CIELO-INFIERNO Marbella
CIELO-INFIERNO Marbella
CIELO-INFIERNO Marbella
Martes 09-042013
Cuando se habla del Cielo y del Infierno es porque existen realmente y la Biblia la cual contiene la palabra de
Dios establece que existe un cielo y un infierno que de acuerdo a la relación que el hombre establezca con
Dios su Creador, quien mora en el cielo, son lugares que están reservados para el hombre después de su
muerte De manera que para ir al cielo o al infierno es necesario que el hombre muera. De allí que el tema de
la muerte está ligado al tema del cielo y del infierno. El hombre fue creado por Dios a su imagen y semejanza
para vivir en el paraíso eternamente (Génesis 1.26, 2.8, 2.16-17). Sin embargo, por su transgresión (Génesis
2.16-17) fue expulsado del Paraíso (El Huerto del Edén), y por éste pecado entró la muerte a este mundo
(Romanos 5.12).
Génesis 1:26: Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza.
Génesis 2.8: Y Jehová Dios plantó un huerto en Edén, al oriente; y puso allí al hombre que había formado.
Génesis 2.16: 17 Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la
ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás.
Romanos 5.12: Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte
pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron.
El líder de ambos grupos es Satanás, quien es llamado el Príncipe de los demonios (Mateo 12:24).
Actualmente los cristianas tenemos luchas con los ángeles caídos (demonios); éstos:
1.-No se encuentran encerrados en el abismo (Mateo 8.29; Lucas 8.31)
2.-Sino que habitan en el mundo espiritual rodeando a la tierra (Job 1.6-7).
3.-Andan por lugares secos y sin reposo (Mateo 12.43).
4.-Mientras no tienen una casa (es decir, una persona a quien atormentar,
(Mateo 8.29; 12.44-45).
NADIE PUEDE SALIR DEL INFIERNO, EL UNICO QUE TIENE ACCESO Y SALIDA
ES JESUCRISTO
Tiene las llaves de la muerte y el Hades Apocalipsis 1.18
Tiene nombre sobre todo nombre Filipenses 2.9-11
Nadie puede salir Lucas 16.26
Isaías 14.12–21 Lucero, hijo de la mañana: Estos versículos tienen también una doble significación. Todavía forman
parte del proverbio pronunciado contra el rey de Babilonia. El lenguaje, sin embargo, muestra que éste es un prototipo de
Satanás. El pecado fundamental de Lucero (o Lucifer) fue su ilimitada ambición, su deseo de ser igual o estar por encima
del Altísimo. Con referencia a Satanás, es mejor no intentar explorar cada detalle sino tratar de comprender su
simbolismo (véase la nota a Ez 28.11–19). En vv. 13–15 el tiempo futuro se usa en cinco ocasiones. La caída de Satanás
se debió a dos cosas: el orgullo que lo condujo a querer suplantar el reino de Dios por el suyo, y la autosuficiencia que lo
hizo intentar independizarse del Altísimo.
Ezequiel 28.11–19. Algunas de las frases de este pasaje que definen al rey humano de Tiro pueden describir a Satanás.
Se debe tener mucho cuidado a fin de interpretar estos versículos con discernimiento. Queda claro que, en ocasiones,
Ezequiel describe a este rey en términos que no pueden aplicarse a un simple ser humano. Este rey estuvo en el huerto
de Edén (28.13), fue un «querubín grande, protector» (28.14), tenía acceso al monte santo de Dios (28.14) y lo echaron
del monte (28.16, 17). Por lo tanto, Ezequiel pudo haber estado pronunciando juicio no solo sobre el rey de Tiro, sino
sobre Satanás, el que motivó al rey a pecar. Muchos ven en este pasaje (y en Is 14) la caída de Satanás, punto de vista
compartido por varios padres de la Iglesia en la segunda mitad del siglo IV d.C. Tal interpretación se ve reforzada por las
palabras de vv. 16, 17, pero no toma en cuenta del todo el contexto. La caída del rey de Tiro puede reflejar la caída de
Adán, el primer rey, así como la caída de cualquier individuo presuntuoso. Lo mismo sucede con la caída de Satanás,
porque la caída de cualquier persona presuntuosa refleja la de aquél que personifica como nadie el orgullo. Como Adán y
como Satanás antes de su caída, el rey de Tiro pertenecía a Dios como una criatura creada perfecta (tú eras el sello de
la perfección, véase Gn 1.27.31). Su destino era llevar a cabo los planes de Dios y se le situó en Edén (v. 13), en la
presencia de Dios. A diferencia de Adán, quien estaba desnudo (Gn 2.25), el rey de Tiro se hallaba vestido de toda
piedra preciosa, para resaltar su belleza y gloria (véase Éx 28.17–20, donde se habla de las piedras preciosas que
adornaban el pectoral del sumo sacerdote).
