El Mito de Laodicea
El Mito de Laodicea
El Mito de Laodicea
DE
LAODICEA
Mis hijos siempre han querido
que diga la verdad.
EL MITO
DE
LAODICEA
ÍNDICE
1. Mateo 16:15.
2. Mateo 11:28.
Esta introducción de blancas
es un icono al miedo,
talla de prudentes,
yunque de almas prisioneras de la prudencia y el terror,
de los que no se atrevieron a escribirla.
Así creíamos
hasta los años cincuenta
-1-
14. Esta doctrina afirmaba que Jesús había tomado la naturaleza de Adán antes de la caída, y
que por lo tanto había una “carne santa”. Y que es posible adquirir esta carne antes de la
segunda venida de Jesús quedando preparados para la traslación dando lugar a un cierto
“perfeccionismo”, doctrina diferente de la enseñanza bíblica acerca de la victoria sobre el
pecado a través de la fe en Cristo bajo la gracia y por el poder del Espíritu Santo habitando
en los hijos de Dios mientras continúan viviendo en la carne de pecado. Algunos pastores
siguieron esta desviación. Informada por el pastor Haskell, E. G. White puso orden a esta
herejía. Haskell y E. G. White mantienen, con el resto de la IASD, una posición distinta sobre
la humanidad de Jesús. Para una comprensión más amplia ver sobre el particular, E. G.
White, Mensajes Selectos, tomo 2, págs. 35ss., y también J. Zurcher, Le Christ manifesté
en chair, págs. 88-96.
15. Desviación doctrinal que afecta a la naturaleza de Dios, introducida por J. H. Kellogg. E.
G. White interviene también para corregir esta desviación.
16. Ver su sermón La parole fait chair [La Palabra se hizo carne], Publications «Car le temps est
court», 1994; y su obra La victoire en Christ [La victoria en Cristo], misma referencia, 1991.
17. A. G. Daniells, Jesús-Christ notre Justice, trad. Nicole May, Vie et Santé, Francia, 1988.
La iniciativa de la reedición y traducción es de la clase saliente 1987/88 de la Faculté
Adventiste de Théologie de Collonges sous-Saléve.
18. Una posición diferente al respecto la encontramos en una época mucho más tardía cuando
se publicará el libro de Norman F. Pease, Solamente por fe, en la Universidad Andrews.
16 El mito de Laodicea
19. Review and Herald, 2 de enero de 1872, artículo II. La primera declaración, oficial, contiene
25 artículos de fe, y la segunda versa sobre la persona y la obra de Cristo.
20. J. Zurcher, op.cit.
21. 1867-1943, responsable del Yearbook en este período.
18 El mito de Laodicea
22. Págs. 377-380. En 1932 se incluye en el primer Manual de la Iglesia, y en 1941 se incluye
en el voto bautismal en doce puntos.
23. Ver Church Manual [Manual de la iglesia], 1932, pág. 180. En francés se publica en 1935
y dice: «…Se revistió de la naturaleza humana» (Manuel d’Eglise, Maison d’éditions Les
Signes des Temps, Dammarie les Lys, pág. 174). En francés aparece una pequeña pero
importante diferencia, lo que representa, en opinión del autor de este trabajo, la voluntad de
los redactores del Manual de la iglesia de dejar indefinida la cuestión de en qué humanidad
vivió Jesús.
24. En este punto discrepo de la lectura de J. Zurcher, quien dice: «En esta fecha (1931) ella (la
Declaración…) fue transformada para explicar con otras palabras la misma convicción…»
(Op.cit., págs. 35-36). J. Zurcher argumenta que esta nueva declaración… hay que enten-
derla a la luz de los escritos cristológicos de la época, y así, cree que dice lo mismo que
la Declaración… de 1872. Sin embargo, desde mi lectura, lo que ocurre es ya un avance
de nuevas posiciones en la IASD que influyen en la redacción de la Declaración...
Así creíamos hasta los años cincuenta 19
25. Asociación General de la IASD, Manual de la iglesia, ed. 2000 (16ª revisión), APIA, 2000,
pág. 9.
20 El mito de Laodicea
26. Ver p.e. D. G. Barnhause, citado en Mildred Bangs Wynkoop, Bases Teológicas de Arminio
y Wesley, Casa Nazarena de Publicaciones, Kansas City (EE.UU.), 1973.
Así creíamos hasta los años cincuenta 23
27. Más adelante nos detendremos en estos detalles y precisaremos las fuentes.
25
1. G. R. Knight dirá que entonces sale a la luz lo que la IASD sostuvo antes del énfasis que A. T.
Jones, E. J. Waggoner y W. W. Prescott imprimieran a la posición que R. Larson menciona; dirá
que esa posición no es nueva, y que fue, incluso, la que sostuvo E. G. White (cf. G. R. Knight,
Questions on Doctrine, annoted edition, Andrews University Press, 2003, pág. 520).
2. A. R. Dupertuis, en su libro El Carpintero Divino: la persona y la obra de Cristo, dice que
en la década de 1890 se comenzó a destacar la idea de un Cristo con naturaleza de Adán
después de la caída, promocionada mayormente por Jones, Waggoner y Prescott, y que fue
entonces cuando E. G. White comenzó a escribir sobre el particular, «llamando la atención
a la total impecabilidad de Cristo» (pág. 101, parr. 1). Esta idea también la sostendrá G.
R. Knight en Questions on Doctrine annoted edition (2003), pág. 518.
26 El mito de Laodicea
3. R. L. Hancock, The Humanity of Christ, Andrews University (Michigan): Term Paper Departa-
ment of Church History, julio 1962; cf. Grotheer, págs. 81, 82. Hemos tratado de compro-
bar el dato en el documento original, pero no se encuentra disponible para la consulta en
la Universidad Andrews. El autor de este libro obtiene el dato de sus notas personales.
4. R. L. Hancock, op.cit., págs. 26, 27.
5. Ibíd.
Una nueva enseñanza se introduce en la IASD 27
Veamos, en realidad, el capítulo “A Sinless Life” fue incluido en el libro en la edición de 1914.
