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DÍA 214 - 365 Días para Leer La Sagrada Escritura

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Día 214 de 365

JUDIT 1 Progreso: 58.6 %

Nabucodonosor y Arfaxad Lectura de hoy:


Judit 1 -- 3
1 Era el año duodécimo del reinado de Nabucodonosor, que Proverbios 30,18-33
gobernó a los asirios en la gran ciudad de Nínive, mientras Lucas 1, 1-25
Arfaxad reinaba sobre los medos en Ecbátana.

2 Este había construido alrededor de Ecbátana una muralla de piedras talladas que
medían un metro y medio de ancho y tres de largo. La muralla tenía treinta y cinco
metros de altura y veinticinco de espesor.

3 También había erigido junto a sus puertas unas torres de cincuenta metros de alto,
sobre cimientos de treinta metros de ancho; 4 y había hecho levantar sus puertas hasta
una altura de treinta y cinco metros, por veinte de ancho, para que pudiera pasar su
poderoso ejército y desfilar su infantería.

Los preparativos bélicos de Nabucodonosor

5 En aquellos días, el rey Nabucodonosor declaró la guerra al rey Arfaxad en la gran


llanura, la que se extiende sobre el territorio de Ragau.

6 Se unieron a él todos los habitantes de la región montañosa y los que vivían a lo largo
del Éufrates, del Tigris y del Hidaspes y en las planicies de Arioc, rey de los elimeos. Y
muchos pueblos se reunieron para combatir a los hijos de Jeleúd.

7 Entonces Nabucodonosor, rey de los asirios, envió mensajeros a todos los habitantes
de Persia y a todos los que residían en Occidente; a los de Cilicia y Damasco, del Líbano
y el Antilíbano, y a todos los que vivían en el litoral; 8 a las poblaciones del Carmelo y
Galaad; a la Galilea superior y a la gran llanura de Esdrelón, 9 así como también a todos
los que habitaban en la Samaría y sus ciudades; a los del otro lado del Jordán, hasta
Jerusalén, Betané, Jelús y Cades; y más allá del Torrente de Egipto, a Tafne y Ramsés,
lo mismo que a todo el territorio de Gesén, 10 hasta más arriba de Tanis y Menfis; y a
todos los habitantes de Egipto, hasta los confines de Etiopía.

11 Pero los habitantes de todas esas regiones, sin excepción, despreciaron el llamado
de Nabucodonosor, rey de los asirios, y no se aliaron con él para la guerra, porque no le
temían, sino que lo consideraban como un hombre falto de apoyo. Por eso despidieron
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despectivamente a sus emisarios con las manos vacías.

12 Nabucodonosor se enfureció contra todas aquellas regiones y juró por su trono y por
su reino vengarse de todo el territorio de Cilicia, la Damascena y Siria, y destruir con su
espada a todos los habitantes de Moab, a los amonitas y a toda la Judea, así como
también, a todos los habitantes de Egipto, hasta la región de los dos mares.

La victoria de Nabucodonosor sobre Arfaxad

13 El año decimoséptimo, Nabucodonosor atacó con su ejército al rey Arfaxad y,


después de derrotarlo, aniquiló todo su ejército, su caballería y sus carros de guerra.

14 Se apoderó de sus ciudades, avanzó hasta Ecbátana, expugnó sus torres, destruyó
sus plazas y convirtió su esplendor en ignominia.

15 Además, hizo prisionero a Arfaxad en las montañas de Ragau, lo acribilló con sus
jabalinas, y lo aniquiló para siempre.

16 Finalmente, regresó con sus tropas y con la enorme multitud de guerreros que lo
habían seguido, y todos se entregaron despreocupadamente a la buena vida durante
ciento veinte días.

JUDIT 2
La venganza de Nabucodonosor

1 El año decimoctavo, el día veintidós dós del primer mes, se notificó en el palacio de
Nabucodonosor, rey de los asirios, que él se vengaría de toda la tierra, como lo había
anunciado.

2 El rey convocó a todos sus oficiales y a todos sus funcionarios, se reunió en consejo
secreto con ellos y decretó él mismo el exterminio de toda la tierra.

3 Entonces, de común acuerdo, se decidió aniquilar a todos los que no habían


respondido al llamado del rey.

La misión de Holofernes

4 Una vez terminado el consejo, Nabucodonosor, rey de los asirios, llamó a Holofernes,
general en jefe de su ejército y segundo después de él, y le dijo:
5 "Así habla el gran rey, el señor de toda la tierra; Al salir de mi presencia, tomarás
contigo hombres de reconocido valor –unos ciento veinte mil soldados de infantería y un
contingente de doce mil caballos con sus jinetes– 6 y atacarás a todos los pueblos de
Occidente, porque se negaron a escuchar mi llamado.

