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CIELO-INFIERNO Marbella

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CIELO-INFIERNO

Martes 09-042013

Cuando se habla del Cielo y del Infierno es porque existen realmente y la Biblia la cual contiene la palabra de
Dios establece que existe un cielo y un infierno que de acuerdo a la relación que el hombre establezca con
Dios su Creador, quien mora en el cielo, son lugares que están reservados para el hombre después de su
muerte De manera que para ir al cielo o al infierno es necesario que el hombre muera. De allí que el tema de
la muerte está ligado al tema del cielo y del infierno. El hombre fue creado por Dios a su imagen y semejanza
para vivir en el paraíso eternamente (Génesis 1.26, 2.8, 2.16-17). Sin embargo, por su transgresión (Génesis
2.16-17) fue expulsado del Paraíso (El Huerto del Edén), y por éste pecado entró la muerte a este mundo
(Romanos 5.12).
Génesis 1:26: Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza.
Génesis 2.8: Y Jehová Dios plantó un huerto en Edén, al oriente; y puso allí al hombre que había formado.
Génesis 2.16: 17 Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la
ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás.
Romanos 5.12: Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte
pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron.

UBICACIÓN DEL INFIERNO


Se encuentra debajo de la tierra, en el centro de ésta. El término “infierno” es de origen latino (infernus que
significa la parte de abajo) con que se traduce la voz hebrea Seol, y las griegas Hades, Gehenna y Tártaros
(Inmortalidad).
Números 16.31-34 descendieron vivos al S, y los cubrió la
Deuteronomio 32.22 arderá hasta las profundidades del S
Proverbios 30.16 el S, la matriz estéril, la tierra que no se
Salmo 55.15 desciendan vivos al S .. hay maldades
Salmo 9.18 convidados están en lo profundo del S
Isaías 14.9 el S abajo se espantó de ti; despertó
Isaias14.15 derribado eres hasta el S, a los lados
Isaías 57.9 y te abatiste hasta la profundidad del S
Amos 9.2 aunque cavases hasta el seol
Mateo 12.40. asi estará el Hijo del Hombre en el corazón de la tierra tres días y tres noches.
Efesios 4.9-10. ¿qué es, sino que también había descendido primero a las partes más bajas de la tierra?
Filipenses 2.9-10. se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra.

QUIENES ESTÁN Y VAN AL INFIERNO


Los injustos y pecadores son los que van al infierno.
Mateo 13-40-42 y a los que hacen iniquidad, y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes.
1 Corintíos 6.9 los injustos no heredarán el reino de Dios
2 Pedro 2.9 y reservar a los injustos para ser castigados en el día del juicio
1 Juan 5.17 toda injusticia es pecado
2 Tesalonicenses 1.8-9 los que no conocieron a Dios ni obedecen al evangelio…sufrirán pena de eterna perdición
excluidos de la presencia del Señor
2 Tesalonicenses 2.12 sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la
injusticia
Juan 3.16 todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna
Gálatas 5.21 los que practican tales cosas no heredaran el reino de Dios
Apocalipsis 21.8 tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre

Satanás y sus demonios (ángeles caídos) no están en el infierno)


El lago de fuego fue preparado para el Diablo y sus ángeles. Será su destino final
Mateo 25.41, Apocalipsis 20.010
El Diablo no tiene acceso al infierno, ni tampoco los demonios.
Sin embargo, los demonios que están actualmente en el infierno no pueden salir de allí
Existen tres grupos de estos ángeles caídos:
a) Un grupo está activamente opuesto a Dios y Su pueblo sobre la tierra. Daniel 10.13, Efesios 6.12,
Colosenses 1.13, Lucas 11.24-26 (lugares secos y sin reposo), Mateo 8.28-34 (el endemoniado
gadareno)
b) Otro está confinado en cadenas 2 Pedro 2.4, Judas 6
c) Otro grupo tendrá una actividad específica en la gran tribulación. Apocalipsis 9.11-15
Abadón (en hebreo, perdición). Nombre poético del mundo de abajo. En Job, Salmos y Proverbios
denota simplemente la morada de los muertos (® Seol). Sin embargo, en la literatura rabínica designa
específicamente el lugar de condenación y castigo, o sea, un departamento de las regiones infernales
reservado para los inicuos. Este matiz se refleja en su empleo como nombre del ángel del abismo en
Ap 9.11; Juan lo traduce Apolión (destructor).

El líder de ambos grupos es Satanás, quien es llamado el Príncipe de los demonios (Mateo 12:24).

Actualmente los cristianas tenemos luchas con los ángeles caídos (demonios); éstos:
1.-No se encuentran encerrados en el abismo (Mateo 8.29; Lucas 8.31)
2.-Sino que habitan en el mundo espiritual rodeando a la tierra (Job 1.6-7).
3.-Andan por lugares secos y sin reposo (Mateo 12.43).
4.-Mientras no tienen una casa (es decir, una persona a quien atormentar,
(Mateo 8.29; 12.44-45).

Dónde se encuentra Satanás?


Actualmente tiene acceso al cielo Apocalipsis 12
El diablo nos acusa cuando pecamos y Cristo nos defiende cuando nos arrepentimos.
1 Juan 1.5-10, 1 Juan 2.1-2
El príncipe de la potestad del aire Efesios 2.2
Rodear la tierra y andar por ella Job 1.6, 2.3, Lucas 4.1-12, Mateo 4.1-11
El príncipe de este mundo Juan 12.31
El dios de éste siglo 2 Corintios 4.4
Anda alrededor nuestro como león rugiente 1 Pedro 5.8
Jesús lo vio caer del cielo como un rayo Lucas 10.18

NADIE PUEDE SALIR DEL INFIERNO, EL UNICO QUE TIENE ACCESO Y SALIDA
ES JESUCRISTO
Tiene las llaves de la muerte y el Hades Apocalipsis 1.18
Tiene nombre sobre todo nombre Filipenses 2.9-11
Nadie puede salir Lucas 16.26

El simbolismo de Satanás en Isaías 14-12-21 y Ezequiel 28-11-19

Isaías 14.12–21 Lucero, hijo de la mañana: Estos versículos tienen también una doble significación. Todavía forman
parte del proverbio pronunciado contra el rey de Babilonia. El lenguaje, sin embargo, muestra que éste es un prototipo de
Satanás. El pecado fundamental de Lucero (o Lucifer) fue su ilimitada ambición, su deseo de ser igual o estar por encima
del Altísimo. Con referencia a Satanás, es mejor no intentar explorar cada detalle sino tratar de comprender su
simbolismo (véase la nota a Ez 28.11–19). En vv. 13–15 el tiempo futuro se usa en cinco ocasiones. La caída de Satanás
se debió a dos cosas: el orgullo que lo condujo a querer suplantar el reino de Dios por el suyo, y la autosuficiencia que lo
hizo intentar independizarse del Altísimo.

Ezequiel 28.11–19. Algunas de las frases de este pasaje que definen al rey humano de Tiro pueden describir a Satanás.
Se debe tener mucho cuidado a fin de interpretar estos versículos con discernimiento. Queda claro que, en ocasiones,
Ezequiel describe a este rey en términos que no pueden aplicarse a un simple ser humano. Este rey estuvo en el huerto
de Edén (28.13), fue un «querubín grande, protector» (28.14), tenía acceso al monte santo de Dios (28.14) y lo echaron
del monte (28.16, 17). Por lo tanto, Ezequiel pudo haber estado pronunciando juicio no solo sobre el rey de Tiro, sino
sobre Satanás, el que motivó al rey a pecar. Muchos ven en este pasaje (y en Is 14) la caída de Satanás, punto de vista
compartido por varios padres de la Iglesia en la segunda mitad del siglo IV d.C. Tal interpretación se ve reforzada por las
palabras de vv. 16, 17, pero no toma en cuenta del todo el contexto. La caída del rey de Tiro puede reflejar la caída de
Adán, el primer rey, así como la caída de cualquier individuo presuntuoso. Lo mismo sucede con la caída de Satanás,
porque la caída de cualquier persona presuntuosa refleja la de aquél que personifica como nadie el orgullo. Como Adán y
como Satanás antes de su caída, el rey de Tiro pertenecía a Dios como una criatura creada perfecta (tú eras el sello de
la perfección, véase Gn 1.27.31). Su destino era llevar a cabo los planes de Dios y se le situó en Edén (v. 13), en la
presencia de Dios. A diferencia de Adán, quien estaba desnudo (Gn 2.25), el rey de Tiro se hallaba vestido de toda
piedra preciosa, para resaltar su belleza y gloria (véase Éx 28.17–20, donde se habla de las piedras preciosas que
adornaban el pectoral del sumo sacerdote).
Los vv. 14, 15 parecen constituir la más fuerte evidencia de que este texto se refiere a la caída de Satanás. Querubín
grande, protector indica una alta posición, con responsabilidad y autoridad para proteger y defender (protector) el santo
monte de Dios, una alusión al trono divino. La elevada posición, y el lugar específico que le correspondía a Lucifer antes
de su caída, le ofrecía una oportunidad única para glorificar a Dios. (Algunos ven en el v. 13 una referencia a que su
función celestial era dirigir los coros cuyas voces alaban al Altísimo). Su caída fue ocasionada por el intento de
apropiarse de esta gloria (véase Is 14.12–17).
El pecado del rey de Tiro consistió en que a causa de la multitud de sus contrataciones se llenó de iniquidad... por lo
que fue echado del monte de Dios (v. 16).

