Capítulo 6
Capítulo 6
Capítulo 6
El Don De Administración
Introducción
A. LA ADMINISTRACIÓN ES IMPORTANTE
Existe una gran necesidad entre los líderes cristianos de procurar
asesoramiento sabio en aquellas áreas en las que están carentes de aptitudes,
entrenamiento y experiencia. Esto nos coloca en la posición de administradores
en una administración.
1. Un Proyecto Fallido
Los líderes espirituales frecuentemente se aíslan a sí mismos del
asesoramiento práctico, del conocimiento y entendimiento, disponibles en su
congregación de seguidores. Quizás sin intenciones, erigen una pared invisible
a su alrededor. ¿Cómo hacen tal cosa? Por medio de hacer declaraciones
apoteósicas.
Después de adquirir un predio de terreno cerca de Big Bear Lake, empleó una
brigada de construcción para comenzar la edificación del tabernáculo.
Éste, sería bastante extenso, de forma hexagonal y techo plano. Algunos
miembros de su grupo que tenían experiencia en la construcción en esa área
montañosa, se le acercaron y le dijeron: "Señor, creemos que está cometiendo
un error fatal al construir tal edificio de ese diseño."
Más tarde pasó por allí un ingeniero del condado y vio al director de tal plan
dirigiendo la construcción de la obra. Se detuvo, se acercó al superintendente y
trató de decirle que había errores en el diseño de aquella obra. La única
respuesta que recibió por su consejo, fue una fría repulsa o desaire.
Esto sucedió en los tiempos en que no existían códigos que rigieran las normas
de construir edificios. La gente podía construir de la manera en que quisiera.
Pero también fue durante los años de depresión económica, cuando el dinero
era difícil de conseguir y cada dólar era valioso.
La gente que ha vivido en países donde cae nieve, puede adivinar qué error
tenía aquel diseño de construcción para dicho tabernáculo. Cae mucha nieve
en las altas montañas, aun al sur de la "soleada California".
Llegó el invierno antes de que un solo servicio hubiera sido conducido en aquel
tabernáculo. Los vientos tempestuosos soplaron, comenzó a caer nieve y el
gran tabernáculo se derrumbó a tierra. Grande fue la ruina de aquel hombre. El
peso de la nieve sobre el amplio techo de superficie plana, hizo que toda
aquella inmensa estructura plana cayera desplomada a tierra.
2. Catástrofe Financiera
Como miembro de varias juntas de organizaciones cristianas en el oeste de los
Estados Unidos, he asistido a reuniones en las cuales hombres de negocios
han expuesto objeciones con relación a la falta de planificación financiera de
ciertos proyectos y propuestas de líderes de iglesias.
1. Resolviendo El Problema
El tercer enfoque es el que la Iglesia primitiva usó. Ellos siguieron un enfoque
razonable a fin de hallar la solución a las quejas que emergieron del interior de
las filas del movimiento.
Ellos no trataron de silenciarlos, sino que resolvieron el problema con el don de
administración.
Los apóstoles afrontaron tal dificultad racial, financiera y social, por medio de
ordenarles que escogieran entre ellos mismos hombres con dones de
administración para supervisar la distribución equitativa del dinero, a fin de que
ellos se dieran de lleno a la oración y al ministerio de la predicación.
2. Un Ciclo Continuo
El don de administración, como es usado aquí, emerge de las seis etapas que
dan paso al avivamiento.
Ochenta y cinco por ciento de todas las congregaciones en los Estados Unidos
son de menos de doscientas personas en tamaño. ¿Por qué las
congregaciones no pueden pasar sobre el plano de los doscientos? Porque los
hombres en posiciones de liderato no reconocen la necesidad de la
administración.
Yo inicié cada iglesia que pastoree, y fui el pastor de otras que eran muy
pequeñas en número. Aquellos once años de trabajo pastoral pionero, fueron
de gran bendición de parte del Señor, pues fue durante ese tiempo que pude
obtener experiencias que más tarde me ayudarían a trabajar en esferas de
responsabilidad más amplias.
http://cayadopastoral.com/e/e6-4.html
El precioso
Don del Servicio
Para servir uno tiene que estar liviano de prejuicios, de prevenciones y hasta de viejas historias
dolorosas, porque el servicio es una de las mayores manifestaciones de la libertad individual.
¿Alguna vez se nos habíamos preguntado la diferencia que puede existir entre el servicio
prestado como un acto de caridad y el servicio prestado como un sentido de solidaridad?
Generalmente ni por sospecha se establecen estas diferencias.
"Hoy por ti, mañana por mí" es un dicho que nos han enseñado como una actitud de
nobleza, primero en el hogar, después en la escuela y por último en los púlpitos. Un
dicho que en el fondo nos enseña el servicio con sentido utilitarista. En ese dicho no hay
bondad, hay mera mezquindad.
No has hecho lo suficiente, nunca has hecho lo suficiente mientras todavía sea posible que
puedas contribuir con algo de valor.
Un hombre se vuelve conciencia pura cuando logra el triunfo más grande que pueda ser obtenido
por un ser humano: ver todo lo que le rodea, y hacer todo lo que hace con sentido de
contribución. La esencia de la vida no está en definir que debo hacer sino en definir cómo debo
contribuir a través de lo que hago.
C o m e n t a r i o s sobre el libro:
"Considero a Iván Mazo Mejía uno de los mejores autores en el tema de las
organizaciones orientadas al cliente. Tuve la fortuna de leer sus libros "El
Derrumbe del Imperio Ventas" y "Hablemos Claro sobre servicio". Y debo
manifestar que muchos de sus conceptos fueron una gran contribución a la
cultura de calidad que ha venido implementando el "Centro Médico Imbanaco de
Cali". Este nuevo libro, "El Precioso Don del Servicio", es otra contribución
enorme a las organizaciones y a la vida de las personas que creemos en la
orientación al cliente como la principal estrategia para aumentar la
productividad, ser más competitivos, y proveer de servicios y productos del
altísima calidad".
"Creo que nadie en Colombia ha profundizado más la realidad del servicio que
Iván Mazo Mejía y, en su nuevo libro nos regala suficientes razones para ser
revolucionarios del servicio, no inversionistas del servicio, sin estar atados a
viejas creencias como "Hoy por ti, mañana por mí", "Hay que dar para recibir".
Desde la letra alfa hasta la letra omega se capta que Iván ha escrito este libro
con el alma, y le ha dedicado tiempo precioso, estudio, investigación y entrega.
Te aseguro que este libro es en sí mismo, un excelente servicio y lo vas a
disfrutar, inspira con él tu vida y la de otros".
Gonzalo Gallo
Escritor y Conferencista
http://ivanmazo.com/precioso_don_servicio.php
Exhortación
Dones Espirituales
El que tiene el don de
Definiciones
exhortación se dirige a s
sino más bien cómo ese
Profecía
Cada uno de los dones
Servicio ameno. Todos sus esfue
persona "el que anima".
Enseñanza ayudar" denotando tanto
Exhortación
Administración
←
Dador ←
←
Misericordia
←
←
Auto Examen
←
Manifestaciones ←
←
←
←
←
←
←
←
←
←
←
←
←
←
←
←
←
←
←
←
←
←
←
EXH
Hechos 4:3
(RV Actualizada.
36
Entonces José, quien
apóstoles era llamado B
significa hijo de consolac
era levita, natural de Ch
Hechos 11:2
(RV Actualizada.
22
Llegaron noticias de
oídos de la iglesia que e
Jerusalén, y enviaron a
que fuese hasta Antioqu
Cuando él llegó y v
23
de Dios, se regocijó y
todos a que con coraz
permaneciesen en el S
24
porque Bernabé er
bueno y estaba lleno d
Santo y de fe. Y much
agregada al Señor.
Después partió Be
25
Y sucedió que se r
26
← Nótese también
perseguido a la Ig
a que llegara a se
← Orar
← Aconseja
← Aconseja
← Aconseja
← Animar a
← Visitar ho
http://indubiblia.com/Exhortacion.htm
La Lista en Romanos
El apóstol Pablo nos ofrece dos listas de dones especiales o dones para el servicio. La primera aparece en Romano
12:6-8:
“De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la
medida de la fe; o si de servicio, en servir; o el que enseña, en la enseñanza; el que exhorta, en la exhortación; el q
reparte, con liberalidad; el que preside, con solicitud; el que hace misericordia, con alegría.”
