La Voz Del Síntoma
La Voz Del Síntoma
La Voz Del Síntoma
La mayor fuerza del cuerpo humano es el impulso natural del cuerpo para sanarse a sí
mismo, pero esa fuerza no es independiente del sistema de creencias, capaz de traducir las
expectativas en camino fisiológico. Nada hay más maravilloso en las aproximadamente
quince mil millones de neuronas del cerebro humano que su capacidad para convertir
pensamientos, esperanzas, ideas y actitudes en sustancias químicas. En consecuencia, todo
empieza con la creencia. Aquello que creemos es la opción más poderosa de todas.
(Norman Cousins)
El método de “Dialogar con los órganos” ha sido desarrollado por la Doctora, psiquiatra y
Terapeuta Gestalt Adriana Schnake y se considera un enfoque holístico de la salud y la
enfermedad.
Desde este concepto por tanto curarse no es sólo volver al equilibrio anterior, sino a un
nuevo equilibrio donde se da una nueva conciencia, un “crecimiento de la persona"
Y sobre todo sanarse es reapropiarse de todo lo que soy, es decir ser ese “uno”, en lugar
de rompernos en fragmentos donde algunas partes son percibidas alienadas de nosotros
mismos.
De modo que la enfermedad no es algo “que pasa, o que hace el cuerpo”, sino algo que
pasa en mí o hago en mí.
La Terapia Gestalt focaliza en la capacidad sanadora del darse cuenta., la toma de
conciencia de la totalidad que soy: cuerpo, mente racional e intuitiva, emociones,
espiritualidad y el estilo relacional. Uno de los conceptos básicos de la terapia Gestalt es el
concepto de homeostasis o de autorregulación organísmica, y habla de la capacidad de lo
seres vivos de reorganizarse para encontrar un equilibrio.
Con esa propuesta lo que se logra es por un lado darle voz al aspecto menos conocido, y
no sólo darle voz sino la posibilidad de ser vivenciado. Por otro lado poner a la luz el tipo
de relación que se establece entre las partes, poniendo al descubierto el conflicto para
finalmente llegar a que cada aspecto pueda ocupar su lugar y por tanto que se logre una
integración que formará el todo que es mayor que las partes.
Cuando un órgano se enferma, es decir “se hace presente”, nos trae un mensaje
existencial nos habla de nuestras partes escindidas.
El trabajo de “Diálogo con los órganos” se apoya en darle voz a los órganos y en escuchar
aquello que vienen a enseñarnos. Tomar Conciencia de cómo afecta al órgano el hecho de
que rechacemos aquellas cualidades que le son propias. Aprendemos que cada órgano
tiene su morfología propia, su función y ubicación, y cómo desde nuestras creencias
podemos afectar al órgano y en última instancia dañarlo y por tanto que éste empiece a
funcionar de modo enfermo.
Este trabajo tiene como objetivo aprender a sentirnos en nuestro cuerpo, escuchando y
conociendo lo esencial de cada órgano, aprender de la maestría del cuerpo y resolver los
conflictos internos que están influyendo en que podamos desarrollar enfermedades al
perder esa visión de totalidad y aceptación de todo lo que somos y nuestros límites sanos.
Es decir en la base del trabajo de diálogo con los órganos o del enfoque holístico de la
enfermedad, está el hecho de que la persona con sus ideas sobre sí misma o con su
identificación con un yo idealizado se opone a ciertas características de algún sistema u
órgano, de este modo el órgano recibe la información de que “está mal”, el trabajo de
encuentro facilita la ampliación de nuestra conciencia llegando a aceptar lo que somos tal
como somos en lugar querer ser lo que no somos o creemos ser.
El enfoque que hemos propuesto para entender el mensaje de las Enfermedades y los
Síntomas se ha basado estrictamente en la necesidad de favorecer un verdadero contacto de
las personas con aquello que les ocurre y sacarlas de la enajenación y la relación causalista
y distorsionada de sí mismas.
La primera tarea, es mostrar a la persona que la enfermedad o los síntomas no son nuestros
enemigos, sino que afortunadamente han aparecido para darnos un mensaje, para
conectarnos con aspectos esenciales de lo que significa ser humano.
