Selfie Tecnologia Del Yo en El Capitalis
Selfie Tecnologia Del Yo en El Capitalis
Selfie Tecnologia Del Yo en El Capitalis
Nidia Burgos
Universidad Nacional del Sur, Argentina
Directores
Dr. Juan Guillermo Mansilla Sepúlveda Mg. María Eugenia Campos
Universidad Católica de Temuco, Chile Universidad Nacional Autónoma de México, México
Dr. Francisco Ganga Contreras
Universidad de Los Lagos, Chile Dr. Francisco José Francisco Carrera
Universidad de Valladolid, España
Subdirectores
Mg © Carolina Cabezas Cáceres Mg. Keri González
Universidad de Las Américas, Chile Universidad Autónoma de la Ciudad de México, México
Dr. Andrea Mutolo
Universidad Autónoma de la Ciudad de México, México Dr. Pablo Guadarrama González
Universidad Central de Las Villas, Cuba
Editor
Drdo. Juan Guillermo Estay Sepúlveda Mg. Amelia Herrera Lavanchy
Editorial Cuadernos de Sofía, Chile Universidad de La Serena, Chile
Dr. Carlos Antonio Aguirre Rojas Dr. Francisco Luis Girardo Gutiérrez
Universidad Nacional Autónoma de México, México Instituto Tecnológico Metropolitano, Colombia
CATÁLOGO
ISSN 0719-4706 - Volumen 6 / Número Especial / Octubre – Diciembre 2019 pp. 17-38
Resumen
Este artículo tiene como objetivo discutir el fenómeno del selfie analizándolo desde dos
perspectivas teóricas. Primero, como una práctica de la mirada en la era postfotográfica; segundo
como una tecnología de yo en el capitalismo tardío. Este análisis teórico dialoga con el discurso
médico y psicológico sobre los síndromes de dismorfia corporal, ansiedad y depresión. Los
resultados apuntan a que en el capitalismo tardío el selfie como tecnología del yo responde a un
régimen visual donde surge el malestar de la cultura bajo la tiranía de la imagen.
Palabras Claves
Abstract
This article discusses the selfie phenomenon using two differents theoretical perspectives. First, as
practice of looking in the postphotographic era; second, as a technology of self in late capitalism.
This analysis dialogues with the medical and psychological discourses on dismorphic syndromes,
anxiety and depression. The results point that in late capitalism, selfies constitute a technology of
self that respond to a visual regime resulting in discontent from the tyranny of the image.
Keywords
Fonseca González, Vanessa. Selfie: Tecnología del yo en el capitalismo tardío y el nuevo malestar
de la cultura. Revista Inclusiones Vol: 6 num Especial Octubre-Diciembre (2019): 17-38.
Introducción
De las prácticas de la mirada que nos constituyen hoy, quizá el selfie sea el más
cotidiano, pero al mismo tiempo el más controversial. Su omnipresencia y serialidad nos
sobrecogen en la multiplicidad de redes sociales donde se despliega y desde las
Kardashian hasta el papa Francisco son pocos los que se resisten a su seducción.
Difícil sería la tarea de identificar cuándo fue la primera vez que alguien se vio a sí
mismo representado pues ya la naturaleza nos ofrece superficies donde por accidente o
voluntariamente podemos apreciar nuestro reflejo. Hoy, la proliferación de imágenes, la
facilidad de reproducir escenarios del sí mismo se ha multiplicado como nunca antes.
Llenamos las redes sociales con nuestras imágenes, pero no siempre fue así. No todos
tenían la habilidad o los recursos financieros para representarse y quienes lo podían
hacer, no era necesariamente para mostrarle al mundo su última hazaña al colgarse de un
puente sobre un río plagado de cocodrilos.
