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FUNDAMENTO, JUSTIFICACION Y ANTECEDENTES DE LOS DERECHOS SOCIALES.

1.1 Clasificación Conceptual entre derechos humanos y derechos


fundamentales.
Concepto de derecho
El maestro García Máynez, establece “En realidad, el derecho es una regulación
del proceder de los hombres en la vida social, y solo discrepan en lo que atañe a
la naturaleza de los preceptos jurídicos. Las advertencias fundamentales giran en
torno al problema que consiste en saber si tales preceptos son normas auténticas
o exigencias dotadas de una pretensión de validez absoluta, pero desprovistas,
en ocasiones, de valor intrínseco”. Se observa con claridad que este autor habla
sobre una conducta en la cual se ve reflejada en colectividad y se trata de
regular, coincidiendo ampliamente en este concepto a excepción de que no
establece que el derecho es un conjunto de normas jurídicas como tal.
Por otro lado, el filósofo prusiano de la ilustración, Immanuel Kant, considera
que el “derecho se reduce a regular las acciones externas de los hombres y a
hacer posible su coexistencia”, lo define como “el conjunto de las condiciones
por las cuales el arbitrio de cada uno puede existir con el arbitrio de los demás,
según una ley universal de libertad”, es así que el filósofo establece que el
derecho es una regulación de las acciones del individuo.
Por último, Leonel Péreznieto y Castro, y Abel Ledesma Mondragón,
conceptualizan al derecho como “el conjunto de normas que imponen deberes y
normas que confieren facultades, que establecen las bases de convivencia social
y cuyo fin es dotar a todos los miembros de la sociedad de los mínimos de
seguridad, certeza, igualdad, libertad y justicia”, los autores manifiestan que el
derecho tiene como finalidad una regulación de las acciones de los individuos y
que la finalidad del derecho es establecer una armonía social, ésta permitirá a
los individuos desarrollarse en un equilibrio social y establecer un orden entre los
mismos.
Derechos humanos
Con base a los autores antes mencionados, se considera que el derecho es el
conjunto de normas jurídicas que regulan una sociedad, buscando un equilibro y
una armonía social entre los individuos. Con lo antes argumentado se cuenta con
una conceptualización general del derecho, y así se puede introducir por
completo en los derechos humanos y derechos fundamentales.
Es importante observar la reforma constitucional de 2011, misma que fue
realizada con el objetivo de regular, principalmente, la dignidad humana, ya que
se dice que debe estar presente en todo acto de autoridad, ser respetada en
todos sus aspectos y así evitar la vulneración de los derechos humanos por parte
de la autoridad hacia el gobernado.
En 2006, según la revista Derechos Humanos México, se establece que “los
derechos humanos son un límite a la acción del Estado en relación con los
individuos, generándole a éstos un ámbito de libertad, sin injerencias de la
autoridad, por supuesto de acuerdo con su condición propia de ser humano”.
Ante todo, los derechos humanos cumplen una finalidad que es sancionar las
arbitrariedades de las autoridades hacia los gobernados. Es decir, que cuando
una autoridad abusa de su poder en perjudico de un individuo, es donde se
observa una clara vulneración a los derechos humanos, así mismo, tienen como
finalidad salvaguardad la integridad humana de la persona y que ésta no se vea
menoscabada.
Es así, que un derecho humano, desde una interpretación jurídica, se dice que es
“ius naturalista” ya que se ubica al derecho humano desde un punto de vista
natural, que es ese derecho con el que cuenta todo ser humano desde su
nacimiento, mismo derecho debe ser respetado en cualquier parte de la esfera
territorial, es decir, un individuo que reside en un determinado país se le verán
respetados estos derechos humanos en el país en el que se encuentre, es así, que
se argumenta el desacuerdo con la interpretación positivista que nos brinda la
revista antes mencionada, ya que se considera que debe manifestar que en los
derechos humanos no establece un territorio especifico, sino de manera global y
general.
Según la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas hace mención que
“los Derechos Humanos son derechos inherentes a todos los seres humanos, sin
que exista distinción alguna, ya sea de sexo, nacionalidad, lengua, religión, raza
o cualquier otra condición”, estos derechos corresponden a toda persona, sin
distinción alguna.
De una interpretación lógica, se dice que un Derecho Humano es el de la vida,
mismo que debe gozar plenamente contar todo ser humano, en cualquier parte
del globo terrestre.
Asimismo, se argumenta que algunas características principales de los derechos
humanos son universales, ya que se refieren de manera general, a cualquier
individuo, independientes e indivisibles, por que va de la mano un derecho con el
otro, y si un derecho se vulnera, sucede con los demás. Por último, se dice que
son iguales y no discriminativos debido a que serán respetado a cualquier
individuo por igual sin discriminación de raza, religión, sexo, etcétera; tal como
lo establece la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas, siendo esta
última característica la principal de las demás mencionadas, ya que el derecho
humano versa primordialmente sobre la dignidad humana.