Los términos Cielo, Paraíso, Seno de Abraham


Cielo. Término que puede referirse a las regiones atmosféricas y siderales o a la morada de Dios. Con ambos
sentidos suele usarse indistintamente en plural y singular tanto en el castellano como en los idiomas
originales. «Los Cielos Y La Tierra»Expresión que aparece en el primer versículo de la Biblia (Gn 1.1) y en
otros muchos pasajes para designar todo el universo. Los Tres Cielos. En 2 Co 12.2 se menciona «el tercer
cielo» de donde se deduce la existencia del primero y segundo cielo. Sin embargo, en la Biblia no se habla de
ello. Puede ser que el primero sea la atmósfera que rodea nuestro planeta; el segundo, el espacio físico más
allá de la atmósfera; y el tercero, la morada de Dios. Pablo fue arrebatado hasta el tercer cielo, pero se le
prohibió divulgar lo que allí vio y oyó (2 Co 12.1–9). Según parece, Juan tuvo una experiencia similar (Ap 4.1)
en la cual basó la mayor parte de Apocalipsis. La Morada de Dios En varios pasajes aparece el cielo como
morada de Dios y los seres que con Él habitan. Por ejemplo: «Padre nuestro que estás en los cielos» (Lc
11.2). Con Dios viven «los ejércitos de los cielos» (Neh 9.6) y los ángeles (Mc 13.32). Después de su
resurrección, Cristo ascendió al cielo (Hch 1.11) y de allí volverá otra vez (1 Ts 4.16). A veces cielo es
sinónimo de Dios. El hijo pródigo dice: «He pecado contra el cielo y contra ti» (Lc 15.18). Ejemplo conocido es
el término «reino de los cielos» en Mateo, evidentemente sinónimo de «reino de Dios». La Biblia le promete al
hombre regenerado una morada en el cielo (Jn 14.1–3). Hebreos 2.10 lo llama «la gloria». Hay una herencia
incorruptible reservada en el cielo para los creyentes (1 P 1.4). El cielo es un lugar de bendición, mientras que
el infierno promete tormento y miseria. La referencia en Ap 21.1 a «un cielo nuevo y una tierra nueva» sugiere
que el universo físico actual será completamente renovado.
Paraíso. Palabra de origen persa (que significa parque, jardín, huerto), cuyo equivalente hebreo es pardes y
griego es parádeisos. A veces pardes aparece traducida «bosque» (Neh 2.8) o «huerto» en RV (Ec 2.5), pero
en Cnt 4.13 se traduce paraíso. Por otra parte, en pasajes como Is 51.3 paraíso es traducción del hebreo gan
(jardín). En Gn 2.8 de la LXX este término, gan, que se refiere al • Edén, se traduce parádeisos. En el Antiguo
Testamento paraíso no adquiere todavía el significado escatológico que tiene en la teología judaica posterior y
en el Nuevo Testamento. Los judíos asociaban la palabra paraíso con el huerto del Edén. Luego llegaron a
creer que los justos al morir iban a un lugar similar al paraíso. Ya en el rabinismo desarrollado el paraíso
podría significar: (1) el huerto original del Edén; (2) la morada temporal de los justos muertos entretanto llega
la resurrección, o 3) el huerto, morada eterna de los justos. Por otro lado, los rabinos creían que la gehenna
era la morada de los injustos (• Seol). La palabra paraíso aparece solamente tres veces en el Nuevo
Testamento. En Lc 23.43, Jesús promete al ladrón arrepentido que irá al paraíso ese mismo día, indicando así
que es el lugar al que iban provisionalmente los justos al morir. El mismo concepto se halla en la parábola del
rico y Lázaro, pero se vale de la figura del • «Seno de Abraham» (Lc 16.23). En 2 Co 12.2ss, Pablo identifica
el tercer • Cielo con el paraíso. Luego, en los últimos capítulos de Apocalipsis es prominente la idea de un
hermoso huerto eterno para los justos, pero no se usa la palabra paraíso.

El Seno de Abraham
“Aconteció que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham…”:
Los que morían considerados justos por Dios de aquellos judíos del AT, iban al mismo lugar en el que estaba
Abraham, llamado el Seno suyo. Ese era el lugar donde todos ellos iban. Ese lugar era la morada de los justos
del AT. Estas personas vivían en ese lugar, también llamado el Paraíso (Lc. 23: 43), esperando a que Cristo
pudiera sacarles de allí y llevarles al cielo, una vez hubiera cumplido con su obra en la Cruz. Esperaban en
Cristo y en Su obra de la cruz. La ubicación de ese lugar parece clara según el mismo relato de esta historia,
ya que el mismo Jesús tuvo interés en darnos ciertos detalles al respecto. El rico, en llamas podía ver y hablar
con Abraham, y sólo una gran sima les separaba (Vv. 24-26). De ese modo entendemos que el Seno de
Abraham se encontraba en el interior de la Tierra, siendo un lugar privilegiado y también sujeto a un tiempo
prefijado. Es evidente que ya no existe porque los que mueren en Cristo suben a Su presencia de inmediato
(Ef. 2: 6). El Seno de Abraham no parece que fuera un lugar excluido de la presencia de Dios y de sus
ángeles, sino todo lo contrario, ni tampoco un lugar de encierro. En este sentido vemos que tanto Moisés
como Elías no estaban allí en confinación dado que aparecieron a Jesús en el Monte de la Transfiguración, a
modo de atisbo del Reino (Mr. 9: 1-3). Por otro lado, si Lázaro (y todos los santos del AT) hubieran subido al
cielo, ¿qué sentido habría de llamarle a ese lugar el Seno de Abraham?, o dicho de otro modo, ¿Por qué
llamarle Seno de Abraham habiendo sido el cielo, o la Nueva Jerusalén, la Celestial? Es evidente que el Seno
de Abraham era otra ubicación diferente. sima. Cavidad grande y muy profunda en la tierra. cima. Punto
más alto de los montes, cerros y collados. Parte más alta de los árboles.

Los términos Seol, Hades, Infierno


SEOL. Palabra hebrea que designa el lugar adonde van los muertos (Dt 32.22; Is 14.9, 11, 15). No es el
destino solamente de los perdidos, sino el estado intermedio de todos los muertos. La muerte en el Antiguo
Testamento lleva consigo el sentido de entrar en un lugar de sombra (Job 38.17), donde el hombre ya no tiene
fuerza (Sal 88.3, 4), y donde está olvidado (Sal 88.5). No obstante, los habitantes del Seol tienen conciencia y
reciben a los nuevos muertos que entran en el lugar (Is 14.9). El equivalente griego es Hades, palabra con
que se traduce Seol en la Septuaginta.
En algunos pasajes bíblicos parece que el Seol es el lugar adonde van los condenados, en contraste con el
cielo. Amós 9.2 dice: «Aunque cavasen hasta el Seol ... y aunque subieren hasta el cielo». Job 11.8 y Sal
139.8 repiten la misma idea. Sin embargo, estos pasajes no hacen una distinción escatológica de los distintos
destinos de los muertos, sino que indican los puntos geográficos opuestos en la dimensión vertical que
imaginaba la mentalidad humana de la época (en aquel entonces se conceptuaba la ubicación del Seol como
la parte baja de la tierra). Equivale a la oposición horizontal de «oriente y occidente» (Sal 103.12).
Ciertamente algunos textos indican que los malos van al Seol como castigo (Sal 9.17; 55.15; Pr 23.14), pero
esto tal vez se explica por la doctrina bíblica de que la muerte es resultado del pecado (Ro 6.23). Parece que
el castigo en sí no es ir al Seol sino morir y entrar en el Seol prematuramente.
Se debe distinguir el uso figurado del Seol en muchos pasajes como Sal 116.3 («Me encontraron las
angustias del Seol») y Jonás 2.2 (donde el Seol equivale al vientre del pez). Hay varios sinónimos de Seol en
el Antiguo Testamento: «abismo» (Is 14.15), «sepulcro» (Sal 88.4), «Abadón» (Job 26.6), «lugar de
corrupción» (Sal 16.10). Ninguno de estos pasajes requiere la interpretación de que sea lugar de castigo.
Es de notar que el Antiguo Testamento no da enseñanza clara sobre las condiciones en el Seol, tampoco
acerca de castigo ni de corona. Sin embargo, Dahoad (Psalms III, Anchor Bible, pp. 304–305) sugiere que se
encuentra los inicios de la doctrina del infierno en textos como Sal 140.10; Job 15.30; 20.26. En la literatura
judaica posterior al Antiguo Testamento, vemos el desarrollo de la idea de que el Seol está dividido en dos
partes, una para los justos y otra para los injustos, dentro del mismo estado preliminar al destino final (Enoc
22.1–14). Es posible que Dn 12.2 refleje este mismo concepto, puesto que los muertos que «duermen en el
polvo de la tierra» posteriormente «serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y
confusión perpetua». Nunca se usa la palabra Seol en el Antiguo Testamento como la morada de Satanás y
de los ángeles caídos.

HADES. Transcripción de una palabra griega empleada en la LXX para traducir el vocablo hebreo • Seol,
morada de los muertos, buenos y malos sin distinción.
Al Hades se le conceptúa como debajo de la tierra (Mt 11.23; Lc 10.15); se entra a él a través de puertas que
simbolizan el poder de la muerte (Mt 16.18). Se menciona en relación con la muerte de Jesucristo (Hch 2.27,
31; cf. Sal 16.10). Como consecuencia del desarrollo doctrinal en los últimos libros del Antiguo Testamento, el
concepto del Seol se bifurcó, y el Hades llegó a referirse al lugar de oscuridad y sufrimiento reservado para los
impíos (• Hinom, infierno, Lc 16.23), mientras • Seno de Abraham y • Paraíso indicaban el destino de los
piadosos. Relacionado íntimamente con la • Muerte, el Hades casi se personifica en Ap 1.18; 6.8; 20.13s (cf. 1
Co 15.55).
Seol
v. Hades, Infierno, Sepulcro
2 S 22.6; Sal 18.5 ligaduras del S me rodearon
Job 17.13 si yo espero, el S es mi casa; haré mi
24.19 nieve; así también el S a los pecadores
26.6 el S está descubierto delante de él, y el
Sal 6.5 porque en .. en el S, ¿quién te alabará?
9.17 los malos serán trasladados al S, todas
16.10 porque no dejarás mi alma en el S, ni
49.15 Dios redimirá mi vida del poder del S
86.13 has librado mi alma de las .. del S
88.3 mi alma está .. y mi vida cercana al S
Pr 5.5 pies .. a la muerte; sus pasos conducen al S
15.11 S y el Abadón están delante de Jehová
27.20 el S y el Abadón nunca se sacian ; así
Is 5.14 por eso ensanchó su interior el S, y sin
28.15 hicimos convenio con el S; cuando pase
38.10 a la mitad de mis días iré a las .. del S
38.18 el S no te exaltará, ni te alabará la
Ez 32.21 en medio del S hablarán a él los fuertes
Os 13.14 la mano del S los redimiré, los libraré
Am 9.2 aunque cavasen hasta el S, de allá los
Jon 2.2 desde el seno del S clamé, y mi voz oíste

