Sasabe
Sasabe
Sasabe
“Llevóme luego otra vez a la entrada del templo, y vi que debajo del templo
brotaban aguas, pues la fachada del templo estaba al oriente, y las aguas
descendían debajo del lado derecho del templo, del mediodía del altar. Me llevó por
el camino de la puerta septentrional y me hizo dar la vuelta por fuera hasta el
exterior de la puerta oriental, y vi que las aguas salían del lado derecho. Al salir
hacia oriente llevaba aquel varón en la mano un corderillo, y midió mil codos, y me
hizo atravesar las aguas; llegaban hasta los tobillos. Midió otros mil, y me hizo
atravesar las aguas; llegaban hasta las rodillas. Midió otros mil y me hizo atravesar
las aguas; llegaban hasta la cintura. Midió otros mil, y era ya un río, que me era
imposible de atravesar, porque las aguas habían crecido y tenían que pasarse a
nado; era un torrente que no podía atravesarlo”. (Ezequiel 47, 1-5)
1 - APROXIMACIÓN HISTÓRICA
La ermita de San Adrian se halla en la cabecera del valle de Borau situado en
paralelo poco a poniente al río Aragón. Para su edificación se eligió la zona
donde se forma el río Lubierre por la confluencia de los barrancos Calcil y Lupán
a los pies de los picos Sayerri y Las Blancas de 2016 y 2131 m.
respectivamente. Hasta aquí parece una elección normal al abrigo de las
incursiones de los musulmanes, en modo semejante a como se hizo con el
monasterio de Iguacel en el valle de la Garcipollera con el que comparte
aspectos edificativos e históricos.
En la cabecera del valle del Lubierre, aun cuando no hay anchuras señalables, si
que existen sitios donde asentar un templo próximo a la corriente de agua, pero
sin que esa circunstancia pudiera llegar a ser un problema. Aun así, contra todo
pronóstico el templo se planteó y edificó en la confluencia de los dos barrancos
en una hondonada a pocos metros de la margen izquierda del río Lubierre cuya
cota se sitúa a dos metros por encima del templo. Desde nuestro punto de vista,
tan solo era cuestión de tiempo que la problemática elección de ese lugar
provocase la inundación y colmatación por los sedimentos aportados por los
cursos fluviales adyacentes.
“Este templo fue catedral de Aragón en sentido estricto en cuanto que sede del obispo
Ferriolo consagrado por el obispo Galindo de Pamplona como parte de la campaña de
reconquista desde ese reino. Los monasterios de San Pedro de Siresa, Ciella y Sásabe o
Sasau se encargaron de organizar los territorios de sus respectivos valles. Comunidades
de canónigos agustinos fueron la punta de lanza religiosa para este fin. El condado de
Aragón pertenecía en lo espiritual al obispado mozárabe de Huesca; pero no hay mención
anterior al año 992 a ningún obispo en este territorio libre de ocupación sarracena. Desde
esa fecha hasta final del siglo X se citan cuatro obispos: Ferriolo, Fortuño, Atón y Oriol,
nombrándolos como “episcopus in Aragón” o “suborensis”, o “in Sesabi”. Es el momento
del inicio de reconquista desde Pamplona en el que no hay una sede episcopal como tal
en relación con una civitas sino unos obispos itinerantes en relación con los monasterios
de Ciella (desaparecido, a la entrada del valle de Ansó), San Pedro de Siresa, o el que
tratamos, de Sasau o Sásabe. Por el documento de consagración de Sásabe efectuado
por el obispo Esteban de Huesca hacia el año 1104 sabemos algunos datos como que los
sepulcros de siete obispos que aquí descansan (la cifra es errónea, dado que en una
lápida existente se citan solo tres) y los privilegios de los reyes de aquel tiempo, testifican
que la dignidad de la sede de Huesca destruida por los sarracenos, fue trasladada a la
iglesia de Sasau. Después de muchos años el glorioso rey Ramiro reunió en concilio a
nueve obispos y trasladó la grandeza de la sede de Sasau a la iglesia de Jaca" (A.Durán
Gudiol: Los condados de Aragón y Sobrarbe. Guara Editorial 1988).
Ricardo del Arco señala que el templo románico se dedicó a los mártires San
Adrián y Santa Natalia quedando reducido en el XVIII a ermita de San Adrián.
