Proyecto Biología
Proyecto Biología
Proyecto Biología
DE MÉXICO
COLEGIO DE CIENCIAS Y HUMANIDADES
PLANTEL AZCAPOTZALCO
PROYECTO DE INVESTIGACIÓN:
CICATRIZ QUELOIDE
Grupo: 524
Profesora: Gabriela Gómez Lugo
INTRODUCCIÓN
Las cicatrices queloides son cicatrices de aspecto engrosado e elevado que se presenta sólo en
humanos y que ocurren después de una cirugía, quemadura, inflamación o cualquier tipo de
trauma. Poseen un aspecto tumoral, color rojo rosado o púrpura y a veces hiperpigmentado.
Los contornos están bien demarcados, pero son irregulares, sobrepasando los márgenes
iniciales de la herida.
Los expertos no comprenden del todo qué es lo que causa las cicatrices queloides, pero la
mayoría está de acuerdo en que probablemente sea una disfunción del proceso de
cicatrización de las heridas. El colágeno, una proteína que se encuentra en todo el cuerpo, es
útil para la cicatrización de las heridas, pero cuando el cuerpo produce demasiado, pueden
formarse queloides.
Los factores de riesgo de los queloides incluyen los siguientes:
El queloide ocurre tanto en hombre como mujeres, siendo más frecuente entre los 10 y 30
años, y raro en los extremos de la vida. No se conoce la incidencia exacta del queloide en
cada raza, pero se sabe que africanos, asiáticos y orientales tienden a hacer cicatrices más
prominentes que las normales y entre estas frecuentemente queloide.
La epidermis está en continua renovación celular, cuando se produce una herida, se crea una
discontinuidad en el epitelio de cubierta, con lo que algunas células dejan de estar rodeadas
de células epiteliales. Al reproducirse, ocupan el espacio libre a su alrededor (lo que es más
sencillo que desplazar hacia la superficie las que ocupan los planos superiores). De esa
manera, se crea un frente de células que va recubriendo el lecho de la herida; inicialmente
una monocapa de células epiteliales, pero progresivamente se va engrosando. Así pues, la
epitelización se inicia en el mismo momento de producirse la herida; ya que en realidad no es
sino el proceso normal de mantenimiento del epitelio, que cubre una nueva función. Si los
bordes están bien aproximados, en 24 horas la herida queda sellada y aislada del exterior, y se
finaliza este proceso.
La acumulación de factores de crecimiento en el entorno de la herida hace que se acelere el
ritmo al que se reproducen las células del estrato basal; este ritmo aumentado perdurará hasta
que se culmine el cierre epitelial de la herida. Las células epiteliales que recubren el lecho de
la herida pueden hacerlo por encima de la costra de fibrina, pero debido a que la fibrina no
deja filtrar nutrientes ni oxígeno desde el tejido subyacente, el epitelio sólo puede progresar
unos milímetros por encima de la costra (más allá, no les llega nutrición suficiente desde las
células vecinas). Pero estas células epiteliales son capaces de producir y liberar al medio
extracelular enzimas proteolíticos que les abren camino por debajo de la costra de fibrina, en
íntimo contacto con el tejido (a partir del cual pueden nutrirse). Es la llamada epitelización
subcostrácea. Esto explica lo que cualquiera ha observado con frecuencia en sus heridas: que
la costra poco a poco va despegándose, desde la periferia hacia el centro. Si arrancamos la
postilla, se ve una zona central sangrante, rodeada de un tejido blanquecino y débil (el nuevo
epitelio). Si se tiene paciencia, la postilla se desprende sola, dejando a la vista un tejido liso y
delgado; el epitelio recién constituido. (García, s. f.)
Las principales causas de la cicatrización queloide son trauma: vacunación y tatuajes, y el
arete en el lóbulo de la oreja es el factor predisponente más común. Dentro de las causas
propuestas para la formación anormal cicatrizal están incluidas las reacciones a un cuerpo
extraño, infecciones bacterianas, o la posibilidad de degradación o desnaturalización del
colágeno. Pero ninguna de estas teorías tiene datos de respaldo. La causa del queloide no es
clara. Existen algunas regiones anatómicas en las que el queloide presenta una incidencia
mayor; por ejemplo, la pared anterior del tórax, porque es más dura, diferente a la mama, que
tiene una dermis espesa. Los queloides se presentan en áreas donde la concentración de
melanocitos es mayor, por lo tanto, son raros en las palmas de las manos y las plantas de los
pies, donde la concentración melanítica es menor.
El TGF-b1 es el miembro de la familia más ampliamente estudiado y puede actuar como un
mitógeno indirecto sobre células mesenquimales o como estimulador de la síntesis de
proteínas de matriz extracelular. Sin embargo, es también un potente inhibidor de la
proliferación de células epiteliales, endoteliales, linfoides y mieloides.
