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Príncipe de Viana: Los Documentos de Alonso de Salazar Frías. Una Polémica Sobre La Brujería en España, 1610-1614

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Príncipe

Año lxxxi. urtea


278 - 2020
Septiembre-diciembre
Iraila-abendua

de Viana
separata
Los documentos de
Alonso de Salazar Frías.
Una polémica sobre
la brujería en España,
1610-1614
Gustav HENNINGSEN
Sumario / Aurkibidea
Príncipe de Viana
Año lxxxi  •  n.º 278  •  septiembre-diciembre de 2020
lxxxi. urtea  •  278. zk.  •  2020ko iraila-abendua

GUSTAV HENNINGSEN / MARISA REY-HENNINGSEN


Homenaje / Omenaldia
Ignacio Panizo (coord./koord.)
Vol. I. lib.
Preámbulo / Hitzaurrea
Rebeca Esnaola Bermejo 725

Presentación / Aurkezpena
Ignacio Panizo Santos729

TRAYECTORIA VITAL E INTELECTUAL DE GUSTAV HENNINGSEN


Y MARISA REY-HENNINGSEN /
GUSTAV HENNINGSENEN ETA MARISA REY-HENNINGSENEN
BIZITZA ETA IBILBIDE INTELEKTUALA
Autobiografía de Gustav Henningsen743

Autobibliografía de Gustav Henningsen 761

Bibliografía de Marisa Rey-Henningsen781

Transcribiendo a Gustav y Marisa


Candela M. Camiño López 789

Gustav Henningsen, un encendido asombro ante la realidad


Mikel Azurmendi Inchausti 811

El danés peligroso. Semblante humano de Gustav Henningsen.


Evocación a cuatro manos
Jean Pierre Dedieu, Gunnar W. Knutsen 837

«Un danés peligroso» en los fondos del Archivo Histórico Nacional


Jaime Contreras Contreras 849

Príncipe de Viana (PV), 278, septiembre-diciembre, 2020 721


ISSN: 0032-8472 │ ISSN-e: 2530-5824 │ ISSN-L: 0032-8472
Sumario / Aurkibidea
Gustav Henningsen: del antropólogo al historiador (pasando por archivero)
Juan Ignacio Pulido Serrano 869

Gustav Henningsen y Marisa Rey-Henningsen, folcloristas daneses en Galicia,


1965-1977 (entre magnetófonos y cuentos matriarcales)
José Manuel Pedrosa Bartolomé 889

Marisa Rey-Henningsen y el arte de la traducción de la literatura danesa


José Luis Garrosa Gude 931

OBRA DISPERSA DE GUSTAV HENNINGSEN /


GUSTAV HENNINGSENEN OBRA BARREIATUA

Los documentos de Alonso de Salazar Frías. Una polémica sobre la brujería


en España, 1610-1614
Gustav Henningsen 947

De la caza de brujas al culto de brujas


Gustav Henningsen 969

Archivos e historiografía de la Inquisición española


Gustav Henningsen 975

El síndrome de brujería infantil: el abuso infantil satánico contemporáneo


y los procesos por brujería infantil de antaño
Gustav Henningsen 999

La brujería y la Inquisición
Gustav Henningsen 1013

Enciclopedia de la brujería
Gustav Henningsen 1033

El vuelo de las brujas y los inquisidores españoles o cómo explicar lo imposible


Gustav Henningsen 1055

Currículums1077

Analytic Summary1079

Normas para la presentación de originales / Idazlanak aurkezteko arauak /


Rules for the submission of originals1085

722 Príncipe de Viana (PV), 278, iraila-abendua, 2020


ISSN: 0032-8472 │ ISSN-e: 2530-5824 │ ISSN-L: 0032-8472
Los documentos de Alonso de
Salazar Frías. Una polémica
sobre la brujería en España,
1610-1614
Alonso de Salazar Fríasen dokumentuak. Espainiako sorginkeriari buruzko
eztabaida bat, 1610-1614

The Papers of Alonso de Salazar Frías. A Spanish withcraft polemic 1610-1614

Gustav Henningsen

DOI: https://doi.org/10.35462/pv.278.12

Príncipe de Viana (PV), 278, septiembre-diciembre, 2020, 947-968 947


ISSN: 0032-8472 │ ISSN-e: 2530-5824 │ ISSN-L: 0032-8472
Gustav Henningsen /2

Publicamos la traducción del primer artículo de Gustav Henningsen sobre la brujería


de Zugarramurdi, que apareció en la revista finlandesa Temenos*, de restringida difu-
sión en nuestro país, en 1969. Ese mismo año, Caro Baroja daba a conocer la misma
documentación a través de nuestra revista Príncipe de Viana. Mientras Henningsen pre-
sentaba el acervo documental por orden cronológico, Caro Baroja lo hacía por orden
topográfico (orden secuencial de los documentos). Ambos artículos se complementan.
[P. de V.].

Gustav Henningsenek Zugarramurdiko sorginei buruz idatzitako lehen artikuluaren


itzulpena argitaratzen dugu. 1969an argitaratu zen gure herrialdean oso gutxi zabaldu-
tako hedabide batean, Finlandiako Temenos* aldizkarian, hain zuen ere. Urte horretan
berean, Caro Barojak dokumentazio bera ezagutarazi zuen gure Príncipe de Viana al-
dizkariaren bidez. Henningsenek dokumentu-ondarea hurrenkera kronologikoan aur-
keztu zuen, eta Caro Barojak, aldiz, ordena topografikoan (dokumentuen hurrenkera
sekuentziala). Bi artikuluak elkarren osagarri dira. [P. de V.].

We publish here a translation of Gustav Henningsen’s first article on witchcraft in


Zugarramurdi, which appeared in 1969 in the Finnish journal Temenos*, of limit-
ed availability in Spain. That same year, Caro Baroja made the same documentation
known through Príncipe de Viana. While Henningsen presented the documentary col-
lection in chronological order, Caro Baroja did so in shelf list order (sequential order of
the documents). The two articles complement each other. [P. de V.].

* Ver la referencia detallada de este artículo en la Autobibliografía de Gustav Henningsen, publicada en este
Homenaje, n.º 29.
Ikus artikulu horren erreferentzia zehatza Gustav Henningsenen Autobibliografían (29. zenbakia), zeina ome-
naldi honetan argitaratu baita.
See detailed reference of this article in the Autobibliography of Gustav Henningsen, published in this tribute,
No. 29.

948 Príncipe de Viana (PV), 278, iraila-abendua, 2020, 947-968


ISSN: 0032-8472 │ ISSN-e: 2530-5824 │ ISSN-L: 0032-8472
3/ Los documentos de Alonso de Salazar Frías

LISTA DE FUENTES. PIERRE DE LANCRE Y LOS BRUJOS VASCOS. ACONTECIMIENTOS POR


ORDEN CRONOLÓGICO. MEMORIALES DE SALAZAR. ALGUNAS IMPLICACIONES.

Uno de los episodios fundamentales de la historia de la creencia en las brujas en


Europa Occidental es la concienzuda investigación sobre brujería que llevó a cabo el
inquisidor español Alonso de Salazar Frías en las provincias vascas en 1611-12. En
los últimos años, varios historiadores han mencionado la influencia de este hombre
en el fin temprano de la persecución a las brujas en España 1. Pero todos ellos basan
sus referencias en History of the Inquisition of Spain, de Henry Charles Lea, que sigue
siendo la obra más importante sobre la Inquisición española. Lea explica brevemente
lo que denomina el «punto de inflexión en la historia de la brujería española» 2. Todo
esto comenzó con el gran proceso de la Inquisición de Logroño contra treinta y un bru-
jos, once de los cuales fueron quemados 3. A este acontecimiento le siguió la visita de
Salazar a la zona «infestada» con un edicto de gracia para todos los miembros de la
secta de brujería que confesasen voluntariamente. El caso terminó cuando el inquisidor
general, habiendo visto en los memoriales de Salazar lo poco sustanciadas que estaban

1 Witchcraft, de Charles Williams (Londres, 1941) está dedicado «a la memoria inmortal de Alonso Salazar
de Frías» y se analizan sus esfuerzos en las páginas 250-253, 262 (en la ed. de 1960). También se menciona
Salazar en: R. Trevor Davies, Magic and Witchcraft in Post-Medieval Spain (The Rationalist Annual 1948,
pp. 57-66); Geoffrey Parrinder, Witchcraft (Bristol, 1958) pp. 24-25, 99; Rossel Hope Robbins, The Encyclo-
pedia of Witchcraft and Demonology (Londres, 1959) pp. 427-429; Julio Caro Baroja, Las Brujas y su mundo
(Madrid, 1961, versión en inglés, The World of the Witches (1964), versión en alemán, Die Hexen und ihre
Welt, con un capítulo suplementario de W. E. Peuckert (1967) capítulos 13-14; Kurt Baschwitz, Hexen und
Hexenprozesse (Múnich, 1963) pp. 113-114, 215-220, 353.
2 Henry Charles Lea, A History of the Inquisition of Spain (Nueva York, 1906-07) Vol. IV, pp. 225-237.
3 Veinte se reconciliaron, pero ocho de ellos habían muerto durante el proceso. Quemaron a once, pero solo seis
de ellos estaban vivos; al resto los quemaron en efigie junto con sus restos en ataúdes.

