Location via proxy:   [ UP ]  
[Report a bug]   [Manage cookies]                

Catecismo 2094 1

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 5

Catecismo 2094 El primer mandamiento: LA CARIDAD –I- Los pecados contra la caridad: la indiferencia

Catecismo 2094 El primer mandamiento: LA CARIDAD –I-


Los pecados contra la caridad: la indiferencia

Mons. JOSE IGNACIO MUNILLA

Obispo de San Sebastián

Un cordial saludo a todos los oyentes de Radio María. Un dia más, con la gracia del Señor, proseguimos
el comentario del catecismo de nuestra madre la Iglesia

Punto 2094:
Se puede pecar de diversas maneras contra el amor de Dios.
La indiferencia descuida o rechaza la consideración de la caridad divina;
desprecia su acción preveniente y niega su fuerza. La ingratitud omite o se
niega a reconocer la caridad divina y devolverle amor por amor. La tibieza es
una vacilación o negligencia en responder al amor divino; puede implicar la
negación a entregarse al movimiento de la caridad. La acedía o pereza espiritual
llega a rechazar el gozo que viene de Dios y a sentir horror por el bien divino.
El odio a Dios tiene su origen en el orgullo; se opone al amor de Dios cuya
bondad niega y lo maldice porque condena el pecado e inflige penas.

SE describen los pecados contra la caridad:

-La indiferencia: Descuida o rechaza la consideración de la caridad divina; desprecia su acción


preveniente y niega su fuerza.
Para entender la gravedad de este pecado, será bueno comenzar por hacer una referencia para hacer
notar que la "indiferencia" es más grave de lo que parece, entre nosotros.
Tendemos a pensar que los pecados de acción, son los verdaderamente graves; mientras que los
pecados de omisión no son tan graves. Al fin y al cabo es "no hacer el bien", pero tampoco "has hecho
nada malo". Pero eso no es así.
NI tan siquiera en el plano humano; en nuestro refranero se dice: "el mayor desprecio es no hacer
aprecio". Es decir: "el mayor mal que puedes hacerle a otra persona, a lo mejor, ya no es insultarle, sino
"no hacerle aprecio".
La indiferencia es el peor de los castigos. Por tanto tenemos que relativizar eso de que no importa.
De hecho puede ser más duro "la indiferencia" que el propio insulto. Puede haber más maldad en la
indiferencia que en el propio insulto.

Si esto ocurre en la relación humana. ¿Qué será referida a Dios…?. Es el desamor

1 h.c. jul-14
Catecismo 2094 El primer mandamiento: LA CARIDAD –I- Los pecados contra la caridad: la indiferencia

La madre Teresa de Calcuta dijo aquella famosa frase: El mayor pecado es la indiferencia.
Para explicarlo voy a utilizar la parábola del sembrador.
Mateo 13, 1-6:
1 Aquel día, salió Jesús de casa y se sentó a orillas del mar.
2 Y se reunió tanta gente junto a él, que hubo de subir a sentarse en una barca, y toda la
gente quedaba en la ribera.
3 Y les habló muchas cosas en parábolas. Decía: «Una vez salió un sembrador a sembrar.
4 Y al sembrar, unas semillas cayeron a lo largo del camino; vinieron las aves y se las
comieron.
5 Otras cayeron en pedregal, donde no tenían mucha tierra, y brotaron enseguida por no
tener hondura de tierra;
6 pero en cuanto salió el sol se agostaron y, por no tener raíz, se secaron.
7 Otras cayeron entre abrojos; crecieron los abrojos y las ahogaron.
8 Otras cayeron en tierra buena y dieron fruto, una ciento, otra sesenta, otra treinta.
9 El que tenga oídos, que oiga.»

Se habla de tres lugares de frustrar esa semilla de la palabra. Ese don del amor de Dios
-En el camino: la semilla no penetra, rebota: es la indiferencia.
-Las zarzas: el trigo y las zarzas crecen a la vez. Al principio no parece que haya problema, pero
al poco las zarzas crecen más y ahogan al trigo. Hace referencia al enemigo que es el "mundo
y sus afanes". Quien quiere poner una vela a Dios y otra al diablo, al final no puede ser. En vez
de cristianizar el mundo, al final se acaba mundanizando el cristianismo.
.-El pedregal: Hay tierra, pero también hay piedras y las raíces no pueden profundizar mucho.
Cuando hay sequía y las raíces no son profundas. Es la imagen de la debilidad de la carne
como el enemigo de la vida espiritual. Es la falta de perseverancia. Es la "alergia a la cruz".

Son los tres enemigos que la tradición de la vida de fe: mundo, demonio y carne:
-Mundo  Zarzas
-Demonio  el camino.
-Carne  Pedregal...