De hecho, en la curación de heridas en fetos el TGFβ está completamente ausente, y se piensa
que puede ser la explicación de por qué en esas heridas no se origina cicatriz. También se
relaciona este factor con el exceso de colágeno de las cicatrices queloides, y en modelos
experimentales de queloide se ha conseguido curar los animales mediante anticuerpos
monoclonales anti-TGFβ.
ANTECEDENTES:
Hay varias teorías que tratan de explicar la mayor incidencia de esta patología en gente joven
y de piel muy pigmentada, por ejemplo, Koonin cree que la formación de queloides está
directamente relacionada a la actividad de la hormona estimulante de los melanocitos, y como
ésta se encuentra aumentada en procesos fisiológicos, tales como el embarazo y la pubertad
esto justifican su mayor incidencia en esos grupos (Muñoz, 1991).
Por otro lado, está la disfunción inmunológica genética, algunos estudios sugieren la
asociación de grupo sanguíneo A, así como antígenos leucocitarios humanos B14, BW35,
DR5 y DQW3 en pacientes con queloides. Múltiples informes señalan alteraciones en el
complemento sérico y las inmunoglobulinas G y M en pacientes con queloides. La evidencia
clínica sugiere que los pacientes que desarrollan queloides tienen una hipersensibilidad
inherente del sistema inmunológico mediado por células (Gutiérrez, 2012).
La penetrancia para la formación de queloides está relacionada con la edad. Existen
diferentes hipótesis para este inicio tardío. Algunos se centran en la influencia de las
hormonas en la formación de queloides. Tales hipótesis se basan en la observación de que los
queloides ocurren comúnmente entre las edades de 10 y 30 años, momento en el que los
niveles plasmáticos de la hormona del crecimiento y el factor de crecimiento similar a la
insulina 1 (IGF-1) también son altos. La participación del eje del receptor IGF-1/IGF-1
activado en la patogenia de la actividad invasiva de los fibroblastos se ha sugerido
previamente y se ha demostrado un aumento de la unión de andrógenos en los queloides.
(Marneros, 2001)
PROBLEMÁTICA:
¿Cuál es la causa de que una persona sea propensa a las cicatrices queloides?
HIPÓTESIS:
Las cicatrices queloides son de origen hereditario a causa del tipo de sangre, por lo que sólo
pueden ser visibles entre familiares con sangre A+.
OBJETIVO:
Establecer una causa de la formación de cicatrices queloides en personas propensas a
estas.
Comprobar que el tipo de el tipo de sangre es una variante importante para la formación
de queloides
JUSTIFICACIÓN:
Las cicatrices queloides pueden aparecer de manera natural en el proceso de cicatrización de
la herida de una persona y difícilmente esta descubrirá por si sola cuáles son las causas y si
con el tiempo esta puede desvanecerse, el cual en este tipo de cicatrices no es el caso y para
ser removida precisa de algún tratamiento clínico o dermatológico. Al identificar el tipo de
cicatriz y las causas de su origen es más fácil para la persona tomar acción entorno al
conocimiento adquirido para así prevenir en el futuro otras confusiones o equivocaciones.
MARCO TEÓRICO:
La causa probable de la aparición de cicatrices queloides es el aumento de colágeno en el
proceso de cicatrización de una herida y la actividad de la hormona estimulante de los
melanocitos, que según estudios frecuentan en personas con un grupo sanguíneo de A+.
METODOLOGÍA:
Dentro de la investigación haremos uso del método descriptivo evaluando las características
de la situación en particular y analizando los datos reunidos para descubrir así, cuáles
variables están relacionadas entre sí.
En este caso por medio de una búsqueda por observación, analizaremos qué familiares poseen
o carecen de cicatrices queloides usando como referencia a uno de los portadores de esta
característica y las descripciones ya dadas sobre este tipo de cicatrices.
MATERIAL:
Integrantes de la familia a evaluar:
a. Hijo 1 – Referente (Portador de cicatrices queloides).
b. Padre - Objeto de estudio.
c. Madre - Objeto de estudio.
d. Hijo 2 – Objeto de estudio.
e. Hijo 3 – Objeto de estudio.