Los vv. 14, 15 parecen constituir la más fuerte evidencia de que este texto se refiere a la caída de Satanás. Querubín
grande, protector indica una alta posición, con responsabilidad y autoridad para proteger y defender (protector) el santo
monte de Dios, una alusión al trono divino. La elevada posición, y el lugar específico que le correspondía a Lucifer antes
de su caída, le ofrecía una oportunidad única para glorificar a Dios. (Algunos ven en el v. 13 una referencia a que su
función celestial era dirigir los coros cuyas voces alaban al Altísimo). Su caída fue ocasionada por el intento de
apropiarse de esta gloria (véase Is 14.12–17).
El pecado del rey de Tiro consistió en que a causa de la multitud de sus contrataciones se llenó de iniquidad... por lo
que fue echado del monte de Dios (v. 16).
El Seno de Abraham
“Aconteció que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham…”:
Los que morían considerados justos por Dios de aquellos judíos del AT, iban al mismo lugar en el que estaba
Abraham, llamado el Seno suyo. Ese era el lugar donde todos ellos iban. Ese lugar era la morada de los justos
del AT. Estas personas vivían en ese lugar, también llamado el Paraíso (Lc. 23: 43), esperando a que Cristo
pudiera sacarles de allí y llevarles al cielo, una vez hubiera cumplido con su obra en la Cruz. Esperaban en
Cristo y en Su obra de la cruz. La ubicación de ese lugar parece clara según el mismo relato de esta historia,
ya que el mismo Jesús tuvo interés en darnos ciertos detalles al respecto. El rico, en llamas podía ver y hablar
con Abraham, y sólo una gran sima les separaba (Vv. 24-26). De ese modo entendemos que el Seno de
Abraham se encontraba en el interior de la Tierra, siendo un lugar privilegiado y también sujeto a un tiempo
prefijado. Es evidente que ya no existe porque los que mueren en Cristo suben a Su presencia de inmediato
(Ef. 2: 6). El Seno de Abraham no parece que fuera un lugar excluido de la presencia de Dios y de sus
ángeles, sino todo lo contrario, ni tampoco un lugar de encierro. En este sentido vemos que tanto Moisés
como Elías no estaban allí en confinación dado que aparecieron a Jesús en el Monte de la Transfiguración, a
modo de atisbo del Reino (Mr. 9: 1-3). Por otro lado, si Lázaro (y todos los santos del AT) hubieran subido al
cielo, ¿qué sentido habría de llamarle a ese lugar el Seno de Abraham?, o dicho de otro modo, ¿Por qué
llamarle Seno de Abraham habiendo sido el cielo, o la Nueva Jerusalén, la Celestial? Es evidente que el Seno
de Abraham era otra ubicación diferente. sima. Cavidad grande y muy profunda en la tierra. cima. Punto
más alto de los montes, cerros y collados. Parte más alta de los árboles.
HADES. Transcripción de una palabra griega empleada en la LXX para traducir el vocablo hebreo • Seol,
morada de los muertos, buenos y malos sin distinción.
Al Hades se le conceptúa como debajo de la tierra (Mt 11.23; Lc 10.15); se entra a él a través de puertas que
simbolizan el poder de la muerte (Mt 16.18). Se menciona en relación con la muerte de Jesucristo (Hch 2.27,
31; cf. Sal 16.10). Como consecuencia del desarrollo doctrinal en los últimos libros del Antiguo Testamento, el
concepto del Seol se bifurcó, y el Hades llegó a referirse al lugar de oscuridad y sufrimiento reservado para los
impíos (• Hinom, infierno, Lc 16.23), mientras • Seno de Abraham y • Paraíso indicaban el destino de los
piadosos. Relacionado íntimamente con la • Muerte, el Hades casi se personifica en Ap 1.18; 6.8; 20.13s (cf. 1
Co 15.55).
Seol
v. Hades, Infierno, Sepulcro
2 S 22.6; Sal 18.5 ligaduras del S me rodearon
Job 17.13 si yo espero, el S es mi casa; haré mi
24.19 nieve; así también el S a los pecadores
26.6 el S está descubierto delante de él, y el
Sal 6.5 porque en .. en el S, ¿quién te alabará?