Hades
v. Abadón, Infierno, Seol
Mt 11.23 Capernaum .. hasta el H serás abatida
16.18 puertas del H no prevalecerán contra
Lc 16.23 en el H alzó sus ojos .. en tormentas
Hch 2.27, 31 porque no dejarás mi alma en el H
Ap 1.18 tengo las llaves de la muerte y del H
6.8 por nombre Muerte, y el H le seguía, 20.14 el H fueron lanzados al lago de fuego

INFIERNO. Término de origen latino (infernus que significa la parte de abajo) con que se traduce la voz
hebrea Seol, y las griegas Hades, Gehenna y Tártaros (• Inmortalidad).
Seol aparece en el texto hebreo del Antiguo Testamento sesenta y cinco veces. Se traduce en la RV por
«sepulcro», «sepultura», «infierno», «profundo», «sima» y otras palabras. En la LXX se traduce por • Hades,
nombre que los griegos aplicaron primero al rey del mundo invisible y posteriormente al lugar de los espíritus.
El uso de Hades en vez de una transcripción de • Seol demuestra que las dos palabras se consideraban como
sinónimos, aunque siempre había una diferencia: para los griegos, al Hades lo gobernaba un dios
independiente de los dioses del cielo y de la tierra; los hebreos creían que el Seol era parte del reino de
Jehová (Sal 139.8; Pr 15.11). Los griegos pensaban que no existía salida del Hades, pero los piadosos
hebreos, si bien contemplaban el Seol con cierto temor, esperaban salir de allí pues creían en la resurrección
del cuerpo (Dn 12.2; Hch 26.6–8). Sin embargo, las ideas hebreas acerca del estado futuro siempre eran
vagas; Pablo afirma que fue Cristo el que «sacó a luz la vida y la inmortalidad» (2 Ti 1.10).
Hades aparece once veces en el Nuevo Testamento. Cristo librará a su Iglesia del Hades (Mt 16.18). La
doctrina del Nuevo Testamento en cuanto a la morada después de la muerte difiere mucho de la del Antiguo
Testamento. El Nuevo Testamento afirma repetidas veces que los espíritus de los muertos redimidos se
separan del cuerpo para estar con Cristo (Jn 14.2, 3; 17.24; 2 Co 5.8; Flp 1.23).
Para explicar esta diferencia entre los testamentos, algunos han sostenido que Cristo al bajar al Hades (Hch
2.27, 31) o a «las partes más bajas de la tierra» (Ef 4.9), proclamó allí las buenas nuevas de la redención
efectuada en la cruz (1 P 3.18–20, • Descenso al infierno). Habiendo preparado un lugar en la casa de su
Padre, «llevó cautiva la cautividad» (Ef 4.8), es decir, llevó al mismo cielo los santos redimidos que se
hallaban en el Hades. Estos no habían ido antes al cielo porque si bien habían sido redimidos mediante el
sacrificio de animales según la Ley del Antiguo Testamento, lo habían sido solo por promesa porque «la
sangre de los toros y de los machos cabríos no puede quitar los pecados» (Heb 10.4). No hubo salvación
completa sino hasta que Cristo derramó su propia sangre en la cruz. Desde entonces no hay redimidos en el
Hades, sino solamente injustos en tormento.
Gehenna aparece unas doce veces en el Nuevo Testamento. Es la transcripción griega de • Hinnom,
adoptada por los judíos después de la cautividad, y posteriormente por Jesús, para designar el lugar de
tormento donde serán arrojados las personas reprobadas y los espíritus malignos. El Señor habla del
Gehenna en términos solemnes y terribles (Mt 5.22, 29, 30; 10.28; 18.9; 23.15, 33; Mc 9.43–48; Lc 12.5; Stg
3.6). El Gehenna de los Evangelios y de Santiago se asemeja en mucho al Seol del Antiguo Testamento (Job
26.6), y parece ser sinónimo del «horno de fuego» de Mt 13.42; del «lago de fuego» de Ap 19.20; 20.10, 14,
15 y de la «perdición» de Ap 17.8, 11.
El «tártaros» que se traduce por incienso en 2 P 2.4, era el lugar de castigo según la mitología griega.
Bajo el gobierno de un Dios infinitamente santo, justo, sabio y amoroso, obligado por su propia naturaleza y
por el cuidado que tiene del bienestar de su universo a expresar su aborrecimiento hacia el pecado, la
existencia del infierno es una necesidad (Ro 6.23; 2 Ts 1.6–11; Ap 20.11–15). Los que son castigados en el
infierno son criaturas libres, responsables, pecadoras e impenitentes, que han empleado mal el tiempo de
prueba que se les ha concedido y rechazado la gracia que Dios les ha ofrecido. El gran deseo divino de librar
a los hombres del infierno se manifiesta en la muerte de Cristo y en las amonestaciones dirigidas a los
pecadores en la Biblia. Ninguna exégesis concienzuda de la Biblia puede hacer caso omiso del infierno.

Las penas del infierno consistirán en:


a) la privación de la presencia y del amor de Dios
b) la ausencia de toda felicidad
c) la perpetuidad del pecado
d) el remordimiento de conciencia por las culpas pasadas
e) la convicción íntima de ser objeto de la justa ira de Dios
f) y todos los demás sufrimientos del cuerpo y el alma que son los resultados naturales del pecado o los
castigos estipulados en la Ley de Dios (Mt 7.21, 23; 22.13; 25.41; 2 Ts 1.9).

Parece que el grado de los tormentos se medirá según el grado de la culpa (Mt 10.15; 23.14; Lc 12.47, 48).
Este castigo será eterno, como lo será también la felicidad en el cielo. La •Ira de Dios nunca dejará de existir
sobre las almas perdidas (Mt 25.46). Nada en todo el universo debe temerse tanto como una eternidad en el
infierno.
Infierno
v. Abadón, Hades, Seol
Mt 5.22 fatuo, quedará expuesto al i de fuego
5.29 no que todo tu cuerpo sea echado al i
10.28 destruir el alma y el cuerpo en el i
18.9 teniendo dos ojos ser echado en el i de
23.15 le hacéis dos veces más hijo del i que
23.33 ¿cómo escaparéis .. condenación del i
Lc 12.5 temed .. tiene poder de echar en el i
Stg 3.6 y ella misma es inflamada por el i
2 P 2.4 arrojándolos al i los entregó a prisiones
Abismo
v. Profundidad
Ro 10.7 ¿quién descenderá al a? (esto es, para
Ap 9.1 y se le dio la llave del pozo del a
17.8 y está para subir del a e ir a perdición
20.3 lo arrojó al a, y lo encerró, y puso su
Enoc desapareció, Dios se lo llevó (Génesis 5.24)
Caminó, pues, Enoc con Dios, y desapareció, porque le llevó Dios.

Moisés no se sabe dónde lo enterró Dios (Deuteronomio 34.5-6)


5
Y murió allí Moisés siervo de Jehová, en la tierra de Moab, conforme al dicho de Jehová. 6Y lo enterró en el
valle, en la tierra de Moab, enfrente de Bet-peor; y ninguno conoce el lugar de su sepultura hasta hoy.

Elías subió al cielo en un torbellino (2 Reyes 2.11)


“11Y aconteció que yendo ellos y hablando, he aquí un carro de fuego con caballos de fuego apartó a los dos;
y Elías subió al cielo en un torbellino. 12Viéndolo Eliseo, clamaba: ¡Padre mío, padre mío, carro de Israel y su
gente de a caballo! Y nunca más le vio;…”
El fin misterioso y enigmático del ministerio profético de Elías se asemeja el desenlace sorprendente de Enoc
(Gen. 5:24) y secreto de Moisés (Deut. 34:5, 6). Se aproximaba su ida, porque ya Jehovah le llevaría al cielo
en un torbellino.

Juan 3.13
13
Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo; el Hijo del Hombre, que está en el cielo. 14Y como
Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, 15para que
todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.

Mateo 12.40
40
Porque como estuvo Jonás en el vientre del gran pez tres días y tres noches, así estará el Hijo del Hombre
en el corazón de la tierra tres días y tres noches.

Efesios 4.9-10
9
Y eso de que subió, ¿qué es, sino que también había descendido primero a las partes más bajas de la tierra?
10
El que descendió, es el mismo que también subió por encima de todos los cielos para llenarlo todo.

Filipenses 2.9-10
9
Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, 10para que en
el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; 11y
toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre

Juan 20.17
17
Jesús le dijo: No me toques, porque aún no he subido a mi Padre; mas ve a mis hermanos, y diles: Subo a
mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios.

Lucas 23.39-43
39
Y uno de los malhechores que estaban colgados le injuriaba, diciendo: Si tú eres el Cristo, sálvate a ti mismo
y a nosotros. 40Respondiendo el otro, le reprendió, diciendo: ¿Ni aun temes tú a Dios, estando en la misma
condenación? 41Nosotros, a la verdad, justamente padecemos, porque recibimos lo que merecieron nuestros
hechos; mas éste ningún mal hizo. 42Y dijo a Jesús: Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino. 43Entonces
Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso.

1 Corintios 12.1-4
1
Ciertamente no me conviene gloriarme; pero vendré a las visiones y a las revelaciones del Señor. 2Conozco a
un hombre en Cristo, que hace catorce años (si en el cuerpo, no lo sé; si fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo
sabe) fue arrebatado hasta el tercer cielo. 3Y conozco al tal hombre (si en el cuerpo, o fuera del cuerpo, no lo
sé; Dios lo sabe), 4que fue arrebatado al paraíso, donde oyó palabras inefables que no le es dado al hombre
expresar.

