupidez esta
mañana? Los compañeros son para siempre, y los osos no son
conocidos por alejarse de aquellos a quienes aman.
BB: Hubo una vez en la que me volví loca y hui de mi novio oso.
Hemos estado felizmente emparejados desde hace veinte años.
Nunca apuesten en contra de un oso que va a buscar a su mujer
*Sonrisa*
Ena había sobrevivido todo este tiempo porque había hecho de su meta
conocer a sus enemigos. Antes de haber contactado a Kaleb para organizar
el teletransporte de Akshay Patel, hizo su investigación. Lo que encontró
fue revelador: Akshay Patel tenía cuarenta y tres y era la cabeza de su
corporación familiar. Esa corporación familiar tenía un serio poder
económico. Y, de acuerdo con los archivos que había descubierto en lo que
una vez habían sido archivos prohibidos del Consejo, no es que eso hubiese
detenido alguna vez a Ena, un gran porcentaje de los miembros de la
familia Patel tenían escudos telepáticos naturales que los PSI no podían
romper.
No era un desarrollo inesperado. Los grupos familiares poderosos eran
raros porque los humanos, aquellos sin escudos, eran vulnerables a la
manipulación PSI, sus ideas robadas antes de que pudieran tener la
oportunidad de florecer. Mientras que Ena podría entrar en una mente para
proteger a su familia, no creía en tales métodos para aumentar el poder o la
riqueza propia, ser un poder oculto en las sobras no significaba estar sin
ética.
Los Mercant siempre entendieron que el honor definía a la familia.
La fuerte tendencia genética de la familia Patel a tener escudos
telepáticos, fue una manera de explicar su poder en aumento, incluso en la
época del Consejo PSI, pero eso no era lo único que los marcaba como
diferentes. Ellos constantemente ejecutaban estrategias dedicadas a dejar a
sus competidores en el polvo, una habilidad que claramente había sido
heredada desde el tatarabuelo de Akshay.
El actual líder de la familia era tan inteligente como sus predecesores.
Akshay Patel también había hecho hábito de apoyar causas que eran todas
sobre el desarrollo humano: Becas, fondos científicos, y préstamos. Nada de
eso era inusual. Muchas compañías humanas hacían lo mismo, creyendo
que los PSI y los cambiantes ya tenían suficientes ventajas.
Lo que era inusual era que al mismo tiempo en que Akshay tomó el
puesto de CEO, los Conglomerados Patel había cortado los lazos de
negocios con los PSI, en un duro contraste con la gran mayoría de los
negocios humanos. Todos querían entrar en el lucrativo mercado PSI. La
decisión fue muy sorprendente desde que los Patel tenían una posición
ventajosa en el control de fuentes de energía que eran necesarios a largo
plazo para algunas compañías PSI.
Mientras que Akshay Patel había manteniendo la riqueza y los
negocios exitosos creando fuentes alternativas de ingreso, renunció cuando
las apuestas involucraban PSI. Cada vez que un contacto PSI iba para
renovar, Akshay decía que no. Eso no hablaba de tácticas de negocios sino
de un punto de vista fuertemente ideológico. Akshay Patel era Anti-PSI.
No, para Akshay, él era Pro-Humano.
Ena esperó entre elegante gris de su sala de estar, mirando hacia abajo
a las olas que chocaban en los acantilados, en uno de los cuales se
encontraba encaramada la casa arquitectónicamente diseñada. Su morada
era toda de líneas angulares y vidrio, limpia y funcional, y de todas maneras
hacia una declaración. También describía a Ena correctamente.
La única cosa que rompía las limpias líneas internas era el rojo oscuro
de las rosas que crecían afuera y que ella había cortado y puesto en unos
envases. En algún punto del pasado, consideró por qué había hecho esto y
se dio cuenta que era una respuesta tan simple como compleja. En parte era
por Arwen. No había sido esta Ena hasta su nacimiento. Había sido dura.
En estos días no es que fuera suave… pero entendía ciertas sutilezas en su
vida.
Ella entendía que Akshay Patel no había nacido del vientre siendo así.
Tampoco podía ser un simple caso de una crianza dedicada a inclinar
su punto de vista, sus predecesores estaban felices de trabajar con
cualquiera que tenga una buena oferta sobre la mesa. Akshay, incluso había
seguido el mismo camino en su juventud.
Algo drástico había cambiado su punto de vista. Sabiendo qué era eso,
le daría a Ena una ventaja.
Le tomó otras tres horas conseguir las respuestas.
Ahí fue cuando se puso en contacto con Kaleb. Como era esperado, no
obedeció ciegamente su pedido. Su implacable voluntad era parte del
porqué pensó una vez que Kaleb y Silver harían una extraordinariamente
poderosa pareja. Debería haber sabido que ninguno hubiese seguido ese
camino, ambos amos de sus destinos.
—Me gustaría hablar con él en un lugar que él no pueda controlar —
pidió ella después de explicar la situación a Kaleb—, pero que siga siendo
una zona civilizada. —La violencia no era siempre la mejor táctica con
alguien con el poder de Akshay y su arrogancia—. Tengo su localización.
—Le envió a él una imagen telepática.
Kaleb hizo muchas preguntas entes de decir: «¿Cuándo?»
—Veinticinco minutos. —Eso le daría a Ena el tiempo suficiente para
preparar una tetera con té y hacer su camino al sótano sin ventanas bañado
con la luz de un sistema de iluminación que lo hacía resplandecer como si
fuera luz del sol. Armado como un rincón convencional, era cómodo pero
privado. Si era necesario, se podía convertir en una jaula.
—¿Necesitas apoyo? —Los ojos cardinales de Kaleb hablaron de un
poder que la mayoría de los PSI no podían comprender.
Ena estaba casi segura de que era un doble cardinal, una criatura que
pertenecía a los mitos de PSI., pero que nunca había sido capaz de
confirmar.
—No, me encargaré de esto. Pero necesito que encuentres una pieza de
información para mí.
Dando un corto asentimiento cuando hizo su petición, Kaleb se fue.
Ena hizo su camino al sótano, estaba sentada en una de las seis sillas
de anticuario que estaban en el cuarto cuando Kaleb teletransportó a su
invitado. Se fue sin una sola palabra.
—Por favor —dijo Ena al hombre que intentó envenenar a su nieta—.
Tome asiento.
Aleonados ojos marrones escanearon el cuarto antes de detenerse en
ella.
—Ena Mercant, presumo.
Ena inclinó su cabeza
—¿Le gustaría una bebida? —Ella levantó una taza de porcelana china
que estaba gracilmente apoyada en la mesa entre ellos—. ¿Té?
Tomando asiento enfrente de ella sin signos de preocupación, uno de
sus pies en la rodilla de la otra pierna. Akshay Patel sacudió su cabeza
—Nada personal. No confío en los PSI.
Ena no estaba inquieta por la elegantemente ruda manera de hablar.
—¿Cómo puedes saber de las motivaciones o las creencias propias de
los PSI? —Levantando una copa de té de hierbas que antes se había
servido, tomó un sorbo de la delicada porcelana china.
Akshay Patel tiró hacia abajo las mangas de su chaqueta rayada,
alineándola con las mangas prístinas de su camisa.
—Tal vez soy psíquico
Ena bajó la frágil taza para apoyarla delicadamente
—No tienes miedo.
—¿De una vieja mujer con ilusiones de poder? —Una máscara falsa de
cortesía, la silenciosa sonrisa de mofa en su apuesto rostro acompañando el
insulto.
—¿Por qué debería?
—¿Cómo esperas salir de esta habitación?
Un arma estaba de repente en su mano, un arma pulcra y metálica.
—PSI, humano… o cambiante, una bala atreves de la carne, derrama
sangre caliente y roja.
—¿Cómo ocurrió con Bowen Knight? —Ena levantó la taza de té de
nuevo. La máscara de Akshay Patel resbaló, mostrando emociones
turbulentas
—Él no era un objetivo, Bo ha hecho mucho por la raza humana, pero
estaba siendo absorbido en esta toma de posesión que a su raza le gusta
llamar cooperación. Solo quería darle una llamada de atención.
—No imagino cómo un ataque humano a humano puede llamarle la
atención.
—Encontrarían información en su teléfono para enlazar el golpe con
Krychek.
Una sonrisa apretada.
—Bo habría actuado rápidamente si no hubiese estado tan herido. Ese
es mi fallo, y tomaré la responsabilidad por el daño cometido a la Alianza.
Debería haber enviado un francotirador tras Lily cuando Bo no estaba
alrededor para protegerla.
—¿No lo hiciste tú mismo? No hubiese imaginado que serías capaz de
confiar en alguien con una misión así de crítica.
Un encogimiento de hombros.
—No soy un sicario. Y hay personas en las que confío con todo lo que
amo. No es algo que podrías entender.
La investigación de Ena le dio la respuesta.
—Tu cuñado, tu operativo formal más importante y un amigo cercano.
Él está, asumo, conducido por el mismo motivo que tú, la violación
psíquica de tu esposa.
Los ojos de Akshay Patel se endurecieron.
—Conectada a esa Red de Colmena suya, ya veo. ¿Cómo van sus
planes para subyugación de la raza humana?
El hecho de que él no negara su suposición, sumado al lenguaje de su
cuerpo, le dio la respuesta que necesitaba. Esa respuesta aclaró la deuda que
los Mercant tenían con la Alianza, con Lily Knight en particular. Ena
transmitió la información a Silver, cerrando el enlace antes de que su nieta
hiciera preguntas.
—¿Es por eso que estas tan en contra de Trinidad? ¿Crees que los
humanos están en la peor posición?
—Dejarán a los humanos sin ningún poder. —La mano de Akshay se
mantuvo en la pistola que estaba presionada en su muslo—. Eso es lo que
los PSI siempre quisieron. Lo que siempre han hecho.
—Por los movimientos recientes de negocios que ha hecho, sospecho
que cree que los cambiantes se sentirán de igual manera.
La mascará volvió, él levantó un hombro.