El selfie como forma cultural (como práctica de la mirada) y como fenómeno ritual
(la obsesiva producción y distribución de imágenes del sí mismo) solo podía generarse en
nuestra época, la que W. J. Mitchel1 ha denominado la era postfotográfica2, tiempo de la
masificación y circulación de las imágenes en un territorio paradójicamente
desterritorializado: la cibercultura. Getty Images, el gran repositorio pictográfico localizado
en Estados Unidos, denominó el año 2018 como el año del Segundo Renacimiento, en
alusión al punto de máximo alcance de esta hiperproducción distribución y consumo de
selfies.
Ya desde el año 2015 un estudio titulado Dawn of the Selfie Era: The Whos,
Wheres, and Hows of Selfies on Instagram3 realizado en Korea y en Brazil reveló que
entre el 2012 y el 2014 la cantidad de selfies se incrementó 900 veces. Los autores
también indican otros tres puntos que son de interés: los selfies logran capturar más “me
gusta” y comentarios que otros tipos de contenido. En la mayoría de los países, las
mujeres jóvenes son quienes más publican o generan selfies. La mayoría de los estudios
coinciden en que mirar selfies en las redes sociales genera reacciones negativas
especialmente en adolescentes y mujeres jóvenes4. La fenomenología del selfie y el “me
1 W. J. Mitchel, The Reconfigured Eye.Visual Thruth in the Postphotographic Era (Boston: MIT
Press, 1992).
2 Joan Fontcuberta, The Postphotographic Condition. Le mois de la Photo à Montreal, International
Quercia y Virgílio Almeida, “Dawn of the Selfie Era: The Whos, Wheres, and Hows of Selfies on
Instagram”, ACM Conference on Online Social Networks. Stanford University. 2015.
4 Sian McLean; Hannah Harman and Rachel Rodgers, “How do "selfies" impact adolescents' well-
being and body confidence? A narrative review”, Psychology Research and Behavior Management
Vol: 12 (2019): 513-521; Jennifer Mills; Sarah Musto y Lindsay Williams Tikkerman, “Selfie harm:
gusta” moviliza cada día más a quienes utilizan medios sociales al mismo tiempo que se
convierte en el nuevo malestar de las culturas contemporáneas.
Effects on mood and body image in young women Body Image”, Vol: 27 (2018): 86-92 y Blair
Burnette, Melissa Kwitowski y Suzanne Mazzeo, “I don’t need people to tell me I’m pretty on social
media: A qualitative study of social media and body image in early adolescent girls”, Body Image
num 23 (Suplemento C) (2017): 114–125.
5 Laura Cumming, A Face to the World: On Self-Portraits (Londres: Harper Press, 2009)
6 James Hall, The Self-Portrait: A Cultural History (Londres: Tames and Hudson, 2014)
7 Walter Benjamin, La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica (México: Editorial
Itaca, 2013).
Esta definición recoge los elementos más importantes para definir al selfie como
una práctica de la mirada. Relaciones sociales, alfabetizaciones informales sobre códigos
de encuadre, uso de filtros, poses, negociación de sentidos, dinámicas de poder, todos
estos elementos se agolpan en la aparentemente irrelevante captura de nuestra imagen
mediada por las tecnologías del siglo XXI. Algunos la consideran una futilería, un desecho
cultural. ¿Para qué estudiar esta nimiedad?
8 Marita Sturken y Lisa Cartwright, Practices of Looking (Oxford: Oxford University Press, 2009), 10.
El selfie comporta todos los cuatro aspectos anteriores. En primer lugar, el formato
selfie es una variante que tecnológicamente difiere del retrato, el autoretrato y la fotografía
en aspectos puramente formales. Sus mecanismos de reproducción no solo obedecen a
la época de la reproducción técnica de la imagen, en palabras de Benjamin, sino a nuevos
regímenes de visión asociados a la cultura digital y, en esto, es evidencia de lo que se ha
denominado voyerismo universal la posibilidad técnica de asomarnos desde diferentes
puntos de enfoque hacia los otros y hacia el mundo. Ya no dependemos de nuestra
mirada y el ver a otros y ver otros espacios se ha multiplicado en extensiones visuales
tales como cámaras de vigilancia, las cámaras de Google Street View, etc. La captura de
la imagen ha transitado del ojo a la cámara y de la cámara a la obturación ubicua desde
diversos artefactos de registro de la realidad. Es decir, el representarse a sí mismo en
nuestra era cuestiona las bases mismas de la autoría y pone en evidencia la ubicuidad del
panópticon digital moderno.