1 Samuel 28.13-19
13
¿Por qué me has engañado? pues tú eres Saúl. Y el rey le dijo: No temas. ¿Qué has visto? Y la mujer
respondió a Saúl: He visto dioses que suben de la tierra. 14El le dijo: ¿Cuál es su forma? Y ella respondió: Un
hombre anciano viene, cubierto de un manto. Saúl entonces entendió que era Samuel, y humillando el rostro a
tierra, hizo gran reverencia.
15
Y Samuel dijo a Saúl: ¿Por qué me has inquietado haciéndome venir? Y Saúl respondió: Estoy muy
angustiado, pues los filisteos pelean contra mí, y Dios se ha apartado de mí, y no me responde más, ni por
medio de profetas ni por sueños; por esto te he llamado, para que me declares lo que tengo que hacer.
16
Entonces Samuel dijo: ¿Y para qué me preguntas a mí, si Jehová se ha apartado de ti y es tu enemigo?
17
Jehová te ha hecho como dijo por medio de mí; pues Jehová ha quitado el reino de tu mano, y lo ha dado a
tu compañero, David. 18Como tú no obedeciste a la voz de Jehová, ni cumpliste el ardor de su ira contra
Amalec, por eso Jehová te ha hecho esto hoy. 19Y Jehová entregará a Israel también contigo en manos de los
filisteos; y mañana estaréis conmigo, tú y tus hijos; y Jehová entregará también al ejército de Israel en mano
de los filisteos.

Cielo v. Firmamento, Nube, Tierra


Ec 5.2 porque Dios está en el c, y tú sobre la
Is 34.4 se enrollarán los c como un libro; y caerá
66.1 Jehová dijo así: El c es mi trono, y la
66.22 como los c nuevos y la nueva tierra que
Mt 3.16 he aquí los c le fueron abiertos, y vio
5.12 vuestro galardón es grande en los c
16.19 después .. fue recibido arriba en el c
Lc 4.25 cuando el c fue cerrado por tres años
10.20 vuestros nombres están escritos en los c
12.33 haceos .. tesoro en los c que no se agote
24.51 se separó de .. y fue llevado arriba al c
3.13 subió al c, sino el que descendió del c
Hch 3.21 a quien es .. necesario que el c reciba
7.49 el c es mi trono, y la tierra el estrado de
2 Co 5.1 tenemos .. una casa .. eterna, en los c
12.2 que .. fue arrebatado hasta el tercer c
Ef 1.10 así las que están en los c, como las que
3.15 toma nombre toda familia en los c y en
4.10 subió por encima de todos los c para
Flp 3.20 mas nuestra ciudadanía está en los c, de
4.16 voz .. y con trompeta .. descenderá del c
10.34 mejor y perdurable herencia en los c
12.23 de los .. que están inscritos en los c
1 P 1.4 reservada en los c para vosotros
3.22 quien habiendo subido al c está a la
2 P 3.10 los c pasarán con grande estruendo, y
3.13 nosotros esperamos .. c nuevos y tierra
1 Jn 5.7 tres son .. los que dan testimonio en el c
Ap 6.14 el c se desvaneció como un pergamino
12.7 después hubo una gran batalla en el c
21.1 vi un c nuevo y una tierra nueva; porque
21.3 y oi una gran voz del c que decía:

Muerte (® Vida). Fenómeno universal que marca la terminación de la vida, generalmente muy lamentado. En
el orden de la naturaleza, lo experimentan tanto las plantas como los animales. No obstante, los primeros
seres humanos, ® Adán y Eva, no fueron creados para morir, sino con una capacidad que no tenían las
plantas ni los animales: debían escoger entre la inmortalidad y la muerte. Todo dependía de su obediencia a
Dios (Gn 2.17). Tanto Adán como Eva desobedecieron al comer del fruto prohibido y murieron (Gn 3.6). La
muerte humana, sin embargo, fue distinta de la de los animales, en que Adán no dejó del todo de existir. Su
muerte tenía dimensiones físicas, morales y espirituales, y por causa de su desobediencia la misma clase de
muerte pasó a todos sus descendientes y a todo el género humano (Ro 5.12, ® Pacto).
La muerte humana no implica dejar de existir; más bien consiste básicamente en una separación. La muerte
física es la separación entre lo físico y lo inmaterial, o sea, entre el ® Cuerpo y el ® Alma. La muerte espiritual
es la separación del ser humano de su Dios.
La muerte física fue resultado del pecado original, pero Adán no perdió la vida el día que comió del fruto
prohibido, sino vivió 930 años (Gn 5.5). Su muerte consistió en dejar de ser inmortal: comenzó a envejecer
desde aquel momento y la muerte le fue inevitable. Se supone que si no hubiera desobedecido a Dios,
hubiera sido inmortal, tanto física como espiritualmente.
Normalmente la muerte física sigue siendo inevitable para todo ser humano. Sin embargo, ha habido y habrá
excepciones. Enoc (Heb 11.5) y Elías (2 R 2.1–11) fueron trasladados al cielo sin sufrir la muerte física, y en
los últimos días cuando el Señor arrebate a su Iglesia, todos los creyentes que aún vivan en aquel día serán
trasladados directamente al cielo (1 Ts 4.13–18 ® Segunda Venida). Por eso Pablo dice: «No todos
dormiremos; pero todos seremos transformados» (1 Co 15.51). Esto es motivo de gran esperanza y
consolación para el pueblo de Dios (1 Ts 4.18).
La doctrina de la ® Resurreccion del cuerpo nos indica que la separación del cuerpo y el alma no se considera
como un estado permanente. A su debido tiempo los cuerpos tanto de los creyentes como de los inconversos
serán resucitados y unidos nuevamente con sus almas (Jn 5.28, 29).
Con todo, la muerte física es poca cosa comparada con la muerte espiritual, o sea, la separación del hombre
de su Dios y la consecuente incapacidad moral. Adán representó al género humano en la prueba de
obediencia en ® Edén, y como resultado de su pecado original, todos los hombres vivimos desde entonces en
un estado de muerte espiritual (Col 2.13). El evangelio anuncia la manera de pasar de muerte a vida (Jn 5.24)
y cómo obtener la vida eterna (Jn 3.16). La fe salvadora en Cristo vence a la muerte espiritual y quita el temor
de la muerte. Pablo considera a la muerte física como una victoria nefasta del mal (1 Co 15.55), pero para el
creyente Cristo ha anulado esta victoria mediante su propia muerte (Heb 2.14). A través de su resurrección ha
vencido a este postrer enemigo, es decir, la muerte (1 Co 15.25, 26). En el último juicio, la muerte misma será
lanzada al lago de fuego (Ap 20.14).
Solamente durante su vida sobre la tierra tiene el hombre libertad de poner su fe en Cristo y ser librado de la
muerte espiritual. La muerte física pone fin a esta oportunidad (Heb 9.27). Si en esta vida el hombre no
participa por la fe en la victoria de Cristo sobre la muerte, solamente le espera la «segunda muerte», o aquella
horrenda separación eterna de su Creador (Ap 20.15; 21.8).
Dormir v. Sueño
Job 7.21 porque ahora dormiré en el polvo, y si
Sal 3.5; 4.8 me acosté y dormí, y desperté, porque
13.3 alumbra mis ojos .. no duerma de muerte
Dn 12.2 muchos de los que duermen en el polvo
9.24; Mc 5.39; Lc 8.52 la niña no está muerta, sino duerme
Jn 11.11 nuestro amigo Lázaro duerme; mas voy
Hch 7.60 clamó .. Y habiendo dicho esto, durmió
15.6 muchos viven aún, y otros ya duermen
15.20 primicias de los que durmieron es hecho
15.51 misterio: No todos dormiremos; pero
1 Ts 4.13 que ignoréis acerca de los que duermen
4.14 traerá Dios .. a los que durmieron en él

Muerte v. Hades, Infierno, Partida, Seol, Sepultura


Ro 1.32 practican tales cosas son dignos de m
5.10 reconciliados con Dios por la m de su
5.12 por el pecado la m, así la m pasó a
5.14 reinó la m desde Adán hasta Moisés, aun
6.3 sabéis .. hemos sido bautizados en su m?
6.5 fuimos plantados .. en la semejanza de su m
6.9 no muere; la m no se enseñorea más de él
6.16 esclavos .. sea del pecado para m, o sea
6.23 la paga del pecado es m, mas la dádiva
7.13 el pecado .. produjo en mí la m por medio
7.24 ¿quién me librará de este cuerpo de m?
8.2 librado de la ley del pecado y de la m
8.6 porque el ocuparse de la carne es m, pero
8.38 de que ni la m, ni la vida, ni ángeles, ni
11.3 Señor, a tus profetas han dado m, y tus
1 Co 3.22 sea la vida, sea la m, sea lo presente
15.21 por cuanto la m entró por un hombre
15.26 el postrer enemigo .. destruido es la m
15.54 está escrita: Sorbida es la m en victoria
15.55 ¿dónde está, oh m, tu aguijón? ¿Dónde
2 Ti 1.10 el cual quitó la m y sacó a luz la vida
Heb 2.9 del padecimiento de la m .. gustase la m
2.14 para destruir por medio de la m al que
9.15 para que interviniendo m para la remisión
11.5 la fe Enoc fue traspuesto para no ver m
Stg 1.15 el pecado; y el pecado .. da a luz la m
5.6 habéis condenado y dado m al justo, y el
5.20 salvará de m un alma, y cubrirá .. pecados
1 Jn 3.14 no ama a su hermano, permanece en m
5.16 viere a .. cometer pecado que no sea de m
Ap 1.18 y tengo las llaves de la m y del Hades
2.11 venciere no sufrirá daño de la segunda m
20.6 segunda m no tiene potestad sobre éstos
20.14 la m .. lanzados .. Este es la m segunda
21.4 ya no habrá m, ni habrá más llanto, ni
21.8 el lago que arde .. que es la m segunda
Muerto/a
Ro 6.11 consideraos m al pecado, pero vivos
1 Co 15.29 ¿por qué .. se bautizan por los m?
15.52 los m serán resucitados incorruptibles
Ef 2.1 y él os dio vida .. cuando estabais m en
5.14 y levántate de los m y te alumbrará
Col 2.13 a vosotros, estando m en pecados y en
1 Ts 4.16 y los m en Cristo resucitarán primero
1 Ti 5.6 la que se entrega a .. viviendo está m
2 Ti 2.8 resucitado de los m conforme a mi
4.1 que juzgará a los vivos y a los m en su
Heb 11.4 por la fe Abel .. m, aún habla por ella
11.12 de uno, y ése ya casi m, salieron como
13.20 el Dios de paz, que resucitó de los m a
Stg 2.17, 20 la fe, si no tiene obras, es m en sí
2.26 como el cuerpo sin espíritu está m, así
1 P 4.5 preparado .. juzgar a los vivos y a los m
4.6 ha sido predicado el evangelio a los m
Jud 12 árboles .. dos veces m y desarraigados
Ap 1.18 soy .. el que vivo, y estuve m; mas he aquí
3.1 que tienes nombre de que vives, y estás m
14.13 de aquí en adelante los m que mueren
20.5 los otros m no volvieron a vivir hasta que