“Profetizar”, como lo llaman las versiones más antiguas, aparece también en la lista que ofrece la Epístola a los
Corintios. Es uno de los dones que con mayor facilidad crea confusión. Para el oído moderno, “profetizar” sugiere pr
decir o pronosticar el futuro. Por supuesto que puede incluir esta acepción.
Pero en el Nuevo Testamento, profetizar significa más que predicción. Pablo lo define en 1 Corintios 14:3, como
“hablar a los hombres para edificación, exhortación y consolación”. Más que predecir, profetizar significa compartir l
Palabra de Dios con los que necesitan oírla. El vocablo griego es profeteia, de pro (hacia adelante) y femi (hablar). E
la época del Apóstol se le utilizaba para hacer referencia al que proclamaba un mensaje o interpretaba los oráculos
(mensajes generalmente muy ambiguos) de los dioses, y cuando los cristianos lo usaban, significaba mensajes del
único Dios verdadero.
Mientras que el don de la profecía es una característica muy natural de los que predican el evangelio, debemos ad-
vertir que es el don que Pablo recomienda sobre todos los demás a todos los creyentes: “Seguid el amor; y procura
los dones espirituales, pero sobre todo que profeticéis” (1 Corintios 14:1). Todo el capítulo catorce presenta un con-
traste entre el don de la profecía y la práctica de hablar en idiomas desconocidos. El hablar a los hombres para su
“edificación, exhortación y consolación” es el uso más sublime posible del idioma.
La frase de Pedro, “Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios” (1 Pedro 4:10-11), define la acción com
un don espiritual. En términos actuales, esta forma de hablar representa la predicación dirigida con la unción del
Santo Espíritu, la enseñanza, y los testimonios de los creyentes. Al hablar de esta manera, las palabras del ser hu-
mano llegan a constituirse en la palabra de Dios, que trae convicción y luz a los oyentes. Millares de hombres y
mujeres en cada época de la iglesia utilizan el don de la profecía con eficacia notable.
Tal forma de hablar le será dada a cada uno según su propia fe (véase Romanos 12:6). Al igual que el sembrar la
semilla, el hablar la Palabra de Dios es un acto de fe. Es con fe, y por la fe, que la palabra logrará aquello que agrad
a Dios y será “prosperada en aquello” para lo cual Dios la envió (Isaías 55:11).
La fe puede tener un significado secundario, tomada como la comprensión del individuo del contenido del evangelio
El griego dice literalmente “la fe” (tes pisteos). Hablamos, enseñamos y testificamos sólo hasta donde alcanza
nuestro entendimiento de la verdad. Dios provee la unción; a nosotros nos toca ofrecer algo que pueda ser ungido,
por medio de nuestro estudio, meditación y oración.
2. Servir
Servir es el segundo don en la lista que aparece en Romanos. Es la traducción del vocablo diakonia en el Nuevo
Testamento griego. La versión antigua lo traduce como “ministerio”. De esta palabra se derivan hoy día diácono y
diaconisa. Generalmente se refiere al ministerio de las necesidades físicas de la gente, como por ejemplo, donde
habla del repartimiento diario de alimentos y el servicio de las mesas en Hechos 6:1-2.
Pedro también menciona la capacidad para el servicio: … si alguno ministra, ministre conforme al poder que Dios da
para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo… (1 Pedro 4:11).
La persona que sirve a otros movido por un don del Espíritu a veces hace casi las mismas cosas que otros harían p
motivos humanitarios. Pero hay sin embargo, dos diferencias notables. El don espiritual resulta en una eficacia
exaltada por el poder infundido del Espíritu. Y el motivo será, como indicó Pedro: “... para que en todo sea Dios
glorificado por Jesucristo…”
Un hombre que visitaba una misión en un leprosario se detuvo para observar a una misionera enfermera que limpia
y vendaba las llagas horribles de sus pacientes.
“Tampoco yo”, respondió la misionera. “Yo no lo haría por un millón, pero sí lo hago por el amor de Cristo.”
Así es el don de servir a otros. Tiene que usarse. “Que sirva.” La mayoría de los cristianos se sienten bajo condena
ción no por las cosas que hacen, sino por lo que dejan de hacer. La frase de condenación en el día del juicio será:
“Por cuanto no lo hicisteis” (Mateo 25:45, versión antigua). Stephen Winward escribe: “No podemos concluir que
nuestras vidas carezcan de culpa sólo porque no hayamos hecho lo malo. Es posible que nuestro pecado consista e
no haber hecho nada. Los pecados más graves que cometemos son muchas veces de omisión; aquella palabra de
estímulo que no hablamos, la oportunidad que no aprovechamos, la obra descuidada, la tarea evitada, o una ayuda
que no damos.”1
Hay una bendición especial en el don de servicio. Jesús mismo dijo: “Mas yo estoy entre vosotros como el que sirve
(Lucas 22:27) y “el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo; como el Hijo del Hombre no vino pa
ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos” (Mateo 20:27-28).
En el reino de Dios, el servicio a otros no es el peldaño que conduce a la fama. Es en sí mismo la mayor nobleza
porque el que sirve llega a parecerse al Maestro. Toyohiko Kagawa lo expresó muy bien al decir:
Leí
en un libro
que un hombre llamado Cristo
pensar
con sólo
3. Enseñanza
El tercer don en la lista que ofrece Romanos es el de la enseñanza —didaskon en el griego. Este don consiste en
instruir y establecer a otros en la verdad. Otros dones tales como “el hablar con sabiduría” y “hablar con profundo
conocimiento”, que encontramos en la lista del libro de los Corintios, están estrechamente relacionados con la instru
ción.
La instrucción es de tal importancia en el trabajo de la iglesia, que sólo la superan la profecía o la predicación. Aunque exist
áreas en común en el significado de estas dos capacidades o dones, la distinción que se hace por lo general es que la predicaci
pide o espera causar acción, el propósito de la enseñanza es instruir. Los estudios del Nuevo Testamento distinguen a menu
entre kerygma, la proclamación del evangelio a todo el mundo, y didaqué, la instrucción de los que ya se han convertido.
La instrucción es tarea del púlpito, de la escuela dominical y del hogar cristiano. Consiste en exponer detalladament
lo que se proclama en la predicación. Este don incluye los poderes de la comprensión, la explicación, la analogía y l
aplicación práctica, poderes que deben ser dados por el Espíritu Santo si se quiere que haya fruto espiritual.
La enseñanza no se limita a las palabras, sino que incluye el ejemplo y la influencia sutil del carácter. Arthur Guiter-
man decía:
Una maestra de escuela dominical, enfermera graduada, escribió el Voto del maestro adaptado del Voto hipocrático
juramento que hacen los doctores de medicina al graduarse, y del Voto de Florence Nightingale de las enfermeras.
Valdría la pena que todos los que quisieran desarrollar su capacidad de instrucción lo consideraran:
Solemnemente me prometo a mí mismo, ante Dios y en la presencia de esta asamblea pasar mi vida en
pureza y practicar fielmente el cristianismo. Me abstendré de todo lo que sea perjudicial o dañino, haré todo
lo que pueda para transformarme tanto a mí como a mis alumnos en verdaderos hijos de Dios. Haré todo lo
que esté en mi poder para mantener y mejorar las normas de la instrucción de Cristo y reputaré de gran valo
a cada alma que sea encomendada a mi cuidado. Compartiré toda la inspiración y la experiencia que logre
recibir en la práctica de mi vocación. Con lealtad trataré de ayudar al pastor y a los líderes en la obra. Me
dedicaré a la edificación del reino de Dios.
Aun cuando la instrucción está incluida en la lista de los dones del Espíritu, debe notarse que las capacidades y el
conocimiento humanos que se emplean para ella requieren educación y desarrollo. Acerca de este particular el
Apóstol escribió: “El que enseña, en la enseñanza.” Es decir, que enseñe verdaderamente y bien, proveyéndose de
todo lo que necesita, dentro de sus posibilidades, para enseñar efectivamente.
El verdadero maestro es el primero entre los estudiantes de su grupo. Jesús dijo: “Por eso todo escriba docto en el
reino de los cielos es semejante a un padre de familia, que saca de su tesoro cosas nuevas y cosas viejas” (Mateo
13: 52). Para sacar cosas nuevas y viejas, es menester estar continuamente metiendo cosas nuevas en el almacén
del entendimiento y la memoria. Si se deja de hacer eso, muy pronto, ¡uno sólo tendrá cosas viejas que sacar!