En México, se observa una vulneración clara a los derechos humanos ya que en un
artículo publicado por Albinson Linares, en 2017, manifiesta que en el año 2016
hubo un aceleramiento de la crisis de los Derechos Humanos en América Latina
según el informe anual de Amnistía Internacional 2016/2017, el documento
registra un alarmante incremento de obstáculos y restricciones de la justicia y
libertades fundamentales, así como violentas estrategias de represión en la
región. Con frecuencia, los Estados hicieron uso indebido de los sistemas
judiciales y de los apartados de seguridad para responder a la disidencia y al
creciente descontento de la ciudadanía, y aplastarlos de modo imparable. Países
como México, Venezuela, El Salvador, Honduras y Guatemala fueron algunos de
los países más afectados por los abusos y la impunidad ante las violaciones a los
Derechos Humanos”, se dice que en México se ve diariamente una vulneración a
los derechos humanos de las personas ya que existen demasiadas irregularidades
en los procedimientos judiciales, así como arbitrios de autoridad.
Derecho fundamental
Con lo anteriormente manifestado, se considera que para que exista un derecho
fundamental, con anterioridad debe existir un derecho humano, por ende, un
derecho fundamental es una garantía que brinda la nación a todo individuo que
está dentro de su límite territorial, que se ve regido por una carta magna, y que
dota de facultades que deben gozar plenamente todo individuo dentro de un
territorio nacional, considero que aquí es donde se dice que se encuentra la gran
diferencia entre un derecho humano y un derecho fundamental, que se ven
reflejadas en un conjunto de prerrogativas.
Los derechos fundamentales se ven reflejados y plasmados dentro de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en la cual se establecen
las garantías con las que goza el gobernado dentro del territorio nacional, es por
esto que se argumenta que los derechos humanos los dará el propio
ordenamiento constitucional mexicano, que, a diferencia de los derechos
humanos, se establecen por un ordenamiento global.
Según Miguel Carbonell, “los Derechos Fundamentales son Derechos Humanos
constitucionalizados”. Coincido plenamente con lo establecido por Carbonell, ya
que con antelación a un derecho fundamental debe de existir previamente un
derecho humano que se ve normado por un texto constitucional, y será aplicado
en un territorio nacional.
Luigi Ferrajoli, sostiene que los derechos fundamentales son “todos aquellos
derechos subjetivos que corresponden universalmente a ‘todos’ los seres
humanos en cuanto dotados del status de personas, de ciudadanos o de personas
con capacidad de obrar”.
Es así que considero que un derecho fundamental es aquel privilegio plasmado en
un ordenamiento jurídico vigente (Constitución) que le permite al individuo
disfrutar de un derecho frente al Estado, por lo tanto, los derechos
fundamentales son aquellos derechos inherentes a la persona, mismos que deben
ser respetados y reconocidos por el Estado.
Diferencia entre un derecho humano y un derecho fundamental
Para comenzar a aclarar la diferencia entre un derecho humano y un derecho
fundamental, se menciona un ejemplo para entender mejor la diferencia entre
ambos; se dice que todo individuo tiene derecho a participar en elecciones
populares, esto sería un derecho humano ya que se establece de manera global;
sin embargo, como derecho fundamental se establece que se debe cumplir una
edad y nacionalidad en específico para poder emitir un voto en elecciones
populares, se expresa que esa mayoría de edad dependerá del territorio en
donde se encuentre el individuo, ya que puede variar según la patria en donde se
encuentre.
Se habla que la principal diferencia entre ambos derechos estriba en el
territorio, ya que en un derecho humano, su aplicación no se ve delimitada
territorialmente, es así que una de sus características principales es que son
universales, sin limitación alguna.
Por el contrario, un derecho fundamental son aquellos que se encuentran
plasmados en un ordenamiento jurídico de un Estado en específico, con las
limitaciones que la misma ley otorga.
Gonzalo Aguilar Cavallo, establece que “En el ordenamiento interno de los
Estados, y particularmente en la doctrina constitucional, se efectúa una
distinción entre derechos fundamentales y derechos humanos. El concepto de
derechos fundamentales ha predominado en el orden estatal. Esta distinción
produce una serie de consecuencias en el orden interno de los Estados. Esta
diferenciación y, por lo tanto, estas consecuencias, no corresponden con la
existencia de un orden jurídico plural al interior del Estado. Entre otras
consecuencias, la persistencia de esta distinción entre derechos fundamentales y
derechos humanos tiende a mermar el goce efectivo de los derechos económicos,
sociales y culturales”.
Se expone que diferenciar un derecho humano de un derecho fundamental es
complejo y se puede confundir uno del otro, pero se observa que al interpretar
las conceptualizaciones referentes hacia ambos derechos se puede notar la
diferencia entre los mismos y se observa que, efectivamente, cuentan con una
gran similitud y que en diversas ocasiones uno depende del otro.
Derechos fundamentales
Los derechos fundamentales son los más estrictamente relacionados con la
dignidad humana. Suponen el pilar básico de todo ordenamiento jurídico de
cualquier Estado democrático y de derecho. Son básicos e inalienables, y están
garantizados en las constituciones de los distintos países.
Según la RAE, los derechos fundamentales son: “derechos que, por ser inherentes
a la dignidad humana y por resultar necesarios para el libre desarrollo de la
personalidad, son normalmente recogidos por las constituciones modernas
asignándoles un valor jurídico superior”.