Perls lo señaló claramente: Las personas hablan de lo que les ocurre, especialmente si es
una enfermedad o un síntoma, como un “como-si”. Llegan al punto de describir síntomas o
supuestas operaciones que les han hecho sin ningún contacto o sensación ligada a aquello.
Incluso profesionales que conocen supuestamente de qué se trata, cuando son ellos los
afectados, no establecen una relación vivencial (a mí me pasó... fue en mí cuerpo...)
Desde que enferma una persona, la mirada se dirige al sitio del dolor o del defecto: hay que
lanzarse a buscar al que "sabe" de este cuerpo y si es especialista en esa parte que se queja,
mejor. La persona cree que tiene que ponerse en manos de otro; es un cuerpo que necesita
ser reparado. Lo que sobreviene son más exploraciones en distintas direcciones en esa
persona que sufre, entrega su cuerpo y se divide automáticamente en sujeto y objeto. A ese
objeto que cree ser lo tienen que reparar otros. Y aunque uno de los especialistas – el
psicoterapeuta- trate de conectar a la persona con sus afectos y desafectos, con toda su vida
de relación, no "sabe" lo que está pasando o de qué se trata esta
1
Perls, F, "Esto es Gestalt" Ed. Cuatro Vientos, Stgo, Chile.
enfermedad que la tiene detenida y de la que quiere verse libre. Lo que importa ahora es ese
objeto que es y que quiere que reparen. Tal vez toma en cuenta que muchas cosas
contribuyeron a que le pasara esto; pero por ahora solo quiere que esto pase.
Por comprensivo y humano que sea el médico, no puede reparar esa fractura terrible de la
personalidad del paciente. El paciente muestra y señala lo que le duele y de eso quiere ser
librado y entender rápidamente de qué se trata. Aunque el paciente sea un médico y
conozca o crea conocer la parte que le duele, el órgano que se queja, o incluso saber cuál es
la enfermedad que lo afecta, la división es absoluta: una es la persona que habla y se queja,
la otra la enfermedad que lo ataca, una enemiga de la que hay que deshacerse lo más rápido
posible.
Cuando “trabajamos” con una persona que se queja de un órgano y logramos que la persona
tenga verdadero interés en conocer y saber quién es ese que tiene al frente, que habiendo
nacido con ella, es un total desconocido, al que con frecuencia cree detestar porque le causa
molestias, y lentamente va conectándose y vivenciándose como una persona con esas
características, y eso hace que ocurran cosas increíbles.
Lo favorable para este trabajo es que el estímulo, la excitación, no viene desde afuera. Es
provocado por el propio interés de la persona y es estimulada y exigida a estar presente, por
el terapeuta
Por muy claro que sea el mensaje y por entusiasta que sea la entrega de la persona al
autoconocimiento, las estructuras que la sostienen y rigidizan su comportamiento no ceden
al primer impacto. Es en estos momentos donde tal vez necesite continuar durante un
tiempo en un proceso terapéutico grupal o individual.
Para poder actuar como mediadores o facilitadores necesitamos conocer las caracterìsticas
esenciales, el funcionamiento básico del cuerpo humano. No podemos poner en boca de un
órgano supuestas teorías, para desde ahí querer manejar la conducta. Tampoco podemos
estar resentidos ni enojados por situaciones que nos sobrepasan.
El terapeuta que tiene que colaborar para que la persona se conecte de buena forma con
aquella parte de sí que le da un aviso, hacer un verdadero ejercicio de humildad y de
aceptación de la dependencia natural de las cosas. Mas aún: el terapeuta tiene que aprender
a limitar su discurso y no dejarse enredar en las
palabras y argumentos de la persona que tiene al frente y que supone siempre que es “más”
porque ella es el “todo” y el terapeuta (como órgano) está siendo una parte.
Hemos dicho antes que la gran dificultad para tener estos encuentros sin ayuda, es porque
aquello que necesitamos recuperar o saber de nosotros mismos no está a la mano. No es
fácilmente asequible a nuestra conciencia. Ya Freud mostró los inauditos trucos que
podemos hacernos desde un inconsciente dinámico que participa en nuestra cotidianeidad.
