Contrarreforma y Reforma-1
Contrarreforma y Reforma-1
Contrarreforma y Reforma-1
Sus objetivos fueron renovar la Iglesia y evitar el avance de las doctrinas protestantes.
Doctrina.
Entre otras medidas efectivas sobre liturgia, administración y enseñanza religiosa, se tomaron
las siguientes:
Al mismo tiempo que la agresividad y militancia del catolicismo era palpable, surgió una ola de
misticismo que proponía la meditación y el rezo personal, como el del rosario. La fe católica
tras la contrarreforma tuvo dos vertientes:
La idea de un Dios temible que utilizaba el castigo, que fue impulsada por Paulo IV,
La piedad popular y la experiencia religiosa individual, que dio figuras como Teresa de Jesús,
Juan de la Cruz o Ignacio de Loyola.
por medio del ejemplo y el cuidado de pobres y enfermos. Su dedicación a las obras de
misericordia ejemplifica la reafirmación católica de la salvación a través de la fe y de las obras,
y negando la idea luterana de salvación únicamente a través de la fe. No solamente hicieron la
Iglesia más eficaz, sino que reafirmaron las premisas fundamentales de la Iglesia medieval.
Se regularon los siete Sacramentos católicos y cómo se debían fundar nuevas parroquias.
Se pidió la simplificación en la música usada en las iglesias, evitando la polifonía; esto llevó a
una mayor difusión del canto gregoriano.
Arquitectura
Otra consecuencia del concilio fue la modificación del espacio arquitectónico de la ciudad de
Roma. Durante la contrarreforma, se buscaba que la arquitectura actuase como otro medio
propagandístico para el catolicismo. Un espacio transitable que conectara los puntos religiosos
importantes de la ciudad guiando así a los peregrinos, y reforzando el poder eclesial en la
capital italiana.
La revolución cultural
Algunos historiadores, como James Burke, han observado que algunas de las directrices de la
contrarreforma provocaron consecuencias igual de graves que el cisma: por ejemplo, los
estudios realizados para reformar el calendario juliano terminaron en la confrontación con
Galileo y el mundo científico en general.
Las celebraciones festivas, para lo que era necesario acabar con la inexactitud del calendario,
desfasado en diez días.
Se pidió a los astrónomos que lo reformaran, entre ellos a Nicolás Copérnico. En su obra, De
Revolutionibus Orbium Coelestium, sustituye el modelo ptolemaico por uno heliocéntrico,
aunque pasó desapercibido. El libro fue evitado por oponerse a las teorías católicas cuando
otros científicos acumularon evidencias a su favor, llegando a ser la base de una revolución
científica ajena a la Iglesia que culminó con la prohibición de estudiar los trabajos de Galileo
Galilei.
Reforma protestante
En color rosa pálido los territorios con predominio luterano (norte, centro y este de Alemania,
y países escandinavos y bálticos); en rosa más intenso, anglicano (islas británicas); en amarillo,
calvinista (Suiza y abundantes núcleos, dispersos en Francia, Países Bajos —sobre todo al norte,
Holanda—, Escocia y Europa Centro-Oriental). Los católicos en azul (Europa Meridional, sur y
oeste de Alemania, Países Bajos del sur —Flandes, la actual Bélgica—, Irlanda, núcleos en Gran
Bretaña, Polonia y amplias zonas de Europa Centro-Oriental); y en verde los ortodoxos (su zona
tradicional en los Balcanes, Rumanía y Rusia).
