La Caída Del Hombre - Marvin Veliz
La Caída Del Hombre - Marvin Veliz
La Caída Del Hombre - Marvin Veliz
INTRODUCCIN: Vamos a ver en este estudio lo que implic la cada del hombre, pero no desde el punto de vista que lo vemos tradicionalmente, es decir, ver las consecuencias que tuvo a causa de su cada, si no ver la escena y el ambiente en el cual el hombre viva y de donde fue sacado a causa de su pecado. Porque debido a que no conceptualizamos el lugar en donde habitaba el hombre antes de su cada, es que no podemos sopesar lo que realmente hemos perdido los mortales al haber cado juntamente con Adn. Pues la Biblia dice en 1 Corintios 15:22 ...en Adn todos mueren as que lo mismo que l perdi es lo que hemos perdido nosotros. Para ello vamos a hablar en este estudio acerca del huerto de Edn; es necesario saber qu era, qu diferencia tena en torno a la creacin y cmo Dios lo convirti en algo inaccesible tras la cada del hombre. Pero tambin queremos mostrar a travs de la Escritura como Dios en su grande misericordia nos ha abierto nuevamente un camino para volver al huerto. GNESIS ES UN LIBRO QUE MUESTRA LOS PRINCIPIOS DE DIOS. Debemos entender primeramente que el libro de Gnesis, que es el libro de la Biblia que nos describe la cada del hombre y como lo expulsaron del huerto, no es propiamente un libro de historia. Si as fuera, ste sera el libro de consulta menos apropiado, pues tiene muchos vacos histricos y cronolgicos; de esto podemos darnos cuenta al slo leer los dos primeros versos de la Biblia. Dice en Gnesis 1:1 En el Principio cre Dios los cielos y la tierra y seguido a ello dice el v:2 Y la tierra estaba sin orden y vaca. Cmo es posible esto, ser
que Dios cre algo desordenado y vaco? Ms bien deberamos preguntarnos en qu momento se desorden la creacin? existieron una o ms creaciones en el lapso de tiempo que no se detalla entre stos dos versos?, cuntos miles de aos pudieron haber pasado entre Gnesis 1:1 y el v:2? Nosotros los creyentes no debemos pensar que Gnesis es un libro de historia solamente, pues si creemos realmente que hemos sido salvos por la fe en el Hijo de Dios, no debemos entrar en dudas en cuanto al origen del mundo, como algunos otros creen que el hombre evolucion del mono y otras teoras creacionistas que los hombres tratan de sostener, si no con conviccin mantenernos creyendo que Dios es el Creador de todas las cosas, tal como lo dice Heb. 11:3 Por la fe entendemos que el universo fue preparado por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve no fue hecho de cosas visibles. Para nosotros los creyentes la Biblia debe ser un libro que nos muestre los principios de Dios, es decir, por encima de querer entender cuando y cmo obr, que entendamos porqu actu de una otra manera y qu quiere mostrarnos con ello. Eso es lo que como creyentes debemos buscar, tal como le sucedi a Moiss, que la Biblia dice en el Salmo 103:7 A Moiss dio a conocer sus caminos, y a los hijos de Israel sus obras. Que entendamos nosotros en el libro de Gnesis, sus caminos, es decir, la forma de proceder de Dios. La intencin de Dios al relatarnos lo que sucedi previamente antes de que el hombre fuera echado del huerto, es que veamos Su Plan, pues el plan de Dios nunca fue salvar al hombre, la razn de aseverar esto es porque Dios no hizo al hombre en una naturaleza cada, si no fue el hombre el que pec y se degrad, por ello ms tarde el Padre se compadeci y envi a su Hijo a abrir un camino de salvacin para la humanidad, para darnos la oportunidad de volver a ser partcipes de sus planes eternos. Ese plan Eterno lo contemplamos en los captulos 1 y 2 de Gnesis; luego en el captulo 3 vemos el juicio de Dios y del captulo 4 en adelante vemos la vida del hombre viviendo en la dimensin terrenal. Qu precioso como este libro nos