Perls prefiere no hablar de inconsciente en los mismos términos que Freud. En general para
la Gestalt sería lo inadvertido, aquello a lo que podemos tener acceso si nos concentramos y
mejoramos nuestra escucha en el Aquí y Ahora.
Cuando facilitamos el que la persona se ponga en contacto con un órgano, al que está
culpando de una enfermedad o un síntoma, no nos conformamos con que corrija la
información equivocada y suprima la pelea (aunque eso ya es un logro para la enfermedad
misma): lo colocamos en el lugar del órgano hasta que logra sentir y vivenciar la
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característica más esencial de ese órgano y la que más combate.
Por ejemplo, si una persona que habla con sus arterias porque tiene hipertensión arterial,
luego se describe como incapaz de "dejar pasar nada sin controlarlo", ya que ella es
persona con funciones complejas, tampoco puede ser muy flexible, es frecuente que la
primera vez que se pone en el lugar de una arteria, a lo sumo pueda repetir las
características de ésta, sin asumirlas con todo el cuerpo.
2
Adriana schnake, Capítulo 3 del libro "Los Diálogos del Cuerpo", Ed. Cuatro Vientos, Stgo, Chile.
Con un buen manejo de la transferencia y con ello del diálogo, el terapeuta puede facilitar
que aún el más resistente de los pacientes, tendido en el lugar de una arteria y teniendo que
repetir el discurso de ésta con verdadero compromiso, sin sentirse inferior o poca cosa por
ser “solo” una arteria", llegue a sentirse absolutamente relajado y plácido mientras dice:
“nací para esto, para dejar pasar e impulsar la sangre tal como viene, no tengo que
controlarla, ella sabe lo que trae y lo que entrega y mi flexibilidad le permite avanzar, es
tan cómodo tener el camino trazado”
En este momento esa persona vivencia, quizás por primera vez desde su infancia, lo que
es la tranquilidad y la confianza de dejar que algo pase sin necesidad de controlarlo, o lo
que es sentir la flexibilidad.
Ese sentir es el inicio de que un verdadero cambio ocurra. El ser flexible es ahora un
mandato organísmico que puede protegerlo de un derrame cerebral, y no simplemente un
cambio caracterológico para complacer a quienes lo rodean.
Esto es algo absolutamente diferente a una mera comprensión intelectual, ya que no es fácil
por ejemplo, ser una arteria cuando hemos desarrollado grandes aptitudes para retener y
controlar todo y sin ellas no podemos ser.
Cuando la vivencia nos lleva claramente a una sensación, la asociación de recuerdos y
situaciones se nos hace presente de un modo incontenible y es ahí donde el terapeuta tiene
que colaborar con el paciente para facilitarle el resolver – en el Aquí y Ahora– Gestalts que
fueron cerradas forzadamente, lo que llamamos “Gestalts patológicas”
todos hemos desarrollado la personalidad que creíamos mejor para sobrevivir en un mundo
del que necesitamos depender para desarrollar nuestra existencia. Nunca supimos cuáles
eran nuestras posibilidades reales ni nuestras limitaciones. El complejo organismo que
somos ha usado intermediarios para ser escuchado y cada vez son más las personas que
traducen su lenguaje.
La relación de las características de algunos órganos con los rasgos de personalidad podría
despertar la tentación de esquematizar estas características y mostrar -incluso con
estadísticas- la mayor incidencia de enfermedades de esos órganos en personas que no
aceptan estas características. Esto no es la intención de éste trabajo y podría generar la
inducción de conductas o comportamientos para evitar tales o cuales enfermedades, sin
darnos cuenta que en nuestro organismo tenemos modelos de todas las conductas y rasgos
posibles y es el desequilibrio producido por el tratar de seguir modelos externos lo que hace
que reneguemos de algunas características, que en su justa medida y proporción nos
mantienen sanos y equilibrados más allá del mundo en el que nos ha tocado vivir.
El choque de algunos aspectos de una parte de nosotros –un órgano vital que nos está
amenazando de muerte- con la que creemos y defendemos como nuestra personalidad, es
algo impresionante. Cuando estamos muy aterrados con la enfermedad somos capaces de
dar un verdadero salto cuántico en la aceptación de esas características que generalmente
son el polo opuesto a las nuestras.
