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Lección 4-Con Comentarios Del Espiritu de Profecia

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Lección 4: Para el 23 de julio de 2022

VER EL ROSTRO DEL ORFEBRE

Sábado 16 de
julio_____________________________________________
_______________
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Mateo
5:16; 1 Corintios 4:9; Efesios 3:10; Job 23:1-10; Mateo
25:1-12; Daniel 12:1-10; Efesios 4:11-16.

PARA MEMORIZAR:
“Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como
en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de
gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del
Señor” (2 Cor. 3:18).

Amy Carmichael llevó a un grupo de niños a un orfebre


tradicional en la India. En medio de un fuego de carbón
había una teja curva. En la teja había una mezcla de
sal, tamarindo y polvo de ladrillo. Incrustado en esta
mezcla había oro. A medida que el fuego devoraba la
mezcla, el oro se volvía más puro. El orfebre sacaba el
oro con unas tenazas y, si no era lo suficientemente
puro, lo volvía a poner en el fuego. Pero, cada vez que
reponía el oro, aumentaba el calor. El grupo le
preguntó: “¿Cómo sabe que el oro está purificado?” Él
respondió: “Cuando puedo ver mi rostro en él” (A.
Carmichael, Learning of God, p. 50).
Dios está tratando de purificarnos, de refinarnos como
al oro, de transformarnos a su imagen. Ese es un
objetivo asombroso, y más asombroso aún es que solo
cuando pasamos por los crisoles de la vida se
desarrolla en nosotros un carácter semejante al de
Cristo.

Un vistazo a la semana: ¿Qué papel tiene el sufrimiento


en el proceso de purificación? ¿Cómo entendemos
todo esto en el contexto del Gran Conflicto?

ESPÍRITU DE PROFECÍA

«Y se sentará para afinar y limpiar la plata; porque limpiará


a los hijos de Leví, los afinará como a oro y como a plata, y
traerán a Jehová ofrenda en justicia…». Este es el proceso de
refinación y purificación que realiza el Señor de los ejércitos.
Es una obra muy penosa para el alma, pero es el único
proceso por el cual pueden eliminarse las escorias e
impurezas contaminadoras. Nuestras pruebas son todas
necesarias para acercarnos a nuestro Padre celestial en
obediencia a su voluntad, para que podamos llevar al Señor
una ofrenda de justicia (Testimonios para la iglesia, t. 3, p.
593).
Los conflictos que se experimentan en la tierra, en la
providencia de Dios, proporcionan la preparación necesaria
para desarrollar caracteres apropiados para las cortes del
cielo. Debemos ser miembros de la familia real, hijos de
Dios, y «todas las cosas les ayudan a bien» a los que a Dios
aman y se someten a su voluntad.
Dios es una ayuda que siempre está presente en el momento
de necesidad. Conoce perfectamente los pensamientos más
secretos de nuestros corazones, y todas las intenciones y los
propósitos de nuestras almas. Cuando estamos en
perplejidad, aun antes de que le presentemos nuestras
dificultades, él dispone las cosas para nuestra liberación.
Nuestra tristeza no pasa inadvertida. El siempre conoce
mucho mejor que nosotros lo que es necesario para el bien
de sus hijos, y nos conduce como nosotros elegiríamos ser
guiados si pudiéramos discernir nuestros propios corazones y
ver nuestras necesidades y peligros tal como Dios las ve.
Pero los seres finitos pocas veces se conocen a sí mismos.
No conocen sus propias flaquezas… Dios los conoce mejor
de lo que ellos se conocen, y él sabe cómo guiarlos…
Si confiamos en él, y le encomendamos nuestros caminos, él
dirigirá nuestros pasos por la senda que nos conduzca a la
victoria sobre toda pasión pecaminosa, sobre todo rasgo de
carácter que no es semejante al carácter de nuestro Modelo
divino (Nuestra elevada vocación, p. 3 18).
Muchos están engañados acerca de la condición de su
corazón. No comprenden que el corazón natural es engañoso
más que todas las cosas y desesperadamente impío. Se
envuelven con su propia Justicia y están satisfechos con
alcanzar su propia norma humana de carácter. Sin embargo,
cuán fatalmente fracasan cuando no alcanzan la norma
divina y, por sí mismos, no pueden hacer frente a los
requerimientos de Dios.
Podemos medirnos a nosotros por nosotros mismos,
podemos compararnos entre nosotros mismos; quizá
digamos que nos portamos tan bien como este o aquél, pero
la pregunta por la que se demandará una respuesta en el
juicio es: ¿Llenamos los requisitos de las demandas del alto
cielo? ¿Alcanzamos la norma divina? ¿Están en armonía
nuestros corazones con el Dios del cielo? (Mensajes
selectos, t. 1, pp. 376, 377).
Domingo 17 de
julio_____________________________________________
______________

“A SU IMAGEN”

“Porque a los que antes conoció, también los predestinó


para que fuesen hechos conformes a la imagen de su
Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos
hermanos” (Rom. 8:29).

En el principio, Dios nos hizo a su imagen (Gén. 1:27),


pero el pecado corrompió esa imagen.

¿En qué aspectos vemos esta desfiguración de la imagen


de Dios en la humanidad?