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Gustav Henningsen /4

las acusaciones, envió al Tribunal instrucciones para que procediese con el máximo es-
cepticismo en el futuro. Aunque todavía no pudo abolirse oficialmente la creencia en la
brujería, la consecuencia de estas instrucciones fue que en España dejaron de quemarse
brujas unos cien años antes que en el resto de Europa.

Cuando Lea escribió su gran obra, el archivo del Consejo de la Inquisición española
todavía se encontraba en el castillo de Simancas. Sin embargo, entre 1908 y 1915 se
trasladó al Archivo Histórico Nacional de Madrid, al cual se incorporó con nuevas
signaturas. En mi opinión, ese es el motivo por el que nadie ha encontrado los do-
cumentos de Salazar y ha podido someterlos a un análisis más detallado. Incluso el
estudioso español más importante dedicado a la historia de la brujería, Julio Caro
Baroja, utiliza en su obra Las brujas y su mundo 4 las referencias a los documentos de
Salazar de acuerdo con las indicaciones desfasadas de Lea, procedentes de Simancas.
Dado que consagra varios capítulos a los brujos vascos y se refiere de forma detallada
al memorial quinto de Salazar usando una copia que se encontraba en la Biblioteca
Nacional (MS 2031), está claro que no sabe que los demás manuscritos se encuentran
ahora en Madrid 5.

Mientras me dedicaba a estudiar los procesos por brujería de la Inquisición de Ga-


licia en el Archivo Histórico Nacional durante la primavera de 1967, pasé un par de
meses familiarizándome con la estructura original y la historia del archivo del Consejo
de la Inquisición, cuestiones a las que se les ha prestado relativamente poca atención.
Aunque averigüé cómo «traducir» las referencias de Lea procedentes de Simancas a las
signaturas del nuevo catálogo, no conseguí aclarar su extraña referencia a los manuscri-
tos de Salazar. No conseguí llegar al fondo del asunto hasta que, durante una estancia
en Galicia, tuve la oportunidad de familiarizarme a conciencia con la gran obra de Lea y
con su método de notación. Cuando volví a Madrid, fui directo al Archivo para pedir el
legajo partiendo de los datos que entonces creía que eran los correctos y, poco después,
tenía ante mí los documentos de Salazar.

Cuando vi todo el contenido del legajo, me di cuenta de que Lea solo había usado
una parte limitada del material al que hacía referencia y que aún quedaba mucho más
por presentar. Entre otras cosas, ahí estaba uno de los ocho tomos originales de los
registros de la visita de Salazar, que se creía que se habían perdido cuando se destruyó
el archivo del Tribunal de Logroño durante el período napoleónico. Todo lo que se
conserva hoy en día sobre la Inquisición de Logroño viene del Consejo de la Supre-
ma y General Inquisición –denominada de aquí en adelante normalmente como «la
Suprema»–, cuyo archivo, como se ha mencionado más arriba, se encuentra ahora en
Madrid.

4 Madrid, 1961. Traducción al inglés de 1964, The World of the Witches, capítulos 13-14.
5 Julio Caro Baroja, en una publicación reciente, El Señor Inquisidor (Madrid, 1968), p. 41, afirma que los
documentos de Salazar siguen en el Archivo de Simancas. Véase la nota 9, más abajo.

950 Príncipe de Viana (PV), 278, iraila-abendua, 2020, 947-968


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5/ Los documentos de Alonso de Salazar Frías

LISTA DE FUENTES

Como la Suprema enseguida estandarizó y supervisó las actividades de los tribunales


del Santo Oficio y gracias a una estructura burocrática bien desarrollada, disponemos
de mucho material sobre la Inquisición de Logroño. Lo más importante de este período
son las siguientes colecciones y series de manuscritos.

1. Una carpeta con cartas e informes relativos principalmente a los brujos. Son docu-
mentos enviados de los comisarios de distrito al Tribunal y del Tribunal a la Suprema,
todos con fecha de 1609-1623 6.

2. Un tomo con actas de la visita de ochenta revocantes (personas que se retractaron


de sus confesiones). En el caso de cada una de las ochenta personas –de ambos sexos
y de 9 a 95 años– en el acta figura la confesión original de brujería, hecha ante uno de
los funcionarios de la Inquisición y, después, la posterior retractación ante Salazar, con
una explicación de los motivos y circunstancias que llevaron al falso testimonio. La
foliación original del tomo es 1-627 y lleva la designación original «F». Parece, según
el memorial segundo de Salazar, que los 5000 folios de registros de su viaje de visitas
estaban encuadernados en ocho tomos con las designaciones «A» - «H». Los otros siete
tomos se han perdido, pero se conserva una única acta del tomo «E», que fue el último
tomo de las actas de visita de los reconciliados (personas que, tras confesar su arrepenti-
miento, se reconciliaron con la fe); se trata del acta de María de Ulibarri, la número 289
de los 290 brujos reconciliados mediante el edicto de gracia. Ahora se encuentra en la
carpeta anteriormente mencionada, pero su foliación original, 671-684, indica que se
arrancó de un tomo de extensión similar al tomo «F».

3. Una serie de tomos con cartas e informes originales del Tribunal a la Suprema. El
tomo 11 tiene especial interés, porque cubre el período 1610-1613. Contiene, por ejem-
plo, el memorial primero de Salazar a partir de su visita.

4. Una serie de tomos con relaciones de causas (relaciones anuales de casos finaliza-
dos en el tribunal con resúmenes detallados de su contenido), así como informes de los
autos de fe que se habían celebrado.

5. Una serie de tomos con copias de todas las cartas de la Suprema a los Tribunales
de Aragón y Navarra. El distrito siguió denominándose Navarra incluso después de que
la sede permanente del Tribunal se trasladara a Logroño en 1570.

6. Por último, están los documentos originales de la inspección que hizo la Suprema
al Tribunal en 1619-20, en la que se reconvino a todos los empleados. Sirven sobre todo
para ilustrar la personalidad de Salazar. También hay un manuscrito del año 1622 en el
que el propio Salazar hace un breve relato de su vida.

6 La designación de Lea es «Simancas, Inquisición de Logroño, legajo 1, Procesos de fe, numero 8».

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Gustav Henningsen /6

PIERRE DE LANCRE Y LOS BRUJOS VASCOS

La investigación de Salazar es particularmente interesante porque se produce casi a


la vez que la caza de brujas llevada a cabo por el juez francés Pierre de Lancre al otro
lado de los Pirineos, en la zona vascoparlante Pays de Labourd. La investigación de de
Lancre se materializó en todo lo contrario que la de Salazar: en la quema masiva de bru-
jos, de la que el mismo de Lancre se vanaglorió después en sus escritos demonológicos.
Hace mucho tiempo que se vio que existía una relación entre el estallido de la caza de
brujas a ambos lados de la frontera.

En 1608, Pays de Labourd autorizó a los señores de los castillos de Amou y Urtubie
que solicitasen a Enrique IV de Francia que enviase jueces para aliviar la plaga de brujos
de la zona; el Parlamento de Burdeos nombró a de Lancre y Espaignet el 10 de diciem-
bre de 1608 y el 4 de febrero de 1609. La encomienda a los jueces era válida hasta el
10 de noviembre de 1609, pero Espaignet la dejó el 5 de junio de 1609, cuando empezó
a dedicarse a otros asuntos. El centro de operaciones de Lancre era el castillo de Saint
Pée-sur-Nivelle, a pocos kilómetros de la frontera con España. En las fuentes españolas
se esclarece cómo esa caza de brujas cruzó la frontera y condujo al famoso proceso de
Logroño de 1610.