Como vemos, los derechos fundamentales son los derechos más importantes para
el ciudadano, ya que funcionan como herramientas básicas. A partir de ellos, los
ciudadanos desarrollan sus proyectos vitales personales. Están compuestos por
derechos negativos y positivos. Los primeros se caracterizan por no interferir en
la vida de los ciudadanos. Mientras que, en los segundos, el Estado debe llevar a
cabo acciones para proporcionarlos a la población.
Los casos relativos a los derechos fundamentales y al resto de los artículos de la
Constitución son juzgados por un tribunal diferente, el Tribunal Constitucional.
Aunque cada país establece su propio desarrollo de los derechos fundamentales,
la Unión Europea posee la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión
Europea. Aprobada por el Parlamento Europeo en el año 2000, estableciendo su
alcance a todos los países de la unión.
Características de los derechos fundamentales
De la definición desarrollada anteriormente, podemos extraer las siguientes
características:
Son los derechos más básicos, e inalienables, que posee la ciudadanía.
Garantizan el desarrollo de los proyectos vitales de los ciudadanos.
Se componen tanto de derechos positivos como negativos.
Tienen carácter estatal.
Están redactados y consagrados en las constituciones de los Estados.
Diferencia entre derechos fundamentales y derechos humanos
Puede parecer que hablar de derechos fundamentales y de derechos humano sea
hablar del mismo concepto, del mismo tipo de derechos, pero esto no es así. Es
necesario establecer las diferenciaciones porque, aunque comparten una serie de
similitudes, no son lo mismo.
La primera diferencia es su alcance. Los derechos fundamentales operan y están
garantizados dentro de las fronteras nacionales, y en el caso de que estén
recogidos en el ordenamiento jurídico. Los derechos humanos, en cambio, son
comunes a todas las naciones, puesto que su declaración establece que
pertenecen a cada ser humano por el hecho de serlo, sin distinción de raza, sexo
o religión.
Otra diferencia es quién los establece. Los derechos fundamentales, como
mencionamos anteriormente, están recogidos en la constitución de cada país. En
cambio, los derechos humanos están recogidos en la Declaración Universal de los
Derechos Humanos, desarrollada por la ONU en 1948.
En la práctica, los derechos humanos son violados en multitud de países, puesto
que solo están garantizados jurídicamente en las democracias. Pero, al tener en
la declaración un alcance mundial, la ONU los denuncia e implora, a quienes los
quebrantan, el cese de su violación.
Los derechos fundamentales en España
En la Constitución española de 1978, los derechos fundamentales están recogidos
en la Sección primera del Capítulo segundo del Título I. Se trata de los artículos
15 al 29.
En primer lugar, se reconoce el derecho a la vida, a la integridad física y moral.
Derecho a la educación.
Derecho a la libertad y a la seguridad.
Libertad ideológica, religiosa y de culto.
Derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen.
Derecho a elegir libremente su residencia y a circular libremente.
Libertad de expresión, creación, libertad de cátedra y a la libre información.
Derecho de reunión.
Derecho de asociación.
Nadie será condenado por delitos o faltas cometidas antes del desarrollo de su
penalización.
Derecho a la participación política.
Derecho a la justicia.
Se prohíben los Tribunales de Honor.
Derecho a la libre sindicalización.
Derecho de petición.
Los derechos fundamentales en Colombia
Para ver otro ejemplo de los derechos fundamentales que recogen las diferentes
constituciones de los Estados, vamos a ver cómo lo hace Colombia.
Están recogidos en el Capítulo primero del Título segundo, y recoge un mayor
número que en el caso español, abarcan desde el artículo 11 al 41. Algunos de
ellos son los siguientes:
Derecho a la vida.
Nadie será sometido a la desaparición forzada ni a torturas.
Igualdad ante la ley.
Derecho al reconocimiento de la personalidad jurídica de todas las personas.
Prohibición de la esclavitud.
Derecho a la intimidad personal y familiar.
Derecho al desarrollo de la libre personalidad.
Libertad de conciencia y de culto.
Derecho al trabajo y a la libre profesión.
El Estado garantiza la libertad de enseñanza, aprendizaje, investigación y
cátedra.
Toda sentencia judicial podrá ser apelada.
Libertad de reunión y manifestación.
Derecho a la sindicalización.
Estos son solo algunos de ellos. Como vemos, en algunos casos coincide con los
desarrollados en la Constitución española y en otros no. Eso no significa que
España no regule ni recoja los derechos que menciona de más la Constitución
colombiana, simplemente están recogidos en otro tipo de ley, careciendo estos
de carácter fundamental.

1.2 Origen de los derechos civiles y políticos como libertades


“Todos los derechos son universales, indivisibles e interdependientes y están
relacionados entre sí”.
Declaración de Viena, 1993
Promesas, promesas…
Nuestros líderes han adquirido un gran número de compromisos en materia de
derechos humanos en nuestro nombre. Si cada una de las garantías que han
firmado se cumpliese, nuestras vidas serían pacíficas, seguras, cómodas y
saludables; nuestros sistemas jurídicos serían justo y ofrecerían a todos la misma
protección; y nuestros procesos políticos serían transparentes y democráticos y
servirían a los intereses de la gente.
