PRONOSTICO DE FRACASO Por Gustavo San Telmo
PRONOSTICO DE FRACASO Por Gustavo San Telmo
PRONOSTICO DE FRACASO Por Gustavo San Telmo
A mi me pasó con Nino. Me habían hablado de ese profesor de canto, considerado casi
una leyenda. Llamé por teléfono. “¿Desde La Plata se viene hasta San Martín? Y bueno,
véngase y lo pruebo”. En esos años yo tenia un sueldo que apenas me sostenía para el
alquiler y la comida. Así y todo, pensaba en sacrificar algunos gustos alimenticios
considerados de “lujo” para pagar dos clases al mes. Hoy, lo recuerdo como una
anécdota. Fue en un día de diciembre de 1997. Me acuerdo que ese día, me desperté
amaneciendo. Me duché y salí. Fui caminando desde el departamentito que alquilaba en
Av. 72 y 117 hasta la Estación La Plata, casi cuatro kilómetros. Me subí de polizón en el
tren que me llevó hasta Constitución. Luego caminé los casi 5 kilómetros que separan las
estaciones Constitución y Retiro, teniendo la esperanza de que el guarda me deje tomar
el tren gratis hasta San Martín. Me dejó. Caminé desde la estación San Martín hasta la
casa de Nino, el profesor leyenda. Toqué el timbre. Me recibió extrañado: “Ah, pensé que
no iba a venir. Se ve que es persistente”. Me extrañó el comentario, confieso, no sabiendo
si ser persistente en este caso era bueno o malo, pero no le dí mayor importancia. “Estoy
con un alumno, si no le molesta que él escuche, lo pruebo ahora y le doy mi diagnóstico”.
No tuve problema. Me hizo hacer unas vocalizaciones muy extrañas, y una prueba de
oído que jamás me hicieron otra vez ni en el concurso más difícil. “Yo le toco un arpegio y
usted cante la nota que le parece que es central”. Los arpegios eran del estilo Schönberg
o Ligeti, siendo más que arpegios, clusters. Hoy en día me doy cuenta que se estaba
burlando, pero en esos años -yo tenía 23- se ve que era muy inocente. Me costaba, claro,
identificar algo que pudiera llamarse nota central. “Bueno, está difícil la cosa. Si usted
puede cantar alguna vez dos notas, es que tal vez soy buen profesor. Pero no le doy
esperanzas ninguna. Si quiere perder un poco de plata y tiempo, bueno, me avisa y me
llama”. Todo frente a su alumno que sonreía, no sé si nervioso o cómplice. Me extendió la
mano, me acompañó hasta la puerta. Desde luego, no tomé en cuenta el claro fracaso de
la prueba. Como era considerado un maestro leyenda, no osé putearlo ni con la mente.
Hoy, lo juzgo apenas como una muestra más de la pobreza humana y de la neofobia que
existe en nuestro ambiente lírico. Creemos que somos más de lo que apenas somos en
realidad. Estaba decidido a que la cosa no iba a quedar así. Estaba decidido a que,
pasados los años, iba yo a poder -aunque no llegara a solista nunca- ser cantante del
Coro del Teatro Argentino. No me fui deprimido, sino que lo tomé como una experiencia
más. Traté de aprender de ello y decidí aferrarme y recordar que el “no” a todo lo tuve
siempre desde mi infancia por mis seres más cercanos, por lo que lo que diga un profesor
por muy leyenda que sea, puede valer menos que nada, cuando es la voluntad la que me
dirige. Volví caminando desde la casa de Nino, el profesor leyenda hasta la estación San
Martín. Me subí al tren hasta Retiro, donde no tuve problemas por no pagar, porque no
había guardas. Luego caminé los casi cinco kilómetros que separan a la estación Retiro
de la estación Constitución. Me subí de polizón en el tren que me llevó hasta La Plata. Fui
caminando desde la Estación La Plata hasta el departamentito que alquilaba en Av. 72 y
117, casi cuatro kilómetros. Recuerdo que ya se estaba haciendo de noche. Dormí todo el
resto del día y parte del siguiente también.
DATOS PERSONALES
Nombre y apellido: Gustavo Fabián Monastra
Domicilio: calle 61 Nº2831 e/151 y 152 – CPA 1900 - La Plata
Teléfono: (0221) 15-615-8257
e-Mail: gfmonastra@yahoo.com.ar
Seudónimo: Gustavo San Telmo