ACONTECIMIENTOS POR ORDEN CRONOLÓGICO

El siguiente resumen, que es una mera selección de las fuentes españolas, ilustra el
desarrollo básico de los acontecimientos.

1608

Diciembre. María de Ximildegui se ha visto envuelta en las cazas de brujas de Ci-


boure, un pueblo del cantón de San Juan de Luz. Visita a su familia en Zugarramurdi,
localidad de la frontera española en la que vivía antes. Allí acusa a María de Jureteguía,
de veinte años, de ser una bruja; asegura haberla visto en un aquelarre y se gana a los
habitantes del pueblo.

7 de diciembre. El Santo Oficio pone en marcha una investigación preliminar sobre


el caso de brujería de Zugarramurdi.

1609

12 de enero. El Tribunal de Logroño recibe un informe del comisario del distrito


de Urdax, pueblo cercano a Zugarramurdi, en el que se denuncia la existencia de una
compleja red de brujas en Zugarramurdi.

13 de febrero. Los inquisidores Becerra y Valle informan a la Suprema de que han


arrestado a María de Jureteguía y a otros tres brujos de Zugarramurdi. Otras seis per-
sonas se han presentado por voluntad propia ante el Tribunal de Logroño.

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7/ Los documentos de Alonso de Salazar Frías

11 de marzo. La Suprema devuelve los registros de los cuatro procesos por brujería
–que se le habían enviado para que los examinase– y adjunta una lista de catorce pre-
guntas con las que el Tribunal tenía que contrainterrogar a las personas acusadas de
brujería. El objetivo de varias de las preguntas es determinar si las experiencias de los
brujos eran sueños o realidad. Si fueran reales, se ordena al Tribunal que obtenga prue-
bas concretas de ello, como:

  1.ª pregunta. Durante el aquelarre o al desplazarse a él, ¿oyeron los brujos relojes,
campanas, perros o gallos de los pueblos y los caseríos vecinos?
 3.ª pregunta. ¿Repararon en su ausencia las personas que dormían en la misma
estancia que ellos? Si no, ¿cómo consiguieron ocultar su ausencia?
  6.ª pregunta. ¿Cuánto tiempo tardaron en llegar de su casa a esas reuniones y qué
distancia debían recorrer? ¿Se encontraron con alguien al ir y al volver? En el
aquelarre, ¿vieron pasar a viajeros, pastores u otras personas?
  9.ª pregunta. ¿Necesitaron ungirse con un ungüento para volar para ir al aquela-
rre?
10.ª pregunta. ¿Hablaban entre ellos cuando no estaban en el aquelarre y comenta-
ban lo que había pasado en él?
12.ª pregunta. ¿Estaban convencidos de que habían participado físicamente en el
aquelarre o el ungüento les había hecho quedarse dormidos, de manera que
todas esas cosas estaban grabadas en su imaginación o fantasía?

22 de mayo. Los dos inquisidores informan a la Suprema de que han encarcelado a


otros seis brujos.

Junio. Alonso de Salazar Frías asume su cargo como tercer inquisidor, el más joven,
en el Tribunal. Tiene 45 años y una brillante carrera como jurista y diplomático de la
Iglesia española en la Corte papal de Roma.

24 de julio. El Tribunal envía al inquisidor Valle a visitar la zona con la plaga de


brujas y la Suprema le insta a obtener pruebas concretas de las supuestas fechorías de
las brujas.

19 de agosto. Valle escribe al Tribunal para decir que ha llegado al monasterio de


Urdax, donde se inicia la visita.

17 de diciembre. Valle vuelve de su visita. Informa a la Suprema de que ha tenido mu-


chos gastos porque se vio obligado a viajar con una gran cantidad de niños embrujados,
ya que los niños (después de señalar a las personas que los habían embrujado y llevado
al aquelarre) tenían miedo de la venganza de los brujos.

1610

Sin fecha. El fiscal del Tribunal, el doctor San Vicente, proporciona a la Suprema una
justificación detallada para proceder sin miramientos contra los brujos en el proceso
judicial. Uno de sus argumentos es que «este año» se ha quemado a muchos brujos

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Gustav Henningsen /8

en Francia, entre ellos a dos curas (el dato de los dos curas nos lleva a suponer que es
una referencia a los procesos de de Lancre en 1609). En Francia vigilan con avidez lo
que hagan los españoles con sus brujos. Si se muestra demasiada indulgencia, continúa
Vicente, no solo se le perderá el respeto a España, sino que todos los brujos franceses
cuyas vidas estén en peligro huirán cruzando la frontera para estar más seguros.

12 de enero. El párroco de Vera, en una carta al Tribunal, cuenta sus exhortaciones


contra la brujería desde el púlpito y envía pruebas contra cuatro brujos; recomienda
que el Tribunal los detenga lo antes posible, porque la población local está a punto de
lincharlos. Los testigos contra los cuatro brujos son niños de entre seis y doce años.

25 de enero. La Suprema, por recomendación del Tribunal, no autoriza a usar el


edicto de gracia hasta que se haya celebrado el auto de fe.

Marzo. El párroco de Vera es nombrado comisario de la Inquisición e intensifica su


caza de brujas. Su parroquia está llena de niños embrujados. Los exorciza y les da re-
liquias sagradas para evitar que los brujos se los lleven al aquelarre mientras duermen.

8 de junio. Cuando el Tribunal vota en el proceso de la principal bruja de Zugarra-


murdi, Salazar se opone a sus dos colegas y a los otros siete miembros del jurado (los
llamados «consultores»). Dado que, en su opinión, no existen pruebas suficientes para
condenarla a muerte, vota que la interroguen bajo tortura.

10 de julio. Los inquisidores presentan el informe de la visita de Valle, con pruebas


contra 280 brujos, así como contra gran cantidad de chicos que han participado en el
aquelarre de los brujos, pero sin llegar a abjurar de la sagrada fe católica. Ya se han
llevado a cabo 31 procesos. Como se trata de «material nuevo», los inquisidores han
actuado despacio, pero ahora parecen haberse sentado los cimientos para que los si-
guientes procesos se lleven a cabo con rapidez.

3 de agosto. La Suprema presenta una consulta a Felipe III relativa a la secta de bruje-


ría en el distrito de Logroño. Se resuelve que se manden cartas a los obispos de Burgos,
Pamplona, Tarazona y Calahorra en las que se les ordena que envíen curas para instruir
al pueblo y exhortarlo contra los brujos.

5 de septiembre. El Rey escribe al obispo de Burgos para que envíe predicadores


contra los brujos en su diócesis 7.

4 de octubre. El comisario de Urdax afirma que «Ha llegado el mal a tanto que ya
no hacemos caso de que haya brujos (aunque se descubre multitud de ellos) como se
abstengan de embrujar y inficionar a otros». Los padres de los niños embrujados están
desesperados porque se les prohíbe actuar contra los brujos y, de no ser por el comisa-

7 Casualmente, el manuscrito no se encuentra en el Archivo Histórico Nacional, sino en el archivo de la Biblio-


teca de la Real Academia de la Historia.

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9/ Los documentos de Alonso de Salazar Frías

rio, ya habrían asesinado a varios brujos. En un pueblo vecino de Francia, la población


ha quemado a una bruja.

7-8 de noviembre. Se celebra en Logroño un acto de fe con 52 herejes. De los 31 bru-


jos, 11 fueron quemados y el resto recibieron sentencias menos duras, como la recon-
ciliación y el encarcelamiento. Sin embargo, 13 de los brujos habían muerto durante el
proceso y estuvieron presentes en el auto de fe en efigie.

13 de noviembre. Los inquisidores escribieron a la Suprema que el auto de fe había


sido un gran éxito y que grandes multitudes de personas en los alrededores habían acu-
dido en masa para verlo. Desde Francia llegaron varias personas de alto rango, entre
ellas un tal «Monsieur de Gorgos», rico noble y consejero del Parlamento de París, a
quien la Reina le había confiado la persecución de los judíos portugueses y de los moros
en la región de Basses Pyrénées. Siguiendo las órdenes de la Reina, acudió al acto de fe
disfrazado para ver cómo se castigaba a los brujos. Lo acompañó el comisario de Vera y
después expresó su admiración por la clemencia que había mostrado el Tribunal. Pidió
a los inquisidores copias de las sentencias, pero no pudieron dárselas. Sin embargo, se
observó que sus sirvientes se pasaron todo el auto de fe de pie y anotando las sentencias
conforme se leían en voz alta.