muestra estos detalles y qu corazn tan misericordioso el de nuestro Seor que a pesar de que sac al hombre del huerto por su pecado, l quiere restaurarlo y para ello le ha dado un nuevo camino para entrar al huerto. QU ERA EL HUERTO? Leamos a continuacin los siguientes versos: Gen. 2:7 Entonces el Seor Dios form al hombre del polvo de la tierra, y sopl en su nariz el aliento de vida; y fue el hombre un ser viviente. v:8 Y plant el Seor Dios un huerto hacia el oriente, en Edn; y puso all al hombre que haba formado. Lo que nos muestra la Biblia cuando dice que Dios plant un huerto, es el detalle de que l no puso al hombre en medio de lo creado, es decir, en la creacin que l reorden en los siete das de Gnesis 1, si no que Dios puso al hombre en el huerto que l plant en Gnesis 2:8. La diferencia que tena el huerto estaba en que este era el lugar que Dios escogi para llevar a cabo su obra y desarrollar su plan eterno por medio del hombre, pero no slo lo escogi, si no que lo plant, es decir, lo estableci, en otras palabras en el huerto estaba implcito el deseo de comunin de Dios con el hombre, pero tambin estaba presente el gobierno que Dios extenda para el hombre. Era una dimensin en la que se palpaba la iniciativa y la obra de las manos de Dios, preparando el ambiente en el cual l quera acercarse al hombre y hacerlo parte de Sus planes. Es lo que simboliza en s el huerto. Esta comunin con Dios es la relacin que tenemos con l, no en el sentido de una conversacin o una orden dada por Dios, o cuando l nos comunica un mensaje que tengamos que dar al pueblo, como le sucedi a Balaam, un hombre que le revelaron cosas tremendas, pero con todo era un cado. Si no en el huerto encontramos una dimensin en la que por voluntad del Padre, l quiere que veamos que Su obra, en lo que l trabaja y lo que se ha propuesto para s es para que seamos hallados en Cristo. La intencin por la que l plant el huerto y puso al hombre en el huerto era para que hallramos la vida, pues el rbol de la Vida no
estaba en la creacin, si no en el huerto y esa Vida sabemos que es Cristo Jess, pues dice el Evangelio de Juan, en l estaba la vida, entonces el huerto es la dimensin en la que palpamos la obra que el Padre se ha propuesto para que seamos hallados en l. Como lo dijo Jess: Juan 17:21 para que todos sean uno. Como t, oh Padre, ests en m y yo en ti, que tambin ellos estn en nosotros, para que el mundo crea que t me enviaste. v:22 La gloria que me diste les he dado, para que sean uno, as como nosotros somos uno: v:23 yo en ellos, y t en m, para que sean perfeccionados en unidad, para que el mundo sepa que t me enviaste, y que los amaste tal como me has amado a m. Entonces cuando el hombre cay, es cierto que las consecuencias fueron grandes, pues cay en pecado, perdi la naturaleza que tena con la cual poda tener comunin con Dios, perdi la vida Eterna y acarre juicios a su vida y por medio de l, la humanidad entera ha sufrido los efectos de su cada. Pero en realidad una gran prdida fue haber quedado desconectado de aquel lugar donde estaba plasmada y delineada la obra de Dios. Ms tarde vemos que Dios le da pieles al hombre y le muestra tambin el secreto del altar, para que a travs de esta va, l restaure su comunin con el Seor, pero notemos que esta comunin no inclua un regreso al huerto del Edn, el altar les sirvi slo para entrar en comunin con Dios, pero no era lo mismo que el huerto, donde participaban de Dios. De esa cuenta es que vemos precisamente una diferencia entre lo que es la comunin con el Seor, la cual se da a travs de la restauracin del altar y la participacin en Su obra, que se da por medio del huerto. El huerto es algo ms elevado en nuestro qu hacer para con Dios. Edn quiere decir: Placer, deleite esto era el huerto, un lugar que le causaba placer y deleite al Seor, era un lugar que tena las condiciones necesarias para que l pudiera encontrarse con el hombre e introducirlo a Su obra. El Seor quiere