Por lo tanto, ¿qué es lo que va mal? Una de las cosas que hacen que el sistema no
funcione es que los políticos son como el resto de nosotros, y a menudo toman
atajos si pueden salirse con la suya. Por lo tanto, tenemos que saber
exactamente qué promesas han hecho en nuestro nombre y empezar a
asegurarnos de que las mantienen.
Pregunta: ¿Siempre haces lo que has dicho que vas a hacer? ¿Incluso si nadie te lo
recuerda?
¿Cuáles son nuestros derechos?
Estar en prisión no es el problema. El problema es no rendirse.
Nazim Hikmet
La Declaración Universal de Derechos Humanos, la Convención Europea de
Derechos Humanos y otros tratados abarcan una amplia gama de los diferentes
derechos, por ello, nos ocuparemos de ellos en el orden en que se han
desarrollado y son reconocidos a nivel regional o por la comunidad internacional.
La forma establecida de clasificación de los derechos es la de derechos de
“primera, segunda y tercera generación”, por lo tanto, vamos a seguirla por el
momento pero, como veremos, esa clasificación tiene un uso limitado y puede
ser incluso engañosa a veces. Estas categorías, después de todo, no son claras.
Simplemente constituyen una forma –entre muchas– de clasificar los diferentes
derechos. La mayoría de ellos corresponden a más de una categoría. El derecho a
expresar tu opinión, por ejemplo, es un derecho civil y político. Es esencial para
la participación en la vida política y ha sido fundamental para nuestra libertad
personal.
Derechos civiles y políticos (derechos de primera generación)
Estos derechos comenzaron a emerger como una teoría durante los siglos XVII y
XVIII, la cual se basa sobre todo en consideraciones políticas. Se comenzó a
reconocer que hay ciertas cosas que los todo-poderosos gobernantes no deberían
poder hacer y que el pueblo debe tener cierta influencia en las políticas que les
afectan. Las dos ideas centrales son las de la libertad personal y la de proteger a
los individuos contra las violaciones cometidas por el estado.
Los derechos civiles y políticos, garantía de una vida en libertad
Tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, los Estados se conjuraron para que el
“desconocimiento y el menosprecio de los derechos humanos” no volviese a
originar “actos de barbarie ultrajantes para la conciencia de la humanidad”,
según reza la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Para ello era clave
el reconocimiento de los derechos civiles y políticos como forma de asegurar que
las discrepancias ideológicas y políticas no acabarían generando conflictos que
llevasen a nuevas guerras y pudieran resolverse desde el respeto a la integridad
física y la libertad de las personas.
La activista política bielorrusa Maria Kolesnikova lanza un discurso frente a las
fuerzas de seguridad que impiden a los y las manifestantes llegar al Palacio
Presidencial. Miles de personas se concentraron en el centro de Minsk para exigir
la dimisión del presidente bielorruso Alexander Lukashenko.
La activista política bielorrusa Maria Kolesnikova lanza un discurso frente a las
fuerzas de seguridad que impiden a los y las manifestantes llegar al Palacio
Presidencial. Miles de personas se concentraron en el centro de Minsk para exigir
la dimisión del presidente bielorruso Alexander Lukashenko. © Marina
Serebryakova/Anadolu Agency a través de Getty Images
¿Qué son los derechos civiles y políticos?
Los derechos civiles y políticos son aquellos que garantizan las libertades
fundamentales de las personas y su participación activa en la vida política y
social.
¿Qué es el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos?
El Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Políticos (PIDCP) es un tratado
internacional que fue aprobado por la Asamblea General de Naciones Unidas en
su resolución 2200 A (XXI) de 16 de diciembre de 1966. Consta de un preámbulo y
53 artículos, y entró en vigor el 23 de marzo de 1976, tres meses después de que
fuese ratificado por 35 Estados. Actualmente ha sido ratificado por 173 países;
otros seis Estados lo han firmado, pero no ratificado y 18 están totalmente al
margen de este tratado. El PIDCP se desarrolló en dos protocolos facultativos. El
primero fue aprobado conjuntamente con el Pacto y establece mecanismos
internacionales de investigación y denuncia para contribuir al cumplimiento del
mismo. El segundo, aprobado en diciembre de 1989 y vigente desde 1991, está
destinado a abolir la pena de muerte.
Un niño a bordo del barco de rescate humanitario SeaWatch3, que los gobiernos
europeos dejaron varado durante 19 días en el Mediterráneo central en
diciembre de 2018.
Imagen tomada a bordo del barco de rescate humanitario SeaWatch3, que los
gobiernos europeos dejaron varado durante 19 días en el Mediterráneo central en
diciembre de 2018. © Chris Grodotzki / jib Collective para Sea-Watch
¿Cuál es su origen?
Al igual que su “hermano gemelo”, el Pacto Internacional de los Derechos
Económicos, Sociales y Culturales, el PIDCP es la traducción jurídica de los
principios de la Declaración Universal de Derechos Humanos. Este texto,
aprobado en diciembre de 1948 por la Asamblea General de Naciones Unidas era
una enumeración de principios. Unos principios poderosos, sin duda, pero que no
tenían ningún respaldo legal.
En 1951, la Comisión de Derechos Humanos de la ONU comenzó los trabajos para
redactar un tratado internacional de derechos humanos.