En este respecto, la enseñanza cristiana es como la predicación. Su eficacia depende de la energía del Espíritu a
través de ella. El Santo Espíritu verdaderamente trae a la mente las verdades que deben impartirse, pero es
importante saber que El funciona a través de la memoria. “Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre
enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que os he dicho” (Juan 14:26). Las
cosas que Jesús ofreció están a nuestro alcance en los evangelios. Pero el Espíritu no puede recordárnoslas a
menos que las hayamos aprendido de su Santa Palabra.
4. Animar
La exhortación o el estímulo es el siguiente don servicial que señala el Apóstol. El vocablo griego para eso es para-
klesis, y de la misma raíz tenemos la palabra parakleto, que significa Consolador. Literalmente quiere decir “ir al
amparo de otro”, cualquiera que sea la ayuda que éste necesite. Algunos traducen esta frase como “el estimular la
fe”.
El animar o consolar es la aplicación de este don al pasado, “dando corazón” a los que han sufrido una derrota o un
pérdida o que están pasando por pruebas. Parakaleo, la forma verbal de donde tenemos “animar”, significa
literalmente “llamar al lado”, es decir, estar con alguien para ayudarle.
Es posible animar por medio de la presencia misma o por las palabras expresadas. Cuando hay tristeza o pérdida d
algún ser querido, se hace necesario que los otros miembros de la comunión cristiana ejerciten este don de consue
El que anima, ministra esa “gracia en el desierto” que vemos en Jeremías 31:2, a los que se encuentran en un
desierto de soledad, de sufrimiento, de luto o de dudas. En un mundo como éste, el don de animar o consolar
siempre se necesitará en abundancia.
La exhortación, por otro lado, es la aplicación de este don al futuro, como un desafío a la gente para que haga algo.
Tal vez esta acción sea una entrega a Cristo, bien en arrepentimiento o en consagración —de allí que la palabra
tenga también el sentido de exhortar. Esta exhortación puede ser un llamado al servicio, a ciertos ideales de
conducta, o a mayor cuidado en la vida cotidiana del cristiano.
La verdadera predicación cristiana, según la entendemos hoy día, siempre incluye este don en abundante medida. E
predicador de hoy, como los profetas del Antiguo Testamento tiene la doble responsabilidad de “confortar a los
afligidos” y “afligir a los que se sienten cómodos”. Como vimos en relación a la enseñanza, la predicación se disting
de la instrucción porque tiene ese llamado esencial a la acción. El don de la exhortación beneficia a los que rodean
que lo ejerce. Les amplía los horizontes de su fe, los profundiza en su consagración y purifica sus propósitos.
“Compartiendo para las necesidades” de otros, dar o compartir, es el siguiente carisma que menciona el Apóstol. Es
significa más que dar por un sentido filantrópico. Significa dar con un corazón lleno de amor que sólo viene de Dios.
Cuando damos, llegamos a ser más como el Maestro que “dio su vida” por su iglesia (Efesios 5:25); y como el Padr
que “dio a su Hijo único” (Juan 3:16).
Los tres últimos dones mencionados en Romanos tienen cada cual una palabra de dirección. “El que reparte, con liberalidad;
que preside, con solicitud; el que hace misericordia, con alegría” (Romanos 12:8). Es posible dar de mala gana y mezquinamen
El dar como producto de un don espiritual ha de ser en forma liberal.
Este don va más allá de la práctica de la mayordomía cristiana. La mayordomía no requiere un don espiritual. Es
parte del discipulado cristiano y la practican todos los verdaderos seguidores del Señor Jesús, cualesquiera que sea
las diferencias de significado o de detalle que tengan sus denominaciones.
El don de dar incluye las capacidades de ganar y dar dinero para el avance de la obra de Dios con tal sabiduría y ta
grande gozo que los recipientes son fortalecidos y bendecidos. El dar a otros puede ser irresponsable y aun dañino
pero el dar como carisma del Espíritu Santo es fortalecedor y de ayuda permanente.
Así como la instrucción incluye el dominio de las materias que se enseñan, dar incluye la facilidad de adquirir lo que
se da. Dios ha bendecido a ciertas personas con lo que podría considerarse el “toque de Midas”, que hace que todo
lo que tocan se vuelva oro. Muchas de estas personas tienen a la vez el don espiritual de dar su abundante riqueza
reino de Dios de buena voluntad y con sabiduría.
En toda la historia de la iglesia, pocos han mostrado mejor el don de dar que Juan Wesley. Aunque siempre tuvo
mucho cuidado de no aceptar nada como sueldo de las muchas sociedades metodistas que él dirigía, recibió y rega
miles de libras esterlinas recibidas de sus muchas publicaciones. Sentía tan profundamente su deber de dar a los d
más lo que tenía, que declaró que el mundo podría condenarle como ladrón si al morir le encontraran más de unos
cuantos chelines[1] en el bolsillo.
Estos dadores no dan sólo de su abundancia; el don espiritual les conduce hasta el punto del sacrificio gozoso. El d
debe ser “con liberalidad”, y la liberalidad sólo empieza en el momento de hacer sacrificios. No es liberal el dar lo qu
no nos hará falta. Tampoco es liberal el dar a otros aquello que nosotros jamás vamos a necesitar.
Es muy probable que esta capacidad sea la que está sólo latente en más creyentes que cualquier otro don espiritua
Ciertamente menos personas parecen “desear” este don, en comparación con los que desean algunos dones más
espectaculares. Nos convendría a todos cultivar esta capacidad más de lo que se practica actualmente. Aun hoy día
“más bienaventurado es dar que recibir” como dice Pablo, repitiendo una bienaventuranza del Señor Jesús que de
otro modo no conoceríamos (Hechos 20:35). Si al fin de cuentas, alguien se acuerda de nosotros, no será por lo que
hayamos recibido, sino por lo que hayamos dado,
6. Presidir
Presidir o gobernar es el siguiente don en la lista que Pablo ofrece a los romanos. Literalmente significa hacerse
cargo de la dirección de las actividades de un grupo. Es indudable que algunos líderes nacen con esta capacidad.
Otros llegan a ser líderes en asuntos espirituales por dotación especial del Santo Espíritu de Dios.
La palabra que Pablo usa para calificar el don de la dirección o la administración es el término solicitud (a veces se
traduce diligencia), es decir, seriamente, celosamente y de manera muy formal. Aunque a menudo la dirección está
en función del oficio o de la posición, posiblemente tal oficio sea asignado porque se ha reconocido que esa person
tiene la capacidad administrativa.
La iglesia todavía tiene una urgente necesidad de más personas que ejerzan un liderazgo auténticamente espiritual
Un aspecto alentador actualmente es el reconocimiento del papel importante que pueden jugar los líderes laicos en
las actividades espirituales. Hace más de una generación, el Dr. J. B. Chapman escribió: “Casi todos los grandes
movimientos espirituales a través de la historia de la iglesia han sido notables por el gran papel que ‘el pueblo’ ha
desempeñado en los cultos y en las actividades generales de la iglesia; y es notable que al disminuir la espiritualida
del movimiento, el pastor y los oficiales tienen que hacerlo todo.”
El liderazgo requiere visión, paciencia, objetivos consistentes, y el poder para seguir adelante cuando otros tienen
deseos de abandonar la obra. Todas estas cualidades tienen una dimensión espiritual. El líder tiene que ser, como
dijo Wilson Lanpher, “tanto el que sueña como el que le pega al tambor”. Tiene que vislumbrar los objetivos que hay
que alcanzar y a la vez establecer el ritmo de trabajo para sus colaboradores. ¡Bienaventurada la iglesia que no
apaga el don de la dirección en sus miembros sino que más bien los apoya en sus esfuerzos de poner su don en
acción!
7. Tener compasión
El último de los dones serviciales que aparecen en la lista del libro de Romanos se traduce “hacer misericordia”. Es
compasión, el interesarse o la bondad para con otros. Algunos lo traducen como “sentir simpatía”. Es precisamente
esa habilidad de reconocer los sentimientos y las emociones de otros que sólo ocurre cuando nos situamos en el
lugar de otro, o cuando nos imaginamos qué sería “andar en los zapatos del prójimo”.