que entremos a esta dimensin, que nuestra comunin con l pueda darse a nivel del huerto, que nuestra reunin y comunin con l sea un placer, al entender cules son sus propsitos. El placer de esta dimensin no se origina en el placer que el hombre obtiene de Dios, si no lo contrario, el huerto es el placer que Dios encuentra en el hombre. No pensemos que nuestra comunin con el Seor ser un deleite slo si nosotros estamos satisfechos y complacidos por l, porque Adn estaba en el huerto al principio con una faltante en su alma, y era que no tena esposa, con todo l era un deleite para el Seor, pues ese es el nivel del huerto, un lugar donde se exalta y se glorifica a Dios por Su obra, por su sabidura, por su autoridad, gobierno y lo que l quiere hacer en nosotros. Algo bsico que tenemos que entender es que el huerto no es una dimensin que la podamos fabricar cuando queramos y como queramos, si no es algo que es iniciativa de Dios, por eso dice en Gn. 2:8 Y plant el Seor Dios un huerto, quiere decir que esta dimensin se da segn Su disposicin, no podemos poner nosotros los parmetros para entrar a esta comunin, eso es algo que lo establecer l, porque l es el que plant el huerto. No debemos inventar un huerto, slo debemos vivir en el huerto que l ha plantado, no la podemos fabricar con nuestras emociones, ni con nuestra voluntad, el huerto est limitado a Su deseo. Cuando lo iniciamos nosotros se vuelve una religiosidad, una carga pesada, lejos de ser deleite, es algo que pesa sobre nosotros y es de olor desagradable ante el Seor. Sometmonos a Su voluntad y a sus deseos para hacer de nuestra comunin con l, un huerto.
RAZONES POR LAS QUE EL HOMBRE PERDI EL HUERTO Es importante ver las razones divinas que desaprobaron al hombre en el huerto. Hay cosas que a nuestra manera de ver, pensamos que son trascendentales para
perder el huerto, y talvez Dios ni si quiera las toma en cuenta, pero hay cosas que podemos pensar que no son tan graves y a los ojos de Dios sean trascendentales para que seamos sacados del huerto 1. POR NO APRECIAR LA OBRA DEL SEOR Antes de definir este punto, es necesario que veamos un detalle en la Escritura, Gnesis 2:7 Entonces el Seor Dios form al hombre del polvo de la tierra, y sopl en su nariz el aliento de vida; y fue el hombre un ser viviente. Aqu dice que el hombre ya era un ser viviente, an antes de que estuviera en el huerto. El hombre recibi aliento de vida, y no solamente vida natural, si no la vida que proviene de Dios, porque si fue Dios quien lo sopl, seguro que tuvo de su vida. Seguido a esto dice el v:8 que Dios tom al hombre y lo puso en el huerto que haba formado. Esto nos da una leccin tremenda porque seguro que Adn antes del huerto, es un tipo de los creyentes que reciben la vida de Dios en sus corazones, pero que se quedan vibrando en la dimensin terrenal, mientras que el Adn del huerto es un tipo de los creyentes que estn en comunin con Dios en el plano de Su obra. La diferencia de estos creyentes lo vemos reflejado en lo que dice el Evangelio de Mateo 7:21 No todo el que me dice: "Seor, Seor", entrar en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que est en los cielos. v:22 Muchos me dirn en aquel da: "Seor, Seor, no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?" v:23 Y entonces les declarar: "Jams os conoc; apartaos de m, los que practicis la iniquidad." este pasaje es obvio que est hablando de creyentes, pues no pueden haber incrdulos que echen fuera demonios, es obvio que el Seor har un juicio entre creyentes, donde habrn unos que hicieron muchas cosas buenas, tal como estos hombres, pero que a pesar de lo que hicieron, nunca vibraron en la obra de Dios; estos son gentes que habiendo sido salvos, no se ocuparon de vivir en la dimensin en la que Dios trabaja, si no que ocuparon los dones del Espritu para hacer su voluntad, que se sirvieron de las virtudes divinas para alcanzar sus ambiciones. As de diferente es un creyente con vida de Dios en el huerto y uno que no ama el huerto.