—Ellos han estado volviéndose muy amistosos con los PSI en estos
días. Lucas Hunter pretende ser imparcial, pero es padre de una niña
híbrida, PSI y cambiante. No humana y cambiante. —Su expresión era de
granito—. Ahora escucho que el precioso retoño de los Mercant está
emparejada con uno de los dos Alfas cambiantes más poderosos de Rusia.
Que golpe de suerte para ti. Supongo que el pobre idiota nunca sabrá que
jodiste su mente.
Ignorando la última parte de su discurso porque ella no estaba lista
para hablar de Silver, Ena tomó más té.
—Lucas Hunter tiene muchos compañeros de manada que se llaman a
si mismos ambos, humanos y cambiantes. Uno de sus principales miembros
está emparejado con una humana.
—Eso no importa. —Una vena se destacaba en su sien—. Ahora que
los cambiantes tienen acceso a las corporaciones PSI, puedo verlos cortando
los lazos con sus contactos humanos.
—¿Ha pasado?
—Aún no. Pero lo hará. —Levantando el arma, le quitó el seguro
usando su pulgar—. Ahora, nuestra conversación se ha acabado.
—Hablando de conversaciones, mi nieta tuvo una muy interesante con
tu primo Jai recientemente. —La taza de Ena hizo un tintineó contra el
platillo de porcelana cuando la bajó.
El párpado Izquierdo de Akshay se movió.
—Siempre ha sido una decepción para la familia. Solía pensar que
estaría a mi lado mientras nos llevaba a la grandeza, pero él nunca tuvo lo
que se debía tener.
Mientras que Ena respetaba el deseo de Akshay Patel de vengar a su
esposa, que haya insultado a un miembro de su propia familia, lo derribó
del lugar en que lo había puesto a sus ojos.
—Y aun así lo usaste para llegar a Silver.
—¿Por qué no? Estaba disponible y en el lugar correcto.
—Y era desechable —adivinó Ena.
—Eso también. Valía el riesgo, y habrá otros riesgos en el futuro. Si
derribo a Silver, rompo la EmNet por el tiempo que me tomará a otros
problemas sean hechos exitosamente sin Silver enviando ayuda de manera
más eficiente que un programa de computadora. —Él apuntó el arma a su
cabeza—. Lo lamento, no puedo arriesgarme a que transmitas
telepáticamente la información.
Él presionó el gatillo. O lo intentó.
Haciendo una mueca, lo intentó hasta que las venas en sus sienes
empezaron a doler, los vasos sanguíneos de sus ojos llenándolos con tinta
roja.
Ena se sirvió otra taza de té con tranquila precisión.
—No importa lo mucho que lo intentes. —Usó el mismo tono que
utilizó durante toda la conversación—. No podrás romper mi agarre.
Akshay Patel habló entre sus apretados dientes.
—Tengo un escudo natural.
Sin responder, Ena tomó su té Algunas veces, la victoria viene antes
que la percepción de la realidad. Akshay Patel pensó que era una telépata,
lo que ella era, pero también tenía lo suficiente de un extraño poder que
podía ser muy útil. Un poder tan errático en su aparición en la población
que no tenía una subdesignación. No era telequinesis, pero estaba en ese
espectro. Podía afectar a un número específico de elementos, incluidos
aquellos utilizados en la construcción de armas.
El CEO humano pensó que ella controlaba su mente. Lo que ella en
realidad hacia era controlar al arma en sí, el arma repelía a Akshay con un
poco de la manipulación de Ena.
—Te dará un aneurisma si sigues intentando liberarte.
Akshay finamente arrojó a un lado el arma. Pero en vez de rendirse,
saltó de su asiento, sus manos tratando de estrangularla. Ella vio en sus ojos
el momento exacto en que se dio cuenta de que podía moverse libremente.
Ella le disparó con la pistola de electricidad que tenía en el regazo. Su
cuerpo se convulsionó mientras caía al suelo, sus miembros retorciéndose
con la energía residual.
Mirándolo desde la mesa, ella sostuvo sus ojos marrones aleonados
ensangrentados.
—Estas a punto de morir. Lo sabes tanto como yo. ¿Protegerás a tus
co-conspiradores? —Estaba fuera de dudas que él no podía tener a Silver
por su cuenta.
Para cortar la electricidad de un edificio de apartamentos que estaba
asegurado con múltiples sistemas, era necesaria la ayuda de varias fuentes
ubicadas en altos mandos.
Los Patel controlaban un gran número de plantas de energía, pero no
tenían ninguna en Moscú. Kaleb mantenía el control de intereses en la más
grande compañía de energía, las más pequeñas no daban sus servicios en el
área del apartamento de Silver.
Akshay Patel simplemente no podría haber arreglado el corte de
energía desde una compañía que estaba bajo el poder de Kaleb sin tener a
alguien adentro. Incluso entonces tenía que tener a alguien dentro del
edificio mismo que podría sobrellevar los posibles problemas.
Ivan podía desenterrar a ese individuo, pero para el empleado de la
compañía de energía, Ena había pedido a Kaleb que revisara los archivos
para encontrar si algún empleado tenia conexión con los Patel. Él le habló
telepáticamente con los resultados hacía diez minutos, teniendo a tres
empleados que antes habían trabajado en el Conglomerado Patel, aunque no
era algo inusual al ser la misma industria.
Crucialmente, sin embargo, ninguno de esos tres empleados trabajaron
la noche en que se cortó la electricidad en el apartamento de Silver. Kaleb
había visto eso, e investigando más profundo, encontró que los empleados
trabajando la noche del corte eran de contratos extensos, experimentados y
habilidosos. Uno de esos empleados tenía una esposa que había recibido un
pago de seis cifras inmediatamente luego del incidente.
Ese empleado era PSI.
Aun así Akshay patel no tenía contactos PSI.
—¿Piensas que tus co-conspiradores serán leales a ti? —preguntó
conversadoramente cuando Akshay no habló. Sus ojos clavados en ella.
Odio formándose en las profundidades.
Un espasmo cruzó su rostro.
—El dolor continuará aumentando —le dijo Ena—. Los espasmos
musculares eventualmente causarán que pierdas el control de tu vejiga,
luego de tus intestinos. Empezarás a babear. Un segundo disparo de lo
mismo se asegurará de que te mantengas tirando en tu propio desperdicio
por horas antes de que tu cerebro finalmente se apague.
Ella tomó un sorbo de té.
—O, puedes responder mis preguntas y esto termina conmigo
poniendo una bala directamente en tu cerebro. Morirás antes de darte
cuenta. Y esto termina contigo y conmigo. No iré detrás de tu hijo o tu hija.
Miedo cruzó por su rostro.
—No lo harías —Él logró decir a través sus dientes apretados por los
espasmos—. Son niños.
—Silver es la niña de mi niña. —Ena le dejó ver su voluntad
implacable—. Uno por el otro. Excepto que yo tendré éxito en mis
esfuerzos de extermino.
—E-eres un monstruo.
—Tal vez. Pero soy un monstruo que te da una alternativa.
¿Sacrificarás a tus hijos para proteger a tus co-conspiradores? —Ena sabía
la decisión que ella hubiese tomado, aunque nadie fuera de la familia sabría
eso. Los Mercant estaban seguros y exitosos parcialmente porque otros
creían que si trabajaban juntos serían más efectivos, pero que eran víboras
que no dudarían en comerse unos a otros para llegar a algo—. Tienes diez
segundos antes de que retire la oferta que está sobre la mesa.
Agua llenó los ojos del hombre humano, su voluntad rota.
—No les dejes descubrir a mi familia que morí de esta manera —dijo,
los músculos vocales se habían relajado lo suficiente como para permitirle
formar una oración.
—Dame lo que quiero y tu cuerpo será encontrado en un vehículo,
destrozado más allá de la reparación por un accidente.
Un estremecimiento que él no pareció controlar, pero que era producto
del voltaje que seguía actuando en su cuerpo.
—Sin rostros, sin nombres. Consorcio.
Ena no estaba sorprendida de sus palabras pero no estaba segura de
creerle.
Pensé que estabas en contra de la cooperación interracial.
—No tenían que gustarme para usarlos —dijo Patel, su respiración
volviéndose forzosa—. Consorcio es término corto. La PSI a cargo pretende
ser neutral, pero ella nos traicionaría a todos para mantener el poder.
Los sentidos de Ena se pusieron alerta.
—¿Ella? ¿El líder del Consorcio es una mujer?
—Sin rostros, las voces distorsionadas, así es como trabaja —Su pecho
tuvo unos espasmos, sus manos golpeando el suelo antes de que pudiera
controlarse—. Pero su software falló por unos segundos una vez. Lo grabé
todo. Retrocedí y lo escuché de nuevo. Mujer.
Era mucha más información de la que nadie tenía sobre el individuo
detrás del Consorcio.
—¿Cómo te contactó?
—Una carta escrita a mano. Invitando a unirme porque había hecho
público mi disgusto por Trinidad.
—¿Aun tienes la carta?
—Mantengo todo. —Sus ojos en los de ella, su voluntad aun
impresionante a pesar del golpe que había tomado—. Botón en el cajón
izquierdo, de mi oficina en Amsterdam.
Ena bajó su taza de nuevo.
—¿Esperas que tome esto confiadamente? El nombre de tu hijo es
Vahan, ¿No? Un estremecimiento de pánico
—Por favor. No lastimes a mis hijos. Te dije todo lo que sé.
—¿Cómo se comunican?
—Internet. A través de direcciones e-mail. Una sala de chat muerta
sobre estrellas del entretenimiento —dijo con una respiración forzada—. Si
necesitamos una conferencia, dejamos un mensaje ahí, en los ajustes
actuales del canal. Diferente cada vez.
Él le dio la dirección de correo sin que ella se lo pidiera. No entró, en
caso de que haya salvaguardas en el sitio que rastreen desde donde estaba
conectándose el miembro.
—Pedí un corte del suministro de energía en cierta área. Alguien con
los contactos adecuados lo organizó. —Su respiración mucho mejor ahora
—. Manejé lo del Edificio de Silver por mí mismo.