Tal vez nos extrañe que uno de los dones en la lista sea una cualidad o actitud que se le requiere a todo creyente. E
Nuevo Testamento señala repetidas veces que la misericordia que recibimos de Dios está en proporción directa con
nuestra misericordia hacia otros. De “los que tienen compasión de otros” la Escritura dice que “Dios tendrá compasi
de ellos” (Mateo 5:7). Es cierto lo que dice el coro:
En palabra y en acción
Pero en esta época de “ojos que no lloran, narices respingonas y pies que no caminan”, es necesario ver hoy ejem-
plos visibles y notables de la compasión. Esta capacidad es la que Pablo menciona en la lista de los dones
espirituales. Las lágrimas sin oraciones y las oraciones sin lágrimas son igualmente vanas. La compasión es “tu dol
en mi corazón”. El Espíritu Santo no nos cierra el corazón; más bien nos lo rasga para dejarlo abierto a las
necesidades de aquellos que nos rodean.
De igual manera que en los demás dones espirituales, hay un gozo auténtico en el ejercicio de la misericordia. Los
ojos secos no tienen arco iris. Recordemos estas líneas de Shakespeare:
Así como el que reparte debe hacerlo con liberalidad y el que preside, con solicitud, “el que hace misericordia”, debe
hacerlo “con alegría”. La palabra alegría en la forma griega, hilarotes, aparece sólo aquí en el Nuevo Testamento. E
adjetivo hilaros también aparece sólo una vez (en 2 Corintios 9:7. “Dios ama al dador alegre”). De estos vocablos
griegos se deriva la palabra “hilaridad”, que tiene el sentido opuesto de los términos mala gana, tristeza o hacerlo
todo a la fuerza.
Hay una compasión tristona que deprime. Lo que hace el don de la compasión es traer consuelo y alegría, no a
fuerza de pasar por alto las realidades de los problemas del necesitado, sino al llenar su escenario con la luz de la f
y la esperanza.
Ponga se en contacto con nosotros para más información sobre la santidad en Español
http://wesley.nnu.edu/espanol/losdones/losdones03.htm
La Escuela
de la Economía
del Creyente
Memoriza este verso: Romanos 12:8b ' el que ayuda a los necesitados,
hágalo con alegría.' Dios Habla Hoy
1. Vida de Sacrificio y Dadivosidad
Así que el don de dar es un regalo espiritual que ha sido dado a la iglesia
por el Espíritu Santo y tenemos que avivarlo y esparcirlo para bendición de
los hermanos y hermanas en la fe.
Quizás tu nunca haz oído hablar del don de dar pero siempre haz tenido una
carga interna y haz deseado ver mucho dinero invertido en el Evangelio -
quizás esta sección te ayudará a liberarte ante su Dios y dar con alegría y
unción del espíritu.
Verso
Receptor + Dador + Propósito
2 Corintios 11:9
Pablo + Macedonios + Subsistencia General
Filipenses 4:16
Pablo + Filipenses + Subsistencia General
2 Timoteo 1:16
Pablo + Onesiforo + Subsistencia General
Lucas 8:3
Jesús + Discípulas + Subsistencia General
Lucas 22:10
Jesús y Discípulos + Dueño de la casa + Aposento alto
Romanos 16:1
Febe + Iglesia Romana + Lo que necesitaba
Romanos 15:26
Creyentes de Jerusalén + Macedonia-Acaya + Subsistencia General
1 Corintios 16:1
Creyentes de Jerusalén + Corintios + Subsistencia General
2 Corintios 8:1
Creyentes de Jerusalén + Macedonios + Subsistencia General
6.2. Busca a aquellos en quienes esta operando el don de dar y pide que te
impongan manos e impartan lo que ellos tienen como dice en 2 de Timoteo
1:6.
6.3 Ora porque Dios te muestre las personas y los proyectos que Dios desea
que tú bendigas. El dinero dado a la persona apropiada en el tiempo
adecuado tendrá un valor muy grande y bendice al que da y al que recibe.
Ora porque los dadores alegres pasen el resto de su vida en el Perfecto
Camino de Dios dando a las personas apropiadas y en el lugar apropiado.
6.5 Una vida de dar financieramente será alcanzada solamente por la gracia
y misericordia de Dios, cuando El nos concede el don de dar se convierte en
gozo y alegría y vivimos literalmente la Palabra de Dios en Hechos 20:35b '
Mas bienaventurado es dar que recibir’.
¡Causa emoción y gozo saber que el don de dar no es para todos sino que
algunos que hemos sido escogidos por Dios
Por lo que has aprendido en esta lección ¿Crees tu que este es un don que
Dios te ha dado para aumentar tu fe y sabiduría y dar generosamente - la
obediencia en dar, dará gozo y la felicidad, no solamente para los
recipientes sino también para ti! Pues la Biblia dice en Romanos 12:8, si
éste es tu don entonces da abundantemente.
La Casa de la Oración
para las Naciones Más Pobres
16,222,563 personas,
60% musulmanes - 24% Cristianos.
El analfabetismo y falta de distribución de Biblias está impidiendo el buen
crecimiento de la iglesia.
© www.operationworld.org
http://www.worldchristians.org/eer/eer-55.htm
DON DE MISERICORDIA
January 17th, 2010 by Raul Gomez Sanchez
DON DE MISERICORDIA
Es la capacidad que DIOS nos dio para entender y comprender a otra persona.
Hay una leyenda con el titulo “Ponerse los zapatos del otro”. Cuentan que los indios americanos se
metían o usaban los zapatos del otro un mes para saber lo que pensaba y entender como sentía.
Si hablamos de entender y comprender en nuestras relaciones interpersonales, ya sea con los demás o
en nuestro matrimonio, o con nuestros hijos, podemos hablar de fracasos en conjunto, porque cuando
fracasa uno fracasan los dos y cuando triunfa uno triunfan los dos, triunfa la familia. DIOS no quiere el
divorcio en un matrimonio, EL quiere que peleen hasta lo ultimo para salvarlo, de no ser así, tendrás otra
oportunidad, pero nuestra función es restaurar, unir, cuidar proteger, administrar lo que DIOS NOS
Para activar este don debemos hablar la verdad con amor hacia la otra persona, debemos cambiar el
hablar sin criticar, sin imponer, sin mentir. Encontramos en estos tiempos no solo amistades basados en
este tipo de trato, sino lo más triste y perjudicial para la sociedad y el cuerpo de CRISTO: Matrimonios
creados en estos preceptos; Noviazgos, que nacen así y terminan así, rodeados de mentiras y engaños.
Debemos aprender a hacer crecer este don. Dijimos que era el don de “entender y comprender al otro”,
entonces aprendamos y hagamos crecer el don. No hablemos sermoneando, repitiendo y repitiendo las
cosas hasta el hartazgo. No usemos al otro como terapeuta tirandole toda nuestra basura espiritual y
dejando más cargado y desahuciado de lo que estaba. No hablemos con amenazas sino pongamos
azúcar, dulzura en nuestra boca. No hablemos por silencios cuando te preguntan como te fue? solo decís:
Bien. Como estas? Bien. EL silencio es otra manera de manipular, el silencio es agresivo, hostil, y
muchos cuando deben hablar no lo hacen y cuando lo hacen debían callar, no manipules ni dejes que lo
hagan contigo.
Debemos hacer también lo que al otro le gusta, aveces o casi siempre solemos ser egoístas. Es bueno
conversar e interesarse por el otro, demostrarles interés por sus vidas y sus problemas, claro, ayudarlo no
cargar con cosas que no quiere cambiar. Porque para cosechar tenes que sembrar. Debemos remarcar
las cosas buenas de la otra persona, lo malo es fácil decirlo, pero el que piensa lo bueno del otro hace la
diferencia. Aprender a ver las necesidades del otro, porque” todo lo que yo haga con el otro DIOS lo hará
conmigo”.
Vemos gente que pelea sin saber porque, pelean porque entran al culto y no fulano no me saludo, porque
dijo esto o lo otro, y nunca se sentaron a conversar, a conocerse. Aprender a quebrar las pequeñeces,
esas peleas tontas que dividen y nos separan. No dejes que Satanás haga nido en tu cabeza.
Aprender a compartir planes, los sueños y no esperar que el otro lo adivine, hablarlos, contarnos.