Hasta entonces el libro no poseía una enseñanza acerca de la humanidad de Cristo. Es
decir, W. A. Colcord no está cambiando una enseñanza anterior del libro, como sí se hará
posteriormente. Sino que, cuando se decide introducir un capítulo sobre la vida sin pecado
de Jesús en 1914, se elabora según la enseñanza de la iglesia hasta entonces. Si se trata
de que el capítulo de W. A. Colcord no estaba en la edición original del libro, hubiera bastado
con quitarlo entero, si se pretendía dejarlo como en su origen. Pero, en la corrección que
sufre el libro Bible Readings… en 1949, lo que se hace es matizar y cambiar la enseñanza
del capítulo sobre la humanidad en la que vivió Jesús. No erradican el capítulo entero, sino
que se mutilan algunas declaraciones. L. E. Froom no está en lo cierto cuando afirma que
la IASD no tenía una posición sobre la naturaleza de la humanidad de Cristo, como hemos
visto, por ejemplo en el prólogo de la Declaración… de 1878. Por otro lado L. E. Froom
quiere justificar la erradicación de las citas de W. A. Colcord declarando que el profesor D.
E. Rebok, encargado de la revisión, se apoyó en una recopilación de citas de E. G. White (las
que aparecerán más tarde en el libro Questions on Doctrine) que enseñan su posición acerca
de Cristo en una humanidad como la de Adán antes del pecado, lo cual es del todo carente
de la erudición y seriedad intelectual de las que L. E. Froom se caracteriza en la generalidad
de su obra, además de ser del todo incierto y falsea la enseñanza que encontramos en E. G.
White. En su momento hablaremos de Questions on Doctrine. Baste aquí decir que afirmar que
E. G. White no enseñó la humanidad caída de Jesús, es ignorar del todo sus escritos, como
hemos señalado más arriba, además de enterrar la enseñanza de la iglesia durante casi cien
años. El mismo Froom revelará que el detonante para la erradicación de estas declaraciones
en el libro, y su sustitución por otras más indefinidas es que el mundo protestante criticaba
a la IASD por su enseñanza de una humanidad caída en Cristo. Más adelante hablaremos de
este punto.
9. El autor de este trabajo tiene una, conseguida en un anticuario gracias a la colaboración
de un buen amigo, Thomas Arntson.
Una nueva enseñanza se introduce en la IASD 29
10. Bible Readings for the Home Circle, Review and Herald Publishing Association, 1915,
pág. 115.
11. En aquel momento presidente del Seminario Adventista de Teología en Washington D.C.
12. Las hermosas enseñanzas de la Biblia, pág. 144.
13. À l´écoute de la Bible, Dammarie les Lys : Éditions Signes des Temps, 1982, págs. 140-141.
30 El mito de Laodicea
Texto revisado
Edición 1946 por D. E. Rebok (1949)
«¿Dónde condenó Dios en Cristo al pecado, y ganó para nuestro beneficio
la victoria sobre la tentación y el pecado?» (Ídem. actual, pág. 144).
«Nota.- Dios, en Cristo, condenó el «Nota.- Dios, en Cristo, condenó el
pecado, no pronunciando un juicio pecado, no meramente por fallar
contra él, como un juez, sentado en contra él como un juez sentado en la
su trono, sino viniendo y viviendo silla del juicio, sino viniendo y viviendo
en la carne, semejante a una carne en la carne, pero sin pecar. En Cristo
de pecado (sic) y, sin embargo, sin el (sic) demostró que es posible, por
cometer pecado. En Cristo, Dios su gracia y poder, resistir la tentación,
demostró que es posible, por su gracia vencer el pecado, y vivir una vida sin
y su poder, resistir a la tentación, pecado en la carne».
vencer el pecado, y vivir una vida sin
pecado en una carne de pecado» (sic).
15. L. E. Froom, op.cit., pág. 428. Por otro lado, W. G. Jonson, siendo redactor jefe de la
Adventist Review, propuso que era una actitud correcta de la IASD no haber definido en
las Creencias fundamentales nada acerca de la clase de humanidad en la que vivió Jesús,
debido a que –según él– el NT no dice nada al respecto. Ver Adventist Review, 12 agosto
1993. Ambas explicaciones pueden leerse juntas. Ha de tenerse en cuenta que la IASD
había sostenido una enseñanza desde los primeros años de su desarrollo, y que hasta los
años 50 toda la argumentación de la teología adventista era exclusivamente bíblica. Por lo
que el argumento de W. G. Johnson contrasta con la metodología de estudio de nuestros
antepasados en la fe hasta 1950. Debería decir en qué se basaron ellos durante cien años
de historia de la IASD mientras sostenían de manera unánime una enseñanza distinta de
la que prevalece ahora. No podemos ignorar que, al contrario, en el libro Questions on
Doctrine, no se presenta un solo texto bíblico en las secciones sobre la humanidad de
Jesús, sino sólo citas de E. G. White en apoyo de la nueva enseñanza (en su momento
comentaremos el uso que se hace de dichas citas).
16. Ibíd.
Una nueva enseñanza se introduce en la IASD 33
¿Qué condujo
a cambiar la enseñanza?
-3-
4. Para un relato extenso de estos encuentros, ver The M. L. Andreasen File, Manuscripts
and Letters Pertaining to the Evangelical Conferences of 1955-1956, LMN Publishing
International, EE.UU. (1993); y también L. E. Froom, Movement of Destiny, op.cit.
5. Cannon era profesor de griego en la facultad del Colegio Misionero de Nyack (NY).
6. De la parte adventista estuvieron L. E. Froom, W. E. Read (secretario de la Asociación
General), T. E. Unruh (Presidente de la Asociación Este de Pensilvania).
7. L. E. Froom, op.cit., pág. 473.
¿Qué condujo a cambiar la enseñanza? 37
8. Artículo de la revista Eternity, sept. 1956, publicado bajo el título: “Los adventistas del
séptimo día, ¿son cristianos?” Citado por W. H. Grotheer, pastor adventista que hizo sus
estudios teológicos en Andrews, en 1964; manual policopiado de 105 páginas. Aparece
en la recopilación de documentos The M. L. Andreasen File, pág. 107.
9. Artículo de Eternity, citado por W. H. Grotheer, op.cit., pág. 75. Y The M. L. Andreasen File,
pág. 107.
10. G. R. Knight dirá después que se refería a M. L. Andreasen. Lo comentaremos en su lugar
más adelante (ver pág. 68).
11. Los asuntos de los que se discutió eran: 1) naturaleza humana de Cristo, 2) la expiación,
3) el concepto de “babilonia” y 4) el remanente.