Hacia el 280 Adrián fue jefe de máximo rango en tiempo de Maximiliano quien al
preguntar a los cristianos capturados el motivo de aceptar los sufrimientos del martirio con
tanta fortaleza y ser respondido con la esperanza de la recompensa eterna decidió
abrazar la fe cristiana, motivo por el que fue también atormentado. Natalia, su mujer, era
también cristiana -aunque guardaba su fe en secreto-. Al saber del martirio fue a
reconfortarlo. Entre otros sufrimientos, le cortaron las manos y Natalia tomó una de ellas y
la guardó en su pecho. El cuerpo arrojado al fuego no ardió porque una inmensa tromba
de agua lo impidió milagrosamente y fue llevado junto a otros por los cristianos a
Posiblemente con este gesto el escultor apuntó hacia una rueda, y dentro del
contexto del agua y de los milagros de la hagiografía de San Adrián que apareció
caminando sobre las aguas para conducir a buen puerto al navío en que viajaba
su mujer con la reliquia de su mano, acaso de pie para pensar que esa rueda
simbolice la rueda del timón que gobierna el curso de la nave/iglesia.
La primera de las ménsulas del lado norte del ábside muestra una carita labrada
en relieve. Es una cara imberbe, redondeada, de mentón prominente y algo de
papada. La expresión de sus cejas parece reflejar un cierto grado de tristeza.
Los ojos, sencillos, están muy bien señalados y son almendrados. La boca es
pequeña pero transmite firmeza. Luce un tocado trabajado a puntero a modo de
casquete sobre la cabeza ocultando cabello, parte de la frente y orejas.
Esta es la primera de las ménsulas que se instaló en lo alto del ábside, dado que
la decoración de arquillos comenzó por este lado. Me apoyo para afirmarlo en la
discordancia por falta de cálculo entre el último arquillo ciego -el más meridional-
que no apea de modo correcto en su correspondiente lesena marginal.
Así como la ménsula del centro del ábside ha de ser considerada como
preeminente en lo simbólico, ésta, la primera del lado norte también debe de
serlo. Por ello y porque el abad designado para gobernar el templo tras su
consagración en 1104 fue Sancho de Larrosa, que antes fue canónigo de la
catedral de Huesca y del que se sabe que firmaba con una carita imberbe, da pie
para pensar que acaso fuera esta otra representación suya señalando el
gobierno sobre el templo.
Como alternativas se podría considerar que esa carita correspondiese a uno de
los dos santos a los que se dedicó el templo aunque no posee rasgos que lo
puedan relacionar de modo claro con un militar o con una mujer.
3d - MARGARITAS
una. La otra ménsula con margarita muestra una flor grande de once pétalos,
también con el centro señalado. El marco en que se inscribe está decorado por
medio de un sogueado desaparecido en los laterales. Un detalle que a primera
vista pasa desapercibido pero que puede ser trascendente es que en la parte
superior izquierda de la ménsula se advierte lo que a mi juicio es una marca de
cantero. Se trata de una “W” muy abierta, con sus extremos rematados por
pequeños golpes de cincel y que acaso puediera ser la inicial del cantero que
labró estas esculturas.
3e - BAPTISTERIO
3d - EL TÍMPANO EXPOLIADO
primera consideración es que pudo deberse a un hecho natural; es decir que por
problema estructural del templo o acaso durante el tiempo de enterramiento por
la presión de los materiales exteriores de enrona se fracturase y cayese. No hay
signos de movimientos en las dovelas del medio punto de la portada que avalen
la causa estructural, lo que descarta casi por completo ese extremo y de haberse
fracturado y desprendido durante el periodo de enrona, se hubieran recuperado
fragmentos del mismo sin duda fáciles de detectar entre el resto de las piedras.
Hay un detalle importante de cara a enjuiciar este hecho y es que los bordes del
intradós de las impostas decoradas con palmetas aparecen repicados, no por
golpes accidentales sino de modo deliberado probablemente para posibilitar la
extracción del tímpano tras fracturar sus aletas (hecho destacado en amarillo en
la imagen).
Mi impresión es que ese elemento fue expoliado y de ser así, hay dos momentos
en los que pudo efectuarse esa acción: antes del soterramiento del templo una
vez abandonado a su suerte (Hablamos de una fecha anterior al siglo XVIII en
que la atracción ejercida por esos elementos materiales no era grande); o tras el
desescombro del mismo cuando se dejó expuesta la portada entre los años 1957
a 1962, aunque de ser así un elemento de esa trascendencia debería de haber
sido reflejado en quienes la hicieron emerger del subsuelo. Si todavía existe ese
tímpano en manos privadas o de coleccionistas/museos, sus dimensiones
(longitud y grosor) así como la posibilidad de estudio petrográfico para
compararlo con el resto de la aleta sur in situ, harían posible su identificación sin
ningún genero de dudas.
El capitel que decora el lado norte de la portada occidental es sin duda una
muestra excepcional de la escultura jaquesa. Es un capitel corintio con tres
niveles definidos: palmetas, hojas vegetales que caen hacia el exterior formando
bolas en sus extremos y arriba pitones jaqueses, volutas y apeos sogueados.
Como ya señaló D. Simon, su hechura es similar a la del capitel que contribuye a
sustentar la cornisa del ábside sur de la seo jaquesa el cual, con algunas
diferencias de labra sigue el mismo esquema a pesar de estar deteriorado en
algunas zonas, especialmente en su zona superior.