9.17 los malos serán trasladados al S, todas
16.10 porque no dejarás mi alma en el S, ni
49.15 Dios redimirá mi vida del poder del S
86.13 has librado mi alma de las .. del S
88.3 mi alma está .. y mi vida cercana al S
Pr 5.5 pies .. a la muerte; sus pasos conducen al S
15.11 S y el Abadón están delante de Jehová
27.20 el S y el Abadón nunca se sacian ; así
Is 5.14 por eso ensanchó su interior el S, y sin
28.15 hicimos convenio con el S; cuando pase
38.10 a la mitad de mis días iré a las .. del S
38.18 el S no te exaltará, ni te alabará la
Ez 32.21 en medio del S hablarán a él los fuertes
Os 13.14 la mano del S los redimiré, los libraré
Am 9.2 aunque cavasen hasta el S, de allá los
Jon 2.2 desde el seno del S clamé, y mi voz oíste
Hades
v. Abadón, Infierno, Seol
Mt 11.23 Capernaum .. hasta el H serás abatida
16.18 puertas del H no prevalecerán contra
Lc 16.23 en el H alzó sus ojos .. en tormentas
Hch 2.27, 31 porque no dejarás mi alma en el H
Ap 1.18 tengo las llaves de la muerte y del H
6.8 por nombre Muerte, y el H le seguía, 20.14 el H fueron lanzados al lago de fuego
INFIERNO. Término de origen latino (infernus que significa la parte de abajo) con que se traduce la voz
hebrea Seol, y las griegas Hades, Gehenna y Tártaros (• Inmortalidad).
Seol aparece en el texto hebreo del Antiguo Testamento sesenta y cinco veces. Se traduce en la RV por
«sepulcro», «sepultura», «infierno», «profundo», «sima» y otras palabras. En la LXX se traduce por • Hades,
nombre que los griegos aplicaron primero al rey del mundo invisible y posteriormente al lugar de los espíritus.
El uso de Hades en vez de una transcripción de • Seol demuestra que las dos palabras se consideraban como
sinónimos, aunque siempre había una diferencia: para los griegos, al Hades lo gobernaba un dios
independiente de los dioses del cielo y de la tierra; los hebreos creían que el Seol era parte del reino de
Jehová (Sal 139.8; Pr 15.11). Los griegos pensaban que no existía salida del Hades, pero los piadosos
hebreos, si bien contemplaban el Seol con cierto temor, esperaban salir de allí pues creían en la resurrección
del cuerpo (Dn 12.2; Hch 26.6–8). Sin embargo, las ideas hebreas acerca del estado futuro siempre eran
vagas; Pablo afirma que fue Cristo el que «sacó a luz la vida y la inmortalidad» (2 Ti 1.10).
Hades aparece once veces en el Nuevo Testamento. Cristo librará a su Iglesia del Hades (Mt 16.18). La
doctrina del Nuevo Testamento en cuanto a la morada después de la muerte difiere mucho de la del Antiguo
Testamento. El Nuevo Testamento afirma repetidas veces que los espíritus de los muertos redimidos se
separan del cuerpo para estar con Cristo (Jn 14.2, 3; 17.24; 2 Co 5.8; Flp 1.23).
Para explicar esta diferencia entre los testamentos, algunos han sostenido que Cristo al bajar al Hades (Hch
2.27, 31) o a «las partes más bajas de la tierra» (Ef 4.9), proclamó allí las buenas nuevas de la redención
efectuada en la cruz (1 P 3.18–20, • Descenso al infierno). Habiendo preparado un lugar en la casa de su
Padre, «llevó cautiva la cautividad» (Ef 4.8), es decir, llevó al mismo cielo los santos redimidos que se
hallaban en el Hades. Estos no habían ido antes al cielo porque si bien habían sido redimidos mediante el
sacrificio de animales según la Ley del Antiguo Testamento, lo habían sido solo por promesa porque «la
sangre de los toros y de los machos cabríos no puede quitar los pecados» (Heb 10.4). No hubo salvación
completa sino hasta que Cristo derramó su propia sangre en la cruz. Desde entonces no hay redimidos en el
Hades, sino solamente injustos en tormento.