12. G. J. Paxton dirá en su libro El zarandeo del adventismo, que: «Los hechos históricos no
darían apoyo a la coartada de Froom. Antes de 1950 casi todos los autores adventistas
38 El mito de Laodicea
14. R. Larson critica este documento en su libro The Word was made Flesh, págs. 237-264.
15. L. E. Froom, op.cit., pág. 497.
16. E. G. White, Carta 8, 1895, en Comentario bíblico adventista, vol. 5, pág. 1102.
40 El mito de Laodicea
17. En 1885, estando E. G. White en Australia, le escribió una larga carta de ánimo a W. Baker,
responsable de la obra en Australia, en Tasmania y en Nueva Zelanda. Baker, antes de ir a
Australia, fue redactor en la Pacific Press (California) durante los años 1882-1887. Durante
4 años fue el secretario de Waggoner. En 1914, fue nombrado profesor de Biblia en el
Colegio Avondale, en Australia. De vuelta a los EE.UU., en 1922, acabó su carrera como
profesor capellán. Murió en 1933 (cf. R&H, 30 de mayo de 1933).
La carta tiene 19 páginas manuscritas, y contiene muchos consejos sobre el ministerio.
Dos páginas se consagran a evitar errores cuando se presenta en público la naturaleza
humana de Cristo (tema de actualidad entonces porque A. T. Jones y E. J. Waggoner lo
habían colocado en el centro del mensaje de la justificación por la fe). Además, durante su
viaje por Australia, en 1895-96, Prescott había definido claramente la posición de la iglesia
en su célebre sermón: “El verbo se hizo carne”.
Los consejos de E. G. White eran muy pertinentes pero estrictamente personales y privados.
Esa carta nunca se publicó en los Testimonios para la iglesia, como lo fueron otras muchas
cartas dirigidas a particulares. Clasificada en los archivos del White Estate (archivada
como Carta 8 de 1895), el contenido cristológico de esta carta fue ignorado hasta 1955.
Entonces, quienes optaban por la nueva interpretación estimaron que su contenido sostenía
la postura pre-lapsiana.
Los cinco párrafos consagrados a la naturaleza humana de Cristo fueron publicados en
1956 en el CBA, como nota explicativa del primer capítulo de Juan. En 1958 algunas citas
se incluyeron en Questions on Doctrine (cf. pág. 62). Vista la importancia dada a esta carta,
conviene abordarla con detenimiento, para lo que dedicaremos el capítulo 8 de nuestro
estudio.
¿Qué condujo a cambiar la enseñanza? 41
del hombre (artículo discutido por M. L. Andreasen en una carta del 15 de febrero de 1957,
y reproducido por J. Reich).
22. R. A. Anderson (editor), revista Ministry , “Adventis’m New Milestone – God winth Us”, printed
and published for the Ministerial Association of Seventh-day Adventists by the the Review
and Herald Publishing Association, Washington, D.C., USA, Vol. XXX, abril, 1957, núm. 4,
pág. 34.
23. Cf. Compilación de J. Reich, op.cit., cit. en Dave Fiedler, op.cit., pág. 6 y nota 9.
24. Cf. Compilación de J. Reich, op.cit., cit. en Dave Fiedler, ídem., pág. 6 y nota 41. Véase
L. Andreasen, Cartas a las Iglesias.
25. Seventh-day Adventist Questiones on Doctrine, Washington, D.C.: Review and Herald Publish-
ing Association, 1957; publicado por la IASD.
¿Qué condujo a cambiar la enseñanza? 43
28. Carta de W. Martin para W. L. Santee. Dave Fiedler dice tener copia de esta carta, en
Op.cit., nota 33.
29. W. Martin, The Kingdom of the Cults, pág. 410.
¿Qué condujo a cambiar la enseñanza? 45
30. Se publica en el Instituto de Investigación Cristiana dirigido por Martin, en la revista Christian
Research Journal: “De la controversia a la crisis”.
46
47
La humanidad de Cristo
en la cristología de Questions
on Doctrine, edición 1957
y edición anotada 2003
-4-
1. W. R. Martin, The Thruth about Seventh-day Adventists, Grand Rapids (Michigan): Zondervan
Publishing House, 1960.
2. Ya lo hemos comentado con relación a la posición de R. A. Anderson (ver pág. 40).
48 El mito de Laodicea
9. G. J. Paxton citará aquí, a pie de página: «Véase especialmente a “Questions about Christ”
y “Questions on Christ and His Ministry in the Sanctuary», Questions on Doctrine, págs.
36-86, 339-445. Véanse también los apéndices en las páginas 641-692 para las citas de
E. G. White en asuntos controversiales entre los evangélicos y los adventistas” (cf. Paxton,
op.cit., págs. 87-88).
10. Ibíd.
La humanidad de Cristo en la cristología de ‘Questions on Doctrine’ 51
11. Dos de las principales epístolas cristológicas fueron comentadas por teólogos defensores
de la posición tradicional de la IASD. A saber, M. L. Andreasen (Hebreos) y A. G. Maxwell
(Romanos).
52 El mito de Laodicea
• Mateo 4: 1-11:
«Cristo llevó los pecados y las debilidades de la
raza humana en la condición en que ésta se en-
contraba cuando él vino a la tierra para socorrer
al hombre. En favor de la raza humana y con las
debilidades del hombre caído sobre sí, debía resis-
tir las tentaciones de Satanás en todos los puntos en
los cuales sería atacado el hombre... ¡En qué contraste
se halla el segundo Adán cuando entra en el sombrío
desierto para hacer frente a Satanás sin ayuda alguna!
La raza humana había ido disminuyendo en estatura
y vigor físico desde la caída, y hundiéndose más y más
en la balanza del valor moral, hasta el momento en que
Cristo vino a la tierra. Y Cristo debía llegar hasta
donde estaba el hombre caído, para levantarlo.
Tomó la naturaleza humana y llevó las debilida-
des y la degeneración de la raza. El que no conoció
pecado se convirtió en pecado por nosotros. Se hu-
milló hasta las mayores profundidades de la miseria
humana a fin de poder estar calificado para llegar hasta
el hombre y elevarlo de la degradación en que lo había
sumido el pecado (RH 28-7-1874)». (El destacado es
mío).
• Lucas 22: 44:
«La vida de Cristo representa una perfecta naturaleza
humana. El fue en naturaleza humana precisamente
lo que usted puede ser. Él tomó nuestras debilidades.
No sólo fue hecho carne, sino fue hecho a semejanza de
carne de pecado. Se impidió que sus atributos divinos
aliviaran la angustia de su alma o sus dolores corpora-
les (Carta 106, 1896)»12. (El destacado es mío).