I. MUERTE. La muerte es la separación del alma del cuerpo y la introducción del hombre al mundo
invisible. Se la describe de sueño (Jn._11:11; Dt._31:16), la disolución de la casa terrenal de este tabernáculo
(2Co_5:1), el dejar este tabernáculo (2Pe_1:14) el pedir el alma de parte de Dios, (Lc_12:20) ir por el camino
por el cual no se vuelve (Job_16:22) el reunirse con sus padres, (Gn._49:33) descender al silencio,
(Sal_115:17) expirar, (Hch._5:10), tornar al polvo, (Gn._3:19), ser cortado, (Job_14:2), y una partida.
(Fil._1:23).
La muerte es el primer efecto o manifestación visible del pecado, y será el último efecto del pecado del cual
seremos salvados. Rm._5:12; 1Co_15:26. El Salvador quitó la muerte y trajo vida e inmortalidad
("incorrupción") a la luz por el evangelio. 2Ti_1:10. El vocablo "quitar" significa anular, o hacer negativo. Se
anula la muerte como sentencia condenatoria, y se ofrece la vida a todos. Mientras tanto, aunque la muerte
continúa, se convierte en puerta de acceso a la vida en el caso de aquéllos que aceptan a Cristo. ¿De qué
manera está relacionada la muerte con la doctrina de la inmortalidad? Hay dos vocablos, "inmortalidad" e
"incorrupción," que se emplean con referencia a la resurrección del cuerpo. 1Co_15:53-54. Inmortalidad
significa no estar sujeto a la muerte, y en las Sagradas Escrituras se aplica al cuerpo y no al alma (aunque se
insinúa la inmortalidad del alma). Hasta los cristianos son mortales, puesto que sus cuerpos están sujetos a la
muerte. Después de la resurrección y el arrebatamiento, obtendrán la inmortalidad; es decir, tendrán cuerpos
glorificados no sujetos a la muerte.
Los malvados también resucitarán. ¿Significa empero que tienen inmortalidad? No, puesto que su condición
toda es de muerte, separación de Dios. Tienen existencia, pero no la comunión con Dios y la glorificación del
cuerpo constituyen verdadera inmortalidad. Existen conscientemente en una condición de sujeción a la
muerte. La suya no es "resurrección de vida," sino "resurrección de muerte." Jn._5:29. Si la "inmortalidad" en
las Sagradas Escrituras se aplica al cuerpo, ¿de qué manera se justifica que hablemos de la inmortalidad del
alma? Tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, la muerte es la separación del cuerpo del alma. El
cuerpo muere y va al polvo, el alma o el espíritu continúan existiendo conscientemente en el mundo invisible
de los espíritus. De manera que el hombre es mortal, puesto que su cuerpo está sujeto a la muerte, no
obstante lo cual su alma es inmortal, sobreviviendo a la muerte del cuerpo.
¿Qué diferencia existe entre la inmortalidad y la vida eterna? La inmortalidad es futura (Rm._2:7;
1Co_15:53-54) y se refiere a la glorificación de nuestros cuerpos mortales en la resurrección. La vida eterna
concierne principalmente al espíritu del hombre, es una posesión presente, y no es afectada por la muerte del
cuerpo. La vida eterna alcanzará su perfección a la venida de Cristo, y será vivida en un cuerpo glorificado,
inmortal. Todos los creyentes, tanto los que viven como los muertos, tienen ya vida eterna, pero no tendrán
inmortalidad hasta la resurrección.

II. EL ESTADO INTERMEDIO. Por estado intermedio nos referimos al estado de los muertos durante el
período comprendido entre la muerte y la resurrección.

1. El punto de vista bíblico. Debe notarse cuidadosamente que los justos no reciben su recompensa
final, ni los malvados su castigo final, hasta después de sus resurrecciones respectivas. Ambas clases están
en un estado intermedio, esperando ese acontecimiento. Los creyentes que han muerto parten para estar con
el Señor, empero no reciben su recompensa final todavía.
El estado intermedio de los justos es:
a) uno de descanso (Ap._14:13),
b) espera (Ap._6:10-11),
c) actividad (Ap._7:15),
d) santidad. Ap._7:14.

Los malvados también pasan a un estado intermedio, donde esperan el castigo final, que se produce
después del juicio ante el Gran Trono Blanco, cuando la muerte y el infierno (Hades) son arrojados al
lago de fuego. Ap._20:14.

2. Puntos de vista falsos.


a. Purgatorio. La Iglesia Católica Romana enseña que hasta los fieles necesitan pasar por un proceso
de purificación antes de ser aptos para presentarse ante Dios. Mantienen este punto de vista algunos
protestantes que creyendo que el que está en gracia no puede jamás caer de ella, y sabiendo asimismo que
sin santidad nadie verá al Señor, han llegado a la conclusión de que existe un "purgatorio" donde los
creyentes carnales e imperfectos se purificarán de la hez (lo más vil y despreciable de cualquier cosa). Dicen
que este proceso tendrá lugar durante el milenio, mientras los vencedores reinen con Cristo. Sin embargo, no
existen pruebas en las Escrituras que sustenten o apoyen este punto de vista, y hay mucho en su contra.
El Rvdo. Juan S. Banks, famoso exegeta metodista dice al respecto: Las Sagradas Escrituras nos hablan
de una felicidad inmediata de los muertos en Cristo. Lc_16:22; Lc_23:43; 2Co_5:6-8. Con seguridad el
cristiano corriente, después de un largo tiempo de crecimiento en la gracia, es tan apto para el cielo como el
ladrón penitente o como Lázaro en la parábola. Además, se atribuye en las Sagradas Escrituras eficacia
ilimitada a la sangre de Cristo. Si en realidad se enseñara la existencia de tal estado intermedio en las
Sagradas Escrituras, podríamos decir que su poder purificador se deriva de la expiación, como decimos del
medio de la gracia en el estado presente; pero cuando no se enseña tal doctrina, sólo podemos considerar
ese estado como una obra de supererogación, es decir, más de lo requerido, extra. Busca hacer aquello para
lo cual se han tomado ya amplias disposiciones. El Nuevo Testamento habla solamente de dos clases: los
salvos y los no salvos. El destino de cada una de las clases es determinado en esta vida, la cual es el único
período de prueba mencionado. La muerte cierra el período de prueba, y luego sigue el juicio de acuerdo a las
obras hechas en el cuerpo. Heb_9:27; 2Co_5:10.
b. Espiritismo. El espiritismo enseña que podemos comunicarnos con los espíritus que han partido. Esta
comunicación se realiza por medio de un "medium." Pero nótese lo siguiente: (1) La Biblia expresamente
prohíbe consultar tales espíritus, prohibición que indica de sí que existe un mal y peligro en sus prácticas.
Lv._19:31; Lv._20:6-7; Isa_8:19. Es inútil que los espiritistas citen el ejemplo de Saúl, puesto que este hombre
desdichado pereció por consultar a una adivina. 1Cr._10:13. (2) Los muertos están bajo el control de Dios, el
Señor de la vida y de la muerte, y por lo tanto no están sujetos a la influencia de los mediums. Lea por
ejemplo Ap._1:18; Rm._14:9. Los espiritistas citan el caso de la bruja que trajo a Samuel y el informe de la
aparición de Moisés y Elías en la Transfiguración. Más aún en el caso de que Samuel se le apareciera a Saúl,
fue mediante un permiso divino, y lo mismo se puede decir de Moisés y Elías. La historia del rico y Lázaro
demuestra que a los que han partido no se les permite comunicarse con los vivos. Lucas 16. (3) Aunque
muchos de los fenómenos del espiritismo han resultado ser falsos, hay alguna realidad en el. Puesto que los
muertos están bajo el control de Dios y no se pueden comunicar con los vivos, se debe de llegar a la
conclusión de que las manifestaciones espiritistas son resultado de operaciones de extrañas fuerzas
psíquicas, con respecto a las cuales estamos en la ignorancia, o que los mensajes proceden de espíritus
mentirosos y engañadores. 1Re._22:22; 1Ti_4:1. Muchas de las personas que abrazan el espiritismo o
consultan mediums han desechado le fe en el cristianismo. Aquéllos que creen en las Escrituras tienen luz
suficiente como para iluminar la tierra misteriosa que yace más allá de la tumba.
c. El sueño del alma. Algunos grupos, como los Adventistas del Séptimo Día creen que el alma existe
en estado inconsciente hasta la resurrección. Esta creencia, conocida con el nombre de sueño del alma, es
compartida por individuos en otros grupos. Es cierto que la Biblia describe a la muerte como un sueño, pero
ello es porque el creyente pierde la conciencia del mundo de cansancio y enfermedad, y se despierta en uno
de paz y felicidad. En el Antiguo Testamento se nos enseña que mientras el cuerpo entra en la tumba, el
espíritu de la persona que ha muerto entra en el Seol (traducido infierno en la Biblia de Valera) donde vive una
vida consciente. Compare Isa_14:9-11; Sal_16:10; Lc_16:23; Lc_23:43; 2Co_5:8; Fil._1:23; Ap._6:9.