Gehenna aparece unas doce veces en el Nuevo Testamento. Es la transcripción griega de • Hinnom,
adoptada por los judíos después de la cautividad, y posteriormente por Jesús, para designar el lugar de
tormento donde serán arrojados las personas reprobadas y los espíritus malignos. El Señor habla del
Gehenna en términos solemnes y terribles (Mt 5.22, 29, 30; 10.28; 18.9; 23.15, 33; Mc 9.43–48; Lc 12.5; Stg
3.6). El Gehenna de los Evangelios y de Santiago se asemeja en mucho al Seol del Antiguo Testamento (Job
26.6), y parece ser sinónimo del «horno de fuego» de Mt 13.42; del «lago de fuego» de Ap 19.20; 20.10, 14,
15 y de la «perdición» de Ap 17.8, 11.
El «tártaros» que se traduce por incienso en 2 P 2.4, era el lugar de castigo según la mitología griega.
Bajo el gobierno de un Dios infinitamente santo, justo, sabio y amoroso, obligado por su propia naturaleza y
por el cuidado que tiene del bienestar de su universo a expresar su aborrecimiento hacia el pecado, la
existencia del infierno es una necesidad (Ro 6.23; 2 Ts 1.6–11; Ap 20.11–15). Los que son castigados en el
infierno son criaturas libres, responsables, pecadoras e impenitentes, que han empleado mal el tiempo de
prueba que se les ha concedido y rechazado la gracia que Dios les ha ofrecido. El gran deseo divino de librar
a los hombres del infierno se manifiesta en la muerte de Cristo y en las amonestaciones dirigidas a los
pecadores en la Biblia. Ninguna exégesis concienzuda de la Biblia puede hacer caso omiso del infierno.
Parece que el grado de los tormentos se medirá según el grado de la culpa (Mt 10.15; 23.14; Lc 12.47, 48).
Este castigo será eterno, como lo será también la felicidad en el cielo. La •Ira de Dios nunca dejará de existir
sobre las almas perdidas (Mt 25.46). Nada en todo el universo debe temerse tanto como una eternidad en el
infierno.
Infierno
v. Abadón, Hades, Seol
Mt 5.22 fatuo, quedará expuesto al i de fuego
5.29 no que todo tu cuerpo sea echado al i
10.28 destruir el alma y el cuerpo en el i
18.9 teniendo dos ojos ser echado en el i de
23.15 le hacéis dos veces más hijo del i que
23.33 ¿cómo escaparéis .. condenación del i
Lc 12.5 temed .. tiene poder de echar en el i
Stg 3.6 y ella misma es inflamada por el i
2 P 2.4 arrojándolos al i los entregó a prisiones
Abismo
v. Profundidad
Ro 10.7 ¿quién descenderá al a? (esto es, para
Ap 9.1 y se le dio la llave del pozo del a
17.8 y está para subir del a e ir a perdición
20.3 lo arrojó al a, y lo encerró, y puso su
Enoc desapareció, Dios se lo llevó (Génesis 5.24)
Caminó, pues, Enoc con Dios, y desapareció, porque le llevó Dios.
Juan 3.13
13
Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo; el Hijo del Hombre, que está en el cielo. 14Y como
Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, 15para que
todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.
Mateo 12.40
40
Porque como estuvo Jonás en el vientre del gran pez tres días y tres noches, así estará el Hijo del Hombre
en el corazón de la tierra tres días y tres noches.
Efesios 4.9-10
9
Y eso de que subió, ¿qué es, sino que también había descendido primero a las partes más bajas de la tierra?
10
El que descendió, es el mismo que también subió por encima de todos los cielos para llenarlo todo.
Filipenses 2.9-10
9
Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, 10para que en
el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; 11y
toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre
Juan 20.17
17
Jesús le dijo: No me toques, porque aún no he subido a mi Padre; mas ve a mis hermanos, y diles: Subo a
mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios.
Lucas 23.39-43
39
Y uno de los malhechores que estaban colgados le injuriaba, diciendo: Si tú eres el Cristo, sálvate a ti mismo
y a nosotros. 40Respondiendo el otro, le reprendió, diciendo: ¿Ni aun temes tú a Dios, estando en la misma
condenación? 41Nosotros, a la verdad, justamente padecemos, porque recibimos lo que merecieron nuestros
hechos; mas éste ningún mal hizo. 42Y dijo a Jesús: Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino. 43Entonces
Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso.
1 Corintios 12.1-4
1
Ciertamente no me conviene gloriarme; pero vendré a las visiones y a las revelaciones del Señor. 2Conozco a
un hombre en Cristo, que hace catorce años (si en el cuerpo, no lo sé; si fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo
sabe) fue arrebatado hasta el tercer cielo. 3Y conozco al tal hombre (si en el cuerpo, o fuera del cuerpo, no lo
sé; Dios lo sabe), 4que fue arrebatado al paraíso, donde oyó palabras inefables que no le es dado al hombre
expresar.