PROCEDIMIENTO - EVIDENCIAS:
1. Se realizó una captura de las cicatrices visibles en su cuerpo de los participantes para
determinar si estas poseían características de cicatrices queloides:
Participante Grupo Evidencia Visual Cicatriz común o
sanguíneo queloide
Hijo 1 A+ Queloide
Edad: 17 años ✓ Abultada
✓ Color rojo rosado
✓ Contornos
irregulares
Padre O+ Común
Edad: 52 años X Abultada
X Color rojo rosado
X Contornos
irregulares
Madre A+ Queloide
Edad: 50 años ✓ Abultada
X Color rojo rosado
✓ Contornos
irregulares
Hijo 2 O+ Común
Edad: 20 años X Abultada
X Color rojo rosado
X Contornos
irregulares
Hijo 3 O+ Común
Edad: 23 años X Abultada
X Color rojo rosado
X Contornos
irregulares
RESULTADOS:
Como se puede observar en la tabla, podemos comprobar que solamente dos individuos de la
familia poseen cicatrices queloides los cuales son el hijo 1 y la madre, que a su vez son los
únicos en poseer sangre A+.
Ambos presentan características primordiales de los queloides, exceptuando por el color que
cada cicatriz presenta, ya que la del hijo 1 posee el tono rojo rosado a diferencia de la madre,
donde el tono de la cicatriz no se diferencia al de su piel.
Cabe recalcar que la edad también es un factor determinante para la presencia de queloides,
comprendiendo en su totalidad un rango de entre 10 a 30 años debido a que la actividad
hormonal es más abundante; sin embargo, uno de los objetos de estudio pasa de esta categoría
y la zona tiene dificultad para cicatrizar por naturaleza, siendo un poco más complicado
determinar si es queloide o no en relación con estos factores. Para poder estudiar
correctamente el elemento de la edad, tendríamos que realizar la investigación con más
objetos de estudio que comprendan el rango señalado para la aparición de cicatrices
queloides.
Los participantes restantes que son el padre y los hijos 2 y 3, los cuales poseen un grupo
sanguíneo de O+ y presentan cicatrices comunes sin ninguna anomalía, por lo que
definitivamente no son propensos a contraer cicatrices queloides
DISCUSIÓN:
Según investigaciones, no todas las personas con sangre A+ presentan esta forma de
cicatrización, sin embargo, en los objetos de estudio la tendencia fue constante, así mismo,
esta relación con el grupo de sangre determina que los queloides son propensos entorno a los
genes que expresan enzimas, las cuales producen azúcares alrededor de los eritrocitos
(glóbulos rojos) y son esas azúcares quienes determinan el tipo de sangre de cada persona.
En este caso, las enzimas productoras del carbohidrato N-acetilgalactosamina expresan
antígenos tipo A, ocurriendo en los procesos de cicatrización un aumento de colágeno en
relación con la enzima ya mencionada.
CONCLUSIÓN:
Para finalizar con el presente reporte, podemos concluir que es importante saber sobre este
tipo de cicatrices para reconocer cuándo vemos una y las maneras en que las podemos tratar.
Al ser comprobada la hipótesis, conseguimos afirmar que es una característica hereditaria que
depende del grupo sanguíneo y que puede pasarse de generación en generación, por lo que es
trascendental hacer prevalecer el conocimiento de los queloides para que las familias con
estas afecciones puedan saber prevenirlas y curarlas.
REFERENCIAS:
Muñoz Rios, S. J. (1991). DIMETIL SULFOXIDO UNA ALTERNATIVA EN EL MANEJO
DE CICATRIZ QUELOIDE. Tesis de Postgrado. Universidad Nacional Autónoma de
México. Facultad de Medicina. http://132.248.9.195/pmig2017/0171951/Index.html
Gutiérrez Gómez, C., López Mendoza, F. J., Lara Ontiveros, J., Cervantes Díaz, J. P.,
Márquez Gutiérrez, E., & Morales Naya, D. (2012). Protocolo de tratamiento de cicatrices
queloides en el pabellón auricular del Hospital General Dr. Manuel Gea González. Revista
Cirugía Plástica Iberoamericana, vol.38 no.1 Madrid. Recuperado el 6 de septiembre de 2022
de https://dx.doi.org/10.4321/S0376-78922012000100006
Christian Salem Z, Alejandra Vidal V, Pablo Mariangel P, Miguel Concha M. (2002).
Cicatrices hipertróficas y queloides. Revistas UACH: Cuadernos de Cirugía, Vol. 16 N° 1, pp.
77-86. Recuperado 13 de septiembre de 2022, de
http://revistas.uach.cl/html/cuadcir/v16n1/body/art13.htm
Susan Irais. ¿Por qué tenemos diferentes tipos sanguíneos? Ciencia UNAM. Recuperado 13
de septiembre de 2022, de https://ciencia.unam.mx/leer/724/-por-que-tenemos-diferentes-
tipos-sanguineos-
Marneros, A. (2001) Clinical Genetics of Familial Keloids. Recuperado el 12 de septiembre
de 2002, de https://jamanetwork.com/journals/jamadermatology/ article-abstract/478559