III. LA RESURRECCIÓN

1. La importancia de la resurrección. Los corintios, a semejanza de otros griegos, eran personas de


mentalidad aguda, inquieta, aficionados a la filosofía y a la especulación. El que algunos de los miembros de
la iglesia de Corinto participaban de ese espíritu se comprobará por la lectura de los dos primeros capítulos de
la epístola, donde Pablo declara la inmensurable superioridad de la apelación divina sobre la especulación
humana. Con clara percepción enfatizó la posibilidad de que bajo la influencia del espíritu griego, el evangelio
se disipara convirtiéndose en un sistema de filosofía y ética, hermoso pero impotente. En realidad, esa
tendencia era ya aparente. Algunos de los miembros de la iglesia eran influenciados por una antigua idea
griega relativa a la inmortalidad, según la cual a la muerte, el cuerpo perecía para siempre, mientras que el
alma continuaba viviendo. En realidad, y según esta doctrina, era bueno que el cuerpo pereciera, puesto era
una traba y obstáculo para el alma. Se enseñaba en la asamblea de Corinto que mientras que el alma o
espíritu vivía después de la muerte, el cuerpo desaparecía para siempre y no experimentaba resurrección
alguna. Se enseñaba asimismo que la única resurrección era la espiritual del alma, de su muerte en
transgresiones y pecados. Lea Ef._2:1; compare 2Ti_2:17-18. El Ap.óstol lanza un reto a dicha doctrina, o
pone en tela de juicio la veracidad de ella. "Y si Cristo es predicado que resucitó de los muertos, ¿cómo dicen
algunos entre vosotros que no hay resurrección de muertos?" 1Co_15:12. Considerando este error como
comienzo, Pablo expone la verdadera doctrina y nos proporciona el gran capítulo de resurrección de la Biblia,
( 1 Corintios 15).
Como base o fundamento de este argumento, Pablo toma la doctrina bíblica respecto del hombre, la cual en
contradicción con la doctrina pagana, declara que el cuerpo es santificable (1Co_6:13-20), redimible, y está
incluido en la salvación del hombre. En el principio, Dios creó al hombre espíritu y cuerpo, y cuando el cuerpo
y el espíritu se juntaron para forMr. una unidad viva, el hombre se convirtió en "alma viviente." El hombre fué
creado inmortal en el sentido de que no necesitaba morir, empero mortal en el sentido de que podía morir si
desobedecía a Dios. Si el hombre hubiera continuado fiel, hubiera desarrollado hasta el máximo su
cAp.acidad sobre la tierra, y luego podría haber sido trasladado, puesto que la traslación parece ser la manera
perfecta de Dios de lLv.ar seres humanos de la tierra. Empero el hombre pecó, perdió el derecho al árbol de la
vida y como resultado de ello comenzó a morir, culminando el proceso en la separación del cuerpo y del alma.
Y la muerte física era expresión exterior de esa muerte espiritual que es la consecuencia del pecado.
Puesto que el hombre es cuerpo y alma, la redención debe de abarcar el avivamiento del alma y del cuerpo;
de ahí la necesidad de la resurrección. Y mientras que el hombre pueda saldar sus cuentas con Dios y vivir
espiritualmente (Ef._2:1) sin embargo su cuerpo muere como resultado de su herencia racial de Adán .
Empero puesto que el cuerpo es parte inherente de su personalidad, su salvación e inmortalidad no son
completas hasta que el cuerpo no sea resucitado y glorificado. Tal es la enseñanza del Nuevo Testamento.
Lea Rm._13:11; 1Co_15:53-54; Fil._3:20-21.
El alegato de Pablo en 1Co_15:13-19 es como sigue: El enseñar que no hay resurrección del cuerpo,
constituye descargar un golpe contra la realidad de la salvación y la esperanza de la inmortalidad. Desarrolla
su alegato de la siguiente manera: Si no hay resurrección del cuerpo, luego Cristo, que tomó sobre sí el
cuerpo humano, no resucitó de los muertos. Y si Cristo no resucitó de los muertos, luego la predicación es
conversación vacía; pero aún, es falsa y engañosa. Y si la predicación es vana, también lo es la fe y la
esperanza de los que la aceptan. Si Cristo no resucitó en realidad de los muertos, luego no hay salvación por
el pecado; puesto que ¡cómo sabremos que su muerte era expiatoria - es decir, diferente de una muerte
ordinaria - a menos que resucitara de la tumba? ¿Y si el cuerpo del Maestro no resucitó, qué esperanza les
queda a aquéllos que confían en él? Y si esto es verdad, luego el sacrificio, la abnegación, y los sufrimientos
por amor de Cristo han sido en vano. Versículos 19, 30-32.

2. La naturaleza de la resurrección. Es suficientemente fácil expresar la verdad o realidad de la


resurrección, pero cuando intentamos explicar cómo se produce nos encontramos con dificultades, puesto que
tratamos con leyes misteriosas y sobrenaturales fuera de la comprensión de nuestras mentes. Sabemos, sin
embargo, que la resurrección del cuerpo se caracteriza por lo siguiente:
a. Relación. Tendrá cierta relación con el antiguo cuerpo, lo cual el Apóstol Pablo ilustra mediante el
grano de trigo. 1Co_15:36-37. Este grano es arrojado al suelo, muere, y el hecho de desintegración fertiliza el
germen vivo que está dentro de él, de manera que se convierte en una nueva y hermosa planta verde. "Sólo
mediante la desintegración de las partículas Materiales de la semilla comienza la operación del germen de
vida (que ningún microscopio puede descubrir)." ¿Qué es lo que vivifica al cuerpo humano, haciéndole
cAp.az de convertirse en el glorioso cuerpo de la resurrección? ¡El Espíritu Santo! Lea 1Co_6:19. Hablando de
la resurrección, Pablo expresa las palabras que se encuentran en 2Co_5:5 que un exegeta del griego ha
traducido como sigue: "Dios me ha preparado para este cambio, al darme el Espíritu en calidad de promesa y
anticipo."
b. Realidad. Hay ciertas personas que no tienen deseo alguno de ir al cielo porque se han formado la
idea de que esa vida será insustancial, vaga. Por el contrario, la vida venidera será tan real como la presente,
y más aún. Los cuerpos glorificados serán reales y tangibles, y nos conoceremos los unos a los otros,
conversaremos los unos con los otros, y realizaremos libremente actividades celestiales. El Señor Jesús, en
su cuerpo glorificado, fue una realidad indiscutible para sus discípulos. Aunque glorificado, era el mismo
Jesús.
c. Incorrupción. "Resucitado es incorrupción y poder," el cuerpo de resurrección estará libre de
enfermedad, dolor, debilidad y muerte. Ap._21:4.cuerpo "natural," Ap.to sólo para una existencia imperfecta en
un mundo imperfecto. Empero el cuerpo de resurrección estará adaptado a una vida gloriosa, inmortal, en los
cielos. Cuando Pedro el Grande de Rusia trabajó como mecánico en Holanda, a fin de aprender el arte de
construir buques, vestía el humilde traje de mecánico, pero al retornar a su palacio, volvió a vestir el
esplendoroso manto de la realeza. El espíritu del hombre, que originalmente recibió el soplo o hálito divino,
vive ahora una existencia humilde en un cuerpo perecedero (Fil._3:21), pero en el cuerpo de resurrección el
espíritu estará vestido de un cuerpo glorioso, Ap.to para ver a Dios cara a cara.
e. Velocidad. Atravesará el espacio con la velocidad del relámpago, debido a la tremenda energía que lo
impulsa.
f. Penetración. Es decir, el poder o la fuerza para penetrar en substancias sólidas. Al caminar por la
tierra con los cuerpos glorificados, no seremos detenidos por cosas tan insignificantes como una pared o
montaña, sino que pasaremos a través de ellas. Lea Jn._20:26. Hay muchas cosas que no sabemos y no
podemos saber aún, con respecto a la vida futura: "Muy amados, ahora somos hijos de Dios, y aun no se ha
manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él apareciera, seremos semejantes a él, porque
le veremos tal como él es." 1Jn._3:1-2.
IV. LA VIDA FUTURA.