1 Samuel 28.13-19
13
¿Por qué me has engañado? pues tú eres Saúl. Y el rey le dijo: No temas. ¿Qué has visto? Y la mujer
respondió a Saúl: He visto dioses que suben de la tierra. 14El le dijo: ¿Cuál es su forma? Y ella respondió: Un
hombre anciano viene, cubierto de un manto. Saúl entonces entendió que era Samuel, y humillando el rostro a
tierra, hizo gran reverencia.
15
Y Samuel dijo a Saúl: ¿Por qué me has inquietado haciéndome venir? Y Saúl respondió: Estoy muy
angustiado, pues los filisteos pelean contra mí, y Dios se ha apartado de mí, y no me responde más, ni por
medio de profetas ni por sueños; por esto te he llamado, para que me declares lo que tengo que hacer.
16
Entonces Samuel dijo: ¿Y para qué me preguntas a mí, si Jehová se ha apartado de ti y es tu enemigo?
17
Jehová te ha hecho como dijo por medio de mí; pues Jehová ha quitado el reino de tu mano, y lo ha dado a
tu compañero, David. 18Como tú no obedeciste a la voz de Jehová, ni cumpliste el ardor de su ira contra
Amalec, por eso Jehová te ha hecho esto hoy. 19Y Jehová entregará a Israel también contigo en manos de los
filisteos; y mañana estaréis conmigo, tú y tus hijos; y Jehová entregará también al ejército de Israel en mano
de los filisteos.
Muerte (® Vida). Fenómeno universal que marca la terminación de la vida, generalmente muy lamentado. En
el orden de la naturaleza, lo experimentan tanto las plantas como los animales. No obstante, los primeros
seres humanos, ® Adán y Eva, no fueron creados para morir, sino con una capacidad que no tenían las
plantas ni los animales: debían escoger entre la inmortalidad y la muerte. Todo dependía de su obediencia a
Dios (Gn 2.17). Tanto Adán como Eva desobedecieron al comer del fruto prohibido y murieron (Gn 3.6). La
muerte humana, sin embargo, fue distinta de la de los animales, en que Adán no dejó del todo de existir. Su
muerte tenía dimensiones físicas, morales y espirituales, y por causa de su desobediencia la misma clase de
muerte pasó a todos sus descendientes y a todo el género humano (Ro 5.12, ® Pacto).
La muerte humana no implica dejar de existir; más bien consiste básicamente en una separación. La muerte
física es la separación entre lo físico y lo inmaterial, o sea, entre el ® Cuerpo y el ® Alma. La muerte espiritual
es la separación del ser humano de su Dios.
La muerte física fue resultado del pecado original, pero Adán no perdió la vida el día que comió del fruto
prohibido, sino vivió 930 años (Gn 5.5). Su muerte consistió en dejar de ser inmortal: comenzó a envejecer
desde aquel momento y la muerte le fue inevitable. Se supone que si no hubiera desobedecido a Dios,
hubiera sido inmortal, tanto física como espiritualmente.
Normalmente la muerte física sigue siendo inevitable para todo ser humano. Sin embargo, ha habido y habrá
excepciones. Enoc (Heb 11.5) y Elías (2 R 2.1–11) fueron trasladados al cielo sin sufrir la muerte física, y en
los últimos días cuando el Señor arrebate a su Iglesia, todos los creyentes que aún vivan en aquel día serán
trasladados directamente al cielo (1 Ts 4.13–18 ® Segunda Venida). Por eso Pablo dice: «No todos
dormiremos; pero todos seremos transformados» (1 Co 15.51). Esto es motivo de gran esperanza y
consolación para el pueblo de Dios (1 Ts 4.18).
La doctrina de la ® Resurreccion del cuerpo nos indica que la separación del cuerpo y el alma no se considera
como un estado permanente. A su debido tiempo los cuerpos tanto de los creyentes como de los inconversos
serán resucitados y unidos nuevamente con sus almas (Jn 5.28, 29).