Aprender a estimular la independencia del otro, no asfixiarlo dejarlo libre. No juntarse con matrimonios en
crisis si vos estas pasando lo mismo con el tuyo. Tratemos de estimular las capacidades de la otra
persona: “Que queres estudiar”, “Cuales son tus sueños”, anda y aséelo yo te apoyo, yo te ayudo,
supérate. Hay hombres y mujeres con sueños postergados, con metas y objetivos frustrados que nunca
hablaron.
Dice DIOS: “Si dos o mas se pusieran de acuerdo en lo que pidan, eso les daré”. DIOS no escucha
muchas veces porque tenemos distintos acuerdos con la otra persona, no nos ponemos de acuerdo, y la
“Ley del acuerdo” es lo que DIOS escucha. Cuando un matrimonio esta de acuerdo logra todo y aplasta al
enemigo.
DIOS mando 9 plagas y Faraón no los dejaba, entonces vino la numero 10, el ángel de la muerte, que
mataría a los primogénitos; pero si se juntaban las familias comían el cordero y rociaban la puerta con su
sangre la muerte no los tocaría. Así fue, por eso el acuerdo es como una ley, un principio, porque cuando
Por eso tu papa, tu mama, tu familia insiste que vayas o vayan a la iglesia, porque no esto no es una
religión, sino que necesitamos estar como familia, juntos, en un mismo sentir, en un mismo cuerpo, para
poner la sangre de CRISTO en nuestra casa, para que el Espíritu more en ella.
Pablo estaba en la cárcel, se puso de acuerdo con Silas y comenzaron a cantar. Fue tan poderosa la
canción que DIOS bajo del cielo e hizo temblar la cárcel, las puertas se abrieron, las cadenas cayeron, las
luces quebraron, el carcelero tomo la espada para matarse, porque la ley decía que si a un carcelero se le
escapaba un preso su esposa e hijo debían morir, pero si el se mataba no, entonces DIOS grito: “No te
mates estamos acá”, el guardia cárcel dijo: “Quiero ser salvo”, Pablo dijo: “Cree y lo serás tu y tu casa”.
Pablo le estaba diciendo que hoy llego a su vida una ley superior a la ley romana, la ley de JESUCRISTO,
nadie debe morir. La historia termina con Pablo comiendo con el carcelero y su familia entregado a
CRISTO.
http://leondejuda.org/en/node/7261
el don de evangelista
BOSQUEJO DE LA LECCIÓN
1. diferencia entre don y deber
5. el don de la evangelización
ASIGNACIONES
♦ Lee ahora una vez más el RESUMEN de la lección anterior.
♦ Lee en tu Biblia personal el texto de Ef 4:11 si puedes subráyalo. Medita en estas palabras
y lo que hayas entendido preséntalo ante el Señor en oración.
♦ Durante el estudio de la lección lee en tu Biblia todos los textos bíblicos que se van
citando. Pon siempre más atención a lo que dice la Biblia que lo que diga esta GUÍA.
♦ Dedica unos minutos de oración intercesora, orando por el pastor y los líderes de tu
iglesia, para que siempre sean conscientes de la importancia de un programa de
evangelismo continuo en la iglesia.
LA LECCIÓN
• Jesús dedicó gran parte de Su ministerio a la proclamación del Evangelio tanto en grandes
campañas como a nivel particular;
una definición
“Un evangelista es una persona con un don especial recibido del Espíritu Santo para dar las
buenas nuevas del Evangelio. Los métodos pueden diferir, según el llamamiento de cada
evangelista y las distintas oportunidades; pero queda la verdad central que sigue: un
evangelista ha sido llamado y dotado en forma especial por Dios para anunciar el Evangelio
a quienes todavía no lo han aceptado, con la finalidad de animarlos a volverse hacia Cristo
con arrepentimiento y fe.” <Cita 2.10>
el don de la evangelización
definición
“El don de la evangelización es una capacidad especial que Dios da a algunos miembros del
cuerpo de r
breve explicación
“Según nuestras investigaciones en Alemania, Austria y Suiza, se puede contar con que, en
una iglesia con actividad misionera, alrededor del 10% de los creyentes comprometidos
poseen el don de evangelista. Quien descubra poseer este don, debería concentrarse en él y
ser descargado de otras tareas en la iglesia.” <Cita 2.12>
citas bíblicas
Hch 8:5-6; 8:26-40; 14:13-21; Ro 10:14-15; Ef 4:11
“John Wesley, el fundador del Metodismo: Cuando Wesley obtuvo la certeza de su fe, se
convirtió, de un hombre fracasado y tímido, en un evangelista como apenas lo ha habido en
la historia. Cuando la Iglesia Anglicana le prohibió predicar, lo hacía a campo abierto, lo
que sólo aumentaba el número de quienes le escuchaban. Es difícil encontrar una
explicación para la influencia ejercida por John Wesley como evangelista. Sus
predicaciones no llegaban a lo que hoy se llamarían "mensajes evangelísticos", pues tenían
una estructura rigurosamente lógica y estaban llenos de elementos didácticos. Sin embargo,
alcanzaban su objetivo, y miles de seres humanos se convirtieron a la fe de Jesucristo,
iniciándose un avivamiento.” <Cita 2.14>
Ora por cristianos conocidos tuyos que podrían tener este don.
La Escritura nos dice que estemos apercibidos de los tiempos y las sazones en que
vivimos. Casi todos los Cristianos tienen algún sentido de que nos estamos
aproximando a la más grande cosecha que el mundo haya visto alguna vez. La presente
corriente de oración sobrepasa a cualquier otra en toda la historia de la Iglesia. El Señor
nos dijo que oráramos por obreros para la cosecha, "la mies es mucha, pero los obreros
son pocos" (Mateo 9:37). Muchos están hablando acerca del levantar obreros,
escribiendo artículos y predicando Efesios 4:11-12:
"Y él mismo constituyó a unos apóstoles, a otros profetas, a otros evangelistas, y a otros
pastores y maestros, a fin de capacitar a los santos para la obra del ministerio, para la
edificación del cuerpo de Cristo"
Pero podríamos engañarnos a nosotros mismos al pensar que porque conocemos este
pasaje lo estamos aplicando correctamente. Si estamos viendo la restauración de todos
los dones ministeriales del verso 11, entonces debiésemos cumplir el precepto dado en
el verso 12. Debiésemos estar equipando al pueblo de Dios para hacer las obras del
ministerio. Debiésemos estar equipando a cada uno, no solamente a aquellos en el
ministerio de tiempo completo. Cuando hagamos esto, veremos dones escondidos y
rechazados regresar a su pleno uso y la Iglesia fortalecida.
Primero, es importante reconocer que Efesios 4:11 dice que estos ministerios son dones.
El Señor los dio después que Él ascendió a los lugares celestiales y se sentó a la diestra
del Padre (Efesios 4:10). Esta es la razón por la cual estos cinco dones son a menudo
llamados "dones de la ascensión", o "los dones quíntuples del Espíritu Santo". Como
dones, no hay nada que podamos hacer para ganarlos. O nos es dado un don, o no se nos
es dado. Si se nos es dado un don, es nuestro para usarlo y administrarlo en
concordancia con los deseos del dador: Puesto que hay responsabilidades que
acompañan a los dones, existe también el potencial para su abuso o desuso.
No tenemos dificultad al entender esto con los dones de apóstol o profeta, por ejemplo.
Sabemos que alguien no puede ganar el don de profeta o de apóstol. Una persona no
puede ir a la escuela para volverse un profeta. Si una persona es llamada como profeta,
él o ella pueden volverse un mejor profeta por aprendizaje o por impartición, pero
ninguna cantidad de estudio o deseo hará a una persona que no le ha sido dado por el
Señor ser un profeta, volverse un profeta. Sin embargo, cuando venimos al oficio de
pastor somos inconsistentes. La gente que desea servir al Señor en supervisar una
Iglesia se entrenarán para esta labor y luego serán ordenados como un pastor. Nunca
diríamos que una persona se gana el don de pastor pero prácticamente hablando y en
gran medida esto es lo que parece ocurrir.