En el contexto de la polarización ideológica mundial a la que llevó la Guerra Fría,
estos trabajos enseguida se dividieron en dos partes, debido a la insistencia del
bloque occidental en la importancia de los derechos civiles y políticos y la
insistencia del bloque comunista en la importancia de los derechos económicos y
sociales. El primer borrador de ambos pactos fue presentado a la Asamblea
General en 1954, pero la aprobación de los tratados se retrasó 12 años.
Retrato de la familia de Nguyen Ngoc Nhu Quynh
Retrato de la familia de Nguyen Ngoc Nhu Quynh en su casa en la ciudad de Nha
Trang, Vietnam, tomada el 4 de octubre de 2018. Nguyen Ngoc Nhu Quynh es más
conocida por su apodo Me Nam o Mother Mushroom en inglés. Es bloguera y presa
de conciencia. Las autoridades de Vietnam la arrestaron en 2016 y la
sentenciaron a 10 años de cárcel en 2017. © Panos / Amnistía Internacional
¿Existe algún mecanismo de control sobre el cumplimiento del Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos?
Sí. El propio pacto establecía la creación de un Comité de Derechos Humanos
compuesto por 18 miembros que examinaría el grado de cumplimiento del PIDCP
por parte de los Estados Parte. Dicho Comité recibiría informes periódicos de los
Estados Parte y emitiría informes y comentarios a dichos Estados y al Consejo
Económico y Social de las Naciones Unidas.
A raíz de la creación en 2006 del Consejo de Derechos Humanos y del mecanismo
conocido como Examen Periódico Universal (EPU), este proceso de revisión del
cumplimiento del pacto se hizo notablemente más transparente.
Tanto los informes periódicos de los Estados Parte, como informes y
recomendaciones emitidos por otros Estados, organizaciones internacionales y
organizaciones de la sociedad civil, son públicos.
Los Estados Parte, al finalizar cada cuatro años la revisión de las medidas
tomadas para garantizar el respeto de los derechos humanos en sus territorios y
políticas, deben hacer público qué recomendaciones se comprometen a
implementar, cuáles rechaza y cuáles son, simplemente, anotadas.
Protesta en Nigeria por la lucha de los derechos civiles y políticos
Los manifestantes protestan contra la brutalidad policial el 20 de octubre de
2020 en Lagos, Nigeria. El gobierno nigeriano había impuesto un toque de queda
de 24 horas para reprimir las continuas protestas contra la Special Anti-Robbery
Squad (SARS), una división policial acusada de abuso, extorsión y ejecuciones
extrajudiciales. © Adetona Omokanye/Getty Images
¿Cuáles son los derechos civiles y políticos?
El PIDCP reconoce numerosos derechos. Entre ellos se pueden destacar:
Derecho a la vida (artículo 6). El Pacto asegura que es un derecho “inherente a la
persona humana” y que “nadie podrá ser privado de la vida arbitrariamente”.
También dice que la pena de muerte solo podrá imponerse “por los más graves
delitos” y “en cumplimiento de una sentencia definitiva de un tribunal
competente”.
Derecho a no ser torturado ni sometido a tratos crueles, inhumanos o
degradantes (artículo 7).
Derecho a no ser sometido a esclavitud ni servidumbre (artículo 8).
Derecho a la libertad y a la seguridad personales (artículo 9). Este derecho
incluye es no ser sometido “a detención o prisión arbitrarias”, a ser informado de
la razón de cualquier detención y a ser llevado ante la justicia “sin demora”.
Derecho a libre circulación (artículo 12). Incluye el derecho a circular
libremente por el territorio de un Estado en el que se resida o haya entrado de
forma legal; a salir de un país y a entrar en su propio país.
Derecho a la justicia (artículo 14). Es el derecho de toda persona “a ser oída
públicamente y con las debidas garantías por un tribunal competente,
independiente e imparcial” en el caso de ser acusada de un delito. Este derecho
garantiza la presunción de inocencia y la revisión de la condena por al menos un
tribunal de instancia superior.
Derecho a la privacidad (artículo 16). Es decir, a no ser objeto de “injerencias
arbitrarias o ilegales” en la vida privada, la familia, el domicilio y la
correspondencia ni de “ataques ilegales” a la honra o reputación.
Derecho a la libertad de pensamiento, conciencia y religión (artículo 18)
Un hombre esperando para solicitar asilo en Estados Unidos
Un hombre espera en una plaza en Tijuana, México, para saber si su número es
llamado y así poder solicitar asilo en los Estados Unidos. © Alli Jarrar/Amnistía
Internacional
Derecho a la libertad de opinión y de expresión (artículo 19). Incluye el derecho
e toda persona a no “ser molestado a causa de sus opiniones” y a “buscar, recibir
y difundir informaciones e ideas de toda índole, sin consideración de fronteras”.
Derecho de reunión pacífica (artículo 21).
Derecho de asociación (artículo 22). Incluye el derecho a fundar y a afiliarse a
sindicatos.
Derecho a la familia y al matrimonio (artículo 23). Incluye la prohibición de
celebrar matrimonios “sin el libre y pleno consentimiento de los contrayentes” y
establece la “igualdad de derechos y responsabilidades de ambos cónyuges”.