Desde el 2012 a la fecha se han naturalizado una serie de formatos de selfie que
marcaron tendencia y que constituyeron una tecnología corporal en su producción,
distribución y consumo. La mayoría de las poses de selfie tienen el nombre en inglés y es
prácticamente imposible precisar cuál de ellos es el primero. De ahí que se puedan
identificar tendencias de cómo se manifiestan estas tecnologías del yo en la producción
del autoretrato mediado contemporáneo.
2012 va a ser testigo de la proliferación del smize en las redes sociales. Muchos
se refieren a esta técnica como sonreir con los ojos. Tyra Banks inventó el término en la
edición #13 de America Next Top Model. El diccionario urbano la define como una mirada
oblicua que usa todos los motores oculares, pero levemente, sin expresión facial por
debajo de la nariz, como cuando se sonríe cínicamente, mentón hacia arriba, sin estresar
los hombros. Denota que uno es provocativo, sin parecérserlo demasiado. Ese mismo año
se puso en boga el Duck face que consiste en apuñar ambos labios hacia el frente como
si se fuera a dar un beso.
En el 2013 se popularizó el selfie del espejo, que se podría pensar como un doble
encuadre. Consiste en posar frente al espejo y lograr una imagen de sí que luce al sujeto
simulando o tomándose un selfie. El selfie del espejo se manifestó también como el selfie
del baño, por el lugar donde a menudo que se representaba. Otra moda que al parecer
viene del Japón consiste en abrir los ojos lo más possible mientras se abre la boca como
si fueras un pajarito que está a punto de ser alimentado. En Octubre, en el sitio de noticias
de cultura y moda sobre Japón, Korea, China y otras regiones asiáticas titulado Kotaku se
indica que el sparrow face surge como recomendación en revistas para mujeres y
posteriormente salta a la publicidad que lo naturaliza como expresión facial novedosa10.
En Occidente, entre las celebridades que lo han explorado y lo han hecho moda se
encuentran Cara Delevingne, Kendall Jenner, Ashley Tisdale, Lindsay Lohan, Kim
Kardashian, entre otras. El 2013 también vio consolidarse una tendencia que se venía
asomando desde el 2010: el selfie intencionalmente feo, que puede interpretarse como un
selfie de resistencia a las otras convenciones anteriores más orientadas a resaltar poses
atractivas o seductoras.
Un hito en la historia del selfie es cuando Snapchat compra looksery una startup
ucraniana por $150 millones. Esto permitirá que gracias a la tecnología de reconocimiento
facial denominada computer vision los usuarios puedan crear y compartir selfies filtrados
con diferentes temas que agregan imágenes o animaciones a su selfie.
Ya para el 2019, listar la tipología de selfies sería tan inútil como la propuesta del
Emporio Celestial de conocimientos benévolos descrito en “El idioma analítico de John
Wilkins” de Jorge Luis Borges. Simplemente es imposible. La siguiente es una muestra de
una lista de algunos encuadres o poses de espacios propicios para la generación de
selfies que evidencia que cualquier lista siempre estaría incompleta.
10 Brian Abscraft, “The Sucessor to Duck Lips is Sparrow Face” Kotaku, 14 de Octubre. 2013
https://kotaku.com/the-successor-to-duck-lips-is-sparrow-face-1444758736
11 Richard Stockton, The Story Behind Albert Einstein Iconic Tongue’s Photo.
https://allthatsinteresting.com/albert-einstein-tongue-photo. Julio 3, 2017.