1611

10 de enero. El comisario de Vera informa de que circulan rumores por toda la zona
sobre la muerte de Joanes de Aguirre en la prisión secreta del Tribunal, y de que su viu-
da va por ahí diciendo que su marido ha muerto víctima de falso testimonio.

12 de enero. El comisario de Vera notifica que ha estado en Echalar para recabar


información sobre un aquelarre que los brujos celebraron en Pamplona en Noche-
buena y que ha recibido amenazas del párroco de Echalar, que le dijo que no podía
creer que existiese tanta maldad y que los funcionarios de la Inquisición se verían en
problemas y tendrían que responder por sus acciones. El cura se había negado a dar
la absolución a una mujer del pueblo porque la mujer convenció a su sobrina para
que confesase ser una bruja. Termina diciendo que el juez francés volvió a París varios
días antes.

17 de enero. Desde Bilbao, el jesuita Hernando Solarte escribe a su superior en Va-


lladolid contándole su viaje a Las Cinco Villas: Lesaca, Vera, Echalar, Aranaz y Yanci.
En Lesaca, que tiene 300 habitantes, se ha acusado de brujería a 200 de ellos. Había
órdenes de los inquisidores para que los sospechosos no pudieran ser escuchados en
confesión, pero, como buen jesuita, Solarte interpretó que la prohibición se refería a la
absolución, no a la mera confesión, así que habló con varios brujos. Uno de ellos era
el sobrino del comisario de Vera, de dieciséis años, que como muchos otros había sido
acusado de encantar a los «niños embrujados»; esos niños declararon haberlo visto en
un aquelarre. Cuando Solartes le preguntó por qué no confesaba, el mozo respondió:
«Padre, todos los que dicen que son brujos son chicos que antes no tenían ni para co-
mer y, ahora que les dan comida y bebida hasta hartarse, dicen cualquier cosa que les

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Gustav Henningsen / 10

pidan quienes los interrogan. A otros los asustan poniéndoles al lado calderas con agua
hirviendo y los hacen mentir». Una chica ya crecida le confió a Solarte que, después de
que alguien hubiese declarado haberla visto en un aquelarre, su familia la hostigó para
que se entregara y, cuando ella negó su culpabilidad, su padre le puso un cuchillo en el
pecho y le ordenó que mintiera, mientras le explicaba que, si confesaba ser una bruja,
quedaría libre; no se la llevarían a Logroño ni la castigarían de ningún otra forma (me-
diante confiscación de la propiedad). Después podría confesarse con un cura y decirle
que había mentido y terminar el asunto.

8 de febrero. Los inquisidores informan a la Suprema de que más brujos han acudi-
do al Tribunal para confesar y reconciliarse mediante el edicto de gracia, que ya se ha
publicado.

25 de febrero. El Inquisidor General escribe a Antonio Venegas de Figueroa, obispo


de Pamplona, para conocer su opinión sobre la mejor forma de resolver la secta de
brujería.

4 de marzo. El obispo responde al Inquisidor General que él visitó la zona rural de la


frontera plagada de brujos «antes del invierno» (en el otoño de 1610) y que está termi-
nando un informe sobre esa visita basándose en su propia investigación y en otras, pero
que aún le falta algo de información de Francia. No obstante, quiere asegurarle ya al
Inquisidor General que el mal no es tan extremo como podría parecer, porque la mayor
parte es ficción, ilusión y calumnias; porque «¿cómo puede ser –con tal cantidad de
sospechosos y culpables [...] y no por [haber sido brujos solo] durante uno o dos años,
sino durante muchos años– que no se haya sabido nada de ello hasta que comenzó en
Francia y que tampoco haya existido ni la más mínima sospecha de este tipo de cosas
en estos lugares?».

26 de marzo. La Suprema envía siete páginas de instrucciones al inquisidor al que


le toca hacer la visita, lo autorizan a administrar el edicto de gracia y le instan a que
investigue concienzudamente qué puede haber de real en los aquelarres de los que se
ha informado.

1 de abril. El obispo envía el informe que le había prometido al Inquisidor General.


En una carta introductoria, critica a los comisarios de la Inquisición en Vera y Lesaca,
«quienes, le puedo asegurar a Su Excelencia, no son en absoluto inteligentes ni scientes
(como prescribían los estatutos de la Inquisición); porque, como son párrocos, los co-
nozco y conozco sus talentos y sería procedente ordenarles que se abstengan de inmis-
cuirse en estos asuntos». Para llegar a la verdad de toda esta cuestión, continúa el obis-
po, sería ventajoso que no fueran los inquisidores de Logroño quienes la gestionasen,
o, en todo caso, no los dos más mayores, porque «el mayor», Becerra, cree firmemente
todo el asunto y el otro, Valle, fue quien puso todo en marcha [así que su prestigio está
en juego]. Sobre las personas de la zona, escribe: «le garantizo a Su Excelencia que son
personas absolutamente respetables, cristianas y devotas, y es una absoluta lástima que
el mundo vea a esta gente honesta, cristianos de toda la vida, sujetos a esta difamación
con tan poca base».

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11 / Los documentos de Alonso de Salazar Frías

En el informe de 17 páginas, que (según el encabezamiento) se empezó en junio de


1610, se expone claramente el desarrollo de los acontecimientos a ambos lados de la
frontera:

1. El señor de Urtubie, un noble francés cuyas tierras se encuentran en el reino de


Francia a dos leguas de Las Cinco Villas, detuvo él mismo a algunas viejas y, mientras es-
taban presas, le sacó a una de ellas una historia de los brujos del pueblo de Urnia [Urrug-
ne], donde reside el señor de Urtubie. Lo que contó la mujer se presentó al parlamento de
París y ese parlamento envió a un juez a ese pueblo de Urnia y al distrito de Laborlt [Pays
de Labourd] para que investigara y condenara a los integrantes de la secta de brujería.
Y como las personas mencionadas en esa historia –tanto religiosas como seglares– eran
enemigas y adversarias del señor de Urtubie en Urnia y Laborlt –y parecía que el juez
encargado de los procesos por brujería las estaba condenando sin sustanciar los casos
conforme a la ley–, el caso llamo la atención del Parlamento, que suspendió el encargo a
ese juez y dio orden de que el asunto se dejase estar y de que el juez regresase a casa.
Sucedió que la primera mujer mayor cuya historia se había tenido en cuenta y las otras
dos que luego confirmaron esa historia fueron condenadas a muerte y, en su última con-
fesión declararon que se trataba de afirmaciones falsas que habían hecho a instancias
del señor de Urtubie; suplicaron al juez y al señor de Urtubie que rompiesen su declara-
ción y considerasen su contenido falso e inválido, y declararon que, a no ser que lo hicie-
ran, sus almas estarían condenadas por levantar falso testimonio contra esas personas.
Y resultó que como ayudante e instructor del mencionado [señor] de Urtubie se
encontraba inmerso en estos asuntos el licenciado Hualde, párroco de Vera y actual-
mente comisario del Santo Oficio, porque –como los dos son franceses y el [señor] de
Urtubie había presentado a Hualde a la parroquia de Vera– son amigos íntimos. Y en
esa época el párroco siempre acompañaba al juez y al señor de Urtubie a los lugares
mencionados. Debido a ello, el párroco y el señor de Urtubie siempre han sido y siguen
siendo enemigos acérrimos de la mayor parte de los residentes de la localidad de Vera,
porque en la localidad se oponían a ese párroco, aduciendo que era francés y que no
era recomendable que hubiera un párroco francés en Vera –la primera localidad en
la frontera con los Pirineos y Francia– ni tampoco en ningún pueblo similar a tan poca
distancia de la frontera francesa, por miedo a los numerosos incidentes que podían
producirse más adelante, que harían un mal servicio a Su Majestad.

2. Al mismo tiempo, se descubrió en Zugarramurdi a varias personas pertene-


cientes a esta secta malvada [...] y cuando el licenciado Valle, inquisidor de Logroño,
visitó la zona, detuvo a varias de ellas, que fueron castigadas en el último auto de fe
celebrado en Logroño.

3. Aunque el mismo licenciado Valle visitó Las Cinco Villas y otros lugares en per-
sona, no parecía que hubiera encontrado en dichos lugares a ninguna persona con-
taminada por esta secta malvada y, a pesar de la gran cantidad de gente mayor que
había en estas localidades, ninguno de ellos sabía qué era ser brujo ni nada que
recordase a este malvado arte, ni tampoco qué era un aquelarre. Es una palabra
vasca (akelarre; de akerr, «macho cabrío», y larre, «pradera») para designar el lugar
de reunión de las brujas, palabra que se ha tomado prestada en castellano.