12. Debe notarse que E. G. White hace diferencia entre hacerse carne y hacerse semejanza
de carne de pecado. Ella no vierte todo el contenido teológico de la palabra carne, que
en sí misma puede significar todo lo que la humanidad caída es. Simplemente designa la
humanidad con el término carne. Pero Jesús no fue solamente hecho humano, sino carne
de pecado; es decir, una humanidad calificada por su afección por el pecado.
La humanidad de Cristo en la cristología de ‘Questions on Doctrine’ 53
13. Cinco párrafos antes, en el CBA, dice: «Él [Cristo] había de ocupar su puesto a la cabeza
de la humanidad tomando la naturaleza, pero no la pecaminosidad del hombre. En el
cielo se oyó la voz: “Vendrá el Redentor a Sión, y a los que se volvieron de la iniquidad en
Jacob, dice Jehová” (ST 29-5- 1901)». (El destacado es mío).
La humanidad de Cristo en la cristología de ‘Questions on Doctrine’ 55
14. Teólogo y profesor en varios colegios adventistas en los EE.UU., terminó su carrera ense-
ñando en el Seminario de Teología de Washington D.C., de 1938 a 1949. Autor de muchos
artículos y libros, gozaba de una autoridad indiscutida. Su comentario sobre la Epístola a
los Hebreos en el CBA, confirma cuál era la enseñanza tradicional adventista.
15. Cf. J. Reich, pág. 51, cit. en Dave Fiedler, op.cit., nota 12.
16. Ídem., nota 13.
17. Ídem., nota 14.
56 El mito de Laodicea
23. Unos autores (p.e. R. Adams da testimonio de ello) argumentan que Andreasen fue motivado
por la envidia, al no haber sido invitado a formar parte del equipo de dirigentes adventistas en
las conversaciones con los evangélicos (aunque Adams cree que las razones de su discusión
eran teológicas). Otros autores como G. R. Knight dicen que se excedió sobre el hecho de
pensar que la doctrina estuviese siendo presentada de manera diferente a como se había
hecho hasta entonces, que Questions on Doctrine era una explicación, no una transformación
de estos puntos de la doctrina, y que Andreasen lo reconoció al final de sus días.
24. A. L. Hudson se refiere a los Ms 21 (1895), 141 (1901); Carta 121 (1897), 1 (1892).
25. Cf. E. G. White, Mensajes Selectos, tomo 1, págs. 313-314. De un artículo de la Review
and Herald, del 28 de julio de 1874. Questions on Doctrine reproduce únicamente: «Cuando
Adán fue atacado por el tentador en el Edén, estaba sin mancha de pecado. (…) En el
desierto de la tentación, Cristo estuvo en el lugar de Adán para soportar la prueba que
éste no había podido resistir» (cf. Apéndice B, pág. 524, párr. 1º de la edición de 2003).
En esta cita se está omitiendo parte del mismo documento: «Cristo llevó los pecados y
las debilidades de la raza humana tal como existían cuando vino a la tierra para ayudar
al hombre. Con las debilidades del hombre caído sobre él, en favor de la raza humana
había de soportar las tentaciones de Satanás en todos los puntos en los que pudiera ser
atacado el hombre» (cf. este texto en E. G. White, Mensajes Selectos, tomo 1, pág. 314,
párr. 0). Es un ejemplo de citación incompleta a favor de una postura extraña a la misma
declaración que se cita.
58 El mito de Laodicea
26. Esta carta de A. L. Hudson es referida por B. W. Steinweg en The Doctrine of the Human
Nature of Christ among Adventists 1950, texto dactilografiado, 1986; citado en J. Zurcher,
op.cit., nota a pie nº 564, pág. 149.
27. Citado por W. H. Grotheer, op.cit., pág. 80.
28. Original Edition (1957): Seventh-day Adventists Answer Questions on Doctrine: An Explana-
tion of Cetain Major Aspects of Seventh-day Adventist Belief. Review and Herald Publishing
Association.
29. Con esta misma apreciación abre la “Introducción histórica y teológica de la edición ano-
tada” (pág. xiii).
30. Ibíd.
La humanidad de Cristo en la cristología de ‘Questions on Doctrine’ 59
31. La edición presente de Questions on Doctrine contiene una extensa introducción, el texto
original completo y notas explicativas de los temas discutidos a partir de ciertas declaracio-
nes, principalmente sobre la Trinidad, la expiación y la naturaleza humana de Jesucristo.
32. G. R. Knight, Questions on Doctrine, annoted edition, Andrews University Press (Michigan),
2003, “Preface…”, pág. xi.
60 El mito de Laodicea
“1. El problema.”
«El encabezamiento número III [“III. Took Sinless
Human Nature”] (tomó la naturaleza humana sin
pecado) ha sido visto como problemático porque im-
plica que Ellen White creyó que Cristo “tomó una
naturaleza humana sin pecado [sinless]” cuando de
hecho ella clamó lo opuesto»35.
36. Ibíd.
62 El mito de Laodicea
37. Ibíd. Este principio hermanéutico será aportado primero por T. Poirier, archivista del White
Estate. Consiste en leer los términos cristológicos de E. G. White sobre la humanidad
de Jesús a través del pensamiento del predicador protestante H. Melvill. En el capítulo 8
trataremos extensamente de esta cuestión (ver pág. 107).
La humanidad de Cristo en la cristología de ‘Questions on Doctrine’ 63
38. Ibíd.
39. Ídem., pág. 517.
40. Ibíd.
64 El mito de Laodicea
41. Ídem., pág. 518. E. G. White habla de la naturaleza de Cristo diciendo que es la del hombre
en su condición caída, a la vez que insiste en que nunca pecó. Por ejemplo: «Al tomar sobre
sí la naturaleza del hombre en su condición caída, Cristo no pareticipó de su pecado en
lo más mínimo. (…) No debemos tener dudas en cuanto a la perfección impecable de la
naturaleza humana de Cristo. (…) Este Sustituto puede salvar hasta lo último, pues presentó
ante el expectante universo una humanidad perfecta y completa en su carácter humano,
y una perfecta obediencia a todos los requerimientos de Dios». (E. G. White, Mensajes
Selectos, tomo 1, págs. 299, 300). Podemos observar cómo ella utiliza las expresiones
“humanidad en su condición caída” que fue, sin embargo, “impecable” por el hecho de no
pecar, y la llama a la vez “humanidad perfecta y completa en su carácter humano” por causa
de que obedeció perfectamente a todos los requerimientos de Dios. Es decir, fácilmente
podemos observar como no es lo mismo naturaleza humana en su condición caída que
ser pecador.