12 Times 20 de noviembre. 2014.
13 Janarthanan Balakrishnan y Mark D. Griffiths, “An Exploratory Study and the Development of
Selfitis Behaviour Scale”, Journal of Menthal Health Addiction, Vol: 16 num 3 (2018): 722-736
https://core.ac.uk/download/pdf/132845769.pdf. https://doi.org/10.1007/s11469-017-9844-x.
segmento se los califica como borderline o selfitis liminal; 162 postean de 1 a 3 diarios y
se los consideran como con selfitis aguda y 102 más de tres por día. Entre estos, algunos
aseguran publicar hasta seis selfies diarios. Los autores consideran este comportamiento
como selfitis crónica, en la que se manifiesta la mayor adicción y dependencia a este
comportamiento
Es también relevante señalar en este estudio que las motivaciones que tiene cada
uno de los grupos diagnosticados con selfitis (liminal, aguda y crónica) obedecen a
diferentes necesidades de autoestima e identificación social. De esta manera, se logró
determinar que para los que mostraban selfitis liminal, las motivaciones más frecuentes
eran modificación del estado de ánimo y autoconfianza, para la selfitis aguda eran
búsqueda de atención, competencia social y crear memorias o trofeos y finalmente para el
grupo de selfitis crónica la motivación era conformidad subjetiva, lo que indica su
necesidad de participar y sentirse parte de un grupo en específico y, probablemente,
ajustar su producción de selfies a las tendencias, estilos y estándares de ese grupo en
particular. Más que narcisismo, aquí está en juego el poder relacional y de pertenecia que
la práctica del selfie ejerce en sus usuarios. El selfie es más que un fetiche, es una
afirmación que comunica. Si hay actos de habla, también hay actos de mirada y en ese
sentido el selfie es una práctica de la mirada que además de representar dice algo de
nosotros mismos, connota una intención comunicativa que es eminentemente relacional y
enraizada en cómo nos vemos y cómo nos ven. Es decir, el selfie como práctica de la
mirada es, fundamentalmente, una transacción, pero no del fetiche en sí, sino de su poder
de situarme ante los demás.
comparado con el 48.39% de las mujeres que exhiben el mismo comportamiento. Sin
embargo, más mujeres (28,11%) que hombres (13.23%) admiten tomar entre 6 y 10
selfies antes de publicarlos o compartirlos. Al preguntar por el tiempo invertido en
“mejorar” el selfie antes de publicarlo o compartirlo, más hombres (51.16%) que mujeres
(44.03%) dedicaron de 1 a 3 minutos. Pero un promedio de 45% tanto de hombres como
de mujeres respondieron que el número de likes necesarios para estar satisfecho con un
selfie publicado o compartido es entre 2 a 20. El resultado indica que las mujeres
muestran más preocupación por lograr el selfie perfecto y por eso llegan a tomar 10 fotos
o más, previo a compartirlo. Posar excesivamente para el selfie se ha vuelto un
comportamiento común en nuestros días, pero paralela a la búsqueda fáustica del selfie
natural, auténtico o filtrado y perfecto se suman otras tres tendencias preocupantes: el
efecto selfie, el síndrome de dismorfia de Snapchat y las correlaciones entre la producción
y publicación de selfies y cambios en el estado de ánimo, ansiedad, depresión y
percepción negativa del cuerpo.
16 Britanny Ward; Max Ward; Ohad Fried y Boris Paskhover, “Nasal distortion in short-distance
photographs: the selfie effect”, JAMA Facial Plastic Surgery Vol: 20 num 4 (2018): 333-335.