1. La enseñanza del Antiguo Testamento. Al estudiar la enseñanza del Antiguo Testamento con
respecto a la vida futura, debe recordarse que la obra redentora de Cristo ha ejercido un poderoso efecto en
relación con la muerte y la vida. "El cual quitó la muerte, y sacó a la luz la vida y la inmortalidad por el
evangelio." 2Ti_1:10. Cristo trajo plenitud de luz y seguridad con respecto a la vida venidera. Al mismo tiempo
lLv.ó a cabo cierta liberación para los creyentes del Antiguo Testamento en el estado intermedio, que dió
como resultado un aumento de bendición para ellos. Empero aunque la Ap.elación del Antiguo Testamento
con respecto a la vida después de la muerte no es tan amplia como la del Nuevo Testamento, es indudable
que se enseña la doctrina.
La doctrina de la inmortalidad en el Antiguo Testamento se basa o fundamenta en la relación del hombre con
Dios. El hombre, hecho a la imaGn. de Dios, es Ap.to para conocer a Dios y tener comunión con él. Esto
implica o indica que el hombre es superior al animal, y que está animado de una vida que trasciende al
tiempo. Fué creado para vida, y no para mortalidad. Empero el pecado trajo la muerte al mundo, y frustró de
esa manera el destino del hombre. La muerte, en su aspecto físico, es la separación del cuerpo y del alma. La
muerte, sin embargo, no implica o significa la extinción del alma. El Antiguo Testamento enseña
consecuentemente que la personalidad del hombre sobAp.ive a su muerte. El cuerpo del hombre fue bajado a
la tumba, mientras que el alma pasó al Seol (que se traduce infierno, abismo, sepultura) el lugar de los
espíritus que han partido de este mundo. El que el Seol no el cielo queda demostrado por el hecho de que se
dice que está abajo (Pro_15:24), y que es un descenso, (Eze_32:21), y que se halla en lo profundo de la
tierra. Eze_32:18. El que no se trata de un lugar de felicidad es evidente por la descripción que hace de el
cómo de un lugar al que no se loará (Sal_6:5), cruel o duro (Son_8:6), lugar de dolor, (Sal_18:5), un lugar del
cual nadie parece retornar. Job_7:9. Seol, sin la iluminación que emanaba del Cristo resucitado, era un lugar
lóbrego (oscuro. tenebroso), ominoso, y por esta razón algunos de los santos del Antiguo Testamento se
estremecieron ante la idea del Seol, como un niño se estremece ante la perspectiva de entrar en un cuarto
oscuro. Lea por ejemplo el Salmo 88 e Isaías 38.
Seol era habitado por los justos (Job_14:13; Sal_88:3; Gn._37:34-35) y los malvados. Pro_5:3-5; Pro_7:27;
Job_24:19; Sal_31:17. Del incidente del hombre rico y Lázaro, sabemos que había dos partes en el Seol: un
lugar de sufrimiento para los malvados, (Lc_16:23-24) y otra parte para los justos, un sitio de descanso y
comodidad. Lc_16:25.
Sin embargo, los creyentes del Antiguo Testamento no vivían sin esperanza. El pueblo de Dios sería redimido
del Seol. Sal_16:10; Sal_49:15. Esto se cumplió cuando Cristo, después de su muerte, descendió al mundo
de los espíritus que habían partido, (Mt._12:40; Lc_23:42-43) y liberó a los santos del Antiguo Testamento del
Seol y los llevó al paraíso superior. Ef._4:8-10. Este último pasaje parece indicar que se produjo un cambio en
el mundo de los espíritus, y que el lugar donde los justos esperan la resurrección está localizado ahora en los
cielos. Ef._4:8; 2Co_12:2. Desde entonces, los espíritus de los justos ascienden a la gloria y los espíritus de
los malvados descienden a la condenación. Ap._20:13-14.
Otras pruebas de la enseñanza con respecto a la vida futura en el Antiguo Testamento son las siguientes: (1)
La frase u oración "fue reunido con sus padres" o pueblo, que se emplea con frecuencia a Abraham, Moisés,
Aarón y David, sin duda se refiere a la existencia consciente después de la muerte, y no a la sepultura, puesto
que estos hombres no fueron sepultados en los cementerios de familia. (2) Las translaciones de Enoc y Elías
demuestran ciertamente la existencia de una vida futura de felicidad en la presencia de Dios. (3) Las palabras
de Cristo en Mt._22:32 representan simplemente una declaración vigorosa de la creencia judía. De otra
manera hubiera carecido de vigor en lo que respecta a los oyentes. (4) La doctrina de la resurrección de los
muertos se enseña con toda claridad en el Antiguo Testamento. Job_19:26; Dan_12:1-2. (5) Cuando Jacob
dijo: "Descenderé enlutado a mi hijo hasta el Seol," (Gn._37:35), ciertamente no podía haber significado la
tumba literal, puesto que se suponía que el cuerpo de José había sido devorado por una bestia salvaje.

2. La enseñanza en el Nuevo Testamento El Nuevo Testamento reconoce un estado más allá de la


muerte en el cual la vida espiritual continúa bajo condiciones nuevas y mejores. El iniciarse en esta vida es el
objetivo supremo del hombre, Mr._9:43. Al tener a Cristo mismo, el creyente ha efectuado ya en esta vida la
transición de la muerte a la vida. Jn._3:36. Sin embargo, éste es sólo el comienzo. Su plenitud pertenece a
otro estado de existencia que comienza con la resurrección de vida. Jn._1:1. Hay una vida futura (1Ti_4:8);
está oculta ahora, pero será manifestada cuando Cristo, nuestra vida, Aparezca, (Col_3:4), quién concederá la
corona de vida prometido a los que le aman. Stg._1:12. Aun el estado de los creyentes que han muerto es
mejor que la presente vida en Cristo. Fil._1:21. Empero su vida más plena, su tierra de Promisión, su
primogenitura en calidad de hijos de Dios, será apelada a la venida de Cristo. Rm._8:17; Gál._4:7.
La muerte física no puede interrumpir la comunión entre el creyente y su Señor. "Yo soy la resurrección y la
vida: el que cree en mi, aunque esté muerto, vivirá." Jn._11:25-26. Con estas palabras, el Señor Jesús, le
aseguró a Marta y a María que su hermano no había perecido realmente, sino que estaba seguro. En otras
palabras, dijo lo siguiente: Amaba a vuestro hermano y disfruté de dulce comunión con él. Si tenéis en cuenta
quien soy, si recordáis mi poder, ¿os imagináis por un momento que le permitiré a la muerte interrumpir la
comunión que ha sido la alegría de ambos?"
Existen muchos alegatos formales en favor de la inmortalidad, pero más tranquilizador que la fría lógica es el
conocimiento de que estamos en comunión con Dios y Cristo. Pongamos por ejemplo a un santo que durante
años mantuvo una comunión gloriosa con el Hijo de Dios: "Hemos caminado juntos y mantenido dulce
comunión, pero ahora debemos separarnos y decirnos un eterno adiós"? ¡Imposible! Aquéllos que están en
Cristo (1Ts._4:14-17) no pueden ser separados de él ni por la vida ni por la muerte. Rm._8:38. Para uno que
ha vivido conscientemente en la presencia de Cristo, el ser separado de Cristo por la muerte es imposible.
Para aquéllos ligados por el amor de Cristo, es inconcebible el caer de ese amor, y sumergirse en la
desolación o la nada.
El Señor Jesucristo les dice a todos los creyentes: "¿Está Lázaro, está cualquiera vinculado a mí? ¿Se ha
ligado con fe a mi persona? Lo que soy, el poder que reside en mi, operará o funcionará en él. Vuestro
hermano está unido a mí por la confianza y el afecto. Y puesto que soy la resurrección y la vida, ese poder
debe operar en él."

V. EL DESTINO DE LOS JUSTOS


1. La naturaleza del cielo. Los justos están destinados a la vida eterna en la presencia de Dios. Dios
creó al hombre para que éste le conociera, amara y sirviera en este mundo, y disfrute de su comunión eterna
en el mundo venidero. El cristiano, durante su vida terrena, experimenta por la fe la presencia del Dios
invisible, empero en la vida futura esta experiencia de fe se convertirá en realidad Hch.ual. Verá a Dios cara a
cara, una bendición descrita por algunos teólogos como la visión beatífica. Se describe el cielo mediante
varios nombres: (1) Paraíso, (literalmente jardín) recordándonos la felicidad y bendición de nuestros primeros
padres al caminar y hablar con el Señor Dios. Ap._2:7; 2Co_12:4. (2) "La casa de mi Padre," con sus
Numerosas moradas (Jn._14:2) proporciona el pensamiento de hogar, descanso y comunión. (3) Un país
celestial al cual nos dirigimos, como en la antigüedad Israel se dirigía a la tierra de Canaán, la Tierra
Prometida terrena. Heb_11:13-16. (4) Una ciudad, que nos sugiere la idea de sociedad organizada.
Heb_11:10; Ap._21:2.
Deben de distinguirse las siguientes tres fases en la condición de los creyentes que han muerto: primera, el
estado intermedio de descanso en espera de la resurrección; segunda, después de la resurrección se
producirá el juicio de las obras (tribunal de Cristo) (2Co_5:10; 1Co_3:10-15); tercero, al terminarse el milenio,
desciende del cielo la nueva Jerusalén, el hogar final de los bienaventurados. Apocalipsis 21. La nueva
Jerusalén desciende del cielo, es parte del cielo, y por lo tanto es el cielo en un sentido verdadero. En
cualquier lugar donde Dios se Ap.ela a sí mismo en presencia personal y gloria apelada, allí está el cielo; y tal
cosa se puede decir de la nueva Jerusalén. Ap._22:3-4.
¿Por qué es que esta ciudad desciende del cielo? El propósito final que anima a Dios es trasladar el cielo a
la tierra. Compare Dt._11:21. En la dispensación o administración del cumplimiento de los tiempos, Dios
reunirá "todas las cosas en Cristo... en la tierra," (Ef._1:10), y luego Dios será "todas las cosas en todos."
1Co_15:28. Mientras que la nueva Jerusalén no descenderá en realidad a la tierra, estará no obstante
suspendida a la vista de la tierra, puesto que "las naciones que hubieren sido salvas andarán en la lumbre de
ella."

2. La necesidad del cielo. La historia de las religiones Ap.ela el hecho de que el alma del hombre
instintivamente cree que hay tal lugar. Este instinto del cielo ha sido implantado dentro del alma del hombre
por Dios mismo, el Creador de los instintos del hombre. Los alegatos que prueban la existencia de la vida
futura no son formulados principalmente para que el hombre crea en ella, sino porque cree en ella, y está
deseoso de armonizar la mente con las intuiciones más profundas del corazón. Luego también un lugar
semejante es esencial para cumplir las demandas de la justicia. Los sufrimientos del justo sobre la tierra y la
prosperidad de los malvados, demanda un estado futuro donde se administra completa justicia. Y la Biblia nos
dice que tal lugar existe. Platón, el más sabio de los griegos, discutió la vida futura como una probabilidad , y
aconsejó a los hombre a reunir las mejores opiniones sobre la Materia, y embarcarse en ellas como en una
barca y navegar peligrosamente por la vida, "a menos que uno pudiera con más seguridad y con menos
peligros navegar en una embarcación más sólida o mediante una palabra divina." La palabra divina de
certidumbre, que los sabios han deseado, se encuentra en las Sagradas Escrituras, donde la existencia de
una vida futura se enseña, no como opinión o teoría, sino como verdad absoluta.