Con todo, la muerte física es poca cosa comparada con la muerte espiritual, o sea, la separación del hombre
de su Dios y la consecuente incapacidad moral. Adán representó al género humano en la prueba de
obediencia en ® Edén, y como resultado de su pecado original, todos los hombres vivimos desde entonces en
un estado de muerte espiritual (Col 2.13). El evangelio anuncia la manera de pasar de muerte a vida (Jn 5.24)
y cómo obtener la vida eterna (Jn 3.16). La fe salvadora en Cristo vence a la muerte espiritual y quita el temor
de la muerte. Pablo considera a la muerte física como una victoria nefasta del mal (1 Co 15.55), pero para el
creyente Cristo ha anulado esta victoria mediante su propia muerte (Heb 2.14). A través de su resurrección ha
vencido a este postrer enemigo, es decir, la muerte (1 Co 15.25, 26). En el último juicio, la muerte misma será
lanzada al lago de fuego (Ap 20.14).
Solamente durante su vida sobre la tierra tiene el hombre libertad de poner su fe en Cristo y ser librado de la
muerte espiritual. La muerte física pone fin a esta oportunidad (Heb 9.27). Si en esta vida el hombre no
participa por la fe en la victoria de Cristo sobre la muerte, solamente le espera la «segunda muerte», o aquella
horrenda separación eterna de su Creador (Ap 20.15; 21.8).
Dormir v. Sueño
Job 7.21 porque ahora dormiré en el polvo, y si
Sal 3.5; 4.8 me acosté y dormí, y desperté, porque
13.3 alumbra mis ojos .. no duerma de muerte
Dn 12.2 muchos de los que duermen en el polvo
9.24; Mc 5.39; Lc 8.52 la niña no está muerta, sino duerme
Jn 11.11 nuestro amigo Lázaro duerme; mas voy
Hch 7.60 clamó .. Y habiendo dicho esto, durmió
15.6 muchos viven aún, y otros ya duermen
15.20 primicias de los que durmieron es hecho
15.51 misterio: No todos dormiremos; pero
1 Ts 4.13 que ignoréis acerca de los que duermen
4.14 traerá Dios .. a los que durmieron en él
I. MUERTE. La muerte es la separación del alma del cuerpo y la introducción del hombre al mundo
invisible. Se la describe de sueño (Jn._11:11; Dt._31:16), la disolución de la casa terrenal de este tabernáculo
(2Co_5:1), el dejar este tabernáculo (2Pe_1:14) el pedir el alma de parte de Dios, (Lc_12:20) ir por el camino
por el cual no se vuelve (Job_16:22) el reunirse con sus padres, (Gn._49:33) descender al silencio,
(Sal_115:17) expirar, (Hch._5:10), tornar al polvo, (Gn._3:19), ser cortado, (Job_14:2), y una partida.
(Fil._1:23).
La muerte es el primer efecto o manifestación visible del pecado, y será el último efecto del pecado del cual
seremos salvados. Rm._5:12; 1Co_15:26. El Salvador quitó la muerte y trajo vida e inmortalidad
("incorrupción") a la luz por el evangelio. 2Ti_1:10. El vocablo "quitar" significa anular, o hacer negativo. Se
anula la muerte como sentencia condenatoria, y se ofrece la vida a todos. Mientras tanto, aunque la muerte
continúa, se convierte en puerta de acceso a la vida en el caso de aquéllos que aceptan a Cristo. ¿De qué
manera está relacionada la muerte con la doctrina de la inmortalidad? Hay dos vocablos, "inmortalidad" e
"incorrupción," que se emplean con referencia a la resurrección del cuerpo. 1Co_15:53-54. Inmortalidad
significa no estar sujeto a la muerte, y en las Sagradas Escrituras se aplica al cuerpo y no al alma (aunque se
insinúa la inmortalidad del alma). Hasta los cristianos son mortales, puesto que sus cuerpos están sujetos a la
muerte. Después de la resurrección y el arrebatamiento, obtendrán la inmortalidad; es decir, tendrán cuerpos
glorificados no sujetos a la muerte.
Los malvados también resucitarán. ¿Significa empero que tienen inmortalidad? No, puesto que su condición
toda es de muerte, separación de Dios. Tienen existencia, pero no la comunión con Dios y la glorificación del
cuerpo constituyen verdadera inmortalidad. Existen conscientemente en una condición de sujeción a la
muerte. La suya no es "resurrección de vida," sino "resurrección de muerte." Jn._5:29. Si la "inmortalidad" en
las Sagradas Escrituras se aplica al cuerpo, ¿de qué manera se justifica que hablemos de la inmortalidad del
alma? Tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, la muerte es la separación del cuerpo del alma. El
cuerpo muere y va al polvo, el alma o el espíritu continúan existiendo conscientemente en el mundo invisible
de los espíritus. De manera que el hombre es mortal, puesto que su cuerpo está sujeto a la muerte, no
obstante lo cual su alma es inmortal, sobreviviendo a la muerte del cuerpo.