No amar la obra del Seor es una de las razones principales por las cuales podemos perder el huerto. Si Adn hubiera tenido amor por el huerto, por aquello en lo que el Padre laboraba, hubiera corrido a comer del rbol de la Vida, sin embargo, hubo ms amor por sus ambiciones. Hoy en da hay mucha ocupacin y ambicin por crecer y extenderse ministerialmente, pero cuando eso se hace fuera de la dimensin del huerto, seguramente se originar una mezcla, tal como los frutos que Adn engendr en la tierra, una mezcla de dos hombres, un Can y un Abel, dos frutos en los cuales predomin la maldad ms que el bien, una mezcla que aunque comenz queriendo hacer lo bueno, termin bajo maldicin. No debemos preocuparnos por el activismo y las cosas que son atractivas slo para los ojos naturales, nuestra preocupacin debe ser mantenernos en el huerto, amar ms la obra de Dios que nuestras buenas intenciones. Adn fue un hombre que cay por querer ser igual a Dios, cualquiera pudiera decir que las intenciones de Adn eran buenas, pero esto no le sirvi para asegurar la estada en el huerto, esto no dependi de sus buenas intenciones, si no de lo que el Seor ya haba establecido. A veces quisiramos hacer ms que lo que Dios hace y es cuando nos tienen que sacar del huerto, porque la comunin del huerto no depende de cuanto hagamos o cuanto queramos de Dios, la comunin del huerto depende de cuanto amamos la obra de Dios y de cuanto nos encaminamos en ella, es decir, lo que brota de las manos y pensamientos divinos. 2. POR NO ANHELAR COMER DEL RBOL DE LA VIDA. A los ojos de Dios, una razn fundamental que determin la salida del hombre, del huerto del Edn, fue la falta de hambre que este tuvo por el rbol de la vida. Este es un problema serio en la vida del ser humano, bueno, si existi en Adn cuando era perfecto, cuanto ms seguros podemos estar nosotros de que tenemos el defecto de no amar la mesa del Seor debido a nuestra naturaleza cada. Ese fue todo el conflicto que tuvieron Adn y Eva, cunto tiempo estuvieron en el huerto, no lo sabemos, pero halla sido un par de das o un par de aos, qu triste
que nunca se interesaron por comer del rbol que Dios quera que comieran, pues la Escritura dice en Gnesis 2:9 Y el Seor Dios hizo brotar de la tierra todo rbol agradable a la vista y bueno para comer; asimismo, en medio del huerto, el rbol de la vida y el rbol del conocimiento del bien y del mal. v:16 Y orden el Seor Dios al hombre, diciendo: De todo rbol del huerto podrs comer, v:17 pero del rbol del conocimiento del bien y del mal no comers, porque el da que de l comas, ciertamente morirs. Los dos rboles estaban en el mismo lugar, tenan la misma geografa, si hallaron el rbol de la ciencia del bien y del mal, quiere decir que tambin se dieron cuenta que all estaba el rbol de la vida, el da que ellos hallaron el rbol de la ciencia, tambin hallaron el rbol de la vida, los dos rboles estaban frente a ellos, sin embargo, aqu surgi el problema y es que ellos no tuvieron un amor por la palabra del Seor. Si ellos hubieran atesorado la palabra de Dios en sus corazones, se hubieran inclinado por comer del rbol de la vida, pues aunque el Seor nunca les dijo especficamente que Su deseo era que comieran del rbol de la Vida, s les haba dicho que podan comer de todos los rboles del huerto, menos del rbol de la ciencia del bien y del mal y aqu debemos aclarar que el rbol de la ciencia tambin haba sido creado por Dios, y si lo haba hecho l, seguramente era bueno, el punto era que dentro de las disposiciones del huerto, estaba que no comieran de ese rbol, si no del rbol de la Vida. Cuando centramos