—¿Cómo conseguiste encontrar un traidor en el equipo de seguridad?
Una repentina sonrisa arrogante.
—No de seguridad. Mantenimiento. Salario bajo, pero tenían el acceso
necesario y las habilidades luego de que les enseñé. El PSI adicto que era
muy bueno pretendiendo ser normal. Personas que nunca habrían logrado
conseguir un puesto de mantenimiento ni de seguridad.
Ena le envió telepáticamente la información a Ivan.
—Es un hombre muy listo, Sr. Patel —reconoció sinceramente Ena—.
Cuéntame sobre HCMP.
—Ellos pidieron dinero, les di algo. —El flexionó sus manos mientras
recobraba el control de su cuerpo—. Pensé que podrían serme útiles, pero
excedieron mis expectativas.
—¿Esperas a que crea que no eres el fundador?
El miedo hizo que la sangre huyera de su rostro.
—Por favor. Son solo niños. —Él se detuvo de tratar de controlar su
cuerpo—. La base de HCMP. El único contacto que tenía era un hombre
llamado David Fournier. Entrenado en supervivencia. —Tragó— Soy
abiertamente anti-Trinidad, llamé su atención así como la del Consorcio. La
única diferencia es que la perra del Consorcio es fría pero cuerda, mientras
que no estoy tan seguro de David.
—Aun así le diste dinero.
—Los fanáticos no son necesariamente las personas más cuerdas en la
habitación.
—Desafortunadamente, eso es realmente cierto. —Ella levanté la
pistola de electroshock y le disparó de nuevo.
48
Una vez tuve un plan de vida de cinco años. Era un gran plan,
también. Luego la vida sucedió.
Silver.
Silver se sentó recta cuando escuchó la voz telepática de su
abuela.Abuela.
Al otro lado, Valentín golpeó el costado de su cabeza. Él le había
preguntado si tenía tiempo para una cita esta tarde y, desde que la EmNet
estaba en pausa mientras Ena lidiaba con Akshay Patel, había dicho que sí.
Él le dijo que se cambiara a ropas de StoneWater, eligió vaqueros y un
suéter con cuello en v de un pálido verde, con estrechas cuerdas
horizontales en plateado que Nova le había regalado.
Cuando Valentín llegó, lo hizo con un camión lleno de cachorros
excitados por ir a un centro de diversión donde jugarían en un pozo lleno de
pelotas de gomaespuma.
Ahora ella asintió para confirmar que estaba teniendo una
conversación telepática.
Él agarró a dos cachorros que se habían sentado a su lado y dijo:
¿Quién quiere ser arrojado al pozo?
—¡Yo! ¡Yo! —Los cachorros junto a Silver se revolvieron, corriendo
detrás Valentín mientras llevaba su preciosa carga al lado de la piscina
hecha de pelotas de color que eran lo suficientemente suaves como para no
dañar a los niños, pero lo suficientemente profunda si ellos se agachaban.
Por eso fue que Valentín reservó la piscina, así sabía exactamente cuántos
niños había en cualquier momento.
Cualquiera que se hundiera para esconderse era obligadamente llevado
a los bancos en donde vería a los demás mientras jugaban. La amenaza de
castigo de Valentín era una aparentemente efectiva. Mientras miraba, los
niños se tiraban y salían inmediatamente, riéndose y pidiendo ser arrojados
nuevamente.
inicial.
¿Abuela? Dijo de nuevo cuando Ena se quedó en silencio después del
contacto
Mis disculpas, Silver.Estoy tratando demanejar unasuntotelepático.
Volveréa
contactarteunavez completado.
El contacto se rompió.
No sorprendida por la interrupción, Ena era la matriarca de su familia,
y como era de esperarse, era a quien llamaban todo ellos, sin embargo
Silver estaba… impaciente.
Habían pasado horas desde que Kaleb le confirmó que había entregado
a Akshay Patel a Ena. Ya que perseguir a su abuela era imposible, Silver se
deslizó en el asiento y encaró la piscina.
Mirando cómo los brazos de Valentín se movían en su vieja camiseta
blanca, sus bíceps abultándose y su cara llena de risas mientras levantaba a
un cachorro que se revolvía para salir del hoyo, sintió algo extraño en el
estómago que le recordaba a cuando no había estado en silencio.
Silver se detuvo, y escuchó.
Nada más allá de las voces de los niños y los sonidos de sus juegos.
—¡Arrojame, Mishka! ¡Arrojame! —Las palabras encantadas, el
sobrenombre de la infancia usado con la inocencia de los niños.
Un hombre cualquiera habría retado al cachorro por hablarle así a un
adulto, que estaba hablando con su Alfa, que tenía que ser más respetuoso,
pero Valentín fingió morder con un gruñido a Arkasha antes de hacer lo que
había pedido. Él no tenía ningún problema con el respeto. Vio cómo era
tratado por los adolescentes y los niños mayores. Lo amaban tan
profundamente como los cachorros, pero nunca lo llamaban Mishka. Era
entendido que ese era un privilegio que tenían los más pequeños, los más
viejos y sus hermanas.
—¡Siva! —El cachorro más pequeño, Dima, la vio en su camino fuera
del hoyo, corrió hacia ella excitadamente—. ¿Me arrojarás?
Alcanzándolo, Silver llevó su cálido y solido cuerpo dentro de sus
brazos.
—No quiero dañarlo —le dijo a Valentín.
—Él estará bien. —Agarró a Fitz, quien había estado saltando de
arriba a abajo a su lado—. Tíralo lo suficientemente para meterlo dentro de
las pelotas, y cuidate de los otros cinco que están ahí. Ellos saben que no
tienen que moverse cuando arrojan a alguno.
Habiendo notado ya a los otros cinco, Silver vio como Valentín
arrojaba a su cachorro, notando la posición en que aterrizó Fitz, y luego
miró al pequeño niño en sus brazos.
—¿Listo?
Un rápido asentimiento, sus ojos brillantes. Ella lo arrojó.
Gritando de alegría, Dima se hundió en el pozo, rebotando hacia arriba
un instante después, riéndose tan fuerte que se cayó hacia atrás y su amigo,
un cachorro con el que se turnaban para hacer desastres, tuvo que sacarlo.
—¿Hay un trampolín debajo? —Silver preguntó, dándose cuenta que
los niños rebotaban alrededor como conejos en vez de pesados osos.
—No, pero bastante cerca —Valentín fue a pararse a su lado mientras
que los niños se tiraban las pelotas de goma espuma unos a otros—. Parte
del sistema de seguridad, no ha ocurrido un solo accidente en los
veinticinco años que ha estado abierto.
La calidez de su gran cuerpo la tentó cerca del abismo, a hundirse en el
calor.
—Hiciste tu investigación.
—Soy el Alfa. —Fue su simple respuesta.
Y estos cachorros eran su responsabilidad.
Ella fue a responder cuando una pelota golpeó su nariz. Sorprendida,
miró a la piscina y vio muchas caras inocentes. Arkasha empezó a reírse un
segundo después, el sonido esparciéndose rápidamente a los siete cachorros.
—¡Vengan a jugar! —dijo el pequeño y sensible Sveta—. Siva,
Mishka ¡Vengan a jugar!
Silver nunca lo vio venir. Un minuto estaba parada sobre sus dos pies,
perturbada por la compulsión que le provocaba el gran oso Alfa con el que
antes compartía privilegios de piel; al minuto siguiente, estaba en sus
brazos siendo lanzada por el aire. Él la tiró tan gentilmente que apenas
sintió el impacto antes de rebotar. Mucho más alta que los niños, terminó
con la cabeza sobre las pelotas, incluso sentada. Su cabello saliéndose de su
lugar.
A su alrededor los niños empezaron a acercarse nadando. Valentín,
mientras tanto, estaba fuera de la piscina, riéndose. Ella sopló el cabello de
sus ojos y cerró su mano en una pelota.
—Vamos a alcanzar a Mishka —susurró cuando los niños la
alcanzaron. Ese era todo el coraje que necesitaban. Ellos acribillaron a
Valentín con pelotas de goma espuma.
Alzando los brazos y poniendo una cara de oso enojado, saltó a la
piscina y comenzó a cazar a los cachorros. Ellos gritaron y corrieron de él.
Silver, mientras tanto, continuó lanzándole pelotas. Valentín cambió
repentinamente de dirección, dirigiéndose directamente hacia ella. Ella se
salió de su camino, pero él era demasiado rápido y se encontró atrapada
debajo de él, su cuerpo manteniendo la goma espuma fuera de su rostro, y
sus brazos enjaulándola a ambos lados.
—Te tengo —dijo con sus ojos de oso, divertidamente presentes.
Silver no podía hablar, su estómago tan apretado que le era difícil
respirar. La risa desapareció del rostro de Valentín, lentamente resbaló a
algo más profundo, más suave.
—Lyubov moya, solnyshko moyo. —Un duro susurro coloreado por
emociones primitivas sin esconder… antes de ser asediado por pelotas
desde todas las direcciones, los cachorros viniendo a su rescate.
Retrocediendo con un rugido de león que deleitó a los niños, él
comenzó a cazarlos de nuevo. Silver, con su corazón como un tambor,
simplemente se sentó en el lugar. Sus oídos capturando el sonido de la risa
de los niños, los gruñidos de Valentín mientras los perseguía, y el disparejo
ruido de las otras áreas del centro de juegos, pero nada inusual. Su
audiotelepatía bajo control.
El resto de ella en cambió…
—¿Siva? —Un pequeño cuerpo se revolvió en su regazo—. Estoy
cansado. —Dándole un gran vistazo, Arkasha colapsó contra ella.
—Creo que necesitas un trago de agua —dijo, envolviendo en sus
brazos su cuerpo. Levantándose con el pequeño gangster que
confiadamente sostenía su mano, caminó al borde de la piscina y salieron.
Arkasha tomó un profundo trago de agua que ella había puesto en la su
mesa, sus ojos en el juego en progreso.
