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Contrarreforma y Reforma-1

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Contrarreforma

Se denomina Reforma católica o Contrarreforma a la respuesta de la Iglesia católica a la


Reforma protestante de Martín Lutero, que había debilitado a la Iglesia. Abarca desde el
Concilio Ecuménico de Trento en 1545 hasta el fin de la guerra de los Treinta Años, en 1648,
con la paz de Westfalia que ponía fin a la más importante de las guerras de religión en Europa.

Sus objetivos fueron renovar la Iglesia y evitar el avance de las doctrinas protestantes.

Se centró sobre todo en cinco aspectos:

Doctrina.

Reestructuración eclesiástica, con la fundación de seminarios.

Reforma de las órdenes religiosas, haciéndolas volver a sus orígenes tradicionales.

Vigilancia de los movimientos espirituales, centrándolos en la vida piadosa y en una relación


personal con un sacerdote, y este, con Cristo.

Creación de la Inquisición romana y gestión de esta.

teológicas era completamente opuesta. Los esfuerzos reformistas de Paulo IV se basaron en el


Derecho Canónico y las encíclicas papales. Dos de sus herramientas fueron la Inquisición,
institución creada por el papa Gregorio IX en el siglo XIV para investigar y juzgar a los acusados
de herejía o brujería, y la censura, con la creación del Índice de libros prohibidos.

Entre otras medidas efectivas sobre liturgia, administración y enseñanza religiosa, se tomaron
las siguientes:

Por otra parte, el descubrimiento y colonización de América convirtió a muchos clérigos en


misioneros, empeñados en la conversión de los nuevos pueblos conocidos y estableciendo
escuelas confesionales.

Al mismo tiempo que la agresividad y militancia del catolicismo era palpable, surgió una ola de
misticismo que proponía la meditación y el rezo personal, como el del rosario. La fe católica
tras la contrarreforma tuvo dos vertientes:

La idea de un Dios temible que utilizaba el castigo, que fue impulsada por Paulo IV,

La piedad popular y la experiencia religiosa individual, que dio figuras como Teresa de Jesús,
Juan de la Cruz o Ignacio de Loyola.

Pío V representó el esfuerzo de un sector eclesiástico para combatir el protestantismo


impulsando la devoción popular y castigando la herejía. Era un dominico de fe sólida y férrea
disciplina, que protegió a los pobres creando hospitales y escuelas y apoyando las misiones en
el Nuevo Mundo, pero decidió aplicar la Inquisición para prevenir el aumento de herejes.

Sixto V representó la etapa final de la Reforma católica, convirtiendo Roma y el Barroco en la


representación visual del catolicismo.

por medio del ejemplo y el cuidado de pobres y enfermos. Su dedicación a las obras de
misericordia ejemplifica la reafirmación católica de la salvación a través de la fe y de las obras,
y negando la idea luterana de salvación únicamente a través de la fe. No solamente hicieron la
Iglesia más eficaz, sino que reafirmaron las premisas fundamentales de la Iglesia medieval.
Se regularon los siete Sacramentos católicos y cómo se debían fundar nuevas parroquias.

Se pidió la simplificación en la música usada en las iglesias, evitando la polifonía; esto llevó a
una mayor difusión del canto gregoriano.

Arquitectura

Otra consecuencia del concilio fue la modificación del espacio arquitectónico de la ciudad de
Roma. Durante la contrarreforma, se buscaba que la arquitectura actuase como otro medio
propagandístico para el catolicismo. Un espacio transitable que conectara los puntos religiosos
importantes de la ciudad guiando así a los peregrinos, y reforzando el poder eclesial en la
capital italiana.

La revolución cultural

Algunos historiadores, como James Burke, han observado que algunas de las directrices de la
contrarreforma provocaron consecuencias igual de graves que el cisma: por ejemplo, los
estudios realizados para reformar el calendario juliano terminaron en la confrontación con
Galileo y el mundo científico en general.