Es obvio: el pecado nos corrompió a todos (Rom. 3:10-


19). Sin embargo, Dios desea restaurarnos a lo que
deberíamos haber sido originalmente. Aquí es donde
encaja nuestro versículo de hoy: revela el plan de Dios
de que quienes someten su vida al Espíritu Santo
sean “hechos conformes a la imagen de su Hijo” (Rom.
8:29).
Pero, hay otra dimensión. “La misma imagen de Dios
debe reproducirse en la humanidad. El honor de Dios, el
honor de Cristo, está comprometido en la perfección del
carácter de su pueblo” (DTG 626).
¿Cómo entiendes lo que nos dice Elena de White en la
cita anterior? Ver también Job 1; Mateo 5:16; 1
Corintios 4:9; Efesios 3:10.

Job 1

Hubo en tierra de Uz un varón llamado Job; y era este
hombre perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del
mal.  2  Y le nacieron siete hijos y tres hijas.  3  Su hacienda
era siete mil ovejas, tres mil camellos, quinientas yuntas de
bueyes, quinientas asnas, y muchísimos criados; y era aquel
varón más grande que todos los orientales.  4  E iban sus
hijos y hacían banquetes en sus casas, cada uno en su día; y
enviaban a llamar a sus tres hermanas para que comiesen y
bebiesen con ellos.  5  Y acontecía que habiendo pasado en
turno los días del convite, Job enviaba y los santificaba, y se
levantaba de mañana y ofrecía holocaustos conforme al
número de todos ellos. Porque decía Job: Quizá habrán
pecado mis hijos, y habrán blasfemado contra Dios en sus
corazones. De esta manera hacía todos los días.  6  Un día
vinieron a presentarse delante de Jehová los hijos de Dios,
entre los cuales vino también Satanás.  7  Y dijo Jehová a
Satanás: ¿De dónde vienes? Respondiendo Satanás a
Jehová, dijo: De rodear la tierra y de andar por ella.  8  Y
Jehová dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo
Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y
recto, temeroso de Dios y apartado del mal?  9  Respondiendo
Satanás a Jehová, dijo: ¿Acaso teme Job a Dios de
balde?  10  ¿No le has cercado alrededor a él y a su casa y a
todo lo que tiene? Al trabajo de sus manos has dado
bendición; por tanto, sus bienes han aumentado sobre la
tierra.  11  Pero extiende ahora tu mano y toca todo lo que
tiene, y verás si no blasfema contra ti en tu misma
presencia.  12  Dijo Jehová a Satanás: He aquí, todo lo que
tiene está en tu mano; solamente no pongas tu mano sobre
él. Y salió Satanás de delante de Jehová.  13  Y un día
aconteció que sus hijos e hijas comían y bebían vino en casa
de su hermano el primogénito,  14  y vino un mensajero a Job,
y le dijo: Estaban arando los bueyes, y las asnas paciendo
cerca de ellos,  15  y acometieron los sabeos y los tomaron, y
mataron a los criados a filo de espada; solamente escapé yo
para darte la noticia.  16  Aún estaba este hablando, cuando
vino otro que dijo: Fuego de Dios cayó del cielo, que quemó
las ovejas y a los pastores, y los consumió; solamente
escapé yo para darte la noticia.  17  Todavía estaba este
hablando, y vino otro que dijo: Los caldeos hicieron tres
escuadrones, y arremetieron contra los camellos y se los
llevaron, y mataron a los criados a filo de espada; y
solamente escapé yo para darte la noticia.  18  Entre tanto que
este hablaba, vino otro que dijo: Tus hijos y tus hijas
estaban comiendo y bebiendo vino en casa de su hermano el
primogénito;  19  y un gran viento vino del lado del desierto y
azotó las cuatro esquinas de la casa, la cual cayó sobre los
jóvenes, y murieron; y solamente escapé yo para darte la
noticia.  20  Entonces Job se levantó, y rasgó su manto, y
rasuró su cabeza, y se postró en tierra y adoró,  21  y dijo:
Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré
allá. Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová
bendito.  22  En todo esto no pecó Job, ni atribuyó a Dios
despropósito alguno.
Mateo 5:16
16 
Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que
vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre
que está en los cielos.
1 Corintios 4:9

Porque según pienso, Dios nos ha exhibido a nosotros los
apóstoles como postreros, como a sentenciados a muerte;
pues hemos llegado a ser espectáculo al mundo, a los
ángeles y a los hombres.
Efesios 3:10
10 
para que la multiforme sabiduría de Dios sea ahora dada
a conocer por medio de la iglesia a los principados y
potestades en los lugares celestiales,

Como cristianos, nunca debemos olvidar que estamos


en medio de un drama cósmico. El gran conflicto entre
Cristo y Satanás se desarrolla a nuestro alrededor. La
batalla toma muchas formas y se manifiesta de
diversas maneras. Y, aunque hay muchas cosas
ocultas, podemos entender que, como seguidores de
Cristo, tenemos un rol que desempeñar en este drama
y podemos honrar a Cristo con nuestra vida.

Imagínate estar en el campo de un estadio enorme. Sentados


en las gradas a un lado, están los seres celestiales leales a
Dios; del otro lado, están los seres que han caído con
Lucifer. Si tu vida durante las últimas 24 horas se jugara en
ese estadio, ¿qué equipo tendría más para festejar? ¿Qué te
dice tu respuesta sobre ti?