Él estaba de vuelta en la piscina unos segundos más tarde.
Silver también debería haber ido. Había prometido participar. Pero era
demasiado peligroso para su sentido de la estabilidad, su mente en
confusión, atrapada en quien creía que era o en quien se estaba
convirtiendo.
Pero era imposible no mirar a Valentín, no oír su profunda voz
mientras jugaba con los cachorros, mientras se quedaba en la mesa, con el
pretexto de estar lista para darles a los niños cualquier sustancia que
necesitasen.
Esa tarde pasó en un latido de corazón, y a su vez duró para siempre.
Lyubov moya, solnyshko moyo Miamor, sol de mi corazón.
Valentín no la tocó de nuevo, pero cuando la dejó en su complejo, los
niños habían sido recogidos por Yakov y Anastasia.
—Recuerda quiénes éramos, Starlight. Elígenos —dijo él—. Su voz
inusualmente solemne, su mirada ámbar.
Silver no pudo responder, su sangre rugiendo en sus oídos. Ella
ciertamente no estaba del estado de ánimo para recibir un llamado
telepático de Ena.
Estoy dejando el vehículo del Alfa Nokolaev, respondió cuándo su
abuela preguntó si estaba disponible para hablar.
Valentín necesita escuchar esto también. Pregúntale si está disponible
para reunirnos en tu hogar actual. Kaleb me hará entrar.
Los dedos de Silver se curvaron en su palma, mitad de cuerpo fuera
del vehículo de Valentín.
—Abuela pregunta si estas disponible para una reunión.
Su expresión cambió, volviéndose mortal.
—¿Akshay Patel? —Sin esperar por una respuesta—. Estoy libre —
afirmó—. ¿Dónde?
—Mi apartamento.
Esta vez no esperó por él para que le alcanzara, saltando fuera del
vehículo y empezando a caminar a su departamento antes de que él abriera
su propia puerta. No le tomó mucho alcanzarla, claro. Él era una grande y
cálida presencia a su lado, su energía tan vibrante que casi podía tocarla.
—¡Valya! —La llamada vino a través del césped y de dos pisos arriba,
la mujer asomándose por la ventana, una hermosa rubia que Silver había
visto en el complejo pero nunca conocido.
La rubia le tiró un beso a Valentín.
—Cuidado, Irina —gritó Valentín de vuelta—. Mi pareja es del tipo
celoso. —Claramente poco avergonzada, la mujer también le tiró un beso a
Silver—. ¡Cualquier mujer que valiera la pena para mi Alfa lo seria!
—¿Ella es del clan? —preguntó Silver una vez que la mujer volviera
adentro de su apartamento.
—Mitad humana, completamente oso. —Le guiñó—. Fariad tiene un
enamoramiento por ella, él más grande que he visto tener a un hombre por
una mujer.
—¿Oh? ¿Él toca su puerta a las primeras horas del amanecer? —Un
ceño fruncido.
—No tengo un enamoramiento. Estaba cortejándote. Hay una
diferencia.
—Claro —dijo Silver, su hombro rodeado por su brazo mientras
caminaban. Valentín pretendió morderla.
—Grr.
—Estoy temblando de terror.
—Te haré saber cómo hago que las personas tiemblen de terror. —
Valentín hizo su punto con una mirada malhumorada en su rostro que la
hizo querer…
Silver sacudió su cabeza tratando de calmar su trastornado pulso.
Buscando una distracción, ella apuntó a una zona más abajo en donde
entraba el sol.
—Mira —Muchos osos, en esa forma, yacían perezosos en el pasto
brillante y verde.
Los lobos estaban acostados en el otro lado de una línea invisible de
demarcación.
Muy seguido, se daban unos a otros miradas sucias, y luego volvían a
disfrutar del sol. La primera nevada iba a llegar en cualquier día. Eso no
pararía a los osos o a los lobos de estar afuera, pero estaban disfrutando del
paso mientras aún existía.
Muchas cabezas de oso se levantaron al instante, sus narices girando
infaliblemente hacia Valentín. Se comenzaron a levantar, ella sabía que
querían venir a él, a tocarlo, tener el contacto táctil con su Alfa que todos
los osos necesitaban. Pero Valentín los tranquilizó.
—Volveré luego de cuidar a mi pareja.
Su respuesta deliberadamente provocativa hizo que muchos osos se
«rieran» antes de sentarse de nuevo. Los lobos también, se veían muy
interesados. Aparentemente ser enemigos mortales no significaba que no
estuvieran interesados en chismosear sobre los otros.
Cuando ella no dijo nada para responder sus palabras, Valentín le
dirigió una mirada cautelosa.
—¿Qué estas planeando?
—Lo averiguarás cuando caigas víctima de ello.
La sonrisa de Valentín era la más real que ella había visto desde su
operación, su oso ahí mismo, en sus ojos, tan cerca de la superficie que casi
podía tocar su pelaje.
—Eres una mujer aterradora, Starlichka. —Levantando una mano, él
le sacó mechones de cabello de su rostro.
Ella rompió el contacto con el idiota que ahora tenía esos ojos de oso
entrecerrados, un depredador en caza. Él cerró los centímetros que
quedaban entre ellos, hasta que sus zapatillas se rozaron contra sus botas.
—¿Asustada? —Un reto.
Su cuerpo un horno, pero Silver no se amilanó. Esta no era la primera
vez que ella se había enredado con este oso en particular.
—No puedo asustarme. Estoy en el Silencio.
—¿Estás segura de que no has estado construyendo esos filamentos en
tu cerebro para formar puentes?
Silver pensó en la carta que no había tirado, en cómo no había lavado
las sabanas en las que él había dormido, en cómo le seguía permitiendo
tener contacto físico… y en cómo no había ordenado nada de comida desde
que estaba en el apartamento.
—¿Porque cambiaría eficiencia perfecta por el caos de las emociones?
—Sexo salvaje.
Silver trastabilló contra él por sus duras palabras, susurradas en su
oído.
—¿Fue algo que dije? —Esta vez sus ojos se estaban riendo, su cuerpo
una pared de músculos que la invitaba a acurrucarse.
Y su estómago hizo esa cosa extraña de nuevo.
—El piso no debe estar nivelado —respondió, porque dejar que él
ganara esa pelea dejaría un mal precedente.
Como el oso que era, él pensó que podía ganarle a todos sus
argumentos trayendo la intimidad física. Ella rompió en contacto y
comenzó a caminar a su apartamento de nuevo.
—Hablando de sexo salvaje…
—Muy desnudo sexo salvaje.
—Como estaba diciendo, hablando de un muy desnudo sexo salvaje —
Ella repitió sin molestarse—. ¿Hay cambiantes primates?
—Nop. Nada de esa parte del árbol. —La miró—. Estas tratando de
distraerme de seducirte.
—De acuerdo con la revista Wild Woman —A la cual ahora estaba
suscrita, estrictamente para aumentar su conocimiento de los cambiantes—.
Los osos machos tienen egos muy delicados. No quiero romper el tuyo
cuando te eche de una patada.
El profundo gruñido de disgusto a su espalda, una gran, peligrosa,
presencia que la hizo sentir segura, mientras lo llevaba a su departamento.
La puerta se deslizó para revelar un cuarto lleno de luz natural. Una cascada
verde caía por la ventana, la cual ella sabía que provenía del techo, siendo
este parte de una alfombra viva.
—Veo que fuiste salvaje con la decoración, Starlight. —Las palabras
afectivas la hicieron mirar su departamento a través de sus ojos; luminoso y
espacioso, estaba equipado con muebles modernos cubiertos de tela de
color avena.
Así, sin embargo, es como había venido. Silver no había agregado
nada, simplemente había puesto su ropa en el closet del dormitorio. Ese era
el por qué miro al gigante oso de peluche rosa en su sillón.
—¿Cómo hiciste eso? —demandó—. No estaba ahí cuando nos
fuimos.
—No me mires a mi —Su expresión enojada— Te tengo un osito de
peluche marrón. —Doblando sus brazos, curvó los labios—. No hay tal
cosa como un oso rosa.
Caminando hacia él, Silver observó la cosa peluda.
—¿A quién huele?
—Valentín se vio dolido pero tomó un aliento
—Yasha y Stasya.
Viendo la pequeña bolsita que colgaba del cuello del oso, Silver la
tomó. Dentro había una nota escrita a mano metida dentro de un pequeño
cuadrado.
Todos pensamos que podrías estar extrañando a tu oso, por lo que te
conseguimos un sustituto. (Honestamente es probablemente igual de bueno
para acurrucarse. Además, sus pies no son como barcos y no ronca.)
Valentín, que había ido a leer sobre su hombro, hizo un sonido fuerte y,
alzando al oso, lo rompió extremidad por extremidad. Ella colocó la mano
en su brazo. Él se detuvo.
—Es un regalo. No lo arruines.
—Es rosa. —Su pecho tembló—. Y no es tan bueno como yo.
Ella intento sacar al oso de su agarre. Él lo mantuvo.
—Valentín. —Tiró de nuevo
El oso obstinado se negó a dejarlo ir.
—Suéltalo ahora, o estarás enfrentado a Kaleb y a Abuela mientras
sostienes un oso de peluche rosa.
—¿Y? —dijo, pero soltó un poco a su rehén—. Voy a teñir a ese oso
de marrón cuando no estés mirando.
Dejándolo mientras fruncía el ceño en el comedor, Silver fue a dejar al
pomposo juguete a su habitación, y volvió justo antes de que su abuela y
Kaleb se telestransportaran dentro. Valentín aún tenía esa mirada pero
inclinó su cabeza respetuosamente a Ena.
—Abuela.
Su saludo a Kaleb fue un corto asentimiento
—Krychek.
—Nikolaev —Kaleb respondió del mismo modo, deslizando sus
manos en los bolsillos del pantalón negro de traje que llevaba, su camisa era
de un simple blanco.
—Abuela, por favor siéntate —dijo Silver, solo tomando asiento una
vez que Ena lo hizo.