Derecho a la protección del menor (artículo 24). Incluye el derecho a la
nacionalidad y al registro.
Derecho a la participación política (artículo 25). Se puede ejercer
“directamente o por medio de representantes” e incluye el derecho a “votar y
ser elegidos”.
Derecho a la igualdad ante la ley (artículo 26). El pacto indica que la ley
“prohibirá toda discriminación y garantizará medidas de protección contra
cualquier discriminación “por motivos de raza, color, sexo, idioma, religión,
opiniones políticas o de cualquier índole”.
Los derechos civiles y políticos hoy se exponen en detalle en el Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos (PIDCP) y en el Convenio Europeo
para la Protección de los derechos humanos y las Libertades Fundamentales
(CEDH), y que incluyen derechos tales como el derecho a participar en el
gobierno y la prohibición de la tortura. Estos derechos han sido tradicionalmente
considerados por muchos, al menos en “Occidente” como los derechos humanos
más importantes. Veremos en la siguiente sección que esto es falso.
Los derechos humanos son propensos a abusos políticos
Durante la Guerra Fría, los países del bloque soviético fueron duramente
criticados por su desprecio de los derechos civiles y políticos. Estos países
respondieron criticando a las democracias occidentales, a su vez, por pasar por
alto los derechos sociales y económicos, que vamos a ver a continuación. Hay,
por lo menos, una parte de verdad en ambas críticas. Asimismo, esto pone de
manifiesto cómo los derechos humanos son propensos a abusos políticos.
“La chocante realidad… es que los estados y la comunidad internacional en su
conjunto siguiese demasiado a menudo tolerando las violaciones de los derechos
económicos, sociales y culturales que, de haberse producido en relación con los
derechos civiles y políticos, que provocan las expresiones de horror e
indignación, hubiera llevado a llamadas concertadas de acción correctiva
inmediata.“
Declaración de la Conferencia de Viena por el Comité de las Naciones Unidas
sobre los Derechos Económicos, Sociales y Culturales, 1993
Pertenecen a la denominada primera generación de derechos humanos,
formulados tras la Revolución Francesa, con vocación de salvaguardar la Liberad
de las personas. Están plasmados desde 1966 en el Pacto Internacional de los
Derechos Civiles y Políticos (PIDCP).
Este bloque de derechos incluye el derecho a la vida; a no ser sometido o
sometida a torturas, ni a penas o tratos inhumanos o degradantes, a esclavitud o
servidumbre, ni a trabajo forzoso; el derecho a la libertad y seguridad personal;
el derecho de las personas a circular libremente por su país y a salir de cualquier
país incluso el propio; el derecho a la no discriminación e igual protección ante
la ley, a la igualdad ante los tribunales y las cortes judiciales, al reconocimiento
de la personalidad jurídica, a la presunción de inocencia, a un recurso judicial y
a no sufrir injerencias en su vida privada; el derecho a la libertad de
pensamiento, de conciencia y religión, a la libertad de expresión y de reunión, y
el derecho al matrimonio consentido.
También incluye el derecho de las personas privadas de libertad a recibir un
trato humano y digno; el de las personas extranjeras a no sufrir expulsiones sin
una decisión conforme a la ley, el de la familia a la protección social y del
Estado, y el derecho del menor a la protección y a la nacionalidad.
Establecen también el derecho de los ciudadanos y ciudadanas al sufragio
universal, y el derecho de las minorías étnicas, religiosas o lingüísticas a su
propia vida cultural, a profesar y practicar su propia religión y a emplear su
propio idioma.
Forman parte del derecho internacional imperativo de obligado cumplimiento
(‘ius cogens’) y tienen efecto jurídico frente a todos (‘erga omnes’).
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Los derechos civiles y políticos han mantenido una jerarquía en su protección
frente a los derechos económicos, sociales y culturales (DESC).
En la Constitución española de 1978 los derechos civiles y políticos conforman el
listado de los llamados Derechos Fundamentales recogidos en los artículos 14 al
29. Además, el derecho de asilo ha sido históricamente interpretado como un
mecanismo de protección internacional frente a violación de estos derechos.
Derechos económicos, sociales y culturales (segunda generación)
En primer lugar la comida y luego la moral.
Bertold Brecht
Estos derechos se refieren a como la gente vive y trabaja junta, así como a las
necesidades básicas de la vida. Se centran en las ideas de igualdad y la garantía
de acceso a los bienes sociales y económicos, a los servicios y a las
oportunidades. Se han convertido cada vez más en tema de reconocimiento
internacional por los efectos de la industrialización y el aumento de la clase
obrera. Estos procesos dieron lugar a la aparición de nuevas demandas e ideas
acerca del significado de la vida y la dignidad humana. Se dieron cuenta de que
la dignidad de la persona humana exige algo más que la mínima falta de
interferencia por parte del estado, propuesta por los derechos civiles y políticos.
Los derechos económicos, sociales y culturales están recogidos en el Pacto
Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (PIDESC) y también
en la Carta Social Europea del Consejo de Europa.
Los derechos económicos, sociales y culturales se basan en las ideas de igualdad
y la garantía de acceso a los bienes sociales y económicos, a los servicios y a las
oportunidades.