ESPÍRITU DE PROFECÍA
Semejante transformación de carácter como la observada en
la vida de Juan, es siempre resultado de la comunión con
Cristo. Pueden existir defectos notables en el carácter de una
persona, pero cuando llega a ser un verdadero discípulo de
Cristo, el poder de la gracia divina le transforma y santifica.
Contemplando como por un espejo la gloria del Señor, es
transformado de gloria en gloria, hasta que llega a
asemejarse a Aquel a quien adora.
Juan era un maestro de santidad, y en sus cartas a la iglesia
señaló reglas infalibles para la conducta de los cristianos. «Y
cualquiera que tiene esta esperanza en él —escribió se
purifica, como él también es limpio». «El que dice que está
en él, debe andar como él anduvo». 1 Juan 3:3; 2:6. Enseñó
que el cristiano debe ser puro de corazón y vida. Nunca debe
estar satisfecho con una profesión vana. Así como Dios es
santo en su esfera, el hombre caído, por medio de la fe en
Cristo, debe ser santo en la suya (Los hechos de los
apóstoles, p. 446).
Cuanto más estudie el carácter de Cristo, tanto más atractivo
aparecerá ante usted. Llegará a estar cerca de usted, en
estrecho compañerismo; sus afectos irán hacia él. Si la mente
es moldeada por los objetos con los cuales más se relaciona,
entonces pensar en Jesús, hablar de él, lo capacitará para ser
como él en espíritu y carácter. Reflejará su imagen en lo que
es grande y puro y espiritual. Tendrá la mente de Cristo y él
lo enviará al mundo como su representante espiritual
(Reflejemos a Jesús, p. 57).
Se me ha mostrado que en lo futuro, veremos cuán
íntimamente estaban relacionadas nuestras pruebas con
nuestra salvación, y cómo esas leves tribulaciones
produjeron para nosotros «un cada vez más excelente y
eterno peso de gloria»…
Los años de abnegación, de privaciones, de pruebas, de
aflicciones y persecuciones que soporto Pablo, los llamaba él
algo momentáneo. Las cosas del tiempo presente no eran
consideradas dignas de mención al compararlas con el eterno
peso de gloria que le aguardaba cuando hubiera terminado la
lucha. Esas mismas aflicciones eran los operarios de Dios,
dispuestas para la perfección del carácter cristiano.
Cualesquiera sean las circunstancias del cristiano, no importa
cuán oscuros y misteriosos sean los caminos de la
Providencia; no importa cuán grandes sus privaciones y
sufrimientos, él puede apartar de tales cosas su mirada
dirigiéndola a lo invisible y eterno. Tiene la bendita
seguridad de que todas las cosas le ayudan para su bien
(Comentarios de Elena G. de White en Comentario bíblico
adventista, t. 6, p. 1099).
Lunes 18 de
julio_____________________________________________
________________

FE EN MEDIO DEL FUEGO REFINADOR

Una cosa es estar en una batalla; otra muy distinta es


ni siquiera ver las fuerzas desplegadas en esa batalla.
En cierto sentido, esto es lo que enfrentamos como
cristianos. Sabemos que las fuerzas están allí,
podemos sentirlas en nuestra vida, y no obstante
tenemos que seguir adelante por fe, confiando en
el “Invisible” (Heb. 11:27).

Lee Job 23:1 al 10. ¿Cuál es la esencia de la lucha de


Job? ¿Qué es lo que no ve? Al mismo tiempo, ¿qué
acepta por fe, a pesar de todas sus pruebas?
Job 23:1-10

Respondió Job, y dijo:  2  Hoy también hablaré con
amargura; Porque es más grave mi llaga que mi
gemido.  3  ¡Quién me diera el saber dónde hallar a Dios! Yo
iría hasta su silla.  4  Expondría mi causa delante de él, Y
llenaría mi boca de argumentos.  5  Yo sabría lo que él me
respondiese, Y entendería lo que me dijera.  6  ¿Contendería
conmigo con grandeza de fuerza? No; antes él me
atendería.  7  Allí el justo razonaría con él; Y yo escaparía
para siempre de mi juez.  8  He aquí yo iré al oriente, y no lo
hallaré; Y al occidente, y no lo percibiré;  9  Si muestra su
poder al norte, yo no lo veré; Al sur se esconderá, y no lo
veré.  10  Mas él conoce mi camino; Me probará, y saldré
como oro.

Aun en medio de sus terribles pruebas, Job confió en


Dios. A pesar de todo, Job estaba decidido a resistir.
Y, una de las cosas que le dio perseverancia era de
oro. No una medalla de oro sino, más bien, al
contemplar el futuro se dio cuenta de que, si se
aferraba a Dios, saldría mejor: saldría como el oro. No
se nos dice cuánto sabía Job de lo que sucedía detrás
de escena. Sin importar cuánto le era oculto, de todos
modos soportó el fuego refinador.
¿Le temes al fuego? ¿Te preocupa el calor que
generan las circunstancias? Quizá, como en el caso de
Job, el calor de Dios parece inexplicable. Puede ser la
dificultad de adaptarse a un trabajo nuevo o a una
casa nueva. Podría ser tener que sobrevivir al maltrato
en el trabajo o incluso dentro de tu propia familia.
Podría ser una enfermedad o una pérdida económica.
Por más que resulte difícil de entender, Dios puede
usar estas pruebas para refinarte y purificarte, y
resaltar su imagen en tu carácter.
Demostrar que era oro parecía ser un incentivo para
Job aquí, algo en lo que concentrarse y que lo ayudó a
superar los problemas. Este es un poderoso testimonio
de su carácter, que en medio de todo el dolor y el
sufrimiento pudo sentir la realidad del proceso de
purificación. Además, por más que no entendiera,
sabía que estas pruebas lo perfeccionarían.