Valentín vino a sentarse a su lado en el sillón, mientras que Kaleb
tomó asiento enfrente de ellos. Ena se sentó a su derecha. Ellos la miraron,
esperando escuchar lo que ella tenía que decir.
—He —empezó— completado mi reunión con Akshay Patel.
—Creo que quieres usar la palabra interrogación —interrumpió
Valentín.
Ena le dio una mirada a Valentín
—Reunión es más civilizado.
—Mis disculpas —dijo Valentín con tan perfecta cortesía, que Silver
tuvo que ver si era él quien había hablado.
Luego ellos escucharon, Ena les dijo que el CEO había confesado, a
quien había traicionado.
—El Consorcio tuvo un papel en esto. —Luego de que terminó su
sesión informativa—. Pero solo en el sentido de que le dieron a Ashay Patel
las herramientas para poner en marcha las acciones que quería hacer. El
incidente de Bowen Knight fue totalmente por parte de Akshay y su
cuñado, no quería que los humanos se involucren en asuntos de otros.
Las garras de Valentín se habían deslizado fuera hacía mucho. Cuando
habló, su voz era pesada, grave.
—Dime que está muerto.
—No. Él nos es más útil vivo.
49
Silver miró a Ena.
—Abuela, no eres conocida por ser piadosa.
—Una ligera subestimación —dijo Kaleb en su usual manera sin
emociones, lo cual aterrorizaba a las personas por su tranquilidad—. Para
muchos, el nombre de Ena Mercant es sinónimo de «sangre fría» y «tiburón
despiadado».
—Creo que tu imagen también basta para esa entrada en el diccionario
—dijo Ena sin perder un segundo.
La sonrisa de Kaleb fue leve pero real.
—Abuela —dijo Valentín, su cuerpo una tormenta de energía
turbulenta apenas contenida—, te respeto, pero ese bastardo trató de
asesinar a mi compañera. Necesita morir.
—Podría ser capaz de darnos al Consorcio.
Sus palabras llenaron la habitación con un silencio potente… roto sólo
por el ruido de afuera. El apartamento era completamente a prueba de
sonido, pero no era un defecto del material, tendría que ser encendido desde
que la mayoría de los cambiantes preferían vivir cerca de otros.
Silver nunca lo había hecho.
—He leído la información. —Valentín se flexionó, entonces empuñó
sus manos después de retraer sus garras—. Esos bastardos no muestran sus
rostros unos a otros.
—Akshay Patel es extremadamente paranoico y desconfiado. Ha
hecho todo lo que está en su poder para descubrir la identidad individual
detrás de la creación del Consorcio. Me ha dicho que quien está al centro, la
araña que controla la red, es una mujer.
—Interesante —Kaleb se reclinó—. ¿Le crees?
—Un hombre hará muchas cosas para proteger a sus hijos. —Sus
palabras fueron árticas—. A pesar de sus faltas, Akshay ama a su hijo e
hija.
Kaleb no se movió.
—¿Cómo lo controlarás una vez que esté con sus hijos y sea capaz de
esconderlos?
—La fuerza más grande de nuestra familia es nuestra red de
inteligencia. —Las palabras de Ena fueron directas a cada uno de ellos—.
Akshay sabe que a donde quiera que vaya, nunca será lo suficientemente
lejos, y le he dado mi palabra de que sus hijos estarán seguros mientras
coopere con nosotros.
Silver pudo sentir el cuerpo de Valentín vibrando a su lado, sus
hombros tensos y sus muslos rígidos contra la mezclilla de sus pantalones.
—Patel es un bastardo asesino —dijo en una voz tan profunda que
hizo eco dentro de ella—. Pero no es justo hacer que los hijos del hombre
paguen por sus crímenes.
—Si hace lo que queremos, eso nunca será un problema. —Los ojos de
Ena eran fríos cuando se encontraron con Valentín—. Ha estado negociando
de buena gana su libertad por sus vidas. Él será quien pague. —Una pausa
—. Si hubieras tomado su vida, los niños habrían perdido a su padre.
Nuestras brújulas morales no son tan diferentes, Valentín Nikolaev.
Con las manos convertidas en puños, Valentín asintió al final.
—Tienes razón. Pero no habría ganado su complacencia amenazando a
sus hijos. —Sostuvo la mirada de Ena con la mirada ámbar de él—. Esa
línea nunca debería ser cruzada.
Silver nunca había visto a su abuela retroceder ante nadie. Tampoco lo
hizo hoy, pero Ena no miró a Valentín desde arriba como lo hacía con
aquellos que no tenían su respeto.
—Tenemos diferentes líneas, Valentín, pero ambos protegemos a
aquellos que son nuestros.
Valentín asintió lentamente.
—No quiero dejarlo vivo, un hombre que utiliza veneno, no es del tipo
honesto.
—Está roto —dijo Ena planamente—. Me aseguré de ello. Es mi
mascota.
Kaleb tocó su rodilla con un dedo, su voz como la medianoche
imperturbable cuando habló. Si Silver no lo hubiera visto con Sahara, y si
no conociera tan bien a la mujer para entender la manera apasionada en que
Sahara abrazaba la vida, ella, también, hubiera creído que Kaleb carecía
completamente de corazón.
—¿Realmente nos puede ser útil? —Los ojos cardinales de Kaleb eran
ilegibles—. Si comienza a traicionar los planes del Consorcio, sabrán que
tienen a un topo.
—Cómo lo usaremos requerirá pensarse cuidadosamente, pero esto es
lo más cerca que hemos estado del Consorcio desde que se alejaron después
de hacer contacto inicial conmigo —dijo Ena—. Silver, te encargarás de
rastrear sus métodos de comunicación.
—Ya envié las instrucciones a nuestra gente. —Tres de su familia
habían sido entrenados para operaciones encubiertas en línea—. Están
trabajando en ello ahora, pero la configuración es inteligente y el Consorcio
pudo haber cambiado a otra sala de conversación sin advertencia, si la
persona detrás del grupo utilizó cartas físicas una vez más para lograr ese
objetivo, estaremos justo donde empezamos.
—Entendido.
—Deberíamos pedir ayuda de las Flechas —dijo Kaleb—. Desenterrar
al Consorcio es una meta compartida.
—Los contactaré —dijo Silver sin preguntarle a su abuela; hacía
mucho que Ena le había dado a Silver carta blanca para las operaciones en
la red. Pero ese no era el tema en el primer plano de su mente—. Abuela,
debes hacer una promesa. —Incluso mientras hablaba, corrió su mano por
la espalda de Valentín, sobre los rígidos nudos de sus músculos.
La mirada de su abuela cayó en el lugar donde estaba la mano de
Silver.
—Pide.
—Pase lo que pase, los hijos de Akshay Patel no serán lastimados. —
Hizo su tono tan implacable como había sido el de Ena—. Puede seguir
creyendo que lo harás, pero no llevarás a cabo tu amenaza.
—Ena Mercant no es conocida por hacer promesas sin fondo.
—Fue mi vida la que trató de terminar —dijo Silver—. Hago la
petición.
La cabeza de Valentín se giró hacia ella, sus músculos destensándose
bajo su toque.
Ena la observó por un largo rato. Silver no retrocedió. Finalmente, su
abuela inclinó la cabeza.
—Que así sea. No dañaré a los hijos del hombre. Pero si se sale de la
raya, su vida está acabada. ¿Hay alguien que esté contra de esta decisión?
Silver mantuvo su silencio. Valentín no lo hizo.
—La jodida Silver Mercant —dijo—. Nieta de la jodida Ena Mercant.
—Una sonrisa a Silver—. ¿Quiero conocer a tu madre, Starlight?
—Esos genes en particular se saltaron una generación —dijo Ena
fríamente—. No tengo argumentos en contra de que las Fechas sepan de la
sala de conversación, pero la información sobre cómo nos enteramos de eso
necesita mantenerse en un pequeño círculo. Mientras menos sea el número
de gente que sabe que Akshay Patel es nuestro, menos oportunidades para
que alguien tenga un desliz.
—No lo he compartido con nuestro propio equipo tecnológico —dijo
Silver—. No necesitan saberlo para perseguir canales de comunicación.
—Lucas Hunter y Aden Kai necesitan saber —dijo Valentín—.
Ninguno de nosotros debería estar consciente del Consorcio sin ellos.
La discusión resultante terminó pronto, la muy selectiva lista llegó
después de un acuerdo mutuo.
—Camina conmigo, Silver —pidió Ena, al final de la reunción—.
Muéstrame este complejo.
Silver no tenía problemas en mantenerse firme ante su abuela cuando
fuera necesario, pero también entendía que ciertas órdenes debían ser
seguidas.
—Por supuesto, Abuela. Eres bienvenida a pasar la noche aquí, si lo
deseas —añadió.
—Tal vez lo haga. —Ena miró a Kaleb mientras todos se levantaban
—. Gracias por la ayuda.
Kaleb asintió, entonces miró a Valentín y a Silver.
—Sahara —dijo él— los ha invitado a ambos a cenar el próximo
sábado.
—Luces como si prefirieras masticar clavos —remarcó Valentín con
un brillo de oso en sus ojos.
—Mi compañera, como los cambiantes la llaman, insiste en que
aprenda a socializar.
—¿Cómo te está yendo con eso?
Kaleb deslizó sus manos dentro de los bolsillos de su traje.
—Hace feliz a Sahara.
La simple respuesta tuvo a Valentín sosteniendo una mano.
—No hay necesidad de más explicaciones.
Kaleb, quien rara vez hacía contacto físico con nadie más que Sahara,
la sacudió. Se había ido al siguiente segundo, un telequinético cardinal con
tal poder que la teletransoportación le tomaba menos de un latido. Pero a
pesar del poder de Kaleb, era el carisma salvaje de Valentín lo que hacía
que el cuerpo de Silver tarareara con una consciencia primitiva.
Él tiró de un mechón de su cabello.
—Veré a los compañeros del clan que viven aquí. —Sus irises era de
ónix otra vez, pero bordeados por ámbar.