nuestra atencin en lo bueno y lo malo, es decir, en el rbol de la ciencia, caemos en un grave error. Muchos hoy en da viven angustiados por querer ser buenas personas y no fallar, pero hermanos, el pecado de la carne, es algo domstico, es decir, no es algo de condenacin eterna, aunque s puede traer condenacin temporal y juicios correctivos de parte del Seor a los suyos, es una situacin de Padre e hijo que se puede solucionar con la sangre del Cordero. El Seor nunca nos condenar eternamente por el grado de bondad o maldad que tengamos, pues delante de Su santidad, no hay ni uno bueno, dice Job 4:18 an en sus ngeles halla errores , si halla errores an en los ngeles que estn delante de l, cuanto ms no los ver en
nosotros, lo que sucede es que en nuestra mente religiosa en algn momento de la vida nos conceptuamos como buenos, pero olvidamos que ante el que es Santo, Santo, Santo, nuestra justicia no son ms que trapos inmundos. An Jess reprendi a un hombre que le llam maestro bueno, Marcos 10:18 Y Jess le dijo: Por qu me llamas bueno? Nadie es bueno, sino slo uno, Dios. Ni el Hijo de Dios dej que lo llamaran bueno, mientras estaba en este cuerpo de bajeza, dmonos cuenta a donde podremos quedar nosotros por muy buenos que creamos ser. Esta es la razn por la cual el parmetro de juicio del Padre nunca ser lo bueno o lo malo que halle en nosotros, si no cuanto de Su Vida hemos comido. El huerto lo perdemos por no comer del rbol de la Vida, lo perderemos por falta de hambre de la palabra de Vida. As que no debemos reparar en cuan buenos o malos somos, si no en asegurarnos de comer del rbol de la Vida. No slo Adn mostr esa falta de hambre por el rbol de la Vida, los hijos de Israel tambin fallaron en esto. Dice el Salmo 78:18 Y en sus corazones tentaron a Dios, pidiendo comida a su gusto. v:19 Hablaron contra Dios, y dijeron: Podr Dios preparar mesa en el desierto? v:20 He aqu, hiri la roca y brotaron aguas, y torrentes se desbordaron; podr tambin dar pan?, proveer carne para su pueblo? Este pasaje dice que los hijos de Israel pidieron pan a su gusto, es decir, no les interes la mesa que el Seor les quera servir, si no lo que ellos deseaban comer, ellos ejecutaron un juicio de qu era lo que necesitaban, juzgaron a Dios y no apreciaron el Pan de Vida. Por eso Cristo aclar esto, vemos que dice el Evangelio de Juan 6:31 Nuestros padres comieron el man en el desierto, como est escrito: "Les dio a comer pan del cielo." v:32 Entonces Jess les dijo: En verdad, en verdad os digo: no es Moiss el que os ha dado el pan del cielo, sino que es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo. v:33 Porque el pan de Dios es el que baja del cielo, y da vida al mundo. v:34 Entonces le dijeron: Seor, danos siempre este pan. v:35 Jess les dijo: Yo soy el pan de la vida; el que viene a m no tendr hambre, y el que cree en m nunca tendr sed. v:51 Yo soy el pan vivo que descendi del cielo; si alguno come de este pan, vivir para siempre; y el
pan que yo tambin dar por la vida del mundo es mi carne. Si entresacamos las frases en negrita, pudiramos parafrasear las palabras de Cristo de la siguiente manera: nuestros padres comieron el man en el desierto, pero el Man que Moiss les dio no era pan del cielo, porque slo mi Padre es el que puede dar pan verdadero, porque ese pan baja del cielo, pero da vida, y Yo soy ese pan de Vida y si alguno me come, vivir en otras palabras, el Seor les estaba diciendo a los hijos de Israel que el pan que cay en el desierto no les aprovech, pues aunque cay del cielo, no les imparti Vida. Qu tremendo, hermanos, Israel en el desierto vivi en