Según tu experiencia, ¿cómo refinan y purifican las pruebas?


¿De qué otro modo podrías refinarte, aparte del sufrimiento?

ESPÍRITU DE PROFECÍA

El cristiano que ama a su Padre celestial puede no discernir


por providencias externas o señales visibles algún favor
celestial… A menudo está sumamente afligido, angustiado,
perplejo. Las apariencias parecen estar en su contra…
Job fue despojado de sus tesoros terrenales, privado de sus
hijos y convertido en un espectáculo de repugnancia para sus
amigos, pero en la hora de Dios, él mostró que no había
abandonado a su siervo…
Si os manda que entréis al horno rugiente por amor de él,
Jesús estará a vuestro lado, así como estuvo con los tres
fieles en Babilonia. Los que aman a su Redentor, se gozarán
en cada oportunidad de participar con él en la humillación y
en el vituperio. El amor que sienten hacia su Señor dulcifica
el sufrimiento por su causa (In Heavenly Places, p. 271;
parcialmente en En los lugares celestiales, p. 273).
Dios recompensará al hombre de fe y obediencia. Si esta fe
penetra en la experiencia de la vida, habilitará a cada uno de
los que temen y aman a Dios para soportar pruebas.
Moisés estaba lleno de confianza en Dios, porque tenía una
fe que se apropiaba de sus promesas. Necesitaba ayuda,
oraba por ella, se aferraba a ella por la fe, y entretejía en su
experiencia la creencia de que Dios le cuidaba. Creía que
Dios regía su vida en particular. Veía y reconocía a Dios en
todo detalle de su vida, y sentía que estaba bajo el ojo del
que lo ve todo, que pesa los motivos y prueba el corazón.
Miraba a Dios, y confiaba en que él le daría fuerza para
vencer toda tentación. Sabía que le había sido asignada una
obra especial, y deseaba, en cuanto fuese posible, cumplir
cabalmente esa obra. Pero sabía que no podía hacerlo sin
ayuda divina; porque tenía que tratar con un pueblo perverso.
La presencia de Dios bastaba para hacerle atravesar las
situaciones más penosas en las cuales un hombre pudiera ser
colocado (Testimonios para la iglesia, t. 5, pp. 612, 613).
Cuando nos sobrecojan las pruebas, no meditemos en la
magnitud de ellas, ni pensemos que no podemos gozarnos en
el Señor. Es cierto que tendremos sentimientos cambiantes.
Pasaremos por momentos de desánimo y depresión. ¿Pero
viviremos por sentimiento o por fe? Cuando nuestros
hermanos y amigos hablen imprudentemente, no nos
descorazonemos. Recordemos que nos hallamos en un
mundo de pruebas y dolor, de penas y desilusiones. Estas
experiencias deberían conducimos a Cristo. Si no lo hacen,
sufriremos una pérdida…
La purificación no es agradable, pero recordemos que Cristo
vino al mundo y se humanó para poder cargar las aflicciones
que debemos soportar, y ser un ejemplo de fiel tolerancia
bajo toda forma de prueba. Dios quiere que nos demos
cuenta de que somos parte de la gran familia humana, y que
debemos soportar las pruebas (Alza tus ojos, p. 250).
Martes 19 de
julio_____________________________________________
_______________

LAS ÚLTIMAS PALABRAS DE JESÚS


Jesús estaba en Jerusalén, a punto de morir. Según el
Evangelio de Mateo, Jesús dedica la última hora de
enseñanza antes de la Pascua a narrar parábolas a
sus discípulos, incluidas las de las diez vírgenes, las
ovejas y los cabritos. Estas historias se relacionan con
la forma en que debemos vivir mientras esperamos la
venida de Jesús. Por lo tanto, nunca han sido tan
relevantes como en la actualidad, donde las señales
del pronto regreso de Jesús están por todas partes.
En la parábola de las diez vírgenes (Mat 25:1-12),
muchos comentaristas señalan que el aceite es un
símbolo del Espíritu Santo. Elena de White coincide,
pero también dice que este aceite es un símbolo del
carácter y que es algo que nadie puede adquirir por
nosotros.
Lee la parábola. ¿Cómo cambia el significado de la
historia, dependiendo de si ves el aceite como un símbolo
del Espíritu Santo o como la posesión del carácter? ¿Qué
implicaciones tiene esta historia para ti, si el aceite
representa al Espíritu Santo o un carácter semejante al
de Cristo?

Espíritu Santo:
Carácter:
Lee la parábola de las ovejas y los cabritos en Mateo
25:31 al 46. ¿Qué criterios se utilizan para separar las
ovejas de los cabritos?