Y la miró como si quisiera comerla viva. El dolor que había visto en
sus ojos se había ido, borrado por una emoción tan grande, que demandaba
ese sentimiento de vuelta. El pelaje de su oso se frotaba dentro de su piel.
Su corazón golpeaba contra su caja torácica, recuerdos que una vez
habían sido aplastados de pronto tomando color, textura y profundidad. Ella
mojó su garganta.
—Hablaremos después.
—Bésame después —la retó en un susurro sólo para sus oídos—.
Demuestra que puedes mantener tu distancia. Demuestra que estás en el
Silencio.
No fue un reto juguetón. Fue mortalmente serio.
Ena no dijo nada hasta que estuvieron afuera, paseando a lo largo de uno de
los pasillos suavemente curvados.
—Me hiciste una petición por el bien de Valentín.
—Es mi compañero. —El reclamo posesivo fue instintivo… y la
recorrió con fuerza—. He decidido tener un hijo con él.
Su abuela tomó tiempo para responder.
—Una elección inteligente. Reforzará tu posición como cabeza de la
EmNet. Es una lástima que Valentín no tenga sangre humana, o tendrías la
tríada perfecta.
—Abuela, tú tienes sangre humana. Así como yo.
Ena se detuvo totalmente, miró a Silver con una expresión
imperturbable.
—Por supuesto que sí —dijo después de casi treinta segundos—. Y la
razón para ocultar ese hecho ya no existe. —Comenzó a caminar de nuevo,
su capa a la altura de la pantorrilla como una sombra que combinaba con el
cobre de su túnica y pantalones acampanados.
—Te permitiré filtrar que tu bisabuelo fue un ingeniero humano que
eligió mantenerse con su esposa incluso después de que el Silencio entró en
efecto, y ella hizo todo en su poder para subyugar sus emociones. La idea
de amor verdadero corriendo en la línea Mercant podría incrementar tu
credibilidad con las razas emocionales, mientras que tu historial
tranquilizará a los que están en el Silencio.
—Hice algo de investigación cuando era adolescente. —Silver se
detuvo a sí misma de mirar hacia donde Valentín estaba sin duda
entreteniéndose con sus compañeros del clan—. Creo que tus padres en
efecto experimentaron el amor verdadero. Estuvieron juntos desde que
tenían quince, y ella tenía veinticinco cuando el Silencio entró en vigor,
muy vieja para que el Silencio realmente la tomara. —Ena había sido, para
ese periodo de tiempo, una bebé que había llegado tarde.
—Mis padres nunca fueron disciplinados por romper el Protocolo —
dijo su abuela—. Ciertamente nunca fui testigo de algo parecido.
—Sí, pero cuando excavé a través de los archivos físicos debajo de tu
residencia —un lugar en el que Silver pasó mucho tiempo cuando era
adolescente, Ena la única persona en la familia que podía enseñarle las
habilidades telepáticas que necesitaba conocer—, encontré un viejo diario
de un familiar humano que mantuvo lazos con ellos a través de la vida de
ella.
—Ésa sería mi tía Rose, la hermana menor de mi padre. Me legó su
estado.
—Siempre me pregunté cómo el diario terminó en los archivos —dijo
Silver antes de continuar con su tema principal—. Rose escribió que a pesar
de que ambos siguieron las reglas del Silencio con la esperanza de que
podría ayudar a su hija con psique violenta, compartieron la misma
recámara toda su vida.
Ena asintió pensativamente.
—Para mí, era simplemente la manera en que las cosas ocurrían en la
familia. Nunca pensé en cuestionar eso desde la perspectiva del Silencio. Sé
con certeza que dormían en dos camas individuales, a un pie de distancia
entre ellos.
—Sí —dijo Silver—, pero, de acuerdo a Rose, cuando murieron —Los
padres de Ena habían muerto al mismo tiempo a pesar de que sólo su padre
había sufrido una larga enfermedad—, fueron descubiertos tomándose de
las manos, como si se alcanzaran el uno al otro en su momento final.
Como una adolescente, Silver había estado intrigada por el reporte,
pero nunca había entendido realmente el regalo del amor y el sacrificio de
la vida de sus ancestros. Eso decía bastante acerca de su propio estado
emocional… y las elecciones que había tenido que hacer.
La voz de su abuela se abrió paso entre sus pensamientos.
—Nunca me dijeron eso. Probablemente fue borrado de cualquier
reporte oficial. —Un latido antes de que Ena hablara de nuevo—. Deberías
digitalizar las partes relevantes del diario si aún no lo has hecho. La historia
de amor de tus bisabuelos servirá como carne de cañón para los medios.
—Te conseguiré el diario completo. —Silver no vio nada malo con la
petición de Ena o la manera tan mercenaria como sonaba, su abuela había
estado protegiendo a la familia por décadas. Todos sus pensamientos eran
acerca de cómo lograr ese objetivo—. ¿Abuela?
—¿Sí?
—Ahora que el Silencio ha caído, ¿no estás tentada a experimentar la
emoción?
—La tentación es una emoción —dijo Ena, su voz tan difícil de leer
como la de ella—. Podría, como sea, elegir experimentarla por la simple
razón de que la información es poder. La ignorancia es lo contrario. El
problema, por supuesto, es que la emoción y el Silencio no son cosas que
puedan ser encendidas o apagadas. Estar en el Silencio es un largo y arduo
proceso. La emoción es naturalmente caótica.
Las palabras hicieron que Silver pensara en las balas de espuma que
habían sido tiradas alrededor del área de juegos ese día, o cómo los
cachorros habían atacado a Valentín alegremente. Se preguntó si los
exhaustos cachorros se habían enrollado en bolas de piel en su camino de
vuelta con Anastasia y Yakov, o si habían encontrado un segundo aire y el
viaje había estado lleno de ruido y risas.
—Tengo una petición de Valentín —dijo Ena sin previo aviso—.
Hablemos con él.
Peligrosamente lista para ver a Valentín de nuevo, a pesar de cuan
problemático era para su equilibrio, Silver acompañó a su abuela al verde
espacio central. Todos los lobos se habían ido, quizá porque había muchos
osos, o tal vez los así los osos que vivían en la ciudad podrían estar libres
con su Alfa. Silver se había dado cuenta de que ambos lados nunca eran
amigables, pero eran respetuosos. Era la única manera en que un complejo
como este podría funcionar.
—Parece que tenemos un problema. —Su abuela se detuvo al borde
del camino, justo antes del césped.
Silver estaba a punto de preguntar qué, entonces se dio cuenta.
—Oh, Valentín es aquel oso muy grande con la cicatriz en su oreja
derecha. —Lo apuntó donde estaba sentado en el centro, sus compañeros de
clan a su alrededor, la descripción física había sido para el beneficio de Ena;
Silver conocía a Valentín en cualquiera de sus formas—. Los osos aquí no
lo ven tan seguido como los de Denhome.
—Sólo tomaré un momento de su tiempo. —Su abuela pisó el césped y
caminó directamente hacia Valentín, ignorando los otros grandes osos en el
camino. Ellos, en cambio, se apartaron de su camino cuando ella habría
tenido que rodearlos.
Mientras Valentín había dicho más de una vez que la abuela de Silver
era un Alfa, demandaba respeto por su simple presencia. Silver, también,
tenía la personalidad de un Alfa, pero cuando ella caminó en el césped para
hacer su camino hacia Valentín así podría escuchar lo que su abuela tenía
que pedirle, los osos no se movieron del camino.
Vinieron a ella en su lugar.
Un oso de tamaño mediano se recargó contra ella, la habría empujado
si no hubiera puesto un pie fuera para mantener el balance… y si no tuviera
otro oso al otro lado, su calor pesado contra ella. Alzó su mano, la descansó
en su pelaje. Se recargaron un poco más contra ella.
Ella los acarició.
Era su responsabilidad como la compañera de Valentín ver por el
bienestar de sus compañeros del clan que necesitaban el contacto con la
pareja de su Alfa.
Cuando levantó la mirada, encontró al oso más grande del clan
viéndola. La sensación de orgullo que quemaba en esos ojos fue como un
beso brutal.
La conexión se rompió sólo porque Ena lo alcanzó. Él se giró hacia su
abuela, escuchó lo que sea que tuviera que decirle, entonces dio un solo
asentimiento. Ena inclinó la cabeza de vuelta y comenzó a caminar de
regreso. Cuando alcanzó a Silver, dijo:
—Acompañaré a Valentín a Denhome —informó a Silver cuando la
alcanzó—. Desearía ver el lugar donde mis nietos pasarán mucho su
tiempo.
—¿Mucho? No creo que Valentín deje a sus cachorros fuera de su
vista.
—Lo hará cuando estén conmigo.
Silver no tuvo argumentos contra eso, la ética de su abuela podría no
ser la misma que la de Valentín o Silver, pero sabía cómo proteger a los
niños de la familia.
—Iré contigo —dijo ella sin pensar en lo que estaba a punto de
proponer—. Mi sustituto tiene las cosas bajo control, y necesito reconectar
con mis compañeros del clan.
Su abuela no hizo comentarios ante la elección de Silver.
—Caminaré hasta que tu compañero esté listo para irse.
Los osos que habían estado presionándose contra Silver retrocedieron
como si supieran que necesitaba caminar con su abuela. Ena y ella no
hablaron mucho mientras caminaron, pero se entendieron de todos modos.
Cuando Valentín las condujo a Denhome, el camino fue silencioso, las
palabras que Silver tenía que decirle a Valentín era un peso que pulsaba.
Era tiempo de terminar esto.
50
Las elecciones que hacemos en la encrucijada de nuestro camino
pueden definir toda nuestra existencia.
—Esos no fueron privilegios de piel —le dijo Silver algún tiempo después,
su bien satisfecha compañera yaciendo con su cabeza en su hombro, su
cabello esparcido en él. Él, por supuesto, tenía su mano en su trasero. ¿Por
qué no, cuando ella estaba desnuda en la cama, y él estaba sudoroso por
haber sido completamente drenado?
—¿Hmm? —gruñó él juguetonamente—. Eso seguro que se sintió
como privilegios de piel para mí.
