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Actividad 4

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Guión Participación Escolar: El papel del docente desde la participación, para una

educación de calidad

Karen Lucia Sanabria Gil ID: 807314

Rossi Carolina Regalado Cordero ID: 803083

Wendy Yoselin Lizcano cruz ID: 818766

Docente

OSCAR YESID HERNANDEZ LAGOS

programa:

Educación Ambiental

17/11/2022
Guión:

La facilitación de espacios participativos en los centros escolares es condición necesaria

para una promoción de la formación ciudadana que favorezca una educación de calidad, y por tanto,

el desarrollo de una ciudadanía activa y comprometida.

Tonucci (2009) nos plantea que <<el hecho real es que estas "educaciones" no se pueden

enseñar, puesto que son necesario vivirlas. Únicamente se pueden aprender, asimilar e incorporar a

través de la práctica cotidiana y real de la experiencia. Es fundamental generar experiencias de

participación, tanto en el aula como en el centro educativo, para así fomentar el desarrollo de una

educación de calidad.

El aula y el centro, en general son los marcos idóneos para el desarrollo del aprendizaje

democrático y de una vivencia democrática como estilo de vida según limón-Dominguez (2002). El

aula es espacio para el aprendizaje: la distribución de tareas la gestión del material, la organización

del mobiliario, delimitación de necesidades, la administración de recursos; la colaboración con el

profesor, con los Iguales, con el centro. Es necesario abrir esas experiencias a la participación de

niños y niñas. En la actualidad, el espacio que se deja para la participación dentro del currículo

escolar queda, en la mayoría de los casos, reducido a la tutoría. Es función del docente favorecer la

participación de la infancia en el aula para que ésta adquiera cada vez mayor protagonismo. La

infancia debe saber que en el aula se reconoce su voz y su capacidad de proponer ideas o acciones.

Por esto es importante que se generen debates en los que los estudiantes puedan expresarse y hacer

propuestas.

Otro de los criterios que debemos tener en cuenta es respetar la capacidad de elegir de la

infancia, ya que esto favorece el ejercicio de toma de decisiones y su autonomía. Así surge el
reconocimiento de la capacidad de asumir responsabilidades individuales y grupales. Es importante

también que los estudiantes puedan analizar y cuestionar la realidad del aula, ya que esto es vital

para que el aula sea un espacio transformador y vivo.

El peso del docente ya no recae solamente en él como <<sabio>>, sino que hay un reparto

de funciones y de responsabilidades. La infancia empieza a saber gestionar su aprendizaje y

coordinarse en grupo y la figura del docente pasa a ser un guía, un asesor y un facilitador.

Las escuelas son los espacios naturales de la iniciación a la participación de la infancia, al

igual que el ámbito familiar. La sociedad democrática en la que vivimos exige escuelas

democráticas, participativas y abiertas al pensamiento crítico, en las cuales la infancia manifieste

una posición de responsabilidad en ejercicio de sus derechos y dispongan de un margen de libertad

para establecer las normas generales y el establecimiento del régimen de vida en el centro.

Es tarea de las instituciones educativas y los centros escolares cuidar de los mecanismos de

participación, ya que de este cuidado depende el pensamiento educativo que favorezca una gestión

operativa en cuestiones socio ambientales a través de las cuales la infancia puede transformar su

entorno (Valderrama y Rubio, 2014).

Podemos considerar al profesor o la profesora como gestores de procesos de aprendizaje. La


finalidad radica en la construcción del conocimiento. el cual permite a cada niño o niña gestionar su
aprendizaje. En la actualidad, una de las herramientas principales puede ser el uso de la tecnología
que facilita el acceso a la información y la organización del trabajo.

Por otra parte, consideramos al docente como guía y orientador. Este debe incluir en su nuevo rol la
capacidad de ampliar la información, poder contextualizarla: así como ejecutar, vincular y aplicar lo
aprendido a la realidad o el entorno social, económico, político, cultural y actitudinal.

La figura del docente, además, es promotora de valores éticos y morales. Así, esta necesidad de
experiencias de participación no solo es apremiante para la infancia y juventud, también lo es para
el profesorado. Por ello es necesario que el docente sea también una persona participativa en su
propia realidad. Por último, deberá ser capaz de crear opciones que permitan solucionar situaciones
nuevas e innovadoras que se presenten.
También debe Ser creativo y flexible para poder adaptarse al medio, son roles importantes cuando
hablamos del docente en procesos participativos. Todos estos roles fundamentales crean la
necesidad de una constante actualización del profesorado. La formación inicial de docente tiene que
ir adaptándose con el transcurso de los años. Por otro lado. De ahí que el profesorado demande la
necesidad de la formación continua y de una variedad de cursos y seminarios que abarquen los
intereses y las necesidades que Surgen en los centros educativos.

El docente debe ser una persona autónoma, capaz de responder a los intereses y necesidades
planteados por la infancia y por una sociedad en constante movimiento, Para fomentar la
participación no es suficiente con adquirir y consolidar un pensamiento crítico y reflexivo. Es
necesario dar un paso más y hacer consciente a la infancia de la necesidad de involucrarse en un
proceso de mejora personal y educativa mediante la participación. Para ello, es necesario el
desarrollo de competencias específicas en la infancia, pero también en el profesorado. En este
sentido se apunta a fomentar el desarrollo de dos tipos de competencias; Por un lado, las
competencias intelectuales que facilitan la conquista del pensamiento crítico, ayudándoles a ser
reflexivos capaz de plantear una crítica abierta y constructiva ante las realidades sobre las que
reflexionan. Entre estas competencias que a incrementar su compromiso cívico y a ejercer una
ciudadanía activa de un modo responsable y sostenible:

- habilidades de comunicación: Estas habilidades se refieren a la


capacidad de informar para que los estudiantes tengan toda la información en relación
con la nueva forma de trabajar y gestionar el aula y el centro. También la capacidad de
saber escuchar, pues hay que estar abierto a recibir todo lo que los estudiantes tengan
que decir. Hemos comentado en algún momento que la participación es un proceso y no
una acción puntual, y esto requiere un aprendizaje.

- las habilidades de negociación. Una vez que se abre la posibilidad de


participar en la gestión de los centros, pueden surgir muchas propuestas, ideas,
necesidades. De aquí que el docente deba tener la capacidad de saber negociar y
asesorar sobre las mejores posibilidades.

- la capacidad de resolución de problemas y conflictos. El desarrollo de


procesos participativos no garantiza que desaparezcan los problemas y conflictos en los
centros educativos, pero sí los reduce considerablemente; además, genera otra manera
de resolverlos desde la participación de toda la comunidad educativa. Otra de las
habilidades que vemos necesarias en los docentes participativos es la iniciativa.

- la iniciativa y el trabajo en equipo: ya que en la actualidad no solo es


una de las formas para desarrollar y optimizar el trabajo más empleadas en el entorno
educativo sino también en el entorno profesional, así como para impulsar acciones de
mejora en las organizaciones y colaborar más eficazmente en la mejora de la sociedad.

Link del podcast :

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