3. Las bendiciones del cielo.


a. Luz y belleza. Ap._21:23; Ap._22:5. El idioma del hombre, en las circunstancias más ópticas, es
inadecuado para presentar las realidades de la vida del porvenir. En los capítulos 21 y 22 de Apocalipsis, el
Espíritu Santo emplea un idioma que nos ayuda a obtener una pequeña idea de las hermosuras o bellezas del
otro mundo. El topo en una cueva no puede imaginarse la vida del águila que en raudo vuelo supera las
cumbres montañosas; y un minero, si hubiera tal, que hubiere nacido y se hubiese criado en una mina, que
hubiera trabajado en ella, y que ahora, en el ocaso de su vida, uno le hablara con lujo de detalles, a
centenares de metros bajo la superficie de la tierra, del verdor de los árboles, de prados arbolados, de arroyos
corrientosos, de ubérrimos huertos, de picos montañosos, y del cielo tachonado de estrellas, una persona tal
no podría comprender lo que uno dice, puesto que no ha visto ni oído aquello con respecto a lo cual se le
habla y por lo tanto su mente no puede concebirlo.
b. Amplitud de conocimiento. 1Co_13:12. El sentimiento expresado por el sabio Sócrates cuando dijo:
"Una cosa sé que no sé nada," ha sido repetido por los sabios desde entonces. El hombre está rodeado de
misterios y ansía conocimientos. En el cielo esta sed de saber está perfectamente satisfecha. Los misterios
del universo serán aclarados. Los problemas teológicos que nos tienen perplejos serán resueltos con claridad
meridiana. La clase más esplendente de conocimientos será la nuestra: el conocimiento de Dios.
c. Descanso. Ap._14:13; Ap._21:4. Se puede formular una idea del cielo contrastando a éste con las
desventajas de la vida Hch.ual. Piense de todo aquello que produce cansancio, dolor, conflicto y aflicción, y
medite luego que el cielo estará libre de todo esto.
d. Servicio. Hay personas que llevan una vida activa y que al parecer no sienten interés alguno por el
cielo, pues lo suponen un sitio de inactividad, poblado de figuras etéreas que pasan las horas tañendo arpas.
Esta idea del cielo es equivocada. En efecto los redimidos tocarán el arpa, puesto que la música es uno de los
goces del cielo, pero al mismo tiempo trabajarán también. Ellos "le sirven día y noche en su templo... y sus
siervos le servirán." Ap._7:15; Ap._22:3. Aquél que colocó al hombre en el primer paraíso con instrucciones
para cuidarlo y cultivarlo, ciertamente no permitirá que esté inHch.ivo en el segundo paraíso.
e. Gozo. Ap._21:4. La mayor felicidad que se puede concebir en la tierra, multiplicada por un millón,
expresará sólo pálidamente el gozo que espera a los hijos de Dios en el plano de los benditos. Si un rey
poderoso, con sus recursos terrenos, desea erigir un palacio para su esposa, ese palacio será la suma de
todo lo que el arte, la habilidad y los recursos pueden proporcionar. Dios ama a sus hijos infinitamente más de
lo que el hombre puede amar. Al poseer recursos inagotables y sabiduría infinita, puede construir un lugar
cuya belleza supera el conocimiento o poder del arte o la imaginación del hombre. "Voy, pues, a preparar
lugar para vosotros."
f. Estabilidad. La felicidad del cielo durará para siempre. Verdaderamente, la permanencia es necesaria
para la felicidad completa. A pesar de la hermosura y bendición del cielo, la comprensión de que todo tocaría
a su fin haría que el gozo quedara desprovisto de perfección, puesto que la mente estaría continuamente
agobiada por la convicción de que el fin es inevitable, y tal estado mental demostraría ser un detrimento
constante para el gozo perfecto. Todos anhelan lo permanente: salud permanente, paz permanente,
prosperidad permanente. Todos temen la inestabilidad y la inseguridad. Empero la felicidad del cielo lleva
consigo la seguridad o tranquilidad divina que su gozo nunca terminará o disminuirá en intensidad.
g. Vida social. Heb_12:22-23; 1Ts._4:13-18. El hombre es por naturaleza un ser social. Un hombre
solitario es anormal y excepcional. Si en este mundo la vida social proporciona placer, ¡cuánto mayor no será
el éxtasis del compañerismo en el cielo con aquéllos a quienes amamos! En las relaciones humanas, aún
aquéllos que más amamos tienen faltas o características objetables que les restan atractivo. En el cielo, los
amigos y parientes no tendrán falta alguna. Los goces sociales de la vida presente vienen acompaña dos por
las desilusiones. Nuestros seres amados se convierten con frecuencia en motivo de dolor para nosotros, se
rompen amistades, se marchitan afectos. Empero en el cielo no habrá malentendidos, no habrá conflictos,
todos serán buenos y hermosos, sin defecto alguno que los empañen, llenos de sabiduría divina, y ostentando
una personalidad celestial resplandeciente.
h. Comunión con Cristo. Jn._14:3; 2Co_5:8; Fil._1:23. "A quien amáis, sin haberle visto; en quien
creyendo, aunque ahora no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso." 1Pe_1:8. Ese día, seremos
como él, puesto que le veremos tal cual es. Nuestro cuerpo será semejante a su cuerpo glorioso, veremos su
rostro, y aquél que pastoreó a su pueblo por el valle de lágrimas los conducirá en el cielo de gozo en gozo, de
gloria en gloria, de apelación en apelación.

VI. EL DESTINO DE LOS MALVADOS.

1. El punto de vista bíblico. El destino de los malvados es la separación eterna de Dios, y eterno
sufrimiento, conocido con el nombre de muerte segunda. Debido a su terrible naturaleza, es una material de la
cual uno instintivamente retrocede, y sin embargo, es asunto que se debe afrontar, puesto que se trata de una
verdad positiva de la apelación divina. De ahí que el Cristo tierno y amoroso advirtió a los hombres con
respecto a los sufrimientos del infierno. Lo que dijo con referencia a la esperanza del cielo podría aplicarse
muy bien a su enseñanza relativa a la existencia del infierno. "De otra manera, os lo hubiera dicho." Jn._14:2.
El infierno es un lugar de extremo sufrimiento (Ap._20:10), recuerdo y remordimiento, (Lc_16:19-31), deseos
insatisfechos, (Lc_16:24), menosprecio (Dan_12:2), malas compañías, (Ap._21:8), desesperanza. Pro_11:7;
Mt._25:41.

2. Puntos de vista falsos.


a. Universalismo. Según este punto de vista, todos serán finalmente salvos. El que Dios es demasiado
amoroso como para excluir a nadie del cielo parece ser su alegato. La teoría es contradicha por pasajes tales
como Rm._6:23; Lc_16:19-31; Jn._3:36 y otras. Es, en realidad, una misericordia el que Dios excluya a los
pecadores del cielo, puesto que un pecador contaminado se sentiría tan infeliz en el cielo, como un creyente
en el infierno.
b. Restauración. Según este punto de vista, el castigo en el infierno no es eterno, sino un
acontecimiento transitorio con el fin de purificar al pecador y capacitarle para el cielo. Si este fuere el caso, el
fuego del infierno tendría más poder o eficacia que la sangre de Cristo. Además, la experiencia nos enseña
que el castigo en sí mismo no es regenerativo; puede restringir, pero no transformar. Los maestros de esta
escuela afirman que la palabra eterno en el idioma griego significa que durará por una edad, pero no
eternamente. Empero de acuerdo a Mt._25:41, si el castigo de los malvados tiene fin, también lo tendrá la
felicidad de los justos. El Dr. Maclaren hace el comentario siguiente:
Aceptando con apetencia las palabras de Cristo, como expresión de amor perfecto e infalible sabiduría, el que
esto escribe... teme que, en la discusión con respecto a la duración del castigo, la verdad solemne relativa a la
realidad de la retribución futura se oscurezca o debilite, y el hombre arguya con respecto al "temor del Señor,"
hasta dejar de experimentar sentimiento alguno con respecto a dicha retribución.
El hábito tiende a fijarse. El carácter tiende a adquirir permanencia final. Dios no obligará al hombre a salvarse
en el futuro, como no lo obliga en la actualidad.
c. Segunda probación. Según esta teoría, todos tendrán una segunda oportunidad, para aceptar la
salvación, entre la muerte y la resurrección. Las Sagradas Escrituras, sin embargo, nos enseñan que a la
muerte queda fijado el destino del hombre. Heb_9:27. Además, si la gente piensa que se le presentará una
segunda oportunidad, ¿cuántos aceptarán la primera oportunidad, o la aprovecharán? Y si descuidan la
primera oportunidad, de acuerdo a las leyes de la naturaleza humana, estarán más débiles para aceptar la
segunda.
d. Aniquilación. Los que propugnan esta teoría dicen que la Biblia enseña que los impíos perecerán, y
que esto prueba que el castigo final consistirá en la aniquilación. Esto no puede ser cierto, porque si perecer
significa ser aniquilado, entonces el hijo pródigo fue aniquilado antes de regresar a su padre siendo que
cuando comenzó a arrepentirse, dijo: "¡Cuántos jornaleros en la casa de mi padre tienen abundancia de pan, y
yo aquí perezco de hambre!" (Lc_15:17) Y nos dice también la Biblia que el mundo antidiluviano pereció,
anegado en agua (2Pe_3:6). Y, sin embargo, el mundo todavía continúa existiendo. Véase también los
siguientes textos: Sal_78:45; Heb_2:14; Sal_31:10. Estos textos prueban concluyentemente que las palabras
"destruir" y "consumir" no significan aniquilación. El vocablo "destrucción" significa dañar o perjudicar una
cosa de tal manera que venga a ser inservible.

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