En general podemos decir que los ‘darse cuenta’ producidos se mantienen y puede llegar a
producir cambios notables cuando las personas están fuertemente motivadas por la
necesidad o urgencia de revertir la situación actual, que es, por ejemplo el caso de las
mujeres que sienten que se acercan a una edad crítica y no han quedado embarazadas.
El trabajo con el útero les muestra características que han rechazado violentamente y que
no parecen dispuestas a revertir o a ver siquiera algo positivo en ellas. Al conectarse
vivencialmente con su útero y ser capaces de ver las
cualidades que él tiene para el papel que tiene que desempeñar, por lo menos dejan de
pelear con estas características y luego de algún “trabajo” terapéutico con su madre o con lo
que sienten negativo y peyorativo de ser mujer, se producen cambios caracterológicos y
frecuentemente lo que tanto ansiaban: embarazarse.
"A mí me parece que claramente hemos definido una técnica en la que hemos usado todos
los recursos de que disponíamos.
1.- Tomamos del teatro y del psicodrama la posibilidad de actuar para acentuar las
características de los personajes (sean órganos o personas).
mismo de la Gestalt, y
c) El método dialéctico, reforzado y enriquecido con los aportes
anteriores.
4.- Tomamos de la fenomenología y del método fenomenológico el concepto
a los elementos presentes en ellas que puedan favorecer el cambio, facilitándoles todos los
medios posibles que los conecten con la totalidad organísmica que son.
Esta es el principio de mi respuesta a Perls, más bien dicho a la pregunta que cito más
arriba y que se formuló muy en el inicio de su más total y profundo desarrollo de la
Gestalt. Pese a lo mucho que trabajó después y la claridad con la que llegó formular lo que
fueron los hitos más importantes de esta orientación, no agregó técnicas muy especiales
que abrieran nuevos caminos.
Los caminos abiertos nos tenían deslumbrados y aún había y hay mucho por descubrir.
Separar este Enfoque de la Gestalt es para mí imposible, no solo porque parte de lo visto y
observado por Perls, sino porque en el desarrollo de este trabajo, si no se conocen los
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principios básicos de la gestalt... ¡se aprenden!”
Basicamente consiste en hacer que el paciente mismo desempeñe sucesivamente los roles
del órgano o parte del cuerpo a que se refiere y que le causa conflicto.
Puede dialogar, por ejemplo, con su cuerpo entero o con diversas partes de su cuerpo. Se
trata de que el paciente dialogue con su enfermedad, con el órgano enfermo o con la parte
enferma del cuerpo.
Primera Etapa: Permite revelar las ideas que la persona proyecta sobre su órgano en
términos de identificación o de rechazo. Esta etapa permite revelar las ideas falsas que tiene
la persona sobre su órgano, lo que exagera, lo que proyecta en él y lo que no asume.
El paciente, con los ojos cerrados, se describe como órgano. El terapeuta incita al paciente a
describir las características físicas y fisiológicas de ése órgano. El paciente describe su
manera de vivenciar el órgano. El terapeuta está atento a lo que dice el paciente y puede
mentalmente si el paciente dijo algo muy diferente a lo que es el órgano en sí o si lo
describió mas o menos bien pero faltan cosas, etc. Segunda etapa: Es una etapa de
diferenciación y de re-identificación. La persona se ajusta a la realidad del órgano sano. El
objetivo de este trabajo es que el paciente reasuma las características reales del órgano
sano.
El terapeuta también asume el lugar del órgano y describe al paciente las características
reales del órgano sano.
Los distintos pasajes permiten que el paciente explore las características de su órgano sano
y que el terapeuta ajuste sus intervenciones a medida que se desarrolla la experiencia.
Luego el paciente hace de él mismo. El terapeuta le pregunta al paciente "en qué se parece
o en qué no se parece a su órgano". En esta etapa el paciente se da cuenta de cosas en las
que se parece al órgano o bien en cosas en que es muy diferente, comienza un proceso de
sorpresa y conocimiento de las cualidades del órgano que no asumía o no veía o no sabía
que existieran.
re-apropiación del órgano sano. El terapeuta pregunta al paciente por su órgano sano y
verifica que el paciente carga su órgano de manera más completa y más exacta. Comienza
una integración vivencial de las características del órgano sano.