Silver se quedó laxa contra él, pura satisfacción femenina. Sonrió,
satisfecho de sí mismo. Está bien, si, lo había perdido y la había acechado
como un oso feroz, pero también la había hecho venirse tres veces. No su
mejor esfuerzo, pero planeaba mejorarlo.
Deslizó su mano desde su trasero hasta entre sus piernas, la ahuecó.
—¿Estás adolorida?
—Estás bastante bien dotado, pero el dolor es algo que puedo soportar.
Mantuvo su mano rígida donde estaba. ¿Posesivo? ¿Él?
—¿De qué estabas hablando antes de distraerme por lo suave que eres?
—corrió sus dedos por sus pliegues—, y cuán bien hueles. —Rodando
sobre ella, olfateó y mordió su cuello.
Silver empujó su cabello otra vez para hacerlo prestar atención. Su
gruñido de disgusto tuvo cero efecto en ella. Su compañera nunca le
temería. Su oso se pavoneó alrededor como un bastardo, complacido con su
elección de esta fuerte, sexy mujer.
—He estado sintiendo más y más —dijo ella, sus ojos fijos en los
suyos—. Y he estado tratando de justificar mis respuestas de varias formas.
Valentín no pudo ocultar su dolor.
—¿Por qué harías eso, Starlight?
Su mano en su mandíbula una caricia cariñosa.
—¿No entiendes, Valyusha? Estaba justificando estar contigo, hacer
cosas contigo.
No podía explicar por qué cuando supuestamente mis emociones se
habían ido.
—Los osos son unos tontos obstinados —dijo él descubriendo sus
dientes—. El lazo de emparejamiento no se iría. —Estaba anclado en una
parte de la psique, tan primaria que incluso la operación no podría cortarlo.
—Tampoco yo. Eres mío. —Palabras planas, sin lugar para
argumentar. El dolor retrocedió bajo una oleada de placer.
—No quiero confusiones al respecto. —Los dedos de Silver le
agarraron fuerte su mandíbula—. No quiero que nadie piense que no
podemos ser una unidad. No nuestro clan, no nuestra familia, no la mía. Y
nunca, nunca tú. —Su mirada era puro acero—. Si eso significa abrazar a la
emoción, que así sea.
Pese a estar tan feliz, Valentín se preocupó.
—¿Tu audiotelepatía?
—Inexistente, a pesar de que claramente he reconectado mis
emociones mucho más rápido de lo que alguien pudiera haber predicho. —
Jugando con su cabello de nuevo—. Siempre había tenido la sensación
detrás de mi mente —añadió la hermosa, peligrosa compañera de Valentín
—. La sensación se ha ido.
—¿Y el contacto físico? —preguntó, recordando cómo se había
sobrecargado en sus brazos—. No sólo privilegios de piel conmigo, sino
contacto táctil con el clan. Desde que tú y yo, somos para siempre —fue
una respiración dura a través de la alegría recorriéndolo—. Necesitamos
protegerte de la sobrecarga.
—No hay necesidad —replicó Silver—. Mi tiempo en Denhome me
enseñó que puedo manejar el impacto, nuestros osos estás desconcertados
por ello, pero son respetuosos hacia un compañero de clan que necesita
tiempo solo de vez en cuando. —Sus dedos aun en su cabello, su toque
posesivo—. Y tengo la fuerte sensación de que el lazo de apareamiento
ayuda también. Nos equilibramos uno al otro.
La felicidad de Valentín amenazó con explotar fuera de su piel.
—No puedo esperar a envejecer contigo y verte convertirte en un culo
duro como Ena.
Ella no sonrió.
—Te lastimé, lo siento.
No gustándole el dolor de culpa en su rostro, se giró a su espalda de
nuevo y la arrastró hasta su pecho así él podía abrazarla más cerca.
—Fue duro que distanciaras a la verdadera tú de mí, pero no fue tan
malo como pensé que sería.
Enrolló una mano en su cabello.
—Parcialmente porque fui jodidamente obstinado para no creerte
cuando dijiste que no me querías, que no nos querías, pero mayormente
porque siempre estuviste justo aquí. —Se dio golpecitos en el corazón con
un puño.
Silver apoyó su barbilla en sus manos, miró dentro de su mente. Ahí
estaba, el lazo primario que la conectaba a Valentín. Retaba a cualquiera en
la PSINet a tocarlo, sólo retaba. No había puesto un escudo a su alrededor
esta vez y, siguiendo su rastro, tampoco lo había hecho Arwen.
Silver tuvo el presentimiento de que cualquiera que se acercara
demasiado conseguiría la bienvenida de un oso irritado.
—No sé dónde se estuvo escondiendo nuestro lazo todo este tiempo —
murmuró ella—, pero tengo mis suposiciones.
El oso adormilado que ahora estaba acariciando su espalda, todo el
camino hacia abajo a sus nalgas y de regreso, demandó un beso. Ella se lo
dio, demandó otro para sí misma.
—La PSINet está viva de una manera que la mayoría de las personas
no entienden —le dijo después.
—Por supuesto que lo está. —Su oso rodó los ojos—. Todos esos
cerebros en una gran red psíquica. Si no se hubiera convertido en una
sensibilidad por sí misma en cierta forma, ¿qué más habría hecho?
Silver amplió sus ojos y se movió hasta que estuvieron nariz con nariz.
—Eres mucho, mucho más inteligente de lo que te gusta aparentar, Sr.
Yo. Soy. Un. Medvezhonok. —No es como si ella no lo supiera desde el
primer día.
Sonriéndole en esa presumida sonrisa de oso, acarició un lado de su
pecho.
—Dime más acerca de esta frase sobre tu PSINet. ¿Qué crees que
hizo?
—Creo que la MentalNet y su más errática gemela, la MentalDark,
toman decisiones para el bienestar de toda la red. —La mayoría de los PSI
no sabían sobre la oscura gemela de la MentalNet, pero Silver era una
Mercant—. Y… Oh. —Se revolvió hasta sentarse a horcajadas sobre él.
Sus manos firmemente posesivas alrededor de sus caderas, Valentín le
gruñó.
—Ahora mi pecho está frío. ¿No están frías tus lindas tetas?
—Concéntrate. —Lo miró, pero su cuerpo lo extrañaba, también, así
que se acurrucó de nuevo—. Me he dado cuenta de algo.
—¿Qué?
—Sabemos que la PSINet debe necesitar energía cambiante, también,
incluso si es a un nivel más bajo que la necesidad de los humanos. —Su
mundo siempre había sido un triunvirato—. Pero hemos estado pensando
que eso significa empujar a otros permanentemente dentro de la PSINet.
Ella negó con la cabeza.
—Debieron haber PSI como yo en el pasado, PSI que necesitaban
mantenerse en la PSINet. Lo veo, Valyusha. Veo cómo debe ser. —La
emoción era un río caliente dentro de ella—. Lazos a través de las redes
fueron la norma una vez. La energía puede fluir de un lado a otro.
Valentín frunció el ceño.
—Sé que tengo un lazo con mis segundos y mis sanadores que
probablemente lucen como una red psíquica, pero ¿qué hay de los
humanos?
—Los humanos luchan y mueren por aquellos que aman —susurró
Silver—. Bowen Knight puso su cuerpo en el camino de una bala para
proteger a su hermana, puso un peligroso implante en su cerebro por el
bienestar de su gente.
—Hemos sido tan arrogantes todo este tiempo —dijo ella furiosa
consigo misma por caer en la misma trampa—. Hemos asumido que debido
a que no podemos ver una red psíquica humana, significa que no existe.
Estúpidos cuando hay mucha evidencia de que sí existe.
—Fascinante.
Enterró sus uñas ligeramente en el pecho del oso cuyas manos estaban
recorriendo lánguidamente su cuerpo.
—Es fascinante.
—No cuando estás desnuda y mi polla está dura y quiero comerte
entera como a un dulce. —Una lenta sonrisa—. Te extrañé, Starlight. Ven
conmigo.
Silver no tuvo oportunidad contra este oso. Nunca la tuvo.
—Algo está pasando —dijo Valentín una hora después, mientras ambos
yacían sudorosos y lánguidos en los brazos del otro—. Hay una conmoción
en la Caverna.
Silver se levantó con él, rápidamente poniéndose ropa mientras él se
ponía sus pantalones. Con el pecho descubierto, tomó su mano y los dos
caminaron afuera. Valentín se congeló a medio camino a la Caverna.
—Puedo olerla —susurró con ojos salvajes—. Mi madre.
—Bien, me alegra que no tuviera que cumplir mi amenaza de
golpearla con mi telepatía y arrastrarla de regreso a Denhome.
La boca de Valentín cayó abierta. Esperó a ver si estaría enojado por su
interferencia, pero echó su cabeza hacia atrás y rio con esa gran, generosa,
risa.
—La Jodida Silver Mercant. —Un beso duro, su cuerpo apretado
contra el suyo—. Estará furiosa contigo por la próxima década.
—No me importa. —Nunca se había tratado de ella. Sólo él. Su
expresión cuando caminaron en la Caverna y se fijó en la sucia mujer con
largo, enredado y negro cabello que estaba sentada envuelta en una
sábana… lo fue todo.
Más tarde, cuando besó a Silver, la besó y la besó hasta que estuvo
ebria de él, supo que haría cualquier cosa por él. Enfrentar osos feroces.
Enfrentar el caos de las emociones. Luchar contra el mismo mundo.
—Te amo, Valyusha.
—Seré tu osito de peluche en cualquier momento, Starlight. —
Tomando su mano, la presionó contra el bajo latido de su corazón—. Es
tuyo. Siempre y para siempre.
Sombras
El cuerpo de Akshay Patel fue encontrado en su estudio, el CEO muerto de
una aparente herida autoinflingida por un arma. Silver analizó las fotos y el
reporte que su abuela había sido capaz de obtener de su contacto de los
Ejecutores, Valentín leyó sobre su hombro mientras estaba sentada en el
centro de cómputo de Denhome.