Mateo 25:31-46
31 
Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los
santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de
gloria,  32  y serán reunidas delante de él todas las naciones;
y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las
ovejas de los cabritos.  33  Y pondrá las ovejas a su derecha, y
los cabritos a su izquierda.  34  Entonces el Rey dirá a los de
su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino
preparado para vosotros desde la fundación del
mundo.  35  Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve
sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me
recogisteis;  36  estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y
me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí.  37  Entonces los
justos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos
hambriento, y te sustentamos, o sediento, y te dimos de
beber?  38  ¿Y cuándo te vimos forastero, y te recogimos, o
desnudo, y te cubrimos?  39  ¿O cuándo te vimos enfermo, o
en la cárcel, y vinimos a ti?  40  Y respondiendo el Rey, les
dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de
estos mis hermanos más pequeños, a mí lo
hicisteis.  41  Entonces dirá también a los de la izquierda:
Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el
diablo y sus ángeles.  42  Porque tuve hambre, y no me disteis
de comer; tuve sed, y no me disteis de beber;  43  fui forastero,
y no me recogisteis; estuve desnudo, y no me cubristeis;
enfermo, y en la cárcel, y no me visitasteis.  44  Entonces
también ellos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te
vimos hambriento, sediento, forastero, desnudo, enfermo, o
en la cárcel, y no te servimos?  45  Entonces les responderá
diciendo: De cierto os digo que en cuanto no lo hicisteis a
uno de estos más pequeños, tampoco a mí lo hicisteis.  46  E
irán estos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna.
Fíjate que el rey separa las ovejas de los cabritos
según sus obras, su carácter. Aunque Jesús no inculca
la salvación por obras aquí, podemos ver cuán
importante es el desarrollo del carácter en el plan de
salvación y cómo los que verdaderamente son salvos
en Cristo reflejarán esa salvación en su vida y su
carácter.

Se dice que “el carácter es lo que una persona es en la


oscuridad”. ¿Qué tipo de persona eres tú cuando nadie te
mira? ¿Qué te dice la respuesta sobre los cambios que
necesitas hacer?
ESPÍRITU DE PROFECÍA
No podemos estar listos para encontrar al Señor
despertándonos cuando se oye el clamor: «He aquí el
esposo», y entonces recoger nuestras lámparas vacías para
llenarlas. No podemos mantener a Cristo lejos de nuestra
vida aquí, y sin embargo ser hechos idóneos para su
compañerismo en el cielo…
Por medio del Espíritu Santo, la Palabra de Dios es una luz
cuando llega a ser un poder transformador en la vida del que
la recibe. Implantando en el corazón los principios de su
Palabra, el Espíritu Santo desarrolla en los hombres los
atributos de Dios. La luz de su gloria —su carácter— ha de
brillar en sus seguidores. Así ellos han de glorificar a Dios,
han de iluminar el camino a la casa del Esposo, a la ciudad
de Dios, a la cena de bodas del Cordero (Palabras de vida
del gran Maestro, pp. 340, 341).
La humanidad por sí misma no tiene luz. Aparte de Cristo
somos un cirio que todavía no se ha encendido, como la luna
cuando su cara no mira hacia el sol; no tenemos un solo rayo
de luz para disipar la oscuridad del mundo. Pero cuando nos
volvemos hacia el Sol de justicia, cuando nos relacionamos
con Cristo, el alma entera fulgura con el brillo de la
presencia divina.
Los seguidores de Cristo han de ser más que una luz entre
los hombres. Son la luz del mundo. A todos los que han
aceptado su nombre, Jesús dice: Os habéis entregado a mí, y
os doy al mundo como mis representantes. Así como el
Padre lo había enviado al mundo, Cristo declara: «Los he
enviado al mundo». Juan 17: 18 Como Cristo era el medio
de revelar al Padre, hemos de ser los medios de revelar a
Cristo. Aunque el Salvador es la gran fuente de luz, no
olvidéis, cristianos, que se revela mediante la humanidad.
Las bendiciones de Dios se otorgan por medio de
instrumentos humanos. Cristo mismo vino a la tierra como
Hijo del hombre. La humanidad, unida con la naturaleza
divina, debe relacionarse con la humanidad. La iglesia de
Cristo, cada individuo que sea discípulo del Maestro, es un
conducto designado por el cielo para que Dios sea revelado a
los hombres. Los ángeles de gloria están listos para
comunicar por vuestro intermedio la luz y el poder del cielo
a las almas que perecen (El discurso maestro de
Jesucristo, pp. 36, 37).
Dios exhorta a su pueblo a ser una brillante luz en el mundo;
una luz que brille en medio de las tinieblas del pecado. Tiene
su recompensa vivir la vida del Dador de la vida. Él anduvo
haciendo bienes. Esto es lo que hará todo verdadero seguidor
de Cristo, imbuido de un sentido sagrado de lealtad a Dios y
de deber hacia sus prójimos. Mediante el conocimiento de la
verdad tal como es en Jesús, los cristianos deben crecer en
gracia, acercándose constantemente a la perfección del
carácter (Alza tus ojos, p. 175).
Miércoles 20 de
julio_____________________________________________
_____________

“LOS ENTENDIDOS”

Ayer analizamos la importancia del carácter para


quienes esperan la Segunda Venida. Hoy veremos
más específicamente la importancia del carácter para
quienes estarán en vida en la segunda venida de
Jesús.