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Gustav Henningsen / 12

El largo informe del obispo continúa con una descripción de cómo comenzó el
asunto cuando se nombró comisarios al párroco de Vera y al párroco de Lesaca y
su capellán y empezaron a lanzar sermones contra la brujería desde sus respectivos
púlpitos, afirmando que sabían muy bien quiénes eran los brujos y que, aunque no
lo revelarían, ese mal afectaba a tres cuartos de la población. En sus sermones hacían
descripciones muy vívidas de las terribles fechorías de esta secta secreta, que por su-
puesto conocían bien por los procesos de brujería de Francia. Poco después, toda la
zona estaba en ebullición.

A esto le siguen una larga serie de detalles sobre maltrato y violencia contra personas
inocentes. Por último, como apéndice, el obispo incluye un informe que acaba de recibir
del jesuita Solarte después de haber terminado su propio informe.

17 de mayo. Los inquisidores envían una protesta al virrey de Navarra, porque sus
jueces del Consejo Real de Navarra han enviado a sus comisarios a la zona infestada
de brujería para recabar pruebas contra los jueces locales y otros, quienes han ejercido
violencia sobre los acusados de brujería.

22 de mayo. Salazar parte para iniciar su visita de ocho meses con el edicto de gracia
para los brujos que se arrepientan. El Tribunal le ha proporcionado dos monjes para
que actúen como intérpretes de euskera, fray Domingo de Sardo y fray José de Elizon-
do, ambos predicadores activos y cazadores de brujas.

29 de mayo. Se hace público el edicto de gracia.

28 de junio. La Suprema, al parecer a instancias del informe del obispo –aunque


siguiendo la costumbre inquisitorial de no dar a conocer al Tribunal esta nueva fuente
de información– ordena al Tribunal que no obstaculice las actividades de los jueces
del Consejo Real de Navarra y, cosa bastante insólita en la historia de la Inquisición,
que los brujos tengan libertad para retractarse de sus confesiones y de sus testimonios
contra otras personas.

23 de julio. La Suprema ordena al Tribunal que no encarcele a ningún otro brujo


mientras Salazar está de camino con el edicto de gracia. Deben informar a las personas
encarceladas sobre el edicto de gracia y ponerlas en libertad.

12 de septiembre. La Suprema escribe directamente a Salazar sobre la visita y le agra-


dece el buen trabajo que está haciendo.

12 de septiembre. La Suprema escribe al Tribunal para informar de que el Inquisidor


General ha concedido una prórroga de cuatro meses del edicto de gracia a los brujos.

1612

10 de enero. Salazar vuelve a casa tras su visita y se encierra de inmediato con sus
documentos, sin dejar que sus dos colegas de más edad los vean.

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13 / Los documentos de Alonso de Salazar Frías

24 de marzo. Salazar envía a la Suprema los memoriales de su visita inmediatamente


después de leerlos en voz alta en presencia de sus dos colegas. Entre esos documentos se
encuentran sus memoriales primero y segundo sobre los brujos.

28 de mayo. Los inquisidores Becerra y Valle solicitan a la Suprema que posponga la


lectura de los memoriales de Salazar hasta que ellos hayan tenido tiempo para exponer
su propia opinión, basada en los borradores de los memoriales de Salazar y en la enor-
me pila de documentos de la visita, que deben tener tiempo para leer.

1613

2 de junio. El comisario de Lesaca informa de que todo está tranquilo y de que la


gente duerme (antes tenían miedo de quedarse dormidos por si las brujas venían y se
los llevaban al aquelarre).

3 de octubre. Salazar envía a la Suprema su tercer informe sobre los brujos después
de que sus dos colegas le hayan leído a él el informe que ellos han realizado, en el que
revelan que, tras trabajar en los documentos de Salazar durante año y medio, han llega-
do a la conclusión de que se trata de una autodefensa pertinaz porque su voz es la única
negativa en la votación del 8 de junio de 1610.

24 de octubre. La Suprema escribe a Salazar para decirle que han visto su informe y
le aconsejan que se familiarice a fondo con el de sus colegas y que les remita cualquier
otro comentario que se le ocurra.

9 de noviembre. La Suprema concede a Salazar un permiso de tres meses que había


solicitado para asistir a su canonjía en Jaén, pero le insta a esperar a que llegue al Tri-
bunal el nuevo inquisidor, Laso de Vega.

1614

7 de enero. Desde Jaén, Salazar envía a la Suprema su memorial cuarto.

2 de marzo. La Suprema informa por escrito a Salazar de que está a punto de exami-
nar los documentos sobre las brujas que han enviado él y sus colegas y se requiere su
presencia con urgencia. (Su presencia en el Consejo de la Inquisición iba a durar cinco
meses. Durante este período, Salazar escribió sus memoriales quinto, sexto y séptimo
sobre las brujas.)

15 de marzo. La Suprema escribe al Tribunal y solicita los documentos originales de


las visitas de Valle y Salazar, así como los registros de los 84 procesos que se han cele-
brado en el Tribunal y otros documentos relativos a los brujos.

15 de marzo. El Inquisidor General pide que el Tribunal le envíe dos brujos para que
la Suprema pueda examinarlos.

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17 de abril. La Suprema informa al Tribunal de que ha recibido todos los documen-


tos y también al brujo Joanes de Goizueta, que está retenido.

19 de abril. La Suprema pide al Tribunal que envíe un archivo con cartas y también
el registro del proceso del brujo Joanes, que no se ha recibido.

11 de julio. La Suprema informa al Tribunal de que el brujo Joanes ha sido enviado


de vuelta al Tribunal y, por tanto, se devuelve su registro.

11 de agosto. La Suprema notifica al Tribunal que Salazar ha terminado su labor en


el Consejo de la Inquisición y que está de camino a Logroño.

29 de agosto. La Suprema envía al Tribunal las nuevas instrucciones para casos de


brujería que se han adoptado basándose en los documentos de Salazar. Las instruccio-
nes constan de 32 artículos, seguidos de un comentario en el que se dice que todos los
documentos relativos a la cuestión se devuelven al Tribunal por la presente.

Durante los años siguientes, hasta finales de la década de 1620, podemos seguir los
esfuerzos de Salazar y de los nuevos inquisidores para que los jueces locales seglares
sigan respetando el antiguo monopolio de la Inquisición sobre los casos de brujería, una
vez que a la gente le ha quedado claro que los brujos ya no reciben el castigo que mere-
cen. Hay informes interesantes de 1617 y 1623 en los que Salazar da información sobre
quemas seglares de brujas. Pero no voy a incluirlos aquí, porque tienen que ver con el
contexto de las consecuencias de las nuevas instrucciones. Considero que lo explicado
más arriba proporciona información suficiente para el breve esbozo que se presentará
a continuación de los siete memoriales de Salazar, que condujeron a las nuevas instruc-
ciones de 1614.

MEMORIALES DE SALAZAR

Salazar numeró solamente el primero y el segundo de sus informes a la Suprema. Los


otros cinco los he numerado yo.

El memorial primero se titula Carta de todo lo que ha resultado generalmente de la


visita y edicto de gracia. Carta primera. Con fecha de 24 de marzo de 1612. 23 páginas.

En la introducción está el itinerario completo del viaje de Salazar, en el que se ve que,


tras quedarse con los vascos de la zona infestada de brujas en el norte de Navarra, visitó
las otras tres provincias vascas.

En los artículos 1-8, que tratan de las brujas, Salazar afirma que «aunque durante los
primeros cuatro meses que pasé en el reino de Navarra, 1546 personas se presentaron
para aprovechar la gracia del edicto, [...] durante los meses posteriores, cuando estuve
en las provincias de Guipúzcoa, Vizcaya y Álava, solo se presentaron 276 (un error;
256) personas, lo que constituye un total de 1802. La disparidad muestra que en todos

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15 / Los documentos de Alonso de Salazar Frías

los últimos pueblos y en los distritos circundantes el daño no era tan grave como en las
mencionadas montañas [de Navarra] por sí solas, a pesar de la gran cantidad de tiempo
y cuidado con la que he buscado y me he esforzado para desvelarlo, de manera que me
he detenido más tiempo en estas últimas sesiones que en las iniciales».

Por otro lado, Salazar recibió muchos informes contra santiguadores (brujos blan-
cos), curas entre ellos, que aseguraban saber quiénes eran los brujos y cobraban a la
gente por decirles quién los había embrujado.

