TP 2 Sociopolitica
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Fuerzas Armadas.
José Félix Uriburu ocupó de facto la Presidencia de la Nación desde el 8 de septiembre de
1930 hasta el 20 de febrero de 1932. Se trató del primer golpe de Estado en la historia de
la Argentina contemporánea. La proclama revolucionaria, de inspiración fascista, fue
redactada por el escritor Leopoldo Lugones, quien ya había publicado «La hora de la
Espada» en 1925.
Se estableció un régimen represivo que incluyó por primera vez la utilización sistemática
de la tortura contra los opositores políticos, en particular anarquistas, comunistas y
radicales yrigoyenistas. Entre sus medidas, disolvió el Congreso, declaró el estado de sitio,
intervino todas las provincias, detuvo a varios dirigentes políticos El fraude electoral: sería
uno de los instrumentos más utilizados durante la década del ’30 por los sectores
conservadores.
Sin embargo, muchos han definido este período como de «restauración conservadora»
porque
Hipólito Yrigoyen, adoptó una línea moderada y conciliatoria respecto del gobierno de la
Los comunistas fueron perseguidos con ensañamiento durante la década del 30.
La política represiva del régimen también intentó neutralizar a la corriente anarquista: José
Félix
Uriburu, cabeza visible del golpe contra Yrigoyen, no dudó en fusilar a dos jóvenes
activistas de las ideas libertarias, Severino di Giovani y Paulino Scarfó, en 1931.
El Estado intervencionista
Con la creación en 1935 del Banco Central de la República Argentina y del Instituto
Movilizador de Hacienda, se comenzó a intervenir activamente en el mercado, a fin de
paliar los efectos de la crisis.
No obstante, el intervencionismo estatal aconteció solamente en el plano económico y no
así en el plano social.
El desarrollo industrial
Con la crisis del ’30, el consecuente repliegue comercial de las grandes potencias
mundiales contribuyó finalmente a iniciar el proceso de industrialización por sustitución de
importaciones, especialmente en los rubros de alimentación, vestido, químicos y
farmacéuticos, artefactos eléctricos, y derivados del caucho, es decir, producción ligada a
la industria liviana.
Siguiendo a Mario Rapoport , hasta esta época, «la industria había crecido al compás del
resto de la economía, pero subordinada al esquema agroexportador. En cambio, a partir
de los años 30, se convertirá en uno de los sectores impulsores del crecimiento económico
», siendo los rubros más dinámicos aquellos relacionados con los insumos locales, y la
metalurgia liviana, lo que se denomina «sustitución fácil de importaciones», compuestas
éstas por bienes de consumo, que reducían el déficit comercial con el exterior.
Unos días después, los países aliados, encabezados por Francia e Inglaterra, declararon
la guerra a Alemania. En 1941, después del ataque japonés a Pearl Harbour, Estados
Unidos entró en la guerra. Habría de durar 6 años este conflicto bélico. Y entre las terribles
secuelas de la guerra, el Holocausto además, confrontaría a la humanidad con su costado
más oscuro. En febrero de 1945, las tres potencias victoriosas se reunieron en Yalta,
concretando el reparto del mundo. Con la rendición de Alemania en mayo de 1945, se
inicia el fin de la guerra y el 6 de agosto de ese mismo año, EE.UU lanzó la primera bomba
nuclear sobre Hiroshima y luego sobre Nagazaki, dejando cientos de miles de víctimas.
Japón se rindió en forma incondicional y la Segunda Guerra llegó a su fin.
Frente a la Segunda Guerra Mundial la Argentina se afirmó con una posición neutral.
Existe una gran cantidad de abordajes sobre el peronismo y sobre lo que ha implicado
para la Argentina. Sin embargo, antes de definirlo, debemos enmarcarlo dentro de una
modalidad de régimen más general.
Pues bien, se trata de un régimen cuya implementación deviene del Estado y que debe ser
enmarcado en un contexto regional latinoamericano más amplio, signado por la crisis de la
dominación oligárquica a fines de la década del ‘30.
Estado benefactor.
El gobierno peronista logró organizar un orden político legítimo y estable. Tuvo un discurso
fuertemente antiliberal sobre todo en lo político-ideológico, e incluso antiimperialista,
aunque no anticapitalista. Incluso, su crítica al formalismo de la democracia liberal
representativa no le impidió legitimarse a través de esos mismos procedimientos liberales
como son las elecciones y la competencia entre partidos.
El peronismo ha enfatizado en su discurso político la dicotomía divisoria de la sociedad en
dos campos económicos irreconciliables: el "pueblo" y la "oligarquía", donde el pueblo es
siempre portador de lo bueno, lo mejor, lo auténtico, la verdad, etc.