Lee Daniel 12:1 al 10. ¿Cuál es el contexto? ¿A qué época


de la historia de la Tierra hace referencia? Más aún,
¿qué podemos entrever en estos versículos sobre el
carácter del pueblo de Dios en esa época? ¿Qué
características se le atribuyen, en contraste con los
impíos? Ver también Apocalipsis 22:11.

Daniel 12:1-10

En aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe que
está de parte de los hijos de tu pueblo; y será tiempo de
angustia, cual nunca fue desde que hubo gente hasta
entonces; pero en aquel tiempo será libertado tu pueblo,
todos los que se hallen escritos en el libro.  2  Y muchos de los
que duermen en el polvo de la tierra serán despertados,
unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión
perpetua.  3  Los entendidos resplandecerán como el
resplandor del firmamento; y los que enseñan la justicia a la
multitud, como las estrellas a perpetua eternidad.  4  Pero tú,
Daniel, cierra las palabras y sella el libro hasta el tiempo
del fin. Muchos correrán de aquí para allá, y la ciencia se
aumentará.  5  Y yo Daniel miré, y he aquí otros dos que
estaban en pie, el uno a este lado del río, y el otro al otro
lado del río.  6  Y dijo uno al varón vestido de lino, que estaba
sobre las aguas del río: ¿Cuándo será el fin de estas
maravillas?  7  Y oí al varón vestido de lino, que estaba sobre
las aguas del río, el cual alzó su diestra y su siniestra al
cielo, y juró por el que vive por los siglos, que será por
tiempo, tiempos, y la mitad de un tiempo. Y cuando se acabe
la dispersión del poder del pueblo santo, todas estas cosas
serán cumplidas.  8  Y yo oí, mas no entendí. Y dije: Señor
mío, ¿cuál será el fin de estas cosas?  9  Él respondió: Anda,
Daniel, pues estas palabras están cerradas y selladas hasta
el tiempo del fin.  10  Muchos serán limpios, y emblanquecidos
y purificados; los impíos procederán impíamente, y ninguno
de los impíos entenderá, pero los entendidos comprenderán.

Apocalipsis 22:11

El que es injusto, sea injusto todavía; y el que es inmundo,


11 

sea inmundo todavía; y el que es justo, practique la justicia


todavía; y el que es santo, santifíquese todavía.

A Daniel se le dice que, justo antes de la venida de


Jesús, habrá un tiempo de angustia como no lo ha
habido en toda la historia. En Daniel 12:3 y 10, se nos
da una descripción de los justos y de los impíos
durante este tiempo. Fíjate que los
malvados “procederán impíamente” (Dan. 12:10), en
contraste con los justos, que, según el versículo
3, “resplandecerán”, tal vez porque han sido “limpios, y
emblanquecidos y purificados” (Dan. 12:10) durante
este “tiempo de angustia, cual nunca fue desde que hubo
gente hasta entonces” (Dan. 12:1). Además, en contraste,
los impíos no entienden, pero los justos son
“entendidos”.
¿Entender qué? ¿Matemáticas, ciencias, la Alta
Crítica? Proverbios dice que “el principio de la sabiduría
es el temor de Jehová” (Prov. 1:7). Quizás en este
contexto los “entendidos” sean sabios porque conocen
estos acontecimientos finales, el tiempo de angustia, a
medida que se desarrolla. No los toma por sorpresa;
por su estudio de la Palabra, saben qué es lo que
viene. Y, lo más importante es que entienden lo
suficiente como para permitir que este tiempo de
angustia los purifique y los refine. Los impíos, por otro
lado, simplemente se vuelven más obstinados en su
rebelión y así continúan en su maldad.
La cuestión fundamental es que aquí se nos presenta
una descripción de un pueblo que ha pasado por un
proceso de refinamiento y purificación.

Aunque hemos visto estos versículos en el contexto de los


últimos días, ¿qué principios vemos aquí que pueden
ayudarnos ahora mismo a entender mejor de qué se trata el
proceso de purificación y refinamiento, incluso para nosotros
hoy?