Creo que el capitel de Jaca fue reutilizado, ya que las volutas y pitones se
repicaron para adaptarlo a su nueva función de apeo de cornisa entre metopas y
sofitos, y además en la cara no vista, en la estructural, fue rebajado por encima
del collarín para “injertarlo” en la estructura. Con el cambio de rito y de
preferencias arquitectónicas, al ábside sur jaqués se le adosó una columna
sobre la que se situó ese capitel gemelo del de Sásabe. Sin duda una estrecha
relación Jaca-Sásabe que reafirma el triunfo de la idea de la portada de la
catedral de Jaca exportada e injertada en los templos ya señalados.
4 - CONCLUSIONES
4a - SITUACIÓN
-Pudo deberse a una aparición milagrosa que señalase a ese punto como el
lugar elegido para la edificación de un templo. De haber sido así, creo que una
causa tan destacada como para hacer edificar un templo sobre las aguas
hubiera trascendido y llegado a nuestros tiempos, bien en forma de noticia o de
leyenda.
-Acaso se tomase literalmente el pasaje de Ezequiel acerca del agua que mana
de debajo del templo señalando el lugar como manifestación de teofanía y centro
de difusión de la fe, y de la expansión del reino adoptando el símil de las aguas.
Sin duda parece sugerente aunque en el momento en que se funda el primer
templo (durante el siglo IX) precursor del actual, estas ideas de expansión
estaban lejos de poder siquiera considerarse.
-La advocación a San Adrián, mártir que obra milagros relacionados con el agua,
caminando sobre ella y llevando a buen puerto al barco en peligro como narra la
Leyenda Dorada, reforzada con la presencia de su mano enarbolando la cruz en
la ménsula central del ábside y de un posible timón en otra, podría invocarse
para justificar el alzado de un templo sobre tablazón de madera y sobre el agua
como si de un barco real se tratase.
4b- CRONOLOGÍA
Sigue abierta la hipótesis de autores como Duran Gudiol acerca de que hubo
templo previo durante el siglo IX, bien sea dentro del programa de repoblación
trazado desde el reino de Pamplona o como órgano vertebrador de ese valle
como acostumbraban a hacer los condes carolingios. Tan solo una prospección
arqueológica podría confirmar ese extremo. La fecha del 922 para la ordenación
de Ferriolo como obispo en Sásabe y la existencia en el entorno de vestigios que
se remontan al año 901 como la lápida de Aratorés apuntan en esa dirección.
Sobre ese monasteriolo debió de erigirse un templo de mayores dimensiones ya
en tiempo de Ramiro I, al modo de lo que se hizo en el valle de la Garcipollera
con el monasterio de Iguacel. El modo de hacer “lombardista” encaja con la
cronología previa a la llegada a Aragón del nuevo rito y de la nueva forma de
edificar gracias a la alianza de Sancho Ramírez con Roma. Una vez haya
triunfado el románico pleno y se adopten las nuevas formas edificativas, este
templo, al igual que Iguácel y Loarre, recibirá una nueva portada; una portada
“oficial” al modo de la que desde la fachada occidental de la catedral de Jaca
proclama al mundo el mensaje de que Roma está detrás del rey de Aragón,
defensor del dogma trinitario y expansor de la cristiandad siendo señalado por el
Papa como “casi un nuevo Moisés”.
SAN ADRÍAN DE SASABE. Josefa María Valenzuela Muñoz. Argensola, nº 57-60, pp. 71-90. 1964-1965
LOS CONDADOS DE ARAGÓN Y SOBRARBE. A. Durán Gudiol. Guara Editorial, pp.: 237-239 1988
HERALDO DE ARAGÓN “Hundida la techumbre de la iglesia de Sásabe”. M.J. Bruned, 12-Mayo 1990
EL ROMÁNICO EN ARAGÓN. TOMO V. José Luis Aramendía. Editorial. Leyere. pp.: 188-193. 2003
CÓMO SE FORMÓ ARAGÓN. A. Ubieto Arteta. Institución Fernando el Católico, Versión web Tema
92: Límites diocesanos orientales. 2005
DIARIO DEL ALTO ARAGÓN - COSAS DE CASA. San Adrián de Sásabe, sobriedad y armonía Luisa
Pueyo 26-XI-2006.
http://www.diariodelaltoaragon.com/NoticiasImprimir.aspx?Id=549429
DIARIO DEL ALTOARAGÓN - Dominical “El Monasterio de San Adrián de Sásave. 1965”.
Monumentos nacionales en tierras oscenses (47). Domingo J. BUESA CONDE. 26/10/2008
http://www.diariodelaltoaragon.es/NoticiasDetalle.aspx?Id=553441