Los derechos sociales son los necesarios para la plena participación en la vida de
la sociedad. Incluyen al menos el derecho a la educación y el derecho a fundar y
mantener una familia, pero también muchos de los considerados a menudo como
derechos “civiles”: por ejemplo, derecho a la recreación, al cuidado de la salud,
a la intimidad y a la no discriminación.
Como derechos económicos entendemos los que incluyen el derecho al trabajo, a
un nivel de vida adecuado, a la vivienda y a una pensión si se es mayor de edad o
para las personas con discapacidad. La protección de estos refleja el hecho de
que un cierto nivel mínimo de seguridad material es necesario para la dignidad
de la persona humana, y también el hecho de que, por ejemplo, la falta de
empleo o de vivienda pueden ser psicológicamente degradantes.
Los derechos culturales se refieren a la “forma de vida” de una comunidad
cultural y a menudo se les presta menos atención que al resto. Entre ellos figuran
el derecho a participar libremente en la vida cultural de la comunidad y,
posiblemente, también el derecho a la educación. Sin embargo, muchos otros, no
clasificados oficialmente como “culturales” son esenciales para que las
comunidades minoritarias dentro de una sociedad puedan preservar los rasgos
distintivos de su cultura: por ejemplo, el derecho a la no discriminación y el
derecho a la igualdad ante la ley.
Derechos Económicos, Sociales y Culturales (DESC)
Recogidos en el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales (PIDESC), del 16 de diciembre de 1966. Este conjunto de derechos
tienen que ver fundamentalmente con la Igualdad y con el derecho a vivir sin
miseria.
El artículo 1 del PIDESC establece el derecho de los pueblos al desarrollo
económico, social y cultural así como su derecho a disponer libremente de su
riqueza y recursos naturales. El resto del articulado va desgranando una serie de
derechos imprescindibles para llevar una vida digna, entre los que se cuentan el
derecho al trabajo, a la seguridad social, a la salud, a la educación, a la cultura,
etc. Se cita explícitamente el derecho a la alimentación y se establece la
obligatoriedad de medidas de orden internacional para asegurar el respeto a los
derechos contemplados en el Pacto.
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Los instrumentos de protección de los DESC creados en los últimos años no
siempre se han reflejado en las legislaciones internas. Muchos países, como el
Estado español, mantienen en su ordenamiento jurídico, diferencias sustanciales
entre la protección de los derechos civiles y políticos (definidos en sus
Constituciones como fundamentales) y sus derechos económicos, sociales y
culturales, recogidos como principios rectores o, en todo caso, con fórmulas que
garantizan una menor exigibilidad.
En el marco del derecho de asilo, los países que aplican la Convención de
Ginebra de 1951 han interpretado históricamente esta protección como un
paraguas frente a la conculcación de los derechos civiles y políticos, marginando
la de los derechos económicos, sociales y culturales en el acceso a la protección
internacional. Cada vez son más las voces que reivindican una interpretación
amplia de la Convención de Ginebra, en una coyuntura de globalización
capitalista muy diferente a la que existía tras la Segunda Guerra Mundial y en
consonancia con otros instrumentos regionales elaborados posteriormente

Derechos de solidaridad (derechos de tercera generación)


La lista de los derechos humanos reconocidos internacionalmente no se ha
mantenido invariable. A pesar de que ninguno de los enumerados en la
Declaración Universal se ha puesto gravemente en entredicho durante los más de
60 años de su existencia, los nuevos tratados y documentos han aclarado y
desarrollado aún más algunos de los conceptos básicos que se establecen en este
documento original.
El derecho al desarrollo, a la paz, a un medio ambiente sano, a la asistencia
humanitaria…
Estas incorporaciones han sido el resultado de una serie de factores: vienen en
parte como respuesta a cambios en las ideas sobre la dignidad humana, y en
parte como resultado de las nuevas amenazas y oportunidades que se presentan.
En el caso de la nueva categoría que ha sido propuesta como derechos de tercera
generación, estos han sido la consecuencia de una comprensión más profunda de
los diferentes tipos de obstáculos que pueden interponerse en el camino de la
realización de los derechos de primera y segunda generación.
La base sobre la que se asienta la tercera generación es la solidaridad y la idea
de que estos derechos abarcan otros colectivos de la sociedad y de los pueblos,
tales como el derecho al desarrollo sostenible, a la paz o a un medio ambiente
sano. En gran parte del mundo, las condiciones de extrema pobreza, la guerra,
los desastres ecológicos y naturales han hecho que solo se hayan producido
avances muy limitados en el respeto de los derechos humanos. Por esa razón,
muchas personas han considerado que el reconocimiento de una nueva categoría
es necesaria: estos derechos velan porque se den las condiciones adecuadas para
que las sociedades, en especial en el mundo en desarrollo, puedan proporcionar
los ya reconocidos de primera y segunda generación.
Los derechos específicos que se incluyen con mayor frecuencia dentro de la
categoría de tercera generación son los derechos al desarrollo, a la paz, a un
medio ambiente sano, a participar en la explotación del patrimonio común de la
humanidad, a la comunicación y a la asistencia humanitaria.