Los artículos posteriores tienen que ver con otras cuestiones. Pero los artículos 16-44
vuelven a ser de especial interés en relación con los brujos, porque contienen un informe
sobre el comportamiento de los comisarios y se detienen a su vez en particular en el
comisario de Vera, al que Salazar critica duramente por su parcialidad y su vehemencia
en el desempeño de sus labores para el Santo Oficio.

El memorial segundo se titula: Lo que ha resultado de toda la visita y publicación


del edicto en el negocio de la secta de brujos. Carta segunda. Con fecha de 24 de
marzo de 1612. 33 páginas. A esto se añade la glosa del memorial anterior, que hace
referencia en las notas  1-90 al material original en el que se basa el memorial. Sin
fecha. 12 páginas.

Este, el memorial más importante de Salazar –que en muchos aspectos se parece a


un estudio folklorista moderno– es un agudo análisis de los 5000 folios de documentos
originales de la visita, que estaban en ocho tomos de registros con las marcas «A-H».
Como he mencionado en la Lista de fuentes, el tomo que se conserva, afortunadamente,
es el «F», que contiene 80 revocantes, y también se conserva una única acta de visita del
tomo «E», perdido. Con este material original, podemos comprobar 45 de las 400 re-
ferencias de Salazar.

Salazar divide su memorial en cuatro capítulos, cada uno de los cuales dedica a una
cuestión principal:

I. Del modo que los brujos tienen en la salida, estancia y vuelta de los aquelarres.
II. De las cosas que hacen y pasan como tales brujos.
III. De los actos positivos y verificaciones exteriores de estas cosas que se han procu-
rado comprobar.
IV. De las testificaciones o probanza que podría resultar de todo lo sobredicho para
castigar los culpados.

Salazar concluye que, de todos los casos de brujería con los que ha tratado durante
la visita –no menos de 1802 procesos, 1384 de los cuales fueron de niñas de menos de
12 y niños de menos de 14 años–, en ninguno de ellos había indicios ni pruebas conclu-
yentes de que se hubiera practicado la brujería, por no hablar de que actos de ese tipo
hubieran tenido lugar de verdad y de forma tangible, ni en relación con el aquelarre de
las brujas, ni con el embrujamiento de otras personas ni con ninguna de las demás cosas
que se habían aducido.

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Lea se refiere detalladamente a este memorial (IV, 230-34), pero ahí no se consigue
una impresión real del método científico de Salazar y, en concreto, de la forma de docu-
mentarse de Salazar, que, junto con su tendencia al análisis cuantitativo y las referencias
minuciosas, es particularmente notable. Está claro que Lea ignora esta circunstancia,
porque no parece conocer las notas que se encuentran en otras partes en la carpeta de
manuscritos (cf. Lista de fuentes, n. 1). Lea, en todo caso, no podía saber a qué remitían
las referencias mencionadas más arriba, porque no conocía los registros originales que
se conservan. Por supuesto, nada de esto ha de interpretarse como un menosprecio a
Lea; su labor fue extraer lo fundamental para su descripción de la historia de la Inquisi-
ción española en un período de más de 350 años. Es el último al que habría que mirar si
tenemos en cuenta que la compilación de su material la realizaron copistas. A partir de
1895, las investigaciones de Lea en el Archivo de Simancas se hacen a través del cónsul
de Estados Unidos Ignacio Figueroa Hernández. Parece que Lea nunca visitó Simancas.

De aquí en adelante me limitaré a ilustrar brevemente el método y la documentación


de Salazar; para más información sobre el contenido, el lector puede acudir a Lea.

En el artículo 1, que trata cómo van los brujos al aquelarre, Salazar dice que el des-
plazamiento casi siempre se produce después de que se hayan ido a la cama y se hayan
quedado dormidos. Como documentación, en la glosa 1 hace referencia a las actas de
102 personas (dos de las cuales se encuentran en el tomo «F» y la tercera es la única acta
que se conserva del tomo «E»). Y aunque hubo otros que aseguraban que acudían a las
juntas despiertos, antes de acostarse, en esta categoría el número era escaso; en la glosa 2
se hace referencia a siete actas (perdidas). Sin embargo, la mayor parte de las personas
de ambos grupos declararon que se despertaban al salir y seguían despiertos durante la
asamblea y al volver a sus casas; en la glosa 3 se remite a las referencias de las glosas 1 y 2.

A los numerosos argumentos que usa Salazar para apoyar la teoría de que eran sue-
ños, que incluso entonces ya era antigua, Salazar les añade sutiles detalles psicológicos.
Debemos preguntarnos si comprende plenamente el impacto de las observaciones que
registra. Habla, por ejemplo, de la joven de diecisiete años Catalina de Sastrearena, que
aseguraba que había sido transportada súbitamente al aquelarre mientras estaba en la
iglesia escuchando el sermón de fray Domingo de Sardo contra las brujas; nadie notó su
ausencia, pero cuando el sermón terminó ella no había oído ni una palabra del mismo.

En el memorial también se explican los experimentos realizados sobre el terreno.


Se interrogó de una en una a 36 personas de nueve aquelarres diferentes y, entre otras
cuestiones, se les pidió que señalasen el lugar en el que se reunían, el sitio del trono
del diablo, etc. Después se compararon las respuestas; demostraron ser completamente
diferentes entre sí en casi todos los casos. Se hizo otro experimento con 22 tarros que
se habían descubierto con ungüentos, venenos y polvos. Se probó su contenido con ani-
males y con una bruja, y los inspeccionaron médicos y farmacéuticos. Se demostró que
todos los tarros contenían productos inocuos y luego se admitió que eran falsificaciones
fabricadas por supuestos brujos para satisfacer a sus perseguidores. Todas las actas
originales que se conservan de estos experimentos se encontraban en el tomo «A», que
lamentablemente hay que dar por perdido.

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Sobre el artículo  58 del memorial, muy importante, afortunadamente se conserva


toda la documentación; trata las amenazas y el abuso al que se veían sometidos los
sospechosos para que confesaran ser brujos. En las glosas 73-75 se hace referencia a
17 actas diferentes en las que se exponen estas condiciones. Gracias a la glosa 74 nos
enteramos de que en la mitad de los casos había implicación directa de un comisario
del Santo Oficio.

Mostraré lo que el material contiene –y lo que supone– revisando las primeras re-
ferencias de Salazar en la glosa 74. En el tomo «F», folio 107, se encuentra el acta de
María Martín de Legara, sirvienta soltera de 31 años. Primero figura su confesión, rea-
lizada el 17 de noviembre de 1609 en San Sebastián al inquisidor Valle durante su visita.
En esa ocasión confiesa el repertorio completo de brujería y, por si fuera poco, implica
nada menos que a 66 de sus vecinos y conocidos, a los que asegura haber reconocido
en el aquelarre. Después consta su retractación, hecha el 11 de agosto de 1611 ante
Salazar en su propio pueblo de Lesaca. Aquí declara que toda la confesión era falsa y
que hizo esa llamada confesión voluntaria tras recibir amenazas de su amo en ese mo-
mento, el párroco de Lesaca (que poco después fue nombrado comisario). El párroco le
había hecho ensayar cuidadosamente qué tenía que confesar. Su confesión original de
brujería llegó tan pronto que el repertorio de brujería, si nos fiamos de la información
del obispo, todavía no estaba en circulación en este distrito; por ello, sería de sumo
interés comparar su confesión con el repertorio que figuraba en los libros de de Lancre
sobre los procesos de Francia. No es de extrañar que solo 81 personas se retractaran de
sus confesiones, afirma Salazar, ya que estas retractaciones eran confidenciales y no se
concedió permiso para recibirlas hasta una etapa posterior de la visita (cf. 28 de junio
de 1611). Antes de que llegase este permiso de la Suprema, Salazar se vio obligado a no
atender a varias personas que querían retractarse. Si la gente hubiera estado segura de
que no la castigarían, sino que la tratarían con clemencia y amabilidad, habría habido
muchos más revocantes, asegura Salazar.

Termina diciendo que el remedio para la plaga de brujería no es otro edicto de gra-
cia, sino el silencio en torno a todo el asunto. Para respaldar sus palabras, señala que
un juez encargado en Francia [Pierre de Lancre] unos cuatro años antes «condenó a
más de 80 personas por brujería», pero «en el seguimiento [del caso] que uno podía
esperar después de todo esto y [tras] el auto de fe –en el que estuvo presente un asesor
de París, como informamos a Su Alteza–, no solo no ha venido un segundo juez para
estas cuestiones, sino que además (por lo que puede verse) se ha impuesto el silencio y
no se ha escrito nada más a este respecto; ni siquiera el obispo de Bayona –que en su
momento estaba en alerta máxima sobre esta cuestión como corresponde al celo de un
buen prelado– ha insistido en el asunto ni permite que se escriba nada al respecto, según
me han asegurado».