7 Intímalos a que se sometan totalmente, porque en mi indignación voy a marchar


contra ellos; cubriré toda la superficie de la tierra con los pies de mis soldados y se la
entregaré al saqueo; 8 los heridos colmarán sus valles; los torrentes y los ríos
desbordarán, llenos de cadáveres, 9 y deportaré a sus cautivos hasta los confines de la
tierra.

10 Parte en seguida y ocupa para mí sus territorios. A los que se te sometan,


resérvamelos para el día de su castigo; 11 pero no perdones a los rebeldes; entrégalos
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a la matanza y al saqueo en todas partes.

12 Porque juro por mi vida y por el poder de mi reino que ejecutaré con mi propia mano
lo que acabo de decir.

13 No quebrantes ni una sola de las órdenes de tu señor, sino ejecútalas estrictamente


como te lo he mandado. ¡Cúmplelas sin tardanza!".

La organización del ejército de Holofernes

14 Apenas se alejó de la presencia de su señor, Holofernes convocó a todos los


generales, oficiales y capitanes del ejército asirio.

15 Reclutó para la campaña unos ciento veinte mil soldados escogidos y doce mil
arqueros de a caballo, como se lo había ordenado su señor, 16 y los dispuso en orden
de batalla.

17 Juntó, además, un gran número de camellos, asnos y mulos para el equipaje, así
como también innumerables ovejas, bueyes y cabras para el abastecimiento; 18 y cada
hombre recibió provisiones en abundancia y una gran cantidad de oro y plata del palacio
real.

La campaña victoriosa de Holofernes

19 Holofernes avanzó con todo su ejército, para preceder al rey Nabucodonosor y cubrir
toda la superficie de la tierra, hacia Occidente, con sus carros de guerra, sus jinetes y
sus soldados escogidos.

20 Lo seguía una multitud numerosa como las langostas y como los granos de arena de
la tierra; su número era incalculable.

21 Desde Nínive, avanzaron durante tres días en dirección a la llanura de Bectilet, y


acamparon en sus inmediaciones, al pie de la montaña que está a la izquierda de la
Cilicia superior.

22 Desde allí, Holofernes penetró en la región montañosa con todo su ejército de


soldados, jinetes y carros de guerra.

23 Luego se abrió camino a través de Fud y de Lud, y arrasó a todos los rasitas e
ismaelitas que estaban al borde del desierto, hacia el sur de Jeleón.

24 En seguida vadeó el Éufrates, atravesó la Mesopotamia y destruyó todas las plazas


fuertes en las riberas del torrente Abrona, hasta las costas del mar.

25 Después ocupó los territorios de la Cilicia, destrozó a cuantos le opusieron


resistencia y avanzó hasta los confines meridionales de Jafet, en las fronteras de Arabia.

26 Sitió a todos los madianitas, incendió sus campamentos y saqueó sus establos.

27 Descendió luego a la llanura de Damasco, en la época de la cosecha del trigo, e


incendió todos sus sembrados; exterminó ovejas y vacas, saqueó sus ciudades, arrasó
sus campos y pasó a todos sus jóvenes al filo de la espada.

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28 El pánico y el terror se apoderaron de todo el litoral; de los habitantes de Sidón y de
Tiro, de Sur y de Oquina, y de todos los habitantes de Iamnia. También los de Azoto y
Ascalón quedaron despavoridos ante él.

JUDIT 3
La rendición general ante Holofernes

1 Entonces le enviaron mensajeros con la siguiente propuesta de paz; 2 "Aquí estamos


los servidores del gran rey Nabucodonosor, rendidos ante ti; trátanos como mejor te
parezca.

3 Están a tu disposición nuestras posesiones, todo nuestro suelo, todos los campos de
trigo, nuestras ovejas y nuestras vacas, y también todos los corrales de nuestros
campamentos; puedes hacer con ellos lo que quieras.

4 Hasta nuestras mismas ciudades y sus habitantes están a tu servicio; ven y trátalas
como te parezca".

5 Aquellos hombres se presentaron ante Holofernes y le transmitieron su mensaje.

6 Él descendió con su ejército hacia la costa del mar, estableció guarniciones en las
plazas fuertes y reclutó en ellas hombres selectos como tropas auxiliares.

7 Ellos, y toda la región circunvecina, lo recibieron con guirnaldas y danzas corales al


son de los tambores.

8 Pero él devastó todo su territorio y taló sus bosques sagrados, porque había recibido
la orden de exterminar a todos los dioses del país, para hacer que todas las naciones
adoraran solamente a Nabucodonosor, y todas sus lenguas y tribus lo invocara como
dios.

9 Así llegó Holofernes frente a Esdrelón, en las inmediaciones de Dotaim, que está ante
las montañas de Judea.

10 Acampó entre Gueba y Escitópolis y permaneció allí un mes, a fin de reunir todos los
efectivos de su ejército.

PROVERBIOS 30,18-33
18 Hay tres cosas que me superan y cuatro que no comprendo:
19 el camino del águila en el cielo, el camino de la serpiente sobre la roca,
el camino de la nave en alta mar y el camino del hombre en una joven.