un ambiente de leyes (Justicia) de Dios y su vida giraba en torno al culto a Dios, sin embargo, perdieron la comunin del huerto, porque no escogieron el Pan de vida, qu triste que toda aquella generacin muri en el desierto, no por lo malo que fueron, si no por despreciar el Pan de Vida, porque cuando el Seor quiso hablar con ellos, lo rechazaron. Dice la Escritura en Exodo 20:19 dijeron a Moiss: Habla t con nosotros y escucharemos; pero que no hable Dios con nosotros, no sea que muramos. Israel no quiso or la voz de Dios, no tuvieron amor por la palabra viva que sala de la boca de Dios, ellos olvidaron que no slo de pan vive el hombre, si no de toda palabra que sale de la boca de Dios. Tambin una de las quejas del Seor en Malaquas es a causa de que su pueblo ha despreciado Su mesa. Mal. 1:6 El hijo honra a su padre, y el siervo a su seor. Pues si yo soy padre, dnde est mi honor? Y si yo soy seor, dnde est mi temor?- dice el Seor de los ejrcitos a vosotros sacerdotes que menospreciis mi nombre-. Pero vosotros decs: "En qu hemos menospreciado tu nombre?" v:7 Ofreciendo sobre mi altar pan inmundo. Y vosotros decs: "En qu te hemos deshonrado?" En que decs: "La mesa del Seor es despreciable." que estas palabras nos conmuevan y nos hagan cambiar de actitud si estamos despreciando la mesa que el Seor nos sirve, que una vez ms disfrutemos el Pan de su palabra, que es el fruto del rbol de la Vida. El Seor nos medir en base al amor que tengamos por Su Palabra. Que el Seor nos d la Gracia para ser hombres como Samuel que no dej caer a tierra ninguna las palabras del Seor. Tambin como Abraham, que
fue un hombre que amaba la mesa del Seor, tanto que Dios mismo llegaba a su casa y coma con l y as otros hombres que aunque imperfectos y pecadores llegaron a amar profundamente la Palabra de Vida que sale de la boca de Dios y por ello pudieron conservar la comunin con l en la dimensin del huerto. Hermanos, el huerto slo lo podemos conservar si mantenemos el hambre por la palabra del Seor, de lo contrario terminaremos perdindolo tal y como le sucedi a Adn. Pero de igual manera, si tenemos hambre del rbol de la Vida, seguro que nos metern al huerto una vez ms, pues este punto que estamos tratando es semejante al del Hijo prdigo, porque cuando se vi que pereca fuera de casa, l se acord del pan que haba en la casa del padre, tuvo que experimentar hambre para poder volver en s y regresar a casa. En un sentido espiritual, all lo volvieron a meter al huerto y esto caus tal impacto en su vida que nunca ms llev su vida pecaminosa. Si nosotros tenemos hambre del rbol de Vida, seguro que nos volvern a abrir el huerto y al comer de la vida de l, no necesitaremos esforzarnos por hacer cambios a nuestra vida pecaminosa, si no que la misma Vida de Cristo ser capaz de hacer menguar el pecado que mora en nosotros. 3. LA AMBICIN POR LO DIVINO. Gen. 3:5 Pues Dios sabe que el da que de l comis, sern abiertos vuestros ojos y seris como Dios, conociendo el bien y el mal. v:6 Cuando la mujer vio que el rbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y que el rbol era deseable para alcanzar sabidura, tom de su fruto y comi; y dio tambin a su marido que estaba con ella, y l comi. Dios no soportar en el huerto a los que tengan ambicin de lo divino, debemos mantenernos al margen de la ambicin de las cosas de Dios, porque vemos en los versos anteriores que los pensamientos ambiciosos provienen del corazn de Satans, fue l quien aliment ambicin al hombre con la idea de llegar a ser igual a Dios. Hay veces que en cosas pequeas damos a conocer nuestra ambicin, por ejemplo, vemos el caso de Pedro, cuando el Seor le dijo que era necesario que le lavara los pies, despus que no quera ser lavado, termin pidindole al Seor que