Hay una razón lógica para esta inconsistencia. Se encuentra en nuestro mal
entendimiento de los pasajes que usamos para definir el oficio que titulamos "pastor": I
Timoteo 3:1-13; Tito 1:5-9 y I Pedro 5:1-5. Estas escrituras enlistan requisitos que se
necesitan antes de entrar al liderazgo en la Iglesia. Sin embargo, todos estos requisitos
caen bajo la categoría de "obras" y no de dones. Como vemos en I Timoteo 3:1, "Fiel es
esta palabra: Si alguien anhela el obispado, desea buena obra". La versión King James
dice "desea una buena labor". Hay un mundo de diferencia entre una buena o excelente
labor y un don que es recibido. Claramente el oficio de un supervisor, que nosotros
inexactamente llamamos "pastor", es algo que podemos desear y alcanzar. No importa
cuán noble pueda ser esta tarea, todavía no es un don.
Esto no quiere decir que no usaremos nuestros dones en tanto que estemos en el oficio,
pero ellos no son uno y lo mismo. El don de una persona ES su propósito dentro de la
Iglesia, y el propósito no debiese ser confundido con la posición. Debido a que hemos
hecho el oficio bíblico de un supervisor sinónimo con el don de un pastor hemos
permitido inconsistencias en la aplicación práctica del gobierno de la Iglesia en su
mismo fundamento. Necesitamos regresar a lo básico y redefinir "anciano",
"supervisor" y "pastor" si es que vamos a deshacer la nube que oscurece el verdadero
entendimiento del don de pastor.
Hay dos palabras griegas traducidas en tres palabras en inglés "obispo", "anciano" y
"supervisor". La palabra griega episkope, de la cual derivamos la palabra inglesa
"episcopal" es traducida "obispo" o "supervisor" en diferentes traducciones. La palabra
griega presbuteros, de la cual derivamos la palabra inglesa "presbítero", se traduce a
"anciano". La primera palabra fue usada en la comunidad Griega en los tiempos bíblicos
y da honor a la posición o nombre del oficio. La segunda palabra fue usada en la
sinagoga Judía, y enfatiza la honorabilidad de la persona que ostenta la posición. Las
dos palabras griegas son dos nombres diferentes para el mismo oficio; ambos son
supervisores y ambas son la misma función o posición. La palabra griega poimen,
discutida antes, no era usada de manera intercambiable con las otras dos, pero
bíblicamente se refería a un don antes que a una posición. Jesús hizo esta distinción en
la parábola del pastor y la oveja en Juan 10, en la cual separa al pastor de las ovejas y el
que guarda la puerta. Juan 10:1 dice: "el que no entra al redil de las ovejas por la puerta,
sino que sube por otra parte, ése es ladrón y asaltante. Pero el que entra por la puerta es
el pastor de las ovejas. A él le abre el portero, y las ovejas oyen su voz. A sus ovejas las
llama por nombre y las conduce afuera".
A lo largo de la Biblia los porteros eran los ancianos. El nombre se refería a la posición
de autoridad ostentada, y no al don ejercitado por el individuo en la posición.
Quizás esta es una razón del porqué en la Biblia el supervisor, o anciano, nunca es
llamado un "pastor". No cometamos errores, hay un don de pastoreo, igual que hay un
don de evangelista, y de apóstol, pero no es un requisito para el oficio de un anciano o
supervisor. Puesto que este es el caso entonces es posible que el oficio bíblico de un
anciano o supervisor pueda ser llenado que tenga uno de los cinco dones ministeriales.
Sin embargo, debido a que hemos - erróneamente - nombrado el oficio de supervisar
una Iglesia con el título de "pastor", confundimos la buena obra de un supervisor con el
don de un pastor. Confundimos una buena obra con un don.
EL TRABAJO DE UN PASTOR
Así que, ¿cuál es el don bíblico del pastor y cuáles son sus atributos? Hemos llegado a
percibir el don como uno que se para detrás de un púlpito, predica y enseña, y de esta
manera "alimenta al rebaño". El pastor organizará y administrará, y a menudo necesitará
realizar trabajos físicos relacionados con la Iglesia. Puesto que no hay descripciones en
el Nuevo Testamento de un pastor, debemos mirar al Antiguo Testamento. En Isaías
capítulo 40:11, el pastor es instruido a "... apacentará su rebaño; con su brazo lo reunirá.
A los corderitos llevará en su seno, y conducirá con cuidado a las que todavía están
criando". Bíblicamente, alimentar al rebaño es dirigir al rebaño a ser alimentado más
bien que a suplir el alimento. Sin embargo algunas veces vemos al pastor como el único
que suple el alimento más bien que uno que también dirige o lleva a las ovejas hacia los
pastizales, lo cual es más una descripción del don de un pastor. Un don no es
dependiente de una posición a fin de que sea manifestado, mientras que el ancianato
sobre una iglesia es una posición en la cual la persona es LLAMADA a usar sus dones.
Un maestro enseñará sin tener en cuenta la posición, de igual manera un evangelista
evangelizará; en igual forma una persona con el don pastoral guiará y dirigirá sin tener
en cuenta la posición. Déjeme darle un ejemplo.
En los tiempos bíblicos las manadas de ovejas eran usualmente atendidas por más de un
pastor y estos pastores típicamente no eran los dueños del rebaño. Estos pastores
estaban pastoreando los rebaños que pertenecían a su padre, a su suegro, o en algunos
casos eran empleados para tal fin, lo cual hacía a este último grupo unos "asalariados".
A menudo los pastores dentro de nuestras iglesias se vuelven demasiado posesivos
porque olvidamos que debemos guiar a las ovejas de nuestro Padre y no señorear sobre
ellas como si nos pertenecieran. Nos son confiadas, pero no las poseemos. Cuando hay
muchos pastores trabajando juntos esta verdad es mucho más fácil de recordar. Pero hay
otros beneficios de la pluralidad entre pastores. Como he mencionado antes, con la
excepción del Señor Jesucristo quien es el Buen Pastor, no hay ejemplo de una persona
llamada "pastor" en singular en el Nuevo Testamento.
En una reunión reciente temprano por la mañana fue hablada una palabra profética: "El
Señor está haciendo una cosa nueva en nuestros días, y mucho más grande que en días
pasados. Aún en el día de Pentecostés se realizó la gran obra de dar a luz una Iglesia.
Pero en estos días Él hará una obra mayor, la de dar nacimiento a una Iglesia a partir de
muchas". Dos horas más tarde en el tiempo de oración de los pastores de la ciudad, uno
de los pastores hizo un anuncio de que tres pastores de iglesias denominacionales
separadas en nuestra ciudad habían sentido el llamado de juntarse para formar una
nueva congregación. Esto era completamente excepcional, y todos fuimos capaces de
regocijarnos en el Señor mientras compartí la palabra profética que recientemente había
sido hablada.
Hay ejemplos de apóstoles nombrados tales como Pablo, Bernabé y los doce. Está
Apolos el gran maestro y Felipe el evangelista, mientras que Agabo, Silas y Judas eran
identificados como profetas del Nuevo Testamento. Sin embargo, ninguna persona es
identificada como pastor porque, a diferencia de los otros dones, el Señor nunca
energizará plenamente este don a una persona que decida trabajar sola. Esto implica
también que el Señor ungiría a una persona para hacer la obra de un pastor, aún si ella
tuviese dones diferentes, en tanto que esté trabajando como parte de un equipo para el
bien del rebaño del Señor. Por lo tanto, cuando los ancianos o supervisores de las
iglesias se reúnen para el bien de la Iglesia, serán energizados como pastores sin tener
en cuenta sus dones individuales.
Mientras viajo y enseño entre muchos grupos Cristianos de diferentes trasfondos, debo
explicar que cuando uso el término "pastor titular" me estoy refiriendo a la posición de
un anciano o supervisor bíblico; y cuando me refiero al don usaré la palabra "pastor". Al
separar el don del gobierno o posición creo que la iglesia descubrirá que los dones han
sido dados a toda clase de personas, y que algunas de estas personas están en medio de
la iglesia. Con pesar, hemos asumido, quizás sin pensarlo, que solamente las personas
con posiciones oficiales tienen estos dones y hemos limitado la posición de cabeza en el
liderazgo a solamente uno de estos cinco dones. Aún más, limitamos este don cuando
intentamos funcionar independientemente de otros líderes. Con estas concepciones
permitimos dos debilidades dentro de nuestras congregaciones. Primero, pasamos por
alto a la gente dotada que no tienen o aspiran a tener posiciones; segundo, limitamos
nuestras posiciones importantes a solamente uno de los cinco dones que el Señor nos ha
suplido. Así hemos dejado, sin explotar, el poder para liberar a los santos de Dios a
hacer las obras de servicio dentro de la Iglesia.
