Oración San Alejo
Oración San Alejo
Oración San Alejo
1ER DÍA.
Primero que nada, se debe tener en cuenta que se debe estar arrodillado mientras
se reza, y se iniciará con la señal de la Cruz y alzando el corazón a Dios
encaminar, incitar la familiaridad y avivar la fe creándose presente con el respeto a
toda la corte celeste y a la Reina de los Ángeles, como exclusiva defendida
nuestra en cuya presencia con obediencia, dolor y arrepentimiento dirá de todo
corazón.
Señor Jesús, Dios y hombre auténtico, inventor y salvador mío, por ser tu quien
eres y porque te amo sobre todas las cosas, a mí me pesa en el espíritu el haberte
ofendido, propongo sólidamente el nunca más pecar y alejarme todas las
ocasiones de ofenderte, confesarme y efectuar la expiación que me fuese
asignada.
Dios te salve, María. Llena eres de gracia, el Señor es contigo. Bendita tú eres
entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre: Jesús. Santa María,
Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra
muerte. Amén.
2DO DÍA.
¡Oh, inmortal San Alejo! A ti que te dotaron de virtud y cumplimiento, a ti vengo a
rogar en esta novena, que intercedas con el poder de Dios para que me concedan
la ayuda que le solicite si han de ser para amparo de mi alma, bien de mi espíritu y
si fuere merecedor asimismo que merezca alcanzar la resignación que preciso en
este día para subyugar las penas que me desconsuelan.
3 VECES.
Creo en un solo Dios, Padre todopoderoso, Creador del Cielo y de la tierra, de
todo lo visible y lo invisible.
Creo en un solo Señor Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de
todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero,
engendrado,
no creado, de la misma naturaleza que el Padre, por quien todo fue hecho; que,
por
nosotros los hombres y por nuestra salvación bajó del cielo, y por obra del Espíritu
Santo se encarnó María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue
crucificado en tiempos de Poncio Pilato: padeció y fue sepultado, y resucitó al
tercer
día, según las Escrituras y subió al cielo y está sentado a la derecha del Padre; y
de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin.
Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del
Hijo,
que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los
profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica.
Confieso que hay un solo Bautismo para el perdón de los pecados. Espero la
resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.
Amén.
3 VECES.
Dios te salve, María. Llena eres de gracia, el Señor es contigo. Bendita tú eres
entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre: Jesús. Santa María,
Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra
muerte. Amén.
3ER DÍA.
¡Oh, glorioso san Alejo tú que expusiste a los educadores que te educaban tener
la iluminación divina, te ruego intermedies para que yo pueda merecer del divino
principal Dios tus moralidades, paciencia y humildad para alabarte y venerarte,
hasta lograr obtener por tu intercesión los favores que pido hoy para tranquilizar
mis angustias!
Dios te salve, María. Llena eres de gracia, el Señor es contigo. Bendita tú eres
entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre: Jesús. Santa María,
Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra
muerte. Amén.
Sírveme de intermediario para que ese gran Dios me dé la gracia que hoy deseo si
con ella he de salvaguardar mi alma y en otro caso me de fuerzas para continuar
el camino de tus virtudes.
Dios te salve, María. Llena eres de gracia, el Señor es contigo. Bendita tú eres
entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre: Jesús. Santa María,
Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra
muerte. Amén.
5TO DÍA.
¡Oh alabado San Alejo! A tu misericordia y protección asisto recordándote aquellos
momentos en que alejándote cada día más de tus amantes padres y virtuosa
esposa que renunciaste y sollozaban sin alivio tu desaparición, mientras tu esposa
te escrutaba por el mundo sin poder encontrar quien le diera razón de tu escape.
Por estas memorias que te hago y por los sufrimientos de tus padres que dejaste
sin consolación, te ruego intercedas con tu favorito gran Dios me adjudique el
favor que pido en esta novena si ha de ser para bien mío y Gloria de Dios. Amén.
Dios te salve, María. Llena eres de gracia, el Señor es contigo. Bendita tú eres
entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre: Jesús. Santa María,
Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra
muerte. Amén.
6TO DÍA.
¡Oh, Prestigioso San Alejo! A ti torno mis ojos manchados de sangre de tanto
llorar, recordando las ofensas de que fuiste atormentado en Jerusalén por parte de
los chavales.
Y las burlas del pueblo que te insultaban sin humanidad y hasta aquel día en que
el monaguillo de la Iglesia de Santa María donde hacías tus oraciones te dijo:
“Mira Alejo esa efigie que ves sobre el portón me acaba de dejar ver que tú eres
un gran vasallo de Dios y tus plegarias logran mucho con su divina magnificencia,
el cura de esta Iglesia te viene prestando atención y quiere darte muchos regalos”.
Y teme sean por ti desatendidos recuerdos afligidos que aporto a tu memoria para
que no me arrojes en olvido y pueda ganar tu intercesión la gracia que en esta
Novena pido. Amén.
7MO DÍA.
Oh, Venerable San Alejo, en este séptimo día de la Novena quisiera recordar la
alegría que siento al ver que ese poblado de Jerusalén que tanto te repudió ha
entendido que tú eres un siervo de Dios. Palabras repetidas de aquella Imagen
que encontrando obstruida un día la puerta de aquella Iglesia decía al portero:
Ábrele a este siervo de Dios que sus súplicas son bien acogidas en el cielo, ya ves
Santo mío cuál es mi satisfacción que, al ver tus virtudes, te coronan y tu fe en
Dios temeroso de insultarte y tratar de faltar para ni ver las exigencias y agasajos
que pretendía hacer aquel pueblo en tu admiración; por estas memorias que te
hago espero intervengas con Dios sean oídas y absueltas mis culpas a fin de
alcanzar la gracia que en este día te solicito.
Dios te salve, María. Llena eres de gracia, el Señor es contigo. Bendita tú eres
entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre: Jesús. Santa María,
Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra
muerte. Amén.
8VO DÍA.
¡Oh, Glorioso San Alejo! En este día te quiero resonar el abatimiento que me
causa ver cómo desertando de las ovaciones que te hizo aquel poblado,
navegaste en un barco con rumbo a Loadisea y de allí a Taro.
Pero los neutrales juicios de Dios, una furiosa tormenta llevó al navío a las playas
de Italia y ahí conociste que por iluminación del cielo este era tu ocupación y
cediste a la voluntad de Dios, por esto te suplico alcances para esta afligida y
angustiada alma, el bienestar de mi cuerpo y si ha de ser hágase tu santísima
voluntad.
Dios te salve, María. Llena eres de gracia, el Señor es contigo. Bendita tú eres
entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre: Jesús. Santa María,
Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra
muerte. Amén.
Y tus parrandas visitar las Iglesias, confesar y comulgar todos los días, así
amortiguabas el pesar que te producía la memoria de las penas que sufrían tus
padres y pobre esposa por la falta de su Alejo.
Pena y abatimientos, recuerdos que un ángel que bajó del cielo te vino a revelar
que redactaras una carta donde dabas a conocer en tus últimos días creando la
historia, la cual hiciste cerrando la carta y empuñándola pereciste, escuchándose
por los aires en todo Roma el eco de las campanas y una voz que decía: “Estás en
el Reino de los Cielos Alejo”.
Dios te salve, María. Llena eres de gracia, el Señor es contigo. Bendita tú eres
entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre: Jesús. Santa María,
Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra
muerte. Amén.