ESPÍRITU DE PROFECÍA
Dios escogió para sí un pueblo entre los gentiles, y les dio el
nombre de cristianos. Este es un nombre real, y se les
concede a los que se unen a Cristo. Acerca de este nombre.
Pedro declara: «Pero si alguno padece como cristiano, no se
avergüence, sino glorifique a Dios por ello». 1 Pedro 4:16…
¡Oh, si tan solo el pueblo de Dios confiara en él y aceptara el
extraordinario tesoro de conocimiento que se le ofrece!
Ante nosotros tenemos el ejemplo supremo y más santo.
Jesús fue impecable tanto en pensamiento como en palabra y
acción. La perfección caracterizaba a todo lo que hacía.
Mientras nos señala la senda marcada por él, nos dice: «Si
alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y
tome su cruz, y sígame» (Exaltad a Jesús, p. 285).
Una frase de la Escritura tiene más valor que diez mil ideas o
argumentos humanos. Los que se niegan a seguir los planes
de Dios oirán finalmente la sentencia: «Apartaos de
mí». Mas si nos sometemos a la voluntad de Dios, el Señor
Jesús dirige nuestra mente y da seguridad a nuestros labios.
Podemos ser fuertes en el Señor y en la potencia de su
fortaleza. Al recibir a Cristo, quedamos revestidos de su
potencia. Cuando el Salvador habita en nosotros, su fuerza
viene a ser nuestra; su verdad es nuestro capital, y ninguna
injusticia se advierte en nuestra vida. Llegamos a poder decir
palabras oportunas a quienes no conocen la verdad. La
presencia de Cristo en el corazón es una potencia
vivificadora, que fortalece todo el ser (Testimonios para la
iglesia, t. 7, p. 71).
El día viene, y está cercano, cuando cada fase del carácter se
revelará por medio de tentaciones especiales. Los que
permanezcan fieles a los principios, que ejerzan fe hasta el
fin, serán los que habrán permanecido fieles bajo las pruebas
durante el tiempo de gracia, y que habrán formado caracteres
a la semejanza de Cristo. Los que han cultivado una estrecha
relación con Cristo, mediante su sabiduría y gracia, son los
participantes de la naturaleza divina. Pero ningún ser
humano puede darle a otro devoción del corazón y nobles
cualidades de la mente, y suplir sus deficiencias con poder
moral.
Podemos beneficiarnos los unos a los otros cuando
representemos ante los hombres un ejemplo semejante al de
Cristo, influyéndolos así para que acudan a Cristo para
recibir la justicia sin la cual no pueden estar en pie ante el
juicio. El importante asunto de la edificación del carácter
debe considerarse con oración, y edificar su carácter de
acuerdo al modelo divino.
  Nuestro precioso Redentor está delante del Padre como
nuestro intercesor, y está preparando mansiones para todos
los que creen en él como su Salvador personal (The Youth ‘s
Instructor, 16 de enero, 1896; parcialmente en A fin de
conocerle, p. 349).
Jueves 21 de
julio_____________________________________________
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EL CARÁCTER Y LA COMUNIDAD
Una canción dice así: “Soy una roca, soy una isla”.
¿Alguna vez te sentiste así: querer estar solo? Hasta
quizás escuchaste gente que dice: “Bueno, mi caminar
con Dios es una cuestión personal. No es algo de lo
que quiera hablar”.

Lee Efesios 4:11 al 16. ¿Qué destaca Pablo aquí? ¿Qué


papel otorga a la comunidad?

Efesios 4:11-16
11 
Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas;
a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros,  12  a fin
de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio,
para la edificación del cuerpo de Cristo,  13  hasta que todos
lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo
de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de
la plenitud de Cristo;  14  para que ya no seamos niños
fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de
doctrina, por estratagema de hombres que para engañar
emplean con astucia las artimañas del error,  15  sino que
siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel
que es la cabeza, esto es, Cristo,  16  de quien todo el cuerpo,
bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas
que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de
cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en
amor.
Cuando Pablo escribe a los efesios, caracteriza a la
iglesia como un cuerpo. Jesús es la cabeza y su
pueblo constituye el resto. Si observas Efesios 4:13,
notarás que el propósito final de vivir en esa
comunidad es experimentar “la medida de la estatura de
la plenitud de Cristo”. ¡Y para eso nos necesitamos unos
a otros!
Sin duda, es posible ser cristiano en soledad. De
hecho, a veces es inevitable estar solo, al igual que
muchos a lo largo de los siglos que fueron ridiculizados
o perseguidos. Es un poderoso testimonio del poder de
Dios que los hombres y las mujeres no cedan bajo las
presiones que los rodean. Sin embargo, si bien esto es
cierto, Pablo quiere enfatizar una verdad esencial: en
última instancia, experimentamos y revelamos la
plenitud de Cristo cuando trabajamos juntos en
comunión unos con otros.
En Efesios 4:11 al 16, ¿qué dice Pablo que debe suceder
antes de que la plenitud de Cristo se pueda revelar en
nuestra comunidad cristiana?
¿En qué se diferencia el testimonio de una comunidad
que revela la plenitud de Cristo del de una persona que
revela la plenitud de Cristo? ¿Qué implicaciones tiene
esto en el contexto del Gran Conflicto? Ver Efesios 3:10.

Efesios 3:10

para que la multiforme sabiduría de Dios sea ahora dada


10 

a conocer por medio de la iglesia a los principados y


potestades en los lugares celestiales,
Es fácil ser agradable cuando estás solo o con extraños, pero
es mucho más difícil ser amable con los que conoces muy
bien o que no te agradan. Esto significa que cuando todavía
mostramos gracia y bondad por estas personas damos un
testimonio irresistible de la verdad acerca de Dios.

