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TP 2 Sociopolitica

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ESTADO OLIGÁRQUICO INTERVENCIONISTA

Al período que comienza en la Argentina en septiembre de 1930 con el golpe cívico-militar


que derrocó al Presidente Hipólito Yrigoyen y que finaliza en junio de 1943 con otra
asonada militar que desplaza al presidente Castillo se lo conoce como «década infame».

Fuerzas Armadas.
José Félix Uriburu ocupó de facto la Presidencia de la Nación desde el 8 de septiembre de
1930 hasta el 20 de febrero de 1932. Se trató del primer golpe de Estado en la historia de
la Argentina contemporánea. La proclama revolucionaria, de inspiración fascista, fue
redactada por el escritor Leopoldo Lugones, quien ya había publicado «La hora de la
Espada» en 1925.
Se estableció un régimen represivo que incluyó por primera vez la utilización sistemática
de la tortura contra los opositores políticos, en particular anarquistas, comunistas y
radicales yrigoyenistas. Entre sus medidas, disolvió el Congreso, declaró el estado de sitio,
intervino todas las provincias, detuvo a varios dirigentes políticos El fraude electoral: sería
uno de los instrumentos más utilizados durante la década del ’30 por los sectores
conservadores.

La «restauración» conservadora Para Quiroga, con la caída de Yrigoyen en 1930, se puso


fin al Estado liberal de la república oligárquica y a su modelo económico de desarrollo,
inaugurándose una nueva etapa en la vida del país: el surgimiento de la Argentina
moderna.

Sin embargo, muchos han definido este período como de «restauración conservadora»
porque

Estado y clase dominante siguieron identificándose. De hecho, es con la asunción de


Agustín P. Justo, en 1932 cuando muchos marcan cronológicamente el inicio de esta
«restauración conservadora».
El Estado mantuvo un sistema político viciado sobre «los restos de un sistema agonizante»
y si bien las fracciones poderosas intentaron recomponer su hegemonía, no lograron
alcanzar este objetivo.

Partidos y corrientes políticas Nacional, la Unión Cívica Radical Antipersonalista y el


Partido Socialista Independiente. El resultado no sorprendió a nadie, la Concordancia ganó
cómodamente resultando «electa» la fórmula presidencial integrada por el general Agustín
P. Justo y Julio Argentino Roca. Pese a las diferentes corrientes políticas que lo
integraban, este frente electoralista lograría mantenerse en el poder mediante la represión
y el fraude, hasta ser derrocado por la llamada Revolución del 4 de junio de 1943.

Respecto de la UCR, ante la proscripción de sus candidatos, el partido retomó, como en


sus inicios, la estrategia abstencionista hasta 1935.

Hipólito Yrigoyen, adoptó una línea moderada y conciliatoria respecto del gobierno de la

Concordancia. La actitud parlamentaria complaciente con el conservadorismo por parte de


los diputados radicales suele asociarse a turbios comportamientos en relación a las
concesiones eléctricas en la Ciudad de Buenos Aires. La conducción alvearista vació al
radicalismo de sus concepciones nacionales y profundizó la crisis de representación
respecto de su electorado.
En abierta lucha contra la conducción «colaboracionista» de la UCR, un grupo de radicales
fieles a la tradición yrigoyenista fundó FORJA , como ya lo hemos mencionado, aprobando
en asamblea de junio de 1935, la declaración de principios titulada «Somos una Argentina
colonial, queremos ser una Argentina libre».
FORJA intentó cubrir el «espacio nacional», vacante desde la «claudicación» y –a su
entenderdesnaturalización del partido de Alem.

Los comunistas fueron perseguidos con ensañamiento durante la década del 30.

La política represiva del régimen también intentó neutralizar a la corriente anarquista: José
Félix

Uriburu, cabeza visible del golpe contra Yrigoyen, no dudó en fusilar a dos jóvenes
activistas de las ideas libertarias, Severino di Giovani y Paulino Scarfó, en 1931.