La humanidad de Cristo en la cristología de ‘Questions on Doctrine’ 65
42. Ibíd.
66 El mito de Laodicea
46. Ídem., págs. 522, 523. Sin embargo, algunos autores critican que algunos adventistas
tomen la predicación de A. T. Jones y E. J. Waggoner como exponente de fidelidad al
mensaje de la justicia por la fe, mientras convierten a H. Melvill, un autor protestante, en
fiel intérprete y guía para entender los escritos cristológicos de E. G. White referentes a la
humanidad de Jesús.
70 El mito de Laodicea
La nueva enseñanza
se extiende
-5-
1. R. A. Anderson, The God-Man, His Nature and Work, R&H Publ. Assoc., Washington, D.C.,
1970.
2. Ídem., pág. 53.
3. E. G. White, Mensajes Selectos, tomo 1, pág. 290.
La nueva enseñanza se extiende 73
4. E. G. White, Letter 97, 1898, págs. 4, 5, 7. “To brethren in North Fitzroy”, mecanografiada
el 18 de noviembre de 1898. Publicada en el 10 de diciembre de 1971. [5MR 115. 1]
5. La Guía para el estudio de la Biblia, enero-marzo 2004, edición para adultos, pág. 16 (7
enero) dice: «La expresión “fue hecho”, en el versículo 14, es la misma traducida en el
versículo 3 como “fueron hechos”. Cuando la Palabra fue hecha carne, esto fue un acto
de creación, algo añadido a su naturaleza eterna y continua». De esta manera parece que
la comprensión de J. Paulien, el autor, es cercana a la idea de la nueva enseñanza de que
Cristo no participó o llegó a ser carne, sino que la toma de manera extrínseca, disociada de
su realidad. El texto dice claramente que «el Verbo llegó a ser carne». Igual que el universo
inanimado vino a la existencia, el Verbo vino a la existencia en carne.
74 El mito de Laodicea
18. Para una visión de cómo se veía este asunto desde las filas no adventistas, ver G. J. Paxton,
op.cit.
78 El mito de Laodicea
21. Director del Comité del E. G. White Estate, y durante muchos años redactor de la Review
and Herald.
22. Artículo aparecido en www.libros1888.com. Firmado por R. J. Wieland.
80 El mito de Laodicea
23. La humanidad de Cristo, selecciones de los escritos de E. G. White, compilado con pre-
guntas y textos bíblicos pertinentes por R. W. Olson. Traducido por S. S. De Roscher.
Revisado por V. M. Casali, año 1989, reimpresión del 2001; impreso por la Imprenta de la
Universidad Adventista del Plata, Entre Ríos (Argentina).
La nueva enseñanza se extiende 81
24. A. R. Dupertuis, El carpintero divino, la persona y la obra de Cristo, Asociación Casa Editora
Sudamericana, Buenos Aires (Argentina), 1994.
25. Ídem., pág. 100, párr. 2.
82 El mito de Laodicea
Y luego cita la carta a Baker (cf. E. G. White, Manuscript Releases, vol. 13, págs. 14-30)
y critica la explicación de Lason a la carta a Baker: la llama “ingeniosa pero totalmente
artificial”.
31. L. E. Froom, Op. Cit., pág. 188.
32. Ibíd., pág. 189.
La nueva enseñanza se extiende 85
33. Signs of the Times, 21 de enero, 25 de marzo, 1, 8, 15, 22 de abril, y 6 de mayo de 1889.
Cf. J. Zurcher, Le message d’Ellet J. Waggoner sur la Justification par la Foi a la Session
de la Conference Generale de 1888 a Mineápolis, Consultation V de la Fondation Ellen G.
White, Servir, 4º trimestre de 1988, pág. 66.
34. Ídem., págs. 66-67.
86 El mito de Laodicea
35. M. L. Venden, 95 tesis acerca de la justificación por la fe, APIA, 1988, pág. 6.
36. M. L. Venden sostiene la tesis de que nacemos pecadores (doctrina del pecado original),
porque identifica carne de pecado con pecado, y también que el pecado se define como
separación de Dios.
37. M. L. Venden, op.cit., págs. 13, 270.
38. Ibíd.
39. Ídem., pág. 285.
La nueva enseñanza se extiende 87
La nueva enseñanza
en la literatura devocional
-6-
1. Lecciones para la Escuela Sabática, primer trimestre de 1974, “Cristo nuestra Justicia”,
PPPA, Mountain View (California, EE.UU.), pág. 22.
90 El mito de Laodicea
el hecho de vivir en la carne de pecado, con todas sus tendencias al mal, si, sujeta por el
poder de Dios, se sostiene frente a la tentación. Esta es la posición que sostuvieron estas
Lecciones para el estudio de la Escuela Sabática en 1974.
La nueva enseñanza en la literatura devocional 93
5. Pág. 22.
La nueva enseñanza en la literatura devocional 95
6. cf. p.e., págs. 24, 80. En este mismo contexto, la pág. 80 se encabeza con el título “Una
expiación” para referirse a la cruz. Luego citará dos declaraciones de E. G. White. La
primera llama a la cruz «la condición de la expiación» (cf. Hecho de los apóstoles, págs
24, 25); la segunda, dice: «El precio de la expiación se pagó plenamente en el Calvario»
(cf. Mensajes selectos, tomo 1, págs. 76, 77). No debe confundirse la expiación con su
precio o condición, que es la cruz. Esta confusión también se encontrará en Questions on
Doctrine, y generará una amplia y aún actual discusión en el adventismo.
7. B. D. Jones, bajo la Dirección General de C. Golstein, comentarios al martes 18 de enero.
La nueva enseñanza en la literatura devocional 97
10. Ibíd.
11. Ibíd.
La nueva enseñanza en la literatura devocional 99
12. Cita de E. G. White, La educación, pág. 29 (en G. R. Knight, Meditaciones Matinales para
Adultos, Por la Ruta de Romanos, tras las huellas de Pablo, pág. 191).
100
101
La nueva enseñanza
en el libro Creencias... 27
-7-
1. Carta 8, 1895. Unos autores sostienen que E. G. White está corrigiendo la postura post-
lapsiana (que la humanidad de Jesús fuese la que existió después de la caída de Adán). Hay
autores que sostienen que E. G. White estaba corrigiendo posturas adopcionistas, y que en
este sentido hay que entender sus declaraciones cristológicas en esta carta. El autor de este
artículo se inclina por esta última postura, y a la vez no sostiene la postura postlapsiana, en
lo que atañe a que Jesús fue concebido por el Espíritu Santo, a diferencia del resto de los
seres humanos desde Adán, cuyo nacimiento del Espíritu es posterior a la concepción.