Hemos de caer en cuenta que de los tres enemigos de la vida espiritual, es el demonio es que se refiere
a la indiferencia. Es un terreno totalmente endurecido, donde la palabra rebota.
Decía "Gironella". "me temo que satanás conquiste el mundo, precisamente través de la indiferencia".

Justamente es este el drama: Que le hombre de hoy llegue a ser indiferente ante la llamada de Dios, ante
esa semilla que todos tenemos. Tenemos un "deseo de Dios, deseo de infinito"; pero parece que algunos
no oyen eso.
Es la indiferencia, y también existe el pecado de no ser valientes proclamando el evangelio.

Lo que ocurre es que esa "hambre de Dios, de infinito", también se puede saciar de "mala manera". Es
como el niño que se empacha de chucherías y después cuando tiene que comer un plato de comida no
tiene hambre.

2 h.c. jul-14
Catecismo 2094 El primer mandamiento: LA CARIDAD –I- Los pecados contra la caridad: la indiferencia

Eso sí que es el "opio del pueblo". Que estemos "anestesiando ese hambre de Dios y esa sed de infinito"
con "pan y circo". Estamos viendo en esta sociedad que se está como "adormilando" esa llamada de
Dios. Es el pasotismo en nuestra cultura que no quiere hacerse preguntas sobre la transcendencia.
Al fondo, quien así obra –con indiferencia- ahogando esa llamada que tiene dentro de su ser hacia Dios,
está renunciando a ver la realidad. Es la estrategia de la avestruz: ante el peligro esconde la cabeza en la
tierra: "como no veo a nadie, nadie me ve a mí, y ya pasara el peligro".

También hay que decir que existe todo un montaje alrededor nuestro que hace posible esta
indiferencia: el consumismo: "consume y no pienses" Consume y calla. No te comas la cabeza".
Es una postura insensata (en el sentido etimológico y literal de la palabra) "sin sentido": vivir y tirar para
adelante sin buscar el sentido real de la vida.

Pero lo que ocurre es que el Señor tiene muchas maneras de salir a nuestro encuentro, y aunque nos
escondamos de muchas maneras sale a nuestro encuentro. Con acontecimientos ante los que no
podemos esquivar las preguntas –la muerte de seres queridos, o situaciones claves en nuestra vida:
fracasos, o momentos de gracia…

Otros hablan de la "neurosis de la almohada del domingo". Otra vez volver a empezar…¿Qué sentido
tiene todo esto…?. Entonces es cuando el Señor nos está tocando nuestro corazón que estaba en la
indiferencia, y nos hace entender el "sinsentido" de esa vida refugiada precisamente en la indiferencia.

Lo cierto es que ante las preguntas de quien me ha creado, para que vivo, que hay después… si tenemos
una indiferencia ante esto, se revela una enfermedad del corazón .
El filósofo Friedrich Nietzsche -nada cristiano-: "No deja de ser una anormalidad, el tomarse
normalmente los problemas anormales". Queriendo decir que es un signo de una sociedad enferma
"anormal", el que se tome como si no pasase nada, las cuestiones claves de la vida.
Si te preocupa más si "te van a subir el sueldo, o a donde te vas de vacaciones", que el sentido que tiene
tu vida, quien te ha creado, que hay más allá de la muerte", es que tu corazón está enfermo, o que hay
un pecado grave.

Es una llamada a "tener pasión por la verdad". Frente a ese pecado de la indiferencia, a esa semilla que
cayó en el camino y reboto y el vino el maligno y se la llevo.
Es en el pecado de la indiferencia donde satanás actúa "más en directo"; en los pecado del mundo o de
la carne también actúa satanás pero de una forma más "en diferido", por decirlo de alguna manera.

Existe en los momentos actuales un gran aliado del pecado de la indiferencia que es el relativismo.
Esencialmente es el que nuestra cultura no valore la verdad, o que la ponga bajo sospecha: la fe en la
verdad viene a ser un fundamentalismo, que es soberbia: "¡se creen poseedores de la verdad!.
Según esto, lo humilde seria, que cada uno tiene su verdad. Pero eso de creer en la revelación, creer en
que Dios nos habla, que Dios es el mismo para todos… eso es soberbio.
Curiosamente, el relativismo se presenta bajo "piel" de bondad y humildad, de tolerancia y convivencia.

3 h.c. jul-14
Catecismo 2094 El primer mandamiento: LA CARIDAD –I- Los pecados contra la caridad: la indiferencia

Es increíble que se tenga la capacidad de "vender" un burro como si fuera un caballo de carreras.
Porque al fin: ¿quiénes somos nosotros para decirle a Dios, como tiene que hacer las cosas?. ¿Si Dios, en
su bondad y en su misericordia, decide hablarle al hombre y descubrirse y acercarse a él, hacerse
hombre, caminar junto a nosotros…?. ¿Es que acaso podemos decirle: que no actué así?.