Contexto internacional: La crisis del `30

La «crisis estructural y orgánica» de 1930 se vinculó al «crac» internacional de Wall Street


de 1929, que puso en jaque al sistema capitalista a nivel mundial, cuyo detonante fue el
mercado de valores de Nueva York. Nacionalismo económico, proteccionismo y economía
dirigida fueron los rasgos sobresalientes de la etapa que se inauguraba.
A raíz de este contexto, Inglaterra se vio muy afectada, debiendo abandonar el patrón oro.
En 1932, en el marco de la Conferencia de Ottawa, el Reino Unido inauguraba una política
a favor de sus dominios coloniales. Se establecía una zona de tarifas bajas dentro del
Imperio británico para favorecer el comercio entre Inglaterra y sus dominios británicos, al
tiempo que se elevaban las tarifas aduaneras para el resto del mundo.
En esta dirección, Inglaterra limitó las importaciones de productos primarios cuyo origen no
fuera el de sus dominios británicos, con objetivos económicos y políticos en tanto pretendió
frenar los movimientos anticoloniales que se habían reforzado.
En el caso particular de la Argentina, la crisis afectó la inserción estable que tenía en el
mercado mundial de mercancías y capitales.

El Estado intervencionista

Se empezaba a edificar un «Estado jerarquizado y antiliberal» con un papel muy activo en


la economía, las finanzas y las relaciones sociales. Por ello mismo, la administración
estatal se convertiría ahora más que nunca en un «instrumento político».
El dirigismo estatal sería una característica sobresaliente de esta década. En 1931 se
implantaba por primera vez un control de cambios, es decir, un instrumento selectivo para
frenar las importaciones y alentar el traslado de ingresos desde el sector agrícola al sector
industrial.

Con la creación en 1935 del Banco Central de la República Argentina y del Instituto
Movilizador de Hacienda, se comenzó a intervenir activamente en el mercado, a fin de
paliar los efectos de la crisis.
No obstante, el intervencionismo estatal aconteció solamente en el plano económico y no
así en el plano social.

El desarrollo industrial

Con la crisis del ’30, el consecuente repliegue comercial de las grandes potencias
mundiales contribuyó finalmente a iniciar el proceso de industrialización por sustitución de
importaciones, especialmente en los rubros de alimentación, vestido, químicos y
farmacéuticos, artefactos eléctricos, y derivados del caucho, es decir, producción ligada a
la industria liviana.
Siguiendo a Mario Rapoport , hasta esta época, «la industria había crecido al compás del
resto de la economía, pero subordinada al esquema agroexportador. En cambio, a partir
de los años 30, se convertirá en uno de los sectores impulsores del crecimiento económico
», siendo los rubros más dinámicos aquellos relacionados con los insumos locales, y la
metalurgia liviana, lo que se denomina «sustitución fácil de importaciones», compuestas
éstas por bienes de consumo, que reducían el déficit comercial con el exterior.

Unos días después, los países aliados, encabezados por Francia e Inglaterra, declararon
la guerra a Alemania. En 1941, después del ataque japonés a Pearl Harbour, Estados
Unidos entró en la guerra. Habría de durar 6 años este conflicto bélico. Y entre las terribles
secuelas de la guerra, el Holocausto además, confrontaría a la humanidad con su costado
más oscuro. En febrero de 1945, las tres potencias victoriosas se reunieron en Yalta,
concretando el reparto del mundo. Con la rendición de Alemania en mayo de 1945, se
inicia el fin de la guerra y el 6 de agosto de ese mismo año, EE.UU lanzó la primera bomba
nuclear sobre Hiroshima y luego sobre Nagazaki, dejando cientos de miles de víctimas.
Japón se rindió en forma incondicional y la Segunda Guerra llegó a su fin.
Frente a la Segunda Guerra Mundial la Argentina se afirmó con una posición neutral.

Existe una gran cantidad de abordajes sobre el peronismo y sobre lo que ha implicado
para la Argentina. Sin embargo, antes de definirlo, debemos enmarcarlo dentro de una
modalidad de régimen más general.

Pues bien, se trata de un régimen cuya implementación deviene del Estado y que debe ser
enmarcado en un contexto regional latinoamericano más amplio, signado por la crisis de la
dominación oligárquica a fines de la década del ‘30.

Estado benefactor.