https://jamanetwork.com/journals/jamafacialplasticsurgery/fullarticle/2673450
patients are seeking out surgery to help them appear like their filtered versions of
themselves”17. Varias publicaciones académicas18 en diferentes campos, sobre todo en
psicología, establecen relaciones entre la publicación de selfies, cambios negativos en el
estado de ánimo y la percepción del cuerpo. Paradójicamente, Snapchat tiene como
slogan: “Real Friends, Real You”. Mills y otros investigadores a partir de una muestra de
110 participantes mujeres en Canada entre los 16 y los 29 años concluyen que:
“This is the first study to show experimentally that selfie posting on social
media is harmful in terms of young women’s mood and self-image. Being
able to retouch or modify their photo did not result in women feeling better
about themselves after posting a selfie to social media. Future research
should look at the longer-term effects of posting photos of oneself on social
media, which is an increasingly common aspect of contemporary media
use”19
17 Chelsea Ritschel, “Snapchat dysmorphia: Teenagers are getting plastic surgery to look like selfie
filters”. Independent. 6 de Agosto. https://www.independent.co.uk/life-style/plastic-surgery-
cosmetic-snapchat-teenagers-millennials-dysmorphia-bdd-a8474881.html. 2018.
18 Jennifer Mills; Sarah Musto y Lindsay Williams Tikkerman, “Selfie harm: Effects onmood and
consecuencias psicológicas del selfie22 (el selfie filtrado o editado con herramientas
básicas o con aplicaciones especiales que cada día se popularizan más tales como
hacerse un selfie y transformarlo en caricatura, simuladores de cambio de género, filtrar el
selfie para que resulte con un estilo pictórico específico (à la Munch, à la Cézanne, à la
Warhol), etc.
La investigación sobre cómo vemos los selfies, cómo reaccionamos a ellos alcanza
otras disciplinas más allá de la psicología tales como el diseño o la publicidad. Un estudio
sobre engagement (compromiso o involucramiento) ofrece en sus conclusiones los
siguientes hallazgos:
“The serious hobbyists apply filters to correct their photos, expose certain
objects or manipulate certain colors. More so casual photographers like to
add artificial vintage effects to their photos and make them more playful and
unique. Our second contribution is an empirical study on 7.6 million mobile
uploaded photos to analyze the effect of filters on viewers’ engagement. We
find that filtered photos are more likely to be viewed and commented on.
This work has several implications both for theory and design of
technology”23.
https://reader.elsevier.com/reader/sd/pii/S1740144517305326?token=26D8958650F851825F96E56
ECD99F752D7D75C9C0FD18DB49A484A69203FDFAFC83ECD5950053DA1CF14D8D544A3473
F y Dong Zheng; Xiao-li Ni y Yi-jun Luo, “Selfie posting on social networking sites and female
adolescents’ self-objectification: the moderating role of imaginary audience ideation”, Sex Roles
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doi:10.1007/s11199-018-0937-1.
22 Amandeep Dhir y Cecilie Shou, “Do age and gender differences exist in selfie-related
and How It Impacts Engagements”, Association for the Advancenment of Artifical Intelligence
(2015) 9 https://pdfs.semanticscholar.org/f0fa/dd509727cd22b260a1f478d66d7c7972fa57.pdf
24 Steven Holiday; Travis Loof; Glen Cummings y Amber McCord, “Consumer Responses to selfies
FaceApp tiene una licencia ilimitada e irrevocable para hacer lo que quiera con esas
imágenes… Las implicaciones de esto son inimaginables, el selfie como mercancía se
puede vender como bases de datos manipulables, mañana nos podría sorprender una
valla publicitaria que use nuestra imagen simulada de cómo nos veríamos a los 65 años
cuando todavía tenemos 23.
hasta los diez millones o más. Si bien técnica o formalmente no son selfies, son formas de
producción del sí mismo que marcan tendencia y naturalizan productos, rituales y
artefactos (prótesis), como elementos necesarios en la producción del yo en el capitalismo
tardío.
Como tecnología del yo, el selfie y estas estrategias de gestión identitaria a través
del maquillaje movilizan sectores económicos muy importantes como lo son la industria
cosmética tanto en la elaboración de productos y rutinas de maquillaje como la industria
de la cirugía estética. Esto ha sido detectado en sociedades europeas y estadounidense,
queda pendiente de investigar si este tipo de preocupaciones sobre cómo modelizar
nuestros rostros para que se ajusten a nuestros selfies filtrados es un tema en América
Latina. La siguiente sección discute cómo la obsesiva producción, publicación y consumo
de selfies puede ser perjudical para la salud mental especialmente de adolescentes y
mujeres jóvenes.