2. Asociación Ministerial de la Asociación General de los ASD, Creencias de los adventistas
del séptimo día, 3ª edición, revisada por la PPPA, Editorial Safeliz, Madrid, 1989.
3. N. Gulley hace una equivalencia, errónea desde el punto de vista bíblico, entre “pecado”
y “naturaleza caída”. Y así, llega al a priori de que Jesús no vivió en una humanidad caída.
Según él, Jesús fue parcialmente de la simiente de David (Rom. 1: 3). Por supuesto se
contradice con los escritos de E. G. White cuando declaran que Jesús aceptó la gran ley
de la herencia (El Deseado de todas las gentes, pág. 32), lo que quiere decir que heredó
lo mismo que sus antecesores. Uno de sus antecesores fue Set, quien heredó la natura-
leza caída de sus padres (Patriarcas y profetas, pág. 80). Así, todo lo que Set recibió por
la herencia, él lo recibió por la herencia. No hay evidencia bíblica que demuestre que la
herencia fue rota entre María y Jesús. La base de N. Gulley será que Dios la rompió parcial-
mente para que Jesús no heredara las tendencias al pecado de María y sus antecesores.
102 El mito de Laodicea
8. Ibíd. En nota 11 a final de capítulo enfatiza: «Estas expresiones han sido usadas a me-
nudo en los escritos de diversos autores adventistas del séptimo día para describir la
identificación de Jesús con la raza humana, pero nunca implican que haya sido en alguna
forma pecaminoso. A través de su historia, la posición oficial de la iglesia ha sido exaltar
la absoluta pureza del Señor Jesucristo». Precisamente, Jesús «condenó al pecado en la
carne» (Rom. 8: 4), no sucumbió el pecado cuando estuvo en la carne, en lo que radica
nuestra esperanza de victoria.
9. Ibíd.
104 El mito de Laodicea
10. Quiero señalar que en la declaración de la nota 10 del capitulo 1 (ver pág. 13), como hemos
visto, la referencia a E. G. White se produce no inmediatamente al cierre del entrecomi-
llado de sus palabras, sino que después del entrecomillado siguen las palabras del autor
del libro, para después abrir paréntesis con la referencia bibliográfica de E. G. White. De
esta manera es fácil caer en el error de confundir la explicación del autor del libro con las
palabras de E. G. White. Pero cualquier lector atento puede darse cuenta y evitar el riesgo
de confundirse.
La nueva enseñanza en el libro “Creencias... 27 105
14. Reparar en el detalle: Jesús no “tenía” sino “era” “semejanza de carne de pecado”.
15. Asociación Ministerial de la Asociación General de los ASD, op.cit, pág. 58.
16. Ídem., pág. 59.
107
1. Por ejemplo, R. Adams, en su libro titulado The Nature of Christ, Help for a Church divided
over Perfection, Review and Herald Publishing Aassociation, 1994, o T. Poirier (a la fecha,
Vice-Director y archivista del Ellen G. White Estate; en la fecha de publicación de este
artículo era Secretario ayudante, y servía como archivista e investigador), en su artículo:
“Sources clarify Ellen White’s Christology”, Ministry, diciembre de 1989, págs. 7-9.
2. Los sermones de H. Melvill fueron publicados en colecciones de varios volúmenes. De
acuerdo al artículo de T. Poirier citado anteriormente, el White Estate tiene una copia
personal de E. G. White de esas colecciones, publicada en 1844. Los sermones citados
son el número 1: “La primera profecía”, y el número 4: “La humillación del hombre Cristo
Jesús”. El autor de este estudio tiene copia de ambos, por cortesía de T. Poirier, del Ellen
G. White Estate.
108 El mito de Laodicea
Sermón IV de H. Melvill:
“The humiliation of the man Christ Jesús”:
En este sermón, Henry Melvill dice que hay dos con-
secuencias de la Caída de Adán:
a) “innocent infirmities” (achaques inocentes), y
b) “sinful propensities” (propensiones pecaminosas).
Que los descendientes de Adán tendrán ambas, pero
que Cristo sólo tendrá las innocent infirmities (los acha-
ques inocentes). Tim Poirier entiende que cuando Henry
Melvill dice sinful propensities se refiere a “tendencia a
pecar”12. Y, de esta manera, si Ellen G. White toma la
terminología según forma y contenido de Melvill, evi-
dentemente ella entendía que Jesús no tenía “tendencia
a pecar”, puesto que Ellen G. White dice en repetidas
ocasiones que Cristo no tenía “propensión” al pecado
[propensity to sin].
En conclusión, Jesús no sería como Adán antes de
pecar, en el sentido de que Adán no estaría afectado,
antes de su caída, por “achaques inocentes” [“innocent
infirmities”]. Y tampoco era como Adán después de pecar,
porque Adán sí tendría “tendencia al pecado” [“sinful
propensities”] después de su caída.
16. En esto consiste el pensamiento calvinista, precisamente. J. Calvino en su Institutio, II, cap.
XIII, párr. 4, citado por F. Lacueva: «Nosotros no sostenemos que Cristo estuviese libre de
toda mancha, meramente por haber nacido de una mujer que no había tomado contacto
con varón, sino que se debió a la obra santificadora del Espíritu Santo el que fuese puro
y sin mancha, tal como habría sido antes de la caída de Adán» (F. Lacueva, La persona y
la obra de Jesucristo, Curso de Formación Teológica Evangélica, tomo IV, Editorial CLIE,
Terrasa, 1979, pág. 164). Esta curso de doce volúmenes de ha sido promocionado en
la Guía para el Estudio de la Biblia (Escuela Sabática) del primer trimestre de 2005, en la
impresión para España.
17. Ídem., pág. 46.
114 El mito de Laodicea
18. Ibíd.
Las dependencias literarias de Ellen G. White: Melvill y Winslow 115
19. E. G. White, El Deseado de todas las gentes, pág. 32, párr. 3. La manera como la especie
humana se degeneró en el tiempo es a través de la ley de la herencia.
20. No es necesario ser exhaustivo para darnos cuenta. Por ejemplo, con el empleo de los
términos “alma”, espíritu”, etc… Los autores clásicos y el mundo helenístico que los ro-
deaba les concedían a estos términos un sentido platónico, mientras los autores bíblicos
les dieron un sentido distinto. Y sin embargo se sirvieron de ellas.