ESPÍRITU DE PROFECÍA
Aquellos que pertenecen a la familia de la fe nunca debieran
dejar  de reunirse, porque este es el medio que Dios ha
designado para conducir a sus hijos a la unidad, a fin de que
con amor y compañerismo cristiano se ayuden y fortalezcan
y animen unos a otros
Como hermanos en nuestro Señor, somos llamados por una
santa vocación a una vida santa y feliz. Habiendo entrado
por la senda estrecha de la obediencia, refresquemos nuestras
mentes mediante la comunión de unos con otros y con Dios.
Mientras vemos aproximarse el día de Dios, reunámonos a
menudo para estudiar su Palabra y exhortarnos unos a otros a
ser fieles hasta el fin (Nuestra elevada vocación, p. 168).
Aunque Pablo poseía elevadas facultades intelectuales, su
vida revelaba el poder de una sabiduría aun menos común,
que le daba rapidez de discernimiento y simpatía de corazón,
y le ponía en estrecha comunión con otros, capacitándolo
para despertar su mejor naturaleza e inspirarlos a luchar por
una vida más elevada. Su corazón estaba lleno de ardiente
amor por los creyentes corintios. Anhelaba verlos revelar
una piedad interior que los fortaleciera contra la tentación.
Sabía que a cada paso del camino cristiano se les opondría la
sinagoga de Satanás, y que tendrían que empeñarse
diariamente en conflictos…
Los creyentes corintios necesitaban una experiencia más
profunda en las cosas de Dios. No sabían plenamente lo que
significaba contemplar su gloria y ser cambiados de carácter
en carácter. No habían visto sino los primeros rayos de la
aurora de esa gloria. El deseo de Pablo para con ellos era que
pudieran ser henchidos con toda la plenitud de Dios, que
prosiguieran conociendo a Aquel cuya salida se prepara
como la mañana, y continuaran aprendiendo de él hasta que
llegaran a la plenitud del mediodía de una perfecta fe
evangélica (Los hechos de los apóstoles, p. 248).
Dios está sacando a un pueblo del mundo para colocarlo
sobre la exaltada plataforma de la verdad eterna, los
mandamientos de Dios y la fe de Jesús. El quiere disciplinar
y preparar a sus hijos. No estarán en desacuerdo, creyendo
uno una cosa, y teniendo otro una fe y opiniones totalmente
opuestas, moviéndose cada uno independientemente del
cuerpo. Por la diversidad de los dones y ministerios que él ha
puesto en la iglesia, todos pueden llegar a la unidad de la
fe…
Es necesario que nuestra unidad hoy sea de un carácter tal
que soporte el fuego de la prueba. Tenemos muchas
lecciones que aprender, y muchísimas que desaprender. Solo
Dios y el cielo son infalibles. Serán chasqueados quienes
creen que nunca habrán de abandonar una opinión
acariciada, que nunca se les presentará la ocasión de cambiar
su punto de vista. Mientras sigamos aferrados a nuestras
propias ideas y opiniones con empecinada porfía, no
podremos tener la unidad por la cual Cristo oró (Testimonios
para los ministros, pp. 29-31).
Viernes 22 de
julio_____________________________________________
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PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:


Lee Elena de White, Hijos e hijas de Dios, “Dios
promete un nuevo corazón”, p. 102; Palabras de vida
del gran Maestro, “El premio inmerecido”, pp. 335-347;
El conflicto de los siglos, “El tiempo de angustia”, pp.
671-692.
“La edificación del carácter es la obra más importante que
jamás haya sido confiada a los seres humanos, y nunca antes
ha sido su estudio diligente tan importante como ahora.
Ninguna generación anterior fue llamada a hacer frente a
problemas tan importantes; nunca antes se hallaron los
jóvenes frente a peligros tan grandes como los que tienen
que arrostrar hoy” (Ed 225).
“En la parábola, las vírgenes necias aparecen pidiendo
aceite, sin que lo consigan. Esto es un símbolo de los que no
se han preparado desarrollando un carácter para permanecer
en el tiempo de crisis. Es como si fueran a sus vecinos y les
dijeran: Deme su carácter o me perderé. Las que fueron
sabias no pudieron compartir su aceite con las lámparas
vacilantes de las vírgenes necias. El carácter no es
transferible. No puede comprarse ni venderse; debe
adquirirse. El Señor ha dado a cada uno la oportunidad de
obtener un carácter recto mediante las horas de prueba; pero
no ha proporcionado un medio por el que un agente humano
pueda impartir a otro el carácter que ha desarrollado pasando
por duras experiencias, aprendiendo lecciones del gran
Maestro, para que pueda manifestar paciencia en la prueba y
ejercitar la fe para que pueda remover montañas de
imposibilidad” (AFC 348; YI, 16/1/1896).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:

1. ¿Qué significa “edificación del carácter”? ¿Cómo se logra


esto? ¿Hasta qué punto es una prioridad visible la formación
del carácter en tu propia vida y en la comunidad de tu
iglesia?

2. El estudio del jueves hablaba del importante papel de la


comunidad en la vida de un cristiano. ¿Cuán bien funciona tu
iglesia local como cuerpo de Cristo? ¿Cuán bien representan
al Señor como comunidad? Como clase, analicen qué pueden
hacer para mejorar.

3. Como clase, consideren por qué es importante la formación


del carácter, aunque seamos salvos únicamente por la fe en
Jesús. Si la justicia de Cristo y su carácter perfecto son lo
que nos salva, entonces ¿por qué necesitamos edificar el
carácter?

4. Helen Keller, quien era sorda y ciega desde temprana edad,


escribió: “El carácter no se puede desarrollar en un contexto
fácil y tranquilo. Solo al experimentar pruebas y
sufrimientos se puede fortalecer el alma, aclarar la visión,
inspirar la ambición y lograr el éxito” (Leadership, t. 17, Nº
4). ¿Concuerdan con ella? Analicen la conexión entre el
carácter, el sufrimiento y el Gran Conflicto.

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