lo lavara todo, porque l quera ms que los dems, as mismo Juan y Jacobo, manifestaban su ambicin cuando le pedan al Seor estar sentados en un trono a cada lado de l. Hermanos, nuestro corazn es muy ambicioso y Satans se aprovecha de ello para desviarnos y as poder lograr su objetivo de vernos excluidos del huerto. Hoy en da, la Iglesia promueve buscar al Seor por ambicin, y entendamos que la ambicin por lo de Dios es cuando anhelamos lo de l para beneficio nuestro y no para llenar Sus expectativas. Un caso de esto lo vemos en Hechos 8:18 Cuando Simn vio que el Espritu se daba por la imposicin de las manos de los apstoles, les ofreci dinero, v:19 diciendo: Dadme tambin a m esta autoridad, de manera que todo aquel sobre quien ponga mis manos reciba el Espritu Santo. v:20 Entonces Pedro le dijo: Que tu plata perezca contigo, porque pensaste que podas obtener el don de Dios con dinero. v:21 No tienes parte ni suerte en este asunto, porque tu corazn no es recto delante de Dios. v:22 Por tanto, arrepintete de esta tu maldad, y ruega al Seor que si es posible se te perdone el intento de tu corazn. Este es un pasaje claro que nos muestra la ambicin por las cosas espirituales, pues lejos de que el Seor le aplaudiera a Simn la intencin de querer el don de impartir el Espritu, vemos que se hall maldad en su actitud, sus deseos por las cosas divinas estaban contaminadas, igual que cuando Adn comi del rbol de la ciencia del bien y del mal, no era malo que quisieran ser iguales a Dios, es ms, Dios quera que fueran como l, pero al no hacerlo por la va correcta, slo demostraron la ambicin que exista en sus corazones y veamos que Satans los contamin con el mismo pecado por el cual l tambin haba sido expulsado del huerto, dice Ezequiel 28:12 T eras el sello de la perfeccin, lleno de sabidura y perfecto en hermosura. v:13 En el Edn estabas, en el huerto de Dios; v:14 ... Estabas en el santo monte de Dios v:15 Perfecto eras en tus caminos desde el da en que fuiste creado hasta que la iniquidad se hall en ti. Lleg el da en que estando en el huerto de Dios, las intenciones de Luzbel quedaron al descubierto, se hall maldad en l, tal como dice Isaas 14:13 t dijiste en tu corazn: "Subir al cielo, por encima de las estrellas de Dios levantar mi trono, y me sentar en el
monte de la asamblea, en el extremo norte, vemos como la misma maldad fue hallada en ambos, por eso Dios tuvo que sacar al hombre del huerto, Adn no era el primero en ser sacado del huerto, antes ya haban sacado a Luzbel. Qu tremendo en el mismo huerto de Dios, puede ser hallada maldad en nuestro corazn, lejos de ser buenas intenciones las que pensamos tener, no son ms que ambiciones de un corazn malo y perverso, que desea las virtudes divinas. CMO VOLVER A ENTRAR AL HUERTO? A Pesar de toda la maldad que hay en nuestros corazones, el Seor ha decidido mantener su fidelidad y manifestar su poder restaurndonos todo lo que perdimos en el huerto. Pero la pregunta es cmo volver a entrar el huerto? Si la Escritura dice en Gnesis 3:24 Expuls, pues, al hombre; y al oriente del huerto del Edn puso querubines, y una espada encendida que giraba en todas direcciones, para guardar el camino del rbol de la vida. Aunque el retorno pareciera ser inaccesible, Dios en su misericordia nos ha abierto un nuevo camino para acercarnos una vez ms al huerto, y vamos a ver cmo l a travs de su Hijo Cristo, nos permite entrar otra vez al huerto. Juan 19:40 Entonces tomaron el cuerpo