116 El mito de Laodicea
Octavius
Winslow Ellen G. White Observaciones
«The perfect sinlessness «The perfect sinlessness Pensamiento: que no
of the human nature of of the human nature dudemos de que Cristo
our Lord» of Christ» (Selected nunca pecó, que nunca
[«La perfecta Messages, Review and adquirió la condición de un
impecabilidad de la Herald, Washington, pecador. En esto están de
naturaleza humana de D.C., 1958, tomo 1, acuerdo ambos autores en
nuestro Señor»] pág. 256). esta declaración.
[«La perfecta
impecabilidad de la
naturaleza humana de
Cristo»]
La carta 8/1895
de Ellen G. White
a W. L. H. Baker
-9-
1. Asociación Ministerial de la Asociación General de los ASD, op.cit., pág. 60 (en el epígrafe
6 del capítulo 4).
124 El mito de Laodicea
2. Será interesante dar un vistazo a ojo de pájaro al personaje. W. L. H. Baker, cuando tenía
diez años se unió a la IASD con sus padres. A los 24 años trabajó con la obra de publicacio-
nes de la Pacific Press en California desde 1882-1887. Entonces, aceptó un llamado para
trabajar con la recién fundada obra de publicaciones en Australia. Después de un tiempo,
cuando la obra australiana de publicaciones ya estaba bien establecida, trabajó como
evangelista en Tasmania. Allí encontró grandes dificultades y a finales de 1895 o principios
de 1896 E. G. White le escribió una carta de 19 páginas llena de consejos y de ánimo.
Fue presidente de la New South Wales Conference, con W. C. White como vicepresidente.
Fue llamado a la presidencia de varias Asociaciones. En 1914 fue profesor de Biblia en
Avondale College. Más tarde sirvió como evangelista en Sydney. En 1922 volvió a Estados
Unidos donde sirvió como capellán de un sanatorio. Murió el 5 de febrero de 1933. (cf.
Review and Herald, obituario, 30 de marzo de 1933).
3. Puede consultarse R. Larson, op.cit., págs. 34-154, y J. Zurcher, op.cit., págs. 39-96.
La carta 8/1895 de Ellen G. White a W. L. H. Baker 125
Párrafos 1-12
Ellen G. White revela el estado de desánimo de los es-
posos Baker, quienes ven su obra como un fracaso. Ella
les asegura que su trabajo en la educación de las familias
cristianas tendrá fruto para la eternidad. Recomienda al her-
mano Baker que visite a los creyentes en sus hogares, que
les hable de la voluntad de Dios para sus vidas y los llame
a tomar decisiones a favor de la Palabra de Dios. También
le recomienda que sus sermones sean cortos y al punto, y
que haga llamamientos por la verdad.
5. Desde luego, es muy recomendable hacer una lectura completa del documento. El lector
puede solicitarlo a Centre de Recherche Ellen White, 33 Chemin de Pérouzet B.P. 74,
74165 – Collonges-sous-Salève Cedex (France). Los párrafos con contenido cristológico
se encuentran también en el Comentario bíblico adventista, tomo 5, págs. 1102-1103.
La carta 8/1895 de Ellen G. White a W. L. H. Baker 127
Párrafos 19-49
Ellen G. White aconseja a Baker tratar únicamente asun-
tos prácticos que perfeccionan la fe. Le recuerda que Jesús
simplificó los temas que debían enseñarse, y que Dios ayu-
dará a los obreros a hacer lo mismo en la educación del pue-
blo creyente y en la predicación de la Palabra. Y le dice que
es necesario detenerse en enseñar cómo llevar a la práctica
verdades esenciales. Ellen G. White lo llamará a no ser tími-
do en la presentación de la verdad que está en la Palabra de
Dios, y a ser más práctico. Le recomienda que vaya a la gente
y hable con ellos sin temor, con tacto y determinación.
Le corrige la estrechez en su visión del trabajo. Le reco-
mienda que busque el apoyo de otros creyentes, porque
de esa manera, los defectos y las limitaciones personales
se verán cubiertas con las cualidades de los otros y no se
verá solo trabajando, y finalmente no le asaltará el des-
ánimo. Y, sobre todo, lo llama a buscar que su ministerio
sea una asociación con Dios, quien lo sostendrá y le dará
fuerza y valor necesarios para el éxito.
Le indica que debe leer menos y ser más práctico.
Le ha advertido sobre tratar temas que aseguran la fe y
más tarde, en el párrafo 15, veremos que se debatía en
discusiones sobre el momento en que se combinaron la
humanidad y la divinidad en Cristo. Lo que nos hace
entender que desde su momento crítico en el ministe-
rio, y su decepción con la respuesta que encuentra en su
trabajo, se refugió en la lectura llegando a conclusiones
y elucubraciones extrañas a la enseñanza bíblica sobre
la encarnación. En los siguientes párrafos trataremos de
descubrir estas desviaciones.
Párrafos 13-18
Estos son en suma los seis párrafos con un contenido
netamente cristológico en la carta 8/1895 de Ellen G.
White a W. L. H. Baker.
128 El mito de Laodicea
Párrafo 13:
«Be careful, exceedingly careful as to how you dwell
upon the human nature of Christ. Do not set Him be-
fore the people as a man with the propensities of sin.
He is the second Adam. The first Adam was created a
pure, sinless being, without a taint of sin upon him; he
was in the image of God. He could fall, and he did fall
through transgressing. Because of sin, his posterity was
born with inherent propensities of disobedience. But Je-
sus Christ was the only begotten Son of God. He took
upon Himself human nature, and was tempted in all
points as human nature is tempted. He could have sin-
ned; He could have fallen, but not for one moment was
there in Him an evil propensity. He was assailed with
temptations in the wilderness, as Adam was assailed
with temptations in Eden». [«Sed cuidadosos, suma-
mente cuidadosos en la forma en que os ocupáis
de la naturaleza de Cristo. No lo presentéis ante
la gente como a un hombre con las propensiones
del pecado. Él es el segundo Adán. El primer Adán
fue creado como un ser puro y sin pecado, sin una
mancha de pecado sobre él; era la imagen de Dios.
Podía caer, y cayó por la transgresión. Por causa
del pecado su posteridad nació con propensiones
inherentes de desobeciencia. Pero Jesucristo era el
único engendrado Hijo de Dios. Tomó sobre sí la
naturaleza humana, y fue tentado en todo senti-
do como es tentada la naturaleza humana. Podría
haber pecado; podría haber caído, pero en ningún
momento hubo en él una mala propensión. Fue
asediado por las tentaciones en el desierto como lo
fue Adán en Edén».]