—Él no se hizo eso a sí mismo —el tono Valentín era definitivo.
—Es una escena perfectamente colocada —le dijo Silver—. Eso por sí
solo me hace dudar, pero ¿por qué estás tan seguro?
—Patel era un hombre acostumbrado al poder, pero intercambió su
libertad por sus hijos y, de acuerdo a esto, se disparó a sí mismo mientras
sus hijos estaban en casa y la puerta del estudio sin seguro.
Silver asintió.
—Tienes razón. —Ningún padre amoroso querría que sus hijos
descubrieran su cuerpo mutilado, el proyectil de alto impacto destruyó la
mayor parte trasera de su cabeza—. A pesar de eso, Akshay Patel pudo
haber estado roto, pero era un hombre inteligente. Hubiera esperado que
empezara a pensar en cómo la situación podría beneficiar a su familia.
—¿Consorcio?
—Tiene sentido. —Ella tamborileó su dedo contra el escritorio—. Pero
es muy pronto para que supieran que había sido roto por mi abuela.
Mantuvimos la información dentro de un extremadamente pequeño círculo
de confianza. Y estoy segura de que Patel no le habría dicho a nadie,
—Muy orgulloso. —Valentín estuvo de acuerdo—. Quizá el Consorcio
nunca supo que Patel había sido cambiado. —Comenzó a jugar con su
cabello, Silver lo mantenía suelto para él desde que estaban en Denhome,
donde no tenía que usar una armadura—. Grietas podrían estar apareciendo
entre los co-conspiradores.
—Los perfiles psicológicos del tipo de persona que se uniría a un
grupo como el Consorcio no son los mismo de aquellos que harían un buen
trabajo de grupo que requiera cooperación a largo plazo. —Arrogancia,
narcisismo, control, esas eran las características genéricas de los escalones
más altos—. Todos aquellos que hemos desenterrado han sido las cabezas
de sus grupos de familia o imperios de negocios, personas acostumbradas a
hacer sus propias decisiones.
Garras de oso tocaron su cuello, pero ella no saltó. Valentín cortaría su
propia mano antes de lastimarla. A veces el oso sólo rozaba la superficie y
quería jugar. Alcanzándolo desde su asiento, corrió sus dedos a lo largo de
su muslo.
—La persona que creó el Consorcio lo habría hecho mejor de haber
alcanzado a personas en mi posición.
—Tú no puedes ser comprada, Silver.
—No. —Daba su lealtad no por el poder o la influencia sino porque
era merecida—. Me refiero a gente que están cerca a aquellos en el poder,
los segundos al mando o los asistentes veteranos. Los vicepresidentes.
Personas con ambición pero que no están acostumbradas a estar a cargo.
—Junta las personalidades correctas en un grupo, y el líder del
Consorcio podría haber tenido una red estable y poderosa. —En su lugar,
esa persona había ido por aquellos en la cima, creyendo que podrían
controlar a los viciosos perros que ella, si Akshay Patel había estado en lo
correcto en su deducción de que el arquitecto era una mujer, había traído a
la mezcla.
—Estoy feliz de que no estés del lado del mal —dijo Valentín frotando
su mandíbula contra la mejilla de ella—. Serías un mortífero genio
malvado.
—Lo pondré en mi currículum.
Riendo, su compañero oso la sacó fuera de la silla y la lanzó hacia
arriba antes de atraparla cómodamente contra su pecho. Lo observó, a pesar
de que sus labios querían curvarse por la alegría en su rostro.
—No soy un cachorro.
—Grr —pretendió morderla.
—¡Valyusha! —tiró su cabello para que se detuviera Él le hizo
cosquillas.
Y Silver rio tan fuerte que bufó. Lanzando sus manos sobre su boca
ante el sonido nada elegante, fijo sus ojos con los del oso que estaba
encantado con ella. Dejó caer sus manos, envolvió sus brazos alrededor de
su cuello, y besó la vida fuera de él.
—Vamos o llegaremos tarde.
—Definitivamente no podemos estar tarde para el helado.
Fue después de su cita de helado, mientras estaban caminando a través
de la desvaneciente luz de Moscú, que Silver actualizó a Valentín sobre su
búsqueda de información acerca de su padre, especialmente si Mikhail
Nikolaev había sido el objeto de terribles experimentos PSI.
—Aún no he descubierto nada concreto —dijo ella—, pero estoy
siguiendo varios rastros de datos.
—¿Estás siendo cuidadosa?
Ella no se sorprendió por su resonante preocupación. Su compañero
era un oso Alfa, no podía ser menos protector con aquellos que amaba.
Tampoco ella podía.
—Sí. Esta información es vieja, es por eso que es tan difícil de
descifrar. No creo que haya un riesgo real de atraer atención peligrosa, pero
estoy tomando máximas precauciones.
—Bien. —Corrió su mano sobre su cabello, una salvaje tranquilidad
aunque discutían un tema emocionalmente difícil—. Ninguna información
vale tu vida.
Silver entrelazó sus dedos con los suyos.
—Lo sé, pero como tú sabes —añadió en un frío tono—, puedo ser
sigilosa para perseguir una meta.
Su carcajada fue cálida envolviéndose a su alrededor, una aceptación
tan profunda que supo que nada podría sacudirla, Valentín Nikolaev veía y
amaba cada parte de ella.
Antes de que pudiera hablar, su teléfono se encendió con una llamada
de Lily Knight.
—Bo se está degradando —les dijo Lily con su rostro intenso en la
pequeña pantalla, pero su voz clara—. Los doctores le dan días como
mucho.
—Lo siento mucho, Lily. —Silver tenía un hermano que amaba; sabía
que Lily estaría devastada por la muerte de Bo, pero el impacto de su
muerte se esparciría más allá de la otra mujer. Primero y más importante,
dejaría a la Alianza con un gran vacío de poder. El liderazgo anterior había
sido barrido por Bo y su grupo cuando lucharon por el futuro de la Alianza,
y Bo no había podido estar lo suficiente para entrenar a un sucesor.
La Alianza se mantenía en verdadero peligro de colapsar justo cuando
más se necesitaba. Su mundo era una triada; no podría permanecer fuerte si
una parte faltaba.
—¿Hay alguna forma de que la EmNet pueda ayudar? —Su mandato
era ofrecer ayuda en cada emergencia, para la mente de Silver, esto
calificaba como una.
—Humo y espejos si puedes —dijo Lily—. Todo lo que pueda distraer
la atención de la Alianza y Bo. —Grandes ojos grises se encontraron con
los de Valentín—. Si todo empieza a derrumbarse, quizá necesitemos
esconder a ciertas personas vulnerables.
—No hay necesidad de pedirlo, Lily —le respondió Valentín—.
StoneWater los protegerá.
—Estamos parados en el precipicio —dijo Silver después de que Lily
se desconectó.
Con su rostro oscuro y dedos cálidos y ásperos alrededor de los suyos,
Valentín mencionó sus preocupaciones en voz alta.
—Trinidad, EmNet, tu PSINet, todo podría colapsar si los humanos
son borrados del tablero.
—Sí —los humanos necesitaban a Bo, necesitaban de la Alianza,
necesitaban saber que tenían a alguien en su esquina que los protegería si
los PSI o cambiantes se volvían agresivos—. Justo ahora, todo lo que
podemos hacer es darle a Lily lo que pidió.
—¿Alguna idea para el humo y espejos?
Los ojos de su compañero brillaron justo cuando suaves copos de
nieve de la primera nevada de invierno caían del cielo. Un segundo
después, se encontró a sí misma inclinada sobre el brazo de un poderoso
oso Alfa mientras su boca sonriente cubría la suya justo en el centro de
Moscú.
Agradecimientos
Me gustaría agradecer a toda la gente que me ayudó con las preguntas de
investigación para este libro, la mayoría de ellas tenían que ver con la
traducción del latín y el ruso.
Antes de hacerlo, quisiera decir que me tomé algunas libertades con la
información dada; por ejemplo, en ruso se escribe usando la escritura
cirílica, donde la ortografía de las traducciones varía, he elegido una y
trabajado con ello.
Una costumbre rusa vista a lo largo de Silver Silence es la manera en
que los diminutivos son usados para mostrar afecto. Una sola persona puede
tener múltiples sobrenombres, algunos usados por amigos (Valya), otros por
la familia (Mishka) y, por supuesto, están los nombres especiales que un
amante pensaría en usar (Valyusha).
Mis agradecimientos a todos los que me ayudaron a encontrar los
diminutivos correctos para los personajes.
Así como para el Latin maxim, como uno de mis traductores señaló,
por ser una lengua muerta, no hay nadie alrededor para preguntar si una
traducción es perfecta. La traducción final usada en este libro es el resultado
de varias personas involucradas.
Sin más, me gustaría agradecer, en orden Alfabético, a: Tatiana
Agapov, Teresa Anderson, Lana Calinin, Rachel K., Galina Krasskova,
Cathleen Kuznesoff, Lori Jo Levy, Melissa Martínez, Tetiana Matsypura,
Padre Nick, Irim Sarwar, Jenny Sliger, y Julia Sullivan.
Agradecimientos extra especiales a Karen Lamming y Vladimir
Samozvanov por sus explicaciones detalladas de la estructura del idioma
ruso y cómo la cultura rusa a menudo impacta en palabras particulares y la
manera en que son usadas.
Como siempre, cualquier error es mío, ¡espero que me perdonen por
ellos!
Notas
[1]
Luz de estrellas. <<
[2]
Pie Grande o el Yeti de las nieves <<
[3]
Gracias, en ruso. <<
[4]
Abuela en ruso. <<
Dios mío en ruso <<
[5]
[6]
Abuelo en ruso <<
[7]
Luz de luna. <<
[8]
Oh, Dios en ruso. <<
[9]
Aprovecha el momento en latín. <<
[10]
Mierda en ruso. <<
[11]
Cariño en ruso. <<
[12]
Idiota, ruso original. <<
Humans Againts PSI Manipulation: Humanos en contra de la
[13]