Germani y Di Tella ponen el acento en el momento histórico y caracterizan al Estado

Populista como un fenómeno que ocurre en una situación de «transición», o sea en el


paso de una sociedad atrasada, rural, pre-capitalista a una sociedad moderna, industrial,
capitalista y urbana. Este estado transicional se hace patente en la utilización de los
adelantos más recientes de la técnica junto con otras tecnologías ya caducas, o bien, en el
contraste entre «regiones evolucionadas» y «regiones atrasadas».
En relación al electorado o a las bases sociales del populismo, Germani señala que éstas
se componen de "masas marginadas disponibles" que están "perdidas" en la sociedad
moderna y que se dejan seducir por un líder carismático.
Estas ideas serán fuertemente criticadas por Murmis y Portantiero , para quienes no existe
una manipulación entre líder y masas, ya que no se puede explicar un proceso social
mediante un mecanismo psicológico que sobrestima la figura del líder y subestima la
capacidad de acción y decisión de las masas. Para el caso argentino, en su clásico trabajo
"Estudios sobre los orígenes del peronismo", estos autores sostienen que al analizar la
génesis del peronismo, lo que aparece como relevante es la importancia del sindicalismo
como factor constituyente de ese movimiento populista y la acumulación de demandas
económicas y sociales no satisfechas.
Consecuentemente, minimizar el rol de las organizaciones sindicales y enfatizar otros
niveles de análisis, como lo son las diferencias psicosociales entre viejos y nuevos
obreros, es quitarle al peronismo su "elemento más nítido de especificación dentro del
conjunto de los movimientos populistas".
Igualmente, tanto Germani como Di Tella reconocen que los Estados Populistas
transformaron la estructura de clases de la sociedad latinoamericana.

Juan Domingo Perón fue clave en la conformación de un movimiento policlasista a partir


de una "alianza de clases" entre la clase obrera urbana y la burguesía industrial ; con una
estructura institucional que combinó prácticas democráticas y prácticas semiautoritarias .
El estado peronista adoptaría una orientación política antiliberal, antioligárquica y una
orientación económica nacionalista e industrialista.
El peronismo es incluido dentro de un tipo particular de régimen populista porque presenta
algunas características que nos permiten señalar su estrecha identificación.

Ampliación de la democracia social

El peronismo ha sido fundamental en el proceso de construcción de la democracia social.


Tiene y ha tenido un fuerte acento en la justicia social y en la intervención del pueblo en la
política. Según Benjamín Arditi, "el peronismo rescata la idea de masas, en contraste con
la democracia formal", en la cual los ciudadanos no son sujetos activos sino relegados de
la escena política. El régimen democrático que llevó adelante Perón en su primera y
segunda presidencia se propuso como radicalmente distinto de la democracia política
liberal, la cual se apoya en la "libertad" como valor supremo y puede ser asociada a los
partidos de la clase media urbana como la U.C.R.

Orientación política antiliberal y antioligárquica

El gobierno peronista logró organizar un orden político legítimo y estable. Tuvo un discurso
fuertemente antiliberal sobre todo en lo político-ideológico, e incluso antiimperialista,
aunque no anticapitalista. Incluso, su crítica al formalismo de la democracia liberal
representativa no le impidió legitimarse a través de esos mismos procedimientos liberales
como son las elecciones y la competencia entre partidos.
El peronismo ha enfatizado en su discurso político la dicotomía divisoria de la sociedad en
dos campos económicos irreconciliables: el "pueblo" y la "oligarquía", donde el pueblo es
siempre portador de lo bueno, lo mejor, lo auténtico, la verdad, etc.

Es antiimperialista pero no anticapitalista…

Su modelo de acumulación estuvo basado en la ampliación del mercado interno y en la


redistribución del ingreso. Por primera vez en la historia argentina la burguesía industrial
se apoderó del aparato del Estado y logró en pocos años lo que no pudo la clase
conservadora: crear un sistema político consensual. El peronismo, según Quiroga pudo
hacer compatible un modelo económico con la elaboración del consenso social y fue en
este contexto cuando por primera vez se definió y planifico una "verdadera política
industrialista"

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