No hace muchos meses estaba explicando estas cosas a un amigo que supervisa un
importante ministerio internacional. Cuando captó el punto, como él lo dijo, que "todos
los ancianos serán quíntuples, pero no todos los quíntuples serán ancianos", se puso
gozoso. En sus viajes mi amigo había visto ejemplos en iglesias de mujeres ordenadas y
trabajando en sus dones, y sin embargo no estaban sirviendo en el gobierno de la
Iglesia. Dio el ejemplo de mujeres ordenadas como pastoras sirviendo como líderes de
células, pero no participando en la supervisión de la Iglesia. Como muchos de nosotros
él había pensado que los dos eran uno y lo mismo. Creo que se volverá una gran
revolución en la iglesia como un todo cuando seamos capaces de liberar a todo el
pueblo de Dios a sus dones dados por Dios a la Iglesia sin que necesariamente
signifique una posición de gobierno. Un verdadero entendimiento del don de pastor y su
necesidad dentro de la iglesia tendrá un mayor impacto positivo no solamente liberando
a los santos para su servicio dentro de la Iglesia, sino también permitiéndonos a aquellos
de nosotros que no funcionamos como supervisores a ser más efectivos y a poner más
efectivamente en uso todos los dones en nuestras Iglesias.
http://www.contra-mundum.org/castellano/phillips/DondePastor.html
Tlaxcala
“El celibato es una institución monstruosa, hipócrita, que debilita del fe del pueblo
en su Iglesia y causa frustración entre los propios sacerdotes con auténtica
vocación cristiana que no están de acuerdo con la abstinencia forzada”, dijo un
famoso ex cura, estalinista y “fierrero”, que después fue poderosa e indolente
autoridad con su enésima mujer pavoneándose tras el trono, cual doña Yola la del
General.
La crisis del celibato, dijimos, divide a los sacerdotes que sucumben ante la
naturalidad de la carne entre “k’uchi curas” y “tata k’alinchos”. Los primeros,
inmorales de verdad, son aquellos curas que alzan el grito al cielo cuando juzgan el
pecado ajeno, pero en las penumbras de su intimidad dan rienda suelta a sus más
bajos instintos. En cambio los “tata k’alinchos” son hombres que llevan la sotana
con gracia popular, asumen la imperfección humana sin doblez moral y son
transparentes, ante Dios y la grey, cuando comparten con su feligresía el gusto de
vivir, incluso amando a una mujer.
El “k’uchi cura” proviene generalmente de esas familias señoriales que fija lija
debían criar un hijo para ser militar, otro para abogado y otrito para cura. Por eso
el “k’uchi cura” se cree predestinado a ser poderoso dentro la poderosa jerarquía
católica, y en el camino se enamorará de un seminarista al cual sodomizará con la
promesa de los privilegios que otorga el poder. El “k’uchi cura” es político en
esencia, casi siempre jesuita, y cuando se le cierren los caminos hacia la cúpula
clerical, digamos que por razones “ideológicas”, colgará la sotana y despotricará
contra el celibato, el muy cochino. Monseñor Fernando Lugo, el presidente
“socialista” del Paraguay, es nuestro paradigma del “k’uchi cura” sudamericano.
Ahora, también se ven “k’uchi curas” de poca monta y de clase baja que, aquejados
por insospechadas patologías sexuales, sucumben ante la flagrancia de sus delitos
como chivos expiatorios de los “k’uchi curas” de la élite.
Los “tata k’alinchos” son el equilibrio que sostiene a la Iglesia Católica en sus bases
mismas. Tienen origen popular, comúnmente párrocos de provincias, que al
involucrarse con su feligresía adquieren gustos y costumbres del pueblo sin
remilgos, y por ahí llega el amor de una mujer, para solaz de todos los
parroquianos. De ellos nos ocuparemos después.
Finalmente, en medio de los “k’uchi curas” y los “tata k’alinchos” se hallan los
sacerdotes auténticamente célibes, que sí los hay, y por haberlos con ese don
bíblico no es justo achacarle al celibato por los descontroles del padre Alberto, el de
Miami.
Hay entre ellos un límite imperceptible, muy imperceptible, pero límite al fin. Les
une irremediablemente su falta de don, su incapacidad real, humana, de cumplir los
votos del celibato, virtud que engalana a muy pocos elegidos, ungidos por esa
inaccesible santidad. Pero el invisible límite que los diferencia es el don de la
honestidad: Hay sacerdotes que rompen el celibato con doble moral y extrema
hipocresía, son los “k’uchi curas”. En quechua, “k’uchi” significa inmoral. Y hay
aquellos que están conscientes de su debilidad carnal, asumen su crisis vocacional
con franqueza, y viven el sacerdocio liberados a su destino, sin ocultar sus deseos y
sin llevar una doble vida, son los “tata k’alinchos”. El quechua llama “k’alinchos” a
los varones alegres y dicharacheros, buenos tipos.
Siguiendo tan singular definición de don Alfonso Prado, digamos que la Iglesia
Católica existe, al menos en Bolivia, gracias a los “tata k’alinchos”. Son la correa de
transmisión entre la cotidiana feligresía y el inmanente poder clerical; entre la masa
devota y la institución vaticana. Son ellos que al despojarse de una falsa
inmacularidad en su imperfecta dimensión humana, refuerzan su liderazgo
espiritual, e incluso su autoridad moral, en un plano horizontal, de igual a igual con
los demás pecadores. Es la evangelización a lo San Pablo, hombres llevando a
hombres la palabra de Cristo, sin reclamar privilegios por ello, sino más bien
haciendo de la humildad el camino de la fe impartida. Estos sacerdotes son un
fenómeno cultural en Cochabamba. Los podemos ver tomándose un buen tutumazo
de chicha después de un bautizo, bailar borrachitos con la novia recién casada en
su parroquia, organizando campeonatos y conciertos. Hay muchos y auténticos
célibes entre los “tata k’alinchos”, pero los no célibes son mayoría.
A diferencia de los “k’uchi curas” que se dicen acérrimos defensores del celibato
(cuando en los hechos lo aborrecen e infringen sórdidamente), los “tata k’alinchos”
son muy respetuosos de aquel instituto bíblico; dicen que el celibato es un desafío
muy duro que hubiesen querido vencer, y muy pocos lo logran, como don Walter
Rosales, que se fue a la guerra para poner a prueba de fuego su templanza y su fe,
sin perder el don la alegría.
Pero el sentido ético de aquella tolerancia por las debilidades humanas del
sacerdote de parroquia, no es una carta blanca para la inmoralidad sin límites y las
perversiones más grotescas, que son habituales entre aquellos que el hombre
quechua denomina “k’uchi cura”, cuyo ejemplo paradigmático en Cochabamba fue
el arzobispo Genaro Prata, italiano, de quien es preferible ni hablar.
El devoto valluno reclama una hermandad lúdica con la curia que gobierna su
espíritu; pero también exige honestidad en el ejercicio de esa autoridad espiritual.
En ese marco, el celibato es visto como una fortaleza moral que supera los límites
terrenales de nuestra precaria vulnerabilidad carnal. Un sacerdote célibe, y a la vez
“tata k’alincho”, como veremos, es el líder moral ideal entre la feligresía valluna…
Una vez consumada la relación, estos sacerdotes atrapados en las redes de Tecla
enfrentan una lucha cotidiana por no condenar esa relación a la clandestinidad y en
tal sentido son honestos con sus parejas e hijos si llegan a tenerlos. Entienden que
la fidelidad y la monogamia son perfectamente equivalentes al celibato sacerdotal.