Memorial tercero. Sin título Con fecha de 3 de octubre de 1613. 19 páginas. En la


introducción, Salazar comenta que cuando escribió los memoriales anteriores ocultó
algunas cosas y las dejó para más tarde para evitar el conflicto con sus colegas. Ahora
quiere dejarlas claras.

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La primera parte se titula De lo que hay en los registros de este Santo Oficio que nunca
se ha referido al Consejo. Es un repaso de los precedentes anteriores de procesos por bruje-
ría en el Tribunal y de las instrucciones recibidas desde la Suprema en esas ocasiones. Cita
cartas e instrucciones de los años 1526, 1531, 1538, 1576, 1595 y 1596, lo que refleja la
periodicidad de los estallidos de cazas de brujas. En conjunto, esto demuestra la conten-
ción de la que se hizo gala en períodos anteriores en comparación con el nuevo estallido.

La segunda parte es una crítica acerada a las deficiencias de las que Salazar ha sido
testigo desde que llegó al Tribunal en junio de 1609; tampoco duda en hacer autocrí-
tica. Uno de los aspectos principales es la crítica a cómo se analizaba a los acusados y
cómo se registraban sus declaraciones: «En los... procesos tampoco se escribían muchas
cosas substanciales que –dentro y fuera del Tribunal– pasaron con los reos... reducién-
dolos a lo que de las alteraciones y réplicas quedaba por resolución final de cada punto,
callando así otras contradicciones y desatinos que les pudieran detraer el poco crédito
de lo demás. Conforme a un Juan de Espinar, de Santesteban de Lerín, que decía nos
había visto a los tres inquisidores en su junta envueltos con tres mujeres, y después se
redujo a que solamente eran las figuras de inquisidores. Ni tampoco se escribían las
continuas y aseguradas promesas con que certificábamos a cada uno de los negativos
que en confesando serían sueltos y libres».

«Todo ello –continúa Salazar– llegó este extremo: Martín de Igoarzábal, el carcelero
de la casa de penitencia, informó de que, mientras estaba una noche escuchando fuera
de la celda a sus reas, llamadas María de Jureteguía y María Chipi [Barrenechea de]
Zalayeta (tía de la anterior) –las dos se reconciliaron después [en el auto de fe]– y casi
al principio de las revelaciones en Zugarramurdi, había oído cómo una mujer le decía a
la otra que no podía confesar sobre lo que la estaban interrogando en el tribunal porque
en realidad no era una bruja ni tampoco sabía quién más lo era; era todo mentira. A lo
que María de Jureteguía replicó que nunca podría salir de la cárcel si no declaraba eso,
aunque fuera mentira, y que ella ya lo había hecho. Y nada de esto se escribió».

Los dos apartados siguientes tratan fundamentalmente del memorial elaborado por
sus dos colegas (cf. Acontecimientos por orden cronológico, 3 de octubre de 1613.) En
el tercer apartado, Salazar comenta lo que sus dos colegas y él mismo entienden por
«pruebas» y en el cuarto responde a las acusaciones que se han vertido contra su per-
sona (cf. 8 de junio de 1610.)

El último apartado, Epílogo de toda esta controversia, es una recapitulación en


doce puntos en la que se ve claramente que la controversia entre Salazar y sus dos cole-
gas no permite llegar a un acuerdo:

Ellos dicen: Todos los confitentes han cometido los delitos que confiesan y son testi-
gos visuales del mal que acusan a otros. Yo digo: Pese a que existe la posibilidad de que
sea así, ninguno de los testimonios disponibles son convincentes [...]

Ellos: Teniendo en cuenta el carácter secreto de la brujería, se debería ser menos exi-
gente en cuanto a la contundencia de las pruebas. Yo: Aun con esa ventaja, las pruebas

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existentes son de dudoso valor; pues hasta los hechos de los que se afirma que son co-
nocidos por todos –según he comprobado– no los conoce nadie. [...]

Ellos: Al menos, tenemos obligación de restituir el mancillado honor de Dios, a causa


de las abominaciones de aquellos malvados. Yo: Para restituir el honor de Dios, lo me-
jor sería reparar el daño y vejaciones cometidos ilegalmente para obtener por fuerza las
confesiones que han mancillado tantos nombres de buena fama [...].

Memorial cuarto. Con fecha de 7 de enero de 1614 en Jaén. 9 páginas. Es una res-
puesta más exhaustiva al memorial de sus colegas, que Salazar ha tenido tiempo de
examinar con más profundidad. Sumado al memorial anterior, gracias a las numerosas
citas directas, este memorial da una idea del contenido del de sus colegas, que ya he-
mos de dar por desaparecido. Parece que sus colegas ponen gran énfasis en la infausta
astucia del diablo y dado que, según escribe Salazar, aseguraban de él «que ciego del
Demonio defienda yo mis brujos», Salazar se vio obligado a responderles sobre todo a
esa cuestión. Pero, como buen hijo de su tiempo, Salazar se siente perfectamente cómo-
do también en el ámbito de la demonología. Salazar no niega en teoría la posibilidad de
que exista brujería con ayuda del diablo, pero mediante su minuciosa investigación y su
pertinaz insistencia en las pruebas sacó la brujería de la vida cotidiana para limitarla al
ámbito de las raras excepciones.

El memorial quinto se titula Epílogo de todos los hallazgos de los documentos. Sin
fecha. 8 páginas. Es un resumen de los memoriales segundo, tercero y cuarto y por lo
tanto no presenta ninguna novedad, pero a veces nos ayuda a comprender los pasajes
complicados del material precedente, porque los reformula 8. Es de suponer que Salazar
lo escribió durante su estancia en el Consejo de la Inquisición, tal vez como borrador
para una circular del Inquisidor General a varios clérigos, con el objetivo de que, como
antiguos miembros de la Suprema, ayudasen a tomar una decisión sobre este compli-
cado asunto. La carta del Inquisidor General incorpora la mayor parte del borrador
palabra por palabra, pero en una nota al pie se indica que la carta no llegó a enviarse
a nadie.

El memorial sexto se titula Que el Consejo se apresure a tomar una decisión sobre
este asunto. Sin fecha. 3 páginas. Al igual que el memorial quinto, cabe suponer que
Salazar lo escribió durante su estancia en el Consejo de la Inquisición. Argumenta que
la población de la zona infestada de brujas, 7000 personas, sigue viviendo en la incerti-
dumbre de no saber qué será lo próximo que ocurra.

El memorial séptimo se titula Lo que convenía proveer en el remedio de este negocio


de la secta de brujos. Sin fecha. 4  páginas. Hay dos copias de este memorial y en el
reverso de una de ellas Salazar declara que era el último memorial que presentaba al

8 En el memorial quinto se repite palabra por palabra todo el último artículo del memorial tercero, pero resulta
que este artículo no está incluido en la copia del memorial quinto que se encuentra en la Biblioteca Nacional
(MS 2031), publicado por Caro Baroja en Anuario de Eusko Folklore XIII (Vitoria, 1933) pp. 115-130.

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Consejo de la Inquisición en 1614. Catorce de los veinte artículos del memorial reapa-


recen más o menos palabra por palabra en las instrucciones del Consejo de 29 de agosto
de 1614 9; los otros 32 artículos de las instrucciones son un claro reflejo del memorial
segundo de Salazar. Así pues, en conjunto, la Suprema aceptó los puntos de vista de Sa-
lazar, aunque algunas de sus ideas eran demasiado radicales para que las aceptasen: por
ejemplo, su sugerencia de eliminar por completo el artículo sobre los brujos del edicto
de fe (la lista de pecados que se leía todos los años en voz alta en las iglesias durante la
Cuaresma para inculcar a los feligreses su deber cristiano de informar al Santo Oficio
en un plazo de ocho días de todas y cada una de las herejías de las que pudiesen ser
testigos). Tampoco se encuentra ninguna mención a la sugerencia de Salazar de juzgar
al cura de Vera y a otros dos comisarios de la Inquisición por abuso de su cargo.