¿Qué diferencia existe entre la inmortalidad y la vida eterna? La inmortalidad es futura (Rm._2:7;
1Co_15:53-54) y se refiere a la glorificación de nuestros cuerpos mortales en la resurrección. La vida eterna
concierne principalmente al espíritu del hombre, es una posesión presente, y no es afectada por la muerte del
cuerpo. La vida eterna alcanzará su perfección a la venida de Cristo, y será vivida en un cuerpo glorificado,
inmortal. Todos los creyentes, tanto los que viven como los muertos, tienen ya vida eterna, pero no tendrán
inmortalidad hasta la resurrección.
II. EL ESTADO INTERMEDIO. Por estado intermedio nos referimos al estado de los muertos durante el
período comprendido entre la muerte y la resurrección.
1. El punto de vista bíblico. Debe notarse cuidadosamente que los justos no reciben su recompensa
final, ni los malvados su castigo final, hasta después de sus resurrecciones respectivas. Ambas clases están
en un estado intermedio, esperando ese acontecimiento. Los creyentes que han muerto parten para estar con
el Señor, empero no reciben su recompensa final todavía.
El estado intermedio de los justos es:
a) uno de descanso (Ap._14:13),
b) espera (Ap._6:10-11),
c) actividad (Ap._7:15),
d) santidad. Ap._7:14.
Los malvados también pasan a un estado intermedio, donde esperan el castigo final, que se produce
después del juicio ante el Gran Trono Blanco, cuando la muerte y el infierno (Hades) son arrojados al
lago de fuego. Ap._20:14.
III. LA RESURRECCIÓN
1. La enseñanza del Antiguo Testamento. Al estudiar la enseñanza del Antiguo Testamento con
respecto a la vida futura, debe recordarse que la obra redentora de Cristo ha ejercido un poderoso efecto en
relación con la muerte y la vida. "El cual quitó la muerte, y sacó a la luz la vida y la inmortalidad por el
evangelio." 2Ti_1:10. Cristo trajo plenitud de luz y seguridad con respecto a la vida venidera. Al mismo tiempo
lLv.ó a cabo cierta liberación para los creyentes del Antiguo Testamento en el estado intermedio, que dió
como resultado un aumento de bendición para ellos. Empero aunque la Ap.elación del Antiguo Testamento
con respecto a la vida después de la muerte no es tan amplia como la del Nuevo Testamento, es indudable
que se enseña la doctrina.
La doctrina de la inmortalidad en el Antiguo Testamento se basa o fundamenta en la relación del hombre con
Dios. El hombre, hecho a la imaGn. de Dios, es Ap.to para conocer a Dios y tener comunión con él. Esto
implica o indica que el hombre es superior al animal, y que está animado de una vida que trasciende al
tiempo. Fué creado para vida, y no para mortalidad. Empero el pecado trajo la muerte al mundo, y frustró de
esa manera el destino del hombre. La muerte, en su aspecto físico, es la separación del cuerpo y del alma. La
muerte, sin embargo, no implica o significa la extinción del alma. El Antiguo Testamento enseña
consecuentemente que la personalidad del hombre sobAp.ive a su muerte. El cuerpo del hombre fue bajado a
la tumba, mientras que el alma pasó al Seol (que se traduce infierno, abismo, sepultura) el lugar de los
espíritus que han partido de este mundo. El que el Seol no el cielo queda demostrado por el hecho de que se
dice que está abajo (Pro_15:24), y que es un descenso, (Eze_32:21), y que se halla en lo profundo de la
tierra. Eze_32:18. El que no se trata de un lugar de felicidad es evidente por la descripción que hace de el
cómo de un lugar al que no se loará (Sal_6:5), cruel o duro (Son_8:6), lugar de dolor, (Sal_18:5), un lugar del
cual nadie parece retornar. Job_7:9. Seol, sin la iluminación que emanaba del Cristo resucitado, era un lugar
lóbrego (oscuro. tenebroso), ominoso, y por esta razón algunos de los santos del Antiguo Testamento se
estremecieron ante la idea del Seol, como un niño se estremece ante la perspectiva de entrar en un cuarto
oscuro. Lea por ejemplo el Salmo 88 e Isaías 38.