A veces puede ocurrir que en el diálogo con el órgano el paciente se ponga a hablar ya no
con el órgano sino con un tercero, el padre, la madre, el marido, etc, y como terapeuta nos
damos cuenta de eso. A.Schnake explica al respecto que en determinados casos, si es muy
intenso y necesario el diálogo, podría el terapeuta darse la licencia para seguir con el
diálogo ya no con el órgano sino con ése tercero. Pero lo importante sería que a pesar de
ésa situación, la persona, el paciente, haya primero captado bien el mensaje del órgano, sino
todo el trabajo desde éste enfoque quedaría a medias y la persona no alcanzó a recibir el
mensaje del órgano, a darse cuenta del cambio caracterológico que debía hacer, ya que se
fue en otra dirección.
No olvidemos también, que como en todo trabajo gestáltico, ciertas características que la
persona le atribuye a un tercero, no son más que características de ella misma.
En lo que sí tiene que prepararse anteriormente es en estudiarse bien las características
anatómico-fisiológicas del órgano, para cuando le toque "hacer de él" y corregirle cualquier
error cometido por el paciente, ahí es donde generalmente el paciente puede tener muchas
distorsiones según sea su percepción del órgano o de la enfermedad, según si está o no
peleado con éste.
Mas importante aún es haber estudiado bien e internalizado las características vivenciales
del órgano, "como me vivencio de estómago, esófago, etc", que es lo medular para
contrastar con la persona y ver si se produce el Insight y luego se pueda producir el cambio
caracterológico.
El terapeuta acompaña al paciente en éste proceso, con su propia forma de ser y de estar,
con entusiasmo o con tono aplomado, siguiendo un ritmo adecuado a lo que ocurre y
también al órgano en cuestión (No es lo mismo hacer de pulmón que de corazón o de
sistema nervioso). Cada terapeuta tiene un estilo propio de presencia (calidez, voz, tacto) y
cada uno debe hallar sus propias modalidades en su capacidad de hacerse presente al otro.
A. Schnake hace siempre una acotación al respecto, que muchos terapeutas ya saben llevar
bien éste diálogo con órganos, la persona entiende el mensaje del órgano, etc pero no
insisten lo suficiente como para que el paciente se de cuenta del cambio caracterológico
que deben hacer. (por ejemplo es muy fácil que la persona sienta y se dé cuenta que es
muy diferente a su órgano que p.e. le está diciendo que el no controla nada, que deja fluir,
cuando este decir corresponde a la
. El cambio caracterológico que debe hacer la persona puede ser evidente, pero si no se
llega en el diálogo terapéutico hasta ahí, la persona muchas veces no se da cuenta porque
igual "vio algo" en el diálogo. Como terapeutas debemos saber que eso no es suficiente. A
nadie le gusta ver cosas caracterológicas, son un trago amargo, no se puede dar por obvio y
dejar la terapia a medio camino pensando que el paciente va a llegar a su casa y ahí va a
relacionar el mensaje del órgano con el cambio interno que debe hacer, algunos lo pueden
hacer, pero muchos no.
¿Se puede estar enfermo de un órgano cuya existencia se desconoce? Sí, ya que estamos en
una dimensión holística en que “el organismo sabe”, aunque eso no haya llegado a la
conciencia. Se puede decir de manera metafórica que el co- nocimiento del órgano está
inscrito en cada célula.
Es un camino que se nos ha hecho evidente: el modo o la manera en que cada uno puede
colaborar con el proceso de autocuración, y en el que el propio organismo tiene siempre la
última palabra.
"Cuánto me hubiera gustado que Perls hubiera podido presenciar o saber de alguno de
esos increíbles ‘darse cuenta’ de rasgos caracterológicos negados y profundamente
rechazados que aparecen como centrales en un órgano enfermo, y que al haber asumido
el discurso de ese órgano y haber podido decir – en primera persona soy...., lo que
siempre había negado, cambia la expresión de nuestro paciente y nos muestra y se
muestra a sí mismo una posibilidad increíble de empezar un verdadero proceso de
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integración."