Sin embargo, ha habido algunos debates sobre esta categoría de derechos.
Algunos expertos se oponen a ellos porque son “derechos colectivos”, en el
sentido de que se disfrutan en comunidades o incluso estados enteros. Sostienen
que los derechos humanos sólo pueden poseerlos las personas. Este argumento es
más que meramente verbal, debido a que algunos individuos temen que, un
cambio en la terminología podría proporcionar una “justificación” para
determinados regímenes represivos para negar los derechos humanos
(individuales) en nombre de los colectivos; por ejemplo, afectando severamente
a los derechos civiles con el fin de asegurar “el desarrollo económico”.
Hay otra preocupación que a veces se manifiesta: dado que no es el estado, sino
la comunidad internacional la que tiene que proteger los derechos de tercera
generación, la rendición de cuentas es imposible de garantizar. ¿Quién, o qué
estructura se supone que es responsable de asegurarse de que haya paz en el
Cáucaso y en la región de Oriente Medio, o que la selva Amazónica no sea
destruida, y de que se tomen las medidas oportunas contra el cambio climático?
Sin embargo, los llamemos como los llamemos, existe un acuerdo general de que
estas áreas requieren mayor exploración y más atención de la comunidad
internacional. Algunos derechos colectivos ya han sido reconocidos, en particular
en virtud de la Carta Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos y de la
Declaración de los Derechos de los Pueblos Indígenas. La DUDH contiene en sí
mismo el derecho a la libre determinación y concretamente el derecho humano
al desarrollo fue codificado en 1986 en una Declaración de la Asamblea General
de Naciones Unidas.
“Este último es un derecho humano inalienable en virtud del cual todo ser
humano y todos los pueblos están facultados a participar en el desarrollo
económico, social, cultural y político, en el que todos los derechos humanos y las
libertades fundamentales se hagan plenamente efectivos”. Artículo 1,
Declaración de la ONU sobre el Derecho al Desarrollo.

¿Son algunos derechos más importantes que otros?


Los derechos sociales y económicos han pasado un difícil periodo, por razones
políticas e ideológicas, hasta ser aceptados en igualdad de condiciones que los
derechos civiles y políticos. Aunque parece evidente que para el ciudadano
medio cosas como el nivel mínimo de vida, la vivienda y las condiciones
razonables de empleo son esenciales para la dignidad humana, los políticos no
siempre han estado tan dispuestos a reconocer esto. Una de las razones es, sin
duda alguna, que velar por el respeto de los derechos sociales y económicos de
todos los habitantes del mundo requeriría una redistribución masiva de los
recursos. Los políticos saben muy bien que este no es el tipo de política que gana
votos.
Por lo tanto, sugieren que los derechos de segunda generación son diferentes a
los de la primera. El primer argumento a menudo es que los derechos sociales y
económicos no son ni realistas ni realizables, al menos a corto plazo, y que
habría que intentar alcanzarlos de forma gradual. Este es el enfoque que se ha
dado en el PIDESC: solo los gobiernos tienen que demostrar que están tomando
medidas para la consecución de estos objetivos en algún momento en el futuro.
Este razonamiento, sin embargo, está abierto a la controversia y parece que se
basa más en consideraciones de orden político que otra cosa. Muchos estudios
independientes demuestran que existen recursos y experiencia suficiente en el
mundo, para garantizar que las necesidades básicas de todos podrían satisfacerse
si se hiciera un esfuerzo concertado.
Un segundo argumento es que hay una diferencia teórica fundamental entre la
primera y la segunda generación: mientras que el primer tipo de derechos exige
sólo que los gobiernos se abstengan de determinadas actividades (estos son los
llamados derechos “negativos”); el segundo requiere una intervención positiva de
los gobiernos (estos son derechos “positivos”). Se afirma por tanto que no es
realista esperar que los gobiernos tomen medidas positivas, por ejemplo, dar de
comer a todos, y que, por tanto, no están obligados a hacerlo. Sin ningún tipo de
obligación por parte de nadie, no puede existir ningún derecho en ningún sentido
de la palabra.
Sin embargo, hay dos malentendidos fundamentales en esta línea de
razonamiento.
En primer lugar, los derechos civiles y políticos no son puramente negativos. Con
el fin de que, por ejemplo, un gobierno garantice la libertad frente a la tortura,
no es suficiente solo que los funcionarios del gobierno se abstengan de torturar a
las personas. Una verdadera libertad en esta área a menudo requiere de un
sistema de control y que los controles se pongan en práctica: sistemas policiales,
mecanismos jurídicos, libertad de información y acceso a los lugares de
detención, y otras muchas medidas. Lo mismo vale para garantizar el derecho al
voto y a todos los otros derechos civiles y políticos. En otras palabras, estos
derechos exigen una acción positiva por parte del gobierno además de abstenerse
de una acción negativa.
En segundo lugar, los derechos sociales y económicos, al igual que los civiles y
políticos, también exigen que los gobiernos se abstengan de determinadas
actividades, por ejemplo, de dar grandes beneficios fiscales a las empresas o
fomentar el desarrollo en regiones que ya tienen una ventaja relativa, o de
imponer aranceles que penalizan a los países en desarrollo, y así sucesivamente.

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