En la declaración citada anteriormente del libro Creen-
cias…27 (ver pág. 123), se selecciona una frase de este
párrafo: no era «un hombre con la propensión a pecar».
Es necesario hacer una precisión en esta traducción al
castellano. Esta frase debería verterse del inglés: no era
«a man with the propensity to sin». Lo que podría haber
sido leído como que Jesús no tenía tendencia hacia el o
La carta 8/1895 de Ellen G. White a W. L. H. Baker 129
6. Volvemos de nuevo al párrafo 13. Allí se plantea un aparente problema con relación a las
conclusiones anteriores. Se trata de lo siguiente: E. G. White comparará a Jesús con la
descendencia de Adán, y de estos dirá que «because of sin, his posterity was born with
132 El mito de Laodicea
inherent propensities of disobedience» [«a causa del pecado, su descendencia nació con
propensiones heredadas de desobediencia»], de modo que siguiendo mi razonamiento
pareciera que los descendientes de Adán tienen propensión a la desobediencia por haber
desobedecido, mientras que el texto dice que es una propensión heredada; es decir,
anterior a su propia desobediencia. En este punto convendría detenernos a considerar el
magnífico estudio que R. Larson ofreece acerca del sentido de la palabra “propensión”
en los escritos E. G. White en su libro citado The Word Was Made Flesh, págs. 22-28. En
ocasiones E. G. White usa el término “propensiones” para referirse a algo que tenemos
por naturaleza y que debe ser controlado, y que Jesús controló. En otras ocasiones, el
mismo término se refiere a algo que no se soluciona con simplemente controlarlo, porque
es el resultado de haber pecado, y que Cristo no tuvo. Así, estas últimas, son las propen-
siones de que hablaría E. G. White en su carta a Baker referido a Cristo. Queda a juicio
del lector estudiar el razonamiento de Larson tal como está en su libro y hacer su propia
valoración.
7. E. G. White, CBA, vol. 7, pág. 954.
La carta 8/1895 de Ellen G. White a W. L. H. Baker 133
Párrafo 14:
«Bro. Baker, avoid every question in relation to the
humanity of Christ which is liable to be misunders-
10. Esta idea llega a Roma en 189-190 d.C. por un mercader de pieles de Bizancio llamado
Teodotus. Luego la desarrolla Pablo de Samosata, obispo de Antioquía (260-269 d.C.). Así
influyó en las iglesias de Oriente y en las iglesias Armenias. En el siglo VIII fue defendida
entre las iglesias de oriente por Elipando de España. Fue sobreviviendo con pequeñas
adaptaciones y variaciones.
138 El mito de Laodicea
11. E. G. White, Carta 8, 1895. No publicada. Una porción aparece en el Comentario bíblico
adventista, tomo. 5, págs. 1128-1129. Está íntegra en R. Larson, op.cit.
12. E. G. White, El Deseado de todas las gentes, pág. 32.
13. D. Bonhoeffer, ¿Quién es y quién fue Jesucristo?, Libros del NOPAL de Ediciones Ariel, S.A.,
primera edición: diciembre 1971, Madrid, pág. 78.
La carta 8/1895 de Ellen G. White a W. L. H. Baker 139
Párrafo 16:
Aún encontramos un dato muy interesante en este pá-
rrafo, que puede acercarnos a la problemática que el pastor
Baker tenía y que motivó la carta de Ellen G. White.
«I percive that there is danger in approaching sub-
jects which dwell on the humanity of the Son of the
infinite God. He did humble Himself when He saw
He was in fashion as a man, that He might unders-
tand the force of all temptations wherewith man is
beset». [«Percibo que hay peligro en tratar temas
que hacen hincapié en la humanidad del Hijo del
infinito Dios. Él se humilló cuando vio que esta-
ba en forma de hombre para poder comprender
la fuerza de todas las tentaciones que acosan al
hombre»].
Se trata una vez más de una insistencia en la humani-
dad de Jesús en desdén de la realidad de que él la tomó
con un propósito (Pista). No es que naciera humano sin
más, sino que lo fue por decisión propia. Realmente hu-
mano, pero por decisión propia anterior a realizarse el
milagro de la encarnación. No llegó a la existencia por
su nacimiento como hombre. Él ya existía como Dios. Y
decidió nacer humano.
Párrafo 17:
«The first Adam fell: the second Adam held fast to
God and His word under the most trying circumstan-
ces, and his faith in His Father’s goodness, mercy,
and love did not waver for one moment. “It is writen”
was his weapon of resistance, and it is the sword of
the Spirit which every human being is to use. “Here-
after I will no talk much you: for the prince of this
world cometh, and hath nothing in me” –nothing to
respond to temptation. Not one occasion has been gi-
ven in response to His manifold temptations». [«El
primer Adán cayó; el segundo Adán se aferró a
Dios y a su Palabra bajo las circunstancias más
140 El mito de Laodicea
Párrafo 18:
«Not once did Christ step on Satan’s ground, to give
him any advantage. Satan found nothing in Him to
encourage his advances». [«Cristo no pisó ni una
vez el terreno de Satanás para darle ventaja algu-
na. Satanás no halló en él nada que lo animara a
avanzar»].
Esto es precisamente lo que significa que no se halló
en él corrupción: que debido a no haber cedido a la ten-
tación, el pecado no podía exigirle que lo satisficiera vez
tras vez por la voluntad y la inocencia violentadas.
Al contemplar al maravilloso Jesús nuestra alma se
eleva en exclamaciones espontáneas, incontenibles, de
gratitud y admiración.
«En el cielo, Satanás había odiado a Cristo por la
posición que ocupara en las cortes de Dios. Le odió
aún más cuando se vio destronado. Odiaba a Aquel
que se había comprometido a redimir a una raza de
pecadores. Sin embargo, a ese mundo donde Satanás
La carta 8/1895 de Ellen G. White a W. L. H. Baker 141
EPÍLOGO:
El mito de Laodicea
José Mulero
José Mulero
Carta escrita al pastor y profesor Víctor Armenteros
después de que las circunstancias le aconsejaran no pro-
logar mi libro:
José Mulero
1. El texto escrito
Conclusión
“Diversidad”, “asentir y disentir libremente”, “evitar
posturas intransigentes”, “hablar, discutir, superar el reduc-
cionismo y las sospechas”, esto es justamente lo que José
166 El mito de Laodicea
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