de Jess, y lo envolvieron en telas de lino con las especias aromticas, como es costumbre sepultar entre los judos. v:41 En el lugar donde fue crucificado haba un huerto, y en el huerto un sepulcro nuevo, en el cual todava no haban sepultado a nadie. Este verso talvez es el nico que describe geogrficamente el lugar donde nuestro Seor fue crucificado, y veamos qu tremenda revelacin la que nos dan estos detalles, pues dice que en el lugar donde fue crucificado haba un huerto. La palabra huerto aparece slo 5 veces en el Nuevo Testamento, las ltimas dos las leemos en los versos anteriores, que por medio de esta escena nos muestran al postrer Adn cerrando el ciclo de redencin para la humanidad habiendo logrado entrar una vez
ms al huerto, qu tremendo en el primer Adn fuimos sacados todos del huerto, en el postrer Adn volvemos a entrar al huerto. !Qu Gloria! Hermanos, esto es un asunto de gracia, no debemos hacer nada por entrar al huerto, ya entramos nuevamente, en Cristo!, esto es la obra de Dios. 1 Co. 1:4 Siempre doy gracias a mi Dios por vosotros, por la gracia de Dios que os fue dada en Cristo Jess, v:5 porque en todo fuisteis enriquecidos en El Ahora bien, veamos que la clave para que Cristo entrara al huerto fue a causa de que lo ban a crucificar, de no ser por su muerte, l no hubiera entrado al huerto. Si revisamos la Escritura vemos que de las cinco veces que aparece la palabra huerto en el Nuevo Testamento, cuatro de ellas, las ltimas (Juan 18:1; 18:26; 19:41) nos muestran la ltima noche que Cristo estuvo con sus discpulos, en la que fue entregado por Judas, para ser crucificado. El ltimo Adn logr entrar al huerto a travs de la cruz. En EL SEMANARIO 15, explicamos cmo el pecado de comunin es solventado en el altar, y el altar es un smil a la cruz, pues ambos tienen un mismo objetivo, causar la muerte de vctimas. La cruz fue el altar donde el Cordero perfecto y sin mancha, Jess, fue presentado delante del Padre. Quiere decir que para volver al huerto, necesitamos de la cruz, porque si esta funcion para Cristo, entonces funcionar tambin en nosotros, la cruz le permiti a l volver al huerto, pero slo que para lograrlo tuvo que morir. Nadie bajaba de la cruz vivo, a los otros dos ladrones que estaban a la par suya les quebraron las piernas, precisamente para causarles la muerte, por eso dice tambin que en el huerto haba un sepulcro, porque los sepulcros son para los muertos, en otras palabras, la cruz haba sido efectiva, caus la muerte del postrer Adn, pero aunque muerto, haba logrado retornar una vez ms a la comunin con el Padre en la dimensin del huerto. Esto nos indica que nosotros tambin podemos tener la comunin del huerto, pero slo bajo los tratos de la cruz, cuando la naturaleza de nuestro yo sea aniqui-
lada. As como en el huerto del Edn haba una espada de dos filos que traspasara a cualquiera que quisiera entrar al huerto, as tambin la cruz nos va a matar para que podamos entrar al huerto. Que la cruz de Cristo haga que rindamos nuestra naturaleza ante el altar del Seor. Heb. 10:19 Entonces, hermanos, puesto que tenemos confianza para entrar al Lugar Santsimo por la sangre de Jess, v:20 por un camino nuevo y vivo que El inaugur para nosotros por medio del velo, es decir, su carne, Este pasaje es claro, Cristo nos abri un camino nuevo para estar en comunin con Dios, pues dice que tenemos un camino nuevo y vivo por la sangre de Jess, el lugar donde se derramaba y se rociaba la sangre era en el altar, all entregaremos nuestra naturaleza, y seguro que podremos mantener la comunin del huerto, viviendo da con da en la obra de Dios.