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San Juan Eudes. Salas Rafael

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ARQUIDIÓCESIS DE BARQUISIMETO

INSTITUTO DE ESTUDIOS SUPERIORES “DIVINA PASTORA”


SAGRADA TEOLOGÍA
CATEQUESIS SOBRE SAN JUAN EUDES
SEMINARISTA: SALAS ORTIZ, RAFAEL ALEJANDRO
C.I.: V-25.649.090
1. SAN JUAN EUDES (19/AGOSTO/2009)
Vivió en Francia en el siglo XVII, época de mucha congestión religiosa y
política, de modo especial, la guerra de los Treinta Años que produjo un detrimento
social y religioso; la fe cristiana se vería despreciada, pero, aún así, el Espíritu Santo
suscitó una renovación espiritual con grandes personajes como Berulle, san Vicente
de Paúl, san Luis Montfort y san Juan Eudes, y, como fruto de ellos, a san Juan Vianney,
proclamado santo junto a san Juan Eudes, el 31 de mayo de 1925.
Así, san Juan Eudes se destacó por su celo apostólico en cuanto a la formación
del clero diocesano, siendo su misma vida un testimonio del Evangelio, por lo que
permite que nosotros lo conozcamos y comprendamos. De este modo, en 1563, el
Concilio de Trento emanó normas para que se erigieran seminarios diocesanos y la
formación de sacerdotes, por el poco cultivo intelectual y espiritual de los mismos.
De allí que san Juan Eudes ve que no se ha aplicado tal normativa y decide
instituir una congregación dedicada a la formación de los sacerdotes en la ciudad
universitaria de Caen, siendo él sólo un párroco. El camino de santidad que vivió y
propuso fue la confianza firme en el amor que Dios demostró en el Corazón sacerdotal
de Cristo y en el Corazón maternal de María, puesto que era mucha la crueldad de la
época y era necesario comunicar este amor al corazón del hombre, mostrándoles estos
dos Corazones, sobre todo a los futuros sacerdotes, siendo sus testigos y apóstoles.
En la actualidad, para los sacerdotes y futuros sacerdotes, también es necesario
manifestar la misericordia de Dios por medio de una vida conquistada por Cristo. De
allí que, con la reforma y actualización del concilio de Trento, en la Pastores Dabo
Vobis, sea necesaria la continuidad de la formación inicial y permanente del sacerdote
para vivir y ser apóstoles de este Amor divino, haciendo realidad la nueva
evangelización.
Así, en el seminario se ha de poner el cimiento sobre aprender a Cristo, en una
configuración continua con el Sumo Sacerdote y Buen Pastor. El seminario es la
actualización de estar con Jesús (Mc 3,14), con su doble objetivo: estar con Cristo y
recibir el envío a predicar, pero yendo siempre con Cristo y su Evangelio vivido.
Por último, el Papa finaliza con estas palabras de san Juan Eudes: "Entregaos a
Jesús para entrar en la inmensidad de su gran Corazón, que contiene el Corazón de su
santa Madre y de todos los santos, y para perderos en este abismo de amor, de caridad,
de misericordia, de humildad, de pureza, de paciencia, de sumisión y de santidad"

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