Se querían hacer atractivos los ritos, y se tomaron dos caminos:

El del arte, con la aplicación de la decoración barroca.

Las celebraciones festivas, para lo que era necesario acabar con la inexactitud del calendario,
desfasado en diez días.

Se pidió a los astrónomos que lo reformaran, entre ellos a Nicolás Copérnico. En su obra, De
Revolutionibus Orbium Coelestium, sustituye el modelo ptolemaico por uno heliocéntrico,
aunque pasó desapercibido. El libro fue evitado por oponerse a las teorías católicas cuando
otros científicos acumularon evidencias a su favor, llegando a ser la base de una revolución
científica ajena a la Iglesia que culminó con la prohibición de estudiar los trabajos de Galileo
Galilei.

Reforma protestante

En color rosa pálido los territorios con predominio luterano (norte, centro y este de Alemania,
y países escandinavos y bálticos); en rosa más intenso, anglicano (islas británicas); en amarillo,
calvinista (Suiza y abundantes núcleos, dispersos en Francia, Países Bajos —sobre todo al norte,
Holanda—, Escocia y Europa Centro-Oriental). Los católicos en azul (Europa Meridional, sur y
oeste de Alemania, Países Bajos del sur —Flandes, la actual Bélgica—, Irlanda, núcleos en Gran
Bretaña, Polonia y amplias zonas de Europa Centro-Oriental); y en verde los ortodoxos (su zona
tradicional en los Balcanes, Rumanía y Rusia).

Se conoce como Reforma protestante —o, simplemente, la Reforma— al movimiento religioso


cristiano iniciado en Alemania en el siglo xvi por Martín Lutero, que llevó a un cisma de la
Iglesia católica para dar origen a numerosas iglesias y corrientes religiosas agrupadas bajo la
denominación de protestantismo.

Otra denominación usada para este movimiento por algunos historiadores como Ricardo
García Villoslada es el de "revolución protestante".1
La Reforma tuvo su origen en las críticas y propuestas con las que diversos religiosos,
pensadores y políticos europeos buscaron provocar un cambio profundo y generalizado en los
usos y costumbres de la Iglesia católica, además de negar la jurisdicción del papa sobre toda la
Cristiandad; para los protestantes el papa es solo el "obispo de Roma" y sus doctrinas religiosas
serán conocidas como papismo y las políticas como cesaropapismo. El movimiento recibirá
posteriormente el nombre de Reforma protestante, por su intención inicial de reformar el
catolicismo con el fin de retornar a un cristianismo primitivo o puro, y debido a la importancia
que tuvo la Protesta de Espira, presentada por algunos príncipes y ciudades alemanas en 1529
contra un edicto del emperador Carlos V tendente a derogar la tolerancia religiosa que había
sido anteriormente concedida a los principados alemanes.23

Este movimiento hundía sus raíces en elementos de la tradición católica medieval, como el de
los Alumbrados y la reforma del Cardenal Cisneros en España,4 y también el movimiento de la
Devoción moderna / Devotio moderna en Alemania y los Países Bajos, que era una piedad laica
antieclesiástica y centrada en Cristo. Además, la segunda generación del humanismo la siguió
en gran medida. Comenzó con la predicación del sacerdote agustino Martín Lutero, que revisó
la doctrina de la Iglesia católica según el criterio de su conformidad a las Sagradas Escrituras.
En particular, rechazó la teología sacramental católica que, según Lutero, permitía y justificaba
prácticas como la «venta de indulgencias», consideradas un secuestro del Evangelio, el cual
debía ser predicado libremente y no vendido.2

La Reforma protestante dependió del apoyo político de algunos príncipes y monarcas para
poder formar iglesias cristianas de ámbito estatal (posteriormente iglesias nacionales). Los
principales exponentes de la Reforma protestante fueron Martín Lutero y Juan Calvino.2

El protestantismo ha llegado a constituir la segunda gran rama del cristianismo, con un grupo
de fieles que actualmente supera los 900 millones.