Otra denominación usada para este movimiento por algunos historiadores como Ricardo
García Villoslada es el de "revolución protestante".1
La Reforma tuvo su origen en las críticas y propuestas con las que diversos religiosos,
pensadores y políticos europeos buscaron provocar un cambio profundo y generalizado en los
usos y costumbres de la Iglesia católica, además de negar la jurisdicción del papa sobre toda la
Cristiandad; para los protestantes el papa es solo el "obispo de Roma" y sus doctrinas religiosas
serán conocidas como papismo y las políticas como cesaropapismo. El movimiento recibirá
posteriormente el nombre de Reforma protestante, por su intención inicial de reformar el
catolicismo con el fin de retornar a un cristianismo primitivo o puro, y debido a la importancia
que tuvo la Protesta de Espira, presentada por algunos príncipes y ciudades alemanas en 1529
contra un edicto del emperador Carlos V tendente a derogar la tolerancia religiosa que había
sido anteriormente concedida a los principados alemanes.23
Este movimiento hundía sus raíces en elementos de la tradición católica medieval, como el de
los Alumbrados y la reforma del Cardenal Cisneros en España,4 y también el movimiento de la
Devoción moderna / Devotio moderna en Alemania y los Países Bajos, que era una piedad laica
antieclesiástica y centrada en Cristo. Además, la segunda generación del humanismo la siguió
en gran medida. Comenzó con la predicación del sacerdote agustino Martín Lutero, que revisó
la doctrina de la Iglesia católica según el criterio de su conformidad a las Sagradas Escrituras.
En particular, rechazó la teología sacramental católica que, según Lutero, permitía y justificaba
prácticas como la «venta de indulgencias», consideradas un secuestro del Evangelio, el cual
debía ser predicado libremente y no vendido.2
La Reforma protestante dependió del apoyo político de algunos príncipes y monarcas para
poder formar iglesias cristianas de ámbito estatal (posteriormente iglesias nacionales). Los
principales exponentes de la Reforma protestante fueron Martín Lutero y Juan Calvino.2
El protestantismo ha llegado a constituir la segunda gran rama del cristianismo, con un grupo
de fieles que actualmente supera los 900 millones.
Jedin, Hubert (1981). Historia del Concilio de Trento. Universidad de Navarra. ISBN 84-313-
0723-4.16/02/2022
Desde finales de la Edad Media, en Europa se sentía la necesidad de emprender una profunda
reforma religiosa que acabara con los vicios y la corrupción de la Iglesia. Lutero, en Alemania,
fue el primero en romper con el dogma establecido, poniendo fin a la unidad de la cristiandad
occidental.
A principios del siglo XVI la imagen que ofrecía la Iglesia indignaba a muchos cristianos, que no
podían aceptar prácticas como la compraventa de cargos eclesiásticos, el lujo de los papas, que
se comportaban como príncipes renacentistas, la vida relajada de los clérigos y su escasa
preparación.
En Alemania las ideas de Lutero se extendieron rápidamente, por estar dividida en múltiples
estados cuyos príncipes deseaban independizarse de la autoridad del emperador Carlos V y del
Papa (ver t28). De este modo, la Reforma se convirtió en un arma ideológica para justificar
intereses políticos.
En Suiza, la Reforma tuvo como protagonistas a Ulrico Zuinglio (1484-1531) y, sobre todo, a
Juan Calvino (1509-1564), quien instauró en Ginebra un gobierno extremista basado en la
doctrina de la predestinación. El calvinismo se propagó por los Países Bajos, Escocia
(presbiterianos), Inglaterra (puritanos) y Francia (hugonotes).
Tras la paz de Augsburgo (1555) entre Carlos V y los príncipes protestantes alemanes, se
impuso la idea de que los súbditos estaban obligados a abrazar la religión de su señor, según la
fórmula cuius regio, eius religio («tal es su país, tal su religión»). Dentro de cada demarcación
no se toleraron las disidencias religiosas. La Iglesia católica también tenía un anhelo de
reforma. Erasmo de Rotterdam (h. 1469-1536) realizó una crítica de la Iglesia desde dentro de
la institución, pero la verdadera reacción sólo tuvo lugar cuando se comprobó que el acuerdo
con los protestantes era imposible.
El dogma: se mantuvieron la creencia en la salvación por la fe y también por las obras, los siete
sacramentos, el celibato sacerdotal y el culto a la Virgen y los santos; se ratificó la posición del
Papa como cabeza de la cristiandad y la autoridad exclusiva de la Iglesia para interpretar los
textos sagrados.
Nuevos medios: se crearon los seminarios para mejorar la educación del clero, se fundaron
numerosas escuelas, se estableció el catecismo y se intensificó la labor misionera en otros
continentes.
La Compañía de Jesús, fundada en 1540 por el vasco San Ignacio de Loyola (h. 1491-1556), fue
el principal apoyo de los papas para poner en práctica la Contrarreforma.