El cristiano no es aquel que "posee la verdad"; más bien es la "la verdad, la que posee al cristiano".
Por tanto, lo soberbio, no es creer en el amor de Dios, lo soberbio es precisamente lo contrario: no
aceptarlo, no creer en ese amor.
Eso es lo auténticamente soberbio: el relativismo que quiere hacer una verdad a nuestra medida, y no
molesta que Dios se nos revele. Es que entonces tenemos que amoldar nuestra vida y nuestro
pensamiento a esa revelación.

Decíamos antes que el hombre ha sido creado con una llamada "a " Dios: el hombre es religioso por
naturaleza. Hasta el que se confiesa ateo tiene esa llamada en su interior.
Hay un filósofo español: Alejandro Llano, que explica esto en profundidad. Dice:
El hombre es libre a "causa de la aspiración que lleva inscrita en la profundidad de su espíritu
Y que le conduce a Dios.

Nosotros entendemos por libertad "elegir entre una cosa y su contraria. Este filósofo nos dice que la
libertad no es eso. Dice que la libertad es la apertura que tiene el hombre en su interior.
La libertad no se define por la indiferencia entre el bien y el mal, sino por la atracción ejercida por el
bien.
Eso es lo que nos hace libres: "QUE EL BIEN NOS ATRAE", a casusa de esa llamada que ha puesto Dios en
nosotros.

Claro, que la libertad es la capacidad de opción o de elección de las personas; la prueba es que existe el
pecado. Pero es un concepto muy superficial de libertad.
Pero el concepto – que san Agustín- tiene de la libertad es LA CAPACIDAD QUE TIENEN EL HOMBRE PARA
EL BIEN.
La prueba de que la auténtica libertad es la capacidad de hacer el bien, y no el simple hecho de elegir; la
prueba es que en el cielo seremos plenamente libres y sin embargo en el cielo no podremos pecar.

Cuando tendemos a este concepto de libertad profundo nos libramos de un relativismo y nos podemos
defender frente al pecado de la indiferencia.

Otra cita de este filosofo Alejandro llano:


El pluralismos no equivale, en modo alguno, al relativismo.

Como nosotros pensamos muchas veces, esa actitud de dialogo que tiene que existir entre nosotros, eso
no es relativismo, no es indiferencia.
Precisamente, gracias al pluralismo, podemos y debemos dialogar, es porque, en el fondo, creemos en
una verdad objetiva, y tenemos la esperanza de poder acceder a ella. Cuando dialogo con otra persona,

4 h.c. jul-14
Catecismo 2094 El primer mandamiento: LA CARIDAD –I- Los pecados contra la caridad: la indiferencia

tengo la esperanza que esa persona pueda conocer esa verdad pretendo presentarle; y yo mismo
también estoy abierto a conocer la verdad que esa persona me pueda descubrir.
El pluralismo es un camino hacia el dialogo; y el dialogo es un camino hacia el descubrimiento de la
verdad. Es un buen antídoto para la indiferencia.

El papa Benedicto XVI, en la fiesta del Corpus, predicaba con gran intuición, y decía:
"Dios nos ha hecho libres, pero no nos ha dejado solos"

Es una frase sencilla, pero también muy precisa. Nosotros entendemos la libertad como ir por cuenta
propia y con autonomía, y entonces ya no hay camino, cada uno se lo va haciendo a su propia medida:
Como le contesto Zapatero al Cardenal Cañizares: "No es la verdad la que nos hace libres, sino que es la
libertad la que nos hace auténticos"
Dios no nos deja solos, para que nuestra libertad sea bien ejercida en la atracción hacia el bien.
Jesús es el camino que conduce al Padre, ese camino de los mandamientos (que ahora estamos
explicando: estamos en el primer mandamiento).

La libertad sin la verdad, se pervierte. La libertad sin la atracción hacia el bien pierde la vocación para la
que ha sido creada.

Dios es amor y nuestra libertad tiene que responder a ese amor. Estamos llamados a confesar a quien es
el autor de la verdad. No podemos ser indiferentes ante las cuestiones determinantes y transcendentes
de la vida. Sería un pecado muy grave, que el hombre que ha sido creado a imagen y semejanza de Dios,
luego se muestre indiferente ante El.
Es posible que a Dios le duela más nuestra indiferencia que nuestra rebeldía.

Cuando Job estaba quejándose ante Dios: "maldito el dia en que vi la luz", "¡ojala! hubiese muerto en el
vientre de mi madre…" Job esta revelándose contra Dios, estaba quemado; pero no era indiferente
frente a Dios…. estaba hablando con El.
Es mejor ser rebelde que indiferente: ante el amor lo peor es la indiferencia. La indiferencia es el
desamor.

Lo dejamos aquí.

5 h.c. jul-14

También podría gustarte