Jedin, Hubert (1981). Historia del Concilio de Trento. Universidad de Navarra. ISBN 84-313-
0723-4.16/02/2022
Desde finales de la Edad Media, en Europa se sentía la necesidad de emprender una profunda
reforma religiosa que acabara con los vicios y la corrupción de la Iglesia. Lutero, en Alemania,
fue el primero en romper con el dogma establecido, poniendo fin a la unidad de la cristiandad
occidental.

A principios del siglo XVI la imagen que ofrecía la Iglesia indignaba a muchos cristianos, que no
podían aceptar prácticas como la compraventa de cargos eclesiásticos, el lujo de los papas, que
se comportaban como príncipes renacentistas, la vida relajada de los clérigos y su escasa
preparación.

Martin Lutero (1483-1546), monje agustino y profesor de teología de la Universidad de


Wittenberg, se rebeló contra Roma cuando el Papa León X(1513-1521) ordenó, en 1517, la
predicación de indulgencias, es decir, el perdón de los pecados a cambio de limosnas para
financiar la reconstrucción de la basílica de San Pedro.

En Alemania las ideas de Lutero se extendieron rápidamente, por estar dividida en múltiples
estados cuyos príncipes deseaban independizarse de la autoridad del emperador Carlos V y del
Papa (ver t28). De este modo, la Reforma se convirtió en un arma ideológica para justificar
intereses políticos.

En Inglaterra, la misma motivación política, impulsada por el deseo de reforzar la monarquía


autoritaria, propició la separación respecto a la Iglesia de Roma cuando Enrique VIII (1509-
1547) decidió crear la Iglesia anglicana (1534).

En Suiza, la Reforma tuvo como protagonistas a Ulrico Zuinglio (1484-1531) y, sobre todo, a
Juan Calvino (1509-1564), quien instauró en Ginebra un gobierno extremista basado en la
doctrina de la predestinación. El calvinismo se propagó por los Países Bajos, Escocia
(presbiterianos), Inglaterra (puritanos) y Francia (hugonotes).

La consecuencia principal de la Reforma fue la división de Europa en diversas confesiones


enfrentadas.

Tras la paz de Augsburgo (1555) entre Carlos V y los príncipes protestantes alemanes, se
impuso la idea de que los súbditos estaban obligados a abrazar la religión de su señor, según la
fórmula cuius regio, eius religio («tal es su país, tal su religión»). Dentro de cada demarcación
no se toleraron las disidencias religiosas. La Iglesia católica también tenía un anhelo de
reforma. Erasmo de Rotterdam (h. 1469-1536) realizó una crítica de la Iglesia desde dentro de
la institución, pero la verdadera reacción sólo tuvo lugar cuando se comprobó que el acuerdo
con los protestantes era imposible.

El resultado fue la Contrarreforma, cuyos principios eran opuestos a los de la Reforma de


Lutero. El Concilio de Trento (1545-1563) fue convocado por el Papa Paulo III (1534-1549) para
fijar el dogma católico y crear nuevos medios de difusión de la doctrina.

Las consecuencias inmediatas del Concilio fueron:

El dogma: se mantuvieron la creencia en la salvación por la fe y también por las obras, los siete
sacramentos, el celibato sacerdotal y el culto a la Virgen y los santos; se ratificó la posición del
Papa como cabeza de la cristiandad y la autoridad exclusiva de la Iglesia para interpretar los
textos sagrados.

Nuevos medios: se crearon los seminarios para mejorar la educación del clero, se fundaron
numerosas escuelas, se estableció el catecismo y se intensificó la labor misionera en otros
continentes.

La Compañía de Jesús, fundada en 1540 por el vasco San Ignacio de Loyola (h. 1491-1556), fue
el principal apoyo de los papas para poner en práctica la Contrarreforma.

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