25 Eliana Ciasca; Rita Ferreira; Carmen Santana; Orestes Forlenza; Glenda dos Santos; Paula
Brum y Paula Nunes, “Art Theraphy as am adjuvant treatment for depression in elderly women: a
randomized controlled trial”, Revista Brasileira de Psiquiatría, Vol: 40 (2018): 256-263.
http://dx.doi.org/10.1590/1516-4446-2017-2250; Christina Blomdahl; Birgitta Gunnarsson, Suzanne
Guregård, Marie Rusner, Helle Wijk y Anita Björklund, “Art therapy for patients with depression:
expert opinions on its main aspects for clinical practice”, Journal of Mental Health num 25 (2016): 1-
9 y Shirley Riley, “Art therapy with adolescents”, The Western Journal of Medicine, Vol: 175 num 1
(2001): 54–57 https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC1071468/ doi:10.1136/ewjm.175.1.54
(20/10/2019)
26 Heather A. Wadlinger y Derek M. Isaacowitz, “Positive mood broadens visual attention to positive
grises y oscuros, mientras que estados de ánimo más positivos tienden a privilegiar la
luminosidad y la claridad. En el 2017 Reecey y Danforth27 crearon un algoritmo para
correlacionar síntomas depresivos con propiedades observables en fotografías publicadas
por individuos que habían sido previamente diagnosticados con síntomas de depresión.
Participaron un total de 166 participantes, 71 de los cuales tenían historial de depresión.
Recolectaron un total de 43,950 fotos de los perfiles de Instagram de los participantes que
fueron posteriormente codificados por 3 grupos diferentes de evaluadores usando la
metodología del M. Turk de Amazon. Las conclusiones señalan que los marcadores de
depresión son observables en el comportamiento y publicación de fotos de los
participantes en Instagram y que esos trazos se pueden detectar en fotografías
publicadas aún antes de que el individuo fuera sido diagnosticado como parte de la
selección previo a la participación en el estudio. Fotos en blanco y negro, con poca
iluminación y en tonos de grises o azules son los elementos formales que predominan
entre las fotos que se asocian a la depresión. Semejantes resultados muestran tanto
Gutunku28 como Lamp29 en Estados Unidos.
Continget Self-Worth and Impact on Self-Esteem” Tesis Doctoral (Universidad de Windsor, 2019).
https://scholar.uwindsor.ca/cgi/viewcontent.cgi?article=8634&context=etd
27 Andrew Reecey y Christopher Danforth, “Instagram Photos Reveal Predictive Markers of
Depression”, European Physical Journal Data Science 6 Artículo 15 (2017): 1-12 y Steven Holiday;
Travis Loof; Glen Cummings y Amber McCord, “Consumer Responses to selfies in Advertisements:
Visual Rhetoric for the Me Me Me Generation”, Journal of Current Issues in Research Advertising
Vol: 40 num 1 (2019): 1-24. DOI: 10.1080/10641734.2018.1503107.
28 Sharath Guntuku; Daniel Preotiuc-Pietro; Johannes Eichstaed y Lyle Ungar, “What Twitter Profile
and Posted Images Reveal about Depression and Anxiety”, Association for the Advancement of
Artificial Intelligence. https://arxiv.org/pdf/1904.02670.pdf
29 Sophia Lamp; Alyssa Cugle; Aimé Silverman; Tené Thomas; Miriam Liss; Mindy Frobull, “Picture
Rowland; Imani Bender y Nora Charles, “Check your Selfie before you Wreck Your Selfie”:
Personality ratings of Instagram users as a function of self-image posts”, Journal of Research in
Personality Vol: 82 (2019): Artículo 103843.
https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0092656619300674.
https://doi.org/10.1016/j.jrp.2019.07.001.
