Tema 5 Psicologia
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relaciones interpersonales
Concepción mentalista (Allport, 1935): las actitudes son disposiciones mentales que
van a dirigir nuestra acción hacia un objeto concreto.
En general, no tenemos que quedar con la idea de que las actitudes se dirigen hacia un objeto
concreto, un contexto, una persona, y normalmente reflejan un estado interno, una
predisposición a actuar, pero no siempre se traducen en esa predisposición. Hay varios
modelos que explican cómo son estas predisposiciones, o por qué están formadas estas
predisposiciones:
Ejemplo: no solamente pienso en lo bueno o malo del objeto, sino que a lo mejor también
pienso en para qué sirve.
Ejemplo1: yo puedo tener una actitud hacia las personas homosexuales, y aunque estas
desaparezcan de mi observación, yo voy a tener una actitud hacia ellas.
Ejemplo2: yo puedo tener una actitud con los homosexuales basándome en la creencia
católica, basándome en la creencia conservadora o progresista, basándome en mi experiencia
personal con ellas y con ellos.
Los valores son conceptos más generalizados de lo que es bueno o es malo, pero no
para mí subjetivamente (a diferencia de las actitudes), sino para el sistema social. Los
valores están basados en significados normativos sociales. Los valores si pueden
desaparecer, o podemos cambiar totalmente nuestros valores, mientras que las
actitudes no van a desaparecer, lo único que va a variar va a ser el símbolo, la valencia
(si lo considero positivo o negativo, si lo considero importante o no), la intensidad.
Ejemplo: la actitud que yo tengo hacia los homosexuales puede estar sustentada en valores
que yo tengo que son heteronormativos, es decir, que consideran la heterosexualidad como lo
normal, como lo único, y como lo que se tiene que considerar como medida de todo. Si yo
tengo estos valores, tendré actitudes de rechazo hacia los homosexuales, pero estos valores
tienen que ver con lo que se considera, o con lo que la sociedad ha considerado normal.
Los motivos son orientaciones del organismo hacia un fin, hacia una meta. Cuando la
meta o el fin desaparecen, la motivación desaparece. Los motivos son estados o
tendencias que no son persistentes, mientras que las actitudes sí que los son. Los
motivos son orientaciones más temporales, más específicas, y de más corta duración.
Siempre van a recibir el nombre de la meta.
Ejemplo: puedo tener una actitud hacia las mujeres de rechazo, y puedo considerar que en
base a esta actitud su vida no merezca la pena. La conducta podría ser el asesinato.
Las actitudes surgen a lo largo de toda la vida. Tienen su origen en motivos específicos, y se
adquieren en la medida en que las personas van conociendo objetos, ambientes, personas... A
mayor experiencia, van a tener actitudes más amplias o más flexibles, mientras que, a menor
experiencia, todo lo contrario. Lo que va a influir en cómo nos formamos las actitudes es:
cuáles son las normas del grupo al que pertenecemos; cuáles son las normas de nuestra
sociedad, y cómo informan y qué dicen los medios de comunicación.
¿Por qué cambian? Las actitudes cambian porque pierden la función para la que se
adquirieron, entonces, o se cambian, o se adquieren unas nuevas.
¿Cómo se cambian? Vamos a ver tres teorías que se explican cómo se cambian:
Teoría del refuerzo (Grupo de Yale): nos dice que las actitudes pueden cambiar por
persuasión, y que este cambio va a depender del mensaje que nos transmitan; de
cómo es ese mensaje, la fuente y el emisor. Si el emisor es atractivo o si lo
consideramos creíble, va a ser más fácil que cambie nuestra actitud, o estaremos más
abiertos a que cambie nuestra actitud. También es importante el contenido que
trasmita ese emisor (no es lo mismo que transmita un contenido dubitativo, a que lo
transmita de forma segura). Va a depender también del contexto donde vayan a
transmitirnos ese mensaje (si hay mucho o poco ruido).
Las respuestas van a depender también de la atención que fijemos, es decir, del receptor, de
cómo retenemos eso que nos están diciendo, y también va a depender de cómo de
persuasibles, sugestionables o susceptibles somos. En función de ello, conseguirán que mi
persuasión cambie. En muchas ocasiones, para que mi persuasión cambie, el mensaje irá unido
a aspectos emocionales o a aspectos que para mí se consideran importantes.
Teoría del equilibrio (Heider): nos dice que las actitudes pueden cambiar porque las
personas que estamos en diferentes relaciones queremos estar en equilibrio con todas
ellas, es decir, las personas tendemos a buscar un equilibrio con quienes nos
relacionamos, y por esa búsqueda de equilibrio cambiamos nuestras actitudes.
Ejemplo: si Pepe y Juan se llevan mal entre ellos, pero se llevan bien con su hijo, no habrá un
equilibrio hasta que Pepe y Juan se lleven bien entre ellos, y tengan una actitud favorable
entre ellos, o tengan una actitud desfavorable hacia el hijo.
Teoría de la disonancia cognitiva (Festinger): nos dice que las actitudes pueden
cambiar para resolver o flexibilizar determinadas disonancias. Las disonancias son las
ideas que tenemos contrapuestas entre lo que pensamos, lo que sentimos y cómo nos
comportamos.
Para resolver estas disonancias, utilizamos varias estrategias: aminorar la importancia de una
de las actitudes, o aminorar la importancia de una de las partes; añadir nueva información que
me permita flexibilizar y no tener una disonancia tan grande (aunque me considero una
persona que tiene cuidado por los animales, también creo que tengo que sobrevivir); rechazar
una de las actitudes (rechazar comer carne), o aminorar esa actitud.