Seol era habitado por los justos (Job_14:13; Sal_88:3; Gn._37:34-35) y los malvados. Pro_5:3-5; Pro_7:27;
Job_24:19; Sal_31:17. Del incidente del hombre rico y Lázaro, sabemos que había dos partes en el Seol: un
lugar de sufrimiento para los malvados, (Lc_16:23-24) y otra parte para los justos, un sitio de descanso y
comodidad. Lc_16:25.
Sin embargo, los creyentes del Antiguo Testamento no vivían sin esperanza. El pueblo de Dios sería redimido
del Seol. Sal_16:10; Sal_49:15. Esto se cumplió cuando Cristo, después de su muerte, descendió al mundo
de los espíritus que habían partido, (Mt._12:40; Lc_23:42-43) y liberó a los santos del Antiguo Testamento del
Seol y los llevó al paraíso superior. Ef._4:8-10. Este último pasaje parece indicar que se produjo un cambio en
el mundo de los espíritus, y que el lugar donde los justos esperan la resurrección está localizado ahora en los
cielos. Ef._4:8; 2Co_12:2. Desde entonces, los espíritus de los justos ascienden a la gloria y los espíritus de
los malvados descienden a la condenación. Ap._20:13-14.
Otras pruebas de la enseñanza con respecto a la vida futura en el Antiguo Testamento son las siguientes: (1)
La frase u oración "fue reunido con sus padres" o pueblo, que se emplea con frecuencia a Abraham, Moisés,
Aarón y David, sin duda se refiere a la existencia consciente después de la muerte, y no a la sepultura, puesto
que estos hombres no fueron sepultados en los cementerios de familia. (2) Las translaciones de Enoc y Elías
demuestran ciertamente la existencia de una vida futura de felicidad en la presencia de Dios. (3) Las palabras
de Cristo en Mt._22:32 representan simplemente una declaración vigorosa de la creencia judía. De otra
manera hubiera carecido de vigor en lo que respecta a los oyentes. (4) La doctrina de la resurrección de los
muertos se enseña con toda claridad en el Antiguo Testamento. Job_19:26; Dan_12:1-2. (5) Cuando Jacob
dijo: "Descenderé enlutado a mi hijo hasta el Seol," (Gn._37:35), ciertamente no podía haber significado la
tumba literal, puesto que se suponía que el cuerpo de José había sido devorado por una bestia salvaje.
2. La necesidad del cielo. La historia de las religiones Ap.ela el hecho de que el alma del hombre
instintivamente cree que hay tal lugar. Este instinto del cielo ha sido implantado dentro del alma del hombre
por Dios mismo, el Creador de los instintos del hombre. Los alegatos que prueban la existencia de la vida
futura no son formulados principalmente para que el hombre crea en ella, sino porque cree en ella, y está
deseoso de armonizar la mente con las intuiciones más profundas del corazón. Luego también un lugar
semejante es esencial para cumplir las demandas de la justicia. Los sufrimientos del justo sobre la tierra y la
prosperidad de los malvados, demanda un estado futuro donde se administra completa justicia. Y la Biblia nos
dice que tal lugar existe. Platón, el más sabio de los griegos, discutió la vida futura como una probabilidad , y
aconsejó a los hombre a reunir las mejores opiniones sobre la Materia, y embarcarse en ellas como en una
barca y navegar peligrosamente por la vida, "a menos que uno pudiera con más seguridad y con menos
peligros navegar en una embarcación más sólida o mediante una palabra divina." La palabra divina de
certidumbre, que los sabios han deseado, se encuentra en las Sagradas Escrituras, donde la existencia de
una vida futura se enseña, no como opinión o teoría, sino como verdad absoluta.
1. El punto de vista bíblico. El destino de los malvados es la separación eterna de Dios, y eterno
sufrimiento, conocido con el nombre de muerte segunda. Debido a su terrible naturaleza, es una material de la
cual uno instintivamente retrocede, y sin embargo, es asunto que se debe afrontar, puesto que se trata de una
verdad positiva de la apelación divina. De ahí que el Cristo tierno y amoroso advirtió a los hombres con
respecto a los sufrimientos del infierno. Lo que dijo con referencia a la esperanza del cielo podría aplicarse
muy bien a su enseñanza relativa a la existencia del infierno. "De otra manera, os lo hubiera dicho." Jn._14:2.
El infierno es un lugar de extremo sufrimiento (Ap._20:10), recuerdo y remordimiento, (Lc_16:19-31), deseos
insatisfechos, (Lc_16:24), menosprecio (Dan_12:2), malas compañías, (Ap._21:8), desesperanza. Pro_11:7;
Mt._25:41.