20 Esta es la conducta de la mujer adúltera: come, se limpia la boca y exclama: "¡No


hice nada malo!".

21 Por tres cosas tiembla la tierra y hay cuatro que no puede soportar:

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22 un esclavo que llega a rey, un tonto que se harta de pan,
23 una mujer odiada que encuentra marido y una esclava que hereda a su señora.

24 Hay cuatro seres, lo más pequeños de la tierra, que son sabios entre los sabios:
25 las hormigas, pueblo sin fuerza, que aseguran sus provisiones en verano;
26 los damanes, pueblo sin poder, que instalan sus casas en la roca;
27 las langostas, que no tienen rey, pero avanzan todas en escuadrones;
28 la lagartija, que puedes agarrar con la mano, pero habita en los palacios de los
reyes.

29 Hay tres cosas de paso majestuoso y cuatro que caminan con elegancia:
30 el león, el más fuerte entre los animales, que no retrocede ante nada;
31 el gallo vigoroso, o el chivo, y el rey al frente de su regimiento.

32 Si fuiste tan tonto que te exaltaste a ti mismo y luego reflexionaste, tápate bien la
boca,
33 porque apretando la leche se saca manteca, apretando la nariz se saca sangre y
apretando la ira se saca una disputa.

LUCAS 1,1-25

Capítulo 1

1 Muchos han tratado de relatar ordenadamente los acontecimientos que se cumplieron


entre nosotros, 2 tal como nos fueron transmitidos por aquellos que han sido desde el
comienzo testigos oculares y servidores de la Palabra. 3 Por eso, después de
informarme cuidadosamente de todo desde los orígenes, yo también he decidido escribir
para ti, excelentísimo Teófilo, un relato ordenado, 4 a fin de que conozcas bien la
solidez de las enseñanzas que has recibido.

5 En tiempos de Herodes, rey de Judea, había un sacerdote llamado Zacarías, de la


clase sacerdotal de Abías. Su mujer, llamada Isabel, era descendiente de Aarón. 6
Ambos eran justos a los ojos de Dios y seguían en forma irreprochable todos los
mandamientos y preceptos del Señor.

7 Pero no tenían hijos, porque Isabel era estéril; y los dos eran de edad avanzada.

8 Un día en que su clase estaba de turno y Zacarías ejercía la función sacerdotal delante
de Dios, 9 le tocó en suerte, según la costumbre litúrgica, entrar en el Santuario del
Señor para quemar el incienso.

10 Toda la asamblea del pueblo permanecía afuera, en oración, mientras se ofrecía el


incienso.

11 Entonces se le apareció el Angel del Señor, de pie, a la derecha del altar del incienso.

12 Al verlo, Zacarías quedó desconcertado y tuvo miedo.

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13 Pero el Angel le dijo: «No temas, Zacarías; tu súplica ha sido escuchada. Isabel, tu
esposa, te dará un hijo al que llamarás Juan.

14 El será para ti un motivo de gozo y de alegría, y muchos se alegrarán de su


nacimiento, 15 porque será grande a los ojos del Señor. No beberá vino ni bebida
alcohólica; estará lleno del Espíritu Santo desde el seno de su madre, 16 y hará que
muchos israelitas vuelvan al Señor, su Dios.

17 Precederá al Señor con el espíritu y el poder de Elías, para reconciliar a los padres
con sus hijos y atraer a los rebeldes a la sabiduría de los justos, preparando así al Señor
un Pueblo bien dispuesto».

18 Pero Zacarías dijo al Angel: «¿Cómo puedo estar seguro de esto? Porque yo soy
anciano y mi esposa es de edad avanzada».

19 El Angel le respondió: «Yo soy Gabriel, el que está delante de Dios, y he sido enviado
para hablarte y anunciarte esta buena noticia.

20 Te quedarás mudo, sin poder hablar hasta el día en que sucedan estas cosas, por no
haber creído en mis palabras, que se cumplirán a su debido tiempo».

21 Mientras tanto, el pueblo estaba esperando a Zacarías, extrañado de que


permaneciera tanto tiempo en el Santuario.

22 Cuando salió, no podía hablarles, y todos comprendieron que había tenido alguna
visión en el Santuario. El se expresaba por señas, porque había quedado mudo.

23 Al cumplirse el tiempo de su servicio en el Templo, regresó a su casa.

24 Poco después, su esposa Isabel concibió un hijo y permaneció oculta durante cinco
meses.

25 Ella pensaba: «Esto es lo que el Señor ha hecho por mí, cuando decidió librarme de
lo que me avergonzaba ante los hombres».

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