ALGUNAS IMPLICACIONES

La cuestión del remedio adecuado para la brujería –si recurrir al castigo de la hogue-
ra o a la clemencia del edicto de gracia– es un leitmotiv en la historia de la brujería en
España hasta su punto de inflexión, como lo llamó Lea. Salazar vio cómo aparecían los
brujos en cuanto el foco de la atención pública se centraba en ellos y cómo desaparecían
por sí solos cuando se dejó de hablar de ellos. Se dio cuenta de que no eran necesarios
ni el edicto de gracia ni el castigo, sino algo completamente distinto: el silencio.

En este artículo he tratado de dar, mediante pasajes de fuentes en castellano, una ima-
gen equilibrada de las aportaciones de Salazar a este momento decisivo. Espero tener la
oportunidad de tratar este material con más detalle en un contexto más amplio, porque
ofrece una oportunidad única de seguir un proceso de brujería desde su mismo inicio
hasta su conclusión; las fuentes en castellano ilustran el asunto desde tantos puntos de
vista diferentes que es posible analizar los factores psicológicos y sociológicos de un
proceso por brujería, cosa sobre la que no suele hablarse en otras fuentes. No conozco
ningún proceso por brujería en el que todos los aspectos se hayan sometido a un aná-
lisis tan exhaustivo ni a una crítica tan acerada como el de Logroño. Hay procesos por
posesión demoníaca en los que sucedió algo parecido, pero no es igual en los procesos

9 Lea (vol. IV, p. 235) tiene otra fecha para las instrucciones, el 31 de agosto de 1614, pero menciona que tie-
nen 32 artículos. A juzgar por su resumen, el contenido parece idéntico al de la instrucción de 29 de agosto
de 1614, de la que conozco ocho copias (Archivo Histórico Nacional, Inquisición, libro 334 fol. 244v. ss.,
libro 1231 fol. 639ss., libro 1246 fol. 383ss., legajo 1679 E. 2 n. 24 y n. 29 fol. 29ss.; Biblioteca Nacional,
Madrid, MS 883 fol. 180ss., MS 18714 n. 46; Biblioteca Real de Copenhague, Ny kgl. Samling 128 Quarto
fol. 119v. ss.), todas ellas con fecha de 29 de agosto de 1614. Lea también tiene (Vol. IV, p. 237, nota 1) una
referencia a unas instrucciones impresas de cuatro páginas, sin fecha, para los comisarios que recibían las
confesiones y los testimonios de los casos de brujería. La tipografía parece del siglo XVII, según Lea, y hace
referencia a una copia que se encuentra en la Biblioteca Real de Copenhague, «MS 218b p. 379». Ahora la
signatura es: N. kgl. S. Folio, 213. Las instrucciones se componen de 14 artículos y tienen el siguiente título:
«INSTRVCCION QVE HAN / DE GUARDAR LOS COMISARIOS DEL SANTO / Oficio en las declaratio-
nes que recibieren tocantes al crimen de Brugeria». No se indica fecha, lugar ni editor. La superficie con carac-
teres es de 225 × 151 mm y parece ser la única copia que se conserva. En una carta de Salazar a la Suprema de
1 de enero de 1617 se mencionan esas instrucciones, pero no dice que estuvieran impresas. También puede ser
que la versión impresa fuera de una fecha posterior.

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21 / Los documentos de Alonso de Salazar Frías

por brujería. También cabría señalar procesos más recientes en los que venció el racio-
nalismo y se desestimaron los cargos contra los brujos. Pero estos últimos ejemplos no
nos ayudan a comprender por qué durante tres siglos de historia europea se convenció
a tanta gente de algo con «tan poca base», citando al obispo de Pamplona.

España nunca fue tan dogmática como otras naciones en estos asuntos; mientras en
los países vecinos se quemaban brujos a millares, en España el número total no ascendió
más que a algunos cientos de víctimas –seguramente porque los inquisidores españoles
ya tenían ocupación suficiente con los moros y los judíos–. Sea como sea, en todo caso
está claro que los auténticos procesos por brujería se extendieron únicamente por el
norte de España 10. La noción del aquelarre de las brujas nunca llegó a penetrar en las
provincias del sur (de donde venía Salazar). Sin embargo, Cataluña y las provincias
vascas, Navarra incluida, fueron las primeras en sucumbir al pánico de la brujería que
estallaba periódicamente tras la estela de las persecuciones en Francia y que ponía a las
autoridades seglares en marcha. Por lo general, los acontecimientos terminaban con la
intervención del Santo Oficio.

Como consecuencia de esas condiciones peculiares, España –en particular los pro-
cesos de Logroño y la investigación de Salazar– cobra especial interés en la historia de
la caza de brujas europea su conjunto. Muchas de las circunstancias sobre las que solo
podemos hacer conjeturas cuando hablamos de los registros de brujería del resto de
Europa se exponen en las fuentes españolas de forma muy clara, gracias a la actitud mo-
derada que impidió que la creencia en la brujería consiguiese una posición dogmática
en España e hizo que esta cuestión se mantuviera en debate de principio a fin.

Algunos de los resultados obtenidos por Salazar y el obispo de Pamplona, entre otras
personas, mediante investigaciones bien fundadas invitan a formular hipótesis que po-
drían resultar aplicables no solo en España, sino en toda Europa Occidental:

Primero, que la creencia en la brujería en su forma teológica –en las brujas como una
organización sectaria que practica la inversión completa de la cristiandad, incluyendo
pactos y fornicación con el diablo– tenía tan poca relevancia para la creencia popular
(condicionada por la funcionalidad) en las brujas que no se convirtió en una tradición
permanente, sino que quedó olvidada o se convirtió en una tradición anecdótica en los
intervalos entre las grandes epidemias de brujería; por lo tanto, la instrucción del pue-
blo a través de predicadores y la agitación eran necesarias antes de que pudiese iniciarse
una nueva persecución masiva.

Segundo, que las historias de un ungüento alucinógeno de las brujas son un antiguo
intento pseudocientífico de dar una explicación racional al fenómeno de la brujería, y que
los numerosos experimentos que se han llevado a cabo con brujas para obtener pruebas
de los efectos ocultos de dichos ungüentos no resisten una reexaminación crítica.

10 Cf. la instructiva introducción de Agustín González de Amezúa a su edición de Cervantes, El Coloquio de los
Perros (Madrid, 1912), p. 188 et passim.

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Tercero, que la persecución de las brujas solían instigarla personas que obtenían
ventajas económicas o sociales con ella. Consideraban a los fervientes funcionarios de
Cristo, como los obispos, los jueces y los inquisidores, un instrumento excelente con el
que impulsar sus intereses decididamente mundanos.

Desde luego, las ideas que se me han ocurrido durante mi trabajo sobre Salazar se
basan en el supuesto de que la conocida teoría de Margaret Murray de 1921 no tiene
ninguna base histórica, a pesar de que todavía cuente con muchas personas que la
defiendan –quizás porque es la más emocionante de las planteadas–. Pero me cuesta
pensar en un argumento más sólido contra la escuela de Murray que las investigaciones
de Salazar, que muestran claramente que sus 1802  brujos no pertenecían a ninguna
confederación secreta que, al abrigo de la oscuridad, se reuniera en lugares apartados
para celebrar rituales paganos. Se puede contraargumentar que esas confederaciones sí
existían en otros lugares, pero será difícil encontrar una explicación convincente para
el hecho de que es precisamente en el sur de Francia donde se conocen los primeros
relatos históricos de esta presunta secta de brujas. Desde allí, más concretamente desde
Toulouse, las cazas de brujas se extendieron al resto de Europa.

Los libros sobre brujas tienen un atractivo extraño para nosotros, tal vez porque esta
cuestión sigue teniendo un aura de misterio. Una vez que haya presentado mi libro pro-
puesto sobre Salazar y los brujos, espero que, aunque tal vez no suene «emocionante»,
fomente la idea de que la creencia en la brujería es un ejemplo de construcción de mitos
sobre grupos que nos son ajenos y de las trágicas consecuencias para sus miembros. La
peculiaridad del modelo de las brujas es que se trata de un grupo ficticio: nadie perte-
nece a él, pero las personas que se desvían de las normas de su sociedad son las prime-
ras en convertirse en sospechosas de pertenecer a esta confederación secreta donde se
invierten todas las virtudes de la sociedad. La brujomanía que se vivió en Europa ya es
historia, pero su principio continúa repitiéndose. Desde luego, una de las características
de este tipo de creación de mitos es que no deja de volver con disfraces nuevos y plau-
sibles. Siempre necesitaremos hombres con el valor suficiente para quitarles la máscara,
hombres con integridad, como Alonso de Salazar.

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