31 Sarah Grogan; Leonie Rothery; Jenny Cole y Mathew Hall, “Posting Selfies and Body Image I
Young Adult: Women The Selfie Paradox”, The Journal of Social Media and Society Vol 7 num 1
(2018): 15-36.
Inglaterra y concluyen que las participantes son concientes de su “gestión del cuerpo” al
producir, editar y publicar selfies. Las autoras determinan que tanto los selfies propios
como ajenos son sometidos a una suerte de objectificación que “castiga” con opiniones
negativas los que se consideran más sexualizados versus los que no lo son tanto. En todo
caso, el estudio también revela que la publicación de selfies está muy relacionada con la
gestión o la administración de la imagen de sí frente a los demás. Estos datos
fundamentan el presente análisis, en tanto que el selfie puede considerarse con toda
propiedad una tecnología del yo propia del capitalismo tardío con fiunciones
objetivizantes.
The Esthetic Clinics es una cadena de clínicas para cirugía cosmética de las más
importantes en la India. Realizó entre 300 de sus pacientes una encuesta en diferentes
regiones del país: Kolkata, Delhi, Mumbai, Hyderabad sobre procedimientos estéticos. El
estudio demostró que los individuos que publican selfies sin filtros o edición muestran un
incremento significativo de ansiedad y pierden confianza en sí mismos por lo que publicar
selfies, ya sea filtrados o editados, baja el ánimo e incrementa la ansiedad. Muchos de los
participantes indicaron su deseo de realizarse cirugías estéticas para cambiar la foma
cómo se ven. Según Shome y Kapoor:
“Posting selfies to social media has adverse causal effects on the self-
image and mood of young women and men, and could make them more
vulnerable to clinical eating, mood swings and anxiety disorders. Frequently
taking selfies could be considered a body checking behaviour, such as
repeated weighing and recurrent checking of one’s reflection in mirrors.
This should be considered a risky online health-related behaviour in terms
of mental health, especially if it triggers weight and shape dissatisfaction” 34
32 Anisha Khanna Manoj Kumar Sharma, “Selfie use: The implications for psychopathology
expression of body dysmorphic disorder”, Industrial Psychiatry Journal Vol: 26 num 1 (2017): 106-
109. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5810159/ . doi:10.4103/ipj.ipj_58_17.
33 William Swann, “Self-verification: Bringing social reality into harmony with the self”, En Jerry Suls
looks, drive peole to cosmetic surgery finds study”, Hingustan Times. 2 de Febrero. 2019.
https://www.hindustantimes.com/fitness/selfies-lower-self-confidence-and-increase-anxiety-about-
one-s-looks-drive-people-to-cosmetic-surgery-finds-study/story-bxrOYJVAD9WIcdOBzlNf9J.html.
Aunque los estudios en América Latina aún son incipientes en correlacionar el uso
excesivo de selfies, niveles de autoestima, ansiedad y depresión, algunos trabajos
recientes coinciden con los hallazgos expuestos en este apartado. Por ejemplo, Gil realiza
un estudio con 500 selfies en Colombia (50% hombres, 50% mujeres) y analiza las
imágenes y los comentarios asociados publicados; a partir de este análisis construye un
modelo para establecer la correlación entre la producción de selfies y la necesidad de
reconocimiento.
“Con el modelo se concluye que existe una fuerte correlación entre la
necesidad de reconocimiento y “Síndrome de Selfie”, la cual varía en
función del género. Según el modelo desarrollado es mayor en el femenino,
rxy = 0.75, que en el masculino, rxy = 0.61, lo que permite afirmar que el
grado de relación o de asociación entre las dos variables es buena para el
género femenino a diferencia del masculino, lo que indica que las mujeres
constantemente están bajo una presión social estética mucho mayor que
los hombres”.35
Por algo relacionaban los poetas y pintores simbolistas europeos de finales del
siglo XIX y los modernistas latinoamericanos la melancolía con el azul.
Consideraciones finales
Bibliografía
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