Estos curitas anónimos han logrado un balance armonioso entre su ferviente
profesión religiosa y su sexualizada vida personal. Decenas de ellos ejercen el
sacerdocio como párrocos (muchos de ellos inclusive diáconos con "rango" de
presbíteros) en varias provincias y comunidades campesinas del Departamento de
Cochabamba. Uno de los debates no resueltos con relación al tema del celibato, se
refiere al espacio real que corresponde a ciertos niveles clericales como el de los
diáconos y los presbíteros, es decir la base social principal del orden católico. Los
diáconos pueden ser hombres casados con facultades limitadas y supletorias en el
ejercicio clerical, pero no llegan a ser obispos, a diferencia de los presbíteros que sí
tienen garantizada una carrera sacerdotal hasta el papado mismo. Sin embargo,
pese a que el diaconado es abierto a hombres casados, se cierra para los solteros
exigiéndoles celibato obligatorio; entonces quienes no tienen vocación célibe
tampoco pueden acceder a ser diáconos salvo que estén casados; y por lo tanto
prefieren seguir la carrera sacerdotal de presbíteros, aspirando a ser obispos
incluso, sin tener el don del celibato; entonces, cuando "pecan" cohabitando con
una mujer hasta procrear, al Vaticano no le queda más salida que "sancionar" a
estos sacerdotes "degradándolos" a diáconos.
En Tarata, por ejemplo, fue donde se hicieron famosos las correrías de sacerdotes
franciscanos que criaban a sus hijos teniéndolos como monaguillos del Convento y
educándolos en el arte de la música sacra. Nuestro colega Walter Gonzáles Valdivia
nos proporcionó interesantes datos al respecto. Recuerda a un párroco dadivoso en
Sipe Sipe, afectuoso y amante de la buena vida, a quien le gustaba bailar
levantando polvo, personaje infaltable en todas las fiestas y muy querido por todo
el pueblo; murió a fines de los noventa(2). “Naturalmente que sus hijos le decían
padre”, recuerda Walter con amable ironía.
¿Y cuál es el lugar que ocupa el celibato en este singular mundo espiritual del valle
cochabambino…?
En tal contexto, las corrientes más renovadoras de la sociedad civil exigen señales
de una necesaria des-bestialización de la humanidad. Las religiones buscan
reencontrarse con las culturas ofreciendo sus ascéticas panaceas en el mundo de
las acuciantes necesidades espirituales, y ahí caben como haces de luz en el
sombrío horizonte los ideales de la pureza, la castidad y el celibato, que son
inherentes a valores superiores —tan venidos hoy a menos— como la honestidad, el
renunciamiento y el amor al prójimo.
El celibato es una institución que reafirma nuestra naturaleza animal como seres
humanos, pero a la vez funciona como un referente moral que nos propone una
visión elevada de nuestra condición, sin ella somos una especie antropomorfa
librada a la ley del más fuerte. Demasiado darwinismo en un mundo y en un siglo
donde nuestra especie evoluciona autodestructivamente.
Nos atrevemos a sostener que el celibato es una opción sexual como cualquier otra,
y merece toda consideración social. El celibato es una forma de administrar la
sexualidad como una energía transformada en misticidad químicamente pura. Se
dice que Mohamed Ali(3) se sometía a meses de abstinencia sexual para descargar
mejor su potencia en el ring. Del mismo modo los sacerdotes (obispos y
presbíteros) verdaderamente célibes, vuelcan ese acto de disciplina a desarrollar
sus capacidades de liderazgo espiritual en favor de su comunidad, igual que Cristo.
Cristo es Cristo porque fue célibe, y no todos podríamos (ni debemos) serlo. Jesús
es un líder espiritual popular y universal, aclamado desde los más diversos credos
—el mito insuperado en más de dos milenios— por la fecundidad emblemática de su
pureza que era fuente de su todopoderoso carisma. Nos equivocamos al pensar que
el celibato es sinónimo de infertilidad, cuando el Cristianismo nos muestra aquí en
Occidente (como el Islamismo o el Budismo en otros lares del Señor) que las
civilizaciones nacen de la fe ideológica que ponen los hombres en las utopías de su
perfección más allá de su mera reproducción para conservar la especie. Por eso es
que en Occidente la Antigüedad está antes de Cristo. Grecia, Roma y lo que antes
hubo, quedaron a la otra orilla de la Era en que vivimos, llamada Era Cristiana.
Y si el Catolicismo quiere vencer este nuevo Siglo, debe depurar sus niveles
Presbiteral (sacerdotes) y Episcopal (obispos) de tantos “k’uchi curas” que aspiran a
tronos sólo reservados para apóstoles directos de Cristo, célibes a toda prueba. Se
puede servir a Jesús desde el humilde rebaño, a lo “tata k’alincho”, siendo fiel
esposo y abnegado padre, en el nivel Diaconal (clérigos), que debe abrirse también
a las mujeres. Hay que ordenar mejor la Orden. Sin esta reforma fundamental en la
estructura eclesiástica, la crisis del Cristianismo persistirá.
Notas
(1) Diaconado: Del latín diaconus y del griego diáconos: "servidor". El diácono o
clérigo es un hombre que ha recibido el primer grado del sacramento de Órdenes
Sagradas por la imposición de las manos del obispo. La función del diácono es
asistir a los sacerdotes en la predicación, la administración del bautismo, los
matrimonios, la administración de las parroquias y otros servicios. Los sacerdotes
son primero ordenados diáconos. Son, por un tiempo, diáconos transitorios (en
tránsito hacia el sacerdocio), para distinguirlos de los diáconos permanentes. El
Diaconado es para siempre. Según sus atribuciones fijadas por el Código Canónico,
los diáconos proclama el Evangelio y asisten en el Altar, administran los
sacramentos del bautismo, del matrimonio y bendicen, llevan el Viático a los
enfermos (no pueden administrar la Unción de los Enfermos, antes llamada
Extremaución, además pueden dirigir la administración de alguna parroquia, se les
puede designar una Diaconía y otros servicios según la necesidad de la Diócesis.
Las vestiduras propias del diácono son la estola puesta al modo diaconal, es decir,
cruzada en el cuerpo desde el hombro izquierdo y anudada por sus extremos en el
lado derecho, a la altura de la cintura y sobre esta la dalmática, vestidura
utilizada sobre todo en las grandes celebraciones y solemnidades. Después del
Concilio Vaticano II, se restauró la práctica de permitir al Diaconado Permanente
hombres casados. Quién es ordenado diácono siendo soltero se compromete al
celibato permanente. Un diácono casado que ha perdido a su esposa, no puede
volver a contraer matrimonio. El origen del Diaconado se remonta a la Biblia. Los
primeros diáconos fueron ordenados por los Apóstoles, según los Hechos 6, 1-6.
Desde un principio los diáconos eran clérigos con derecho al matrimonio.
3) Obispado (Episcopado): Cargo y dignidad de obispo: era muy anciano
cuando alcanzó el obispado. El Episcopado o Diócesis es el territorio o zona
donde un obispo ejerce sus funciones. Cada Diócesis se estructura
habitualmente alrededor de una ciudad, y en esa ciudad se encuentra la
iglesia principal (Catedral), de la que es titular su obispo y en donde se
encuentra su cátedra (sitial), lugar desde donde preside las
celebraciones litúrgicas, eventualmente imparte justicia y confiere
los sacramentos. En la Iglesia Católica los obispos son los
sucesores de los apóstoles, y como tales, son constituidos como
pastores para que sean maestros de la doctrina, sacerdotes del culto
sagrado y ministros para el gobierno (Código de Derecho Canónico, can.
375, 1). El obispo se inicia en la estructura eclesiástica como presbítero.
Tiene la plenitud del sacerdocio, con potestad total, por la que gobierna
una iglesia local o particular en comunión con el Papa. El obispo en cada
Diócesis ocupa el centro de la iglesia local, y, ayudado por su presbiterado,
tiene autoridad máxima en materia de magisterio, santificación y
gobierno. De su autoridad dependen los sacerdotes (presbíteros) y los
clérigos (diáconos). En la actualidad son nombrados de manera directa por
el Papa en el caso de la Iglesia católica o el Patriarca en el caso de la
Iglesia ortodoxa y copta. El modo que sigue la Iglesia católica es el
siguiente: El Nuncio Apostólico de cada país reúne información en cada
provincia eclesiástica del país sobre los candidatos al Episcopado,
enviándola a la Santa Sede. Una vez estudiado cada caso, se procede a la
elección. El Nuncio consulta al sacerdote si acepta su elección como
obispo. Una vez que el presbítero ratifica su deseo, se emite la Bula y se
hace público el nombramiento episcopal. Obispos y presbíteros, a
diferencia de los diáconos, están obligados al celibato para culminar su
carrera episcopal.
Fuente: http://www.tlaxcala.es/pp.asp?reference=8304&lg=es
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=90369